Coplas del mate I Después que tú lo has besado, mi viril paciencia aguarda que la bombilla me diga lo que tu boca me calla. Ayer fue flor de cumplido, y luego flor de amistad; hoy le ha florecido un beso en el tallo de cristal. Dame un mate con espuma, y, por ser tuyo, de miel; yo te lo haré suspirar entre mis labios de sed. Amargo fue el primer día y muy dulce fue después; ahora vuelve a ser amargo: ¡el mate es como el querer! Como la ausencia de frío, como la ausencia de largo; mujer que no ceba bien no tendrá amor a su lado. Déjame cebarme solo mi mate junto al fogón; tengo yerba de recuerdos y azúcar de un viejo amor. En la rueda de comadres el mate salta que salta; aquí deja una ilusión; allí da su puñalada. Dichoso será el varón que tenga un amigo fiel, un mate y un buen amor. El mate me ha serenado tu beso madrugador y tu condición de amiga, que es la mejor condición. ¡Qué linda estás con el mate bajo el parral matinal! Es como un hijo pequeño que de tu pecho me das.