AMBROS STILL UNA EXTRAÑA EN MI VENTANA INDICE Dedicatoria Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 OTRAS OBRAS DEL AUTOR © 2013 Safe Creative All rights reserved Diseño de portada: Alexia Jorques - Ediciones digitales Página web: www.alexiajorques.com Dedicatoria A mi mujer Ana sin cuyo apoyo, confianza y amor no hubiera sido posible. AMBROS STILL A mis Vips: Cristina y Álvaro, Sara, Judith, Carmen, Yadira, Emi, Jéssi, María Antonia, Fátima, Let y Cecilia. Capítulo 1 Logan Wallace era alto, de cuerpo atlético, pelo rubio y unos brillantes ojos verdes. Con las mujeres era un auténtico imán, fijaba el blanco y ninguna se resistía. "Cada noche una mujer diferente", era su lema. Millonario de nacimiento, nunca supo lo que era la pobreza o la adversidad. Por pura afición se dedicó a escribir libros de espionaje, llevándose la inesperada sorpresa, de convertirse en poco tiempo en un escritor famoso de bestsellers. Todo en su vida parecía perfecto a sus veinte y ocho años. Pero en su interior nada de eso le importaba. Usaba a las mujeres para calmar sus deseos sexuales, pero era incapaz de enamorarse o comprometerse, ninguna mujer le atraía lo suficiente como para iniciar una relación seria. Gastaba el dinero sin control, pues su fortuna se veía incrementada constantemente por los beneficios de sus empresas y novelas. Pero a cada día que pasaba, se sentía más vacío. Era como tener la muerte grabada en la sangre. Nada le ilusionaba, nada le interesaba. Cada día le costaba más levantarse de la cama, no encontraba razón alguna para seguir viviendo una vida totalmente artificial. Aquella mañana en el aeródromo privado, iba a practicar su deporte favorito, el paracaidismo. Siempre sintió una fuerte atracción por los deportes de riesgo. La avioneta tenía el motor en marcha. Sólo saltarían su instructor Ted Wilson y él. Ted se le acercó y empezó a revisarle los arneses. Logan levantó las manos para dejarle campo libre. -¡Joder Logan! Otra vez tienes los arneses flojos, deberías revisarlos. -Para eso te pago. Respondió cortante Logan. Ted lo ignoró, estaba acostumbrado a los desplantes de aquel millonario excéntrico. Lo aguantaba porque daba buenas gratificaciones. Subieron a la avioneta, que rezumaba un nauseabundo olor a plástico caliente y habitáculo poco aireado. Terminaron de comprobar el altímetro y el intercomunicador del casco. Logan se colocó las gafas de sol y los guantes. Lentamente la avioneta se encaminó hacia la pista de despegue. No serían más de las doce de la mañana, el sol brillaba y apenas si había nubosidad. -¡Un día excelente para saltar! Gritó Ted. Logan lo ignoró una vez más. El piloto habló con la torre de control que le asignó pista y concedió permiso para despegar. Una vez en la pista, poco a poco fue ganando velocidad hasta elevarse, esa era la parte favorita de Logan. Miró por la ventanilla, todo parecía tan insignificante desde aquella altura, hasta su vacío interior. Pasados unos minutos el piloto les avisó que ya estaban en la zona de salto. Ted hizo una señal a Logan para que se preparara, mientras él abría la puerta de la avioneta. El ruido del motor y el aire, era ensordecedor, pero a Logan no parecía molestarle. Ted levantó el dedo pulgar hacia arriba para indicarle que saltara cuando estuviera preparado. Logan asintió con la cabeza y se colocó justo en el filo de la puerta. Se encorvó y se dejó caer. Era fantástica la sensación de caer, parecía como volar, con la única diferencia de que si no abrías el paracaídas te matabas. Logan cerró los ojos, se sentía en paz, el viento lo mecía y acariciaba su cara. La alarma del altímetro saltó ruidosa, Logan abrió los ojos, miró hacia abajo y se limitó a dejarse caer. Por el auricular Ted empezó a gritarle. -¡Logan abre el paracaídas! ¡Maldito loco abre el paracaídas! Desde la avioneta Ted presintió que algo iba mal y saltó. Se inclinó, pegó los brazos al cuerpo y cayó en picado hacia donde se encontraba Logan con la velocidad de un proyectil. Seguía gritándole por el intercomunicador, pero Logan no respondía. Cuando llegó a su altura, se acercó con cuidado, hasta que pudo agarrarlo del hombro. Logan no lo miraba parecía ausente. Ted tiró de la anilla del paracaídas de logan, consiguiendo que este se elevara inmediatamente. Ted abrió su paracaídas y se mantuvo a una distancia prudencial, observándole. Una vez en tierra, Ted corrió hacia él y tuvo que contenerse para no golpearle. -¡Hijo de puta! Si quieres suicidarte, tírate de una azotea, pero no vengas aquí a joder. Logan se deshizo de los arneses que lo mantenían sujeto al paracaídas y se alejó de allí, como era su costumbre, sin dar explicaciones. Junto al hangar le esperaba su limusina. Abrió la puerta y se dejó caer pesadamente en el asiento trasero. Cogió una cerveza del minibar, tiró de la anilla y le dio un buen trago hasta casi agotar su contenido. No sabía que le había pasado, pero no pudo abrir el paracaídas Su instinto de conservación, simplemente se había desactivado. De no ser por Ted ahora estaría muerto. A veces pensaba que era uno de esos millonarios que una vez lo tenían todo, entraban en depresión porque ya no tenían ninguna meta por la que luchar. Pero él no era así, en su interior algo fallaba o algo faltaba, no sabía cómo explicarlo. Se quitó las gafas y las tiró al sillón de enfrente. ¿Por qué no podía ser feliz si lo tenía todo? ¿Por qué no conocía a una buena mujer con la que formar una familia? La respuesta siempre parecía esquivarle. Logan compró un apartamento en la última planta del edificio Madison. La construcción más moderna, más alta y cara de Chicago. Desde allí dominaba la ciudad, aparte de que era el picadero perfecto, todas las mujeres que conocía querían ir allí. Aunque ser guapo y millonario también influía. Encargó comida china y se tumbó en el sofá dispuesto a disfrutar de un partido de rugby, otro de sus deportes favoritos. A veces pagaba a algún equipo local, para que le dejaran entrenar con ellos. Encendió la televisión de cincuenta y cuatro pulgadas, cambió al canal treinta y subió el volumen. El griterío era enorme, las gradas estaban entusiasmadas con el equipo de Dallas. Se quitó la camiseta y las zapatillas. -¡Ah! Ahora a relajarme. Sonó el timbre del apartamento. Aunque siempre le aconsejaban que contratara un mayordomo, Logan se negaba a semejante invasión de su intimidad. Se levantó de un salto, corrió hasta la puerta y miró por la mirilla. -¡Llegó la comida! Abrió la puerta y antes de que el chico asiático dijera nada, le pagó generosamente, agarró la comida y cerró la puerta. Soltó la caja con el arroz y la bebida encima de la mesa. Y saltó de alegría, Dallas anotó un tanto al poco de empezar el partido. Unas horas más tarde, estaba dormido en el sofá, las cervezas habían cumplido su cometido. La fría brisa de la noche entraba por las ventanas del apartamento, Logan se rascó la cabeza. El frío lo había despertado. De mala gana, con los ojos medio cerrados y una fuerte jaqueca, apagó la televisión y caminó hasta la ducha. Seleccionó la temperatura y abrió el grifo. Nunca entendió como la gente se podía apañar regulando el agua fría y caliente con dos grifos. Se desnudó por completo y entró en la ducha. Que sensación tan espectacular, el agua cayendo por tu cuerpo, relajándolo y mimándolo. Encendió el mp3 de la ducha. Con música todo era mejor. Una hora después cerró el grifo y salió de la ducha. Se secó el pelo y el cuerpo. Escuchó un golpe, como si alguien hubiera arrojado una piedra contra una de las ventanas. -Eso es imposible. Pensó, el apartamento estaba en la planta ciento diez. Se anudó como pudo la toalla y fue hasta la ventana del dormitorio, que era donde creyó escuchar el ruido. Cuando abrió la puerta, quedó asombrado con lo que vio. En la cornisa una mujer de pelo negro, ojos verdes y tez extremadamente blanca, le miraba con tristeza. Su pelo negro ondeaba al viento, debía medir por lo menos un metro ochenta. Logan no entendía que hacía allí afuera una mujer tan bella. Capítulo 2 Logan corrió hacia la ventana, la abrió y la agarró por la cintura. Tiró de ella hacia dentro y cerró la ventana. La mujer no lo miraba, seguía como en estado de shock. Logan no sabía que decir o hacer. -¿Te encuentras bien? La mujer lo miró, pero no parecía tener miedo sino más bien curiosidad -¿Quieres un vaso de agua? -No. Respondió. Su voz era suave, relajada y agradable. Logan se acercó a ella y la ayudó a sentarse en la cama. -¡Dios estás congelada! Traeré una manta. Abrió un armario y empezó a rebuscar. Tenía una asistente que le arreglaba el apartamento por las mañanas, por lo que no tenía ni idea de dónde encontrar una manta o algo que se le pareciese. Registró un par de bolsas grandes y encontró una manta no muy grande. -¡Servirá! Cogió la manta y cubrió con ella a la mujer. -¿Por qué estabas ahí fuera? Ella lo miró sin decir nada. -¿Quieres que llame a alguien? Más silencio. Logan se estaba empezando a sentir abrumado, con tanto silencio. -Veo que no eres muy habladora. Pero bueno si yo hubiera estado ahí fuera, tampoco tendría muchas ganas de hablar. Se agachó y le cogió la mano. Sus ojos verdes contrastaban con su tez, parecía una de esas muñecas japonesas de porcelana. -Bueno voy a llamar a la policía. Ellos sabrán cómo encontrar a tu familia. Logan se levantó y fue en ese momento cuando sintió como la mujer agarraba su brazo. Lo siguiente que recordó fue estar tumbado en la cama y la mujer de pie, observándole. No comprendía como aquella mujer de aspecto delicado, podía tener esa fuerza y rapidez. La mujer saltó sobre él, sus brazos como dos columnas lo flanqueaban. Sus ojos verdes, se convirtieron en rojo sangre y de su boca emergieron dos prominentes colmillos. -¡Joder! Y yo que creía que los vampiros eran un camelo del cine. ¿Y ahora qué toca? ¿Beber mi sangre hasta qué muera? -Así es. Respondió ella con frialdad. -Sólo hay un fallo en tu plan. Dijo Logan. -¿Un fallo? -¿Cuál? Preguntó extrañada la vampira. Hace tiempo sufrió un intento de secuestro, desde entonces siempre llevaba un arma encima. Tenía varias pistolas diseminadas por el apartamento, una de ellas bajo la almohada. La vampira sintió como Logan clavaba el cañón de la pistola contra sus costillas. -Eso no me matará. Dijo la vampira sonriendo. -Es un mágnum cuarenta y cuatro, no te matará, pero te dejará cao durante horas. No creo que sea agradable para ti. Pero te propongo un trato. -¡Yo no hago tratos con humanos! -Bien. Tú te lo pierdes. Dijo Logan amartillando el arma listo para disparar. -¡Espera! Gritó la vampira. ¿Qué trato? Lo cierto es que Logan estaba cansado, la depresión lo consumía y deseaba la muerte, prueba de ello era lo que le había ocurrido durante el salto por la mañana. Cualquier otro hubiera sentido terror, ante la sola presencia de aquel bello demonio, pero él no. No tenía nada que perder. -Si me dejas besarte, no ofreceré ninguna resistencia cuando quieras acabar conmigo. -¿Besarme? La vampira no podía salir de su asombro, le repugnaba la idea de besar a un humano. Era consciente de las relaciones sexuales entre vampiros, incluso sabía de vampiros que practicaban sexo con humanos. Pero ella desde que fue convertida hace más de doscientos años, no pensaba en esos temas. En su cabeza sólo había odio y frialdad. -¡No! -Eres una estúpida. ¿Prefieres que te vuele las costillas, por no dar un beso y luego a disfrutar del festín? -Pero... ¿Por qué quieres besarme? -La verdad no lo sé. Se me ha ocurrido ahora mismo sobre la marcha. Que quieres que le haga, soy un rico excéntrico. Me he acostado con todo tipo de mujeres, pero mira por donde, nunca he besado a una vampira. -¡Está bien! -Perfecto entonces. Esto... ¿Te importa quitar esos ojos rojos tan feos? Es que me cortan el rollo, ya me entiendes. La vampira lo miró ofendida, se concentró no sin esfuerzo y sus ojos volvieron a ser verdes. -Eso está mucho mejor. Pensó Logan. Con suavidad pasó una mano por su espalda mientras con la otra atraía la cabeza de la vampira hacia él. Cuando sus labios rozaron los de ella, sintió una auténtica descarga de adrenalina. Eran suaves y delicados. Los besó lentamente, no en vano sería su último beso. Poco a poco consiguió que ella abriera la boca y empezó a jugar con su lengua, rozando superficialmente sus dientes. Resultaba extraño, sentir aquellos colmillos. Ella sentía al principio una gran repulsión, pero unos minutos más tarde, notó como si algo despertara en su cuerpo. Guiada por un creciente deseo ya prácticamente desconocido por ella. Sus lenguas se encontraron. Logan no podía creerlo, la primera vez que una mujer le hacía sentir algo era con su asesina. Menuda jugada del destino. Le costó terminar el beso, pero entendió que para ella no debía ser agradable. Sus manos la liberaron y él se limitó a cerrar los ojos. Giró el cuello para dejarlo a su disposición. Ella lo miró, estaba colapsada por emociones que creía muertas. Aquel maldito humano, había conseguido romper sus barreras. Se impulsó hacia atrás, como si la gravedad no le afectara. Abrió la ventana y saltó a la azotea de un rascacielos cercano. Logan abrió los ojos, no entendía porque seguía vivo. Pero se descubrió temblando y no era porque tuviera frío. Se levantó, miró por la ventana y la cerró. Cogió un slip de un cajón y se acostó en la cama. No tenía bastante con su estúpida vida y ahora se enteraba de que los vampiros existían. Suerte que él no era ni un cobarde, ni un temeroso. Quién sabe, a lo mejor eso le daba un punto de interés a su vida. Una de sus empresas era de armamento, no era una de esas que aprovisionan al ejército a nivel global, pero tenía acceso a cualquier tipo de arma. Sería interesante investigar ese nuevo mundo y si las cosas se ponían feas, siempre podría acabar con alguno. No conseguía quitarse de la cabeza el beso. Hasta para eso era raro, el único beso que le había puesto nervioso de verdad era de una vampira. Por otro lado se preguntaba, si ella aparecería otro día queriendo cobrar la deuda. -¿Cómo un ser tan bello podía ser tan malvado, sería una de sus armas inmortales? Pensó. El sueño empezaba a querer noquearlo, hasta que lo consiguió. Quedó profundamente dormido. Desde la ventana la vampira lo observaba. Capítulo 3 Por la mañana Logan se levantó aún más confundido. De no ser por los moratones en los brazos, podría haber pensado que todo fue un mal sueño. Aquella vampira dejó sus dedos marcados al agarrarlo. -Menudo desperdicio de mujer. Lástima que sea una chupa sangre. Pensó. La mañana transcurrió sin sobresaltos, reunión aburrida con sus directivos, almuerzo, otra reunión con su editor y cita estúpida con mujer sin interés. Le resultó sumamente reconfortante, llegar a casa, quitarse el traje y ponerse ropa cómoda. El invierno estaba llegando, pero él aún tenía calor, por lo que solía tener el climatizador encendido las veinticuatro horas del día, incluso cuando no estaba. Cogió una cerveza de la nevera, quitó el tapón con un abridor y se sentó en el sillón. Iba a encender la televisión, cuando vio a la vampira reflejada en la pantalla apagada. -¿Creía que los vampiros no se reflejaban en los espejos? La vampira no le contestó, se limitó a sentarse en un sillón relax con reposa pies que había a la derecha del sofá, junto a la ventana. -Si has venido a cobrar tu deuda, acaba rápido. No me gusta perder el tiempo, ni que jueguen conmigo. La vampira lo miró con expresión fría y calculadora. -No te mataré, pero serás mi siervo. Dijo la vampira. Sorprendiendo a Logan, que ya ni recordaba su voz. -¿Siervo? ¡Sueña muñeca! Logan dio un trago a la cerveza. La vampira de un salto lo agarró del cuello. Pero para su sorpresa, este no parecía tener el menor miedo. -Cariño. Yo no sirvo a nadie y menos a una muerta, chupa sangre. Dijo Logan desafiante. La vampira comprendió que no podía atemorizar a quien no tenía miedo a la muerte. -¿Aceptarías mostrarte como mi siervo ante los demás, aunque en el fondo fuéramos algo así como socios? -Eso me parece más aceptable. Dijo Logan mientras acariciaba su cuello enrojecido por la presión. Pero ¿por qué una vampira necesitaría la ayuda de un humano? -No eres un humano cualquiera. Te he investigado, tienes muchos recursos y eso me vendría bien de cara a consolidar mi posición dentro de mi clan. -¡Vaya! ¡Y yo que creía que me querías por mi personalidad! ¡Y sólo me quieres por mi dinero! Logan cerró los ojos y fingió estar llorando. -¿Eres siempre tan imbécil? Logan se rascó la cabeza con el botellín de cerveza. -La verdad es que sí. Me encanta joder a los demás, sobre todo a las vampiras. La vampira lo miró con asco. No entendía porque le daba la oportunidad de servirle, cuando lo que debía hacer es matarlo. Podría conseguir otro humano para servirle, pero lo cierto es que odiaba a los siervos del resto de vampiros. No tenían personalidad, eran como zombis -¿Bueno tienes nombre o te tengo que llamar siempre chupa sangre? -Me llamo Irynae. Llámame otra vez chupa sangre y te rompo los dos brazos. -Joder que genio se gasta la pava. Masculló Logan. -¿Has dicho algo? -Sí, que tienes un gran ingenio para ser tan guapa. Respondió Logan. Sólo por mejorar nuestra comunicación. Me gustaría saber algo más sobre los vampiros, si te voy a ayudar será mejor que conozca vuestros puntos fuertes y débiles. No quisiera regalarte por tu cumpleaños una ristra de ajos, o algo así. -No comemos, porque no nos alimenta la comida humana, no morimos salvo que nos corten la cabeza, el agua bendita es como colonia para nosotros, somos más fuertes que los humanos, no nos convertimos en murciélagos ni volamos como Superman ¡ah! y el sol no nos afecta lo más mínimo, aunque nuestro poder de regeneración impide que nos pongamos morenos. Logan la miró sorprendido por aquella explicación concentrada. -Os lo preguntan mucho ¿verdad? Irynae asintió con la cabeza. -Por cierto los vampiros practicáis sexo. -Sí. -Entonces ya que tú y yo estamos en el mismo bando. Podríamos confraternizar, pero vamos sin compromisos, sólo por estrechar lazos. Dijo Logan divertido, mientras hacía gestos obscenos. Irynae se tapó los ojos con una mano. La paciencia nunca fue su punto fuerte ni en la vida ni en la inmortalidad. -¿Siempre hablas tanto? Preguntó Irynae. -Pues hoy estoy más bien calladito. Contestó Logan. Irynae abrió la ventana y saltó a la azotea del edificio contiguo. Logan apoyó el brazo en el marco de la ventana y la observó mientras se alejaba. Cerró la ventana y se tumbó en el sofá. Durante el día seguiría con su vida normal y por la noche, atendería peticiones vampíricas. Menudo plan. Se terminó la cerveza, se levantó y se preparó algo de cenar. Mientras calentaba en el horno una pizza del día anterior, cogió el teléfono. -Tony. -Sí. -¿Está listo el traje de combate? -Sí. -Cancela el proyecto. A partir de ahora te quiero centrado en un nuevo proyecto personal. -¿Pero Logan y el contrato con el gobierno? -Nos retiramos del concurso. El nuevo proyecto se llamara código V, nadie debe saber de su existencia y recuerda cualquier filtración, será tu sentencia de muerte. -¿Queda claro? -Sí. -Prepara el traje, a parte quiero dos espadas retráctiles de la nueva aleación. ¡Avísame cuando todo esté listo! Logan colgó y soltó el teléfono en la isleta de la cocina. Su vida no valía nada en un mundo de vampiros. Seguiría el juego a Irynae, pero tomando sus precauciones y con algún armamento especial. Sentía curiosidad por conocer a ese clan al que ella pertenecía, sus costumbre y demás. Pero tenía claro que no los serviría y si descubría que eran bestias sanguinarias, lo poco que le quedara de vida lo dedicaría a desenmascararlos ante la sociedad y por supuesto, llevarse por delante al mayor número posible de ellos. Incluida Irynae. Agarrada a la cruz del campanario de una iglesia cercana, estaba Irynae. Recordando como aquel maldito beso, había despertado en ella antiguos recuerdos. Estaba preocupada, su decisión de no matar al humano podía haber sido un error. Si la dejaba en ridículo ante el clan o el resto de la comunidad, podía costarle la vida. Pero no podía matarlo a pesar de no poder soportarlo, algo la frenaba. -¡Maldito humano! Capítulo 4 Logan estaba duchándose, acababa de llegar de la oficina. Después de un largo día negociando, escuchando quejas y peleando por los derechos de explotación de una mina, estaba agotado. Cerró el grifo y salió de la ducha. Allí estaba Irynae con la toalla en la mano. -¡Vístete tenemos que salir! Logan la miró desafiante, pensaba relajarse un rato viendo la tele. Se secó el cuerpo sin prisa, lo que irritó a Irynae -¡Date prisa! Gritó. Logan abrió el armario y agarró un pantalón negro y una camiseta azul oscuro. Se puso los pantalones y la camiseta. Acto seguido se calzó unas botas militares, sólo tuvo tiempo de coger la cartera y las llaves antes de que la vampira lo cogiera en brazos y corriera hacia la ventana. Logan parecía inmutable, aunque tenía una fuerte expresión de disgusto. Irynae saltaba de edificio en edificio a una velocidad que quitaba el aliento, sin embargo ella no parecía cansarse. Media hora después estaban en el jardín de una mansión de estilo gótico. La finca estaba delimitada por un muro de unos tres metros de altura, como único acceso una puerta de metal de dos hojas. En algunas ventanas se divisaba luz, pero nadie parecía haberse percatado de su presencia, al menos eso pensaba él. Irynae lo dejó en el suelo. Logan se metió la camiseta por dentro del pantalón y señalo con el dedo a la vampira. -Me da igual que me cojas de un brazo, a hombros o como un saco de patatas, pero nunca más vuelvas a cogerme como a un bebé. Es humillante. Además podías haberme dado la dirección y habría venido en mi coche. -Calla y camina hacia la mansión. Surgida de la nada apareció una joven que aparentaba unos dieciocho años, tenía los ojos azules, el pelo rojo y un aspecto gótico. No debía medir más de un metro setenta y era muy delgada. -¡Vaya! ¡Qué humano más guapo! -Gracias, tú también eres muy bella. Y por cierto bonito pelo rojo. -Gracias. Dijo la vampira inclinándose ante el de forma graciosa. Me llamo Jud. -Logan. Jud agarró la mano de Logan y tiró de él hacia la casa. A Logan le costaba seguir su paso, era demasiado rápida. Irynae les seguía de cerca. Dentro de la mansión, Jud lo condujo hasta el salón principal donde varias personas estaban sentadas junto a la chimenea. Cuando vieron llegar a Logan se levantaron, para recibirlo. El primero en acercarse fue un hombre de estatura media, pelo negro rizado y gafas. Cosa que debía ser más por recordar su época humana que por necesidad, dado que los vampiros regeneraban sus órganos dañados. -¡Hola Logan! me llamo Julius. Dijo ofreciéndole la mano. Logan se la estrechó. Aquel hombre vestía al estilo de los años veinte, parecía agradable, pero tratándose de un vampiro cualquiera se fiaba. Un hombre de color de aspecto extremadamente fornido se acercó a él. Llevaba la cabeza rapada y una descuidada perilla. Agarró a Logan del cuello y lo levantó en el aire. -No me puedo creer que Irynae haya elegido a este humano como siervo. Es patético. -¡Suéltalo! Karsacry. Gritó Irynae. Karsacry lo tiró a un sillón, sin ninguna delicadeza y se marchó. Julius y Jud ayudaron a Logan a levantarse. -Perdona sus modales. Dijo Julius. No es un mal tipo, pero es muy rudo. -Desde luego, no es que se alegrara de verme. Dijo Logan, frotándose el cuello. Ya estaba empezando a convertirse en una costumbre eso de retorcerle el cuello. -Logan, acompáñame. Le ordenó Irynae. La siguió hasta una escalera que parecía interminable. Subieron unas dos plantas, luego recorrieron una galería hasta llegar a una puerta de roble macizo con extraños grabados. -¡Entra! Yo te espero abajo, en el salón con los otros. -¿Tú no vienes? Preguntó Logan. -Has de verlo a solas. Si él te acepta, vivirás pero si no lo hace no pasaras de esta noche. Logan abrió la puerta y entró. La estancia estaba casi en tinieblas, sólo algunas velas aportaban algo de luz. Era una biblioteca inmensa, las estanterías llegaban hasta el techo. Un pequeño pasillo bordeaba la sala a unos metros de altura, para dar acceso a los libros que ocupaban los estantes más elevados. Por más que miró no logró encontrar la escalera de acceso o forma alguna de subir, aunque tratándose de vampiros tampoco creía que fuera muy necesaria. -¿Así que tú eres Logan? Alzó la vista, allí apoyado contra la barandilla hojeando un libro, había un hombre de pelo corto y aspecto atlético. -Me resulta curioso que Irynae te eligiera como siervo, cuando nunca tuvo interés por tener uno. Dijo el vampiro que ahora estaba junto a él. Logan quedó asombrado con la rapidez de sus movimientos. Antes de que pudiera decir nada, ya estaba sentado en su escritorio leyendo el libro que minutos antes había elegido. Su aspecto a pesar de sus ropas modernas, evocaba a tiempos pasados, su perilla cuidadosamente perfilada, pero lo que más llamó su atención fue sus ojos grises. Aparentaba algo menos de cincuenta años, pero en los vampiros las apariencias no significaban nada. Logan se acercó al escritorio. -Irynae dice que usted decide si vivo o muero. -Puedo ver en tus ojos una batalla interior. Una parte de ti quiere vivir, mientras otra desea morir. ¿Por qué? -¿Me creería si le dijera que no lo sé? El vampiro se acercó a él y lo observó con curiosidad. -Si te acepto, serás parte de mi familia, estarás bajo mi protección, pero también bajo mi mando. Tengo la sensación de que no eres de los que les gusta recibir órdenes. -Siempre he sido libre. Me cuesta tener jefe. El vampiro se rió al escuchar que lo llamaba jefe. -Mi nombre es Straush. Te aceptaré en mi familia, pero antes he de contarte algo. Cada clan vampiro recibe el nombre de casa. La nuestra es la casa de las sombras. Cada casa tiene un líder al que se le denomina bastión. -¿Usted es el bastión? Preguntó Logan. -Así es. Veo que lo vas cogiendo. Estarás a prueba hasta que demuestres tu lealtad a la casa. -¿Y si no doy la talla? -Morirás, y en cuanto a Irynae será duramente castigada por haberte presentado a la casa. Logan recordó el beso, no sabía porque, pero no le gustaba la idea de que le hicieran daño a su vampira, aunque tuviera un carácter del demonio. -Si me disculpas Logan, tengo cosas que hacer ya tendremos tiempo para conversar. Logan asintió con la cabeza y se marchó, para su sorpresa no le costaba acatar las órdenes de Straush. Le inspiraba confianza y curiosamente, seguridad, sentimientos extraños para alguien que nunca tuvo familia. Bajó las escaleras y se topó con Jud que estaba sentada en el último peldaño. Logan se sentó junto a ella. -¿Qué haces aquí tan sola? Las vampiras guapas como tú, no salen a divertirse. Jud le dedicó una cálida sonrisa. -Estoy castigada. -¿Qué has hecho? -Maté a un humano. -¿Y eso no es normal en tu especie? -No lo maté para comer. Jud bajó la mirada. Logan le giró la cara con suavidad, para ver sus ojos. -¿Entonces por qué lo hiciste? -Estaba pegando a una mujer embarazada. -Si te sirve de algo. Yo también le habría pateado el culo. Jud se abrazó a él. -Me alegro de que seas de la familia. Dijo Jud con los ojos cerrados y su cabeza apoyada contra el pecho de Logan. Logan se sentía extraño, aquella muestra de cariño tan espontánea, le resultaba agradable. Pero procedía de una vampira. Apoyada contra la puerta del salón, Irynae los observaba. Logan acariciaba la cabeza de Jud. Una vez más ese humano despertaba algo dentro de ella, lo que le resultaba incómodo, temía que si sus sentimientos humanos afloraban llegara a volverse débil. Capítulo 5 -Se hace tarde y tengo cosas que hacer. ¡Vayámonos! Le urgió Irynae. Logan dio un beso en la frente a Jud y se despidió de Julius, que lo abrazó amigablemente. Costaba trabajo creer que fueran vampiros sedientos de sangre. Salvo por Karsacry, a ese le partiría la cara sin dudarlo. Irynae fue a coger a Logan pero este dio un paso atrás -¡Otra vez en brazos no! Gritó. Déjame en alguna parada de taxi y ya me busco yo la vida. -Por mí perfecto. Respondió Irynae, mientras lo agarraba y saltaba a un tejado cercano. Unos minutos después Irynae lo dejó en un callejón cerca de una parada de taxis. Lo miró fijamente y desapareció. Logan seguía pensando en el beso, aquella vampira borde le provocaba un extraño morbo que lo seducía. Pero era tan cortante y estúpida que difícilmente llegarían a caerse bien, mucho menos a intimar. Su móvil empezó a vibrar, con las prisas ni siquiera recordaba haberlo cogido, lo sacó del bolsillo y descolgó. -Dime Tony. -Ya he trasladado todo el material y documentación a un almacén de nuestra propiedad. Está en la calle Landon número 23 del polígono industrial de Clane. -¿El traje es operativo? -Sí, totalmente operativo y sin necesidad de mantenimiento. -Borra del sistema todo lo referente al traje y destruye toda la documentación y maquinaria con la que se creó. Por otro lado, necesito que crees una empresa, desde ella gestionaremos otros proyectos personales. -Me pongo con ello ahora mismo. -Tony son las once de la noche. ¿Es que no tienes vida? -Ya me conoces Logan. -Buenas noches Tony. Logan colgó y guardó el teléfono en el bolsillo. Alzó la mano y llamó a un taxi. Abrió la puerta y se sentó en el asiento trasero. Straush parecía un buen líder, pero no se engañaba, estaba seguro de que debía ser despiadado. Irynae seguía siendo un enigma para él, mientras que Julius y Jud e incluso Straush parecían aceptarle de buen grado, ella se mostraba fría y esquiva. Pero en el fondo eso le gustaba, odiaba las chicas fáciles de conquistar. -¡Fáciles de conquistar! Pensó. -Creo que me estoy encaprichando con la chupa sangre. -Señor a donde le llevo. Preguntó el taxista. -A la 36, edificio Madison. De vuelta al apartamento se desvistió y se tumbó en la cama. Estaba agotado, por lo que no tardó en quedarse dormido. En el salón Irynae entró por la ventana, se sentó en el sofá. Tenía la cabeza embotada, desde aquel beso no había vuelto a ser la misma. Quizás todo fue casualidad, lo inusual del momento le provocó esa reacción. Se levantó y camino hacia el dormitorio, desde la puerta contempló a Logan. Con sólo unos slip, podía apreciar todo su cuerpo. -No está mal para ser un humano, pensó. Se acercó a la cama y se tumbó junto a él. Verlo respirar y lleno de vida le recordó cuando era humana, pero ella jamás volvería a sentir esas cosas. Se colocó encima de Logan procurando no despertarle y lo besó. Se estremeció con el sólo roce de sus labios, podía sentir como el deseo empezaba a llenarla. Su beso se hizo cada vez más intenso, como si lo que sentía dentro de ella quisiera devorar a Logan. Notó que estaba perdiendo el control, de un salto se alejó de la cama y corrió hacia la ventana del salón. Logan se despertó, se llevó la mano a los labios sin entender. Tenía la sensación de que lo habían besado, se dejó caer pesadamente en la cama, fue entonces cuando percibió el olor de la fragancia de Irynae. -¡Vaya con mi vampiresa! Dijo sonriendo. Lejos de allí en una azotea, por primera vez en doscientos años, Irynae lloraba. Tenía claro que no era amor, Logan sólo era un tipejo que apenas si conocía, pero era capaz de desatar una pasión y un deseo en ella que no podía controlar. Le aterraba la idea de acabar enamorándose de él, el clan no lo permitiría. Por la mañana Logan montó en su ferrarí rojo y se dirigió al almacén donde Tony ubicó su laboratorio secreto. Tony le esperaba para probar el traje. Encendió la radio y conectó el mp3. Acdc le relajaba y le llenaba de energía para comenzar la mañana. Por el camino pensó en el clan vampiro, ¿serían realmente tal y como se mostraban o todo era una trampa bien urdida? -Jodido destino. Aparcó y tocó al timbre del almacén. Tony le abrió la puerta de carga y Logan introdujo el coche en su interior. -Bien ¿qué tenemos Tony? -El almacén tiene gruesos muros de hormigón, el techo esta reforzado, tanto la puerta de acceso como la de carga son blindadas y hay varios sistemas de alarma, incluido contramedidas. -¿Contramedidas? -Si alguien intenta entrar, se disparará un gas que lo dejará sin sentido durante doce horas. -¡Genial! ¿En cuanto a la documentación y demás? -Todo destruido o borrado del sistema, tal y como pediste. -Ok. Tony agarró un maletín, lo colocó encima de una pequeña mesa y lo abrió. -Aquí está el traje. -¿Ahí? Esperaba algo más grande. -En realidad no es exactamente un traje. Es una sustancia que una vez inyectada en la sangre, refuerza el sistema inmune, la estructura ósea y muscular entre otras funciones. -¿Inyectar? Tony mostró una jeringuilla enorme, que contenía una sustancia de un color azul brillante. -Esta es la única muestra del compuesto que queda. Pero te advierto, que no sabemos los efectos secundarios que pueda tener a largo plazo. Una vez inyectada, no hay vuelta atrás. Logan se remangó la camisa y extendió el brazo derecho. Tony le colocó una gomilla para ver mejor las venas y con cuidado le inyectó el compuesto. No fue algo agradable, todo el cuerpo le ardía a medida que aquella sustancia invadía sus venas, la cabeza empezaba a darle vueltas. -¿Estás bien? -Termina. Ordenó Logan. Tony retiró la jeringuilla y la dejó encima de la mesa. Ayudó a Logan a sentarse en un sofá. Durante unas horas sería incapaz de moverse. Tony le conectó una serie de electrodos y sensores, para monitorizarlo. Encendió el portátil y desde allí usando un programa especial, pudo ver como el cuerpo de Logan empezaba a mutar. Se acarició el pelo nervioso. Logan era su jefe, pero también su único amigo. Aún se acordaba cuando lo sacó de Microsoft y lo puso al frente de un equipo internacional de investigación. Le debía todo. Logan se estremecía por el dolor, pero parecía incapaz de despertar del trance en el que había caído Por unos momentos todas las venas que surcaban su cara se mostraron negras, casi como si fueran a explotar, pero rápidamente volvieron a recuperar su aspecto normal. Dos días después Tony regresó con un pedido de un burguer cercano. Cerró la puerta y dejó caer la comida al suelo. Logan estaba frente a él con los ojos en blanco, su musculatura estaba más definida, pero por lo demás su aspecto era el de siempre. -¡Logan estás bien! Gritó Tony zarandeándole en un intento por sacarlo del trance. Los ojos de Logan empezaron a aclararse, hasta que sus bellos ojos verdes reaparecieron. -Estoy bien. Respondió Logan. Mientras se dirigía al centro del almacén, miró el sistema de vigas de acero que sostenía el techo, saltó hasta una de ellas. Fue pasando de viga en viga, con una agilidad y velocidad sobrenatural, hasta que se dejó caer al suelo. El impacto agrietó el suelo de cemento, pero el sonreía como si todo fuera un juego. -¡No está mal! ¿Qué más puedo hacer? -Si te disparan o hieren, hasta cierto punto tu cuerpo se regenerará. Teóricamente tu fuerza ha de ser como mínimo el doble de lo normal. Logan caminó hacia el ferrarí e intentó levantarlo. Subestimó su fuerza y al agarrarlo se le escapó de las manos elevándose el coche varios metros en el aire, hasta que cayó al suelo. El ferrarí se destrozó, los cristales estallaron, el chasis se partió en dos y la carrocería se deformó por completo. Logan miró a Tony. -¡Joder! Ahora como vuelvo a casa, otra vez en taxi. Tony se rió, Logan acababa de convertirse en el humano más poderoso del planeta y seguía siendo el mismo capullo arrogante. Capítulo 6 Logan abrió la puerta de su apartamento, cerró con llave y se topó de frente con Irynae. Parecía preocupada y enfadada a la vez. -¿Dónde te has metido estos días? -Lo que me faltaba, que me echen la bronca en mi propia casa. -¿Qué te ha pasado? Te noto distinto. -He cambiado de desodorante. Respondió Logan sonriendo maliciosamente a Irynae. Irynae sabía que algo había cambiado, el olor de su sangre no era el mismo, era como si estuviera mezclada con alguna sustancia. De repente su sangre no le parecía atractiva, pero prefería guardar sus sospechas para sí misma, por el momento al menos. Karsacry apareció en la ventana, miraba a Irynae como si esperara que le diera permiso para entrar. Ella se limitó a ladear la cabeza, Karsacry saltó al apartamento. -¡Eso genial venid todos y entrad en mi casa! No os cortéis como si fuera vuestra casa. Karsacry lo miró como si de un mosquito se tratase. -Straush quiere que vuelvas. Llevas dos días fuera y tiene que hablar contigo. -Pues perfecto. Largaos los dos. Dijo Logan. -¡Tú también vienes! Exclamó Karsacry. Mientras desde lejos olfateaba a Logan, también él se percató de que algo pasaba. Agarró a Logan y se encaminó hasta la ventana. Desde allí tomó impulso y saltó a la azotea del edificio Claimor. A diferencia de Irynae, este no lo cogió en brazos sino más bien como un saco. Desde su espalda pudo ver a Irynae siguiéndolos, saltando de azotea en azotea. Eran terriblemente ágiles. Logan no había probado sus habilidades aún, no tenía claro si tendría sus mismas capacidades o seguía aún en desventaja. El camino a la mansión fue agotador, no paraba de golpearse con la dura espalda de Karsacry por no decir que empezaba a marearse. La noche ocultaba sus movimientos, empezaba a refrescar, pero Logan no sentía frío a decir verdad, su cuerpo parecía haber perdido sensibilidad. Lo que si notaba es que poco a poco su visión parecía afinarse, su mente se agudizaba y sus músculos se tensaban preparados para el esfuerzo. Cuando llegaron a la mansión le sorprendió ver que Karsacry lo dejaba suavemente en el suelo y se encaminaba hacia el interior. -¿Le habéis enseñado modales en mi ausencia? Preguntó Logan. -Karsacry es muy educado cuando quiere. Respondió Irynae, pero la verdad es que tuvo una conversación con Karsacry bastante dura, nadie tocaba a su siervo. Aunque fuera un capullo arrogante. Julius salió al encuentro de Logan. -¡Logan me alegro de que estés bien! Llegamos a pensar que algo te había pasado. Comentó Julius. -¿Por qué habría de pasarme algo malo? Preguntó Logan mirando a Julius e Irynae. Irynae no parecía tener la respuesta, pero la expresión seria de Julius, dejaba claro que el si estaba al tanto. Entraron en la mansión y subieron por las escaleras, camino a la biblioteca de Straush. -Por cierto ¿Dónde está Jud? Preguntó Logan que le extrañaba no ver a su mayor fan vampira. Nadie contestó, lo que molestó a Logan, pero prefirió esperar a ver a Straush quizás él le explicara qué pasaba. Irynae abrió la puerta, Karsacry estaba senado en el suelo con la espalda recostada contra una estantería de libros. Straush los miró con un gesto de preocupación. -¡Hola Logan! Veo que en tu ausencia has hecho cambios. Comentó Straush. -No sé a qué se refiere. Contestó Logan. -Karsacry ¡Acaba con Logan! Ordenó Straush. Karsacry titubeó, miró a Straush en un intento de confirmar la orden. Irynae se adelantó, pero Julius la agarró. Karsacry corrió hacia Logan, alzó el brazo y cerró el puño dispuesto a golpear la cara de Logan. Logan le agarró el puño, mientras con la otra mano lo cogía del brazo y lo arrojaba contra el suelo. Karsacry no podía entender como un humano había podido hacerle eso. Irynae estaba sorprendida, a la vez que aliviada, ya daba por muerto a Logan. Julius y Straush sonreían. -Te dije que si formabas parte de mi familia estarías bajo mi protección, pero también bajo mi control. Dijo Straush. Julius te siguió a tu escondite secreto. Sabemos que has realizado un experimento, que al parecer ha dado resultado. La cuestión es, ¿lo has hecho por miedo o por ser útil? Preguntó Straush. -Ambas cosas supongo. Respondió Logan. Karsacry se levantó y le lanzó una mirada furiosa. -¿Dónde está Jud? Preguntó Logan. Straush se apoyó en su escritorio con ambas manos, mientras bajaba la cabeza abatido. -Me temo que Jud pronto estará muerta. La tienen retenida unos cazadores de vampiros. Explicó Straush. -¿Y no vais a rescatarla? Preguntó Logan sin entender aquel desinterés por ayudarla. -No podemos es un lugar demasiado peligroso para nosotros. Disponen de sensores que detectan a los vampiros. -Yo alucino. Me soltáis ese rollo de que sois una familia feliz y bien avenida y ahora cuando uno de vosotros está en apuros, miráis a otro lado. -Yo la rescataré. Dadme la dirección y patearé el culo a esos cazadores de colmillos. Straush anotó la dirección en una cuartilla, la dobló y se la entregó a Logan, sin decir nada. Irynae tomó del brazo a Logan y lo sacó de la habitación. Los demás se quedaron dentro. -Sois como los humanos, muchos poderes pero en el fondo abandonáis a los vuestros sin luchar. Irynae lo miró sin saber que decir, deseaba acompañarle, pero Straush no lo autorizaría dado el peligro. -¿Por qué no me dijiste lo de tú mejora genética? Preguntó Irynae. -No es que confíe mucho en vosotros, visto lo visto no creo que llegue a hacerlo nunca. -Necesitarás armas para entrar allí. Acompáñame. Irynae tocó un extremo de un cuadro y parte de la pared cedió, abriéndose como si de una puerta se tratara. En su interior había de todo tipo de armamento, explosivos, fusiles de asalto m16, mp5, berettas, munición varia, un auténtico arsenal. En una de las paredes del fondo estaban colgadas espadas de diferentes diseños y hachas. Irynae agarró una mochila y metió en ella dos berettas, cargadores y unas bombas de humo. -Creo que con esto bastará. Logan agarró la bolsa y se la colgó al hombro. Irynae cerró la habitación y juntos caminaron hasta el patio delantero de la mansión. -Logan... Me gustaría acompañarte, pero no puedo enfrentarme a Straush, es mi líder. No espero que lo comprendas. -Tienes razón, no lo comprendo. Mientras vosotros no hacéis nada por uno de los vuestros, yo un humano voy a arriesgar mi vida por una cría que posiblemente me doble la edad y que al fin y al cabo es una vampira. Tendré que enfrentarme a humanos, tal vez matarlos para salvar a un enemigo de la humanidad. Logan se quedó pensativo. -Entonces ¿por qué lo haces? -Me cae bien esa cría. Respondió Logan. Por cierto, ¿te pasaste dos días en mi apartamento esperando mí regreso? ¡Qué tierno! Si al final va a resultar que tienes tu corazoncito. -De que hablas imbécil, sólo vigilaba mis pertenencias. Logan le guió un ojo. -Claro tus pertenencias. No puedes pasar sin ver este cuerpo. Irynae lo miró enfadada. Logan se acercó, como si de un paso de tango se tratara, la agarró y la echó hacia tras, mientras la besaba. -¿Y esto a que viene? Preguntó Irynae. -Por si no vuelvo. Al menos me llevaré un buen recuerdo. Contestó Logan. La miró y se alejó corriendo hasta llegar al muro exterior, que saltó sin dificultad. Sus habilidades quizás no fueran tan poderosas como la de los vampiros, pero sin duda era una cuestión a tener en cuenta. Logan sonreía al ver cómo podía saltar, esquivar y correr como los vampiros. Era muy divertido saltar de un tejado a otro. Ahora estaban casi igualados, pero lo mejor de todo era que gracias a su rapidez pudo pillar por sorpresa a Irynae y besarla. Debía estar rabiosa, como le gustaba cabrearla. Capítulo 7 Revisó la dirección, no había error, era una casa de dos plantas situadas en uno de los peores barrios de la ciudad. Pensó como podría entrar, las ventanas y la azotea, serían las primeras opciones por las que esperarían entrara un vampiro. Salió del coche y abrió el maletero. Revisó la mochila que le había preparado Irynae, agarró varias bombas de humo y las metió en sus bolsillos. Dejó las armas, no mataría humanos. Tal vez estuvieran equivocados en cuanto al vampiro elegido, pero su intención era buena. Además estaba seguro de que todos los vampiros no serían como los que conocía. Caminó hacía una pizzería cercana, encargó una pizza familiar y aprovechando un descuido del joven que le atendía, cogió una de sus gorras. Pagó y regresó a la calle, por unos minutos se quedó mirando la casa. Se colocó la gorra y se encaminó hacia la casa. Tocó al timbre pero no parecía funcionar, por lo que aporreó la puerta sin consideración. Un tipo gordo, con pelo largo descuidado y una camiseta plagada de manchas, abrió la puerta. -Tengo un encargo. Pizza familiar con doble de queso y anchoas. -¡Vosotros habéis encargado una pizza! Gritó el tipo hacia el interior de la casa. Logan aprovechó que dejaba de mirarlo, su agudeza visual le permitió distinguir un arma bajo la ropa. Dejó caer la pizza al suelo mientras le daba un gancho de derecha que lo dejó sin sentido. Entró y cerró la puerta, aquel tipo tardaría en despertarse. Corrió hacia la escalera y lanzó una bomba de humo al piso de arriba. No tardó en escuchar como varios tipos tosían y gritaban a otros para que cogieran sus armas. Se centró tratando de escuchar a Jud, primero escuchó amartillar un arma, el ruido de las pisadas que se acercaban, debía concentrarse más. Alguien afilaba un cuchillo en el sótano, entonces escuchó un grito. -¡Jud! Logan arrojó la otra bomba de humo por una escalera que conducía al sótano. Corrió escaleras abajo, un tipo apareció empuñando un arma, pero Logan lo abatió de un codazo. Varios cazadores salieron a su encuentro, saltó por encima de ellos y los agarró desde atrás, los alzó en el aire, giró sobre si como si fuera a ejecutar un lanzamiento de martillo y los lanzó contra un muro. Derribó de una patada la puerta del sótano, usando su velocidad sobrehumana arrebató el cuchillo a un tipo fornido y de aspecto nauseabundo. El cazador intentó golpearlo, pero Logan lo esquivó con facilidad, hasta que lo agarró de la chaqueta y le dio un fuerte cabezazo que lo dejó sin sentido. Logan acarició la cara de Jud, estaba demacrada incluso para ser un vampiro, su cara y su cuerpo estaba lleno de heridas que no había cicatrizado, la falta de alimento debía impedir que se pudiera curar. Logan rompió las cadenas con las que la habían inmovilizado y la tomó en brazos. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca, el efecto sorpresa se había acabado, ahora tocaba recibir una lluvia de balas y no estaba seguro de que su factor de curación fuera suficiente para salir ileso. Corrió escaleras arriba, saltando por las paredes intentando esquivar las balas. Derribó a varios tipos a su paso, pero eran demasiados. Pronto las balas empezaron a cruzar su cuerpo. Sus ojos verdes desaparecieron hasta quedar en blanco, entonces se desató la ira. Dejó a Jud en el suelo. Las balas impactaban por todo su cuerpo mientras Logan se acercaba a los seis tipos que aún estaban en pie. Dio un puñetazo a uno de los cazadores destrozando su dentadura. Agarró a dos de ellos por el cuello hasta dejarlos sin conocimiento. Uno de los cazadores salió huyendo, mientras los otros dos corrieron hacia él, Logan saltó y los derribó de una patada. Caminó por la casa, siguiendo un estrecho pasillo. El humo aún llenaba aquel lugar, pero su oído captó algo. Lanzó un puñetazo a través de la pared y pudo sentir como el último de los cazadores caía al suelo. Corrió hacia la entrada, agarró a Jud y saltó a la azotea de un edificio cercano. Los tejados se sucedían uno tras otro, las tejas se rompían a su paso, los tejados de chapa de aboyaban bajo su peso. Durante unos instantes Jud abrió los ojos, le impactó ver los ojos en blanco de Logan, pero sonrió al ver que la había rescatado. Cuando llegaron al patio de la mansión Logan dejó a Jud en el suelo. Todo el clan salió a recibirlos. Karsacry fue el primero en llegar, pero cuando se agachó para reconocer a Jud, Logan lo agarró y empezó a golpearlo, Julius e Irynae tuvieron que agarrarlo. Straush sacó una botella de cristal azul llena de sangre y ayudo a Jud a beber. A los pocos minutos sus heridas empezaron a cicatrizar. Su cara volvía a tener ese aspecto angelical que tanto gustaba a Logan. Julius golpeó la nuca de Logan y este perdió el conocimiento. Karsacry tenía el labio partido, sus costillas no estaban mucho mejor, pero sonreía. -¡Menuda bestia! Dijo Karsacry sin dejar de sonreír Le gustaba un buen combate y que el inútil humano de Irynae, se hubiera convertido en alguien tan poderoso le entusiasmaba. Logan despertó, estaba tumbado en uno de los sillones del salón. Julius le sonreía. -Siento haberte golpeado, pero estabas fuera de ti. -¿Y Jud? Preguntó Logan. -Tranquilo está bien, en cuanto bebió algo de sangre se recuperó de sus heridas. Logan tragó saliva y cerró los ojos. Al menos a merecido la pena el esfuerzo. -Sí, has pasado la prueba. -¿Prueba? -En serio creías que la abandonaríamos en manos de esa gente. Karsacry vigilaba la casa en todo momento, salvo cuando fue por vosotros. -¿Me estás diciendo que habéis permitido que Jud sufra una tortura a mano de esos desalmados sólo para probar mi valor, lealtad o cualquier otra mierda? -Así es. Pero nadie le obligó, ella se ofreció voluntaria. Respondió Straush que en ese momento entraba en la habitación. Se sentó junto a Logan. -He de admitir que no estaba seguro de ti. Pero has demostrado ser digno de confianza. A partir de ahora eres un miembro más del clan, sin restricciones ni pruebas. Golpeó amistosamente el hombro de Logan y se marchó. Jud entró como un torbellino y se arrojó sobre Logan. -¡Sabía que vendrías! ¡Qué pasada, cómo acabaste con ellos y tus ojos eran blancos! -Tranquila Jud, me vas a volver loco con tus gritos. Repuso Logan. -Perdona estoy muy emocionada, hacía mucho tiempo que no teníamos un miembro nuevo en el clan. -Hay algo que no entiendo ¿Por qué te dejaste torturar de esa manera? ¿Pudiste romper las cadenas y defenderte? Jud lo miró con seriedad. -El plan era liberarme en cuanto entraras en la casa, pero rociaron las cadenas de hierro con aceite de rosas. Ni las cadenas ni el aceite nos afectan por separado pero juntos, nos hace perder nuestra fuerza. Por la mente de Logan cruzó una idea muy interesante al oír aquello. Karsacry entró en el salón y pidió a Julius y a Jud que lo dejaran a solas con Logan. Se sentó frente a él y guardó silencio. -Pegas bastante fuerte para ser un pelele. Dijo Karsacry. -Si quieres me levanto y te doy una patada en el culo. Replicó Logan. Karsacry rió. -Ya no habrá más peleas entre nosotros. Ahora eres mi hermano. Todos los que pertenecen a mi clan son sagrados para mí. Karsacry se levantó, lo saludó con la cabeza y se marchó. Logan se incorporó como pudo, tenía el cuerpo dolorido y acribillado a balazos. No entendía como seguía vivo. Sintió un escalofrío y se levantó como pudo, mientras empezaba a sufrir espasmos musculares por todo el cuerpo. De su cuerpo emergieron las balas que fueron cayendo al suelo, provocando un suave tintineo en el suelo de mármol negro. -¡No está mal! Julius me contó los detalles de la sustancia que habita tu sangre. Te será muy útil en tu nueva vida. Logan la miró. Era tan bella, su tez blanca contrastaba en extremo con su pelo negro. Cuando la miraba sentía como el Logan mujeriego y sin escrúpulos desaparecía. Era otro ante ella, aunque siguiera comportándose como un imbécil, pero no podía evitar provocarla. Irynae se acercó a Logan, levantó su camiseta y tocó su cuerpo, tratando de encontrar alguna herida que no se hubiera cerrado. Logan se estremeció ante el contacto de sus suaves manos, jamás una mujer había provocado esas sensaciones en él. Miraba sus ojos, consciente de que el deseo empezaba a dominarle. Irynae le bajó la camiseta. -Parece que estás bien. Dijo mientras le daba un guantazo en la cara. -¡Ah y esto! Primero miras si estoy bien y luego me golpeas. Se quejó Logan. -No me gusta que nadie me bese sin mi permiso. Irynae acarició la nuca de Logan con su mano derecha mientras acariciaba su mejilla con la mano izquierda. Acercó los labios a la boca de Logan y lo besó con una dulzura que casi lo hace enloquecer. -Esto por lo que has hecho por Jud. Dijo mientras le daba la espalda y se alejaba escaleras arriba. -¡Joder! ¿Si me tienen que acribillar a balazos, dar ostias hasta en el carnet de identidad y salvar a su amiga para que me dé un beso? ¿Qué tendría que hacer para tener algo de sexo? Capítulo 8 Logan cruzó el salón y caminó por los corredores de la mansión. Bajó unas escaleras que la verdad no sabía a dónde conducían. Era raro tener la libertad de investigar la morada de un clan vampiro, pero en el fondo se sentía bien, por primera vez sentía que pertenecía a algún sitio. Ellos se habían convertido en algo así como una extraña familia. En la planta de arriba se escuchaba una guitarra eléctrica, debía ser Jud. Era su cría favorita. Las escaleras desembocaron en una puerta de metal. Giró el pomo y entró. Julius estaba muy concentrado con un equipo de probetas de laboratorio. -Hola de nuevo, Logan. -Perdóname, no quería molestar estaba curioseando. -Pasa y siéntate, a mi lado. Aquella estancia debió ser en otros tiempos una bodega, pero ahora estaba lleno de aparatos eléctricos de todo tipo, ordenadores muy avanzados, equipo médico y objetos que no tenía la menor idea de para que podían servir. Todo estaba dispuesto en torno a la estancia por un curioso entramado de estanterías. En la parte central había una gran mesa con todo el equipo de probetas y un ordenador. Logan se sentó tras Julius en un taburete de aspecto cómodo. -Julius, ¿Te puedo hacer una pregunta? -Claro Logan. ¡Dispara! -¿Cómo os convertisteis en vampiros? -¡Uf! Eso son muchas preguntas. Hizo una pausa, tal vez pensando si debía o no contárselo. Yo era médico durante la gran depresión, eran unos tiempos locos. La gente lo perdía todo y acababa arrojándose desde los edificios. Trabajaba en una vacuna, que serviría para tratar afecciones cardíacas. Una noche cuando me disponía a montarme en mi coche, un atracador me pegó un tiro. Straush me convirtió antes de que muriera, cosa que le agradezco. -¿Se lo agradeces? Te condenó a vivir eternamente. -Dime Logan, ¿conoces el Livasatin 5? -Sí, es el mejor tratamiento contra el cáncer que existe al día de hoy. Respondió Logan. -Yo lo cree. Cierto que con los ingresos que genera pagamos esta mansión, pero aún así es el tratamiento más eficaz y económico que existe al día de hoy. Dijo Julius. No sabes lo que significa la eternidad para un científico. -¿Y Jud? -Durante los años sesenta en una de las comunidades hippies, conoció a Straush. Ella había desarrollado un cáncer y quería vivir sus últimos días en paz, por suerte Straush supo convencerla para aceptar esta nueva vida. Como has comprobado es la alegría del clan. Karsacry es el más antiguo del clan después de Straush, procede de África, concretamente de Moutulo un reino ya desaparecido. Su nombre significa guerrero leal y te puedo asegurar que el nombre le viene como anillo al dedo. Irynae y su hermano Láyonel fueron convertidos por Straush durante la revolución francesa. Eran hijos de un conde, los salvó de la guillotina, aunque no los convirtió hasta que cumplieron una edad más acorde con su futura vida inmortal. -Irynae ¿tiene un hermano? -Sí, ¿por qué te sorprende? Dijo riendo Julius. Láyonel es la mano derecha de Straush. -¿Por qué no lo he visto nunca? -El dirige un Club en el centro de Chicago, desde allí mantiene el control de la ciudad. Sirve como ojos en la sombra para Straush. -¿Mantiene el control de la ciudad? Preguntó extrañado Logan. -La casa de las sombras es el clan que gobierna al resto de los clanes de Chicago. -¡Vaya ni vosotros os escapáis del gobierno! -Así es. Todo debe tener un orden y alguien que se asegure de que el equilibrio se mantenga. No todos los vampiros son como nosotros. Los hay que no dudan en matar para beber la sangre de los humanos. -¿Acaso eso no lo hacéis todos? Julius lo miró contrariado y algo ofendido. -Nosotros no hacemos esas cosas, disponemos de clínicas en las que se paga por donar sangre. Es una buena tapadera, para disponer de un suministro de sangre continuo. De esa forma evitamos que los vampiros ataquen a los humanos. -Si es así. ¿Por qué Irynae intentó matarme? -Irynae no ha matado a ningún humano en su vida. Antes de disponer de clínicas, bebíamos sangre procedente de animales. No entiendo porque te atacó, pero desde luego no era para beber tu sangre. Logan quedó confundido. ¿Por qué le atacaría entonces? -¿Y Straush? -Es un misterio unos dicen que era un general del imperio romano, otros un cónsul. Es muy hermético con su pasado, pero lo que si te digo es que es un gran líder. -Sabes Julius te agradezco, que te tomes las molestias de darme tantas explicaciones y... que siempre me trataras con educación. Pero a mí no me conocéis ninguno. Soy la persona más egoísta, egocéntrica e interesada que hayáis conocido jamás. -Pues no creo que Jud piense lo mismo. Objetó Julius. -No sé qué me pasa con vosotros. Cuando estoy aquí, soy diferente, es como si fuera dos personas. -La cuestión es, ¿cuál de las dos personas deseas ser? Logan asintió y después de despedirse de él, se marchó. Abandonó la mansión, abrió la puerta del jardín y salió a la calle. Le apetecía caminar y pensar. De camino a casa compró algo de comer y algunas cosas extras. Caminar por la calle ver a la gente viviendo una vida normal, ignorantes de la auténtica realidad, le parecía aterrador. Vivir creyendo que la humanidad domina el mundo y su futuro, mientras en la sombra los vampiros nos perdonan la vida, a la vez que nos dejan jugar a tener libre albedrío. Un anciano paseaba un yorkshire por la acera de enfrente, varias parejas bromeaban sobre una película que acababan de ver. La mayoría de las tiendas o estaban cerradas o a punto de cerrar, pronto todo quedaría en calma. Alzó la mano al ver que un taxi se aproximaba, ya no lo necesitaba para ir a casa pero le hacía sentir más normal. Normal, ahora añoraba ser un humano normal y corriente. Una vez en casa, dejó la hamburguesa y el pastel de chocolate en la isleta de la cocina. Después de una buena ducha, sacó una cerveza, la abrió y la dejó junto a la comida. Cogió la otra bolsa y fue a su dormitorio. De regreso se sorprendió al ver a Irynae sentada en uno de los taburetes al otro lado de la isleta. -¡Vaya creí que por hoy ya te habías hartado de mí! Irynae se limitó a mirarlo, mientras cogía la cerveza y daba un trago. No pareció sacarle gusto alguno, ni disfrutarla, la volvió a poner donde la encontró y miró su móvil. Logan no entendía porque estaba allí. Se sentó frente a ella y agarró la hamburguesa. Le dio un buen bocado, como un crío le enseñó la comida masticada a Irynae, que seguía mirando algo en el móvil. Irynae lo miró, pero Logan cerró la boca, en cuanto dejó de mirarle volvió a abrir la boca, ella lo miró y el cerró la boca, el proceso se repitió unas cinco veces, hasta que la última vez que él abrió la boca ella le agarró la barbilla y le obligó a cerrar la boca. -¡Siempre eres tan payaso e inmaduro! -La verdad es que soy bastante elegante, culto y educado, pero tú sacas lo peor de mí. Respondió tragando la comida que tenía en la boca y dando un trago de cerveza. ¿Tú eres siempre tan sosa, sería y aburrida? Irynae lo miró, entrecerró los ojos para obsequiarle con una de sus expresiones de ira, que ya no impresionaban lo más mínimo a Logan. Después de terminar su cena, tiró los restos a la basura y marchó al cuarto de baño, se lavó los dientes y entró en el dormitorio. Se quitó la ropa, quedándose en slip. Se acostó y cerró los ojos. -¿Así tratas a tus invitadas? -Tú no eres mí invitada, más bien mi carcelera. -Irynae se tumbó junto a él. Cosa que Logan esperaba. Ver aquellos preciosos ojos verdes escrutándole con la mirada, mientras su pelo negro le caía por la cara. Logan tuvo que concentrarse. -Por cierto, te he comprado algo. Dijo Logan. -¿Para mí? Logan sacó una cadena, se la colocó por encima de su cuerpo, dejando sus brazos y su pecho bajo ella. No la ató, sólo la dejó encima de ella. Irynae intentó quitársela, pero estaba rociada con aceite de rosas, lo que le hacía perder la fuerza. Un ser tan fuerte quedaba, indefenso con el sólo contacto de una cadena impregnada, de una sustancia inocua para los humanos. -¡Suéltame! ¡Te arrancaré la cabeza! -Lucha cuanto quieras, pero no te liberaré. Antes me debes una explicación. Capítulo 9 -¿Por qué me atacaste la noche en que nos conocimos? -Tenía hambre. -Ahórrate las mentiras. Julius me contó lo de las clínicas de sangre. Irynae ladeó la cabeza para evitar su mirada. No quería decirle la verdadera razón de su visita. -Bien. Espero que estés cómoda porque te dejaré ahí el tiempo que sea necesario. Creo que me iré de copas. Abrió el armario buscó unos pantalones y una camisa. -¿No serás capaz? -Procura no gritar mucho, no quiero tener problemas con los vecinos. Repuso Logan mientras agarraba la ropa y se disponía a abandonar el dormitorio. -¡Está bien te lo diré! Pero eso no impedirá que te destroce en cuanto me libere. Logan tiró la ropa encima de una mesita y se tumbó junto a ella. -¡Dispara! Le ordenó. -Eso quisiera yo. Respondió Irynae. Logan le guiñó un ojo, mientras le incitaba a hablar con las manos. -Antes de ser convertida, vivía con Straush en una casa en el campo. Mi hermano y yo, llevábamos una vida tranquila aunque bastante humilde. Todos los días mi hermano cuidaba la pequeña huerta y los animales, pues eran nuestro único sustento. Yo por mi parte realizaba las tareas de la casa y una vez o dos recogía agua de un riachuelo cercano. No teníamos las comodidades de hoy en día, pero no recuerdo haber sido nunca tan feliz en ningún otro momento de mi vida. Una tarde, bajaba por el minúsculo camino que conducía al riachuelo cuando me topé con dos soldados. Estaban sucios y hambrientos, debían proceder de algún destacamento que acampara cerca de allí. Era muy típico de aquellos tiempos, mandar varios soldados para obligar a los campesinos a proporcionarles provisiones. Para mi desgracia no sólo tenían hambre de alimentos o sed de vino. Nada más verme, se miraron y no tardaron en agarrarme y sacarme del camino. Rasgaron mis vestiduras, hasta dejarme desnuda. Los maldije, les rogué, pero nada les importaba, no podía hacer nada salvo esperar lo inevitable. Un hombre de pelo rubio y aspecto sofisticado, se les acercó y los invitó a marcharse. Sus ropas eran lujosas y portaba una espada con empuñadura de oro. Los soldados no sólo se rieron de él, sino que además le pidieron que les entregara la espada. Pude ver como sus ojos se transformaron, era como si fueran de fuego. Mostró unos colmillos como los de un vampiro. Los soldados le dispararon primero con sus mosquetes, luego usaron sus pistolas, pero aquel extraño hombre no se inmutó, ni siquiera cuando las balas perforaron su carne. Cuando los soldados desenvainaron sus espadas, el hizo lo propio. De un sólo revés, les cortó la cabeza a los dos. Limpió la hoja de su espada y la envainó. Luego se quitó la chaqueta y me la ofreció para cubrirme. Pasó su mano por mi cara, acarició mi pelo y me tomó de la mano. Me acompañó hasta casa y desapareció, nunca más volví a verlo. Cuando Straush me convirtió, le conté la historia. Su cara reflejó una gran preocupación, me dijo que los vampiros no tenían los ojos de fuego que debí haberlo visto mal a causa del nerviosismo. Pero yo estoy segura de lo que vi. -Una historia muy buena. Drama, sexo y un héroe. Irynae lo miró llena de rabia. -¿Y qué tiene que ver esa historia con que intentaras matarme? -Porque aquel hombre era exactamente igual que tú. Respondió Irynae. -No creerás que yo... -¡Claro que no estúpido! Pero sentía curiosidad por conocerte. Te seguí durante meses, hasta que comprobé que no eras como él. Tú sólo te dedicas a salir con mujeres superficiales y darte una vida de lujo. Logan la miró, por primera vez le dolió que le dijeran la verdad a la cara. Se acarició el cabello y tragó saliva, no podía creer que a estas alturas fuera tan sensibilón. -¿En serio no puedes moverte? La cadena sólo está apoyada en tu cuerpo, no te he atado. -Su contacto me inmoviliza. Respondió frustrada Irynae. Logan se acercó a ella hasta que sus cuerpos se tocaron, pasó su mano por el cuello de su camisa y acercó sus labios a los de ella. Irynae tembló, estaba indefensa y a su merced. -Puesto que como dices no tengo la moral de tu héroe, podría aprovecharme de ti en este mismo momento. Irynae lo miró, una parte de ella deseaba matarlo por su osadía, pero otra deseaba que la besara. No sabía si sentía algo por él o era sólo deseo, pero a cada día que pasaba cerca de él, aquel sentimiento se hacía más fuerte. Logan abrochó los botones superiores de su camisa que se habían desabrochado durante el forcejeo. -Tienes razón, no me parezco en nada a ese tipo y soy un auténtico bastardo. Lo cierto es que ninguna mujer con sentido común querría salir conmigo. Pero puedes estar tranquila, nunca abusaría de ti. Dijo Logan mientras agarraba las cadenas y las arrojaba al otro lado de la cama. Se sentó en la cama dándole la espalda a Irynae. Ella se levantó, se ajustó la ropa y camino hacia él. Cogió su mano y le pidió que se levantara. Quedó el uno frente al otro, mirándose a los ojos, con una mirada cargada de deseo. -No soy una mujer con mucho sentido común. Dijo Irynae mientras se abrazaba a su cuello y lo besaba, apasionadamente. Logan no podía creerlo, se estaban besando de verdad, no eran besos robados, eran besos llenos de deseo. Irynae se apartó dispuesta a marcharse. -¡Quédate! Le rogó Logan. -¡No puedo! Straush me necesita. Lo besó de nuevo, acarició su mejilla y le sonrió. Fue la sonrisa más luminosa y bella, que jamás Logan pudo llegar a soñar poder ver. Irynae saltó a la ventana, le lanzó un beso con la mano y saltó a la azotea de enfrente. En la mansión Straush golpeó furioso su escritorio. Se giró y arrancó una estantería de libros y la arrojó contra la pared de enfrente. Karsacry se limitó a bajar la cabeza y callar. -¡Jamás pensé que los oscuros regresarían! Gritó Straush. Ahora cientos de ellos recorren las calles de Chicago, matando humanos. Infectándolos. -Puedo hablar con Láyonel y organizar una batida. En una noche eliminaríamos a más de la mitad. Repuso Karsacry. Straush lo señaló con el dedo. -No los subestimes. Son más débiles que nosotros, pero actúan en manada y no conocen la piedad. -No pienso tener piedad con ellos. Dijo Karsacry. -Está bien. Avisa a Láyonel, que organice a los clanes para que estén listos para actuar. Karsacry inclinó la cabeza y abandonó la sala. Caminó por la galería hasta un balcón, desde el que saltó al patio exterior. Por unos instantes miró la luna y luego saltó el muro del jardín y se alejó corriendo calle abajo. Logan se echó en el sofá del salón, encendió la tele y cambió una y otra vez de canal. Encontró una reposición de una serie de ciencia ficción, de esas de naves espaciales y marcianos. Aunque era bastante mediocre, se quedó mirándola. Necesitaba distraer su mente para no pensar en lo sucedido esa noche. Lejos de allí un vagabundo arrastraba un carrito de supermercado lleno de trastos, recuerdos de una vida pasada, quizás más feliz. Llevaba puesto un chaquetón que le llegaba hasta los pies y un gorro de lana en la cabeza. Agarró una botella de vino que tenía en el carro y le dio un trago. Toda su ropa estaba cubierta de mugre, su barba descuidada y con restos de comida pegados. A sus cincuenta años aparentaba más edad, su hediondo olor espantaba a todos los que se cruzaba en su camino, algunos incluso cambiaban de acera ya fuera por miedo a que fuera un delincuente o por asco. El vagabundo se internó en un callejón donde había varios contenedores de basura. Dejó el carrito y abrió la tapadera de un cubo de basura que pertenecía a un restaurante. Rebuscó en su interior algo de comer, pero todo estaba tan enfangado de restos de tomate y mayonesa, que le causaba nauseas. Encontró un brick de vino medio lleno, esbozó una sonrisa. -¡Hoy debe de ser mi día de suerte! Cuatro sombras se precipitaron contra él. Un vampiro le mordió en la garganta, lo que le impidió gritar. Cayó al suelo mientras otro vampiro clavaba sus dientes en su brazo, dos más acudieron para unirse al festín. Como animales salvajes se abalanzaron contra su presa, uno de ellos mordió su estómago el otro abrió sus fauces y desgarró el muslo derecho del vagabundo. La sangre brotaba del cuerpo de aquel pobre desgraciado. Aquellos vampiros eran diferentes, no tenían orejas, apenas un agujero en su lugar, su nariz era minúscula y sus mandíbulas se abrían de una forma completamente anti natural. Los cuatro vampiros se alzaron a la vez, como perros adiestrados que escucharan la llamada de su amo. Saltaron al tejado de uno de los edificios y se alejaron desapareciendo bajo el abrigo de la noche. En el callejón, el vagabundo destrozado y desangrado, empezó a sufrir convulsiones hasta que finalmente murió. Capítulo 10 Julius estaba sentado frente a la apagada chimenea, recordando su vida, sus descubrimientos... su mujer y su hija, por las que veló en la sombra hasta el día de su muerte. Resultó duro verlas envejecer, mientras él seguía siendo joven, como su mujer rehacía su vida junto a otro hombre. La muerte de su hija, saber que tenía nietos a los que nunca conocería o al menos tendría relación con ellos. Cogió una copa de sangre y dio un pequeño sorbo, añoraba el sabor del alcohol. Ahora sólo podía saborear la sangre, la maldita sangre. Jud estaba tumbada en la cama de su dormitorio, mirando el armario abierto, tratando de elegir que ponerse. Desde la aparición del movimiento gótico, eligió ese estilo para vestir, le parecía llamativo y divertido a la vez. Conectó su ipod, buscó en las listas de música hasta encontrar a su cantante favorito Marilyn Manson. No tardó en moverse por la cama, alzando los brazos y bailoteando. En su despacho biblioteca, Straush soltó un libro encima de su escritorio y paseó en círculos por la sala. Estaba inquieto, los ataques a humanos podrían descubrir a su comunidad que durante siglos había permanecido en el más absoluto secreto. Si los humanos descubrían su existencia, el miedo desencadenaría una guerra de dimensiones incalculables. Se acarició la barbilla mientras su afilada mente, trataba de urdir algún plan para evitar aquel apocalipsis. Tony terminó las espadas para Logan. Las pulió a conciencia y las dejó sobre una mesa de metal. Buscó entre unos cajones, hasta encontrar el mecanismo de encastre que necesitaba. Ancló las hojas de las espadas en las empuñaduras. Extendió los brazos con las espadas fuertemente agarradas y pulsó un botón semi oculto. Las hojas se replegaron sobre sí mismas hasta desaparecer dentro de la empuñadura. -¡Perfecto! Exclamó. Apagó las luces y se fue a dormir a su pequeño apartamento dentro del almacén. Karsacry estaba en cuclillas, contemplando al vagabundo destrozado. Hasta para él, era un espectáculo dantesco. Se levantó y salió corriendo, en cuanto escuchó las sirenas de la policía. Los oscuros habían regresado a la ciudad, después de más de trescientos años sin actuar. Logan agarró una botella de whisky, desenroscó el tapón y lo tiró al suelo. Dio un largo trago, pero no pudo disimular su decepción. El alcohol no le afectaba, por lo que no conseguiría olvidar o al menos nublar su mente para no pensar. Irynae le había dado un beso de verdad, atrás quedaron las provocaciones. Recordaba una y otra vez cuando le pidió que se quedara. Necesitaba estar con ella, por irracional que pareciera, aquella vampira había conseguido que tuviera ganas de vivir. Ahora sentía la ilusión de ver llegar un nuevo día, con la esperanza de volver a verla y pasar el mayor tiempo posible juntos. No podía creer las palabras que se dibujaban en su mente, ¿él enamorado? El frío y mujeriego. Por primera vez sintió un escalofrío que recorrió toda su espalda. Si ella lo había seguido e investigado, también sabría que como persona no valía mucho. Pero lo había besado eso debía significar algo. En cualquier caso, ella lo había cambiado aunque no tenía claro si para bien. Irynae llegó a la mansión, por indicación de Julius fue a ver de inmediato a Straush. Cuando abrió la puerta de su despacho, quedó asombrada al ver a Straush sentado encima de su escritorio con la cabeza entre las manos, nunca lo había visto tan preocupado. -¿Querías verme? Straush levantó la vista y le sonrió. Irynae mi favorita, mi niña. -¿Qué ocurre? -Temo perderte, temo perderos a todos. Dijo Straush desviando nuevamente la mirada. -¿Pero quieres decirme que diablos pasa? -Los oscuros... creíamos haberlos exterminado, pero han vuelto. Han comenzado a matar en Chicago, Karsacry trata de localizar su colonia y Láyonel organiza los clanes. Estamos en guerra. ¡Otra maldita guerra! Irynae se acercó a Straush y le abrazó. Para ella Straush era lo más parecido a un padre y le causaba un gran pesar verlo tan triste. -Acabaremos con ellos. Dijo Irynae acariciándole el pelo. -Pero... ¿a qué precio? Respondió Straush. En el apartamento Logan semi desnudo, dejó la botella de whisky encima de la mesa de cristal del salón y caminó hacia la cocina. Abrió el frigorífico, en busca de una botella de agua, cuando escuchó pasos en el salón. Sonrió, su dama se lo había pensado mejor. Salió de la cocina, con una sonrisa en sus labios, pero la alegría duró poco. Un ser de aspecto casi humano lo miraba fijamente, con sus pequeños y fríos ojos. Le sorprendió que no tuviera orejas y en cuanto a nariz tampoco es que estuviera muy bien dotado, destacaba su cara blanca y su cabeza sin pelo. Todo muy llamativo en comparación con su traje negro de dos piezas tipo kimono. Cuando aquel ser abrió la boca mostrando sus espantosas fauces, Logan quedó sin palabras. -Desde luego tú no eres Irynae. A ti no te daba un beso ni borracho. El ser saltó sobre él tratando de clavar los colmillos en su cuello. Logan trató de esquivar sus dentelladas, lo agarró del cuello y se concentró. Sus ojos quedaron en blanco, levantó al ser y le propinó un fuerte puñetazo, que lo desfiguró. Pero su cara se regeneró, rápidamente. Agarró a Logan de un brazo y lo arrojó contra la pared. Fue un impacto demoledor, pudo sentir como sus huesos crujían, aunque se regeneraba, no era como aquellos seres, el dolor no desaparecería así como así. El ser lo cogió de un pie y lo lanzó contra el techo. Logan cayó al suelo, hecho polvo. -Lo que me faltaba. Este puto bicho se cree que soy una pelota. Dijo mientras escupía sangre. Con dificultad, se levantó, caminó hacia el ser que parecía estar disfrutando. Se concentró de nuevo y corrió hacia él. Esta vez no pudo evitar su embestida, por unos instantes el ser quedó sin sentido en el suelo. Logan corrió a la cocina, abrió los cajones pero no encontraba lo que buscaba. -¡Joder Lola! Donde lo has metido. Pudo escuchar como aquella aberración se levantaba, abrió uno de los cajones de la isleta. ¡Aquí está! Veamos si es verdad eso de que lo corta todo. Dijo empuñando un cuchillo japonés de veinte centímetros. ¡Hola calvito! Seguiría jugando contigo, pero lo cierto es que me aburres. El ser saltó sobre Logan que se giró esquivando su ataque. -¡Fin de juego! Dijo Logan mientras de un revés cercenaba la cabeza del vampiro, justo cuando este se giraba dispuesto a lanzarse contra él. Logan miró el suelo cubierto por las cenizas de aquel extraño ser. -¡Verás mañana! A ver cómo le explicó a Lola que todo está lleno de polvo. Abrió la ventana y miró la azotea del edificio contiguo, era consciente de sus capacidades pero eso no evitaba que le costara saltar de un edificio a otro. Sus límites humanos aún estaban bien enraizados en su mente. Reunió valor y saltó. Era una descarga de adrenalina, caer desde esa altura, pero le gustó. Continuó saltando de edificio en edificio, dando algún que otro traspié. Debía llegar a la mansión necesitaba una explicación, ya estaba harto de que su apartamento se hubiera convertido en un buffet para vampiros. La mansión quedaba lejos, pero correr de esa manera y saltar de un lado a otro era sumamente divertido. Logan continuó su camino sin descanso. Por un momento sintió un fuerte pinzamiento en el hombro derecho, cuya intensidad iba en aumento. Se vio obligado a detenerse en un viejo tejado se frotó el hombro y prosiguió su camino hasta la mansión. Cuando llegó, Jud le abrió la puerta como siempre con una sonrisa en la boca, aunque mostrando una gran curiosidad por su inesperada visita. -¿Puede alguien explicarme por qué un tipo calvo, feo, sin orejas ni nariz y con una boca más grande que un buzón de correos me ha atacado en mi apartamento? Julius se acercó al escuchar la conversación. Irynae y Straush, aparecieron como surgidos de la nada. Capítulo 11 Todos lo miraron, no podían creer que hubiera acabado con un oscuro. -¿Cómo lo mataste? Preguntó Straush. -Le corté la cabeza con un cuchillo de la teletienda. Respondió Logan. Irynae y Jud se rieron, pero por poco tiempo. Straush las reprendió con la mirada, había personas muriendo por culpa de los oscuros. -Veo que el traje funciona. Ese ser te habría aplastado como a un mosquito en circunstancias normales. Dijo Julius, ajustándose las gafas con un dedo. -Creo que no lo entendéis. Este tipo ha subido a mi rascacielos, para acabar conmigo cuando podía matar a cualquiera en la calle con mayor facilidad. No creo que me buscara a mí, sino a vosotros. Explicó irritado Logan. -¡Tiene razón! Está claro que tienen un líder. Nos deben haber seguido durante mucho tiempo, de otra forma no sabrían de Logan. Buscan debilitarnos, acabando con nuestros aliados. Dijo Straush. -Abrid bien los ojos y no tengáis piedad con ellos. Estamos en guerra. En cuanto a ti Logan será mejor que permanezcas en la mansión, aunque te las arreglas bien por ti mismo, no creo que puedas hacer nada frente a varios de ellos. Dijo Straush. Julius y Straush se alejaron en dirección a las escaleras. Jud le dio un beso en la mejilla a Logan y corrió escaleras arriba hacia su dormitorio. Irynae se quedó allí mirándole. Logan se aproximó lentamente y le tomó la mano. Parecía increíble, el gran seductor se sentía intimidado. Irynae apretó su mano y lo condujo hasta el jardín Pasearon durante horas, ya que ninguno de los dos sentía cansancio. Irynae se sentó en un banco de piedra y Logan la acompañó. El vestido de seda negra que portaba la vampira, era sumamente sexy. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no mirar donde no debía, aunque quisiera hacerlo de forma imperiosa. -¿Qué son esos oscuros? Preguntó Logan. -No son como nosotros. Todos procedemos de una misma rama ya perdida y de la que apenas si algunos vampiros conocen su nombre o historia. Durante el proceso hubo una mutación, por un lado surgimos nosotros y por otro los oscuros. Aunque son más débiles que nosotros, son capaces de convertir a los humanos con mayor facilidad. Carecen de modales o escrúpulos. Hace ya mucho tiempo, estuvimos en guerra con ellos, creímos haberlos extinguido. No entiendo cómo han podido regresar. Pero estoy segura de que tienen otro bastión, por si solos no son capaces de actuar estratégicamente. Y el hecho de que no hayan asesinado a gran parte de la población de Chicago es prueba de ello. -¿Parecen tipos duros esos oscuros? Irynae lo miró. -¡Díselo al que mataste! Dijo Irynae sonriéndole. Logan paso su mano por la espalda de la vampira hasta llegar a su cintura. Ella le miró con una extraña dulzura, aún le costaba aceptar a una Irynae amable. Cuatro seres oscuros saltaron frente a ellos. Irynae emitió un grito de aviso al resto de vampiros. -¡Joder! Gritó Logan. ¡Sin armas y yo con estos pelos! Irynae lo miró, le sonrió divertida, pero en su mirada había algo más, el éxtasis que le provocaba la caza. Saltó sobre uno de ellos, colocándose sobre sus hombros, tiró de su cabeza hasta arrancarla y derribó a otro de una patada. Logan por su parte dio un puñetazo en la boca a uno de los oscuros, mientras agarraba a otro de la mano para sujetarlo y de esa forma propinarle una contundente patada en la cadera. Pudo sentir como sus huesos se quebraban, pero era consciente de que con eso no bastaba. Irynae arrancó una barra de hierro de una oxidada verja y la usó para atravesar la frente del oscuro que había derribado, luego retorció la barra como si de un torno se tratara y la cabeza del oscuro se partió en dos. Logan se concentró, sus ojos pasaron a ser blancos y su fuerza se duplicó. Agarró a los dos seres por el cuello y arrancó sus cabezas como si descorchara un par de botellas de champán. -Cuatro de cuatro. Dijo Irynae mientras agarraba a Logan del cuello y lo besaba. Tras ellos se escuchó el ruido de las ventanas al romperse. Los oscuros estaban arrojando granadas incendiarias al interior. Logan agarró del brazo a Irynae, que se disponía a correr hacia allí. Ella lo miro sin comprender, pero entonces se fijó con más atención. Una horda de oscuros estaba saltando el muro del jardín, su número era ahora incontenible. No entendía como Logan pudo verlos antes que ella, desde luego el traje le hacía muy poderoso. -¡Corred! Gritó Straush que portaba en brazos a Jud. Julius también los instaba a salir de allí. Logan tiró del brazo de Irynae y juntos abandonaron el lugar. Corrieron sin mirar atrás hasta alejarse a una distancia prudencial. Desde lo alto de un viejo edificio en ruinas, contemplaron como la mansión ardía. -Logan, ¿tienes algún sitio donde alojarte a parte del apartamento? Preguntó Straush. -Sí. Un piso en el Excelsiors. -Irynae, tú te quedarás con él. El resto nos marcharemos al Club de Láyonel para organizar los clanes. Permaneced atentos a mi llamada. Ordenó Straush, mientras volvía a coger en brazos a Jud y junto con Julius, se alejaban por los tejados hacía el norte de la ciudad. -¿Qué le pasa a Jud? Preguntó preocupado Logan. -Tranquilo, Julius me ha contando que un oscuro la hirió, en unas horas estará lista para el combate. Respondió Irynae. -Bueno ¡vayámonos de aquí! Pero cuando lleguemos al Excelsiors tú entras por el tejado y yo por la puerta principal. -¿Y eso por qué? Repuso malhumorada Irynae. -Cariño, tienes toda la ropa manchada de sangre. ¿Qué quieres que avisen a la policía? Irynae se miró el vestido. -Es cierto, estoy hecha una pena. -Aún así me gustas. Dijo Logan. Irynae sonrió e inició la carrera hacia el rascacielos. Logan llegó el último, a pesar de sus facultades seguía estando en inferioridad frente a los poderes de los vampiros. Saludó al conserje y al guardia de seguridad. -Por favor necesito mi llave. Piso 821. El conserje revisó una estantería frente al pequeño mostrador y sacó una llave de un estante. -Aquí tiene señor Wallace. Logan le guiñó un ojo y desapareció en el ascensor del edificio. Cuando llegó a la planta Irynae estaba ya apoyada sobre la puerta del piso. No le había dicho ni la planta ni el número de piso, una vez más ella lo dejaba sin palabras. Logan se acercó a ella sin prisa, quería contemplarla, incluso con las ropas desgarradas y el pelo revuelto, estaba radiante. -¡Es para hoy! Se quejó Irynae. Abrió la puerta y cerró con llave, luego soltó la llave encima de una pequeña mesita de la entrada. Puesto que a él no le interesaba la decoración, pagó a un diseñador para que se ocupara de todo y lo cierto es que ni siquiera se pasó para ver el resultado. -¡Pero qué diablos es esto! Exclamó Logan. Todo el piso estaba en tonos grises y negros, los muebles estilo gótico y el suelo de mármol blanco. -¡Joder esto parece un panteón! -Pues a mí me gusta. Dijo Irynae, que se sentía como transportada a los tiempos de la revolución francesa. De hecho se parecía a uno de los palacios, en los que vivió con Straush. Logan se quitó la camisa y la arrojó sobre una fea estatua. -¡Paso de todo me voy a la ducha! Irynae se quedó mirándolo, se llevó la mano a la boca mientras se mordisqueaba los labios. Logan entró en el baño, se desvistió y abrió la ducha. Se le escapó un suspiro cuando el agua acarició su espalda. Menudo día llevaba. Pero al menos estaba con ella. Súbitamente empezó a convulsionar y cayó al suelo de golpe rompiendo parte de la mampara. Irynae corrió hacia el baño, intrigada por aquel estruendo. Quedó impactada al ver a Logan en el suelo con los ojos en blanco, mientras su pecho se levantaba y bajaba espasmódicamente. Lo tomó en brazos y lo condujo hasta la cama, donde este pareció perder el conocimiento. Irynae cerró el grifo de la ducha y se acostó junto a él, pasaría el resto de la noche velándole. Por la mañana, los ojos de Logan cambiaron hasta volver a ser verdes. Irynae pareció aliviarse al ver que respiraba de forma más acompasada. Se sentía turbada y extraña, nunca se había planteado que él pudiera morir. Ahora que lo había visto en un estado tan terrible, estaba conmocionada. La palabra amor no entraba en su vocabulario, pero sin duda él le importaba. Tal vez lo idealizara por parecerse al vampiro que una vez la salvó o tal vez le gustara el carácter difícil e irónico de Logan. Se acurrucó a él, y lo besó en la mejilla. Cerró los ojos, le molestaba un poco la creciente claridad de la mañana y trató de relajarse, aunque desde luego no de dormir, ya que los vampiros no lo necesitaban. Logan estaba soñando que corría por una trinchera enemiga. Con su ametralladora browning acribillaba a todos los alemanes que se cruzaban en su camino. Lo más extraño de todo es que parecía ser consciente de estar en un sueño. Llevaba la insignia de teniente en su uniforme y una trincha repleta de munición para la ametralladora. El sabor amargo e intenso en la boca, le previno que estaba fumando un puro. Era de locos, estaba despierto dentro de un sueño. Se asomó fuera de la trinchera y contempló, como cientos de barcas anfibias se acercaban a las playas. Era el día D. Capítulo 12 No podía creer lo que estaba viendo, pero aún menos porque sabía que estaba en un sueño. Aunque era consciente de todo su cuerpo, este no respondía a sus órdenes. Se movía apresuradamente por las trincheras disparando y saltando sobre los cuerpos de los soldados caídos. Llegó a la entrada de uno de los bunkers, justo cuando la puerta se estaba cerrando. Arrojó una granada al interior que no sólo mató a varios soldados, sino que además deformó la puerta impidiendo así que pudiera ser cerrada. Revisó su arma, comprobó el cargador para asegurarse de no quedarse sin munición en mitad de un tiroteo y corrió hacia el interior. Varios soldados habían montado una ametralladora y se disponían a cargar la munición, cuando Logan los abatió. Continuó su ascensión por las escaleras, que suponía conducían a las torretas desde las cuales los cañones del ochenta y ocho intentaban desesperadamente detener el avance aliado. Logan subió las escaleras, varios soldados y un oficial se giraron hacia él. Las balas surcaron la estancia, destrozando los cuerpos de los soldados alemanes. Introdujo varias granadas en el interior de los cañones y bajó las escaleras. El bunker tembló, unos cuantos cañones dejarían de segar vidas ese día. Fuera del bunker una avanzadilla nazi intentaba recuperar la sección de la trinchera en la que él se encontraba. Logan estaba despierto dentro de su mente, pero era como estar poseído, desde dentro veía todo lo que ocurría pero no podía controlar sus acciones. Dejó caer la ametralladora al suelo, desenganchó la trincha con los cargadores y las arrojó contra unos sacos de arena de la trinchera, no podía entender lo que estaba haciendo. Sus ojos le quemaban, era como si estuvieran ardiendo. Sus uñas crecieron hasta convertirse en unas garras de unos quince centímetros. Los soldados nazis que avanzaban en su dirección, no tardaron en abrir fuego, pero las balas no le hacían daño, su cuerpo se regeneraba casi instantáneamente Cuando los soldados estaban a su alcance, contemplaron con horror a Logan. No tuvieron tiempo de mucho más. Logan saltó sobre ellos como una bestia salvaje sedienta de sangre. Atravesó el pecho con sus garras, dio un brinco hacia delante y con sus garras ensangrentadas decapitó a un oficial. Dos soldados abrieron fuego con sus fusiles. Logan apartó las armas de los sorprendidos soldados y los ensartó con sus garras desde el estómago hasta lo más hondo de sus entrañas. Logan despertó horrorizado, no podía creer ni entender lo que le había pasado. Irynae acarició su espalda y Logan la miró, estaba aún aturdido no reconocía donde se encontraba. -¿Dónde estoy? Preguntó. -En uno de tus pisos. Tú apartamento ya no era seguro. Logan se frotó la cara y caminó hacia el cuarto de baño. Entró y abrió el grifo del agua fría. Pero el traje anulaba la sensación de frío. Dio un puñetazo a la pared y rompió varios azulejos. Irynae que lo había seguido en silencio, lo observaba. -¿Qué pasa no me has visto ya desnudo durante toda la noche? ¿Tienes que seguir espiándome? -No seas tan creído No tienes nada que no haya visto antes. Respondió cortante Irynae. Veo que has hecho reforma en el baño. Dijo Irynae señalándole los azulejos destrozados. -Es el traje. No siento nada, ni frío, ni calor. Empiezo a volverme insensible a todo. -¿A todo? Irynae se quitó la ropa, dejando a la vista su espectacular cuerpo. -Creo que aún conservo algo de sensibilidad ahí abajo. Respondió Logan. Desde luego si es una broma tuya, paso. No estoy para jueguecitos. Irynae se acercó a él lo besó primero en la boca, luego en el cuello y fue bajando por su pecho, mientras su lengua jugaba y saboreaba todo su cuerpo. Logan se estremecía. Irynae bajo más y más hasta que su boca se encontró con la zona más sensible de él. Logan no podía más, ahora le tocaba a él dominar. La cogió en brazos y la llevó a la cama. Empezó por sus tobillos con largos y apasionados besos, fue subiendo por sus muslos hasta llegar a su estómago. Ella acariciaba la cabeza de Logan, mientras él seguía subiendo hasta sus pechos. Nunca creyó que un humano pudiera llenarla de tanto deseo, empezaba a impacientarse, quería más. Logan besó y lamió sus pechos, cada vez más excitado. Irynae lo giró y se colocó encima. Acarició el pecho de Logan mientras, sentía como sus cuerpos se unían en lo más íntimo. Rítmicamente Irynae se fue moviendo sin prisa, torturando de aquella manera tan placentera al que ya consideraba su amante. Se dejó caer sobre él sin dejar de moverse, los besos se hicieron más intensos y provocadores. Logan la agarró de la cintura para sentir más íntima su unión, hasta que el clímax llegó y los dos quedaron exhaustos mirándose a los ojos. En el sótano del club Straush se había encerrado en un despacho. Julius jugaba a un videojuego con Jud y Karsacry golpeaba un saco de boxeo. -¿Cuando vamos a regresar a la mansión? Preguntó Karsacry. -La mansión es historia. Ahora debemos concentrar los clanes y empezar a buscar la guarida de los oscuros. Respondió Julius. -Esos malditos oscuros, me pillaron por sorpresa, pero estoy deseando volver a toparme con ellos y arrancar un par de cabezas. Dijo Jud malhumorada al recordar las heridas que aquellos seres le habían provocado. Necesitaba vengarse. Straush examinó los mapas de Chicago, hizo una búsqueda exhaustiva por internet. Eran demasiados los posibles lugares donde una colmena podría instalarse. Aquella tarde los bastiones de los clanes a su mando, vendrían al Club y él debería tener un plan de acción aceptable. Marcó varios posibles objetivos, una fábrica de acero abandonada, una antigua red de silos de carbón y el antiguo recorrido del metro. No le gustaba la idea pero debía organizar patrullas que recorrieran la ciudad. Muchos de sus hombres no regresarían con vida, pero no había alternativa. Si la colmena no era destruida, pronto su número se multiplicaría y resultaría imposible contener su avance. Eso supondría la aniquilación de los humanos en Chicago, pero eso no pasaría mientras él estuviera al mando. Recordó las batallas en las que participó desde la antigua Roma hasta Vietnam Su experiencia militar era inigualable, ya acabó una vez con los oscuros y ahora volvería a vencer, costara lo que costara. Logan abrazó a Irynae, la besó y sintió el placer de ser correspondido. -¿Qué estamos haciendo? Preguntó Logan. -Disfrutar el momento. Respondió Irynae. -¿Eres consciente de que si seguimos adelante, me veras envejecer e incluso morir? Irynae lo besó. -Dejemos las penas para más adelante, de todos modos en estos momentos da igual que seas humano o vampiro. Si los oscuros se imponen, todos moriremos. Logan la atrajo contra su pecho y acarició su pelo. Sabía que debajo de toda esa capa de bordería y amenazas, había un corazoncito. -Pero me temo que te has equivocado conmigo. No soy como ese que te salvó de pequeña. Tal vez tuviera mi físico pero no mi personalidad. Siempre he tratado a las mujeres como trofeos, soy egoísta y despreciable me mires por donde me mires. -No fuiste egoísta con Jud. -Ella me cae bien, eso es todo. -Me tenías muy preocupada, creí que te morías. Dijo Irynae. -¿A qué te refieres? -Te desmayaste y se te quedaron los ojos en blanco. Por más que intenté reanimarte me fue imposible. Logan se quedó pensativo, recordaba haber perdido el conocimiento. Debía ser algún efecto secundario del traje, tendría que hablar con Tony. -No te preocupes. Debe ser que mi cuerpo se está adaptando al traje. Irynae lo miró, no tenía claro si se estaba enamorando o sólo era deseo reprimido durante siglos, pero sentía la necesidad de estar con él. Logan pensó en su extraño sueño. Era como revivir un recuerdo, pero sintiendo todas las emociones, sensaciones y demás experiencias acaecidas en aquel momento. Fue tan real, tan vívido y tan desagradable. Lejos de allí los oscuros se arremolinaban en la vieja estación de metro, esperando a su bastión. Debía haber cientos de ellos. Se escuchó un golpe de callado en el suelo y todos se arrodillaron. Una figura cubierta por una túnica negra con capucha, se acercó por un angosto pasadizo. Salió a lo que en otros tiempos fue un apeadero y contempló a su creciente ejército. Capítulo 13 Irynae cogió el móvil y contestó la llamada. -Me resulta raro ver a los vampiros usar móviles. Dijo Logan. -Te sorprendería la tecnología que manejamos. Respondió Irynae guiñándole un ojo. -¡Dime Láyonel! Esta noche en el club a las ocho. Bien allí estaremos. -¿Qué pasa? Preguntó Logan. -Los clanes se reúnen esta noche en el club. Tenemos que asistir. -¡Genial un club de vampiros! Siempre quise ir a uno. Con sus telarañas, su música clásica, los adornos góticos. Irynae se echó a reír, sabía perfectamente como era el club y la sorpresa que le esperaba. De repente empezó a sentirse débil, Logan tuvo que agarrarla para que no se cayera al suelo. -¿Pero qué te pasa? Preguntó preocupado. -Llevo varios días sin comer y todas mis reservas de sangre se quedaron en la mansión. Logan cogió el teléfono y llamó a Tony. -¡Hola Logan! Respondió Tony. -¿Tony puedes hacerme llegar unas cuantas bolsas de sangre humana de alguna clínica privada? -¿Qué? Cada día estás más raro. -Tony no estoy para bromas. -¿Es para ti? ¿Estás herido? Dime dónde estás y voy para allá. -No tranquilo, Tony estoy bien. Pero necesito esas bolsas de sangre. ¡Ya! -Vale. Tengo un contacto en una clínica. -Estoy en mi piso del Excelsiors. ¡Date prisa! Irynae empezó a sudar, la tumbó en la cama. Corrió a la cocina y cogió un trapo y algo de hielo. No tenía ni idea de que hacer para aliviar su dolor, hasta que llegara la sangre. Se sentó en la cama y le cogió la mano, ella parecía haberse quedado inconsciente. Logan estaba muy preocupado, jamás la había visto tan mal. Le hubiera encantando verla levantarse y que le soltara alguna bordería como era su costumbre. Menuda racha primero él y ahora ella, los dos en un pésimo estado en menos de veinte y cuatro horas. La espera se hizo eterna, pero una hora más tarde, Tony llamaba a la puerta del piso. Logan corrió y abrió la puerta, dejó entrar a Tony y cerró la puerta. -¿La tienes? -Sí. Aquí está. Dijo mostrándole una bolsa negra, que contenía cuatro bolsas para donaciones sanguíneas. -Bien, ahora márchate. Ordenó Logan. -¿Seguro? -Sí. Cuanto menos sepas de esto mejor para ti créeme -Por cierto aquí tienes las espadas y el correaje para portarlas que me encargaste. Logan cada día estás más raro. ¡Ah! No se te olvide que tenemos un reconocimiento físico pendiente. -Ok. En cuanto pueda me paso por el almacén, tengo algunas cosas que comentarte al respecto. Gracias Tony. Tony lo miró preocupado y se marchó pasillo abajo en dirección a la zona de ascensores. Logan agarró una de las bolsas la abrió y se la llevó a Irynae. Le abrió un poco la boca y fue dejando caer la sangre con cuidado. Poco a poco la vida fue regresando a su cuerpo, cogió ella misma la bolsa y bebió hasta acabar su contenido. -Tengo más sangre. Dijo Logan. Irynae le sonrió. -Con esto será suficiente. Se limpió la boca con la palma de la mano, en una actitud sensual. -¿Estás ya mejor o necesitas más tiempo para reponerte? -Dame unos minutos aquí tumbada y estaré como nueva. Logan más animado la dejó descansar y marchó a la cocina para hacerse algo de comer. La mañana había pasado apresuradamente, llena de emociones, necesitaba comer algo contundente. Pero tal y como imaginó no había nada comestible en la cocina. Llamó a un restaurante y encargó un solomillo a la pimienta, patatas fritas y alitas de pollo. La comida sana nunca fue su fuerte. Por la noche Irynae estaba totalmente repuesta, Logan que era una persona previsora, siempre ordenaba que en cada uno de sus pisos los armarios estuvieran bien surtidos de ropa. Rebuscó en un armario unos pantalones vaqueros negros y unas botas. Buscó una camiseta y se topó con una de licra negra y disimuladamente, se ajustó el correaje donde envainó las empuñaduras de las dos espadas. Se puso una chaqueta marrón de cuero, para ocultar al máximo sus armas. Desde luego no entraría en un club de vampiros desarmado. Sus habilidades no eran suficientes. Irynae apareció con un vestido rojo bastante tentador. -¿De dónde has sacado eso? Preguntó Logan. - Estaba en un armario. Respondió Irynae. Al parecer alguien usaba su piso como picadero y él sin enterarse. Logan llamó al conserje y le ordenó que preparan su coche para que le estuviera esperando en la puerta del edificio. Junto con la ropa, el acostumbraba a tener un coche en cada residencia de su propiedad, era uno de los beneficios de ser millonario. Los dos bajaron en el ascensor hasta la planta baja, donde el conserje se quedó mirando a Irynae. Ella le dedicó un beso, mientras salía del edificio tras Logan. Abrió la puerta del porche novecientos once para que Irynae entrara. -¿Rojo sangre? Preguntó irónica Irynae. -Será que estaba predestinado a conocerte. Dijo Logan. El aparcacoches entregó las llaves a Logan y se marchó. Logan arrancó el coche, miró a Irynae y aceleró. Las calles se sucedían una tras otra, las nuevas habilidades de Logan le permitían conducir más rápidamente. Esquivó a un coche que se incorporó a la circulación sin mirar, y derrapó hacia la izquierda para evitar un camión de reparto de periódicos. Irynae pasó su mano por detrás del cuello de Logan, acariciando su nuca. Logan volvió a acelerar provocando que el coche diera un pequeño salto en un cambio de rasante muy pronunciado. -Sabes, estoy cayendo en la cuenta de que conduzco muy rápido hacia un sitio que no sé dónde queda. Dijo sonriendo Logan. -Avenida Landon 52. Se llama Club Láyonel. -Tu hermano no se rompió mucho la cabeza con el nombre. Irynae sonrió, mientras miraba por la ventana. Le resultaba divertido viajar en un coche y se sentía feliz por primera vez en mucho tiempo. -Bueno y ¿cómo es tu hermano? -Es buena gente. Muy serio y callado, pero te va a gustar créeme -Eso espero. Masculló Logan por lo bajo. Aparcó el coche en la misma puerta del club por indicación de Irynae. Dos vampiros custodiaban la entrada, a pesar de sus ropas informales sus ojos los delataban. Logan había aprendido a diferenciarlos de los humanos. Pasaron por un estrecho pasillo que daba acceso a una sala pequeña donde varios vampiros controlaban quien entraba. Uno de pelo canoso y aspecto frío se acercó a Irynae. -Tu hermano te espera en la cúpula. ¿Quién es él? -Viene conmigo. Respondió Irynae en tono tajante. El vampiro inclinó la cabeza en señal de sumisión y ordenó a los otros dos que abrieran la puerta que daba acceso al local. -¡Qué interesante! Estoy seguro que será como entrar en una cripta. Logan se frotaba las manos impaciente. Cuando entró y vio el local se quedó pasmado. Estaban pinchando el Gangnam Style, el local era de estilo moderno con sofás blancos dispuestos a lo largo de cada costado del local, las paredes negras estaban cubiertas por inmensas pantallas led donde se reproducía el videoclip. El centro se usaba como pista de baile y a la entrada una gran barra servía para suministrar la bebida favorita de los vampiros. Ver a los vampiros y a sus siervos bailar en Gangnam Style, le resultó sumamente patético y decepcionante. -Necesito un whisky. Dijo Logan malhumorado. Irynae no podía dejar de reírse A todos los humanos que entraban allí les pasaba lo mismo, esperaban la guarida del diablo y se encontraban con un club en el que los vampiros se divertían con las mismas cosas que los humanos. En la parte más alta había unas grandes cristaleras tintadas que impedían ver su interior. -Debemos subir allí. Mi hermano nos espera. Logan asintió. Subieron por unas escaleras de caracol hasta llegar a la planta alta donde más vampiros montaban guardia. Aquello debía ser algo así como la sala vip, vampiros y vampiras charlaban entre ellos, mientras bebían de sus copas llenas de sangre. Algunos siervos estaban sentados junto a sus dueños, tenían los ojos sin vida y la mirada perdida. Avanzaron por el pasillo hasta dar con un despacho. Irynae entró sin llamar. Logan esperó fuera siguiendo sus órdenes. Se acercó a una barra donde un barman se afanaba lavando copas y vasos. -¿Tienes algo para humanos? -Desde luego. ¿Qué desea el señor? -Un vaso de whisky. El barman cogió una botella de un estante y colocó un vaso en la barra, introdujo un par de cubitos y acto seguido lo lleno hasta arriba de whisky. Logan sacó la cartera, pero el barman le dijo que la bebida era gratis en el club. Se sentó en un taburete y dio un buen trago. Olía bastante bien, para ser un club. El aparato de aire acondicionado esparcía una fragancia similar a la lavanda, le resultaba un poco afeminado para un club de vampiros. Una mujer rubia de ojos negros se sentó junto a él. Lo miraba como si quisiera comérselo, cosa que a él no le resultó una idea muy atractiva. -Hola guapo. Te apetece que tú y yo demos una vuelta. -¡Claro! y de paso me chupas la sangre o me rompes el cuello. Contestó Logan. -No seas tonto, que sea vampira no significa que no pueda hacerte otras cosas más placenteras. Dijo mientras pasaba su mano por la entrepierna de Logan. -¡Silvia! te aconsejo que apartes tus sucias manos de mi siervo o te arrancaré la cabeza con mis propias manos. Gritó Irynae. La vampira se inclinó ante ella y se alejó, sin pronunciar palabra. -Veo que aquí eres toda una eminencia. Dijo Logan. -Te dejo un minuto solo y ya estás ligando. ¡Vamos mi hermano nos espera! Capítulo 14 Logan entró en el espacioso despacho. A cada lado había estanterías que llegaban hasta el techo, la de la izquierda estaba llena de libros y la de la derecha contenía un juego de catanas y multitud de monitores, desde los que se podía observar cualquier punto del club. Láyonel era alto, atlético, tenía unos ojos negros penetrantes y su cabello largo y rubio caía por su espalda. Observaba a Logan, escrutándolo como si quisiera diseccionarle con la mirada. -¿Tú debes de ser Logan? -Así es. Dijo Logan con frialdad. Láyonel tenía un escritorio de aproximadamente metro y medio junto a las cristaleras, tras él un sillón que podría haber pasado por un trono. Desde luego le gustaba dejar claro su poder, pero Logan tenía aún más claro que el amo del cotarro era Straush. -Los oscuros se están multiplicando. Varios de mis hombres han desaparecido sin dejar rastro. -Teniendo en cuenta que se convierten en cenizas al morir, lo tenéis jodido para confirmar sus muertes. Replicó Logan. Láyonel le sonrió. -¡Muy agudo! Es cierto, por eso a partir de ahora implantaremos un rastreador a cada uno de nosotros. Por eso entre otras cosas os he mandado llamar. Abrió un cajón y sacó una pistola, que se asemejaba a esas en las que los de epidemias cargan los tubitos con las vacunas y te inyectan su contenido casi a presión. Se levantó, tomó la mano derecha de Irynae y con un pequeño toque de la pistola quedó marcada con el rastreador. -Tu turno Logan. Informó Láyonel. De mala gana extendió la mano. Láyonel posó el cañón de aquella pistola en ella y le insertó el rastreador. Para sorpresa de todos, el rastreador reapareció en la palma de la mano apenas unos segundos después. El traje impedía que cualquier cuerpo extraño se alojara dentro de él. Láyonel miró a Irynae confundido. -Lleva una sustancia en su sangre que lo dota de poderes similares a los nuestros. Explicó Irynae. -¡Interesante! Un siervo superdotado. Exclamó Láyonel. A Logan no le agradó que lo llamara siervo. -Por cierto si yo estuviera en vuestro pellejo, ocultaría vuestra relación a Straush. El sexo es normal, si me apuráis incluso necesario, pero puedo sentir vuestros sentimientos. -¡Yo no siento nada por este imbécil! Protestó Irynae. -¡Eh! Eso duele cariño. Dijo Logan sonriendo. De manera que Irynae se estaba enamorando de él. Eso era música celestial para su ego. Láyonel no dejaba de sonreír hasta que las pantallas empezaron a quedar sin señal. Agarró las catanas y pulsó un botón de alarma. La música se interrumpió de golpe y en su lugar se emitió un aviso en el que se instaba a evacuar el edificio. -¿Qué pasa? Gritó Logan. -Los oscuros nos han encontrado. Respondió Láyonel, ajustándose las catanas a la espalda. Irynae abrió un panel, que a simple vista pasaba desapercibido y cogió una espada de aspecto medieval. Chocaba verla con una espada de aquellas dimensiones. Logan sacó las dos empuñaduras que llevaba ocultas entre la ropa. Pulsó un botón y de ellas emergieron unas hojas de un extraño metal azulado y brillante. Los dos vampiros se quedaron pasmados al ver no sólo aquellas espadas, sino como había burlado la seguridad del club al conseguir entrar con ellas. Las luces fallaron y acabaron apagándose, sólo los focos de colores de la discoteca parecían funcionar. Los oscuros entraron en la sala y comenzaron a masacrar a todos los vampiros que encontraron a su paso. Eran como una plaga, su número era imposible de combatir. Láyonel marcó un código en una consola de la pared y la puerta del despacho quedó cubierta por una compuerta de metal que bajó desde una abertura oculta y se encajó en el suelo. Marcó otro código y se abrió una trampilla en el techo. Láyonel seguido de cerca por Irynae saltaron a su interior. Logan no tuvo tiempo de pensárselo dos veces, porque la trampilla se activó de nuevo y empezaba a cerrarse. Saltó dentro y corrió por un pasadizo que parecía conducir a la azotea. Cuando llegó allí Láyonel, Irynae y otro vampiro lo estaban esperando. Varios seres aparecieron tras ellos, debieron escalar la fachada. Arrancaron la cabeza del vampiro que estaba junto a Irynae y este desapareció convertido en cenizas. Láyonel cortó los brazos del oscuro mientras Irynae decapitaba al otro. Pero los oscuros seguían escalando por la fachada como si fueran hormigas en busca de alimento. Láyonel saltó al edificio contiguo, Irynae lo siguió. Uno de los seres agarró a Logan justo cuando se disponía a saltar, lo que provocó que se diera de bruces contra al suelo de grava de la azotea. Irynae se preparó para saltar y ayudar a Logan, pero Láyonel la agarró del brazo. -Si no puede salir de esta por sí solo, no nos sirve. Dijo Láyonel. Irynae lo miró enfurecida, aunque comprendía su postura no le agradaba arriesgar de esa manera la vida de su siervo. Logan se levantó. El ser clavó sus garras en su estómago, lo que le hizo retorcerse de dolor. Cruzó sus espadas sobre el ser y cortó en dos su cabeza. Dos más aparecieron al otro lado de la azotea, Logan corrió hacia ellos dejándose caer sobre la grava, escurriendo hacia ellos. Cortó sus piernas, clavó sus espadas en el suelo para frenar y levantarse de un salto. Caminó hacia ellos y les cortó la cabeza. Acto seguido saltó al edificio donde le estaban esperando. -¡Gracias por la ayuda! Amigos. Masculló Logan con ironía. Irynae lo miró dolida. Láyonel por su parte se sentía satisfecho con la forma de luchar de Logan. Corrieron hacia la cornisa del edificio y saltaron a una escalera de incendios que gimió al recibirlos. Bajaron cada tramo de escalera saltando los escalones de cuatro en cuatro hasta llegar al último tramo, desde el que saltaron al suelo. En el callejón les esperaba una furgoneta negra. Un vampiro abrió la puerta corredera para que subieran, pero seis oscuros entraron en ella matando a sus ocupantes. Los cristales no tardaron en quedar salpicados de sangre. -¡Rápido hacia el otro lado del callejón! Ordenó Láyonel. Corrieron hacia allí mientras una horda de oscuros los seguía de cerca. Saltaron tras el muro que cerraba el callejón y cayeron sobre unas vías de tren. Las luces a lo lejos anunciaban la llegada del metro que por aquella zona reaparecía en el exterior para internarse en el subsuelo unos kilómetros más tarde. Los oscuros saltaron el muro, pero para cuando quisieron reaccionar el metro los embistió acabando con varios de ellos. Los otros quedaron confusos habían perdido el rastro. Desde el techo de uno de los vagones Logan contempló como los oscuros se alejaban. Láyonel abrió una de las puertas del metro y entraron dentro. No había mucha gente, un par de ancianos, una pareja que no dejaba de darse el lote y una señora con aspecto de bibliotecaria. Los ancianos se asustaron al ver las espadas ensangrentadas, Logan se percató de ello. -¡Tranquilos no pasa nada! Pertenecemos a una campaña de publicidad. ¿Conocen la película Los vampiros son estúpidos? Los ancianos y la bibliotecaria, negaron con la cabeza. Mientras Irynae y Láyonel no parecían muy contentos con sus palabras. -Es una película de acción y humor. Nosotros caminamos por la ciudad para darle más publicidad. Logan hizo un par de movimientos de artes marciales y esgrima. Los pasajeros le aplaudieron y poco tiempo después, pasado el asombro dejaron de prestarles atención. Logan le guiñó un ojo a Irynae. Esta se limitó a mirar al suelo y negar con la cabeza, Logan era un payaso. Láyonel miró hacia el exterior. Lejos de allí el grueso de las fuerzas vampiras habían escapado por las alcantarillas. Straush y el resto de Bastiones, continuarían su reunión en otro lugar. Julius y Jud caminaban en vanguardia, mientras Karsacry cubría la retaguardia con un centenar de vampiros. Láyonel cogió su móvil y marcó un número. El club explotó, formando un gran escándalo, los cristales reventaron y la estructura se vino abajo, demoliéndose sobre si misma sin causar daños al resto de edificios que lo circundaban. -¡Lástima! Me gustaba ese Club. Pensó Láyonel. Irynae reprimió su deseo de acercarse a Logan, que aún sangraba por la herida que le había causado el oscuro. Logan se sentó en una hilera de asientos que estaba vacía en su totalidad. Podía sentir como su herida se cerraba, pero unos minutos después estaba allí sentado rígido con los ojos en blanco. Irynae lo zarandeó, pero parecía estar en trance. Láyonel se limitó a observar a aquel extraño humano. Julius tendría que reconocerlo y ver si podía servir a la causa o sólo era un siervo prescindible. Logan estaba teniendo otro sueño. Se encontraba a bordo de un drakkar vikingo, remando junto con el resto de los tripulantes. Uno de ellos agarraba el timón con ambas manos, mientras su líder oraba a Odín. El barco subía y bajaba sobre el fuerte oleaje que parecía querer llevarlos hasta el cielo para acto seguido hacerlos descender a lo más profundo del infierno. Una vez más no era dueño de sus actos, sólo podía ver lo que pasaba y experimentar todo tipo de sensaciones. Capítulo 15 Logan despertó en algo que parecía una mazmorra, apenas si entraba luz y debía proceder de alguna bombilla porque era una luz parpadeante y débil. Estaba tumbado sobre un catre que apestaba a moho y que desde luego había vivido tiempos mejores. A unos metros de él, había una puerta de madera que habían dejado abierta, al fondo del pasillo pudo ver como Láyonel hablaba con Irynae. -Te digo que algo le pasa, pero estoy segura de que lo superará. Dijo Irynae. -¿Has visto cómo se ha quedado, con los ojos en blanco y sin sentido? ¡Imagínate qué pasaría si se perdiera el conocimiento en mitad de un combate! Nos pondría en peligro a todos. -Es un riesgo que estoy dispuesta a asumir. Replicó Irynae. Láyonel la agarró del cuello. -¡Estúpida! Es un humano, antepondrías su bienestar al nuestro. -Sí. Contestó Irynae. Láyonel sintió de repente una gran presión en el cuello, Logan estaba tras él. -¡Suéltala o te arranco la cabeza! Láyonel soltó a Irynae que corrió al lado de Logan. -Vosotros mismos. Vuestro amor será vuestra sentencia de muerte. -Mejor morir teniendo alguien a quien amar, que siendo un puto imbécil sin sentimientos como tú. Dijo Logan. Láyonel abandonó el pasillo de aquella cárcel subterránea, abrió una pesada puerta de metal oxidado y desapareció escaleras arriba. Irynae besó a Logan y acarició su mejilla. Aún seguía sin acostumbrarse a verla con esa actitud cariñosa, tenía la sensación de que en cualquier momento le rompería un brazo o le soltaría una bordería. Pero eso no llegó a pasar. -No le hagas caso, es un estirado pero en el fondo es buena gente. Dijo Irynae. -Tal vez, pero si vuelve a ponerte una mano encima, lo convertiré en cenizas. -Has vuelto a quedarte otra vez sin sentido. Cada vez que te desmayas tardas más tiempo en despertar. Estoy muy preocupada. -Tranquila, iré a ver a mi médico. Él sabrá que hacer. Juntos abandonaron aquel inmundo lugar, subieron las escaleras hasta llegar a lo que parecía ser un patio de armas. Se encontraban en el interior de un castillo de estilo medieval, no muy bien conservado. Todo estaba cubierto de enredaderas y arbustos. Cientos de vampiros se entrenaban allí con el manejo de la espada y el hacha. Karsacry parecía ser su instructor. Al verlos corrió hacia ellos, llevaba un hacha enorme, hasta para él. -Irynae dentro de una hora Straush se reunirá con los bastiones en la sala del trono, quiere que todos estemos presentes. Informó Karsacry. -Está bien. Allí estaré. Respondió Irynae. -Eso también te incluye a ti. Dijo Karsacry señalando a Logan, mientras se giraba y echaba a correr en dirección a los vampiros que seguían entrenando. Logan e Irynae subieron por una escalera ruinosa que recorría la pared de la muralla hasta llegar a una de las torres de vigía. Allí un vampiro oteaba el horizonte, atento ante cualquier señal que presagiara la llegada de los oscuros. -¿Dónde estamos? Preguntó Logan. -En la fortaleza de la muerte. Una de las posesiones de nuestro clan. Respondió Irynae. -Pues no estaría de más que le hicierais algunos arreglitos y tampoco os moriríais por limpiar un poquito. Repuso Logan. Irynae se rió ante aquella ocurrencia, lo cogió de la mano y juntos caminaron por la muralla, hasta que llegó la hora de reunirse con Straush. Karsacry fue el último en entrar en la sala del trono, agarró su hacha con fuerza y se sentó junto a Julius y Jud. Irynae estaba sentada junto a Logan unos metros más lejos. Láyonel estaba de pie cerca de Straush. La estancia era enorme, junto a una gran vidriera había una mesa en forma de uve. Todos los bastiones estaban sentados allí. Straush ocupaba la parte central. La mayoría de los bastiones aparentaban diferentes edades, más o menos jóvenes excepto uno que parecía más anciano. Llevaban unas túnicas azules, salvo Straush que portaba una túnica negra. El resto de la sala estaba llena de bancos como los de las iglesias. Todos los vampiros que no estaban de guardia se sentaron en ellos y esperaron pacientemente el comienzo de la reunión. Durante varias horas los bastiones informaron de la situación, de los ataques que habían sufrido a manos de los oscuros y las acciones que se debían acometer para acabar con ellos. A Logan no le parecieron muy creíbles, más bien eran un intento de dar una imagen de serenidad y control ante el resto de la comunidad vampira. Media hora después se declaró clausurada la reunión y todos los vampiros abandonaron la sala. Logan miró a Straush y ladeó la cabeza negativamente, mientras se disponía a abandonar la sala. -¿No pareces muy convencido Logan? Exclamó Straush. -Son cosas de vampiros y no quiero meterme. Repuso Logan. Straush ordenó a Irynae que saliera fuera y pidió a Logan que se quedara. Los bastiones miraban con curiosidad al humano que parecía dudar de sus palabras. -Habla sin temor. Pidió Straush. -¿La situación está controlada? ¿Pronto comenzaremos a exterminarlos? En el club, en la calle, en la mansión fueron ellos los que dominaron en todo momento la situación. Pude ver como masacraban a sus amigos vampiros sin la menor dificultad y cada vez aumenta más su número. -Siguen un plan. Atacan objetivos claros. -¡Eso es imposible! Los oscuros no piensan como nosotros tienen un cerebro mucho más primitivo. ¡Son bestias! Gritó uno de los bastiones. -Bestias o no siguen una estrategia. Si ellos no pueden trazar planes, alguien los guía. Dijo Logan. -Sólo un bastión oscuro puede guiarles y el único que ha existido fue decapitado. Dijo otro bastión de pelo largo y ojos oscuros. -Es cierto Logan los oscuros sólo obedecen a alguien que tenga su misma naturaleza. El bastión oscuro, era el único que poseía la capacidad de razonar a un nivel similar al nuestro. Yo mismo le corté la cabeza. Lo vi convertirse en cenizas. Informó Straush. -¿Pero? ¿Si alguien portara un pedazo de su cuerpo, un dedo, una mano? ¿Podría usarlo para que los oscuros lo obedecieran? Preguntó Logan. Los bastiones se miraron entre sí, ninguno había contemplado aquella posibilidad. -Sería posible. Pero las cenizas de su bastión no bastarían para dominar a los oscuros. Respondió el bastión de aspecto más anciano. -Si te cortara un dedo ¿te volvería a crecer? Preguntó Logan a Straush. -Así es. Contestó Straush. -Pero el dedo que te hubiera cortado seguiría en mi poder, quiero decir, no se convertiría en cenizas. Straush sintió como un sudor frío recorría su frente. Lo que Logan decía podría constituir una posibilidad muy real y factible. Si alguien durante la lucha le hubiera cortado una mano al bastión oscuro, podía haberla guardado y posteriormente usarla para dominar a los oscuros que sobrevivieron a la guerra. -Gracias Logan. Tendremos en cuenta tu teoría, ahora déjanos solos porfavor. Logan se inclinó ante Straush y abandonó la sala. El bastión anciano miró a Straush, se levantó y golpeó la mesa. -¿Cómo hemos podido estar tan ciegos? Un humano ha visto lo que nosotros ni siquiera habíamos considerado. Los años nos han vuelto arrogantes, hemos perdido el control de la razón, nos hemos dejado arrastrar por la soberbia. -¡Dalariel! Gritó Straush. ¡Cálmate! Consideraremos todas las opciones y actuaremos en consecuencia. Ahora dejadme solo, debo pensar. Ordenó Straush. Los bastiones se levantaron, pasaron junto a Straush y uno a uno se inclinaron ante él. Straush los ignoró, tenía la mente en otra parte. Intentaba recordar el combate final con el bastión oscuro, pero era inútil la memoria le fallaba. Cuando escuchó cerrarse la enorme puerta de madera de roble de la sala, sacó su daga y se hizo un corte en la palma de la mano. Una de las razones por las que Straush impuso el uso de las clínicas de donación sanguínea fue, porque al morder a un humano el vampiro absorbía sus recuerdos y emociones. Esto creaba un enorme dolor en los vampiros más sensibles, mientras que a los de naturaleza más salvaje les producía ataques de ira fruto del éxtasis que les infundía la sangre humana. Bebió su sangre en un intento desesperado de recordar. Los recuerdos inundaron su mente, desbordándola. Se centró en el día en que murió el bastión oscuro. Pudo ver cómo le cortaba la mano con la que sostenía la espada y acto seguido dos vampiros clavaron sus espadas en los hombros del oscuro para mantenerlo aprisionado contra la pared. Straush aprovechó la ocasión y lo decapitó. Su cuerpo se hizo cenizas y las hordas oscuras, libres del control de su bastión dejaron de combatir de forma organizada, lo que provocó que fueran fáciles de diezmar. En aquella visión Straush pudo desdoblarse de sí mismo para observar la escena con detenimiento. Los vampiros que combatieron a su lado eran Gricarius un joven vampiro de la casa Roma y Laramel bastión de la casa Asmantia. Pudo ver como todos abandonaban la sala. Laramel fue el primero en salir, luego el mismo. Gricarius se quedó allí parado, esperando a que se alejaran. Se inclinó, cogió la mano cercenada del bastión oscuro y la relió en un pañuelo. Luego la guardó bajo su capa. -¡Gricarius! Gritó Straush mientras sus ojos grises tomaban el color de la sangre. Capítulo 16 Logan pidió permiso a Straush para abandonar el castillo, necesitaba que Tony le hiciera una puesta a punto. Tardó bastante en llegar a la ciudad, le hubiera gustado tener su porche no se sentía en muy buena forma últimamente. Dos horas más tarde estaba en almacén. Tony le abrió la puerta. -¡Hombre el señor se ha dignado a dar la cara! -¡Calla capullo y déjame pasar! Masculló malhumorado Logan. -¿Qué pasa estás más antipático de lo normal? Se quejó Tony. -Estoy sufriendo una serie de desvanecimientos. Me quedo con los ojos en blanco durante horas y no dejo de tener sueños raros. -Bien te realizaré una serie de pruebas físicas y tomaré algunas muestras de sangre. Logan se quitó la ropa, quedándose exclusivamente con la ropa interior. Por indicación de Tony entró en una sala que no estaba antes, no perdía el tiempo a la hora de gastar su dinero. Aquella estancia disponía de una pequeña instalación médica y varios aparatos de gimnasia, todo ello monitorizado desde el portátil de Tony. Subió a la cinta andadora y comenzó a correr. Más tarde usó un equipo de pesas. Con bastante esfuerzo Tony le extrajo una muestra de sangre, vertió unas gotas en una placa de cristal y la colocó en el microscopio. Logan estaba montado en una bicicleta estática tarareando Highway to hell de Acdc. Tony no podía creer lo que veía, empujó su silla de escritorio con ruedas hasta donde se encontraba su portátil. Revisó los resultados de las pruebas físicas, su diagnóstico quedó confirmado. -Logan deja de pedalear y ven. -¿Qué pasa? Preguntó Logan. Tony se rascó la cabeza con nerviosismo. -El traje está fallando. -¿Qué? -Tus células sanguíneas están continuamente deteriorándose y regenerándose, tu sistema neuronal se apaga y enciende como unas bombillas de navidad, por eso pierdes el sentido. Supongo que eso debe ser también la causa de esos sueños extraños. -Resume. ¿Qué coño me pasa? -Te mueres. Dijo Tony bajando la mirada con tristeza. Agarró el portátil y lo estrelló contra la pared. No entiendo que pasa, todo era correcto y ahora no puedo hacer nada, el traje no se puede extraer. Por otro lado tu cuerpo está demasiado dañado. -¿Cuánto me queda? -No lo sé, puede que unos meses. Pero si realizas un esfuerzo que requiera la activación máxima del traje, morirás en cuestión de horas. Lo siento Logan. Se lamentó Tony. Logan nunca había visto a su amigo llorar, le resultaba incómodo y entrañable a la vez. Puso su mano en el hombro de Tony. -Hiciste lo que pudiste La culpa es mía yo insistí en usar el traje. Quiero que hables con el bufete de abogados y que redacten mi testamento. Tony lo miró, le costaba asimilar que su único amigo pronto moriría. -Me gustaría que tú te hicieras cargo de mis empresas. -¡Yo no puedo hacer eso! ¡Sólo soy un científico! -Lo sé, serás un científico millonario. Dijo Logan sonriéndole. Le dio un abrazo y salió del almacén, necesitaba respirar aire puro, aunque fuera de un polígono industrial. Menudo chiste. Con cuidado se acercó al club para ver si averiguaba algo o si había actividad oscura. La calle estaba tranquila, la gente paseaba y los coches circulaban con normalidad. -¡Maldito bastardo! Exclamó Logan. Láyonel al hacer explotar el club había destrozado su porche, que ahora estaba aplastado bajo una capa de escombros. -¡Ese jodido vampiro me va a oír! En el castillo Straush mandó llamar a los bastiones, les informó de su descubrimiento y ordenó que se pusieran en contacto con las otras casas. Necesitaba conocer el paradero de Gricarius. Logan apareció cerca de las once de la noche, necesitaba cenar algo. Cuando llegó buscó a Julius. Se pasó una hora recorriendo el castillo escaleras arriba y abajo, siguiendo las indicaciones de todos los vampiros que creían haberlo visto, hasta que finalmente lo encontró en una pequeña sala llena de libros viejos. Estaba sentado en un diván, hojeando un libro. Una vampira alta y exuberante estaba sentada junto a él en una actitud claramente sexual. El viejo Julius tenía también sus necesidades, pensó Logan. -Necesito hablar contigo. Dijo Logan con voz bastante seria. Julius indicó con la mano a la vampira que los dejara, lo que provocó que esta mirara a Logan con asco cuando pasó junto a él. -¿Qué ocurre Logan? ¿Te veo muy alterado? Logan se sentó junto a él en el viejo diván. -Nada de lo que te cuente puede salir de aquí. ¡Queda claro! Julius asintió con la cabeza. -Me muero. La próxima vez que use mi poder al máximo, se acabó todo. -¿Estás seguro? Preguntó Julius que no podía creer lo que escuchaba. -Totalmente. No hay nada que hacer. No quiero que Irynae lo sepa y más ahora con el follón que hay con los oscuros. También quería preguntarte otra cosa... -¿No veo que más pueda preocuparte? -No sé si es por el traje o no, pero tengo unos sueños muy raros. Es como estar poseído y ver lo que otro con mi propio cuerpo y mi puñetera cara hace, y créeme son cosas deleznables. Cada vez que me quedo en estado de shock aparecen lo que creo son recuerdos de otras vidas. No sé si esto es posible o es sólo mi imaginación. -Podría hipnotizarte e intentar averiguar algo. Muchas veces esos recuerdos se quedan recluidos en la mente. -¿Hipnotizarme? -Sé que suena a magia barata, pero los científicos serios la usan en sus experimentos con buenos resultados. -Haz lo que quieras, mientras no me saques un ramo de flores o un conejo blanco del culo, me da lo mismo. Ya no tengo nada que perder. Julius se levantó y cerró la puerta de la sala con llave, no quería ni mirones ni interrupciones. Fuera Jud, estaba apoyada en la pared. No podía contener las lágrimas, había escuchado toda la conversación. -Bueno y ahora, ¿sacarás un péndulo o un trasto de esos que tienen unas rayas que se mueven en círculos? -¡Nada de eso! Julius lo miró a los ojos y Logan pudo notar como sus ojos cambiaban de color. Ahora tenían una coloración rojo suave, pero lo más extraño es que parecían latir como si de un corazón se tratara. No tardó en quedar sin sentido. -Ahora quiero que retrocedas hasta tu nacimiento, que contemples tu vida. Ordenó Julius con voz tranquila y algo monótona. Logan se vio a sí mismo de niño, revivió su infancia, pero súbitamente experimentó un salto en el tiempo. Regresó la imagen de la trinchera alemana, el drakkar vikingo, Roma, Grecia, África, los recuerdos eran cada vez más vívidos. Julius no podía entender nada de lo que Logan le contaba bajo hipnosis, simplemente no tenían sentido. Decidió despertarlo, pues parecía estar cada vez más alterado y en su estado eso no era nada aconsejable. Despertó sudando y con la mente llena de vivencias que no podían ser suyas. Irynae entró en la sala del trono, Straush la había mandado llamar, cosa que le intrigó. Straush estaba junto a la vidriera, con el brazo derecho apoyado sobre la pared de piedra. -¿Estás segura de lo tuyo con Logan? Irynae quedó sin palabras. Su hermano la había delatado. -Es sólo mi siervo, nada más. Straush se giró con brusquedad, sus ojos eran rojos como la sangre. -¡Sabes que no soporto que me mientan! Irynae bajó la mirada, sin saber que decir. -¿Lo amas? -No lo sé. Me recuerda tanto a aquel vampiro que me salvó, que no puedo evitar sentirme atraída hacia él. -¡El vampiro salvador! Ese que tenía los ojos de fuego. Creo que ya es hora de que te olvides de eso. En cualquier caso, espero que lo tuyo con Logan no afecte a tu rendimiento. Os necesito a todos al cien por cien. ¡Queda claro! -Sí bastión. -Reúne al clan quiero que patrulléis la antigua estación del metro. -Ese sitio está medio derrumbado. Se quejó Irynae. -No te quejes otros clanes tienen que registrar sitios peores. Capítulo 17 Jud subió a lo alto de una de las torres, no quería que nadie del Clan la viera llorando. No podía dejar de recordar el momento en que conoció a Logan, como arriesgó su vida por rescatarla, su sentido del humor y ahora tenía que asumir que pronto moriría. Para ella Logan era como un hermano mayor, a pesar de que ella le superaba con creces en edad. Se apoyó sobre una de las almenas, no sabía qué hacer, ¿debía contárselo a Irynae? Desde luego a ella le hubiera gustado saber que su amado se estaba muriendo, para compartir con él el máximo tiempo posible. Decidió que debía contárselo. Caminó hasta el lado contrario de la torre que daba al patio de armas y saltó encima de la almena para acto seguido dejarse caer al vació Esa era una de las cosas que más le gustaba a Jud, que siempre odió las escaleras. Láyonel entró en la sala del trono con paso firme y decidido. -Mi bastión. Dijo arrodillándose ante Straush. -Habla Láyonel. -He hablado con el bastión de la casa Roma. Gricarius desapareció hace unos veinte años. -Eso confirma lo que pensaba. Dijo Straush. -Él es el nuevo bastión oscuro a abatir. Lidera nuestro clan durante la búsqueda de su colmena en el antiguo recorrido del metro. Por cierto Láyonel. Agradezco que me informaras de la relación entre Irynae y Logan. Debo saber todo lo que afecte a mi clan, pero te prohíbo que te interpongas entre ellos. -¡Pero bastión es un humano! -Un humano que ya ha arriesgado su vida por nosotros. Los ojos de Straush eran cada vez de un color más intenso. Espero no tener esta charla nunca más. -No bastión. Repuso Láyonel bajando la mirada con total sumisión. Jud caminó por el ala oeste del castillo, que era una de las mejor conservadas. Los muros de piedra gris y el suelo de mármol, le confería un aspecto de galería funeraria que jamás le agradó. Junto a la única ventana del enorme pasillo estaba la habitación de Irynae. Siempre elegía la habitación más alejada, nunca comprendió ese enorme deseo de permanecer en soledad. Tocó a la puerta y desde dentro, escuchó a Irynae darle permiso para entrar. Irynae estaba frente a un espejo, peinándose el cabello. Jud entró en la habitación y se sentó sobre la cama. -¿Qué quieres Jud? -Me he enterado de algo y no tengo claro si debería contarlo -¿Es importante? -Sí. -¿Afecta gravemente a otra persona? -¿Creo que sí? Pero... -Si es algo importante cuéntaselo a esa persona y que ella decida lo que quiere hacer. -¿Estás enamorada de Logan? Preguntó Jud. -No digas tonterías, es sólo un humano. Me entretiene, eso es todo. -¿Seguro que no sientes nada por él? -En absoluto. Contestó tajante Irynae. -¡Uf! Menudo alivió, eso lo cambia todo. -¿Qué tiene que ver Logan en todo esto? -Yo no es que estuviera espiando a Julius, pero quería entrar en la librería del castillo para agarrar algún libro. No pude evitar escuchar su conversación con Logan. Irynae se giró caminó hasta Jud y la agarró por los hombros zarandeándola. -¡Al grano! ¿Qué pasa con Logan? -¡Aaah! ¡No seas bestia! ¿No decías que no te importaba? Los ojos de Irynae mostraron un rojo intenso que dejaba claro que no estaba para bromas. -Logan se está muriendo. -¡Imposible! Su traje regenera su cuerpo no puede morir, al menos no en años. -Dijo que el traje está fallando. Escuché algo de que si vuelve a forzar los poderes del traje morirá. -Jud ¡déjame sola! Porfavor... Añadió en un tono más amable. Irynae se dejó caer en la cama, ahora que Logan estaba próximo a la muerte todos sus sentimientos se intensificaron. Mintió a todos, si estaba enamorada de él. Las lágrimas brotaron de sus ojos como no lo habían hecho en cientos de años. Debía ser fuerte, estaban en guerra y no podía decepcionar a Straush. Pero ¿cómo podría mirar a Logan sabiendo que pronto lo perdería? Le hubiera gustado alejarse de allí con él y disfrutar al máximo lo que le quedara de vida. Amándose, besándose y viviendo juntos hasta el final. Llamaron a su puerta, por la brusquedad no era Jud. Se secó las lágrimas con las manos y trató de recomponerse. De un salto se plantó junto a la puerta. Giró el pomo herrumbroso y se encontró cara a cara con Láyonel. -¡Prepárate! Coge tus armas, nos vamos de patrulla. -Jamás te perdonaré que le hayas contado lo mío con Logan a Straush. Láyonel que ya se había dado la vuelta y se alejaba de ella, se dio la vuelta y la miró. -Mejor así tu rabia, te hará combatir con más fuerza. Le dedicó una sonrisa y continuó su marcha. Karsacry agarró una mochila con explosivos y se la colgó a la espalda. Entregó una espada cimitarra a Jud, otra de acero toledano a Julius. Láyonel comprobó que todos se armaran adecuadamente para la ocasión. Irynae entró en la sala de armamento y de mala gana cogió una daga y una espada larga. -Bien. ¡Vayámonos! Gritó Láyonel. Logan les esperaba fuera, estaba probando el mecanismo de sus espadas. Una vez quedó complacido con su funcionamiento las guardó en sus vainas. Cuando vio salir a Irynae, le guiñó un ojo y se unió al grupo. Quedaban unas horas para que amaneciera, por lo que decidieron aprovechar la noche para recorrer los tejados hasta llegar al acceso del antiguo recorrido del metro. Logan iba el último, le costaba seguir el ritmo que le imponían los vampiros. Irynae se percató de ello y forzó al grupo a ir más despacio, lo que molestó a Láyonel. Karsacry habría el paso saltando de azotea a azotea, de vez en cuando se giraba para ver si el grupo le seguía de cerca. Cuando llegaron a un viejo edificio de cinco plantas, Láyonel alzó la mano y todos se detuvieron. Bajo aquel edificio abandonado, estaba la única entrada al metro accesible desde la calle. El grupo saltó al suelo. Karsacry caminó hacia la puerta de metal reforzado. Para su sorpresa la cadena estaba destrozada. -¡Está abierta! Gritó Karsacry. -Tal vez la hayan forzado los vagabundos. Insinuó Jud. -Esperemos. Replicó Julius que al contrario que Karsacry no se moría por combatir. -¡Entremos y averigüémoslo! Ordenó Láyonel. Karsacry empuñó su hacha y entró seguido de cerca por Láyonel, Julius y Jud. Irynae agarró del brazo a Logan que se disponía a entrar. Lo atrajo hacia ella y lo besó, como nunca antes lo había besado. -¿Y esto? Preguntó sonriente Logan. -Me apetecía. La acción despierta en mis muchas emociones. Dijo Irynae mientras se internaba en el estrecho pasadizo. Logan tuvo que contener la respiración, puede que los vampiros estuvieran acostumbrados a esos olores, pero desde luego el no. El ambiente estaba muy cargado, orín, excrementos humanos y de animales aparecían por todos lados. -¡Joder esto más que un pasillo es un wc! Murmuró Logan mientras escupía. Encontró cajas de cartón, periódicos, brick de vino vacíos y comida en mal estado, lo que indicaba que los vagabundos lo habían usado en algún momento como refugio. Pero lo cierto es que no había el menor rastro de ellos, ni siquiera había ratas. Recorrieron los túneles que aún quedaban en pie, pero no hallaron rastro alguno de oscuros. Después de una hora, el noventa por ciento del recorrido estaba ya rastreado. -¡Aquí no hay nada! Dijo Láyonel. -¡Espera! Cerca de aquí tengo un edificio de oficinas y recuerdo que los arquitectos revisaron el subsuelo en un intento de asegurar la integridad estructural. Eran conscientes de que el antiguo recorrido del metro pasaría por debajo. -¿A dónde quieres y a parar? Preguntó Láyonel. -En uno de los mapas aparecía una estación. -No puede ser, todas las estaciones fueron demolidas para evitar que los vagabundos las ocuparan. Respondió Julius. -Os digo que existe. Vi una foto. Creo que está a unos doscientos metros al norte. -Bien en marcha. Lo comprobaremos. Ordenó Láyonel. El grupo andaba en silencio por si las moscas, nada parecía indicar actividad pero mejor ser cautos. Un grupo como ellos sería fácil de aniquilar por los oscuros, en especial si entraban en su colmena. -¡Dios! ¡Estoy más nervioso que un vampiro en una fábrica de guillotinas! Dijo Logan. Todos lo miraron con expresión de desagrado. -Que poco sentido del humor tenéis. A unos cien metros de allí, casi desdibujada por la distancia pudieron divisar una pequeña estación. Una de las ventanas estaba tenuemente iluminada. Logan escuchó algo. -¡Quietos! Susurró. -¿Qué ocurre? Preguntó Karsacry. -He escuchado un ruido cerca de aquí. Informó Logan. -Yo no he escuchado nada. Dijo Láyonel. -¡Mierda! Gritó Logan mientras señalaba con el dedo hacia la estación. Como si de un nido de cucarachas se tratara una horda de oscuros se acercaban corriendo hacia ellos tanto por la vía del tren como por el techo y las paredes. -¡Corred! Gritó Láyonel. Capítulo 18 El grupo corrió andén abajo, si no llegaban pronto a los pasadizos que les conducirían hasta la puerta de salida, estaban muertos. Eran demasiados, necesitaban la estrechez de esos pasillos para poder reducir el número de oscuros que les seguían y de esa forma combatir con mayor efectividad si fuera necesario. Láyonel, ordenó a Jud, Julius e Irynae que no se separaran de él. Karsacry agarró a Logan y se internaron en un conducto muy angosto. -¡Qué haces estás loco! Protestó Logan. Karsacry se limitó a llevarse un dedo a la boca y hacerlo callar. Logan lo siguió de mala gana. El resto del grupo continuaba su escapada. Láyonel arrojó varias granadas a los dos estrechos pasillos que convergían tras ellos. Los muros debilitados por los años se desplomaron por completo, atrapando a una decena de oscuros y cortándole el paso al resto. El pasillo que los conduciría a la calle estaba cerca, pero Láyonel no tenía intención de huir. Aún no. Desenvainaron sus espadas y se dispusieron a luchar contra la veintena de oscuros que habían conseguido seguirles. Julius saltó sobre uno de los oscuros, le arrancó la cabeza mientras al caer hacia atrás decapitó a otro con su espada. Jud sonrió. -¡Hora de vengarme! Exclamó mientras corría hacia un grupo de oscuros. Láyonel se mantuvo con una rodilla en tierra los brazos extendidos y las espadas firmemente sujetas. Esperó a ser rodeado por los oscuros. Cerró los ojos y giró sobre sí mismo mientras saltaba. Sus espadas provocaron el efecto de una hélice, cortando las cabezas de todos los oscuros cercanos a él. Irynae clavó su espada en el pecho de un oscuro, mientras con la otra mano atravesaba con su daga la frente de otro que se le acercaba por detrás. Con un rápido movimiento sacó la espada y la daga, para cortar sus cabezas. Las cenizas de los oscuros cubrían el pasadizo. Los que quedaban aún con vida se detuvieron en seco, uno de ellos arrancó un reja que cerraba un pequeño conducto de ventilación y se internó por ella, el resto le siguió. -Esperaremos aquí a Karsacry y a Logan. Si no aparecen en menos de media hora volaremos esta entrada y nos marcharemos. Informó Láyonel. Irynae no había reparado en que faltara nadie, cuando comprobó que Logan no estaba envainó la espada, agarró a Láyonel por la solapa de su chaquetón de cuero negro y lo arrojó contra una pared. -Lo has hecho a conciencia. Pudiste mandar a otro, pero querías que fuera Logan, para quitarlo de en medio. -No es lo que piensas. Dijo Láyonel secándose la sangre que empezaba a brotar de sus labios. Fue Karsacry. Insistió en que le acompañara Logan. Irynae agarró la empuñadura de su espada, pero Julius sujetó su mano. -¡Ni hablar! Irynae. La guerra es contra los oscuros, no entre nosotros. Irynae apartó la mano de Julius y se alejó de ellos. Jud contempló la escena sentada en un pequeño saliente que en otros tiempos debió soportar el peso de algún tipo de mueble informativo. Lejos de allí Karsacry y Logan continuaron su avance. Por la dirección que llevaban, Logan dedujo que regresaban a la estación. Karsacry se paró junto a una abertura por la que se podía ver la parada de tren. Abrió la mochila, y conectó el temporizador de las cargas. Sonrió a Logan estaba eufórico. -¡Me encantan los fuegos artificiales! Susurró. Entregó la mitad de las cargas a Logan que las guardó en su chaqueta de cuero. -Cuando salgamos tendremos poco tiempo, las cargas están activadas. Tú por la derecha y yo por la izquierda. Nos encontraremos en el túnel al otro lado de la estación -¿Por qué no regresamos por donde hemos venido? -Láyonel habrá volado los pasadizos que comunican con la salida. -¡Puto Láyonel! Masculló Logan. Karsacry se limitó a sonreír -¡Ahora! Gritó Karsacry. Los dos salieron corriendo como alma que lleva el diablo. Los oscuros que habían quedado en la estación no tardaron en verlos, como si de un partido de rugby se tratara, corrieron esquivándolos mientras arrojaban cargas a los puntos que consideraron podrían causar más daño. Se encontraron en el túnel. Karsacry chocó la mano de Logan en alto. Karsacry arrojó un par de granadas a los oscuros que les seguían. La explosión convirtió en cenizas a varios de ellos, pero el grueso del grupo seguía en pie. Corrieron túnel abajo hasta que se encontraron con que estaba bloqueado por un derrumbe. Logan miró un conducto, que apestaba a vómito por definirlo de alguna manera. -¡Por las alcantarillas! Gritó Logan. -Ni hablar vete tú yo prefiero morir luchando, antes que meterme ahí. Dijo Karsacry blandiendo con fuerza su hacha. Logan lo agarró de la ropa y lo tiró dentro del conducto. -¡Maldito bastardo! Gritó Karsacry al caer conducto abajo por las húmedas y sucias alcantarillas. Logan golpeó el techo y este se derrumbó parcialmente. Aquello no los detendría, pero si ralentizaría. Se dejó caer por el conducto, arrastrándose entre sustancias cuya naturaleza prefería no identificar. Durante varios minutos los conductos derivaban en otros que giraban vertiginosamente de izquierda a derecha, bajando y subiendo. Los gritos de Karsacry llenaban el alcantarillado, seguidos de cerca por sus maldiciones. Al grandullón no le gustaba ensuciarse, rió Logan. Pero la risa duró poco cuando escuchó como los oscuros se deslizaban a pocos metros de él. Logan desenvainó una de sus espadas y esperó a que el túnel se estrechara más, cuando lo hizo clavó la empuñadura en el costado derecho dejando la hoja de la espada lista para recibir a sus perseguidores. Por unos instantes miró hacia atrás mientras seguía cayendo conducto abajo. Todos los oscuros que no se mostraron atentos con su entorno acabaron convertidos en ceniza, hasta que varios de ellos chocaron a la vez y arrancaron la espada de su estratégica ubicación. Unos minutos después Logan cayó en los brazos de Karsacry que lo miraba furioso. -¿Un besito y sellamos la paz? Dijo Logan sonriendo. Karsacry se limitó a dejarlo caer sobre un charco. -¡Vayámonos antes de que lleguen! Gritó Karsacry. Seis oscuros cayeron al suelo tras ellos. Karsacry apartó a Logan. -¡Estos son míos! Giró un resorte de su hacha y del mango emergió una hoja de espada. Los dos primeros los decapitó con un devastador golpe de hacha. Los otros cuatro atacaron juntos, clavó la hoja de espada en la cabeza de uno, mientras daba una patada a otro que se le acercaba por la izquierda Sacó la hoja del cuerpo del oscuro y cortó su cabeza. Los dos oscuros que quedaban corrieron hacia él, Karsacry se agachó giró su hacha y de un mandoble cercenó la cabeza de uno mientras el otro a punto estuvo de morder su cuello. Logan le cortó la cabeza a tiempo. -¿Bueno qué? ¿Nos vamos ya o piensas seguir jugando? Preguntó Logan. Karsacry le dio una palmada en la espada y se rió. -¡Me encanta mi trabajo! Exclamó Karsacry. En el pasadizo de salida Irynae se impacientaba. Láyonel se puso en pie, dispuesto a ordenar la retirada. Jud cogió a Irynae de la mano. -Estoy segura de que están bien. Son dos tipos duros. Irynae asintió con la cabeza. Láyonel colocó una carga explosiva al final del pasadizo. Después de apartarse unos metros, activó el detonador y la explosión provocó un derrumbe que borró todo rastro de la entrada al metro. Láyonel se mantuvo frío, aunque su corazón no soportaba las miradas de desprecio que su hermana le lanzaba. Una vez en la calle Julius se relajó, estaba loco por volver al castillo e informar a Straush. Una terrible explosión retumbó bajo sus pies. Láyonel sonrió. -Esos dos le han entregado el mensaje al bastión oscuro. Dijo Láyonel. Regresemos al castillo. De mala gana Irynae los siguió. En la estación el bastión oscuro, se quitó la capucha y observó los destrozos causados por las explosiones. Tenía el cabello largo y blanco, su tez era pálida hasta para un vampiro y sus ojos amarillos reforzaban su apariencia espectral. Cientos de oscuros se levantaban de entre los escombros, unos mutilados y otros heridos, pero vivos. El bastión tocó un recipiente de plata que colgaba de su cuello. Enfundada en aquel macabro camafeo estaba la mano del verdadero bastión oscuro. -Nos habéis herido en nuestro orgullo, pero no estamos vencidos. Masculló mientras se alejaba por un pasadizo seguido de cientos de oscuros. Capítulo 19 Straush fue recibiendo una tras otra a las patrullas que habían salido en busca de la colmena. Todo era negativas. Maldijo por lo bajo y se sentó sobre la mesa. -Gricarius... Cuando te encuentre disfrutaré convirtiéndote en cenizas. Julius entró en la sala. -¡Straush hemos encontrado la colmena! Irynae, Láyonel y Jud entraron un poco más tarde en la sala. -¿Dónde está Karsacry y Logan? Irynae ladeó la cabeza y los demás le miraron con seriedad. Straush lleno de furia se bajó de la mesa y de una patada la partió en dos. Adoraba a Karsacry, su guerrero africano valeroso y leal. Logan era también una gran adquisición para el clan, aunque podía resultar muy molesto era muy inteligente y no podía negar que le hacían gracia sus comentarios. De no ser por él, aún seguirían sin saber que pasaba con los oscuros. Su teoría les acercó a la victoria final. -¡Dejadme solo! Les ordenó. Jud seguía con la mano de Irynae cogida, como si de esa forma quisiera tratar de consolarla. Ella misma echaría mucho de menos a Logan y a Karsacry, en fin Karsacry era Karsacry. Logan y Karsacry seguían corriendo por las cloacas, los oscuros no parecían seguirles pero podían emboscarlos tras la vuelta de cualquier conducto. Por fortuna hallaron una alcantarilla. Karsacry la retiró hacia un lado con el hacha y saltó fuera. De no ser por sus reflejos sobrenaturales, lo habría atropellado un camión cisterna que circulaba en ese momento por la calle. Logan fue más cuidadoso, saltó lo justo para agarrarse y asomarse para ver si podía salir. Karsacry le tendió la mano. Logan le sonrió a la vez que extendió su mano derecha, pero su sonrisa dejó paso a una expresión de terror. Los oscuros lo agarraron de las piernas y tiraron de él. Karsacry vio como se lo llevaban. Saltó dentro de la alcantarilla, pero fue en vano había más de cinco conductos por los que podían haberse escapado. Al amanecer llegó al castillo, donde todos los vampiros lo vitorearon. Jud salió corriendo en su busca, pero se paró en seco al ver que estaba cubierto de un barro curiosamente apestoso. Láyonel que estaba supervisando los entrenamientos de los vampiros, se acercó para ver en qué estado se encontraba. -¿Cómo estás? -Apesto, pero después de una buena ducha me sentiré mejor. -¿Logan? Preguntó Jud. Karsacry ladeo la cabeza negativamente. -Ese maldito humano era el mejor guerrero que he conocido jamás. Dijo Karsacry mientras se alejaba de ellos en dirección a la torre del homenaje, donde sabía que se encontraría Straush. Los vampiros que se cruzaban con él, se tapaban la nariz, hasta para un vampiro su olor era demasiado. El continuó decidido a informar. Subió las escaleras de piedra que conducían a la sala del trono. No podía dejar de ver en su mente la expresión de Logan cuando lo arrastraron dentro de la alcantarilla. Debió haber sido más rápido, si lo hubiera agarrado de la mano ahora tal vez estuvieran los dos vivos. Abrió la puerta y golpeó el suelo con su hacha. -Bastión he regresado. Straush lo miró agradecido por verlo con vida. -¿Qué ha pasado? -Volamos la colmena y conseguimos huir, pero en el último momento capturaron a Logan. No pude hacer nada mi bastión. Straush se acercó a Karsacry que se arrodilló al verlo aproximarse. -Lo sé. Karsacry. Te conozco, jamás abandonarías a un hermano. -Aséate y prepárate para el combate. No creo que los oscuros tarden en contraatacar. Karsacry se levantó, se inclinó ante Straush y abandonó la sala. Unas horas más tarde se encontraba ante la puerta del dormitorio de Irynae, por primera vez en su vida tenía miedo. Lo que tenía que contarle la hundiría en un pozo de dolor. Tocó a la puerta y esperó a que le abriera. Unos minutos más tarde, apareció Irynae. Por unos instantes se alegró, abrazó a Karsacry llena de afecto. -Mi niña francesa. Susurró Karsacry mientras la besaba en la frente. -¿Logan? Preguntó Irynae con los ojos llenos de esperanza. -Se lo llevaron los oscuros. Irynae sintió como las piernas dejaban de sostenerla, ni sus habilidades vampiras podían impedir que sus sentimientos le hicieran desmayarse. Karsacry la cogió y la llevó hasta la cama. Permaneció junto a ella sentado, sin moverse. Los oscuros agarraron a Logan, pero lejos de matarlo se limitaron a tomarlo de los brazos y obligarlo a seguirles. Durante veinte minutos, avanzaron por los estrechos conductos, cruzando galerías más anchas y pasadizos casi inaccesibles. Pasaron por lo que quedaba de la estación, cruzaron un minúsculo pasadizo horadado en la tierra y desde allí subieron unas escaleras que para su sorpresa conducían al sótano de una fábrica abandonada. Allí un millar de oscuros los rodearon. Se podía palpar la tensión, deseaban matarlo allí mismo, pero se contenían. Desde una esquina los oscuros se apartaron dejando un pasillo por el que apareció un hombre cubierto por una túnica con capucha. Los oscuros se arrodillaron ante él, lo que dejó claro que se trataba del bastión oscuro. Lo obligaron a postrarse ante él. El bastión retiró la capucha y la dejó caer a su espalda. Su pelo blanco y sus ojos amarillos, le recordaban a Logan una película de payasos asesinos que había visto no hacía mucho. Una película bastante mala por cierto. -Veo que lo tienes muy bien montado. Tienes una buena jauría de perritos. Dijo Logan. -Lo cierto es que sí. No son muy inteligentes, pero sirven bien a mis planes. Logan aprovechando un descuido de los oscuros que lo sujetaban, saltó sobre el bastión y le arrancó el camafeo. El bastión lo derribó de una feroz patada, mientras se apresuraba a recoger el camafeo del suelo. Fueron unos instantes pero bastaron para que Logan pudiera comprobar su teoría. Los segundos que el bastión estuvo separado del camafeo, los oscuros se levantaron en actitud hostil tanto hacia él como hacia el bastión oscuro. -¡Estás de suerte! Dejaría con gusto que acabaran contigo y disfrutaría sin lugar a dudas viendo cómo te descuartizaban. Pero por desgracia te necesito. -¡No pienso ayudarte en nada! Gritó Logan. -Lo harás quieras o no. Dijo riendo el bastión oscuro. El bastión se acercó a Logan que ahora estaba fuertemente sujeto por varios oscuros. Sus ojos amarillos comenzaron a latir y Logan comprendió que pronto perdería su voluntad. Al medio día Straush mando doblar la guardia, estaba seguro de que pronto serían atacados. Se asomó a la vidriera y no pudo creer lo que veían sus ojos. Logan acababa de entrar al castillo, caminaba con paso firme. Julius que se encontraba practicando esgrima con otro vampiro. Dejó el entrenamiento y corrió a saludarlo, pero Logan lo ignoró. Por más que trató de averiguar que le pasaba Julius no obtuvo ninguna respuesta, sólo un empujón que lo hizo caer al suelo. Julius tenía claro que algo no iba bien, por lo que corrió a avisar al resto del Clan. Logan entró en la sala del trono, Straush lo miró con ojos rebosantes de alegría. -¡Bendita suerte! El Clan vuelve a estar completo. Dijo Straush. Logan desenvainó su espada y corrió hacia Straush. Que empuñó su espada justo a tiempo de evitar que la espada de Logan cortara su cabeza. Cayeron sobre la mesa, Logan tenía los ojos en blanco y su fuerza era notablemente mayor de lo habitual. Straush lo alejó de él clavando su pie derecho en el estómago de Logan y empujándolo contra una fila de bancos de madera. Logan se levantó pesadamente del suelo, apartó uno de los bancos de una patada y reanudó la lucha. Las espadas se cruzaron una y otra vez. Por fortuna la maestría con la espada de Straush superaba con creces a la de Logan. Lo desarmó sin dificultad. El resto del clan entró en la sala, Karsacry y Láyonel saltaron sobre Logan, en un intento de inmovilizarlo. Jud no sabía qué hacer e Irynae, quedó impactada al ver a Logan con vida. Straush ordenó a Karsacry y a Láyonel que lo sujetaran con fuerza. Straush agarró la cabeza de Logan y miró sus ojos. -¡Está hipnotizado! Maldijo Straush consciente de que la hipnosis de un vampiro no podía ser rota por otro. -Tiene que haber algo que podamos hacer. Dijo Julius. Irynae se acercó a Logan, acarició su mejilla y lo besó. Pero aquello no era un cuento de hadas. Logan se deshizo de Láyonel y Karsacry. Quitó la espada a Láyonel y lanzó un ataque mortal contra Straush, que no tuvo tiempo para reaccionar. Pero Irynae sí. Se colocó delante de Straush. La hoja de la espada se paró a escasos centímetros de su bella cara. Logan parecía estar luchando contra sí mismo, sus manos apretaban más y más la empuñadura, sus brazos se contraían, pero la espada seguía allí detenida. Los ojos de Logan volvieron a su estado natural, pero el uso continuado del poder del traje lo dejó sin sentido. Láyonel lo agarró justo a tiempo de evitar que se golpeara contra el suelo. Cosa que extraño al grupo, pues hasta ese instante siempre demostró una gran animadversión hacia Logan. Capítulo 20 Karsacry recostó a Logan en la cama de Irynae, lo miró con tristeza y los dejó solos. Ella se tumbó junto a él, tomó su mano y la acercó a su cara. -¡Maldito humano! Me has robado el corazón para luego condenarme a estar sin ti. Susurró Irynae mientras las lágrimas resbalaban por su cara. Rememoró la noche en que lo conoció, su primer beso. Sus ocurrencias que tanto la irritaban y la noche en que la hizo suya. Lloró amargamente mientras se abrazaba a Logan, acaso su vida no había sido ya bastante dura. Ahora estaba condenada a vivir eternamente sin el único hombre del que había sido capaz de enamorarse. Logan abrió los ojos, estaba aturdido y muy débil. Por fortuna no usó el máximo potencial del traje, lo que le permitió recuperarse con mayor rapidez. -¡Ey nena! ¿Por qué estas llorando? -No estoy llorando. Repuso Irynae molesta porque la hubiera descubierto en ese estado. Logan la besó, mientras la apretaba contra él. Pasó su mano por el suave cabello de Irynae. Ironías de la vida, la primera vez que se enamoraba de una mujer resultaba ser un auténtico amor imposible. Por un lado era vampira y él humano, por otro no le quedaba mucho de vida. -¿Por qué estabas llorando? Y no me digas que no lo hacías porque te he visto. -Lo sé... Musitó Irynae. -¿Qué es lo que sabes? -Te estás muriendo. Dijo Irynae con voz entrecortada y temblorosa. Logan se apartó un poco de ella y se quedó mirando el frío y gris techo de la habitación. No sabía que decir. -Lo siento Irynae. No debí usar el traje, pero deseaba estar a vuestra altura. Una vez más mi soberbia es castigada. Pero en el fondo es lo mejor. Toda mi vida he sido cruel con las mujeres, mientras ellas me ofrecían su amor yo las despreciaba. Jamás he tenido compasión por nadie, era un egocéntrico. Por eso creo que quizás sí exista Dios, porque me ha hecho conocer a la mujer más maravillosa, saber lo que se siente al amar de verdad y ahora me castiga arrebatándome la vida. Es un justo castigo, por una vida pendenciera y lujuriosa. Logan se giró hacia Irynae. -¡Ojalá me hubieras matado esa noche! Te habrías ahorrado mucho sufrimiento. -Pero no habría conocido al hombre que amó. Logan la besó, habría cambiado toda su riqueza por unos cuantos años más junto a ella. Sonó el móvil de Irynae, que nada más ver el número que la llamaba dio un brinco y se alejó de la cama. -Lo siento Logan, Straush me reclama. -Tranquila, te esperaré, de todas formas no tengo fuerzas para levantarme. Dijo Logan esforzándose por mostrar una sonrisa convincente. Una hora más tarde la puerta de la habitación se abrió. -¿Puedo pasar? Rogó Láyonel. Logan lo miró extrañado por su visita. -Es un país libre. Láyonel se acercó a la cama y se sentó cerca de Logan. -Lo hiciste bien en la colmena. Me sorprendiste -No tiene importancia, siempre se me dio bien fastidiar a los demás. El bastión oscuro no iba a ser menos. Láyonel sonrió. -Me han contado lo del traje. Lo siento por ti y por mi hermana. Quiero que sepas, que no tengo nada en contra tuya. Es mi hermana y no puedo evitar querer protegerla, por más que pasen los años o los siglos. -Te entiendo. Yo también sería un hermano coñazo como tú. Láyonel rió. -No me engañaban cuando me dijeron que eras un toca pelotas de primera. Logan hizo una pequeña reverencia con la mano. -¡Es un don! Exclamó Logan. La cara de Logan estaba cada vez más pálida, empezaba a sudar. Láyonel comprendió que se acercaba el final. -Creo que deberías despedirte del clan. Dijo Láyonel con tristeza. Se acercó más y le cogió la mano. Adiós... hermano. El vampiro se levantó y se marchó, para no dejar ver su debilidad. Caminó con paso firme hacia los dormitorios del resto de componentes de su clan y uno a uno les fue comunicando la trágica noticia. En la sala del trono, Straush recibió a Láyonel. Pidió al resto de bastiones que estaban reunidos con él, que lo dejaron solo unos minutos. -¿Cuánto le queda? Preguntó Straush. -No creo que pase de esta noche. Pero podrías convertirlo. Ha demostrado con creces su valía -¡No! es inútil. El traje ha mutado su cuerpo y en ese estado de debilidad, lo único que conseguiría es matarlo más rápidamente. Láyonel bajó la cabeza con tristeza. -Sí bastión. Le ruego perdone mi osadía. Straush pasó su mano por el cuello de Láyonel. -Sabes que te quiero como a un hijo ¿verdad? -Sí. -Si pudiera hacer algo por Logan lo haría sin dudarlo, pero no está en mis manos. No puedes hacerte una idea del dolor que siento. Pero ahora debemos ser fuertes por el bien de nuestra comunidad. -Sí bastión, el clan dará la talla. Julius entró en la habitación de Irynae, el estado de Logan era cada vez más grave. Acercó una silla a la cama y agarró su mano. -¡Hola amigo mío! ¡Te veo bien! -Serás capullo. Rió Logan. -Me gustaría saber si tienes alguna última voluntad. -¿Algo así como mi última cena? Esta vez fue Julius el que no pudo reprimir la risa, hasta en el lecho de muerte seguía manteniendo el sentido del humor y la ironía. -Has sido un buen compañero. Lamento mucho todo esto, me hubiera gustado hacer algo para corregir el problema del traje. Pero ese campo de la ciencia no lo domino. -¡Tranquilo Julius! Ha sido divertido el tiempo que pasamos juntos. Julius se mantuvo unos minutos en silencio, no sabía que decir pero quería estar con él. Al cabo de unos minutos Jud entró en la habitación, lo que dio a entender a Julius que su tiempo había terminado y abandonó el dormitorio. Jud esperó a que Julius cerrara la puerta y echó a correr hacia Logan. Se tumbó en la cama y lo abrazó. -¡No quiero que te mueras Logan! Dijo Jud llorando desconsolada. Logan se limitó a acariciarle la cabeza, jugando con su pelo rojo que tanto le gustaba. No sabía que decir, nunca había recibido tanto amor. El siguiente en entrar fue Karsacry, el rudo guerrero. Jud salió fuera aún llorando. Karsacry se veía visiblemente incómodo, los sentimientos no eran su especialidad. Se acercó tímidamente a la cama. Y se arrodilló ante él. -Te echaré de menos hermano. Dijo Karsacry frotándose los ojos. Se levantó y se marchó. Por la noche llegó el turno de Straush, sus obligaciones le impidieron hacerlo antes. Se sentó en la silla junto a la cama. Había visto morir a tantas personas, que el dolor acumulado era ya insoportable. -Te doy las gracias Logan. Jamás podré compensarte por todo lo que has hecho tanto por el clan como por la comunidad vampira. -Siento haberte atacado. Balbuceó Logan ya muy debilitado. -Ni lo menciones. Fue impresionante ver como rompías la hipnosis. Lamento que un amor como el vuestro acabe de esta manera tan desafortunada. ¡Adiós hijo! Estoy orgulloso de ti. -Gracias. Contestó Logan. Nunca nadie le había dicho eso, jamás significó nada para nadie, su muerte llegaría pronto pero no imaginaba un final más feliz. Junto a una familia que le amaba. Aunque fuera una extraña familia. Irynae entró en la habitación. Straush la besó en la frente y la dejó a solas con Logan. Se tumbó a su lado, acurrucándose junto a él. -Irynae necesito que me digas algo. -Sí. -¿Me quieres? -Sí. Respondió Irynae desgarrada por el dolor. -¿Harías algo por mí? -Lo que quieras. -Despidámonos ahora. Pidió Logan. -¡No pienso dejarte solo! Gritó Irynae. -Quiero que me recuerdes como era. El capullo arrogante que te conquistó. Dijo Logan sonriendo. ¡Por favor no quiero que me veas morir! -Lo siento Logan, pero no pienso alejarme de ti. Te guste o no. Irynae lo besó y lo abrazó. Logan sintió como una lágrima recorría su mejilla. Ahora que lo tenía todo, cuando por primera vez sentía deseos de vivir... Capítulo 21 En la sala del trono Straush debatía enérgicamente cual podría ser la mejor estrategia para defender el castillo frente al inminente ataque de los oscuros. Los bastiones, optaban mayoritariamente por reunir sus fuerzas en las murallas, para impedirles el acceso al castillo. -No servirá de nada. De un salto alcanzarían el patio de armas. Concentraremos nuestras fuerzas allí, adoptaremos una formación circular y cada uno de vosotros mandará un sector. Yo os dirigiré desde el centro, mi clan será mi guardia personal. -¿Lo que no entiendo es por qué atacar Chicago? New York, Washington, incluso California son objetivos estratégicos más importantes. Dijo uno de los Bastiones de cabello corto y rojo que poseía una mirada de lo más siniestra. -Me temo que soy su objetivo. Dijo Straush. El emperador me mandó llamar a Roma hace un año. Los siglos le están pasando factura, su cuerpo se debilita, ya ni la sangre más pura lo rejuvenece. -¿Y qué tiene eso que ver contigo? Preguntó el bastión más anciano, que no veía relación alguna entre él y el ataque. -Antes de ser Bastión en Chicago, vivía en Roma. Pertenezco al Clan del Emperador... él fue quien me convirtió. -¿Por eso tú comandaste la batalla final contra el bastión oscuro? Preguntó uno de los bastiones de aspecto más joven y agresivo. -Así es. Abandoné la corte vampira hace siglos, pero siempre acudí a su llamada cuando me necesitaba. El emperador quiere que yo le suceda en el trono. Todos los bastiones quedaron sorprendidos, ante aquella noticia. Su bastión podría ser el nuevo emperador. -¿Y qué le contestaste? Preguntó el Bastión más anciano. -Obedeceré su voluntad por lealtad, pero no porque me agrade la idea. Nunca deseé ocupar ningún cargo de importancia. Ser bastión de Chicago ya me cuesta, todos conocéis mi carácter. Si Gricarius acabara conmigo, el trono quedaría desierto y un emperador debilitado en extremo, sería fácil de eliminar. -¿Pero otros podrían ocupar el trono? Dijo un bastión de pelo blanco y espesa barba que lo miraba lleno de dudas. -Cierto. El bastión de España, el de Grecia o el de Rusia, estarían dispuestos. Tan dispuestos como para organizar una guerra civil entre vampiros con tal de hacerse con el trono. Gricarius lo sabe. Sin un sucesor que mantenga la integridad del imperio. Su disciplinado ejército exterminaría a cada facción con suma facilidad. Por eso no cejará hasta verme convertido en cenizas. -¡No lo permitiremos bastión! Gritó el bastión más anciano. Durante siglos nos has comandado con liderazgo y honor, moriremos antes de permitir tu caída -Lo sé hermanos, lo sé. Pero la amenaza oscura es demasiado importante como para tomárnosla a la ligera, un fallo en nuestra estrategia y Gricarius tendrá vía libre para acabar con el imperio. Dispusieron un viejo mapa del castillo sobre la mesa en uve. Straush trazó un círculo en el interior y delimitó los sectores para seguidamente, asignar uno de ellos a cada bastión. -¡Bien la suerte ya está echada! Organizad vuestras fuerzas y que formen cuanto antes en el patio. No tardaran en atacar. Straush contempló cómo sus bastiones abandonaban la sala. Entre ellos los había de todo tipo de calañas, honrados, líderes respetuosos, traidores y otros que se venderían al mejor postor. Lo único que garantizaba su lealtad incondicional, era la promesa que les hizo Straush de cortarles la cabeza si alguna vez osaban desobedecerlo o incumplir sus leyes. Straush no era un bastión fácil, sus leyes eran estrictas y su mando firme. No se detenía ante nada ni nadie y ahora que sabían que era descendiente directo del emperador, ninguno osaría desobedecerlo. Caminó hacia la vidriera y se sentó en un banco de piedra que había junto a ella. Logan e Irynae colmaban sus pensamientos. Un amor imposible al extremo. Irynae era una mujer de carácter frío que nunca se sintió atraída por ningún vampiro o humano. Y no sería por falta de pretendientes, cuando por fin abría su coraza... Siempre hablaba de aquel extraño vampiro con ojos de fuego. Él nunca dio crédito a esa historia, la tensión del momento le hizo confundir a un hermano vampiro con un ser fantástico e irreal. Pensó en Julius, Jud y Karsacry ¿qué sería de ellos si el moría? Su leal Láyonel. Irynae siempre fue su ojito derecho, su debilidad. Si sobrevivían a aquello, la vería llorar la muerte de Logan durante años, tal vez siglos. No podía soportar la idea de verla sufrir. Fuera, Karsacry supervisó a la tropa, los organizó y arengó con vítores en honor del emperador para levantar la moral de cara a la batalla. En cuestión de una hora la disciplinada tropa vampira ocupaba sus puestos a la espera de las órdenes de sus bastiones. Karsacry miró hacia la torre del homenaje, se impacientaba. El combate estaba cerca casi podía oler a esas bestias y no tener a su líder cerca le hacía sentirse vulnerable. Jud corrió por el patio, atravesando los arbustos que crecían por doquier en dirección a la parte central de la formación, le seguía de cerca Julius, que de mala gana hacia girar su espada en un intento de acostumbrar sus muñecas. Sería una noche larga en el mejor de los casos y corta en el peor de ellos. Irynae seguía tumbada junto a Logan, incapaz de reunir fuerzas para salir de sus aposentos y unirse a sus hermanos. Una corneta anunció que ya estaban formándose sus filas, pero estaba paralizada contemplando el cuerpo casi inerte de su amado. Straush abrió la puerta, se acercó a ella que nada más verlo se incorporó en la cama para abrazarle. -¡Padre! no quiero que muera. No podré seguir adelante sin él, ya no. Lo amo demasiado. Por primera vez en siglos Straush tuvo que contener las lagrimas que pugnaba por brotar de sus ojos, ver sufrir a su amada hija era demasiado para él, pero no era momento de mostrar flaquezas. -Debes ser fuerte. Te necesito. Nos espera una dura lucha. Irynae lo miró, giró la cabeza y observó a Logan por última vez. El sudor cubría la cara de Logan que movía la cabeza de un lado a otro, como si estuviera teniendo alguna pesadilla. Lo besó en los labios. -Adiós amor mío. Siento no poder estar junto a ti hasta el último momento. Straush la agarró por la cintura y dulcemente le obligó a salir del dormitorio. Irynae no podía dejar de mirar a Logan. Consciente de que tal vez nunca más lo volvería a ver con vida. De camino al patio de armas se cruzaron con Láyonel. Que subía las escaleras de la torre en ese momento. -¿Bastión me ha mandado llamar? -Irynae, ocupa tu puesto junto al clan yo iré pronto. Irynae asintió con la cabeza y marchó corriendo escaleras abajo, cruzó el umbral de la puerta y marchó hacia donde se encontraba el grueso del ejército. Jud y Julius se acercaron a ella en cuanto la vieron llegar. Le entregaron su espada y trataron de animarla. -Láyonel para ti tengo la peor de las misiones. -No importa cuál sea la misión, la acataré sin dudar. -Marcharás hasta el puesto de control y solicitarás refuerzos. -¡No mi bastión! No lo dejaré, mi deber es protegerlo. -Tu deber es obedecer mis órdenes. -Pero usted puede enviar a otro. -¡No! Sólo tú eres capaz de transmitir mi petición al resto de bastiones estatales y conseguir que vengan en nuestro auxilio. -Me sobrestima -¡No! te valoro en tu justa medida. ¡Márchate y no me falles! -Conseguiré refuerzos mi bastión. Aunque tenga que buscarlos en el mismo infierno. Dijo Láyonel con gesto serio. Se inclinó ante él y abandonó la torre. Corrió hacia una de las murallas, subió por una estrecha y casi derruida escalinata hasta llegar a lo alto de la muralla, desde donde saltó al bosque que rodeaba el castillo. Karsacry no entendió porque su hermano de clan los abandonaba, pero cuando vio el gesto preocupado de Straush, acalló su mente y lo acompañó a su posición de mando. Láyonel corría entre la maleza, saltando troncos caídos, escalando pronunciadas pendientes plagadas de musgo y vegetación que le hacía resbalar continuamente Saltó a uno de los árboles y se fue desplazando por ellos en un intento de avanzar con mayor rapidez. El centro de control se encontraba en una lejana granja. Era un lugar que a cualquiera le resultaría poco llamativo, de hecho ese era su objetivo, que nadie sospechara lo que se ocultaba en el subsuelo de aquel lugar. En un sótano cerca del pajar, estaba alojada una sala de control desde donde un vampiro se encargaba de las comunicaciones a nivel global. No sería fácil convencer a otros bastiones de que movilizaran sus fuerzas para luchar contra una amenaza que ya todos creían extinguida. No tenía nada para probar sus palabras. Cuando llegó a la carretera saltó entre un camión y un coche que circulaban cada uno en sentido contrario y cruzó la carretera. Dejó atrás el bosque y se internó en un campo de trigo. Aun teniendo a su favor su enorme velocidad, la distancia que lo separaba de su destino era extensa, no llegaría antes de una hora y nadie sabía el número exacto de oscuros que conformaban el ejército del bastión oscuro. Para cuando llegaran los refuerzos podrían estar ya todos muertos y los oscuros batidos en retirada. Julius se tensó, notó un olor que por desgracia le resultaba familiar. Los oscuros estaban cerca, a menos de cuatro o cinco kilómetros Iba a decírselo a Straush pero este lo miró dándole a entender que ya los había detectado. Irynae clavó su enorme espada en la tierra, aunque no tenía interés en conservar la vida, no permitiría que nadie de su clan muriera mientras ella estuviera con vida. Karsacry sacó una piedra de aspecto áspero y la frotó contra el filo de su hacha. El gesto monótono de pasar la piedra una y otra vez para afilar su hacha, era algo que lo relajaba. No dejaba de pensar, lo que le hubiera gustado tener a Logan a su lado. En la cloaca lo había hecho muy bien, y aquella noche sus habilidades les habrían resultado muy convenientes. Capítulo 22 Láyonel continuó su carrera atravesando todo tipo de campos de labranza. Saltó una valla de un cercado y atravesó un rebaño de vacas saltando por encima de sus lomos. Miró el reloj, llevaba más de media hora corriendo. Se preguntaba en qué estado estarían sus camaradas, si habría comenzado el combate y como le iría. El bastión oscuro organizó sus huestes. A diferencia de los vampiros tradicionales ellos no usaban espadas, sus garras eran tan duras que podían cortar una cabeza de un zarpazo. En el fondo le repugnaban aquellas criaturas salvajes y hediondas. De no ser por el camafeo, todos se lanzarían contra él para descuartizarle. Fue una gran idea agarrar la mano cortada del bastión oscuro, gracias a ello se haría con el control del imperio vampiro. Cuando el trono fuera suyo, eliminaría el mismo a los oscuros. A lo lejos pudo ver las antorchas en las murallas del castillo. Se giró sobre si, un ruido atrajo su atención. Un vampiro trataba de escapar. Ordenó a cuatro oscuros que lo siguieran y le dieran caza. No estaba dispuesto a permitir que nadie escapara del castillo. Hasta el momento los oscuros eran un problema local de Chicago, conocía la política vampira. Pero si un vampiro daba la voz de alarma a nivel nacional, los exterminarían como cucarachas Los oscuros salieron corriendo tras su presa, corrían como bestias unas veces erguidos y otras sobre sus extremidades como si de perros se tratara. El vampiro les llevaba varios kilómetros de distancia y no parecía haberse percatado de su presencia. La noche era clara lo que les facilitaba la cacería y los oscuros estaban sedientos de sangre. Deseaban agarrar a ese vampiro por el sólo placer de destrozarlo, mutilando sus miembros. Su sangre no les era tan agradable como la humana, pero tampoco la despreciarían. Láyonel seguía corriendo sin tregua, no lejos de allí contempló la granja que buscaba. Era como cualquier otra granja, sólo una veleta con un gallo posado sobre una letra v señalaba el lugar como el indicado. El viento cambió de sentido y percibió el olor de los cuatro oscuros que le seguían. Tanteó a su espalda para cerciorarse de no haber perdido las espadas y siguió corriendo. Los oscuros se acercaban, por lo que reunió todas sus fuerzas para correr más rápido. Agarró una piedra y cuando estuvo más cerca de la granja la lanzó contra la puerta de la sala de control que estaba camuflada en el suelo de la granja. Sabía que eso llamaría la atención del operador. Dentro de la sala de control, un vampiro de pelo corto y ojos marrones miraba aburrido los monitores. Escuchó un golpe cerca de él, activó las cámaras cercanas a la puerta. Cuando vio un vampiro corriendo hacia allí seguido por cuatro vampiros de aspecto extraño, abrió la trampilla que daba acceso al pasillo de seguridad. Si no conseguía llegar a tiempo al pasillo no abriría la puerta de la sala. Láyonel se alegró al ver como se abría la trampilla. Saltó al interior y cerró tras de sí la trampilla, que quedó cerrada herméticamente. Los oscuros comenzaron a golpearla sin tregua, deseaban con todas sus fuerzas entrar y matar, su bastión se lo ordenaba. La puerta de la sala se abrió y Láyonel entró dentro. Cerró la puerta y se sentó en una silla reclinable para recuperar el aliento. El vampiro de pelo corto se giró sobre la silla y por un momento dejo de mirar los monitores. -¿Qué coño eran esas criaturas? -Oscuros. Han vuelto. Dijo Láyonel casi sin voz. -Los oscuros fueron extinguidos hace siglos. -Sí, pues ábreles las puertas y se lo dices a ellos. -Mi nombre es Láyonel vengo en nombre Straush, bastión de Chicago. Necesito que me conectes con la red nacional de bastiones. -No puedo hacer eso sin la presencia de un bastión. Láyonel desenvainó sus espadas, caminó hacia él y le puso la hoja de una de las espadas en el cuello. -Puedes conectarme y salvar la vida o lo haré yo mismo después de convertirte en ceniza. El vampiro se giró, tecleó un par de códigos y en los monitores fueron apareciendo los escudos de los bastiones del resto de estados. -Tú sabrás lo que haces. Ellos no se andan con chiquitas. Poco a poco los bastiones se fueron conectando hasta que todas las pantallas estuvieron encendidas. Láyonel se inclinó. -Bastiones me presento humildemente en nombre de mi bastión Straush del estado de Chicago Estamos siendo atacados por los oscuros. -La mayoría de los bastiones rieron al escuchar esas palabras. -Los oscuros fueron exterminados hace siglos y su bastión decapitado. -Les digo que van a atacar nuestro castillo. Si no acuden en nuestra ayuda más de quinientos hermanos y todos los bastiones de mi estado serán masacrados. -¿Cómo te atreves a dirigirte a nosotros en ese tono? -No pretendo ofenderos sólo busco su ayuda. -¡Márchate de la sala antes que mandemos a un ejecutor para que te corte la cabeza! No estamos dispuestos a que un loco se burle de nosotros. Láyonel los miró desafiante. -Está bien ¿quieren pruebas? Pues las tendrán. ¡Abre las puertas! Ordenó Láyonel al operador. -¿Estás loco? -¡Abre las puertas! Gritó Láyonel En cuanto la trampilla externa se abrió pudieron escuchar a los cuatro oscuros saltar al interior del pasillo. Rápidamente corrieron hacia la puerta de la sala que ya estaba abierta. Los bastiones pudieron ver con sus propios ojos a los oscuros, se escuchó un intenso rumor. Láyonel cortó la cabeza al primero de los oscuros, al segundo lo derribó de una patada mientras al tercero le atravesó el pecho con la espada. El cuarto saltó sobre él, pero el vampiro de pelo corto le disparó con un arma de gran calibre, que literalmente de voló la cabeza. Láyonel usó la otra espada para cercenarle la cabeza al oscuro. Agarró al otro vampiro del cuello por la espalda de este usando las hojas de sus espadas como una tijera, lo acercó a las cámaras -Manden refuerzos o los próximos en ser exterminados serán ustedes. Dijo Láyonel mientras cerraba la tijera y le cortaba la cabeza al oscuro. -Envíen las coordenadas exactas, en una hora nuestros aviones estarán allí con los refuerzos. Láyonel se inclinó ante ellos. -El operador introdujo las coordenadas en el ordenador y se la envió a todos los bastiones. -En una hora puede que no quede nadie con vida. Dijo Láyonel. Capítulo 23 Láyonel dejó la sala de control e inició su regreso al castillo. No esperaría a que llegaran los refuerzos, deseaba estar con sus compañeros, aquella era una buena noche para morir. El imperio vampiro disponía de aviones con apariencia similar a los boing, pero que una vez estaban en el aire, se transformaban en aviones de combate muy superiores a los fabricados por los humanos. Sus turbinas tenían el doble de capacidad, su fuselaje se transformaba hasta volverse más aerodinámico, disponían de medidas que lo hacían invisibles a los radares. Su armamento también era muy superior, un sólo disparo de uno de sus cañones podría derribar un rascacielos hasta los cimientos. Así pues la imagen romántica que los humanos tenían de los vampiros, distaba mucho de la realidad. La sociedad vampira era pacífica por lo general, tecnológica y estaba fuertemente jerarquizada. Se activó la alarma en todos los estados, todo vampiro que no ocupara un puesto de crucial importancia, fue llamado para acudir a los aeropuertos secretos. Lo único que no variaba en los enfrentamientos entre vampiros era el uso de la espada y la daga como única arma. Al fin y al cabo era la única forma de acabar con un vampiro. Los bastiones revisaron las operaciones de embarque y en poco tiempo sus aviones surcaban los cielos en dirección a Chicago. Resultaba impensable desde el punto de vista humano aquel nivel de coordinación. Pero claro ellos no eran humanos. Los oscuros caminaron a paso lento hacia el castillo, formando un cuerpo de unas seis filas de vampiros. Cada cuerpo ocupó un costado del castillo, quedaba claro que atacarían desde todas direcciones tal y como Straush ya preveía por eso su formación en círculo era perfecta. En el interior del castillo todos los vampiros empuñaban sus espadas, el hedor a oscuros era ya insoportable. Straush miró a sus bastiones, todos lo saludaron con orgullo. Karsacry sonreía, llevado por el éxtasis de la lucha. Julius miraba en todas direcciones, intentando detectar la presencia de los oscuros. Jud se hizo un pequeño corte en la mano derecha y usó su sangre para pintarse la cara con líneas tribales. Irynae alzó su espada, deseaba que la lucha empezara cuanto antes, sin importarle el resultado final. No es que quisiera ver morir a su clan, pero si iban a morir mejor cuanto antes. Láyonel seguía corriendo campo a través, maldecía cada obstáculo que le hacía detenerse o le hacía perder tiempo. Necesitaba llegar cuanto antes, quería combatir con su clan. El bastión oscuro saltó a una de las torres, corrió por la muralla seguido por la mirada de todos los vampiros. Tomó impulso y atravesó el cielo en dirección a la torre del homenaje y desde allí desenvainó su espada y la alzó. Acto seguido los oscuros saltaron las murallas y formaron un cuadrado que rodeaba el círculo de los vampiros. El bastión oscuro saltó al patio de armas, traspasó sus filas y se acercó a mitad de camino de la formación vampira. -¡Straush! Gritó. Quiero hablar contigo de bastión a bastión. Straush pese a los ruegos de sus hombres, cruzó el círculo y se acercó lentamente a Gricarius. -¡Muestra tu rostro Gricarius! No lo ocultes bajo una máscara. Quiero ver la cara del traidor que se rebela contra su propio pueblo. Gricarius se quitó la máscara y le miró fijamente con sus ojos amarillos. -Vosotros ya no sois mi pueblo. Durante años os fui leal. Tú mejor que nadie sabes que te ayudé a vencer al bastión oscuro. Pero nunca recompensaron mi valor, nunca... -Luchamos por el emperador no por nosotros, nadie nos debe ninguna recompensa, es nuestro deber. -¿Nuestro deber? Mientras él se muere, su imperio es dirigido por marionetas incapaces de colocarnos en el puesto que merecemos. -¿Y qué puesto es ese? -¡Dominando a la raza humana! Nosotros somos los verdaderos señores de la tierra, la culminación de la evolución. Mientras ellos viven como si fueran los dueños del planeta, nosotros nos pudrimos en la sombra. Únete a mí y perdonaré la vida de tus hombres. Juntos dominaremos el mundo y aplastaremos a nuestros enemigos. -Hace siglos que vivimos en paz con los humanos y aquellos a los que tú llamas enemigos son mis hermanos. ¡Larga vida al emperador! Gritó Straush. -Maldito perro, lacayo de un patético emperador moribundo. Entonces moriréis todos esta noche. -Mejor morir por un emperador con honor, que servir a un bastardo sanguinario. Ambos bastiones se miraron desafiantes. Straush se interno en sus filas, pronto comenzaría la batalla. Los vampiros permanecían sentados en sus asientos esperando pacientemente la llegada al punto de destino. Una vez allí el avión descendería, se abriría su puerta de carga y todos los vampiros saltarían al vacío dispuestos a aniquilar a los oscuros. Pero aún quedaba un largo camino por recorrer, los bastiones temían no llegar a tiempo de ayudar a sus hermanos y lo que era peor, que los oscuros después de aniquilar las fuerzas de todo un estado escaparan. Pasarían meses antes de que alguien consiguiera localizarlos de nuevo. Láyonel seguía corriendo, por fin llegó al bosque, pero allí tuvo que parar en seco. Un centenar de oscuros patrullaban la zona, cosa que le extraño. Lo normal hubiera sido que estuvieran en el combate. Receloso caminó en dirección contraria, tendría que bordear la zona para evitarlos, lo que le retrasaría aún más. Maldijo a los oscuros y continuó en silencio su avance. Los vampiros miraban a los oscuros, aquellas bestias deformes y hediondas, se mantenían a raya. Esperando la orden de atacar, pero esta se demoraba inexplicablemente. El bastión oscuro regresó a lo alto de la torre del homenaje, desde allí le sería más fácil dirigir su ejército. Agarró el camafeo para acentuar su poder sobre los oscuros y ordenó el ataque. Las fuerzas oscuras avanzaron de forma organizada hasta los vampiros, encerrándolos en el interior. Cortando cualquier posibilidad de retirada, los vampiros golpearon sus espadas entre sí para celebrar la lucha. Karsacry hubiera deseado estar en primera línea para ser el primero en cortar cabezas, pero debía proteger a su bastión. Irynae contempló con indiferencia el avance oscuro, mientras Jud comenzó a gritar. Julius se colocó a las espaldas de Straush, Karsacry delante de él, mientras Jud e Irynae ocupaban los puestos a su izquierda y derecha. Straush desenvainó su espada, ninguna protección sería suficiente ante aquel ataque. Era consciente de que la brutalidad de los oscuros no tardaría en romper sus filas. Pero ya contaba con eso. Los oscuros se lanzaron hacia las filas de los vampiros, cercenando con sus temibles garras las cabezas de todos los desgraciados que quedaron a su alcance. Todo parecía indicar que el círculo caería rápido, pero los vampiros reforzaron los sectores más dañados por los ataques y contraatacaron con furia. El patio de armas cubierto de hierba verde y matojos, pronto empezó a tomar una tonalidad gris al cubrirse con la ceniza de los cuerpos de los muertos. Desde la torre el bastión oscuro observaba la batalla. Sus fuerzas respondían tal y como preveía, pero los vampiros empezaban a repelerlos. Straush arengaba a sus hombres a combatir, mientras las filas vampiras no conseguían avanzar, pero tampoco perdían terreno a manos de los oscuros. Capítulo 24 La batalla era de lo más encarnizada, los oscuros arrancaban sin piedad cabezas y miembros sin importarles nada salvo aniquilar a los enemigos de su bastión. Los vampiros empezaron a perder terreno y replegarse hacia el interior. Straush ordenó avanzar de nuevo y las filas vampiras se expandieron con rapidez, acabando con un centenar de oscuros. Se abrió una brecha en el círculo, los oscuros aprovecharon para internarse por ella, pero nada más hacerlo la brecha se cerró atrapándolos en el interior. Unos doscientos oscuros fueron reducidos a cenizas. El bastión oscuro contemplaba sin inmutarse la batalla, como si no le importara lo más mínimo que su ejército estuviera siendo vencido. Desde cada torre de improviso salió un numeroso grupo de vampiros que acabó rodeando a las fuerzas oscuras dejándolas entre dos frentes. Sin posibilidad de escapar o unificar sus filas los oscuros fueron aniquilados. Las nuevas fuerzas vampiras se integraron en la formación circular. Desde la torre el bastión oscuro aplaudió, acto seguido se rió a carcajadas. Los vampiros lo miraron sin comprender, hasta que el bastión levantó su espada y la bajó de golpe. Por cada costado del castillo miles de oscuros comenzaron a saltar las altas murallas. Sus fuerzas parecían no tener fin. Cuando el ejército oscuro al completo estuvo dentro del patio de armas, los vampiros se encontraban en un porcentaje de diez a uno en su contra. La batalla estaba perdida, sólo les quedaba matar al máximo número de oscuros antes de morir. Straush miró a sus bastiones y soldados, que parecían tener la muerte grabada en sus miradas. -Caballeros ha sido un honor combatir a vuestro lado. Esta será nuestra última batalla, pero antes de morir. Sólo os pediré una última cosa... ¡Luchad hasta el final! Gritó. Los bastiones y soldados, gritaron eufóricos dejando que sus instintos quedaran liberados y toda su rabia se transformara en sed de venganza. -¡Por el emperador! Gritó Straush. Todos levantaron las espadas y se enfrentaron con coraje al ataque de los oscuros, que desde luego iba a ser demoledor. Straush escuchó un fuerte golpe a su espalda, creyendo ser atacado acabo cruzando su espada con la de Láyonel. -¿Láyonel? -La misión ha sido cumplida, los refuerzos están en camino. -¿Por qué no los esperaste? -Si he de morir, que sea luchando junto a mi bastión. Straush lo agarró del cuello y apoyó su frente contra la de Láyonel. -Jamás un padre podrá estar tan orgulloso de su hijo como yo lo estoy de ti. Ahora luchemos. Debemos aguantar hasta que lleguen. Karsacry acabó de un hachazo con un oscuro que había conseguido saltar sobre la formación. Irynae y Jud controlaban que nadie se aproximara a Straush. Julius se internó en un sector que empezaba a sucumbir, Karsacry lo siguió de cerca junto a Láyonel. Straush deseaba luchar pero no podía abandonar su posición. Los ataques oscuros eran cada vez más suicidas, rompían las filas vampiras bajo la fuerte presión de su número que ya resultaba incontenible. Los vampiros trataban de aguantar los frentes, pero las brechas en sus filas eran cada vez más visibles. El bastión oscuro contemplaba el cambio en el curso de la batalla con satisfacción. Cuando la batalla acabara y Straush junto con su ejército hubiesen sido eliminados, muerto el sucesor del emperador la guerra civil vampira estaría servida en bandeja. Y cuando todos los bandos estuvieran debilitados, el acabaría con ellos con suma facilidad. El imperio sería suyo. Como si una lluvia de flechas se tratara, varios cientos de oscuros saltaron al interior de la formación circular, rodeando a Straush, Jud e Irynae. Para su sorpresa se limitaron a combatir contra los vampiros que se encontraban en la zona exterior a su posición. El bastión oscuro apareció frente a Straush, una decena de oscuros se desplegaron hacia Jud e Irynae con el fin de evitar que pudieran acudir en su ayuda. Aquel combate era entre los dos bastiones. Straush fue el primero en atacar, pero Gricarius repelía sus ataques sin dificultad. Parecía un adulto que se limitara a parar los inofensivos ataques de un niño pequeño. Sin duda los restos del verdadero bastión oscuro, de alguna manera aumentaban sus capacidades. Gricarius nunca fue un rival digno de Straush, por lo que no cabía otra explicación. Sus espadas se cruzaron una y otra vez, sin resultados. Straush empezaba a sentirse impotente ante él. Se concentró hasta que sus ojos quedaron inyectados en sangre, sus fuerzas se doblaron y por primera vez le asestó un golpe que hizo tambalearse a Gricarius. Este parecía sorprendido. Straush aprovechó su desconcierto y ejerció un duro ataque con el que consiguió arrebatarle la espada. Gricarius esquivó la hoja de la espada de Straush justo cuando iba a ser decapitado. Para sorpresa de Straush, Gricarius agarró su espada con una sola mano y se la quitó de las manos. La empuñó y se la clavó en el corazón. Aquello no lo mataría pero el dolor resultaba insoportable. Irynae acabó con varios oscuros y se abrió paso hacia Straush que había quedado desarmado e indefenso en el suelo. Alzó su espada contra Gricarius y este la rechazó de un mandoble. Caminó hacia ella y de una patada la dejó allí tirada en el frío y derruido pavimento. Jud estaba rodeada de oscuros, por lo que le resultaba imposible llegar hasta ellos. El resto del clan no estaba en mejores condiciones. Los oscuros estaban masacrándolos. -Ya no podrás osar interrumpir mi combate con Straush. Agarró a Irynae del pelo y tiró de ella hasta levantarla. Alzó su espada para tomar impulso y de esa forma poder decapitarla más cómodamente. Pero cuando su espada bajó dispuesta a segar su vida, encontró una fuerte resistencia. Logan paró el golpe con su espada. -¡Nadie se mete con mi chica y menos una escoria traidora de su propia raza! -¡Cómo osas entrometerte sucio mortal! Los ojos de Logan se quedaron en blanco, sabía lo que eso le supondría, pero no tenía alternativa. El traje le otorgó su máximo potencial. De un revés partió la espada de Gricarius que quedó petrificado por el terror. Ordenó a varios oscuros que lo protegieran pero Logan acabó con ellos sin dificultad, mientras seguía avanzando hasta Gricarius. Irynae no podía creer que Logan estuviera allí luchando, cuando minutos antes se moría en la cama. Corrió hacia Straush que ya empezaba a recuperarse e intentaba levantarse del suelo. Agarró una espada y la clavó en el suelo y se puso de pie. Irynae lo ayudó. -¿Cómo es posible? Preguntó Straush. -Logan ha decidido sacrificarse por nosotros. Dijo Irynae llena de orgullo. Karsacry consiguió unificar las fuerzas vampiras que poco a poco rompieron el círculo que les impedía reunirse con Straush y el resto de su clan. Cuando vio a Logan luchando de forma encarnizada contra Gricarius, no pudo evitar empezar a gritar. -¡Bravo Logan! Has preferido morir luchando a morir tumbando en una cama. ¡Eres un auténtico guerrero! Láyonel también se percató de la presencia de Logan, pero se limitó a sonreír y seguir combatiendo. Jud consiguió zafarse de los oscuros y llegar hasta Straush. El bastión oscuro tomó dos espadas que encontró en el suelo y reanudó el ataque. Pero Logan parecía imbatible. Capítulo 25 El ejército vampiro recompuso filas, el círculo se cerró nuevamente atrapando en su interior a los oscuros que protegían a su bastión. Logan seguía luchando contra Gricarius que no conseguía librarse de él y mucho menos abatirlo. Straush estaba ya casi repuesto, Irynae y Jud impedían que los oscuros se acercaran a él. Oscuros y vampiros sucumbían a cada instante durante el combate. Logan cruzaba su espada contra las dos de Gricarius, pero este no podía hacer más que esquivar sus ataques y tratar de alejarse de él. Insistentemente llamaba a su guardia, pero Logan abatía a todo los oscuros sin perder el paso, siempre acechando a Gricarius. Por fin Straush se sintió repuesto y listo para el combate. Agarró a un oscuro del brazo y lo arrojó varios cientos de metros lejos de él. Irynae cortó la cabeza a uno que corría hacia Logan. Jud saltó sobre la cabeza de otro, con un giro de piernas en forma de tenaza le arrancó la cabeza. Resultaba curioso cómo a pesar de su apariencia frágil resultaba una temible adversaria. Karsacry embestía con su hacha de izquierda a derecha lo que creaba un pasillo por el que los vampiros avanzaron y rompieron las filas de los oscuros que aún quedaban en el interior de su formación. Con un giró de su hacha cercenó la cabeza a cuatro oscuros, mientras Láyonel se acercó por dé tras a dos oscuros los agarró por el cuello y les arrancó la cabeza. Julius les siguió corriendo mientras cortaba alguna que otra cabeza. Pronto el clan estuvo otra vez reunido cubriendo a Logan, para que ningún oscuro interfiriera en una lucha que ya parecía ganada. Logan propinó una patada tan feroz en el estómago de Gricarius, que este debilitado aflojó la presión de su mano izquierda y dejó caer contra su voluntad la espada. De un revés le cortó la mano derecha dejándolo desarmado e indefenso. Gricarius era suyo. Los ojos de Logan empezaron a mutar intermitentemente, estaba perdiendo las fuerzas. -¡Maldita sea aún no! Masculló Logan. Súbitamente empezó a perder la vista y comenzó a mover la espada de forma errática de un lado a otro. Gricarius se percató de su ceguera, esperó a que su mano derecha se regenerara, agarró una de las espadas y lo observó con detenimiento durante unos minutos. Caminó alrededor de él, disfrutando el momento. Cada vez se sentía más débil, las piernas le pesaban, los brazos ya no tenían fuerzas para sostener la espada y el sudor cubría su rostro. Gricarius de una patada le quitó la espada, luego le dio un puñetazo en la mejilla que le hizo caer al suelo. Comenzó a darle patadas en las costillas, deseaba pulverizar a ese maldito humano que lo había ridiculizado. Los oscuros se reagruparon una vez más para impedir que nadie interfiriera en la lucha. El clan trataba desesperadamente de llegar hasta Logan, pero todo fue inútil. Irynae pudo ver como Gricarius miraba a Logan con desprecio. Logan miraba de un lado a otro, indefenso y sin fuerzas. Gricarius agarró la empuñadura de su espada con ambas manos y hundió la hoja en el corazón de Logan, que apenas si pudo emitir una queja. Irynae gritó mientras las lágrimas la cegaban y el dolor quemaba su corazón. Gricarius se reía. Straush acabó con dos oscuros que obstaculizaban su paso y cruzó nuevamente las espadas con Gricarius. Irynae se quedó allí paralizada viendo el cadáver de Logan. Se había sacrificado por ellos, de no ser por él ahora ella estaría muerta. Camino hacia su cuerpo matando a todo oscuro que se cruzaba en su camino. Láyonel y Karsacry la cubrieron. Jud y Julius protegían la retaguardia de Straush. Irynae dejó caer la espada y se arrodillo junto a Logan que apenas si respiraba ya. Lo acunó en su regazo y lo besó. Estaba destrozada, nada le importaba ya. Acarició su cara con dulzura. -Tranquilo amor mío pronto pasara el dolor y descansaras. Dijo Irynae. -Te quiero Irynae. Siento no haber sido tu vampiro de ojos de fuego. La sangre que manaba de su boca le hizo toser. -Sólo un vulgar humano lleno de defectos. Logan cerró los ojos mientras un hilillo de sangre escapaba de sus ojos. Irynae gritó fuera de sí, con los ojos inyectados en sangre. Karsacry se acercó a ella y la agarró del brazo tratando de que se levantara y reaccionara. -¡Lucha Irynae! ¡Lucha! -Ya no quiero seguir viviendo. ¿Es qué no lo entendéis? -Entonces si no quieres luchar por ti... Lucha por tu clan. No nos abandones cuando más te necesitamos. De mala gana agarró su espada se levantó, se giró sobre si y cortó la cabeza a un oscuro que se le acercaba por las espaldas. Láyonel se tiró al suelo para esquivar las garras de varios oscuros, cortó las piernas a varios de ellos y al levantarse, amputó los brazos a otro. Karsacry se acercó para auxiliarle. Los oscuros habían roto las líneas nuevamente y los vampiros trataban de formar círculos más pequeños para proteger a los otros bastiones. El fin estaba próximo y los refuerzos no llegarían a tiempo. Lejos de allí los cielos se cubrieron por veinte aviones de transporte. El bastión de New York encabezaba las fuerzas. Por radio organizó el ataque. En las bodegas de los aviones, los vampiros afilaban sus espadas en silencio. Sus hermanos estaban muriendo a manos de una escoria que creían ya extinta. Valemorth bastión de New York urgió al piloto para que aumentara la velocidad, pero este le informó que no podía hacerlo sin que la integridad del avión peligrara. -¡Mande el satélite espía a las coordenadas del castillo! Ordenó Valemorth. Una trampilla en el morro del avión se abrió y dejó caer una pequeña bola negra, de la que surgieron unas protuberancias en forma de colas. De cada una de estas colas emergió una llama que rápidamente impulsó la esfera hacia el norte. En cuestión de segundos desapareció entre la bruma nocturna. La incertidumbre reinó entre las fuerzas de apoyo. Los bastiones hablaban por un canal privado, analizando la mejor estrategia para atacar al ejército oscuro, mientras barajaban la opción de que sus hermanos ya estuvieran muertos. Las dudas no tardaron en despejarse, cuando uno de los pilotos avisó a Valemorth para que mirara uno de los monitores. El satélite espía mostraba un castillo infestado de oscuros y una pequeña fuerza de unos doscientos vampiros que resistía en el interior del patio de armas. -¡Los están masacrando! Gritó Valemorth, impotente por no poder ayudarlos. La distancia aún los separaba demasiado, tardarían unos quince minutos en llegar y para entonces sería tarde dada la proporción del ejército oscuro. Gricarius reía ante la incapacidad de Straush y sus fuerzas para derrotarle. El camafeo lo dominaba en algunas ocasiones, pero no le importaba ya que le confería el poder suficiente para doblar sus fuerzas y capacidades. Pronto acabaría con Straush y su ya diezmado ejército. Láyonel miró a Karsacry, todo estaba perdido. El grueso de las fuerzas oscuras ya ocupaba el patio de armas casi al completo. La formación vampira era ahora un cúmulo de grupos que trataban de resistir, incapaces de reagruparse con las demás secciones. Capítulo 26 Irynae combatía llena de rabia, pero en el fondo estaba deseando que algún oscuro, consiguiera matarla y descansar para siempre. Straush seguía intentando acabar con Gricarius, pero lo único que conseguía era divertirle. Jud fue herida en el brazo izquierdo por un fuerte zarpazo y Julius a punto estuvo de perder la cabeza de no ser por la rápida intervención de Irynae que no dudó en atravesar con su espada la cabeza de un oscuro. El cansancio empezaba a dejarse notar en las filas vampiras, que seguían combatiendo sin esperanza pero incapaces de rendirse. Un haz de luz paralizó el combate, todos sin importar al bando al que pertenecieran miraron hacia la luz. Para sorpresa de todos, el cuerpo de Logan empezó a arder, primero eran unas pequeñas llamas casi imperceptibles, hasta que pronto se convirtieron en unas poderosas llamas que se unificaron en un enorme fuego de varios metros de altura. Lejos de abrasar e incinerar el cuerpo, este empezó a reaccionar hasta que acabó levantándose del suelo aún envuelto por las llamas. La herida en el pecho de Logan cicatrizó, sus músculos se tensaron y adquirieron una mayor definición. Sus ojos eran de fuego y una sonrisa mordaz se dibujó en sus labios. El fuego desapareció y Logan quedó a la vista de todos. Lleno de energía y vigor. Las uñas de sus manos empezaron a crecer hasta alcanzar una longitud de unos quince centímetros, eran largas y afiladas como cuchillos. Saltó hacia atrás y se internó en las filas de los oscuros, su velocidad era aterradora apenas si unos destellos dorados delataban sus movimientos. Con sus garras cercenó cabeza tras cabeza sin piedad, hasta que consideró que las fuerzas oscuras estaban en igualdad con los restos del ejército vampiro. Luego regresó a la zona donde Straush ya había renovado el combate con Gricarius. Irynae corrió hacia Logan y lo besó. Logan la miró ahora conocía la verdad, toda la verdad, pero no era el momento de compartirla con ella. -Pronto tendremos tiempo para nosotros, amor mío. Pero ahora tengo cabezas que cortar y un bastión con el que acabar. Irynae le sonrió mientas se alejaba dispuesta a combatir, sólo que esta vez lo haría con esperanza. Los aviones del imperio vampiro aparecieron surcando el cielo nocturno. Fueron descendiendo hasta alcanzar una altura óptima para el salto. Las puertas de las bodegas se abrieron y los vampiros se arrojaron espada en mano hacia el patio de armas. Gricarius contempló con horror la llegada de los refuerzos, con un ejército diezmado no le quedaba otra alternativa que huir. Se giró y saltó hacia una de las torres. Pero Logan lo interceptó y derribó de un puñetazo. Gricarius se dio de bruces contra el duro pavimento del patio, creando un pequeño cráter. Logan apareció junto a él, caminando tranquilo sin prisas, se podía notar que estaba disfrutando. Se inclinó sobre él y le arrancó el camafeo. Lo abrió y sacó los restos de la mano del verdadero bastión oscuro. La agarró con fuerza mientras de su mano brotaba un haz de fuego dorado que incineró aquella reliquia maldita. Los restos del ejército oscuro quedaron libres del control de Gricarius, se miraban entre sí incapaces de entender que hacían allí, como si hubieran despertado de un pesado sueño. Su forma de combatir se volvió individual, toda estrategia grupal era ahora inexistente lo que facilitó su exterminación. Los refuerzos ocuparon todo el patio de armas y las cercanías al castillo, evitando así que ningún oscuro pudiera escapar. No estaban dispuestos a correr el riesgo de que alguno sobreviviera y la historia se repitiera. Logan agarró a Gricarius del cuello lo levantó y lo arrojó contra uno de los muros del castillo. El clan dejó de combatir y recibió al bastión de New York, ahora todos contemplaban el combate entre Logan y Gricarius, mientras el renovado ejército vampiro acababa con lo que quedaba de las fuerzas oscuras. Logan saltó hacia el muro, observó como Gricarius intentaba huir, pero él lo interceptaba y derribaba de un golpe una y otra vez. Gricarius estaba exhausto, sin el poder del camafeo sólo era un vampiro más y desde luego no era rival para Logan, que ahora se había transformado en un ser sobrenatural de naturaleza aparentemente invulnerable. La sangre resbalaba por su cara, agarró una espada dispuesto a seguir combatiendo pero Logan agarró la hoja con la mano y la partió como si fuera de hojarasca. -Es inútil Gricarius, la guerra ha acabado. Tú ejército ha sido aniquilado. ¡Ríndete! -¡Jamás! Gritó Gricarius golpeando la cara de Logan con furia, pero este no pareció inmutarse. -Tal vez no pueda acabar contigo, pero si con alguien que te importa. Saltó hacia Straush que no tuvo tiempo de reaccionar o defenderse, de un golpe lo derribó mientras tomando una de las numerosas espadas que ahora cubrían el patio del castillo y que en su momento pertenecieron a vampiros caídos en combate y se dispuso a cortarle la cabeza. Logan agarró a Gricarius del hombro y lo lanzó contra el suelo. Caminó hacia él y se quedó mirándolo. Gricarius tenía uno de los ojos cerrados a causa del impacto contra el suelo. Se levantó lentamente dispuesto a plantar cara de nuevo. -¿Crees que la guerra ha terminado? Ni hablar, tú no sabes nada... habéis ganado esta batalla pero no la guerra. Yo sólo soy el primer eslabón de la cadena. Otro ocupará mi lugar. El imperio vampiro será aniquilado. -¡Tal vez! Pero tú no estarás allí para verlo. Hora de morir Gricarius. Logan cortó la cabeza a Gricarius de un zarpazo. La ceniza del vampiro cayó lentamente al suelo y con ella sus sueños de dominar el imperio vampiro. Straush agarró a Logan del cuello. -¡No puedo creerlo! ¿Pero cómo es posible? -No lo tengo claro Straush, pero tampoco es que me importe. Lo importante es que estoy de nuevo aquí. -¡Desde luego! Láyonel se acercó a Logan y le dio un abrazo. -Me alegro de que estés vivo. No tuvo tiempo de añadir nada más porque Jud saltó sobre Logan que la cogió al vuelo. -¿No me lo puedo creer, eres un súper vampiro? ¡Es fantástico!, me ha encantado como has desaparecido entre fogonazos dorados. Karsacry apareció por detrás de Jud, la cogió y la sacó de escena, mientras guiñaba un ojo a Logan. Julius le estrechó la mano. -¡Increíble! No hay duda de que sabes cómo hacer una entrada. -¡Ya me conoces! La modestia nunca ha sido mi fuerte. Rió Logan. Los bastiones que habían sobrevivido al combate, se acercaron para presentar sus respetos a su salvador. Logan se inclinó ante ellos en un inusitado acto de humildad, nada propio del excéntrico millonario. Pero lo cierto es que cuando mirabas a Logan a los ojos apreciabas un cambio, aunque mantenía su encantador sentido del humor que a todos irritaba, había algo más... sus ojos reflejaban sabiduría y sobre todo poder. Logan se acercó a Irynae la tomó en brazos y miró a Straush. -Si no tienes nada que objetar, me gustaría tomarme unas vacaciones junto a mi chica. Irynae lo miró encantada de escuchar aquellas palabras. -¡Desde luego! Os las habéis merecido con creces. Logan los miró a todos por última vez, sus ojos se incendiaron, apretó a Irynae contra su pecho y desaparecieron en un haz de luz. -¿Qué demonios es? No sé de ningún vampiro con esas capacidades. Repuso Valemorth. -Tal vez el emperador pueda aportar algo de luz sobre este asunto. Pero por el momento, contentémonos con que esté de nuestra parte. Capítulo 27 RUSIA CASTILLO YURIKOV Sentado frente a una chimenea de piedra, contemplaba el fuego un hombre de aspecto moderno. Tenía el pelo negro y corto, peinado para que le quedara de punta. Aparentaba unos cuarenta años, de tez pálida y cuerpo musculoso. Vestía una camisa de seda de color rojo, un pantalón negro hecho a medida y un cinturón de cuero negro con un águila en la hebilla Sonó el teléfono móvil que estaba en una pequeña mesita de cristal junto a él. Descolgó y se llevó el móvil a la oreja. -Señor... Straush está vivo, consiguió refuerzos y han acabado con Gricarius. -¡Maldito Gricarius! Le serví en bandeja al imperio vampiro, le proveí de un poderoso ejército y se ha dejado vencer por culpa de su maldita arrogancia. No supo medir las fuerzas de Straush. -¡Bien! Mantente en la zona hasta que te avise. -Señor hay algo más... -¿Qué ocurre? -Un vampiro con sus mismos poderes apareció justo cuando el ejército vampiro estaba perdiendo la batalla. De no ser por él, estoy seguro de que Gricarius habría vencido. -Investiga a fondo ese asunto y mantenme informado, pero pase lo que pase no te acerques a él. -Sí, mi bastión. El vampiro se levantó del sillón se acercó a la ventana y contempló el amanecer. Sus ojos eran de fuego con una tonalidad roja. -Esto va a ser interesante. Dijo sonriendo Arkanian el bastión de la casa de los malditos. Tony estaba sentado en la oficina del almacén, aún no se había mudado a la oficina central. Ser el dueño del imperio de Logan, le resultaba una dura carga pero aún era peor no saber que le había pasado a su amigo. ¿Seguirían aún con vida? ¿Por qué necesitaría de repente usar ese traje? Por una claraboya podía ver la luna, le relajaba mirarla. Tan bella y tan lejana. Escuchó el timbre de la puerta, cosa que le extraño. Conectó la cámara y quedó estupefacto al ver la cara de Logan. Corrió hacia la puerta, sin percatarse de que no llevaba las llaves. Cuando llegó se maldijo por lo bajo y corrió hacia su escritorio, cogió las llaves y regresó a la puerta. Nada más abrir abrazó a Logan que para su sorpresa no estaba solo, le acompañaba una bellísima mujer de ojos verdes y pelo negro largo y sedoso. -¡No puedo creerlo aún estás vivo! -Vivo no es la palabra exacta. Será mejor que te sientes, tengo que contarte algunas cosillas. -¿Qué cosillas? -Tú siéntate Tony los acompañó hasta una pequeña sala donde había un par de sillones. Se sentó en el más pequeño reservando el mayor para ellos. -Bueno cuenta, ya sabes que nunca he tenido paciencia. -Ella es la razón por la que me decidí a usar el traje y montar este centro secreto. -¿Ella? No te ofendas. Dijo Tony mirando a Irynae. ¿Pero qué tiene ella de especial como para usar un traje de combate? -¿Crees en los vampiros? -¡Por supuesto y en Papa Noel! Irynae no pudo reprimir la risa al escuchar aquella respuesta, tan típica de los humanos. -¿Te importa Irynae? Dijo Logan. Irynae puso los ojos inyectados en sangre y mostró sus colmillos a Tony. -He visto montajes más creíbles Informó Tony. Pero cuando la vio saltar sobre él y levantarlo en el aire con una sola mano, sus dudas cesaron. -Ok lo pillo. Te importa soltarme. Irynae lo dejó caer de golpe en el sillón. -Gracias. Dijo Tony ajustándose la ropa. Ahora entiendo lo del traje. Pero te veo con demasiado buen aspecto. A estas alturas deberías estar muerto o a punto de morir. -Lo cierto es que he muerto y para mi sorpresa he renacido. -¿El traje? Logan incendió sus ojos mientras le mostraba los colmillos y las garras. -Me temo que no. Soy un ser que ni siquiera mis amigos vampiros conocían. Necesitaré tu ayuda a partir de ahora. -¡Claro! ¿En qué puedo ayudarte? -Aunque estoy vivo, con mi nuevo aspecto no puedo hacerme cargo de mis empresas. Por lo que necesito que sigas tú tal y como convinimos al frente de ellas. Pero necesitaré dinero para los gastos que me vayan surgiendo en mi nueva vida. -Haré lo que me pidas. Respondió Tony sin dudarlo un segundo. Lo único que me importa es que aunque sigas siendo un bicho raro, ahora aún más raro si cabe, eres mi único amigo. -¿Por cierto ella tiene nombre? -Irynae. -Irynae un bello nombre para una bella dama. Aunque algo bestia para mi gusto. Dijo Tony sonriéndole. Hoy mismo abriré una cuenta personal y te sacaré una tarjeta sin límite. -Gracias Tony. -Es tu dinero amigo siempre ha sido así y siempre lo veré así. Pero te agradecería que de vez en cuando me hicieras alguna visita. -Cuenta con ello. Dijo Logan levantándose y dándole un fuerte abrazo. Irynae se limitó a sonreírle, salir de la sala y desaparecer por la claraboya del techo. Los dos amigos también abandonaron la sala. -Desde luego sabe cómo salir de escena. -Ya nos veremos amigo mío. Dijo Logan saltando hasta el techo, lo miró por última vez y salió fuera cruzando la claraboya. -Joder con Logan si ya era excéntrico. Ahora ya se sale de madre. Dijo Tony riendo, alegre de volver a ver a su amigo con vida. Pero el hecho de saber que los vampiros existían realmente le asustaba. Ya no volvería a salir a la calle con la misma confianza. Logan jugaba con Irynae saltando de tejado en tejado, provocándola para que le alcanzara. Ahora podían ser libres, sin las limitaciones propias de un humano y una vampira. Irynae lo alcanzó, le dio un tirón de pelo y le besó. Ahora ella se sentía completa, la inmortalidad no sonaba tan mal cuando tenías alguien a quien amar. -¡Uff! -¿Qué ocurre? Preguntó Irynae. -Tener novia está bien. Pero una novia inmortal... no sé si te podré aguantar tanto tiempo. Irynae lo agarró del pelo y le obligó a arrodillarse. -Estarás conmigo mientras yo lo desee. Ni más ni menos. -¿Y cuánto tiempo será eso? Irynae le susurró al oído -Hasta que me harte de jugar contigo. Logan la cogió en brazos y la besó. -Cuando empiece a enseñarte todos los jueguecitos que conozco, no querrás dejarme jamás. Irynae rió divertida, mientras Logan desaparecía con ella en un destello dorado. Capítulo 28 Polonia Montes Cárpatos Palacio de Miroslaw Lodhar estaba sentando en la antigua sala del trono del palacio. Su pelo gris le llegaba hasta los hombros, mientras un bigote más propio de los tiempos medievales se imponía como rasgo predominante, sin obviar su prominente nariz. Sus ojos azules reflejaban una candidez impropia de un vampiro. Su cuerpo no era muy esbelto, le sobraban algunos kilos y todo parecía dejar claro que hacía años que su aspecto físico dejó de importarle. Sus ropas gastadas y anticuadas, estaban manchadas por la sangre que resbalaba de su copa. Bebía torpemente y con desgana. La luz de la mañana entraba por la ventana, lo que anunciaba otro aburrido día en el que no haría nada salvo aparcar su pesado culo en aquel asiento de madera. No salía de la sala salvo que necesitara más sangre. Añoraba los días de caza, sus aventuras que le llevaron a recorrer todo el mundo. Ahora todo era tedio y desidia. Sintió un fuerte dolor en el pecho y la copa de cristal cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos y derramando su contenido por el suelo de mármol blanco. Lodhar se agarró el pecho, mientras esbozaba una sonrisa, sabía perfectamente lo que eso significaba. Corrió fuera de la sala y recorrió los largos pasillos del palacio gritando de alegría. No tardaron en aparecer una joven rubia y dos hombres corpulentos que parecían gemelos. -¿Qué diablos ocurre? Gritó uno de los gemelos. -Hermanos... nuestro bastión ha renacido. Dijo Lodhar. La mujer rubia sonrió pícaramente, mientras los gemelos se abrazaban. Desde una de las ventanas del pasillo apareció un hombre alto, delgado y de aspecto serio. -¡Haced las maletas! Si nuestro bastión ha renacido estará confundido, necesitará nuestra ayuda. Lejos de allí en el bosque cercano al castillo de Straush, Saloa espiaba a las fuerzas vampiras que aún quedaban allí. Vestía un atuendo de estilo árabe de color negro que recordaba a los tuareg. Desde las ramas más altas de un pino contempló toda la batalla y la victoria de los vampiros sobre los oscuros. Straush parecía organizar a sus bastiones, había perdido muchos hombres por lo que pronto debería iniciar la conversión de sus siervos para reforzar sus filas. Pero aquel ser con los ojos de fuego le intrigaba sobre manera. Arkanian su bastión solía tener los ojos de fuego pero era un fuego rojizo, pero los de aquel ser tenía una tonalidad dorada realmente bella. El ruido de uno de los motores de un avión de la flota vampira, lo sacó de sus cavilaciones. Los vampiros empezaban a replegarse, la situación estaba ya controlada y se disponían a regresar a sus bases. Saloa saltó al suelo y se alejó por la espesura, debía apresurarse y seguir a Straush. El sabría donde encontrar a aquel ser. Straush ordenó a Láyonel que avisara al resto del clan, pronto partirían camino a la mansión. Debían iniciar su reconstrucción, al fin y al cabo había sido su casa desde hacía cientos de años. Karsacry fue el primero en seguir a Láyonel, Julius dejó de flirtear con una vampira y siguió a la comitiva. Jud parecía estar algo despistada, lo que indicaba que tenía hambre. Julius la tomó del brazo y la obligó a seguirlos. Straush comprobó el estado de su clan y todos juntos se alejaron del castillo. El último de los aviones cerró la compuerta de la bodega y despegó. La formación se fue diluyendo hasta dividirse en secciones que emprendieron la marcha en diferentes direcciones. Cada bastión ordenó el regreso a su base, la misión estaba cumplida y al menos por el momento el imperio vampiro seguía intacto. Cuando el clan llegó a la mansión quedó desolado. Straush nunca había visto aquel bello edificio en tan mal estado. Las ventanas estaban rotas, la fachada ennegrecida y gran parte de las plantas superiores habían sido devoradas por el fuego. Por suerte una de las ventajas de los vampiros no era otra que su larga vida. Una vida que daba para acumular riquezas suficientes para levantar un país o derrocarlo. Straush no era una excepción, en cuanto agarrara un teléfono tendría un arquitecto y todo un ejército de albañiles, fontaneros, electricistas y carpinteros trabajando en la reconstrucción. -¡Quedará como nueva! Dijo Straush. -Pues ya de paso, podríamos poner una sala de cine con sonido 7.1 e imagen Hd. Comentó Jud animada. Straush la miró divertido. -A mí... me gusta el canal cocina me gustaría contratar televisión por cable. Dijo Karsacry algo colorado. -¿Canal cocina? Somos vampiros no comemos. Replicó Julius. -Ya pero me gusta ver como mezclan los ingredientes y hacen tartas. Me gustan los colores de las tartas. ¡Qué pasa! Gritó molesto Karsacry. Láyonel ladeó la cabeza al ver lo blandito que era el duro de Karsacry. -¡Está bien chicos!, Tendréis lo que pedís Os lo habéis ganado. Jud saltó de alegría y Karsacry sonrió disimuladamente, pensaba aprender a cocinar dijeran lo que dijeran. Luego se lo daría a un hogar de jubilados que solía visitar de vez en cuando. Hasta Karsacry tenía su lado sensible. Straush contempló a su clan por unos instantes, estuvo realmente cerca de perderlos, a todos sus magníficos hijos. -¡Gracias Logan! Pensó Straush. Se sintió enormemente agradecido al pensar, que ahora nada impediría que el amor entre Irynae y Logan crecería hasta convertirse en una leyenda. Capítulo 29 A Irynae le resultaba increíble no poder seguir el ritmo de Logan, su humano la había superado y se había convertido en un semi dios. Verlo saltar de un tejado a otro, con aquella elegancia y rapidez, le hacía sentir no sólo orgullosa sino también segura. Recordó cuando se interpuso entre Gricarius y ella, impidiendo su muerte. Estaba en su lecho de muerte y decidió sacrificarse para pasar sus últimos instantes de vida junto a ella, protegiéndola. Verlo ahora tan vivo, tan feliz, saltando de un lado a otro sin dejar de mirarla y sonreírle, le daba la vida. De repente Logan se paró en seco, parecía tenso y preocupado. Irynae saltó al tejado de madera donde estaba él. -¿Qué te ocurre te veo preocupado? -Tengo hambre. Dijo Logan. -No te preocupes, te llevaré a una de las clínicas donde nos darán unas cuantas bolsas de sangre. -¡No lo entiendes! ¡Tengo hambre! Me comería ahora mismo una hamburguesa enorme, con dos o tres raciones de patatas chips. Irynae lo miró confundida, los vampiros no comían alimentos humanos sólo bebían sangre. -¿Qué soy Irynae? Parezco un vampiro, pero mis poderes no son como los vuestros y sigue pareciéndome repugnante la idea de beber sangre. -Tranquilo, tenemos todo el tiempo del mundo para descubrir que eres. -¿Seguro? ¿Y si no soy inmortal como tú? ¿Y si sólo me quedaran unos meses o unos años de vida? Irynae lo abrazó y le besó en la mejilla. -Pues disfrutemos el tiempo que estemos juntos, en lugar de pasarlo preocupados por el futuro. -Tienes razón, perdona siento mi cuerpo en revolución. Mi mente ya no es mi mente, tengo recuerdos de otras vidas, de otros tiempos y sin embargo no los identifico como míos. Sé de lo que soy capaz y como dominar mis poderes, pero sigo sin saber quién soy. Tengo claro que mi nombre no es Logan, pero poco más. Logan se quedo pensativo durante unos minutos. -Irynae, volvamos a mi apartamento, donde nos conocimos. Dijo Logan tomando a Irynae de la mano. Irynae asintió y juntos emprendieron el camino. Cruzaron las azoteas de varios rascacielos y cuando llegaron al que estaba más próximo al edificio Madison, Logan la cogió en brazos y saltó hasta la cornisa del salón. Abrió la ventana rompiendo el cierre y ambos entraron dentro. Todo estaba tal y como lo dejó, aunque claro está, su empleada de hogar había limpiado sus destrozos. Irynae lo giró y le besó apasionadamente, ya había esperado demasiado. Le arrancó la ropa con movimientos rápidos y precisos, cosa que excitó sobre manera a Logan. -Muy bien preciosa ahora me toca a mí. Irynae sólo percibió un destello, cuando bajo la mirada estaba desnuda. Le dedicó una sonrisa viciosa mientras caminaba hacia el dormitorio. Logan contempló cómo se alejaba, era un espectáculo digno de ver y teniendo en cuenta que estuvo a punto de morir, se permitió deleitarse con las vistas. Irynae se echó sobre la puerta del dormitorio, indicándole con el dedo índice que se acercara. Logan no lo dudó caminó hacia ella y la llevó a la cama. Era fantástico verla allí tumbada con aquellos preciosos ojos llenos de deseo, mostrando aquella recién descubierta debilidad. Se tumbó a su lado, pasó la mano por su pierna de tacto sedoso, adoraba hasta su color blanquecino. Ella se giró y sus pechos quedaron en contacto directo contra el cuerpo de Logan que tuvo que contenerse para no hacerle el amor en ese mismo instante. Sus besos ganaron en intensidad, mientras Logan acariciaba su espalda. Sus bocas llenas de deseo deseaban ser exploradas por sus lenguas y poco a poco el deseo fue ya incontenible. Logan se echó sobre Irynae que abrió sus piernas, mientras lo atraía hacia ella. Se unieron en lo más íntimo. A cada roce de sus cuerpos ambos perdían un poco el control. Los ojos de Irynae se volvieron rojos, mientras los de Logan se convirtieron en fuego. Ya no harían nunca más el amor como los humanos, ahora podían dar rienda suelta a su deseo sin miedo a dañar al otro. Irynae lo miraba mientras lo sentía dentro de ella, jamás había sentido nada igual, sus movimientos eran ahora poderosos y llenos de energía, pero sus cuerpos así lo exigían. Cerca del clímax del acto Logan la besó con toda su pasión, hasta que juntos sintieron una emoción que casi les hace llorar. Logan no tenía ni idea de que sería de ellos, pero lo que tenía claro es que quería estar junto a ella, pasara lo que pasara. Fue entonces cuando tuvo una visión. En el campo de la provenza francesa, vio los dos soldados a Irynae cuando era apenas una adolescente. Y algo más... Logan se apartó de Irynae la besó y le acarició el pelo. -Acabo de recordar algo... -¿Qué? -He visto a los dos soldados que te atacaron. Logan se levantó y caminó hacia el armario. Abrió la puerta de la derecha y rebuscó en el altillo, hasta que sonrió, había encontrado lo que buscaba. Sacó una caja alargada de unos ocho centímetros de ancho y se la entregó a Irynae, que no entendía nada. Abrió la caja retirando la cubierta superior y quedó boquiabierta. Ante ella estaba la espada con empuñadura de oro que portaba el vampiro de ojos de fuego que la salvó. Miró a Logan aún sorprendida. -Fui yo... quien acabó con esos soldados y no es lo único que recuerdo. A partir de ese momento, empecé a espiarte a escondidas, velando por ti. Te vi crecer y convertirte en una bella dama. Recuerdo tu último cumpleaños, todos celebraban alegremente aquel día, el sonido del piano, las copas de champán, la gente bailando. Tu sonrisa, ese día me enamoré de ti. -¿Y por qué no me lo dijiste? Protestó Irynae. -Eras humana, no podía condenarte a una vida eterna. -Pero pudiste presentarte como un humano, pudimos conocernos, yo deseaba conocerte. -Lo siento pero temía hacerte daño. Cuando mi amor pudo más que mi razón regresé. Vi la mansión en ruinas, te busqué con desesperación pero nadie supo darme una explicación, todos afirmaron que tanto tú como tu familia murieron en ese incendió. Fue tal el dolor que sentía, la culpa por no haber estado allí para salvarte que ni los años ni los siglos mitigaron mi dolor, hasta que finalmente renuncié a mi inmortalidad y renací como humano. Sin poderes ni recuerdos. Ahora entiendo porque dentro de mí todo iba mal y tenía esos deseos de morir. -Straush quemó la casa y lanzó el rumor de que habíamos muerto el día en que finalmente nos convirtió en vampiros. Nosotros supimos que él era un vampiro desde el primer momento, pero él insistió en que viviéramos una vida humana hasta tener una edad más adecuada para la inmortalidad. -No sabes lo que significa para mí tener estos recuerdos y verte viva junto a mí. Irynae lo abrazó, mientras lo besaba con dulzura. -Lo importante es que ahora estamos juntos y nadie podrá ya separarnos. -Te amo Irynae y siempre te amaré. Logan la besó con todo su amor e Irynae le correspondió llena de pasión. Ahora su vida era completa y por primera vez en siglos ambos podrían ser felices, tal vez para siempre. ¿FIN? OTRAS OBRAS DEL AUTOR Una semana de lujo (Un amor prohibido) La debilidad del marine Table of Contents Dedicatoria Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 OTRAS OBRAS DEL AUTOR CONTACTO