¿Porqué no hacemos más innovación? Julieta Fierro Con horror y estupor leí un artículo en la revista Scientific American del mes de octubre del 2013. Se trató de un número especial sobre la ciencia en el mundo y uno de sus texto fue sobre la razón de que en México se hace poca innovación. Nunca imaginé que utilizarían a nuestro país como ejemplo de fracaso y que se ventilaran sus problemas tan superficialmente. Las causas que señalaron para la baja incorporación de nuevo conocimiento en la industria fueron las siguientes: La falta de confianza que tenemos los mexicanos en nosotros mismos, aunada a nuestro conservadurismo. En el caso de emprender un nuevo proyecto empresarial, nos es más sencillo contratar una firma extranjera que una mexicana. Varios de los grandes industriales mexicanos están satisfechos con sus maquiladoras y establecimientos que prestan servicios y no tienen la visión de dar el gran salto para sus negocios, aliándose con la ciencia que se genera en México. Además los empresarios quieren ganancias del 20% desde el primer año; no están dispuestos a arriesgar. La falta de financiamiento oportuno por parte del estado. En efecto, en años recientes el dinero que el México destina a ciencia y tecnología ha sido insuficiente y llega tarde y etiquetado para equipo. Los empresarios tienen muy poco tiempo para gastarlo (un par de meses) y deben pagar todos los impuestos, aunque después se les reintegren, lo cual los asfixia. La falta de comunicación entre la ciencia y la industria es otro problema. También lo es que un enorme número de jóvenes doctores, según el texto 70%, no regresan a México por falta de oportunidades. Así mismo el artículo del Scientific American menciona que en México no estamos acostumbrados al fracaso. Señala que en sitios como Silicon Valley existe un número significativo de empresas que surgen de grandes ideas y no despegan. Sin embargo, los empresarios no se dan por vencidos, vuelven a comenzar con otra idea hasta que logran echar a andar productos innovadores. Por supuesto que el artículo también comenta el problema de la inseguridad en la región norte de México y en las trabas burocráticas y la corrupción que aquejan a nuestro país. Desde luego que otro problema es el de la evaluación de los investigadores que se asocian con la industria. En ocasiones no son apreciados en sus comunidades y se les castiga en lo que respecta a los estímulos económicos ya que ellos no pueden publicar los secretos industriales que generan. Curiosamente al día siguiente de leer el artículo antes citado, fui a Monterrey a impartir la plática inaugural de la Semana Nacional de Ciencia y Tecnología. En esa ciudad se ha construido un enorme parque industrial a un lado de la carretera al aeropuerto. Al lado del acceso se observan dos imponentes edificios de la Universidad Autónoma y del Tecnológico de Monterrey, ambas instituciones del más alto prestigio. Además existen en el estado cien centros de investigación con lazos fuertes con la industria y el parque albergará unas mil industrias donde se empleará la innovación. Todo parece indicar que el artículo se escribió con una visión parcial de la realidad nacional. En efecto es fundamental vincular la industria con la investigación si queremos que México se anexe a la modernidad y sea una sociedad del conocimiento. El estado mexicano ha incrementado sustancialmente el gasto en ciencia y tecnología. Debemos confiar en nosotros mismos, combatir la corrupción, hacer prospección en lo que se refiere al crimen organizado, buscar maneras de mejorar la comunicación entre la ciencia y la industria y mantener los estímulos económicos a quienes realizan innovación. Por fortuna cada vez hay más becas para jóvenes recién doctorados en las industrias, para que las conozcan y busquen maneras de que estas ingresen al mundo de la innovación. Una de las metas del Foro Consultivo Científico y Tecnológico es estrechar los vínculos entre la ciencia y la industria, estamos trabajando.