MAURO PIVA (Río de Janeiro, 1977) Galeria el Museo. Booth EM11 – ART 14 La trayectoria artística de Mauro Piva muestra pocas inflexiones a lo largo de los años. Evidencia, al contrario, un crecimiento global de un repertorio conciso de temas, una ampliación, solamente la necesaria, de las técnicas utilizadas y un rechazo constante a la argumentación estridente, creando un espacio en el que el encanto visual, la reflexión crítica y la sutileza están siempre presentes. Es, sin embargo, el mantenimiento de ese foco austero lo que precisamente hace de sus dibujos y pinturas un cuerpo coherente y maduro de invención visual. Este nuevo conjunto de trabajos está formado y estructurado por dibujos, pinturas, acuarelas y gouaches, basados en el imaginario creativo de la identidad. La inspiración viene de las notas con las que el artista convive a diario pero en realidad pueden ser de cualquiera, son universales. Las obras recrean esquinas de agendas, la huella de cartas en cuadernos en las que debería haber estado escrito un texto y trozos de cinta dispuestos azarosamente en la superficie de la obra. Todos estos trabajos hacen referencia a la investigación de la memoria cotidiana. Los trozos de papel arrugado, desperdicios que irían directamente a la basura, adquieren identidad propia al ser recuperados e intervenidos. Cada hoja está rasgada de manera aleatoria o con una forma determinada, como por ejemplo un corazón, pero en ningún caso esta acción se hace con una intención seriada. Los pedazos de papel se pintan o dibujan en una superficie blanca como si estuviesen sujetos por una cinta adhesiva. Ninguno de ellos tiene un mensaje escrito pero claramente hacen referencia a la acción de transmitir. Pueden ser mensajes diarios como el recordatorio de una cita, un mensaje de amor, una lista de la compra, el día de una revisión médica… Los fragmentos, adquieren un carácter global ya que cualquier persona que observe las obras puede proyectar en ellas sus propios mensajes y tener multitud de interpretaciones. La utilización del papel, su tacto y el hecho de escribir a mano evocan una manera de comunicarse más personal, más cálida que con la aparición de las nuevas tecnologías ha entrando en desuso deteriorando y enfriando las relaciones humanas La base conceptual de todo este proyecto es plasmar el momento, un fragmento de una historia, sin dar pistas de lo que ha sucedido o de lo que estará por ocurrir. Su intención es proponer preguntas, sin nunca dar las respuestas, intentando que el espectador, a partir de sus vivencias y propias interpretaciones, genere nuevas historias. Son los restos de las historias, fragmentos que a veces pasan desapercibidos, pero que no por ello dejan de reflejar el rol que desempeñaron en la configuración de una historia, en el relato del “todo”.