LA VIDA DE LAZARILLO DE TORMES Y DE SUS FORTUNAS Y ADVERSIDADES La aparición de esta obra en 1554 supuso un hito importante en la literatura española y, sobre todo, para el Siglo de Oro. Fue el inicio de un nuevo género literario, el de la novela picaresca. Este libro, se llegó a reimprimir y traducir a varios idiomas, como al francés, inglés, holandés, alemán e italiano. A través de esta obra (R/33609), se pueden extraer una serie de características comunes a otras obras del mismo género, donde el protagonista o pícaro cuenta al lector, de forma autobiográfica, sus vivencias, con un marcado carácter moralizante y satírico. Lázaro, en primera persona, nos cuenta su vida y nos relata, desde una doble perspectiva temporal y de forma epistolar, que nació en Salamanca, cerca del río Tormes, en el seno de una familia pobre y, como desde pequeño, se ve obligado a servir a diferentes amos: a un ciego, un clérigo, noble, fraile, pregonero. La narración llega hasta el presente del personaje, donde dice, tras haberse independizado y casado, disfrutar de una situación que considera próspera, pese a las infidelidades de su mujer, pero que él acepta para conseguir una posición social y un trabajo aceptables. Nuestro protagonista es, por tanto, lo más antagónico al modelo de caballero. Es, exactamente, un antihéroe, que procede del nivel social más bajo. A lo largo de la narración de los siete tratados que componen la obra, Lázaro González Pérez evoluciona, aunque de manera negativa, desde la ingenuidad e inocencia inicial al cinismo y al humor cargado de amargura, aprendiendo de las lecciones y “palos” que le da la vida. Lejos está, pues, de ser un personaje plano o arquetípico. En cuanto al estilo de El Lazarillo, está contada con un “estilo humilde”, de ahí la abundancia de vulgarismos y el estilo coloquial. Logra así el “decoro” que se requería en la época, ya que los personajes debían hablar según su procedencia y condición social, consiguiendo el autor, de este modo, rodear al personaje de verosimilitud narrativa. Asimismo, su estructura circular, al acabar tal y como empieza, la convierte en una obra redonda. Con El Lazarillo comienza un género de amplia trascendencia en la literatura española y europea, que se configurará, definitivamente, con El Guzmán de Alfarache (1599) de Mateo Alemán y con el Buscón de Francisco de Quevedo. Además, muestra que se convirtió en un modelo narrativo las posteriores versiones e influencias, como la de Vicente Espinel, que eligió una mujer como protagonista de La pícara Justina o, ya en el siglo XX, la continuación que propuso Camilo José Cela con Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes. Se trata de una obra maestra por su originalidad, su trascendencia literaria y cultural, y por su valor humano. www.bne.es Actualizado 07/06/2011 Página 1