Deep blue y el juego de pares e impares

Anuncio
Deep blue y el juego de pares e impares
Daniel Omar Stchigel
El juego es intersubjetivo. Sin un rival, sin otro imaginario, no hay juego. Eso
queda muy claro en el rescate que hace Lacan del juego de pares e impares
mencionado en el cuento de Edgar Alan Poe llamado “La carta robada”, y que
sirvió de pie para que Lacan hiciera un recorrido de los conceptos más
importantes de su relectura de Freud: el falo, la escena y la otra escena, la escena
primaria, el resto, la rivalidad imaginaria, el registro simbólico, la relación
cuaternaria.
Podríamos preguntarnos si la computadora que venció al campeón mundial de
ajedrez pensaba. Lacan, de hecho, no niega la posibilidad de que las máquinas
piensen, en algún sentido de la palabra. Pero una máquina actúa exclusivamente
en el registro simbólico. Se trata de una especie de fuerza bruta, un operar
material con letras que da lugar a otras letras, sin ningún efecto de sentido. Deep
blue aprende en el proceso, pero eso significa simplemente que la jugada del otro
le permite seleccionar, dentro de las ramificaciones posibles del juego que ella
anticipa,
aquellas
jugadas
que
siguen
siendo
simbólicamente
posibles,
seleccionando las que son óptimas para ganar.
Esto es muy distinto de lo que hacía el niño del cuento de Poe para ganar al juego
de pares e impares: estudiaba la expresión del otro, la imitaba, a partir de esa
imitación adivinaba su estrategia, y podía anticipar su siguiente jugada. Lo mismo
hace el campeón de ajedrez. Estudia a su rival, repasa su historia, las jugadas que
lo llevaron al triunfo, y anticipa así su modo de actuar, intentando sorprenderlo,
poniéndose afuera, un paso más allá. No puede predecir todas las jugadas y elegir
la mejor, pero tampoco necesita hacerlo. Se basa en la relación especular, y
trabaja en el plano intersubjetivo.
Lo que la máquina necesita para ganar es velocidad de procesamiento de los
datos, moverse rápidamente en el árbol simbólico de todas las jugadas posibles,
persiguiendo la victoria, como el pronóstico meteorológico persigue y cerca al
estado del tiempo. Por eso era inevitable que la máquina ganara alguna vez al
campeón de ajedrez. Porque la única estrategia que no funciona cuando se juega
a pares e impares es la que se desarrolla frente a un rival completamente idiota, y
eso es lo que la máquina representa para el campeón de ajedrez. ¿Cómo verse en
espejo en una computadora? ¿Cómo asignarle un estilo de juego, una estrategia,
y sorprenderla trabajando sobre su punto débil? Es imposible, porque una
computadora no es otro. Sería como pretender que el mejor corredor del mundo le
gane a un auto deportivo. Es absolutamente imposible, pero además, no tiene
sentido. Podemos decir, entonces, que el campeón mundial de ajedrez no fue
derrotado por deep blue, pues entre ellos nunca el juego nunca tuvo lugar.
Bibliografía
Lacan, J. (2006). Seminario 2. El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica
Psicoanalítica. Buenos Aires: Ed. Paidós. (Trabajo original publicado en 1955).
Lacan, J. (2008a). Escritos 1 (2da. ed. re.). Buenos Aires: Ed. Siglo XXI. (Trabajo
original publicado en 1996).
Descargar