ACOSO SEXUAL EN EL TRABAJO El acoso sexual se define generalmente como todo acto de violencia que atenta contra el derecho a la salud psíquica y a la integridad física y moral de las personas que lo sufren, en su mayoría mujeres. El acoso sexual en el ámbito laboral incluye un amplia gama de insinuaciones sexuales, verbales1, físicas o de otro tipo, repetitivas y no deseadas; todas las alusiones sexuales explícitas que afectan la dignidad u observaciones sexualmente discriminatorias (insinuaciones o piropos sexuales) hechas por alguien en el lugar de trabajo y que ofenden a la persona involucrada porque la hacen sentirse amenazada, humillada e insegura; creando así un ambiente laboral inseguro, amenazante o intimidatorio. Es además, una forma de extorsión y chantaje que no permite la libre opción sexual de las personas. El acoso sexual es una forma de violencia de género; es la intersección de la violencia sexual y la violencia laboral e institucional; "fortalece el estereotipo y desequilibrio cultural del 'hombre' productor (dominante) y de la mujer 'reproductora' (sumisa), reduciendo a la mujer a objeto sexual y negándole el derecho de actuar en espacios considerados masculinos y, al mismo tiempo, absolviendo a los hombres de una mayor responsabilidad en el ámbito de la reproducción". En El Salvador, el acoso sexual está regulado en el Art. 165 del Código Penal, trasladando tal conducta típica al ámbito laboral cuando se haga a cambio de un favor. En 2006, se registraron 679 denuncias de acoso sexual en la Fiscalía General de la República2; sin embargo, en las instancias laborales como la 1 Bromas sobre el sexo o abuso del lenguaje con comentarios sobre la apariencia, o con algunas observaciones sugerentes y desagradables. 2 Datos proporcionados por la Gerencia de Métodos y Estadísticas de la FGR. Procuraduría General de la República-PGR, Juzgados de Laboral, Ministerio d Trabajo y Previsión Social, Centros de trabajo, unidades de salud, Instituto Salvadoreño del Seguro Social, entre otros; son escasas las denuncias de acoso sexual, aunque éstas son claramente una lesión al derecho al empleo y una violación al contrato de trabajo bajo la prohibición de abstenerse de maltratar al trabajador, según el Art. 29, del Código de Trabajo. De manera que el acoso como una forma de violencia laboral se visibiliza muy poco, aunque se sabe que esta impacta la vida de quienes la sufren y afecta derechos de las trabajadoras y trabajadores, así como el ámbito familiar, su salud y el derecho a la dignidad humana. A nivel internacional, el precedente mediato lo constituye el Convenio nº 111 de la OIT, de 25 de junio de 1958, relativo a la discriminación en materia de empleo: en su artículo 1º, este indica que el concepto de discriminación incluye la discriminación sexual, al tiempo que exige a los Estados miembros la práctica de una política nacional encaminada a impedir la discriminación en materia de empleo. La Resolución de la OIT, adoptada en 1985, reseña en el apartado titulado “Condiciones y medio ambiente en el trabajo”, que: “Los hostigamientos de índole sexual en el lugar de trabajo perjudican las condiciones de trabajo y las perspectivas de ascenso de los trabajadores. Por tanto, las políticas que promueven la igualdad deben traer consigo la adopción de medidas destinadas a luchar contra tales hostigamientos”. En julio de 1985, se celebró la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer, en Nairobi, y en la que se redactaron las Estrategias de Nairobi, orientadas hacia el futuro para el avance de la mujer. Define el acoso sexual como cualquier tipo de acercamiento o presión de naturaleza sexual tanto física como verbal, no deseada por quien la sufre, que surge de la relación de empleo y que da por resultado un ambiente de trabajo hostil, un impedimento para hacer las tareas y/o un condicionamiento de las oportunidades de ocupación de la persona perseguida".