medigraphic en línea Dermatología Rev Mex 2006;50:34-37 Caso clínico Pápulas piezogénicas podálicas dolorosas tratadas con betametasona y bupivacaína intralesional Fermín Jurado Santa Cruz,* Alejandro Vidal Flores,** Josefa Novales Santa Coloma*** RESUMEN Las pápulas piezogénicas podálicas dolorosas son pequeñas hernias de tejido graso que aparecen en la parte lateral y media del pie cuando se está de pie y desaparecen cuando éste se levanta. El dolor se debe a la isquemia causada por la compresión de la vasculatura y de los nervios que rodean a la grasa. Las padecen más las mujeres mayores de 40 años de edad. Se carece de tratamiento específico y eficaz. Se comunica el caso de una paciente con pápulas piezogénicas dolorosas tratado con la combinación de betametasona y bupivacaína intralesional. Palabras clave: pápulas piezogénicas podálicas dolorosas, betametasona, bupivacaína. ABSTRACT Painful piezogenic pedal papules are small, flesh - colored, occasionally painful fat hernations into the dermis that become apparent when weight is placed on the heel. The associated pain is attributed to ischemia caused by extrusion of fat with its vasculature and associated nerves. They are usually seen in patients older than 40 years. No specific treatment is available. A case of painful piezogenic pedal papules treated with injections of betamethasone and bupivacaine is reported. Key words: painful piezogenic pedal papules, betamethasone, bupivacaine. as pápulas piezogénicas podálicas dolorosas son pequeñas hernias de tejido graso que aparecen en la parte lateral y media del pie cuando se está de pie y desaparecen cuando éste se levanta. El término piezogénicas deriva del griego piezo = presión y genis = dar lugar a.1,2 Este padecimiento lo describieron Shelley y Rawnsley en 1968, en un joven que al ponerse de pie quedaban de manifiesto unas lesiones. En 1970 Cohen las denominó pápulas piezogénicas podálicas dolorosas y comunicó cuatro casos más, uno de ellos sin dolor. En 1970 Grinspan y Abulafia reportaron un caso en quien se agregó dolor a la compresión nerviosa. En 1975 Sainz y Shreibert confirmaron, con demostraciones de estudios de histopatología, la hipótesis de L * ** *** Jefe de Enseñanza. Residente del curso de dermatooncología y cirugía dermatológica. Jefa del Laboratorio de Dermatopatología. Centro Dermatológico Pascua. www.medigraphic.com Correspondencia: Dr. Fermín Jurado Santa Cruz. Av. José María Vértiz 464, colonia Buenos Aires, 06780, México, DF, México. Email: [email protected] Recibido: noviembre, 2005. Aceptado: diciembre, 2005. 34 que las pápulas son consecuencia de un prolapso del tejido adiposo a través de la dermis. En 1987 Kahana describió la existencia de pápulas piezogénicas en pacientes con síndrome de Ehlers Danlos y en 1991 Laing y Flesher describieron, por primera vez, las mismas lesiones, pero ubicadas en las muñecas.1,3,4 Las pápulas piezogénicas suelen padecerlas individuos mayores de 40 años de edad, sobre todo mujeres. La prevalencia se reporta en la literatura con grandes variaciones que van desde 2.4 hasta 100%. Kohn y Blasi estudiaron los pies de 412 pacientes en un centro militar y encontraron 10 pacientes (2.4%) con pápulas piezogénicas dolorosas.5 Esta enfermedad afecta a una tercera parte de los pacientes con síndrome de Ehlers Danlos (34.5%). Schalappner encontró pápulas piezogénicas no dolorosas en 250 personas vivas y en 10 cadáveres con edades entre 1 y 80 años.6 Por lo anterior, concluyó que las pápulas piezogénicas podálicas dolorosas son pequeños compartimientos periféricos de grasa incluidos en la estructura anatómica normal del pie; en ausencia de dolor estas tumoraciones no sobrepasan los 0.2 cm y, cuando sí lo hay, miden entre 0.3 y 0.8 cm.8-11 Dermatología Rev Mex Volumen 50, Núm. 1, enero-febrero, 2006 Pápulas piezogénicas podálicas dolorosas Al parecer, las pápulas piezogénicas podálicas asintomáticas son comunes en la población general; en cambio, las pápulas piezogénicas podálicas dolorosas no son frecuentes, y son pocos los casos comunicados en la literatura. La planta del pie está constituida por un cojín de tejido adiposo, localizado entre el hueso y la dermis, que se divide en compartimientos de trabéculas de tejido conectivo (fibras colágena y elásticas), grandes junto al hueso y menores conforme se aproximan a la dermis. Al parecer estas fibras de colágena tienen un defecto anatomofuncional de debilidad por presión (posición de pie). Debido a que el tejido adiposo pasa a través de la dermis se provoca un fenómeno reactivo con fibroesclerosis. El tejido herniado carece de esta trabeculación normal. El dolor se origina por el estrangulamiento de los nervios y vasos sanguíneos que causa isquemia e inflamación secundaria en la dermis profunda; todo esto es la causa del dolor. El problema se inicia como consecuencia de: actividad física rigurosa, periodos prolongados en permanencia de pie, sobrepeso y defectos de la colágena, como en el síndrome de Ehler Danlos (EDS), especialmente los tipos I y II.3,7 Desde el punto de vista clínico las pápulas piezogénicas podálicas dolorosas se distinguen por la coexistencia de tumoraciones redondas, del color de la piel o eritematosas de 0.4 a 1 cm de diámetro, que se tensan ante la presión cuando el individuo se pone de pie. El dolor varía de intensidad moderada a severa, incluso hasta impedir la marcha; disminuye con el reposo y la introducción manual de las herniaciones. La mayor parte de las veces se localizan en el talón, parte posterior y medial, o en la planta del pie. También se han reportado casos en las muñecas, sin dolor y sin relación con alguna actividad. El principal diagnóstico diferencial es con la fascitis plantar.2,3,7 Desde la perspectiva histológica las pápulas piezogénicas podálicas dolorosas tienen como característica relevante pequeñas protrusiones de grasa en la dermis. El lóbulo de grasa herniado puede estar rodeado por una cápsula fibrosa. Este tejido es rico en mucopolisacáridos ácidos, con pérdida de su trabeculación normal. La dermis que rodea la tumoración está adelgazada. En un caso que se reporta en la literatura en la pared de los vasos sanguíneo se encontró mate- rial hialino.1 La epidermis muestra hiperqueratosis y acantosis leve.2,10 La resonancia magnética y el ultrasonido dinámico pueden poner de manifiesto las lesiones de grasa encapsulada; sin embargo, estos recursos no son necesarios para el diagnóstico.8,11 En algunos casos, la masa de tejido adiposo se hernia hacia la piel cuando se aplica presión sobre la planta y puede advertirse con el ultrasonido dinámico. El tratamiento varía desde medidas conservadoras, hasta la cirugía. La primera línea de tratamiento consiste en la aplicación de medidas generales, como la disminución de peso y evitar permanecer periodos prolongados de pie. Puede aplicarse tela con adhesivo de contacto; manualmente se introducen las lesiones y se aplica la tela en el talón, evitando enlazar el pie, para no alterar la circulación venosa. Éste es un método paliativo, sencillo y económico.1 Otra opción es la aplicación de un soporte externo de plástico o goma que se adapta al zapato. Las medias compresivas (25-32 mmHg de presión) también dan buenos resultados. La segunda línea de tratamiento incluye medidas alternativas, con eficacia no comprobada, como: electroacupuntura, con sesiones de 15 minutos cada semana. Después de dos sesiones se obtiene mejoría y disminución del dolor. A pacientes con enfermedad de Ehler Danlos se les han aplicado inyecciones de betametasona y bupivacaína, a partes iguales, tres sesiones en intervalos de un mes.11 Se recurre a la tercera línea terapéutica cuando las otras fallan. El defecto puede corregirse quirúrgicamente con una pequeña escisión o biopsia en sacabocado. Es de utilidad cuando las lesiones son pocas y cuando son múltiples la estructura anatómica y la función del pie se afectan, sobre todo si la cirugía es extensa.4,7,8,12 www.medigraphic.com Dermatología Rev Mex Volumen 50, Núm. 1, enero-febrero, 2006 CASO CLÍNICO Paciente del sexo femenino, de 50 años de edad, originaria y residente de la Ciudad de México, dedicada a labores del hogar, con una dermatosis localizada en el miembro inferior izquierdo que le afecta el borde externo del pie, con predominio en el talón. Está constituida por múltiples tumoraciones de 0.5 35 Jurado Santa Cruz F y Vidal Flores A cm, cubiertas con piel de aspecto normal, blandas, depresibles y dolorosas a la presión. Son más evidentes cuando se apoya el pie y menos cuando no hay apoyo (figuras 1 y 2). El padecimiento lleva dos años. Se inició con dolor de intensidad moderada y fue aumentando hasta provocar marcha claudicante e interrumpir las actividades diarias. El dolor aumenta con la bipedestación prolongada. Sin un diagnóstico específico fue tratada previamente por médicos ortopedistas con: ácido acetilsalicílico, naproxeno, diclofenaco y ketorolaco, sin mejoría. Como antecedentes de importancia la paciente refirió haber padecido poliomielitis a los nueve meses de edad, que le dejó como secuela importante hipotrofia del miembro pélvico derecho. Diez años antes de presentarse a la consulta dermatológica debido a una caída se fracturó la rodilla derecha y la cadera, por lo que varias veces fue intervenida quirúrgicamente para corregirle las secuelas. Con base en lo anterior se efectuó el diagnóstico clínico de pápulas piezogénicas dolorosas; con apoyo sobre el talón se le tomó una biopsia de una de las lesiones más dolorosas. El estudio histopatológico reportó que la epidermis tenía hiperqueratosis compacta y acantosis regular; en la dermis media, entre los haces de colágeno, se veían pequeños espacios de tejido graso (figuras 3 y 4). El diagnóstico definitivo de pápulas piezogénicas dolorosas se hizo por correlación clínico patológica. A la paciente se le indicaron medidas generales como: disminuir de peso, evitar permanecer periodos prolongados de pie y compresión con cinta adhesiva. Puesto que con esta última medida no se logró disminuir el dolor, se le propuso el tratamiento intralesional con betametasona y bupivacaína. Se le explicó que el tratamiento no era definitivo, que podría tener riesgos. Previo consentimiento informado se le aplicó Figura 1. Múltiples tumoraciones del color de la piel en el borde externo del pie. Este documento es elaborado por Medigraphic www.medigraphic.com Figura 2. Mayor detalle de las pápulas piezogénicas. 36 Figura 3. Microfotografía HyE 10X. Tejido celular subcutáneo en la dermis media. Dermatología Rev Mex Volumen 50, Núm. 1, enero-febrero, 2006 Pápulas piezogénicas podálicas dolorosas rales. En el caso que aquí se reporta sólo se afectó un pie pues el otro tenía secuelas de poliomielitis con hipotrofia y acortamiento. Para caminar la paciente se ayuda con muletas, lo que hace que todo el peso del cuerpo recaiga en una sola extremidad. A consecuencia de las fracturas y al tiempo de inmovilidad obligado, la paciente aumentó de peso, circunstancia que contribuyó al incremento de dolor. En virtud de que las medidas generales para controlar el dolor fracasaron se decidió infiltrar betametasona y bupivacaína directamente en las lesiones. La decisión de recurrir a este tratamiento se basó en una publicación que reporta el caso de un paciente con PPPD y síndrome de Ehlers Danlos en quien esta opción resultó exitosa y definitiva.11 En el caso que aquí se comunica el resultado fue temporal; sin embargo, debe tomarse como una opción en pacientes con dolor incapacitante. Figura 4. HyE 20X. Lóbulos de tejido adiposo entre las fibras de colágeno de la dermis. REFERENCIAS 1. betametasona a la dosis de 1 mL/2 mg y bupivacaína 1 mL/2 mg, infiltrando sólo las lesiones dolorosas. La dosis se repitió cada seis semanas, hasta completar tres sesiones. El dolor disminuyó considerablemente hasta desaparecer por completo. Como era de esperarse, el efecto fue temporal: dos meses después de la última aplicación volvió a experimentar dolor de intensidad leve. CONCLUSIONES Las pápulas piezogénicas podálicas son una variante normal de la anatomía del pie. A pocos pacientes les produce dolor; sin embargo, éste puede originar un problema funcional y terapéutico, en virtud de que se carece de tratamiento específico. Estas tumoraciones son hernias de tejido adiposo a través de la dermis, debido a la presión constante que se ejerce sobre el pie, sobre todo en el talón. Casi siempre son bilate- Grinspan N, Reizner A. Nódulos piezogénicos. Med Cutan Ibero Lat Am 1989;27: 359-401. 2. Gibney DM, Glaser D. Piezogenic pedal papules in two family members. Cutis 1996;57:260-62. 3. Kahanan M, Feisntein A. Painful piezogenic papules in patients with Ehlers Danlos syndrome. J Am Acad Dermatol 1987;17:205-9. 4. Cohen H, Gibbs R. Painful piezogenic pedal papules. Arch Dermatol 1970;101:112-13. 5. Kohn SR, Blasi JM. Piezogenic pedal papules. Arch Dermatol 1972;106:729-33. 6. Schalppner O, Wood G. Painful and no painful piezogenic pedal papules. Arch Dermatol 1972;106:729-33. 7. Woodrow S, Brereton G. Painful piezogenic pedal papules: response to local electro-acupuncture. Br J Dermatol 1997;136:628-30. 8. Boni R. Compression therapy in painful piezogenic pedal papules. Arch Dermatol 1996;132:127-28. 9. Dreno B, Renaut J. Painful piezogenic pedal papules. Ann Dermatol Venereol 1984;11:571-73. 10. Harman R, Matthews C. Painful piezogenic papules. Br J Dermatol 1974;90:573-74. 11. Doukas D, Holmes JA. Non surgical approach to painful piezogenic pedal papules. Cutis 2004;73:339-46. 12. Lebovits P, Kouskoukis C. Piezogenic pedal papules. Cutis 1982;29:276-80. www.medigraphic.com Dermatología Rev Mex Volumen 50, Núm. 1, enero-febrero, 2006 37