Segundo premio Dilema Moral

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I OLIMPIADA DE FILOSOFÍA DE LA RIOJA
Elvira Gil García, del IES Práxedes Mateo Sagasta,
segundo premio en la categoría de Dilema Moral
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OPCIÓN B: DILEMA MORAL DE HEINZ
LOGROÑO 15 DE ABRIL DE 2015.
En una ciudad de Europa hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a morir pronto.
Hay un medicamento que los médicos piensan que puede salvarla. Es una forma de radio que un
farmacéutico de la misma ciudad acaba de descubrir. La droga es cara porque el farmacéutico está
cobrando diez veces lo que le costó hacerla. Él pagó 200 € por el material y cobra 2.000 € por una
dosis del medicamento. El esposo de la mujer enferma, Joseph Heinz, acude a todo el mundo que conoce
para pedir prestando dinero, pero sólo ha podido reunir unos 1.000 €, o sea, la mitad de lo que cuesta.
Heinz se entrevista con el farmacéutico para decirle que su esposa se está muriendo y le ruega que le
venda el medicamento más barato o le deje pagar más tarde. El farmacéutico se niega y, ante esto,
Heinz, desesperado, piensa atracar la farmacia con el único propósito de robar la medicina y poder
salvar a su mujer.
1) ¿Piensas que el farmacéutico debe hacer todo lo posible para facilitar el pago al
cliente? Razona tu respuesta
2) ¿Debe Joseph Heinz robar el medicamento? Razona tus respuesta
RESPUESTA:
Creo que el farmacéutico de este dilema debe anteponer la vida de la mujer al deseo de
obtener dinero de inmediato. Es decir, bajo mi punto de vista, el oficio de farmacéutico pierde
el sentido cuando la codicia supera el querer curar a las personas, objetivo que es, en
principio, para el que fueron creadas (y siguen siendo) las medicinas. Aunque es cierto que
cada persona establece sus prioridades y tiene su propio código moral, el cual puede seguir
libremente, cuando se trata de la vida de un ser humano, creo que uno debe meditar pausada
y seriamente el orden de sus deseos u objetivos. Además, en este caso concreto, no se dice
en ningún momento que Heinz no vaya a pagar los 2000 euros, sino que no los podrá pagar
todos en un principio; por lo cual, ante el egoísmo y la avaricia que muestra el farmacéutico,
deberá persuadirle para vender el producto.
A pesar de la dificultad que entraña, me pongo en la piel del farmacéutico, que quiere
ver recompensado su esfuerzo, y las condiciones de su producto están claramente
especificadas, por lo que realmente él no tiene por qué vender el medicamento a Heinz, pero
muestra, a mi parecer, una enorme frialdad, y creo que, aunque una vez más está en su
derecho de seguir su moral propia, por humanidad debería ayudar al matrimonio. Y de esta
forma, mirando ahora a razones más egoístas, salvar su conciencia de la culpa que
probablemente sentirá si esa mujer muere finalmente solo implica ventajas para el
farmacéutico: consigue el dinero (aunque tarde), se siente bien consigo mismo, y, a mis ojos,
lo verdaderamente importante: ayuda a la mujer y a su marido. Así que, para concluir, el
farmacéutico debe facilitar el pago al cliente por su propio bien, y obviamente para el bien de
la enferma y de Heinz.
En cuanto a lo que Heinz debe o no debe hacer, tiene que ver con su propio interés,
esto es, con el beneficio que quiere obtener. Si Joseph roba el medicamento, probablemente
su mujer se salvará, lo cual la favorece, y también a él mismo, ya que no sufrirá dolor por su
pérdida, motivo que, en mi opinión, es el que en la mayoría de los casos nos lleva a temer a
la muerte de nuestros seres queridos. Estos importantes beneficios, para nada despreciables,
que la opción del atraco ofrece se ven sin embargo acechados por su contra: al robar, se está
cometiendo un delito, por lo que caerá sobre él el peso de la ley, teniendo que ir a la cárcel y
obligándole a pagar una gran suma de dinero; hechos que empeorarían la calidad de vida de
Heinz y de su mujer. Cambiando ahora de punto de vista, si Joseph no atraca la farmacia, su
mujer perecerá, causándole un daño irreparable, y él vivirá sin problemas legales, aunque
esto, por supuesto, no le asegura la felicidad ni mucho menos; felicidad que su mujer tampoco
disfrutaría al no poder salvarse.
Así pues, a pesar de los pros y contras de cada opción, mi conclusión es que debe
robar el medicamento por lo que gana, pese a estar cometiendo una ilegalidad, ya que el
perjuicio que, al fin y al cabo, sufre el farmacéutico, no es comparable al de Heinz en caso de
no conseguir el medicamento, y aunque pueda ser peligroso, en general, tomarse la justicia
por su propia mano.
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