El Bullying también lo fomentan los padres con su mal

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El Bullying también lo fomentan los padres con su mal ejemplo. (14 ocasiones)
Familias Católicas / Educar en la Infancia
Por: Francisco Grass | Fuente: http://blog.micumbre.com
El Bullying, sin querer o queriendo, puede empezar a fomentarse desde la tranquilidad del hogar, con esos comentarios mordaces,
despectivos, injuriosos, etc. que los padres hacen delante de los hijos, sobre las personas que son diferentes a su grupo étnico, social o
intelectual.
Esos comentarios suelen fomentar en los hijos la xenofobia, el racismo, la intolerancia, el abuso de fuerza, la discriminación, la aporofobia
(miedo a la pobreza), la burla por el físico o imagen, etc., de eso, solamente hay un pequeño paso para desencadenar el chispazo del crimen
del bullying.
Critican o consienten que los hijos hablen despectiva o negativamente, sobre diferencias en los sistemas de educación entre escuelas
públicas, colegios privados y homeschooling, lo que crea un sentido de rechazo a los no iguales, que algunas veces termina fomentando el
bullying.
Los padres no deben hablar con total naturalidad delante de sus hijos, sobre las cosas que nos les gustan de otros, o de situaciones
contrarias a sus intereses económicos, sociales o educacionales, demonizando a todos los que no son iguales.
14 Ocasiones en las que los padres pueden sembrar la semilla del bullying:
Cuando critican a las víctimas del bullying al decir “Algo habrán hecho”. “No saben ni defenderse” Cuando critican a los que son pacíficos y no
quieren meterse en peleas, animando a los promotores del bullying: “Son unos cobardes, dejan que todo el mundo haga lo que quiera, no
imponen su autoridad”. Cuando critican a todo lo que sea inclusión, flexibilidad, generosidad, comprensión, caridad, respeto, etc. Cuando
critican aseverando que todos hacen todo mal, y nosotros lo hacemos todo bien. Cuando critican con expresiones faciales o lenguaje
corporal, indicando el disgusto de estar con alguien, que no les cae bien. Cuando critican continuadamente a los políticos elegidos
democráticamente, aunque los que critican, no hayan ejercido el derecho al voto. Cuando critican a los profesores que castigan a los
responsables que ejercieron el Bullying. Cuando critican los videos comprados o los programa de TV, que no contengan explícitamente
acciones violentas, contra las personas más débiles o indefensas. Cuando critican despiadadamente a otros familiares o amigos comunes, en
relación con sus gastos o ingresos, situación económica, problemas familiares, etc. Cuando critican de forma hiriente o ridiculizadora, los
artículos de opinión, noticias o personas en los medios de comunicación, etc. Cuando critican perversamente, atentando contra la autoestima
y dignidad de otras personas, en frases como: “No valen para nada”. “Por mucho que se esfuercen no lo van a conseguir”. “No vale la pena,
ni que lo intenten”. “No son capaces”. “Por su culpa, nosotros estamos así”. Cuando critican negativamente todo lo que sucede, expresando
intolerancia hacia lo diferente o ignorado. Cuando critican sobre colectivos diferentes a ellos, por su Fe, raza, etnia, color, situación
económica, cultural, salud, presencia, etc. Cuando critican sobre todo lo que se oye o ve en la televisión, en determinados programas, sin
ejercer el derecho de cambiar el canal.
Algunos padres no quieren o no saben darse cuenta, que ellos tienen que ser para sus hijos los modelos de virtudes, y que tienen que
educarlos con sus conocimientos y prácticas de las virtudes y valores humanos. Deben examinar sus propias conductas y lo que se les
enseña, considerando cómo afectan a los más pequeños, los comentarios violentos que realizan incluso dentro del hogar.
Los padres deben comprender que sus comentarios, hechos o actitudes despectivas o agresivas, tienen consecuencias directas sobre el
comportamiento de los hijos. Tienen que darse cuenta que están enseñando a sus hijos a abusar, fomentando o consintiendo, que sus hijos
en la escuela o en la calle hagan bullying.
El efecto desolador que produce, el hacer comentarios tras comentarios de otras personas diferentes, se quejan, dan opiniones sobre todo y
sobre todos. Lanzan condena tras condena contra otras personas, que son distintas a ellos. Incluso sugieren que si tuvieran el poder,
actuarían de manera violenta con otras personas diferentes.
En el mismo hogar empieza la siembra de la semilla del odio, pues cuando los hijos llegan a tener poder, en grupo o en solitario, contra otra
persona diferente, se le viene el recuerdo de las injurias que sus padres han dicho, sobre determinadas personas. Casi siempre indefensas o
en minoría.
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