enero-febrero 2014 • nº 242 AÑO XXXI. Nº 242 ENERO-FEBRERO 2014 EDITA UNIÓN DE PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS (UPA) REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN Agustín de Betancourt, 17-3.ª 28003 MADRID Tel.: 915 541 870 Fax: 915 542 621 [email protected] www.upa.es DIRECCIÓN Comisión Ejecutiva Federal de UPA REDACCIÓN Diego Juste Conesa José Manuel Delgado Javier Alejandre Mari Luz de Santos David Erice Ana Batanero Nieves Alonso Mariola Núñez Raquel Jiménez Conchi Rama Lola Núñez Marta Oncina Rosendo (Madrid) Javier Corrales (Bruselas) Óscar Fontán (Castilla y León) Elvira Gómez (Extremadura) Xosé da Riva (Galicia) SECRETARÍA Pilar Montanel, Ernestina Rufo y Raquel Domingo FOTOGRAFÍA Archivo UPA PUBLICIDAD Agustín de Betancourt, 17-6.ª 28003 MADRID Tels.: 915 350 827 / 915 339 781 Fax: 915 342 718 [email protected] DISEÑO Y MAQUETACIÓN QAR Comunicación IMPRESIÓN Gráficas Jomagar D.L.: M-9227-1984 Esta revista está impresa en papel con celulosa blanqueada totalmente sin cloro, a partir de materias obtenidas con criterios ecológicos y sostenibles. Editorial La letra pequeña medida que vamos conociendo los detalles concretos de cómo se va a aplicar la nueva PAC en España, estamos cada vez más preocupados. La estrategia del Gobierno no ofrece dudas. Está utilizando el amplísimo margen de gestión nacional que ofrece la nueva PAC, apoyado en las amplias mayorías políticas que tiene el Partido Popular a nivel nacional y autonómico, para consolidar un modelo de reparto de los recursos públicos europeos destinados al sector agrario que beneficia claramente a un colectivo –el minoritario de terratenientes clásicos y nuevos propietarios de tierras baldías– y perjudica a otro, el mayoritario que forman los cientos de miles de verdaderos profesionales de la agricultura y la ganadería. Lógicamente, el discurso oficial es otro. En primer lugar, por el pasteleo político-presupuestario de la Conferencia Sectorial de Agricultura, en la que se ha puesto sobre la mesa el cheque previsto de la PAC para España hasta 2020 y se ha repartido con criterios estrictamente territoriales, pensando más en las fronteras y los intereses administrativos que en los problemas reales de la actividad agraria productiva, la que aporta alimentos y materias primas, la que genera vida y riqueza en el medio rural. El problema es ya, por tanto, exclusivamente nacional. La Unión Europea ha marcado los límites y el importe máximo del cheque. Cómo se gestione en cada país, es cuestión de cada país. Y en el nuestro no se está haciendo bien. En primer lugar, porque se está dando la espalda a las organizaciones que representan a los destinatarios de las políticas y las ayudas europeas. Se nos informa –poco y mal– de los hechos consumados, pero se nos ningunea en el debate previo, se nos tapa la boca para poder plantear y defender propuestas alternativas. Pero lo más preocupante es la deriva que está tomando la letra pequeña y que vamos descubriendo, aunque se nos quiera ocultar. Como el hecho A de modificar los límites máximos y mínimos aplicados durante los últimos años a los perceptores de menos de 5.000 euros anuales en ayudas –que son la mayoría y que hasta ahora no sufrían recortes– y los máximos a los que reciben más de 36.765 euros anuales, que son el 3% del total de perceptores y cuyas ayudas se venían recortando en un 10%. Ahora, la letra pequeña dice que el recorte se equipara y generaliza para todos en un 8,64%. La conclusión es evidente. Los mayores perceptores de ayudas van a cobrar más (porque se les recorte menos) y los que menos reciben, recibirán aún menos, con un recorte que no tenían. Algo similar está sucediendo con el juego de fechas a considerar y la realidad productiva de las tierras objeto de ayudas, las variaciones en porcentajes previamente comprometidos en las ayudas acopladas (las destinadas a la agricultura productiva) o con los matices de la definición de agricultor activo, entre otras cuestiones que irán surgiendo, no cabe duda. Todos ellos aspectos técnicos muy concretos, pero con una incidencia decisiva en la distribución de los fondos comunitarios, cuyo objetivo no es –o no debería ser– beneficiar con descaro a las tierras y los propietarios ociosos, que solo aparentan actividad para justificar su derecho a la ayuda. Por todo ello, y aunque nos tapen la boca en los despachos, nos dejamos oír en la calle. Porque tenemos la fuerza de la razón y somos una organización responsable, consciente de que nuestra acción sindical es decisiva para cientos de miles de hombres y mujeres del medio rural, sean o no afiliados nuestros. UPA ES TU ORGANIZACIÓN. APOYA A LA AGRICULTURA FAMILIAR EN LAS REDES SOCIALES