La Leyenda del hombre lobo

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La Leyenda del hombre lobo
Por Julio Lacan
Ministerios Ebenezer Guatemala
Hoy en día el hombre lobo es promovido con mucha
relevancia en caricaturas y películas de gran éxito, las
mismas están dirigidas especialmente a niños y jóvenes,
en éstas, el comer carne y beber sangre humana son los
contenidos y mensajes trasladados de una manera muy
atractiva.
¿Estará siendo acaso este bombardeo a las nuevas
generaciones un mensaje que busca preparar el
escenario para el cumplimiento de la señal descrita en la
Biblia en el libro de Lucas capítulo 17 versos 26 y 27 “Tal
como ocurrió en los días de Noé, así será también en los
días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y
se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró
en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos”?
La leyenda del hombre lobo, junto con la del vampiro, se
cree que es la más universal de todos los mitos. Es
interesante que en muchos países y culturas del mundo
se cree en la existencia de los hombres lobo o de otras
clases de “hombres bestia”.
Esta creencia no tiene un origen determinado, ya en relieves asirios del siglo VIII a.C, aparecen
representaciones de actores vestidos con piel de lobo, ejecutando danzas rituales para aterrorizar a
los espectadores. A lo largo de la historia, las fuentes que nos proporcionan indicios de
transformaciones antinaturales son abundantes, pero en todos los casos, el horror ha quedado
arraigado en cada una de ellas.
El reino de Licaón, es uno de los argumentos que describen el origen de esta leyenda y provee una
de las primeras historias que la formaron. Según la mitología griega, el primer hombre lobo
reconocido fue Licaón, rey de Arcadia en Grecia. En esta historia, Licaón era un rey que había
sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente; no obstante, parece
que él continuó con algunas costumbres salvajes, como sacrificar personas humanas en honor al
dios Zeus. Se dice que éste al enterarse, decidió comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo
para hacer una visita a Licaón, quien inmediatamente pensó en matar al nuevo visitante, pero se
enteró a tiempo de que se trataba del dios Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete,
pero al final de la noche, Licaón ordenó que le sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo
suyo), al dios Zeus para probarlo en su divinidad, ya que si realmente era un dios, el sabría que
estaba comiendo carne humana. Se narra que Zeus se dio cuenta de este engaño y se encolerizó,
por lo cual condenó a Licaón a convertirse en lobo, y junto con él a todos sus descendientes; Licaón
se había convertido en el primer hombre lobo de la historia.
A raíz de esta historia, la transformación de un hombre en
lobo se conoce como “licantropía”. De acuerdo a la ciencia
médica, la licantropía es un trastorno mental en que el
enfermo cree que se transforma en lobo imitando su
comportamiento.
Existen otras enfermedades que se han relacionado a este
hecho, como la “porfiria”, en donde se producen cambios o
mutaciones físicas en la persona que la hacen caminar “en
cuatro patas” y la “hipertricosis”, en donde un gen recesivo al
mutar, produce un crecimiento anormal del pelo por todo el
cuerpo excepto en las plantas de los pies y en las palmas de
las manos.
Otro argumento que da forma a esta leyenda surgió en
Europa, en donde existen registros documentados de licantropía, los cuales están vinculados
directamente con la magia negra. Según la tradición, la mayoría de los hombres lobo no se
transforman en tales voluntariamente ya que son víctimas de una maldición; no obstante a esta
afirmación, el testimonio de Jean Grenier deja ver lo contrario.
En Junio de 1603, en Burdeos, Francia, se documentó uno de los casos más famosos sobre esta
leyenda. Jean Grenier, un joven de trece años de edad, fue juzgado y acusado de licantropía, por
devorar niños atacar a una muchacha que cuidaba sus ovejas, la cual se salvó al golpearlo con su
cayado. La corte juzgó y condenó a Jean Grenier al escuchar su confesión, en la que admitió haber
matado a varias personas y en donde relató cómo había comenzado a transformarse en hombre
lobo. Grenier, comentó que meses atrás, un misterioso hombre al que llamó “el Señor de los
Bosques”, se le apareció y le ofreció un ungüento que le permitía convertirse en hombre lobo
cuando se lo untara por las noches. La corte dictaminó que el Señor de los Bosques no podría ser
otro que el diablo, ya que por sus hechizos y magia era que ocurrían esas cosas.
La leyenda en sí misma, describe al hombre lobo como una criatura con una fuerza sobrenatural
que devora todo a su paso, alimentándose de carne y sangre humana y según la creencia popular,
su naturaleza le permite vivir de esta forma, a menos que se le de muerte por medio de balas de
plata.
Esta leyenda plantea una involución a todo nivel generada por una fuerza sobrenatural que no
proviene de nuestro Dios, en donde se ve un proceso muy distinto a lo vivido por Nabucodonosor
en la Biblia.
Esta involución acerca a la persona más y más al estado animal y bestia, separándolo de Dios y de la
naturaleza divina de “ser humano” la cual fue otorgada por Dios, cuando dijo “hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.
También plantea una anti doctrina a la ordenanza de la Santa Cena instituida por el mismo Señor
Jesucristo en el libro de Juan capítulo 6 verso 54 en donde podemos leer “el que come mi carne y
bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final”. Aunque estas historias se
levanten en el tiempo final, basta decir que la transformación que nosotros anhelamos es la que se
produce por medio del sacrificio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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