Mark Zuckerberg

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EL PERFIL
Mark Zuckerberg
Posiblemente superdotado, seguramente excéntrico y necesariamente
transgresor, el creador de la mega-red social tuvo que echarle mucho valor
El ‘padre’ de Facebook
Pelirrojo, con la cara llena de pecas
y la mirada puesta en sitios donde el
común de los mortales no alcanzamos
a ver nada, Mark Elliot Zuckerberg
tiene hoy 26 años. Con sólo 20 estaba
creando la que hoy es la red social más
importante del mundo, y con 23 recibía
del gigantesco monstruo del software
Microsoft la friolera de 240 millones
de dólares. ¿Por toda la compañía? Qué
va. Sólo por un 1,6%. Ese día le tembló
el pulso a Yahoo y a Viacom, recordando cómo habían hecho sendas ofertas
cercanas a los 1.000 millones por toda
la empresa. Había que intentarlo…
Era la primavera del año 1984 cuando nacía el pequeño
Mark en una localidad llamada White Plains, en el estado
de Nueva York. Aunque siempre suena bien hablar de
los orígenes humildes de alguien que llega lejos, no es el
caso de Zuckerberg: fue a la academia Philips Exeter y de
ahí, de cabeza, a Harvard. El mismo año que ingresó en
la universidad le dio por crear, junto a Adam D’Angelo,
su amigo y actualmente jefe técnico de Facebook, el Synapse Media Player, un sofisticado software que permitía
hacer predicciones musicales en función de los gustos del
usuario.
Antes de que llegara Facebook, Zuckerberg creó
Course Match, otro programita informático, aunque éste
ya estaba un poco más orientado a lo que después le haría
saltar a la fama mundial. Se trataba de un software para
que los estudiantes de Harvard pudieran matricularse en
unas u otras asignaturas en función de la gente que ya lo
había hecho. Había en todo esto un gran componente de
ligue y diversión, tal y como explica el periodista David
Kirkpatrick en su libro The Facebook effect: “Si una chica
guapa se sentaba cerca de ti en Topología, podías consultar
el curso de Geometría Diferencial para ver si se había matriculado en él también”.
El caso es que, después de la aventura de Course Match,
Mark se metió en un buen lío en la universidad, al ser acu-
sado de hacer un mal uso de las fotos de sus compañeros
en FaceMatch, otro programa que permitía comparar las
caras de sus compañeros para ver quién era más guapo y
quién más feo. “Bien –debió pensar Zuckerberg–, ¿queréis lío? Pues tomad lío”. Dicho y hecho. A principios de
2004, Mark, tras haber estado a punto de ser expulsado
de Harvard, empezó a trabajar en el proyecto Facebook,
desafiando al mundo en general y a la administración de la
universidad en particular. En noviembre de ese mismo año
la red social ya estaba funcionando a pleno rendimiento, y
había rebasado la dimensión del ‘pequeño anuario digital’
que pretendía ser.
Algo menos de seis años después, Facebook acaba
de llegar a la asombrosa cifra de 500 millones de usuarios,
y Zuckerberg se pasea por medio mundo explicando a
hombres de negocios treinta y cuarenta años mayores que
él cómo se plantea un modelo de negocio con el que hacerse multimillonario con 26 años.
Ahora está a punto de estrenarse una película sobre el nacimiento de la red social y sus primeros y convulsos meses de vida. En ella, al parecer, el eje en torno al que todo
gira es la demanda que interpusieron tres estudiantes de
Harvard –los gemelos Winklevoss y Divya Narendra– a
Zuckerberg, por un presunto robo de sus ideas. Aunque,
después de echar un vistazo a la trayectoria del joven Mark
en sus últimos años de instituto y primeros de carrera, y las
distintas redes que fue creando antes incluso de cumplir los
veinte años, cuesta imaginárselo robando una idea... Ojo,
la peli está dirigida por David Fincher, el realizador de la
turbadora El club de la lucha.
Hoy en día, Mark Zuckerberg puede estar muy orgulloso de
muchas cosas, y una de ellas es la de ser el personaje más
joven de todos los que aparecen en la lista de las personas
más ricas del mundo, elaborada anualmente por la revista
Forbes. Otro de sus motivos para pasear ufano por el barrio
es que, contra todo lo que se le puso por delante, consiguió
sacar adelante un proyecto que, además de prácticamente
borrar del mapa al todopoderoso Rupert Murdoch y a su
MySpace, cambió para siempre la concepción que todos
teníamos sobre Internet y sus posibilidades.
Con 20 años estaba creando la que hoy es la
red social más importante del mundo y, con 23,
recibía 240 millones de dólares de Microsoft
66 _ savia _ septiembre 2010
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