I Creación del reino de Asturias DON PELAYO (718–737) Los orígenes de D. Pelayo son un misterio. Aunque hay versiones para todos los gustos, ninguna se puede tomar como única y verdadera. Lo que sí se sabe, es que era hijo de Favila, duque de Cantabria. Por lo tanto, era cántabro, no asturiano. Formó parte de la corte goda de Witiza, ubicada en Toledo, hasta que éste mató a su padre con sus propias manos por el miedo que tenía a que le arrebatara el trono. Witiza, que había sido nombrado Rey a título sucesorio por su padre Egica, nombró como su sucesor en el trono a su hijo Agila, saltándose, otra vez, la costumbre goda de la elección de los reyes. A la muerte de Witiza, en el año 710, los nobles no hicieron caso de la designación de Agila y, en la corte de Toledo, eligieron a D. Rodrigo. D. Pelayo, que se había incorporado al núcleo de personas de confianza de D. Rodrigo, fue designado «Espatario» o «Porta espada». Este cargo debía ser algo así como «Guardia personal», «hombre de confianza», etc. Lo que sí se puede afirmar es que era un cargo importante. Es decir, los godos se dividieron en dos bandos, los pro-Agila y los pro-Rodrigo. Al ser elegido Rey D. Rodrigo, los vascones iniciaron la tradición de levantarse contra el nuevo Rey, y se levantaron en armas. Enterado D. Rodrigo se traslada a la zona para reprimir la revuelta, ante el peligro que ésta representaba por la cercanía de la frontera este del reino. Simultáneamente al levantamiento de los vascones, desembarca un primer contingente de tropas bereberes a cargo de Tarif Abú Zara (de ahí viene el nombre de Tarifa), el cual se entrevistó con el obispo D. Oppas y D. Sisiberto, ambos emisarios de los [15] MANUEL GALLEGOS GARCÍA - LORENZANA pro-Agila, llegando al acuerdo de facilitar el desembarco de tropas, a cambio de dinero, de que Agila alcanzara el trono, etc. Una vez alcanzado el acuerdo, los bereberes encabezados por Tariq ben Ziyab desembarcan con tranquilidad en la península, un numeroso contingente de tropas. A este hecho algunas fuentes lo designan como «La Traición Vasca», al suponer que los vascones se habían levantado contra D. Rodrigo porque eran partidarios de Agila y, como siempre, atendiendo a sus fines particulares en vez de a los generales, estaban enterados y eran partidarios de la invasión de los bereberes, según el acuerdo alcanzado. D. Rodrigo, enterado del desembarco, levantó rápidamente el campamento y se dirigió al sur, reclutando gente, para enfrentarse con los musulmanes y expulsarlos al mar. Entre los reclutados había numerosos partidarios de Agila. Llegó D. Rodrigo y se enfrentó a los musulmanes el 19 de julio del año 711, en el río Guadalete. La batalla duró 8 días y, cuando parecía que D. Rodrigo iba a triunfar, los partidarios de Agila abandonaron el campo y, lógicamente, los musulmanes, ante esta importante merma de tropas, le derrotaron, dando por conquistada la Península Ibérica. Al ver que los musulmanes no pensaban respetar el acuerdo alcanzado, los emisarios de Agila acudieron a entrevistarse con el caudillo bereber y jefe de todo el proceso, Musa ben Nusayr. Éste, al ser interpelado por los emisarios, les dijo que pensaba quedarse y que ya no le hacían falta, motivo por el cual éstos tuvieron que huir. No se sabe a ciencia cierta si D. Rodrigo murió en la batalla, si escapó herido y murió en otro lado, etc., así como tampoco se sabe con seguridad dónde está enterrado. Lo que sí es cierto es que D. Pelayo fue hecho prisionero y puesto en libertad al poco tiempo. Una vez liberado, se dirige hacia la antigua corte de Toledo, donde permanece por un corto espacio de tiempo, estableciéndose posteriormente de manera definitiva en las montañas asturianas. Cuando los musulmanes llegan a Asturias, nombran gobernador a Abd Munuza, éste «firma» un acuerdo con los godos por el que se compromete a respetar su religión, costumbres, etc., a cambio de cuantiosos tributos, de que no hubiera levantamientos, rebeliones… D. Pelayo, que debido al cargo que había desempeñado, a haber estado en la corte de dos reyes, y a ser hijo de un conde, tenía [16] LOS AÑOS MÁS TRASCENDENTALES Y DESCONOCIDOS DE NUESTRA HISTORIA La Alta Edad Media Peninsular cierta relevancia entre las tribus montañesas de Asturias, llama a los jefes tribales y les conmina a no pagar los tributos, a levantarse contra los musulmanes, etc.; es decir, a incumplir el acuerdo en todos sus términos. Sin embargo, éstos no quieren complicarse la existencia y no hacen nada. Munuza se fija en la hermana de D. Pelayo, la incorpora a su harén, y le detiene (desde Damasco se había autorizado que los musulmanes pudieran unirse carnalmente con cristianas). D. Pelayo es enviado a Córdoba como prisionero, de donde consigue escapar y regresar a las montañas asturianas, sobre el año 717. Otras versiones dicen que fue enviado a Córdoba como garante de los acuerdos firmados, y que el episodio relativo a su hermana fue el detonante de la rebelión. El hecho cierto es que la hermana está en el harén de Munuza, que D. Pelayo llega a su territorio y ve que hay un gran deterioro de la situación, y decide que hay que hacer algo para arreglarla. Es decir, D. Pelayo no se levantó una mañana y se dijo «voy a combatir a los musulmanes y a iniciar la Reconquista»; el levantamiento fue producto de un largo proceso: derrota de Guadalete, huida hasta Asturias, firma de acuerdos, prisionero o enviado y retenido en Córdoba, deterioro de la situación social y, como gota que desborda el vaso, a su hermana le hacen miembro de un harén. Tremendamente enfadado, y contando con el gran ascendiente que tenía sobre la población, se decide a luchar, y para ello se reúne con los jefes de las tribus montañesas, principalmente asturianas, convenciéndoles de que no paguen tributos y se levanten en armas. Anteriormente había entrado en contacto con D. Pedro, duque de Cantabria, para organizar entre los dos la resistencia de las tribus montañesas, de asturianos y cántabros. Parece ser que D. Pedro era de sangre real por ser pariente de los Reyes Leovigildo y Recaredo, que había sido Príncipe de la Milicia o Capitán General de los Reyes Egica y Witiza; además, según cuenta la tradición, se hizo fuerte contra los árabes en el castillo de Tejeda, cerca de la Peña Horadada, y sus restos reposan en una ermita próxima. También cuentan las tradiciones que creó lo que hoy son las Abadías poniendo guarnición de Hijos-dalgo en monasterios e iglesias despobladas como pueden ser las de Vibanco, Rueda, Rosales, Siones y Ribamartín. A saber. En algún momento D.Pelayo contrae matrimonio con Guadosia, con quien tuvo a Favila y Ermesinda. Debido a los contactos [17] MANUEL GALLEGOS GARCÍA - LORENZANA antes comentados y al conocimiento mutuo de ambas familias, se produce el matrimonio entre Ermesinda, hija de D. Pelayo, y Alfonso, hijo de D. Pedro. Como consecuencia de la unión lograda entre asturianos y cántabros, D. Pelayo vence en la batalla de Covadonga, en el año 722, al Walí de Al- Ándalus, Anbasa ben Suhaym al-Kalbí, para quien la derrota no tuvo demasiada importancia. Sobre esta batalla se ha escrito mucho y se ha dicho que fue el inicio de la Reconquista; sin embargo, hay que tener en cuenta que el sentimiento de reconquista no existía: la intención era volver a la situación anterior, y reinstaurar un nuevo reino visigodo con los usos y costumbres, religión, etc., del anterior. Según tradición visigoda, fue elegido rey en el año 718 y, también por la misma tradición, hubo de enfrentarse con la nobleza. Estableció la capital en Cangas de Onís en el año 737. Sus restos reposan en Covadonga. FAVILA O FAFILA (737–739) Hijo de Don Pelayo, casado con Froleba o Froliuba y, según algunas versiones, sin hijos; otros dicen que tuvo una hija, una tal Favinia, que se casó con el duque Luitfredo III de Suevenia, o Luifrido. Supongo que Suevenia viene de «suevos»; por lo tanto, habría que situarlo en la actual Galicia. Según la tradición le mató un oso cuando cazaba, seguramente de noche. Algunas fuentes cuentan que amigos suyos le advirtieron del peligro y que Favila no les hizo caso. De ser cierto esto, lo único que se puede decir de este personaje, es que era un inconsciente. ALFONSO I «EL CATÓLICO» (739–757) Nacido sobre el año 693, por lo que al acceder al trono ya era mayorcito para la época. Hijo de Don Pedro, duque de Cantabria y casado con Ermesinda, hija de D. Pelayo. [18] LOS AÑOS MÁS TRASCENDENTALES Y DESCONOCIDOS DE NUESTRA HISTORIA La Alta Edad Media Peninsular Por su matrimonio se unieron el ducado de Cantabria y el incipiente Reino de Asturias. Este Rey de Asturias también era cántabro. Según la costumbre visigoda, los reyes accedían al trono por elección, no por sucesión dinástica, aunque en este caso, ambos procedimientos coinciden al ser elegido Rey. Supongo que su participación en la batalla de Covadonga al frente de cántabros y su matrimonio con la heredera de D. Pelayo tuvieron algo que ver en su elección. Con Ermesinda tuvo a Fruela I, Vimerano y Adosinda y, al enviudar, engendró con una cautiva de Al-Ándalus (¿Sisalda?) a Mauregato. Entre el año 732 y el año 741 Al-Ándalus estuvo inmersa en una guerra civil o «fitna» entre árabes y bereberes (los que desembarcaron) por la sucesión del Walí de Al-Ándalus. Una de las consecuencias de esta guerra civil fue el abandono, por parte de los bereberes, del valle del Duero, ya que consideraban que ocupaban peores tierras que los árabes, así que empezó una importante despoblación del valle. A partir del año 745, Alfonso, aprovechando la situación, se ve libre del peligro que representaban los musulmanes de la meseta y decide, ampliar el reino y proporcionarle seguridad, realizando una serie de acciones: • Se lanzó hacia Galicia (había sido conquistada por Muza en el año 713 y poblada por musulmanes) y Portugal, ocupando primero Lugo y después Tuy, y repoblando la costa de Galicia, la cual quedó desde ese momento y de manera definitiva unida al reino asturiano. También expulsó a las tropas musulmanas de Galicia. • Conquistó tierras en León, la Bardulia (futura Castilla) y Álava. • Pobló tierras que, por no haber pertenecido a los musulmanes, no tuvo que conquistar, como son Primorías, Liébana, Trasimera, Sopuesta, Carranza, etc. • Inició la fortificación de Álava, Vizcaya, Pamplona, Deyo y Berruza (los topónimos son de la época, por lo que en algunos casos es difícil establecer su correspondencia actual). [19] MANUEL GALLEGOS GARCÍA - LORENZANA Además, con el objetivo de aumentar la seguridad del reino estableció dos líneas defensivas: • Por el sur, con los cordobeses, estableció la línea formada por: Astorga - León - Saldaña - Santa María de Mave - Amaya - Simancas - Oca - Velegía (no se sabe con certeza dónde está) - Miranda de Ebro. Los musulmanes se establecieron a unos 100 kms. más al sur, por encima del Duero. • Por el este; para impedir las penetraciones de musulmanes y vascones, estableció la línea compuesta por: Miranda de Ebro - Revenga - Carbonera - Briones – Cenicero, y Alesanco en La Rioja. Entre estas dos líneas y los límites de su reino constituyó la «Marca Oriental» o «Zona de Seguridad» del Reino de Asturias; es decir, más o menos el norte de Burgos y Cantabria, donde se encuentra la zona de las «Bardulias» (futura Castilla ) y parte de Álava, donde se refugió gran parte de la antigua nobleza goda. En los años 751, 752 y 753, en el valle del Duero, además de la despoblación antes mencionada, se desata una enorme hambruna, una sequía y una epidemia de viruela. Alfonso I se aprovecha de estas circunstancias y, junto con su hermano Fruela, que era su lugarteniente en las operaciones en la parte oriental del reino (no confundir con Fruela I), se dedica a hacer correrías más allá del Duero para ampliar la franja de seguridad con la frontera musulmana, y situarla entre la Cordillera Central y las montañas Cantábricas. Para ello, destruye las poblaciones musulmanas, entre ellas Salamanca, se lleva a los cristianos a zonas más seguras en el norte peninsular y concentra tropas cristianas en las montañas para darles seguridad. Aunque no consiguió establecer un dominio completo sobre estas zonas, las despobló y las hizo inservibles para los musulmanes, porque yermó todo el valle de Duero, es decir, aplicó una política de sangre y fuego. Sin embargo, los avances territoriales fueron mínimos, ya que los territorios que agregó al reino fueron, más o menos, la Liébana y la Bardulia por el este, la zona costera de Galicia por el oeste, y posiblemente León por el sur. [20] LOS AÑOS MÁS TRASCENDENTALES Y DESCONOCIDOS DE NUESTRA HISTORIA La Alta Edad Media Peninsular El empuje asturiano y la imposibilidad de combatir, obligó a los musulmanes a establecer tres Marcas fronterizas: Zaragoza en el este, Toledo en el centro y Mérida en el Oeste, para evitar la expansión del incipiente reino. Su muerte, en el año 757, coincide más o menos con la fundación por Abderramán I (756–788) del emirato Omeya o emirato independiente; por lo tanto, hasta que Abderramán I consigue consolidar el emirato, hubo una especie de tregua, aceptada por ambas partes, que duró unos 25 años. Tregua que rompió, en el año 791, el emir Hisham I durante el relevo en el trono entre Vermudo I y Alfonso II. El que hubiera una especie de tregua no implicaba un parón en las actividades bélicas; implicaban su ralentización y/o disminución de nivel. Sus restos reposan en Sta. María de Covadonga. [21]