y a prestarle asistencia material y moral. Esta medida deberá ser

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y a prestarle asistencia material y moral. Esta medida deberá ser objeto de
revisión cada seis meses, con el objeto de valorar la restitución de la niña,
niño o adolescente a su familia de origen o para adoptar la medida más
adecuada a su situación.
El juez competente calificará la idoneidad de la familia que desee servir
como sustituta.
Las familias sustitutas deberán cumplir, como mínimo, con las condiciones familiares, morales, psicológicas, sociales, económicas y de salud
que evidencien la aptitud y disposición para asumir la responsabilidad
parental.
En el caso que la familia sustituta solicite la adopción de la niña,
niño o adolescente acogido en el seno de la misma, siempre y
cuando se reúnan los requisitos para su adopción, el tiempo que
estos hayan convivido con la familia sustituta se tomará en cuenta
para la contabilización del plazo establecido en el artículo 176 del
Código de Familia.
Las familias sustitutas serán supervisadas por el Instituto Salvadoreño
para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia. (Resaltado fuera
de texto).
Artículo 128.- Opción para adoptar niños acogidos
Las personas que hayan sido responsables de una niña, niño o adolescente
en acogimiento familiar, tendrán opción prioritaria para su adopción,
siempre que cumplan con los requisitos legales y en respeto del interés
superior.
Sin ánimo de referirme al contenido de estas tres disposiciones, las que evidentemente requieren un análisis teleológico, desde un enfoque de derechos, y cuyo
resultado sin dudas, sería de un irrespeto a los derechos de la niñez y adolescencia,
privilegiando una visión adulto-centrista, quiero abordar un aspecto que está íntimamente vinculado al tema de los derechos fundamentales de los niños, las niñas
y los adolescentes “considerados sujetos de adopción”, es decir, la “adoptabilidad”.
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