Prepárese para nadar

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Prepárese para nadar
El apoyo de compañeros ayuda a
que los amputados se zambullan
Volumen 17 · Número 6 · Octubre 2007
Edición especial
por Élan Young
Traducción al español: The BilCom Group
inMotion Volume 17 · Issue 6 · October 2007:
Get Ready to Swim: Peer support helps amputees take the plunge
English Version is available in Library Catalog
“Probablemente no se
preocuparía por lo que
piensan los demás si supiera
cuán poco piensan en
usted”.
Olin Miller
Cerca de un año después de que Christina Skoski sufriera la amputación de su pierna, a los 15
años, se encontró sentada junto a la piscina de un complejo turístico donde sus padres la
habían llevado a pasar unas vacaciones en familia. Mientras que otros chicos chapoteaban y
jugaban, la joven con una hemipelvectomía estaba sentada y miraba, sudando con su prótesis
y muriendo de ganas de saltar a la piscina. Su madre, que notó su incomodidad, le dijo: “No
seas tonta, sabes que quieres zambullirte”. Lo hizo, y en
ese acto de valentía se dio cuenta de que los beneficios de
disfrutar una actividad que le encantaba superaban los
temores de lo que las demás personas pensarían de su
amputación. Desde entonces actúa de ese modo.
Si bien las miradas de los extraños pueden incomodar a
una persona, Skoski, que logró convertirse en médica y
ahora ocupa un lugar en el Comité Médico Asesor de la
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ACA, ha aprendido a deshacerse de ellas.
“Lo miran a uno porque es diferente. Pero, al cabo de 10 minutos, ¿qué importa? Usted está
haciendo sus cosas, ellos hacen las suyas”, dice. Con el tiempo, su experiencia le ha
demostrado que las dos reacciones principales de los extraños en la piscina surgen por
curiosidad o admiración.
Jeff Cain, médico, otro de los asesores médicos de la ACA y miembro de la junta directiva, es
amputado bilateral por debajo de la rodilla y nadador deportivo. Medio en broma, medio en
serio, explica que afronta las miradas de las personas quitándose los anteojos. Al igual que
Skoski, su experiencia le ha demostrado que si bien las personas pueden ser curiosas, no
tienen la intención de hacer daño, y que la mayoría son compasivas.
Cain y Skoski están de acuerdo en que
la imagen corporal constituye la mayor
barrera para que los amputados entren
al agua. Al margen de las dificultades
mecánicas de entrar en la piscina o
adaptarse a nuevas brazadas, nadar en
piscinas públicas puede intimidar. Es
un lugar en el que los amputados —si
se sienten acomplejados— no pueden
ocultar su dismetría a los demás.
Como consecuencia, muchos
amputados no nadan y,
lamentablemente, no experimentan los
beneficios de una actividad que
implica deshacerse del peso y que puede liberarlos momentáneamente de una prótesis
molesta.
La Conferencia Anual de la ACA del 2007 ofreció por primera vez una sesión de natación en
un entorno seguro para que los amputados aprendieran, unos de otros, acerca de la alegría y
las dificultades que supone la natación. Cain y Skoski, junto con Kellye Campbell, antigua
miembro del Comité Médico Asesor, dirigieron la sesión con Fred Lamback, representante
del equipo estadounidense de Natación para Discapacitados. La sesión demostró que el apoyo
de compañeros daba tanto resultado como una demostración física práctica.
Lo que impresionó a Skoski fue la buena disposición general de los nadadores
experimentados para ayudar a otros amputados. “Todos los amputados que se sentían
cómodos en el agua se acercaban a los extraños y les preguntaban: ‘¿Necesita ayuda?’”,
comenta. Campbell notó que por lo menos 10 amputados que eran nadadores deportivos
tomaron la iniciativa de ayudar con la sesión; sin embargo, algunos amputados solo asistieron
para mirar. “Creo que fue una buena señal. Al menos lo consideraron”, cuenta. “Observaron
cómo se desenvolvían otras personas y tal vez conversaron con algunos de los entrenadores”.
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Los miembros de la ACA Jim y Deb Ramage asistieron a la sesión de natación y les
entusiasmó participar en su actividad física favorita y alentar a otros amputados para que
concurran a la piscina local. La pareja se conoció cuando tomaban clases de buceo, antes de
que Jim sufriera la amputación bilateral por encima y por debajo de la rodilla. Aunque había
pasado su vida nadando y anteriormente había sido socorrista del Ejército, Deb recuerda cuán
difícil fue para él volver al agua. “A Jim le llevó dos años sentirse cómodo nadando en una
piscina pública, pero ahora nadamos todo el año”, cuenta. “Con el tiempo, sentimos que si
otras personas no se sentían a gusto viendo a un amputado, era problema de ellos, no nuestro”.
Los fisioterapeutas no amputados también
ayudaron acercando a los participantes al
agua o sacándolos de allí. Puesto que no
todas las piscinas cuentan con una bajada
gradual en el extremo poco profundo, es
necesario utilizar la fuerza de la parte
superior del cuerpo para salir de la piscina,
especialmente en el caso de los amputados
bilaterales de extremidad inferior. De hecho,
Campbell recuerda que algunas de las
personas que concurrieron a mirar tenían
esta preocupación. “Sabían que podrían
entrar pero no estaban seguros de poder salir”, cuenta.
Las personas que necesitan ayuda personalizada de este tipo pueden encontrarla a través de
las sesiones de fisioterapia que fortalecen la parte superior del cuerpo. Muchos centros
fisioterapéuticos cuentan con piscinas o se puede encontrar capacitación personalizada en un
gimnasio. Otras personas solo necesitan dispositivos de ayuda como salvavidas y flotadores.
Skoski aconseja ser abiertos y preguntar acerca de los recursos. “A las personas les encanta
ayudar”, dice.
Cain cree que los amputados necesitan salir y ser tan activos como puedan. “Es útil contar con
compañeros que comprenden las dificultades, pero en mi experiencia, la mayoría de los
amputados no pertenecen a un grupo grande de apoyo de compañeros”, señala. Sin embargo,
si las personas están dispuestas a buscar más allá del apoyo de otros amputados, piensa que lo
encontrarán. “Muchos notarán que su grupo de apoyo se extiende a la comunidad deportiva”,
dice. “Las personas que valoran el buen estado físico lo valoran por lo que significa, y
apoyarán a otras personas que comparten esa creencia y que trabajan superando sus
dificultades físicas”.
Lamback hace hincapié en que nadar es una actividad deportiva ideal para todas las personas.
“En la natación intervienen todos los grupos musculares principales, mientras que la mayoría
de las otras actividades utilizan grupos específicos”, puntualiza. Para sacarle el máximo
provecho a la actividad, aconseja que los amputados siempre usen el muñón, cuando sea
posible, ya sea un brazo o una pierna. “La idea de que exista algún tipo de propulsión es
mejor que su ausencia total”, comenta.
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Si los amputados investigan las instalaciones con anticipación y formulan preguntas, podrán
evaluar lo que será mejor para ellos. Por ejemplo, mientras que Cain se quita sus prótesis
junto a la piscina, Skoski utiliza muletas para acercarse hasta la piscina. Algunas piscinas
pueden ofrecer una elevadora mecánica que puede ser operada por un socorrista, lo que
facilita la entrada y salida de la piscina. Además, son cada vez más frecuentes los vestuarios
familiares para que los esposos o cuidadores puedan ayudar a las personas a cambiarse o
ducharse. Asimismo, existen formas creativas de que los bañadores se ajusten bien al cuerpo.
Algunas personas con hemipelvectomía y amputación de cadera simplemente pueden cubrir el
hueco de la pierna del bañador con un trozo de tejido, mientras que otras personas con
amputaciones altas por encima de la rodilla pueden optar por pantalones bermudas sobre sus
bañadores. Cada amputado puede encontrar una estrategia propia para su comodidad y
conveniencia, pero la seguridad siempre es la consideración más importante.
Los amputados pueden minimizar las lesiones utilizando el sentido común y poniendo en
práctica los siguiente consejos para la seguridad:
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Nunca nade solo.
Los amputados que tienen una sola pierna no deberían saltar. Saltar no solo puede
ocasionar caídas, sino que también puede dañar la rodilla y las articulaciones de
cadera sanas.
Proteja el pie sano con calzado acuático para evitar roces e infecciones micóticas.
Los calcetines protésicos pueden proteger al muñón de superficies duras.
Cuando nade al aire libre, utilice pantalla solar, especialmente en el muñón.
Cuando lleve las muletas cerca de la piscina, asegúrese de que las puntas no vayan a
deslizarse en superficies resbaladizas. Considere llevar muletas de madera cuando
vaya a la playa, puesto que la arena y la sal pueden corroer las muletas de metal.
Utilice dispositivos flotadores de ayuda, según sea necesario, para proporcionar
estabilidad, equilibrio y comodidad en los diferentes niveles de profundidad del agua.
Una de las sesiones más populares de la Conferencia Anual de la ACA del 2007 fue
“Natación divertida y deportiva”. Hubo una gran demanda de parte de los amputados de
aprender técnicas de natación, independientemente de cuántos años hiciera que no entraran en
una piscina. Los Ramage estaban entusiasmados con poder ayudar a que una participante
nadara por primera vez en 30 años. “Se iluminó su cara con una enorme sonrisa cuando la
ayudé a agarrarse de la tabla y a moverse”, cuenta Deb. La ACA espera ayudar a que más
personas vuelvan a descubrir la alegría de nadar ofreciendo la sesión de natación en futuras
conferencias, a la vez que utilizará la opinión de los participantes para mejorarla año a año.
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