Isábena y Noguera Ribagorzana, dos valles exponentes del arte

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62 | Especial -FITUR
Ribagorza
Diario del AltoAragón - Miércoles, 28 de enero de 2009
Isábena y Noguera
Ribagorzana, dos
valles exponentes
del arte románico
Albergan los monasterios de Alaón y Obarra,
la catedral de Roda y poblaciones medievales
GRAUS.- Los valles del Isábena
y el Noguera Ribagorzana atesoran las principales muestras
de arte románico de Ribagorza.
A través de los monasterios de
Alaón y Obarra, de la catedral
de Roda de Isábena y de magníficas poblaciones medievales
como Montañana o Roda, podemos aproximarnos a la época
del Condado independiente que
fraguó la identidad de Ribagorza.
El arte medieval en Ribagorza dejó verdaderas joyas arquitectónicas en idílicos parajes
naturales cuyos estilos abarcan
desde el románico primitivo
hasta el sofisticado lenguaje formal de los artistas lombardos.
En el valle del Noguera Ribagorza se sitúa, además, la localidad
de Benabarre, capital cultural de
Ribagorza e importante foco turístico por sus atractivos histórico-artísticos, sus tradiciones y
el dinamismo de su comercio artesanal.
Benabarre se alza sobre un
cerro en cuya cima sobresale el
imponente castillo de los condes
de Ribagorza, del siglo XI, objeto desde hace varios años de
una concienzuda restauración
prácticamente concluida. En el
casco urbano, de sabor tradicional con soportales y pasajes cubiertos en sus plazas y estrechas
calles empinadas, se levanta la
iglesia parroquial, del siglo XIX.
La iglesia de San Medardo, a
unos tres kilómetros de Benabarre, es un edificio de planta octogonal con cubierta de pizarra al
modo francés junto a la que se
extiende un parque-merendero,
acondicionado en los últimos
tiempos.
La tradición agropecuaria de
la villa ha dado paso a una diversificación de su oferta hacia
el comercio y el turismo, que
explota los atractivos naturales
de una zona, que alberga, entre otros, lugares de gran belleza como el entorno de la sierra
del Montsec. Los productos artesanos locales, entre los que
destacan los quesos de cabra, el
chocolate y los embutidos, constituyen otro de los reclamos más
sabrosos de Benabarre.
También en el valle del Noguera Ribagorzana, el Centro
de Interpretación de la Ribagorza, situado en Arén, se convierte en una visita obligada. Este
centro, ubicado en la plaza Mayor de Arén, en la denominada
Casa del Gobernador, pretende
acercar al visitante la historia,
el arte, la cultura, la geografía y
la naturaleza ribagorzanas, paralelamente a sus rasgos físicos,
humanos y biológicos. Desde
hace un par de años, Arén cuenta también con un Museo de los
Dinosaurios, muy atractivo para
visitar en familia, nacido a raíz
de las icnitas y restos de dinosaurios hallados en la localidad.
Sopeira, adonde se accede
continuando por la N-230, aco-
Vista aérea de Montañana. e.f.
ge en su término un espectacular
conjunto románico, el formado
por el monasterio de Alaón, cuyo claustro ha sido recuperado
recientemente, y la iglesia basilical de Santa María. Sus antecedentes se remontan al 806,
alcanzando su mayor influencia
y poder en los siglos IX y X.
Montañana es, sin duda, otra
de las joyas románicas ribagorzanas. Situada entre los barrancos confluentes de San Miguel y
San Juan, sus casas están situadas en la pendiente de la monta-
ña coronada por los muros del
castillo y por la iglesia de nuestra señora de Baldós, del siglo
XII. Pasear por sus callejuelas
supone un retorno a la Edad Media que sorprende al visitante.
El conjunto está siendo objeto
de una exhaustiva restauración
que, en poco tiempo, lo convertirá sin duda en un punto de referencia del románico de estas
tierras.
En un paisaje natural que invita a realizar actividades al aire
libre, los altozanos que jalonan
Santa María de Obarra. E.F.
Serraduy. e.f.
el valle del Noguera Ribagorzana muestran orgullosos torres
vigía como las de Luzás o Viacamp y un sinfín de ermitas románicas muy interesantes.
La estela del románico ribagorzano nos conduce hacia el
valle del Isábena, que conserva dos de los principales atractivos de este histórico Condado:
la catedral de Roda de Isábena y
el Monasterio de Obarra, ambos
del siglo X. La población medieval de Roda de Isábena mantiene el trazado de sus calles y
casas con bellas portadas, aleros
y pasadizos además de restos de
muralla, si bien la catedral es su
elemento más destacado.
Roda fue en sus orígenes fortaleza defensiva romana y después residencia de los Condes
de Ribagorza y sede episcopal.
La seo rotense cuenta con tres
naves y ábsides lombardos, portada –siglo XII-XIII- con capiteles historiados, pórtico y torre
del siglo XVIII. Destaca la cripta con finas columnas, el sepulcro del siglo XII con restos de
San Ramón y dos nichos en la
pared, además de otra cripta y
pinturas murales románicas. El
coro presenta una sobria sillería
y un órgano de 1653, restaurado
en los últimos meses. El claustro
está compuesto por arcos con
inscripciones necrológicas y en
él se halla la sala capitular y la
enfermería. Otros de los atractivos de la sede episcopal ribagorzana son la “Torre Gorda”, del
siglo XI, el palacio prioral –hoy
privado- y la prensa de aceite. La
estructura de la catedral ha sido
consolidada recientemente devolviéndole su espectacular aspecto.
El Monasterio de Santa María
de Obarra, a la salida del Congosto de Obarra, incluye un conjunto constituido por tres edificios:
la basílica de Santa María, la ermita de san Pablo (siglos XI-XII)
y el palacio abacial (siglos XIIXVI). Este monasterio no sólo
fue importante desde el punto de vista religioso sino que,
tras las razias de Abd-al Malik
(1006), ayudó a relanzar económicamente la comarca.
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