3-LA CONQUISTA ROMANA DE LA PENÍNSULA: LAS GUERRAS CELTIBÉRICO-LUSITANAS (206-133 A. C.) 1. Planteamiento Entre el final de la II Guerra Púnica (206 a. C.) y el inicio del periodo que se conoce como crisis tardorrepublicana (133 a. C.) se extiende uno de los más complejos y apasionantes periodos de la Historia Antigua de la Península Ibérica. En él, los territorios hispanos pasan de ser un espacio “de conquista” a constituirse –a partir del 197 a. C.– en una provincia del Imperio en la que Roma empezará a aplicar un sistema administrativo y de vertebración territorial que cambiará la fisonomía del solar peninsular. La alternancia de periodos de sublevación de tribus indígenas con otros de paz y control administrativo del territorio –a veces, desde luego, forzados por la propia marcha de la política internacional romana y por la dependencia de otros escenarios como el Macedónico y, otras veces, por la voluntad de los gobernadores de turno– y, sobre todo, el surgir, en el proceso, de eminentes personalidades (Catón, Graco, Nobilior, Galba o Escipión) en la resolución de los problemas derivados de la praxis imperialista romana colocan a las dos Hispanias –Citerior y Vlterior– en el punto de mira de una política internacional, la romana, cuyo sistema militar, estructura social y modelo constitucional evolucionaron, si se admite el planteamiento, también a resultas de la “experiencia” en Iberia. 2. Esquema de contenidos básicos 1. La Península Ibérica tras la derrota de Cartago (206-197 a. C.) a. La revuelta de las tribus del Norte (Indíbil y Mandonio) b. El funcionamiento “extraordinario” de la administración romana 2. La provincialización de la Península Ibérica (197 a. C.) a. Causas de la provincialización: Citerior y Vlterior b. Primeros gobernadores y objetivos del sistema provincial c. El final de la II Guerra Púnica y la provincialización 3. La actividad de Catón en las Hispanias y sus consecuencias (195-180 a. C.) a. Nuevas revueltas entre los pueblos del Norte (Catón) b. Las revueltas en la Turdetania (Manlio) c. La presencia de las Hispanias en la política romana d. Principales consecuencias de la actividad cataoniana 9 4. 5. 6. 7. i. La inestabilidad de los acuerdos de Catón ii. La constatación del “frente lusitano” iii. Rebelión, rendición y dominación de ciudades (189 a. C.: L. Emilio Paulo, turris Lascutana) Las primeras campañas en Celtiberia y Lusitania: Graco y Postumio Albino (180-179 a. C.) a. Los objetivos administrativos de las campañas b. La labor de fundación de ciudades: Gracchurris (179 a. C.) y Carteia (171 a. C.) El interludio pacífico pre-Segedense y pre-Lusitano (179-154 a. C.) a. Las Guerras Macedónicas b. Componentes de la política exterior romana en Hispania c. La crisis del modelo constitucional republicano d. El reinicio de las hostilidades i. Las algaradas de lusitanos lideradas por Púnico (154 a. C.) ii. El casus belli: Segeda (153 a. C.): M. Fulvio Nobilior iii. La fundación de Corduba (152 a. C.) y la política de M. Claudio Marcelo La “extorsión” romana: Lúculo y Galba: Viriato (151-137 a. C.) a. Las campañas de Lúculo entre los Vacceos y la paz con Celtiberia b. Galba en la Vlterior: Viriato c. El conflicto “enquistado” de Numancia: de Q. Cecilio Metelo (143 a. C.) a Escipión Emiliano (134 a. C.) Numancia y el imperialismo romano: Escipión Emiliano (134-133 a. C.) 3. Síntesis Como ya se vio en una unidad anterior, la presencia de Roma en la Península Ibérica entre el 218 y el 206 a. C. había tenido como único objetivo el de solucionar la ambición hegemónica de Cartago en Iberia. Sin embargo, fuera la constatación del valor económico de la Península o, sencillamente, la necesidad de hacer frente a algunas sublevaciones de tribus indígenas del arco afectado por la actividad anti-cartaginesa, lo cierto es que entre el 218 y el 197 a. C. la presencia de acontecimientos –y de recursos económicos– hispanos en la política de la Urbe ponen de manifiesto el atractivo que las tierras de Iberia despertaban ya, por entonces, en Roma. La potencia mediterránea procedería, de hecho, a administrar de modo regular ese territorio –a partir del envío de dos gobernadores de rango pretorio– a 10 partir del 197 a. C., cuando los comitia centuriata de ese año eligen a C. Sempronio Tuditano y a M. Helvio como gobernadores, respectivamente, de la Citerior y de la Vlterior. La medida buscaba dar cobertura administrativa a gran parte de la actividad irregular e interina que Roma había desarrollado –especialmente al Norte del Ebro y en el Guadalquivir– en los años precedentes. La provincialización buscaba, pues, asegurar un dominio que, sin embargo, se rebelaría, las más de las veces, endeble y sin demasiada estabilidad. Un primer ejemplo de dicha provisionalidad de la presencia romana estará en la revuelta de los pueblos del Norte peninsular (subsidiaria, tal vez, de la antigua de Indíbil y Mandonio del 206 a. C.) que hubo de sofocar el cónsul M. Porcio Catón, un homo nouus que se esforzó por atraer a la política de Roma hacia los acontecimientos hispanos dando inicio así a una estrategia que convirtió las provincias peninsulares durante este periodo en el escalón necesario para quien aspirase al consulado pasando por la previa obtención del triumphus en Roma. La política Catoniana se apoyó en varias herramientas que serían claves en la actitud romana en las Hispanias en época republicana: la suscripción de pactos con ciudades, la reglamentación de los criterios y procedimientos de rendición y sumisión de pueblos y, más tarde, también la instalación de nuevos enclaves urbanos para controlar el territorio, procedimiento éste que, sin embargo, se haría más frecuente sólo a partir del 180, con la presencia en la Citerior de Ti. Sempronio Graco –responsable de la fundación de Gracchurris (Alfaro, LO) en el 179 a. C. con los Celtíberos vencidos en el mons Chaunus (Moncayo, Tarazona, Z) – que, con ese fenómeno, abrió el periodo de grandes fundaciones coloniales –de estatuto pseudomunicipal latino– como lo sería también Carteia (Algeciras, CA) en el 171 a. C., y otras. Durante todo el periodo objeto de estudio en esta unidad –y como se deja entrever en esta misma síntesis– los acontecimientos de la política romana a nivel de la Vrbs marcaron bastante la praxis romana en territorio peninsular y, más aun, en ocasiones la propia problemática de las Hispanias acabaría por salpicar de modo notable las carencias sociales, económicas y militares –especialmente éstas últimas– que venía arrastrando Roma. La “suspensión” de las hostilidades coincidiendo con las primeras Guerras Macedónicas en Oriente –al menos entre el 179 y el 153 a. C.–, los manejos en el Senado para acelerar los envíos de tropas –como revela el episodio de Segeda en el 153 a. C.–, las actitudes desafiantes y anticonstitucionales de algunos gobernadores –como Galba en la Vlterior a partir del 147 a. C. – y, en fin, el episodio de Numancia –al 11 que tuvo que poner final, de modo también forzado, Escipión Emiliano– revelan la inevitable conexión que para la época existía ya entre los asuntos domésticos y los provinciales, con la Península Ibérica como telón de fondo, en muchas ocasiones, de esa complementariedad. 4. Bibliografía complementaria Una síntesis apropiada del periodo (comprendido entre el 206 y el 133 a. C.), y, además, con generosa bibliografía y guía de recursos puede verse en GÓMEZ-PANTOJA, J. L.: “El siglo de los Escipiones (206133 a. C.)”, en SÁNCHEZ-MORENO, E., y GÓMEZ-PANTOJA, J. L.: Historia de España. II. Protohistoria y Antigüedad de la Península Ibérica. Vol. II. La Iberia prerromana y la Romanidad, Sílex Ediciones, Madrid, 2008, pp. 323-355. También es adecuada la síntesis que, para todo el periodo republicano, ofrece el manualito de ROLDÁN, J. M., y WULFF, F.: Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Istmo, Madrid, 2001. Los ámbitos celtibérico y lusitano y su relación con Roma han sido objeto de estudio monográfico en trabajos como los de BURILLO, F.: Los celtíberos. Etnias y estados, Crítica, Barcelona, 1998 o en BURILLO, F. (ed.): Segeda y su contexto histórico. Entre Catón y Nobilior (195 al 153 a. C.), Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2006 o como los de DE FRANCISCO MARTÍN, J.: Conquista y Romanización de Lusitania, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1996 o SALINAS, M.: Conquista y romanización de la Celtiberia, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1996. Estos títulos, en cualquier caso, no agotan la ingente producción bibliográfica sobre el mundo celtibérico que puede seguirse, por ejemplo, en CAPALVO, Á.: Celtiberia. Un estudio de fuentes literarias antiguas, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1996 o en LORRIO, A.: Los celtíberos, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2005. También la historiografía se ha detenido en los procedimientos aplicados por Roma en las Hispanias, especialmente a partir de la provincialización, en el 196 a. C. En ese sentido, pueden verse los trabajos de KNAPP, R. C.: Aspects of the Roman Experience in Iberia (206-100 BC), Universidad de Valladolid, Valladolid, 1977; GARCÍARIAZA, E.: Celtíberos y lusitanos frente a Roma: diplomacia y derecho de guerra, Universidad del País Vasco, Vitoria, 2002; o CADIOU, F.: Hiberia in terra miles: les armées romaines et la conquête de l’Hispanie sous la République (218-45 a. C.), Casa de Velázquez, Madrid, 2008. Para los 12 dos “mitos” sobre la época (Numancia y Viriato) pueden verse los trabajos de JIMENO, A., y DE LA TORRE, J. I.: Numancia, símbolo e historia, Akal, Madrid, 2005, así como el de PASTOR, M.: Viriato, el héroe hispano que luchó por la libertad de su pueblo, La Esfera de los Libros, Madrid, 2004. 13