refinamiento al límite

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Werner: sensibilidad y
refinamiento al límite
Esta es la crónica de una sesión de escucha definitivamente distinta de las demás. Una sesión
en la que se combinó música en directo reproducida por un equipo de inequívoco sabor High
End con una serie de audiciones a la manera tradicional protagonizadas por cajas acústicas
Kharma y electrónica Spectral. Por Salvador Dangla
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H
ace unos meses, Vicente Viguera,
“alma mater” del veterano
especialista barcelonés en High
End Werner, me dijo que de “nada le
servía tener la mejor tienda del mundo si
la gente no entraba en ella”. Una reflexión
palmaria y nada sutil que sin embargo
refleja una realidad que muchos de
sus competidores, algunos de ellos con
establecimientos muy atractivos, parecen
ignorar: sin clientes no hay negocio y a
los clientes hay que seducirlos para que
en un contexto de fortísima competencia
–incrementada, aunque también
contaminada exponencialmente, como
consecuencia de la irrupción de Internetapuesten por lo que hace uno y no los
demás. En definitiva, hay que hacer lo que
sea, a ser posible algo creativo y seductor,
para marcar diferencias. Porque, claro,
si el único patrón de referencia va ser
el precio, entonces apaga y vámonos
porque se supone que en High End se
busca excelencia y excelencia significa
Una primicia
absoluta en el
sentido literal
de la palabra fue
la primera –y
por el momento
también últimademostración
pública en
Barcelona de las
exclusivísimas
cajas acústicas
Extrema 30 de
Sonus faber.
servicio y servicio implica atención
personalizada a cargo de profesionales
cualificados y comprometidos. Y esto,
queridos lectores, tiene un precio. Mr.
Viguera lo tiene muy claro al respecto
y, para él, marcar diferencias significa
exactamente eso: ser diferente de los
demás y además hacerlo con gracia,
lo que nos conecta con algo que para
muchos parece no existir y que no es otra
cosa que el hecho de que el verdadero
“leitmotiv” del sonido de excepción es
–o por lo menos debería ser- la perfecta
reproducción de la música grabada. Así
que a su cuidada gama de productos
–muchos de ellos pertenecientes a
marcas exclusivas- Werner suma las ya
clásicas y habitualmente concurridas
presentaciones, audiciones y conferencias,
siempre con la música como protagonista,
celebradas en el espacioso “loft” que
posee a unos pocos metros de la tienda
principal. Dicho esto, las líneas que
siguen no pretenden otra cosa que glosar
nuestras impresiones sobre uno de esos
eventos especiales, concretamente unas
fantásticas audiciones a las que precedió
la actuación de un dúo –guitarra+voz- de
jóvenes músicos italianos.
Spectral+Kharma, una combinación
más allá de lo terrenal
Aunque glosar la mencionada actuación
no sea el objetivo del presente artículo sí
diré que los protagonistas de la misma –de
origen italiano por más señas- estuvieron
francamente acertados, en especial la
parte vocal. Y es que las magníficamente
controladas modulaciones de la voz de
esa joven intérprete supusieron todo un
regalo para los asistentes. Además, las
diferentes composiciones interpretadas
eran amplificadas por electrónicas y
reproducidas por cajas acústicas de High
End. En el caso de las cajas, se alternó
WERNER
93 302 17 92
www.werner-musica.com
52 av premium
Se supone que en High
End se busca excelencia
y excelencia significa
servicio y servicio implica
atención personalizada
a cargo de profesionales
comprometidos y
cualificados. Y esto es
exactamente lo que ofrece Werner.
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SPECTRAL: UN CLÁSICO DEL HIGH END QUE CONTINÚA EXPLORANDO LOS LÍMITES DE LA REPRODUCCIÓN SONORA
entre unas Kharma Elegance dB9 y
unas JBL Everest DD6600, dos sistemas
de altavoces con una personalidad
sonora muy diferente. El veredicto
entre los asistentes fue casi unánime:
ganaron las JBL, lo que tiene su lógica
si consideramos la extensa trayectoria
de la legendaria firma californiana en
el ámbito del sonido profesional. Sin
embargo, la cosa se puso mucho más
reñida cuando se pasó a las audiciones
en el sentido tradicional del término,
con las citadas dB9 exhibiendo una
sensacional sinergia con un conjunto
de electrónicas Spectral formado por
el preamplificador DMC-30SS, la etapa
de potencia estereofónica DMA-300,
dos etapas de potencia monofónicas
DMA-400 y un reproductor (en realidad
“procesador de CD”) de discos compactos
SDR-4000SL, todo ello cableado con
modelos de la serie Matrix de MIT. Como
siempre, Xavi Casellas preparó una
selección de temas bastante ecléctica
ante un público exigente y experimentado
que opta mayoritariamente por el formato
digital. Y realizo esta puntualización
porque, si bien en esta ocasión la fuente
protagonista era un reproductor de
discos compactos, en ocasiones es un
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ordenador repleto de grabaciones en alta
resolución el que lleva la batuta, brillando
por su ausencia el siempre fascinante
soporte vinílico. En cualquier caso, hay
que reconocer que en las audiciones del
conjunto Kharma/Spectral hubo más
bien pocos, por no decir ninguno, motivos
para quejarse en términos de ausencia
de “espíritu analógico” porque el SDR4000SL exhibe una calidez y una resolución
perfectamente comparables a las de
giradiscos muy potentes. A título personal,
les diré que siempre he sido un fan de
Spectral, compañía que a finales de los
80’/principios de los 90’, es decir cuando
el High End empezaba a constituirse como
una industria con vida propia, era la “Mark
Levinson californiana” por el combinado de
sofisticación técnica y vitalidad sonora que
ofrecía. Y si las cosas han cambiado para
En las audiciones del
conjunto Kharma/Spectral
hubo más bien pocos, por
no decir ninguno, motivos
para quejarse en términos
de ausencia de “espíritu
analógico”.
Con unos tiempos que no tienen nada que ver
con los habituales en la industria del audio, la
californiana Spectral trata la puesta a punto de cada
uno de sus productos como si en ello le fuera su
propia existencia. El resultado son unas máquinas
atemporales creadas para rendir al cien por cien de
su potencial durante décadas.
la compañía hoy integrada en el Grupo
Harman, en el caso de la firma fundada
por Richard Fryer nos encontramos ante
una trayectoria rectilínea que no ha hecho
sino ensalzar su propia leyenda. De ahí
ese sonido sedoso, aterciopelado y rico
en detalles pero en el que la visión de
conjunto, de la expresión musical, priva
sobre las pequeñeces audiófilas. Un sonido
que no cansa nunca y que en este caso es
propulsado hasta el infinito gracias a la
perfecta sinergia con unas cajas acústicas
que, después de años de evolución técnica,
también han alcanzado su particular
“punto zen”. Desde luego, en lo que a mí
respecta la combinación presentada por
Werner –incluso si la simplificáramos en
lo formal, es decir suprimiendo la etapa
de potencia estereofónica o incluso las dos
monofónicas- ofrece un sonido delicioso,
arrebatador, en todos los sentidos y con
todo tipo de música. n
En pleno año 2015, no cabe la menor duda de que la
compañía estadounidense Spectral siempre ha tenido muy claro que sus diseños constituyen una raza
aparte incluso dentro del restringido universo del
audio sin compromiso, y en esta dirección ha dirigido
sus pasos desde que vio la luz por vez primera en el
ya muy lejano 1976. Casi cuatro décadas profundamente marcadas por el pensamiento del ultraperfeccionista Richard Fryer, una persona que desde el
primer momento se movió dentro de unas coordenadas muy especiales que por un lado le permitían
acceder a la más alta tecnología (su compañía está
situada en Sunnyvale, en pleno corazón del mítico
Silicon Valley, y por otro ignorar olímpicamente el
día a día de un mercado cuya transformación es tan
brutal que cualquier “highender” de hace veinte
años apenas lo reconocería. De ahí que pueda considerarse sin reservas a la marca estadounidense
como uno de los bastiones del audio High End más
puro, una impresión que es reforzada por el hecho
de que a pesar de la importancia fundamental del
A/V y el sonido multicanal en un país como EE.UU.
las realizaciones de Spectral siguen circunscribiéndose de manera estricta al ámbito de la estereofonía. Fue el preamplificador MS-ONE el primer
producto comercializado por Spectral. Estamos
en 1976 y en aquel entonces el nuevo producto
aportó avances extraordinarios con respecto a sus
competidores directos: topología completamente
doble monofónica, circuitos muy rápidos y de muy
amplia banda pasante con acoplo en continua
ejecutados exclusivamente con transistores de
efecto de campo (FET), etapa de fono compatible
con cápsulas de bobina móvil (entonces una rareza en las electrónicas no japonesas), fuentes de
alimentación independientes para cada subsistema con acondicionamiento de la señal de red y
un largo etcétera. Las subsiguientes evoluciones
del MS-ONE desembocaron, ya a principios de la
década de los noventa, en el celebrado DMC-20,
sin ninguna duda el primer “superpreamplificador” de Spectral que vio la luz en nuestro país y
que supuso para muchos aficionados de aquí la
primera toma de contacto con los productos de la
marca. Al cabo de unos pocos años, el equipo de
ingenieros dirigido por Richard Fryer decidió que
era posible dar una vuelta de tuerca extra al DMC20, siendo el resultado el DMC-30, que a su vez fue
posteriormente superado en la forma del fabuloso
DMC-30SL y luego refinado hasta convertirse en
el DMC-30SS. En el ámbito de los amplificadores,
Spectral también supo marcar diferencias gracias
a una concepción estructurada en torno a la exclusiva construcción “Focused Array”, materializada
en una revolucionaria tecnología que se basaba en
el uso de los denominados transistores de efecto de
campo “verticales” o V-FET de alta corriente en la
sección de salida. ¿Por qué los V-FET? Pues por la
sencilla razón de que además de presentar un tiempo de respuesta extremadamente rápido exhibían
un comportamiento muy similar al de las válvulas
Fue el preamplificador MS-ONE el primer producto
comercializado por Spectral.
Estamos en 1976 y en aquel
entonces el nuevo producto
aportó avances extraordinarios
con respecto a sus
competidores directos.
de vacío, a lo que se añade el singular hecho de que
cada uno de los dispositivos en cuestión es excitado
por su propio condensador de alta capacidad y su
propio rectificador, amén de alimentado individualmente por un devanado de transformador aislado
con un nivel de acoplo muy bajo. Además, se utilizaban potenciómetros de teflón ajustables para calibrar –léase polarizar- por separado cada V-FET con
el fin de maximizar su linealidad. Por otro lado, las
agrupaciones de estas secciones de salida alimentadas individualmente utilizaban una construcción que
les permitía dotarse de un potente blindaje electrónico con el fin de reducir drásticamente los niveles
de ruido y eliminar la propagación de interferencias parásitas de bajo nivel. La “Matriz Focalizada”
resultante constituida por esas ocho secciones de
salida alimentadas individualmente se comportaba
como si fuese un todo perfectamente cohesionado,
suprimiéndose casi por completo tanto los acoplos
entre las mismas como los artefactos (parásitos)
debidos al almacenamiento de energía. El resultado
era una dinámica y una transparencia sencillamente
excepcionales que prácticamente no tenían paran-
gón entre las electrónicas de audio de alta potencia
disponibles en el mercado. Aún así, la búsqueda de
la perfección continuó, con innovaciones tales como
los módulos de excitación (“drivers”) híbridos basados en tecnología de montaje en superficie SHHA
(“Spectral High-Speed Hybrid Amplifier” o Amplificador Híbrido de Alta Velocidad de Spectral) y los
transistores de salida MOSFET discretos de las etapas de potencia monofónicas DMA-400 utilizadas en
las audiciones que protagonizan esta reseña.
¿Y qué decir de las fuentes digitales de Spectral?
Pues que el SDR-4000SL incluye, entre otros muchos refinamientos técnicos exclusivos, un convertidor corriente/tensión basado también en un módulo
SHHA, en esencia un amplificador de arquitectura
balanceada ejecutado en su totalidad con transistores –discretos, por supuesto- bipolares y de efecto
de campo de muy altas prestaciones que permite
omitir el empleo de amplificadores operacionales
monolíticos (es decir montados en “chips”) de baja
corriente de polarización y baja velocidad habituales
en la práctica totalidad (las excepciones son muy
pocas) de lectores digitales existentes.
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