COMO LA DEPENDENCIA ECONOMICA CONDICIONA LA

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COMO LA DEPENDENCIA ECONOMICA
CONDICIONA LA REALIDAD POPULAR
URBANA EN CHILE
Documento escrito por Diego Palma, sociólogo, y Teresa Quiroz, trabajadora social, para el Departamento Urbano de la
Escuela de Trabajo Social.
c1
lý-
El valor de la teoría
La sociedad no está constituida sólo por
hombres viviendo juntos, sino que éstos están referidos en relaciones, más o menos
permanentes, que ligan a los hombres en una
totalidad dinámica. Esta red social determina a las personas aunque no las define absolutamente y -por lo tanto- los problemas
de los individuos son siempre problemas de
la sociedad.
Esta estructura no resulta evidente; lo que
nosotros conocemos son fenómenos sociales:
síntomas que manifiestan al tejido estructural y que llaman la atención hacia la necesidad de reformular una red de unificación
que les confiera pleno sentido.
El modo de reconstruir la sociedad para
conocerla, influve en las diversas estrategias
para trabajar sobre ella. Si las diversas teorías que se han empleado se redujeran a la
tipología más simple, resultarían dos tipos
fundamentales: las que privilegian el análisis desde la producción y las que parten de
la consideración del consumo (eY ejemplo
más claro es comprender los grupos sociales
como clases, diversamente insertadas en el
proceso de producción, o como estratos, ubicados en distintos lugares respecto a los ingresos, a la educación, etc.). Pero debe
quedar claro que estas alternativas son ca-
minos para acceder al conocimiento y que,
por lo tanto, no tienen la misma lógica ni
están determinadas a coincidir con los pasos
que deba seguir la práctica de transformación de esa sociedad.
De hecho, producción y consumo están referidos el uno al otro en el conjunto de la
sociedad y así los considera el análisis económico.
En la práctica social ha sucedido que la adhesión a una de las dos estrategias de conocimiento, trasladada -indiscriminadamente y
a priori- al orden de la transformación de la
realidad, ha resultado en proyectos más ideológicos que científicos y que han empujado
al trabajo social a errar el blanco.
Por eso, este trabajo no pretende centrarse
sobre una ubicación teórica de "1o urbano" o
de "la industrialización", sino que busca recoger algunos rasgos, que la iluminación teórica aporta a estos procesos tal como se han
realizado en Chile, y desde allí descolgarse
para escrutar cómo ese proceso ha marcado
a distintas facciones del movimiento popular,
con características propias, que encauzan
en ciertos determinantes a las posibilidades
de éxito en la transformación de esa realidad.
La interpretación y explicación teórica del
fenómeno social exige su inclusión en una
reformulación coherente del conjunto de la
sociedad que lo influyen y lo determinan.
Es necesario entonces, explicitar aquellos
,aspectos que enmarcan inmediatamente el
fenómeno "movimiento popular en Chile" y
que al mismo tiempo, la ligan con esa visión
totalizante, homogénea y comprensiva que
llamamos teoría.
La dinámica y las características de nuestra
estructura social se definen y se entienden
al interior del marco de la dependencia.
No resulta perfectamente claro a qué se
refieren los distintos autores -que constituyen un universo muy abigarrado- cuando
hablan de dependencia.
La problemática surgió originalmente como una crítica contra el supuesto metodológico que buscaba interpretar a los países
subdesarrollados según las etapas recorridas
por las economías desarrolladas (así nuestra
industrialización latinoamericana correspondería a ciertos aspectos del proceso europeo
durante el siglo XIX), y que las pautas de
los sistemas políticos, social y económico de
Estados Unidos y de los países de Europa
occidental anticipan el futuro de nuestras sociedades. Dependencia vino a llamar la atención respecto al hecho de que los ,procesos
en América latina asumen un caracter de
resultado imprevisto frente a las pautas clásicas. Cabe sefialar que esta denuncia constituye el aspecto más acabado y coincidente
de la "literatura de la dependencia".
En un segundo momento de la comprensión, el concepto indica la necesidad de entender los fenómenos estructurales en América latina, considerando la vertebración de
nuestras economías con los centros hegemónicos.
Comprender y teorizar
estrategia de la dependencia
Desde su colonización, Latinoamérica fue
integrada a la división internacional del trabajo y al sistema mundial en una condición
periférica y oprimida. La historia americana
ha sido la de las posibilidades económicas,
sociales y políticas a que nuestros países han
sido empujados por los cambios que, en los
niveles hegemónicos del sistema, experimentan las modalidades concretas del modo de
producción capitalista (1).
Los cambios de centro o los desplazamientos de poder de una facción de la burguesía
a otra, supusieron siempre requerimientos
distintos respecto de aquello que los países
dominados podían ofrecer para las necesida-
des de la dominación, tanto desde el punto
de vista de los recursos naturales a ser explo.
tados, de las formas de organización de las
relaciones de producción, como de las formas
de organizar la dominación política apta
para responder a estos requerimientos.
Así, el perfil de la realidad de los países
dependientes es el resultado del modo según
el cual la situación del nivel dominadlo podría ser utilizado para los fines concretos de
los intereses de la dominación.
"Dependencia" aparece ahora como una
estrategia que las ciencias sociales deberían
seguir para aproximarse a la problemática
de nuestro continente.
Al recorrer este camino, los estudios sobre
realidad han manejado la noción de "dependencia", por lo menos, en dos encuadres distintos. Por una parte el que insiste en la subordinación nacional respecto a intereses foráneos y, para el cual, la noción de "dependencia" cumple una función de denuncia y
de no-explicación científica de los procesos
latinoamericanos; más que tina herramienta
útil al análisis de realidad, el concepto se
emplea ideológicamente, como expresión de
las aspiraciones nacionalistas y traduce la
búsqueda de un desarrollo nacional capitalista (2).
Un segundo grupo ha privilegiado el foco
en torno a las particularidades nacionales
que brotan del impacto de la economía metropolitana sobre la nuestra. En tanto, el problema central para este grupo, son las relaciones de dominación en que se organizan
las relaciones de producción y político-sociales. La noción de "dependencia aquí, es un
concepto integrado a un cuerpo teórico, elaborado para el análisis de los fenómenos del
modo de producción capitalista en su polo
deprimido (3).
El enfoque que aquí empleamos se asimila a la última posicion: se trata de descubrir
las características particulares que aparecen
en los muchos trabajadores insertados en esta
economía intervenida, de modo particular,
en su proceso por los intereses extranjeros.
Industrialización chilena en
óptica de la dependencia
No interesa a los propósitos de este trabajo, entrar a delinear la historia del capitalismo dependiente en Chile. Sólo cabe llamar
la atención sobre ciertos desarrollos del pa-
sado, en la medida en que. contribuyen a la
situación que hoy se pretende enfrentar.
Las características dependientes como se
desarrolló la industrialización luego de 1940
(substitución de importaciones), vino a remachar una tendencia secular de la dinámica estructural de nuestras economías que lleva a concentrar altos ingresos en un sector pe.
queño de población.
Las modalidades de nuestro desarrollo supone el trasplante automático de tecnologías
evolucionadas a las nuevas iniciativas industriales; siendo nuestra disponibilidad de mano de obra y capital diversas de las economías centrales, resulta que esas tecnologías
sólo pueden asumirlas los sectores más poderosos.
Las consecuencias son dobles:
a) Concentración progresiva del capital,
que se presiona a producir, en los sectores
productores de bienes de consumo que pertenecen a la primera industrialización (4).
b) Depreciación de los salarios ya que la
tecnología excluyente de mano de obra incrementa la oferta de fuerza de trabajo y
consecuentemente, baja la capacidad de negociación de los sectores obreros (5).
Según la CEPAL, el 5% más rico se apropia del 25,4% de los ingresos, mientras el 50%
más pobre sólo percibe el 15,6%.
En un segundo momento, la situación reseñada condiciona las características que
asume el crecimiento económico ya que constituye un mercado interno muy particular:
la estructura productiva industrial se refiere
cada vez más a la demanda que proviene de
los sectores de altos ingresos. En una tendencia común con muchos países latinoamericanos, la expansión de nuestra producción
industrial se orienta principalmente hacia las
ramas de bienes intermedios y bienes de capital, que deben producirse con una tecnología muy mecanizada.
Por otra parte la desigual distribución del
ingreso ha incrementado la producción de
bienes de consumo duradero de tipo suntuario, mientras crecen lentamente las industrias
de consumo corriente.
Esta tendencia se ve sobredeterminada
por la afluencia del capital extranjero a la
manufactura. El proceso de concentración
del capital genera, al interior de economías
subdesarrolladas, un foco industrial progresivamente tecnologizado que llega a ser presa apetecible para las empresas multinacionales.
Theotonio dos Santos señala al año 1962
como el umbral en que se empieza a manifestar en Brasil esta tendencia del capital central a trasladarse de inversiones tradicionales
en recursos básicos, hacía la manufactura
dinámica y generar así una "dependencia de
nuevo carácter".
En Chile la tendencia es posterior. Las
inversiones directas de Estados Unidos en
Chile crecieron levemente entre 1961 y 1964
(27 a 30 millones de US$), pero desde 1965
al 68, se triplicaron: 68 millones este último
año (6).
Lo que se ha querido destacar es cómo
se ha ido remachando una tendencia que,
aunque emerge como una situación de trabajo, se comunica a nivel de empleo, a la
distribución de ingresos y por ende, a las
posibilidades de consumo. Las características del desenvolvimiento de la industrialización dependiente, marcan el perfil y las posibilidades del movimiento trabajador.
Pedro Vuskovic lo resume así:
«... diversas investigaciones recientes coinciden en caracterizar el modo de funcionamiento de la mayoría de las economías latinoamericanas, y particularmente la chilena,
como determinante de un patrón de desarrollo necesariamente 'concentrador y 'excluyente" en el sentido de que lleva inevitablemente a una concentración creciente de los
frutos del crecimiento en determinados estratos socioeconómicos y, como contrapartida, a la marginación de otros estratos de la
población y sectores de la economía" (7).
Para lo que a nosotros interesa, este estilo
significa que se crean focos de avanzada
tecnología y alta productividad, en tanto que
segmentos importantes de la economía han
ido quedando al margen del proceso de tecnificación.
"Un grupo de estos estratos constituye lo
que pudiera calificarse como sector 'moderno, del que forman parte las unidades económicas que operan con formas relativamente eficientes de organización, productividad creciente y niveles tecnológicos y de
dotación de capital por persona ocupada relativamente altos. En el otro extremo, subsiste un sector que pudiera calificarse de
'primitivo', constituido por unidades económicas que trabajan a niveles bajísimos de
productividad, casi sin utilizar ningún tipo
de mecanización, con una densidad insignificante de capital y en las que las tecnolo-
gías en uso son extraordinariamente atrasadas (8).
Estos focos son reales (no sólo distinciones analíticas en un continuo). En el caso
chileno alrededor del 18% de la fuerza de
trabajo está incorporada al sector moderno,
en el que se genera 54% del producto total,
en tanto que casi un cuarto de esa fuerza de
trabajo se ubica en actividades "primitivas"
en las que se genera menos del 4% del producto.
Mayoría de los trabajadores
marginados de la economía
El universo trabajador también aparece
partido: un subconjunto se vio integrado al
polo dinámico; en cambio, hay una mayoría
que resulta, lógicamente, excluida, ya que la
máquina tiende a multiplicar productividad
eliminando mano de obra.
Un estudio en torno a la naciente industria petroquímica (controlado en un 70, por
la Dow Chemical), señala "El programa petroquímico diseñado para Chile, que está
íntimamente ligado al capital y tecnología
extranjeros y que totaliza aproximadameute
160 millones de US$, con cuatro grandes
complejos que en total reúnen 11 plantas,
ocupará sólo alrededor de 950 personas" (9).
Este sector marginado está a su vez internamente estratificado: hay marginados absolutos que carecen de trabajo estable y hay
otros que se ubican en el polo primitivo de
la producción, tanto de bienes de consumo
como de servicios.
Las cifras de la desocupación en Chile
muestran claramente esta nueva dicotomizaclon.
DESEMPLEO TOTAL EN 1970
A Desempleo
B Desempleo
A + B Desempleo
D Subempleo
abierto aparente
abierto en los inactivos
abierto total
o desocupación disfrazada
MILES DE
PERSONAS
% DE LA
FUERZA TRABAJO
17
150
320
590
5,4
4,6
10,0
18,4
910
28,4
Confeccionado con datos de ODEPLAN e ILPES por Stephany Novy, El desempleo en Chile, Mensaje NQ 195,
Dic. 1970, p. 579.
Como un paréntesis quisiéramos llamar la
atención sobre el hecho siguiente: la revolución tecnológica hace que inevitablemente
una proporción considerable de mano de obra
(que sin duda tiende a aumentar) sea arrinconada en un nivel de actividad económica
cuya significación para la productividad del
sistema es nula o decreciente.
O sea, que el proceso de marginalización
de mano de obra opera paralelamente a la
marginalización de un conjunto de roles que
son los únicos a los que tiene acceso una
alta proporción del sector popular.
Por ser este proceso un subproducto de la
incorporación creciente de la tecnología en
el proceso de producción, este dinamismo es
irreversible en la estructura actual de relaciones de producción. En este sentido, el fenómeno que se ha denominado "marginaliza-
ción" no se agota en las funciones clásicas
que se asignaban al "ejército industrial de
reserva" (que consistían en sostener la oferta de fuerza de trabajo cuando le exigiera
los crecimientos cíclicos de la economía), ya
que esta población excedente no es recuperada hoy por el sistema (10).
Es esta condición intrínsecamente marginalizante la que lleva a la crítica radical a
la estructura y que, previo a cualquier adhesión ideológica o sentimental, obliga a adoptar el punto de vista de los sectores dominados.
La estratificación popular y
sus características
Hemos llegado a distinguir tres grupos
fundamentales en el universo popular.
1.- Los sectores integrados al polo dinámico de la producción;
2.- Mano de obra marginalizada del sector productivo, pero incorporado a empresas
de menor capacidad financiero-tecnológica;
3.- Sin trabajo.
Se tratará de identificar algunas de las
características más relevantes que marcan a
cada uno de estos sectores y que permite
establecer los campos concretos de trabajo y
algunas líneas directrices hacia donde este
trabajo podría orientarse.
Conviene advertir que la teoría sólo puede
postular algunas de estas características en
cuanto parecen homogéneas con el proceso
reseñado hasta aquí; lo que sigue no son
recetas acabadas, sino pautas pra acercarse a
la realidad. Es la investigación empírica y el
trabajo de terreno el que debe ir agregando
carne y sangre al esqueleto que aquí diseñamos.
Se ha señalado que el tipo de industrialización altamente tecnologizada implica una
absorción limitada de mano de obra. Si a
este hecho se suma un nivel salarial relativamente alto (11), se implica que este sector
de obreros industriales se constituye en un
grupo privilegiado dentro de los sectores populares, lo que indicaría no sólo una situación de hecho, sino que también se manifiesta a nivel de la conciencia y del comportamiento político.
Los estudios empíricos respecto a este sector destacan aspectos importantes:
Están altamente correlacionados con la
participación sindical. En el sector textil alcanza a 72,57%; en el papel, 80.13%; caucho,
96,62%; metalúrgicos, 83,98%; metales básicos,
100%; máquinas eléctricas, 71,16% (12). La
tasa de sindicalización en la industria no es
tan baja como comúnmente se supone. Según
Guerrieri, en las industrias que pueden agruparse, alcanza a 57,58%; sin embargo, "estos
grupos difícilmente logran establecer un liderazgo sobre la totalidad de los sectores
populares apovándose en su propia capacidad organizativa; es su propio carácter de
grupo relativamente privilegiado lo que se lo
impide; su tendencia es establecer alianza
que precisamente permitan la mantención de
su relativo privilegio" (13).
Hay una heterogeneidad de la clase obrera que proviene de la heterogeneidad misma
de la estructura industrial.
Salarios condicionan lucha obrera
Otro aspecto altamente correlacionado con
el anterior es la diversidad en el monto de
los salarios obreros: una encuesta CORFO
en Santiago mostró en 1957 que los ingresos
suben en la medida que aumenta el tamaño
de la industria.
Lógicamenite, estas industrias del foco
moderno exigen obreros de mayor calificación y, puede esperarse que estos trabajadores constituyan un estrato que goza de
mayor estabilidad en el trabajo (14).
El supuesto sería que esta diferenciación
en la situación de clase se traduce en diversidad en la conciencia obrera y por consiguiente en las posibilidades de comportamiento político-social.
Respecto al grupo que estamos analizando
(18% de la fuerza de trabajo total), muestra
gran actividad y disciplina en el plano economicista. Participan en el movimiento sindical pero, en la medida en que logran hegemonía, reducen la acción sindical al forcejeo
reivindicativo (reajustes, beneficios).
Aníbal Pinto, señala que en estas condiciones, la inflación chilena "es agente de
desunión del universo popular en la medida
en que abre un margen entre los grupos que
pueden seguir el carrusel inflacionario y
aquellos que, en la periferia, no pueden siquiera participar en la ronda" (15).
Este grupo (que según el análisis clásico
formaría "vanguardia" obrera), en estas condiciones presenta inclinaciones marcadas a
integrarse al sistema y a no referir su problemática a la del resto del sector popular.
Según el sondeo sobre conciencia subjetiva
de clase realizado por Touraine y Godoy en
las minas de carbón y Huachipato, mientras
entre los primeros sólo el 14% se identificaba
con la clase media, sube al 51% entre los acereros; tanto el estudio que comentamos como
el de Guerrieri aludido anteriormente, concluyen que en las empresas modernas se da
un sindicalismo activo v orientado a la integración del obrero en la sociedad.
Este sector debe ser abordado a través del
trabajo (empresa-sindicato).
Si se pretende superar el reivindicacionismo, interesarán particularmente aquellos sindicatos liderados por los sectores menos favorecidos dentro de la empresa (que estando
en industrias "modernas", poseen características de especialización, nivel de remuneraciones, estabilidad en el trabajo, más bien
similares a las del grupo que consideramos a
continuación).
El polo tradicional proporciona ocupaciones que exigen muy baja o ninguna calificación y, por tanto, tienden a ser muy inesta-
bles.
Existe a este nivel un margen de desproporción entre la oferta de trabajo (a la que
se suman los cesantes) y la demanda, lo cual
se traduce en salarios muy bajos.
Mucihas veces estos ingresos salariales
constituyen sólo parte de los ingresos familiares (pololos, señoras que lavan, etc.).
Notas bibliográficas
(1) Cfr. Celso Hurtado. La Economía Latinoamericana desde la Conquista Ibérica hasta la Revolución
Cubana, ed. Universitaria, Stgo. 1969. Para el caso
chileno, la obra clásica es Auíbal Pinto, Chile, un
caso de desarrollo frustrado, ed. Universitaria, Stgo.
1958, cfr. También un trabajo corto y excelente:
Jorge Leiva, El sector externo, los grupos sociales y
las políticas económicas en Chile 1830-1940, CESO,
Stgo. 1970 (mimeo).
(2) Esta variante aparece en las obras de Celso
Hurtado, Osvaldo Sunkel y Helio laguaribe. En
esta misma tendencia se ubica el discurso de Gabriel Va!dés cuando entrega los acuerdos de CECLA
al presidente Nixon y la exposición al Congreso del
ministro Américo Zorrilla del 27-XI-70 (el inciso 2
del Cap. 1 se denomina "la economía chilena es una
economía dependiente).
(3) Además del trabajo primitivo de Fernando H.
Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y Desarrollo
en América latina, ed. siglo XXI, México, 1968. Se
incluyen en esta tendencia los estudios (le Theotonio
Dos Santos, Aníbal Quijano y Francisco Weffort.
Un tercer grupo unipersonal estaría constituido
por André Gunther Franko con quien no se identifica ninguno de los anteriores, pero que parecería
identificarse con el primer sector.
(4) Los estudios empíricos recientes no dejan
duda de un proceso enteramente anormal de concentración del capital en las manufacturas de consumo. Cfr. Oscar G. Garretón y Jaime Cisternas, Algunas característicasdel proceso de la toma de decisiones en la gran Empresa: Servicio de Cooperación
Técnica, Stgo. 1970.
(5) Mientras el ingreso nacional por persona entre 1950 y 1961 subió de índice 100 a 118,7, el
sueldo vital bajó de 100 a 81,5 en el mismo período.
Aníbal Pinto, Chile, una economía difícil. Ed.
F.C.E., México 1964, p. 41. Según Helio Varela, Estratificación Social de la población trabajadora en
Chile, Escuela de Economía U. de Chile, la participación de los obreros bajó en esos años del 30 al
25,5% del ingreso, la patronal creció de 43,6 al 49,3%.
(6) Los datos, asi como la estrategia de ubica-
ción para lograr el máximo dominio con esas inver-
siones aparecen en Orlando Caputo y Roberto Pizarro. "Dependencia e Inversión Extranjera en Chile,
CESO, Stgo. 1970.
La CORFO señala: "En los últimos años se han
visto vitalizadas ramas que hasta el año 65 no habían recibido aporte alguno, como son la fabricación
industrial de sustancias y productos químicos, industrias básicas del hierro y del acero y construcción de
maquinarias, equipo y accesorios eléctricos". División de Planificación Industrial "El Estatuto del Inversionista (D.F.L. NQ 258) y su signl.ficado en la
industria chilena". Publicación NQ 18, 1969, D. 14.
(7) Pedro Vuskovie. Distribución del Ingreso y
opc iones de Desarrollo. Cuadernos de la Realidad
Nacional, N9 5, Sept. 1970, p. 41.
(8) Ibid.
(9) Jaime Estevez, "Industria petrolera y Petroquímica" citado por Caputo y Pizarro. La tecnología (Know-how) es propiedad privada de las grandes empresas multinacionales que las descubren en
sus propios centros de investigación; estas empresas
trasladan esta tecnología a los países dependientes y
se contabiliza como parte del aporte de capitaL. En
el caso de la Petroquímica, casi el 10% del aporte
Petro Dow equivale a Know-how.
(10) Sobre esta concepción y estudios posteriores
a Veckemans sobre la "marginalidad", Cfr. losé Nun.
Superpoblación relativa, ejército industrial de reserva
y masa marginal. Revista latinoamericana de Socio!ogía, Julio, 1969, p. 178; Aníbal Quijano, Redefinición de Dependencia y Marginalización en América
latina, CESO, Stgo., 1970.
(11) Faletto y Rui7 señalan que "la tasa de expansión para la economía nacional es de 4 a 5% di
aumento anual, se pueden encontrar ritnos de crecimiento del 8% o más en el sector moderno", lo cual
constituye, al menos la posibilidad de gratificación
a los trabajadores de este sector sin amenazar la
acumulación de plusvalía. Cfr. Enzo Faletto y
Eduardo Ruiz, Conflicto Político y Estructura Social,
Centro de Investigaciones Socio!ógicas, U. de Clile,
1970, (minico).
(12) Aldo Guerrieri, Consideraciones sobre los
Sindicatos Chilenos; ILPES, Santiago, 1968.
(13)
Faletto y Ruiz, op. cit. p. 22.
(14) Como dijimos anteriormente, estas son conclusiones lógicas que deben ser refrendadas y afinadas por el trabajo en terreno. La reformulación de
este esquema en función de la experiencia obtenida
en 1971 puede significar un verdadero aporte a la
inteligencia del tema.
(15) Aníbal Pinto, Estructura Social e Implicaciones Políticas. ELACP. FLACSO, Santiago, 1970.
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