UN PUEBLO BIENAVENTURADO (Mt. 5: 1

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UN PUEBLO BIENAVENTURADO
(Mt. 5: 1-12)
μακάριος Makários: Bienaventurado, feliz, dichoso, afortunado, bendito (1 Tim. 1: 11)
(Hch. 20: 35) (Lc. 11: 27-28)
En cuanto a estas preciosas bienaventuranzas, obsérvese que, aunque son ocho en número,
sólo se señalan siete distintos aspectos del carácter. La octava, que se refiere a los
“perseguidos por causa de la justicia”, denota meramente a los poseedores de las siete
anteriores, por cuya razón son perseguidos (2 Tim. 3: 12)
Jesús presentó la naturaleza espiritual del reino y el primer lugar dónde Dios quiere
establecerlo: En el interior del hombre. Todas son actitudes del carácter que proceden del
interior del creyente y que lo hacen aptos para la manifestación del reino en sus vidas.
La enseñanza (como la del resto del sermón) contiene principios que pueden guiar al hombre y
una vida plena en Dios. Es basados en la gracia de Dios que podemos vivir en esta herencia y
no basados en ninguna obra de justicia que podamos realizar para ser merecedores de las
bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas se expresan en forma de paradojas y así realizan un gran contraste que
puede impactar las vidas dándole esperanzas y aquellos necesitados que humildemente
reconocen su condición.
“3 «Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece”
πτωχός, ptojós: Pobre, necesitado, mendigo.
(Is. 41: 17-20) (Stg.2: 5)
La pobreza de espíritu habla de la vida interior del ser humano (Lc. 1: 47-49)
Esta actitud está en contraste con el orgullo manifiestos por las sectas de la época del
maestro que hacían alarde de sus riquezas espirituales y por eso no recibían lo que Jesús les
estaba ofreciendo. (Jn. 8: 31-59) Todo el que se desvíe en este tipo de pensamiento correrá la
misma suerte que aquellos (Ap. 3: 17-18)
Los pobres de espíritu son los que entienden su necesidad constante de la gracia de Dios y
por eso siempre están abiertos a recibirla. Es así como el reino de Dios les pertenece como
herencia. Aunque su consumación tendrá lugar en la era futura, su realidad es presente; por
eso la declaración de ellos es el reino. Los pobres en espíritu se enriquecen con la plenitud de
Cristo su gran Rey (2 Cor. 8: 9) (2 Cor. 6: 6-10)
HONESTIDAD (humildad)es la característica que se resalta como condición para recibir la
herencia de esta bienaventuranza. Quien no reconoce que está enfermo nunca irá al médico.
(Sal. 22: 25-28) (Sal. 25: 8-9) (Pr. 15: 33) (Is. 57: 15) (Sof. 3: 11-12) (Rom. 12: 15-16)
(Fil. 2: 3) (Stg. 4: 6)
1
“4 Dichosos los que lloran, porque serán consolados”
πενθέω penzéo: Llorar, gemir, lamentarse
Aunque son muchos los motivos y las necesidades que llevan a los humanos a llorar, el llanto
aquí expresado como naturaleza en el reino de Dios, que es espiritual, es precisamente un
llanto que reconoce la condición moral y espiritual a la que nuestra naturaleza inclinada al
pecado nos conduce.
Este llanto tiene una naturaleza doble:
1. Por nuestros propios pecados que ofenden a Dios y nuestros propios fracasos ante su buena
voluntad (Lc. 22: 54-62) (Rom. 7: 14-24)
2. Por la condición depravada de aquellos que nos rodean (Lc. 19: 41-44) (Jr. 6: 22-28)
Estas lágrimas pues no son obra de un sentimentalismo, sino que son los mismos pobres de
espíritu que al reconocer su condición expresan un profundo arrepentimiento, y al mismo
tiempo al entender el amor y la misericordia de Dios para salvar se interesan porque este
propósito se cumplan y gimen al ver la condición de sus semejantes.
Ellos (y solo ellos) serán consolados. La promesa es para aquellos que al reconocer su
condición son movidos a un profundo arrepentimiento verdadero. Esta promesa no alcanza a
los que juegan a la religión ni a los que tratan de mostrar apariencia de piedad ante los
hombres siguiendo mandamientos pero con un corazón lejos del verdadero Dios.
El consuelo que fue prometido se recibe solamente mediante el Mesías (Is. 40: 1-5)
(Is. 61:1-3) (Ap. 7: 13-17) Aunque la promesa está expresada de manera futura podemos
confiar de que ese consuelo nos pertenece porque confiamos en Él (Sal. 84: 4-7)
(Sal. 126: 4-6) (Ap. 21: 2-4)
“5 Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia”
πραΰς praus: Humilde, gentil, manso, apacible (Utilizado anteriormente para describir a los
animales domésticos sometidos a sus manos)
El manso (RV) es aquel de condición benigna y suave, alguien benévolo y modesto y por eso
se le puede llamar humilde (NVI). Esta misma esperanza ya se había declarado en el
(Sal. 37: 11) Ser manso pues significa la disposición de recibir ofensas sin reaccionar con tal
de que todos salgan beneficiados (1 Ped. 2: 20-23)
Ellos (los mansos) poseerán la tierra, tal vez haciendo una alusión a la tierra prometida de
nuestros antepasados como ejemplo de herencia bendita y de manifestación del favor del
Señor para con ellos. Los manos, que reflejan el mismo carácter de su salvador, son los
legítimos ocupantes del "cielo nuevo y la tierra nueva" prometida para los justos, pero a su
vez los derechos del reino de los cielos que ya se ha acercado y que está en medio nuestro. El
ejemplo del mismo maestro que declara esta promesa (Mt. 11: 29; 21: 5) superó incluso al de
Moisés quien fue catalogado como el más manso sobre la tierra (Nm. 12: 3)
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La mansedumbre en el reino de Dios depende del nuevo nacimiento. Es don recibido de Dios
y un fruto del Espíritu Santo (Gl. 5: 23) A la hora de definirla contrasta con la opinión que
tiene el mundo al respecto.
MANSEDUMBRE es la característica que resalta en la obtención de esta bendición y se
destaca por ser un estado de ánimo contrario al orgullo, y a un espíritu peleador y vengativo;
más bien acepta la injuria y consiente en ser defraudado lo que nos conducirá a obtener un
bien superior (1 Cor. 6: 1-8)
(Sal. 10: 17) (Sal. 25: 8-9) (Sal. 149: 4) (Tit. 3: 1-7) (1 Ped. 3: 1-4) (Rom. 12: 17-21)
“6 Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.”
El hambre y la sed son los más agudos apetitos que tenemos, por lo tanto el uso del maestro
aquí se refiere a aquellos que poseen un profundo anhelo de que las justas demandas de Dios
sean satisfechas. También desde el punto de vista médico ambas (hambre y sed) son señales de
salud y de vida, por lo que también esta bienaventuranza expresa dos condiciones la
necesidad de algo esencial para vida en el reino de Dios: Su justicia.
δικαιοσύνη, dikaiosúne: Justicia. Lo que es recto o justo o bueno, rectitud, integridad,
(lo que Dios exige)
No existe una sola palabra en el castellano equivalente al término justicia descrito en el A.T.
Justicia en su sentido más amplio es una conformidad espiritual y completa a la ley de Dios.
(Sal. 11: 7; 23: 3; 106: 3) (Pr. 12: 28; 16: 31) (Is. 64: 5) La justicia se descubre en términos
de relaciones: a. Dios con los hombres (Sal. 9: 7-8) b. Los hombres unos con otros (Ex. 23: 2)
Serán saciados (saturados) No solamente tendrán lo que tanto anhelan, sino que serán hartos.
(Compárese con el ejemplo de Salomón 1 Rey. 3: 1-14) Los que se caracterizan por esta sed y
hambre serán saciados viendo como la justicia de Dios se hace una realidad en sus vidas y en
su entorno, reconociendo el apoyo del Señor a su favor (Sal. 9: 4) Anhelar y vivir en esa
justicia trae:
 Protección: (Sal. 5: 8; 31: 1)
 Comunión con Dios (Sal. 17: 15; 45: 7)
 Rectitud de corazón (entereza de carácter) La manifestación del amor de Dios
(Sal. 36: 10)
 Llena de esperanza (Sal. 71)
 Da alegría (al saber que estamos haciendo la voluntad de Dios) (Sal. 89: 14-18)
 Trae bienestar (Jr. 22: 15-16)
(Is. 1: 24-28) (Is. 51: 1-3) (Sal. 119: 20) (1 Tim. 6: 11-12) (Is. 59)
“7 Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.”
Los compasivos son los misericordiosos.
ἐλεήμων eleemon: Compasivo, misericordioso. (Pr. 11: 17; 14: 21)
3
La misericordia expresa uno de los atributos de Dios que se menciona con mayor frecuencia
en la Biblia (Sal. 103; 136).
Un comentario bíblico describe el termino de la siguiente manera: El término misericordioso
describe el carácter de una persona que es altamente sensible a las necesidades de otros, se
identifica con ellos y que responde con los recursos a su alcance para aliviar o satisfacer la
necesidad. En casos de ofensas personales, describe la disposición de perdonar.1
Cuando Dios le mostró la su gloria a Moisés su misericordia fue la descripción fundamental
en esta experiencia (Ex. 34: 4-7) Así mismo Jesucristo, quien vino a revelarnos la gloria y el
carácter del Padre actuó y exigió que esa característica sea visible en los que son llamados sus
hijos (Lc. 15: 1-2) (Lc. 19: 10) (Mt. 18: 33-35) (Mt. 23: 23)
El creyente se encuentra en un punto medio entre la misericordia recibida por parte de Dios
(Rom. 12:1) que es la fuente y el motivo de la misericordia que debe mostrar a los demás
porque para eso el Señor lo ha capacitado (Col. 3: 13), y la misericordia que aun ha de
alcanzar, la que Dios le ha prometido y que es a su vez fuente de motivación para seguir
adelante (Lc. 6: 37)
Los que practican la misericordia son dichosos porque ese será el fruto que cegaran de su
cosecha, incluso aunque no siempre, serán tratados con misericordia por sus semejantes, y
mucho más en el reino de Dios serán los máximos herederos de esa naturaleza de Dios.
(Sal. 18: 25) (Sal. 32: 10) (Pr. 3: 3-4; 14: 31) (Pr. 11: 17; 16: 6; 21: 21) (Pr. 22: 9)
(Stg. 2: 12-13)
“8 Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.”
καθαρός kazarós: Limpio, inocente, no adulterado. (Jn. 13: 10) (1 Tim 1: 5)
Corazón limpio habla evidentemente de pureza. Este es un asunto ampliamente tratado en
las sagradas escrituras, especialmente en el establecimiento de la diferenciación entre una
pureza externa y una interna, dónde queda evidenciado que es la interna la que ciertamente
tiene algún valor aceptable en la presencia de Dios. (Mt. 23: 27)
Se establece pues una relación directa entre la condición moral y la visión espiritual. La
pureza de corazón no es un estado natural del hombre, la verdad es que para nosotros es
imposible remediar nuestro corazón (Jr. 17: 9) ¿Qué define el Señor por corazón?
Bíblicamente expresa el núcleo central de algo, generalmente del ser humano, y el principio
de dónde procede gran parte de nuestra actividad. Aquí está el asiento de las emociones y de
la voluntad. El corazón es lo que Dios escudriña en el hombre porque es allí dónde se
encuentra lo que verdaderamente somos ante sus ojos (Dt. 8: 2; 1 Sam. 16: 7;Sal. 17: 3,
Jr. 17: 10; Lc. 16: 15, Rom. 8: 27; Ap. 2: 23)
Podemos ver claramente que el significado bíblico de corazón va mas allá de sus sentido
literal de ser la sede de la vitalidad física, sino que se usa para designar:
1
Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. (1993-).
hispano Mateo (1. ed.) (91). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.
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1. El lugar para decidir y planear (Jr. 23: 20) [LO VOLITIVO]
De aquí salen las intenciones (Gn. 6: 5) Se elabora la voluntad (1 Sam. 27: 1) nace la
obediencia (Dt. 30: 14) la integridad (1 Rey. 14: 8)
2. La sede para las funciones racionales (Dt. 29. 3-4) [LO INTELECTUAL]
Aquí es dónde se medita (Pr. 16: 1) Se maquina (Sal. 10: 6) Se entiende (Hch. 16: 14) reposa
la sabiduría (Pr. 2: 10-12)
3. La fuente de la conducta piadosa y ética (1 Sam. 12: 20) [LO RELIGIOSO]
Aquí nace el deseo genuino de buscar a Dios (2 Cron. 30: 18) el verdadero arrepentimiento
(1 Rey. 8: 35-39) La confianza en Dios (Sal. 28: 7) la pureza (Mt. 5: 8) dónde se lleva la
verdadera señal del pacto (Rom. 2: 29)
4. Es la sede de los sentimientos, deseos y pasiones (Sal. 37: 4) [LO EMOCIONAL]
De la alegría (1 Sam 2: 1) la tristeza (Sal. 13: 2) el amor (Jueces 16: 15) La lujuria
(Mt. 5: 28)
5. El corazón determina nuestras actitudes [LA PERSONALIDAD]
Inclinando el corazón se mueve nuestra voluntad (Esd. 6: 22) (Mal. 4: 6) de lo que en él
abunda eso hablamos (Mt. 12: 34) aquí nace la actitud de perdonar (Mt. 18: 35) expresa
nuestra personalidad (Mt. 12: 35)
No queda otra mejor conclusión que decir que de él mana la vida (Pr. 4: 23) La pureza de
corazón pues nos está indicando un ser que está totalmente (íntegramente) concentrado en
Dios y en cómo agradarle (2 Tim. 2: 22) (Heb. 10: 22)
La pureza de corazón comienza por estar purificado de una mala consciencia (Sal. 32: 1-2)
Esto es posible por la gracia de Dios que sacrificó a su unigénito para que con su sangre
fuésemos lavados (Heb. 9: 14) y esto se nos aplica, por la misma gracia, cuando depositamos
nuestra fe en Él (Hch. 15: 9) Por eso un corazón limpio es el que reconoce su condición
continuamente en la presencia de su creador y confiesa sus pecados para ser limpiado de todo
mal que estorbe la luz que Dios ha depositado en Él para que alcance contemplar su rostro
(1 Jn. 1: 6-9)
Un corazón limpio después de que se ha vuelto a Dios por mediación de Jesucristo,
experimenta una transformación por el Espíritu en la presencia de Dios que lo habilita y
reflejar, como en un espejo, la gloria misma de Dios (2 Cor. 3: 16-18) Solo un grupo
específico de personas pueden estar en íntima comunión con Dios para contemplar su rostro
(Sal. 24: 3-5) ¿Cómo llegaríamos allí? ¡Bendita gracia! La idea de contemplar a Dios no es
nada extraña, incluso desde los tiempos de lo que conocemos hoy como Antiguo testamento.
Aunque estaba la imposibilidad de contemplar al Señor en su plenitud en esta vida terrenal
presente (Ex. 33: 20) (Job 19: 26-27) (Is. 6: 5) en el espíritu se entendía que esta experiencia
sería un privilegio para los santos y justos que caminaban conforma a la voluntad de Yahveh
en esta tierra (Gn. 5: 23-24; 17: 1-3) (Sal. 63: 1-8) (Mt. 17: 1-3)
5
Pero la visión plena de Dios está reservada para el tiempo de la plenitud de todas las cosas,
cuando seamos del todo a su semejanza (1 Jn. 3: 2) Por eso un corazón puro también anhela
ese tiempo, como ya lo hacía el rey David (Sal. 17: 14-15) y persevera en la santidad hasta
que se complete del todo esta bienaventuranza (Heb. 12: 14)
“9Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”
εἰρηνοποιός, eirenopoiós: Pacificador, que aman la paz, trabajan por la paz.
Los pacificadores no son solo los que estudian la paz, sino los que se ocupan de difundirla. La
paz no es solamente la ausencia de conflictos o luchas. La paz bíblica se puede definir como
armonía en el corazón para con Dios y nuestros semejantes; describe más un bienestar o de
salud completa (Is. 26:3-4) Por eso cuando Dios deposita su paz, sea cual sea la circunstancia
en la que sus hijos se encuentren, estos se sienten seguros y a salvo por el «Shalom» Que el
Altísimo derrama en sus corazones (Is. 32: 16-18; 54: 10) (Fil. 4: 6-7)
Dios es conocido como el Dios de paz (Rom. 15:33) (1 Cor. 14: 33) (Heb. 13: 20) Y el Mesías
como el Príncipe de Paz (Isa. 9: 6) Es por esa razón que sus hijos, quienes han entrado en un
estado de paz para con Dios mediante Jesucristo (Rom. 5: 1) como portadores de su
naturaleza que han llegado a ser, deben identificarse por ser difusores de su paz (Jn. 14: 27)
La dicha y recompensa de los pacificadores es que serán reconocidos por lo que son, hijos de
Dios, pues demuestran el carácter y misión de Dios. Fomentar la paz es una de las
características mediante la cual su parentesco con Dios se hace visible (2 Cor. 5: 18-20)
(2 Tim. 2: 22) (1 Ped. 3: 8-12) (Efe. 6: 10-15) (Rom. 14: 19)
“10 Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les
pertenece.”
¿Cómo podrían tan hermosos rasgos del carácter de una persona generar persecución? La
razón es que ese tipo de estilo de vida se lleva en la luz de Dios, lo que al mismo tiempo
expone claramente que las obras de los malvados son tinieblas y que no son hechas en Dios.
(Jn. 3: 20; 7: 7) Todas las características de la personalidad que heredan bienaventuranza
anteriormente mencionadas se oponen claramente a la mentalidad del mundo (Jn. 15: 19)
Aun así los que de veras buscan a Dios deben perseverar en el propósito de su llamado
(Fil. 2: 12-16)
Nótese la hostilidad de este mundo: Son los mismos pacificadores que son perseguidos. El
maestro Jesucristo instruyó bien a sus discípulos animándoles a calcular el costo de seguirle
(Lc. 21: 12) (Jn. 15: 20) Los valores morales que Él trasmite y la justicia de Dios que
establece no son bien recibidas en este sistema actual. A consecuencia de esto, todo quien se
esfuerza por agradar a Dios y en seguir los pasos de su Cristo experimentará la misma
persecución que Él experimento. Esto pertenece también a las realidades del discipulado
(Lc. 23: 28-31)
La razón específica de esta persecución es la justicia; la misma por la que los que son
saciados en el reino de Dios están hambrientos y sedientos. Es así como podemos entender
que definitivamente los que la siguen tendrán aflicciones (Jn. 16: 33) Pero bienaventurados
son aquellos que a pesar de estas situaciones se atreven a seguir practicándola: el reino de los
cielos les pertenece.
6
Esta misma es la herencia de los pobres de espíritu (Mt. 5: 3), y es como si se cerra a el ciclo.
Aquellos que comienzan heredadndo el reino del Padre humillados y reconociendo su pobre
condición, serán los mismos que serán atacados por continuar manifestando la naturaleza de
su salvador. ¡Pero aun así nadie les podrá quitar su herencia! (1 Ped. 4: 12-16)
“11 »Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante
contra ustedes toda clase de calumnias”
Al decir por mi causa Jesús se identifica a sí mismo con la justicia de Dios. Así el Mesías lleva
el título de: El justo (Hch. 3: 14) Se describen aquí tres maneras específicas de cómo se puede
manifestar tal persecución:
ὀνειδίζω, oneidídso: Insultar, injuriar, reprochar. (En este caso injustamente) (Lc. 6: 22-23)
διώκω, dióko: Perseguir, buscar ardientemente. (En este caso para hacer daño)
(1 Cor. 4: 12-13) (2 Tim. 3: 10-13)
ψεύδομαι, pseúdomai: Mentir, ser falso, calumniar (En este caso dar falso testimonio)
(Ap. 2: 8-10)
“12Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así
también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes”
Sin embargo, estas dificultades que experimentan los bienaventurados aquí en la tierra
deben ser motivos de alegría y regocijo. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿De dónde pueden
sacar ellos fuerzas para regocijare en estas situaciones que les vienen precisamente por
desarrollar un carácter que agrada a su Dios? Veamos algunas razones:
1. Porque estas cosas nos confirman que heredamos la recompensa. Dios es galardonador
de los que le buscan (Heb. 11: 6) y a aquellos que imitaron a su Hijo unigénito serán
recompensados grandemente por sus méritos y servicio (Mt. 16: 27) (Col. 3: 23-24)
(Heb. 10: 32-36)
2. Porque se demuestra que imitamos a Jesucristo. Uno de los propósitos supremos de Dios
con nuestras vidas es formarnos a la semejanza de su Hijo Unigénito (Rom. 8: 28-30) Cuando
el mundo reacciona en nuestra contra con persecución y calumnias confirman que este
propósito del rey de reyes se está cumpliendo (Jn. 15: 20) (Rom. 8: 17) (1 Ped. 4: 12-14 )
3. Porque estas cosas añaden mayor peso de gloria a los que perseveran. Estas cosas las
soportamos no porque nos guste sufrir, sino porque amamos al Dios que nos comisionó y
estamos firmemente comprometidos con su causa. Por lo tanto, a esto Dios responde con
mayor gracia y gloria sobre aquellos que le permanecen fiel (2 Cor. 4: 13-17) (Rom. 8: 18)
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