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Actualidad literaria sobre el Humanismo, en LletrA, literatura catalana en internet (Universitat Oberta de Catalunya)
< http://lletra.uoc.edu/es/periodo/humanismo >
El Humanismo
(Nou diccionari 62 de la literatura catalana)
Término derivado del calificativo humanista, que en el
argot universitario de los siglos XV-XVI designaba al
profesor de los studia humanitatis, es decir el experto en
gramática, retórica, poética, historia y filosofía moral.
Actualmente el término humanismo se puede utilizar en
sentido restrictivo para referirse a la actividad filológica de
los latinistas y helenistas profesionales de los siglos XV y
XVI, que solían trabajar en un entorno universitario, como preceptores en cortes aristocráticas o al
amparo de la imprenta, la nueva revolución mediática (es la acepción que defienden Francisco Rico
o Lola Badia); pero en un sentido más general el término se utiliza para referirse al movimiento
cultural e intelectual que dejó huella también en el mundo los estudios bíblicos, el pensamiento
político, el arte, la ciencia, la filosofía y la literatura en lenguas vernáculas (es la acepción que
defienden Miquel Batllori o Jill Kraye).
Tradicionalmente, en nuestro ámbito el término humanismo se ha utilizado en este segundo sentido
para caracterizar a la literatura catalana clasicizante surgida de la nueva situación sociopolítica y
religiosa de las dos últimas décadas del siglo XIV y la primera mitad del siglo XV, durante los
reinados de Juan I, Martín el Humano y Alfonso el Magnánimo, y de las constantes relaciones que se
establecieron con los ducados catalanes de Atenas y Neopatria y con el reino de Nápoles. Este
conjunto de factores habría propiciado un interés más intenso y más amplio por la cultura grecolatina
que el representado por la pervivencia medieval de las letras humanas (litterae humaniores) y habría
caracterizado una nueva época cultural que, a pesar de no significar una ruptura total con la Edad
Media, introducía atractivas novedades.
Del nuevo interés por el mundo clásico derivarían la influencia de Cicerón en la prosa latinizante de
carácter jurídico y administrativo que emergía de la Cancillería real; el conjunto de traducciones al
catalán de clásicos como Tucídides, Plutarco, Aristóteles, Esopo, Virgilio, Horacio, Lucano, Ovidio o
Séneca y, por encima de todo, la obra de dos autores originales, situados temporalmente en los dos
extremos del período, el catalán Bernat Metge y el valenciano Joan Roís de Corella. De hecho, en
Bernat Metge confluyen los tres aspectos, y su diálogo Lo somni ha sido considerado la mejor obra
del humanismo en catalán por Antoni Rubió i Lluch, Lluís Nicolau d'Olwer, Jaume Massó i Torrents,
Jordi Rubió i Balaguer y Miquel Batllori, quienes han analizado desde esta óptica el humanismo
catalán.
Sin embargo, otros estudiosos han matizado el carácter humanístico de la obra de Bernat Metge y de
este conjunto de traducciones al catalán de textos clásicos, hechas con medios técnicos
rudimentarios, sin superar las dificultades que les planteaba el latín de los clásicos y con un cuadro
de errores y simplificaciones notable. Desde esta óptica, defendida por Francisco Rico o Lola Badia,
todos estos textos deberían considerarse parte de la literatura catalana medieval y reservar el
término humanismo para la producción latina de los expertos en filología clásica.
En este sentido, el humanismo catalán se iniciaría en la segunda mitad del siglo XV y se extendería
durante todo el siglo XVI. Jeroni Pau, jurista a la cancillería apostólica, historiador de las
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antigüedades romanas y autor de epístolas retoricadas y de poesías influenciadas por Marcial y
Prudencio, sería uno de los pioneros. El interés por la reconstrucción y el estudio de la civilización
clásica también está en la base del Llibre de les grandeses de Tarragona (1573), de Lluís Pons
d'Icart y de los Diálogos de medallas, inscripciones y atras antigüedades, de Antoni Agustí,
descripción de las monedas, inscripciones y vestigios arquitectónicos de la civilización romana en
Italia, la Galia, el norte de África e Hispania realizada con una erudición, un rigor y un sentido crítico
hasta entonces desconocidos en nuestro ámbito.
Otro aspecto esencial del humanismo y de los studia humanitatis, la potenciación de un latín rico y
elegante que imita el de los autores clásicos y elimina las palabras y expresiones corruptas del latín
vulgar, genera tratados como el Magnum de pronominibus, obra Joan Ramon Ferrer, redactada, a
imitación de Valla, en la segunda mitad del XV. En 1475 se editaron en Barcelona los Rudimenta
grammatices de Niccolò Perotti, con un prólogo en el que se considera que el manual cambiará la
rusticidad catalana por la cultura y la elegancia clásicas, pero en el ámbito catalán la línea dominante
de la latinidad cinccentista llegaría a través del humanista sevillano Elio Antonio de Nebrija, con las
Introductiones latinae, y del humanista neerlandés Desiderio Erasmo, con la Sintaxis y los Coloquios.
Por otra parte, la pléyade de intelectuales que ejercieron la docencia de humanidades en la
Universidad de Valencia -Joan Àngel i Gonzàlez, Francesc Dassió, Joan Navarro, Joan Salaya,
Andreu Sempere, Pere Joan Núnyes o Joan Lorenzo Palmireno- contribuyeron a la difusión de la
poética y la retórica clásicas con tratados teóricos y ejercicios literarios y difundieron la obra y el
pensamiento de Joan Lluís Vives, el humanista valenciano residente en el centro de Europa.
Copyright texto © 2000 Edicions 62
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Biobibliografia
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