EL NIÑO QUE QUERíA VOLVER

Anuncio
EL NIÑO QUE QUERíA VOLVER
Marcelo Techera, funcionario UTU
Apenas abrió sus ojos notó que a su espalda brillaba un resplandor, esto hacía
que la figura de su cuerpo se reflejara en la pared, con mucha pereza estiro sus
piernas, alargó lo más que pudo sus brazos, abrió muy grande su boca y decidió
sentarse en la cama para luego dar un saltito hacia el suelo.
Esa claridad que aparecía por la ventana lo hacía sentirse muy bien y lo atraía
con tanta fuerza que no pudo contenerse, llegó a la altura de la ventana, notó que
su estatura era pequeña, que con sus apenas 5 años solo podía ver una parte de lo
que sucedía en la calle, sentía risas por lo que su vista se posó en aquellas dos
personas que jugaban y reían tan ruidosamente.
Acercó un banquito y se subió para ver mejor esa dulce sensación, tanto amor,
tanto cariño, solo podía distinguir a ese hombre que con mucha fuerza alzaba una y
otra vez a ese niño hacia el aire, y éste como queriendo fabricar sus alas para volar,
hacía que ese niño se sintiera muy contento y se agarraba muy fuerte de esa
persona que seguramente sería su padre por la linda ternura de esa escena.
Puso sus manitos contra el vidrio de la ventana y admiró por largo rato
aquellas figuras que detenían el tiempo para conjugarlos en una sola diapositiva
donde solo se reflejaba el amor entre ellos.
Veía como ese padre besaba repetidamente a ese niño y éste le devolvía esos
mimos, apretaba de su cuello con mucha fuerza como demostrando que tanto era el
amor por él también.
Observaba que ese niño con sus deditos apretaba las orejas, achataba la
nariz y acariciaba la cara de aquel hombre que notó le pinchaba su barba por los
gestos que el niño hacía pero igual lo volvía a hacer como queriéndose convencer
que su manito le haría más suave la piel.
Todo esto le recordaba también a su papá que no era menos que aquel
hombre desconocido que él veía de espaldas pero que lo había hecho volar en sus
pensamientos sintiendo ganas de estar en ese lugar.
Ya había pasado un buen rato y sintió la necesidad de buscar a sus papitos,
salto de su banquito, corrió hacia la cocina , allí no encontró a nadie , siguiendo su
camino buscó en el resto de la casa pero el silencio era muy grande, cosa que lo puso
un poco inquieto, sus padres no eran de dejarlo solo mucho tiempo, los buscó por
todos lados hasta llegó a la puerta de la calle, la abrió, esperando encontrarlos allí
afuera, pero sólo encontró silencio y hojas en rondas por el piso.
Se sintió triste no había señales de ellos, pero decidió esperarlos en su cuarto
acostado hasta que llegaran.
Se dirigió a su cuarto tranquilamente y al abrir la puerta, con sorpresa,
encontró allí a sus padres que, junto al costado de su cama, se encontraban
notando que con suaves sollozos observaban a alguien.
Muy lentamente se fue acercando, temeroso de lo que podía encontrar allí,
dio unos pocos pasos que sin querer lo transportaron al lugar, en el momento no
entendió la situación de verse acostado en esa cama.
Verse en ese niño que casi sin vida, conectado a unos cables pedía el milagro
de vivir, levantó su mirada a sus padres que en sus caras demostraban tristeza y
dolor, reconoció a ese hombre, era ese hombre que jugaba en las afueras de su
casa y recordó a aquel niño que tanto reía y abrazaba a ese hombre, era él, sí, claro,
era él.
EL niño no pudo contener su llanto y trato de tocar con sus pequeñas manos
las manos recias de aquel hombre y también las manos temblorosas de aquella
mujer, su mamá.
En ese momento el hombre sintió una leve sensación en sus manos como si
algo lo hubiese picado, levantó su mano hacia su cara para mirar de cerca si algo le
había ocurrido, pero no vio el motivo de esa sensación.
Pero sí tuvo la necesidad de apoyar esa mano sobre el rostro de aquel pálido
niño, pasó una y otra vez su mano por aquel suave rostro que, sintiéndose como
poseído por aquel cariño y amor, abrió lentamente sus ojos.
El milagro de la vida había llegado a aquel niño que queriendo volver a vivir
con sus padres, el amor que por ellos sentía.
Levantaba su manita para tomar la de su padre y la de su madre como lo había
visto antes. esos padres que con lágrimas en los ojos se miraban y agradecían al
cielo haberle dado la posibilidad a ese niño, su niño, que quiso volver y lo había
logrado, y con voz débil susurró, volví, volví por ustedes, me alegra tanto verlos.
.
Descargar