Boletín 10 – 1949 / 1974 Aniversario 25 Jubiläum

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BOLETIN
CULTURAL0
HUMBOLDT
1949-1974
Aniversario 2 5 Jubiläum
Caracas 1974
Ctc II
ni
ASOCIACION
CULTURAL
HUM BOLDT
CON LA COLABO RACION DOCENTE DEL
INSTITUTO GOETHE MUNICH
H AN PRESIDIDO A LA ACH DESDE SU FUNDACION EN 1949:
1.
2.
3.
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13.
14.
15.
16.
Dr. José Ignacio Baldó - 1949/51.
Dr. Eduardo Rohl f - 1951/52.
Dr. José Loreto Arismendi - 1952/54.
Dr. Luis Teófilo Núñez - 1954/56.
Dr. Julio Criollo Rivas f - 1956/57.
Dr. Afilio Brillembourg - 1957/59.
Dr. Rudolf Jaffé - 1959/61.
Sr. Ernesto Blohm f - 1961/63.
Dr. Oscar Herz - 1963/64.
Dr. Juan F. Stolk f - 1964/65.
Prof. Walter Dupouy - 1965/67.
Arq. Dirk Bornhorst - 1967/69.
Dr. José Ignacio Baldó - 1969/70.
Dr. Eugenio De Bellard Pietri - 1970/72.
Dr. Antonio Anzola Carrillo - 1972/74.
Dr. Enrique Pimentel - 1974.
MIEMBROS DE LA JU N TA DIRECTIVA (elegidos el 31 de enero de 1974):
Presidente: Dr. Enrique Pimentel
•
Vicepresidente: Dr. Antonio J.
Anzola Carrillo
•
Tesorero: Sr. Giinter Manns
0
Vice-Tesorero:
Dr. Rafael Santander
•
Secretario: Dr. Horacio Vanegas-Fischbach
•
Vocales: Prof. Walter Dupouy
•
Dr. Eugenio De Bellard Pietri
•
Sr. Axel Krüger
•
Suplentes: Arq. Dirk Bornhorst
•
Sr.
Cristóbal Blohm
•
Dr. Alfredo Coll García
0 Dr. José Antonio
Salas
•
Dr. Mario Altamirano
0
Com isión E ditora: Prof. W al­
ter Dupouy
•
Arq. Dirk Bornhorst
•
Dr. Eugenio De Bellard
Pietri
•
Sr. Hinrich R. Reinstrom
*
C om isario: Sr. Kurt F. W .
Wesemann W .
o
Suplente: Sr. Richard Todtmann.
Director de la A.C.H.: Sr. Hinrich R. Reinstrom.
S ede: E dificio Pigalle, 1er. Piso, Avenida Leonardo da V inci, Colinas
de Bello Monte, Caracas - Teléfonos: 76 20 55 y 76 20 91.
D irección P ostal: Apartado 60501
Chacao, Caracas 106 - Venezuela.
1 9 4 9 -1 9 7 4
Aniversario 25 Jubilänm
Caracas
1974
Indice
........................................................
5
La Asociación Cultural Humboldt 1949-1974,
por Walter Dupouy ...........................................
9
PRESENTACION
ARTICULOS
ADDENDA
................................................
23
De las Juntas Directivas ..................................
De los M iembros
29
Del Personal Administrativo ...........................
37
Del Personal Docente .......................................
39
Los Cursos de Alemán en la A.C.H. Qué es
el Goethe Institut de München .....................
41
Perspectivas de la Investigación sobre A le­
jandro de Humboldt, por el Dr. Hanno Beck.
45
Valoración de la Vida y Gloria postuma de
los Hermanos Humboldt hasta fines del Siglo
x ix , por el Dr. Ulrich Dieter Oppitz ............
49
El N om bre de los Hermanos Humboldt en el
Am bito Mundial, por el Dr. Ulrich Dieter
Oppitz ......................................................................
59
Humboldt y la H erpetología de Venezuela,
por el Prof. Abdén Ramón Lancini V
93
La Cátedra de Alemán de la Universidad Cen­
tral de Venezuela. Ensayo de una crónica en
fragmentos. Primera Parte: I-III, por la Prof.
Dra. Federica de R itte r ......................................
105
Segunda Parte: IV, por la Prof. Lotte de
Vareschi ..................................................................
111
Bases Neurológicas de la Sexualidad y la
Agresividad, por el Dr. H oracio VanegasFischbach ...............................................................
117
Formas e Ideales de la Enseñanza Universi­
taria en Alemania, por el Dr. Ernesto Mayz
Vallenilla ...............................................................
123
Presentación
La Junta Directiva de la Asociación Cultural Humboldt, para celebrar el
25 Aniversario de la fundación de la A sociación — fundación que tuvo
lugar en Caracas hace un cuarto de siglo; para ser exactos, el 22 de junio
de 1949— acordó la publicación de una entrega especial de su BOLETIN
y, al efecto, encomendó a la Comisión Editora prepararlo en la forma
más adecuada a ese objeto. P ero recom endó que fuese mantenida la nu­
meración ordinal, correspondiéndole el N ° 10 por ser el BOLETIN N° 9,
precedente, la entrega ordinaria que informa acerca de las actividades del
año 1973.
La Comisión Editora, integrada por los miembros de la Junta Directiva
señores Prof. Walter Dupouy, A rquitecto Dirk Bornhorst, Dr. Eugenio de
Bellard Pietri y el D irector Hinrich R. Reinstrom, procedieron a la bre­
vedad posible a recabar el material que había de contener este número
aniversario, obteniéndose la generosa colaboración de los distinguidos
Humboldtistas residentes en Alemania, doctores Hanno Beck y Ulrich
D ieter Oppitz, a quienes les estamos sumamente reconocidos por sus
muy interesantes ensayos enviados especialmente para el presente nú­
mero aniversario. Y, en Venezuela, contribuyeron amablemente y de
manera especial también, con sus respectivos estudios, el Dr. Ernesto
M ayz Vallenilla, R ector de la Universidad “ Simón Bolívar” ; el P rofesor
Abdem Ramón Lancini, D irector del Museo de Ciencias Naturales; el
Dr. H oracio Vanegas-Fischbach, del Instituto Venezolano de Investigacio­
nes Científicas ( I V I C ) ; y las profesoras Dra. Federica de Ritter y Lotte
de Vareschi, de la Escuela de Alemán de la Universidad Central de V e­
nezuela. Expresamos a todos ellos nuestra sincerísima gratitud.
P or otra parte, expresamos públicamente nuestro agradecimiento a The
Library o f Congress, al United States Board on Geographic Ñames y a
The National Geographic Society, con sedes en Washington, D.C., por la
muy estimada colaboración que nos prestaron amablemente en el campo
bibliográfico humboldtista. Asimismo, a las damas que realizaron las tra­
ducciones necesarias, colaborando también afanosa y eficazmente en las
transcripciones y la preparación de los materiales seleccionados para el
presente BOLETIN, señoras Waltraud de la Rosa y Odette McLaughlin.
Finalmente, especial mención debem os hacer de la Embajada de la Repú­
blica Federal de Alemania, Caracas, y del M inisterio de Relaciones E xte­
riores, Bonn, por su generoso aporte que hizo posible la impresión de este
número aniversario.
Caracas: junio de 1974.
L A C O M IS IO N E D IT O R A
ARTICULOS
La Asociación Cultural Humboldt
1949-1974
Por W a l t e r D u p o v y
Cuando todavía las naciones europeas no se habían recuperado de la
tremenda destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, y hasta
los países que no habían participado directamente en la contienda pade­
cían aún las consecuencias de la conflagración, surgió en un hombre de
noble espíritu y amplia cultura, el m édico venezolano Dr. José Ignacio
Baldó, la generosa idea de fundar una asociación que renovase y fom en­
tase en Venezuela el intercambio cultural con la entonces vencida A le­
mania, pero cuya rica cultura, al fin y al cabo, había logrado siempre
sobrevivir y florecer de nuevo tras los más graves accidentes ocurridos
en su historia.
Después de larga meditación, ya decidido, invitó el 3 de febrero de 1949
a su casa, a 25 venezolanos y 25 alemanes a quienes expuso su propósito
formalmente. Imbuidos todos ellos del mismo espíritu del proponente, la
aceptación fue unánime. Y el momento oportuno, pues que el año 1949
no sólo era aniversario del bicentenario de Goethe, sino también del sesquicentenario de la llegada de Alejandro de Humboldt a Venezuela, dos
de los más eminentes hombres de pensamiento producidos por Alemania.
Y uno de ellos, Humboldt, ligado a Venezuela en razón de sus explora­
ciones, estudios y producciones impresas, de su amistad con el Libertador
Simón Bolívar, de su afecto por nuestro país reiteradamente expresado
en sus escritos, que al correr del tiempo se ha hecho recíproco, pues a
Humboldt se le quiere, se le respeta y se le admira en Venezuela cada
vez más, a medida que su personalidad y su obra se han ido populari­
zando a lo largo y lo ancho de nuestro territorio.
Así, el año 1949, después de haber el grupo celebrado varias reuniones
deliberativas hasta considerar llegado el momento oportuno, quedó fo r ­
malmente establecida la A sociación Cultural Humboldt, sociedad civil
cuya constitución se firm ó el día 22 de junio de aquel memorable año,
quedando registrado el documento el 11 de julio subsiguiente en la O fi­
cina Subalterna del Primer Circuito del Registro del Departamento L i­
bertador del Distrito Federal, en Caracas.
9
La A sociación tiene por único objeto — establece el artículo l 9 de sus
Estatutos— “ difundir en Venezuela la cultura germana b a jo sus aspectos
científico, literario y artístico” . Y , según el artículo 2°, ella procurará,
entre otras actividades: “ a) mantener un local en donde puedan cele­
brarse reuniones de los socios con fines culturales; b ) form ar una b ib lio ­
teca; c ) organizar conferencias, conciertos y exposiciones de carácter
cultural; d) patrocinar la venida a Venezuela de personas que hayan
sobresalido en el campo de la cultura germana, a fin de que, por medio
de conferencias o cursos, nos pongan al corriente de los adelantos en el
campo de sus respectivas especialidades” .
E interesantes son también las normas contenidas en el artículo 3°, que
dice:
“ La A sociación no persigue ningún fin de lucro y le está terminante­
mente prohibida toda intervención o manifestación de carácter político,
tanto en el campo nacional com o en el internacional” . Normas éstas, de­
bemos agregar, que han sido mantenidas rigurosamente durante toda su
ya larga vida.
La lista de sus M iembros Fundadores en 1949, com o la de sus otras cate­
gorías de socios, figuran al final de esta reseña histórica. Sin embargo,
debemos mencionar que en la form ación del grupo de fundadores, se­
cundó con verdadera dedicación, al Dr. Baldó, su amigo y colega el mé­
dico anatomopatólogo alemán, residente en Caracas, Dr. R udolf Jaffé,
hoy venerable Maestro en retiro en su apacible quinta “ El Descanso” ,
hermoseada por las bellas plantas del jardín, y cercana al Avila, verda­
dero descanso para quien había dedicado a ésta, su patria de adopción,
prolongados servicios profesionales y enseñado a varias generaciones de
estudiantes y médicos los conocim ientos, la experiencia y la práctica de
su especialidad.
La primera Junta Directiva elegida, quedó constituida así: Presidente:
Dr. José Ignacio B aldó; Vicepresidente: Dr. Eduardo R óhl; Tesorero:
Dr. Carlos Guinand; Secretario: Dr. Carlos Ottolina; V ocales: Dr. José
Loreto Arismendi, Profesor Dr. Rudolf Jaffé y Sr. Ramón Díaz Sánchez;
Com isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado; Comisario Suplente: Sr. Eduar­
do Sieblesz *.
Como en todo com ienzo, los recursos eran al principio muy limitados.
Las reuniones se efectuaban indistintamente en las casas de los directores.
*
10
A l final de esta historia sumaria de la Asociación Cultural H um boldt, figuran las nóm i­
nas de las Juntas Directivas desde su fundación hasta el presente, com o también los nom­
bres de las personas que han trabajado en su Administración y las que han ejercido el
profesorado en la enseñanza de idiomas en nuestras aulas.
Y gracias a la amabilidad del Dr. Atilio Brillembourg, M iembro Funda­
dor y ex-Presidente, quien nos prestó un ejemplar multigrafiado del pri­
mer Inform e Anual presentado por la Junta Directiva a la Primera Asam­
blea General de Socios celebrada el 25 de enero de 1951, firmado por el
Presidente Dr. Baldó, podemos dar a conocer hoy algunos párrafos de
especial interés, que reflejan las condiciones de la época y el espíritu
generoso del que se hallaban animados los directores.
“ Si en el balance del primer año de vida no podrá la Junta que me hon­
ro en presidir presentar un bagaje a la altura de los propósitos form u­
lados, en cam bio está puesta la simiente dentro del espíritu que a todos
nos m ovió hace poco más de un año, y abierto el campo para el trabajo
dentro de un ambiente promisor. Vale la pena por la personalidad de
quien la emite, consignar la opinión del Profesor Domagk al respecto,
con ocasión de su visita a Venezuela, cuando d ijo : «quiero significar el
alto valor espiritual que doy a los esfuerzos de la A sociación Cultural
Humboldt. Derramar en esta joven nación los esfuerzos intelectuales y
artísticos de una antigua nación europea, es una idea digna de todo es­
tímulo. Seguramente encontrará plena simpatía y amplio espíritu de c o ­
laboración entre las personas de la intelectualidad alemana contem po­
ránea»” .
Y seguidamente continúa el Dr. Baldó inform ando:
“ La labor de este primer año de actividades deberá más bien conside­
rarse com o derrotero a perseguir, que quienes nos vayan sucediendo a
través de los años en esta honorífica misión, sabrán con seguridad llevar
a feliz término. Permítaseme que repita lo que dijim os con ocasión de
la visita del Profesor Berg, por caracterizar la situación de este primer
período: «Nuestra A sociación se siente muy satisfecha de haber abierto
una puerta que estaba cerrada, demostrando la necesidad de que los inte­
reses de la política internacional estén desligados de los intereses cultu­
rales, y que el intercambio científico y artístico de los pueblos no debe
interrumpirse por ningún respecto, ya que en este mundo parece ser un
estado permanente y definitivo la zozobra y la inseguridad. Creemos que
en este sentido, compete a las clases cultas de los países civilizados man­
tenerse en contacto, y no dejarse impresionar por los obstáculos que cada
día y a cada paso se presentan para distanciar los grupos humanos a
cuyo cargo están las más nobles actividades del progreso»” .
Seguidamente el primer inform e anual del Dr. Baldó comunica que hasta
entonces contaba la A sociación con 89 miembros. Luego enumera las
conferencias auspiciadas por la joven sociedad:
11
a)
Profesor Gerhard Domagk, quien había venido a Venezuela invitado
por un mes para dictar tres conferencias, así: “ Cambios en el tratamien­
to de las enfermedades infecciosas del hombre en los últimos decenios” ,
el 22 de noviembre de 1949, en la Universidad Central; “ El tratamiento
sulfonamídico en las infecciones bacterianas” , el 30 de noviembre de
1949, en la Universidad Central; “ Quimioterapia de la Tuberculosis” , el
25 de noviem bre de 1949, en el Instituto Nacional de Tuberculosis (S a­
natorio “ Simón Bolívar” ).
Estas conferencias, explica el Dr. Baldó, sirvieron para reanudar relacio­
nes con la escuela médica alemana, e inform a que la A.C.H. “ puso en
contacto al Profesor Domagk * con el Dr. Martín Vegas, Profesor de la
Cátedra de Clínica Dermatológica y Sifilográfica de la Facultad de M e­
dicina de la Universidad Central, y con el Dr. Jacinto Convit, M édico Je­
fe de la División de Lepra del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social,
ya que [D om agk] tenía interés en tratar con estos distinguidos leprólogos
acerca de las posibilidades de una experimentación con el producto por
él descubierto con el nombre de Tiosemicarbazón (T B I ), pues conside­
raba la posibilidad de que tuviera una acción terapéutica en la lepra.
( . . . ) Es de interés informar, a esta Asamblea, que lo favorable de los
primeros resultados después de un tiempo sólo de 3 o 4 meses en 34 pa­
cientes, llevó a los leprólogos venezolanos a hacer una comunicación
previa, que salió publicada en julio de 1950, patrocinada por el M inis­
terio de Sanidad y Asistencia Social y la cual está al salir en el Interna­
tional Journal o f Leprosy. Esta experimentación continúa con el mayor
interés, según se nos ha inform ado recientemente, y pudiera cambiar
algunos de los aspectos sociales del tratamiento de la lepra. De con fir­
marse este anhelo, tocaría a nuestra A sociación moralmente una parte en
el alivio de este terrible azote de la humanidad, ya que Domagk no había
podido experimentar el producto en cuestión sino en un enfermo de
lepra en Alemania, y quizás hubieran pasado muchos años si no se le
hubiera dado la oportunidad de un intercambio de ideas con los cientí­
ficos venezolanos” .
b)
Profesor Dr. H. H. Berg, de la Universidad de Hamburgo, radiólogo
y especialista de las enfermedades del aparato digestivo. Vino invitado
por la Sociedad de Radiología de Venezuela, para dictar conferencias,
“ habiendo nuestra Asociación colaborado en el plan de la realización
de una conferencia” , el 3 de febrero de 1950, en la Universidad Central,
sobre “ Medicina Interna en correlación con los sucesos internacionales” .
*
12
Premio N obel 1939.
c)
Profesor Ernst Schaefer, fundador y director del “ Reichinstitut Sven
Hedin” de Munich, quien disertó en la Universidad Central el 13 de o c ­
tubre de 1950 acerca de “ Lhasa, la Ciudad Santa y prohibida. El secreto
de la cultura tibetana estudiado en expediciones personales” .
d)
Profesor Robert Martens. Z oólogo alemán, quien estando en El Sal­
vador en viaje de estudio, fue invitado por cuenta de la A.C.H. para p ro­
nunciar en la Universidad Central, una conferencia sobre “ Las reaccio­
nes psicológicas de los lagartos y serpientes” . Hubo necesidad de cance­
lar la invitación, estando él ya en viaje para Venezuela, por los sucesos
políticos de noviembre de 1950 ocurridos en el país.
Otras conferencias que, entonces, se hallaban convenidas para ser pro­
nunciadas próximamente según lo expresa el Inform e del Dr. Baldó a la
Asamblea, estarían a cargo de la Dra. Federica de Ritter sobre el tema
“ La Herencia de Goethe” ; Dr. Volkmar Vareschi, sobre “ Alberto Durero” ; del pintor Jurgen Kalmann sobre un tema de pintura moderna. Y
se hallaba en estudio la venida al país del romanista Profesor Rheinfelder
de la Universidad de Munich, para pronunciar las conferencias “ Hispa­
nistas de Baviera desde el Romanticismo hasta h oy” ; “ Semántica y T eo­
logía” y “ El estadio actual de las Universidades Alemanas” ; com o tam­
bién la venida del Profesor de Filosofía A. Wenzel, de la Universidad
de Munich, quien hablaría sobre “ La existencia humana, Historia y
Naturaleza com o los temas principales de la Filosofía alemana de hoy” :
“ Cambios espirituales en el curso de este siglo” ; y “ La libertad com o
problema de la filosofía de h oy” .
Informa también el Dr. Baldó, que la Junta Directiva acordó remesar
una ayuda de Bs. 600 al Pbro. Cornelius Vogl, com o contribución para
preparar una colección de M icrolepidópteros de Venezuela, entonces en
el Museo Z oológ ico de Munich, con el com prom iso de enviar a Vene­
zuela los ejemplares duplicados de una colección de 5.000 ejemplares.
Como se podrá observar, desde su modesto comienzo la A sociación había
logrado ya realizar actividades de mucho interés y especialmente im por­
tante resultó en su primer año la venida del Dr. Domagk en relación con
la com probación en Venezuela de la eficacia de su medicamento en su
aplicación acó en una serie de casos de lepra, por cuanto en Alemania
sólo pudo experimentarlo en un solo paciente por no haber allá m ás; y
com o bien lo d ijo el Dr. Baldó, el contacto del Dr. Domagk con sus cole­
gas venezolanos aceleró la com probación de la eficacia del medicamento
por él descubierto.
Para que nuestros lectores puedan darse una idea del gradual incremento
en las actividades de la A sociación Cultural Humboldt, les informaremos
13
que durante el primer quinquenio (1949-1954), se pronunciaron 44 con­
ferencias b ajo sus auspicios. En el segundo quinquenio (1955-1959),
hubo un total de 67 actos, de los cuales 45 fueron conferencias, 15 eran
conciertos, 6 de proyecciones de películas culturales y un acto más hubo
de distinta naturaleza. Y en el tercer quinquenio (1 9 6 0-1964), el total
de actos alcanzó a 133, así: 66 conferencias, 34 conciertos, 13 proyec­
ciones fílmicas, 8 exposiciones artísticas y 8 actos diversos.
Debemos advertir que la A sociación, a los pocos años de fundada, tuvo
su sede en un local del E dificio “ San Germán” , Calle La Iglesia, Sabana
Grande, donde funcionaban sus oficinas, se celebraban las reuniones de
la Junta Directiva y Asambleas anuales de los socios, habiéndose inicia­
do allí, además, en marzo de 1954, los cursos de enseñanza del idioma
alemán al cuidado de la profesora Doña Dora de Olbrich, quien dictaba
las clases generosamente com o colaboración a nuestra A sociación, de la
que su esposo Don Juan Olbrich es M iem bro Fundador y M iem bro Suscritor hasta el presente. La Sra. Olbrich, por sus muchos años de gene­
rosa colaboración com o profesora de idiom as de los cursos patrocinados
por nuestra A sociación, fue designada Miembro H onorario confiriéndo­
sele un Diploma que la acredita en esa categoría, en reconocimiento de
esos valiosos servicios prestados a la A sociación, sin percibir remunera­
ción alguna, hasta la fecha de su retiro voluntario en junio de 1963. Fue
la primera persona en recibir esta distinción.
El constante aumento del número de inscritos hizo más adelante necesa­
ria la colaboración de otro maestro, cargo que ocupó durante algunos
años el Dr. ph. Werner Schad, autor de varias narraciones de sus viajes
por el interior del país * y quien hoy es docente en una escuela en Bariloche, Argentina.
En cuanto a los actos culturales públicos, com o conferencias, conciertos
y exposiciones, que la A sociación Cultural Humboldt auspiciaba enton­
ces, eran ofrecidos en auditorios más capaces de otros centros culturales
que amablemente los cedían al efecto, com o el del Colegio de M édicos del
Distrito Federal en Los Chaguaramos, el del Colegio Humboldt en la
Urbanización Avila, el del Museo de Bellas Artes y el del Ateneo de
Caracas sitos en Los Caobos, el Salón de Exposiciones de la Fundación
Eugenio Mendoza y el de la A sociación Venezolana para el Avance de
la Ciencia (A S O V A C ). Y si en los tres primeros quinquenios el total
de actos culturales alcanzó a 244, sólo en los cuatro años siguientes
*
14
Tuvimos el placer y el deber de amistad de prologar la primera obra publicada por el
Dr. W erner Schad en Venezuela: “ Indios, Pantanos y Selvas. Impresiones de una Expe­
dición al Delta del O rinoco” , Caracas, 1955. Edit. Oceánida.
(1965-1968) el total de actos sumaba 207 y en los cinco años subsi­
guientes (1969-1973) ya habían sumado 972. Y en lo que va del pre­
sente año 1974 (enero a ju n io ), son 194 los actos realizados, con los
cuales el gran total desde 1949 hasta junio 1974, de los actos culturales
ofrecidos b ajo los auspicios de la A sociación Cultural Humboldt alcanza
a 1.617, a saber:
1949/1959 .......................................
111
1960/1964 .......................................
133
1965/1968 ......................................
207
1969/1973 .......................................
972
1.423
ler. semestre de 1974
..............
194
1.617
¡S ólo en el próxim o pasado año 1973, hubo 344 actos!
Las listas anuales de los actos culturales se vienen dando a conocer en de­
talle en el BOLETIN de la A.C.H. a partir del N ° 1 correspondiente al
Inform e del Año 1964 (1965) ; y desde el Informe del año 1969, se in ­
cluyen además tablas sinópticas que indican los actos culturales clasifica­
dos por géneros y lugares (Caracas, M aracaibo, Mérida y otras localida­
des del in terior), añadiéndose, desde el Año 1971, otra tabla sinóptica
indicativa de las cifras de la concurrencia a esos actos.
Si en su primera década de vida la A.C.H. sólo limitaba sus actividades a
Caracas, el 22 de abril de 1967 quedó fundado en la ciudad de Maracaibo
el Capítulo de M aracaibo y el 14 de ju lio del año siguiente, 1968, quedó
establecido también el Capítulo de Mérida, cuyo influjo, bajo juntas d i­
rectivas y con miembros residentes en esas localidades, es apreciable.
Por otra parte, desde la sede matriz en Caracas se han venido organizando
y patrocinando también actos culturales realizados en diversas otras loca ­
lidades del interior. En 1973, fueron auspiciados actos culturales en Barquisimeto, B oconó, Ciudad Guayana, Cumaná, La Grita, Maracay, San
Fernando de Apure, Turén, T rujillo, Valencia y Valera, sin incluir las
ciudades de M aracaibo y Mérida cuyos respectivos Capítulos de la A.C.H.
funcionan allí con autonomía, aunque con nuestra colaboración en algunos
aspectos y ocasiones.
15
No dejará de tener interés, con respecto al total de 1.617 actos antes refe­
ridos, mostrar su clasificación por géneros, a sí:
Conferencias ..................................
Conciertos .......................................
Exposiciones ..................................
Proyecciones fílm ic a s ..................
Teatro .............................................
Otras ..................................................
461
262
106
704
58
26
1.617
Y conviene inform ar también que de las 461 conferencias auspiciadas por
la Asociación Cultural Humboldt, 136 (o un 2 9 ,5 % ), fueron pronuncia­
das por 88 distinguidos conferencistas alemanes venidos del exterior, mu­
chos de renombre universal, com o el ya antes citado Profesor Dr. Gerhard
Dom agk; com o el Profesor R udolf Grossmann; o el notable antropólogo
austríaco Profesor Dr. Martín Gusinde: o el Dr. A dolf M eyer-Abich, c o ­
nocido por su teoría del Holismo * ; o el fam oso economista Profesor
Dr. Wilhelm Roepke, fallecido hace algunos años, entre muchos otros
hombres de letras y de ciencia, cuya lista resultaría demasiado larga para
añadirla a la presente crónica.
El local que ocupaba la A sociación desde 1952 en Calle La Iglesia en Sa­
bana Grande, resultó estrecho al correr de los años, por lo que fue preciso
alquilar una quinta de dos plantas y amplio jardín, sita en la Calle 2^,
N9 14, en la Urbanización Campo Alegre. No sólo había en ella espacio
para las oficinas y aulas, sino también para la biblioteca y las conferen­
cias públicas.
C oincidió la contratación de la nueva casa, en ju lio de 1962, con el con ­
venio que se suscribió con el Instituto Goethe de Munich, el cual en ade­
lante se encargaría de todo lo relacionado con las clases de idiomas b a jo
la dirección de un docente designado por el referido Instituto y enviado a
Caracas al efecto. Fue el prim ero de ellos el Dr. ph. Thomas Niese, quien
logró con su dedicación y eficiencia no sólo incrementar los cursos de
idiomas, sino también los actos culturales en general, habiendo la Junta
Directiva delegado en él, según lo convenido, la ejecución de estas últi­
mas actividades.
*
16
Véase nuestro obituario publicado en el BOLETIN N ° 5, A ño 1969, pp. 113/120, acerca
del finado Dr. Martín Gusinde; y el que publicamos en el BOLETIN N ° 7, Año 1971,
pp. 112/114, referente al finado Dr. A dolfo Meyer-Abich.
Y es justo y oportuno reconocer que con referencia al auge que las activi­
dades culturales y los cursos de idiomas tomaron desde 1963 en adelante,
se debe mencionar la valiosa participación del entonces Agregado Cultural
en la Embajada de la República Federal de Alemania en Caracas, doctor
Goetz-Alexander Martius, a cuyo interés y gestiones se debió que el
Goethe-Institut de Munich prestase su colaboración a nuestra A sociación
mediante un convenio especial, principalmente respecto a todo lo relacio­
nado con la enseñanza de idiomas.
Durante cuatro años permaneció en Caracas el Dr. Martius, tomando parte
en nuestras deliberaciones com o miembro de nuestra Junta Directiva, ha­
biendo sido ello motivo para que, en vísperas de su regreso a Alemania,
se le rindiese un hom enaje el lunes 16 de noviembre de 1964, en la última
sesión a la cual asistió. Nos cupo entonces el honor de pronunciar a nom ­
bre de la Junta y de la A sociación y en nuestro propio nombre, las pala­
bras de despedida que transcribimos de seguidas:
“ Señor doctor Martius,
Señores com pañeros directivos:
Se singulariza la reunión de hoy de esta Junta D irectiva, por el hecho de
que el com pañero y am igo Dr. G oetz-A lexander Martius, aquí presente, quien
nos ha venido acom pañando durante los últim os cuatro años, asiste por
última vez a nuestras deliberaciones. Porque el Dr. Martius se nos va, no
sólo del seno de esta A sociación, sino de Venezuela, pues que las obliga­
ciones de su carrera diplom ática ineludiblemente lo llevarán a otro des­
tino.
Pronunciar palabras de bienvenida suele ser algo grato por el espíritu de
júbilo que las anim a; no así las de despedida, por afectivas y cordiales
que sean, com o es nuestro caso, pues que un inevitable hálito de tristeza
las alienta en presencia de la próxim a separación del com pañero y am igo.
Porque ambas cosas ha sido para n osotros el Dr. Martius^ además de un
asiduo, generoso y eficiente colaborador, que supo com partir nuestras p reo­
cupaciones por la buena marcha y el progreso de la A sociación durante
ese dilatado período.
A su sincero interés en la intensificación de nuestras actividades cultura­
les y docentes, y a su fin a com prensión de los problem as que el D irectorio
hubo de afrontar, se deben en mucho el progreso que en los últim os años
marcó el desarrollo de la A sociación Cultural Humboldt, debiendo seña­
larse, com o una de las m ayores aportaciones del Dr. M artius, la excelente
gestión que unió los intereses de nuestra A sociación a los del Instituto
Goethe Munich, que bajo la eficiente dirección del Dr. Thomas Niese viene
colaborando intensivam ente en el cam po de la docencia y ciertam ente con
positivo lucim iento para ambas instituciones. Evidentem ente, la actua­
ción del Dr. Martius en el seno de la Junta D irectiva, se ha caracterizado
— en su función dual de m iem bro de nuestra Junta y A g reg ad o Cultural de
la República Federal de A lem ania— de muy elegante y circunspecta, e je r­
cida siem pre, sin que quepa duda, con el más fin o tacto.
Constituido en vocero de quienes hemos sido sus com pañeros de Junta en
los últim os años, y también de los num erosos socios de nuestra A sociación
17
que han tenido el privilegio de tenerlo por am igo, expreso hoy al doctor
M artius, p or una parte, nuestro profundo sentimiento con m otivo de su
próxim a separación, y p or la otra, nuestros votos más sinceros por que
su carrera, tan brillantem ente ejercida en su etapa venezolana, le haga
cosechar en su próxim o destino nuevos afectos y crecientes méritos. Y c o ­
mo testim onio del aprecio de todos nosotros, le rogam os aceptar en este
acto un m odesto presente: la im agen g eog rá fica de Venezuela, cuyo terri­
torio H umboldt conoció y amó por el resto de sus días, para que, don­
dequiera se encuentre, al contem plarla recuerde su grata estancia entre
nosotros.
Y puede el Dr. Martius tener la seguridad, de que en Venezuela siem pre
lo recordarem os a él com o el am igo invariable y caballero cabal, títulos
m orales que posee plenamente por m érito propio.
Caracas: 16 de.noviem bre, 1964.
El Dr. Niese, después de cuatro años (1963-1967) de su muy útil per­
manencia en Venezuela, hubo de regresar también a Alemania llamado
por el Goethe Institut Munich. La A sociación Cultural Humboldt, en
reconocimiento por sus estimadísimos servicios, le con firió un diploma
especial antes de su separación. Lo sustituyó interinamente el Profesor
Hermann Turtur, quien sólo permaneció los meses de mayo a agosto
de 1967 en función, hasta la llegada en agosto de 1967 del Sr. Hinrich
R. Reinstrom, nuevo docente que además de dirigir los cursos de id io ­
mas, participando en ellos, es Director de la Asociación Cultural Hum­
boldt por designación de la Junta Directiva.
P or haber sido vendida por sus dueños la quinta en Campo Alegre que
la Asociación venía ocupando desde ju lio del año 1962, fue trasladada la
sede a su actual dirección en Colinas de Bello Monte, E dificio Pigalle,
primer piso, Calle Leonardo Da Vinci, local mucho más amplio y fun­
cional, pues que el incremento de sus actividades culturales y docentes
exigía ya mayor espacio. La mudanza y reorganización se efectuaron du­
rante el mes de abril de 1972, y el 4 de mayo inmediato se celebró solem­
nemente la inauguración del nuevo local, mediante un acto que incluyó
un discurso de orden del entonces Presidente y actual Vicepresidente de
la A sociación, Dr. Antonio José Carrillo Anzola *, un concierto de piano
y de un cuarteto de cuerdas, de piezas compuestas por el ex-Presidente y
M iembro H onorario Dr. Oscar J. Herz, precedido de las palabras que
pronunció el m usicólogo Profesor Rházes Hernández López, referentes al
citado com positor; y una conferencia del distinguido geólogo Dr. Gui­
llermo Zuloaga sobre “ Humboldt en Venezuela” (véase nuestro BOLETIN
N<? 8, A ño 1972 (1 9 7 3 ), sección Humboldtiana, pp. 147/151, que con ­
tiene una reseña de dicho a cto).
*
Las palabras del Dr. Anzola Carrillo fueron publicadas en el BOLETIN N9 8, Año 1972
(1 9 7 3 ), sección Humboldtiana, pp. 148/151.
18
Así las cosas, lamentablemente el Instituto Goethe de Munich decide el
regreso del Sr. Reinstrom a Alemania en cumplimiento de las normas
en la carrera de sus docentes, permanencia que en el caso del Sr. Reins­
trom había sido ya prolongada excepcionalmente por mayor tiempo, en­
tonces a petición de la Junta Directiva de la Asociación. Y con motivo
de la próxim a partida del Sr. Reinstrom, el Presidente de la A sociación,
Dr. Enrique Pimentel, ofreció el viernes 21 de junio por la noche, en su
residencia en El Marqués, un coctel de despedida al Sr. Reinstrom, a
cuyo acto social asistieron los miembros de la Junta Directiva. En esa
oportunidad el Dr. Pimentel le hizo entrega al Sr. Reinstrom de un dip lo­
ma de reconocimiento por sus eficientes y prolongados servicios presta­
dos a nuestra Asociación durante siete años
pronunciando antes unas
palabras alusivas a la larga actuación del Sr. Reinstrom en pro del incre­
mento de las actividades de la A sociación Cultural Humboldt y del Insti­
tuto Goethe y haciendo votos por el éxito del homenajeado, en su p róxi­
mo destino.
Nos queda por referirnos a la actividad editora de la Asociación. El BO­
LETIN, del cual el presente N9 10 es una edición especial aniversaria,
fue iniciado en 1965, habiendo aparecido ya nueve entregas ordinarias.
Además de incluirse en cada número el Informe Anual respectivo, se pu­
blica cada vez una selección de las conferencias que han sido pronun­
ciadas en su auditorio por distinguidos conferencistas alemanes invitados
especialmente y por intelectuales venezolanos que amablemente disertaron
sobre temas de sus respectivas especialidades. Los Informes anuales con ­
tienen listas de las conferencias, con indicación de la fecha, nombre del
conferencista y título de la disertación.
Pero aparte de la aparición regular del BOLETIN de la A.C.H., la A so­
ciación ha logrado publicar algunos libros en ediciones especiales, de in­
terés científico, histórico y artístico, cual la obra “ ¡U riji jam i! Impre­
siones de viajes orinoquenses por aire, agua y tierra” , por la Dra. Inga
Steinvorth de Goetz, Caracas, 1969, profusamente ilustrada con láminas
a todo color de interés etnográfico, botánico y geográfico, de la cual apa­
*
Estando en prensa el presente BOLETIN N ° 10, podemos añadir que el Sr. Reinstrom ha
sido objeto de diversos homenajes por parte de personas y entidades, con motivo de su
partida del país, y que el día jueves 29 de agosto, en un acto solemne que se inició a las
7:30 p.m. en el Salón “ Simón Bolívar” del Ministerio de E ducación, el Estado venezo­
lano, representado por el ciudadano Ministro de Educación, Dr. Luis Manuel Peñalver, le
con firió la Medalla “ 27 de junio” , con la que el país honra a quienes han ejercido el
magisterio en forma prolongada y distinguida. El propio Ministro le impuso la con deco­
ración, después de pronunciar unas palabras alusivas al acto, al cual asistieron miembros
de la Asociación Cultural Humboldt y numerosos otros invitados. El Sr. Reinstrom res­
pondió a las palabras del Ministro Peñalver, agradeciendo el galardón y extendiéndose
acerca del afecto que siente por este país y sus sentimientos por tener que abandonarlo
próximamente.
19
recieron posteriormente la edición en alemán y la edición en inglés; el
precioso libro “ Venezuela de hace un siglo. Cuadros de Antón Goering
1836-1905” , Caracas, 1969, conmemorativo del Bicentenario del N aci­
miento de A lejandro de Humboldt y en recuerdo del Vigésim o Aniversa­
rio de la fundación de la A sociación Cultural Humboldt, Caracas, 1969;
contiene este libro más de cincuenta reproducciones litográficas a todo
color de las acuarelas de Antón Goering con una introducción biográfica
referente al autor, por Walter D upouy; el texto y las leyendas aparecen
en español, alemán e inglés; y, finalmente, el “ Boletín de la Colonia Tovar — Zeitschrift von der C olonie Tovar — (1 8 4 3 -18 4 5 )” , edición facsimilar bilingüe, Caracas, 1971, del Prospecto impreso en la propia C olo­
nia el 18 de ju lio de 1843 y de los primeros o tal vez únicos cinco núme­
ros del Boletín; lleva un prólogo por Walter Dupouy y una nota biblio­
gráfica por Pedro Grases y la carátula exhibe la reproducción en blanco
y negro del óleo de Bellermann que muestra a la Colonia Tovar en 1844,
a un año y dos meses de su fundación.
Como edición especial conmemorativa del 25 Aniversario de la Funda­
ción de la A sociación Cultural Humboldt, está en preparación un libro
que contendrá en facsímil 35 cartas autógrafas de A lejandro de Hum­
boldt, en su mayoría escritas en francés, y sus respectivas transcripciones
en tipo de imprenta y, además, las correspondientes traducciones a los
idiomas español, alemán, francés e inglés, documentación original que
será muy útil para los estudiosos de la personalidad y la obra del Sabio.
Creemos haber reseñado aquí a grandes rasgos, los principales hechos
que acreditan la útil y honrosa trayectoria de la A sociación Cultural
Humboldt en su primer cuarto de siglo de intensas actividades cultu­
rales y docentes, etapa que se inició en 1949 con una cincuentena de
socios idealistas, venezolanos y alemanes, que hoy suman más de 400,
quienes con sus suscripciones regulares y aportes especiales la han ayu­
dado generosamente a lograr la destacada posición que ocupa en el
mundo cultural venezolano, dándose cabal cumplimiento a los elevados
propósitos de sus fundadores. Debemos reconocer también la ya antes
referida y valiosa colaboración del Instituto Goethe de Munich y de
manera especial los generosos com o apreciables aportes de la República
Federal de Alemania a través de su Embajada en Caracas y la útil cola­
boración de sus sucesivos Consejeros Culturales, señores Prof. Ivo Danne,
Dr. Goetz-Alexander Martius, Dr. Jurgen Diesel, Dr. Ludwig Flachskampf, Dr. Heinrich Merschmann y el Conde W olfgang von Ballestrem,
quienes han estado siempre dispuestos a cooperar directamente con el
Directorio de la A sociación en el ejercicio de su cargo diplomático en
la Embajada.
20
Finalmente, es oportuno decirlo, la A sociación Cultural Humboldt ha
recibido siempre de parte de los señores periodistas un constante y
apreciable concurso en el sentido de informar en las páginas culturales
de los diarios y revistas acerca de nuestras actividades y programas.
Asimismo, en los medios de com unicación radial y audio-visual ha
habido una estimada colaboración, en especial por parte de la Televi­
sora Nacional Canal 5 que ha venido televisando la serie didáctica de
enseñanza de alemán “ Guten Tag” . Y no debemos olvidar el ya veterano
programa radial “ La Hora Alemana” de índole cultural y musical, que
durante años mantuvo en el aire el Socio Protector Don Jan Hoogesteijn,
cuyo
deplorable deceso ocurrió afines del año 1973 í!. A todos estos
amables colaboradores la Asociación les está sumamente agradecida.
Para terminar, diremos que desde hace años la A.C.H. viene desempe­
ñando los siguientes servicios y actividades:
1)
Actos culturales públicos (conciertos, conferencias, exposiciones,
proyección de filmes, programas de radio y de televisión ).
2)
Cursos de alemán; cursos de castellano para inmigrantes de ha­
bla alemana.
3)
Servicio de Biblioteca.
4)
Servicio de Discoteca.
5)
Servicio de Pinacoteca.
6)
Servicio de inform ación sobre estudios en Alemania y tramita­
ción de las becas del Servicio Internacional Académ ico Alemán (D A A D ).
Además, en tiempos recientes, se vienen dando cursos de Orquideología
a cargo del Dr. Pierre Couret y de música con la guitarrilla criolla
“ cuatro” a cargo del virtuoso del cuatro, Sr. Freddy Reyna, que han
tenido muy buena acogida por parte de los alumnos interesados.
Sólo queda por añadir que desde la época en que presidió la Junta
Directiva el Dr. Juan Francisco Stolk (1964-1965) !tií, secundado por
quien esto escribe, entonces miembro V ocal, se viene alimentando la idea
de poder llegar la Asociación a poseer casa propia. Al efecto, nuestro exPresidente, Arquitecto Dirk Bornhorst, en quien la A sociación siempre
ha tenido un asiduo y generoso colaborador, previo cuidadoso estudio
*
Véase nuestro obituario en el BOLETIN N ° 9, Año 1973 (1974) de la Asociación Cultu­
ral Hum boldt, con referencia al Sr. Hoogesteijn.
** Véase nuestro obituario referente al Dr. Stolk, publicado en el BOLETIN N® 6, Año 1970
(1 9 7 1 ), pp. 149/154.
21
de las necesidades de espacio, elaboró un anteproyecto arquitectónico
muy orientador sobre lo que debería ser un edificio funcionalmente
capaz y apto y estéticamente ornamental.
Desde los tiempos de la presidencia del Dr. Stolk se iniciaron gestiones
ante el C oncejo M unicipal del Distrito Federal para ver la posibilidad
de obtener la donación de un terreno para la edificación de la sede de
la A sociación Cultural Humboldt. Y si bien las primeras gestiones, aun­
que acogidas con simpatía, no obtuvieron resultado, fueron renovadas
el año 1973 por el Presidente Dr. Antonio J. Anzola Carrillo, tanto ante
el C oncejo del Distrito Federal com o el del Distrito Sucre (Petare).
Ha sido el C oncejo del Distrito Federal b a jo la presidencia del Dr.
J. M. Domínguez Siseo, el que esta vez manifestó calor respecto a dicha
iniciativa, ofreciendo un terreno vacante en sitio conveniente, generosa
oferta cuyos términos están siendo estudiados en sus aspectos jurídicos
con posibilidad de llegar a una solución satisfactoria, que oportunamente
sería puesta en consideración de una Asamblea General extraordinaria
de socios de la A.C.H., para su debida aprobación.
Ha concluido, pues, el primer cuarto de siglo de vida de la Asociación
Cultural Humboldt, no sólo con una densa hoja de servicios que es
motivo de orgullo para todos los que en una u otra forma han parti­
cipado o contribuido a su realización, sino con la esperanza de que ella
llegue oportunamente a poseer una sede propia, funcionalmente apta,
de espacios capaces para sus necesidades fundamentales y que al mismo
tiempo de ser estéticamente digna de sus fines altruistas, sea un edi­
ficio de significado ornamental para la ciudad capital de Venezuela,
Cuna del Libertador.
Caracas: ju n io de 1974.
22
ADDENDA
De los Miembros
LISTA DE LOS MIEMBROS DE LA
ASOCIACION CULTU RAL HUMBOLDT
1949-1974
M IE M B R O S F U N D A D O R E S O T O R G A N T E S D E L A C T A
C O N S T IT U T IV A
Baldó, Dr. José Ignacio
J a ffé , Dr. R udolf
Arism endi, D r. Josá Loreto
Atencio, Dr. Hum berto
Blohm, Sr. Ernesto f
Blohm, Sr. Henrique
Brillem bourg, Dr. A tilio
Criollo Rivas, Dr. Julio t
Díaz Sánchez, Sr. Ramón f
Degwitz, Dr. Guillermo
Gathmann, Sr. Hans
González Plaza, Dr. R afael f
Guinand, Dr. Carlos f
H artung, Dr. Enrique
Hernández Sozaya, Dr. Guillermo f
H ausz, Dr. Richard J. C.
Márquez Reverón, D r. V ictorin o
Mendoza, Sr. Juan Simón
Ottolina, Dr. Carlos f
Pardo, Dr. Isaac J.
R -verón , Sr. Carlos Enrique t
Röhl, Dr. E duardo f
Roldán, Dr. Leoncio Jaso
Soulés Baldó, D r. Raúl
W eiss, Dr. Franz f
Zingg, Sr. Gustav f
M IE M B R O S F U N D A D O R E S
A ngulo O rtega, Dr. A lberto
Anzola C arrillo, Dr. A ntonio J.
Ball, Dr. R. R. f
Barnola, D r. José
Behrens, Sr. A lfre d o A.
Behrens, Sr. Carlos Federico f
Behrens h ijo, Sr. Carlos
Berthold, D r. Günther
Blaschitz, Sr. Carlos f
Bohnhorst, Sr. Erich
Bornhorst, Sra. Julia
Cohn, Sr. A lfre d o f
Conde Jahn, Dr. Franz
Coronil, Dr. R. F.
Cottón, Dr. Gustavo f
D egw itz, Sr. Hermann f
Dominici, Sra. Luisa de
Dupouy, Sr. W alter
Emden, Sra. Hanni
Essig, Sr. Hans
F leu ry Cuello, Dr. E duardo t
Fries, Sr. F rederic
Gabaldón Márquez, Dr. J.
G arcía A lvarez, Dr. Julio t
Gathmann, Sr. A d olfo
Gómez, Dr. B ernardo f
González Rincones, Dr. Pedro
Gunz, Dr. Joseph
H artung, Dr. M anfred
Hauck, Sr. Ludw ig t
Hausz, Sr. H erbert
Hedderich, Dr. H enrique
Helmholz, Sr. H eriberto
Hermann, Srta. Luise
H errera U slar, Sr. Reinaldo f
Herz, Dr. O scar J.
Heuer Lares, Sr. W erner
In dorf, Dr. H.
Iturbe, Dr. Juan f
Iturbe, Dr. Pedro
J a ffé , Sr. E rw in
J a ffé , Sr. Helm ut
J a ffé , Dr. W erner
Knoll, Sr. Phoebus
K rogm ann, Sr. A lfred
Kutz, Sr. W illi t
23
Landaeta Payares, Dr. Héctor t
Layrisse, D r. Miguel
Lozano, Dr. Luis
M achado M endoza, Ing. Guillermo
M achado M orales, Dr. G.
M endoza, Dr. Lorenzo A . +
M ontem ayor, Sr. Roberto de f
M üller-K arger, D r. E dgar
Núñez, Dr. Luis T eófilo
O ’D ally, Dr. J. A .
Olbrich, Sr. Juan
Paul, Dr. Günther
Paz, Dr. Otto
Peltzer, D r. Ernesto
Pérez Carreño, Dr. M iguel f
Pietri, Dr. A lejan dro
Popken, Sr. A d olfo f
Potenza, Dr. Leandro
R aga, Dr. M iguel
Ritter, D r. Hugo
Röhl, Sr. Juan f
Schubert, Sr. Carlos
Stolk, Dr. Juan Francisco f
Tovar, D r. Guillermo
T ovar Lange, D r. M artin
Tovar, h ijo, D r. Silvestre
Vegas, D r. M artin
Vollm er, Sr. A lberto F.
Vollm er, Sr. A lfre d o f
Vollm er, Sr. Federico f
W ächter, Sr. Hans von
W ilschek, Sr. M ax f
W o lf, Sr. Federico
Y epes Santa M aria, Sr. Andres
M IE M B R O S DE LA A S O C IA C IO N C U L T U R A L H U M B O L D T *
HON O R A RIO S
Baldó, D r. José Ignacio
Blohm, Sr. Ernesto f
H erz, Dr. O scar J.
Hum boldt, Baron Bernhard von
J a ffé , P rof. Dr. R udolf
Olbrich, Sra. D ora de
Schubert, Sr. Carlos
V ITALIC IO S
A lvaren ga, Dr. A ntonio
A rism endi, Dr. José Loreto
B ornhorst, A rq. Dirk
K noll, Sr. Phoebus
M -ndoza Fleury, Sr. Juan S.
Tam ayo Rivero. Sr. Eduardo
V ollm er, Sr. A lberto
V ollm er, Sra. Aenne
PROTECTO RES
Blohm, Sr. Jorge
Gerbes Izaguirre, Sr. A lfredo
H oogesteyn, Sr. Jan f
St°invorth, Sr. Guido
W urth, Sr. Hans
PROTECTO RES (E ntidades)
C. A . Cerveceria N acional
Columbus A gencies, S. A .
Corporación Venezolana del M otor
F errostaal de Venezuela, S. A.
Ferru m , C. A.
*
24
La presente lista
general
Fundación V enezolano-A lem ana
Colegio Humboldt
Hoechst Remedia, S. A.
L itog ra fía T ecnocolor, S. A.
M eyer-Prod. Terapéuticos, S. A .
M obil Oil Com pany de Venezuela
SACCO Sociedad A nónim a de
Crédito y Com ercio
Siemens, S. A .
Tarzilandia, C. A.
Volksw agen Interam ericana
SUSCRITO RES ( Entidades)
A g fa -G eva ert de Venezuela, S. A.
A rs Publicidad, S. A .
C. A . T abacalera Nacional
Comeca, S. A .
C onstructora G raf, C. A .
E tern it Venezolana, S. A .
Exquisiteces F risco, C. A .
Lufthansa Líneas A éreas Alem anas
M erck-C ofasa, S. A .
Rom aca - Rodam ientos y M aquinarias,
C. A .
T aller de A rq. B ornhorst-N euberger
Tele N orm a, C. A.
T ov en ca-T op fligh t de Venez., C. A.
U n ifot, C. A.
W aveca, C. A .
SUSCRITO RES CORRESPON DIENTES
D aw idow icz, Sr. Simón D arò
de miembros corresponde a setiembre de 1974.
SUSCRITORES
A carreg u i, Srta. M aría B.
A gram onte, Sr. José Ignacio
A ltam irano, Dr. M ario
A lvarez Chacin, Dr. Francisco
A nzola Carrillo, Dr. A ntonio
A ristsgu ieta Gramcko, Dr. A d olfo
Aue, Sra. A ngelika D oren dorf de
Aue, Sr. Eberhard
Babczynski, Sra. Elisa de
Babó Reuss, Dr. A m érico
Bachmann, Sr. Carlos E.
Baldó, Sra. Josefin a A . de
Baldó Casanova, Dr. Lucio
Ball h ijo, Dr. Ricardo
Barnola, Dr. José
B aum gartner, Sr. W erner
Behrens, Sr. A lfred o A .
B erckenm eyer, Sr. Johann H.
B erger, Dr. Carlos
B erger, Dr. Hans
Berner, Sr. Samuel
Beyer Camp, Dr. H elm ut K.
Bez, D r. Rolando
Blaschitz, Ing. Bernardo
Blohm, Dr. A lfred o
Blohm, Sr. Christoph
Blohm, Sra. Em ily de
Blohm, Sr. Henrik
Blohm, Sr. Henrique
B oetticher v. Puttkam er, Sr. K.
B ornhorst, Sra. Julia
Brando Paz, A rq. Carlos
Brandt, Sr. Gerhard
Braun, D r. Peter
Brenzel, Sr. M ax F.
Breuer, Dr. John Peter
Breuer, Dr. John Peter
Brillem bourg, Dr. A tilio
Brillem bourg, Dr. D ario
Brücker, Sr. J. Jorge
Brücker, Sr. Anton
Bruni-C elli, Dr. Bias
Bustam ante, Sr. René
Caballero, Srta. Isabel M.
Carrillo, Ing. F ran cisco
Castillo, P rof. Luisa de
Coll-G arcia, Ing. A lfred o
Coll-G arcia, Dr. Eduardo
Coll-G arcia, Sra. M aria Silva de
Couret, Dr. Pierre
Cram er Baldó, Sr. K arl D.
Craushaar, Sr. W o lff von
Chevalier, Sr. Jean Claude
De A rm as M irabal, Dr. Julio
De Bellard Pietri, D r. Eugenio
De F in a T orra ca , D r. M ario
De F ries, Sr. Federico
De la V ara, Sr. Enrique
Delgado Blanco, Dr. Juan
De V eer E n glert, Sr. A lberto
Diekmann, Sr. O luf
Dinter, D r. Ladislao
Dominici, Sra. Luisa de
Dozsa, Sr. Zsigm ond von
Dupouy, Sr. W alter
Ebersberg, Sr. Florian
Egaña, Dr. M anuel R.
Eisig, Dr. H elm ut R.
Eitz van Beck, Ing. W olf
Elschnig, Ing. H anns-D ieter
Espino, Sr. José
Essig, Dr. Hans
Estrada, Sr. Ernesto
Fahnert, Sr. H einrich
Fahrenberg. Sr. Carlos F.
Fedak, Sr. M atías von
Fehrenbacher. Sr. W alter
Fischer, Sr. Günter
Flegel, Sr. H elm ut
Franzius, Sr. Hans Heinrich
Friedei, Sr. Uwe
Fuhrm eister, Sr. K arl Friedrich
Galeas V ., Sra. M aria
Gamboa, Dr. H elly A.
Gathmann, Sr. A d olfo
Gathmann, Sr. Hans N.
Genger U., Sr. A lfon s
Goetz, Dipl. Ing. Klaus
Goetz, D ra. Inga Steinvorth de
Goldschmidt, Sra. Ilse J a ffé de
Golez, Sra. Hanna de
Gómez Sánchez, Dr. Germán J.
González E raso, Dr. Gustavo
Grases, D r. Pedro
Grundmann, Sr. Christian
Guerrero, Sta. Rosa
Guinand Baldó, Dr. Carlos A .
Gunz, Sr. E rn st H.
H ägeli, Sra. U rsula
Hahn, Sr. Hans
Harms, Sr. W olfg a n g
H artkopf, Sr. Erich F.
Hauck, Sr. Carlos
Haussmann, Dr. W alter
Hausz, D r. Richard J. C.
Hedderich, Dr. Henrique
Hedderich Arism endi, Sr. J. A.
25
H erbig, Dr. Egon
Hernández López, P rof. Rházes
H erold Behrends, Srta. Ingeborg
H ertz, Sr. Günther
H erz, D r. W erner
Heuer Lares, Sr. W erner
H eu fer, Ing. Klaus F.
Hille, Ing. Oskar E.
H offm an n , Sr. Hans
H olländer, Sr. A lfred o
Huizi A g u iar, Sri Luis F.
Igler, Sra. F ran cisca T. de
In dorf, Dr. H.
Ioannidis, Sr. Ioannis
Irvin g Jahn, Sr. R icardo A .
Isava E., Ing. Jorge
J a ffé , Sr. Erw in
J a ffé , Sr. H elm ut
J a ffé , D r. W erner
Jäschke, Sra. H elga
Jencquel, Sr. Jacob
Jenequel, Sr. O scar H.
Junghan, Sr. A lfred
Junkers, Ing. Günter
Jurewitz Grauss, Sr. Gerd
K am nitzer, Sr. M iguel
K au ffm an n , Sr. Carlos
Kent, Sr. John
K isselbach, Sr. A rn o
K isterm ann, Sr. Reinhard
Klaua, A rq. K arl Heinz
Klein, D r. M arvin
K olbe Joesting, Sr. Hans W.
K richm ar, Sr. Jaime G.
K rogm ann. Sr. A lfred o
K rueger, Sr. A xel
K rueger, Sr. Ekkehard
M aiw eg, Sr. Federico
M alvet, Sr. Herman
Manns, Sr. Günter
M atthies, Sr. Roland
M árquez-García, Dr. Abdelkader
M árquez-Reverón, Dr. V ictorino
M aury, Sr. Ernesto J.
M eller, Dr. Peter
Melich Orsini, D r. José
Mendoza, Sr. Eugenio
M endoza G oiticoa, Sr. Lope
Mesquida, Sra. M aria
M eyer, Sr. Claus H.
M eyer, Sr. K arl
Moll, Sra. M yriam de
M olnar, D r. E rico G.
M oller Bruhns, Sr. W erner
M ontes de Oca, Dr. Israel
M orón, Dr. Guillermo
M orón, D r. Julio César
M osco, Sra. Elsa Blank
M ueller, Sr. C. H.
M üller, Sra. Ilse de
M üller-K arger, Sra. E lfried e
Muñoz M irabal, Sr. Jesús
N euberger, A rq. Pedro
N itsch, Sr. Otto
N orrm ann, Sr. Fred
Núñez, D r. Luis T eófilo
Núñez V illaverde, Sr. Eduardo
Nutt, Sr. H einrich
Olbrich, Sr. Juan
Pacheco Santana, A rq. R icardo
Palhazy. D r. Albin
Pardo, D r. Isaac J.
Petersen, Sr. H ans A .
Pimentel, D r. Enrique
Pimentel V ., D r. R afael
Poliak, Dr. Georges
Lancini, P rof. Abdén R.
La T ou r Deyme du Jonca, Sr. Joan Puell, Dipl. Ing. Heinz
Lefeld M artínez, Sr. Fritz
Lehmann, Sr. Burkhard
Raga, Dr. M iguel
Lembcke, Sr. Carl H.
Rath. Sr. Hans
Leo W iese, Sr. G. H.
Rawlins, Sr. Frank
Lerbs, Sr. Erich
Reinstrom , Sr. H inrich R.
Lobo Castellanos, D r. Oscar
R en gifo, Sr. Carlos A lberto
López, Sra. L igia de
Richter, Ing. H ans J.
Lozada, Sra. A licia de
Riehl, Sr. A lberto
Lozano Gómez, D r. Luis
Riehl, Sr. E rnesto
Lücken, Sra. M aria von
Ritter Jiménez, Dr. José
L uzuriaga N avarro, D r. Carlos
Robles Piquer, D r. Eduardo
Roche, Dr. M arcel
Rodríguez, Dr. César
Maedler-Kron, Sr. Joachim
Rodríguez A zpúrua, D r. Elias
Maekelt, Dr. Alberto
26
Rohm er, Sr. Carl Heinz
Röm er, Dr. M iguel
Röm er, Sr. O scar
Rommel, Srta. Use
Rosenberg, Sr. K ai
R ossnfeldt, Sr. A rtu ro C.
Rötter, Sr. R odolfo
Ruiz M adriz, Arq. José A.
R yll, Sra. Blanka de
Thys Blohm , Sr. R u dolf
Tillich B., Sr. G eorg
Tillm anns, Sr. K laus Peter
Todtm ann, Sr. Oskar
Todtm ann, Sr. Richard
Toth P., Dr. José
Travieso, Dr. Carlos
Trebbau M., Dr. Pedro
U rbaneja, D r. Luis Felipe
Salisch, ln g ? H enry
Salvi Sifontes, Sr. A d olfo
Sandner, D r. O laf
Sandor, Dr. T ibor
Santander, Dr. R afael
Scanzoni, Sr. O laf von
Scherzer, Ing. Günter
Sehlee-Ternow, ln g . George
Sch lieffen , In g u lf G ra f von
Schlüter, Srta. G ertrud
Schmidt, Sra. Gertrud L. de
Schmitz, Sr. Oscar
Schneider, Dr. M iguel
Schnell Behrens, Sr. Oscar
Schnoegas, Sr. Edm undo
Schubert, D r. Carlos
Schuckmann, Sr. S iegfried von
Schumann, Sr. Franz
Sengenberger, Sr. N orbert
Simón, Sra. G ertrud
Sthamer, Sr. O tto-Friedrich
Sterling, Sr. H ugo L.
Stöckling, D r. K urt
Stum pf, Dr. W alter
Suárez, Sr. V íctor M.
T attar, Sr. A lberto
Ter H orst, Dipl. Ing. Otto
Thol, Sr. Heinz
Thomsen, ln g. Soenke
Valentiner, D r. Guillermo
Valentiner, Sr. Harald
Valentiner, Sr. W ally
Van A arsen, Sra. Elisabeth
Van Dam V an Beever, Dr. Luis
V anegas-F ischbach, Dr. H oracio
V areschi, P rof. Dr. V olkm ar
V era E scobar, D r. Jorge
V etter, D r. Reiner
W ächter, Sr. Federico Carlos von
W ächter, Sr. H ans von
W ächter, Sr. K aspar von
W agner, Dipl. Ing. W ilhelm
W agner-M anslau, Ing. Ulrich
W ahlert, Sr. Ekhard von
W alther-W eisbeck, Sr. U lrich
W antzelius, Sr. Otto
W erner, Sr. Peter
W esem ann W ., Sr. K u rt F. W .
W iedebach, Dr. A lexander
W ielen, Sr. H ans-D ieter van der
W illim , Sr. Joachim
W ilschek, Sra. Edith de
W im m er, Sr. Carolus
W o lf, Sr. Federico
Yepes Santa M aria, Sr. Andrés
Zaw isza, A rq. Leszek
C A P IT U L O M A R A C A IB O
A u vert, Sr. Enrique
Barnard, Sr. John F.
Belloso, Sr. Manuel
Belloso, Sra. M ercedes Bermúdez de
B euringer, Sr. Enrique Leonardo
Bor ja s Rom ero, Dr. Antonio
Bor ja s Sánchez, D r. José Antonio
B riner, Sr. Hans
Burger, Sra. Irm gard Gerber de
Büsing, Sr. W illy
D ’ Em paire, Sr. O scar
F ejerv a ry , Sr. Zsolt von
Frankow sky, P rof. M agda
González, Sra. Ilona de
H ernández D ’E m paire, Dr. José
Iturbe, Dr. Pedro
Joanid, Ing. Pedro
Klaebisch, Sra. H erm a de
K laebisch, Sra. Irm gard
Krohn, Sra. Ilse
K ugler, P rof. Saia
Lindner, Sr. Paul
Lübbers, Sr. R u dolf
Lutz, Ing. K arl
M einhardt, Sr. H ugo O.
M ejia V a rgas, D r. Hum berto
27
M eyer-Delius, D r. Joachim
Montes, Sr. H ugo A .
N agel, Sra. Carmen
Reinhold, Srta. B árbara
Shanz, Sr. Theodor
Schmidt, Sra. E linor de
S tau ffer, Ing. Julio
Stuyt-Protat, Sr. John
T eltzlaff, Dr. W erner f
Tidow , Sr. Pastor F ederico
Tredunlo, P rof. José
W o lf, Ing. Jürgen
Zivoglou, Sra. Juana de
SUSCRITORES ( Entidades)
Club de Leones de M aracaibo
G ra ficolor, C. A .
C A P IT U L O M E R ID A
A gu ilar, D r. Manuel
Betancourt A ., Sr. Leopoldo
Briceño M., Ing. José
Claverie R., Ing. Carlos
D ávila Celis, D r. Eloy
Delgado, D r. H éctor
Díaz, Sr. A n ton io M iguel
Duque S., Srta. Bellas
Eiehler, Dr. A rtu ro
Encinoza J., D r. Oscar
Estévez, D r. Raúl
Estrada, Sr. Joaquín
Finol U., Ing. Hernán
Gabaldón Parra, Dr. A ugusto
G arcía L., D r. José V.
Goetze, P rof. Raimundo
Guillen, Sra. M aría A . S. de
H artung, D r. M anfred
Hernández Zuleta, Dr. R afael A.
H oeger P., Sr. Heinz Dieter
Holmquist, Dr. Ricardo
Inglessis, Dr. George
Jellinek, Dr. M ario R. E.
Joschko, Rev. Padre Francisco
Jürgenson, Sr. Osvaldo
Kleisst, Dr. Ekkehard
28
K och, D r. W alther
López A g u ilar, Ing. Jesús M aría
López-Palacios, Rev. Padre Santiago
Lozada, Doña A licia de
M arciales, Dr. M iguel
M iliani, A rq. M arco J.
M oneada Reyes, Dr. Francisco
M ora, Ing. Juan José
Ocariz, D r. José
Palausch, Dra. Ottilia
R ada-F angher, Dr. Remy G. ,
Rodríguez, P rof. Héctor
R odríguez-O rtiz, Dr. Isidoro
R om anovich, D r. Jorge
Rom ero G., Dr. Oswaldo
Salazar G., Dr. Richard W .
Salfelder, Dr. K arlhans
Tablante G arrido, Sr. P. N.
U subillaga, Ing. A lfred o N.
U zcátegui B., D r. A . J.
V etencourt S., D r. Servio
V iloria Díaz, Ing. R afael E.
W icke, Sra. Ernes R. de
W icke R a ffle r, Dipl. Ing. Achim
W icke R a ffle r, Sr. M iguel
ADDENDA
De las Juntas Directivas
LISTAS DE LAS JUNTAS D IRE CTIV AS QUE HA TENIDO LA
ASO CIACION CULTU RAL HUMBOLDT
1949-1974
1
1 9 Í 9 y 1950
P resid en te:
Dr. José Ignacio Baldó*
V icep resid en te:
Dr. Eduardo Róhl
T es o re r o :
Dr. Cario Guinand
S e cr eta r io :
Dr. Carlos Ottolina
V o ca les:
Dr. José L. Arism endi
P rof. R u dolf J a ffé
Sr. Ramón Díaz Sánchez
C om isario:
Sr. T eófilo Sénchez H urtado
Comisario S u p len te:
Sr. E duardo Sieblesz
2
1951
P residente:
Dr. Eduardo Róhl
V icepresidente:
P rof. R u dolf J a ffé
T esorero:
Dr. Julio G arcía A lvarez
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez Hurtado
Comisario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
3
1952
P r esid en te:
Dr. José L. Arism endi
V icep resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
T eso re r o :
Dr. Julio G arcía A lvarez
S e cr eta r io :
Dr. José Ignacio Baldó*
V o ca le s :
Dr. A tilio Brillem bourg
Sr. HenriqueBlohm
Sr. A lfred o Popken
S u p len tes:
Dr. Carlos Ottolina
Dr. Antonio J. A nzola Carrillo
Sr. Carlos Schubert
Comisario :
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Comisario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
S ecretario:
Dr. José Ignacio Baldó
4
V ocales:
19 5 S
Sr. Ernesto Blohm
Dr. H um berto Atencio
Sr. Juan Simón M endoza
Presidente :
Dr. José L. Arismendi
29
V icep resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
V icep resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
T esorero:
Sr. Carlos Schubert
T esorero:
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dr. A filio Brillem bourg
S ecretario :
Dr. A filio Brillem bourg
V ocales :
Dr. José Ignacio Baldó
Dr. A ntonio J. Anzola Carrillo
Dr. Leandro Potenza
S u p len tes:
Dr. Günther Paul
Sr. Gustavo W allis
Dr. V ictorin o M árquez R.
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario Suplente :
Sr. E duardo Sieblesz
V o ca le s :
Dr. José Ignacio B aldó*
Dr. Leandro Potenza
Dr. Oscar J. Herz
S u p len tes:
Dr. Roberto de M ontem ayer
D r. E dgar M üller-K arger
D r. R afael Paredes-U rdaneta
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
5
1954
7
P r es id e n te :
Dr. Luis T eófilo Núñez
1956
V icep resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
P r es id e n te :
Dr. Julio Criollo Rivas
T esorero:
Sr. Carlos Schubert
V icep resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
S e cr eta r io :
Dr. A filio Brilem bourgh
V o ca le s :
Dr. José Ignacio Baldó
Dr. Leandro Potenza
Dr. Oscar J. H erz
S u p len tes:
D r. José Barnola
Sr. Roberto de M ontemayer
Sr. A lberto G arcía V illafañe
Com isario :
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
T esorero:
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dr. Leandro Potenza
V o ca le s :
Dr. Luis T eófilo Núñez
Dr. José Ignacio Baldó
A gregad o Cultural de la E m bajada
de Alem ania
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
S u p len tes:
Sr. W a lter D upouy
Dr. V ictorin o M árquez R.
Dr. Ernesto Peltzer
6
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez Hurtado
1955
Presidente :
Dr. Luis Teófilo Núñez
30
Com isario Suple7ite:
Sr. Eduardo Sieblesz
8
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
1957
P resid en te:
Dr. A tilio Brillem bourg
V icep resid en te:
P rof. R u d olf J a ffé
Comisario S u p len te :
Sr. E duardo Sieblesz
10
1959
T es o re r o :
Sr. Carloá Schubert
S ecreta rio :
Dr. Leandro Potenza
V o ca les:
Sr. W alter D upouy
Sr. Pedro A ntonio Ríos Reina
A gregad o Cultural de la E m bajada
de A lem ania
S u p len tes:
Dr. José Ignacio Baldó
Dr. Luis T eófilo Núñez
Dr. E rick G. M olnar
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
9
1958
P resid en te:
Dr. A tilio B rillem bourg
V icep resid en te:
P rof. R u d olf J a ffé
T es o re r o :
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dr. A lberto A n gulo O.
V o ca le s :
Sr. Ernesto Blohm
Sr. W alter D upouy
A gregad o Cultural de la Em bajada
de Alem ania
S u p len tes:
Dr. José Ignacio Baldón
Dr. Luis T eófilo Núñez
Dr. B är von Schilling
P resid en te:
P rof. Dr. R. J a ffé
V icep resid en te:
Sr. Ernesto Blohm
T es o re r o :
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dr. José Ignacio Baldón
V o ca le s :
Dr. R icardo Ball, h ijo
D ra. Inga de Goetz
A gregad o Cultural de la E m bajada
de Alem ania
S u p len tes:
Sr. W alter D upouy
Sr. Hans von W ach ter
Dr. Gustavo W allis
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez Hurtado
Com isario S u p len te :
Sr. E duardo Sieblesz
11
1960
P resid en te:
P rof. R u dolf J a ffé
V icep resid en te:
Sr. Ernesto Blohm
T es o re r o :
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dra. Inga de Goetz
V o ca le s :
Dr. José Ignacio Baldó
Dr. Isaac J. Pardo
A gregad o Cultural de la E m bajada
de A lem ania
31
S u p len tes:
Dr. M iguel Layrisse
Sr. W alter D upouy
Dr. A. J. A nzola Carrillo
V ocales :
D r. G ótz-A lexander M artius
D r. Blas Bruni-C eli
Dr. D irk B ornhorst
Com isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Suplentes :
Dr. José Ignacio Baldó
P rof. R u d olf J a ffé
Sr. Ramón Díaz Sánchez
D r. V ictorin o M árquez R.
D r. José Barnola
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
12
1961
Com isario :
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
P r es id e n te :
Sr. Ernesto Blohm
Com isario Suplente :
Sr. Eduardo Sieblesz
V icep resid en te:
Sr. W alter D upouy
14
T esorero:
Sr. Carlos Schubert
S e cr eta r io :
Dr. B är von Schilling
V ocales:
P rof. R u dolf J a ffé
Dr. D irk Bornhorst
A gregad o Cultural de la E m bajada
de Alem ania
Dr. G ötz-A lexander M artius
S u p len tes:
Dr. José Ignacio Baldó
Dr. Luis Lozano Gómez
Dr. H elm ut R. E isig
Com isario :
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
13
1962
P residen te :
Sr. E rnesto Blohm
1963
P residente :
D r. Oscar J. Herz
V icepresidente :
D r. B ä r von Schilling
T esorero :
Sr. K urt F. W esemann
S ecretario :
D r. G ötz-A lexander M artius
V ocales :
Dr. Blas Bruni-C elli
Sr. V alter D upouy
D r. Guillerm o M orón
S uplentes :
Dr. Pedro Trebbau M.
P rof. R u dolf J a ffé
Dr. José Ignacio Baldó
Sr. Ernesto Blohm
Sr. C. H. Lembcke
Com isario :
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Comisario S uplente :
Sr. E duardo Sieblesz
V icepresidente :
Sr. W a lter D upouy
T esorero :
Sr. Carlos Schubert
S ecretario :
Dr. B är von Schilling
32
15
196U
Presidente :
Dr. Juan F. Stolk
V icep resid en te:
Dr. D irk B ornhorst
r l í l W 'J Q Í Y 'J 'I r t •
T esorero :
Sr. K u rt P. W esem ann
Com isario S u p len te:
Sr. E duardo Sieblesz
V ice tes o re ro :
Dr. Gotz A lexander M artius
S ecretario :
Sr. H elm ut J a ffé
V o ca le s :
Sr. W alter D upouy
Dr. Guillerm o M orón
Dr. Pedro Trebbau M.
S u p len tes:
Dr. José Ignacio Baldó
Sr. Ernesto Blohm
Dr. O scar J. Herz
P rof. E u dolf J a ffé
Sr. C. H. Lembcke
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. E duardo Sieblesz
16
1965
P resid en te:
Sr. W a lter D upouy
V icep resid en te:
Dr. Juan F. Stolk
T eso re r o :
Sr. K urt P. W esem ann
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
17
1966
P r es id e n te :
Sr. W a lter D upouy
V icep resid en te:
Dr. Juan F. Stolk
T esorero:
Sr. K u rt F. W esemann
V ic e te s o r e r o :
Sr. H elm ut J a ffé
S e cr eta r io :
Sr. C. H. Lembcke
V o ca le s :
D r. Guillermo M orón
D r. Pedro Trebbau M.
Dr. L u dw ig F lach sk am pf
S u p len tes:
Dr. José Ignacio Baldó
Sr. Ernesto Blohm
Dr. O scar J. Herz
Sr. D irk B ornhorst
P rof. R u dolf J a ffé
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez Hurtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
V icetesorero :
Sr. H elm ut J a ffé
S e cr eta r io :
Sr. C. H. Lembcke
18
V oca les:
Dr. Guillerm o M orón
Dr. Pedro Trebbau M.
Dr. L udw ig F lach skam pf
P r es id e n te :
A rq. D irk B ornhorst
Suplentes :
Sr. José I. Baldó
Sr. Ernesto Blohm
Dr. O scar J. H erz
Sr. D irk Bornhorst
P rof. R u dolf J a ffé
1967
V icep resid en te:
Sr. W a lter D upouy
T es o r e r o :
Ing. U lrich W agner-M anslau
V icetesorero:
Sr. Kurt F. Wesemann
33
S e cr eta r io :
Sr. C. H. Lembcke
V o ca les:
D r. W erner J a ffé
Sr. A x el K rueger
Dr. L udw ig Flachskam pf
S u p len tes:
D r. José Ignacio Baldó
Sr. Ernesto Blohm
D r. O scar J. Herz
Dr. Juan F. Stolk
P rof. R u dolf J a ffé
20
1969
P resid en te:
D r. José I. Baldó
V icep resid en te:
A rq. D irk Bornhorst
T esorero:
Ing. U . W agner-M anslau
V icetesorero :
Sr. A x el K rueger
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
S e cr eta r io :
D r. W ern er J a ffé
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
V o ca le s :
Sr. W a lter D upouy
D r. E . de Bellard Pietri
D r. L u dw ig Flach skam pf
19
1968
P r es id e n te :
A rq. D irk Bornhorst
V icep resid en te:
Sr. W a lter D upouy
T esorero:
Ing. U. W agner-M anslau
V ic e te s o r e r o :
Sr. A xel K ru eger
S u p len tes:
Sr. Ernesto Blohm
Dr. A tilio B rillem bourg
Sr. Ernesto E strada A .
Dr. Juan F . Stolk
P rof. R u d olf J a ffé
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H crtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
21
1970
S e cr eta r io :
Sr. C. H. Lembcke
V o ca le s :
A rq. Carlos A . Guinand B.
Dr. E. de B ellard Pietri
D r. L udw ig F lach skam pf
S u p len tes:
D r. José I. Baldó
Sr. Ernesto Blohm
D r. O scar J. Herz
Dr. Juan F. Stolk
P rof. R u dolf J a ffé
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. E duardo Sieblesz
34
P residen te :
Dr. E . de Bellard Pietri
V icepresidente :
A rq. D irk Bornhorst
T esorero :
Ing. U. W agner-M anslau
V icetesorero :
Sr. A x el K rueger
S ecretario :
Dr. W ern er J a ffé
V oca les:
Sr. W a lter D upouy
Dr. José I. Baldó
Representante de la Em bajada
de Alem ania
Suplentes :
Sr. Ernesto Blohm
Dr. A tilio B rillem bourg
P rof. Rhazés Hernández L.
Dr. Juan F. Stolk
P rof. R u dolf J a ffé
C om isario:
Sr. T eófilo Sánchez H urtado
Com isario S u p len te:
Sr. Eduardo Sieblesz
22
1971
P resid en te:
Dr. E. de Bellard Pietri
V icep resid en te:
Dr. A ntonio J. Anzola Carrillo
T eso re r o :
Ing. U. W agner-M anslau
V icetesorero :
Dr. E rik G. M olnar
V icep resid en te:
Dr. E. de Bellard Pietri
T esorero:
Ing. U. W agner-M anslau
V icetesorero :
Dr. Enrique Pimentel
V o ca le s :
Sr. W a lter D upouy
Dr. Isaac J. Pardo
Dr. H einrich M erschmann
S u p len tes:
Dr. José I. Baldó
A rq. D irk B ornhorst
Sr. Cristóbal Blohm
Dr. W ern er J a ffé
C om isario:
Sr. K urt F. W esemann
Com isario S u p len te :
Sr. Giiunter Mans
24
1973
S e cr eta r io :
Sr. A xel K rueger
V o ca le s :
Sr. W a lter D upouy
Dr. José Melich Orsini
D r. H einrich M erschmann
Suplentes :
Dr. José Ignacio Baldó
A rq. D irk Bornhorst
Dr. A tilio Brillem bourg
P rof. Rhazes H ernández L.
P rof. R u dolf J a ffé
Cornisario:
Sr. E duardo Sieblesz
Comisario S u p len te:
Sr. K urt F. W esemann
P r es id e n te :
D r. A n ton io J. Anzola Carrillo
V icep resid en te:
Dr. Enrique Pim entel
T esorero:
Ing. U. W agner-M anslau
V ic e te s o r e r o :
Dr. H. V anegas-Fischbach
S e c r e ta r io :
Sr. A x el K rueger
V o ca le s :
Sr. W a lter D upouy
D r. E. de B ellard Pietri
D r. M arcel Roche
1972
Suplentes :
A rq. D irk B ornhorst
Sr. C ristóbal Blohm
Dr. Carlos R. Travieso
D r. Ramón J. Velásquez
Dr. Julio de A rm as
P r esid en te:
Dr. A ntonio J. Anzola C arrillo
C om isario:
Sr. K u rt F. W esemann
S e cr eta r io :
Sr. A x el K rueger
Com isario S u p len te:
Sr. Günter M anns
23
35
25
1974
P resid en te:
Dr. EnriquePim entel
V o ca le s :
Sr. W alter D upouy
D r. E. de B ellard Pietri
Ing. U. W agner-M anslau
Sr. A x el K rueger
T es o re r o :
Sr. Günter Manns
S u p len tes:
A rq. D irk B ornhorst
Sr. Cristóbal Blohm
D r. A lfre d o Coll García
D r. José A ntonio Salas
D r. M ario A ltam irano
V ic e te s o r e r o :
Dr. R afael Santander
C om isario:
Sr. K u rt F. Wesemann
S e cr eta r io :
Dr. H. V anegas-Fischbach
Com isario S u p len te :
Sr. Richard Todtmann
V icep resid en te:
Dr. A ntonio J. A nzola Carrillo
36
Del Personal Administrativo
PERSONAS QUE HAN PRESTADO O PRESTAN AUN SUS SERVICIOS
A LA
ASOCIACION CULTURAL HUM BOLDT
1949-1974
Aue, A n gélica D oren dorf de
Lazzeri, Dra. Bianca
Baasch, Annem arie
Brandes, M énica
Rizzo, Gaetano
Rolando, K rista
Rosa, W altrau d K necht de la
Rosales, Renée M itrow sky de
Rubi, Ingrid
Canozo, Juan
E ck h off Bettina
Felsz, Bárbara
Guzmán, A n ton ia M aría
Schröder, Heddy de
Seckt, Anneliese de f
Siebert, G ertraud de
Stanojevic, Zivota
Streit, G ertrud
Hernández, Rogelio f
Heyne-Brunke, Ursula
H offm ann , H edw ig
ter H orst, Bettina
Knaack, Anneliese B. de
W esem ann, K u rt F. (ad hon.)
37
Del Personal Docente
PERSONAS QUE HAN PRESTADO O PRESTAN AUN SUS SERVICIOS
A LA
ASOCIACION CULTU RAL HUM BOLDT
1949-1974
Aue, A n gélica D ored orf de
Blaha, E rika
Natzm er, Jutta von
Niese, Dr. Thom as
Celi, N orka de
O lbrich, D ora de
Dehn, In geb org von
D rastik, D orothea de
Reinstrom , Anneliese de
Reinstrom , H inrich R.
Reinthaler, G ertraud de
Rosa, W altraud K necht de la
Rosales, Renée M itrow sky de
Ebert, B ritta
Eitz, Anneliese de
Engels, Gabriele de
Fedor, A licia Elena Kaez
Gathmann, A n a M aría
Guevara, B rigitta Tittel de
Harm s, W o lfg a n g
Heiss, M athilde de
Hoch, E lfriede
Hübner, U rsula
Sanz, Elke de
Schad, Dr. W erner
Schneider, Rosw itha de
Seidl, M icheline de
S teffens, Y olanda
Tu rtur, P rof. H erm ann
Vareschi, Lotte de
Jaschinski, Regina
Leinemann, V olker
M aiw eg, U rsula de
Mezzetti. Christa Baum gartner de
W olters, K arin de
Zieme, D ietm ar
Zieme, Lilyan de
39
ADDENDA
Los Cursos de Alemán en la Asociación
Cultural Humboldt
QUE ES EL GOETHE IN STITU T MÜNCHEN
Cinco años después de la fundación de la A sociación Cultural Humboldl
se iniciaron los primeros cursos de alemán, hecho significativo que
solamente fue posible gracias a la señora Dora de Olbrich quien, desde
el mes de marzo de 1954 hasta junio de 1953, dictó cursos de alemán
gratuitamente y se retiró con las más sinceras gracias por parte de la
Junta Directiva de la ACH * cuando el primer Docente del Instituto
Goethe Munich, Dr. Thomas Niese, llegó para encargarse de la dirección
de los cursos y de las actividades culturales de la ACH, de acuerdo con
un convenio celebrado entre ambas instituciones. Gracias a la mística de
la señora de Olbrich, del Dr. Thomas Niese, del Dr. Hermann Turtur
(D irector Interino desde mayo 1967 hasta agosto 1 9 6 7 ), del Sr. Hinrich
R. Reinstrom y de los profesores que colaboraron desde 1963, los cursos
se desarrollaron muy satisfactoriamente y en el año 1973 la A sociación
fue nombrada Sede para exámenes del Deutsche Sprachdiplom que es
otorgado por el Instituto Goethe Munich y la Universidad Ludwig Maximilian de Munich.
Los cursos comprenden todos los niveles, desde el curso para princi­
piantes hasta el curso para el Grosse Deutsche Sprachdiplom. El p ro­
grama de los cursos se amplió incluyendo también cursos de castellano,
cursos sobre literatura moderna alemana y taquigrafía alemana.
El material de enseñanza se complementó y modernizó de manera tal
que en la actual Sede de la Asociación todas las aulas tienen equipo
electrónico, incluyendo audífonos, grabadores, m icrófonos, proyectores
de películas y de diapositivas.
Para el comienzo del mes de febrero fueron iniciados cursos de alemán
de la A sociación Cultural Humboldt en M aracaibo y el l 9 de mayo se
iniciaron los primeros dos cursos de alemán en Maracay, gracias a la
*
La Sra. Dora de Olbrich fue nombrada Miembro H onorario de la A sociación
H umboldt en reconocim iento de sus generosos servicios de profesora de alemán.
Cultural
41
colaboración del Colegio Humboldt, del Instituto Calicanto y del Centro
de Formación Técnica de Maracay.
Desde 1970 se ha televisado 3 veces por semana el curso de alemán
“ Guten Tag” por la Televisora Nacional, Canal 5. Dicho curso será repe­
tido por televisión. Asimismo, se transmite por Radio Nacional, con
éxito, un curso de alemán.
En el año 1973, el total de las inscripciones a los cursos de idiomas
alcanzó la cifra récord de 809, aumento notable comparativamente con
la cifra del año 1970, de 615. Por supuesto, este incremento se debe a la
eficiente dirección de los cursos por el docente del Instituto Goethe y la
competente colaboración del grupo de profesores que lo secundan. Pero
es oportuno inform ar a nuestros lectores qué es el Goethe Institut
München en el mundo.
El Instituto Goethe de Munich es una de las organizaciones no estadales
de la República Federal de Alemania, que con el apoyo económ ico del
Gobierno Federal, pero bajo responsabilidad propia, trabaja en el campo
de la política cultural exterior y del intercambio cultural con otros países.
La finalidad del Instituto, reflejada en su nombre completo, “ Instituto
Goethe para el cultivo del idioma y la cultura alemana en el extran­
je ro ” , es realizada por una red mundial que actualmente cuenta con
113 filiales en 60 países. No en todas partes se denominan las filiales
“ Instituto Goethe” ; o com o en USA y Canadá — “ Casa Goethe” . En
Dinamarca y en el Líbano se conocen b a jo la designación “ Instituto de
Cultura Alemana” ; en Bruselas y en Rom a com o “ Biblioteca Alemana”
y en la India recuerdan los “ Max Miiller Bhavan” al In dólogo de Dessau,
Friedrich Max Miiller, que en el siglo x ix descubrió al Occidente la
espiritualidad hindú.
T odos estos Institutos ofrecen a los interesados un amplio programa, el
cual varía según los intereses locales del país en que se encuentran; im ­
parten cursos de alemán y brindan a estudiantes, periodistas, científicos
y otros grupos la oportunidad de hacer uso de las bibliotecas — cuyas
existencias oscilan entre 3.000 y 30.000 volúmenes— o tomar en calidad
de préstamo libros, revistas, periódicos y series de fotografías y diapo­
sitivas. La mayoría de los Institutos posee archivos de discos y cintas
magnetofónicas y dispone además de películas en banda estrecha que
se prestan a escuelas, universidades, clubes y personas particulares inte­
resadas.
El trabajo de las filiales se centra en la inform ación actual sobre todos los
aspectos de la vida cultural y social. Con sus programas quieren los Ins­
titutos prestar un “ servicio al país que los hospeda” ; lo que presupone
42
ciertamente que el programa que presentan se oriente concretamente a las
necesidades del país.
Mediante una serie de conferencias, seminarios, exposiciones, veladas
cinematográficas y discusiones con expertos, se tratan en las distintas
filiales de Europa, América, Australia y Japón, cuestiones de urbanística,
de protección del medio ambiente, form ación cultural, derecho, pedagogía,
historia contemporánea y problemas de los medios de com unicación. Los
Institutos Goethe en los países del Tercer Mundo quisieran además ayu­
dar por medio de sus programas a la superación de problemas tan
apremiantes com o son la eliminación de las chabolas * o la lucha contra
epidemias. Parte de la ayuda cultural y de form ación, com o es esperada
especialmente por el público del Instituto Goethe en A frica y Asia, consta
naturalmente de una semana dedicada a la cinematografía, la actuación
de un director artístico alemán en la India, o ensayos y seminarios a cargo
de un músico pedagogo alemán con músicos africanos.
En Alemania se con oce el Instituto Goethe principalmente com o una
institución a la cual asisten muchos jóvenes extranjeros antes de com en­
zar sus estudios o su form ación profesional en la República Federal.
El número de los que, desde la fundación del “ Instituto Goethe para el
cultivo del idioma y la cultura alemana en el extranjero” en 1952, han
aprendido el idioma alemán en uno de los 20 centros de enseñanza en
la República Federal y Berlín Occidental es realmente impresionante:
hasta fines de 1973 fueron casi 190.000, en su mayoría jóvenes, proce­
dentes de 135 países, a los que los conocimientos adquiridos en el Insti­
tuto Goethe facilitaron el acceso a un centro universitario alemán, o
ayudaron a desempeñar m ejor la tarea en una empresa alemana.
Así com o lo que ocurre con los cursos de alemán en la República Federal,
las filiales registran también en los cursos ofrecidos en el extranjero un
número creciente de participantes. El Instituto intenta responder a este
interés con una enseñanza basada en los métodos más modernos y con el
empleo de medios técnicos auxiliares. Los cursos de alemán en el
Instituto Goethe están a cargo de profesores experimentados en el idioma,
que después de su form ación universitaria reciben una especialización
en este ramo. En la form ación especial de estos profesores, así com o en
la form ación y ampliación de los conocimientos de los profesores extran­
jeros que imparten el idioma alemán, aplica el Instituto Goethe las
experiencias adquiridas dentro y fuera del país en la asignatura “ alemán
com o idioma extranjero” , que se realiza en un “ Centro de estudios de
didáctica científica” propio y en otros departamentos especiales del
*
En Brasil, favela; en Venezuela, “ rancho” .
43
Instituto. Las experiencias adquiridas mediante la enseñanza y la valora­
ción analítica de los conocimientos prácticos han sido presentados ya en
varias publicaciones científicas, y recogidas en una serie de textos para
la enseñanza del idioma, métodos audio-visuales, así com o en cursos por
radio y televisión.
Con el fin de intercambiar las experiencias alcanzadas en el campo de la
enseñanza del idioma con otras instituciones o especialistas en la materia,
se celebran reuniones, conferencias y simposios internacionales llevados
a cabo regularmente por el Instituto Goethe, o en los que están repre­
sentados por sus propios expertos.
Las múltiples tareas en el país y en el extranjero están a cargo de apro­
ximadamente 3.000 colaboradores, de los que 150 trabajan en la admi­
nistración central en Munich y 350 en los centros de enseñanza del país.
En el extranjero hay que añadir, a los 300 colaboradores enviados, unos
2.100 llamados colaboradores locales, de los que más de dos tercios
poseen la nacionalidad del país en que residen. El Instituto Goethe tiene
la form a jurídica de una A sociación registrada. El programa de trabajo
del Instituto es fijado por un comité compuesto de trece miembros ele­
gidos por la asociación y por los colaboradores del Instituto. El comité
está presidido por el antiguo Secretario de Estado Hans Heinrich Herwarth
von Bittenfeld. La administración está a cargo de una Junta Directiva
elegida por el comité, y a cuya cabeza figura Hans Kakle com o Secretario
General. La dirección de la Administración Central es: Goethe-Institut,
Zentralverwaltung, D-8 Mánchen 2, Lenbachplatz 3.
44
Perspectivas de la investigación
sobre Alejandro de Humboldt
Por el
D r.
H anno
B eck *
En la investigación sobre Alejandro de Humboldt, los grandes años con ­
memorativos de 1959 (centenario de la muerte) y 1969 (bicentenario de
su nacim iento), han dado lugar a formales manifestaciones de funda­
mentales reconocimientos.
Una asombrosa multitud de hombres se sumó de nuevo al siempre no­
table número creciente de cultores en todo el mundo.
El sonoro nombre de Alejandro de Humboldt, la creciente admiración
de su grandeza humana y científica y su importancia com o expedicio­
nario han fascinado nuevamente a miles de nuestro tiempo.
La actual investigación Humboldt puede dar cuenta de importantes re­
sultados, los cuales proporcionan indudables basamentos para esta ad­
miración.
No obstante, en este ámbito no ha sucedido ni con mucho todo lo que
tiene que suceder, y se tiene la impresión de que sólo estamos al c o ­
mienzo.
¿Qué se ha conseguido?
Brevemente citemos aquí lo esencial; el orden en que son mencionados
estos trabajos es arbitrario, y no significan una jerarquización de los
m ism os:
1.
Las eruditas contribuciones a la investigación Humboldt en todas
las partes del mundo, particularmente en Sudamérica y Europa. El exa­
men crítico de esta extensa literatura apenas comienza ’ .
2.
Los positivos resultados de la investigación de los homenajes y d o ­
cumentos conmemorativos, sobre todo en idioma alemán; exclusiva­
mente nom bro aquí las todavía no suficientemente bien ponderadas obras
*
Empresa de investigación de la Sociedad Hum boldt para la Ciencia, el Arte y la Cultura,
com p. inscrita, Mannheim, Nr. G.
45
de conjunto de los científicos alemanes y extranjeros: Obra y prestigio
mundial de Alejandro de Humboldt. Editada por Heinrich Pfeiffer para
la Fundación Alejandro de Humboldt (Munich, 1969).
3.
La nueva edición de las obras completas de los viajes de Alejandro
de Humboldt en América, en 30 tomos (20 Tomos en folio m ayor; 10
Tom os en folio español), (cu artilla), con todos los méritos de la pu­
blicación iluminada a mano, hecho con el mayor esmero tipográfico
(Theatrum Orbis Terrarum, Amsterdam; Da Capo-Press, New York,
1973)-.
4 . La nueva edición del “ Atlas de M éjico” ( “ Atlas Géographique et
Physique du Royaume de
la Nouvelle Espagne” ) con introducción de
Hanno Beck y Wilhelm Bonacker, así com o también la “ Relación H istó­
rica” ( “ Relation Historique” ) con introducción y registro (F. A . Brockhaus, Stuttgart 1969 y 1 9 7 0 ), de Hanno Beck.
5 . El primer Tom o de la obra epistolar de Humboldt: “ Cartas de
Juventud” (Berlín, 195 9 ), y la biografía de Humboldt en 2 Tomos
(Franz Steiner, Wiesbaden 1959 y 1961, la 2da. edición de la serie),
la cual fue publicada por la Editorial M éjico: Fondo de Cultura, en
1971, traducción castellana, texto revisado, pero sin anotaciones ni
registro.
Desde este baluarte en adelante, puede ser planeada la futura investi­
gación con una mayor garantía. Un programa de investigación debería
contener el siguiente cometido, en el cual la sucesión no debe testimo­
niar ni rango ni valor, sobre lo cual nuevamente, se debe hacer hincapié
de manera explícita:
1. Debemos emplear los
métodos de la moderna interpretación en
todos los Textos de A lejandro de Humboldt, no sólo por ellos mismos,
sino también para conocer m ejor a Humboldt.
2.
Una especial necesidad constituye la publicación de un
estudiantes de Geografía; ello pudiera interesar a un gran
lectores y ciertamente llamaría la atención del historiador,
riador científico y del literario; una edición tal está siendo
en el ámbito de la serie de escritos: “ Emanado Humboldtiana”
texto para
círculo de
del histo­
preparada
(v. N? 3 ) .
3.
Constitución y Fomento de la orden internacional de documentos
“ Emanado Humboldtiana” , fundada en 1973. “ Contribuciones a la Vida,
Obras y Mundo circundante de los hermanos Guillermo y A lejandro de
Hum boldt” , editada con el patrocinio de la A sociación Humboldt para
la Ciencia, el Arte y la Cultura, Compañía registrada con sede en Mann-
46
heim, por el Prof. Dr. Hanno Beck. Con ello ha sido dedicada por vez
primera a los hermanos Humboldt y a su círculo científico en conjunto,
una serie de escritos que abarcan el ámbito internacional, gracias a la
ayuda de la Editorial Theatrum Orbis Terrarum de Amsterdam, y para
los cuales ya pueden ser totalmente aceptados 4 libros manuscritos.
4.
La nueva edición arriba mencionada del conjunto de Obras de viaje
de Alejandro de Humboldt debe ser explicada y acompañada por tomos
suplementarios. Para ello se ha contado con la colaboración de eruditos
conocidos internacionalmente. El primer T om o está casi terminado y
será publicado igualmente por la Editorial Theatrum Orbis Terrarum
(A m sterdam ).
5.
Un examen científico de las lecturas escolares internacionales re­
vela un interés casi inesperado por A lejandro de Humboldt. Si esta
obra le debe facilitar el acceso al idioma alemán a una reducida selec­
ción de alumnos extranjeros, entonces este pequeño tomo debe ser com ­
pilado con la mayor reflexión. Deberían ser escogidos, sobre todo deter­
minados pasajes del humanismo creador de Humboldt el cual es aun
hoy en día representante del auténtico espíritu del idiom a alem án3.
Una Edición m odelo está siendo preparada por la “ Emanatio Humboldtiana” .
6.
El objetivo científico más importante h oy en día consiste en un
amplio y esforzado análisis de las aportaciones geográficas de Hum­
boldt, las cuales considero yo que constituyen el núcleo del trabajo
científico de su vida. Esta disertación aparecerá también entre los es­
critos nombrados en el N ° 3.
7.
Una nueva posibilidad de la investigación Humboldtiana ofrece la
“ Asociación Humboldt para la Ciencia, el Arte y la Cultura” , con sede
en Mannheim (Presidente de la Junta Directiva: Dr. jur. Herbert Kes­
sler, 68 Mannheim 36, Riedlach 12) cuya “ Oficina para Investigación”
ha organizado círculos científicos de trabajo. Un círculo de trabajo:
“ Humboldt investigador” , se ha dedicado a la gestión conjunta de la
investigación nacional e internacional de Humboldt. La unión de los
científicos, tanto en el país com o en el extranjero, deberá fomentar la
aparición periódica de un Boletín, el cual deberá registrar en la forma
más completa posible, el conjunto de las nuevas publicaciones.
En Europa hemos vivido el ocaso de muchos valores. Sin embargo, el
nombre de los hermanos Humboldt ha aparecido siempre con nuevo
esplendor. El ha pasado del siglo XVIII al x i x y de éste al x x , y también
logrará alcanzar el siglo x x i , simplemente porque necesitamos y nece­
sitaremos modelos en la Ciencia y en el Humanismo.
47
OBSERVACIONES Y NOTAS EXPLICATIVAS
1.
Véase Hanno Beck. R eí. “ Investigación Alejandro de Humboldt” ,
intelectual del Año de Alejandro de Humboldt 1972, Págs. 11-14.
2.
Debe ponerse de relieve que esta publicación está a la disposición com o un todo, en sec­
ciones ( e j .: Sección B otá n ica ), o en tomos separados. Ahora pueden, por e j.: también
las bibliotecas de la R epública Federal de Alemania, llenar muchas dolorosas lagunas,
después de que, según una encuesta de A d olf M cyer-A bich, se evidenció que, a conse­
cuencia de la guerra, ni una sola de las bibliotecas alemanas disponía de la más grande
obra de viaje de la historia.
3.
Los autores americanos J. W . Dick (U niv. de W atcrloo, Ontario) y H. E. Haelsgergen
(U niv. de K ansas), en virtud de mi biografía y de mi E dición sobre los Discursos, han
escrito un pequeño tomo, exclusivamente como lectura para la escuela: “ Alejandro
de Hum boldt” (W altham , Mass., Toronto, London 1 965); tales ejemplos requieren un
examen científico más extenso.
48
Parte
I.
El
fruto
Valoración de la vida y gloria postuma
de los hermanos Humboldt hasta finales
del siglo X IX
Por el D r . U l r i c h D i e t e r O p p i t z
La memoria de A lejandro von Humboldt y otros alemanes que han con ­
tribuido con sus servicios al auge de América Latina, ocupará allí un
puesto de honor. “ Y o desearía que nuestros compatriotas supieran algo
más a este respecto. . . ” , afirm ó el Presidente de la República Federal,
Lübke, en 1964, al terminar su viaje a Sur América ’ . En una época
de su vida parece haberle llegado al destinatario una carta dirigida a
A lejandro von Humboldt, a pesar de que la dirección solo decía “ al
Sr. Humboldt, Europa” . Si bien esta anécdota difundida, que ya antes
se había propagado entre el médico Leiden Boerhave, el matemático
Euler y Johann Friedrich Blumenbach, profesores de Humboldt en Góttingen 2, probablemente era inventada, refleja la estimación de que gozó
entre los contemporáneos de todas las condiciones sociales. Temporal­
mente ganó el aprecio de sus colegas a causa de sus investigaciones b o ­
tánicas, posteriormente la atención de los representantes de otras cien­
cias y, durante su estadía en Berlín, el afecto del pueblo. Estos hechos
se demuestran en los títulos que le fueron otorgados.
En su vida se pueden distinguir cuatro fases. La primera fase, apreciación
de parte de los científicos, alcanzó hasta 1830; la segunda fase de co n ­
tinua popularidad, alcanzó hasta su muerte (1859) ; la tercera fase, de
la gloria postuma, que terminó en Alemania más o menos en 1890
— en América Latina no ha terminado todavía— , mientras que la cuarta
fase, Humboldt al servicio de la cultura política, se extendió hasta 1925.
La división en fases no significa que después de 1830 o después de
1925 ningún científico hubiera expresado su admiración por él, sino
significa solamente la actitud que predominaba.
Es cierto que con ningún otro hombre han estado ligados tan numerosos
nombres en tres continentes. Al comienzo de la primera fase le dio su
nom bre Natalius Joseph de Necker (1758-1825) 1791, a especies de la
fam ilia Gentineae Humboldtia 3. Es la primera denominación presentada
y Humboldt tenía para esa época 22 años. En 1792 publicó un pequeño
estudio sobre los colores de las plantas subterráneas4 y, en los años
siguientes en Berlín, su “ Florae Fribergensis Specimen plantas cryptogamias praesertim subterráneas exhibens” . Gracias a ello, le fue con fe­
rida la Medalla de Oro para el Arte y la Ciencia por el Príncipe Fede­
rico Augusto III, en julio de 1793.
En 1794 y 1797 5 se les dio su nombre en honor suyo, a dos nuevas
plantas. Esto fue para él un justo motivo de orgullo, por lo cual le
expresó en una carta a Johann Cari Freiesleben (1774-18461: “ El P ro­
fesor Vahl de Copenhagen ha denominado en su trabajo in fo lio : “ Symbolae botan” un maravilloso árbol oriental “ Humboldtia laurifolia” in
honorem botanici eximi A . V . Humboldt auctoris praestantiss florae
fribergensis” . ¿N o es esto grandioso?
El siguiente viaje a América le granjeó gran aprecio. Las realizaciones
científicas de su viaje de más de cinco años produjeron una gran expec­
tativa, así com o otros viajes que realizó en esa misma época. Sus viajes
ganaron un valor permanente después del conocimiento de sus resul­
tados. El aprovechamiento de las experiencias de estos viajes sirvieron
a los jóvenes estados americanos en los primeros años de su indepen­
dencia y su decidida oposición a la esclavitud ganó gran deferencia en
Norteamérica. Desde 1805 los científicos de Europa estuvieron ocupados
en la organización de sus múltiples obras y de sus viajes
Bonpland,
W illdenow, Kunth, Valenciennes, Latreille, Cuvier, Hooker y L. von
Buch y otros, trabajaron en ello. Ellos designaron algunos de sus des­
cubrimientos con el nombre de Humboldt y así, entre los años 1805 y
1820, fueron dados a conocer nuevos nombres. Los científicos tienen
pocas oportunidades de manifestarse recíprocamente el agradecimiento
o el aprecio: la dedicatoria de nuevos trabajos o la designación de
nuevos hallazgos son las pocas oportunidades para ello. Descubrimientos
botánicos, zoológicos, paleontológicos con nombres famosos son, por lo
tanto, corrientes en este período.
Durante los años de sus trabajos en el viaje a América pudo él esti­
mular y fomentar numerosas investigaciones. Su nombre tuvo tanta in­
fluencia que una pequeña esquela o un deseo personal “ entre bastidores”
pudo alcanzar más que una petición de muchos meses o un mem o­
rándum de varias páginas. La relación del mecenazgo de Humboldt en
los últimos años de Berlín T, es válida de una manera semejante para
París.
El mineralogista francés Armand Lévy (1794-18411 al denominar el
H um boldtit8 expresa con ello su apoyo. Jean Louis Agassiz (18071 8 7 3 )” y Jules Sébastian Dumont d’Urville (1 7 9 0 -18 4 2 )10 informaron
más tarde sobre esta benéfica intervención. Agassiz, un suizo, le hizo
50
posible a Humboldt la finalización de sus estudios en París, mientras
que él mismo ayudaba a d’ Urville en la preparación de la circunnavega­
ción del mundo con la corbeta “ A strolabio” . Conform e a ello, fue Hum­
boldt el único erudito que se preocupó activamente por la realización
del viaje. Agassiz contribuyó más tarde en los Estados Unidos al fo ­
mento de la conm em oración de Humboldt y estuvo conectado con la
proyectada venta de su biblioteca en Estados Unidos. La primera desig­
nación se la pudo dar él junto con von Sprix en relación con un tra­
bajo sobre los peces brasileños; a esta denominación siguió otra en
1833 n , de Mariano de Rivero y Ustáriz (finales del siglo x v i i i - 1 8 5 7 ) ,
del Perú, quien se encontró con Humboldt en París en 1821 - 22 , y le
dio el nombre de Humboldt a un mineral “ com o muestra de mi aprecio
y profundo respeto por el sabio, que tan bien supo describir a Am é­
rica, mi patria” 1-. Monticelli ( 1759 - 1846 ) y Covelli ( 1790 - 1 8 2 9 ) , un
quím ico de Nápoles, le dedicaron un mineral “ cuando él vino a esta
capital en 1822 ” 13. En conexión con un viaje del rey Federico Gui­
llermo III a Verona y Nápoles, había subido Humboldt al Vesubio y
había visitado la colección de Monticelli. Con ambos tenía él relaciones
científicas ya antes del viaje. La pregunta, ya no tan aclaratoria, de
cuáles investigadores naturalistas fueron apoyados por él 14, pudiera
ser posiblemente contestada, al menos en parte, a través de un examen
un poco más preciso de la historia de las vidas de aquellos investiga­
dores que veneraban el nombre de Humboldt.
De estas denominaciones se enteró Humboldt de distintas maneras. Cuan­
do el nombre apareció en publicaciones de su especialidad 10, él lo supo
casi siempre. Obras más pequeñas le enviaban también algunos autores;
más tarde se encontraron también en su biblioteca 10. El comentaba d i­
vertido algunos de estos nom bres: Sobre un cabo situado en Groen­
landia, que había sido nombrado en su honor en 1822 por W illiam
Scoresby h. ( 17891857 ) , escribía él 17 diciendo que poseía allá un cabo
p oco amistoso. Cuando algún nombre no le inspiraba antipatía o aver­
sión, entonces debían ser no obstante justificados en una forma imparcialmente objetiva. Con Heinrich Berghaus ( 1797 - 1884 ) tuvo él entre
1837-1840 una disputa bastante larga sobre la legitimidad de darle el
nombre de Humboldt a una corriente marina, que ya era conocida desde
hacía 300 años por todos los grumetes desde Chile hasta Paita 1S. La
controversia no es expresión de testarudez de un sabio que envejece,
sino de honradez científica, cosa que pareció poco comprensible para
observadores posteriores.
Al comienzo de la segunda fase se encuentran los cursos dictados en la
Universidad de Berlín y las conferencias en la Academia de Canto de
51
Berlín. Entre noviembre de 1827 y abril de 1828 dictó él 61 cursos o
clases y 16 conferencias. A través de ello ganó en corto tiempo una
gran popularidad. El viaje a Rusia en 1829 y más tarde la aparición
del “ Cosmos” la fortalecen. Además, se vino a sumar el hecho de que
él, a pesar de que no tenía ninguna posibilidad de influencia en la
corte, era considerado un liberal, y por ello servía de modelo a una
muy extendida Audiencia de los tiempos 19. Cuando se honró a los
muertos que lucharon en las barricadas, en marzo de 1848, se le llamó
y se saludó jubilosamente su aparición 20. Ya desde 1843 se preocupaba
la Asociación de Nobles de Mainz (A sociación de T exa s), por posibi­
litarle a la gente pobre la emigración a los Estados Unidos, para me­
jorar la miseria social en los países alemanes. Cuando a uno de los
asentamientos o colonias de la asociación se le quiso dar el nombre de
Fallersleben, al enviársele el inform e de esta denominación al príncipe
Waldemar de Prusia, en 1846-47, se cam bió por Castillo de H u m bold t21.
El proscrito demócrata August Heinrich Hoffmann de Fallersleben
(1798-1874) no debía ser mencionado a este respecto, pero sí el liberal
chambelán real.
Después de la fracasada revolución de 1848, cuando miles de alemanes
emigraron a Estados Unidos y se buscaron una nueva patria en el ca­
mino hacia el oeste, dieron el nombre de Humboldt a muchos sitios
y lugares 22. Al lado de los inmigrantes, los americanos que estaban en
comunicación con Humboldt le expresaron su admiración y respeto
com o el “ segundo Colón” . Schónw aldt23 ha reunido para ello muchos
elementos que refuerzan estas relaciones. De la manera más visible ha
influido John Charles Frémont (1813-1890), quien nom bró en Nevada
una cadena de montañas y un r í o 24. Cuando Frémont en 1856 se pos­
tuló para la presidencia, intervino Humboldt por única vez directamente
en la consulta política de un país extranjero. Al comienzo de 1856
había sido publicada en New Y ork una mala traducción de su “ Essai
Politique sur l’Isle de Cuba” , en la cual el capítulo sobre “ La Escla­
vitud” había sido excluido. La campaña presidencial de 1856 fue d iri­
gida principalmente a través de polémicas sobre el problema de la
esclavitud 25, así que no es sorprendente que la posición de Humboldt a
favor de Frémont haya producido un gran respeto. Además no era la
exteriorización de cualquier miembro de un partido sino de un cien­
tífico conocido mundialmente, que podría conducir junto con Thomas
Jefferson a una gran victoria.
En Berlín tomó parte Humboldt en reuniones de la Embajada Am eri­
cana 2e. Posiblemente le fue obsequiada en una de ellas una carpeta
que contenía nueve mapas de diferentes lugares que en esa época lle52
vahan su n o m b re -7. John B. Floyd, Secretario de Guerra, le manifestó
al respecto en una esquela:
. .E l nombre de Humboldt es apreciado
no solamente en nuestro gran territorio desde la costa del Atlántico
hasta el Pacífico, sino que nos hemos honrado en emplearlo en muchas
partes de nuestro territorio, por lo tanto está ligado a la posteridad
com o los nombres de Washington, Jefferson y Franklin” . Como signo
de su creciente popularidad puede mencionarse el hecho de que su nom ­
bre fue también usado por gentes de negocios con fines adquisitivos.
Un fabricante de plumas y otro de lanas le pidieron a Humboldt su
consentimiento para el empleo de su nombre. La pluma “ Humboldt”
fue vendida en una cajita junto con el facsímil de una carta suya en
que daba su aprobación para ello -s. A los fabricantes de muebles con
madera de pinos de Silesia no les contestó su primera carta porque. . .
“ Designaciones con mi nombre de puertos y montañas en países salvajes,
de barcos algunas veces encallados, de árboles espinosos recién descu­
biertos, me llenan siempre de temor” 29. El permiso lo dio después y
la carta fue encontrada en la biblioteca 30. En su época, por lo menos
cuatro barcos llevaron su nombre 31, uno de ellos transportaba en 1849
buscadores de oro en el Pacífico hacia San Francisco, otro se hundió en
1853, otro se hundió más tarde 32, el último puso su bandera a media
asta en 1859 cuando la muerte de Humboldt. Un dueño de un hotel en
San Francisco envió a su padrino en 1855-1857 varios periódicos que
mencionaban a Humboldt en cartas para Varnhagen y
en 1857 un m édico de Neufahrwasser quiso designar
pedes con el nombre de “ Humboldt-Hotel” , recibió
permiso con la inform ación de que en América Latina
hoteles con su nombre 3*.
Spiker 33. Cuando
su casa de hués­
de Humboldt el
había ya muchos
No se debe perder de vista que en estas solicitudes, junto al expresado
respeto por el sabio, el aumento de su prestigio jugaba un papel muy
importante. No sin razón y a causa de ello fueron publicadas las cartas
de Humboldt. Durante la discusión de las rutas y la construcción del
Canal de Panamá, un consorcio inició una campaña a favor de su p ro­
yecto, con un prospecto titulado la “ Línea Humboldt” 35. Con ello dio
la impresión de que solamente la ruta entre el río Napipi y Cupica
fue recomendada por Humboldt, por ser muy apropiada para la cons­
trucción del canal. Sobre los proyectos del canal dio su opinión reite­
radamente; sin embargo, todos los proyectos fueron examinados por él
cuidadosamente antes de que pudiera decidirse por uno. Ante la de­
cisión de la construcción, el consorcio le atribuyó una gran importancia
al prestigio de su nombre.
53
Su hermano Guillermo de Humboldt no era tan popular en esa época.
Es verdad que entre sus colegas especializados encontraron acogida sus
sugerencias e ideas, una influencia que, comparada con la de su her­
mano, no logró mayor objetivo. Según se llegó a afirmar, solamente a
un cráter de la luna le fue dado su nombre durante su vida 3G. W ilhelm
Beer (1797-1850) y John Heinrich (von ) Mádler (1794-1874) termi­
naron en 1834 un mapa de la luna, en el cual trazaron el cráter G ui­
llermo de Humboldt y el mar Humboldtianum en honor a Alejandro 37.
Después de la muerte de Alejandro, aparecieron un cúmulo de escritos
que aumentaron el interés en su vida y en su obra. Aparecieron tam­
bién variados relatos y exposiciones novelescas 3S, provenientes de fuentes
desconocidas, pero cuyo contenido se conservó 3!).
El deseo de su testamento del l 9 de mayo de 1841 40, de que ningún
periódico publicara ningún escrito o alabanza postuma, no fue cum ­
plido. A pesar de ello apareció tal cantidad de artículos y escritos que
apenas podrían leerse; a ellos siguió una profusión de títulos. Con
esto terminó la tercera fase.
Emil A dolf Rossmassler (1806-1867) hizo la sugerencia, después de la
muerte de Humboldt, de form ar la Sociedad Humboldt para el avance
de la ciencia '11. El mismo Rossmassler se ocupó de gestionar la adqui­
sición de la biblioteca de Humboldt para el estado prusiano 42. En corto
tiempo se fundaron ramas de la Sociedad Humboldt en Sajonia y Si­
lesia, las cuales por medio de exposiciones y conferencias divulgaron
su obra científica. Como Sociedad central se fundó la Sociedad Alemana
Humboldt, la cual consagró el día de su asamblea general anual, com o
Día de Humboldt. Diferentes colecciones y pequeños museos le agrade­
cen a la A sociación su aparición. Karl Heinzen 13 se burla, no sin cierta
razón, de esta Asociación de “ pastores, guardabosques, botánicos, maes­
tros de escuela, etc.” que poco entenderían de la obra cuyo nombre
llevaba la asociación. En su nombre trabajaban en distintos lugares,
asociaciones o ligas para la form ación del pueblo, las cuales se dedi­
caban principalmente a la form ación superior de jóvenes trabajadores y
empleados. Estas asociaciones podían sentirse con razón destinadas a
realizar las ideas humboldtianas, ya que para él aparecía la form ación
com o un primer peldaño en el camino hacia el humanitarismo.
En 1869 trajo el centenario de su nacimiento un nuevo resurgimiento
del medio extinguido interés por Humboldt y su obra. El siglo trans­
currido desde su muerte había bastado para cambiar en una form a
polifacética la imagen del polivalente científico. Los representantes de
las distintas disciplinas especializadas habían descubierto a “ su” Hum­
boldt y lo examinaban sólo b a jo la estrecha visión de su especialización.
54
La biografía publicada en 1872 por Karl Bruhns y otros es un claro
ejemplo/ de la transformación. No se admiró más el hecho de que Hum­
boldt tuviera una visión de variadas disciplinas, sino que casi se le
criticó cóm o esta visión podía ser tan escasa en los detalles de las res­
pectivas disciplinas.
Desde la fundación del imperio en 1871, pasó la valoración de Ale­
jandro a un segundo término, dándosele más importancia a las ideas
nacionales de su hermano Guillermo. Significativo es el hecho de que
calles de los barrios nuevos en las ciudades alemanes durante estos años
siguientes a la fundación del im perio, llevaran los nombres de Roon,
Moltke, Schiller y Humboldt, con lo cual muy frecuentemente se hon­
raba a Guillermo. Muchos nombres se ligan en esta época frecuente­
mente con el nombre de Humboldt, pero en su mayoría en adhesión a
denominaciones anteriores. Un cine y una oficina telefónica en Berlín
reciben el nombre porque quedan cerca del Bosque de Humboldt. Res­
taurantes, farmacias, escuelas y negocios de tiendas reciben el nombre
de Humboldt, porque están en una calle llamada Humboldt. Se podría
decir que estos nombres son secundarios. Un nombre secundario com o
éstos se le dio casi a una ciudad norteamericana. Para conferirle el
nombre a la actual ciudad de Nevada en Estados Unidos l4, se discutían
las denominaciones de diferentes condados. Uno de ellos llevaba el
nombre de Humboldt porque así se llamaba un río. Durante el debate
en la asamblea que debía darles una constitución en Carson City en
1863, se sugirió el nombre de Humboldt para la nueva ciudad, pero no
fue aceptado. El segundo descubridor de América (Cari Ritter) sería
también honrado en una form a semejante.
Entre los años 1871 y 1914 se reparten más o menos equitativamente
los nombres originales entre los dos hermanos; las escuelas se refieren
tanto al filólogo com o al naturalista científico. Editoriales y círculos
de lectores lo toman com o padrino. Las instalaciones mineras se nom ­
bran com o Alejandro. El entusiasmo en las denominaciones y el afán de
muchas comunidades por mostrar a los visitantes los hijos e hijas
prominentes del lugar, hizo al efecto que algunos sitios se refirieran
por su nombre a una visita de Humboldt, cosa no demostrable y
que probablemente nunca haya tenido lugar. Bustos en parques, árboles
y otros pequeños monumentos conmemorativos conservan vivos un re­
cuerdo o un acontecimiento, cuya legitimidad es dudosa. Un papel
parecido le toca al catálogo de “ las siete ciudades del mundo que están
más bellamente situadas” . Se atribuye a Alejandro de Humboldt el
haber dicho en alguna oportunidad que “ se encontraba en una de las
siete ciudades del mundo m ejor situadas” . Ellas serían: Salzburgo, Nápo-
55
les, Hannoversch Münden, Rothemburg sobre el Tauber, Estocolmo, Río de
Janeiro, Lucerna, Estambul y otras que formarían com o unas 14, y las
cuales se adornan con esta cita. Los documentos que probarían la vera­
cidad de esta afirmación, de esta alabanza, son casi siempre cartas de
Humboldt — que entre tanto habían desaparecido. Otra cosa es en
lugares aislados, los cuales Humboldt alabó exageradamente; por ejem ­
plo, Orotava, en las Islas Canarias ir‘ o el paisaje del lago de Lucerna
y de Sarno 4,;. Es seguro que Humboldt nunca estuviera ni en Estocolmo,
ni en Estambul ni en Río de Janeiro. Es difícilmente imaginable que
sólo por imágenes o descripciones de lugares se pudiera emitir un ju icio
tal. Por otra parte, habla de la importancia que se le atribuye a su juicio,
el hecho de que se desee pensar que esa fue su opinión sobre la situación
de ese determinado lugar. En conexión con la inclusión de Tenerife
en el turismo de masas se ha empleado el nombre de Humboldt en
distintos sitios, alojamientos, restaurantes, cafés, etc.
En el transcurso de la cuarta fase del empleo del nombre para desig­
naciones, se ha utilizado el nombre, desde más o menos 1925, muchas
veces para fines de política cultural. La Fundación A lejandro de Hum­
boldt socorrió a científicos que trabajaban en América Latina. Casas
y recintos, que servían a estudiantes extranjeros, recibieron el nombre
de Humboldt, por ejemplo en Berlín y Freiberg-Sachsen lT. Con estos
esfuerzos se inició un contacto científico muy satisfactorio. La Funda­
ción Humboldt, después de poco tiempo de actividad, fue comparada
con la renombrada Fundación británica Cecil Rhodes, ya que ella brin­
daba un apoyo calificado muy parecido. Algunos parecidos impulsos
sucumbieron debido a la 2 í1 Guerra Mundial y al Tercer Reich. En la
época del nacional-socialismo denominaron los geógrafos una montaña ,s
en el Antàrtico, los oceanógrafos un barco para investigación de peces
La política cultural oficialista no pudo hacer nada con Humboldt puesto
que no se prestaba para ello ; demasiado importantes habían sido am­
bos hermanos ante los ojos del mundo, com o para que se les pudiera
requerir para mezquinos objetivos. Al finalizar la Segunda Guerra M un­
dial, experimentaron ellos en la adjudicación de nombres un inusitado
renacimiento. En donde más evidente se hizo esto fue en las escuelas.
Cuando los nombres de los príncipes que habían reinado antes, o los
de los miembros de sus familias, se hicieron inmencionables, entonces
se ofrecía el nombre sin mácula de los hermanos; lo mismo pasó con
las escuelas que tenían nombres de militares. Cuando años más tarde,
Alemania Oriental y Alemania Occidental se encontraban al mismo
tiempo en una competencia, ambos lados se sirvieron del nombre. Cuan­
do empezó años más tarde la competencia en el ámbito de la política
del desarrollo, acordaron ambos lados servirse de la fuerza propagan­
56
dística del nombre para América Latina. Ciertas cosas grandes llevaban
muchas veces en esta parte del mundo el fam oso nombre, así, la insta­
lación de un Instituto Humboldt en Cuba procede del Este, mientras
que un barco “ Humboldt” enviado a M éxico procede del Oeste. Ambos
lados aprovechan para estos fines el gran prestigio que aún hoy tiene
el nombre rn Suramérica. Todavía hoy se bautizan niños con el nombre
de pila Hum boldt; los trabajos de Humboldt gozan de una sorprendente
popularidad; pequeños comerciantes le dan el nombre de Humboldt a
sus tiendas, un gran hotel en Caracas, Venezuela, lleva el nombre y ya
ha sido representado en una estampilla. Hace poco que el gobierno de
Brasil dio a conocer que quiere fundar una ciudad en el interior del
país y que ésta debe llevar el nombre de Humboldt 50. Aun cuando en
M éxico hace más de 100 años, ya se había querido fundar una ciudad
com o un tablero de dibu jo, así también Brasil, quien ha demostrado
con su capital Brasilia, que tales proyectos no necesitan quedar com o
una utopía. Hasta qué punto al nombre le llegará a corresponder en el
futuro una significación, dependerá en gran parte del significado, de
la importancia que conserve en Latinoamérica. Después de que dentro
de Alemania y desde hacía tiempo se perdiera su atractivo y sólo des­
pués haya experimentado un renacimiento temporal, es de estimar que
las denominaciones destinadas a Latinoamérica no se deben adjudicar
más, cuando allí no se les atribuya ya la misma importancia. Una sabia
y /o prudente utilización de este valioso capital pudiera ser aquí de
utilidad.
NOTAS
1.
Boletín del Departamento de Prensa e Inform ación de la República Federal de Alema­
nia, del 30-5-1964. Pag. 778.
2.
Hertslet. William
1965. Pag. 278.
3.
“ Alexander von Humboldt -Werk und W eltgeltung” . Kditado por
11. Pfeiffer. M unich.
1969: El nombre de los hermanos Humboldt en todo cl mundo. Págs. 277-429.
4.
Beck H anno: Alexander von Hum boldt. W iesbaden, 1961.Tom o II. Pag.
5.
W'erk. Pag. 363 f.
6.
A la evaluación: Beck II. Págs. 5 ff, 65 ff.
L. y Helmot, Hans F.
7.
Beck II. Pag. 211 ff.
8.
W erk. Pag. 354,
9.
Der Treppenwitz der W eltgechichte. Berlín,
347.
3-1-06.
Beck II. Pag. 220. Schoenwaldt. Humboldt und die Vereinigten Staaten von America.
E n: Werk (A nm . 3 ). Pag. 42 ff.
10.
Werk. Pág. 301. N? 1-2-2C.
11.
Werk. Pág. 358. N? 3-2-036, 361 N? 3-2-085.
12.
Werk. Pág. 353. N? 3-1-05.
13.
Werk. Pág. 352.
14.
Beck II. Págs. 211, 311, anotación 46.
15.
Semenow, en: Revista para Geografía General. Pág. 308.
3-1-04.
N® 1-3-22.
57
16.
Werk. Pág. 355. N9 3-2-053, 365 N 9 3-3-257.
17.
Kosmos. Tom o II. Pág. 4-58, anotación 28. W erk. Pág. 304. N 9 1-3-09.
18.
Werk. Pág. 294. N 9 1-2-07.
19.
Beck II. Pág. 180.
20.
Op. c.
Pág. 195.
21.
Werk.
Pág. 291. N9 1-1-32.
22.
W'erk.
Pág. 283.
23.
Anotación 9 y JIr. Preuss. Kulturbesitz, 1969. Tom o V II
24.
Werk. Pág. 305. N9 1-3-15, 299. N9 1-2-16.
25.
Werk.
Pág. -157.
26.
Werk.
Pág. 442.
27.
Werk.
Pág. 284. N9 1-1-13.
28.
W'erk. Pág. 341. N9 2-5-C4;
Capítulo 1. Pág. 116.
Zimmermann,
W '.F.A .:
Das
(1970). Pág. 130.
Humboldt-Buch.
29.
Werk. Pág. 343. N9 2-5-09.
30.
Stevens, Henry: The Humboldt L ib r a r y ... Londres. 1863.
651. N 9 9112.
31.
W'erk. Pág. 347. N9 2-6-02. 349. N9 2-6-11, 348. N 9 2-6-05.
32.
Stevens. N9 8960.
33.
W erk. Pág. 331. N9 2-2-20.
(Reim preso
Berlin,
en
1967). Pág.
34.
Recorte de origen desconocido. Colección Mapas Runge 19. N9 161. Pág. 1.
35.
Werk.
Pág. 424. N9 7-15.
36.
Werk.
Pág. 423. N 9 7-14.
37.
W'erk.
Pág. 425. N9 7-17.
38.
Rau, H eribert: Alexander von Humboldt. Frankfurt/Leipzig, 1860.
39.
Zimmermann, W .F .A .: Das Humboldt-Buch, Berlin, 1859 (A non, Jul.L öw en berg):
moiren Alexander von Hum boldt’s. Leipzig, 1861. Beck I. Pág. 232.
40.
Alexander von Hum boldt. C on tin u a ción ...
tíficos. Berlín, 1969. Pág. 89.
41. W erk.
Pág. 395. N9 5-02.
Schoenwaldt, P etcr: Jb Preuss. Kulturbesitz. 7 (1 96 9 ). Pág. 118.
43.
Teutscher Radikalismus in Amerika. Milwaukee, 1890. IS.F. IS. Pág. 201.
44.
W erk. Pág. 290 N 9 1-1-27.
45.
W erk. Pág. 315. N 9 1-4-22.
Beck I. Pág. 75.
47.
W erk.
48.
W'erk.
Pág. 309. N9 1-3-24.
49.
W erk.
Pág. 348. N9 2-6-03.
50.
Hann.
A llb . Ztg. del 8-3-1973.
58
Pág. 384. N9 4-1-03, 385. X 9 4-1-10.
M e­
editado por la Academia Alemana de Cien­
42.
46.
1859.
El nombre de los hermanos Humboldt
en el ámbito mundial
P or
el
D r . Ul r i c h D i e t e r O p p i t z
Relacionado en cierto modo con el tema del ensayo del Dr. Oppitz. que pre­
cede, es su trabajo “ Der Ñame der Briider Humboldt in aller W elt” , el cual
apareció publicado en la obra “ Alexander von Humboldt - Werlc und Weltgeltung’ ’ , pp. 277/429, editada por Heinrich Pfeiffer para la Fundación Alexander
von Humboldt (R . Piper & Co. Yerlag, Miinchen, 1969). Y siendo la nomen­
clatura humboldtiana mundial un tema de positivo interés, además de ser por
lo general poco conocido, insertamos de seguidas un extracto del trabajo del
Dr. Oppitz, dado lo extenso del original en alemán, pero, en una versión espa­
ñolizada de forma que su lectura resulte más fácil para nuestros lectores.
Agradecemos al Dr. Oppitz su amable autorización para incluir en el presente
número aniversario de nuestro BOLETIN, el reíerido extracto de su obra, se­
guidamente después de su ensayo.
La Comisión Editora
I.
1.1
G E O G R A F IA
Lugares
Iberoam érica
A m érica del N orte
A ustralia
A frica
1.2
Aguas
Iberoam érica
A m érica del N orte
Asia
Australia-N ueva Zelanda
1 .3
Montañas, Cordilleras, Cimas
Iberoam érica
A m érica del Norte
Australia-N ueva Zelanda
Asia
A frica
Tierras Antárticas
1 .4
Parques, Arboles, Cuevas
Europa
Iberoam érica
A m érica del N orte
A frica
59
1.5
Carreteras, Avenidas, Calles
Europa
Iberoam érica
A m érica del N orte
II.
2 .1
CIENCIAS NATURALES
Minerales
Anim ales
Plantas
III.
1.
GEOGRAFIA
1 .
LUGARES
V A R IO S
I beroamérica
Humboldt
Argentina
Provincia Santa Fe en las orillas del Río Salado, con 1.460 habitantes
(1957)
3 1 °2 5 'S 41°0 6 'O .
Colonia fundada en el año 1868 por el Duque suizo Beck de Basilea.
Aún varios decenios después de la fundación, la mayor parte de los
habitantes eran de origen suizo. Es una colonia agrícola con una esta­
ción ferroviaria: “ Estación Humboldt” .
Hacienda Humboldt
M éxico
2 8 °2 2 'N 1 0 5 °2 5 '0 .
Esta Hacienda mexicana no fue visitada por Hum boldt: está fuera de
su ruta de viaje.
Humboldt
México
El día 14-9-1859, el Presidente mexicano, Ignacio Comonfort (18121863) dictó un decreto por el cual se ordenó la fundación de tres ciu ­
dades en el Istmo de Tehuantepec, ciudades que deberían llevar los
nombres Colón, Iturbide y Humboldt. Humboldt debía estar situada en
la divisoria de las aguas de los océanos Atlántico y Pacífico.
60
En el año 1869, la Sociedad de Geografía y Estadística recordó dicho
decreto, sin éxito. Lo mismo hizo Ernst Wittich con motivo de la inau­
guración del monumento de Humboldt en M éxico en el año 1910. Hasta
hoy no ha sido construida la ciudad. En 1936, la A sociación Humboldt
de M éxico consiguió del Gobierno en Oaxaca anexarle a la población
de Gueva el nombre de Hum boldt; hoy día se llama Gueva de Humboldt.
América del N orte
Humboldt Township (M unicipio)
Canadá
Ontario, 4 6 °0 3 'N 81°07'O .
Humboldt
Canadá
Saskatchewan. 5 2 ° 1 2 'N 1 0 5 ° 0 7 '0 , 1.767 habitantes (19611
La ciudad fue fundada alrededor del año 1870 durante la construcción
de las instalaciones ferroviarias del Pacífico com o una estación tele­
gráfica del Gobierno de Winnipeg-Edmonton. Los alrededores han sido
poblados en su mayor parte por alemanes. En 1905, la población fue
aceptada com o aldea, y en 1907 com o ciudad.
Humboldt
USA
Arizona. (C ondado)
habitantes (1 9 6 1 ).
County Yavapai, 3 4 °3 0 , 12, / N 112°14/ 15, / O, 450
La población originalmente se llamaba Val Verde, más adelante se le
cam bió el nombre en honor de Humboldt. El 18-8-1905 fue instalada
una oficina de Correos.
Humboldt County (C ondado)
USA
California. Distrito: Eureka. Tam año: 3.573 millas2. 104.892 habitantes
(1 9 6 0 ).
Fundado el 12-5-1853.
Humboldt City
USA
California. Humboldt County, en el Elk River, 4 0 °4 1 '3 0 "N 1 24°12/30"O .
61
El barco “ Laura V irginia” arribó el 9-4-1850 a la Bahía Humboldt.
Los miembros de la tripulación fundaron poco después una población,
la cual debía ser, según su opinión, la capital de la región. Le dieron
a la nueva ciudad, así com o a la Bahía, el nombre “ Humboldt” en h o­
nor de A lejandro de Humboldt.
Fort Humboldt
USA
California. 4 0 °4 6 '5 0 "N 1 2 4 ° ll'1 0 " O .
En una altiplanicie cerca de la frontera sur de Eureka fue construido
en 1853 un Fuerte para la defensa contra los indios, el cual estuvo
ocupado hasta 1865. El habitante más célebre fue Ulysses Hiram Simpson
Grant (1822-1885), Capitón de la 4^ de infantería de U.S., más tarde Ge­
neral de la Guerra Civil y desde 1869 a 1877, com o republicano, el 18?
Presidente de los Estados Unidos de América. H oy día únicamente
existe el edificio de la intendencia, el cual es llamado “ Fort Humboldt
State Historical Monument” .
Humbolt (sic)
USA
Illinois. Coles County 3 9 °3 6 '1 4 "N 8 8 ° 1 9 '1 0 "0 , 295 habitantes (1 9 5 0 ).
En 1853 llegó A. A. Sutherland, de Charleston, Illinois, estableciéndose
en este sitio. En 1866, la colonia fue reconocida com o aldea, recibiendo
el nom bre Milton. Al ser instalada la oficina de Correos se supo que
en Pike County ya existía un Milton. Después de frecuentes con fu sio­
nes, en 1875 se le cambió el nombre por el de “ Humboldt” .
Humboldt County
USA
Iowa. Distrito: Dakota City en Des Moines. Superficie: 453 millas cua­
dradas, 13.156 habitantes (1 9 6 0 ).
Quedó instalado el Condado en 1851 y confirm ada su extensión actual
en 1857.
Comentario en las M emorias: “ Fundado sólo recientemente y denominado
Alejandro de Humboldt. El lugar principal aún no ha sido designado;
los habitantes aún no han sido censados. Extensión, 25 leguas cuadradas” .
Humboldt
USA. Humboldt County 4 2 °4 3 '3 0 "N 9 4 ° 1 3 '0 . 3.219 habitantes (1 9 5 9 ).
Originalmente, la población fue fundada en 1863 por el Reverendo Stephen Harris Taft conjuntamente con un pequeño grupo de adversarios
62
de la esclavitud, dándole el nombre de Springvale. En 1869 fue recono­
cida com o aldea. Durante la construcción de la Central and North West­
ern Railroad, la cual pasa por la ciudad, a ésta se le cam bió el nombre
con el fin de honrar a A lejandro de Humboldt. Desde el 1-4-1893 apa­
rece com o periódico local “ The Humboldt Republican” en asociación con
“ Humboldt Kosm os” .
Humboldt
USA
Kansas. Alien County 3 7 °4 8 '4 5 "N 9 5 c 2 6 '2 0 "O . 2.308 habitantes (1 9 5 9 ).
Fundada en 1857 por colonos germano-americanos, la mayor parte de
Hartfort, Connecticut. Reconocida en 1866 com o aldea, en 1870 com o
ciudad.
P eriódico local: “ The Humboldt U nion” .
Humboldt
USA
Minnesota. Kittson County 4 8 05 5 '1 5 "N 9 7 ° 0 5 '4 0 " 0 . 143 habitantes
(1 9 5 0 ).
Población originalmente llamada “ Fairview” y fundada com o Jim Hill
Town. James J. Hill, empresario ferroviario de la Great Northern Rail­
road, poseía grandes terrenos, y fundaba poblaciones a lo largo de la
vía ferroviaria. Además de los primeros colonos procedentes de la Isla
del Príncipe Eduardo, llegó un gran número de escoceses. El 19-3-1896
se le cam bió el nombre a la población en honor de Alejandro de Hum­
boldt com o agradecimiento a los alemanes, muchos de los cuales habían
com prado obligaciones de Hill.
Humboldt County
USA
Nevada. Distrito: Winnemucca. Extensión: 9.702 millas cuadradas. 5.708
habitantes (1 960).
Humboldt House
USA
Nevada. Pershing County 4 0 °3 6 'N 1 1 8 °1 5 '0 . 30 habitantes (1 9 5 0 ).
En mayo de 1861, Hugo Pfersdorff y J. C. Hannan llegaron a este lugar
procedentes de la Humboldt Range [Serranía] y de Humboldt City en el
lado occidental de las montañas, fundando esta colonia. Está situada en
la vía ferroviaria del Pacífico sur ( anteriormente Central Pacific Rail­
road) y posee una Oficina de Correos.
63
Humboldt
USA
Pennsylvania. Luzerne County 4 0 o5 6 '1 6 "N 7 6 °0 2 '4 4 "O . 70 habitantes
(1 9 6 1 ).
Población llamada originalmente Ashburton, fundada por la compañía
minera Ashburton Coal Co.
Después de la reapertura de la mina por Lindermann y Skeer en el año
1870, James E. Roderick fue asignado com o director de la empresa,
cam biando el nombre de la población en honor de A lejandro de Hum­
boldt.
Humboldt
USA
South Dakota.
(1 9 5 9 ).
Minnehaha
County 4 3 °3 9 'N
9 7 °0 5 'O .
450
habitantes
En 1877 se pobló el lugar, y colonos alemanes le dieron el nombre de
Alejandro de Humboldt.
Humboldt
USA
Tennessee. Gibson County 3 5 °4 9 'N 8 8 ° 5 5 '0 . 8.427 habitantes (1 9 6 0 ).
Alrededor de 1850 se construyó la línea ferroviaria que hoy día se llama
Gulf, M obile y Ohio Railroad. En 1859 se agregó la Louisville and Nashville Railroad. En 1866, la ciudad recibió su primera “ Charter o f incorporation” (confirm ación de aceptación). Ya en 1867 se instaló la “ Hum­
boldt Female Academ y” (Academ ia Fem enina). Desde 1905 funciona en
el lugar la “ Humboldt Chamber o f Commerce” (Cámara de C om ercio).
Humboldt Township
USA
Wisconsin. Brovvn County 4 4 °3 0 '0 8 "N 8 7 ° 4 9 '3 5 "0 .
Instalado en 1859. (Una Township es un municipio de 6 leguas cuadradas).
Alrededor de 1850, belgas, alemanes, holandeses y escandinavos colon i­
zaron la región de Green Bay, a la cual pertenece también el m encio­
nado lugar.
A frica
Jardín Humboldt
Tenerife (C anarias).
Ciudad-jardín construida en 1 962/63 cerca del “ Rincón Humboldt” .
64
2.
AGUAS
Iberoam érica
R ío Humboldt
Brasil
En el distrito Sao Bento do Sul, Santa Catarina, el río fluye en dirección
a Jaraguá, donde cambia de nombre y es llamado Itapocu.
Glaciar Humboldt
Ecuador
Glaciar en la vertiente sur del Chimborazo en la parte suroccidental.
Bahía Humboldt
Colombia
7 °05'N 7 7 °4 5 '0 .
También es llamada Bahía Coredó.
Humboldt Geyser
M éxico
Comanjilla.
Del 8 de agosto al 9 de septiembre de 1803 Humboldt estuvo en Guanajuato, visitando desde allí las minas para sus estudios geológicos,
La Sierra de Santa Rosa y los manantiales termales cerca del Rancho Las
Comanjilla ( Comangillas I. Sobre la visita, escribe lo siguiente: “ En
M éxico . . . brotan las Aguas de Comangillas de una r o c a .. . basáltica. La
encontré en septiembre de 1803 a 9 6 °4 . Esta masa basáltica ha perfo­
rado en form a de una vena a un p órfido en form a de columna, el cual
descansa sobre un Syenit blanco, cuarcífero” . Más tarde escribe: “ He
encontrado a 9 6 °3 un manantial termal mexicano, las aguas calientes de
Comangillas, es decir a 0,7 ° Cent, igual a la indicación de Boussingault
para las Trincheras” .
El propietario de los manantiales llamó a uno de ellos “ Humboldt Geyser” .
Bahía de Humboldt
Panamá.
Corriente Fría de Humboldt
Océano Pacífico
Corriente fría dirigida al norte y al noroeste ante la costa norte de Chile
y del Perú, pasando a la corriente surecuatorial.
65
R ío de Humboldt
Perú.
Am érica del Norte
Glaciar Humboldt
Groenlandia
Con una anchura de 90 Km, este glaciar va en declive hacia la cuenca
Kane. Fue descubierto en la primavera del año 1854 por un grupo de
investigadores perteneciente a la segunda expedición de Grinnell. E jer­
ciendo la dirección de la expedición el Dr. Elisha Kent Kane, le dio el
nombre al glaciar en honor de A lejandro de Humboldt.
Humboldt Bay
Canadá.
Ontario. 4 9 °5 7 'N 8 8 °0 7 'O .
P or primera vez aparece este nombre en 1866 (Robert Barlow: “ G eo­
logical Map of Canada and the Adjacent Regions including parts of other
British provinces and of the United States. Montreal 1866 (16 miles to
I in c h .)” . El nombre fue reconocido oficialmente el 16-2-1910 por el
Canadian Board on Geographical Names, Ottawa.
Humboldt Lake
Canadá
Saskatchewan. 5 2 °0 'N 1 0 5 °0 6 '0 . Largo 4 leguas, ancho: 2 leguas.
El nomhre aparece en mapas sólo después de haber sido denominada la
ciudad Humboldt. Probablemente el lago fue llamado así por la ciudad.
Primer mapa indicando el lago: “ Department o f the Interior, Canada.
Map o f Saskatchewan, 12^2 miles to I inch, 1915” .
Humboldt Beach
Canadá
Cerca de Ciudad Humboldt.
Humboldt Channel
Canadá
6 9 °2 2 'N 96°20'O .
Situado en la costa noreste de la Isla King W illiam, con una longitud de
35 leguas.
66
Sir Francis Leopold M cClintock denominó el canal en 1859 según A le­
jandro de Humboldt, cuyo “ Kosm os” él consideró com o probablemente
el más grande de los libros de Humboldt.
Humboldt Bay
USA
California. 4 0 °4 3 'N 1 2 4 °1 5 '0 . Longitud aprox. 25 K m ; anchura 3 a 4
K m ; anchura de la entrada: 400 metros.
La bahía está situada en la costa de Humboldt County y contiene un
puerto.
Primer descubrimiento en 1806 por el Cap. Jonathan W inship; segundo
descubrimiento en 1849 por Josiah Gregg. El 9-4-1850 arribó al puerto
el buque “ Laura V irginia” con Douglas Ottinger com o capitán y Hans
Buhne com o segundo oficial. Ellos le dieron el nombre en honor de Ale­
jandro de Humboldt. Es leyenda la aserción de que esta bahía había sido
descubierta por Alejandro de Humboldt.
Humboldt Lake
USA
Minnesota. 4 6 °3 0 'N 9 6 ° 0 .
El mapa más antiguo indicando este lago es de Joseph Nicolás Nicollet,
del año 1843. Mapas de 1855 y 1857 también indican Humboldt Lake
aparte de otros lagos.
Humboldt River
USA
Nevada. Desembocadura: 3 9 o4 8 '3 0 "N 1 1 8 °0 .
El río nace en la Humboldt Range [Serranía] oriental, Elko County,
fluye hacia el oeste, después hacia el suroeste, desembocando en el Hum­
boldt Lake. El río lleva el nombre de Humboldt desde 1845.
Humboldt Lake (también Sink [S u m id ero])
USA
Nevada. 4 0 °N 1 1 8 °3 6 '0 . Longitud: 32 Km, anchura: 12 Km.
El lago no tiene salida; el Humboldt River desemboca en él.
Humboldt Salt Marsh [Ciénaga Salada]
USA
Nevada. 39°50'N 1 1 7 °5 9 '0 .
Al oeste del Humboldt Lake, Churchill County.
67
Humboldt Reservoir
USA
Pennsylvania. 4 0 °5 6 '2 8 "N 7 6 °0 3 '4 7 "O . Longitud: 0,3 de legua, anchu­
ra: 0,2 de legua.
El embalse construido alrededor de 1908 retiene las aguas del Stony
Creek; distancia de Hum boldt: aprox. 1 legua oeste-noroeste.
Asia
Humboldt Bai
Irian occidental, Indonesia (anteriormente Nueva Guinea Hol. I
2 °3 7 'S 140°39'E .
Entre Kap Callé y Kap Bonpland. Longitud: 11 Km, anchura: 7 K m :
bahía descubierta por el francés Jules Sébastien César Dumont d ’ Urville.
el 12-8-1827 y denominada por él en homenaje y agradecimiento a Ale­
jandro de Humboldt.
Australia / Nueva Zelandia
Humboldt Creek
Australia
Queensland. 2 4 °0 5 'S 148°33'E .
Humboldt River
Australia
Tasmania. 42 °4 4 'S 146°40'E .
Humboldt Creek
Nueva Zelandia
4 4 °4 2 'S 168°08'E .
El arroyo fluye en el Fiordland National Park, Otago Land District, y su
manantial se encuentra un poco al norte de Erebus Peak.
Humboldt Falls
Nueva Zelandia
Las cascadas están en el Humboldt Creek, un p oco más arriba de la
desembocadura de éste en el H ollyford River, siendo conocidas b a jo el
nombre de High Falls hasta cambiarlo en Humboldt Falls en 1961.
68
3.
MONTAÑAS, CORDILLERAS, CIMAS
Europa
Roca Humboldt (Peña)
Aussig (Ústí nad L abem ), Bohemia.
Colina Humboldt
Berlín (O ccidental).
Peñón Humboldt
Jonsdorf, Lausitzer Gebirge, Distrito Dresden
En una cantera de piedra arenisca, el “ Schwarzen Loch” , una columna
de basalto Nephelin de color azul oscuro, con un diámetro de 6-8 metros
y una altura de 6-7 metros, lleva el nombre “ Peñón Humboldt” o tam­
bién “ Columna Humboldt” . Se trata de una columna (chim enea) basál­
tica en la piedra arenisca.
Colina Humboldt
Reichenberg (L ib erec), Bohemia
Aproximadamente a 3 horas de distancia de Reinchenberg.
Colina Humboldt
Vallendar, Rheinland-Pfalz.
Humboldt-Orgel [O rgano Humboldt]
Zittau, Distrito Dresden
Ocasionalmente se encuentra, para una roca en form a de órgano, cerca
del “ Schwarzen L och” , la denominación “ Humboldt-Orgel” .
Iberoamérica
Sierra Humboldt
M éxico
2 8 2 8 °16'N 105°16'O .
Pico Humboldt
Venezuela
8 °3 3 'N 71°01 'O . 4.942 m.
Sierra de granito en la cordillera de Mérida. No se sabe quién le dio el
nombre. En la obra de Agostino Codazzi, los picos más altos de la co r­
69
dillera de Mérida son llamados: Picacho de la Sierra Nevada y Sierra
Nevada en su paso. En 1888, Wilhelm Sievers ya empleó el nombre “ Pico
Humboldt” .
América del Norte
Cabo Humboldt
Groenlandia
7 3 °0 5'N 2 3 ° 0 .
Humboldt Mountain
USA
Arizona. 3 3 °5 8'N 1 1 2 °4 8 '0 .
El pico de la Cordillera M aricopa anteriormente llevó el nombre Mt. Buford (B eau ford ). Un mapa antiguo Tonto (Tonto Landkarte) así com o
también un mapa (del con dado) de 1954, indican el nombre Humboldt
Mountain.
Humboldt Fíats [Llanuras, bajíos]
USA
California. 4 1 °4 9 '3 0 "N 1 2 3 °5 9 '3 0 "0 .
Valle en el Del Norte County, aproximadamente a 2 leguas al suroeste de
Gasquet.
Humboldt Heights
USA
California. 4 0 °4 6 '5 0 "N 1 2 4 ° ll'1 0 " O .
Meseta en el Humboldt County, ocupado de 1853 a 1865 por tropas esta­
cionadas en el Fuerte Humboldt.
Humboldt Hill
USA
California. 4 0 °4 2 /5 5 "N 1 2 4 °1 2 '0 5 "O , al sur de Eureka.
Humboldt Peak
USA
Colorado. 3 7 °59 'N 1 0 5 °3 4 'O ; más de 14.000 pies.
El pico se encuentra en la [Serranía] “ Sangre de Christo Range” , entre
una bifurcación del C olony Creek. Un grupo de mineros alemanes pro­
cedentes de Custer County se establecieron en esta región en 1870. Fue-
70
ron ellos los que le dieron el nom bre al mencionado pico, en honor de
Alejandro de Humboldt.
Humboldt Ranges [Serranías]
USA
Nevada. Extremo norte: 4 0 °3 8 'N 1 1 8 °0 8 '0 , extremo sur: 4 0 °0 9 'N
1 1 8 °0 9 '0 : 3.452 m.
Dos cordilleras poco boscosas en Pershing County.
Humboldt, a fines de noviembre de 1848, le escribe a Heinrich Bergbaus:
“ Le envío una rareza, un mapa, en el cual poseo una región de ríos y
montañas. Le ruego tenga la bondad de devolvérmelo dentro de 14 días
ya que entonces lo necesitaré yo mismo” . (M ap of Oregon and Upper
California from the surveys o f John Charles Fremont and other authori­
ties. Drawn by Charles Preuss under the order o f the Senate o f the United
States. Washington City 1848).
Australia / Nueva Zelandia
Mount Humboldt
Australia
Tasmania 4 2 °3 4 'S 145°59,E.
Pico en el extremo sur de la cordillera Prince o f Wales, siendo denom i­
nado “ Humboldt” el 9-11-1956 por el Nomenclatur Board.
Mont Humboldt
Nueva Caledonia
2 1 °5 5 'S 1 6 6 °2 9 'E ; 1.634 m.
Pico de una cordillera con declive al mar hacia el este. Alrededor de 1870
aparece por primera vez el nombre.
Humboldt Mountains
Nueva Zelandia
4 4 °3 3 /-4 4 °5 5 ,S 168°25'E . 8.102 pies.
La cordillera en dirección norte-sur form a parte de los Otago Alps en la
parte sur de la Isla sur, encontrándose parcialmente en el Parque N acio­
nal Fiordland. Le fue dado el nombre en 1863 por James Me Kerrow.
Mount Humboldt
Nueva Zelandia
4 2 °1 0 'S 172°38/E. 7.240 pies.
71
Se encuentra en los Spenser Mountains que form an parte de la gran cor­
dillera de la Isla sur. El nom bre aparece por primera vez en 1860 en el
mapa del geógrafo neozelandés, Sir Julius John Francis von Haast.
Asia
Cordillera Humboldt (Humboldt-Shan)
China
Kansu, Tsinghai. 3 8 °N 96°E .
La cordillera form a en el sistema Nan Shan la línea divisoria de las aguas
entre el bajo de Tschai-Dam y el desierto Gobi.
N icolai Michailowitsch Prschwalsky, quien investigó grandes partes del
Tibet norte en 1879/80, le dio el nombre a la cordillera en honor de
A lejandro de Humboldt.
Pico de A lejandro de Humboldt (= T e n g r i Khan I
Asia Central.
A frica
Cordillera Humboldt
A frica del Sur.
Tierras Antárticas
Cordillera Humboldt
Antárticas
Cordillera hasta de 3.000 m de altura al este de la Cordillera Wohlthat.
Fue descubierta durante el vuelo V el 30-1-1939 por la expedición ale­
mana de las tierras antárticas. El nombre le fue dado a proposición del
director de la expedición, Capitán Alfred Ritscher. En el margen orien­
tal de la cordillera se encuentra la zanja (fo so ) Humboldt que divide
esta cordillera de la “ Petermann” .
4.
PA RQ U E S, A R B O LE S,
CUEVAS
Europa
Haya A lejandro de Humboldt
Bad Oeynhausen, Nordrhein-Westfalen
Se encuentra en el parque del balneario, el cual fue plantado en el si­
glo X IX por Joseph Peter Lenné, arquitecto paisajista del R ey Federico
72
Guillermo IV. Delante de la la haya, la placa: A lejandro de Humboldt,
1769-1859. Berlín - Balneario estatal Oeynhausen 328 Km. D ibu jo de un
oso y de un pozo.
Bosquecillo Humboldt
Bautzen, Distrito Dresden
Parque denominado “ Bismarkhain” hasta el final de la Guerra, reci­
biendo el nombre de Alejandro de Humboldt en 1945.
Roble Humboldt
Berlín Occidental
En el parque del castillo de la familia Humboldt en Tegel.
Bosquecillo Humboldt
Berlín Occidental.
Comenzado en el año humboldtiano de 1869. En la parte suroriental se
encuentra un monumento conmemorativo de Alejandro de Humboldt.
Bosquecillo Humboldt
Brandenburg, Distrito Potsdam
Fundado en 1869, extensión: 2.235 n r.
Cueva Alejandro de Humboldt
Geroldsgriin, Bavaria
Cueva descubierta alrededor de 1797; primera descripción de esta cueva
de estalactitas por Joh. Theod. Benj. Helfrecht en 1797; otra descripción
(perdida) se dice fue hecha por A lejandro de Humboldt después de ha­
berla visitado durante su tiempo en Steben (ju lio 1792, junio 1773 has­
ta abril de 1794) ; otra descripción existe por C. W . Cümbel de 1879.
En 1950, la cueva recibió el nombre de Humboldt.
Vista Humboldt
Hannover Münden, Baja Sajonia
En 19 35/36, durante la construcción de la autopista Kassel-Göttingen, en
el lado occidental del distrito 80 en el bosque estatal Kattenbühl, se ins­
taló el lugar de descanso “ Vista Humboldt” . En la ciudad de Hannover
Münden, hace varias décadas se contaba de una visita de A lejandro de
Humboldt en la cual él — se dice— exclamó que Münden figuraba entre
las siete ciudades con las vistas más hermosas del mundo.
73
R oble Humboldt
Lauban (h oy L ubán), Silesia
Plantado y denominado alrededor de 1869.
Haya A lejandro de Humboldt
Oybin, Distrito Dresden.
Terraza Humboldt
Salzburg, Austria
En 1896 se le dio el nombre a una terraza de vista panorámica en el
Monchsberg. De octubre de 1797 a abril de 1798, Humboldt vivió en
Salzburg, Schanzlgasse 14, casa en la cual, en 1901, fue colocada una
placa conmemorativa.
Iberoam érica
Caverna de Humboldt
México
Caverna en las cercanías de Acapulco, junto a La Quebrada, a poca dis­
tancia del lugar al cual arribó Humboldt en su llegada a M éxico el 22 de
marzo de 1803.
Parque de Humboldt
M éxico
Taxco.
Monumento Natural Alejandro de Humboldt
Venezuela
Caripe
Decretado en 1940 por iniciativa de Eduardo R óh l; desde 1952, Parque
Nacional. Se trata de la Cueva del Guácharo (Steatornis caripensis H J
aún existentes en la cueva. Humboldt y Bonpland visitaron la cueva el
18-9-1799. Con motivo de la celebración del 6-5-1959, por disposición
de la A sociación Cultural Humboldt en Caracas fue colocada una placa
conmemorativa indicando el lugar más profundo hasta donde llegó Hum­
boldt. Salón de Hum boldt: Galería de entrada 773 m de largo, 15-35 m
de ancho, denominado por Antón Goering. Poza de Hum boldt: en la cue­
va, Humboldt llegó hasta un p oco más allá del centro de la gran galería
de entrada. La Poza se encuentra más o menos al doble de profundidad.
74
Parque Humboldt
Venezuela
Caracas
Desde 1957 está en proceso de form ación un área especial en el Parque
del Este de Caracas. Será éste el Parque Humboldt.
Caverna A lejandro de Humboldt
Venezuela
El Dr. Eugenio de Bellard-Pietri, un con ocido espeleólogo de Venezuela,
escribió en el relato sobre la Cueva del Guácharo: “ La cueva más grande
que descubriré conjuntamente con mis colegas de la Sección de Espeleo­
logía de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, llevará el nom ­
bre de Alejandro de Humboldt” ( Caracas-Anzeiger, 1959).
Am érica del N orte
Parque Humboldt (H um boldt Park)
USA
Buffalo, N.Y.
Frederic Law Olmstead, arquitecto paisajista, entregó el l 9 de octubre
de 1868 un inform e a las autoridades de Parques en B uffalo, un inform e
en el cual expone un sistema de caminos y avenidas de parques: saliendo
de The Front y pasando por Richmond Avenue, Bidwell y Chapín Parkways, del Lincoln Park al Delaware Park y hasta el Humboldt Parkway.
Olmstead había estudiado en Alemania en los tiempos en que vivía Ale­
jandro de Humboldt, dándole el nombre al Parque en honor de él.
Humboldt Redwoods State Park
USA
California
Situado en el Humboldt County en las orillas del Elk River hasta Redway.
Parque Humboldt (H um boldt Park)
USA
Chicago
Inaugurado el 14-7-1877; extensión: 80 acres (en 1877) ; actualmente:
207 acres. Situación: entre Augusta Boulevard y Sacramento Avenue.
Bosque Nacional Humboldt (H um boldt National Forest)
USA
Nevada.
15
Caverna Humboldt
USA
Nevada.
A frica
Humboldt Dracaena
Islas Canarias
Orotava
Denominado en el siglo X I X por su propietario, un rico criollo, en con ­
memoración a una visita de Humboldt en junio de 1799. Humboldt des­
cribe el árbol: “ La enorme Dracaena draco que vi en las Islas Canarias
y la cual mide 16 pies de diámetro, aún lleva flor y fr u t o .. . ”
En los apuntes d ice: “ El colosal árbol, Dracaena draco, se encuentra en
el jardín del señor Franqui, en la pequeña ciudad Orotava, antiguamente
Taoro, uno de los lugares más encantadores del mundo. Encontramos el
diámetro del árbol en Junio de 1799 . . . 45 pies parisienses.. . ”
Rincón Humboldt
Islas Canarias
En el kilómetro 34 de la carretera Santa Cruz-Orotava; desde allí una
vista panorámica al valle de Orotava. El sitio también se conoce com o
“ Vista Humboldt” . Un monumento conmemorativo recuerda la visita de
Humboldt a Tenerife del 19 al 25 de junio de 1799.
CARRETERAS Y PLA ZA S
(R E S U M E N }
Europa
Alemania, Austria, Bavaria, Francia, Inglaterra, Silesia, Suiza: 141 ca­
lles y plazas.
Iberoamérica
Buenos Aires, Argentina
La Habana, Cuba
Lima, Perú
Ciudad de M éxico, M éxico.
América del Norte
( Avenidas y calles)
Boston, Massachusetts
76
Buffalo, N.Y.
Cambridge, Massachusetts
Los Angeles, California
Milwaukee, Wisconsin
Minneapolis, Minnesota
New Y ork (B rooklyn)
New Y ork íStaten Island I
M IN A S
En Alemania
43 minas con los siguientes minerales:
Esquisto, mineral de hierro, lignito, ferromanganeso, mineral de plomo,
pirita de hierro, carbón de piedra, h ierro/cob re, carbón graso, antracita,
calamina, plomo, carbón seco.
II.
CIENCIAS NATURALES
M IN E R A LE S
Hierro Humboldt
Durante su visita a M éxico, el mineralogista y minero Don Fausto d’Elhuyar y de Susiva, Director del “ Tribunal de Minería de M éxico” , le en­
tregó valiosas piezas de hierro al níquel meteòrico de (Nickeleisen) Durango. Humboldt llevó los pedazos del hierro a Berlín. No se sabe quién
les puso el nombre a las mencionadas piezas de hierro.
Humboldt formation (P lioc. I
Capa del M ioceno y Plioceno : Nevada Norte.
El geólogo norteamericano Clarence King describió esta capa en 1878.
Se encuentra en el valle del Humboldt River.
Humboldt formation ( Penns. I
Pennsylvanian age: New M exico suroeste, USA.
Denominada en 1933 por el geólogo norteamericano Harrison Ashlev
Schmitt.
Humboldtilith (U m boldilite)
Dureza: 5-5,5; peso específico 2,90-2,95. Fleuriau-Bellevue describió el
mineral, un silicato de aluminio del orden de los Wernerite, com o melilito. Fue encontrado en las materias eruptivas del Somma-Wall en el
77
Vesubio. Teodore M onticelli y Nicola Covelli, ambos quím icos en Nápoles, describieron en 1825 un mineral, dándole el nombre de Alejandro
de Humboldt.
Humboltin
Mineral
Dureza: 2, peso específico: 2,15-2.25. Un mineral del orden de las sales
con ácidos orgánicos; se encuentra en cristales de form a capilar, tam­
bién uviformes, en placas, fibrosos, de granos finos hasta compactos. El
nombre le fue dado por el naturalista peruano Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz, el cual con oció a Humboldt en París en 1821/22.
Humboldtit
Mineral
Dureza: 5-5,5; peso específico: 2,9-3. Un silicato del grupo Turmalina.
Se le encuentra en la Seiser Alp y en Salisbury Craigs cerca de Edinburgh.
Calcio Humboldt
Nevada, USA.
Humboldt Limestone (Piedra caliza)
Pennsylvanian age: al sureste de Kansas, USA.
R ecibió el nombre por el geólogo norteamericano Robert M ay en 1887.
Humboldt Oolite
Mississippian age: Iowa norte-central, USA.
A N IM A L E S
Humboldtiana
Género A ncycloceras; existente en M éxico y Texas.
Isocardia humboldti
Descrito en: Bull. des Sciences naturelles et de géologie, París 20 (1 8 3 0 ).
En la Biblioteca de Humboldt se encontró en el Catálogo de Stevens,
Nr. 4372: Hoeninghaus, Friedr. W .: Isocardia humboldti (Crefeld 18 2 9 ).
Phrygilus alaudinus hum boldti
Esta ave fue encontrada en lugares afectados por los flujos norte de la
Corriente fría de Humboldt, com o sobre toda la región montañosa de
Cerro Illescas.
Se le dio el nombre en hom enaje de Alejandro de Humboldt.
78
ANIMALES
Género
Actinocrinites
Ammonites
Ammonites
Ammonites
Amphidonte
Anatola
Ancyclus
Ancyloceras
Aotus
Asteromphalus
Atherina
Aulacothyris
Bulimus
Buprestis
Carabus
Cardiomorpha
Catagramma
Catillus
Ceratites
Cerithium
Chalcimon
Chemnitzia
Chirostoma
Chlamydotherium
Chrysura
Cimbex
Clymenia
Columbites
Conepatus
Cribrospongia
Cyclomorphus
Cyclopium
Cylindrella
Curtoclymenia
Doras
Echinus
Elephas
liumboldt
Lugar del hallazgo
A ñ o del
descubri­
miento
1849
1843
1830
1837
1829
1826
ana
ana
nsis
California
nsis
Nevada
ana
nsis
Polonia
Nevada
Australia
Polonia
Eifel
1844
1821
1854
1835
1864
1849
1837
1835
1849
1844
1830
1905
1832
1824
1844
1839
1839
1845
1844
1902
1914
1837
1849
1842
1838
1840
1896
1829
1849
1845
79
A ñ o del
d escu b rí-
Género
Epilachna
Galerita
Gasteropelecus
Golofa
Gymnites
Goniatites
Heliconia
Heliconius
Helix
Humboldtiana
Humboldtia
Humboltia
Hydnophora
Hylocharis
Isocardia
Janassa
Lagothrix
Lamprima
Leptaena
Lyriodon
Mastodon
Mastodon
Mastotherium
Mephitis
Mitra
Murchisonia
Mustela
Myacites
Myophora
M yophoria
Nevadites
Orestias
Orthis
Orthoceras
Paleoneilo
Pentacrinus
Perisama
Phrygilus alaudinus
80
humboldt-
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-iana
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-ianus
-i
-i
-i
-i
-iana
-i
-ensis
-i
-ensis
-ensis
-i
-i
-iana
-i
-i
-i
-i
Lugar del hallazgo
Los Alpes
Ecuador
Nassau
América Central
Bélgica
Nevada
Nevada
Nevada
M éxico
St. Cassian
Perú
miento
1850
1839
1810
1847
1882
1848
1819
1809
1841
1892
1895
1902
1830
1852
1829
1839
1812
1817
1845
1848
1814
1822
1814
1877
1833
1843
1842
1869
1830
1927
1914
1839
1842
1840
1905
1843
1849
1959
A ñ o d el
d e s c u b r í-
Género
Placites
Pleurotomaria y
Rostelaria
Pleuromya
Pomatia
Prochilodus
Productus
Pteroglossus
Pteroglossus
Pygopteris
Raphanulina
Retzia
Salius
Scopelus
Scyllium
Scyphia
Selenopeltis
Serpe
Spheniscus
Spirifer
Spirifer
Sycon
Tellina
Tenthredo
Terebratula
Terebratula
Tithorea
T rigonia
Trochilus
Turbonilla
Turritella
Turritella
humboldt-
-ensis
-i
-ensis
-iana
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-i
-iana
-i
-i
-ensis
-i
-i
-i
-i
-i
-i
Lugar del hallazgo
Nevada
Nevada
M éxico
Brasil
Pennsylvania
Los Alpes
Corriente, Perú
California
América Central
Ecuador
miento
1905
1839
1927
1879
1849
1842
1834
1833
1834
1890
1845
1820
1845
1829
1847
1810
1834
1842
1843/5
1826
1840
1844
1842
1864
1847
1839
1852
1826
1 8 4 7 /9
1850
Plantas
Reino A lejandro de Humboldt (Humboldts R eich ).
En 1822, Joakim Frederick Schouw trató de limitar el campo de inves­
tigación de la geografía de las plantas y situarlo en un sistema lógico.
81
Separó la “ Historia de las Plantas” de la “ Fitogeografía en sentido
estricto” . La fitogeografía la subdividió en “ Sistema de lugar de las
Plantas” y “ Geografía botánica” .
En la “ Geografía botánica” , Schouw aspiró a una distribución floris­
tica-geogràfica mundial, resultándole 25 “ Regiones fitogeográficas” , de­
bido a la diversidad y proporciones cuantitativas en la distribución es­
pacial. Escogió los nombres de naturalistas; el nombre de A lejandro de
Humboldt se lo dio al “ Reino de las Chinchonas” ( “ Reich der Cinchonen” ) .
Humboldtia
En una postdata de una carta dirigida a Johann Cari Freiesleben, Hum­
boldt escribe el 4-3-1795: “ El Prof. Vahl en Copenhague, en su gran
obra en folio “ Symbolae botan” , llamó “ Humboldtia laurifolia” a un
magnífico árbol de la India Oriental, en honorem botanici eximii F. A.
ab Humboldt auctoris praestantiss (im i) florae fribergensis. ¡N o es
grande e s o !”
Humboldtia Brunonis
Nathaniel W allich (1786-1854) denominò en “ Plantae asiatocae rariores” ,
London, voi. I li, a un género descubierto por él, en honor de Alejandro
de Humboldt.
Humboldtia
R ecibió el nombre por Natalius Joseph de Necker, un botánico suizo,
el cual probablemente se encontró con Humboldt durante la visita de
éste a Georg Forster en Maguncia (primavera de 1790).
Humboldtia
Genus dicatum D. Humboltio, praeclaro Borussiae Botanico, et Florae
subterraneae Plantarum Cryptogamarum Friburgensium Auctori. En:
Florae peruvianae et chilensis prodomus. Roma, 1797.
Juglans humboldtana
H oja (dicotiledónea) de la capa cretàcea del Cerro de San Juan en
Nueva Granada, resto de la cual fue encontrada en la colección de Hum­
boldt. August W ilhelm Stiehler, quien mantenía relaciones científicas
con Humboldt, llamó la hoja “ Juglans humboldtana” .
Onoseris humboldtiana
“ Dedico este binom io a la memoria del sabio alemán Alexander von
Humboldt tan vinculado a la Flora Peruana, com o un modesto home­
naje de admiración, al conmemorarse el Primer Centenario de su fa ­
llecimiento” . La planta fue descubierta el 22-9-1958.
82
Salix humboldtiana
Humboldt mismo mencionó este nombre de una planta.
Utricularia humboldtii
En la Biblioteca de Humboldt se encontró en el catálogo N ° 9.369 de
Stevens: Utricularia humoldtii, una nueva especie de plantas.
Género
Acacia
Achyrophorus
Acineta
Aegiphila
Agave
Agrostis
Ambaiba
Amyris
A ndropogon
Anictangium
Anisophyllum
Anoectangium
Anoectangium
Anona
Anona
Anthericum
Anthistiria
Anthurium
Anthurium
Araba
A rgyrocom e
Aristida
Astragalus
Attalea
Banisteria
Barbula
Basanacantha
Begonia
Bideus
Binghania
Bletia
Borzicactus
Bouteloua
Bourvardia
humboldt-
Lugar de divulgación
ana
ana
ana
anus
anum
ana
anum
anum
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
Australia am.
Nueva Granada
América Central
Venezuela
M éxico
Quito
América trop.
América trop.
América cálid.
Los Andes
Am érica Central
A frica, Amé. austr.
A frica austr.
Cumaná
Cumaná
M éxico
Am. trop.
Venezuela
Venezuela
Nueva Granada
Australia
M éxico
Am. bor.
Am. trop.
Brasil
Los Andes
Am. trop.
Nueva Guinea
Nuevo M éxico
Ecuador Sur
Venezuela
Ecuador Sur
M éxico
Habana
Año de la
primera
descripción
1827
1859
1843
1847
1864
1840
1891
1896
1855
1816
1812
1827
1900
1821
1817
1 882/86
1829
1841
1860
1820
1891
1849
1864
1869
1824
1916
1873
1917
1853
1934
1861
1863
1920
1873
83
Género
Braunia
Brosimum
Buddleia
Cactus
Caladium
Calamagrostis
Calamus
Calpidisca
Campanea
Camphora
Carex
Cassia
Cecropia
Cephaélis
Cereus
Cereus
Cestrum
Chilita
Chloris
Chondrosum
Chrysophyllum
Chinchona ,
Chinchona
Chinchona
Cinnamomum
Cirsium
Cleistocactus
Cleome
Clinostigma
Coccoloba
Columnea .
Convolvulus
Cordia
Cybianthus
Cym bopogon
Cymopterus
Cynandium
Cyperus
Cypokentia
Cypripedium
Dalea
Daphnopsis
84
humboldt-
-i
-i
-iana
-i
•i
-iana
-iana
-i
-i
-i
-iana
-iana
-iana
-iana
-i
-ianus
-i
-i
-iana
-ianum
-ianum
-iana
-iana
-iana
-i
-ense
-i
-i
-i
-i
-iana
-anus
-i
-i
-i
-ensis
-anum
-anus
-ana
-i
-iana
-i
Lugar de divulgación
Am. austr.
Am. trop.
T exas/M éxico
San Felipe
Brasil
Nueva Granada
Nueva Guinea
Guayana
Costa Rica
Japón
Nueva Granada
Am. trop.
Am. trop.
Brasil
Ecuador
Perú
Perú
M éxico
Cuba
Nuevo M éxico
Am. austr.
Perú
Perú
Perú
India oriental
Nevada
Perú
Am. trop.
Nueva Caledonia
Brasil
Am. austr.
Venezuela
Am. austr.
India occidental
Am. trop.
Am. bor.
Venezuela
Am. austr.
Nueva Caledonia
Perú/Panam á
Perú
Am. austr.
Año de la
primera
descripción
1867
1874
1818
1823
1854
1840
1917
1929
1853
1889
1855
1825
1847
1829
1828
1931
1935
1954
1855
1830
1819
1821
1819
1849
1889
1917
1904
1824
1877
1857
1891
1819
1819
1837
1815
1908
1820
1824
1873
1852
1959
1857
Género
Dasylirion
Dendrobium
Dichromena
Didymocarpus
Disterigma
Draba
Dumerilia
Dupatya
Ebnerella
Elaeodendron
Epidendrum
Eriocaulon
Eryngium
Eryngium
Erythrobalamus
Espostoa
Espostoa
Eupatorium
Euphorbia
Eurya
Eutrema
Fimbristylis
Froelichia
Fucus
Furcraea
Galphimia
Gardenia
Geranium
Gomphrena
Haplostylis
Harrisonia
Hedwigia
Hedyotis
Helichrysum
Heliotropium
Flelipterum
Heterocentron
Hibiscus
Hibiscus
Humboldia
Humboldtia brunonis
Humboldtia
humboldt-
-i
-ense
-ana
-ana
-i
-i
-i
-i
-i
-ianum
-i
-i
-ianum
-i
-i
-iana
-i
-i
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-ana
-i
-i
-ana
-i
-iana
-ana
-ana
-i
-ana
-i
-i
-i
-iana
-ianum
-ianum
-anum
-ianum
-i
-i
Lugar de divulgación
M éxico
Nueva Guinea
Am. austr.
Ceylán
Nueva Granada
Ecuador
M éxico
Brasil
M éxico
Nueva Caledonia
Venezuela
Guayana
Chile
Chile
Am. austr.
Perú
Perú
América
Am. austr.
Perú
Ecuador
Am. trop.
Brasil
Venezuela
México
Am. trop.
Am. austr.
Brasil
Am. austr.
Am. austr.
Am. austr.
Nueva Granada
Australia
Am. calid.
Australia
Venezuela
Geront. tr.
Geront. tr.
A frica trop.
A frica trop.
Am. trop.
Año de la
primera
descripción
1842
1912
1842
1846
1889
1814
1830
1891
1951
1939
1849
1841
1821
1808
1937
1932
1931
1901
1809
18 5 2 /6
1825
1827
1842
1809
1910
1839
1819
1826
1819
1834
1827
1819
1840
1844/52
1819
1837
1850
1840
1824
1828
1794
1790
85
G énero
Humboldtia
Humboldtianae
Humboldtiella
Humboltia
Hydrocleys
Hydrocotyle
Hydrocotyle
Hymenophyllites
Hypericum
Hypericum
Icacorea
Ilex
Illecebrum
Indigofera
Inga
Ipomea
Isolepsis
Jatropha
Juglans
Karwinskia
Kentia
Laelia
Lasionema
Lepidium
Lilium
Limnanthemum
Limnocharis
Limonium
Lipocarpha
Litsea
Loasa
Lob°Iia
Lobelia
Lycopersicum
Machaerium
Macleania
Macrocnemum
Macrocystis pyrifera
Mamillaria
Melochia
Metrosideros
Mitracarpum
86
humboldt-
Lugar de divulgación
Am. trop.
Año de la
primera
descripción
anum
ana
anum
Venezuela
Brasil
Brasil
Ecuador
Nueva Granada
Waldenb.
Ara. austr.
M éxico
India Occidental
Brasil
Venezuela
M éxico
M éxico
India Occidental
Am. bor.
Am. trop.
Nueva Granada
Am. bor. occ.
Nueva Caledonia
Venezuela
Perú
Ecuador
California
Am. austr.
Brasil
Islas Canarias
Am. trop.
Nueva Caledonia
Ecuador
Am. bor. aus.
Perú
Brasil
Am. austral.
Perú
Perú
1891
1867
1923
179-1/97
1839
1820
1830
1836
1840
1840
1844
1861
1814
1826
1823
1819
1817
194-4
1857
1832
1878
1941
1849
1825
1871
1839
1815
1891
1834
1925
1900
1819
1836
1816
1837
1851
1854.
ana
anus
anum
M éxico
Venezuela
Nueva Caledonia
Am. austral
1840
1952
1939
1828
anum
anum
ana
ana
ana
ana
na
ana
ana
num
anum
ana
ana
ana
ana
ana
Género
Monochaetum
Monochaetum
Mussaenda
Myrcia
Myrmecophila
Neckera
Nemuaron
Nymphoides
Nymphoides
Oncidium
Onoseris
Oplismenus
Orchyllium
Oteodaphne
Oreopanax
Ovidia
Oyedaea
Paepalanthus
Panicum
Paspalum
Pecopteris
Pe (i) reskia
Pennisetum
Pentstemon
Perezia
Periploca
Peristeria
Persea
Phytelaphus
Pilocarpus
Pleirina
Plumbago
Podocarpus
Podocarpus
Pogonatum
Polytrichium
Polytrichium
Potentilla
Pseudocymopterus
Psychotria
Pteropogon
Quercus
Lugar de divulgación
humboldt-
anum
anum
ana
ana
ana
anum
ana
anus
ana
ana
anum
anum
ana
anum
ana
ana
ana
ana
anum
anum
ana
ensis
na
anus
Venezuela
Panamá
Am. trop.
Venezuela
Venezuela
Am. austr.
Nueva Caledonia
Am. austr.
Am. austr.
Am. austr.
Perú
Amphig. trop.
Guayana
Nueva Granada
Venezuela
Nueva Granada
Brasil
Am. trop.
Am. trop.
Am. trop.
Java
Brasil
M éxico
M éxico
M éxico
Cuba
Am. Centr.
Perú
Habana
M éxico
Am. austral
Perú
Habana
Región Andina
M éxico
M éxico
M éxico
Am. austral
Nevada
Brasil
Australia
Los Andes
Año de la
primera
descripción
1845
1853
1821
1828
1917
1850
1873
1951
1891
1926
1959
1829
1931
1864
1854
1857
1873
1841
1898
1810
1854
1923
18 8 2 /6
1838
1852
1820
1843
1889
1844/52
1827
1838
1819
1855
1858
1880
1888
1871
1824
1930
1881
1852
1809
87
Género
Quercus
Quinquina
Randia
Rhacocarpus
Rhamnus
Rhytidophyllum
Roccardia
Roettlera
Rollandia
Roulinia
Ruellia
Ruellia
Rynchospora
Salix
Salvia
Salvia
Salvia
Saurauja
Scheelea
Schoenia
Schomburgkia
Sciadophyllum
Scirpus
Scirpus
Scubulon
Senecio
Seticereus
Sida
Siphocampylus
Solamum
Solamum
Solena
Spathiphyllum
Spigella
Spiraea
Spiraea
Statice
Stemonacanthus
Stigmaphyllon
Stigmaphyllon
Syngonanthus
Themistoclesia
88
Humboldt-
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
ana
anum
anus
anus
ana
ana
anus
anum
anum
ana
Lugar de divulgación
Nueva Granada
Am. austral
Am. trop.
Am. austral
California, M éxico
Costa Rica
Australia
Ceylán
Is. Sandv.
M éxico
Nueva Granada
Am. trop.
Am. trop.
Argentina
M éxico
M éxico
M éxico
Colombia
Venezuela
Australia
Venezuela
Nueva Granada
Am. bor.
Am. austr.
Am. austr.
Ecuador
Ecuador Sur
Am. trop.
Perú
Am. austr.
M éxico
Am. trop.
Guayana
Am. trop.
Hab.
Hab.
Islas Canarias
Nueva Granada
Brasil
Panamá
Venezuela
Nueva Granada
Año de la
primera
descripción
1864/8
1891
1830
1863
1819
1852
1894
1891
1844/52
1840
1847
1895
1864
1805
1825
1821
1822
1916
1929
1846
1856
1865
1833
1825
1840
1837
1937
1839/52
1839
1803/06
1849
1839
1858
1826
1884
1846
1861
1847
1832
1853
1903
1889
Género
humboldt-
.
Thevetia
Tillandsia
Torreya
Trachysperma
Tradescantia
Trifolium
Trifolium
Turnera
Ucriana
Uragoga
Utricularia
Uvifera
V accinium
Valeriana
Varronia
Verbesina
Vespuccia
Viguiera
Villarsia
Viola
III.
-
-
anum
ana
.
anum
■
.
.
ana
.
.
-
ana
-
-
-
ana
ana
-
Lugar de divulgación
Guayana
México
Región andina
Am. austr.
Am. austr.
México
Reg. Cauc.
Guayana
Guayana
Brasil
Guayana
Brasil
Nueva Granada
California
Am. austr.
Am. bor. aust.
Brasil
Brasil
Am. austr.
Nueva Granada
Año de la
primera
descripción
1847/48
1889
1850
1921
1830
1826
1868
1825
1825
1891
1841
1891
1851
1939
1819
1826
1854
1848
1818
1862
V ARIOS
FU N DACION ES
(D O N A C IO N E S )
Europa
Fundación Alejandro de Humboldt para Ciencias Naturales y Viajes
Berlín.
Fundación Alejandro de Humboldt
Bad Godesberg, Schillerstrasse 12.
Fundada en 1925 por iniciativa del Auswärtigen Amt, en relación a la
Fundación Humboldt para Ciencias Naturales y Viajes.
La Fundación otorga — sin importar el sexo, la raza, religión o ideolo­
gía— becas de investigaciones altamente dotadas a científicos de nacio­
nalidad no-alemana, para la realización de un trabajo científico a escoger
libremente en Alemania. Esta posibilidad la tienen anualmente aproxima­
damente 300 científicos extranjeros. Desde el año 1953 han sido favore­
cidos más o menos 3.000 investigadores (1 9 6 9 ).
89
Fundación Bolívar-Humboldt e. V.
Berlín.
Premio Humboldt del Colegio Humboldt
Hannover (Baja S a jon ia ).
Premio establecido en 1952; se otorga anualmente hasta a 4 alumnos de
los dos grados superiores. Con el dinero recibido, los alumnos realizan
un viaje por Alemania según sus propios planes, después del cual les re­
latan a los demás alumnos del Colegio sus impresiones.
Fundación Humboldt
Danzig.
Fundada en 1869. Humboldt fue nom brado M iem bro H onorario durante
su visita a Danzig en septiembre de 1840. Becas para investigaciones
científicas.
Fundación Humboldt
Viena, Austria.
Am érica del Norte
Humboldt Scholarship Fund
Cambridge, Massachusetts, USA.
Fundada en 1869 con motivo del homenaje a A lejandro de Humboldt por
la Boston Society o f Natural H istory; administración por el Museum of
Comparative Zoology en la Universidad de Harvard. Se otorgan becas
(generalmente por un año) para estudiantes del Museo.
Efecto Humboldt
Término introducido en la Literatura en 1955 por Hans Ertel. Dicho
efecto está relacionado con el aumento nocturno del sonido. Durante sus
viajes en el Orinoco, a Humboldt le llamó la atención que el estruendo
de los reciales se oía de noche tres veces más fuerte que de día. Humboldt
explicó el fenómeno el 13-3-1820 en la Academia de las Ciencias en
París.
Unidades Humboldt
(Fuerzas magnéticas).
Humboldtista
A pod o dado a Francisco José de Caldas y Tenorio (1771-1816), un geó­
grafo sudamericano. Caldas se dedicó a la investigación de las ciencias
naturales en Colombia, encontrándose con Humboldt por primera vez
90
durante la visita de éste a Ibarra el 2-1-1802. Caldas editaba “ Semanario
N eogranadino” , una revista físico-geográfica, publicando frecuentemente
trabajos de Humboldt traducidos al español y comentados por él.
Cantata Humboldt (Félix Mendelssohn-Bartholdy)
Cantata escrita por el joven Mendelssohn-Bartholdy a petición de Hum­
boldt con motivo de la séptima reunión de naturalistas y médicos alema­
nes en Berlín en septiembre de 1828.
Códice Humboldt
Durante su estadía en M éxico, Alejandro de Humboldt adquirió 14 frag­
mentos de antiguas escrituras ideográficas en papel de fibras de agave,
parte de las cuales era de origen prehispano, otra parte fue elaborada
sólo después de la Conquista.
Línea Humboldt
(Proyecto de un Canal en Centroamérica)
En el segundo capítulo del libro I. del “ Ensayo sobre el Estado Políti­
c o . . . ” , Humboldt describe 9 posibilidades diferentes de conexión entre
los Océanos P acífico y Atlántico, mencionando b a jo el punto 6 el trazado
de la línea desde la Bahía de Cupica. Cumpliendo un deseo de Humboldt,
Simón Bolívar ordenó nivelar el istmo entre Panamá y la desembocadura
del río Chagres por Lloyd y Falmarc en 1828 y 1829.
L ocom otora Humboldt
En 1869, la compañía Richard Hartmann en Chemnitz bautizó con el
nombre “ Humboldt” a una locom otora fabricada por ella.
Mare Humboldtianum
En 1834, los astrónomos W ilhelm Beer y Johann Heinrich Madler crea­
ron un mapa de la Luna, el cual, en 1837, fue anexado al “ Mappa Selenographica. . . ” . Dicho mapa es dedicado al Rey de los Daneses Frederick
V I. En el margen extremo noroeste del lado visible de la Luna se encuen­
tra el Mar denominado Humboldt, con 200-300 Km de diámetro (esti­
maciones aproxim adas).
Planetoide Alexandra
El 10 de septiembre de 1858, el astrónomo Hermann Goldschmidt, oriun­
do de Frankfurt/M , residenciado en París, descubrió el 54° planeta. En
los “ Informes astronómicos” escribe: “ tengo el honor de anunciarles el
descubrimiento del 54° planeta hecho el 10 del presente m es. . . El pla­
neta se parece a una estrella del tamaño 10-11 y recibió el nombre de
“ Alexandra” . Según las Memorias, el nombre fue dado en hom enaje a
Humboldt.
91
Humboldt y la herpetologia de Venezuela
Por el P r o f . A b d e m R a m ó n L a n c i n i V.
D irector del Museo de Ciencias Naturales, Caracas
En 1811, en la obra titulada V oyage de Humboldt et Bonpland, Deuxième
Partie, Observations de Zoologie et d’Anatom ie Comparée, Premier v o­
lume, por A. de Humboldt y A. Bonpland (edición principe en 4 ° ) ,
Alejandro de Humboldt publicó un artículo titulado: “ Sur Deux N ou­
velles espèces de Crotales” ( p. 1 -8 ).
Este trabajo de Humboldt, extremadamente raro, tiene prioridad en la
nomenclatura zoológica sobre la edición de 1833 de la misma obra.
Ahora bien, cuando Humboldt describió en 1811 dos serpientes de
cascabel de Cumaná, inició el estudio de la Herpetologia en Venezuela.
La Herpetologia es la rama de la Zoología dedicada a los Reptiles y
A nfibios.
El referido trabajo de Humboldt contiene, com o introducción, intere­
santes consideraciones generales sobre la distribución latitudinal y altitudinal de los O fidios y el número de especies conocidas para su tiempo
en los diversos continentes. P or último, aparecen en la página 5, las
siguientes descripciones: I. Crolalus cumanensis y II. Crotalus loeflingii.
Si examinamos detenidamente dichas descripciones, podemos observar
lo siguiente: 1) No existe la mención de especímenes tipo de Crotalus
cumanensis ni de Crotalus loeflingii, porque com o el propio Humboldt
advierte en la Relación Histórica de su viaje por América, no estaban
en capacidad de conservar com o piezas de museo, los ejemplares de
Reptiles estudiados por ellos en el memorable viaje. 2 ) No fue incluida
una lámina coloreada o dibujo de las especies descritas, que pudieran
tener valor tipológico equivalente. 3) Los datos de lepidosis y dim en­
siones de Crotalus cumanensis y Crotalus loeflingii, dados por Hum­
boldt, revelan que se trataba de ejemplares de una misma form a b io ló ­
gica, pero de talla y sexo diferentes. Así, podemos deducir que el dim or­
fism o sexual en la escamación, el tamaño diferente y las variantes de
coloración, hicieron pensar a Humboldt que había encontrado dos es­
pecies distintas de serpientes de cascabel.
93
Klauber (1 9 5 7 ), en su voluminosa obra sobre las serpientes de cascabel,
sugiere que con mayor material se podría demostrar que Crotalus cumcinensis es una subespecie válida de Crotalus durissus. Hoge, en 1965,
publicó un interesante resumen sobre las especies de serpientes viperídeas
neotropicales y revalidó a Crotalus durissus cumanensis HUMBOLDT
com o la subespecie de serpientes de cascabel más común de Venezuela
e incluye a Crotalus loeflingii com o sinónimo de ella, porque aparece
en la descripción original de Humboldt en segundo término dentro de
una misma página.
De esta manera se puede establecer que el primer trabajo sobre Herpetología de Venezuela se debe al sabio naturalista alemán Alejandro de
Humboldt, quien describió en 1811 la serpiente de cascabel de Cumaná.
(V er la reproducción facsimilar de la publicación original de Hum­
boldt, que sig u e ).
94
VOYAGE
DE HUM BO LDT ET BONPLAND.
DEUXIÈME PARTIE.
O B S E R V A T IO N S D E Z O O L O G IE
ET D AN ATO M IE
PREM IER
A
C hez
F. SCH(BLL,
e ib r a ir e ,
E t c h e z G.'1D U I OUR
COMPARÉE.
VOLUM E.
PAR IS,
ru e
des
e t C o m p ." , r u e
fo s sé s -m o n tm a u t r e ,
n .° j4 .
d e s m a t i i u r i n s - s .w n t - j a c q u e s , n .° 7 .
18 11.
95
SUR D EUX NOUVELLES ESPÈCES
DE C R O T A L E S ,
P.» A. D E
L
es
HUMBOLDT.
n a tu ra lis te s o n t r c r o n n u , d e p u is l o n g - t e m p s , q u e
1rs a n im a u x d e la
classe des re p tile s a b o n d e n t su rto u t dan s les p a y s où , so us l'in H u m e c d 'u n clim at
eliatld
et liu m id c ,
le
sol est c o u v e r t
d ’une
ric h e v ég é ta l io n .
S an s r a p p e le r
ici c e lte in n o m b r a b le q u a n tité de C r o c o d ile s 1 q u i h a b ite n t le s g ran d e s riv iè re s
de
l’A m é riq u e m é r id io n a le ,
des O p h id ie n s ,
a n im a u x ,
q u i,
p ré s e n te
so us
n o u s n o u s b o rn e ro n s à
le
p lu sie u r s
rap p ort
de
p a r tic u la r ité s
la
e x a m in e r
d is tr ib u tio n
re m a rq u a b le s.
le seu l
o rd re
g é o g ra p h iq u e des
D an s
le
nouveau
c o n tin e n t , les se rp e n s so n t p lu s m u ltip lié s so u s la zo n e te m p é ré e b o ré a le qu e
sous la zo n e te m p é ré e a u s tr a le : ils le so n t p lu s sous lo m êm e p a r a llè le , d an s
la L o u i s ia n e , d a n s la E lo r id c et a u x L t a l s - l n is , q u ’en b a r b a r ie , en E sp a g n e
e t d a n s la
G rèce.
la n a tu re d u
C e s d iffé re n ce s s’e x p liq u e n t facilem en t
lo rsq u 'o n c o n sid ère
sol p lu s ou m o in s h u m id e , l'é p aisse u r des fo r ê ts , Ié te n d u e des
savan es qu i re m p la c e n t ces lo r é ts , les v a ria tio n s d e la te m p é ra tu re dan s les m o is
d ’é t é , e t d ’a u tres p h é n o m èn e s m é té o ro lo g iq u e s q u i re n d e n t les p a y s situ é s sous
une m êm e la titu d e p lu s o u m o in s fa v o ra b le s à la m u ltip lic a tio n des O p h id ie n s .
P lu sieu rs n a tu ra lis te s , p lu s o c c u p é s des co n tra stes qu e des ra p p o r ts (pii existen t
entre les d e u x m o n d e s , o n t d é c rit l'A m é riq u e e n tière co m m e un p a y s récem m en t
sorti d u sein de l’ O c é a n , re m p li de m a ré ca g e s, h a b ité p a r des re p tile s p lu s variés
dans le u r fo rm e et p lu s n o m b re u x q u e les re p tile s d e l'A friq u e et des G ran d es-In d es.
Ces id ées o n t été a cc u e illie s p e n d a n t lo n g -tem p s, p a rce q u 'e lle s a v o ie n t été con çu es
pur u n h o m m e de g é n ie , et con sign ées d a n s des o u v ra g e s d o n t p lu sie u rs d o iv e n t
1 M . C u v ie r e n a fait c o n n o itrc q u atre espèces tr è s -d is tin c te * ; sav oir : le
C ro c o d ilu s
lucius du
M issi*ip i, le C . sclero p s «lu B r é s il, le C . p alp cbrosus d e C i j e n u e et lo C. acutus d e S ain t-D o m in g u e.
C’est ee d e rn ie r que nous avons d é c r i t , M . B o n p lan d c l m o i, sur le* rive* de 1 O rén o q u e et «le la
M adeleine. N ous don n eron s dans la
de
province de C a ra c a s, et le
Zoologie y 'l'ont. 11.
96
suite d e cet
ou vra g e quelq ues n otion s sur deux au tres espèces
C rocodiles in con n u es en L u m p c , le / ¿ ir a du la c de T a c a rig u a ou
CocvJrilo
de N u csa
de* p lage* du B alab au o daus l'île de C ub a.
\ alen cia d a u s la
S L 'I l
leur célébrité
grandeur
N U L V K IX I-.S
le
de la
"l'in flu en ce
I.S IM iC n S
PP.
C K O T A f.K S .
m oins il l'ex actitu d e lies faits qu 'au ch arm e «lu style «I à |lt
«les con cep tion s.
naturalistes su r
iniildrines
D f 'l X
A
chem in
n ature ,
m esure
de
et les
des circon stan ces
q u 'u n e saine
l'o b s e r v a tio n , e t
m o d ifica tio n s
c ritiq u e ' a
q u ils
qu e
locales , les d e u x
ont
su bissen t
co n tin en s
rappelé
étu d ié
lis
lis lois
ces lois
ont
paru
par
moins
opposés sous le ra p p o rt îles phén om èn es p h y siq u es. O n a tro u v é , parm i les
roches de l'un c l de l’au tre h é m isp h è re , cette su ite de fo rm atio n s «pii attestent
une succession des m êm es cata stro p h es su r la su rface d u g lo b e , e t 1 on a reconnu
que le tableau
de l'A m é riq u e lie
p e u t ê tre tracé
d 'ap rè s c elu i des terrains
in o n d és qui so n t co m p ris e n tre l’O rétio q u e et la riv iè re des A m a zo n e s. C e n’est
p o in t sur la m u ltitu d e des rep tiles qu e re n fe rm en t le D e lta de l'E g y p te ou les
basses région s de l'O u an ga ra h en A ig r it ie , qu e l’on ju g e r o it a v e c p récisio n dit
n o m b re des espèces q u i so n t p ro p re s à l’A fr iq u e en tière.
S u r tro is cen t v in g t serpen s d é crits dan s les o u v ra g e s d ’h isto ire n a tu re lle , il
y en a cen t qu in ze q u i a p p a rtie n n e n t e x c lu siv e m e n t a u n o u v e a u co n tin en t. Ce
n o m b re augm en tera c o n sid érab lem en t lo rsq u e les co lo n ie s esp a gn o le s et por­
tu g a ise s, ap rès a v o ir o b te n u leu r in d é p e n d a n ce et p e rfe c tio n n é la cu ltu re du
p a y s , seron t entrées en c o m m u n ic a tio n p lu s d ir e c te a v e c l’ E u r o p e ; c a r , jusqu’à
ce jo u r,
nous com ioisson s à p e in e u n e d o u z a in e d ’O p liid ie n s
d u P é r o u , du
M exiq ue et du B résil.
P o u r se fo rm er une id ée p ré cise d e la m u ltip lic ité
sous la zo n e to r r id e ,
co m p a rées à
celles d e la
des espèces q u i v iven t
zo n e
te m p é r é e , il su ffit de
ra p p e ler q u ’au B en ga le
et su r les côtes d e C o r o m a n d e l, su r u n e é te n d u e
18000
le d o c te u r
lieues
c a rré es,
R u ssel
a
tr o u v é
q u a r a n t e - t r o is
de
serpen s;
tan dis q u e l’E u ro p e e n tiè r e , su r u n e su rface tr e n te -d e u x fois p lu s g r a n d e , ne
nous en
p résen te q u e q u a to rze . C ’est
ce
d é v e lo p p e m e n t p lu s
v a r ié
et plus
ra p id e de la v ie o rg a n iq u e dan s les régio n s é q u in o x ia le s , q u i d o n n e à l’ A m érique
line certain e p ré p o n d é ra n ce su r l ’A s ie , d o n t a u c u n e p a rtie n ’est traversée par
1é q u ateu r. A it su d -est de ce d e rn ie r c o n tin e n t, le G r a n d - A r c h ip e ld c l’ Ind e présente
les d é b ris d ’u n e te rre d é c h iré e p u r l ’a c tio n d u
l’e u v o lc a n iq u e , o u subm ergée
p ar les îlo ts. P lu sie u rs p r o d u c tio n s so n t e x c lu s iv e m e n t p r o p r e s à cet archipel
m ais une
v aste
m er co u vre
p o n d à c elu i d ’une zone- o ù ,
a u jo u r d ’ h u i
des
d a n s le n o u v e a u
p a ra g e s d o n t le c lim a t corres­
m onde,
se tr o u v e n t le plus
d’an im au x d e l’o rd re d es Ophidiens.
Si Ion a supposé jadis le nombre des espèces américaines beaucoup plus
grand quil ne l'est effectivement, on n’a pas.exagéré, ce me semble, le nombre
97
si n nEvx x otvr.i.u :s i.sn:<;i:s i>:: enor.w.r
des individus que la nature p rod u it de chacune de ces espèces. I.cs p roxiim -.
du C lioco et de Uarbiieoas, les b ord s du lac de M araravbo, qui ressemble
à un golfe de n ier, les plaines de .Nicaragua, l’istlune de l ’ anama et la (Juyane
espagnole, surtout le H a s -O ie n o q u c , les rives du C iu ra et celles du Cassiqiiiarc, entre Mandavaca et Y a s iv a , sont des contrées dans lesquelles le so l, les
arbres et les eaux fourm illent de serpens. J'ai o b se rv é , il est v ra i, q u e , sur une
étendue de plusieurs lieues carrées, on ne trouve que cin q
ou six espères
dilVérentes; mais la m ultiplication de ces anim aux, dont la plupart pondent
desretils deux fois par a n , est si énorm e q u e , lorsque les indigènes mettent le feu
à des terrains couverts de broussailles, ils sc voient assaillis par des bandes serrées
et composées de trente ou quarante individus. De toutes les parties du globe
l’Afrique est peut-être la seule qui sem ble p o u v oir rivaliser avec le nouveau c o n ­
tinent, dans le n om bre des O phidiens. Si l’ on exprim e
l’étendue des terres
comprises entre les tropiques 1 par le nom bre i o o o ,
l’Afrique en com pren d':
parties
l’A m érique,
l’Asie, dans l'hémisphère b o ré a l.................
1 1 4-
l’Archipel des Indes et la N ouvelle-llollandc,
com pris entièrem ent, à -j- près, dans
l’hémisphère austral...............................
Le nombre et la variété des êtres organisés ne suivent pas exactement le rapport
,
des surfaces qu’ils habitent. Quoique l’on soit revenu, dans ces derniers tem ps de
1 Ces n o m b r e s se fo n d e n t s u r d es é v a lu a tio n » faite s d ’a p rè s la M a p p e m o n d e d e M . d e t lc u r i e u , q u i
accom pagne le V o y a g e d e M a r c h a n d . D ’a p rc s m o n c a l c u l , q u i a é té v é rifié a v e c s o in , l ’c t c n d u c d e s
terres situées d a n s l'h é m is p h è r e b o r é a l, e s t à c e l le d e s te r r e s silué*es d a n s l'h é m is p h è re a u stra l
5 3 1 : ^69.
Los géog rap h ies le s p lu s m o d e r n e s a d m e t t e n t , j ’ig n o r e s u r q u e l f o n d e m e n t , q u e la r é g io n é q u in o x ia le
australe c o m p r e n d
0 ,0 1 5 p lu s d e
t e r r e q u e la z o n e to r r id e b o r é a le . L a c o n n o is s a n c e e x a c te d e
rapports est d ’u n g r a n d in t é r ê t p o u r la
globe, la n a tu re
n ’a
jusqu’au
2 8 .” d e g r c
2 5 .* o u
rép and u
a v e c p lu s
de
ces
g é o g r a p h ie d es p la n te s e t d e s a n im a u x ; c a r n u lle p a r t s u r le
la titu d e
d e p ro fu s io n
n o rd
le s g e rm e s
e t su d . J e fe ra i
d e la
v ie q u e d ep u is l ’é q u a tc u r
o b server
à
ce tte
o c c a sio n
q u ’e n
parcourant n o s c a ta lo g u e s d es p r o d u c tio n s a n im a le s et v é g é t a le s , o n r c m a r q u e r o it u n e p r é p o n d é r a n c e
bien plus m a rq u ée d e la z o u e t o r r id e su r le s z o n e s te m p é ré e s et g la c ia le s , si le s p a rtie s d e s c o a t in c n s
situées dans ces d e r n iè r e s 11’o flr o ic n t p a s u n e s u r fa c e tro is fo is p lu s g r a u d e .
98
M il in.i v M tr\i i .i. i s i:si>i;ci:.s i>i: *•».î >; a i i s .
l'erreu r de
regarder I<>111 le p ays qu i
s e lé m l
eu M iiq u e
dep u is
liei-.iini n
le Soiitliiil j usqu’ù la p e n le m é rid io n a le de 1A lla s , con nu e une m er de -.ilde-,
mm iiile rro m ]u ie , un
ne su II roi t d o u te r «[lie près d un sixièm e de la régi,,!,
équ in o xiale est occupé p a r des déserts. D ’un a u tre c ô te , le plateau de I
le C o n g o
qu ’a u x
Si
l’on
et
les
a n c ie n s ,
m on tagnes
offrent,
l'ait ¡distraction
éq u in o xia le
se tro u ve
un
de
la
Lun e,
c lim a t a n alogu e
des déserts e t des
qui
à
nous
so n t
celu i de
la
plus
¡neueini»
zone tempéré,;.
régio n s m o n ta g n e u se s, I Alriipi,.
restrein te dans des lim ites p lu s é tro ite s que celles qui
ren fe rm en t, dans le n ou veau c o n tin e n t, la ré gio n des C r o c o d ile s , des lioas et
des A m p h isb èn cs.
A m esure q u 'o n s’élève sur le so m m et des C o r d illè re s de l’A m é riq u e , on voit
d im in u er graduellem ent, le n o m b re des serpen s. N o u s en a v o n s encore trouvé ™
gran d e q u a n tité près d u co u ve n t d e C a r i p u , dan s la N o u v e lk - A n d a lo u s ie , et sur lis
rives du C a tie n , près de C a r llin g o , à q u a tre et c in q cen ts toises de b a ille u r au-dessus
du n iveau de l'O céan , m ais les a n im a u x de l’o rd re des O p h id ie n s deviennent déjà
assez rares à f)oo toises d ’é lév a tio n , p a r e x e m p le d a n s les e n v iro n s de la \ille de
P o p a y a n , q u o iq u e la te m p é ra tu re m o y en n e de l’a ir s’y élèv e e n c o re à ao°,(î : ils disparoissent presque e n tièrem en t au -d essu s d e t 3 o o à i \ o o to is e s , dans la région du
Q u in q u in a , du B ra th y s et d u B a rn a d e sia , dan s les p la te a u x d e S a n ta -l'e de Bogota
et de Q u ito . N ous a v o n s été d ’a u ta n t p lu s su rp ris d e n e p as re n c o n tre r de serpens sur
le d o s des A n d e s, p a r e x e m p le d a n s les p la in e s d ’A n tis a n a o u su r la p ente orientale
de P ic h in c h a , q ii’en K u r o p e e t en S ib é r ie , p lu sie u rs e sp èces du v ip è re s se trouvent
cachées dan s des touffes d e p la n te s a lp in e s , à d e s é lé v a tio n s très-considérables. Ce
p h én o m èn e tie n t sans d o u te a u x m êm es cau ses p a r le s q u e lle s , dans la zone
te m p é ré e , les v é g é ta u x h e rb a cé s des
p la in e s s’é lè v e n t t r è s - lia n t vers lu rime
des A lp e s. P e n d a n t les m o is d ’é t é , ces cim e s jo u iss e n t d ’ une tem pératu re assez
é levée p o u r fa v o ris e r le d é v e lo p p e m e n t des a n im a u x e t d es p la n tes; pétulant
l ’h i v e r , les v é g é t a u x , d é p o u rv u s d e le u rs f e u ille s , e t le s O p h id ie n s , plongés dans
un é ta t lé th a r g iq u e , so n t e n se ve lis so n s la n e ig e , e t ré s iste n t à l’extré m e rigueur
du clim at. Il n ’e n est p a s d e m êm e d a n s la ré g io n é q u a to ria le o it , p rè s du sommet
îles C o r d illè r e s , à
th erm o m ètre
deux
cen ts to ises a u - d e s s o u s
baisse co n sta m m e n t la
n u it à — 4 ° ,
des n eig es
p erpétu elles, le
e t n e se so u tie n t de jour
q u ’e n tre 3 ° e t ç)° au-dessus du p o in t d e la c o n g é la tio n .
Quant au nombre des serpens munis de crochets venimeux, il est plus
grand qu’on ne le suppose généralement. « Ne telis, dit L inné, liorrcnlibus
ex c c ra b ili veneno nimium sævircnt décimant quamque tantum sp c c iem armavit
99
M R D I .I .X
X O I.-V K H . e s
FSPKCES ■DK
C R O T .U X S .
ImpeiMiis ct v cih ip cllis eos v o lu it , m tlnbii om iivs íiicliu -m itiir a 1> om niiim .
Le docteur.Hussel a ce|ieiu]anl re c o n n u , dans les G ra n d es-lu d e s, p arm i les qn.iraute-trois serpens q u il a o b se rv e s, sept espères venim euses. E u exam inant
l'Histoire des reptiles de M. D au diu qu i a pu ajo u ter à ses propres reelierelles
les résultats de celles qui a vo ien t été laites p a r MM.' de I.a erp rd e et I.a treille
j'ai
trouvé qu e, parmi les O p liid icn é.d écrits, les ven im eux sont aux non-venim eux dans
le rapport de 80 à 233 . O n p o u rr a it eroirc que le nomln-c des serprus armés
de et'oeliets p a raît
ces derniers
jdus con sid érab le qu’il ne l’est c ffe e liv e m e n t, paree qui­
fixen t p lu s
l'a tten tio n des v oyag eu rs epte les anim aux qu i ne
sont pas m alfaisans; m ais en con sid éran t
le ra p p o rt entre les cou leu vres et
les vipères, qui existe en E u r o p e , c’est-à-dire dans une région d o n t les reptiles
ont été étudiés a v e c s o in , on p e u t adm ettre q u e le nom bre to tal des serpens
venimeux est le d o u b le p lu s gran d q u e ne l'a jugé le célèbre auteur du S jsteiiia
Satura:
* Je donnerai ici le tableau des O ph idien s munis d e croch ets venim eux :
DANS L’ANCIEN CONTINENT.
PANS LE NOUVEAU CONTINENT.
B o n g a rc s............
0 esp èce s
7
Sey talcs............
C ro ta les.............. •
S e viales...............
l^ c h c s is ..........
Lacbe>is..............
2
Bongarcs. . . . .
Crotales............
0
2
C en c b ris..........
C e n c b ris ............
1
V ip è re s .............
V ip è r e s ...............
10
Platurcs............
Platures ..............
0
C lo tlio n ic. . . .
C lo t o n ie ............
0
L a n g ah a ............
1
L a n g ah a ............
0
H ydrophis
5
I h d r o p h y s .. . .
0
22
58
Comme, à l ’époque d e la p u b lica tion de l’ ou vrage d e M . D a u d in , parm i toutes les espèces décrites , il y
en avoit s o t de l’ao cicn c o n tin e n t, e t l i a d u nouveau c o n tin e n t, il paro ît q u e les serpens venim eux f o n t ,
en A m érique, un c in q u iè m e , et dan s l'a n c ie n m o n d e plu s que le q u art de la masse totale. I l faut
distinguer cependant en tre les espèces qui son t p ro p res à un e
rég io n c t celles qui fo n t partie des
cabinets d’ Europe-, c a r il sc p o u rr a it que le n o m b re des O p h idien s nialfaisans rapportés d’A m ériq u e sur­
passât accidentellem ent le n o m b re de ceu x q ui o n t été observés aux G ran des-]nd es c t su r les côtes d 'A friq u e.
Quoique le venin des serpen s q ui in festen t les pays situés e n tre les T ro p iq u es ct en tre les 2 V ct 28 degrés
de latitude soit plus a c tif que celu i des serpens arm és d e croch ets de la son e plus tem pérée , la distribution
des espèces venimeuses sur la surface du g lo b e est cep en dan t beaucoup m oins in égale q u ’ on ne serait
tenté de l ’adm ettre. L ’E u ro p e com p te à p ein e |4 o u 16 O p h id ien s in d ig èn es, et sur c e petit n om b re
¡1 y a 5 vip ères, savoir : V îp e ra b eru s ( l a vip ère co m m u n e ) ; V . chersca ( la vip ère r o u g e ) ; V . R ed i ( la
vipère de H s tr ic ) ; V .
p rester ( l a v ip ère n o i r e ) ; c t V .
am m o dytes ( l a v ip ère d e M oysc C h ara s).
D’après ]\1 . C u v ic r, le V . R e d i e t le V . p rester so n t des variétés du V . berus e t dn Y . cb crsca.
100
s l n
A p rès
avoir
M I S
M U A 1 1 . 11 ••
n r
n : n r n . i > .
jeté un co u p d'u-il général sur la d istribu tion géographique «lis
O phidiens il.ins les deux hém isphères, je v a isd o im cr dans re m ém oire la drsri ipliuii
de deux nouvelles espèces de C ro ta les propres à la T erre-F erm e.
I. CnoTALUS CUMa n e s sis , sentis 1 7 \ , scutcUis 3 a ; r.v rinereo ri.
rvscens, macidis dorsalibus rhomheis, roncatenatis, liaea tilbti cinclis,
disco macidarnm cinenso, inargine oh.seunori.
C e serpent à sonnet le , le
Cascabcl dis Cumana, est. plus m in ce c l plus elann:
que le C ro laln s dtirissus de l'A m ériq u e sep ten trion ale. L e s plus grands individus
que j'ai pu
nie p rocurer
a v o ie n l i ”’, 3 j
(
\ pieds a p o u c e s ) de luit” , sur
a8 m illim ètres ( i 3 lig n e s ) de diam ètre. L e g r e lo t, d o n t le lira it deeèle l.i
présence de l'a n im a l, est com p o sé, dans les serpens a d u lte s, de 8 a 1 a anneaux.
Je n'en a i pas observé un plu s gran d n o m b re , et je d o u te qu e ces anneaux
in diquent bien exactem en t l'ége de l'anim al. S o u ve n t le g relo t est plus court
dans des in dividu s d o n t la taille n 'excède pas d ix décim ètres ( 3 pieds ). Le
Caseabel de Cumana est très-com m un dans les e n d ro its les plu s arid es; ou
le trou ve su rtou t dans les tondes d'un e espèce de lir o m e lia , voisine du l ’ mnielia karatas, qui est a p p elée
Chihuchihue p a r les Indiens G u a y tp ie tie s , rl
q u i , d'après l'h ab itu d e des p lantes so c ia le s, co u vre des terrain s d ’une grande
étendue. C e serpent à so n n e tte , d o n t le v en in est extrê m e m e n t a c t if , est moins
fréquent aujou rd 'hu i à C u m an a qu 'il ne l'a été ja d is ; l’espèce d im in u e avec les
progrès de la culture. O n en tu e cep e n d a n t dans la v ille m êm e o ù il est attiré
jtar les rats qu 'il sem ble p ré férer à to u te au tre n o u rritu re. Il e n tre quelquefois
dans les m a iso n s, m ais heu reusem en t il est m oin s m éch an t q u 'o n ne le cro it eomm tin én ien l, et il n 'atta q u e l'h om m e q u e lo rsq u 'il est p o u rs u iv i. 11 m arche par
ro u p ie : nous c il avo n s so u v e n t re n co n tré dans n os h e rb o risa tio n s ; ils traversoient
p aisiblem en t le ch em in à q u elques pas d e v a n t n ou s c l sans m a rq u e r le moindre
désir de n o u s n uire.
H.
C r o t Al u s l u f l i s o i i , scutis 1 8 3 , scutellis 2 0 , vinsse eus, m.iculis
rhornbeis, concatenatis, albo-marginalis, parte poslrcma corpuns c.c al ru
l'iridi, haud maculata.
M acu lx c o n ra tc n a tx , rh o m b e æ , d isco v ir id i, m a rg in c n ig re sre n ti, zona demum
alba c in c tx . Sqttam æ c arin a tæ e t d u p lo m ajores sq u am is C r o ta li cmnanciisis.
M a cu lx anu m versus c v a n c s c c n te s , vert e x c a p itis e t
p ars e o rp o ris postrenia
atro-viridia. A b d o m en et g u ltu r alba. C a p u t d e p re s su m , lu tissim u m , dent ¡bus
101
SUR
DEUX
N O U VEL L ES ESPÈCES
DE
C R O T AL ES.
~
crassiusculis r c c u r v a tis , subcxscrtis. O cu li a tri m in u ti. C a u d a corp o rc tcriia
parte angustior.
L o n gu eu r, i m,7 2 ( 5 pieds 4. pou ces ) , d o n t la queue seule a om, i 3 ( 5 p ou ces).
Diamètre du c o rp s , 8 cen tim ètres ou 3 pouces. J'ai donné à cette n ou velle
espèce de
serp en t à so n n ette
du célèbre b o ta n iste
le
nom de C ro ta lu s
L o tlin g n , en hon neur
s u é d o is, élève de L i n n é , que la cour d ’E spagne a v o il
destiné p ou r une e x p é d itio n à l’O r é n o q u c , e t q u i a séjourné lo n g - tem ps à
Cumana. L e G. L û fflin g ii e st beau cou p p lu s rare qu e le C . cum ancnsis. I.cs
deux espèces p aroissen t se fu ir m u tu elle m e n t; la dern ière se distin gu e de lu
prem ière,
i.°
par
les
écailles
du
do s q u i so n t
2.° par le m an qu e d e
tach es
des crochets v e n im e u x
b e a u c o u p p lu s lo n g s
le
d o ub le
plu s
su r la p a rtie postérieu re d u c o rp s ;
la rg e s;
3.° par
et plu s recou rb és; 4 "
p ar un
rétrécissement re m a rq u a b le d u co rp s v ers la queue. J’ai v u , dans les grands
individus, des
grelo ts
Chaymas m ’o n t
corn és e t
assuré
en
son ores d e
a v o ir tr o u v é d e 20 à
n
anneaux;
de v ie u x Indien
25 . L o rsq u e la terre est
humectée, ce se r p e n t, co m m e la p lu p a rt des O p h id ie n s de l’A m é riq u e m éri­
dionale, répand u n e o d e u r a p p ro c h a n t de celle du m u s c , et qui est égalem ent
propre au Jagu ar et a u x C aim an s. Je ne su is pas de l’a vis de M. D au d in
T. V , p.
3o 4 ) ,
qui
pen se
que
les
con trées
tem pérées
de
[liep t.,
l’A m ériq ue
septentrionale so n t h a b ité e s p a r u n p lu s gra n d n om b re de serpens à sonnette
que l’A m ériq ue m é rid io n a le . N o u s en a vo n s tro u v é à l’ü r é n o q u e , à la riv ière
des A m a zo n e s,
dans le ro y a u m e
de la N o u v e lle - G r e n a d e , et
au
P é ro u ,
dans toutes les ré gio n s é q u in o x ia le s, d o n t la h a u te u r , a u -d e ss u s du n iveau
de la m er, n’e xcè d e pas trois à q u a tre cents to ise s, et où la te m p é ra tu re m oyen n e
de l’air s’élève d e 20 à 25 degrés cen tésim au x.
Les deu x C ro ta le s
de C um ana
ne d iffè re n t p as m oin s e n tre eu x que du
Crotalus durissus des É ta ts - U n is , d o n t les taches so n t disposées p a r bandes et
constamment p lu s irrég u liè re s. C e d e r n ie r , qu e M . P a liso t de B eauvois
dans un
mémoire su r les se rp en s d e l ’A m é riq u e s e p te n tr io n a le , in d iq u e sous le nom
Boiquira, n’existe pas d a n s l ’A m é riq u e m é rid io n a le. L a seule espèce de C ro ta le
que les n aturalistes c o n n a isse n t ju sq u ’ici dans cette p a rtie du n ou veau c o n tin e n t,
est le
Boicinininga des In d ien s du B r é s il, le v é r ita b le B o iq u ira de M .ircgrave
ou Crotalus h o rrid u s d e s a u te u rs ; m ais o n est m oin s e xp o sé de co n fo n d re les
serpens à so n n ette de C u m a n a a v e c ce d e rn ie r q u ’a v e c le C . rh o m b ife r ou
'
LatreiUe, Rept.,
T . I I I , p . fi fi et 88. L ’csp cce q u e ( V o l . I , p. 29301 .lo i ) j’ai n om m ée C . duiissus
est le C. cum ancnsis q u e je v ien s de d éc rire.
102
Crotale
8
Stm PEUX KOUVELEES ESPÈCES DF. CHOT.VI.ES.
à losanges, découvert par M. de B cauvois. L e B o iq u ira , qu i est si commun à
Surinam et à C a y e n n e , a constam m ent quatre raies noires qui se prolonge nt sur
les côtés du c o l, et q u i m anquent au C . cum anensis et au C . L ô llin g ü . Ses taches
sont distantes, tandis q u e lle s son t con ligu cs dans le C- rh o m b ilc r et dans les
deux espèces de C um ana. J'ai vérifie ces caractères, con join tem en t avec M. Cuvicr,
sur les exem])laires du B oiquira conservés au M uséum d ’H islo irc naturelle à Paris.
M. D au d in les a bien in diqués par la phrase : maculis distinctis, collo longiludinaliter quadrilineato. L e C . durissus et le C . lio rrid u s son t en outre plus épais
et plus vigoureux que les espèces que je vien s de faire con noitre.
Il ne reste don c à distin gu er ces dernières que d u Crotale à losanges, dont les
taches sont form ées par le croisem ent de d eu x raies ja u n â tre s, e t qu i a iija plaques
abdom inales. L e C . rh orab ifer recherche les lie u x voisin s des eau x, com m e l'indique
son nom v u lg a ir e , TVater-Rattle-Snake, tandis que les serpens à sonnette de
C um an a se tro u ven t dans des end roits très-arides. Il p a ro ît en ou tre p eu probable
que le n om bre des plaques abdom inales puisse v a rie r de 14 2 à 1 7 4 c t * 8 3 , et que
les m êmes espèces de C ro ta le h a b iten t à la fois la T erre -F e rm e e t les Etats-U nis de
l'A m ériq u e septentrionale. P o u r m ettre les n aturalistes en état de ju g er par euxm êmes des caractères distin ctifs des serpens à son nette des E ta ts - u n is c l de la
G u y a n e , je vais ajo u ter les d escription s des espèces q u i sont voisin es des Cascabels
de Cumana. D ’après le gran d n om bre d ’in d iv id u s que j’ai p u exam in er sur les
lie u x , il m ’a paru que le nom bre des p laq u es abdom in ales des O p h id ie n s , s’il
est m oins constant que ne le pen soit L i n n é , ne v arie cepen dant pas au tan t que
quelques auteurs f o n t p réten du de nos jou rs.
Crotalus durissus , c x c in cre o fla v e sc c n s , fasciis d o rsa lib u sirrc g u la rite r transversis,
sentis 1 7 2 , scu lellis 2 1. ( V a r iâ t scut. i 63 - i 74 , scu lellis i 8 - 3 o ) .
Crotalus liorridus, cin ereu s, co llo lo n g itu d in a lite r qu ad rilin eato , rh om b is dorsalib u s d is tin c tis, n ig r is , m arginc fla v e s c e n tib u s, scutis 1 7 1 , sculellis 22.
( V a r iâ t scut. 1 6 7 -1 7 0 . sc u lellis 2 0 -3 o ).
Civtalus rhombifer, cin erascen s, rh o m b is d o rsalib u s c o n tig n is, m argin c flavesc c n t i, scu tis i 4 2 , scu lellis 22.
Crotalus cum anensis, e x cin erco v ire sc e n s , rh o m b is d o rsalib u s concatcnatis,
lin ea alba c in c tis , scu tis 1 7 4 , . sc u lellis 32 .
Crotalus Lo/lingii, v ire s c e n s , rh o m b is c o n c a te n a tis , p a rte p ostren ia corporis
lia u d m a c u la ta , scu tis i 8 ô , scu tellis 20.
103
La Cátedra de Alemán de la Universidad
Central de Venezuela, Caracas
Primera P arte: I-III:
Segunda Parte: IV :
Por la P r o f . D r a . F e d e r i c a
Por la P r o f . L o t t e
de
de
R it t e r
Varesch i
I
El A rchivo
Actas manuscritas en papel ya amarillento, a veces casi ilegibles, luego
otras trazadas con mano segura com o caligrafiadas: nombramientos de
profesores, listas de estudiantes matriculados, calificaciones de exáme­
nes, firmas de los jurados, frases solemnes de introducción y de con ­
clusión que siempre se repiten, sólo cambia la fecha: 1840, 1850, 1860.
Entre estas actas, informes sobre los ingresos de bienes que la Univer­
sidad administra en el interior del país, de las casas que alquila; in­
formes acerca de los alquileres mensuales que ella misma tiene que
pagar. Crónica seca, impersonal todo esto.
Estamos indagando la enseñanza de idiomas \ Y a en el año 1834 hay
un profesor de francés. En 1852 aparece por primera vez la cátedra de
inglés, y la enseñanza del francés se renueva. Del alemán ni trazas. De
pronto nos topamos con una carta del año 1863. Es el prólogo de un
pequeño drama, cuyos actores, después de un rápido y feliz ascenso,
desaparecen en la nada, arrastrados por los sucesos políticos.
II
1863 -18 6 4
La carta lleva la fecha de 14 de abril de 1863. A dolfo Ernst la dirige
al Secretario General de la N ación:
1.
La Directora del Archivo Universitario, señora Angelina Góm ez, permitió el acceso al
archivo y ayudó a la autora muy gentilmente, por lo cual gracias le sean dadas.
105
“ Hace poco más de un a ñ o 2 que me he establecido en esta ciudad,
consagrado a la enseñanza de las materias que poseo. La buena aco­
gida que me ha dispensado esta sociedad y las simpatías que tengo
por este hermoso país, unidas a los deseos que me han manifestado
algunos jóvenes, amantes de las letras, me animan a ofrecer mi pequeño
contingente a la causa de los estudios, que tan especialmente ha llamado
la atención de Y. E.
Indudablemente el idioma alemán tiene un gran interés para este país,
donde con tan buen suceso se cultivan extensas relaciones mercantiles
con los pueblos alemanes, y de cuya literatura, ciencias y progresos in­
dustriales puede sacar la República inmensas ventajas. Una clase de
alemán completaría la enseñanza de idiomas vivos en la multitud de
profesiones útiles. Lejos de mí, Exc. Sr., la idea de lucrar con semejante
proyecto; mi principal objeto, mi único deseo es ofrecer desinteresada­
mente mi contingente de ideas para que se desarrollen en esta República
los grandes elementos de progreso que ella encierra en su seno. Conozco
las calamidades que la afligen y la dificultad de atender a los gastos
de una nueva cátedra en la Universidad, por lo que me limito pedir
respetuosamente a V. E., se sirva decretar la creación de una clase de
alemán en la Ilustre Un. C., que daré gratis todo el tiempo que dure
la penosa situación de las rentas públicas o universitarias” .
Pero más interesante aún es la carta — desafortunadamente sin fecha—
que algunos de sus alumnos particulares dirigen al Secretario General,
presumiblemente al mismo tiempo que la petición personal de Ernst. Es
admirable la franqueza y la facultad de estos estudiantes para caracte­
rizar al joven profesor alemán de idiomas modernos y reconocer y eva­
luar su método hasta entonces desconocido en este país.
La primera parte de esta carta trata de la política com ercial y de la
necesidad que resulta de ahí de que los venezolanos estudien el alemán:
“ V. E. m ejor que nosotros conoce la grande extensión que ha tomado
entre nosotros en los últimos años el com ercio con Alemania, en tér­
minos de poder asegurar que sus puertos reciben en mayor cantidad
que los de cualquiera otra nación los productos exportados de Vene­
zuela, V. E. del mismo modo sabe, que com o consecuencia natural de
ese com ercio, sigue y seguirá aumentando entre nosotros el estableci­
miento de casas alemanas, ya tan numerosas, que también puede asegu­
rarse que en todos nuestros puertos y plazas mercantiles ellas son ma­
yores en número y más fuertes en capitales que las de las otras naciona­
lidades, y finalmente, porque V. E. no puede ignorar que en literatura
2.
Nota del autor: 2 de diciem bre de 1861.
106
y ciencias morales, es la pensadora Alemania más rica que algunas de
las naciones que se creen las más adelantadas, siendo su riqueza más
pura y de mayor quilate que otras más definidas en Venezuela. Los
estudios de la Alemania en la ciencia del derecho ocupan h oy el primer
puesto en la consideración de los sabios” .
Sólo la segunda parte de la carta se ocupa de la personalidad del joven
filólogo quien, después de sus estudios en la Universidad de Berlín,
ha logrado el título de doctor y de “ bonarum artium magister” en Leipzig,
“ ...n o s o tr o s que nos aprovechamos de las lecciones y trabajos del Sr.
Ernst o que somos testigos de su contracción, de su método práctico y
de inmediata utilidad en la enseñanza, nosotros que vemos que su es­
cuela, modestamente establecida hace poco más de un año, ha crecido
y sigue creciendo rápidamente, porque el interés de los padres por la
educación e instrucción de sus hijos no ha tardado en conocer en él
la excelencia del método y las dotes naturales y adquiridas del maestro,
no dudamos en asegurar a V. E. que la Universidad de Caracas haría
una importante adquisición si llegara a contar entre sus maestros en
la Facultad de Humanidades al Sr. Ernst” . La carta lleva 17 firmas.
El 13 de mayo de 1863, es decir, sólo 5 semanas después de la petición
de Ernst, el entonces presidente de la República, S. E. Rojas, dirige una
carta al Ministro de Educación, en la cual le participa su decisión de
fundar en la Universidad Central la cátedra de alemán y de entregarla
al Señor Gustavo A dolfo Ernst. En ella pide expresamente que se le
manifieste por escrito al profesor alemán cuánto estima el gobierno
que el Dr. Ernst exprese tan generosamente su agradecimiento hacia
Venezuela, “ donde ha sido recibido con el interés que le merece todo
extranjero, y más cuando viene a enriquecerlo, con sus conocim ientos” .
El nombramiento de P rofesor de Alemán, dirigido a Ernst personalmente,
lleva también la fecha de 13 de mayo. El 1° de junio el Rector com u­
nica al Director de Instrucción Pública: “ En cumplimiento de la reso­
lución del Supremo Gobierno fecha 13 del mes anterior, creando la
clase de alemán en esta Ilustre Universidad, tengo el honor de participar
a Uds. que en esta fecha queda instalada dicha asignatura” .
Los estudiantes tienen una clase diaria de alemán. Parece, sin embargo,
muy prematuro que se fije el primer examen final ya para el 9 de julio.
Miembros del Jurado son los profesores de inglés y francés, los exami­
nados son 2 doctores, 4 bachilleres y 4 oyentes sin título.
La impresión que causó este primer examen de alemán en nuestra Uni­
versidad en los participantes y no participantes se pone de manifiesto
en la redacción del acta del examen, completamente distinta de todas
107
las demás. La emoción sigue vibrando en el acta que generalmente se
escribe según un esquema seco y prefijado. “ . . .tomada la votación para
calificar la aptitud de los examinados y resultaron todos todos aprobados” .
La repetición de la palabra “ todos” es única en un acta de examen de
este tipo. Y no puede tratarse de un error, pues ningún acta está redac­
tada con faltas o negligencias. Ernst regala tres libros, com o premio
para los mejores alumnos; hace, pues, lo posible com o pedagogo bri­
llante para recompensar la aplicación de sus alumnos e incitar su pun­
d on or; el Rector “ felicitó al Sr. Catedrático por los progresos que ha
hecho en un mes en esta clase” . Una felicitación com o ésta tampoco
se encuentra en ninguna otra acta de examen. Lamentablemente no se
desprende del acta si el examen fue oral o escrito. Quizás el examen
incluía hasta un diálogo entre profesor y alumno en alemán. De cual­
quier manera, los alumnos mencionan en su carta de recomendación
dos veces el excelente método práctico del profesor Ernst. Si bien su
“ M étodo” sólo fue publicado rn 1874, comenzaría a elaborarse segu­
ramente desde el principio de su estada aquí. El libro está muy bien
estructurado, se nota claramente la form ación gramatical proveniente
de las lenguas clásicas: los ejemplos, que requieren alternativamente
traducciones al español y al alemán, se mantienen dentro de una forma
objetiva, natural y funcional y se refieren por lo general a la vida c o ­
tidiana; sólo en los pocos cuentos agregados com o material de lectura
se encuentran anécdotas y fábulas clásicas.
T odo está, pues, perfectamente encaminado, pero la historia de Vene­
zuela no se detiene. Ya en junio cae la dictadura de Páez. A ella sigue
la Federación triunfante que elige a Falcón Presidente. Consecuencia
natural de lo cual es el cam bio ministerial y el cam bio de Rector. En
una de las circulares rectorales de agosto se recomienda suprimir las
materias filológicas y de ciencias naturales ( A dolfo Ernst no tenía en
aquel entonces ninguna cátedra de ciencias naturales), que son de me­
nor importancia, puesto que no se pueden “ pagar sino a costa de las
cátedras más viejas y de mayor importancia que constituyen la base
de las facultades más antiguas y más necesarias” .
A la notificación del Ministro de Instrucción Pública, hecha en agosto,
de que el profesor Ernst estaría dispuesto a continuar su enseñanza
del alemán gratuitamente, no hay respuesta del R ector; sólo cuando
recibe en noviembre una nueva carta en tono algo extrañado, éste accede
al fin a reintroducir las clases de alemán y le pide a Ernst fijar en la
Secretaría hora y aula para sus clases diarias. En efecto, la enseñanza
se reinicia el 18 de noviembre de 1863.
108
El 22 de febrero de 1864, es decir, escasamente
reintegración, Ernst escribe de nuevo una carta,
nario, de color grisáceo. Su carta no conmueve
con la que está redactada sino sobre todo por
y revela la más profunda decepción.
3 meses después de su
en papel delgado, ordi­
sólo por la objetividad
lo que no está escrito
“ Cuando en ju n io del año pasado fue establecida la clase de Alemán
en la Universidad de Caracas, el infrascrito se ofreció de regentarla
gratis todo el tiempo que dure la penosa situación de las rentas públicas
o universitarias. Después del cambio de las autoridades políticas en
este país fue suprimida la clase, y por más de tres meses he continuado
las lecciones en mi propria (sic) casa. Hay ahora dos meses que fue
trasladada la clase a las localidades universitarias y he continuado mi
trabajo bajo las condiciones anteriores” .
El 2 de abril, la Universidad acepta la renuncia con pesar. La situación
financiera de la casa de estudio es pésima, “ de otra manera hace tiempo
habría remunerado de manera satisfactoria el gentil servicio voluntario” .
El nuevo Rector hace valer finalmente su convicción de que la ense­
ñanza filológica es superflua (también la enseñanza del inglés y del
francés se suspende), a pesar de la oposición del Ministro de Instruc­
ción Pública y del trabajo desinteresado de Ernst, quien abandona su
cátedra de alemán, pero no a sus estudiantes.
III
1874-1898
Sólo en el año 1874, es decir, 10 años más tarde, Ernst es nombrado
profesor de Ciencias Naturales y de alemán y permanece en su cargo
sin interrupción hasta el año 1899. Su posición en la Universidad está
consolidada, su fama com o científico crece cada vez más. Desde su
llegada a Caracas había dedicado todo su tiempo libre a la naturaleza
y ya en el año 1865 publicó un librito acerca de la vegetación de
Caracas.
La enseñanza del alemán se ha hecho habitual en la Universidad. Los
mejores discípulos de Ernst reciben todos los años libros de premio.
En 1879 el Em bajador alemán asiste a los exámenes. Los cargos pú­
blicos y los trabajos se multiplican. Desde 1876 Ernst es Director de
la Biblioteca Universitaria. En 1874 es director del recién fundado
Museo N acional; participa en todas las exposiciones agrícolas en Eu-
109
110
ropa y América en las cuales Venezuela está representada; en la cele­
bración del centenario del nacimiento de Humboldt, Ernst pronunció
el discurso de orden, para el centenario del nacimiento de Bolívar el
año 1833 publica un catálogo de 740 páginas con todos los productos
venezolanos representados en la Exposición Nacional. Finalmente su
obra de naturalista eclipsa la enseñanza del alemán. El 16 de julio de
1895, Ernst realiza el último examen de alemán con 4 candidatos. En
su nuevo pensum, dos años más tarde, la Facultad de Filosofía no prevé
ni enseñanza de idiomas modernos ni clásicos.
Prof. Dra. Federica de Ritter
Segunda Parte
IV
1946-1974
Titulares en los periódicos: ¡La Universidad Central de Venezuela vuelve
a fundar la Facultad de Filosofía y Letras! Igualmente se restablecen
las cátedras de idiomas modernos: alemán, francés, inglés e italiano.
El Decano fundador nombra a la Dra. Federica de Ritter profesora de
la Cátedra de Alemán, y en el año 1954 se funda el Departamento de
Alemán, que dirigirá la Profesora Dra. Ritter durante 16 años, basta
su jubilación el 1° de enero de 1970. Y existe desde entonces un núcleo
cultural alemán en la U C V : no se enseña solamente el idioma, sino hay
también revistas científicas y artísticas a la disposición del estudiantado,
la profesora Ritter dicta pequeñas charlas sobre muy variados temas
culturales, acompañadas de discos o ilustraciones de diversa índole, y
algunos libros recolectados dan comienzo a la form ación de una b i­
blioteca.
Aparte de las ciases del idioma, la profesora Ritter dicta las clases de
Literatura alemana en la Escuela de Letras.
Aprender la lengua alemana es más duro para los estudiantes que el
estudio de otros idiomas, razón por la cual el número de inscritos siem­
pre se reduce durante las primeras semanas del curso, pero a pesar de
esto, crece el interés por el alemán entre los estudiantes, de modo que
pronto se hace necesario contratar nuevos profesores para el Departa­
mento de Alemán:
111
La Dra. María de Tengler ingresa en septiembre de 1958;
La Prof. Lotte de Vareschi en noviembre de 1960, y
y la Prof. Ana María Gathmann en 1965.
La Biblioteca
La Dra. Ritter recibe donaciones de particulares, que en parte no tienen
valor literario, pero sirven para la enseñanza del idioma. Incluso la
Universidad concede varias veces dinero, a pesar de que la situación
económ ica parece no haber variado mucho desde los tiempos de A dolfo
Ernst. La ayuda más efectiva durante todos estos años provino de las
dos Embajadas: la de Austria dona repetidas veces libros, la de Ale­
mania regala libros, un tocadiscos y un grabador, consigue el envío
gratuito de revistas y periódicos alemanes, la Deutsche Forschungsgemeinschaft (Sociedad Alemana de Investigación) ayuda en la misma
forma. Especial agradecimiento merecen por sus gestiones los A grega­
dos Culturales, el Sr. Ivo Dañe, el Sr. Ivar Maenss y el Dr. Goetz Martius. Cuando, el 1? de enero de 1970, la profesora Vareschi se hace
cargo de la dirección, existe ya una biblioteca grande, la más grande
de todos los departamentos de idiomas, y — com probando la conocida
ley física de la fuerza magnética de la masa— la profesora recibe para
el Departamento de Alemán una generosa donación de la Martin Beheim
Gesellschaft (Sociedad Martin Beheim) por la mediación del Em baja­
dor de Alemania, el Dr. W. Truckenbrodt y el Agregado Cultural, Graf
Ballestrem, la cual casi dobla la existencia de libros.
La Hora Alemana Universitaria
La profesora Ritter trata de mantener, aun después de concluir los cur­
sos de alemán que duran 3 años, las relaciones entre los estudiantes y
la cultura de lengua alemana. En octubre de 1961 nace la Hora A le­
mana Universitaria, que quedó establecida desde entonces hasta hoy,
a pesar de todos los disturbios, allanamientos, etc. que desafortunada­
mente la interrumpieron algunas veces. Académ icos de habla alemana
de todas las facultades acudieron desinteresadamente, ya que el Depar­
tamento de Alemán por supuesto no puede remunerar las conferencias,
y discurrieron sobre problemas de muy variados temas. La regla im­
perante es 45 minutos de charla y después libre discusión. Como ejem­
plo mostramos la lista de conferencias que se dictaron el año lectivo
1961-1962:
W ie funktioniert ein A utom obil (C óm o funciona un autom óvil), Prof.
Jakob Seib, Ingeniería.
112
Der kritische A ugenblick im Leben Albrecht Dürers (E l momento crí­
tico en la vida de A lberto D u rero), Prof. Dr. Volkmar Vareschi, Ciencias.
D ie Idee der Natur bei Kant (La idea de naturaleza en K an t), Prof.
Alberto Rosales, Humanidades.
Beiträge der angewandten Wissenschaft zur Petroleumsuche ( Contribu­
ciones de la ciencia aplicada en la búsqueda del p etróleo), Prof. Erich
Molnar, Ciencias.
Musik und Mathematik (M úsica y m atem ática), Dr. Oskar Herz.
Die Fabriken der Petrochem ie in M oron (Las fábricas de la Petroquí­
mica en M orón ), Prof. Friedrich Weymayr, Ingeniería.
Heinrich von Kleist, Klassik und Romantik (H einrich von Kleist, cla­
sicismo y rom anticism o), Prof. Dra. Friederike de Ritter, Humanidades.
Das Nützliche und das Schädliche der Schlangen Venezuelas (L o útil y
lo dañino de las serpientes de V enezuela), Prof. Janis Roze, Ciencias.
Stiltendenzen der modernen Architektur ( Corrientes estilísticas
arquitectura m od ern a), Prof. Dr. Dirk Bornhorst, Arquitectura.
en la
Zahnerkrankung - Gähnakt - Gehirnkomplikationen (Enfermedades den­
tales - el acto de bostezar - complicaciones cereb ra les), Dr. Friedrich
Lepp, Odontología.
Entwurf einer Ontologie der Erkenntnis (P royecto de una Ontología del
C onocim ien to), Prof. Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, Humanidades.
Die neue Fassung des Virusbegriffes (La nueva concepción del virus),
Dr. Gernot Bergold, I.V.I.C.
Die Pflanzenwelt der venezolanischen Anden und des Auyantepui (La
vegetación de los Andes venezolanos y del A uyan tepu i), Prof. Dr.
Volkmar Vareschi, Ciencias.
Herakles, Sinnbild europäischer Kultur
tura eu ropea), Dr. Helmut Eisig.
(H eracles, sím bolo de la cul­
Dramatische P athologie: unser Herz (Patología dramática: nuestro c o ­
razón), Prof. Dr. Bär von Schilling, Medicina.
Friedrich Karl von S avigny: Geschichtliche Rechtswissenschaft (Historia
de la Jurisprudencia), Dr. Tatiana Bogdanowsky, Derecho.
Muchos de estos conferencistas se han “ sacrificado” repetidas veces.
Otros se agregaron — sería demasiado nombrarlos a todos, pero signi­
ficaría nombrar a casi todos los profesores de habla alemana de la
UCV, y de muchos académicos más.
113
Es cierto que la intención con la cual se fundó la Hora Alemana Uni­
versitaria sólo se cum plió en cierto m odo: el círculo de asistentes que
se da cita los miércoles en el Departamento de Alemán se compone
desgraciadamente de una mínima parte de venezolanos que aprendieron
alemán; la mayor parte de fieles amigos de la H.A.U. sí son venezo­
lanos, pero de habla alemana.
Una Hora Alemana Universitaria, más bien para principiantes, que
inicia la profesora Dra. Tengler en 1960, se extingue lamentablemente
pronto debido a la escasa asistencia: se leian o se contaban cuentos
sencillos, se hacían juegos de preguntas y de reflexión y se oían can­
ciones folklóricas.
Otras actividades
El Departamento de Alemán participa activamente en diversos campos
de la vida cultural alemana-venezolana: la profesora Dra. Ritter da
conferencias, escribe artículos, colabora con frecuencia con la A socia­
ción Cultural Humboldt, y cuando viene el grupo de teatro alemán de
Chile hacia los fines de año, se ofrecen mesas redondas acerca de las
piezas representadas.
Al mismo tiempo se hace toda clase de traducciones para otros profesores
o para cantantes y artistas, algunos de los cuales al mismo tiempo toman
un p oco de clases de alemán, aunque sea en lo que se refiere a sus textos.
Desde un principio se da gran importancia en el Departamento a la tra­
ducción de textos alemanes al castellano. En parte con la colaboración de
estudiantes, en gran parte gracias al incansable y excelente trabajo de la
profesora Ana María Gathmann y de la licenciada Yolanda Steffens,
aparecen:
Dra. Ritter: Karl Ferdinand Appun, “ En los T rópicos” .
Dra. Tengler: Albert Schweitzer, “ De mi infancia y juventud” .
Dra. Ritter: Doce novelas cortas alemanas.
Dra. Tengler: “ Las huellas de la vieja religión y del viejo derecho ger­
mano en el alemán del siglo X X ” .
Prof. Ana María Gathmann: Friedrich Gerstácker, “ V iaje por Venezuela en
el año 1868” .
Prof. Lotte de Vareschi: Elaboraciones teatrales de Schiller.
Y otras más, y una serie especial para la juventud.
Las relaciones con los demás germanistas de América del Sur (las profe­
soras Dra. Ritter y Prof. Vareschi son miembros tanto de la A LE G : A so­
U4
ciación Latinoamericana de Estudios Germánicos, com o de la Interna­
tionale Vereinigung für Germanische Sprache und Literaturwissenschaft,
y tomaron parte en varios congresos) facilitan frecuentemente el trabajo,
justamente en el campo de las traducciones.
Los Cursos
En 1959/60, con la entrada de los nuevos profesores, se introducen nue­
vos cursos de alemán, por ejem plo, cursos intensivos solicitados por el
Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico para los becados, pero,
ante todo, cursos especiales para las diversas facultades, los cuales varían
por los fines y el m étodo: hay cursos que tienen principalmente el objeto
de capacitar al estudiante a leer los textos de su materia específica (en
inglés “ reading knowledge” ) . Estos cursos son solicitados en su mayoría
por los estudiantes de Ciencias Naturales, por ejem plo, los de química,
biología, matemática, física y com putación; además, hay otras clases de
alemán a las cuales asisten sobre todo estudiantes de las diversas escuelas
de Humanidades (pero también los de biología) que tienen la meta de
que el estudiante, después de 3 años de estudios, domine el alemán hasta
cierto grado, o sea, que también lo hable.
Existen varios venezolanos que son hoy profesores en las diversas univer­
sidades o en el IVIC y que se especializaron en Alemania u obtuvieron
allí su título de doctor, sobre la base de sus estudios hechos en el Depar­
tamento de Alemán.
Los cursos para Humanidades y Ciencias Naturales han funcionado inin­
terrumpidamente hasta la fecha, mientras para otras escuelas y facultades
se establecieron, según la necesidad, cursos especiales, los cuales, sin em­
bargo, no continuaron durante mucho tiempo, por ejemplo, para Dere­
cho, Periodism o, Estudios Internacionales, etc.
Perspectivas
Todas estas disposiciones de la profesora Ritter continúan todavía; hoy
la profesora Vareschi da clases de Literatura alemana en la Escuela de
Letras. Está preparando el 2 9 tomo de las Novelas Cortas alemanas; una
traducción de W aggerl está lista para ser publicada. Además, está tra­
bajando en una pequeña historia de la literatura, especial para el uso de
estudiantes. Se hicieron traducciones, a veces voluminosas, para profeso­
res de otras facultades, com o por ejem plo, para el botánico Prof. Dr. Volkmar Vareschi, “ La radiación solar en los Llanos” , “ Semántica del dibujo
prim itivo” , etc., y el trabajo sobre los Páramos de Venezuela del profe­
115
sor Goebel. La profesora Ritter está terminando una traducción de la
gran obra de Koch-Griinberg sobre la Guayana venezolana.
Como extensión cultural, pueden mencionarse también “ Los D iálogos en
la Biblioteca” que la profesora Vareschi dirige en alemán en la A socia­
ción Humboldt, así com o los exámenes para los profesores de idiomas
del Instituto Goethe, de los cuales participa com o jurado.
Y com o perspectiva hacia un futuro que esperamos sea más activo toda­
vía, podemos mencionar que justamente este año se fundó la Escuela de
Idiomas, la cual abrirá sus puertas en 1975. Esto significa para nuestro
Departamento de Alemán la oportunidad para estudios germanísticos, que
concluyen con la licenciatura (además habrá cursos para la form ación de
intérpretes), con lo cual llegaremos por fin a alcanzar el mismo nivel de
las Escuelas de la Argentina, M éxico, y otras. Los primeros cursos c o ­
menzarán, bajo la dirección de la profesora Ana María Gathmann, en
enero de 1975.
Prof. Lotte de Vareschi
116
Bases neurológicas de la sexualidad
y la agresividad
Experimentos realizados en animales permiten acercarse a un
conocimiento de los mecanismos que dan lugar a la expresión
del sexo y al desencadenamiento de la violencia.
P or el D r . H o r a c i o V a n e g a s F .
*
Sexo y violencia. Par atrayente o repulsivo, inquietante o fascinante, an­
gustioso o redentor. De moda, en todo caso; lo que vale decir, fuente de
contradicciones, generador de actitudes y de acciones. Por encima, sin
embargo, de toda consideración ética o estética, del gusto o el disgusto,
está el hecho de que la sexualidad y la agresividad no solamente son
componentes fundamentales en el comportamiento normal del individuo,
sino que constituyen factores imprescindibles para pretender la felicidad,
organizar la jerarquía y la posesión, y garantizar la descendencia.
En una forma simple, la sexualidad podría ser definida com o el conjunto
de características que distinguen a las hembras de los machos. Además
de los conocidos aspectos crom osóm icos y m orfológicos, dos aspectos
funcionales son de gran relevancia: la hembra adulta posee ciclos; y el
comportamiento sexual de la hembra es típicamente diferente al del ma­
cho, com o es bien conocido. Lo interesante de estos dos elementos de la
sexualidad es que ambos tienen su origen en el cerebro, y no en la h ip ó­
fisis, los ovarios o los testículos, que son las glándulas tradicionalmente
conocidas com o secretoras de las hormonas relacionadas con el sexo. En
efecto, el mecanismo generador de los ciclos sexuales reside en una p or­
ción del cerebro denominada hipotálamo, la cual constituye el piso de la
región cerebral ubicada entre los dos hemisferios, es decir, en el centro
de la cabeza.
El papel del cerebro en la génesis de la sexualidad
El ciclo sexual es un proceso que se repite cada 28 días en la hembra
humana y cada 4 días en la rala hembra. En esta última se ha logrado
El Dr. Vanegas se graduó de M édico-Cirujano en la Universidad Central de Venezuela en
1962, y de Doctor en Fisiología (P h .D .) en la Universidad de Yale, EE.UU., en 1968.
Desde 1969 es investigador en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, y
desde 1973 es además miembro de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Hum boldt.
117
demostrar que la secuencia de fenómenos que constituyen el ciclo se debe
a la acción de la alternancia d ía/noch e sobre el hipotálamo. En efecto, a
través de sus conexiones con el resto del sistema nervioso, el hipotálamo
recibe inform ación sobre la luz y la obscuridad del ambiente y, de alguna
manera aún desconocida, “ va llevando la cuenta” de los días y las noches
y así va indicando a la hipófisis y los ovarios cada paso que hay que dar
desde el comienzo del ciclo hasta el sangramiento final.
Resulta ser — y no por casualidad— que también en el hipotálamo residen
los mecanismos que, al detectar el sistema nervioso la presencia de un
congénere del sexo opuesto, desencadenan un conjunto de actitudes, m o­
vimientos y posiciones que conducen — e incluyen— al acto sexual. No
menos importante es el hecho de que, para que el hipotálamo pueda fun­
cionar con tales resultados, es preciso que se encuentre bajo el efecto de
las hormonas sexuales respectivas. Es decir, el hipotálamo de la rata
hembra, por ejemplo, bajo el efecto de las hormonas ováricas y ante la
presencia de un macho de la misma especie, pondrá en ejecución una serie
de actos que van desde ciertos saltitos y carreritas hasta la adopción de
una posición en que la hembra yace sobre el vientre, con el tórax cerca
del piso y las caderas elevadas, lista para que el macho la monte. Y el
hipotálamo del macho que ve y huele a una hembra en celo hará que éste
la persiga y la monte solamente cuando sus niveles de hormonas testiculares sean adecuadamente elevados.
La pregunta que se plantea entonces es ¿p o r qué el hipotálamo de la hem­
bra es capaz de ciclar y de generar un comportamiento sexual de tipo
femenino, y por qué el hipotálamo del macho es incapaz de ciclar y gene­
ra un comportamiento sexual tan diferente? Lo prim ero que viene a la
mente ante tal pregunta es la posibilidad de que el sexo hipotalámico sea
determinado en el momento mismo de la fecundación. Es bien conocido
que si un óvulo es fecundado por un espermatozoide que tenga el crom o­
soma sexual tipo Y , el ser que resulta de esa fecundación poseerá testícu­
los, y si el espermatozoide fecundante es de tipo X , el ser resultante p o ­
seerá ovarios. Se ha demostrado, sin embargo, que lo que determina el
sexo del hipotálamo no es el sexo crom osóm ico del animal, sino que, en
realidad, todos los animales — hembras o machos— mientras dure su de­
sarrollo fetal, poseen un hipotálamo fem enino, es decir, uno capaz de
ciclar en la edad adulta y de generar un comportamiento sexual de recep­
tividad al macho. L o que hace que ese hipotálamo femenino se masculinice es la presencia de hormonas testiculares al final de la vida intra­
uterina, lo cual normalmente ocurre, por supuesto, sólo en el macho. En
efecto, si a una hembra recién nacida se le inyectan hormonas testicula­
res, cuando llegue a ser adulta carecerá por completo de ciclos y se com ­
118
portará com o un macho si se le inyectan hormonas testiculares. Por el
contrario, si un macho es castrado al nacer, privándolo así de sus hor­
monas testiculares, y, al llegar a adulto, se le implanta un ovario, presen­
tará ciclos com o cualquier hembra de su especie. Igualmente, si a un
macho castrado al nacer se le administran hormonas ováricas al llegar
a adulto, presentará un comportamiento sexual típicamente femenino.
En resumen, el hipotálamo — tanto en los machos com o en las hembras—
es primordialmente femenino. La masculinidad es una desviación de este
programa original causada por las hormonas testiculares al actuar sobre
el hipotálamo cerca de la fecha del nacimiento. En otras palabras, Adán
proviene de Eva, y no com o se pensaba.. .
El comando central de la agresividad
No solamente es el hipotálamo el centro neural de la sexualidad, sino tam­
bién el de la agresividad. Es relativamente fácil estimular el hipotálamo
de — digamos— un gato, y hacer que éste descargue un violento ataque
sobre otro gato o sobre una rata. En efecto, en un gato anestesiado es
posible insertar una o varias agujas de acero o platino a través de la
bóveda craneana, de form a tal que estas agujas, denominadas electrodos,
atraviesen el cerebro y sus puntas queden ubicadas en diversas regiones
del hipotálamo. El extremo superior de cada electrodo es fija d o al hueso
mediante cemento dental de manera que sobresalga por encima de la piel,
la cual se sutura debidamente. El animal entonces se recupera de la ope­
ración y vive normalmente sin que los electrodos le ocasionen la menor
molestia, ya que, contrariamente a lo que se pensaría, la penetración de
la masa cerebral por dichos electrodos no produce trastorno alguno.
El experimento consiste en pasar pequeñísimas corrientes eléctricas a tra­
vés de las puntas de los electrodos, de manera de excitar ciertos grupos
de células nerviosas del hipotálamo durante varios segundos. En esta fo r ­
ma, el experimentador imita los procesos que normalmente activan a estas
células debido a influencias externas o internas al animal. Al conectar la
corriente, el gato se alerta, comienza a caminar lenta y amenazadoramente
por la jaula, la cabeza baja, los dientes expuestos en un prolongado gru­
ñido, el pelo de la espalda y de la cola totalmente crispado, las garras
extendidas, y, al localizar una rata u otro gato, lanza un feroz ataque
con zarpazos y mordiscos. Esta secuencia de fenómenos puede ser inte­
rrumpida en cualquier momento si se apaga la corriente de estimulación;
entonces el gato recuperará instantáneamente la “ compostura” y mirará
en derredor con expresión de extrañeza, especialmente si se encuentra
entre sus colm illos el cuello ensangrentado de una rata. Este despliegue
de intensa agresividad puede ser iniciado y detenido a voluntad por el
119
experimentador, una y otra vez, innumerables veces diarias, durante la
vida del animal, con sólo prender y apagar la corriente de estimulación.
Más aún, el grado de agresividad puede ser variado a voluntad aumen­
tando o disminuyendo la intensidad de dicha corriente.
Es necesario enfatizar que el ataque inducido por la estimulación eléctrica
del hipotálamo no es una descarga automática o refleja, ciega y despro­
vista de relación con el ambiente. En este caso hay, es cierto, un incon­
trolable impulso agresivo cuyas características y consecuencias son per­
fectamente predecibles, pero este impulso en todo momento permite al
animal adaptarse a las características del ambiente, tal com o ocurre en la
vida normal. Así, el animal explorará libremente en la búsqueda de un
objetivo atacable, salvará obstáculos, y modificará su técnica de ataque
según el animal atacado esté anestesiado, por ejemplo, o se defienda v
contraataque.
Un hecho bastante común, aunque poco conocido, es que diariamente se
implantan electrodos en el cerebro de ratas, gatos, monos, seres humanos,
etc., en innumerables centros científicos y clínicos del mundo, de manera
que normalmente existe un gran número de individuos que son sometidos
a estimulación eléctrica del cerebro con fines investigativos o terapéuticos.
Muchos de estos individuos no necesitan ni siquiera estar alambrados
directamente al aparato que produce la corriente de estimulación, sino
que sus electrodos están conectados a un diminuto receptor de radio lle­
vado detrás de la cabeza, el cual recibe la señal de estimulación emitida
a distancia por un transmisor que está b a jo el control del investigador o
de una computadora. En esta forma se puede, por ejemplo, estimular el
hipotálamo de uno o varios monos que viven libremente en una gran jaula,
y así estudiar los efectos de la agresividad sobre la estructura jerárquica
y las relaciones sociales. Y sería una provocación sugerir al lector la p o ­
sibilidad de que seres humanos pudieran ser igualmente sometidos al
control remoto de su agresividad.
La violencia ambiental, los trastornos sexuales y las úlceras
El hipotálamo, por supuesto, funciona normalmente en acoplamiento con
el resto del sistema nervioso central y con el sistema hormonal del orga­
nismo, y a través de estos sistemas recibe las influencias del ambiente
externo, social, y del ambiente interno, fisiológico. El hipotálamo a su
vez influye también sobre la secreción de adrenalina, que activa el c o ­
razón y el sistema nervioso, y de hidrocortisona, que ayuda al organismo
a defenderse contra la tensión y el trauma físico o mental, pero que al
mismo tiempo puede causar irritación y ulceración del estómago y el
duodeno. En el hipotálamo también residen los grupos de células ner­
120
viosas que responden al apetito, la sed y la saciedad, y que regulan la
ingestión de comida y de líquidos, el metabolismo y el crecimiento.
El medio ambiente externo puede entonces, al ser percibido por el sis­
tema nervioso, imprimir su influencia sobre el hipotálamo. Esta influen­
cia va desde la que ejercen los días y las noches sobre el ciclo sexual,
hasta las tensiones que se suscitan entre el individuo y sus congéneres
o el medio ambiente físico. Es fácil imaginarse cóm o estas tensiones
cuotidianas pueden, al afectar el funcionalismo hipotalámico, alterar el
ciclaje sexual, aumentar la agresividad, crear una úlcera gástrica, m o­
dificar el apetito, y arruinarle la vida sexual a un individuo. Igualmente,
un individuo con profundo malestar interior — mental, hormonal o vis­
ceral— se tornará agresivo y su deseo sexual estará seriamente trastor­
nado. Por último, cabría preguntarse, ¿qué pasará, por ejemplo, a un
ser humano, varón por poseer un crom osom a tipo Y, que al final de su
vida intrauterina carezca de hormonas testiculares en cantidades sufi­
cientes para masculinizar su hipotálamo? ¿C óm o responderá en su vida
adulta ante sus congéneres de uno u otro sexo?
Y qué fascinante resulta especular sobre el hecho de que los grupos
celulares hipotalámicos que regulan el apetito sexual están ubicados a
escasísimos milímetros de aquellos que regulan la agresividad, y conec­
tados con éstos. Un ser enamorado defiende su prenda con exaltada fe­
rocidad. Y la distancia entre el amor y el odio también podría medirse
en escasísimos milímetros. . .
Sexo y violencia: pareja de moda. ¿H a sido el hipotálamo humano arras­
trado por el ambiente externo a ser más sexual y más agresivo? ¿O
simplemente somos los mismos hombres de antes pero nos expresamos
ahora con más soltura? ¿S on estas expresiones la manifestación de una
grave y creciente “ enfermedad hipotalámica” ? ¿O representan el pro­
greso hacia una sincerización que nos hará más saludables en el futuro?
Aún no lo sabemos.
B IB1.I0G R A FIA
Flynn. J. P., H. Vancgas, W . Foote and S. Edwards: Neural mechanisms involved in a rat’ s
attack on a rat. E n : R. Whalen et al. (e d s .), The Neural Control o f Behavior, Academic
Press, New York, 1970, pp. 135-173.
Harris, G. W .: Sex hormones, brain development and
627-648; 1964.
brain
function. Endocrinol., 7 5 ( 1 ) :
Schwartz, N. B .: Control o f rhythmic secretion of gonadotropins. En: L. Martini et al. (e d s .),
The Hypothalam us, Academ ic Press, New Y ork, 1970, pp. 515-528.
121
Formas e ideales de la enseñanza
universitaria en Alemania
P or el
D
r
. E
rnesto
M
ayz
V
a l l e n il l a
En nuestro precedente BOLETIN ordinario N? 9, A ño 1973 (1 97 4 ), que re­
cientemente entró en circulación , y con referencia a las ocho conferencias que
fueron publicadas en dicha entrega, seleccionadas de las 38 que fueron pro­
nunciadas en nuestro auditorio en el año 1973, se explicó en el Preámbulo a
dicha entrega: “ Tres de dichas conferencias enfocan temas de gran actualidad,
cuales son los referentes a la importancia de los estudios universitarios y su
problemática, y otro, en ciertos aspectos relacionado con éstos, acerca de la
importancia que tiene el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
(IV IC ) en la preparación de especialistas venezolanos esenciales al apremiante
desarrollo que en los campos de las ciencias y las técnicas exige el país” . Se
trataba de “ La Universidad que tenemos y la que necesitamos” , por el d o c­
tor Rafael José Neri, R ector de la Universidad Central de Venezuela; “ Las
Relaciones de las Universidades y Jas Industrias del País” , por el Dr. Blas
Lamberti, R ector de la Universidad M etropolitana; “ Becas en el Exterior” ,
por el Dr. Francisco Kerdel Vegas; e “ IVIC 73” , por el Dr. Raimundo V i­
llegas, quien era Director del Instituto Venezolano de Investigaciones C ientí­
ficas cuando pronunció su conferencia en el auditorio de nuestra Asociación
(13-11-73).
Al ser solicitada del Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, Rector de la Universidad
“ Simón Bolívar” , una colaboración especial para el presente número aniver­
sario de nuestro BOLETIN, acerca de un tema que versase sobre la proble­
mática universitaria, amablemente se dispuso a com placernos y, como ferviente
partidario de los Estudios Generales, desde hace veinte años o más (véase “ Era
Atóm ica, Era de Síntesis” , por W alter Dupouy, en la Revista Venezolana de
Síntesis, Año I, N ° 1, Caracas, Julio-Septiembre 1954, pp. 13/23, 1 9 ), nos
hizo la entrega del denso ensayo que aquí damos a conocer, que bien podría
llevar el título “ Hacia un nuevo Humanismo” .
La Comisión Editora
INTRODUCCION
Hablar acerca del tema de las universidades alemanas reviste una sig­
nificativa importancia en los actuales momentos. Ello puede servir no
sólo para hacer resaltar algunos aspectos concretos de la vida académica
en Alemania, sino incluso para lograr que la atención se oriente hacia
un modelo institucional de universidad, donde a través del esfuerzo de
sucesivas generaciones y gracias al aporte de brillantes mentalidades,
se reúnen los frutos de las teorías y experiencias pedagógicas que han
servido de fundamento a los más altos ideales de una auténtica paideia:
123
aquella que al paso de los siglos se ha ido gestando y perfeccionando
com o expresión de los incentivos y motivaciones de la cultura occidental.
Pero, además de esto, el análisis del intracuerpo ideológico de las uni­
versidades alemanas ofrece para nosotros un interés extraordinario si
pensamos en las circunstancias y realidades que al presente rodean nues­
tra propia conciencia universitaria. Como venezolanos no podemos ig ­
norar en esta hora — donde la universidad busca afanosamente su orien­
tación en medio de un profundo desasosiego e inquietud— la obligación
moral en que estamos de consag;rar todos nuestros esfuerzos a esclarecer
sus problemas con el fin de alcanzar una genuina y más acabada con ­
cepción de su idea y su misión.
Nada m ejor para lograr esos elevados fines que volver la vista hacia
aquellas corporaciones académicas que, por su dignidad y trayectoria,
pueden servirnos de modelo. La universidad alemana, en cuanto realidad
histórica, acusa en su estructura institucional — ya sedimentada cierta­
mente por los años, mas no insensible por esto a los requerimientos de
la época— algunos síntomas semejantes a los que hoy se plantean con
sorprendente dramaticidad en este nuevo horizonte de la América. No
en balde lo que está en crisis son los fundamentos mismos de la univer­
sidad com o institución, y no simplemente sus externas y contingentes
características. Por ello, en el seno de aquellas universidades, sus men­
tores y rectores se desviven, al igual que nosotros en estas latitudes, por
encontrar las soluciones más adecuadas para enfrentarse a las necesi­
dades que plantea una verdadera y consciente “ reform a” de sus bases.
El creciente dom inio de la técnica en el mundo contemporáneo, el debi­
litamiento y quiebra de los soportes que alimentaban la clásica con ­
cepción de la universitas, el progresivo y exacerbado auge del especialismo — con las consiguientes transformaciones que han impuesto en
los ideales de la form ación y la enceñanza— son problemas que afectan
y cuestionan, en una dimensión universal y en la zona de su más p ro­
funda y sustantiva raigambre, la realidad y la idea de la universidad de
nuestro tiempo.
Por eso creo que volver la vista hacia aquel modelo institucional que
encarnan las universidades alemanas, estudiar sus fundamentos histó­
ricos, indagar y reflexionar sobre las nuevas teorías que hoy ensayan
y, en fin, mantenerse atento al legado de experiencias que nos entregan
com o frutos de sus actividades, no carece de importancia si queremos
afrontar la tarca, ineludible e inaplazable, de estudiar el problema uni­
versitario de nuestro país desde la perspectiva que impone la edad que
nos rodea. Ojalá así sea com prendido por el distinguido auditorio que
ha venido aquí esta noche. Al ofrecer esta conferencia deseamos que
124
en ella se vea no sólo un esfuerzo por presentar el repertorio de ideas
y motivaciones que sustentan, guían y esclarecen la labor pedagógica
en las universidades alemanas, sino, al propio tiempo, un empeño cuya
meta más elevada se cumpliría si lograra suscitar en todas las concien­
cias la reflexión y la meditación acerca de nuestra propia realidad uni­
versitaria. Ya que de ello urgimos hoy más que nunca y en su logro está
comprometido el auténtico destino de nuestra generación.
I
LA MORFOLOGIA DE LA ENSEÑANZA
Ante todo es menester que com o paso previo — tratando de alcanzar la
máxima claridad en nuestra exposición— fijem os somera y provisio­
nalmente un primer concepto de lo que hemos de entender b a jo el título
de “ enseñanza” . Emplearemos para lograr este preliminar y necesario
concepto — en lugar de un procedimiento definitorio que acuse de una
vez por todas sus notas abstractas— un método descriptivo, de inspira­
ción si se quiere fenom enològica, que otorgue paulatinamente sus in­
gredientes concretos a través de la descripción y el análisis de su con­
tenido.
La descripción de lo que sea el enseñar nos lleva por lo pronto a concluir
lo siguiente: enseñar es, en el sentido más lato de la palabra, mostrar
algo. En la enseñanza escolar — sea la de la escuela primaria, la del
liceo, o la que se imparte en la universidad— tal sentido original de
la palabra se conserva íntegramente. En la escuela primaria se enseña
a los niños “ mostrándoles” las letras del abecedario; en el liceo se en­
seña a los adolescentes “ mostrándoles” los elementos fundamentales de
las asignaturas correspondientes a este ciclo ; en la universidad se enseña
a los jóvenes “ mostrándoles” o “ detnoslrándoles” los resultados de la
ciencia, constituyendo semejante “ dem ostración” solamente una modali­
dad más avanzada — aunque en su fondo idéntica— de una genuina
“ m ostración” . Así, pues, en la mostración se enseña algo; o, com o tam­
bién podemos decir ahora, se enseña “ mostrando'’ algo.
Pero el sentido del enseñar lleva implícito un fin. Se enseña algo a al­
guien para que éste lo aprehenda. En ello radica el significado más
fundamental del “ aprender” ; aprehender — captar o capturar— lo que
otro enseña o muestra. Aquel que enseña algo, deja que el otro lo apre­
henda. O, incluso, lo conduce de la mano — ya que tal es el sentido
original de la palabra “ pedagogía” — hasta un sitio o perspectiva que
permita, a quien es conducido, aprehender lo que se le enseña o muestra.
125
Mas de esta primera descripción, donde el enseñar se nos ha revelado
com o un mostrar, se desprende de seguidas otra caracterización que es
muy importante señalar. En efecto, ya de la descripción anterior puede
colegirse que todo proceso de enseñanza tiene, por así decirlo, tres tér­
minos que son esenciales y sin los cuales no es posible hablar propia­
mente de enseñar. Estos tres términos son: el que enseña, el que aprende,
y el objeto de la enseñanza — lo que se enseña— , que es propiamente
el saber. De tal form a puede decirse que todo proceso de enseñanza
adopta idealmente la figura de un triángulo y que, asimismo, hablando
todavía idealmente, uno de los lados de ese triángulo se encuentra re­
presentado por quien enseña — el profesor— , otro por quien aprende,
el estudiante, y el tercero por aquello que se enseña y aprende: el saber
en cuanto tal.
Ahora bien, así com o en la geometría los triángulos pueden adoptar
diversas modalidades — gracias a la alteración y com posición de sus
lados— , de la misma manera el proceso de la enseñanza puede variar
al acentuarse la importancia de uno de los elementos que la integran.
Cuando hablamos de “ m orfología de la enseñanza” estamos justamente
apuntando a este fenómeno que se describe ahora y cuya realidad con­
siste — com o se nota fácilmente— en las posibles y variables formas
que puede adoptar el proceso de la enseñanza en tanto que uno de sus
elementos básicos cobra importancia y predomina sobre los otros.
El intento de esta conferencia, en su primera parte, es señalar precisa­
mente las formas que la enseñanza adopta en las universidades alemanas
y mostrar cóm o en ellas pueden rastrearse — incluso en los aspectos ex­
teriores de las modalidades representadas por las “ clases teóricas'” o
“ conferencias” ( Vorlesungen) frente a los “ seminarios” (Seminar) y
“ ejercicios” (U ebung) — dos tipos de enseñanza contrapuestos. En una
de ellas — en las clases teóricas— , por encontrarse acentuada la im por­
tancia del profesor, veremos que la enseñanza es y resume un genuino
enseñar. En la otra, por ser la función del estudiante de capital im por­
tancia, la enseñanza es, antes que un enseñar, un verdadero aprender.
Correlativamente a estas variaciones, también el saber — aquello que
se enseña o aprende— altera en cada caso su estructura en cuanto ob­
jeto de la enseñanza.
Para mostrar concretamente estas cuestiones dentro de las formas de
enseñanza que hemos señalado, utilizaremos consecuentemente — ya que
tiene la inmensa ventaja de hacer visibles y corpóreas las ideas más
abstractas— el mismo procedimiento descriptivo que hasta ahora hemos
empleado. Para tal fin tendremos que anteponer y comparar sistemá-
126
ticamente lo que sean, en sus aspectos incluso más externos, una clase
teórica y un seminario. De esta manera, y gracias a las notas concretas
que logrem os apresar mediante la descripción de ellos, lograremos que
las cuestiones que sehan mencionado adquieran su verdadero sentido,
revelando eo ipso la profunda importancia que poseen para comprender
— ya en el plano de una pura teoría—- las diversas concepciones peda­
gógicas a que responden esas dos formas de enseñanza.
La “ Vorlesung” es una enseñanza que se realiza por medio de una con ­
ferencia dictada por un profesor frente a un auditorio de estudiantes.
En ella se reduce, generalmente, a leer un manuscrito en el que trata
un tema especial del curso anunciado com o materia o asignatura del
semestre.
Por ser ésta que describimos la forma exterior en que se desarrolla el
proceso de la enseñanza, es de notar que la parte activa de la misma,
vale decir, la función principal de ella, la ejerce y realiza el profesor,
ya que todo el enseñar se reduce a la lectura y trasmisión de aquel
manuscrito frente a su auditorio.
En esta lectura que realiza el profesor, la enseñanza impartida tiene
una orientación marcadamente instructiva, lo cual significa que quien
enseña se reduce a “ mostrar” o a “ instruir” a los alumnos acerca de un
“ algo” . Para lograr tal finalidad, el profesor utiliza el procedimiento
de “ señalar las aristas” de ese “ algo” , de “ indicar su presencia” , o de
“ informar sobre su existencia o modos de com portam iento” . En estas
indicaciones, señalamientos o informaciones, lo que el profesor hace,
en síntesis, es mostrar o demostrar ya el “ qué” , ya el “ por qué” , el “ c ó ­
m o” , el “ cuánto” o el “ cuándo” del objeto del saber, según sea la índole
específica de la ciencia o de la disciplina a la cual pertenece el saber
mostrado. Sea, por ejemplo, una disciplina de índole físico-matemática,
el profesor mostrará entonces el aspecto “ cuantitativo” — el “ cuánto” —
del objeto del saber. Si se trata de una disciplina o ciencia descriptiva,
mostrará entonces el “ cóm o” ; y si se trata de una disciplina o ciencia
de naturaleza filosófica, la mostración o la demostración versará sobre
el “ por qué” del objeto del saber. En las disciplinas de índole histórica,
com o de suyo se comprende, la mostración incide sobre el “ cuándo” , etc.
Ahora bien, esta mostración, señalamiento o inform ación — sea cual fue­
re la índole específica de la materia sobre la que verse y sea cual fuere
el aspecto que trate el profesor de mostrar en el objeto del saber — re­
viste siempre la form a de un anuncio o enunciamiento de un saber de
índole temática sobre el objeto. De tal manera, en las clases teóricas,
el saber mostrado se otorga siempre bajo la form a de una solución, de
127
una definición o un resultado, los que, en cuanto tales, anuncian
enuncian temáticamente el saber enseñado.
o
Esta estructura del saber — su aspecto de solución, definición o resul­
tado, b a jo el cual es mostrado al estudiante— nos indica desde ahora
que, en semejante modalidad de la enseñanza instructiva, el alumno no
se pone en contacto inmediato con el saber en cuanto proble7na radical,
sino, antes bien, en cuanto saber temático, o sea, com o solución o resul­
tado de un problema.
Justo en base de tales notas descriptivas, que hemos brevemente deli­
neado, podemos ahora, sistemáticamente, poner en claro los aspectos
más esenciales que definen esta form a de enseñanza que se halla corporeizada en las clases teóricas o conferencias (V orlesu n g en ).
1 I Una primera nota de semejante enseñanza es el predominio total
y exclusivo de la actividad del profesor en su proceso. Por ser el pro­
fesor quien desarrolla la clase, quien la orienta y dirige, su importancia
en ella es primordial, reduciéndose la actividad del estudiante a un pa­
sivo recoger lo que le enseñan.
2)
De este rasgo propio de la enseñanza impartida, podemos colegir
inmediatamente otra decisiva nota que la caracteriza. En efecto, al pre­
dominar en ella la actividad del profesor, su form a específica y funda­
mental es la de un enseñar, quedando con esto tácitamente diferenciada
de cualquier otra modalidad de enseñanza donde ésta puede caracteri­
zarse principalmente por ser un aprender.
3)
En tercer lugar se caracteriza este tipo de enseñanza por ser una
modalidad instructiva, en la cual el saber que se imparte reviste siem­
pre el aspecto de un tema, que el profesor se reduce a señalar o a enunciar.
4)
Al ser así, en la “ Vorlesung” no se aprende un saber “ personal”
que brote com o producto del propio pensar subjetivo del estudiante en
forma de autoproblema, sino que, dado en form a de solución o resul­
tado temático por medio de aquel enunciamiento informativo, el saber
que se otorga en tal enseñanza es siempre impersonal o asubjetivo.
Pero llegados a este punto, y teniendo una idea general de lo que es
una “ Vorlesung” , justo es que ahora comparemos semejante
forma
instructiva de la enseñanza con otra que denominaremos formativa y
cuyo proceso se halla representado por la modalidad propia de los semi­
narios y ejercicios.
Ante todo es de hacer notar que, tanto en los seminarios com o en los
ejercicios, la función básica del proceso no se encuentra centrado en el
128
profesor, sino justamente, y por contraste, en el estudiante. O dicho en
otra form a: el centro y eje del proceso de la enseñanza es el estudiante
y es él quien realiza la función activa de la misma.
En efecto, ya incluso en la form a externa en que se desarrolla el semi­
nario, se puede encontrar un indicio confirm ativo para esto que ahora
describimos. En los seminarios — al contrario de lo que sucede en las
clases teóricas o conferencias— , los estudiantes no forman simplemente
un auditorio pasivo frente al profesor que lee su clase. Reunidos por
lo general en torno a una mesa presidida por éste, los estudiantes rea­
lizan una labor activa al entregarse a la lectura y comentario de un
texto escogido para el curso. Mas no sólo
se reduce la actividad del
seminario a semejante lectura y comentario.
Instantáneamente, por decirlo así, en aquella reunión surgen problemas,
divergencias acerca de la interpretación del texto, opiniones y réplicas,
y, tal com o es de suponer, no pasa mucho tiempo sin que el ambiente
— por más inocente c inofensivo que pueda parecer lo que se lee— se
encuentre dominado por un clima de animada discusión y ardiente
diálogo.
Se entabla, pues, el diálogo, y el profesor todo lo que hace — óigase
bien— es vigilar y orientar el desarrollo de éste, interviniendo en una
form a especial ya para plantear, con más exactitud los problemas sur­
gidos y previamente descubiertos por los estudiantes, ya para dirigir
la discusión hacia nuevos campos problemáticos, o, incluso, para fo r ­
mular sus propios puntos de vista sobre los tópicos discutidos, pero
sin querer por esto — obsérvese también este matiz— que sus opiniones
personales se consideren com o soluciones definitivas en el diálogo que
se sostiene.
Debemos subrayar asimismo que, en el momento de producirse la dis­
cusión, cada estudiante — llevando la iniciativa del aprendizaje— es
dueño de si mismo para preguntarse y responderse sobre la cuestión que
está en disputa y sobre la cual se dialoga. En esta form a se enfrenta
el estudiante a los problemas, tratando de embestirlos con su pensar
ingenuo y poniendo a prueba los instrumentos de su form ación en cier­
nes. El problema, lleno de enigmas y poderosamente guarnecido de
dificultades intrínsecas, se plantea frente a él y lo domina con sus fuer­
zas. El sentido de este aprender los problemas en los seminarios no se
orienta a que el estudiante los descifre y solucione, sino que más bien
tiene el significado de un ejercicio gimnástico, progresivo y m etódico,
destinado a enseñar al estudiante a ser un activo buscador del saber
mediante el adiestramiento del pensar — del propio y personal pensar
129
de cada individuo, que es la única base de donde puede emerger y
desarrollarse un aprender activo— en la lucha responsable con los p ro­
blemas del saber.
Mas nótese que, casi sin proponérnoslo, hemos apuntado a otra dispa­
ridad entre las notas del seminario y aquellas que se han puesto de re­
lieve en la clase teórica. Allá, dijim os, el saber en cuanto tal era presentado
al estudiante b ajo la form a de una solución o resultado de índole temá­
tica; ahora, com o estamos viendo, el saber adopta la estructura de un
problema.
Pues, en efecto, una de las notas básicas que caracterizan a esta m oda­
lidad de la enseñanza impartida en los seminarios es que la estructura
del material de la enseñanza — la estructura del objeto del saber— an­
tes que ser un tema (un saber tem ático) es un saber por esencia pro­
blemático. Gracias a ello, el alumno se familiariza no sólo con los con­
cretos problemas que se plantean com o cuestiones especiales de la ma­
teria que estudia dentro de su esfera profesional, sino que al propio
tiempo acostumbra su pensar a enfrentarse con estructuras auténtica­
mente problemáticas. Comprender, y sobre todo resolver un problema,
com o de suyo es evidente, requiere un aprendizaje verdaderamente
activo, en contraposición a lo que hemos visto en la “ Vorlesung” , donde
tal aprendizaje era pasivo. En ella — com o se recordará— el problema
venía por lo general resuelto o solucionado de antemano, siendo ofre­
cido al estudiante (por medio de una simple indicación o señalamiento)
com o un tema cuya validez “ objetiva” no veía éste brotar desde las
fuentes de su propia subjetividad problematizada, sino más bien com o
un saber asubjetivo que estaba “ allí” (fuera de él) y simplemente se le
indicaba com o un objeto ajeno.
Pero justamente de tales notas, que hemos brevemente descrito, surgen
las diferencias
básicas que caracterizan la enseñanza formativa frente
a la que se ha
denominado instructiva. Sistematicemos
estas notas,aun­
que sea someramente, para lograr de talmanera un delineamiento aún
más preciso de sus opuestas formas.
1)
Si en la enseñanza instructiva vimos que el p olo predominante del
proceso se hallaba representado por el profesor, en esta nueva form a,
com o lo observamos, tal función primordial queda asignada al estudiante,
quien es el que desarrolla su propio aprendizaje por medio de la lec­
tura dialogada.
2)
Si allá se vio que la estructura del objeto del saber era la temática,
com probam os ahora que en la enseñanza formativa tal estructura pre­
senta la característica de ser esencialmente problemática.
130
3)
Si en relación con la primera modalidad de la enseñanza se con­
cluyó que el sentido del aprender era pasivo, ahora com probam os que
en esta otra resulta un aprender activo. En efecto, es activo y además
personal, pues el saber que se cosecha en el aprendizaje del problema
surge desde el propio hontanar del pensamiento subjetivo, siendo el
pensar que se piensa a sí mismo la fuente más original de donde surge
el saber sobre el problema.
Todas estas notas — que brevemente quedan delineadas y sistematizadas—
confluyen, com o decimos, a la caracterización de una form a de ense­
ñanza frente a otra. Si la modalidad de la enseñanza propia de la “ Vorlesung” se ha denominado instructiva — caracterizándose por medio de
semejante término su esencial rasgo de ser fundamentalmente un en­
señar que sólo tiende a “ señalar” o a “ mostrar” un saber temático— ,
ahora la enseñanza propia de los seminarios y ejercicios debemos deno­
minarla formativa. Ella, en efecto, se encuentra dirigida primordialmente
a form ar — y no simplemente a informar— al estudiante. Su finalidad,
en tal sentido, es la de form arlo en su capacidad de aprender y, conse­
cuentemente, a desarrollar en él sus fuentes de pensar, ya que sólo de
éstas puede brotar aquel aprender por medio del cual cada individuo
puede posesionarse y hacerse dueño del saber en cuanto problema.
No vamos a tratar aquí — pues esta conferencia tiene una índole muy
general— acerca de la m etodología que cada una de estas formas de
enseñanza requiere para lograr su cumplimiento. Permítasenos, no obs­
tante, aludir ligeramente a este asunto, ya que, además de bailarse en
íntima relación con las cuestiones esbozadas, tal vez mediante su con­
curso podamos despejar, o quizás hacer visible, una última nota des­
criptiva que no carece de importancia para conseguir que estas dos
modalidades pedagógicas queden perfecta y sistemáticamente circuns­
critas en sus contornos.
“ M étodo” — palabra de donde se form a el término “ metodología” —•
quiere decir, en su acepción más original, “ cam ino” . M etodología es
ciencia o enunciamiento de los caminos, esto es, de los métodos o vías
que deben seguirse para “ enseñar” “ algo” a “ alguien” .
Como se comprende, hay varias vías o caminos a seguir para enseñar
algo a alguien. Se puede, por ejemplo, com o en el caso de la “ Vorlesung” , seguir un camino en el que, llevando a quien se enseña de la
mano, se le muestra el “ algo” indicándole su presencia, señalándole su
existencia, inform ándole acerca de sus modos de comportamiento, etc.
Como es de observarse, aquí fundamentalmente se realiza una conduc­
ción directa de aquel a quien se enseña hacia una solución, hacia un
131
resultado, hasta un tema. El profesor conduce de la mano al estudiante
y le muestra la solución del saber.
Cuestión en extremo diferente es lo que acontece en los seminarios.
Aquí quien realiza la ducción no es el profesor. Es — y entiéndase bien
esto— el propio saber. Es el problema — o m ejor dicho, lo enigmático,
lo discutible, lo dialogable que encierra en sí el problema com o incen­
tivo— el que debe seducir y el que seduce verdaderamente al estudiante.
Hablando estrictamente — y ya que ahora hemos contrapuesto estos dos
matices del verbo latino que traducen en su etimología radical al ori­
ginal griego— aquí no hay una verdadera conducción, sino más bien
una auténtica seducción. No es que el profesor conduzca de la mano al
estudiante hacia el saber, sino que todo el proceso del aprender consiste
en una seducción que ejerce el problema — el propio saber— sobre el
estudiante.
El profesor lo que debe hacer es avivar esta seducción, fortalecerla y
encauzarla, para que de tal m odo el discípulo — entregado a aprehender
el problema, seducido por él— siga el camino que le imponga su propia
vocación. Como su mismo sentido lo dice, semejante vocación llama a
los problemas y siente
las llamadas que éstos hacen desde el propio
fondo del pensar — con
sus incentivos enigmáticos.
Como se nota, pues, la metodología — ese recóndito arte de enseñar los
caminos, que destella soterradamente en toda verdadera pedagogía y prin­
cipalmente en todo genuino pedagogo— , es diferente en uno y otro caso.
Pero aquí, desgraciadamente, y aunque el tema nos resulte subyugante,
no podemos pasar de estas primeras descripciones.
Queda clara, no obstante, a la luz de estas breves insinuaciones, aquella
última nota descriptiva que nos propusimos señalar en relación a la d i­
versa modalidad de la enseñanza instructiva y la formativa. Si allá obser­
vamos que el arte de mostrar el camino era una conducción directa que
realizaba el profesor hasta el límite de la solución o del resultado del
saber (hasta el límite de un saber tem ático), ahora en cambio vemos que
el arte de mostrar el camino en la enseñanza formativa consiste en una
seducción que ejerce o debe ejercer el problema — con sus enigmas—
sobre el estudiante. En tal sentido, com o hemos dicho, la gestión ductora
del profesor debe limitarse a poner al estudiante “ en vías” o “ en camino”
— a “ encaminarlo” — hacia donde aguardan los problemas con sus in­
centivos de seducción, con sus enigmas, con sus estructuras discutibles,
en base de los cuales, ya consigo mismo, ya con los otros, el estudiante
logre entablar un verdadero diá-logo — una convivencia íntima y perso­
nal con el saber— que lo haga capaz de descubrir por sí mismo la verdad.
132
Mas ya es hora de expresar lo siguiente: a la luz de estas dos formas de
enseñanza, que apenas quedan escuetamente delineadas, puede notarse
cóm o dentro del seno de las universidades alemanas se debaten dos con ­
cepciones pedagógicas de sentido contrapuesto. Una enseñanza — la ins­
tructiva— que cree ver su ideal docente en la trasmisión de conocim ien­
tos (me atrevería a llamarla concepción clásica de la enseñanza), y otra
que divisa su meta no en semejante labor de inform ación — cuyo deside­
rátum se halla representado por el consecuente desarrollo del tan preciado
“ espíritu de erudición” germánico— , sino en la form ación de un saber
personal lograda mediante el despliegue de las capacidades del propio
aprender. Esta última concepción, por ser originaria en su más genuina
expresión del espíritu que inform a la tradición filosófica del romanticis­
mo, me atrevería a denominarla concepción romántica de la enseñanza.
Con respecto a la idea de la universidad, el ideal de una la concibe com o
un centro superior de instrucción, donde ésta debe trasmitirse “ enseñan­
do” . La otra cree ver en ella no tanto un sitio al cual se asiste para adqui­
rir un saber doctrinario, sino una institución cuya finalidad estriba en
completar la form ación del individuo gracias al perfeccionamiento de sus
facultades de aprendizaje. En tal sentido, en lugar de proponerse “ ense­
ñar” un saber meramente objetivo por medio de la instrucción, ella de­
bería proporcionar la suficiente y necesaria form ación que necesita toda
persona para empezar a “ aprender’ '. Vista así la situación, a la luz de
esta última idea, la universidad debe ser una institución que “ enseñe a
aprender” . Por ello, frente al lema tradicional del “ enseñar instruyendo” ,
característico de la concepción clásica de la enseñanza, el movimiento
romántico proclama la célebre fórmula del “ dejar aprender” : dejar y
hacer que el estudiante desarrolle “ su” saber en el despliegue de un pro­
pio, íntimo y personal aprender.
Séame permitido añadir que de la admirable convivencia de ambas con ­
cepciones dentro de las universidades alemanas, de su conjugación y de
su perfecto balanceado equilibrio, es de donde nacen las altísimas virtu­
des que son características de la enseñanza que en ellas se imparte.
II
LOS IDEALES DE LA ENSEÑANZA
La segunda parte de esta conferencia versará — com o se expresa en su
tíulo— acerca de los ideales de la enseñanza universitaria en Alemania.
Pero ya al decir esto, y al señalar que la exposición tratará sobre aqué­
llos, al propio tiempo se anuncia que su intención no es simplemente el
133
estudio de las realidades logradas y efectivas, sino más bien el bosquejo
de las aspiraciones, deseos y tendencias que sirven com o puntos de mira
o modelos hacia los cuales se trata de encauzar la labor de la enseñanza
para reformarla y cumplir de tal manera un determinado designio pe­
dagógico.
T odo ideal revela, com o tal, una insatisfacción ante el presente y postula,
asimismo, una meta hacia el futuro. Desde semejante perspectiva pode­
mos afirmar que si se quiere entender lo que son y expresan los ideales
de la enseñanza en la universidad alemana contemporánea, se debe ante
todo comprender y tener presente cuál es el horizonte de realidad con el
que ellos se enfrentan al proponer su reforma. Se debe, por esto, esbozar
la situación de la universidad contemporánea — buscando sus raíces en
el pasado— a fin de ver qué se encierra en un ideal com o el de los Estu­
dios Generales (Studium Generale), cuya realidad se postula com o un
desiderátum dentro de la actual reforma. A esbozar este ideal de los Es­
tudios Generales — y a dibujar la situación presente contra la cual se
pretende reaccionar— es a lo que dedicaremos esta parte final de nuestra
conferencia.
La universidad, com o se sabe, nació de la entraña de la cultura medieval,
encarnada en la unidad, función e idea de la llamada universitas ( “ universitas magistrorum et scholarium” ) .
En cuanto institución de esa cultura, ella resumió el afán del hombre por
hacerse dueño de un sistema de saberes, si bien polifacéticos, ordenados
y jerarquizados en base de una superior comunidad y, además, señalada­
mente orgánicos y unitarios. Contribuía al logro de semejante imagen del
saber — orgánica, unitaria y jerárquica— , el hecho de que la realidad a
la cual éste respondía, construida sobre la vivencia religiosa de un autén­
tico universo, se hallaba también perfectamente estructurada en forma
similar. En tal sentido, aquel saber, encajando cabalmente dentro de su
orden, era capaz de definirla, sin hiatos ni fisuras, en todos sus enlaces
y regiones. En efecto, la realidad en total — el universo— se concebía en
la Edad Media dividido en los dominios del mundo y del alma, y com o
fin supremo de ellos, otorgándole unidad a este binom io, se postulaba al
creador de ambas: a dios. El saber del hombre se resolvía así en saber
del mundo — o cosm ología— , en saber del alma — o psicología— , y en
saber de dios— o teología. La universidad estaba destinada a enseñar
esos tres saberes. Y los enseñaba, precisamente, haciendo de ellos una
totalidad orgánica, con sentido de unidad, y revestida de un patente
orden jerárquico.
Es por ello, com o ahora se comprende, que el saber impartido en las
universidades medievales abarcaba en su dimensión omnicomprensiva a
134
todos los saberes, valga decir, era total, universal, “ católico” , en el sen­
tido primitivo que tiene esta voz griega. No enseñaba la universidad
este o aquel saber regional especializado, sino que su tarea consistía en
trasmitir un saber que le permitiera al estudiante — cuando egresara de
ella— dominar todas las posibles perspectivas de la realidad y, de tal
manera, poseer un conocim iento acerca de todas las cosas y dominios
del universo: un saber verdaderamente universal.
Ese saber, además, era un saber orgánico y unitario, pues todas las cues­
tiones de una ciencia (gracias precisamente a que así era la estructura
de la ciencia en aquella época) estaban ligadas con los problemas de las
restantes. Tanto la psicología com o la cosm ología se hallaban conectadas
entre sí, a la vez que sus problemas y disputas — debido al orden jerár­
quico que predominaba en el saber— encontraban también inmediata
repercusión en el dom inio de la teología. De acuerdo a ello, el saber c o ­
menzaba con las disciplinas terrenales — vgr. con las matemáticas p ro­
pias de la cosm ología— y se elevaba paulatinamente, sin perder los nexos
con las inferiores, hasta las disciplinas supraterrenales, donde se encerra­
ban los misterios y dogmas acerca de la divinidad. Para ilustrar este
consorcio de disciplinas — en las que el vínculo de las primeras estaba
efectivamente presente dentro de las últimas— recuérdese, por ejemplo,
las extrañas doctrinas teológicas, de inspiración neopitagórica, que se
sucedieron en la Edad Media a partir del intento de teología angélica
propuesto por Filón y continuado por Plotino.
Pero justamente lo que deseamos subrayar al recordar esta situación es
que el estudiante medieval — al ir traficando lentamente el ciclo de su
preparación escolar, y al culminarla con sus estudios de teología— salía
de la universidad pertrechado con un saber orgánico y unitario sobre la
realidad, dominando gracias a él todas las posibles perspectivas de aquel
mundo. Justo por esto podemos decir — aunque parezca una redundan­
cia— que el saber universal del medievo hacía al hombre que lo poseía
un ser capaz de enfrentarse con el universo: con “ su” universo. La uni­
versidad era una verdadera universitas: un sistema de saber universal so­
bre el “ universum” que tenía com o objeto.
Mas aquel mundo medieval se desintegró al paso de los años. Y a al
apuntar el Renacimiento, en el ímpetu pagano de éste, notamos el afán
del hombre por romper la barrera que los dogmas teológicos ponían a
su saber modelando la estructura orgánica, unitaria y jerárquica del mun­
do. De ese ímpetu pagano, de ese orgiástico impulso del saber que desveló
ante el hombre a la naturaleza y a él mismo frente a sí, desnudo en sus
miserias y grandezas, surgió la que llamaría Galileo la ciencia nueva:
la ciencia moderna.
135
La ciencia moderna, atónita ante el inmenso legado de nuevo saber que
le ofrecía la experiencia renacentista, quiso imponer un principio metó­
dico para proseguir el desarrollo de lo que estaba todavía en germen.
Impuso, así, un “ orden m etódico” en el saber — un nuevo orden que ya
no era el que dominaba la perspectiva del saber en el medievo— , y me­
diante su concurso creyó restituir cierta apariencia de unidad en el des­
mesurado campo de la ciencia que se intuía y empezaba a cultivar.
Pero, en verdad, lo que operaba este nuevo plan metódico — sin p rop o­
nérselo quizás conscientemente— era la más radical diversificación entre
las múltiples esferas del saber que com ponían la ciencia de aquel tiempo.
Divididas éstas por sus métodos, y separadas radicalmente las regiones
de objetos sobre los que versaba el conocim iento, el m encionado intento
condujo precipitadamente hacia la más completa división de ellas, acele­
rando la aparición de un tipo de saber monofacético. Compelido el saber
en su afán de conocim iento por las divisiones que sembraban de abismos
infranqueables el seno de la ciencia, se ve surgir entonces el fenómeno
de la especialización, justo com o una réplica sustantiva de la situación
pasada a la que ya no podía adaptarse. Perdida para el saber toda posi­
bilidad de dominar el horizonte entero de la realidad, y obligado ade­
más por lo desmesurado que se hacía en cada parcela a reducir progre­
sivamente sus perspectivas abarcadoras, se transformó consecuentemente
en un saber de especialidades, donde ya la dimensión del conocim iento
que resumía no se valoraba por la pluralidad de objetos y conexiones
sobre las que versaba, sino más bien por el mayor o menor número de
notas singulares que aportaba sobre un solo objeto individual. Seme­
jante transformación, cuyos gérmenes verdaderamente los siembra el R e­
nacimiento, pero que se desarrolla y cobra m áximo impulso sólo en sus
postrimerías, marca la curva de transición histórica entre esa época — don­
de por contraste refulge impresionantemente la universalidad del co n o ci­
miento en un Leonardo— y nuestra Edad Moderna, en cuyo seno apenas
Goethe se atreve, con poco éxito, a iniciar una tentativa semejante.
Pero basten estas breves indicaciones para nuestros propósitos. No esta­
mos interesados en his-toriar la génesis del especialismo, sino en ver qué
resultados ha traído su presencia para la organización de la enseñanza
universitaria.
Podemos rastrear las consecuencias que impuso la especialización sobre
la idea de la universidad constatando históricamente la nueva organiza­
ción académica que se revela en ella a partir del surgimiento de este fenó­
meno. Frente a la escalonada y jerárquica organización que exhibía en
la Edad Media — donde los estudios se realizaban a la manera de un
continuo avanzar en los saberes, desde los más elementales hasta los su­
136
periores, pero siempre conservando entre sí un nexo de unidad, organicism o y jerarquía— , la imagen de la universidad moderna, repitiendo o
reflejando el fenómeno que ocurre dentro de las ciencias, ofrece el espec­
táculo de una institución destinada a enseñar no un saber unitario y
orgánico, sino una diversidad de saberes, inconexos y heterogéneos, entre
los cuales no parecen existir otros vínculos que no sean aquellos que los
agrupan (a veces artificialmente) b a jo la tutela de una determinada cien­
cia o disciplina por obra de su lejano origen. Símbolo o imagen de esta
situación en el intracuerpo de la organización universitaria es la paralela
desconexión de sus antiguas facultades y su transformación en células
autónomas e hipertrofiadas, que ya no forman en su seno una verdadera
y auténtica unidad funcional. Dentro de estas facultades hipertrofiadas,
algunas veces, incluso, los institutos y departamentos de que se com po­
nen — dedicados al cultivo de disciplinas cada vez más independientes
entre sí— no guardan otras conexiones que las simplemente administra­
tivas, al par que los estudios en ellos realizados no poseen tampoco vincu­
laciones efectivas, ni responden a la idea de ser esfuerzos orientados ha­
cia una finalidad común y sintetizadora.
Pero si esto es constatable en el plano de la organización puramente aca­
démica, por no decir administrativa, nos importa subrayar especialmente
lo que tal estado de cosas ha reportado com o consecuencia para el ideal
de form ación que se postula en la universidad contemporánea.
Dividida ésta en facultades incomunicadas, la actividad total que se desa­
rrolla en su seno se ha vuelto asimismo desconexa y especializada. Ello
ha traído por resultado que el horizonte del saber que se muestra a quien
aprende se empequeñezca progresivamente en su dimensión abarcadora y
restrinja las perspectivas de visión que brinda a un mínimum casi incon­
cebible. El “ interés científico” que guía la enseñanza en una determinada
facultad es tan reducido en sus puntos de contacto con el “ interés cien­
tífico” de las otras — justo por la absoluta desconexión en los campos de
las ciencias especializadas— , que quien ha aprendido una determinada
disciplina, junto a este aprendizaje unisapiente, cosecha una cabal ign o­
rancia, y hasta una bien marcada tendencia a “ querer ignorar” , para los
campos científicos en que otras disciplinas se afanan por lograr sus pro­
pios frutos. No existe, de tal m odo, en la enseñanza universitaria que se
proporciona, ninguna aspiración a desarrollar un saber con sentido uni­
versalista, o con visos de unidad y organicismo, que sea capaz de poner
en contacto a quien aprende con la totalidad de la ciencia en cuanto idea.
Al contrario, embalada com o se encuentra la enseñanza en el camino de
la especialización, su ideal es form ar “ especialistas” , “ técnicos” , “ p rofe­
sionales” , sin importarle al parecer el hecho de que nadie ignora tanto los
137
problemas más cruciales que afectan a la ciencia, amenazando incluso la
validez de sus métodos y con ello sus propios resultados, com o aquel que
cultiva su especialidad con aire de suficiencia y sordera casi progra­
mática.
Pero la ciencia -— en su sentido más auténtico y profundo— no es afortu­
nadamente la que se aplica a enseñar la universidad contemporánea, ni
tampoco la que cree divisar en su ciega unisapiencia la visión restringida
del especialista. A pesar de que su aspecto externo pueda parecer diver­
sificado por la proliferación de los métodos regionales y por las innume­
rables especies de objetos singulares a que presta atención, en su fondo
— en la raíz misma que orienta y rige su nacimiento y su destino— la
ciencia es un Todo unificado sustancial o funcionalmente por sus funda­
mentos. A jen o a esto, el especialista, el técnico o el profesional, tiende a
ignorar las otras ciencias, sin darse perfecta cuenta de que algunas veces,
en revoluciones que ocurren en dom inios aparentemente alejados de su
particular esfera, se debaten cuestiones y problemas que colocan en si­
tuaciones críticas a sus propias aseveraciones, así com o a los resultados
que logre mediante el empleo de métodos que ya. en otros campos cien­
tíficos, se han demostrado caducos, inservibles o inadecuados. La simple
consideración de la panorámica actual de la ciencia — la dramática dispu­
ta que en el campo de las más acreditadas ciencias naturales sostienen los
físicos, los matemáticos y los quím icos por hacer prevalecer sus respecti­
vos m étodos y defender la preeminencia fundamental de sus correspon­
dientes objetos— basta para llenar de acongojante plenitud el peso de
nuestras afirmaciones. Y esto para no mencionar el ya tradicional debate
entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu, que plantearía el
problema en otras dimensiones.
Pero a la par de este peligro — por el cual pocas veces los especialistas
se pasean, ya que se encuentran imposibilitados para hacerlo—- acecha
quizás otro más grave, cuyo examen nos permitirá analizar el problema
de la form ación cultural que proporciona la universidad actual a sus egre­
sados.
Ingresamos a la universidad — permítaseme que hable ahora en primera
persona para evitar suspicacias— con una vaga idea de que al egresar
de ella saldremos transformados en hombres “ cultos” , es decir, en indi­
viduos poseedores de un repertorio de saber que sea capaz de brindarnos
la posibilidad de hacernos entender lo que está pasando en el mundo, lo
que está ocurriendo en la ciencia, lo que se confabula a nuestro alrededor
com o atmósfera y destino de nuestro propio tiempo. En tal sentido, nos
imaginamos que la universidad nos puede proporcionar un saber que,
en síntesis, nos haga capaces de escudriñar nuestro horizonte de posibi­
138
lidades vitales y, asimismo, de contestarnos, en relación a ellas, quiénes
somos, qué es el mundo, cuál es nuestro porvenir. Interrogaciones y res­
puestas que definen un mínimum de inquietud metafísica que incluso el
más positivista no puede negar en ningún hombre.
Al ingresar en la universidad — com o he dicho— alimentamos aquella
secreta esperanza juvenil. Cuando damos el
paso decisivo de nuestra en­
trada a ella — tal vez porque la euforia de ese tiempo nos impulsa a la
más íntima sinceridad— confesamos ingenuamente nuestra ignorancia de
todo y frente a todo. Mas, a la par de ésta, y salvándonos de caer en un
precipitado escepticismo o desaliento, nos acompaña una íntima y a veces
no inexplícita arrogancia. Sí, creemos y aseguramos que al salir de allí,
poseedores ya de nuestro título académico, estaremos en capacidad de
saber todo aquello que ignoramos. Para lograr tal fin — para obtener y
atesorar ese mundo de conocim ientos y saberes— nos dedicamos a estu­
diar, a aprender, a investigar.
Pero qué sucede al salir graduados de la universidad. Cuál es nuestra
situación real y verdadera al ser poseedores del título por el que tanto
nos afanamos en nuestros largos años de estudio. El ideal que nos ofrece
la universidad contemporánea es el de hacernos esresar de ella transfor­
mados en “ profesionales-especializados” . Por medio de esto — confesé­
moslo— antes que ponernos en capacidad de respondernos aquellas pre­
guntas y de cumplir con los deseos que nos habían impulsado al apren­
dizaje de un saber, lo que hace es transformarnos en hombres cjue, ade­
más de poseer apenas un restringido conocim iento sobre un diminuto te­
rritorio de su propia disciplina, tienen en germen la conciencia de que es
imposible salir de esta limitada esfera del saber hacia otra cualquiera.
O dicho en más precisa form a: la universidad nos confiere una concien­
cia perfectamente limitada por las barreras de un saber y, a la vez, trági­
camente consciente de su limitación. En efecto, ya entonces, traspasado el
primer umbral de la juventud, es hora en que nos hallamos en trance de
madurez para ser capaces de confesarnos lo siguiente: que para conocer
algo de esas otras esferas que no son la nuestra, para empezar siquiera
a comprender el extraño lenguaje que en ellas se habla y que ni lejana­
mente tiene semejanzas con el de nuestra propia disciplina (piénsese, por
ejemplo, no sólo en las com plicaciones que las matemáticas pueden tener
para un médico, sino, generalizando el problema, en los tecnicismos que
utiliza para expresarse cualquiera disciplina científica en su actual estado
de desarrollo), sería necesario dedicarle todo nuestro tiempo a su apren­
dizaje. Y nuestro tiempo vital — he aquí lo trágico de esta situación—
además de ser estrictamente limitado, debemos dedicarlo por completo al
139
estudio de las minucias más insignificantes que atestan de saber técnico
la estrecha esfera profesional en que nos movemos.
Cierto es que la universidad — digamos esto en compensación— nos p ro­
porciona todos los medios, teóricos y prácticos, para movernos con capa­
cidad en nuestra reducida órbita de saber. Pero más allá de este saber,
estrictamente limitado, salimos de ella sin saber más nada, y sobre todo
estigmatizados con esa fatal conciencia del especialismo que actúa en n o­
sotros haciéndonos cada vez más herméticos, más solitarios, más anaco­
retas dentro de nuestro diminuto territorio de conocimientos especiali­
zados.
Somos, com o ha dicho Ortega y Gasset, con esa su genial pupila para
acusar más bien los vicios que las virtudes de nuestra época, los nuevos
bárbaros modernos. Fuera de la perspectiva de nuestra especialización
— la que nos ayuda para entendernos y hacernos comprender tan sólo
por un reducido grupo y para otear apenas un minúsculo horizonte del
universo— existe, y lo sospechamos, todo un mundo de saber. A este
mundo extraño no intentamos siquiera asomarnos, pues nos sobrecoge
algo así com o el vértigo de sentirnos perdidos en medio de un desconocido
océano. Para olvidarnos de esto, casi para consolarnos, nos hemos vuelto
solitarios sacerdotes de nuestro propio saber especializado. Dentro de sus
muros hacemos nuestra celda, en ella oramos y casi orgullosamente — aun
ignorando lo que sea el mundo, lo que seamos nosotros mismos, y sin la
remota esperanza de que ese saber sea capaz de revelarnos lo que pueda
ser nuestro porvenir— , nos sentimos paradójicamente seguros y perfecta­
mente guarnecidos dentro de sus límites.
Frente a semejante situación — que me he permitido delinear con cierta
amplitud para hacer más vivos los contrastes— podremos ahora com pren­
der cabalmente lo que representa para los fines de la form ación univer­
sitaria el ideal que expresan los llamados Estudios Generales.
Como realidad académica surgieron éstos por obra de la reunión anual
de los diversos rectores de las universidades alemanas congregados el año
de 1950 en Oberaudorf. En base de una recomendación adoptada en aque­
lla reunión, se resolvió dar carta de naturaleza institucional a una vieja
tendencia que, inspirada primordialmente en el humanismo humboldtiano,
se venía insinuando en el ambiente cultural de Alemania, sobre todo a
partir del reinicio de las actividades académicas después de la última
guerra. En el día de hoy, pasado el período inicial de experimentación y
arraigamiento, los Estudios Generales se encuentran estatuidos en los p ro­
gramas de casi todas las universidades germánicas, constituyendo una de
las metas fundamentales que orientan el desarrollo de la enseñanza supe­
140
rior. Preclaras mentalidades pedagógicas, científicos del mayor renombre,
filósofos y estudiantes, parecen ver en ellos el signo más promisor que
puede descubrirse en los ideales de la form ación universitaria. Es justo
— entonces— que nosotros conozcam os su intracuerpo ideológico, a fin
de meditar en las consecuencias que su aplicación pudiera tener en rela­
ción a los ideales de form ación que hoy se persiguen en aquellas univer­
sidades.
Al ser estatuidos com o realidad académica, los Estudios Generales fueron
creados bajo la form a de una nueva Sección de los Estudios Superiores,
la cual, por obra de su especial naturaleza y finalidad, venía a resultar
com o un punto de unión entre las diversas facultades universitarias con ­
sagradas ya secularmente. Su creación obedeció, primordialmente, al in­
tento de contrarrestar y de solucionar, en lo posible, aquellos dos proble­
mas que se han apuntado en el curso de esta exposición, a saber: la desin­
tegración progresiva de la idea de universidad y las graves consecuencias
que, por obra de la especialización, se plasman en el ideal de la form a­
ción académica. Justo a ver cóm o intentan contrarrestar los Estudios
Generales estos dos fenómenos, tan cruciales y decisivos para nuestra
época, es a lo que dedicaremos la parte final de nuestra exposición.
En efecto, finalidad suprema de los Estudios Generales es restituir, en lo
posible, la vigencia de la auténtica idea de la universitas dentro del h ori­
zonte de exigencias que circundan la institución universitaria contem po­
ránea. Con esto, com o de suyo se comprende, se ataca decididamente el
primer aspecto problem ático a que se ha hecho mención. Mas no se trata
con ello — óigase bien— de querer restituir en la universidad contem po­
ránea la arquitectura total de la universidad medieval para salvarla así
de la progresiva desintegración a que se encuentra expuesta por obra del
desarrollo y avance de la ciencia. Se trata sólo — y así hay que com ­
prenderlo, aunque a primera vista cueste entenderlo en sus matices— de
rescatar en lo posible la idea o esencia de la universitas. . . para inform ar
y remodelar con el espíritu de ella (y hasta donde sea posible) la pro­
pia e intransferible arquitectura de la universidad contemporánea. M e­
diante esto se busca imprimir en la universidad de nuestros días el sen­
tido de institución orgánica y unitaria que aquella idea le comunicaba a
la institución del medievo.
Sería vano empeño — con el grado de especialización a que han llegado
en nuestra época los saberes de las distintas parcelas y la consecuente
diversidad que se plasma en los órganos de la enseñanza académica—
querer hacer una universidad que, por el milagro administrativo o docente
que fuera, pudiera recobrar la fisonom ía de la institución del medievo.
141
N o menos quim érico resultaría, dadas estas realidades, querer estatuir
com o ideal de la enseñanza un saber de tipo medio, general y hom ogéneo,
que se repartiera com o una síntesis enciclopédica en grados o escalones
sucesivos. Esto, además de ser una utopía plagada de errores pedagógicos
y carente de toda base real, sería im practicable en nuestro tiempo. La
especialización, en cuanto fenómeno histórico, hay que aceptarla tal c o ­
mo se presenta, con sus virtudes y defectos, pues ella se enraíza en una
situación social inm odificable p or medio de procedimientos meramente
utópicos. En tal sentido, si la especialización, com o hemos visto, responde
a un desarrollo de la ciencia, no en balde semejante desarrollo se encuen­
tra acompañado por una situación social y económ ica que representa un
dato inmoldeable de nuestra propia época. Querer ignorar este dato, o
cerrar los ojos frente a la propia ciencia, sería por tanto una actitud ilusa
carente de todo realismo.
A este respecto, lo que intentan los Estudios Generales — cuando se pro­
ponen rescatar la idea de universitas— no es suprimir ni la especializa­
ción ni la arquitectura definida de la universidad contemporánea, aunque
sí crear entre los diversos saberes especializados (y entre cada una de
las diversas facultades en que ellos están representados) conexiones de
intereses científicos. Se trata con esto de lograr que cada facultad univer­
sitaria — que es sím bolo de una ciencia o de un conjunto de disciplinas
autónomas dentro del vasto campo del saber— otorgue su colaboración
en una labor común y sintetizadora para rescatar así, en lo posible, un
vínculo de organicism o y unidad en la idea de universidad.
Queremos puntualizar, aunque sea brevemente, qué sea esta “ labor co­
mún y sintetizadora” para que ella, además de quedar nítidamente dife­
renciada de toda semejanza con aquella borrosa utopía, no permanezca
flotando en el aire com o un enunciado abstracto y carente de base prác­
tica.
La labor común y sintetizadora de la enseñanza, dentro del plan de los
Estudios Generales, se lleva a efecto por medio de estas dos medidas:
1)
Propiciando el contacto entre las diversas facultades, es decir, ha­
ciendo que sus intereses científicos coincidan en zonas de interés com ú n ; y
2)
Proporcionando un tipo de enseñanza en la cual — gracias al espe­
cial tratamiento que encuentran ciertas materias por parte de sus exposi­
tores— pueda suscitarse el interés no sólo de los alumnos que las tengan
com o asignaturas obligatorias de su especialidad, sino también el de
otros muchos estudiantes que, aun perteneciendo a facultades distintas,
o sin tenerlas com o materias obligatorias, puedan encontrar en ellas algún
estímulo o incitación intelectual. Para llevar a efecto esos cursos — cuya
142
naturaleza y orientación explicaremos seguidamente— además de los
horarios ordinarios, se ha instituido el llamado “ día universitario” .
Comentemos brevemente ambos aspectos del programa académico de los
Estudios Generales.
Hemos visto que la situación concreta de la universidad contemporánea
se caracteriza fundamentalmente por estar dividida en facultades donde
el saber que se enseña se encuentra herméticamente encerrado dentro de
los límites de cada región de disciplinas. En la facultad de ciencias físi­
cas y matemáticas, vgr., se enseñan exclusivamente física y matemáticas;
en la facultad de medicina, ciencias médicas; en la facultad de filosofía,
metafísica, lógica, psicología, etc. Pues bien: lo que se proponen concre­
tamente los Estudios Generales es obligar a salir de este aislamiento a
cada parcela del saber y, en lo posible, a crear conexiones de intereses cien­
tíficos entre dominios que se encuentran artificial e inexplicablemente
incomunicados. Se busca así, además de propiciar la conquista de un ho­
rizonte de saber más amplio que el obtenido simplemente por el apren­
dizaje unisapiente de una determinada disciplina, crear un vínculo de
unión — un verdadera y efectiva conexión— entre los intereses científicos
de las diversas facultades que dentro de la idea de universidad represen­
tan las herméticas regiones de las disciplinas autónomas. Propiciar am­
plitud en el horizonte del saber y crear esta conexión de intereses cientí­
ficos entre las facultades, es justo el primer objetivo a que se enderezan los
esfuerzos de los Estudios Generales.
En efecto: ¿quién duda, por ejem plo, que se puede establecer un contacto
entre la facultad de filosofía — o m ejor dicho, entre los estudiantes y
profesores de psicología de dicha facultad— , y los estudiantes y profeso­
res que en la facultad de medicina se ocupen de estudiar los pormenores
del sistema nervioso? ¿N o resultaría en extremo form ativo, vgr., para
un profesor de psicología que se dedicara a estudiar casos de psicopatología por lesiones del cerebro — un caso que ya de por sí está hablando
de su “ especialismo” — , si pudiera dialogar acerca de su investigación
con un colega, profesor de la facultad de medicina, que estuviera ocupado
en investigaciones semejantes conducidas desde un punto de vista estric­
tamente fisiológico o anatóm ico? ¿N o sería en extremo beneficioso para
ambos que fuesen hasta el anfiteatro, y allí, dialogando sobre el objeto
de su interés común, estudiasen las características de la lesión que en
un caso origina trastornos fisiológicos sobre los órganos y en otro per­
turbaciones de naturaleza psíquica? Y pensemos, además, que tal diálogo
entre estos dos científicos tuviesen ocasión de escucharlo los estudiantes
de ambas facultades. . . ¿N o sería en extremo fecundo para la form ación
de éstos si, en lugar de aprender un saber unilateral y restringido al ex-
143
elusivo punto de vista de cada una de las especialidades (com o es lo c o ­
rriente), pudieran ampliar la visión y alcance de su saber tomando con ­
ciencia de aquellos puntos de coincidencia en los intereses científicos que
los respectivos profesores puedan descubrir mediante el diálogo?
Y o he visto — permítaseme traer a colación este recuerdo personal de mis
estudios en las universidades alemanas— , he visto y vivido un coloqu io
maravilloso entre los profesores de la facultad de física y matemáticas
con mis profesores de la facultad de filosofía. En aquel diálogo — que se
realizaba sobre los textos de la física cartesiana— tuve ocasión de com ­
probar cóm o científicos y filósofos eran capaces de encontrar, más que
meros “ puntos de coincidencia” , zonas enteras de intereses comunes en
sus respectivas disciplinas, tal com o si ellas tuviesen p or objeto un solo
y único saber que interesara por igual a las dos partes. Pero, además,
puedo asegurar lo siguiente, aunque parezca paradójico a nuestros hábi­
tos mentales: que aquellos científicos — entre quienes recuerdo a hombres
cuyos descubrimientos y teorías señalan conquistas sobresalientes en la
panorámica de la actual física-matemática— , tenían en ese coloqu io una
actitud en la cual, si me es posible y permitido describirla así, había una
extraña mezcla de expectativa y esperanza ante lo que pudieran decir los
filósofos, com o si de sus palabras aguardasen algo que pudiera ser de
vital importancia para el destino de la ciencia. Y vi también — lo que
sería para mí una lección inolvidable— la respetuosa actitud de mis
maestros de filosofía ante las afirmaciones de aquellos científicos.
Pero si aún queremos multiplicar los ejemplos, pensemos en las fecundas
conexiones que podrían establecerse entre las facultades de derecho y
economía — cuyos temas de estudio son tan cercanos que a veces en la
práctica son inseparables— ; o entre las facultades de economía y de ma­
temáticas — en la aplicación de estas últimas a los métodos estadísticos
de las ciencias económicas— ; o entre las facultades de derecho y m edi­
cina — en los temas de medicina legal— ; etc. Y así com o estos modelos
— basta que nos pongamos a pensar en ellos y a buscarlos— , hay docenas
que podrían ilustrar lo que deseamos simplemente insinuar para nues­
tros fines.
Es posible, pues, establecer este tipo de contactos entre los diversos sabe­
res representados por las distintas facultades. El resultado de semejante
conexión y aglutinamiento de las esferas herméticas del saber •
— com o lo
hemos insinuado— haría que la universidad recobrara con ello su aspecto
de auténtica unidad orgánica, perdiendo eo ipso ese otro que presenta
actualmente en el cual semeja un archipiélago de islas incomunicadas que,
antes que universidad, la hacen parecer una diversidad.
Otra medida importantísima dentro del plan de los Estudios Generales es,
com o hemos dicho, la instauración de los llamados “ días universitarios” .
En éstos se desarrollan — dictados por brillantes personalidades de dis­
tintas facultades— ciclos de conferencias sobre temas de general im por­
tancia científica o cultural para todos los estudiantes y profesores univer­
sitarios. En esas conferencias se intenta presentar los temas en tal forma
que ellos no aparezcan tratados simplemente desde un punto de vista res­
tringido al interés de una facultad determinada, sino com o exponentes que
sirvan para esbozar y hacer comprensible cóm o ciertos problemas cru­
ciales para la ciencia o la cultura en su actitud contemporánea — a pesar
de que hayan brotado y encuentren su tratamiento fundamental en una
determinada esfera o región del saber— extienden su interés y cobran
vigencia problemática dentro del horizonte general de todos los otros
saberes, por cuanto sus resultados comprometen las cuestiones propias
que atañen a esas otras esferas. Un designio semejante, en verdad, es algo
difícil de lograr, pero es posible alcanzarlo si la exposición intenta des­
pojar a los oyentes de los prejuicios que, por obra de sus propios hábitos
mentales, o por la situación misma de la ciencia, impiden ver en ella una
idea poseedora de unidad y totalidad. La ciencia actual, a pesar de que
pueda aparecer externamente dividida por sus métodos y objetos, no ha
perdido su intrínseca conexión en el plano de los fundamentos. Basta que
un expositor sepa ver el fondo de estos fundamentos, esclarecer sus víncu­
los y despertar los auténticos problemas que reposan en ellos por obra
de aquella intrínseca conexión, para que el edificio total de la ciencia y
la cultura — al ser la expresión de una idea única que se halla com pro­
metida por igual en los resultados parciales de todos los saberes— reco­
bre su originaria unidad y otorgue a cada saber particular la conciencia
(o m ejor, la auto-conciencia) de su propia dimensión y nexos con los
otros saberes.
Se despierta de tal m odo — al patentizarse la idea de la ciencia com o un
Todo— el interés de los profesores y estudiantes hacia el saber total, ha­
cia la idea de la ciencia com o totalidad implícita en cada saber. Gracias
a esto, logrando que se sientan partícipes de un común universo de inte­
reses, es posible conseguir que aquéllos abandonen paulatinamente su
descuido o desinterés por todo cuanto no sea materia especializada de su
profesión actual o futura. El estudiante o el profesor, al comprender que
un tema (el cual hasta ese momento le parecía lejano e inconexo) p ro­
yecta inmediatas repercusiones sobre su propio territorio de intereses cien­
tíficos o culturales, vislumbrará entonces que su saber no tiene razón de
quedar exclusivamente limitado a la minúscula parcela de su especialidad,
sino que posee o es capaz de poseer ligamentos con la ciencia en total com o
raíz e idea abarcadora de todos los posibles saberes. En cada manifes­
145
tación de ella será capaz de ver entonces un problema que reclama su
atención, un campo donde tanto él, com o el colega de otra facultad que
hasta entonces consideraba su antípoda, pueden encontrar cuestiones e
interrogantes de común interés que acercan, alimentan y hacen posible su
convivencia científica.
Las consecuencias que de tales encuentros podrían extraerse — com o de
suyo se comprende— son de insospechable importancia y utilidad. N oso­
tros, lamentablemente, no podemos en esta conferencia destacarlas todas
— ya que por su propia naturaleza escapan un tanto a los limitados p ro­
pósitos de ella— , por lo cual nos reduciremos a bosquejar las proyeccio­
nes que los Estudios Generales arrojan sobre la organización universita­
ria y, por ende, sobre el tipo de enseñanza que, de acuerdo con sus fina­
lidades, se procura dar.
La consecuencia más visible y concreta que ejercen los Estudios Gene­
rales sobre el ámbito universitario — com o se ha observado— es la crea­
ción de un nexo unificativo entre las diferentes facultades. Con esto,
com o puede notarse, se rescata para la universidad gran parte de su pri­
mitivo y originario sentido de institución orgánica y unitaria. Organicismo y unidad que, com binados con el sentido jerárquico y universalista
de la form ación, constituyen esencialmente el intracuerpo del ideal de la
universitas. Es semejante idea o ideal de universitas lo que procura y
logra rescatar para la universidad contemporánea la institución de los
Estudios Generales, aunque ciertamente, al reivindicarla, le asigna — ya
que no en balde vivimos en tiempos diferentes a los medievales— , un
sentido ideológico diverso al que poseía dentro de la universidad de aque­
lla época. En efecto, no puede ser la meta de los Estudios Generales re­
conquistar un ideal pedagógico y una idea de universidad donde el saber
apuntaba y se resumía en un tipo de saber teológico. En verdad, los Es­
tudios Generales no aspiran a renovar esta situación histórica perfecta­
mente superada en nuestro tiempo. Lo que se trata con ellos, al injertar
la idea de organicismo y unidad en la institución universitaria, es de
abrir la com prensión hacia el saber total, posibilitando eo ipso el surgi­
miento de la idea de la ciencia en general com o horizante auténtico de
todos los posibles saberes especializados. Se intenta con esto reeducar la
pupila del científico, tan acostumbrada a mirar el saber de cada región
com o una esfera hermética y autosuficiente, para que aprenda de nuevo
a contemplar el saber — en cuanto creación del hombre y com o manifes­
tación de una idea única— en su totalidad problemática, conexa y unita­
riamente. Sin embargo, dentro del ideal de los Estudios Generales, libre
queda la posibilidad de escoger com o ciencia fundamental, com o saber
preeminente, aquel hacia el cual la vocación de cada quien lo encamine.
146
En tal sentido, nada se opone a que, viendo en esta manifestación el fun­
damento del saber, cada hombre sea capaz de comprender que este fun­
damento está injertado e íntimamente conectado en un horizonte más am­
plio que determina el sentido de sus propios problemas.
Pero, además de esto, se hace necesario finalmente indicar otra cosa. En
efecto, se ha dicho que por medio de los Estudios Generales se intenta
reivindicar la idea de la universitas. Ahora bien, debemos compenetrar­
nos de los verdaderos ideales que alimentan a semejante tentativa de
rescate si queremos comprender rectamente qué son los Estudios Gene­
rales y no sucumbir a una falsa interpretación de su realidad. No se trata
— ya incluso en lo anterior queda insinuado— de ir a la búsqueda de
una idea por simple nostalgia del pasado. No. Quien crea ver en los
Estudios Generales sólo un movimiento encaminado a la restauración del
pasado se equivoca fundamentalmente en su ju icio acerca de la verdadera
necesidad que ha impulsado a las autoridades universitarias alemanas a
replantear la vigencia de la idea de la universitas — que ellos encarnan—
com o genuina expresión orientadora de lo que debe ser el espíritu y el
desiderátum de la form ación universitaria contemporánea.
Antes que ideal surgido de la nostalgia histórica, la idea de la universitas
se ha impuesto com o un requerimiento del futuro. Es justo de la inquie­
tud que suscita el porvenir del hombre en nuestro tiempo — al com pro­
barse que el desarrollo y especialización de la ciencia lo convierten p ro­
gresivamente en una suerte de mónada unisapiente rodeada por un h ori­
zonte de necesidades y solicitaciones colectivas que no entiende— de d on ­
de ha surgido aquel ideal de la universitas con la consecuente form ación
que impone. Mediante ella, com o se ha esbozado a lo largo de esta co n ­
ferencia, se trata de restituir al hombre su capacidad de vivir dentro de
un horizonte de saber no tan restringido, ni tan hermético, com o el que
le proporciona su simple form ación profesional especializada. Con esto
— permítaseme de nuevo emplear el lenguaje leibnitziano en form a meta­
fórica— se intenta abrir las ventanas de la mónada humana a fin de p ro­
piciar un ideal de convivencia que supere al solitario y trágico solipsismo
en que los hombres sapientes de h oy parecen sostenerse por culpa del ais­
lamiento a que los condena su saber tecnificado. Es frente a esta dramá­
tica, angustiosa y casi insoluble situación, que el ideal de la universitas
se impone com o una de las pocas esperanzas a que podemos aferram os
para no sucumbir al pesimismo, al desconsuelo y al escepticismo que
acompañan a este siglo. Porque, además, nada justifica que la ciencia
— cuyas conquistas abren para el hombre las más promisoras perspecti­
vas— lo conduzca inevitablemente hacia la soledad. Por el contrario, si
algún elevado sentido puede tener el quehacer científico, ninguno más
147
noble y eminente que el de propiciar un encuentro del hom bre con el
hombre, otorgando de tal manera la posibilidad de fundar un nuevo
humanismo.
Se trata entonces — he aquí la raíz filosófica del pensamiento humboldtiano que alimenta la concepción de los Estudios Generales— de inaugurar
en lo posible una nueva etapa del humanismo. Un humanismo que, en
cuanto tal, postula un ideal de comprensión y convivencia entre los h om ­
bres portadores del saber. Porque la situación real de hoy es que el hu­
manismo donde menos existe — y donde menos se practica— es en la
esfera del saber y entre los hombres portadores de este saber.
Si esto es, o pudiera parecer una paradoja, permítaseme no obstante que
concluya así esta conferencia. Para defender o atacar una afirmación
semejante se necesitarían alegatos más o menos com plicados, según sea
mayor o menor el grado de conciencia con el que revistamos nuestra in ­
satisfacción ante el presente.
148
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