h. el hombre y las fábulas

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H. EL HOMBRE Y LAS FÁBULAS
I. QUÉ CUENTAN LAS FÁBULAS
EL HOMBRE Y SU IMAGEN
Un hombre que se amaba a si mismo sin rival posible- ¡su fealdad era tanta!-,
en su mente se tenía por el más hermoso del mundo, acusando siempre a los
espejos de falsos y viviendo muy feliz en su error profundo.
Para curar al hombre, la oficiosa Suerte dondequiera le ponía ante los ojos
esos mudos consejeros de nuestras damas: espejos en las casas y en las tiendas,
espejos en los bolsillos de los petimetres y en los cinturones de las mujercitas. ¿Y
qué imagina nuestro Narciso? Ocúltase en los sitios más escondidos que hallar
puede, sin atreverse a afrontar con ningún espejo la aventura. Pero en lugares tan
apartados, alimentando por una fuente pura, discurre un canal donde el hombre se
ve, y en el momento se irrita. Piensa que sus ojos contemplan una quimera vana, y
evita en cuanto puede esa agua cristalina. ¡Mas es tan bello el canal, que no lo deja
sin pena!
Bien se ve a dónde me dirijo: a todos hablo; esa extrema pasión, cada cual la
cultiva. Nuestra alma es ese hombre enamorado de sí mismo. Tantos espejos son
los defectos ajenos, retratos fieles de nuestros propios. Y cuanto al canal mentado,
las Máximas son de vuestro libro.
(La Fontaine Libro 1º. Fábula nº 11)
Es evidente que la participación del hombre se hace imprescindible en el
mundo de las fábulas. Él es el centro de ellas, entiéndase como protagonista o como
beneficiario, destinatario de ellas a través de las máximas que se exponen para que
una vez asimiladas sea capaz de ponerlas en práctica.
En cuanto el hombre adquiere el protagonismo, éste puede tener relación con
un ser semejante de hombre a hombre, de mujer a mujer, de hombre a mujer o
viceversa acercando al lector situaciones comunes de la vida.
Así, se cuestionan aspectos de la conducta humana para denunciarlos si son
defectos a la condición o para engrandecerlos si son virtudes las que se quieren
resaltar. En todo el maremagnum de relaciones se encuentra el ser humano como
centro y nada se escapa a su intervención o finalidad. Si la primera fábula se
centra en el conocimiento de cada uno y de la autoestima; la segunda, la novia
serpiente, de Hartzenbusch que como Esopo en la comadreja y Afrodita, afronta la
misoginia; tema al que recurren otros autores.
Hubo en cierto país antiguamente
una niña encantada
que era mitad mujer, mitad serpiente;
fuera de esto bonita y hacendada.
Un mágico eminente
no dudó sostener que lograría
el vínculo feliz del matrimonio
la figura quitarle del demonio.
Casaron, pues, a la señora mía;
y la que media sierpe fue de soltera
luego que recibió las bendiciones,
se volvió sierpe entera;
y el día de la boda en un descuido,
por poco no se come a su marido.
¡Cuántas hay, sin que tengan el encanto
que ejercen la hermosura y los doblones,
que en pronunciando el sí del nudo santo,
se vuelven culebrones!
Otra de las características de las fábulas es la intervención de otros seres
animados o no que intervienen como protagonistas para poner de relieve ciertos
aspectos negativos a la condición humana.
De esta forma el ser humano está libre de tener que tomar decisiones o actuar
consecuentemente dejando esa responsabilidad a otros que son quienes exponen los
defectos, pecados de la condición humana; de esta manera, al hombre sólo le queda
reflexionar y obrar en consecuencia.
Una nueva característica se descubre inmediatamente dentro de las fábulas
que hay que tener presente en cada momento de lectura, estudio y finalidad, su
conservadurismo; dejando a cada cual en el lugar que le corresponde sea en el
aspecto social, cultural o en ambos a la vez. Puede decirse que las fábulas poseen
una dosis evidente de inmovilismo.
El carácter didáctico de las fábulas alude al grado de conocimiento del ser
humano. Así, encontramos fábulas para personas que están en la fase de
aprendizaje, niños y adolescentes; y otras fábulas, para los adultos que
teóricamente deben poseer un conocimiento amplio basado en la experiencia. El
carácter didáctico intenta enseñar a los más jóvenes y actualizar el conocimiento a
los adultos; de esta forma se cumple con una de las finalidades de las fábulas
II. TIPO DE FÁBULA
Esta fábula y todas las de este tipo por las relaciones que tienen los
personajes pertenece a la categoría 2 B, esto es, son las fábulas que tienen como
personajes principales al hombre / mujer en su condición o calidad de se humano.
Son estas fábulas las que postulan los defectos del ser y las formas de cómo
modificar esta actitud no sólo para buscar su felicidad sino también para la de los
que están sujetos a sus caprichos y exigencias, ya sean animales o seres del renio
vegetal.
A veces, las fábulas, poseen características propias de una literatura popular
y otras, sus influencias más sobresalientes claramente literarias. Esta, sin embargo,
posee de ambas influencias y se explica claramente en las citas que se hace de
Narciso, la Suerte y de las Máximas. De la influencias popular, las expresiones del
espejo, sus efectos y la vana importancia que debe tener.
En términos generales podemos afirmar que en las fábulas en las que
interviene el se humano se pueden agrupar en: etiológicas, de situación, populares
y literarias. Brevemente releamos la fábula de Samaniego El ciudadano pastor:
... El joven temeroso
de que tal vez le diese
con el fiero garrote
que por cayado tiene,
sin chistar más palabra,
huyó bonitamente,...
... -¡Oh Nise fementida!
-
exclama-. ¡Cuántas vedes,
siendo niña, querías
que yo te recogiese
la fruta con rocío
de mis manzanos verdes!...
Sin lugar a dudas, en esta fábula pueden condensarse muchas de las
características que se han expuesto hasta ahora en torno a las fábulas; la parte
popular, con expresiones propias del rango; la parte literaria, con las alusiones a
Virgilio; y por supuesto, la enseñanza que encierra cada fábula.
...Que es un solemne loco
todo aquel que creyere
hallar en la experiencia
cuanto el hombre nos pinta por deleite.
III. MOTIVO, TEMA Y PERSONAJES
Todo álbum que se precie al hablar de fábulas debe tener un capítulo especial
que se dedique a la posición del ser humano, representado en la mayoría de las
ocasiones por el hombre, con respecto de sí mismo y de las cosas que le rodean.
Existen fábulas con la intervención exclusiva de este ser –el hombre- que según la
fábula de Zeus y los hombres, Esopo, núm. 119 es el único que está dotado de
inteligencia; aunque todos la posean en la misma proporción. En otra titulada Los
hombres y Zeus, Esopo, núm. 56 este le concede la razón para distinguirlo del resto
de los animales que poseen la fuerza, la habilidad.
Profundizando un poco más en el conocimiento de la fábulas esópicas,
existen apólogos que estudian temas referentes a la condición humana: El pícaro,
núm. 49; El fanfarrón, núm. 50; El canoso, (viejo), núm. 51; El náufrago núm. 52;
El ciego, núm. 53; El embustero, núm. 54...
La vanidad, la envidia, la ambición son los temas preferidos de las fábulas
para tratar de las relaciones entre los hombres. Cuando las fábulas oponen al
hombre a seres supuestamente inferiores los temas que resaltan son la violencia y
la maldad. Así de manera pusilánime concluye su actitud, la del hombre, para con
los inferiores.
Las fábulas que tienen como protagonistas al género humano tienen como
denominador común la oposición entre los posibles actores del diálogo. Por una
parte uno de los intervinientes matiza los aspectos positivos de la vida, la hacienda,
la salud, etc.; el otro, por el carácter de mutabilidad propone nuevas acciones con
nuevos interrogantes; para cumplir o lograr los objetivos no tiene prejuicios en su
forma de resolver los asuntos; es la actitud negativa con todas las posibles
carencias del ser humano puestas en escena.
El decorado de cada fábula se inscribe, aparte de esa dualidad, en aspectos
cotidianos del género humano; la profesión que cada hombre debe ejercer en su
vida; las relaciones que ha tener con la pareja o con los hijos, en definitiva la vida
familiar; la condición física y cultural y otras en las que la libre expresión del
hombre tenga presencia.
La condición de mujer (se estudia en capítulo aparte) no está bien vista en el
fabulario, sus apariciones en las fábulas afirman una constante reacción contraria
al hombre, verdadero ganador en las explicaciones de las fábulas. Además a la
mujer suele presentarse como mala, huraña, desconfiada, menos inteligente que el
hombre, ilusoria e intimidadora como recuerdan ciertos cuentos y la presión que
ejercen sobre los varones. El valor femenino en las fábulas está presente como
niña, joven, madre, abuela, anciana, además de otras atribuciones como viuda,
novia y en múltiples ocupaciones como lechera, aya, cigarrera, enamorada, etc.
Para concluir este apartado recordemos la fábula de Harzentbusch La regla
general.
UN JOVEN
Amé a Dios y mis padres, fui buen hijo,
y el Señor en la tierra me bendijo.
UNA JOVEN
De tener buena madre honrarme puedo:
su virtud aprendí, su dicha heredo.
OTRA JOVEN
Me crié sin que a nadie obedeciera:
hoy vivo sin salud en la Galera.
OTRO JOVEN
Irreligioso joven, hijo malo,
maldito del Señor, muero en un palo.
REGLA GENERAL
El mundo enseña, de ejemplares lleno,
que para ser feliz hay que se bueno.
El justo goza, los malvados gimen.
¡Dichosa la virtud! ¡Mísero el crimen!
Vemos de manera contundente la forma de enseñar a los jóvenes con
ejemplos evidentes que de ninguna de las maneras deja al libre albedrío la
formación o autoformación ya que el carácter conservador hace que toda
educación ha de ser dirigida y al modo de la época. La educación para unos y para
otras no suele estar en el mismo plano de contenidos porque la diferenciación de
sexos acentúa esta formación adecuando a cada uno en el lugar que le
corresponda.
De este tema La Fontaine escribe La Educación, libro VIII, núm. 24; describe
esta fábula el tema de la educación en dos perros hermanos donde cada uno ocupa
un lugar diferente en la hacienda del amo, la cocina y el campo; trasladando
ciertos aspectos al género humano podemos entender la educación en los hijos,
alumnos o jóvenes en general.
IV. ANÁLISIS SIMBÓLICO
Ya conocemos como se describe en la fábula citada Los hombre y Zeus que el
hombre ha sido beneficiado con la razón; esta razón le concede otro don más
haciéndole el ser más perfecto de la creación por las innumerables veces que ha
oído que él, el hombre, es el centro de la creación. Esta afirmación y esta creencia
le hace, a veces, faltar al principio de equidad mostrando su otra faceta animal
irracional.
Entre unas cosas y otras, el hombre, ya que la mujer en la mayoría de las
fábulas es una mera servidora; para favorecer la enseñanza que toda fábula
persigue ha de buscar instrumentos que faciliten su labor didáctica. Unas veces, a
través del humor; otras veces, de la exageración; de la carencia o abundancia los
que funcionan como impulsores de la fábula.
Sin lugar a dudas la posibilidad de crear una fábula en las que el ser humano
sea el centro está muy extendida en la literatura.
Gianni Rodari habla de fábula refiriéndose a todo cuento que pueda ser
narrado y así, de cada fragmento, de cada capítulo, de cada libro se obtiene una
enseñanza que incita a progresar al ser humano. En este trabajo se pretende
vislumbrar esa posibilidad y sea cada lector quien profundice en esta cuestión que
parece no tener fondo debido a su extensión.
V. LITERATURA COMPARADA. CON QUÉ OTROS TEXTOS PUEDE
RELACIONARSE.
La Fontaine, en sus fábulas presenta un buen número de ellas que tienen
como centro al hombre. De entre otras hay que destacar: El hombre y su imagen; el
Infeliz y la Muerte; el Leñador y la Muerte; el hombre y el ídolo de madera, el
hombre que corría tras la Fortuna y el hombre que esperaba en su lecho; el hombre y
la pulga; el marido la mujer y el ladrón; los dos hombre y el tesoro; el hombre y la
culebra; el mercader, el gentilhombre, el pastor y el hijo del rey.
Todas recuerdan al lector la importancia del juicio equilibrado frente a los
juicios que anteponen el interés personal. Esopo en su fabulario también insiste en
esta idea del estudio del hombre y son numerosos los escritos apólogos que tratan
este tema.
En otros capítulos de este trabajo nos hemos referido en repetidas ocasiones a
las historias que Patronio narra al Conde Lucanor. Una vez más nos adentramos
en estos relatos, muchos apólogos, para incorporar los que pueden asociarse con la
comida. El acto de la ingerencia de los alimentos se tratarán desde diversos puntos
de vista. Desde que el Conde Lucanor se siente engañado; Lo que le sucedió a un
hombre al que le tuvieron que limpiar el hígado, cuento núm. VIII; desde la
pobreza, Lo que le sucedió al hombre que por pobreza y falta de otra cosa comía
altramuces, cuento núm. X; Lo que le sucedió a un hombre que tenía mucha hambre,
a quien convidaron por cumplido a comer, cuento núm. XVII; Lo que hacen las
hormigas para mantenerse, cuento núm. XXIII;
HISTORIAS DE LA PREHISTORIA
“Historias de la Prehistoria” es un libro de más de veinte fábulas satíricas
con todos los ingredientes que este género posee. Alberto Moravia, su autor, de
forma sabia y eficaz hace convivir historias tan lejanas en el tiempo como igual de
cercanas en su intencionalidad.
La primera sorpresa que nos regala su autor consiste en cómo inicia cada
uno de los cuentos–fábulas. “Hace unos cuentos millones de años”..., Hace
quinientos millones de años”... “Habéis de saber que hace un billón de años”...; por
citar algunos de los principios en los que mezcla la distancia en el tiempo y su
aproximación a través de la indeterminaciones. En definitiva, une de manera
sencilla y cargada de humos la noción cercana del tiempo con la otra apreciación
de todos los cuentos, el sintiempo.
En cuanto a los personajes, Alberto Moravia, bautiza sus animales con el
humor que caracteriza todo el libro descomponiendo cada uno de los nombres y
dándoles la atribución de animal animado con su nombre y apellido: Coco Drilo,
Can Guro, Ji Rafa, Pin Güinote, A. Voceta, por citar algunos. El comportamiento
de estos animales en los que están mezclados elementos de fantasía junto a
imágenes reales y que dentro del libro pueden concebirse intencionadamente como
la situación real de los seres humanos con todos sus problemas, ansiedades,
inquietudes, denuncias, anhelos. En “Historias de la Prehistoria”, se denuncian
situaciones como la del fascismo (Una buena hormiga vale un imperio), los
regímenes de alimentación (Te odio báscula), historias de amor y desamor (No
conviene amar a una cigüeña).
En cuanto al tema, se define como sátira moral y mordaz de la época que
puede ampliarse desde los orígenes del fascismo hasta la década de los años
ochenta. Alberto Moravia hace una especie de compilatorio y con el humor que le
caracteriza impregna sus cuentos, relatos, fábulas de cierta acidez.
La manera de contar las historias es más importante que el contenido en sí de
la historia y todo lo adereza con grandes cargas de humor que en ningún momento
pasa desapercibido; siendo para Alberto Moravia un juego de lenguaje
imprescindible en la forma de recrear las situaciones, a veces, absurdas (Pobre Pin
Güinote, que cree en el hielo); recordando la mitología clásica (Pah – dreh – ther –
noh) al cual defina como “especialista en mundo y universos”, otras veces las
convierte en hilarantes (el encuentro de Can Guro con los mineros); separándolas
de los cánones formales de fábulas tradicionales.
EL HOMBRECITO VESTIDO DE GRIS
Fernando Alonso publicó este libro a mediados de los años setenta, libro que
no ha dejado de tener nuevas ediciones. Se compone de unos cuentos cortos y si se
tratan en este capítulo es porque llevan dentro de cada uno de ellos un mensaje,
una enseñanza; aunque no esté formulada como una moraleja. “El hombrecito
vestido de gris” es el primer cuento y, además, es el que da título al libro. El
hombrecito vestido de gris (representación de lo rutinario, lo anodino); quiere ser
cantante de ópera (el sueño de toda su vida) y para ello ha de luchar por su
libertad.
La fuerza interior (nada gris, al contrario, un verdadero arco iris) es la que
le mantiene vivo. Fernando Alonso, quiere hacer recapacitar y para ello propone
dos finales un final feliz y otro contrario a la felicidad. Pero, posiblemente F.
Alonso lo que proponga es un final para cada lector; como hiciera Rodari en
muchas de sus obras.
VI. AMPLIAR LA INFORMACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
1. Cuentos para jugar. G. Rodari. Ed. Alfaguara.
2. Fábulas completas. Juan B. Bergua. Clásicos Bergua.
3. Gramática de la fantasía. G. Rodari. Ed. Reforma de la Escuela.
4. Historias de la Prehistoria. Alberto Moravia. Editorial. Anaya
5. El hombrecito vestido de gris. Fernando Alonso. Editorial. Alfaguara.
INTERNET Y OTRAS ARTES
Véanse
directorios
de
www.unex.es/interzona.
CORRESPONDENCIAS
F Hombre y filosofía de vida.
N Hombres marineros.
M2 Hombres y mujeres.
fábulas
alusivas
al
tema
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