Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia ¿CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS A COMPORTARSE? Todas las conductas, las adecuadas y las inadecuadas, dependen de sus consecuencias. Si una conducta es reforzada, es esperable que dicha conducta se mantenga en el futuro, si una conducta no es reforzada o por el contrario es castigada, es esperable que dicho comportamiento desaparezca del repertorio conductual del niño . Los comportamientos desobedientes que manifiestan los niños se mantienen porque son reforzados en la interacción padres hijos, tanto positiva como negativamente. VARIABLES IMPLICADAS CONDUCTAS NEGATIVAS: EM LA APARICIÓN Y MANTENIMIENTO DE 1.- Características propias de los padres: habilidades de comunicación, de control, de solución de problemas, de manejo de la tensión, etc. Los padres de los niños desobedientes son, generalmente, menos asertivos y menos consistentes en sus órdenes. Muestran más dosis de conductas agresivas y aversivas. 2.- Características de los hijos: Presencia de mayor o menor actividad, patrones de sueño y comida regulares o no, mayor o menor reactividad ante los esstímulos, déficits en habilidades sociales, en solución de problemas, sesgos cognitivos (interporetación hostil de las situaciones). 3.- Características de la interación: problemas familiares, conyugales,... 4.- Externos a la familia: situación laboral, grado de ajuste social de los padres,... ¿CÓMO SE INSTALAN LAS CONDUCTAS EN EL REPERTORIO DE UN NIÑO? La mayoría de las conductas que sirven al bebé cuando nace para su adaptación y supervivencia, son conductas disruptivas (llorar, gritar, patalear), permiten al bebé controlar la conducta de la madre para satisfacer sus necesidades básicas: ”El bebé tiene hambre, llora y la madre acude”. Pero a medida que el niño crece ha de ir sustituyendo esas conductas rudimentarias por habilidades de comunicación más evoluciuonadas( expresar verbalmente la queja o la petición). En algunas circunstancias los padres pueden favorecer que los hijos sigan empleando esas conductas como formas de controlas la conducta de los padres en lugar de utilizar conductas más adecuadas. Si los padres siguen atendiendo cuando el niño manifiesta esas conductas disruptivas en vez de enseñar y reforzar las conductas adecuadas del niño, consiguen que las inadecuadas se mantengan y perpetúen, mientras, no saben y no son reforzadas conductas más evolucionadas y adecuadas. En muchas ocasiones los padres se preguntan, ante las conductas de desobediencia de los hijos, ¿por qué me habrá salido tan desobediente? 1 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005 Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia Más allá de los factores heredados, los genéticos o los biológicos, podemos afirmar que los niños aprenden a comportarse. Para entender cómo se produce este aprendizaje del comportamiento humano, hay que tener presente que: las conductas que exhiben los adultos y los niños dependen de las consecuencias que esas conductas producen tanto para uno mismo como para los demás. De forma que, los comportamientos que provocan consecuencias positivas tienden a repetirse en un futuro, mientras que aquellas conductas que producen consecuencias negativas tienden a hacerse menos probables, y que las conductas que no provocan ninguna atención tienden a extinguirse. Consecuencias positivas: reforzadores Consecuencias negativas: castigos Reforzadores positivos: premios Castigo positivo: Castigo Reforzadores negativos: ceder Castigo negativo: Coste de respuesta No existencia de consecuencias extinción de conducta Consecuencias positivas: reforzadores Las consecuencias positivas que siguen a una conducta se llaman reforzadores porque ayudan a reforzar y fortalecer la conducta. Existen dos formas básicas de reforzar una conducta: 1.- REFORZADORES POSITIVOS: La conducta va seguida de un premio o una recompensa material o social. Las consecuencias positivas que siguen a una conducta, los premios hacen que la conducta sea más probable en el futuro. Cuando un niño come solo, ordena su cuarto, hace los deberes,...y sus padres le premian por ello es más esperable que el niño repita esas conductas en el futuro con frecuencia y aprenda a realizarlas de modo sistemático. 2.- REFORZADORES NEGATIVOS: Es el otro modo de reforzar una conducta. Es cuando una actuación pone fin a una situación desagradable, cuando la consecuencia positiva de una conducta es la desaparición de esa situación aversiva. Cuando un niño no quiere comer determinados alimentos y se queja, llora, grita,...y los padres para que no lo haga más, ceden, le permiten que no coma los alimentos en cuestión, esas conductas de rechazo ante los alimentos se ven reforzadas, porque provocan que los padres cedan a la presión de la conducta negativa del hijo, con lo cual, las conductas de rechazo serás esperable que se vuelvan a manifestar en el futuro, ya que han tenido consecuencias positivas para el niño que no come los alimentos. La conducta en este caso produce un alivio en cuanto a que pone fin a una situación aversiva y el alivio es un potente reforzador. Tanto los reforzadores negativos como los positivos constituyen consecuencias positivas de una conducta, fortalecen ese comportamiento y hacen que sea más probable que vuelva a aparecer en el futuro. 2 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005 Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia Para un eficaz uso de los reforzadores hay que tener en cuenta que: 1.- La recompensa o refuerzo es más eficaz cuando se administra de forma inmediata después de la conducta que queremos reforzar y que cuanto más pequeño es el niño menos aguanta la espera. 2.- En las primeras fases de instauración de una conducta, el reforzador ha de aplicarse de forma continua, es decir siempre que aparezca la conducta que queremos reforzar. 3.- En las primeras fases de instauración de una conducta, es importante que al niño le resulte fácil obtener el reforzador con el fin de que se implique más en la realización de la conducta: mucho refuerzo para poco esfuerzo. 4.- Gran parte de las conductas que queremos enseñar son complejas, se componen de varios pasos. En los primeros momentos no podemos esperar a administrar el reforzador hasta que la conducta esté conseguida en su totalidad y con perfección, habremos de ir reforzando cada uno de los pasos conseguidos. 5.- Una vez establecida la conducta los reforzadores han de irse administrando con menos continuidad y pasar a ser intermitente, es decir, no aplicar el refuerzo siempre que se da la conducta sino solo a veces o cada cierto tiempo. De esta forma la conducta se consolida mejor porque el niño no sabe cuando va a aparecer el reforzador y sigue manifestando la conducta con la esperanza de que éste aparezca. 6.- Todos, niños y adultos, necesitamos el refuerzo y la aprobación de los otros. Si alguien no la recibe o es insuficiente, manifestará alteraciones y deficiencias en su conducta, desarrollo y adaptación al medio. Si pensamos que los niños tienen la obligación de portarse bien y evitar portarse mal, podemos incurrir en una equivocada manera de utilizar los reforzadores; si no reforzamos las conductas positivas, porque creemos que son una obligación, no aumentaremos sus posibilidades de que se den con más frecuencia en el futuro, y a la vez, quizás estamos cediendo en situaciones en las que el rechazo y mal comportamiento del niño ante determinadas circunstancias nos impulsan a actuaciones de compensación o de hacer por ellos o de acabar de una vez con el lloriqueo que refuerzan esas conductas negativas, con lo cual aumentamos su probabilidad de que aparezcan en el futuro. Con lo expuesto nos damos cuenta de cómo, sin ser muy conscientes de ello, conseguimos lo contrario de lo que deseamos: anulamos las conductas positivas y las hacemos cada vez menos probables y aumentamos la fuerza de las negativas y su probabilidad de aparición. Consecuencias negativas: castigos Las consecuencias negativas que siguen a una conducta reciben el nombre general de castigos. Existen dos formas de castigar una conducta: 1.- Haciendo que una conducta vaya seguida de un estímulo o situación aversiva: insulto, azote, bofetada, burla,...Este es el castigo positivo y su administración tiene como consecuencia la reducción rápida e inmediata de la conducta problema. Cuando un niño insulta a su padre, si este le da un cachete en la boca, es muy probable que la conducta de insultar al padre no se vuelva a repetir en el futuro. 2.- Haciendo que la conducta vaya seguida de la retirada de una recompensa que el niño había conseguido previamente. Esto se llama castigo negativo o coste de respuesta: a la realización de la conducta le sigue un coste para el sujeto. Cuando un niño pega a su hermano y su madre le castiga a no ver la tele o a no retirarle 20 céntimos de la paga del domingo. Esta es la forma clásica en que entendemos el castigo. 3 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005 Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia En el caso de que nos veamos obligados a utilizar el castigo tendremos que tener en cuenta una serie de consideraciones: 1.- Para que sea eficaz ha de ser intenso, (con los problemas éticos que pueden derivarse en el caso de los castigos físicos, puede ocasionar daños físicos, el niño puede pensar que no sirve para nada, provoca reacciones negativas en contra del que los impone con lo que puede quedar dañada la relación afectiva entre el niño y su educador, el castigo enseña lo que no debe hacerse pero no enseña lo que debe hacerse, al aplicar el castigo ofrecemos al niño un modelo a seguir, haciendo legal su uso) 2.- Para que sea eficaz en la reducción de una conducta es necesario que se aplique de forma inmediata a la misma, para que el niño pueda establecer una relación directa entre la conducta y sus consecuencias. 3.- Conviene que el castigo sea breve, ya que, si no, acaba perdiendo su carácter aversivo, el niño se acostumbra a él y ya no sirve. 4.- Para que sea eficaz ha de aplicarse todas y cada una de las veces que se produce la conducta inadecuada. 5.- Es muy conveniente combinar el castigo con el refuerzo de conductas adecuadas de forma paralela. No existencia de consecuencias extinción de conducta Cuando una conducta no provoca consecuencias, cuando no tiene ningún efecto, tiende a desaparecer En el caso de que una conducta negativa aparezca por primera vez, si la madre no hace caso de ella, si no la atiende, no muestra interés o no presta atención, es de esperar que el niño no la aprenda, porque desde el principio no ha sido reforzada, y no llegará a consolidarse en el repertorio conductual del niño. En el caso de que la conducta negativa ya se haya reforzado antes y esté consolidada en el repertorio del niño pero la madre decide ignorarla, la reacción será un agravamiento de la conducta y hasta es posible observar un cambio a peor, con comportamientos incluso agresivos. Si después del empeoramiento la madres persiste en no reforzarle ni atenderle, entonces es posible esperar que la conducta negativa vaya disminuyendo al no conseguir durante mucho tiempo ningún tipo de reforzamiento. Si la madre cede y no se mantiene en el programa de extinción ante el agravamiento de la conducta, esta situación enseñará al niño que puede conseguir las cosas mostrando comportamientos cada vez más inadecuados. Para maximizar la eficacia del procedimiento de retirada de atención conviene: 1.- Evitar el contacto ocular con el niño o hacerle algún gesto no verbal (gesto, mueca,...) 2.- No mantener ningún contacto verbal con él. Si decide ignorarle no debe decirle nada, reprochar, sermonear,... pueden ser reforzadores. 4 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005 Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia 3.- No mantener ningún contacto físico ny si él se le acerca lo mejor es apartarse de él sin decir nada. 4.- Es importante comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comience y dejar de hacerlo cuando la conducta inadecuada termine, sin hacer ninguna referencia a lo sucedido. 5.- Hay que tener presente que la retirada de atención es un procedimiento de extinción y que es esperable que en los primeros momentos de su puesta en marcha se produzca un aumento de la frecuencia de la conducta y un agravamiento de la misma. 6.- Es necesario ser paciente, éste es un procedimiento lento y que produce una reducción paulatina de la conducta, que requiere paciencia y esfuerzo por la persona que lo lleva a cabo. 7.- Es necesario mantener la retirada de atención de forma constante hasta que desaparezca la conducta. Si no se hace así la conducta podría recibir refuerzo intermitente, lo que hará que se mantenga la conducta durante más tiempo. 8.- Este procedimiento no debe ser empleado en aquellas conductas que puedan suponer un daño para el propio niño o para otros, así como para conductas que queremos que desaparezcan pronto, ya que es un procedimiento eficaz pero lento. ¿QUÉ OCURRE CUANDO CONTRADICTORIAS? LAS CONSECUENCIAS SON Las consecuencias pueden ser diferentes e incluso contradictorias por varios motivos: 1.- Pueden cambiar en función de la situación: una conducta puede ser reforzada en un lugar y en un momento y no serlo en otro lugar o/y otro momento. Jugar al fútbol se puede reforzar en el patio del colegio y ser castigado en calse o en casa. En estos casos, tan evidentes, los niños acaban discriminando cuando sí y cuando no pueden hacer qué cosas y donde sí y dónde no. 2.- Otras veces no es tan fácil que el niño discrimine porque las circunstancias son muy similares y la misma conducta es, a veces, reforzada, a veces, castigada y, otras veces ignorada. Si un niño es castigado cuando trepa por el sofá de su casa en alguna ocasión, pero en otra no se le dice nada y otra vez se le rie la gracia de ser travieso, el niño no sabe cuál va a ser la consecuenccia de su conducta . 3.- Otras veces el casdtigo y el refuerzo se dan en la misma secuencia: primero se le castiga y luego, por sentir remordimientos, le digo que es por su bien que eso no se hace, ... 5 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005 Departamento de Orientación http://www.almedia.org/orientacion [email protected] Colegio Almedia 4.- Otras veces entre los padres no hay acuerdo en el modo de reaccionar ante la conducta del niño, de modo que uno castiga y el otro refuerza o uno no apoya la actuación del otro. En estas condiciones el niño, no puede aprender a comportarse: No puede prededir las consecuencias que va a tener su conducta o su comportamiento. Estas actuaciones impiden que el niño internalice las pautas de comportamiento que los padres pretenden enseñarley que aprenda qués e puede hacer y qué no. Además, estas situaciones generan desconcierto e inseguridad. También que el niño saque ventajas del desacuerdo y de la incosnsistencia de sus educadores, lo cual refuerza la conducta desobediente. Es importante recordar que: Para que un niño aprenda es necesario que un misma conducta tenga siempre el mismo tipo de consecuencias, dado que esto permitirá al niño distinguir lo que está bien de lo que está mal, lo que se quiere que haga y lo que no. La inconsistencia, la inconstancia y el desacuerdo son los peores enemigos de los padres que pretenden educar a los hijos de una manera coherente. A fin de que las técnicas que utilicemos para el control de la conducta de nuestros hijos resulten más eficaces, es conveniente reforzar las conductas positivas que el niño emite, y sobretodo aquellas que son contrarias a la que se pretende eliminar: - Modelar más de una alternativa positiva - Seleccionar los refuerzos positivos más adecuados al niño - Aplicar el refuerzo positivo de forma constante - Suprimir totalmente el refuerzo de la conducta a eliminar - Instaurar paso a paso la conducta positiva, en el caso de que no tenga ninguna alternativa - Mantener en lo posible el programa en todos los contextos en los que se produzcan las conductas. 6 Isabel Sanchis Martínez junio de 2005