El control ciudadano a través de las veedurías ciudadanas: participación eficaz. Instituto popular de Capacitación La participación ciudadana en Colombia se puede considerar como uno de los fenómenos más importantes de nuestro país después de la Constitución de 1991. Algunos considerarán que este tema no ha tenido el desarrollo adecuado, que la gente aun no se apropia de sus problemas, que al Estado no le interesa que los ciudadanos se entrometan en sus asuntos; otros reflexionarán sobre los cambios que han producido la elección popular de Alcaldes o la importancia del voto programático. Lo que parece innegable es que nosotros, los ciudadanos, cada día hablamos más de lo público y surgen con más frecuencia iniciativas colectivas para aportar en la construcción de la sociedad, la ciudad y el Estado. Este indudable crecimiento del interés por participar en lo público requiere un nivel de formación de los ciudadanos interesados en el tema que permita conocer sus derechos, sus deberes y sobre todo las múltiples formas de participación que se pueden implementar. Pero la participación posee diferentes modalidades que los ciudadanos deben conocer para hacer más eficientes sus intenciones. Los ciudadanos tienen la posibilidad de proponer iniciativas, realizar consultas sobre diferentes temas, informarse sobre una situación concreta, decidir en algunos espacios, concertar sobre la solución a problemas, colaborar en la gestión de recursos, control y vigilar el cumplimiento de las decisiones tomadas y fiscalizar el cumplimiento de las decisiones de índole fiscal o de inversión del Estado. Muchas de las formas de participación enunciadas son bastante aplicadas y existen proyectos ciudadanos serios que le apuestan a una sociedad incluyente que cuente con la opinión de las personas. Pero queremos enfatizar en una forma de participación de mucha importancia, la función de controlar lo público. La herramienta más conocida para realizar este tipo de labor es la veeduría ciudadana, expresión de participación ciudadana que consiste en un grupo de ciudadanos que se encargan de vigilar y realizar seguimiento a diferentes acciones tanto de funcionarios como de instituciones públicas con el objeto inicial de evitar actos corruptos. Las veedurías tienen como función desarrollar las siguientes formas de participación: Iniciativa: Si la veeduría participa en el seguimiento a procesos de contratación, es muy importante expresarse a través de sugerencias que permitan que los encargados del proceso no cometan errores. Consulta: A partir del decreto 2170 de 2002 cuyo objetivo es mejorar el nivel de transparencia de la contratación pública a través del fortalecimiento de la participación ciudadana y del mejoramiento de los sistemas electrónicos de acceso a la información, las veedurías tienen derecho a participar en las audiencias públicas y a opinar sobre lo relacionado con la contratación, este tipo de opiniones no son obligatorias para la administración. Información: esta forma de participación es fundamental en el seguimiento de una contratación, el mismo decreto 2170 reconoce derechos muy concretos respecto al acceso de documentos públicos. Fiscalización: El decreto mencionado establece la participación de las veedurías, incluso en la etapa post contractual. Las veedurías no son mecanismos de participación adecuados para decidir, gestionar o concertar los temas. Este mecanismo lo que busca es vigilar el correcto funcionamiento de las instituciones públicas y no participar y conceptuar sobre la correcta y adecuada toma de decisión que realiza una entidad. En una veeduría no se busca influir en la decisión sobre lo que se debe hacer, esto es potestad de la administración, además que existen otros mecanismos constitucionales y legales para que la ciudadanía participe en estos temas. A las veedurías les corresponde vigilar que las decisiones que se tomen sigan los procedimientos adecuados y velar por el recto manejo de recursos. Parte del problema consiste en la errada y ante todo limitada concepción que se posee sobre lo que significa participar. Se ha desarrollado un proceso poco reflexivo de participación sobre el cual los ciudadanos más que participar han aprendido a quejarse sin distinguir en que ámbitos es viable la denuncia y en cuales, la decisión sobre problemas concretos, es la acción adecuada. En este contexto, el Proyecto Transparencia y Gobernabilidad se propone, entre otros aspectos, desarrollar con muchas de las veedurías ciudadanas de Medellín y el Área Metropolitana, una serie de actividades de formación que ubiquen la labor de éstas en un ejercicio más ordenado, técnico y riguroso de control a la gestión pública, que no sólo se active cuando las irregularidades ya estén cometidas, sino que sirva para disuadir a los funcionarios corruptos. El mejor ejemplo, es el tipo de veeduría que puede realizarse desde el inicio mismo de la contratación de una obra pública que permite que los ciudadanos conozcan los motivos por los cuales la administración considera importante y necesario ejecutar un proyecto específico, y realizar el adecuado seguimiento a la selección de los profesionales o firmas más idóneas que cumplan con lo solicitado, además que permita mejorar la integración de la comunidad donde se realice el proyecto y a generar el sentido de la responsabilidad comunitaria. Debemos ser conscientes de las dificultades que implica actualmente el ejercicio del control ciudadano. La ausencia de una reglamentación seria al respecto, la falta de compromiso de las administraciones, la poca preparación profesional técnica de los veedores y la escasez de recursos para realizar la labor, entre otros, se constituyen en obstáculos a superar. De todos modos la labor no debe detenerse, se requiere de fuertes dosis de creatividad y responsabilidad en este ejercicio participativo y seguramente el simple hecho de la presencia de un grupo de ciudadanos organizados y vigilantes es la mejor manera de evitar siquiera que los corruptos tengan la tentación de aprovecharse de los bienes públicos en beneficio propio.