Tercera parte Liturgia bautismal Himno de Gloria El Gloria es un himno de alabanza y de gozo. Con el principio de este cántico los Ángeles anunciaron el Nacimiento de Jesucristo. La Iglesia lo amplió en la forma que hoy lo conocemos y en la Noche pascual, con este himno, la Iglesia anuncia que el Mesías que nació en Belén, es el mismo que fue crucificado, murió, resucitó, y hoy está victorioso entre nosotros. Aleluya pascual Durante todo el tiempo de Cuaresma, el canto del Aleluya, antes de la proclamación del Evangelio, se había reemplazado por otro canto. Hoy se vuelve a entonar solemnemente el Aleluya antes del Evangelio. Cuarta parte Liturgia eucarística Con la liturgia bautismal, recordamos el compromiso que hemos recibido en el Bautismo, por ello nos unimos a toda la Iglesia en esta noche rezando, de pie, las Letanías de los Santos. Después de las Letanías, el celebrante hace la bendición del agua que se encuentra en la fuente del templo y también aquella que los fieles han llevado en esta noche. La bendición del agua nos recuerda el significado que ésta tiene en la historia de la Salvación y particularmente el agua del Bautismo significa la nueva vida que recibimos en Cristo. Esta tercera parte se culmina con la renovación de los compromisos bautismales, fórmula que sustituye en la Vigilia pascual al Credo que rezamos en la Eucaristía, pues con el credo “dialogado” se renuevan estos compromisos que tenemos con Cristo a partir del Bautismo. Abril 7 del año 2012 - Año 12- No. 657 – Sábado Santo – Ciclo B Director: P. Favio Marín, ssp. - Editor: SAN PABLO - Admón.: Cra. 46 No. 22A-90 - Tel.: 3682099 — Fax: 2444383 - BOGOTÁ Con Licencia Eclesiástica — www.sanpablo.co ¿Quién eres tú y por qué has corrido la piedra del sepulcro? ¡No se asusten, porque sé que vienen a buscar a Jesús de Nazaret, pero Él no está aquí! ¡Jesús ha resucitado! Una vez terminada la renovación de estos compromisos, el celebrante hace una aspersión con el agua bendita, signo que nos exige mejorar nuestra vida en el estado que hayamos elegido. La Sagrada Comunión hoy es especialmente jubilosa: con ella nos unimos al triunfo de Jesucristo y nos haremos más conscientes de que con la victoria de Cristo también nosotros triunfaremos sobre las obras del maligno. Jesús, Pan de Vida, nos trae hoy con su Pascua una especial renovación de nuestra vida cristiana. Comulgar hoy será una manera especial de aceptar lo que Jesucristo nos ofrece en la Plegaria Eucarística: Él nos invita a comer su cuerpo y a beber su sangre. La Eucaristía siempre es una acción de gracias, pero hoy debe ser más viva, pues nos invita a unirnos a la acción de gracias que el Señor da a su Padre por haberlo resucitado. Un rega lo para Jesús V iviré la alegría de la resurrección siendo decente y respetuoso con todas las personas. Oración fi nal Querido Jesús: la alegría de tu resurrección me llena de ánimo y fortaleza para hacer todas las cosas según tu voluntad. Acompáñame todos los días con tu gloria y con tu bendición. Amén. El Rosario y siete lunes a la Divina Misericordia es una invitación a orar a la Virgen a María y a vivir el mes de mayo con intenso fervor. Incluye CD y una camándula · Disponibles en Librerías San Pablo · www.sanpablo.co ¡Sobre el sábado santo! El Sábado Santo es el día de la Madre que, unida con toda la Iglesia, “permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte, su descenso a los infiernos y espera en la oración y en el ayuno su Resurrección”. Este día se inicia con el rezo del Santo Rosario de aurora con el cual acompañamos a María en su dolor. Durante el día no se celebra la Eucaristía y se espera en silencio a que caiga el sol para iniciar la gran Vigilia Pascual, la cual comienza con la bendición del fuego que se toma de una hoguera encendida fuera de la iglesia. El sacerdote enciende el cirio pascual de la hoguera y todos los demás encienden su cirio de él. En ciertas regiones rurales se acostumbraba a llevar el fuego bendito a las casas para encender las cocinas y reiniciar la preparación de las comidas. Llegada la noche, con la misa de resurrección, empiezan a sonar las campanas y el ambiente se vuelve festivo porque Jesús ha resucitado. Para festejar, en algunos lugares ofrecen, al salir de la iglesia, un refrigerio: una bebida caliente o una copa de vino y los feligreses se quedan a compartir sus experiencias con las demás personas. ¡Debemos alegrarnos, porque Jesús ha resucitado! Es el momento para cambiar y ser mejor! Ilustración de "Fano" Despedida Cristo ha resucitado para acompañarnos en el peregrinaje de nuestra vida en medio de las tinieblas de este mundo. Las gracias especiales recibidas en la Vigilia pascual nos comprometen a llevar una vida de resucitados como auténticos católicos, y nos motivan a vivir alegremente la fiesta solemne de la RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. La vigilia pascual se desarrolla en cuatro grandes partes: Solemne comienzo de la Vigilia pascual. Liturgia de la Palabra. Liturgia del Bautismo. Liturgia de la Eucaristía. Primera parte Solemne comienzo de la vigilia pascual Con la celebración de la Vigilia pascual celebramos el inicio de una nueva vida personal que, con la gracia de Dios, veníamos preparando desde el Miércoles de Ceniza y durante toda la Cuaresma. Dejemos que la gracia de Dios obre en nosotros por medio de esta celebración. Bendición del fuego: Con la bendición del fuego nuevo y con la procesión con el cirio pascual encendido –símbolo de Cristo resucitado, quien con su resurrección disipó las tinieblas de la muerte– iniciamos esta noche de luz pascual. La vela que cada uno irá encendiendo –con el fuego tomado del cirio pascual– simboliza a Cristo que rompe las tinieblas y viene para habitar en cada uno de nosotros, para tomar posesión de todo nuestro ser. Oración Querido Jesús: con tu gloriosa resurrección nos das una vida nueva revestida de gloria infinita. Te pedimos que derrames en todo nuestro ser esa vida resucitada, ese poder y esa luz de tu resurrección, para que toda nuestra existencia se transfigure con tu presencia. Amén. El Señor resucitó /Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, el Señor resucitó/. 1/. El Señor resucitó, cantemos con alegría, demos gracias al Señor, aleluya/. 2. /El pecado redimió, Cristo Dios resucitó, nueva vida nos donó, aleluya/. Con esta procesión se quiere expresar que Cristo va adelante en nuestra peregrinación terrena. En ella, Jesús nos ilumina con su luz y nos va abriendo el camino: Durante la procesión con el cirio encendido hacia el templo, que debe estar completamente a oscuras, el celebrante va diciendo: Preparación del cirio pascual: El cirio pascual simboliza a Cristo resucitado. Por ello este cirio está acompañado de signos como: • La cruz, que nos recuerda la cruz gloriosa de Cristo. • Las letras Alfa y Omega, primera y última letras del alfabeto griego, que expresan que Cristo es el principio y el fin de todo. • Los cinco granos de incienso nos recuerdan su pasión y sus cinco llagas gloriosas. Después de haber encendido el cirio pascual, podemos hacer la siguiente oración: Oración Señor Jesús, danos ojos nuevos para poder descubrir cada día las señales de tu Reino presente en medio de nosotros. Danos un corazón nuevo que sepa vivir en el amor y nos aleje de la desobediencia, la pereza y el desorden. Amén. El pregón pascual Es un poema lírico que nos presenta el Misterio pascual en el conjunto de la Historia de la salvación. Es un canto alegre a Cristo con el cual desbordamos de gozo por la resurrección de Jesucristo y también por nuestra salvación, por nuestra liberación del pecado y de la muerte. Con este pregón proclamamos que Cristo está vivo, que la vida tiene sentido y que resucitamos con Él. Cristo luz del mundo. Y todos responden: Demos gracias a Dios. Lectura del santo evangelio según san Marcos (16, 1-7). Cuando se hace por segunda vez esta exclamación, todos prenden sus velas del cirio y en la tercera exclamación se encienden todas las luces del templo, pues las tinieblas son vencidas por la luz. Segunda parte • Los números del año que se le inscriben nos indican el dominio total de Cristo sobre el tiempo y el espacio. Canto Procesión con el cirio pascual hacia el templo La Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios en esta vigilia es abundante, porque en ella se concentran todos los grandes hechos y todos los temas de la Salvación. Para esta vigilia se proponen nueve lecturas, cada una acompañada de un salmo y una oración. Son siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento (una Epístola y el Evangelio). Sin embargo, por motivos de orden pastoral, puede reducirse el número de lecturas del Antiguo Testamento, pero no las del Nuevo. El orden de las lecturas es el siguiente: A.T. Génesis 1, 1—2, 2 y el Salmo 103. Génesis 22, 1-18 y el Salmo 15. Éxodo 14, 15—15, 1 y el Salmo: Éxodo 15, 1-6. Isaías 54, 5-14 y el Salmo 29. Isaías 55, 1-11 y el Salmo: Isaías 12, 2-6. Baruc 3, 9-15.32—4, 4 y el Salmo 18. Ezequiel 36, 16-28 y el Salmo 41. Después de la última lectura del Antiguo Testamento, del salmo responsorial y la oración, se encienden los cirios del altar, las luces del templo y el celebrante entona el himno del Gloria a Dios, que todos acompañan mientras se hacen sonar las campanas. N.T. Carta de san Pablo a los Romanos 6, 3-11. Salmo 117. Evangelio de hoy La aV L Viig giilliia all aP ua Pa cu sc as JESÚS HA RESUCITADO María Magdalena, María (la madre de Santiago) y Salomé, compraron perfumes para ir a embalsamar a Jesús. Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, se dirigieron al sepulcro. Por el camino se decían unas a otras: –¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando estaban muy cerca del sepulcro, vieron que la piedra ya estaba quitada. –¡Oh, no!, han quitado la piedra del sepulcro. ¡A pesar que era una piedra gigante! Entonces entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: –No se espanten, mujeres. Sé que están buscando a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado la tarde del viernes. –Sí, por favor, díganos dónde está –suplicaban las mujeres. –Jesús de Nazaret, el crucificado, no está aquí; Él ha resucitado –respondió el joven–. Acérquense sin temor: miren el sitio donde lo habían puesto. Las mujeres se acercaron y comprobaron que era verdad lo que el joven les decía. El joven siguió hablando: –Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: “El irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como él les dijo”. Celebrante: Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti, Señor, Jesús.