Oclusión de la Arteria Hipogástrica

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Oclusión de la Arteria Hipogástrica
Mariano Ferreira
Aproximadamente un 20 a un 30% de los pacientes con aneurisma de la aorta abdominal (AAA) tienen
compromiso de una o ambas arterias iliacas. Dicho compromiso puede ser aneurismático o por el contrario
ser nada más que una dilataci ón. En lo que se refiere al tratamiento endoluminal de los AAA para lograr un
anclaje correcto y definitivo de la endoprótesis, y por tanto un sellamiento durable, es necesario apoyar los
sitios proximales y distales de la endoprótesis en arterias sanas. Hemos tenido una mala experiencia a largo
plazo en las endopróteis rectas (aorto-aórticas) ya que el anclaje a órtico distal fue en todos los casos
temporario y conllevó a la aparición de un endoleak tardío. Por tanto nuestra t áctica es siempre colocar
endopróteis bifurcadas excepto el caso de aneurismas saculares o disecciones.
El segundo punto es que cualquier segmento arterial no recubierto con el tiempo puede dilatarse y por tanto
no sólo se corre el peligro de una ruptura, sino que además si dicho segmento era un sitio de anclaje, la
endoprótesis migrar y por tanto generar un endoleak.
El tercer punto es el compromiso de la arteria iliaca común distal. Existen en la actualidad una extensa
variedad de endoprótesis con distintos tamaños ya sea a órticos como iliacos. Probablemente dos casos
puedan ejemplificar la situación que quiero explicar.
Caso 1: arteria iliaca común izquierda dilatada a 20mm sin trombos,
Caso 2: arteria iliaca común izquierda dilatada a 20mm con trombos. La presencia de trombos hace que en
el segundo caso sea necesario embolizar la arteria hipogástrica, ya que el anclaje sobre trombos lo hace
temporario. En cambio en el primer caso, la disponibilidad de extensiones iliacas de hasta 24mm de diámetro
permiten salvar la arteria hipogástrica.
La embolización de la arteria hipogástrica muchas veces es necesaria para lograr la exclusi ón aneurism ática,
lo cual puede acompañarse de ciertas complicaciones como la claudicación glútea, generalmente temporaria,
impotencia, colitis isquémica, neuritis isquémica o necrosis glútea, probablemente estos últimos asociados a
fenómenos embolígenos más que por oclusión arterial.
Técnicamente se puede tratar de prevenir dichas complicaciones logrando una embolización bien proximal de
la arteria hipogástrica, preservando su colaterales permeables. En caso de embolización bilateral, preferimos
hacerlo en dos pasos, procedimientos secuenciales o realizar un reimplante de la arteria hipogástrica del lado
izquierdo.
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Actualización: 13-Nov -2003
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