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LANGEBAEK, C. H.: MERCADO, POBLAMIENTO E INTEGRACIÓN ÉTNICA ENTRE LOS MUISCAS. SIGLO XVI.
BOGOTÁ, BANCO DE LA REPÚBLICA, 1987.
Resumen
CAPÍTULO I: ORGANIZACIÓN SOCIAL
“Los muiscas constituían en el siglo XVI el grupo de lengua chibcha más importante de los Andes colombianos. Su origen tuvo raíces probablemente en la costa atlántica venezolana, o en las tierras bajas del oriente de Sudamérica, áreas en las cuales se puede detectar la presencia de tradiciones culturales similares a las del altiplano Cundiboyacaense. La población muisca (...) parece haber llegado
a la cordillera oriental hacia los siglos IX y X de nuestra era (...).
“De acuerdo con las crónicas de los siglos XVI y XVII los muiscas habían alcanzado un grado de centralización política mayor que
el de los otros grupos indígenas que ocupaban el territorio nacional, lo cual había provocado que gran porción del territorio estuviera
bajo el dominio de unos pocos caciques, principalmente los de Bogotá, Tunja, Sogamoso y Duitama. Las fuentes, sin embargo, no diferencian claramente las jerarquías que había por debajo de esos personajes, aunque mencionan la existencia de caciques ‘sujetos’ a
los susodichos, así como de unos individuos que fueron denominados ‘capitanes’. (...)
“A juzgar por las crónicas es claro que no todos los caciques tenían el mismo status. Algunos, por ejemplo, se hacían llamar ‘uzaques’, término que según Castellanos servía para designar a ‘caballeros bien nacidos’ a quienes el cacique de Bogotá ‘fiaba su persona
y a los cuales se les consultaba sobre asuntos de estrategia militar’. (...)
“Concluiremos, entonces, que es muy difícil asignar un sentido preciso a los términos que los españoles usaron para denominar a las
unidades que componían la organización social muisca (...). A pesar de esto, podemos confiar en la información en cuanto a que los
personajes más importantes de la jerarquía política fueron los caciques, en ocasiones denominados ‘uzaques’, así como los capitanes
de ‘uta’ y ‘sybyn’. Estos figuran en los documentos de archivo como individuos, desligados de la producción de alimentos, que además tenían otras prerrogativas de acuerdo con sus méritos. (...)
“El cargo de Cacique y, posiblemente, el de Capitán pasaba usualmente de tío a sobrino de hermana mayor matrilateral.
“Es evidente que en algunas ocasiones la norma de sucesión debía ser flexible, sobre todo cuando no se consideraba apto al supuesto sucesor para desempeñar el oficio o faltaba el sobrino, hijo de hermana mayor. (...)
“Ahora bien, aparte de los caciques y capitanes a cuyo mando estaban unidades sociales determinadas, v. g. ‘capitanías’ y ‘cacicazgos’, otros individuos ocupaban posiciones privilegiadas y eran respetados. Entre ellos estaban los jeques encargados de hacer sacrificios, que sabían de ‘hierbas virtuosas’ y eran, por lo tanto, ‘médicos’ temidos ‘espiritualmente’ y ‘temporalmente’. (...)
“De acuerdo con Fray Pedro Simón, los jeques no estaban vinculados a la producción de alimentos, puesto que la comunidad los
vestía y alimentaba. Según parece, una de sus tareas era la de cuidar santuarios o ‘cucas’. (...)
“otros individuos que pudieron tener un status alto fueron los ‘quechas’, guerreros reclutados entre los indígenas más valientes y
prestigiosos de los dominios del cacique de Bogotá y que se localizaban en sitios fronterizos de su confederación (...). De acuerdo con
Simón, entre las prerrogativas de estos individuos figuraba la de poder heredar el cargo de cacique en el caso de quedar vacante una
de esas posiciones en los dominios de su confederación.
“(...). En síntesis, se ha llegado a un acuerdo en cuanto que los indígenas tenían un principio de filiación matrilineal por ‘capitanías’.
(...)
“(...) el matrimonio era virilocal (...). [El principio de residencia] implicaba, necesariamente, que un capitán o cacique podía tener
dispersos a muchos de los miembros de su grupo que le debían respeto. (...)
“Compuesta por un grupo de gente vinculada a través de vínculos maternos, las capitanías funcionaban a nivel de grupo corporado
que compartía el trabajo (aunque las mujeres se trasladaban a diversos sitios cuando se casaban), así como el acceso a recursos.
“(...) las referencias tomadas por los cronistas casi sin excepción provienen de los informantes de Bogotá y Tunja, los dos cacicazgos que pretendían dominar el sur y el norte del territorio muisca, respectivamente. (...)
“Las fuentes etnohistóricas coinciden en afirmar que el cacique de Bogotá era el más poderoso del territorio muisca a la llegada de
los españoles, aunque, supuestamente, había logrado su prestigio poco antes de la conquista. (...)
“En términos geográficos, la Confederación de Bogotá era la más grande: dominaba varios valles fríos y la totalidad del más amplio
–la sabana de Bogotá- así como una buena porción del páramo de Sumapaz, las cuencas intermontanas de los ríos Guavio y Negro y
las laderas templadas de la cordillera de la mayor parte del actual territorio de Cundinamarca. (...)
“Las fuentes hablan tanto de la existencia de aldeas nucleadas como de viviendas dispersas (...)
“Por otra parte, los bohíos dispersos de los que hablaban las crónicas se describieron como pequeñas viviendas de planta redonda,
situadas al lado de pequeñas parcelas y, a veces, rodeadas por algunas piedras puestas en círculo. Se trata, con toda probabilidad, de
las llamadas ‘gueta’ en las gramáticas de lengua chibcha, haciendo referencia a las casas (gue) de labranza (ta) y cuyos rastros aun
pueden verse en las laderas de las colinas que bordean los vales fríos, en los cañones interandinos y en algunas partes de los flancos de
la cordillera.
“(...)
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“Por otro lado, parece probable que cada familia tuviera acceso por lo menos a una parcela cerca de su vivienda en la aldea de su
capitanía y que controlara varias más en el campo. (...). Un patrón de poblamiento semejante puede entenderse como una forma de
maximizar el acceso a la enorme variedad de econichos y recursos que ofrece el medio andino. (...).
“Los datos hasta ahora disponibles sobre control de pisos térmicos entre los muiscas sugieren el desplazamiento de indígenas sobre
distancias relativamente reducidas, con la coexistencia de aldeas nucleadas estables y construcciones más o menos provisionales en
diversos sitios. Tal información podría dar pie para homologar el patrón de poblamiento muisca al concepto de ‘microverticalidad’ definido en la sierra ecuatoriana para los casos en que había ‘campos situados en diferentes pisos ecológicos alcanzables en un mismo
día, con la posibilidad de regresar al mismo lugar por la noche’. No se puede descartar, sin embargo, la existencia de desplazamientos
más largos, sobre todo por parte de comunidades alejadas de los cañones interandinos y las laderas de la cordillera’.
CAPÍTULO II: CIRCULACIÓN DE PRODUCTOS
“(...)
“Desde el punto de vista de esta investigación, el tributo y redistribución no implican la idea de un reparto equitativo, pero sí la
existencia de especialistas que almacenaban los excedentes de producción para distribuirlos según necesidades socialmente impuestas.
Esta perspectiva implica, desde luego, que aunque se tratara de una pauta de circulación de bienes muy centralizada, se puede considerar como una forma de hacer distribuir productos y no acumularlos.
“(...) solo puede existir en aquellos grupos en los cuales los sobrantes permiten mantener especialistas útiles al grupo. Tal podría ser
el caso de los caciques, capitanes y jeques muiscas, los cuales cumplían con funciones específicas y eran alimentados por la comunidad. (...)
“El monto de los artículos que recibía el cacique podía ser grande, pero no faltan datos acerca de que algunos individuos asistentes a
las fiestas regresaban a sus bohíos con más de lo que habían llegado. (...)
“Ahora bien, aparte de la siembra y la cosecha, existían otras oportunidades en las cuales se centralizaba la circulación de productos. Cuando se iba a iniciar una guerra (...)
“Es claro, de acuerdo con los datos expuestos, que la redistribución parece haber sido un aspecto difícilmente deslindable del tributo. Incluso existen evidencias que sugieren que del volumen de los artículos que los caciques acumulaban y distribuían dependía en
gran parte su capacidad para mantenerse en una posición de honor y que, por si alguna razón, el mecanismo redistributivo fracasaba,
el prestigio de estos disminuía. (...)
“En síntesis, los caciques actuaban como verdaderos especialistas en el almacenamiento y redistribución de los artículos excedentes
comunales, en este caso necesarios para suplir necesidades colectivas: realizar rituales propiciatorios, promover individuos que se hubieran destacado por aptitudes especiales, o sostener especialistas. Como una forma más de circular productos, la centralización de los
mismos a nivel de cacicazgos o de confederación debió facilitar el acceso mutuo a recursos producidos en diversas partes y, en cierta
medida, corresponde a una forma de control de diversas ecologías. (...)
“Para cuando los españoles llegaron al territorio muisca, estos habían alcanzado un nivel de desarrollo en el cual el cultivo de alimentos ocupaba un lugar preponderante dentro de las prácticas económicas. (...)
“Parece probable que los instrumentos agrícolas utilizados por los muiscas se limitaban al bastón de cavar y las hachas de piedra, es
decir los mismos que conocían los demás grupos precolombinos de las cordilleras. (...)
“Desde el punto de vista tecnológico, un desarrollo notable de la agricultura indígena lo constituye la elaboración de terrazas de cultivo, aunque de todos modos se trata de construcciones muy elementales si se las compara con aquellas encontradas en los Andes centrales o en las montañas del occidente venezolano. (...)
“La mayor parte de las evidencias disponibles sugieren, en todo caso, que las áreas agrícolas más importantes fueron las partes planas de los valles fríos no inundables, las cuales fueron utilizadas con el fin de obtener cosechas sin los riesgos de erosión, poca fertilidad y gran inversión de trabajo que implica laborar en tierras de pendientes. (...)
“(...) resulta plausible que los indígenas del Altiplano no utilizaran el riego como una práctica agrícola común. (...)
“(...) [La rotación de la tierra] debió darse en aquellas regiones donde se presentaban limitaciones en la capacidad de los suelos, las
cuales no podían ser obviadas de otra forma puesto que los muiscas no parecen haber conocido el uso de abonos o fertilizantes que
permitieran enriquecer la capa húmica por medios artificiales. (...) Parece probable, dada la ausencia de datos, que los suelos ricos de
muchas partes de la cordillera, particularmente de los valles fríos donde se concentraba la mayor parte de la población, no obligaron a
trasladar parcelas, al menos durante largos períodos.
“(...)
“Si nos atenemos a las crónicas más tempranas, los principales cultivos de los muiscas a la llegada de los españoles eran de maíz,
papa, yuca dulce, batata, frijol, piña, ají. (...)
“(...)
“Lo anterior indicaría que, salvo calamidades, las comunidades indígenas de los altiplanos fueron autosuficientes en la producción
de alimentos. (...)
“De acuerdo con los datos expuestos, es obvio que los muiscas podían recurrir al intercambio con el fin de obtener comida. Sin embargo, además de eso, también tuvieron acceso a otras alternativas, las cuales se explican a continuación:
a) Control de nichos ecológicos diversos.
“(...)
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“Lo urgente ahora es emprender investigaciones sobre las ventajas de las tierras altas que finalmente prevalecieron sobre el inconveniente de las heladas y granizadas. Entre ellas, probablemente, sea necesario destacar: el acceso a cotos de caza, la posibilidad de
almacenar alimentos durante más tiempo (...), la oportunidad de cultivar productos útiles que no prosperan en tierras más bajas (...), la
fertilidad de algunas porciones de tierra, así como la presencia de fuentes de aguasal (...)
“(...)
“b) Tributo y redistribución (...)
c) La guerra: (...) es poco probable que hicieran la guerra como un medio usual de adquirir comida. (...)
CAPÍTULO III: CENTROS DE MERCADOS
“Desde el punto de vista de esta investigación, un mercado es equivalente a un lugar donde se realizan periódicos y frecuentes intercambios entre individuos de diversas procedencias. En esa medida, se considera que la realización de mercados regulares implica que
las comunidades involucradas son capaces de generar con frecuencia excedentes de los cuales pueden y quieren deshacerse para conseguir artículos que no se consiguen localmente (...).
“(...)
Por otro lado, la información sugiere que los mercados más concurridos no solo se limitaban a centralizar la circulación de productos únicamente al interior de sus respectivas confederaciones. (...)
“Probablemente, hasta cierto punto, la importancia de los mercados podía estar dada por su especialización en la circulación de un
artículo importante.
CAPÍTULO IV: CARACTERÍSTICAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DEL INTERCAMBIO
“(...) Las mantas, la sal, el oro se podrían cambiar por muchos artículos que llegaban a los mercados. Las mantas, en particular, estarían más cerca de representar un medio de intercambio general que cualquier otro producto, incluso en oro. (...)
“Si bien el valor de los productos no se expresaba en términos monetarios, este se estimaba con relación al de otros artículos en el
trueque. El trabajo invertido en la elaboración y el transporte, así como la mayor o la menor dificultad en adquirir el producto parecen
haber estado muy relacionadas con el valor de cada uno de ellos.
“(...)
“Una de las características del intercambio centralizado con los mercados parece haber sido su relación con aspectos ideológicos de
carácter comunal. (...)
“En las ferias de intercambio se reunía gente de procedencias muy diversas pero que compartían características lingüísticas y religiosas, que debieron cumplir una función importante en la integración cultural. (...)”
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