Historia de 2º de Bachillerato Textos escogidos 1. Manifiesto de Abrantes (Carlos Mª Isidro de Borbón, Abrantes, 1 de octubre de 1833) Españoles: ¡Cuán sensible ha sido a mi corazón la muerte de mi caro hermano! Gran satisfacción me cabía en medio de las aflictivas tribulaciones, mientras tenía el consuelo de saber que existía, porque su conservación me era más apreciable. Pidamos todos a Dios le dé su Santa gloria, si aún no ha disfrutado de aquella eterna mansión.No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de la sucesión, y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos los amados consanguíneos me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin interrupción debe ser perpetua.Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano (Q.S.G.H) creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora lo será el que no jure mis banderas; a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios, si así conviene, me lleve al seno de mi amada Patria, y a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezca yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben, ni cometan el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado. 2. Convenio de Vergara (31 de agosto de 1839) «Art.1º El capitán general D. Baldomero Espartero recomendará con interés al gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros. Art. 2º Serán reconocidos los empleos, grados y condecoraciones de los generales, jefes, oficiales y demás individuos dependientes del ejército del teniente general Rafael Maroto [...] quedando en la libertad de continuar sirviendo, defendiendo la Constitución de 1837, el trono de Isabel II y la regencia de su augusta madre o bien de retirarse a sus casas los que no quieran servir con las armas en la mano. Art. 3º Los que adopten el primer caso tendrán colocación en los cuerpos del ejército, ya de efectivos, ya de supernumerarios, según el orden que ocupan en la escala de las inspecciones a cuya arma correspondan. Art. 4º Los que prefieran retirarse a sus cuarteles siendo generales o brigadieres obtendrán su cuartel para donde lo pidan con el sueldo que les corresponda: los jefes y oficiales tendrán licencia ilimitada o su retiro según reglamento. Art. 6º Los artículos precedentes comprenden a todos los empleados del ejército, haciéndose extensivos a los empleados civiles que se presenten a los doce días de ratificado este convenio. Art. 7º Si las Divisiones Navarras y Alavesas se presentasen en la misma forma que las Divisiones Castellana, Vizcaína y Guipuzcoana, disfrutarán de las concesiones que se expresan en los artículos precedentes. 3. Constitución de 1837 Art. 2º Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes. La calificación de los delitos de imprenta corresponde exclusivamente a los jurados. Art. 4º Unos mismos códigos regirán en toda la Monarquía, y en ellos no se establecerá más que un, solo fuero para todos los españoles en los juicios, civiles y criminales. 1 Art. 11º La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica que profesan los españoles. Art. 12º La potestad de hacer leyes reside en las Cortes con el Rey. Art. 15º Los Senadores son nombrados por el Rey a propuesta, en lista triple, de los electores que en cada provincia nombran los Diputados a Cortes. Art. 17º Para ser Senador se requiere ser español, mayor de cuarenta años y tener los medios de subsistencia y las demás circunstancias que determine la ley electoral. Art. 20º Los hijos del Rey y del heredero inmediato de la Corona son Senadores a la edad de veinticinco años. 4. Preámbulo y selección de artículos de la Constitución de la monarquía española (23 de mayo de 1845) Doña Isabel H, por la gracia de Dios y de la Constitución de la Monarquía española, Reina de las Españas; a todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que siendo nuestra voluntad y la de las Cortes del Reino regularizar y ponen en consonancia con las necesidades actuales del Estado los antiguos fueros y libertades de estos Reinos, y la intervención que sus Cortes han tenido en todos tiempos en los que los negocios graves de la Monarquía, modificando al efecto la Constitución promulgada en 18 de junio de 1837, hemos venido, en unión y de acuerdo con las Cortes actualmente reunidas, en decretar y sancionar la siguiente. Art. 2. Todos los españoles pueden imprimir y publicar libremente sus Ideas sin previa censura, con sujeción a las leyes [...J Art. 7 No puede ser detenido, ni preso, ni separado de su domicilio ningún español, ni allanada su casa, sino en los casos y en la forma que las leyes prescriban (...) Art. 8 SI la seguridad del Estado exigiese en circunstancias extraordinarias la suspensión temporal en toda la Monarquía o parte de ella, de lo dispuesto en el artículo anterior, se determinará por una ley. Art. 11. La Religión de la Nación española es la Católica, Apostólica, Romana. El Estado se obliga a mantener el culto y sus ministros. Art. 12 La potestad de hacen las leyes reside en las Cortes con el Rey. Art. 13 Las Cortes se componen de dos Cuerpos Colegisladores, iguales en facultades: el Senado y el Congreso de los Diputados. Art. 14 El número de senadores es Ilimitado: su nombramiento pertenece al Rey Art. 15 Sólo podrán ser nombrados senadores los españoles que, además de tener 30 años cumplidos, pertenezcan a las clases siguientes: Presidentes de alguno de los Cuerpos Legislativos. Senadores o diputados admitidos tres veces en las Cortes. Ministros de la Corona. Consejeros de Estado, Arzobispos, Obispos, Grandes de España, Capitanes Generales (...) Los comprendidos en las categorías anteriores deberán además disfrutan de 30.000 reales de renta (...) Títulos de Castilla que disfruten 60.000 reales de renta. Los que paguen con un año de antelación 8.000 reales de contribuciones directas y hayan sido senadores o diputados a Cortes, diputados provinciales, o alcaldes en pueblos de 30.000 almas Art. 1 7. El cargo de senador es vitalicio (...) Art. 20. El Congreso de los Diputados se compondrá de los que nombren los Juntas Electorales en la forma que determine la ley. Se nombrará un Diputado a lo menos par cada 50.000 almas. Art. 26. Las Cortes se reúnen todos los años. Corresponde al rey convocarías, suspenden y cerrar sus sesiones y disolver el Congreso de los Diputados, pero con la obligación, en este último caso, de convocar otras Cortes y reunirlas dentro de tres meses 1...] Art. 45 Además de las prerrogativas que la Constitución señala al Rey, le corresponde: (...) Declarar la guerra y hacer ratificar la paz. (...) Disponer de la fuerza armada, distribuyéndola como más convengo (...) Decretar la inversión de los fondos. (...)Nombrar y separar libremente los ministros. 2 5. Concordato del 1851 Art. 1º La religión católica, apostólica, romana, que con exclusión de cualquiera otro culto continúa siendo la única de la nación española, se conservará siempre en los dominios de S. M. católica con todos los derechos y prerrogativas de que debe gozar según la ley de Dios y lo dispuesto por los sagrados cánones. Art. 2º En su consecuencia la Instrucción en las Universidades, Colegios, Seminarios y Escuelas públicas o privadas de cualquiera clase, será en todo conforme a la doctrina de la misma religión católica: y a este fin no se pondrá impedimento alguno a los obispos y demás prelados diocesanos encargados por su ministerio de velar sobre la pureza de la doctrina de la fe (…) Art. 3º Tampoco se pondrá impedimento alguno a dichos prelados ni a los demás sagrados ministros en el ejercicio de sus funciones. ni los molestará nadie bajo ningún pretexto en cuanto se refiera al cumplimiento de los deberes de su cargo; antes bien cuidarán todas las autoridades del reino de guardarle y de que se les guarde el respeto y consideración debidos, según los divinos preceptos, y de que no se haga cosa alguna que pueda causarles desdoro o menosprecio, S. M. y su real gobierno dispensarán asimismo su poderoso patrocinio y apoyo a los obispos en los casos que le pidan, principalmente cuando hayan de oponerse a la malignidad de los hombres que intenten pervertir los ánimos de los fieles y corromper las costumbres, o cuando hubiere de impedirse la publicación, introducción o circulación de libros malos y nocivos. Art. 4º En todas las demás cosas que pertenecen al derecho y ejercicio de la autoridad eclesiástica y al ministerio de las órdenes sagradas, los obispos y el clero dependiente de e líos gozarán de la plena libertad que establecen los sagrados cánones. Art. 42º A este supuesto, atendida la utilidad que ha de resultar a la religión de este convenio, el Santo Padre, a instancia de S. M. católica, y para proveer a la tranquilidad pública, decreta y declara que los que durante las pasadas circunstancias hubiesen comprado en los dominios de España bienes eclesiásticos, al tenor de las disposiciones antes a la sazón vigentes, y estén en posesión de ellos, y los que hayan sucedido o sucedan en sus derechos a dichos compradores, serán molestados en ningún tiempo ni manera por Su Santidad ni por los Sumos Pontífices sus sucesores antes bien, así ellos como sus causa habientes disfrutarán segura y pacíficamente la propiedad de dichos bienes y sus emolumentos y productos 6. Propaganda electoral aparecida en la Esperanza, texto recogido por Miguel Artola, (1991): Partidos y programas políticos, 1808-1936, tom, II. Madrid, Alianza Editorial, Madrid, 4 de octubre de 1854 CANDIDATURA REPUBLICANA Soberanía nacional con todas sus consecuencias. Sufragio universal, sanción de las leyes por la puebla. Libertad de cultos, de enseñanza, de imprenta, sin restricción de ninguna clase. Derecho de petición, de reunión y asociación. Armamento general del pueblo. Abolición de las quintas y 4e Ejército permanente. (...) Abolición de todas las contribuciones indirectas, remplazando por una sola directa Impuesta sobre el capital (...) Completa descentralización municipal y provincial. Jurado para toda clase de delitos. Aunque la ley electoral vigente excluye del derecho de sufragio a este partido completo en gran parte de las clases trabajadoras, algunos demócratas que consideran los principios arriba consignados como la expresión de las necesidades del país y de la gloriosa revolución de julio. Deseosos de que ambos estén dignamente representados en las Cortes constituyentes, proponen a los electores independientes de esta provincia La candidatura siguiente. 7. Manifiesto de Manzanares (7 de julio de 1854) 3 Nosotros queremos la conservación del trono, pero sin camarillas que lo deshonren; queremos la práctica rigurosa de las leyes fundamentales mejorándolas, sobre todo, la electoral y la de imprenta; queremos la rebaja de los impuestos, fundada en una estricta economía; (…) queremos arrancar los pueblos de la centralización que los devora, dándoles la independencia local necesaria, para que conserven y aumenten sus intereses propios; (…) tenemos consagradas a la voluntad nacional nuestras espadas, y no la envainaremos hasta que ella esté cumplida. 8. Leopoldo O’Donnell, Duque de Tetuán, Conde de Lucena, Capitán General del Ejército español en África y Muley-el-Abbas, Califa del Imperio de Marruecos y Príncipe del Algarbe, autorizados debidamente por S. M. La Reina de las Españas, y por S. M. el Rey de Marruecos, han convenido en las siguientes bases preliminares para la celebración del tratado de paz que ha de poner término a la guerra existente entre España y Marruecos. Artículo 1.: S.M. el Rey de Marruecos cede a S.M. la Reina de España a perpetuidad y en pleno dominio y soberanía, todo el territorio comprendido desde el mar, siguiendo las alturas de Sierra Bullones hasta el barranco de Anghera. Artículo 2.: Del mismo modo, S.M. el Rey de Marruecos se obliga a conceder a perpetuidad en la costa del océano en Santa Cruz la Pequeña, el territorio suficiente para la formación de un establecimiento como el que España tuvo allí anteriormente. (…) Artículo 4.: Como justa indemnización por los gasto de guerra, S. M. el Rey de Marruecos se obliga a pagar a S.M. la reina de España la suma de 20.000.000 de duros. (…) en 25 de marzo de 1860. Firmado, Leopoldo O’Donnell, Firmado Muley-el-Abbas 9. “El Sr. D. Juan Manuel Montalbán, depuesto en el cargo de Rector por no presentar al inicuo e ilegal expediente intentado contra el señor Cautelar, merecía de sus numerosos amigos, de sus infinitos admiradores, sobre todo de la juventud escolar una muestra de sincera adhesión. El medio escogido por los estudiantes de la Universidad Central que veían amenazados y heridos los derechos del profesorado fue una serenata. Los estudiantes de la Universidad comisionaron al señor marqués de la Florida para que fuese al Gobierno civil a, pedir el permiso necesario para la serenata, (…) Por fin dieron el permiso. (…), negarla a última hora; ocupar militarmente las pacíficas calles adyacentes al teatro de la Ópera, salir el gobernador civil a la cabeza de sus huestes; (…) dar órdenes al capitán general como si estuviéramos en vísperas de una inmensa catástrofe; (…) ¿Si necesitará el general Narváez declarar a España en estado de sitio y deportar a la mitad de los españoles a Filipinas para despojar de su cátedra a un catedrático? La Democracia, 9 de abril de 1865 10. El Pacto de Ostende (16 de agosto de 1866) 1º Que el objeto y bandera de la revolución en España es la caída de los Borbones.2º Que siendo, para los demócratas, es un principio esencial de su dogma político el sufragio universal, y admitiendo los progresistas el derecho moderno constituyente de un plebiscito, la base para la inteligencia de los dos partidos fuera que por un plebiscito (...) o por unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal, se decidiría la forma de gobierno que se había de establecer en España (...), en la inteligencia de que, hasta que así se decidiera, había de ser absoluta la libertad de imprenta, y sin ninguna limitación el derecho de reunión, para que la opinión nacional pudiese ilustrase y organizase convenientemente (....) 11. 1º. Que el objeto, y bandera de la revolución en España, es la caída de los Borbones. 2º. Que siendo para los demócratas un principio esencial de su dogma político el sufragio universal, y 4 admitiendo los progresistas el derecho moderno constituyente del plebiscito, la base para la inteligencia de los dos partidos fuera que por un plebiscito (…) o por unas Cortes constituyentes elegidas por sufragio universal, se decidiría la forma de gobierno que se había establecer en España (…), en la inteligencia de que, hasta que así se decidiera, había de ser absoluta la libertad de imprenta, y sin ninguna limitación el derecho de reunión, para que la opinión nacional pudiese ilustrarse y organizarse convenientemente (…) Manifiesto de don Carlos María de la Torre sobre los acuerdos de los Firmados del Pacto de Ostende, (Bruselas, 1867) 12. Proclama del general Prim (Cádiz, 19 de septiembre de 1868) Ayer gemíais bajo la presión de un gobierno despótico. Hoy ondea sobre vuestros muros el pendón de la libertad. La escuadra nacional primero, conducida por el bravo brigadier Topete, la guarnición y el pueblo fraternizando después, han proclamado la revolución, y Cádiz está en armas. (...) Mientras llega el momento de que la España, libremente convocada, decida sus destinos, es necesario organizarse para continuar la lucha y no dejar las poblaciones huérfanas de toda autoridad. Ésta es la razón que me obliga a elegir una Junta provisional que atienda a los servicios más urgentes, que administre la localidad. (...) Acabemos el movimiento revolucionario, despertemos el entusiasmo y conservemos el orden en las poblaciones, y reservemos al sufragio universal primero, y a las Cortes Constituyentes después, que decidan de nuestros destinos. Hoy somos todos revolucionarios. Mañana seremos buenos y dignos ciudadanos que acatan el fallo supremo de la Soberanía nacional. 13. Manifiesto del Gobierno provisional (25 de Octubre de 1868) « (…) Como punto de partida para la promulgación de sus principios generadores, la revolución por sentar un hecho que es la base robusta sobre la cual deben descansar sus reconquistadas libertades. Este hecho es el destronamiento y expulsión de una dinastía que, en abierta oposición con el espíritu del siglo, ha sido rémora a todo progreso, y sobre la cual el Gobierno provisional, por respeto a sí mismo, cree oportuno 'tender la conmiseración de su silencio. (…) Destruido el obstáculo y expedido el camino, la revolución ha establecido el sufragio universal como la demostración más evidente y palpable de la soberanía del pueblo (…) La más importante de todas, por la alteración esencial que introduce en la organización secular de España, es la relativa al planteamiento de la libertad religiosa. (…) No se vulnerará la fe hondamente arraigada porque autoricemos el libre y tranquilo ejercicio de otros cultos en presencia del católico. La libertad de enseñanza es otra de las reformas radicales que la revolución ha reclamado y que el Gobierno provisional se ha apresurado a satisfacer sin pérdida de tiempo. Los excesos cometidos en estos últimos años por la reacción desenfrenada y ciega ese estado de descomposición a que había llegado la instrucción pública en España. Y como natural resultado de la libertad religiosa y de la enseñanza, la revolución ha proclamado también la libertad de imprenta, sin la cual aquellas conquistas no serían más que fórmulas ilusorias y vanas. (…) Las libertades de reunión y asociación pacificas, perennes fuentes de actividad y progreso, que tanto han contribuido en el orden político y económico al engrandecimiento de otros pueblos, han sido asimismo reconocidas como dogmas fundamentales por la revolución española. 14. Constitución de 1869 5 «La NACIÓN ESPAÑOLA, y en su nombre las Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal, deseando afianzar la justicia, la libertad y la seguridad (…) decretan y sancionan la siguiente Constitución. Art. 3. Todo detenido será puesto en libertad o entregado a la autoridad judicial dentro de las veinticuatro horas siguientes al acto de detención Art. 4. º Ningún español podrá ser preso sino en virtud de mandamiento de juez competente (…) Art. 5º Nadie podrá entrar en el domicilio de un español o extranjero residente en España sin su consentimiento, excepto en los casos urgentes de incendio, inundación u otro peligro análogo, o de agresión legítima procedente de adentro o para auxiliar a persona que desde allí pida socorro. (…) la entrada en el domicilio sólo podrá decretarse por juez competente y ejecutarse de día (…) Art. 7º En ningún caso podrá detenerse ni abrirse por autoridad gubernativa la correspondencia confiada al correo, ni tampoco detenerse la telegráfica. Art. 14º Nadie podrá ser expropiado de sus bienes sino por causa de utilidad común y en virtud de mandamiento judicial, que no se ejecutará sin previa indemnización regulada por el juez con intervención del interesado. (…) Art. 21º La Nación se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica. El ejercicio público o privado de cualquier otro culto queda garantizado a todos los residentes extranjeros en España, sin más limitaciones que las reglas universales de la moral y del derecho. Si algunos españoles profesaren otra religión que la católica, es aplicable a los mismos todo lo dispuesto en el párrafo anterior. Art. 22º [...] Tampoco podrán establecerse la censura, el depósito ni el editor responsable para los periódicos. Art. 27º Todos los españoles son admisibles a los empleos y cargos públicos según su mérito y capacidad. Art. 32º La Soberanía reside esencialmente en la Nación, de la cual emanan todos los poderes. Art. 33º La forma de gobierno de la Nación española es la Monarquía. (…) 5 de junio de 1869 15 La proclamación de la República. “La República vino por donde menos esperábamos: De la noche a la mañana Amadeo de Saboya, resuelve abdicar por sí y por sus hijos la corona de España. Vacío el trono, mal preparadas estaban las cosas para la restauración de los Borbones; sin más príncipes a los que volver los ojos, los hombres políticos sin distinción de bandos ven casi todos como necesidad proclamar la República… ¿Qué República era la proclamada? Ni la federal ni la unitaria. Había mediado acuerdo entre los antiguos y modernos republicanos y habían convenido en dejar a unas Cortes Constituyentes la definición y la organización de la nueva forma de Gobierno. La federación de abajo arriba era desde entonces imposible: no cabía sino la que determinasen, en el caso de adoptarla, las futuras Cortes” FRANCISCO PI Y MARGALL: El reinado de Amadeo de Saboya y la República 1873 16. López-Cordón, María Victoria (1976): La revolución del 1868 y la 1 República, Madrid, Siglo XXI, p. 78-79. Frente al sexenio, las etiquetas se multiplican: ¿revolución liberal de clases medias o revolución social? (...) ¿Período caótico?, (...). ¿o simple reajuste encaminado a aliviar la crisis del capitalismo español y a favorecer el inicio de una nueva etapa de crecimiento? (...) Podrían señalarse, sin embargo (...) para no desenfocar los problemas: en primer lugar, la propia realidad social española. que no está constituida sólo por la burguesía de agitación, por los políticos madrileños o por el proletariado industrial, sino por el peso mayoritario cuantitativamente y difícil de determinar cualitativamente del mundo rural. (...); después, la necesidad de desprenderse de una vez para siempre de la falsedad de las explicaciones «casticistas»: ni el federalismo, ni el apoliticismo de los internacionalistas, ni las tensiones sociales eran genialidades ibéricas justificativas del mito de la ingobernabilidad de los españoles y de su retraso peculiar, sino que correspondían a realidades 6 muy concretas, vigentes en Europa durante esos años, (...) y por último, la guerra factor decisivo y siempre marginado del sexenio, guerra civil, contra la que se estrellan una gran parte de las reformas políticas, y guerra en dos frentes, las provincias del Norte y Cuba. Ni el conflicto carlista era nuevo, ni el colonial acabará entonces, pero la coincidencia de ambos sólo se produce en este momento. A la hora de tratar de hacer un balance del sexenio hay dos hechos que en medio de los interrogantes aparecen con cierta claridad: que no podemos considerar la Revolución de Septiembre como una revolución, pero no sólo porque fracasara, sino porque nunca hubo intención de llevarla a cabo, y que, sin embargo, su experiencia, como la vivencia de toda coyuntura conflictiva, si Influyó en la trayectoria de la historia de España posterior. Señores: con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; y con la renuncia de Amadeo, la monarquía democrática. Nadie, nadie ha acabado con ella. Ha muerto por sí misma. Nadie trae la república; la traen las circunstancias: la traen una conspiración de la sociedad, de la naturaleza, de la historia Discurso de Castelar en el Congreso, 11 de febrero de 1873 17. Grito de Yara Apenas iniciada su andadura, y como consecuencia de la ineficaz política colonias isabelina, el Gobierno provisional tiene que hacer frente al levantamiento independentista cubano, que origina un conflicto armado de diez años de duración. Carlos Céspedes es el líder revolucionario cubano que, el 10 de octubre de 1868, se levanta en Yara contra el dominio colonial español al grito de «Cuba libre». Los objetivos de los revolucionarios cubanos, que cuentan con el apoyo de Estados Unidos, se expresan en la proclamación que la Junta revolucionaria de Cuba realiza a favor del libre comercio, de un sistema político liberal y de la liberación de los esclavos. En la guerra, que se desarrolla con gran dureza y finaliza, durante el reinado de Alfonso XII, con la Paz de Zanjón (1878), perecen más de 100000 españoles. 18. Proclama del cantón de Cartagena «Siendo víctima Cartagena de un atentado nunca visto contra el derecho de humanidad, hacemos saber al Gobierno centralista que, sí en el término de veinticuatro horas no se suspende el bombardeo, que está asesinando a un pueblo inocente en nuestros castillos, en nuestros baluartes, en nuestros buques, enarbolaremos la bandera angloamericana. Si el matar silenciosamente a la mujer y al niño se llama derecho; si está en esta barbarie el derecho patrio, Cartagena maldice a la patria. Elija el Gobierno de Madrid, de ser tratados como tigres o pediremos ser criaturas humanas en el seno de un pueblo libre, digno, trabajador y honrado.» Cartagena, 16 de diciembre de 1873. 19. Amadeo de Saboya “Dos años largos ha que ciño la Corona de España, y España vive en constante lucha, viendo cada vez más lejana la era de la paz y la ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha (…) sería el primero en combatirlos; pero todos lo que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan y parpadean los males de la Nación son españoles, todos invocan al dulce nombre de la patria (…) entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cuál es la verdadera, y más imposible todavía hallar el remedio para tamaños males. Lo he buscado ávidamente dentro de la ley y no lo he hallado. Fuera de la ley no ha de buscarlo quien prometió observarla (…). Éstas son, señores diputados, las razones que me mueven a devolver la Nación y en su nombre a vosotros, la Corona que me ofreció el voto nacional, haciendo de ella renuncia por mi, por mis hijos y sucesores” 7 Palacio de Madrid a 2 de enero de 1873 20. Manifiesto de Sandhurst. Alfonso de Borbón. York-Town (Shandurst), 1 de diciembre de 1874. (…)Por virtud de la espontánea y solemne abdicación de mi augusta madre, tan generosa como infortunada, soy único representante yo del derecho monárquico en España. Arranca éste de una legislación secular, confirmada por todos los precedentes históricos, y está indudablemente unido a las instituciones representativas, que nunca dejaron de funcionar legalmente durante los treinta y cinco años transcurridos desde que comenzó el reinado de mi madre hasta que, niño aún, pisé yo con todos los míos el suelo extranjero sin duda, lo único que inspira ya confianza en España es una Monarquía hereditaria y representativa, mirándola como irreemplazable garantía de sus derechos e intereses desde las clases obreras hasta las más elevadas (...). Si una Junta de Senadores y Diputados, sin ninguna forma legal constituida, decretó la República, bien pronto fueron disueltas las únicas Cortes convocadas con el deliberado intento de plantear aquel régimen por las bayonetas de la guarnición de Madrid No hay que esperar que decida yo nada de plano y arbitrariamente; sin Cortes no resolvieron los negocios arduos los Príncipes españoles allá en los antiguos tiempos de la Monarquía, y esta justísima regla de conducta no he de olvidarla yo en mi condición presente, y más cuando todos los españoles están ya habituados a los procedimientos parlamentarios Nada deseo tanto como que nuestra patria lo sea de verdad. A ello ha de contribuir poderosamente la dura lección de estos tiempos, que si para nadie puede ser perdida todavía lo será menos para las honradas y laboriosas clases populares, víctimas de sofismas pérfidos o de absurdas ilusiones [...].Por mi parte, debo al infortunio estar en contado con los hombres y las cosas de la Europa moderna, y si en ella no alcanza España una posición digna de su historia, y de consumo independiente y simpática, culpa mía no será ni ahora ni nunca. Sea lo que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni, como todos mis antepasados, buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal (...) 21. La Constitución de 1876 Art. 11 La religió N católica, apostólica, romana, es la del estado. La nación se obliga a mantener el culto y sus ministros […] Art. 13 Todo español tiene derecho a emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito, valiéndose de la imprenta o de otro procedimiento semejante, sin sujeción a la censura previa. De reunirse pacíficamente. De asociarse para los fines de la vida humana. De dirigir peticiones individual o colectivamente al rey, a las Cortes y a las autoridades. El derecho de petición no podrá ejercerse por ninguna clase de fuerza armada […] Art. 18 La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el rey. Art. 19 Las Cortes se componen de dos cuerpos colegisladores iguales en facultades; el Senado y el Congreso de los Diputados. Art. 20 El Senado se compone: 1º de senadores por derecho propio. 2º De senadores vitalicios nombrados por la corona. 3º De senadores elegidos por las corporaciones del Estado y mayores contribuyentes […] Art 27 El Congreso de los Diputados se compondrá de los que nombre las juntas electorales, en la forma que determine la ley. Se nombrará un diputado a lo menos por cada cincuenta mil almas de población. 22. Discurso de Cánovas en el Congreso de los Diputados, el 11 de marzo de 1876 (…) el nuevo reinado ha creído, bajo mí responsabilidad, que viniendo aquí sin otra información que la del principio hereditario, al país, a las Cortes tocaba resolver los demás. Conste que estamos aquí para resolver eso, y que estamos aquí con el principio que este gobierno profesa (…), que la soberanía en su forma reside en las Cortes con el rey, las Cortes con el rey son las que ha de fallar libremente (…) sobre la forma constitucional que convenga acepta a España bajo la base del principio hereditario (…) 8 Para nosotros jamás, por ningún camino, se puede llegar por medio de la legalidad a la supresión de la monarquía, a causa de que sin la monarquía puede haber hechos, puede haber fuerza, puede haber batallas; pero no hay ni puede haber legalidad (…) Y es que para tocar la Constitución del Estado, expresión de estos conceptos anteriores, siempre se necesita en uno u otro momento, siquiera sea en un solo momento decisivo, siempre se necesita la sanción real. ¿Quién habla, quién puede hablar, quién puede sospechar que sea posible esa pretendida evolución legal? ¿Quién cuenta jamás con el suicidio entre las soluciones naturales y legales referentes a la vida humana? Ni las Cortes es posible que voten su supresión, ni es posible que acuerde su supresión el monarca y de aquí que las Cortes y el Rey, que están antes que la Constitución, pues la Constitución se hace entre el rey y la Cortes, están también sobre la Constitución; porque la Constitución no puede tocar ni a las Cortes ni al Rey (…) Discurso de Antonio Cánovas del Castillo en el Congreso de los Diputados (1876) 23. Decreto de Abolición de los Fueros Vascos (21 de julio de 1876) Don Alfonso XII, por la gracia de Dios, Rey constitucional de España: A todos los que las presentes vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionado lo siguiente: Art. 1. Los deberes que la Constitución política ha impuesto siempre a todos los españoles de acudir al servicio de las armas cuando la ley los llama, y de contribuir en proporción de sus haberes a los gastos del Estado, se extenderán, como los derechos constitucionales se extienden, a los habitantes de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava del mismo modo que a los de las demás de la Nación. Art. 2. Por virtud de lo dispuesto en el artículo anterior, las tres provincias referidas quedan obligadas desde la publicación de esta ley a presentar, en los casos de quintas o reemplazos ordinarios y extraordinarios del Ejército, el cupo de hombres que les correspondan con arreglo a las leyes.» 24. Memorial en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña. Dirigido al rey Alfonso XXII (…) No tenemos, Señor pretensión de debilitar, ni mucho menos tacar, la gloriosa unidad de la patria española (…) señor, se nos arrebató nuestro sistema administrativo, que hoy encuentran bueno e imitan naciones cultas de Europa, para ser sustituido; primero por el sistema castellano, y hoy por una copia imperfecta y viciosa del sistema francés. No podemos usar nuestra lengua más que en nuestros hogares y conversaciones familiares. (…) Nuestros industriales han creado una industria española que en cuarenta años ha progresado y alcanzado un altísimo nivel. Esta industria viene siendo atacada de raíz de algunos años a esta parte (…) 25. Bases de Manresa: Asamblea de delegados de la Unió Catalanista (27 de marzo de 1892) 1ª. Quedarán a cargo del Poder central: las relaciones internacionales; el ejército de mar y tierra, las obras de defensa y militar; las relaciones económicas de España con los demás países y en consecuencia fijar los aranceles y el capítulo de aduanas; la construcción y conservación de carreteras, ferrocarriles, canales y puertos que sean de interés general Base 2º En la parte dogmática de la constitución regional catalana mantendrá el temperamento expansivo de nuestra antigua legislación, reformando, para ponerla de acuerdo con las nuevas necesidades, las sabias disposiciones que contiene respecto a los derechos y libertades de los catalanes. Base 3ª. La lengua catalana será la única que podrá usarse con carácter oficial en Cataluña y en las relaciones de esta región con el poder central. 9 Base 4ª. Sólo los catalanes, tanto los de nacimiento como los que sean por naturalización, podrán desempeñar cargos públicos en Cataluña, incluidos los gubernativos y administrativos que dependan del poder central. También deberán ser desempeñados por catalanes los cargos militares que comporten jurisdicción (…) Base 6ª. Cataluña será la única soberana de su gobierno interior, por tanto dictará libremente sus leyes orgánicas, cuidará de su legislación civil, penal, mercantil, administrativa y procesal, establecimiento y percepción de impuestos, acuñación de moneda. Base 7ª. El poder legislativo regional radicará en las Cortes catalanas que deberán reunirse cada año en época determinada y en lugar distinto. Las Cortes se formarán por sufragio de todos los cabezas de familia agrupados por clases fundadas en el trabajo manual, en la capacidad o en las carreras profesionales y en la prosperidad, industria y comercio a través de la correspondiente organización gremial (…). Base 12ª. Cataluña contribuirá a la formación del ejército permanente de mar y tierra por medio de voluntarios o bien por compensación en metálico convenida de antemano como antes de 1845. Base 13ª. La conservación del orden público y del interior de Cataluña estará confiada al Somatén y para el servicio activo permanente se creará un cuerpo parecido al de Mozos de Escuadra o de la Guardia Civil. Todas estas fuerzas dependerán únicamente del poder regional. ¡Con cuanta tristeza los que somos españoles antes que hombres de partido hemos oído describir a nuestros amigos y allegados de las provincias esas presentaciones de los gobernadores flamantes, traídos en palmas por el cacique principal, días o semanas atrás venido a Madrid a luchar en tremenda lid con las influencias de correligionarios rivales y que regresa triunfante con un gobernador “cosa suya”! SIVELA, FRANCISCO “Gobierno, gobierno, gobierno”. La Época 31-III-1881 26. Manifiesto de Montecristi (Montecristi, Santo Domingo, 25 de febrero de 1895). Firmado por José Martí y Máximo Gómez. La guerra no es contra el español que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá gozar respetado, y aun amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino. Nosotros, los cubanos, empezamos la guerra, y los cubanos y los españoles, la terminaremos (…). No hay odio en el pecho antillano, y el cubano saluda en la muerte al español a quien la crueldad del ejército forzoso arrancó de su casa y su terreno para venir a asesinar en pecho de hombres la libertad que él mismo ansia. Más que saludarlo en la muerte quisiera la Revolución acogerlo en vida, y la República será un tranquilo hogar para todos los españoles laboriosos y honestos, que podrán gozar en ella de la libertad y de los bienes que no habrán de encontrar aun por largo tiempo en la flaqueza, la apatía y los vicios políticos de su país (…) 27. Tratado de París (10 de diciembre de 1898) Art. 1. España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba (…) Art. 2. España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás, que están ahora bajo su soberanía en las Indias Occidentales, y la isla de Guam en el archipiélago de a Marianas o Ladrones. Art. 3. España cede a Estados Unidos el archipiélago conocido por las islas Filipinas (…). Los Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares (20.000.000) dentro de los tres meses después del canje de ratificaciones del presente Tratado (…). Art. 9. Los súbditos españoles (…) podrán permanecer en dicho territorio a marcharse de él, conservando, en uno u otro caso, todos sus derechos de propiedad (…). Texto 2.24(a) Pacto de Bruselas 28. El Consejo de Ministros, después de analizar detenidamente la situación 10 El senado y la Cámara de los Estados Unidos en el Congreso acuerdan: Primero: Que el pueblo de Cuba es y debe es libre e independiente. Segundo Que es deber de los Estados Unidos exigir, y por la presente su gobierno exige, que el gobierno español renuncie inmediatamente a su autoridad y al gobierno de Cuba y retire sus fuerzas terrestres y navales de la isla. Tercero: Que se autorice al Presidente de los Estados Unidos, se le encargue y ordene que utilice toda las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos y llame al servicio activo a las milicias de los diferentes Estados de la Unión en el número que considere oportuno para llevar a efecto las medidas aquí dispuestas. Y cuarto: Que los Estados Unidos por la presente niegan que tengan ningún deseo ni intención de ejercer jurisdicción ni soberanía, ni de intervenir en el gobierno de Cuba sino es para su pacificación, y afirma su propósito de abandonar el dominio y el gobierno de la isla a su pueblo una vez realizada dicha pacificación. Ultimátum enviado por el Congreso de los EE.UU. a España (18 de abril de 1899) 29. Enric Prat de la Riba. Nacionalisme cátala i separatisme espñyol (1900) Enclavada Cataluña en el área geográfica conocida con el nombre de España, somos españoles, del mismo modo que somos europeos por estar comprendida España dentro del continente Europa. Gobernada España por el Estado español, los catalanes somos españoles como miembros de este Estado, como ciudadanos de esta sociedad política. NO somos, pues, enemigos de España, tomada en este sentido (el único real), ni al combatir el estado español queremos otra cosa que rehacerlo con equidad y justicia y con una organización más adecuada y perfecta, dentro de la cual Cataluña puede encontrar una vida de libertad y de progreso. 30. Costa, Joaquín (1901): Oligarquía y caciquismo(Los) elementos componentes de nuestro régimen oligárquico (…) son tres 1º Los oligarcas (los llamados primates) prohombres o notables de cada bando, que forman su plana mayor, residentes ordinariamente en el centro. 2º Los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados por el territorio. 3º El gobernador civil, que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la nación. Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernantes distribuida o encasillada en partidos.En las elecciones no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que, para dirigir desde él a las masas, les había sido entregado. (…) Yo tengo para mí que eso que complacientemente hemos llamado y seguimos llamando “partidos”, no son sino facciones, banderías o parcialidades de carácter marcadamente personal, caricaturas de partidos formadas mecánicamente, a semejanza de aquellas otras que se constituían en la Edad Media y en la corte de los reyes absolutos, sin más fin que la conquista del mando, y en las cuales la reforma política y social no entra de hecho, aunque otra cosa aparente, más que como un accidente, o como un adorno, como insignia para distinguirse o como pretexto para justificar la pluralidad. Los doctores de las política y los facultativos de cabecera estudiarán, sin duda, el mal; discutirán sobre los orígenes, su clasificación y sus remedios, pero el más ajeno a la ciencia que preste alguna atención a asuntos públicos observa este singular estado de España: donde quiera que se ponga el tacto, no se encuentra el pulso (…). La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular. Hablaban con elocuencia los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la postrera gota de sangre (…) de los demás (…); pero sin alterar vidas, ni costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, le toque ocupar el Gobierno (…) F. Sivela, “España sin pulso, El Tiempo, 16 de agosto de 1898 11