Mabel Orellana: Soy bendecida con los buenos hijos que Dios me dio

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Mabel Orellana: Soy bendecida con los buenos hijos que Dios me dio
Cada 10 de mayo se celebra el Día de la Madre, esta fecha se atribuye a un motivo invaluable: reflexionar sobre el amor de
una madre y el indecible sacrificio de estas mujeres hacia sus hijos.
Edna OrellanaLa Palabra Universitaria
Mabel Orellana es madre de una estudiante de la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC), a la que bien vale dedicar estas
líneas. Cuatro hijos son los pilares que sostienen su corazón en la distancia, vive en Nueva York desde 2001.
El fallecimiento del padre de sus hijos, quien era el sostén de la familia, la obligó a tomar la decisión de emigrar hacia los Estados
Unidos para poder sacarlos adelante.
Para eso ha tenido que optar por más de un trabajo, considerando lo costoso que es vivir en Nueva York y mantener a su familia en
El Salvador. Mabel asegura que se ha enamorado de esa ciudad por el acceso que tiene a muchas cosas que ella disfruta, entre ellas
el arte, la pintura, los libros y la música.
De sus hijos ella cuenta mucho, comenta que cada vez que puede presume a alguno de sus hijos con sus amigas, les muestra
fotografías o comparte con ellas alguno de sus logros, logros que según ella le hinchan el corazón de orgullo.
Para admiración de muchos y pese a duras críticas de otros por considerar su partida un ?abandono?, para con sus hijos, en honor a
la racionalidad, ella asegura que de no haberse ido sus hijos no serían lo que hoy son, no habrían logrado todo lo que hoy tienen?
manifiesta que la vida está llena de sacrificios y separarse de ellos ha sido el sacrificio de amor más grande para ella.
Pero la distancia no es impedimento para esta noble mujer, cuando el reloj marca las 8:00 p.m. (hora de EE.UU), se sienta frente a su
computadora que compró exclusivamente para estar cerca de sus hijos. Cada día se conecta a Skype para charlar con ellos, como
quien llega a casa luego de un cansado día de trabajo, los escucha y habla con ellos como si estuviera en persona.
Para Mabel el internet no es otra cosa que una bendición, desde que tiene acceso a la tecnología no se pierde ninguno de los eventos
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especiales de sus hijos, para la graduación de bachillerato de su hija mayor, arregló su cabello y maquilló sus labios, porque la
graduación iba a ser en un elegante lugar, no podía permitirse estar en la pantalla en pijama frente a todos los asistentes, como
usualmente se le ve cuando habla con su familia en casa.
Aplaudió y lloró de felicidad cuando a su hija la volvieron a llamar a la tarima luego de entregarle el título, para ponerle el pin de
excelencia académica. ?Esa es mi hija?, decía mientras contenía las lágrimas en su mirada llena de alegría. De la misma forma la
graduación de su hijo Frank ?el hombre de su vida?, la graduación de universidad de su segunda hija Mabel Catalina, y los recitales
de piano de Gabriela, su hija menor; cabe destacar lo feliz que la hace cuando Gabriela toca para ella la sonata ?Para Elisa?, de
Beethoven.
Cada cumpleaños de sus hijos Mabel compra u hornea un postre que decora con mucho amor y detalle, pone una vela que al término
del canto del ¡cumpleaños feliz! sopla al tiempo que el cumpleañero sopla la pantalla, como pretendiendo apagar la vela.
Sus hijos también han aprendido a celebrar el cumpleaños de su ?mami?, como tiernamente la llaman, globos, rótulos con amorosos
mensajes y un pastel no pueden faltar en casa el día de la fiesta de cumpleaños de su madre y, entre la estremecida sorpresa, Mabel
no hace otra cosa que agradecer por un año más de vida con sus hijos.
Mabel es una madre de las que entregan de lleno la vida a sus hijos, los ha educado y formado desde la distancia ella sola. Ha
convertido a todos en jóvenes sensibles a los detalles pequeños de la vida, a valorar a la familia, a quererse entre hermanos y a
protegerse las espaldas, eso ha llevado a sus hijos a tener a su madre como la mayor motivación de sus vidas.
?Mi mami es la mejor de todas en el mundo?, son palabras que sus hijos ocupan para referirse a su madre. Hoy, orgullosa, dice ?soy
bendecida con los buenos hijos que Dios me dio?.
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