POR PADRE OBISPO ESTEBAN LAXAGUE AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA I CRUZAR “LA PUERTA” Comenzamos a publicar durante este año cuatro entregas del presente suplemento que nos ayudarán a profundizar en la propuesta que nos hace el Papa Francisco, para este Año Santo, “Año de la MIsericordia”. El padre Obispo de Viedma, Esteban Laxague, de un modo sencillo y didáctico, nos irá dando pistas para la comprensión de la propuesta que nos invita a vivir la Iglesia en este año 2016, para bien nuestro y de nuestras comunidades. 1- Historia de la puerta santa 2. La invitación a cruzar LA PUERTA. La costumbre de abrir “una puerta” durante los Años Santos nace en el siglo XV. El Papa Martín V abrió por primera vez en la historia de los Jubileos la puerta de la Basílica San Juan de Letrán (Roma) en el 1.423 Su sucesor, Alejandro VI, en 1499 mantiene la tradición pero abre además de la puerta de San Juan de Letrán las puertas de San Pedro, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. A partir de allí en todos los años de Jubileo se abrieron esas 4 puertas. El Papa Francisco en sus catequesis y homilías nos dice: - “La Puerta Santa que hemos abierto es de hecho una puerta de la Misericordia. Quien atraviesa ese umbral está llamado a sumergirse en el amor misericordioso del Padre, con plena confianza y sin miedo alguno... Atravesemos, por tanto, la Puerta Santa de la Misericordia con la certeza de que la Virgen Madre nos acompaña... Abramos de par en par nuestro corazón a la alegría del perdón, conscientes de ver restituida la esperanza cierta, para hacer de nuestra existencia cotidiana un humilde instrumento del amor de Dios”. (1 / I /16) Para este año jubilar, el Papa Francisco abrió la primera puerta santa en su viaje a África , y luego sí las 4 puertas santas habituales de Roma. Al mismo tiempo invitó que en todos los rincones del mundo se abrieran Las Puertas de la Misericordia. - “Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. ¡Es Él quien nos busca! ¡Él quien sale a nuestro encuentro! Será un año para crecer en la convicción de la misericordia. Cuánta ofensa se le hace a Dios y a su gracia cuando se afirma sobre todo que los pecados son castigados por su juicio, en vez de anteponer que son perdonados por su misericordia. … 1 Abandonemos toda forma de miedo y temor, porque no es propio de quien es amado; vivamos, más bien, la alegría del encuentro con la gracia que lo transforma todo. (Cruzar la puerta debe llevarnos a) un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. Un encuentro marcado por el poder del Espíritu que empuja a la Iglesia a salir… y retomar con entusiasmo el camino misionero. Es un volver a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo...; donde hay una persona, allí está llamada la Iglesia a ir para llevar la alegría del Evangelio y llevar la Misericordia y el perdón de Dios… Cruzar hoy la Puerta Santa nos compromete a hacer nuestra la misericordia del Buen Samaritano. (8/XII/15) - “La puerta es generosamente abierta, pero nosotros debemos valerosamente cruzar el umbral…. La Iglesia ha sido animada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de sus hijos y de sus hijas en camino, a veces inciertos, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles. . El Señor no fuerza jamás la puerta: Él también pide permiso para entrar, como dice el Libro del Apocalipsis: «Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos jun- AÑO DE LA MISERICORDIA 3. Desde la Biblia descubrimos todo lo que significa la puerta: El Papa Francisco abrió la “puerta santa” de la catedral de Bangui, un gesto solemne y exepcional por la paz y el perdón en República Centroafricana, en el Jubileo de la Misericordia de tu misericordia” tos” (3,20). …. Existen lugares en el mundo en los cuales no se cierran las puertas con llave. Pero existen tantos otros donde las puertas blindadas se han convertido en normales. Esto no nos sorprende; pero, pensándolo bien, ¡es un signo negativo! No debemos rendirnos a la idea de tener que aplicar este sistema en toda nuestra vida, en la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y mucho menos en la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia inhóspita, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y marchita el mundo. … La puerta debe proteger, cierto, pero no rechazar. La puerta no debe ser forzada, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión (...) La puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. ….” (18 / XI / 15) “Atravesar la Puerta Santa es signo de una verdadera conversión de nuestro corazón. Cuando atravesamos aquella Puerta es bueno recordar que debemos tener abierta también la puerta de nuestro corazón. Estoy delante de la Puerta Santa y pido al Señor ayúdame a abrir la puerta de mi corazón. No tendría mucha eficacia el Año Santo si la puerta de nuestro corazón no dejara pasar a Cristo que nos empuja a andar hacia los otros, para llevarlo a Él y a su amor. Por lo tanto, como la Puerta Santa permanece abierta, porque es el signo de la acogida que Dios mismo nos reserva, así también nuestra puerta, aquella del corazón, esté siempre abierta...” (16/XII/15) - Los fieles “están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión”.… A los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa: “será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor”…” A los presos: “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad” (1 / IX / 15) 2 Nos detenemos entonces en algunos de textos bíblicos para ir descubriendo todo el mensaje de LA PUERTA para este Año Santo de la Misericordia: - Cristo es la puerta. El mismo nos dice “yo soy la puerta” y “el que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento» (Jn 10,9). Jesús es la puerta que nos invita entrar y salir por El. Nosotros debemos pasar por la puerta y escuchar la voz de Jesús: si sentimos su tono de voz, estamos seguros, somos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. Puerta que da vida, puerta que nos hace portadores de vida. El que no entra por la puerta roba, mata y destruye. Son los ladrones, aquellos que tratan de evitar la puerta, porque tienen malas intenciones, y se meten en el rebaño para engañar a las ovejas y aprovecharse de ellas Ya el pueblo de la promesa había vivido la experiencia que “la puerta, cuyo dintel estaba marcada con la sangre del cordero” los libraría de la muerte y de la opresión del faraón en Egipto (Ex.12,23). Esa puerta ya anunciaba a Cristo que con su sangre nos liberó de la muerte, del odio, de la mentira !!! - La puerta a la cual estamos invitados a acercarnos y cruzar tiene sus secretos. Es estrecha (Mt.7,13) o mejor aún para cruzarla hay que hacerse pequeño. Tiene sus “guardianes”: en el hermoso discurso de Jesús (Jn. 10,1-18), se habla del guardián que tiene la tarea de abrir la puerta al buen Pastor y su rebaño (Jn 10,2); si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluso aquellas perdidas, que el buen Pas- CRUZAR “LA PUERTA” tor ha ido a buscar. Las ovejas no las elige el guardián, sino el buen Pastor. El guardián –también él– escucha y obedece a la voz del Pastor. (...) - La puerta lugar que nos invita a despertar lo más grande, lo más noble que tenemos, a manifestar que somos hijos del Padre y hermanos entre nosotros. A modo de ejemplo por qué no aprender de Lot sentado que junto a la puerta (Gen. 19,1-3) ofrece insistentemente hospitalidad a los dos peregrinos; o a Job que en su confesión sincera no duda en decir. “ningún extranjero pasaba la noche afuera, yo abría mi puerta al caminante” (Job 31,32). Jesús dirá luego: “sean como los hombres que esperan el regreso de su señor … para abrirle apenas llegue y golpee la puerta” (Lc.12, 36), abrirle para servirlo !. La Puerta llama a abrir nuestra vida, nuestro corazón al hermano, al mismo Cristo: “Mira que estoy junto a la puerta y llamo, si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos” (Apoc. 3,20). Como cristianos estamos invitados entonces a hacer del umbral de nuestras casas un pequeño gran signo de la Puerta de la Misericordia y de la acogida de Dios. Es así que como Iglesia deberíamos ser reconocida, en cada rincón de la tierra: como la “puerta que se abre”, “la puerta que no se cierra a nadie”. Por eso cruzar la puerta en el Año de la Misericordia es revestirse de Cristo para amar a todos como El ama. - La puerta también pone en evidencia nuestras miserias: egoísmos, indiferencia, …. Amós en nombre de Dios con fuerza delata. “yo conozco la multitud de tus crímenes y la enormidad de tus pecados, ¡opresores del justo, que exigen rescate y atropellan a los pobre en la puerta” (Amós 5,12), y por eso la voz de Dios insiste: “no robes al débil porque es débil, no atropelles al pobre en la puerta de la ciudad, porque el Señor defiende su causa y a los que lo despojan, los despojará de la vida” (Prov.22,22). Jesús nos narra la parábola del pobre Lázaro junto a la puerta del rico (Lc.16,19-31) invitándonos a estar atentos en la puerta, allí está El, en el hermano que sufre. Cuántas veces como Pedro “junto a la puerta” decimos “yo no lo conozco” (Mt. 26,69-75) o como el dueño de casa: “no me fastidies, ahora la puerta está cerrada, mis hijos y yo estamos acostados …”(Lc. 11, 5-8). Por eso cruzar la puerta en el Año de la Misericordia será también pedir perdón, dejar que Dios nos perdone nuestros pecados de no amor al prójimo. Matea 25, 3146 nos debe ayudar en nuestra conversión al prójimo. 3 4 – En la vida de Ceferino En su vida, ¡cuántas puertas cruzó Ceferino!, y qué bueno ver que para él fueron puertas de misericordia, puertas donde Dios lo fue “misericordiando” y moldeando su corazón. Veamos tan solo algunas: - La puerta de su humilde “ruca” en Chimpay. Desde 1886 hasta 1897, año en que Ceferino parte a estudiar, cuántas veces habrá cruzado esa humilde puerta de ramas, con algún cuero, muy sencilla, que protegía a la familia del viento, del frío, de la lluvia… Pasando por esa puerta Ceferino fue madurando su pertenencia y amor a su familia y a su pueblo, fue descubriendo que la familia y la comunidad se van forjando con el aporte de uno y otro, fue viviendo que toda vida tiene sus alegría y sufrimientos, fue abriéndose a la presencia del “Futa Chachai”, del “Nguenechen”, de Dios, que acompaña la vida de toda la creación. Justamente es en ese “ir y venir” por esa puerta donde le nace a Ceferino a sus 11 años la decisión: “papá llévame a Bs.As. a estudiar, quiero ser útil a mi gente” - La puerta del Colegio Salesiano de Almagro (Bs.As.). Una puerta muy distinta a la puerta de su “ruca” de Chimpay: una puerta más grande, sólida, que no se abre tan fácil, que introduce a un mundo de gente tan distinta a la acostumbrada… Pero allí Ceferino no se achica, se anima a cruzarla. Cruzando esa puerta Ceferino experimenta nuevamente la misericordia del Padre que ahora lo lleva al encuentro con culturas diversas, valorando siempre más su cultura Mapuche, Ceferino nunca negó su raza !!! .Cruzando esa puerta Ceferino se encuentra con la alegría del Evangelio, con la presencia de Jesús Pan de Vida que recibe en AÑO DE LA MISERICORDIA la Sagrada Comunión, con el cuidado materno de María. Todo este nuevo mundo con el que se encuentra confirma más su sueño: «Quiero esudaiar y ser util a mi gente», “debo prepararme y volver a mi gente para ayudarlos, para que no los exploten y olviden” - La puerta del Hospital San José. En 1903 cuando Ceferino enferma de Tuberculosis es llevado a Viedma Allí Ceferino se encuentro con una nueva puerta: la del Hospital San José, la puerta del mundo de los enfermos. Su vida joven se ve golpeada por la enfermedad, sus ganas de vivir resisten a aceptar que está enfermo, sufre y pelea con la enfermedad, no se entrega …quiere sanar ya que tiene que ayudar a su gente. Ceferino no se acobarda y cruza también esa puerta, experimenta toda la misericordia de Dios que no abandona nunca a su hijos, y menos en la enfermedad. Al cruzar esa puerta Ceferino descubre muchas cosas nuevas: saber sufrir con el sufre, unir su sufrimiento a Jesús para el bien de los demás, sentirse necesitado de los demás, descubrirse útil en la fragilidad, vivir en la esperanza, gustar la intimidad con Dios en la oración. 5- Historias de vida que nos animan a cruzar La Puerta. La propuesta en este año de la misericordia en cruzar la puerta es una invitación a dejarnos “convertir” por el amor misericordioso de Dios y transformarnos en “misericordiosos como el Padre”. Aquí van dos historias de vida que pueden ayudarnos a pensar qué significa cruzar La Puerta y revestirse de los sentimientos, pensamientos y actitudes de Jesús. 1- Cruzar la puerta que nos hace pueblo en la honestidad y verdad. “¡Quiero contarles algo monumental! En Camarones, Chubut, tenemos un almacén. Ayer Javier un mediodia se olvidó de cerrar la puerta del negocio con llave. Cuando fue a abrir se dio cuenta que estaba abierta, y pensó: « bueno, ya está…» Pero grande fue su sorpresa cuando fue al mostrador y encontró una nota y 700 $ Era de un turista que entró a comprar y como no había nadie, ¡igual compró y pagó! (25/02/16). Relato que nos ayuda a descubrir qué significa cruzar las distintas puertas de la vida dejándose “empapar” por la Misericordia del Padre. Qué distinto sería la sociedad si al cruzar cada puerta dejáramos que Dios nos marcara son su misericordia! (ver foto) 2- Cruzar “la puerta” que nos hace personas libres y artífices de convivencia. Y esta otra historia. Ariel y Cristina tienen 4 hijos, y después de una historia de muchos sufrimientos y golpes están soñando y construyendo un hermoso proyecto de familia. Claro que les cuesta, no todo le resulta fácil, falta el trabajo, el hijo mayor con sus 16 años ahora está institucionalizado en una casa de la provincia por consumo de droga. Ariel trabaja de albañil. Y no siempre hay trabajo. Pero no aflojan, luchan. En ese proyecto de vida está también construir su casa. Por ahora viven en una precaria vivienda de madera con techo de cartón y nylon. Todos los días Ariel y Cristina pegan alguna nueva hilera de ladrillo. Días pasado me dijeron: tenemos algo lindo para mostrarle, ¿Qué será? me pregunté. Me llevaron al fondo del terreno y allí cubierto con nylon y cartones me dijeron: “pudimos comprar la puerta, y mira: tiene picaporte”. Y Ariel con un rostro de felicidad me decía: “qué lindo, mis hijos nunca tuvieron 4 una puerta con picaporte. Y es cierto la puerta de su improvisada casa (si es que se puede hablar de casa) se cierra con una cadena. Mientras me mostraba la puerta, pensaba: cuánto significa para vos Ariel esa puerta con picaporte… demasiados años de tu juventud -y lindos años- lo has pasado en la cárcel donde no había puerta con picaporte, sino tan solo rejas con cerrojos y no se podía pasar, y no se podía pensar y hacer algo nuevo sino tan solo esperar y sufrir. Qué bueno entonces Ariel que quieras para tus hijos, y para vos y tu esposa una puerta que se puede abrir y cerrar, una puerta con picaporte para poder entrar y salir: entrar para descansar, gozar de la familia, conversar, perdonarse … y salir para ganarse el pan, compartir, gozar de ser vecino, solidarizarse con el que sufre, ser pueblo….