BOLETIN CULTURAL0 HUMBOLDT 1949-1974 Aniversario 2 5 Jubiläum Caracas 1974 Ctc II ni ASOCIACION CULTURAL HUM BOLDT CON LA COLABO RACION DOCENTE DEL INSTITUTO GOETHE MUNICH H AN PRESIDIDO A LA ACH DESDE SU FUNDACION EN 1949: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. Dr. José Ignacio Baldó - 1949/51. Dr. Eduardo Rohl f - 1951/52. Dr. José Loreto Arismendi - 1952/54. Dr. Luis Teófilo Núñez - 1954/56. Dr. Julio Criollo Rivas f - 1956/57. Dr. Afilio Brillembourg - 1957/59. Dr. Rudolf Jaffé - 1959/61. Sr. Ernesto Blohm f - 1961/63. Dr. Oscar Herz - 1963/64. Dr. Juan F. Stolk f - 1964/65. Prof. Walter Dupouy - 1965/67. Arq. Dirk Bornhorst - 1967/69. Dr. José Ignacio Baldó - 1969/70. Dr. Eugenio De Bellard Pietri - 1970/72. Dr. Antonio Anzola Carrillo - 1972/74. Dr. Enrique Pimentel - 1974. MIEMBROS DE LA JU N TA DIRECTIVA (elegidos el 31 de enero de 1974): Presidente: Dr. Enrique Pimentel • Vicepresidente: Dr. Antonio J. Anzola Carrillo • Tesorero: Sr. Giinter Manns 0 Vice-Tesorero: Dr. Rafael Santander • Secretario: Dr. Horacio Vanegas-Fischbach • Vocales: Prof. Walter Dupouy • Dr. Eugenio De Bellard Pietri • Sr. Axel Krüger • Suplentes: Arq. Dirk Bornhorst • Sr. Cristóbal Blohm • Dr. Alfredo Coll García 0 Dr. José Antonio Salas • Dr. Mario Altamirano 0 Com isión E ditora: Prof. W al­ ter Dupouy • Arq. Dirk Bornhorst • Dr. Eugenio De Bellard Pietri • Sr. Hinrich R. Reinstrom * C om isario: Sr. Kurt F. W . Wesemann W . o Suplente: Sr. Richard Todtmann. Director de la A.C.H.: Sr. Hinrich R. Reinstrom. S ede: E dificio Pigalle, 1er. Piso, Avenida Leonardo da V inci, Colinas de Bello Monte, Caracas - Teléfonos: 76 20 55 y 76 20 91. D irección P ostal: Apartado 60501 Chacao, Caracas 106 - Venezuela. 1 9 4 9 -1 9 7 4 Aniversario 25 Jubilänm Caracas 1974 Indice ........................................................ 5 La Asociación Cultural Humboldt 1949-1974, por Walter Dupouy ........................................... 9 PRESENTACION ARTICULOS ADDENDA ................................................ 23 De las Juntas Directivas .................................. De los M iembros 29 Del Personal Administrativo ........................... 37 Del Personal Docente ....................................... 39 Los Cursos de Alemán en la A.C.H. Qué es el Goethe Institut de München ..................... 41 Perspectivas de la Investigación sobre A le­ jandro de Humboldt, por el Dr. Hanno Beck. 45 Valoración de la Vida y Gloria postuma de los Hermanos Humboldt hasta fines del Siglo x ix , por el Dr. Ulrich Dieter Oppitz ............ 49 El N om bre de los Hermanos Humboldt en el Am bito Mundial, por el Dr. Ulrich Dieter Oppitz ...................................................................... 59 Humboldt y la H erpetología de Venezuela, por el Prof. Abdén Ramón Lancini V 93 La Cátedra de Alemán de la Universidad Cen­ tral de Venezuela. Ensayo de una crónica en fragmentos. Primera Parte: I-III, por la Prof. Dra. Federica de R itte r ...................................... 105 Segunda Parte: IV, por la Prof. Lotte de Vareschi .................................................................. 111 Bases Neurológicas de la Sexualidad y la Agresividad, por el Dr. H oracio VanegasFischbach ............................................................... 117 Formas e Ideales de la Enseñanza Universi­ taria en Alemania, por el Dr. Ernesto Mayz Vallenilla ............................................................... 123 Presentación La Junta Directiva de la Asociación Cultural Humboldt, para celebrar el 25 Aniversario de la fundación de la A sociación — fundación que tuvo lugar en Caracas hace un cuarto de siglo; para ser exactos, el 22 de junio de 1949— acordó la publicación de una entrega especial de su BOLETIN y, al efecto, encomendó a la Comisión Editora prepararlo en la forma más adecuada a ese objeto. P ero recom endó que fuese mantenida la nu­ meración ordinal, correspondiéndole el N ° 10 por ser el BOLETIN N° 9, precedente, la entrega ordinaria que informa acerca de las actividades del año 1973. La Comisión Editora, integrada por los miembros de la Junta Directiva señores Prof. Walter Dupouy, A rquitecto Dirk Bornhorst, Dr. Eugenio de Bellard Pietri y el D irector Hinrich R. Reinstrom, procedieron a la bre­ vedad posible a recabar el material que había de contener este número aniversario, obteniéndose la generosa colaboración de los distinguidos Humboldtistas residentes en Alemania, doctores Hanno Beck y Ulrich D ieter Oppitz, a quienes les estamos sumamente reconocidos por sus muy interesantes ensayos enviados especialmente para el presente nú­ mero aniversario. Y, en Venezuela, contribuyeron amablemente y de manera especial también, con sus respectivos estudios, el Dr. Ernesto M ayz Vallenilla, R ector de la Universidad “ Simón Bolívar” ; el P rofesor Abdem Ramón Lancini, D irector del Museo de Ciencias Naturales; el Dr. H oracio Vanegas-Fischbach, del Instituto Venezolano de Investigacio­ nes Científicas ( I V I C ) ; y las profesoras Dra. Federica de Ritter y Lotte de Vareschi, de la Escuela de Alemán de la Universidad Central de V e­ nezuela. Expresamos a todos ellos nuestra sincerísima gratitud. P or otra parte, expresamos públicamente nuestro agradecimiento a The Library o f Congress, al United States Board on Geographic Ñames y a The National Geographic Society, con sedes en Washington, D.C., por la muy estimada colaboración que nos prestaron amablemente en el campo bibliográfico humboldtista. Asimismo, a las damas que realizaron las tra­ ducciones necesarias, colaborando también afanosa y eficazmente en las transcripciones y la preparación de los materiales seleccionados para el presente BOLETIN, señoras Waltraud de la Rosa y Odette McLaughlin. Finalmente, especial mención debem os hacer de la Embajada de la Repú­ blica Federal de Alemania, Caracas, y del M inisterio de Relaciones E xte­ riores, Bonn, por su generoso aporte que hizo posible la impresión de este número aniversario. Caracas: junio de 1974. L A C O M IS IO N E D IT O R A ARTICULOS La Asociación Cultural Humboldt 1949-1974 Por W a l t e r D u p o v y Cuando todavía las naciones europeas no se habían recuperado de la tremenda destrucción causada por la Segunda Guerra Mundial, y hasta los países que no habían participado directamente en la contienda pade­ cían aún las consecuencias de la conflagración, surgió en un hombre de noble espíritu y amplia cultura, el m édico venezolano Dr. José Ignacio Baldó, la generosa idea de fundar una asociación que renovase y fom en­ tase en Venezuela el intercambio cultural con la entonces vencida A le­ mania, pero cuya rica cultura, al fin y al cabo, había logrado siempre sobrevivir y florecer de nuevo tras los más graves accidentes ocurridos en su historia. Después de larga meditación, ya decidido, invitó el 3 de febrero de 1949 a su casa, a 25 venezolanos y 25 alemanes a quienes expuso su propósito formalmente. Imbuidos todos ellos del mismo espíritu del proponente, la aceptación fue unánime. Y el momento oportuno, pues que el año 1949 no sólo era aniversario del bicentenario de Goethe, sino también del sesquicentenario de la llegada de Alejandro de Humboldt a Venezuela, dos de los más eminentes hombres de pensamiento producidos por Alemania. Y uno de ellos, Humboldt, ligado a Venezuela en razón de sus explora­ ciones, estudios y producciones impresas, de su amistad con el Libertador Simón Bolívar, de su afecto por nuestro país reiteradamente expresado en sus escritos, que al correr del tiempo se ha hecho recíproco, pues a Humboldt se le quiere, se le respeta y se le admira en Venezuela cada vez más, a medida que su personalidad y su obra se han ido populari­ zando a lo largo y lo ancho de nuestro territorio. Así, el año 1949, después de haber el grupo celebrado varias reuniones deliberativas hasta considerar llegado el momento oportuno, quedó fo r ­ malmente establecida la A sociación Cultural Humboldt, sociedad civil cuya constitución se firm ó el día 22 de junio de aquel memorable año, quedando registrado el documento el 11 de julio subsiguiente en la O fi­ cina Subalterna del Primer Circuito del Registro del Departamento L i­ bertador del Distrito Federal, en Caracas. 9 La A sociación tiene por único objeto — establece el artículo l 9 de sus Estatutos— “ difundir en Venezuela la cultura germana b a jo sus aspectos científico, literario y artístico” . Y , según el artículo 2°, ella procurará, entre otras actividades: “ a) mantener un local en donde puedan cele­ brarse reuniones de los socios con fines culturales; b ) form ar una b ib lio ­ teca; c ) organizar conferencias, conciertos y exposiciones de carácter cultural; d) patrocinar la venida a Venezuela de personas que hayan sobresalido en el campo de la cultura germana, a fin de que, por medio de conferencias o cursos, nos pongan al corriente de los adelantos en el campo de sus respectivas especialidades” . E interesantes son también las normas contenidas en el artículo 3°, que dice: “ La A sociación no persigue ningún fin de lucro y le está terminante­ mente prohibida toda intervención o manifestación de carácter político, tanto en el campo nacional com o en el internacional” . Normas éstas, de­ bemos agregar, que han sido mantenidas rigurosamente durante toda su ya larga vida. La lista de sus M iembros Fundadores en 1949, com o la de sus otras cate­ gorías de socios, figuran al final de esta reseña histórica. Sin embargo, debemos mencionar que en la form ación del grupo de fundadores, se­ cundó con verdadera dedicación, al Dr. Baldó, su amigo y colega el mé­ dico anatomopatólogo alemán, residente en Caracas, Dr. R udolf Jaffé, hoy venerable Maestro en retiro en su apacible quinta “ El Descanso” , hermoseada por las bellas plantas del jardín, y cercana al Avila, verda­ dero descanso para quien había dedicado a ésta, su patria de adopción, prolongados servicios profesionales y enseñado a varias generaciones de estudiantes y médicos los conocim ientos, la experiencia y la práctica de su especialidad. La primera Junta Directiva elegida, quedó constituida así: Presidente: Dr. José Ignacio B aldó; Vicepresidente: Dr. Eduardo R óhl; Tesorero: Dr. Carlos Guinand; Secretario: Dr. Carlos Ottolina; V ocales: Dr. José Loreto Arismendi, Profesor Dr. Rudolf Jaffé y Sr. Ramón Díaz Sánchez; Com isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado; Comisario Suplente: Sr. Eduar­ do Sieblesz *. Como en todo com ienzo, los recursos eran al principio muy limitados. Las reuniones se efectuaban indistintamente en las casas de los directores. * 10 A l final de esta historia sumaria de la Asociación Cultural H um boldt, figuran las nóm i­ nas de las Juntas Directivas desde su fundación hasta el presente, com o también los nom­ bres de las personas que han trabajado en su Administración y las que han ejercido el profesorado en la enseñanza de idiomas en nuestras aulas. Y gracias a la amabilidad del Dr. Atilio Brillembourg, M iembro Funda­ dor y ex-Presidente, quien nos prestó un ejemplar multigrafiado del pri­ mer Inform e Anual presentado por la Junta Directiva a la Primera Asam­ blea General de Socios celebrada el 25 de enero de 1951, firmado por el Presidente Dr. Baldó, podemos dar a conocer hoy algunos párrafos de especial interés, que reflejan las condiciones de la época y el espíritu generoso del que se hallaban animados los directores. “ Si en el balance del primer año de vida no podrá la Junta que me hon­ ro en presidir presentar un bagaje a la altura de los propósitos form u­ lados, en cam bio está puesta la simiente dentro del espíritu que a todos nos m ovió hace poco más de un año, y abierto el campo para el trabajo dentro de un ambiente promisor. Vale la pena por la personalidad de quien la emite, consignar la opinión del Profesor Domagk al respecto, con ocasión de su visita a Venezuela, cuando d ijo : «quiero significar el alto valor espiritual que doy a los esfuerzos de la A sociación Cultural Humboldt. Derramar en esta joven nación los esfuerzos intelectuales y artísticos de una antigua nación europea, es una idea digna de todo es­ tímulo. Seguramente encontrará plena simpatía y amplio espíritu de c o ­ laboración entre las personas de la intelectualidad alemana contem po­ ránea»” . Y seguidamente continúa el Dr. Baldó inform ando: “ La labor de este primer año de actividades deberá más bien conside­ rarse com o derrotero a perseguir, que quienes nos vayan sucediendo a través de los años en esta honorífica misión, sabrán con seguridad llevar a feliz término. Permítaseme que repita lo que dijim os con ocasión de la visita del Profesor Berg, por caracterizar la situación de este primer período: «Nuestra A sociación se siente muy satisfecha de haber abierto una puerta que estaba cerrada, demostrando la necesidad de que los inte­ reses de la política internacional estén desligados de los intereses cultu­ rales, y que el intercambio científico y artístico de los pueblos no debe interrumpirse por ningún respecto, ya que en este mundo parece ser un estado permanente y definitivo la zozobra y la inseguridad. Creemos que en este sentido, compete a las clases cultas de los países civilizados man­ tenerse en contacto, y no dejarse impresionar por los obstáculos que cada día y a cada paso se presentan para distanciar los grupos humanos a cuyo cargo están las más nobles actividades del progreso»” . Seguidamente el primer inform e anual del Dr. Baldó comunica que hasta entonces contaba la A sociación con 89 miembros. Luego enumera las conferencias auspiciadas por la joven sociedad: 11 a) Profesor Gerhard Domagk, quien había venido a Venezuela invitado por un mes para dictar tres conferencias, así: “ Cambios en el tratamien­ to de las enfermedades infecciosas del hombre en los últimos decenios” , el 22 de noviembre de 1949, en la Universidad Central; “ El tratamiento sulfonamídico en las infecciones bacterianas” , el 30 de noviembre de 1949, en la Universidad Central; “ Quimioterapia de la Tuberculosis” , el 25 de noviem bre de 1949, en el Instituto Nacional de Tuberculosis (S a­ natorio “ Simón Bolívar” ). Estas conferencias, explica el Dr. Baldó, sirvieron para reanudar relacio­ nes con la escuela médica alemana, e inform a que la A.C.H. “ puso en contacto al Profesor Domagk * con el Dr. Martín Vegas, Profesor de la Cátedra de Clínica Dermatológica y Sifilográfica de la Facultad de M e­ dicina de la Universidad Central, y con el Dr. Jacinto Convit, M édico Je­ fe de la División de Lepra del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, ya que [D om agk] tenía interés en tratar con estos distinguidos leprólogos acerca de las posibilidades de una experimentación con el producto por él descubierto con el nombre de Tiosemicarbazón (T B I ), pues conside­ raba la posibilidad de que tuviera una acción terapéutica en la lepra. ( . . . ) Es de interés informar, a esta Asamblea, que lo favorable de los primeros resultados después de un tiempo sólo de 3 o 4 meses en 34 pa­ cientes, llevó a los leprólogos venezolanos a hacer una comunicación previa, que salió publicada en julio de 1950, patrocinada por el M inis­ terio de Sanidad y Asistencia Social y la cual está al salir en el Interna­ tional Journal o f Leprosy. Esta experimentación continúa con el mayor interés, según se nos ha inform ado recientemente, y pudiera cambiar algunos de los aspectos sociales del tratamiento de la lepra. De con fir­ marse este anhelo, tocaría a nuestra A sociación moralmente una parte en el alivio de este terrible azote de la humanidad, ya que Domagk no había podido experimentar el producto en cuestión sino en un enfermo de lepra en Alemania, y quizás hubieran pasado muchos años si no se le hubiera dado la oportunidad de un intercambio de ideas con los cientí­ ficos venezolanos” . b) Profesor Dr. H. H. Berg, de la Universidad de Hamburgo, radiólogo y especialista de las enfermedades del aparato digestivo. Vino invitado por la Sociedad de Radiología de Venezuela, para dictar conferencias, “ habiendo nuestra Asociación colaborado en el plan de la realización de una conferencia” , el 3 de febrero de 1950, en la Universidad Central, sobre “ Medicina Interna en correlación con los sucesos internacionales” . * 12 Premio N obel 1939. c) Profesor Ernst Schaefer, fundador y director del “ Reichinstitut Sven Hedin” de Munich, quien disertó en la Universidad Central el 13 de o c ­ tubre de 1950 acerca de “ Lhasa, la Ciudad Santa y prohibida. El secreto de la cultura tibetana estudiado en expediciones personales” . d) Profesor Robert Martens. Z oólogo alemán, quien estando en El Sal­ vador en viaje de estudio, fue invitado por cuenta de la A.C.H. para p ro­ nunciar en la Universidad Central, una conferencia sobre “ Las reaccio­ nes psicológicas de los lagartos y serpientes” . Hubo necesidad de cance­ lar la invitación, estando él ya en viaje para Venezuela, por los sucesos políticos de noviembre de 1950 ocurridos en el país. Otras conferencias que, entonces, se hallaban convenidas para ser pro­ nunciadas próximamente según lo expresa el Inform e del Dr. Baldó a la Asamblea, estarían a cargo de la Dra. Federica de Ritter sobre el tema “ La Herencia de Goethe” ; Dr. Volkmar Vareschi, sobre “ Alberto Durero” ; del pintor Jurgen Kalmann sobre un tema de pintura moderna. Y se hallaba en estudio la venida al país del romanista Profesor Rheinfelder de la Universidad de Munich, para pronunciar las conferencias “ Hispa­ nistas de Baviera desde el Romanticismo hasta h oy” ; “ Semántica y T eo­ logía” y “ El estadio actual de las Universidades Alemanas” ; com o tam­ bién la venida del Profesor de Filosofía A. Wenzel, de la Universidad de Munich, quien hablaría sobre “ La existencia humana, Historia y Naturaleza com o los temas principales de la Filosofía alemana de hoy” : “ Cambios espirituales en el curso de este siglo” ; y “ La libertad com o problema de la filosofía de h oy” . Informa también el Dr. Baldó, que la Junta Directiva acordó remesar una ayuda de Bs. 600 al Pbro. Cornelius Vogl, com o contribución para preparar una colección de M icrolepidópteros de Venezuela, entonces en el Museo Z oológ ico de Munich, con el com prom iso de enviar a Vene­ zuela los ejemplares duplicados de una colección de 5.000 ejemplares. Como se podrá observar, desde su modesto comienzo la A sociación había logrado ya realizar actividades de mucho interés y especialmente im por­ tante resultó en su primer año la venida del Dr. Domagk en relación con la com probación en Venezuela de la eficacia de su medicamento en su aplicación acó en una serie de casos de lepra, por cuanto en Alemania sólo pudo experimentarlo en un solo paciente por no haber allá m ás; y com o bien lo d ijo el Dr. Baldó, el contacto del Dr. Domagk con sus cole­ gas venezolanos aceleró la com probación de la eficacia del medicamento por él descubierto. Para que nuestros lectores puedan darse una idea del gradual incremento en las actividades de la A sociación Cultural Humboldt, les informaremos 13 que durante el primer quinquenio (1949-1954), se pronunciaron 44 con­ ferencias b ajo sus auspicios. En el segundo quinquenio (1955-1959), hubo un total de 67 actos, de los cuales 45 fueron conferencias, 15 eran conciertos, 6 de proyecciones de películas culturales y un acto más hubo de distinta naturaleza. Y en el tercer quinquenio (1 9 6 0-1964), el total de actos alcanzó a 133, así: 66 conferencias, 34 conciertos, 13 proyec­ ciones fílmicas, 8 exposiciones artísticas y 8 actos diversos. Debemos advertir que la A sociación, a los pocos años de fundada, tuvo su sede en un local del E dificio “ San Germán” , Calle La Iglesia, Sabana Grande, donde funcionaban sus oficinas, se celebraban las reuniones de la Junta Directiva y Asambleas anuales de los socios, habiéndose inicia­ do allí, además, en marzo de 1954, los cursos de enseñanza del idioma alemán al cuidado de la profesora Doña Dora de Olbrich, quien dictaba las clases generosamente com o colaboración a nuestra A sociación, de la que su esposo Don Juan Olbrich es M iem bro Fundador y M iem bro Suscritor hasta el presente. La Sra. Olbrich, por sus muchos años de gene­ rosa colaboración com o profesora de idiom as de los cursos patrocinados por nuestra A sociación, fue designada Miembro H onorario confiriéndo­ sele un Diploma que la acredita en esa categoría, en reconocimiento de esos valiosos servicios prestados a la A sociación, sin percibir remunera­ ción alguna, hasta la fecha de su retiro voluntario en junio de 1963. Fue la primera persona en recibir esta distinción. El constante aumento del número de inscritos hizo más adelante necesa­ ria la colaboración de otro maestro, cargo que ocupó durante algunos años el Dr. ph. Werner Schad, autor de varias narraciones de sus viajes por el interior del país * y quien hoy es docente en una escuela en Bariloche, Argentina. En cuanto a los actos culturales públicos, com o conferencias, conciertos y exposiciones, que la A sociación Cultural Humboldt auspiciaba enton­ ces, eran ofrecidos en auditorios más capaces de otros centros culturales que amablemente los cedían al efecto, com o el del Colegio de M édicos del Distrito Federal en Los Chaguaramos, el del Colegio Humboldt en la Urbanización Avila, el del Museo de Bellas Artes y el del Ateneo de Caracas sitos en Los Caobos, el Salón de Exposiciones de la Fundación Eugenio Mendoza y el de la A sociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (A S O V A C ). Y si en los tres primeros quinquenios el total de actos culturales alcanzó a 244, sólo en los cuatro años siguientes * 14 Tuvimos el placer y el deber de amistad de prologar la primera obra publicada por el Dr. W erner Schad en Venezuela: “ Indios, Pantanos y Selvas. Impresiones de una Expe­ dición al Delta del O rinoco” , Caracas, 1955. Edit. Oceánida. (1965-1968) el total de actos sumaba 207 y en los cinco años subsi­ guientes (1969-1973) ya habían sumado 972. Y en lo que va del pre­ sente año 1974 (enero a ju n io ), son 194 los actos realizados, con los cuales el gran total desde 1949 hasta junio 1974, de los actos culturales ofrecidos b ajo los auspicios de la A sociación Cultural Humboldt alcanza a 1.617, a saber: 1949/1959 ....................................... 111 1960/1964 ....................................... 133 1965/1968 ...................................... 207 1969/1973 ....................................... 972 1.423 ler. semestre de 1974 .............. 194 1.617 ¡S ólo en el próxim o pasado año 1973, hubo 344 actos! Las listas anuales de los actos culturales se vienen dando a conocer en de­ talle en el BOLETIN de la A.C.H. a partir del N ° 1 correspondiente al Inform e del Año 1964 (1965) ; y desde el Informe del año 1969, se in ­ cluyen además tablas sinópticas que indican los actos culturales clasifica­ dos por géneros y lugares (Caracas, M aracaibo, Mérida y otras localida­ des del in terior), añadiéndose, desde el Año 1971, otra tabla sinóptica indicativa de las cifras de la concurrencia a esos actos. Si en su primera década de vida la A.C.H. sólo limitaba sus actividades a Caracas, el 22 de abril de 1967 quedó fundado en la ciudad de Maracaibo el Capítulo de M aracaibo y el 14 de ju lio del año siguiente, 1968, quedó establecido también el Capítulo de Mérida, cuyo influjo, bajo juntas d i­ rectivas y con miembros residentes en esas localidades, es apreciable. Por otra parte, desde la sede matriz en Caracas se han venido organizando y patrocinando también actos culturales realizados en diversas otras loca ­ lidades del interior. En 1973, fueron auspiciados actos culturales en Barquisimeto, B oconó, Ciudad Guayana, Cumaná, La Grita, Maracay, San Fernando de Apure, Turén, T rujillo, Valencia y Valera, sin incluir las ciudades de M aracaibo y Mérida cuyos respectivos Capítulos de la A.C.H. funcionan allí con autonomía, aunque con nuestra colaboración en algunos aspectos y ocasiones. 15 No dejará de tener interés, con respecto al total de 1.617 actos antes refe­ ridos, mostrar su clasificación por géneros, a sí: Conferencias .................................. Conciertos ....................................... Exposiciones .................................. Proyecciones fílm ic a s .................. Teatro ............................................. Otras .................................................. 461 262 106 704 58 26 1.617 Y conviene inform ar también que de las 461 conferencias auspiciadas por la Asociación Cultural Humboldt, 136 (o un 2 9 ,5 % ), fueron pronuncia­ das por 88 distinguidos conferencistas alemanes venidos del exterior, mu­ chos de renombre universal, com o el ya antes citado Profesor Dr. Gerhard Dom agk; com o el Profesor R udolf Grossmann; o el notable antropólogo austríaco Profesor Dr. Martín Gusinde: o el Dr. A dolf M eyer-Abich, c o ­ nocido por su teoría del Holismo * ; o el fam oso economista Profesor Dr. Wilhelm Roepke, fallecido hace algunos años, entre muchos otros hombres de letras y de ciencia, cuya lista resultaría demasiado larga para añadirla a la presente crónica. El local que ocupaba la A sociación desde 1952 en Calle La Iglesia en Sa­ bana Grande, resultó estrecho al correr de los años, por lo que fue preciso alquilar una quinta de dos plantas y amplio jardín, sita en la Calle 2^, N9 14, en la Urbanización Campo Alegre. No sólo había en ella espacio para las oficinas y aulas, sino también para la biblioteca y las conferen­ cias públicas. C oincidió la contratación de la nueva casa, en ju lio de 1962, con el con ­ venio que se suscribió con el Instituto Goethe de Munich, el cual en ade­ lante se encargaría de todo lo relacionado con las clases de idiomas b a jo la dirección de un docente designado por el referido Instituto y enviado a Caracas al efecto. Fue el prim ero de ellos el Dr. ph. Thomas Niese, quien logró con su dedicación y eficiencia no sólo incrementar los cursos de idiomas, sino también los actos culturales en general, habiendo la Junta Directiva delegado en él, según lo convenido, la ejecución de estas últi­ mas actividades. * 16 Véase nuestro obituario publicado en el BOLETIN N ° 5, A ño 1969, pp. 113/120, acerca del finado Dr. Martín Gusinde; y el que publicamos en el BOLETIN N ° 7, Año 1971, pp. 112/114, referente al finado Dr. A dolfo Meyer-Abich. Y es justo y oportuno reconocer que con referencia al auge que las activi­ dades culturales y los cursos de idiomas tomaron desde 1963 en adelante, se debe mencionar la valiosa participación del entonces Agregado Cultural en la Embajada de la República Federal de Alemania en Caracas, doctor Goetz-Alexander Martius, a cuyo interés y gestiones se debió que el Goethe-Institut de Munich prestase su colaboración a nuestra A sociación mediante un convenio especial, principalmente respecto a todo lo relacio­ nado con la enseñanza de idiomas. Durante cuatro años permaneció en Caracas el Dr. Martius, tomando parte en nuestras deliberaciones com o miembro de nuestra Junta Directiva, ha­ biendo sido ello motivo para que, en vísperas de su regreso a Alemania, se le rindiese un hom enaje el lunes 16 de noviembre de 1964, en la última sesión a la cual asistió. Nos cupo entonces el honor de pronunciar a nom ­ bre de la Junta y de la A sociación y en nuestro propio nombre, las pala­ bras de despedida que transcribimos de seguidas: “ Señor doctor Martius, Señores com pañeros directivos: Se singulariza la reunión de hoy de esta Junta D irectiva, por el hecho de que el com pañero y am igo Dr. G oetz-A lexander Martius, aquí presente, quien nos ha venido acom pañando durante los últim os cuatro años, asiste por última vez a nuestras deliberaciones. Porque el Dr. Martius se nos va, no sólo del seno de esta A sociación, sino de Venezuela, pues que las obliga­ ciones de su carrera diplom ática ineludiblemente lo llevarán a otro des­ tino. Pronunciar palabras de bienvenida suele ser algo grato por el espíritu de júbilo que las anim a; no así las de despedida, por afectivas y cordiales que sean, com o es nuestro caso, pues que un inevitable hálito de tristeza las alienta en presencia de la próxim a separación del com pañero y am igo. Porque ambas cosas ha sido para n osotros el Dr. Martius^ además de un asiduo, generoso y eficiente colaborador, que supo com partir nuestras p reo­ cupaciones por la buena marcha y el progreso de la A sociación durante ese dilatado período. A su sincero interés en la intensificación de nuestras actividades cultura­ les y docentes, y a su fin a com prensión de los problem as que el D irectorio hubo de afrontar, se deben en mucho el progreso que en los últim os años marcó el desarrollo de la A sociación Cultural Humboldt, debiendo seña­ larse, com o una de las m ayores aportaciones del Dr. M artius, la excelente gestión que unió los intereses de nuestra A sociación a los del Instituto Goethe Munich, que bajo la eficiente dirección del Dr. Thomas Niese viene colaborando intensivam ente en el cam po de la docencia y ciertam ente con positivo lucim iento para ambas instituciones. Evidentem ente, la actua­ ción del Dr. Martius en el seno de la Junta D irectiva, se ha caracterizado — en su función dual de m iem bro de nuestra Junta y A g reg ad o Cultural de la República Federal de A lem ania— de muy elegante y circunspecta, e je r­ cida siem pre, sin que quepa duda, con el más fin o tacto. Constituido en vocero de quienes hemos sido sus com pañeros de Junta en los últim os años, y también de los num erosos socios de nuestra A sociación 17 que han tenido el privilegio de tenerlo por am igo, expreso hoy al doctor M artius, p or una parte, nuestro profundo sentimiento con m otivo de su próxim a separación, y p or la otra, nuestros votos más sinceros por que su carrera, tan brillantem ente ejercida en su etapa venezolana, le haga cosechar en su próxim o destino nuevos afectos y crecientes méritos. Y c o ­ mo testim onio del aprecio de todos nosotros, le rogam os aceptar en este acto un m odesto presente: la im agen g eog rá fica de Venezuela, cuyo terri­ torio H umboldt conoció y amó por el resto de sus días, para que, don­ dequiera se encuentre, al contem plarla recuerde su grata estancia entre nosotros. Y puede el Dr. Martius tener la seguridad, de que en Venezuela siem pre lo recordarem os a él com o el am igo invariable y caballero cabal, títulos m orales que posee plenamente por m érito propio. Caracas: 16 de.noviem bre, 1964. El Dr. Niese, después de cuatro años (1963-1967) de su muy útil per­ manencia en Venezuela, hubo de regresar también a Alemania llamado por el Goethe Institut Munich. La A sociación Cultural Humboldt, en reconocimiento por sus estimadísimos servicios, le con firió un diploma especial antes de su separación. Lo sustituyó interinamente el Profesor Hermann Turtur, quien sólo permaneció los meses de mayo a agosto de 1967 en función, hasta la llegada en agosto de 1967 del Sr. Hinrich R. Reinstrom, nuevo docente que además de dirigir los cursos de id io ­ mas, participando en ellos, es Director de la Asociación Cultural Hum­ boldt por designación de la Junta Directiva. P or haber sido vendida por sus dueños la quinta en Campo Alegre que la Asociación venía ocupando desde ju lio del año 1962, fue trasladada la sede a su actual dirección en Colinas de Bello Monte, E dificio Pigalle, primer piso, Calle Leonardo Da Vinci, local mucho más amplio y fun­ cional, pues que el incremento de sus actividades culturales y docentes exigía ya mayor espacio. La mudanza y reorganización se efectuaron du­ rante el mes de abril de 1972, y el 4 de mayo inmediato se celebró solem­ nemente la inauguración del nuevo local, mediante un acto que incluyó un discurso de orden del entonces Presidente y actual Vicepresidente de la A sociación, Dr. Antonio José Carrillo Anzola *, un concierto de piano y de un cuarteto de cuerdas, de piezas compuestas por el ex-Presidente y M iembro H onorario Dr. Oscar J. Herz, precedido de las palabras que pronunció el m usicólogo Profesor Rházes Hernández López, referentes al citado com positor; y una conferencia del distinguido geólogo Dr. Gui­ llermo Zuloaga sobre “ Humboldt en Venezuela” (véase nuestro BOLETIN N<? 8, A ño 1972 (1 9 7 3 ), sección Humboldtiana, pp. 147/151, que con ­ tiene una reseña de dicho a cto). * Las palabras del Dr. Anzola Carrillo fueron publicadas en el BOLETIN N9 8, Año 1972 (1 9 7 3 ), sección Humboldtiana, pp. 148/151. 18 Así las cosas, lamentablemente el Instituto Goethe de Munich decide el regreso del Sr. Reinstrom a Alemania en cumplimiento de las normas en la carrera de sus docentes, permanencia que en el caso del Sr. Reins­ trom había sido ya prolongada excepcionalmente por mayor tiempo, en­ tonces a petición de la Junta Directiva de la Asociación. Y con motivo de la próxim a partida del Sr. Reinstrom, el Presidente de la A sociación, Dr. Enrique Pimentel, ofreció el viernes 21 de junio por la noche, en su residencia en El Marqués, un coctel de despedida al Sr. Reinstrom, a cuyo acto social asistieron los miembros de la Junta Directiva. En esa oportunidad el Dr. Pimentel le hizo entrega al Sr. Reinstrom de un dip lo­ ma de reconocimiento por sus eficientes y prolongados servicios presta­ dos a nuestra Asociación durante siete años pronunciando antes unas palabras alusivas a la larga actuación del Sr. Reinstrom en pro del incre­ mento de las actividades de la A sociación Cultural Humboldt y del Insti­ tuto Goethe y haciendo votos por el éxito del homenajeado, en su p róxi­ mo destino. Nos queda por referirnos a la actividad editora de la Asociación. El BO­ LETIN, del cual el presente N9 10 es una edición especial aniversaria, fue iniciado en 1965, habiendo aparecido ya nueve entregas ordinarias. Además de incluirse en cada número el Informe Anual respectivo, se pu­ blica cada vez una selección de las conferencias que han sido pronun­ ciadas en su auditorio por distinguidos conferencistas alemanes invitados especialmente y por intelectuales venezolanos que amablemente disertaron sobre temas de sus respectivas especialidades. Los Informes anuales con ­ tienen listas de las conferencias, con indicación de la fecha, nombre del conferencista y título de la disertación. Pero aparte de la aparición regular del BOLETIN de la A.C.H., la A so­ ciación ha logrado publicar algunos libros en ediciones especiales, de in­ terés científico, histórico y artístico, cual la obra “ ¡U riji jam i! Impre­ siones de viajes orinoquenses por aire, agua y tierra” , por la Dra. Inga Steinvorth de Goetz, Caracas, 1969, profusamente ilustrada con láminas a todo color de interés etnográfico, botánico y geográfico, de la cual apa­ * Estando en prensa el presente BOLETIN N ° 10, podemos añadir que el Sr. Reinstrom ha sido objeto de diversos homenajes por parte de personas y entidades, con motivo de su partida del país, y que el día jueves 29 de agosto, en un acto solemne que se inició a las 7:30 p.m. en el Salón “ Simón Bolívar” del Ministerio de E ducación, el Estado venezo­ lano, representado por el ciudadano Ministro de Educación, Dr. Luis Manuel Peñalver, le con firió la Medalla “ 27 de junio” , con la que el país honra a quienes han ejercido el magisterio en forma prolongada y distinguida. El propio Ministro le impuso la con deco­ ración, después de pronunciar unas palabras alusivas al acto, al cual asistieron miembros de la Asociación Cultural Humboldt y numerosos otros invitados. El Sr. Reinstrom res­ pondió a las palabras del Ministro Peñalver, agradeciendo el galardón y extendiéndose acerca del afecto que siente por este país y sus sentimientos por tener que abandonarlo próximamente. 19 recieron posteriormente la edición en alemán y la edición en inglés; el precioso libro “ Venezuela de hace un siglo. Cuadros de Antón Goering 1836-1905” , Caracas, 1969, conmemorativo del Bicentenario del N aci­ miento de A lejandro de Humboldt y en recuerdo del Vigésim o Aniversa­ rio de la fundación de la A sociación Cultural Humboldt, Caracas, 1969; contiene este libro más de cincuenta reproducciones litográficas a todo color de las acuarelas de Antón Goering con una introducción biográfica referente al autor, por Walter D upouy; el texto y las leyendas aparecen en español, alemán e inglés; y, finalmente, el “ Boletín de la Colonia Tovar — Zeitschrift von der C olonie Tovar — (1 8 4 3 -18 4 5 )” , edición facsimilar bilingüe, Caracas, 1971, del Prospecto impreso en la propia C olo­ nia el 18 de ju lio de 1843 y de los primeros o tal vez únicos cinco núme­ ros del Boletín; lleva un prólogo por Walter Dupouy y una nota biblio­ gráfica por Pedro Grases y la carátula exhibe la reproducción en blanco y negro del óleo de Bellermann que muestra a la Colonia Tovar en 1844, a un año y dos meses de su fundación. Como edición especial conmemorativa del 25 Aniversario de la Funda­ ción de la A sociación Cultural Humboldt, está en preparación un libro que contendrá en facsímil 35 cartas autógrafas de A lejandro de Hum­ boldt, en su mayoría escritas en francés, y sus respectivas transcripciones en tipo de imprenta y, además, las correspondientes traducciones a los idiomas español, alemán, francés e inglés, documentación original que será muy útil para los estudiosos de la personalidad y la obra del Sabio. Creemos haber reseñado aquí a grandes rasgos, los principales hechos que acreditan la útil y honrosa trayectoria de la A sociación Cultural Humboldt en su primer cuarto de siglo de intensas actividades cultu­ rales y docentes, etapa que se inició en 1949 con una cincuentena de socios idealistas, venezolanos y alemanes, que hoy suman más de 400, quienes con sus suscripciones regulares y aportes especiales la han ayu­ dado generosamente a lograr la destacada posición que ocupa en el mundo cultural venezolano, dándose cabal cumplimiento a los elevados propósitos de sus fundadores. Debemos reconocer también la ya antes referida y valiosa colaboración del Instituto Goethe de Munich y de manera especial los generosos com o apreciables aportes de la República Federal de Alemania a través de su Embajada en Caracas y la útil cola­ boración de sus sucesivos Consejeros Culturales, señores Prof. Ivo Danne, Dr. Goetz-Alexander Martius, Dr. Jurgen Diesel, Dr. Ludwig Flachskampf, Dr. Heinrich Merschmann y el Conde W olfgang von Ballestrem, quienes han estado siempre dispuestos a cooperar directamente con el Directorio de la A sociación en el ejercicio de su cargo diplomático en la Embajada. 20 Finalmente, es oportuno decirlo, la A sociación Cultural Humboldt ha recibido siempre de parte de los señores periodistas un constante y apreciable concurso en el sentido de informar en las páginas culturales de los diarios y revistas acerca de nuestras actividades y programas. Asimismo, en los medios de com unicación radial y audio-visual ha habido una estimada colaboración, en especial por parte de la Televi­ sora Nacional Canal 5 que ha venido televisando la serie didáctica de enseñanza de alemán “ Guten Tag” . Y no debemos olvidar el ya veterano programa radial “ La Hora Alemana” de índole cultural y musical, que durante años mantuvo en el aire el Socio Protector Don Jan Hoogesteijn, cuyo deplorable deceso ocurrió afines del año 1973 í!. A todos estos amables colaboradores la Asociación les está sumamente agradecida. Para terminar, diremos que desde hace años la A.C.H. viene desempe­ ñando los siguientes servicios y actividades: 1) Actos culturales públicos (conciertos, conferencias, exposiciones, proyección de filmes, programas de radio y de televisión ). 2) Cursos de alemán; cursos de castellano para inmigrantes de ha­ bla alemana. 3) Servicio de Biblioteca. 4) Servicio de Discoteca. 5) Servicio de Pinacoteca. 6) Servicio de inform ación sobre estudios en Alemania y tramita­ ción de las becas del Servicio Internacional Académ ico Alemán (D A A D ). Además, en tiempos recientes, se vienen dando cursos de Orquideología a cargo del Dr. Pierre Couret y de música con la guitarrilla criolla “ cuatro” a cargo del virtuoso del cuatro, Sr. Freddy Reyna, que han tenido muy buena acogida por parte de los alumnos interesados. Sólo queda por añadir que desde la época en que presidió la Junta Directiva el Dr. Juan Francisco Stolk (1964-1965) !tií, secundado por quien esto escribe, entonces miembro V ocal, se viene alimentando la idea de poder llegar la Asociación a poseer casa propia. Al efecto, nuestro exPresidente, Arquitecto Dirk Bornhorst, en quien la A sociación siempre ha tenido un asiduo y generoso colaborador, previo cuidadoso estudio * Véase nuestro obituario en el BOLETIN N ° 9, Año 1973 (1974) de la Asociación Cultu­ ral Hum boldt, con referencia al Sr. Hoogesteijn. ** Véase nuestro obituario referente al Dr. Stolk, publicado en el BOLETIN N® 6, Año 1970 (1 9 7 1 ), pp. 149/154. 21 de las necesidades de espacio, elaboró un anteproyecto arquitectónico muy orientador sobre lo que debería ser un edificio funcionalmente capaz y apto y estéticamente ornamental. Desde los tiempos de la presidencia del Dr. Stolk se iniciaron gestiones ante el C oncejo M unicipal del Distrito Federal para ver la posibilidad de obtener la donación de un terreno para la edificación de la sede de la A sociación Cultural Humboldt. Y si bien las primeras gestiones, aun­ que acogidas con simpatía, no obtuvieron resultado, fueron renovadas el año 1973 por el Presidente Dr. Antonio J. Anzola Carrillo, tanto ante el C oncejo del Distrito Federal com o el del Distrito Sucre (Petare). Ha sido el C oncejo del Distrito Federal b a jo la presidencia del Dr. J. M. Domínguez Siseo, el que esta vez manifestó calor respecto a dicha iniciativa, ofreciendo un terreno vacante en sitio conveniente, generosa oferta cuyos términos están siendo estudiados en sus aspectos jurídicos con posibilidad de llegar a una solución satisfactoria, que oportunamente sería puesta en consideración de una Asamblea General extraordinaria de socios de la A.C.H., para su debida aprobación. Ha concluido, pues, el primer cuarto de siglo de vida de la Asociación Cultural Humboldt, no sólo con una densa hoja de servicios que es motivo de orgullo para todos los que en una u otra forma han parti­ cipado o contribuido a su realización, sino con la esperanza de que ella llegue oportunamente a poseer una sede propia, funcionalmente apta, de espacios capaces para sus necesidades fundamentales y que al mismo tiempo de ser estéticamente digna de sus fines altruistas, sea un edi­ ficio de significado ornamental para la ciudad capital de Venezuela, Cuna del Libertador. Caracas: ju n io de 1974. 22 ADDENDA De los Miembros LISTA DE LOS MIEMBROS DE LA ASOCIACION CULTU RAL HUMBOLDT 1949-1974 M IE M B R O S F U N D A D O R E S O T O R G A N T E S D E L A C T A C O N S T IT U T IV A Baldó, Dr. José Ignacio J a ffé , Dr. R udolf Arism endi, D r. Josá Loreto Atencio, Dr. Hum berto Blohm, Sr. Ernesto f Blohm, Sr. Henrique Brillem bourg, Dr. A tilio Criollo Rivas, Dr. Julio t Díaz Sánchez, Sr. Ramón f Degwitz, Dr. Guillermo Gathmann, Sr. Hans González Plaza, Dr. R afael f Guinand, Dr. Carlos f H artung, Dr. Enrique Hernández Sozaya, Dr. Guillermo f H ausz, Dr. Richard J. C. Márquez Reverón, D r. V ictorin o Mendoza, Sr. Juan Simón Ottolina, Dr. Carlos f Pardo, Dr. Isaac J. R -verón , Sr. Carlos Enrique t Röhl, Dr. E duardo f Roldán, Dr. Leoncio Jaso Soulés Baldó, D r. Raúl W eiss, Dr. Franz f Zingg, Sr. Gustav f M IE M B R O S F U N D A D O R E S A ngulo O rtega, Dr. A lberto Anzola C arrillo, Dr. A ntonio J. Ball, Dr. R. R. f Barnola, D r. José Behrens, Sr. A lfre d o A. Behrens, Sr. Carlos Federico f Behrens h ijo, Sr. Carlos Berthold, D r. Günther Blaschitz, Sr. Carlos f Bohnhorst, Sr. Erich Bornhorst, Sra. Julia Cohn, Sr. A lfre d o f Conde Jahn, Dr. Franz Coronil, Dr. R. F. Cottón, Dr. Gustavo f D egw itz, Sr. Hermann f Dominici, Sra. Luisa de Dupouy, Sr. W alter Emden, Sra. Hanni Essig, Sr. Hans F leu ry Cuello, Dr. E duardo t Fries, Sr. F rederic Gabaldón Márquez, Dr. J. G arcía A lvarez, Dr. Julio t Gathmann, Sr. A d olfo Gómez, Dr. B ernardo f González Rincones, Dr. Pedro Gunz, Dr. Joseph H artung, Dr. M anfred Hauck, Sr. Ludw ig t Hausz, Sr. H erbert Hedderich, Dr. H enrique Helmholz, Sr. H eriberto Hermann, Srta. Luise H errera U slar, Sr. Reinaldo f Herz, Dr. O scar J. Heuer Lares, Sr. W erner In dorf, Dr. H. Iturbe, Dr. Juan f Iturbe, Dr. Pedro J a ffé , Sr. E rw in J a ffé , Sr. Helm ut J a ffé , Dr. W erner Knoll, Sr. Phoebus K rogm ann, Sr. A lfred Kutz, Sr. W illi t 23 Landaeta Payares, Dr. Héctor t Layrisse, D r. Miguel Lozano, Dr. Luis M achado M endoza, Ing. Guillermo M achado M orales, Dr. G. M endoza, Dr. Lorenzo A . + M ontem ayor, Sr. Roberto de f M üller-K arger, D r. E dgar Núñez, Dr. Luis T eófilo O ’D ally, Dr. J. A . Olbrich, Sr. Juan Paul, Dr. Günther Paz, Dr. Otto Peltzer, D r. Ernesto Pérez Carreño, Dr. M iguel f Pietri, Dr. A lejan dro Popken, Sr. A d olfo f Potenza, Dr. Leandro R aga, Dr. M iguel Ritter, D r. Hugo Röhl, Sr. Juan f Schubert, Sr. Carlos Stolk, Dr. Juan Francisco f Tovar, D r. Guillermo T ovar Lange, D r. M artin Tovar, h ijo, D r. Silvestre Vegas, D r. M artin Vollm er, Sr. A lberto F. Vollm er, Sr. A lfre d o f Vollm er, Sr. Federico f W ächter, Sr. Hans von W ilschek, Sr. M ax f W o lf, Sr. Federico Y epes Santa M aria, Sr. Andres M IE M B R O S DE LA A S O C IA C IO N C U L T U R A L H U M B O L D T * HON O R A RIO S Baldó, D r. José Ignacio Blohm, Sr. Ernesto f H erz, Dr. O scar J. Hum boldt, Baron Bernhard von J a ffé , P rof. Dr. R udolf Olbrich, Sra. D ora de Schubert, Sr. Carlos V ITALIC IO S A lvaren ga, Dr. A ntonio A rism endi, Dr. José Loreto B ornhorst, A rq. Dirk K noll, Sr. Phoebus M -ndoza Fleury, Sr. Juan S. Tam ayo Rivero. Sr. Eduardo V ollm er, Sr. A lberto V ollm er, Sra. Aenne PROTECTO RES Blohm, Sr. Jorge Gerbes Izaguirre, Sr. A lfredo H oogesteyn, Sr. Jan f St°invorth, Sr. Guido W urth, Sr. Hans PROTECTO RES (E ntidades) C. A . Cerveceria N acional Columbus A gencies, S. A . Corporación Venezolana del M otor F errostaal de Venezuela, S. A. Ferru m , C. A. * 24 La presente lista general Fundación V enezolano-A lem ana Colegio Humboldt Hoechst Remedia, S. A. L itog ra fía T ecnocolor, S. A. M eyer-Prod. Terapéuticos, S. A . M obil Oil Com pany de Venezuela SACCO Sociedad A nónim a de Crédito y Com ercio Siemens, S. A . Tarzilandia, C. A. Volksw agen Interam ericana SUSCRITO RES ( Entidades) A g fa -G eva ert de Venezuela, S. A. A rs Publicidad, S. A . C. A . T abacalera Nacional Comeca, S. A . C onstructora G raf, C. A . E tern it Venezolana, S. A . Exquisiteces F risco, C. A . Lufthansa Líneas A éreas Alem anas M erck-C ofasa, S. A . Rom aca - Rodam ientos y M aquinarias, C. A . T aller de A rq. B ornhorst-N euberger Tele N orm a, C. A. T ov en ca-T op fligh t de Venez., C. A. U n ifot, C. A. W aveca, C. A . SUSCRITO RES CORRESPON DIENTES D aw idow icz, Sr. Simón D arò de miembros corresponde a setiembre de 1974. SUSCRITORES A carreg u i, Srta. M aría B. A gram onte, Sr. José Ignacio A ltam irano, Dr. M ario A lvarez Chacin, Dr. Francisco A nzola Carrillo, Dr. A ntonio A ristsgu ieta Gramcko, Dr. A d olfo Aue, Sra. A ngelika D oren dorf de Aue, Sr. Eberhard Babczynski, Sra. Elisa de Babó Reuss, Dr. A m érico Bachmann, Sr. Carlos E. Baldó, Sra. Josefin a A . de Baldó Casanova, Dr. Lucio Ball h ijo, Dr. Ricardo Barnola, Dr. José B aum gartner, Sr. W erner Behrens, Sr. A lfred o A . B erckenm eyer, Sr. Johann H. B erger, Dr. Carlos B erger, Dr. Hans Berner, Sr. Samuel Beyer Camp, Dr. H elm ut K. Bez, D r. Rolando Blaschitz, Ing. Bernardo Blohm, Dr. A lfred o Blohm, Sr. Christoph Blohm, Sra. Em ily de Blohm, Sr. Henrik Blohm, Sr. Henrique B oetticher v. Puttkam er, Sr. K. B ornhorst, Sra. Julia Brando Paz, A rq. Carlos Brandt, Sr. Gerhard Braun, D r. Peter Brenzel, Sr. M ax F. Breuer, Dr. John Peter Breuer, Dr. John Peter Brillem bourg, Dr. A tilio Brillem bourg, Dr. D ario Brücker, Sr. J. Jorge Brücker, Sr. Anton Bruni-C elli, Dr. Bias Bustam ante, Sr. René Caballero, Srta. Isabel M. Carrillo, Ing. F ran cisco Castillo, P rof. Luisa de Coll-G arcia, Ing. A lfred o Coll-G arcia, Dr. Eduardo Coll-G arcia, Sra. M aria Silva de Couret, Dr. Pierre Cram er Baldó, Sr. K arl D. Craushaar, Sr. W o lff von Chevalier, Sr. Jean Claude De A rm as M irabal, Dr. Julio De Bellard Pietri, D r. Eugenio De F in a T orra ca , D r. M ario De F ries, Sr. Federico De la V ara, Sr. Enrique Delgado Blanco, Dr. Juan De V eer E n glert, Sr. A lberto Diekmann, Sr. O luf Dinter, D r. Ladislao Dominici, Sra. Luisa de Dozsa, Sr. Zsigm ond von Dupouy, Sr. W alter Ebersberg, Sr. Florian Egaña, Dr. M anuel R. Eisig, Dr. H elm ut R. Eitz van Beck, Ing. W olf Elschnig, Ing. H anns-D ieter Espino, Sr. José Essig, Dr. Hans Estrada, Sr. Ernesto Fahnert, Sr. H einrich Fahrenberg. Sr. Carlos F. Fedak, Sr. M atías von Fehrenbacher. Sr. W alter Fischer, Sr. Günter Flegel, Sr. H elm ut Franzius, Sr. Hans Heinrich Friedei, Sr. Uwe Fuhrm eister, Sr. K arl Friedrich Galeas V ., Sra. M aria Gamboa, Dr. H elly A. Gathmann, Sr. A d olfo Gathmann, Sr. Hans N. Genger U., Sr. A lfon s Goetz, Dipl. Ing. Klaus Goetz, D ra. Inga Steinvorth de Goldschmidt, Sra. Ilse J a ffé de Golez, Sra. Hanna de Gómez Sánchez, Dr. Germán J. González E raso, Dr. Gustavo Grases, D r. Pedro Grundmann, Sr. Christian Guerrero, Sta. Rosa Guinand Baldó, Dr. Carlos A . Gunz, Sr. E rn st H. H ägeli, Sra. U rsula Hahn, Sr. Hans Harms, Sr. W olfg a n g H artkopf, Sr. Erich F. Hauck, Sr. Carlos Haussmann, Dr. W alter Hausz, D r. Richard J. C. Hedderich, Dr. Henrique Hedderich Arism endi, Sr. J. A. 25 H erbig, Dr. Egon Hernández López, P rof. Rházes H erold Behrends, Srta. Ingeborg H ertz, Sr. Günther H erz, D r. W erner Heuer Lares, Sr. W erner H eu fer, Ing. Klaus F. Hille, Ing. Oskar E. H offm an n , Sr. Hans H olländer, Sr. A lfred o Huizi A g u iar, Sri Luis F. Igler, Sra. F ran cisca T. de In dorf, Dr. H. Ioannidis, Sr. Ioannis Irvin g Jahn, Sr. R icardo A . Isava E., Ing. Jorge J a ffé , Sr. Erw in J a ffé , Sr. H elm ut J a ffé , D r. W erner Jäschke, Sra. H elga Jencquel, Sr. Jacob Jenequel, Sr. O scar H. Junghan, Sr. A lfred Junkers, Ing. Günter Jurewitz Grauss, Sr. Gerd K am nitzer, Sr. M iguel K au ffm an n , Sr. Carlos Kent, Sr. John K isselbach, Sr. A rn o K isterm ann, Sr. Reinhard Klaua, A rq. K arl Heinz Klein, D r. M arvin K olbe Joesting, Sr. Hans W. K richm ar, Sr. Jaime G. K rogm ann. Sr. A lfred o K rueger, Sr. A xel K rueger, Sr. Ekkehard M aiw eg, Sr. Federico M alvet, Sr. Herman Manns, Sr. Günter M atthies, Sr. Roland M árquez-García, Dr. Abdelkader M árquez-Reverón, Dr. V ictorino M aury, Sr. Ernesto J. M eller, Dr. Peter Melich Orsini, D r. José Mendoza, Sr. Eugenio M endoza G oiticoa, Sr. Lope Mesquida, Sra. M aria M eyer, Sr. Claus H. M eyer, Sr. K arl Moll, Sra. M yriam de M olnar, D r. E rico G. M oller Bruhns, Sr. W erner M ontes de Oca, Dr. Israel M orón, Dr. Guillermo M orón, D r. Julio César M osco, Sra. Elsa Blank M ueller, Sr. C. H. M üller, Sra. Ilse de M üller-K arger, Sra. E lfried e Muñoz M irabal, Sr. Jesús N euberger, A rq. Pedro N itsch, Sr. Otto N orrm ann, Sr. Fred Núñez, D r. Luis T eófilo Núñez V illaverde, Sr. Eduardo Nutt, Sr. H einrich Olbrich, Sr. Juan Pacheco Santana, A rq. R icardo Palhazy. D r. Albin Pardo, D r. Isaac J. Petersen, Sr. H ans A . Pimentel, D r. Enrique Pimentel V ., D r. R afael Poliak, Dr. Georges Lancini, P rof. Abdén R. La T ou r Deyme du Jonca, Sr. Joan Puell, Dipl. Ing. Heinz Lefeld M artínez, Sr. Fritz Lehmann, Sr. Burkhard Raga, Dr. M iguel Lembcke, Sr. Carl H. Rath. Sr. Hans Leo W iese, Sr. G. H. Rawlins, Sr. Frank Lerbs, Sr. Erich Reinstrom , Sr. H inrich R. Lobo Castellanos, D r. Oscar R en gifo, Sr. Carlos A lberto López, Sra. L igia de Richter, Ing. H ans J. Lozada, Sra. A licia de Riehl, Sr. A lberto Lozano Gómez, D r. Luis Riehl, Sr. E rnesto Lücken, Sra. M aria von Ritter Jiménez, Dr. José L uzuriaga N avarro, D r. Carlos Robles Piquer, D r. Eduardo Roche, Dr. M arcel Rodríguez, Dr. César Maedler-Kron, Sr. Joachim Rodríguez A zpúrua, D r. Elias Maekelt, Dr. Alberto 26 Rohm er, Sr. Carl Heinz Röm er, Dr. M iguel Röm er, Sr. O scar Rommel, Srta. Use Rosenberg, Sr. K ai R ossnfeldt, Sr. A rtu ro C. Rötter, Sr. R odolfo Ruiz M adriz, Arq. José A. R yll, Sra. Blanka de Thys Blohm , Sr. R u dolf Tillich B., Sr. G eorg Tillm anns, Sr. K laus Peter Todtm ann, Sr. Oskar Todtm ann, Sr. Richard Toth P., Dr. José Travieso, Dr. Carlos Trebbau M., Dr. Pedro U rbaneja, D r. Luis Felipe Salisch, ln g ? H enry Salvi Sifontes, Sr. A d olfo Sandner, D r. O laf Sandor, Dr. T ibor Santander, Dr. R afael Scanzoni, Sr. O laf von Scherzer, Ing. Günter Sehlee-Ternow, ln g . George Sch lieffen , In g u lf G ra f von Schlüter, Srta. G ertrud Schmidt, Sra. Gertrud L. de Schmitz, Sr. Oscar Schneider, Dr. M iguel Schnell Behrens, Sr. Oscar Schnoegas, Sr. Edm undo Schubert, D r. Carlos Schuckmann, Sr. S iegfried von Schumann, Sr. Franz Sengenberger, Sr. N orbert Simón, Sra. G ertrud Sthamer, Sr. O tto-Friedrich Sterling, Sr. H ugo L. Stöckling, D r. K urt Stum pf, Dr. W alter Suárez, Sr. V íctor M. T attar, Sr. A lberto Ter H orst, Dipl. Ing. Otto Thol, Sr. Heinz Thomsen, ln g. Soenke Valentiner, D r. Guillermo Valentiner, Sr. Harald Valentiner, Sr. W ally Van A arsen, Sra. Elisabeth Van Dam V an Beever, Dr. Luis V anegas-F ischbach, Dr. H oracio V areschi, P rof. Dr. V olkm ar V era E scobar, D r. Jorge V etter, D r. Reiner W ächter, Sr. Federico Carlos von W ächter, Sr. H ans von W ächter, Sr. K aspar von W agner, Dipl. Ing. W ilhelm W agner-M anslau, Ing. Ulrich W ahlert, Sr. Ekhard von W alther-W eisbeck, Sr. U lrich W antzelius, Sr. Otto W erner, Sr. Peter W esem ann W ., Sr. K u rt F. W . W iedebach, Dr. A lexander W ielen, Sr. H ans-D ieter van der W illim , Sr. Joachim W ilschek, Sra. Edith de W im m er, Sr. Carolus W o lf, Sr. Federico Yepes Santa M aria, Sr. Andrés Zaw isza, A rq. Leszek C A P IT U L O M A R A C A IB O A u vert, Sr. Enrique Barnard, Sr. John F. Belloso, Sr. Manuel Belloso, Sra. M ercedes Bermúdez de B euringer, Sr. Enrique Leonardo Bor ja s Rom ero, Dr. Antonio Bor ja s Sánchez, D r. José Antonio B riner, Sr. Hans Burger, Sra. Irm gard Gerber de Büsing, Sr. W illy D ’ Em paire, Sr. O scar F ejerv a ry , Sr. Zsolt von Frankow sky, P rof. M agda González, Sra. Ilona de H ernández D ’E m paire, Dr. José Iturbe, Dr. Pedro Joanid, Ing. Pedro Klaebisch, Sra. H erm a de K laebisch, Sra. Irm gard Krohn, Sra. Ilse K ugler, P rof. Saia Lindner, Sr. Paul Lübbers, Sr. R u dolf Lutz, Ing. K arl M einhardt, Sr. H ugo O. M ejia V a rgas, D r. Hum berto 27 M eyer-Delius, D r. Joachim Montes, Sr. H ugo A . N agel, Sra. Carmen Reinhold, Srta. B árbara Shanz, Sr. Theodor Schmidt, Sra. E linor de S tau ffer, Ing. Julio Stuyt-Protat, Sr. John T eltzlaff, Dr. W erner f Tidow , Sr. Pastor F ederico Tredunlo, P rof. José W o lf, Ing. Jürgen Zivoglou, Sra. Juana de SUSCRITORES ( Entidades) Club de Leones de M aracaibo G ra ficolor, C. A . C A P IT U L O M E R ID A A gu ilar, D r. Manuel Betancourt A ., Sr. Leopoldo Briceño M., Ing. José Claverie R., Ing. Carlos D ávila Celis, D r. Eloy Delgado, D r. H éctor Díaz, Sr. A n ton io M iguel Duque S., Srta. Bellas Eiehler, Dr. A rtu ro Encinoza J., D r. Oscar Estévez, D r. Raúl Estrada, Sr. Joaquín Finol U., Ing. Hernán Gabaldón Parra, Dr. A ugusto G arcía L., D r. José V. Goetze, P rof. Raimundo Guillen, Sra. M aría A . S. de H artung, D r. M anfred Hernández Zuleta, Dr. R afael A. H oeger P., Sr. Heinz Dieter Holmquist, Dr. Ricardo Inglessis, Dr. George Jellinek, Dr. M ario R. E. Joschko, Rev. Padre Francisco Jürgenson, Sr. Osvaldo Kleisst, Dr. Ekkehard 28 K och, D r. W alther López A g u ilar, Ing. Jesús M aría López-Palacios, Rev. Padre Santiago Lozada, Doña A licia de M arciales, Dr. M iguel M iliani, A rq. M arco J. M oneada Reyes, Dr. Francisco M ora, Ing. Juan José Ocariz, D r. José Palausch, Dra. Ottilia R ada-F angher, Dr. Remy G. , Rodríguez, P rof. Héctor R odríguez-O rtiz, Dr. Isidoro R om anovich, D r. Jorge Rom ero G., Dr. Oswaldo Salazar G., Dr. Richard W . Salfelder, Dr. K arlhans Tablante G arrido, Sr. P. N. U subillaga, Ing. A lfred o N. U zcátegui B., D r. A . J. V etencourt S., D r. Servio V iloria Díaz, Ing. R afael E. W icke, Sra. Ernes R. de W icke R a ffle r, Dipl. Ing. Achim W icke R a ffle r, Sr. M iguel ADDENDA De las Juntas Directivas LISTAS DE LAS JUNTAS D IRE CTIV AS QUE HA TENIDO LA ASO CIACION CULTU RAL HUMBOLDT 1949-1974 1 1 9 Í 9 y 1950 P resid en te: Dr. José Ignacio Baldó* V icep resid en te: Dr. Eduardo Róhl T es o re r o : Dr. Cario Guinand S e cr eta r io : Dr. Carlos Ottolina V o ca les: Dr. José L. Arism endi P rof. R u dolf J a ffé Sr. Ramón Díaz Sánchez C om isario: Sr. T eófilo Sénchez H urtado Comisario S u p len te: Sr. E duardo Sieblesz 2 1951 P residente: Dr. Eduardo Róhl V icepresidente: P rof. R u dolf J a ffé T esorero: Dr. Julio G arcía A lvarez C om isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado Comisario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 3 1952 P r esid en te: Dr. José L. Arism endi V icep resid en te: P rof. R u dolf J a ffé T eso re r o : Dr. Julio G arcía A lvarez S e cr eta r io : Dr. José Ignacio Baldó* V o ca le s : Dr. A tilio Brillem bourg Sr. HenriqueBlohm Sr. A lfred o Popken S u p len tes: Dr. Carlos Ottolina Dr. Antonio J. A nzola Carrillo Sr. Carlos Schubert Comisario : Sr. T eófilo Sánchez H urtado Comisario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz S ecretario: Dr. José Ignacio Baldó 4 V ocales: 19 5 S Sr. Ernesto Blohm Dr. H um berto Atencio Sr. Juan Simón M endoza Presidente : Dr. José L. Arismendi 29 V icep resid en te: P rof. R u dolf J a ffé V icep resid en te: P rof. R u dolf J a ffé T esorero: Sr. Carlos Schubert T esorero: Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dr. A filio Brillem bourg S ecretario : Dr. A filio Brillem bourg V ocales : Dr. José Ignacio Baldó Dr. A ntonio J. Anzola Carrillo Dr. Leandro Potenza S u p len tes: Dr. Günther Paul Sr. Gustavo W allis Dr. V ictorin o M árquez R. C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario Suplente : Sr. E duardo Sieblesz V o ca le s : Dr. José Ignacio B aldó* Dr. Leandro Potenza Dr. Oscar J. Herz S u p len tes: Dr. Roberto de M ontem ayer D r. E dgar M üller-K arger D r. R afael Paredes-U rdaneta C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 5 1954 7 P r es id e n te : Dr. Luis T eófilo Núñez 1956 V icep resid en te: P rof. R u dolf J a ffé P r es id e n te : Dr. Julio Criollo Rivas T esorero: Sr. Carlos Schubert V icep resid en te: P rof. R u dolf J a ffé S e cr eta r io : Dr. A filio Brilem bourgh V o ca le s : Dr. José Ignacio Baldó Dr. Leandro Potenza Dr. Oscar J. H erz S u p len tes: D r. José Barnola Sr. Roberto de M ontemayer Sr. A lberto G arcía V illafañe Com isario : Sr. T eófilo Sánchez H urtado T esorero: Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dr. Leandro Potenza V o ca le s : Dr. Luis T eófilo Núñez Dr. José Ignacio Baldó A gregad o Cultural de la E m bajada de Alem ania Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz S u p len tes: Sr. W a lter D upouy Dr. V ictorin o M árquez R. Dr. Ernesto Peltzer 6 C om isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado 1955 Presidente : Dr. Luis Teófilo Núñez 30 Com isario Suple7ite: Sr. Eduardo Sieblesz 8 C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado 1957 P resid en te: Dr. A tilio Brillem bourg V icep resid en te: P rof. R u d olf J a ffé Comisario S u p len te : Sr. E duardo Sieblesz 10 1959 T es o re r o : Sr. Carloá Schubert S ecreta rio : Dr. Leandro Potenza V o ca les: Sr. W alter D upouy Sr. Pedro A ntonio Ríos Reina A gregad o Cultural de la E m bajada de A lem ania S u p len tes: Dr. José Ignacio Baldó Dr. Luis T eófilo Núñez Dr. E rick G. M olnar C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 9 1958 P resid en te: Dr. A tilio B rillem bourg V icep resid en te: P rof. R u d olf J a ffé T es o re r o : Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dr. A lberto A n gulo O. V o ca le s : Sr. Ernesto Blohm Sr. W alter D upouy A gregad o Cultural de la Em bajada de Alem ania S u p len tes: Dr. José Ignacio Baldón Dr. Luis T eófilo Núñez Dr. B är von Schilling P resid en te: P rof. Dr. R. J a ffé V icep resid en te: Sr. Ernesto Blohm T es o re r o : Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dr. José Ignacio Baldón V o ca le s : Dr. R icardo Ball, h ijo D ra. Inga de Goetz A gregad o Cultural de la E m bajada de Alem ania S u p len tes: Sr. W alter D upouy Sr. Hans von W ach ter Dr. Gustavo W allis C om isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado Com isario S u p len te : Sr. E duardo Sieblesz 11 1960 P resid en te: P rof. R u dolf J a ffé V icep resid en te: Sr. Ernesto Blohm T es o re r o : Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dra. Inga de Goetz V o ca le s : Dr. José Ignacio Baldó Dr. Isaac J. Pardo A gregad o Cultural de la E m bajada de A lem ania 31 S u p len tes: Dr. M iguel Layrisse Sr. W alter D upouy Dr. A. J. A nzola Carrillo V ocales : D r. G ótz-A lexander M artius D r. Blas Bruni-C eli Dr. D irk B ornhorst Com isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Suplentes : Dr. José Ignacio Baldó P rof. R u d olf J a ffé Sr. Ramón Díaz Sánchez D r. V ictorin o M árquez R. D r. José Barnola Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 12 1961 Com isario : Sr. T eófilo Sánchez H urtado P r es id e n te : Sr. Ernesto Blohm Com isario Suplente : Sr. Eduardo Sieblesz V icep resid en te: Sr. W alter D upouy 14 T esorero: Sr. Carlos Schubert S e cr eta r io : Dr. B är von Schilling V ocales: P rof. R u dolf J a ffé Dr. D irk Bornhorst A gregad o Cultural de la E m bajada de Alem ania Dr. G ötz-A lexander M artius S u p len tes: Dr. José Ignacio Baldó Dr. Luis Lozano Gómez Dr. H elm ut R. E isig Com isario : Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 13 1962 P residen te : Sr. E rnesto Blohm 1963 P residente : D r. Oscar J. Herz V icepresidente : D r. B ä r von Schilling T esorero : Sr. K urt F. W esemann S ecretario : D r. G ötz-A lexander M artius V ocales : Dr. Blas Bruni-C elli Sr. V alter D upouy D r. Guillerm o M orón S uplentes : Dr. Pedro Trebbau M. P rof. R u dolf J a ffé Dr. José Ignacio Baldó Sr. Ernesto Blohm Sr. C. H. Lembcke Com isario : Sr. T eófilo Sánchez H urtado Comisario S uplente : Sr. E duardo Sieblesz V icepresidente : Sr. W a lter D upouy T esorero : Sr. Carlos Schubert S ecretario : Dr. B är von Schilling 32 15 196U Presidente : Dr. Juan F. Stolk V icep resid en te: Dr. D irk B ornhorst r l í l W 'J Q Í Y 'J 'I r t • T esorero : Sr. K u rt P. W esem ann Com isario S u p len te: Sr. E duardo Sieblesz V ice tes o re ro : Dr. Gotz A lexander M artius S ecretario : Sr. H elm ut J a ffé V o ca le s : Sr. W alter D upouy Dr. Guillerm o M orón Dr. Pedro Trebbau M. S u p len tes: Dr. José Ignacio Baldó Sr. Ernesto Blohm Dr. O scar J. Herz P rof. E u dolf J a ffé Sr. C. H. Lembcke C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. E duardo Sieblesz 16 1965 P resid en te: Sr. W a lter D upouy V icep resid en te: Dr. Juan F. Stolk T eso re r o : Sr. K urt P. W esem ann Sr. T eófilo Sánchez H urtado 17 1966 P r es id e n te : Sr. W a lter D upouy V icep resid en te: Dr. Juan F. Stolk T esorero: Sr. K u rt F. W esemann V ic e te s o r e r o : Sr. H elm ut J a ffé S e cr eta r io : Sr. C. H. Lembcke V o ca le s : D r. Guillermo M orón D r. Pedro Trebbau M. Dr. L u dw ig F lach sk am pf S u p len tes: Dr. José Ignacio Baldó Sr. Ernesto Blohm Dr. O scar J. Herz Sr. D irk B ornhorst P rof. R u dolf J a ffé C om isario: Sr. T eófilo Sánchez Hurtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz V icetesorero : Sr. H elm ut J a ffé S e cr eta r io : Sr. C. H. Lembcke 18 V oca les: Dr. Guillerm o M orón Dr. Pedro Trebbau M. Dr. L udw ig F lach skam pf P r es id e n te : A rq. D irk B ornhorst Suplentes : Sr. José I. Baldó Sr. Ernesto Blohm Dr. O scar J. H erz Sr. D irk Bornhorst P rof. R u dolf J a ffé 1967 V icep resid en te: Sr. W a lter D upouy T es o r e r o : Ing. U lrich W agner-M anslau V icetesorero: Sr. Kurt F. Wesemann 33 S e cr eta r io : Sr. C. H. Lembcke V o ca les: D r. W erner J a ffé Sr. A x el K rueger Dr. L udw ig Flachskam pf S u p len tes: D r. José Ignacio Baldó Sr. Ernesto Blohm D r. O scar J. Herz Dr. Juan F. Stolk P rof. R u dolf J a ffé 20 1969 P resid en te: D r. José I. Baldó V icep resid en te: A rq. D irk Bornhorst T esorero: Ing. U . W agner-M anslau V icetesorero : Sr. A x el K rueger C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado S e cr eta r io : D r. W ern er J a ffé Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz V o ca le s : Sr. W a lter D upouy D r. E . de Bellard Pietri D r. L u dw ig Flach skam pf 19 1968 P r es id e n te : A rq. D irk Bornhorst V icep resid en te: Sr. W a lter D upouy T esorero: Ing. U. W agner-M anslau V ic e te s o r e r o : Sr. A xel K ru eger S u p len tes: Sr. Ernesto Blohm Dr. A tilio B rillem bourg Sr. Ernesto E strada A . Dr. Juan F . Stolk P rof. R u d olf J a ffé C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H crtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 21 1970 S e cr eta r io : Sr. C. H. Lembcke V o ca le s : A rq. Carlos A . Guinand B. Dr. E. de B ellard Pietri D r. L udw ig F lach skam pf S u p len tes: D r. José I. Baldó Sr. Ernesto Blohm D r. O scar J. Herz Dr. Juan F. Stolk P rof. R u dolf J a ffé C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. E duardo Sieblesz 34 P residen te : Dr. E . de Bellard Pietri V icepresidente : A rq. D irk Bornhorst T esorero : Ing. U. W agner-M anslau V icetesorero : Sr. A x el K rueger S ecretario : Dr. W ern er J a ffé V oca les: Sr. W a lter D upouy Dr. José I. Baldó Representante de la Em bajada de Alem ania Suplentes : Sr. Ernesto Blohm Dr. A tilio B rillem bourg P rof. Rhazés Hernández L. Dr. Juan F. Stolk P rof. R u dolf J a ffé C om isario: Sr. T eófilo Sánchez H urtado Com isario S u p len te: Sr. Eduardo Sieblesz 22 1971 P resid en te: Dr. E. de Bellard Pietri V icep resid en te: Dr. A ntonio J. Anzola Carrillo T eso re r o : Ing. U. W agner-M anslau V icetesorero : Dr. E rik G. M olnar V icep resid en te: Dr. E. de Bellard Pietri T esorero: Ing. U. W agner-M anslau V icetesorero : Dr. Enrique Pimentel V o ca le s : Sr. W a lter D upouy Dr. Isaac J. Pardo Dr. H einrich M erschmann S u p len tes: Dr. José I. Baldó A rq. D irk B ornhorst Sr. Cristóbal Blohm Dr. W ern er J a ffé C om isario: Sr. K urt F. W esemann Com isario S u p len te : Sr. Giiunter Mans 24 1973 S e cr eta r io : Sr. A xel K rueger V o ca le s : Sr. W a lter D upouy Dr. José Melich Orsini D r. H einrich M erschmann Suplentes : Dr. José Ignacio Baldó A rq. D irk Bornhorst Dr. A tilio Brillem bourg P rof. Rhazes H ernández L. P rof. R u dolf J a ffé Cornisario: Sr. E duardo Sieblesz Comisario S u p len te: Sr. K urt F. W esemann P r es id e n te : D r. A n ton io J. Anzola Carrillo V icep resid en te: Dr. Enrique Pim entel T esorero: Ing. U. W agner-M anslau V ic e te s o r e r o : Dr. H. V anegas-Fischbach S e c r e ta r io : Sr. A x el K rueger V o ca le s : Sr. W a lter D upouy D r. E. de B ellard Pietri D r. M arcel Roche 1972 Suplentes : A rq. D irk B ornhorst Sr. C ristóbal Blohm Dr. Carlos R. Travieso D r. Ramón J. Velásquez Dr. Julio de A rm as P r esid en te: Dr. A ntonio J. Anzola C arrillo C om isario: Sr. K u rt F. W esemann S e cr eta r io : Sr. A x el K rueger Com isario S u p len te: Sr. Günter M anns 23 35 25 1974 P resid en te: Dr. EnriquePim entel V o ca le s : Sr. W alter D upouy D r. E. de B ellard Pietri Ing. U. W agner-M anslau Sr. A x el K rueger T es o re r o : Sr. Günter Manns S u p len tes: A rq. D irk B ornhorst Sr. Cristóbal Blohm D r. A lfre d o Coll García D r. José A ntonio Salas D r. M ario A ltam irano V ic e te s o r e r o : Dr. R afael Santander C om isario: Sr. K u rt F. Wesemann S e cr eta r io : Dr. H. V anegas-Fischbach Com isario S u p len te : Sr. Richard Todtmann V icep resid en te: Dr. A ntonio J. A nzola Carrillo 36 Del Personal Administrativo PERSONAS QUE HAN PRESTADO O PRESTAN AUN SUS SERVICIOS A LA ASOCIACION CULTURAL HUM BOLDT 1949-1974 Aue, A n gélica D oren dorf de Lazzeri, Dra. Bianca Baasch, Annem arie Brandes, M énica Rizzo, Gaetano Rolando, K rista Rosa, W altrau d K necht de la Rosales, Renée M itrow sky de Rubi, Ingrid Canozo, Juan E ck h off Bettina Felsz, Bárbara Guzmán, A n ton ia M aría Schröder, Heddy de Seckt, Anneliese de f Siebert, G ertraud de Stanojevic, Zivota Streit, G ertrud Hernández, Rogelio f Heyne-Brunke, Ursula H offm ann , H edw ig ter H orst, Bettina Knaack, Anneliese B. de W esem ann, K u rt F. (ad hon.) 37 Del Personal Docente PERSONAS QUE HAN PRESTADO O PRESTAN AUN SUS SERVICIOS A LA ASOCIACION CULTU RAL HUM BOLDT 1949-1974 Aue, A n gélica D ored orf de Blaha, E rika Natzm er, Jutta von Niese, Dr. Thom as Celi, N orka de O lbrich, D ora de Dehn, In geb org von D rastik, D orothea de Reinstrom , Anneliese de Reinstrom , H inrich R. Reinthaler, G ertraud de Rosa, W altraud K necht de la Rosales, Renée M itrow sky de Ebert, B ritta Eitz, Anneliese de Engels, Gabriele de Fedor, A licia Elena Kaez Gathmann, A n a M aría Guevara, B rigitta Tittel de Harm s, W o lfg a n g Heiss, M athilde de Hoch, E lfriede Hübner, U rsula Sanz, Elke de Schad, Dr. W erner Schneider, Rosw itha de Seidl, M icheline de S teffens, Y olanda Tu rtur, P rof. H erm ann Vareschi, Lotte de Jaschinski, Regina Leinemann, V olker M aiw eg, U rsula de Mezzetti. Christa Baum gartner de W olters, K arin de Zieme, D ietm ar Zieme, Lilyan de 39 ADDENDA Los Cursos de Alemán en la Asociación Cultural Humboldt QUE ES EL GOETHE IN STITU T MÜNCHEN Cinco años después de la fundación de la A sociación Cultural Humboldl se iniciaron los primeros cursos de alemán, hecho significativo que solamente fue posible gracias a la señora Dora de Olbrich quien, desde el mes de marzo de 1954 hasta junio de 1953, dictó cursos de alemán gratuitamente y se retiró con las más sinceras gracias por parte de la Junta Directiva de la ACH * cuando el primer Docente del Instituto Goethe Munich, Dr. Thomas Niese, llegó para encargarse de la dirección de los cursos y de las actividades culturales de la ACH, de acuerdo con un convenio celebrado entre ambas instituciones. Gracias a la mística de la señora de Olbrich, del Dr. Thomas Niese, del Dr. Hermann Turtur (D irector Interino desde mayo 1967 hasta agosto 1 9 6 7 ), del Sr. Hinrich R. Reinstrom y de los profesores que colaboraron desde 1963, los cursos se desarrollaron muy satisfactoriamente y en el año 1973 la A sociación fue nombrada Sede para exámenes del Deutsche Sprachdiplom que es otorgado por el Instituto Goethe Munich y la Universidad Ludwig Maximilian de Munich. Los cursos comprenden todos los niveles, desde el curso para princi­ piantes hasta el curso para el Grosse Deutsche Sprachdiplom. El p ro­ grama de los cursos se amplió incluyendo también cursos de castellano, cursos sobre literatura moderna alemana y taquigrafía alemana. El material de enseñanza se complementó y modernizó de manera tal que en la actual Sede de la Asociación todas las aulas tienen equipo electrónico, incluyendo audífonos, grabadores, m icrófonos, proyectores de películas y de diapositivas. Para el comienzo del mes de febrero fueron iniciados cursos de alemán de la A sociación Cultural Humboldt en M aracaibo y el l 9 de mayo se iniciaron los primeros dos cursos de alemán en Maracay, gracias a la * La Sra. Dora de Olbrich fue nombrada Miembro H onorario de la A sociación H umboldt en reconocim iento de sus generosos servicios de profesora de alemán. Cultural 41 colaboración del Colegio Humboldt, del Instituto Calicanto y del Centro de Formación Técnica de Maracay. Desde 1970 se ha televisado 3 veces por semana el curso de alemán “ Guten Tag” por la Televisora Nacional, Canal 5. Dicho curso será repe­ tido por televisión. Asimismo, se transmite por Radio Nacional, con éxito, un curso de alemán. En el año 1973, el total de las inscripciones a los cursos de idiomas alcanzó la cifra récord de 809, aumento notable comparativamente con la cifra del año 1970, de 615. Por supuesto, este incremento se debe a la eficiente dirección de los cursos por el docente del Instituto Goethe y la competente colaboración del grupo de profesores que lo secundan. Pero es oportuno inform ar a nuestros lectores qué es el Goethe Institut München en el mundo. El Instituto Goethe de Munich es una de las organizaciones no estadales de la República Federal de Alemania, que con el apoyo económ ico del Gobierno Federal, pero bajo responsabilidad propia, trabaja en el campo de la política cultural exterior y del intercambio cultural con otros países. La finalidad del Instituto, reflejada en su nombre completo, “ Instituto Goethe para el cultivo del idioma y la cultura alemana en el extran­ je ro ” , es realizada por una red mundial que actualmente cuenta con 113 filiales en 60 países. No en todas partes se denominan las filiales “ Instituto Goethe” ; o com o en USA y Canadá — “ Casa Goethe” . En Dinamarca y en el Líbano se conocen b a jo la designación “ Instituto de Cultura Alemana” ; en Bruselas y en Rom a com o “ Biblioteca Alemana” y en la India recuerdan los “ Max Miiller Bhavan” al In dólogo de Dessau, Friedrich Max Miiller, que en el siglo x ix descubrió al Occidente la espiritualidad hindú. T odos estos Institutos ofrecen a los interesados un amplio programa, el cual varía según los intereses locales del país en que se encuentran; im ­ parten cursos de alemán y brindan a estudiantes, periodistas, científicos y otros grupos la oportunidad de hacer uso de las bibliotecas — cuyas existencias oscilan entre 3.000 y 30.000 volúmenes— o tomar en calidad de préstamo libros, revistas, periódicos y series de fotografías y diapo­ sitivas. La mayoría de los Institutos posee archivos de discos y cintas magnetofónicas y dispone además de películas en banda estrecha que se prestan a escuelas, universidades, clubes y personas particulares inte­ resadas. El trabajo de las filiales se centra en la inform ación actual sobre todos los aspectos de la vida cultural y social. Con sus programas quieren los Ins­ titutos prestar un “ servicio al país que los hospeda” ; lo que presupone 42 ciertamente que el programa que presentan se oriente concretamente a las necesidades del país. Mediante una serie de conferencias, seminarios, exposiciones, veladas cinematográficas y discusiones con expertos, se tratan en las distintas filiales de Europa, América, Australia y Japón, cuestiones de urbanística, de protección del medio ambiente, form ación cultural, derecho, pedagogía, historia contemporánea y problemas de los medios de com unicación. Los Institutos Goethe en los países del Tercer Mundo quisieran además ayu­ dar por medio de sus programas a la superación de problemas tan apremiantes com o son la eliminación de las chabolas * o la lucha contra epidemias. Parte de la ayuda cultural y de form ación, com o es esperada especialmente por el público del Instituto Goethe en A frica y Asia, consta naturalmente de una semana dedicada a la cinematografía, la actuación de un director artístico alemán en la India, o ensayos y seminarios a cargo de un músico pedagogo alemán con músicos africanos. En Alemania se con oce el Instituto Goethe principalmente com o una institución a la cual asisten muchos jóvenes extranjeros antes de com en­ zar sus estudios o su form ación profesional en la República Federal. El número de los que, desde la fundación del “ Instituto Goethe para el cultivo del idioma y la cultura alemana en el extranjero” en 1952, han aprendido el idioma alemán en uno de los 20 centros de enseñanza en la República Federal y Berlín Occidental es realmente impresionante: hasta fines de 1973 fueron casi 190.000, en su mayoría jóvenes, proce­ dentes de 135 países, a los que los conocimientos adquiridos en el Insti­ tuto Goethe facilitaron el acceso a un centro universitario alemán, o ayudaron a desempeñar m ejor la tarea en una empresa alemana. Así com o lo que ocurre con los cursos de alemán en la República Federal, las filiales registran también en los cursos ofrecidos en el extranjero un número creciente de participantes. El Instituto intenta responder a este interés con una enseñanza basada en los métodos más modernos y con el empleo de medios técnicos auxiliares. Los cursos de alemán en el Instituto Goethe están a cargo de profesores experimentados en el idioma, que después de su form ación universitaria reciben una especialización en este ramo. En la form ación especial de estos profesores, así com o en la form ación y ampliación de los conocimientos de los profesores extran­ jeros que imparten el idioma alemán, aplica el Instituto Goethe las experiencias adquiridas dentro y fuera del país en la asignatura “ alemán com o idioma extranjero” , que se realiza en un “ Centro de estudios de didáctica científica” propio y en otros departamentos especiales del * En Brasil, favela; en Venezuela, “ rancho” . 43 Instituto. Las experiencias adquiridas mediante la enseñanza y la valora­ ción analítica de los conocimientos prácticos han sido presentados ya en varias publicaciones científicas, y recogidas en una serie de textos para la enseñanza del idioma, métodos audio-visuales, así com o en cursos por radio y televisión. Con el fin de intercambiar las experiencias alcanzadas en el campo de la enseñanza del idioma con otras instituciones o especialistas en la materia, se celebran reuniones, conferencias y simposios internacionales llevados a cabo regularmente por el Instituto Goethe, o en los que están repre­ sentados por sus propios expertos. Las múltiples tareas en el país y en el extranjero están a cargo de apro­ ximadamente 3.000 colaboradores, de los que 150 trabajan en la admi­ nistración central en Munich y 350 en los centros de enseñanza del país. En el extranjero hay que añadir, a los 300 colaboradores enviados, unos 2.100 llamados colaboradores locales, de los que más de dos tercios poseen la nacionalidad del país en que residen. El Instituto Goethe tiene la form a jurídica de una A sociación registrada. El programa de trabajo del Instituto es fijado por un comité compuesto de trece miembros ele­ gidos por la asociación y por los colaboradores del Instituto. El comité está presidido por el antiguo Secretario de Estado Hans Heinrich Herwarth von Bittenfeld. La administración está a cargo de una Junta Directiva elegida por el comité, y a cuya cabeza figura Hans Kakle com o Secretario General. La dirección de la Administración Central es: Goethe-Institut, Zentralverwaltung, D-8 Mánchen 2, Lenbachplatz 3. 44 Perspectivas de la investigación sobre Alejandro de Humboldt Por el D r. H anno B eck * En la investigación sobre Alejandro de Humboldt, los grandes años con ­ memorativos de 1959 (centenario de la muerte) y 1969 (bicentenario de su nacim iento), han dado lugar a formales manifestaciones de funda­ mentales reconocimientos. Una asombrosa multitud de hombres se sumó de nuevo al siempre no­ table número creciente de cultores en todo el mundo. El sonoro nombre de Alejandro de Humboldt, la creciente admiración de su grandeza humana y científica y su importancia com o expedicio­ nario han fascinado nuevamente a miles de nuestro tiempo. La actual investigación Humboldt puede dar cuenta de importantes re­ sultados, los cuales proporcionan indudables basamentos para esta ad­ miración. No obstante, en este ámbito no ha sucedido ni con mucho todo lo que tiene que suceder, y se tiene la impresión de que sólo estamos al c o ­ mienzo. ¿Qué se ha conseguido? Brevemente citemos aquí lo esencial; el orden en que son mencionados estos trabajos es arbitrario, y no significan una jerarquización de los m ism os: 1. Las eruditas contribuciones a la investigación Humboldt en todas las partes del mundo, particularmente en Sudamérica y Europa. El exa­ men crítico de esta extensa literatura apenas comienza ’ . 2. Los positivos resultados de la investigación de los homenajes y d o ­ cumentos conmemorativos, sobre todo en idioma alemán; exclusiva­ mente nom bro aquí las todavía no suficientemente bien ponderadas obras * Empresa de investigación de la Sociedad Hum boldt para la Ciencia, el Arte y la Cultura, com p. inscrita, Mannheim, Nr. G. 45 de conjunto de los científicos alemanes y extranjeros: Obra y prestigio mundial de Alejandro de Humboldt. Editada por Heinrich Pfeiffer para la Fundación Alejandro de Humboldt (Munich, 1969). 3. La nueva edición de las obras completas de los viajes de Alejandro de Humboldt en América, en 30 tomos (20 Tomos en folio m ayor; 10 Tom os en folio español), (cu artilla), con todos los méritos de la pu­ blicación iluminada a mano, hecho con el mayor esmero tipográfico (Theatrum Orbis Terrarum, Amsterdam; Da Capo-Press, New York, 1973)-. 4 . La nueva edición del “ Atlas de M éjico” ( “ Atlas Géographique et Physique du Royaume de la Nouvelle Espagne” ) con introducción de Hanno Beck y Wilhelm Bonacker, así com o también la “ Relación H istó­ rica” ( “ Relation Historique” ) con introducción y registro (F. A . Brockhaus, Stuttgart 1969 y 1 9 7 0 ), de Hanno Beck. 5 . El primer Tom o de la obra epistolar de Humboldt: “ Cartas de Juventud” (Berlín, 195 9 ), y la biografía de Humboldt en 2 Tomos (Franz Steiner, Wiesbaden 1959 y 1961, la 2da. edición de la serie), la cual fue publicada por la Editorial M éjico: Fondo de Cultura, en 1971, traducción castellana, texto revisado, pero sin anotaciones ni registro. Desde este baluarte en adelante, puede ser planeada la futura investi­ gación con una mayor garantía. Un programa de investigación debería contener el siguiente cometido, en el cual la sucesión no debe testimo­ niar ni rango ni valor, sobre lo cual nuevamente, se debe hacer hincapié de manera explícita: 1. Debemos emplear los métodos de la moderna interpretación en todos los Textos de A lejandro de Humboldt, no sólo por ellos mismos, sino también para conocer m ejor a Humboldt. 2. Una especial necesidad constituye la publicación de un estudiantes de Geografía; ello pudiera interesar a un gran lectores y ciertamente llamaría la atención del historiador, riador científico y del literario; una edición tal está siendo en el ámbito de la serie de escritos: “ Emanado Humboldtiana” texto para círculo de del histo­ preparada (v. N? 3 ) . 3. Constitución y Fomento de la orden internacional de documentos “ Emanado Humboldtiana” , fundada en 1973. “ Contribuciones a la Vida, Obras y Mundo circundante de los hermanos Guillermo y A lejandro de Hum boldt” , editada con el patrocinio de la A sociación Humboldt para la Ciencia, el Arte y la Cultura, Compañía registrada con sede en Mann- 46 heim, por el Prof. Dr. Hanno Beck. Con ello ha sido dedicada por vez primera a los hermanos Humboldt y a su círculo científico en conjunto, una serie de escritos que abarcan el ámbito internacional, gracias a la ayuda de la Editorial Theatrum Orbis Terrarum de Amsterdam, y para los cuales ya pueden ser totalmente aceptados 4 libros manuscritos. 4. La nueva edición arriba mencionada del conjunto de Obras de viaje de Alejandro de Humboldt debe ser explicada y acompañada por tomos suplementarios. Para ello se ha contado con la colaboración de eruditos conocidos internacionalmente. El primer T om o está casi terminado y será publicado igualmente por la Editorial Theatrum Orbis Terrarum (A m sterdam ). 5. Un examen científico de las lecturas escolares internacionales re­ vela un interés casi inesperado por A lejandro de Humboldt. Si esta obra le debe facilitar el acceso al idioma alemán a una reducida selec­ ción de alumnos extranjeros, entonces este pequeño tomo debe ser com ­ pilado con la mayor reflexión. Deberían ser escogidos, sobre todo deter­ minados pasajes del humanismo creador de Humboldt el cual es aun hoy en día representante del auténtico espíritu del idiom a alem án3. Una Edición m odelo está siendo preparada por la “ Emanatio Humboldtiana” . 6. El objetivo científico más importante h oy en día consiste en un amplio y esforzado análisis de las aportaciones geográficas de Hum­ boldt, las cuales considero yo que constituyen el núcleo del trabajo científico de su vida. Esta disertación aparecerá también entre los es­ critos nombrados en el N ° 3. 7. Una nueva posibilidad de la investigación Humboldtiana ofrece la “ Asociación Humboldt para la Ciencia, el Arte y la Cultura” , con sede en Mannheim (Presidente de la Junta Directiva: Dr. jur. Herbert Kes­ sler, 68 Mannheim 36, Riedlach 12) cuya “ Oficina para Investigación” ha organizado círculos científicos de trabajo. Un círculo de trabajo: “ Humboldt investigador” , se ha dedicado a la gestión conjunta de la investigación nacional e internacional de Humboldt. La unión de los científicos, tanto en el país com o en el extranjero, deberá fomentar la aparición periódica de un Boletín, el cual deberá registrar en la forma más completa posible, el conjunto de las nuevas publicaciones. En Europa hemos vivido el ocaso de muchos valores. Sin embargo, el nombre de los hermanos Humboldt ha aparecido siempre con nuevo esplendor. El ha pasado del siglo XVIII al x i x y de éste al x x , y también logrará alcanzar el siglo x x i , simplemente porque necesitamos y nece­ sitaremos modelos en la Ciencia y en el Humanismo. 47 OBSERVACIONES Y NOTAS EXPLICATIVAS 1. Véase Hanno Beck. R eí. “ Investigación Alejandro de Humboldt” , intelectual del Año de Alejandro de Humboldt 1972, Págs. 11-14. 2. Debe ponerse de relieve que esta publicación está a la disposición com o un todo, en sec­ ciones ( e j .: Sección B otá n ica ), o en tomos separados. Ahora pueden, por e j.: también las bibliotecas de la R epública Federal de Alemania, llenar muchas dolorosas lagunas, después de que, según una encuesta de A d olf M cyer-A bich, se evidenció que, a conse­ cuencia de la guerra, ni una sola de las bibliotecas alemanas disponía de la más grande obra de viaje de la historia. 3. Los autores americanos J. W . Dick (U niv. de W atcrloo, Ontario) y H. E. Haelsgergen (U niv. de K ansas), en virtud de mi biografía y de mi E dición sobre los Discursos, han escrito un pequeño tomo, exclusivamente como lectura para la escuela: “ Alejandro de Hum boldt” (W altham , Mass., Toronto, London 1 965); tales ejemplos requieren un examen científico más extenso. 48 Parte I. El fruto Valoración de la vida y gloria postuma de los hermanos Humboldt hasta finales del siglo X IX Por el D r . U l r i c h D i e t e r O p p i t z La memoria de A lejandro von Humboldt y otros alemanes que han con ­ tribuido con sus servicios al auge de América Latina, ocupará allí un puesto de honor. “ Y o desearía que nuestros compatriotas supieran algo más a este respecto. . . ” , afirm ó el Presidente de la República Federal, Lübke, en 1964, al terminar su viaje a Sur América ’ . En una época de su vida parece haberle llegado al destinatario una carta dirigida a A lejandro von Humboldt, a pesar de que la dirección solo decía “ al Sr. Humboldt, Europa” . Si bien esta anécdota difundida, que ya antes se había propagado entre el médico Leiden Boerhave, el matemático Euler y Johann Friedrich Blumenbach, profesores de Humboldt en Góttingen 2, probablemente era inventada, refleja la estimación de que gozó entre los contemporáneos de todas las condiciones sociales. Temporal­ mente ganó el aprecio de sus colegas a causa de sus investigaciones b o ­ tánicas, posteriormente la atención de los representantes de otras cien­ cias y, durante su estadía en Berlín, el afecto del pueblo. Estos hechos se demuestran en los títulos que le fueron otorgados. En su vida se pueden distinguir cuatro fases. La primera fase, apreciación de parte de los científicos, alcanzó hasta 1830; la segunda fase de co n ­ tinua popularidad, alcanzó hasta su muerte (1859) ; la tercera fase, de la gloria postuma, que terminó en Alemania más o menos en 1890 — en América Latina no ha terminado todavía— , mientras que la cuarta fase, Humboldt al servicio de la cultura política, se extendió hasta 1925. La división en fases no significa que después de 1830 o después de 1925 ningún científico hubiera expresado su admiración por él, sino significa solamente la actitud que predominaba. Es cierto que con ningún otro hombre han estado ligados tan numerosos nombres en tres continentes. Al comienzo de la primera fase le dio su nom bre Natalius Joseph de Necker (1758-1825) 1791, a especies de la fam ilia Gentineae Humboldtia 3. Es la primera denominación presentada y Humboldt tenía para esa época 22 años. En 1792 publicó un pequeño estudio sobre los colores de las plantas subterráneas4 y, en los años siguientes en Berlín, su “ Florae Fribergensis Specimen plantas cryptogamias praesertim subterráneas exhibens” . Gracias a ello, le fue con fe­ rida la Medalla de Oro para el Arte y la Ciencia por el Príncipe Fede­ rico Augusto III, en julio de 1793. En 1794 y 1797 5 se les dio su nombre en honor suyo, a dos nuevas plantas. Esto fue para él un justo motivo de orgullo, por lo cual le expresó en una carta a Johann Cari Freiesleben (1774-18461: “ El P ro­ fesor Vahl de Copenhagen ha denominado en su trabajo in fo lio : “ Symbolae botan” un maravilloso árbol oriental “ Humboldtia laurifolia” in honorem botanici eximi A . V . Humboldt auctoris praestantiss florae fribergensis” . ¿N o es esto grandioso? El siguiente viaje a América le granjeó gran aprecio. Las realizaciones científicas de su viaje de más de cinco años produjeron una gran expec­ tativa, así com o otros viajes que realizó en esa misma época. Sus viajes ganaron un valor permanente después del conocimiento de sus resul­ tados. El aprovechamiento de las experiencias de estos viajes sirvieron a los jóvenes estados americanos en los primeros años de su indepen­ dencia y su decidida oposición a la esclavitud ganó gran deferencia en Norteamérica. Desde 1805 los científicos de Europa estuvieron ocupados en la organización de sus múltiples obras y de sus viajes Bonpland, W illdenow, Kunth, Valenciennes, Latreille, Cuvier, Hooker y L. von Buch y otros, trabajaron en ello. Ellos designaron algunos de sus des­ cubrimientos con el nombre de Humboldt y así, entre los años 1805 y 1820, fueron dados a conocer nuevos nombres. Los científicos tienen pocas oportunidades de manifestarse recíprocamente el agradecimiento o el aprecio: la dedicatoria de nuevos trabajos o la designación de nuevos hallazgos son las pocas oportunidades para ello. Descubrimientos botánicos, zoológicos, paleontológicos con nombres famosos son, por lo tanto, corrientes en este período. Durante los años de sus trabajos en el viaje a América pudo él esti­ mular y fomentar numerosas investigaciones. Su nombre tuvo tanta in­ fluencia que una pequeña esquela o un deseo personal “ entre bastidores” pudo alcanzar más que una petición de muchos meses o un mem o­ rándum de varias páginas. La relación del mecenazgo de Humboldt en los últimos años de Berlín T, es válida de una manera semejante para París. El mineralogista francés Armand Lévy (1794-18411 al denominar el H um boldtit8 expresa con ello su apoyo. Jean Louis Agassiz (18071 8 7 3 )” y Jules Sébastian Dumont d’Urville (1 7 9 0 -18 4 2 )10 informaron más tarde sobre esta benéfica intervención. Agassiz, un suizo, le hizo 50 posible a Humboldt la finalización de sus estudios en París, mientras que él mismo ayudaba a d’ Urville en la preparación de la circunnavega­ ción del mundo con la corbeta “ A strolabio” . Conform e a ello, fue Hum­ boldt el único erudito que se preocupó activamente por la realización del viaje. Agassiz contribuyó más tarde en los Estados Unidos al fo ­ mento de la conm em oración de Humboldt y estuvo conectado con la proyectada venta de su biblioteca en Estados Unidos. La primera desig­ nación se la pudo dar él junto con von Sprix en relación con un tra­ bajo sobre los peces brasileños; a esta denominación siguió otra en 1833 n , de Mariano de Rivero y Ustáriz (finales del siglo x v i i i - 1 8 5 7 ) , del Perú, quien se encontró con Humboldt en París en 1821 - 22 , y le dio el nombre de Humboldt a un mineral “ com o muestra de mi aprecio y profundo respeto por el sabio, que tan bien supo describir a Am é­ rica, mi patria” 1-. Monticelli ( 1759 - 1846 ) y Covelli ( 1790 - 1 8 2 9 ) , un quím ico de Nápoles, le dedicaron un mineral “ cuando él vino a esta capital en 1822 ” 13. En conexión con un viaje del rey Federico Gui­ llermo III a Verona y Nápoles, había subido Humboldt al Vesubio y había visitado la colección de Monticelli. Con ambos tenía él relaciones científicas ya antes del viaje. La pregunta, ya no tan aclaratoria, de cuáles investigadores naturalistas fueron apoyados por él 14, pudiera ser posiblemente contestada, al menos en parte, a través de un examen un poco más preciso de la historia de las vidas de aquellos investiga­ dores que veneraban el nombre de Humboldt. De estas denominaciones se enteró Humboldt de distintas maneras. Cuan­ do el nombre apareció en publicaciones de su especialidad 10, él lo supo casi siempre. Obras más pequeñas le enviaban también algunos autores; más tarde se encontraron también en su biblioteca 10. El comentaba d i­ vertido algunos de estos nom bres: Sobre un cabo situado en Groen­ landia, que había sido nombrado en su honor en 1822 por W illiam Scoresby h. ( 17891857 ) , escribía él 17 diciendo que poseía allá un cabo p oco amistoso. Cuando algún nombre no le inspiraba antipatía o aver­ sión, entonces debían ser no obstante justificados en una forma imparcialmente objetiva. Con Heinrich Berghaus ( 1797 - 1884 ) tuvo él entre 1837-1840 una disputa bastante larga sobre la legitimidad de darle el nombre de Humboldt a una corriente marina, que ya era conocida desde hacía 300 años por todos los grumetes desde Chile hasta Paita 1S. La controversia no es expresión de testarudez de un sabio que envejece, sino de honradez científica, cosa que pareció poco comprensible para observadores posteriores. Al comienzo de la segunda fase se encuentran los cursos dictados en la Universidad de Berlín y las conferencias en la Academia de Canto de 51 Berlín. Entre noviembre de 1827 y abril de 1828 dictó él 61 cursos o clases y 16 conferencias. A través de ello ganó en corto tiempo una gran popularidad. El viaje a Rusia en 1829 y más tarde la aparición del “ Cosmos” la fortalecen. Además, se vino a sumar el hecho de que él, a pesar de que no tenía ninguna posibilidad de influencia en la corte, era considerado un liberal, y por ello servía de modelo a una muy extendida Audiencia de los tiempos 19. Cuando se honró a los muertos que lucharon en las barricadas, en marzo de 1848, se le llamó y se saludó jubilosamente su aparición 20. Ya desde 1843 se preocupaba la Asociación de Nobles de Mainz (A sociación de T exa s), por posibi­ litarle a la gente pobre la emigración a los Estados Unidos, para me­ jorar la miseria social en los países alemanes. Cuando a uno de los asentamientos o colonias de la asociación se le quiso dar el nombre de Fallersleben, al enviársele el inform e de esta denominación al príncipe Waldemar de Prusia, en 1846-47, se cam bió por Castillo de H u m bold t21. El proscrito demócrata August Heinrich Hoffmann de Fallersleben (1798-1874) no debía ser mencionado a este respecto, pero sí el liberal chambelán real. Después de la fracasada revolución de 1848, cuando miles de alemanes emigraron a Estados Unidos y se buscaron una nueva patria en el ca­ mino hacia el oeste, dieron el nombre de Humboldt a muchos sitios y lugares 22. Al lado de los inmigrantes, los americanos que estaban en comunicación con Humboldt le expresaron su admiración y respeto com o el “ segundo Colón” . Schónw aldt23 ha reunido para ello muchos elementos que refuerzan estas relaciones. De la manera más visible ha influido John Charles Frémont (1813-1890), quien nom bró en Nevada una cadena de montañas y un r í o 24. Cuando Frémont en 1856 se pos­ tuló para la presidencia, intervino Humboldt por única vez directamente en la consulta política de un país extranjero. Al comienzo de 1856 había sido publicada en New Y ork una mala traducción de su “ Essai Politique sur l’Isle de Cuba” , en la cual el capítulo sobre “ La Escla­ vitud” había sido excluido. La campaña presidencial de 1856 fue d iri­ gida principalmente a través de polémicas sobre el problema de la esclavitud 25, así que no es sorprendente que la posición de Humboldt a favor de Frémont haya producido un gran respeto. Además no era la exteriorización de cualquier miembro de un partido sino de un cien­ tífico conocido mundialmente, que podría conducir junto con Thomas Jefferson a una gran victoria. En Berlín tomó parte Humboldt en reuniones de la Embajada Am eri­ cana 2e. Posiblemente le fue obsequiada en una de ellas una carpeta que contenía nueve mapas de diferentes lugares que en esa época lle52 vahan su n o m b re -7. John B. Floyd, Secretario de Guerra, le manifestó al respecto en una esquela: . .E l nombre de Humboldt es apreciado no solamente en nuestro gran territorio desde la costa del Atlántico hasta el Pacífico, sino que nos hemos honrado en emplearlo en muchas partes de nuestro territorio, por lo tanto está ligado a la posteridad com o los nombres de Washington, Jefferson y Franklin” . Como signo de su creciente popularidad puede mencionarse el hecho de que su nom ­ bre fue también usado por gentes de negocios con fines adquisitivos. Un fabricante de plumas y otro de lanas le pidieron a Humboldt su consentimiento para el empleo de su nombre. La pluma “ Humboldt” fue vendida en una cajita junto con el facsímil de una carta suya en que daba su aprobación para ello -s. A los fabricantes de muebles con madera de pinos de Silesia no les contestó su primera carta porque. . . “ Designaciones con mi nombre de puertos y montañas en países salvajes, de barcos algunas veces encallados, de árboles espinosos recién descu­ biertos, me llenan siempre de temor” 29. El permiso lo dio después y la carta fue encontrada en la biblioteca 30. En su época, por lo menos cuatro barcos llevaron su nombre 31, uno de ellos transportaba en 1849 buscadores de oro en el Pacífico hacia San Francisco, otro se hundió en 1853, otro se hundió más tarde 32, el último puso su bandera a media asta en 1859 cuando la muerte de Humboldt. Un dueño de un hotel en San Francisco envió a su padrino en 1855-1857 varios periódicos que mencionaban a Humboldt en cartas para Varnhagen y en 1857 un m édico de Neufahrwasser quiso designar pedes con el nombre de “ Humboldt-Hotel” , recibió permiso con la inform ación de que en América Latina hoteles con su nombre 3*. Spiker 33. Cuando su casa de hués­ de Humboldt el había ya muchos No se debe perder de vista que en estas solicitudes, junto al expresado respeto por el sabio, el aumento de su prestigio jugaba un papel muy importante. No sin razón y a causa de ello fueron publicadas las cartas de Humboldt. Durante la discusión de las rutas y la construcción del Canal de Panamá, un consorcio inició una campaña a favor de su p ro­ yecto, con un prospecto titulado la “ Línea Humboldt” 35. Con ello dio la impresión de que solamente la ruta entre el río Napipi y Cupica fue recomendada por Humboldt, por ser muy apropiada para la cons­ trucción del canal. Sobre los proyectos del canal dio su opinión reite­ radamente; sin embargo, todos los proyectos fueron examinados por él cuidadosamente antes de que pudiera decidirse por uno. Ante la de­ cisión de la construcción, el consorcio le atribuyó una gran importancia al prestigio de su nombre. 53 Su hermano Guillermo de Humboldt no era tan popular en esa época. Es verdad que entre sus colegas especializados encontraron acogida sus sugerencias e ideas, una influencia que, comparada con la de su her­ mano, no logró mayor objetivo. Según se llegó a afirmar, solamente a un cráter de la luna le fue dado su nombre durante su vida 3G. W ilhelm Beer (1797-1850) y John Heinrich (von ) Mádler (1794-1874) termi­ naron en 1834 un mapa de la luna, en el cual trazaron el cráter G ui­ llermo de Humboldt y el mar Humboldtianum en honor a Alejandro 37. Después de la muerte de Alejandro, aparecieron un cúmulo de escritos que aumentaron el interés en su vida y en su obra. Aparecieron tam­ bién variados relatos y exposiciones novelescas 3S, provenientes de fuentes desconocidas, pero cuyo contenido se conservó 3!). El deseo de su testamento del l 9 de mayo de 1841 40, de que ningún periódico publicara ningún escrito o alabanza postuma, no fue cum ­ plido. A pesar de ello apareció tal cantidad de artículos y escritos que apenas podrían leerse; a ellos siguió una profusión de títulos. Con esto terminó la tercera fase. Emil A dolf Rossmassler (1806-1867) hizo la sugerencia, después de la muerte de Humboldt, de form ar la Sociedad Humboldt para el avance de la ciencia '11. El mismo Rossmassler se ocupó de gestionar la adqui­ sición de la biblioteca de Humboldt para el estado prusiano 42. En corto tiempo se fundaron ramas de la Sociedad Humboldt en Sajonia y Si­ lesia, las cuales por medio de exposiciones y conferencias divulgaron su obra científica. Como Sociedad central se fundó la Sociedad Alemana Humboldt, la cual consagró el día de su asamblea general anual, com o Día de Humboldt. Diferentes colecciones y pequeños museos le agrade­ cen a la A sociación su aparición. Karl Heinzen 13 se burla, no sin cierta razón, de esta Asociación de “ pastores, guardabosques, botánicos, maes­ tros de escuela, etc.” que poco entenderían de la obra cuyo nombre llevaba la asociación. En su nombre trabajaban en distintos lugares, asociaciones o ligas para la form ación del pueblo, las cuales se dedi­ caban principalmente a la form ación superior de jóvenes trabajadores y empleados. Estas asociaciones podían sentirse con razón destinadas a realizar las ideas humboldtianas, ya que para él aparecía la form ación com o un primer peldaño en el camino hacia el humanitarismo. En 1869 trajo el centenario de su nacimiento un nuevo resurgimiento del medio extinguido interés por Humboldt y su obra. El siglo trans­ currido desde su muerte había bastado para cambiar en una form a polifacética la imagen del polivalente científico. Los representantes de las distintas disciplinas especializadas habían descubierto a “ su” Hum­ boldt y lo examinaban sólo b a jo la estrecha visión de su especialización. 54 La biografía publicada en 1872 por Karl Bruhns y otros es un claro ejemplo/ de la transformación. No se admiró más el hecho de que Hum­ boldt tuviera una visión de variadas disciplinas, sino que casi se le criticó cóm o esta visión podía ser tan escasa en los detalles de las res­ pectivas disciplinas. Desde la fundación del imperio en 1871, pasó la valoración de Ale­ jandro a un segundo término, dándosele más importancia a las ideas nacionales de su hermano Guillermo. Significativo es el hecho de que calles de los barrios nuevos en las ciudades alemanes durante estos años siguientes a la fundación del im perio, llevaran los nombres de Roon, Moltke, Schiller y Humboldt, con lo cual muy frecuentemente se hon­ raba a Guillermo. Muchos nombres se ligan en esta época frecuente­ mente con el nombre de Humboldt, pero en su mayoría en adhesión a denominaciones anteriores. Un cine y una oficina telefónica en Berlín reciben el nombre porque quedan cerca del Bosque de Humboldt. Res­ taurantes, farmacias, escuelas y negocios de tiendas reciben el nombre de Humboldt, porque están en una calle llamada Humboldt. Se podría decir que estos nombres son secundarios. Un nombre secundario com o éstos se le dio casi a una ciudad norteamericana. Para conferirle el nombre a la actual ciudad de Nevada en Estados Unidos l4, se discutían las denominaciones de diferentes condados. Uno de ellos llevaba el nombre de Humboldt porque así se llamaba un río. Durante el debate en la asamblea que debía darles una constitución en Carson City en 1863, se sugirió el nombre de Humboldt para la nueva ciudad, pero no fue aceptado. El segundo descubridor de América (Cari Ritter) sería también honrado en una form a semejante. Entre los años 1871 y 1914 se reparten más o menos equitativamente los nombres originales entre los dos hermanos; las escuelas se refieren tanto al filólogo com o al naturalista científico. Editoriales y círculos de lectores lo toman com o padrino. Las instalaciones mineras se nom ­ bran com o Alejandro. El entusiasmo en las denominaciones y el afán de muchas comunidades por mostrar a los visitantes los hijos e hijas prominentes del lugar, hizo al efecto que algunos sitios se refirieran por su nombre a una visita de Humboldt, cosa no demostrable y que probablemente nunca haya tenido lugar. Bustos en parques, árboles y otros pequeños monumentos conmemorativos conservan vivos un re­ cuerdo o un acontecimiento, cuya legitimidad es dudosa. Un papel parecido le toca al catálogo de “ las siete ciudades del mundo que están más bellamente situadas” . Se atribuye a Alejandro de Humboldt el haber dicho en alguna oportunidad que “ se encontraba en una de las siete ciudades del mundo m ejor situadas” . Ellas serían: Salzburgo, Nápo- 55 les, Hannoversch Münden, Rothemburg sobre el Tauber, Estocolmo, Río de Janeiro, Lucerna, Estambul y otras que formarían com o unas 14, y las cuales se adornan con esta cita. Los documentos que probarían la vera­ cidad de esta afirmación, de esta alabanza, son casi siempre cartas de Humboldt — que entre tanto habían desaparecido. Otra cosa es en lugares aislados, los cuales Humboldt alabó exageradamente; por ejem ­ plo, Orotava, en las Islas Canarias ir‘ o el paisaje del lago de Lucerna y de Sarno 4,;. Es seguro que Humboldt nunca estuviera ni en Estocolmo, ni en Estambul ni en Río de Janeiro. Es difícilmente imaginable que sólo por imágenes o descripciones de lugares se pudiera emitir un ju icio tal. Por otra parte, habla de la importancia que se le atribuye a su juicio, el hecho de que se desee pensar que esa fue su opinión sobre la situación de ese determinado lugar. En conexión con la inclusión de Tenerife en el turismo de masas se ha empleado el nombre de Humboldt en distintos sitios, alojamientos, restaurantes, cafés, etc. En el transcurso de la cuarta fase del empleo del nombre para desig­ naciones, se ha utilizado el nombre, desde más o menos 1925, muchas veces para fines de política cultural. La Fundación A lejandro de Hum­ boldt socorrió a científicos que trabajaban en América Latina. Casas y recintos, que servían a estudiantes extranjeros, recibieron el nombre de Humboldt, por ejemplo en Berlín y Freiberg-Sachsen lT. Con estos esfuerzos se inició un contacto científico muy satisfactorio. La Funda­ ción Humboldt, después de poco tiempo de actividad, fue comparada con la renombrada Fundación británica Cecil Rhodes, ya que ella brin­ daba un apoyo calificado muy parecido. Algunos parecidos impulsos sucumbieron debido a la 2 í1 Guerra Mundial y al Tercer Reich. En la época del nacional-socialismo denominaron los geógrafos una montaña ,s en el Antàrtico, los oceanógrafos un barco para investigación de peces La política cultural oficialista no pudo hacer nada con Humboldt puesto que no se prestaba para ello ; demasiado importantes habían sido am­ bos hermanos ante los ojos del mundo, com o para que se les pudiera requerir para mezquinos objetivos. Al finalizar la Segunda Guerra M un­ dial, experimentaron ellos en la adjudicación de nombres un inusitado renacimiento. En donde más evidente se hizo esto fue en las escuelas. Cuando los nombres de los príncipes que habían reinado antes, o los de los miembros de sus familias, se hicieron inmencionables, entonces se ofrecía el nombre sin mácula de los hermanos; lo mismo pasó con las escuelas que tenían nombres de militares. Cuando años más tarde, Alemania Oriental y Alemania Occidental se encontraban al mismo tiempo en una competencia, ambos lados se sirvieron del nombre. Cuan­ do empezó años más tarde la competencia en el ámbito de la política del desarrollo, acordaron ambos lados servirse de la fuerza propagan­ 56 dística del nombre para América Latina. Ciertas cosas grandes llevaban muchas veces en esta parte del mundo el fam oso nombre, así, la insta­ lación de un Instituto Humboldt en Cuba procede del Este, mientras que un barco “ Humboldt” enviado a M éxico procede del Oeste. Ambos lados aprovechan para estos fines el gran prestigio que aún hoy tiene el nombre rn Suramérica. Todavía hoy se bautizan niños con el nombre de pila Hum boldt; los trabajos de Humboldt gozan de una sorprendente popularidad; pequeños comerciantes le dan el nombre de Humboldt a sus tiendas, un gran hotel en Caracas, Venezuela, lleva el nombre y ya ha sido representado en una estampilla. Hace poco que el gobierno de Brasil dio a conocer que quiere fundar una ciudad en el interior del país y que ésta debe llevar el nombre de Humboldt 50. Aun cuando en M éxico hace más de 100 años, ya se había querido fundar una ciudad com o un tablero de dibu jo, así también Brasil, quien ha demostrado con su capital Brasilia, que tales proyectos no necesitan quedar com o una utopía. Hasta qué punto al nombre le llegará a corresponder en el futuro una significación, dependerá en gran parte del significado, de la importancia que conserve en Latinoamérica. Después de que dentro de Alemania y desde hacía tiempo se perdiera su atractivo y sólo des­ pués haya experimentado un renacimiento temporal, es de estimar que las denominaciones destinadas a Latinoamérica no se deben adjudicar más, cuando allí no se les atribuya ya la misma importancia. Una sabia y /o prudente utilización de este valioso capital pudiera ser aquí de utilidad. NOTAS 1. Boletín del Departamento de Prensa e Inform ación de la República Federal de Alema­ nia, del 30-5-1964. Pag. 778. 2. Hertslet. William 1965. Pag. 278. 3. “ Alexander von Humboldt -Werk und W eltgeltung” . Kditado por 11. Pfeiffer. M unich. 1969: El nombre de los hermanos Humboldt en todo cl mundo. Págs. 277-429. 4. Beck H anno: Alexander von Hum boldt. W iesbaden, 1961.Tom o II. Pag. 5. W'erk. Pag. 363 f. 6. A la evaluación: Beck II. Págs. 5 ff, 65 ff. L. y Helmot, Hans F. 7. Beck II. Pag. 211 ff. 8. W erk. Pag. 354, 9. Der Treppenwitz der W eltgechichte. Berlín, 347. 3-1-06. Beck II. Pag. 220. Schoenwaldt. Humboldt und die Vereinigten Staaten von America. E n: Werk (A nm . 3 ). Pag. 42 ff. 10. Werk. Pág. 301. N? 1-2-2C. 11. Werk. Pág. 358. N? 3-2-036, 361 N? 3-2-085. 12. Werk. Pág. 353. N? 3-1-05. 13. Werk. Pág. 352. 14. Beck II. Págs. 211, 311, anotación 46. 15. Semenow, en: Revista para Geografía General. Pág. 308. 3-1-04. N® 1-3-22. 57 16. Werk. Pág. 355. N9 3-2-053, 365 N 9 3-3-257. 17. Kosmos. Tom o II. Pág. 4-58, anotación 28. W erk. Pág. 304. N 9 1-3-09. 18. Werk. Pág. 294. N 9 1-2-07. 19. Beck II. Pág. 180. 20. Op. c. Pág. 195. 21. Werk. Pág. 291. N9 1-1-32. 22. W'erk. Pág. 283. 23. Anotación 9 y JIr. Preuss. Kulturbesitz, 1969. Tom o V II 24. Werk. Pág. 305. N9 1-3-15, 299. N9 1-2-16. 25. Werk. Pág. -157. 26. Werk. Pág. 442. 27. Werk. Pág. 284. N9 1-1-13. 28. W'erk. Pág. 341. N9 2-5-C4; Capítulo 1. Pág. 116. Zimmermann, W '.F.A .: Das (1970). Pág. 130. Humboldt-Buch. 29. Werk. Pág. 343. N9 2-5-09. 30. Stevens, Henry: The Humboldt L ib r a r y ... Londres. 1863. 651. N 9 9112. 31. W'erk. Pág. 347. N9 2-6-02. 349. N9 2-6-11, 348. N 9 2-6-05. 32. Stevens. N9 8960. 33. W erk. Pág. 331. N9 2-2-20. (Reim preso Berlin, en 1967). Pág. 34. Recorte de origen desconocido. Colección Mapas Runge 19. N9 161. Pág. 1. 35. Werk. Pág. 424. N9 7-15. 36. Werk. Pág. 423. N 9 7-14. 37. W'erk. Pág. 425. N9 7-17. 38. Rau, H eribert: Alexander von Humboldt. Frankfurt/Leipzig, 1860. 39. Zimmermann, W .F .A .: Das Humboldt-Buch, Berlin, 1859 (A non, Jul.L öw en berg): moiren Alexander von Hum boldt’s. Leipzig, 1861. Beck I. Pág. 232. 40. Alexander von Hum boldt. C on tin u a ción ... tíficos. Berlín, 1969. Pág. 89. 41. W erk. Pág. 395. N9 5-02. Schoenwaldt, P etcr: Jb Preuss. Kulturbesitz. 7 (1 96 9 ). Pág. 118. 43. Teutscher Radikalismus in Amerika. Milwaukee, 1890. IS.F. IS. Pág. 201. 44. W erk. Pág. 290 N 9 1-1-27. 45. W erk. Pág. 315. N 9 1-4-22. Beck I. Pág. 75. 47. W erk. 48. W'erk. Pág. 309. N9 1-3-24. 49. W erk. Pág. 348. N9 2-6-03. 50. Hann. A llb . Ztg. del 8-3-1973. 58 Pág. 384. N9 4-1-03, 385. X 9 4-1-10. M e­ editado por la Academia Alemana de Cien­ 42. 46. 1859. El nombre de los hermanos Humboldt en el ámbito mundial P or el D r . Ul r i c h D i e t e r O p p i t z Relacionado en cierto modo con el tema del ensayo del Dr. Oppitz. que pre­ cede, es su trabajo “ Der Ñame der Briider Humboldt in aller W elt” , el cual apareció publicado en la obra “ Alexander von Humboldt - Werlc und Weltgeltung’ ’ , pp. 277/429, editada por Heinrich Pfeiffer para la Fundación Alexander von Humboldt (R . Piper & Co. Yerlag, Miinchen, 1969). Y siendo la nomen­ clatura humboldtiana mundial un tema de positivo interés, además de ser por lo general poco conocido, insertamos de seguidas un extracto del trabajo del Dr. Oppitz, dado lo extenso del original en alemán, pero, en una versión espa­ ñolizada de forma que su lectura resulte más fácil para nuestros lectores. Agradecemos al Dr. Oppitz su amable autorización para incluir en el presente número aniversario de nuestro BOLETIN, el reíerido extracto de su obra, se­ guidamente después de su ensayo. La Comisión Editora I. 1.1 G E O G R A F IA Lugares Iberoam érica A m érica del N orte A ustralia A frica 1.2 Aguas Iberoam érica A m érica del N orte Asia Australia-N ueva Zelanda 1 .3 Montañas, Cordilleras, Cimas Iberoam érica A m érica del Norte Australia-N ueva Zelanda Asia A frica Tierras Antárticas 1 .4 Parques, Arboles, Cuevas Europa Iberoam érica A m érica del N orte A frica 59 1.5 Carreteras, Avenidas, Calles Europa Iberoam érica A m érica del N orte II. 2 .1 CIENCIAS NATURALES Minerales Anim ales Plantas III. 1. GEOGRAFIA 1 . LUGARES V A R IO S I beroamérica Humboldt Argentina Provincia Santa Fe en las orillas del Río Salado, con 1.460 habitantes (1957) 3 1 °2 5 'S 41°0 6 'O . Colonia fundada en el año 1868 por el Duque suizo Beck de Basilea. Aún varios decenios después de la fundación, la mayor parte de los habitantes eran de origen suizo. Es una colonia agrícola con una esta­ ción ferroviaria: “ Estación Humboldt” . Hacienda Humboldt M éxico 2 8 °2 2 'N 1 0 5 °2 5 '0 . Esta Hacienda mexicana no fue visitada por Hum boldt: está fuera de su ruta de viaje. Humboldt México El día 14-9-1859, el Presidente mexicano, Ignacio Comonfort (18121863) dictó un decreto por el cual se ordenó la fundación de tres ciu ­ dades en el Istmo de Tehuantepec, ciudades que deberían llevar los nombres Colón, Iturbide y Humboldt. Humboldt debía estar situada en la divisoria de las aguas de los océanos Atlántico y Pacífico. 60 En el año 1869, la Sociedad de Geografía y Estadística recordó dicho decreto, sin éxito. Lo mismo hizo Ernst Wittich con motivo de la inau­ guración del monumento de Humboldt en M éxico en el año 1910. Hasta hoy no ha sido construida la ciudad. En 1936, la A sociación Humboldt de M éxico consiguió del Gobierno en Oaxaca anexarle a la población de Gueva el nombre de Hum boldt; hoy día se llama Gueva de Humboldt. América del N orte Humboldt Township (M unicipio) Canadá Ontario, 4 6 °0 3 'N 81°07'O . Humboldt Canadá Saskatchewan. 5 2 ° 1 2 'N 1 0 5 ° 0 7 '0 , 1.767 habitantes (19611 La ciudad fue fundada alrededor del año 1870 durante la construcción de las instalaciones ferroviarias del Pacífico com o una estación tele­ gráfica del Gobierno de Winnipeg-Edmonton. Los alrededores han sido poblados en su mayor parte por alemanes. En 1905, la población fue aceptada com o aldea, y en 1907 com o ciudad. Humboldt USA Arizona. (C ondado) habitantes (1 9 6 1 ). County Yavapai, 3 4 °3 0 , 12, / N 112°14/ 15, / O, 450 La población originalmente se llamaba Val Verde, más adelante se le cam bió el nombre en honor de Humboldt. El 18-8-1905 fue instalada una oficina de Correos. Humboldt County (C ondado) USA California. Distrito: Eureka. Tam año: 3.573 millas2. 104.892 habitantes (1 9 6 0 ). Fundado el 12-5-1853. Humboldt City USA California. Humboldt County, en el Elk River, 4 0 °4 1 '3 0 "N 1 24°12/30"O . 61 El barco “ Laura V irginia” arribó el 9-4-1850 a la Bahía Humboldt. Los miembros de la tripulación fundaron poco después una población, la cual debía ser, según su opinión, la capital de la región. Le dieron a la nueva ciudad, así com o a la Bahía, el nombre “ Humboldt” en h o­ nor de A lejandro de Humboldt. Fort Humboldt USA California. 4 0 °4 6 '5 0 "N 1 2 4 ° ll'1 0 " O . En una altiplanicie cerca de la frontera sur de Eureka fue construido en 1853 un Fuerte para la defensa contra los indios, el cual estuvo ocupado hasta 1865. El habitante más célebre fue Ulysses Hiram Simpson Grant (1822-1885), Capitón de la 4^ de infantería de U.S., más tarde Ge­ neral de la Guerra Civil y desde 1869 a 1877, com o republicano, el 18? Presidente de los Estados Unidos de América. H oy día únicamente existe el edificio de la intendencia, el cual es llamado “ Fort Humboldt State Historical Monument” . Humbolt (sic) USA Illinois. Coles County 3 9 °3 6 '1 4 "N 8 8 ° 1 9 '1 0 "0 , 295 habitantes (1 9 5 0 ). En 1853 llegó A. A. Sutherland, de Charleston, Illinois, estableciéndose en este sitio. En 1866, la colonia fue reconocida com o aldea, recibiendo el nom bre Milton. Al ser instalada la oficina de Correos se supo que en Pike County ya existía un Milton. Después de frecuentes con fu sio­ nes, en 1875 se le cambió el nombre por el de “ Humboldt” . Humboldt County USA Iowa. Distrito: Dakota City en Des Moines. Superficie: 453 millas cua­ dradas, 13.156 habitantes (1 9 6 0 ). Quedó instalado el Condado en 1851 y confirm ada su extensión actual en 1857. Comentario en las M emorias: “ Fundado sólo recientemente y denominado Alejandro de Humboldt. El lugar principal aún no ha sido designado; los habitantes aún no han sido censados. Extensión, 25 leguas cuadradas” . Humboldt USA. Humboldt County 4 2 °4 3 '3 0 "N 9 4 ° 1 3 '0 . 3.219 habitantes (1 9 5 9 ). Originalmente, la población fue fundada en 1863 por el Reverendo Stephen Harris Taft conjuntamente con un pequeño grupo de adversarios 62 de la esclavitud, dándole el nombre de Springvale. En 1869 fue recono­ cida com o aldea. Durante la construcción de la Central and North West­ ern Railroad, la cual pasa por la ciudad, a ésta se le cam bió el nombre con el fin de honrar a A lejandro de Humboldt. Desde el 1-4-1893 apa­ rece com o periódico local “ The Humboldt Republican” en asociación con “ Humboldt Kosm os” . Humboldt USA Kansas. Alien County 3 7 °4 8 '4 5 "N 9 5 c 2 6 '2 0 "O . 2.308 habitantes (1 9 5 9 ). Fundada en 1857 por colonos germano-americanos, la mayor parte de Hartfort, Connecticut. Reconocida en 1866 com o aldea, en 1870 com o ciudad. P eriódico local: “ The Humboldt U nion” . Humboldt USA Minnesota. Kittson County 4 8 05 5 '1 5 "N 9 7 ° 0 5 '4 0 " 0 . 143 habitantes (1 9 5 0 ). Población originalmente llamada “ Fairview” y fundada com o Jim Hill Town. James J. Hill, empresario ferroviario de la Great Northern Rail­ road, poseía grandes terrenos, y fundaba poblaciones a lo largo de la vía ferroviaria. Además de los primeros colonos procedentes de la Isla del Príncipe Eduardo, llegó un gran número de escoceses. El 19-3-1896 se le cam bió el nombre a la población en honor de Alejandro de Hum­ boldt com o agradecimiento a los alemanes, muchos de los cuales habían com prado obligaciones de Hill. Humboldt County USA Nevada. Distrito: Winnemucca. Extensión: 9.702 millas cuadradas. 5.708 habitantes (1 960). Humboldt House USA Nevada. Pershing County 4 0 °3 6 'N 1 1 8 °1 5 '0 . 30 habitantes (1 9 5 0 ). En mayo de 1861, Hugo Pfersdorff y J. C. Hannan llegaron a este lugar procedentes de la Humboldt Range [Serranía] y de Humboldt City en el lado occidental de las montañas, fundando esta colonia. Está situada en la vía ferroviaria del Pacífico sur ( anteriormente Central Pacific Rail­ road) y posee una Oficina de Correos. 63 Humboldt USA Pennsylvania. Luzerne County 4 0 o5 6 '1 6 "N 7 6 °0 2 '4 4 "O . 70 habitantes (1 9 6 1 ). Población llamada originalmente Ashburton, fundada por la compañía minera Ashburton Coal Co. Después de la reapertura de la mina por Lindermann y Skeer en el año 1870, James E. Roderick fue asignado com o director de la empresa, cam biando el nombre de la población en honor de A lejandro de Hum­ boldt. Humboldt USA South Dakota. (1 9 5 9 ). Minnehaha County 4 3 °3 9 'N 9 7 °0 5 'O . 450 habitantes En 1877 se pobló el lugar, y colonos alemanes le dieron el nombre de Alejandro de Humboldt. Humboldt USA Tennessee. Gibson County 3 5 °4 9 'N 8 8 ° 5 5 '0 . 8.427 habitantes (1 9 6 0 ). Alrededor de 1850 se construyó la línea ferroviaria que hoy día se llama Gulf, M obile y Ohio Railroad. En 1859 se agregó la Louisville and Nashville Railroad. En 1866, la ciudad recibió su primera “ Charter o f incorporation” (confirm ación de aceptación). Ya en 1867 se instaló la “ Hum­ boldt Female Academ y” (Academ ia Fem enina). Desde 1905 funciona en el lugar la “ Humboldt Chamber o f Commerce” (Cámara de C om ercio). Humboldt Township USA Wisconsin. Brovvn County 4 4 °3 0 '0 8 "N 8 7 ° 4 9 '3 5 "0 . Instalado en 1859. (Una Township es un municipio de 6 leguas cuadradas). Alrededor de 1850, belgas, alemanes, holandeses y escandinavos colon i­ zaron la región de Green Bay, a la cual pertenece también el m encio­ nado lugar. A frica Jardín Humboldt Tenerife (C anarias). Ciudad-jardín construida en 1 962/63 cerca del “ Rincón Humboldt” . 64 2. AGUAS Iberoam érica R ío Humboldt Brasil En el distrito Sao Bento do Sul, Santa Catarina, el río fluye en dirección a Jaraguá, donde cambia de nombre y es llamado Itapocu. Glaciar Humboldt Ecuador Glaciar en la vertiente sur del Chimborazo en la parte suroccidental. Bahía Humboldt Colombia 7 °05'N 7 7 °4 5 '0 . También es llamada Bahía Coredó. Humboldt Geyser M éxico Comanjilla. Del 8 de agosto al 9 de septiembre de 1803 Humboldt estuvo en Guanajuato, visitando desde allí las minas para sus estudios geológicos, La Sierra de Santa Rosa y los manantiales termales cerca del Rancho Las Comanjilla ( Comangillas I. Sobre la visita, escribe lo siguiente: “ En M éxico . . . brotan las Aguas de Comangillas de una r o c a .. . basáltica. La encontré en septiembre de 1803 a 9 6 °4 . Esta masa basáltica ha perfo­ rado en form a de una vena a un p órfido en form a de columna, el cual descansa sobre un Syenit blanco, cuarcífero” . Más tarde escribe: “ He encontrado a 9 6 °3 un manantial termal mexicano, las aguas calientes de Comangillas, es decir a 0,7 ° Cent, igual a la indicación de Boussingault para las Trincheras” . El propietario de los manantiales llamó a uno de ellos “ Humboldt Geyser” . Bahía de Humboldt Panamá. Corriente Fría de Humboldt Océano Pacífico Corriente fría dirigida al norte y al noroeste ante la costa norte de Chile y del Perú, pasando a la corriente surecuatorial. 65 R ío de Humboldt Perú. Am érica del Norte Glaciar Humboldt Groenlandia Con una anchura de 90 Km, este glaciar va en declive hacia la cuenca Kane. Fue descubierto en la primavera del año 1854 por un grupo de investigadores perteneciente a la segunda expedición de Grinnell. E jer­ ciendo la dirección de la expedición el Dr. Elisha Kent Kane, le dio el nombre al glaciar en honor de A lejandro de Humboldt. Humboldt Bay Canadá. Ontario. 4 9 °5 7 'N 8 8 °0 7 'O . P or primera vez aparece este nombre en 1866 (Robert Barlow: “ G eo­ logical Map of Canada and the Adjacent Regions including parts of other British provinces and of the United States. Montreal 1866 (16 miles to I in c h .)” . El nombre fue reconocido oficialmente el 16-2-1910 por el Canadian Board on Geographical Names, Ottawa. Humboldt Lake Canadá Saskatchewan. 5 2 °0 'N 1 0 5 °0 6 '0 . Largo 4 leguas, ancho: 2 leguas. El nomhre aparece en mapas sólo después de haber sido denominada la ciudad Humboldt. Probablemente el lago fue llamado así por la ciudad. Primer mapa indicando el lago: “ Department o f the Interior, Canada. Map o f Saskatchewan, 12^2 miles to I inch, 1915” . Humboldt Beach Canadá Cerca de Ciudad Humboldt. Humboldt Channel Canadá 6 9 °2 2 'N 96°20'O . Situado en la costa noreste de la Isla King W illiam, con una longitud de 35 leguas. 66 Sir Francis Leopold M cClintock denominó el canal en 1859 según A le­ jandro de Humboldt, cuyo “ Kosm os” él consideró com o probablemente el más grande de los libros de Humboldt. Humboldt Bay USA California. 4 0 °4 3 'N 1 2 4 °1 5 '0 . Longitud aprox. 25 K m ; anchura 3 a 4 K m ; anchura de la entrada: 400 metros. La bahía está situada en la costa de Humboldt County y contiene un puerto. Primer descubrimiento en 1806 por el Cap. Jonathan W inship; segundo descubrimiento en 1849 por Josiah Gregg. El 9-4-1850 arribó al puerto el buque “ Laura V irginia” con Douglas Ottinger com o capitán y Hans Buhne com o segundo oficial. Ellos le dieron el nombre en honor de Ale­ jandro de Humboldt. Es leyenda la aserción de que esta bahía había sido descubierta por Alejandro de Humboldt. Humboldt Lake USA Minnesota. 4 6 °3 0 'N 9 6 ° 0 . El mapa más antiguo indicando este lago es de Joseph Nicolás Nicollet, del año 1843. Mapas de 1855 y 1857 también indican Humboldt Lake aparte de otros lagos. Humboldt River USA Nevada. Desembocadura: 3 9 o4 8 '3 0 "N 1 1 8 °0 . El río nace en la Humboldt Range [Serranía] oriental, Elko County, fluye hacia el oeste, después hacia el suroeste, desembocando en el Hum­ boldt Lake. El río lleva el nombre de Humboldt desde 1845. Humboldt Lake (también Sink [S u m id ero]) USA Nevada. 4 0 °N 1 1 8 °3 6 '0 . Longitud: 32 Km, anchura: 12 Km. El lago no tiene salida; el Humboldt River desemboca en él. Humboldt Salt Marsh [Ciénaga Salada] USA Nevada. 39°50'N 1 1 7 °5 9 '0 . Al oeste del Humboldt Lake, Churchill County. 67 Humboldt Reservoir USA Pennsylvania. 4 0 °5 6 '2 8 "N 7 6 °0 3 '4 7 "O . Longitud: 0,3 de legua, anchu­ ra: 0,2 de legua. El embalse construido alrededor de 1908 retiene las aguas del Stony Creek; distancia de Hum boldt: aprox. 1 legua oeste-noroeste. Asia Humboldt Bai Irian occidental, Indonesia (anteriormente Nueva Guinea Hol. I 2 °3 7 'S 140°39'E . Entre Kap Callé y Kap Bonpland. Longitud: 11 Km, anchura: 7 K m : bahía descubierta por el francés Jules Sébastien César Dumont d ’ Urville. el 12-8-1827 y denominada por él en homenaje y agradecimiento a Ale­ jandro de Humboldt. Australia / Nueva Zelandia Humboldt Creek Australia Queensland. 2 4 °0 5 'S 148°33'E . Humboldt River Australia Tasmania. 42 °4 4 'S 146°40'E . Humboldt Creek Nueva Zelandia 4 4 °4 2 'S 168°08'E . El arroyo fluye en el Fiordland National Park, Otago Land District, y su manantial se encuentra un poco al norte de Erebus Peak. Humboldt Falls Nueva Zelandia Las cascadas están en el Humboldt Creek, un p oco más arriba de la desembocadura de éste en el H ollyford River, siendo conocidas b a jo el nombre de High Falls hasta cambiarlo en Humboldt Falls en 1961. 68 3. MONTAÑAS, CORDILLERAS, CIMAS Europa Roca Humboldt (Peña) Aussig (Ústí nad L abem ), Bohemia. Colina Humboldt Berlín (O ccidental). Peñón Humboldt Jonsdorf, Lausitzer Gebirge, Distrito Dresden En una cantera de piedra arenisca, el “ Schwarzen Loch” , una columna de basalto Nephelin de color azul oscuro, con un diámetro de 6-8 metros y una altura de 6-7 metros, lleva el nombre “ Peñón Humboldt” o tam­ bién “ Columna Humboldt” . Se trata de una columna (chim enea) basál­ tica en la piedra arenisca. Colina Humboldt Reichenberg (L ib erec), Bohemia Aproximadamente a 3 horas de distancia de Reinchenberg. Colina Humboldt Vallendar, Rheinland-Pfalz. Humboldt-Orgel [O rgano Humboldt] Zittau, Distrito Dresden Ocasionalmente se encuentra, para una roca en form a de órgano, cerca del “ Schwarzen L och” , la denominación “ Humboldt-Orgel” . Iberoamérica Sierra Humboldt M éxico 2 8 2 8 °16'N 105°16'O . Pico Humboldt Venezuela 8 °3 3 'N 71°01 'O . 4.942 m. Sierra de granito en la cordillera de Mérida. No se sabe quién le dio el nombre. En la obra de Agostino Codazzi, los picos más altos de la co r­ 69 dillera de Mérida son llamados: Picacho de la Sierra Nevada y Sierra Nevada en su paso. En 1888, Wilhelm Sievers ya empleó el nombre “ Pico Humboldt” . América del Norte Cabo Humboldt Groenlandia 7 3 °0 5'N 2 3 ° 0 . Humboldt Mountain USA Arizona. 3 3 °5 8'N 1 1 2 °4 8 '0 . El pico de la Cordillera M aricopa anteriormente llevó el nombre Mt. Buford (B eau ford ). Un mapa antiguo Tonto (Tonto Landkarte) así com o también un mapa (del con dado) de 1954, indican el nombre Humboldt Mountain. Humboldt Fíats [Llanuras, bajíos] USA California. 4 1 °4 9 '3 0 "N 1 2 3 °5 9 '3 0 "0 . Valle en el Del Norte County, aproximadamente a 2 leguas al suroeste de Gasquet. Humboldt Heights USA California. 4 0 °4 6 '5 0 "N 1 2 4 ° ll'1 0 " O . Meseta en el Humboldt County, ocupado de 1853 a 1865 por tropas esta­ cionadas en el Fuerte Humboldt. Humboldt Hill USA California. 4 0 °4 2 /5 5 "N 1 2 4 °1 2 '0 5 "O , al sur de Eureka. Humboldt Peak USA Colorado. 3 7 °59 'N 1 0 5 °3 4 'O ; más de 14.000 pies. El pico se encuentra en la [Serranía] “ Sangre de Christo Range” , entre una bifurcación del C olony Creek. Un grupo de mineros alemanes pro­ cedentes de Custer County se establecieron en esta región en 1870. Fue- 70 ron ellos los que le dieron el nom bre al mencionado pico, en honor de Alejandro de Humboldt. Humboldt Ranges [Serranías] USA Nevada. Extremo norte: 4 0 °3 8 'N 1 1 8 °0 8 '0 , extremo sur: 4 0 °0 9 'N 1 1 8 °0 9 '0 : 3.452 m. Dos cordilleras poco boscosas en Pershing County. Humboldt, a fines de noviembre de 1848, le escribe a Heinrich Bergbaus: “ Le envío una rareza, un mapa, en el cual poseo una región de ríos y montañas. Le ruego tenga la bondad de devolvérmelo dentro de 14 días ya que entonces lo necesitaré yo mismo” . (M ap of Oregon and Upper California from the surveys o f John Charles Fremont and other authori­ ties. Drawn by Charles Preuss under the order o f the Senate o f the United States. Washington City 1848). Australia / Nueva Zelandia Mount Humboldt Australia Tasmania 4 2 °3 4 'S 145°59,E. Pico en el extremo sur de la cordillera Prince o f Wales, siendo denom i­ nado “ Humboldt” el 9-11-1956 por el Nomenclatur Board. Mont Humboldt Nueva Caledonia 2 1 °5 5 'S 1 6 6 °2 9 'E ; 1.634 m. Pico de una cordillera con declive al mar hacia el este. Alrededor de 1870 aparece por primera vez el nombre. Humboldt Mountains Nueva Zelandia 4 4 °3 3 /-4 4 °5 5 ,S 168°25'E . 8.102 pies. La cordillera en dirección norte-sur form a parte de los Otago Alps en la parte sur de la Isla sur, encontrándose parcialmente en el Parque N acio­ nal Fiordland. Le fue dado el nombre en 1863 por James Me Kerrow. Mount Humboldt Nueva Zelandia 4 2 °1 0 'S 172°38/E. 7.240 pies. 71 Se encuentra en los Spenser Mountains que form an parte de la gran cor­ dillera de la Isla sur. El nom bre aparece por primera vez en 1860 en el mapa del geógrafo neozelandés, Sir Julius John Francis von Haast. Asia Cordillera Humboldt (Humboldt-Shan) China Kansu, Tsinghai. 3 8 °N 96°E . La cordillera form a en el sistema Nan Shan la línea divisoria de las aguas entre el bajo de Tschai-Dam y el desierto Gobi. N icolai Michailowitsch Prschwalsky, quien investigó grandes partes del Tibet norte en 1879/80, le dio el nombre a la cordillera en honor de A lejandro de Humboldt. Pico de A lejandro de Humboldt (= T e n g r i Khan I Asia Central. A frica Cordillera Humboldt A frica del Sur. Tierras Antárticas Cordillera Humboldt Antárticas Cordillera hasta de 3.000 m de altura al este de la Cordillera Wohlthat. Fue descubierta durante el vuelo V el 30-1-1939 por la expedición ale­ mana de las tierras antárticas. El nombre le fue dado a proposición del director de la expedición, Capitán Alfred Ritscher. En el margen orien­ tal de la cordillera se encuentra la zanja (fo so ) Humboldt que divide esta cordillera de la “ Petermann” . 4. PA RQ U E S, A R B O LE S, CUEVAS Europa Haya A lejandro de Humboldt Bad Oeynhausen, Nordrhein-Westfalen Se encuentra en el parque del balneario, el cual fue plantado en el si­ glo X IX por Joseph Peter Lenné, arquitecto paisajista del R ey Federico 72 Guillermo IV. Delante de la la haya, la placa: A lejandro de Humboldt, 1769-1859. Berlín - Balneario estatal Oeynhausen 328 Km. D ibu jo de un oso y de un pozo. Bosquecillo Humboldt Bautzen, Distrito Dresden Parque denominado “ Bismarkhain” hasta el final de la Guerra, reci­ biendo el nombre de Alejandro de Humboldt en 1945. Roble Humboldt Berlín Occidental En el parque del castillo de la familia Humboldt en Tegel. Bosquecillo Humboldt Berlín Occidental. Comenzado en el año humboldtiano de 1869. En la parte suroriental se encuentra un monumento conmemorativo de Alejandro de Humboldt. Bosquecillo Humboldt Brandenburg, Distrito Potsdam Fundado en 1869, extensión: 2.235 n r. Cueva Alejandro de Humboldt Geroldsgriin, Bavaria Cueva descubierta alrededor de 1797; primera descripción de esta cueva de estalactitas por Joh. Theod. Benj. Helfrecht en 1797; otra descripción (perdida) se dice fue hecha por A lejandro de Humboldt después de ha­ berla visitado durante su tiempo en Steben (ju lio 1792, junio 1773 has­ ta abril de 1794) ; otra descripción existe por C. W . Cümbel de 1879. En 1950, la cueva recibió el nombre de Humboldt. Vista Humboldt Hannover Münden, Baja Sajonia En 19 35/36, durante la construcción de la autopista Kassel-Göttingen, en el lado occidental del distrito 80 en el bosque estatal Kattenbühl, se ins­ taló el lugar de descanso “ Vista Humboldt” . En la ciudad de Hannover Münden, hace varias décadas se contaba de una visita de A lejandro de Humboldt en la cual él — se dice— exclamó que Münden figuraba entre las siete ciudades con las vistas más hermosas del mundo. 73 R oble Humboldt Lauban (h oy L ubán), Silesia Plantado y denominado alrededor de 1869. Haya A lejandro de Humboldt Oybin, Distrito Dresden. Terraza Humboldt Salzburg, Austria En 1896 se le dio el nombre a una terraza de vista panorámica en el Monchsberg. De octubre de 1797 a abril de 1798, Humboldt vivió en Salzburg, Schanzlgasse 14, casa en la cual, en 1901, fue colocada una placa conmemorativa. Iberoam érica Caverna de Humboldt México Caverna en las cercanías de Acapulco, junto a La Quebrada, a poca dis­ tancia del lugar al cual arribó Humboldt en su llegada a M éxico el 22 de marzo de 1803. Parque de Humboldt M éxico Taxco. Monumento Natural Alejandro de Humboldt Venezuela Caripe Decretado en 1940 por iniciativa de Eduardo R óh l; desde 1952, Parque Nacional. Se trata de la Cueva del Guácharo (Steatornis caripensis H J aún existentes en la cueva. Humboldt y Bonpland visitaron la cueva el 18-9-1799. Con motivo de la celebración del 6-5-1959, por disposición de la A sociación Cultural Humboldt en Caracas fue colocada una placa conmemorativa indicando el lugar más profundo hasta donde llegó Hum­ boldt. Salón de Hum boldt: Galería de entrada 773 m de largo, 15-35 m de ancho, denominado por Antón Goering. Poza de Hum boldt: en la cue­ va, Humboldt llegó hasta un p oco más allá del centro de la gran galería de entrada. La Poza se encuentra más o menos al doble de profundidad. 74 Parque Humboldt Venezuela Caracas Desde 1957 está en proceso de form ación un área especial en el Parque del Este de Caracas. Será éste el Parque Humboldt. Caverna A lejandro de Humboldt Venezuela El Dr. Eugenio de Bellard-Pietri, un con ocido espeleólogo de Venezuela, escribió en el relato sobre la Cueva del Guácharo: “ La cueva más grande que descubriré conjuntamente con mis colegas de la Sección de Espeleo­ logía de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales, llevará el nom ­ bre de Alejandro de Humboldt” ( Caracas-Anzeiger, 1959). Am érica del N orte Parque Humboldt (H um boldt Park) USA Buffalo, N.Y. Frederic Law Olmstead, arquitecto paisajista, entregó el l 9 de octubre de 1868 un inform e a las autoridades de Parques en B uffalo, un inform e en el cual expone un sistema de caminos y avenidas de parques: saliendo de The Front y pasando por Richmond Avenue, Bidwell y Chapín Parkways, del Lincoln Park al Delaware Park y hasta el Humboldt Parkway. Olmstead había estudiado en Alemania en los tiempos en que vivía Ale­ jandro de Humboldt, dándole el nombre al Parque en honor de él. Humboldt Redwoods State Park USA California Situado en el Humboldt County en las orillas del Elk River hasta Redway. Parque Humboldt (H um boldt Park) USA Chicago Inaugurado el 14-7-1877; extensión: 80 acres (en 1877) ; actualmente: 207 acres. Situación: entre Augusta Boulevard y Sacramento Avenue. Bosque Nacional Humboldt (H um boldt National Forest) USA Nevada. 15 Caverna Humboldt USA Nevada. A frica Humboldt Dracaena Islas Canarias Orotava Denominado en el siglo X I X por su propietario, un rico criollo, en con ­ memoración a una visita de Humboldt en junio de 1799. Humboldt des­ cribe el árbol: “ La enorme Dracaena draco que vi en las Islas Canarias y la cual mide 16 pies de diámetro, aún lleva flor y fr u t o .. . ” En los apuntes d ice: “ El colosal árbol, Dracaena draco, se encuentra en el jardín del señor Franqui, en la pequeña ciudad Orotava, antiguamente Taoro, uno de los lugares más encantadores del mundo. Encontramos el diámetro del árbol en Junio de 1799 . . . 45 pies parisienses.. . ” Rincón Humboldt Islas Canarias En el kilómetro 34 de la carretera Santa Cruz-Orotava; desde allí una vista panorámica al valle de Orotava. El sitio también se conoce com o “ Vista Humboldt” . Un monumento conmemorativo recuerda la visita de Humboldt a Tenerife del 19 al 25 de junio de 1799. CARRETERAS Y PLA ZA S (R E S U M E N } Europa Alemania, Austria, Bavaria, Francia, Inglaterra, Silesia, Suiza: 141 ca­ lles y plazas. Iberoamérica Buenos Aires, Argentina La Habana, Cuba Lima, Perú Ciudad de M éxico, M éxico. América del Norte ( Avenidas y calles) Boston, Massachusetts 76 Buffalo, N.Y. Cambridge, Massachusetts Los Angeles, California Milwaukee, Wisconsin Minneapolis, Minnesota New Y ork (B rooklyn) New Y ork íStaten Island I M IN A S En Alemania 43 minas con los siguientes minerales: Esquisto, mineral de hierro, lignito, ferromanganeso, mineral de plomo, pirita de hierro, carbón de piedra, h ierro/cob re, carbón graso, antracita, calamina, plomo, carbón seco. II. CIENCIAS NATURALES M IN E R A LE S Hierro Humboldt Durante su visita a M éxico, el mineralogista y minero Don Fausto d’Elhuyar y de Susiva, Director del “ Tribunal de Minería de M éxico” , le en­ tregó valiosas piezas de hierro al níquel meteòrico de (Nickeleisen) Durango. Humboldt llevó los pedazos del hierro a Berlín. No se sabe quién les puso el nombre a las mencionadas piezas de hierro. Humboldt formation (P lioc. I Capa del M ioceno y Plioceno : Nevada Norte. El geólogo norteamericano Clarence King describió esta capa en 1878. Se encuentra en el valle del Humboldt River. Humboldt formation ( Penns. I Pennsylvanian age: New M exico suroeste, USA. Denominada en 1933 por el geólogo norteamericano Harrison Ashlev Schmitt. Humboldtilith (U m boldilite) Dureza: 5-5,5; peso específico 2,90-2,95. Fleuriau-Bellevue describió el mineral, un silicato de aluminio del orden de los Wernerite, com o melilito. Fue encontrado en las materias eruptivas del Somma-Wall en el 77 Vesubio. Teodore M onticelli y Nicola Covelli, ambos quím icos en Nápoles, describieron en 1825 un mineral, dándole el nombre de Alejandro de Humboldt. Humboltin Mineral Dureza: 2, peso específico: 2,15-2.25. Un mineral del orden de las sales con ácidos orgánicos; se encuentra en cristales de form a capilar, tam­ bién uviformes, en placas, fibrosos, de granos finos hasta compactos. El nombre le fue dado por el naturalista peruano Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz, el cual con oció a Humboldt en París en 1821/22. Humboldtit Mineral Dureza: 5-5,5; peso específico: 2,9-3. Un silicato del grupo Turmalina. Se le encuentra en la Seiser Alp y en Salisbury Craigs cerca de Edinburgh. Calcio Humboldt Nevada, USA. Humboldt Limestone (Piedra caliza) Pennsylvanian age: al sureste de Kansas, USA. R ecibió el nombre por el geólogo norteamericano Robert M ay en 1887. Humboldt Oolite Mississippian age: Iowa norte-central, USA. A N IM A L E S Humboldtiana Género A ncycloceras; existente en M éxico y Texas. Isocardia humboldti Descrito en: Bull. des Sciences naturelles et de géologie, París 20 (1 8 3 0 ). En la Biblioteca de Humboldt se encontró en el Catálogo de Stevens, Nr. 4372: Hoeninghaus, Friedr. W .: Isocardia humboldti (Crefeld 18 2 9 ). Phrygilus alaudinus hum boldti Esta ave fue encontrada en lugares afectados por los flujos norte de la Corriente fría de Humboldt, com o sobre toda la región montañosa de Cerro Illescas. Se le dio el nombre en hom enaje de Alejandro de Humboldt. 78 ANIMALES Género Actinocrinites Ammonites Ammonites Ammonites Amphidonte Anatola Ancyclus Ancyloceras Aotus Asteromphalus Atherina Aulacothyris Bulimus Buprestis Carabus Cardiomorpha Catagramma Catillus Ceratites Cerithium Chalcimon Chemnitzia Chirostoma Chlamydotherium Chrysura Cimbex Clymenia Columbites Conepatus Cribrospongia Cyclomorphus Cyclopium Cylindrella Curtoclymenia Doras Echinus Elephas liumboldt Lugar del hallazgo A ñ o del descubri­ miento 1849 1843 1830 1837 1829 1826 ana ana nsis California nsis Nevada ana nsis Polonia Nevada Australia Polonia Eifel 1844 1821 1854 1835 1864 1849 1837 1835 1849 1844 1830 1905 1832 1824 1844 1839 1839 1845 1844 1902 1914 1837 1849 1842 1838 1840 1896 1829 1849 1845 79 A ñ o del d escu b rí- Género Epilachna Galerita Gasteropelecus Golofa Gymnites Goniatites Heliconia Heliconius Helix Humboldtiana Humboldtia Humboltia Hydnophora Hylocharis Isocardia Janassa Lagothrix Lamprima Leptaena Lyriodon Mastodon Mastodon Mastotherium Mephitis Mitra Murchisonia Mustela Myacites Myophora M yophoria Nevadites Orestias Orthis Orthoceras Paleoneilo Pentacrinus Perisama Phrygilus alaudinus 80 humboldt- -i -i -i -i -i -i -i -iana -i -i -i -i -i -i -i -i -ianus -i -i -i -i -iana -i -ensis -i -ensis -ensis -i -i -iana -i -i -i -i Lugar del hallazgo Los Alpes Ecuador Nassau América Central Bélgica Nevada Nevada Nevada M éxico St. Cassian Perú miento 1850 1839 1810 1847 1882 1848 1819 1809 1841 1892 1895 1902 1830 1852 1829 1839 1812 1817 1845 1848 1814 1822 1814 1877 1833 1843 1842 1869 1830 1927 1914 1839 1842 1840 1905 1843 1849 1959 A ñ o d el d e s c u b r í- Género Placites Pleurotomaria y Rostelaria Pleuromya Pomatia Prochilodus Productus Pteroglossus Pteroglossus Pygopteris Raphanulina Retzia Salius Scopelus Scyllium Scyphia Selenopeltis Serpe Spheniscus Spirifer Spirifer Sycon Tellina Tenthredo Terebratula Terebratula Tithorea T rigonia Trochilus Turbonilla Turritella Turritella humboldt- -ensis -i -ensis -iana -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -i -iana -i -i -ensis -i -i -i -i -i -i Lugar del hallazgo Nevada Nevada M éxico Brasil Pennsylvania Los Alpes Corriente, Perú California América Central Ecuador miento 1905 1839 1927 1879 1849 1842 1834 1833 1834 1890 1845 1820 1845 1829 1847 1810 1834 1842 1843/5 1826 1840 1844 1842 1864 1847 1839 1852 1826 1 8 4 7 /9 1850 Plantas Reino A lejandro de Humboldt (Humboldts R eich ). En 1822, Joakim Frederick Schouw trató de limitar el campo de inves­ tigación de la geografía de las plantas y situarlo en un sistema lógico. 81 Separó la “ Historia de las Plantas” de la “ Fitogeografía en sentido estricto” . La fitogeografía la subdividió en “ Sistema de lugar de las Plantas” y “ Geografía botánica” . En la “ Geografía botánica” , Schouw aspiró a una distribución floris­ tica-geogràfica mundial, resultándole 25 “ Regiones fitogeográficas” , de­ bido a la diversidad y proporciones cuantitativas en la distribución es­ pacial. Escogió los nombres de naturalistas; el nombre de A lejandro de Humboldt se lo dio al “ Reino de las Chinchonas” ( “ Reich der Cinchonen” ) . Humboldtia En una postdata de una carta dirigida a Johann Cari Freiesleben, Hum­ boldt escribe el 4-3-1795: “ El Prof. Vahl en Copenhague, en su gran obra en folio “ Symbolae botan” , llamó “ Humboldtia laurifolia” a un magnífico árbol de la India Oriental, en honorem botanici eximii F. A. ab Humboldt auctoris praestantiss (im i) florae fribergensis. ¡N o es grande e s o !” Humboldtia Brunonis Nathaniel W allich (1786-1854) denominò en “ Plantae asiatocae rariores” , London, voi. I li, a un género descubierto por él, en honor de Alejandro de Humboldt. Humboldtia R ecibió el nombre por Natalius Joseph de Necker, un botánico suizo, el cual probablemente se encontró con Humboldt durante la visita de éste a Georg Forster en Maguncia (primavera de 1790). Humboldtia Genus dicatum D. Humboltio, praeclaro Borussiae Botanico, et Florae subterraneae Plantarum Cryptogamarum Friburgensium Auctori. En: Florae peruvianae et chilensis prodomus. Roma, 1797. Juglans humboldtana H oja (dicotiledónea) de la capa cretàcea del Cerro de San Juan en Nueva Granada, resto de la cual fue encontrada en la colección de Hum­ boldt. August W ilhelm Stiehler, quien mantenía relaciones científicas con Humboldt, llamó la hoja “ Juglans humboldtana” . Onoseris humboldtiana “ Dedico este binom io a la memoria del sabio alemán Alexander von Humboldt tan vinculado a la Flora Peruana, com o un modesto home­ naje de admiración, al conmemorarse el Primer Centenario de su fa ­ llecimiento” . La planta fue descubierta el 22-9-1958. 82 Salix humboldtiana Humboldt mismo mencionó este nombre de una planta. Utricularia humboldtii En la Biblioteca de Humboldt se encontró en el catálogo N ° 9.369 de Stevens: Utricularia humoldtii, una nueva especie de plantas. Género Acacia Achyrophorus Acineta Aegiphila Agave Agrostis Ambaiba Amyris A ndropogon Anictangium Anisophyllum Anoectangium Anoectangium Anona Anona Anthericum Anthistiria Anthurium Anthurium Araba A rgyrocom e Aristida Astragalus Attalea Banisteria Barbula Basanacantha Begonia Bideus Binghania Bletia Borzicactus Bouteloua Bourvardia humboldt- Lugar de divulgación ana ana ana anus anum ana anum anum ana ana ana ana ana ana ana ana Australia am. Nueva Granada América Central Venezuela M éxico Quito América trop. América trop. América cálid. Los Andes Am érica Central A frica, Amé. austr. A frica austr. Cumaná Cumaná M éxico Am. trop. Venezuela Venezuela Nueva Granada Australia M éxico Am. bor. Am. trop. Brasil Los Andes Am. trop. Nueva Guinea Nuevo M éxico Ecuador Sur Venezuela Ecuador Sur M éxico Habana Año de la primera descripción 1827 1859 1843 1847 1864 1840 1891 1896 1855 1816 1812 1827 1900 1821 1817 1 882/86 1829 1841 1860 1820 1891 1849 1864 1869 1824 1916 1873 1917 1853 1934 1861 1863 1920 1873 83 Género Braunia Brosimum Buddleia Cactus Caladium Calamagrostis Calamus Calpidisca Campanea Camphora Carex Cassia Cecropia Cephaélis Cereus Cereus Cestrum Chilita Chloris Chondrosum Chrysophyllum Chinchona , Chinchona Chinchona Cinnamomum Cirsium Cleistocactus Cleome Clinostigma Coccoloba Columnea . Convolvulus Cordia Cybianthus Cym bopogon Cymopterus Cynandium Cyperus Cypokentia Cypripedium Dalea Daphnopsis 84 humboldt- -i -i -iana -i •i -iana -iana -i -i -i -iana -iana -iana -iana -i -ianus -i -i -iana -ianum -ianum -iana -iana -iana -i -ense -i -i -i -i -iana -anus -i -i -i -ensis -anum -anus -ana -i -iana -i Lugar de divulgación Am. austr. Am. trop. T exas/M éxico San Felipe Brasil Nueva Granada Nueva Guinea Guayana Costa Rica Japón Nueva Granada Am. trop. Am. trop. Brasil Ecuador Perú Perú M éxico Cuba Nuevo M éxico Am. austr. Perú Perú Perú India oriental Nevada Perú Am. trop. Nueva Caledonia Brasil Am. austr. Venezuela Am. austr. India occidental Am. trop. Am. bor. Venezuela Am. austr. Nueva Caledonia Perú/Panam á Perú Am. austr. Año de la primera descripción 1867 1874 1818 1823 1854 1840 1917 1929 1853 1889 1855 1825 1847 1829 1828 1931 1935 1954 1855 1830 1819 1821 1819 1849 1889 1917 1904 1824 1877 1857 1891 1819 1819 1837 1815 1908 1820 1824 1873 1852 1959 1857 Género Dasylirion Dendrobium Dichromena Didymocarpus Disterigma Draba Dumerilia Dupatya Ebnerella Elaeodendron Epidendrum Eriocaulon Eryngium Eryngium Erythrobalamus Espostoa Espostoa Eupatorium Euphorbia Eurya Eutrema Fimbristylis Froelichia Fucus Furcraea Galphimia Gardenia Geranium Gomphrena Haplostylis Harrisonia Hedwigia Hedyotis Helichrysum Heliotropium Flelipterum Heterocentron Hibiscus Hibiscus Humboldia Humboldtia brunonis Humboldtia humboldt- -i -ense -ana -ana -i -i -i -i -i -ianum -i -i -ianum -i -i -iana -i -i -i -ana -i -i -ana -i -iana -ana -ana -i -ana -i -i -i -iana -ianum -ianum -anum -ianum -i -i Lugar de divulgación M éxico Nueva Guinea Am. austr. Ceylán Nueva Granada Ecuador M éxico Brasil M éxico Nueva Caledonia Venezuela Guayana Chile Chile Am. austr. Perú Perú América Am. austr. Perú Ecuador Am. trop. Brasil Venezuela México Am. trop. Am. austr. Brasil Am. austr. Am. austr. Am. austr. Nueva Granada Australia Am. calid. Australia Venezuela Geront. tr. Geront. tr. A frica trop. A frica trop. Am. trop. Año de la primera descripción 1842 1912 1842 1846 1889 1814 1830 1891 1951 1939 1849 1841 1821 1808 1937 1932 1931 1901 1809 18 5 2 /6 1825 1827 1842 1809 1910 1839 1819 1826 1819 1834 1827 1819 1840 1844/52 1819 1837 1850 1840 1824 1828 1794 1790 85 G énero Humboldtia Humboldtianae Humboldtiella Humboltia Hydrocleys Hydrocotyle Hydrocotyle Hymenophyllites Hypericum Hypericum Icacorea Ilex Illecebrum Indigofera Inga Ipomea Isolepsis Jatropha Juglans Karwinskia Kentia Laelia Lasionema Lepidium Lilium Limnanthemum Limnocharis Limonium Lipocarpha Litsea Loasa Lob°Iia Lobelia Lycopersicum Machaerium Macleania Macrocnemum Macrocystis pyrifera Mamillaria Melochia Metrosideros Mitracarpum 86 humboldt- Lugar de divulgación Am. trop. Año de la primera descripción anum ana anum Venezuela Brasil Brasil Ecuador Nueva Granada Waldenb. Ara. austr. M éxico India Occidental Brasil Venezuela M éxico M éxico India Occidental Am. bor. Am. trop. Nueva Granada Am. bor. occ. Nueva Caledonia Venezuela Perú Ecuador California Am. austr. Brasil Islas Canarias Am. trop. Nueva Caledonia Ecuador Am. bor. aus. Perú Brasil Am. austral. Perú Perú 1891 1867 1923 179-1/97 1839 1820 1830 1836 1840 1840 1844 1861 1814 1826 1823 1819 1817 194-4 1857 1832 1878 1941 1849 1825 1871 1839 1815 1891 1834 1925 1900 1819 1836 1816 1837 1851 1854. ana anus anum M éxico Venezuela Nueva Caledonia Am. austral 1840 1952 1939 1828 anum anum ana ana ana ana na ana ana num anum ana ana ana ana ana Género Monochaetum Monochaetum Mussaenda Myrcia Myrmecophila Neckera Nemuaron Nymphoides Nymphoides Oncidium Onoseris Oplismenus Orchyllium Oteodaphne Oreopanax Ovidia Oyedaea Paepalanthus Panicum Paspalum Pecopteris Pe (i) reskia Pennisetum Pentstemon Perezia Periploca Peristeria Persea Phytelaphus Pilocarpus Pleirina Plumbago Podocarpus Podocarpus Pogonatum Polytrichium Polytrichium Potentilla Pseudocymopterus Psychotria Pteropogon Quercus Lugar de divulgación humboldt- anum anum ana ana ana anum ana anus ana ana anum anum ana anum ana ana ana ana anum anum ana ensis na anus Venezuela Panamá Am. trop. Venezuela Venezuela Am. austr. Nueva Caledonia Am. austr. Am. austr. Am. austr. Perú Amphig. trop. Guayana Nueva Granada Venezuela Nueva Granada Brasil Am. trop. Am. trop. Am. trop. Java Brasil M éxico M éxico M éxico Cuba Am. Centr. Perú Habana M éxico Am. austral Perú Habana Región Andina M éxico M éxico M éxico Am. austral Nevada Brasil Australia Los Andes Año de la primera descripción 1845 1853 1821 1828 1917 1850 1873 1951 1891 1926 1959 1829 1931 1864 1854 1857 1873 1841 1898 1810 1854 1923 18 8 2 /6 1838 1852 1820 1843 1889 1844/52 1827 1838 1819 1855 1858 1880 1888 1871 1824 1930 1881 1852 1809 87 Género Quercus Quinquina Randia Rhacocarpus Rhamnus Rhytidophyllum Roccardia Roettlera Rollandia Roulinia Ruellia Ruellia Rynchospora Salix Salvia Salvia Salvia Saurauja Scheelea Schoenia Schomburgkia Sciadophyllum Scirpus Scirpus Scubulon Senecio Seticereus Sida Siphocampylus Solamum Solamum Solena Spathiphyllum Spigella Spiraea Spiraea Statice Stemonacanthus Stigmaphyllon Stigmaphyllon Syngonanthus Themistoclesia 88 Humboldt- ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana ana anum anus anus ana ana anus anum anum ana Lugar de divulgación Nueva Granada Am. austral Am. trop. Am. austral California, M éxico Costa Rica Australia Ceylán Is. Sandv. M éxico Nueva Granada Am. trop. Am. trop. Argentina M éxico M éxico M éxico Colombia Venezuela Australia Venezuela Nueva Granada Am. bor. Am. austr. Am. austr. Ecuador Ecuador Sur Am. trop. Perú Am. austr. M éxico Am. trop. Guayana Am. trop. Hab. Hab. Islas Canarias Nueva Granada Brasil Panamá Venezuela Nueva Granada Año de la primera descripción 1864/8 1891 1830 1863 1819 1852 1894 1891 1844/52 1840 1847 1895 1864 1805 1825 1821 1822 1916 1929 1846 1856 1865 1833 1825 1840 1837 1937 1839/52 1839 1803/06 1849 1839 1858 1826 1884 1846 1861 1847 1832 1853 1903 1889 Género humboldt- . Thevetia Tillandsia Torreya Trachysperma Tradescantia Trifolium Trifolium Turnera Ucriana Uragoga Utricularia Uvifera V accinium Valeriana Varronia Verbesina Vespuccia Viguiera Villarsia Viola III. - - anum ana . anum ■ . . ana . . - ana - - - ana ana - Lugar de divulgación Guayana México Región andina Am. austr. Am. austr. México Reg. Cauc. Guayana Guayana Brasil Guayana Brasil Nueva Granada California Am. austr. Am. bor. aust. Brasil Brasil Am. austr. Nueva Granada Año de la primera descripción 1847/48 1889 1850 1921 1830 1826 1868 1825 1825 1891 1841 1891 1851 1939 1819 1826 1854 1848 1818 1862 V ARIOS FU N DACION ES (D O N A C IO N E S ) Europa Fundación Alejandro de Humboldt para Ciencias Naturales y Viajes Berlín. Fundación Alejandro de Humboldt Bad Godesberg, Schillerstrasse 12. Fundada en 1925 por iniciativa del Auswärtigen Amt, en relación a la Fundación Humboldt para Ciencias Naturales y Viajes. La Fundación otorga — sin importar el sexo, la raza, religión o ideolo­ gía— becas de investigaciones altamente dotadas a científicos de nacio­ nalidad no-alemana, para la realización de un trabajo científico a escoger libremente en Alemania. Esta posibilidad la tienen anualmente aproxima­ damente 300 científicos extranjeros. Desde el año 1953 han sido favore­ cidos más o menos 3.000 investigadores (1 9 6 9 ). 89 Fundación Bolívar-Humboldt e. V. Berlín. Premio Humboldt del Colegio Humboldt Hannover (Baja S a jon ia ). Premio establecido en 1952; se otorga anualmente hasta a 4 alumnos de los dos grados superiores. Con el dinero recibido, los alumnos realizan un viaje por Alemania según sus propios planes, después del cual les re­ latan a los demás alumnos del Colegio sus impresiones. Fundación Humboldt Danzig. Fundada en 1869. Humboldt fue nom brado M iem bro H onorario durante su visita a Danzig en septiembre de 1840. Becas para investigaciones científicas. Fundación Humboldt Viena, Austria. Am érica del Norte Humboldt Scholarship Fund Cambridge, Massachusetts, USA. Fundada en 1869 con motivo del homenaje a A lejandro de Humboldt por la Boston Society o f Natural H istory; administración por el Museum of Comparative Zoology en la Universidad de Harvard. Se otorgan becas (generalmente por un año) para estudiantes del Museo. Efecto Humboldt Término introducido en la Literatura en 1955 por Hans Ertel. Dicho efecto está relacionado con el aumento nocturno del sonido. Durante sus viajes en el Orinoco, a Humboldt le llamó la atención que el estruendo de los reciales se oía de noche tres veces más fuerte que de día. Humboldt explicó el fenómeno el 13-3-1820 en la Academia de las Ciencias en París. Unidades Humboldt (Fuerzas magnéticas). Humboldtista A pod o dado a Francisco José de Caldas y Tenorio (1771-1816), un geó­ grafo sudamericano. Caldas se dedicó a la investigación de las ciencias naturales en Colombia, encontrándose con Humboldt por primera vez 90 durante la visita de éste a Ibarra el 2-1-1802. Caldas editaba “ Semanario N eogranadino” , una revista físico-geográfica, publicando frecuentemente trabajos de Humboldt traducidos al español y comentados por él. Cantata Humboldt (Félix Mendelssohn-Bartholdy) Cantata escrita por el joven Mendelssohn-Bartholdy a petición de Hum­ boldt con motivo de la séptima reunión de naturalistas y médicos alema­ nes en Berlín en septiembre de 1828. Códice Humboldt Durante su estadía en M éxico, Alejandro de Humboldt adquirió 14 frag­ mentos de antiguas escrituras ideográficas en papel de fibras de agave, parte de las cuales era de origen prehispano, otra parte fue elaborada sólo después de la Conquista. Línea Humboldt (Proyecto de un Canal en Centroamérica) En el segundo capítulo del libro I. del “ Ensayo sobre el Estado Políti­ c o . . . ” , Humboldt describe 9 posibilidades diferentes de conexión entre los Océanos P acífico y Atlántico, mencionando b a jo el punto 6 el trazado de la línea desde la Bahía de Cupica. Cumpliendo un deseo de Humboldt, Simón Bolívar ordenó nivelar el istmo entre Panamá y la desembocadura del río Chagres por Lloyd y Falmarc en 1828 y 1829. L ocom otora Humboldt En 1869, la compañía Richard Hartmann en Chemnitz bautizó con el nombre “ Humboldt” a una locom otora fabricada por ella. Mare Humboldtianum En 1834, los astrónomos W ilhelm Beer y Johann Heinrich Madler crea­ ron un mapa de la Luna, el cual, en 1837, fue anexado al “ Mappa Selenographica. . . ” . Dicho mapa es dedicado al Rey de los Daneses Frederick V I. En el margen extremo noroeste del lado visible de la Luna se encuen­ tra el Mar denominado Humboldt, con 200-300 Km de diámetro (esti­ maciones aproxim adas). Planetoide Alexandra El 10 de septiembre de 1858, el astrónomo Hermann Goldschmidt, oriun­ do de Frankfurt/M , residenciado en París, descubrió el 54° planeta. En los “ Informes astronómicos” escribe: “ tengo el honor de anunciarles el descubrimiento del 54° planeta hecho el 10 del presente m es. . . El pla­ neta se parece a una estrella del tamaño 10-11 y recibió el nombre de “ Alexandra” . Según las Memorias, el nombre fue dado en hom enaje a Humboldt. 91 Humboldt y la herpetologia de Venezuela Por el P r o f . A b d e m R a m ó n L a n c i n i V. D irector del Museo de Ciencias Naturales, Caracas En 1811, en la obra titulada V oyage de Humboldt et Bonpland, Deuxième Partie, Observations de Zoologie et d’Anatom ie Comparée, Premier v o­ lume, por A. de Humboldt y A. Bonpland (edición principe en 4 ° ) , Alejandro de Humboldt publicó un artículo titulado: “ Sur Deux N ou­ velles espèces de Crotales” ( p. 1 -8 ). Este trabajo de Humboldt, extremadamente raro, tiene prioridad en la nomenclatura zoológica sobre la edición de 1833 de la misma obra. Ahora bien, cuando Humboldt describió en 1811 dos serpientes de cascabel de Cumaná, inició el estudio de la Herpetologia en Venezuela. La Herpetologia es la rama de la Zoología dedicada a los Reptiles y A nfibios. El referido trabajo de Humboldt contiene, com o introducción, intere­ santes consideraciones generales sobre la distribución latitudinal y altitudinal de los O fidios y el número de especies conocidas para su tiempo en los diversos continentes. P or último, aparecen en la página 5, las siguientes descripciones: I. Crolalus cumanensis y II. Crotalus loeflingii. Si examinamos detenidamente dichas descripciones, podemos observar lo siguiente: 1) No existe la mención de especímenes tipo de Crotalus cumanensis ni de Crotalus loeflingii, porque com o el propio Humboldt advierte en la Relación Histórica de su viaje por América, no estaban en capacidad de conservar com o piezas de museo, los ejemplares de Reptiles estudiados por ellos en el memorable viaje. 2 ) No fue incluida una lámina coloreada o dibujo de las especies descritas, que pudieran tener valor tipológico equivalente. 3) Los datos de lepidosis y dim en­ siones de Crotalus cumanensis y Crotalus loeflingii, dados por Hum­ boldt, revelan que se trataba de ejemplares de una misma form a b io ló ­ gica, pero de talla y sexo diferentes. Así, podemos deducir que el dim or­ fism o sexual en la escamación, el tamaño diferente y las variantes de coloración, hicieron pensar a Humboldt que había encontrado dos es­ pecies distintas de serpientes de cascabel. 93 Klauber (1 9 5 7 ), en su voluminosa obra sobre las serpientes de cascabel, sugiere que con mayor material se podría demostrar que Crotalus cumcinensis es una subespecie válida de Crotalus durissus. Hoge, en 1965, publicó un interesante resumen sobre las especies de serpientes viperídeas neotropicales y revalidó a Crotalus durissus cumanensis HUMBOLDT com o la subespecie de serpientes de cascabel más común de Venezuela e incluye a Crotalus loeflingii com o sinónimo de ella, porque aparece en la descripción original de Humboldt en segundo término dentro de una misma página. De esta manera se puede establecer que el primer trabajo sobre Herpetología de Venezuela se debe al sabio naturalista alemán Alejandro de Humboldt, quien describió en 1811 la serpiente de cascabel de Cumaná. (V er la reproducción facsimilar de la publicación original de Hum­ boldt, que sig u e ). 94 VOYAGE DE HUM BO LDT ET BONPLAND. DEUXIÈME PARTIE. O B S E R V A T IO N S D E Z O O L O G IE ET D AN ATO M IE PREM IER A C hez F. SCH(BLL, e ib r a ir e , E t c h e z G.'1D U I OUR COMPARÉE. VOLUM E. PAR IS, ru e des e t C o m p ." , r u e fo s sé s -m o n tm a u t r e , n .° j4 . d e s m a t i i u r i n s - s .w n t - j a c q u e s , n .° 7 . 18 11. 95 SUR D EUX NOUVELLES ESPÈCES DE C R O T A L E S , P.» A. D E L es HUMBOLDT. n a tu ra lis te s o n t r c r o n n u , d e p u is l o n g - t e m p s , q u e 1rs a n im a u x d e la classe des re p tile s a b o n d e n t su rto u t dan s les p a y s où , so us l'in H u m e c d 'u n clim at eliatld et liu m id c , le sol est c o u v e r t d ’une ric h e v ég é ta l io n . S an s r a p p e le r ici c e lte in n o m b r a b le q u a n tité de C r o c o d ile s 1 q u i h a b ite n t le s g ran d e s riv iè re s de l’A m é riq u e m é r id io n a le , des O p h id ie n s , a n im a u x , q u i, p ré s e n te so us n o u s n o u s b o rn e ro n s à le p lu sie u r s rap p ort de p a r tic u la r ité s la e x a m in e r d is tr ib u tio n re m a rq u a b le s. le seu l o rd re g é o g ra p h iq u e des D an s le nouveau c o n tin e n t , les se rp e n s so n t p lu s m u ltip lié s so u s la zo n e te m p é ré e b o ré a le qu e sous la zo n e te m p é ré e a u s tr a le : ils le so n t p lu s sous lo m êm e p a r a llè le , d an s la L o u i s ia n e , d a n s la E lo r id c et a u x L t a l s - l n is , q u ’en b a r b a r ie , en E sp a g n e e t d a n s la G rèce. la n a tu re d u C e s d iffé re n ce s s’e x p liq u e n t facilem en t lo rsq u 'o n c o n sid ère sol p lu s ou m o in s h u m id e , l'é p aisse u r des fo r ê ts , Ié te n d u e des savan es qu i re m p la c e n t ces lo r é ts , les v a ria tio n s d e la te m p é ra tu re dan s les m o is d ’é t é , e t d ’a u tres p h é n o m èn e s m é té o ro lo g iq u e s q u i re n d e n t les p a y s situ é s sous une m êm e la titu d e p lu s o u m o in s fa v o ra b le s à la m u ltip lic a tio n des O p h id ie n s . P lu sieu rs n a tu ra lis te s , p lu s o c c u p é s des co n tra stes qu e des ra p p o r ts (pii existen t entre les d e u x m o n d e s , o n t d é c rit l'A m é riq u e e n tière co m m e un p a y s récem m en t sorti d u sein de l’ O c é a n , re m p li de m a ré ca g e s, h a b ité p a r des re p tile s p lu s variés dans le u r fo rm e et p lu s n o m b re u x q u e les re p tile s d e l'A friq u e et des G ran d es-In d es. Ces id ées o n t été a cc u e illie s p e n d a n t lo n g -tem p s, p a rce q u 'e lle s a v o ie n t été con çu es pur u n h o m m e de g é n ie , et con sign ées d a n s des o u v ra g e s d o n t p lu sie u rs d o iv e n t 1 M . C u v ie r e n a fait c o n n o itrc q u atre espèces tr è s -d is tin c te * ; sav oir : le C ro c o d ilu s lucius du M issi*ip i, le C . sclero p s «lu B r é s il, le C . p alp cbrosus d e C i j e n u e et lo C. acutus d e S ain t-D o m in g u e. C’est ee d e rn ie r que nous avons d é c r i t , M . B o n p lan d c l m o i, sur le* rive* de 1 O rén o q u e et «le la M adeleine. N ous don n eron s dans la de province de C a ra c a s, et le Zoologie y 'l'ont. 11. 96 suite d e cet ou vra g e quelq ues n otion s sur deux au tres espèces C rocodiles in con n u es en L u m p c , le / ¿ ir a du la c de T a c a rig u a ou CocvJrilo de N u csa de* p lage* du B alab au o daus l'île de C ub a. \ alen cia d a u s la S L 'I l leur célébrité grandeur N U L V K IX I-.S le de la "l'in flu en ce I.S IM iC n S PP. C K O T A f.K S . m oins il l'ex actitu d e lies faits qu 'au ch arm e «lu style «I à |lt «les con cep tion s. naturalistes su r iniildrines D f 'l X A chem in n ature , m esure de et les des circon stan ces q u 'u n e saine l'o b s e r v a tio n , e t m o d ifica tio n s c ritiq u e ' a q u ils qu e locales , les d e u x ont su bissen t co n tin en s rappelé étu d ié lis lis lois ces lois ont paru par moins opposés sous le ra p p o rt îles phén om èn es p h y siq u es. O n a tro u v é , parm i les roches de l'un c l de l’au tre h é m isp h è re , cette su ite de fo rm atio n s «pii attestent une succession des m êm es cata stro p h es su r la su rface d u g lo b e , e t 1 on a reconnu que le tableau de l'A m é riq u e lie p e u t ê tre tracé d 'ap rè s c elu i des terrains in o n d és qui so n t co m p ris e n tre l’O rétio q u e et la riv iè re des A m a zo n e s. C e n’est p o in t sur la m u ltitu d e des rep tiles qu e re n fe rm en t le D e lta de l'E g y p te ou les basses région s de l'O u an ga ra h en A ig r it ie , qu e l’on ju g e r o it a v e c p récisio n dit n o m b re des espèces q u i so n t p ro p re s à l’A fr iq u e en tière. S u r tro is cen t v in g t serpen s d é crits dan s les o u v ra g e s d ’h isto ire n a tu re lle , il y en a cen t qu in ze q u i a p p a rtie n n e n t e x c lu siv e m e n t a u n o u v e a u co n tin en t. Ce n o m b re augm en tera c o n sid érab lem en t lo rsq u e les co lo n ie s esp a gn o le s et por­ tu g a ise s, ap rès a v o ir o b te n u leu r in d é p e n d a n ce et p e rfe c tio n n é la cu ltu re du p a y s , seron t entrées en c o m m u n ic a tio n p lu s d ir e c te a v e c l’ E u r o p e ; c a r , jusqu’à ce jo u r, nous com ioisson s à p e in e u n e d o u z a in e d ’O p liid ie n s d u P é r o u , du M exiq ue et du B résil. P o u r se fo rm er une id ée p ré cise d e la m u ltip lic ité sous la zo n e to r r id e , co m p a rées à celles d e la des espèces q u i v iven t zo n e te m p é r é e , il su ffit de ra p p e ler q u ’au B en ga le et su r les côtes d e C o r o m a n d e l, su r u n e é te n d u e 18000 le d o c te u r lieues c a rré es, R u ssel a tr o u v é q u a r a n t e - t r o is de serpen s; tan dis q u e l’E u ro p e e n tiè r e , su r u n e su rface tr e n te -d e u x fois p lu s g r a n d e , ne nous en p résen te q u e q u a to rze . C ’est ce d é v e lo p p e m e n t p lu s v a r ié et plus ra p id e de la v ie o rg a n iq u e dan s les régio n s é q u in o x ia le s , q u i d o n n e à l’ A m érique line certain e p ré p o n d é ra n ce su r l ’A s ie , d o n t a u c u n e p a rtie n ’est traversée par 1é q u ateu r. A it su d -est de ce d e rn ie r c o n tin e n t, le G r a n d - A r c h ip e ld c l’ Ind e présente les d é b ris d ’u n e te rre d é c h iré e p u r l ’a c tio n d u l’e u v o lc a n iq u e , o u subm ergée p ar les îlo ts. P lu sie u rs p r o d u c tio n s so n t e x c lu s iv e m e n t p r o p r e s à cet archipel m ais une v aste m er co u vre p o n d à c elu i d ’une zone- o ù , a u jo u r d ’ h u i des d a n s le n o u v e a u p a ra g e s d o n t le c lim a t corres­ m onde, se tr o u v e n t le plus d’an im au x d e l’o rd re d es Ophidiens. Si Ion a supposé jadis le nombre des espèces américaines beaucoup plus grand quil ne l'est effectivement, on n’a pas.exagéré, ce me semble, le nombre 97 si n nEvx x otvr.i.u :s i.sn:<;i:s i>:: enor.w.r des individus que la nature p rod u it de chacune de ces espèces. I.cs p roxiim -. du C lioco et de Uarbiieoas, les b ord s du lac de M araravbo, qui ressemble à un golfe de n ier, les plaines de .Nicaragua, l’istlune de l ’ anama et la (Juyane espagnole, surtout le H a s -O ie n o q u c , les rives du C iu ra et celles du Cassiqiiiarc, entre Mandavaca et Y a s iv a , sont des contrées dans lesquelles le so l, les arbres et les eaux fourm illent de serpens. J'ai o b se rv é , il est v ra i, q u e , sur une étendue de plusieurs lieues carrées, on ne trouve que cin q ou six espères dilVérentes; mais la m ultiplication de ces anim aux, dont la plupart pondent desretils deux fois par a n , est si énorm e q u e , lorsque les indigènes mettent le feu à des terrains couverts de broussailles, ils sc voient assaillis par des bandes serrées et composées de trente ou quarante individus. De toutes les parties du globe l’Afrique est peut-être la seule qui sem ble p o u v oir rivaliser avec le nouveau c o n ­ tinent, dans le n om bre des O phidiens. Si l’ on exprim e l’étendue des terres comprises entre les tropiques 1 par le nom bre i o o o , l’Afrique en com pren d': parties l’A m érique, l’Asie, dans l'hémisphère b o ré a l................. 1 1 4- l’Archipel des Indes et la N ouvelle-llollandc, com pris entièrem ent, à -j- près, dans l’hémisphère austral............................... Le nombre et la variété des êtres organisés ne suivent pas exactement le rapport , des surfaces qu’ils habitent. Quoique l’on soit revenu, dans ces derniers tem ps de 1 Ces n o m b r e s se fo n d e n t s u r d es é v a lu a tio n » faite s d ’a p rè s la M a p p e m o n d e d e M . d e t lc u r i e u , q u i accom pagne le V o y a g e d e M a r c h a n d . D ’a p rc s m o n c a l c u l , q u i a é té v é rifié a v e c s o in , l ’c t c n d u c d e s terres situées d a n s l'h é m is p h è r e b o r é a l, e s t à c e l le d e s te r r e s silué*es d a n s l'h é m is p h è re a u stra l 5 3 1 : ^69. Los géog rap h ies le s p lu s m o d e r n e s a d m e t t e n t , j ’ig n o r e s u r q u e l f o n d e m e n t , q u e la r é g io n é q u in o x ia le australe c o m p r e n d 0 ,0 1 5 p lu s d e t e r r e q u e la z o n e to r r id e b o r é a le . L a c o n n o is s a n c e e x a c te d e rapports est d ’u n g r a n d in t é r ê t p o u r la globe, la n a tu re n ’a jusqu’au 2 8 .” d e g r c 2 5 .* o u rép and u a v e c p lu s de ces g é o g r a p h ie d es p la n te s e t d e s a n im a u x ; c a r n u lle p a r t s u r le la titu d e d e p ro fu s io n n o rd le s g e rm e s e t su d . J e fe ra i d e la v ie q u e d ep u is l ’é q u a tc u r o b server à ce tte o c c a sio n q u ’e n parcourant n o s c a ta lo g u e s d es p r o d u c tio n s a n im a le s et v é g é t a le s , o n r c m a r q u e r o it u n e p r é p o n d é r a n c e bien plus m a rq u ée d e la z o u e t o r r id e su r le s z o n e s te m p é ré e s et g la c ia le s , si le s p a rtie s d e s c o a t in c n s situées dans ces d e r n iè r e s 11’o flr o ic n t p a s u n e s u r fa c e tro is fo is p lu s g r a u d e . 98 M il in.i v M tr\i i .i. i s i:si>i;ci:.s i>i: *•».î >; a i i s . l'erreu r de regarder I<>111 le p ays qu i s e lé m l eu M iiq u e dep u is liei-.iini n le Soiitliiil j usqu’ù la p e n le m é rid io n a le de 1A lla s , con nu e une m er de -.ilde-, mm iiile rro m ]u ie , un ne su II roi t d o u te r «[lie près d un sixièm e de la régi,,!, équ in o xiale est occupé p a r des déserts. D ’un a u tre c ô te , le plateau de I le C o n g o qu ’a u x Si l’on et les a n c ie n s , m on tagnes offrent, l'ait ¡distraction éq u in o xia le se tro u ve un de la Lun e, c lim a t a n alogu e des déserts e t des qui à nous so n t celu i de la plus ¡neueini» zone tempéré,;. régio n s m o n ta g n e u se s, I Alriipi,. restrein te dans des lim ites p lu s é tro ite s que celles qui ren fe rm en t, dans le n ou veau c o n tin e n t, la ré gio n des C r o c o d ile s , des lioas et des A m p h isb èn cs. A m esure q u 'o n s’élève sur le so m m et des C o r d illè re s de l’A m é riq u e , on voit d im in u er graduellem ent, le n o m b re des serpen s. N o u s en a v o n s encore trouvé ™ gran d e q u a n tité près d u co u ve n t d e C a r i p u , dan s la N o u v e lk - A n d a lo u s ie , et sur lis rives du C a tie n , près de C a r llin g o , à q u a tre et c in q cen ts toises de b a ille u r au-dessus du n iveau de l'O céan , m ais les a n im a u x de l’o rd re des O p h id ie n s deviennent déjà assez rares à f)oo toises d ’é lév a tio n , p a r e x e m p le d a n s les e n v iro n s de la \ille de P o p a y a n , q u o iq u e la te m p é ra tu re m o y en n e de l’a ir s’y élèv e e n c o re à ao°,(î : ils disparoissent presque e n tièrem en t au -d essu s d e t 3 o o à i \ o o to is e s , dans la région du Q u in q u in a , du B ra th y s et d u B a rn a d e sia , dan s les p la te a u x d e S a n ta -l'e de Bogota et de Q u ito . N ous a v o n s été d ’a u ta n t p lu s su rp ris d e n e p as re n c o n tre r de serpens sur le d o s des A n d e s, p a r e x e m p le d a n s les p la in e s d ’A n tis a n a o u su r la p ente orientale de P ic h in c h a , q ii’en K u r o p e e t en S ib é r ie , p lu sie u rs e sp èces du v ip è re s se trouvent cachées dan s des touffes d e p la n te s a lp in e s , à d e s é lé v a tio n s très-considérables. Ce p h én o m èn e tie n t sans d o u te a u x m êm es cau ses p a r le s q u e lle s , dans la zone te m p é ré e , les v é g é ta u x h e rb a cé s des p la in e s s’é lè v e n t t r è s - lia n t vers lu rime des A lp e s. P e n d a n t les m o is d ’é t é , ces cim e s jo u iss e n t d ’ une tem pératu re assez é levée p o u r fa v o ris e r le d é v e lo p p e m e n t des a n im a u x e t d es p la n tes; pétulant l ’h i v e r , les v é g é t a u x , d é p o u rv u s d e le u rs f e u ille s , e t le s O p h id ie n s , plongés dans un é ta t lé th a r g iq u e , so n t e n se ve lis so n s la n e ig e , e t ré s iste n t à l’extré m e rigueur du clim at. Il n ’e n est p a s d e m êm e d a n s la ré g io n é q u a to ria le o it , p rè s du sommet îles C o r d illè r e s , à th erm o m ètre deux cen ts to ises a u - d e s s o u s baisse co n sta m m e n t la n u it à — 4 ° , des n eig es p erpétu elles, le e t n e se so u tie n t de jour q u ’e n tre 3 ° e t ç)° au-dessus du p o in t d e la c o n g é la tio n . Quant au nombre des serpens munis de crochets venimeux, il est plus grand qu’on ne le suppose généralement. « Ne telis, dit L inné, liorrcnlibus ex c c ra b ili veneno nimium sævircnt décimant quamque tantum sp c c iem armavit 99 M R D I .I .X X O I.-V K H . e s FSPKCES ■DK C R O T .U X S . ImpeiMiis ct v cih ip cllis eos v o lu it , m tlnbii om iivs íiicliu -m itiir a 1> om niiim . Le docteur.Hussel a ce|ieiu]anl re c o n n u , dans les G ra n d es-lu d e s, p arm i les qn.iraute-trois serpens q u il a o b se rv e s, sept espères venim euses. E u exam inant l'Histoire des reptiles de M. D au diu qu i a pu ajo u ter à ses propres reelierelles les résultats de celles qui a vo ien t été laites p a r MM.' de I.a erp rd e et I.a treille j'ai trouvé qu e, parmi les O p liid icn é.d écrits, les ven im eux sont aux non-venim eux dans le rapport de 80 à 233 . O n p o u rr a it eroirc que le nomln-c des serprus armés de et'oeliets p a raît ces derniers jdus con sid érab le qu’il ne l’est c ffe e liv e m e n t, paree qui­ fixen t p lu s l'a tten tio n des v oyag eu rs epte les anim aux qu i ne sont pas m alfaisans; m ais en con sid éran t le ra p p o rt entre les cou leu vres et les vipères, qui existe en E u r o p e , c’est-à-dire dans une région d o n t les reptiles ont été étudiés a v e c s o in , on p e u t adm ettre q u e le nom bre to tal des serpens venimeux est le d o u b le p lu s gran d q u e ne l'a jugé le célèbre auteur du S jsteiiia Satura: * Je donnerai ici le tableau des O ph idien s munis d e croch ets venim eux : DANS L’ANCIEN CONTINENT. PANS LE NOUVEAU CONTINENT. B o n g a rc s............ 0 esp èce s 7 Sey talcs............ C ro ta les.............. • S e viales............... l^ c h c s is .......... Lacbe>is.............. 2 Bongarcs. . . . . Crotales............ 0 2 C en c b ris.......... C e n c b ris ............ 1 V ip è re s ............. V ip è r e s ............... 10 Platurcs............ Platures .............. 0 C lo tlio n ic. . . . C lo t o n ie ............ 0 L a n g ah a ............ 1 L a n g ah a ............ 0 H ydrophis 5 I h d r o p h y s .. . . 0 22 58 Comme, à l ’époque d e la p u b lica tion de l’ ou vrage d e M . D a u d in , parm i toutes les espèces décrites , il y en avoit s o t de l’ao cicn c o n tin e n t, e t l i a d u nouveau c o n tin e n t, il paro ît q u e les serpens venim eux f o n t , en A m érique, un c in q u iè m e , et dan s l'a n c ie n m o n d e plu s que le q u art de la masse totale. I l faut distinguer cependant en tre les espèces qui son t p ro p res à un e rég io n c t celles qui fo n t partie des cabinets d’ Europe-, c a r il sc p o u rr a it que le n o m b re des O p h idien s nialfaisans rapportés d’A m ériq u e sur­ passât accidentellem ent le n o m b re de ceu x q ui o n t été observés aux G ran des-]nd es c t su r les côtes d 'A friq u e. Quoique le venin des serpen s q ui in festen t les pays situés e n tre les T ro p iq u es ct en tre les 2 V ct 28 degrés de latitude soit plus a c tif que celu i des serpens arm és d e croch ets de la son e plus tem pérée , la distribution des espèces venimeuses sur la surface du g lo b e est cep en dan t beaucoup m oins in égale q u ’ on ne serait tenté de l ’adm ettre. L ’E u ro p e com p te à p ein e |4 o u 16 O p h id ien s in d ig èn es, et sur c e petit n om b re ¡1 y a 5 vip ères, savoir : V îp e ra b eru s ( l a vip ère co m m u n e ) ; V . chersca ( la vip ère r o u g e ) ; V . R ed i ( la vipère de H s tr ic ) ; V . p rester ( l a v ip ère n o i r e ) ; c t V . am m o dytes ( l a v ip ère d e M oysc C h ara s). D’après ]\1 . C u v ic r, le V . R e d i e t le V . p rester so n t des variétés du V . berus e t dn Y . cb crsca. 100 s l n A p rès avoir M I S M U A 1 1 . 11 •• n r n : n r n . i > . jeté un co u p d'u-il général sur la d istribu tion géographique «lis O phidiens il.ins les deux hém isphères, je v a isd o im cr dans re m ém oire la drsri ipliuii de deux nouvelles espèces de C ro ta les propres à la T erre-F erm e. I. CnoTALUS CUMa n e s sis , sentis 1 7 \ , scutcUis 3 a ; r.v rinereo ri. rvscens, macidis dorsalibus rhomheis, roncatenatis, liaea tilbti cinclis, disco macidarnm cinenso, inargine oh.seunori. C e serpent à sonnet le , le Cascabcl dis Cumana, est. plus m in ce c l plus elann: que le C ro laln s dtirissus de l'A m ériq u e sep ten trion ale. L e s plus grands individus que j'ai pu nie p rocurer a v o ie n l i ”’, 3 j ( \ pieds a p o u c e s ) de luit” , sur a8 m illim ètres ( i 3 lig n e s ) de diam ètre. L e g r e lo t, d o n t le lira it deeèle l.i présence de l'a n im a l, est com p o sé, dans les serpens a d u lte s, de 8 a 1 a anneaux. Je n'en a i pas observé un plu s gran d n o m b re , et je d o u te qu e ces anneaux in diquent bien exactem en t l'ége de l'anim al. S o u ve n t le g relo t est plus court dans des in dividu s d o n t la taille n 'excède pas d ix décim ètres ( 3 pieds ). Le Caseabel de Cumana est très-com m un dans les e n d ro its les plu s arid es; ou le trou ve su rtou t dans les tondes d'un e espèce de lir o m e lia , voisine du l ’ mnielia karatas, qui est a p p elée Chihuchihue p a r les Indiens G u a y tp ie tie s , rl q u i , d'après l'h ab itu d e des p lantes so c ia le s, co u vre des terrain s d ’une grande étendue. C e serpent à so n n e tte , d o n t le v en in est extrê m e m e n t a c t if , est moins fréquent aujou rd 'hu i à C u m an a qu 'il ne l'a été ja d is ; l’espèce d im in u e avec les progrès de la culture. O n en tu e cep e n d a n t dans la v ille m êm e o ù il est attiré jtar les rats qu 'il sem ble p ré férer à to u te au tre n o u rritu re. Il e n tre quelquefois dans les m a iso n s, m ais heu reusem en t il est m oin s m éch an t q u 'o n ne le cro it eomm tin én ien l, et il n 'atta q u e l'h om m e q u e lo rsq u 'il est p o u rs u iv i. 11 m arche par ro u p ie : nous c il avo n s so u v e n t re n co n tré dans n os h e rb o risa tio n s ; ils traversoient p aisiblem en t le ch em in à q u elques pas d e v a n t n ou s c l sans m a rq u e r le moindre désir de n o u s n uire. H. C r o t Al u s l u f l i s o i i , scutis 1 8 3 , scutellis 2 0 , vinsse eus, m.iculis rhornbeis, concatenatis, albo-marginalis, parte poslrcma corpuns c.c al ru l'iridi, haud maculata. M acu lx c o n ra tc n a tx , rh o m b e æ , d isco v ir id i, m a rg in c n ig re sre n ti, zona demum alba c in c tx . Sqttam æ c arin a tæ e t d u p lo m ajores sq u am is C r o ta li cmnanciisis. M a cu lx anu m versus c v a n c s c c n te s , vert e x c a p itis e t p ars e o rp o ris postrenia atro-viridia. A b d o m en et g u ltu r alba. C a p u t d e p re s su m , lu tissim u m , dent ¡bus 101 SUR DEUX N O U VEL L ES ESPÈCES DE C R O T AL ES. ~ crassiusculis r c c u r v a tis , subcxscrtis. O cu li a tri m in u ti. C a u d a corp o rc tcriia parte angustior. L o n gu eu r, i m,7 2 ( 5 pieds 4. pou ces ) , d o n t la queue seule a om, i 3 ( 5 p ou ces). Diamètre du c o rp s , 8 cen tim ètres ou 3 pouces. J'ai donné à cette n ou velle espèce de serp en t à so n n ette du célèbre b o ta n iste le nom de C ro ta lu s L o tlin g n , en hon neur s u é d o is, élève de L i n n é , que la cour d ’E spagne a v o il destiné p ou r une e x p é d itio n à l’O r é n o q u c , e t q u i a séjourné lo n g - tem ps à Cumana. L e G. L û fflin g ii e st beau cou p p lu s rare qu e le C . cum ancnsis. I.cs deux espèces p aroissen t se fu ir m u tu elle m e n t; la dern ière se distin gu e de lu prem ière, i.° par les écailles du do s q u i so n t 2.° par le m an qu e d e tach es des crochets v e n im e u x b e a u c o u p p lu s lo n g s le d o ub le plu s su r la p a rtie postérieu re d u c o rp s ; la rg e s; 3.° par et plu s recou rb és; 4 " p ar un rétrécissement re m a rq u a b le d u co rp s v ers la queue. J’ai v u , dans les grands individus, des grelo ts Chaymas m ’o n t corn és e t assuré en son ores d e a v o ir tr o u v é d e 20 à n anneaux; de v ie u x Indien 25 . L o rsq u e la terre est humectée, ce se r p e n t, co m m e la p lu p a rt des O p h id ie n s de l’A m é riq u e m éri­ dionale, répand u n e o d e u r a p p ro c h a n t de celle du m u s c , et qui est égalem ent propre au Jagu ar et a u x C aim an s. Je ne su is pas de l’a vis de M. D au d in T. V , p. 3o 4 ) , qui pen se que les con trées tem pérées de [liep t., l’A m ériq ue septentrionale so n t h a b ité e s p a r u n p lu s gra n d n om b re de serpens à sonnette que l’A m ériq ue m é rid io n a le . N o u s en a vo n s tro u v é à l’ü r é n o q u e , à la riv ière des A m a zo n e s, dans le ro y a u m e de la N o u v e lle - G r e n a d e , et au P é ro u , dans toutes les ré gio n s é q u in o x ia le s, d o n t la h a u te u r , a u -d e ss u s du n iveau de la m er, n’e xcè d e pas trois à q u a tre cents to ise s, et où la te m p é ra tu re m oyen n e de l’air s’élève d e 20 à 25 degrés cen tésim au x. Les deu x C ro ta le s de C um ana ne d iffè re n t p as m oin s e n tre eu x que du Crotalus durissus des É ta ts - U n is , d o n t les taches so n t disposées p a r bandes et constamment p lu s irrég u liè re s. C e d e r n ie r , qu e M . P a liso t de B eauvois dans un mémoire su r les se rp en s d e l ’A m é riq u e s e p te n tr io n a le , in d iq u e sous le nom Boiquira, n’existe pas d a n s l ’A m é riq u e m é rid io n a le. L a seule espèce de C ro ta le que les n aturalistes c o n n a isse n t ju sq u ’ici dans cette p a rtie du n ou veau c o n tin e n t, est le Boicinininga des In d ien s du B r é s il, le v é r ita b le B o iq u ira de M .ircgrave ou Crotalus h o rrid u s d e s a u te u rs ; m ais o n est m oin s e xp o sé de co n fo n d re les serpens à so n n ette de C u m a n a a v e c ce d e rn ie r q u ’a v e c le C . rh o m b ife r ou ' LatreiUe, Rept., T . I I I , p . fi fi et 88. L ’csp cce q u e ( V o l . I , p. 29301 .lo i ) j’ai n om m ée C . duiissus est le C. cum ancnsis q u e je v ien s de d éc rire. 102 Crotale 8 Stm PEUX KOUVELEES ESPÈCES DF. CHOT.VI.ES. à losanges, découvert par M. de B cauvois. L e B o iq u ira , qu i est si commun à Surinam et à C a y e n n e , a constam m ent quatre raies noires qui se prolonge nt sur les côtés du c o l, et q u i m anquent au C . cum anensis et au C . L ô llin g ü . Ses taches sont distantes, tandis q u e lle s son t con ligu cs dans le C- rh o m b ilc r et dans les deux espèces de C um ana. J'ai vérifie ces caractères, con join tem en t avec M. Cuvicr, sur les exem])laires du B oiquira conservés au M uséum d ’H islo irc naturelle à Paris. M. D au d in les a bien in diqués par la phrase : maculis distinctis, collo longiludinaliter quadrilineato. L e C . durissus et le C . lio rrid u s son t en outre plus épais et plus vigoureux que les espèces que je vien s de faire con noitre. Il ne reste don c à distin gu er ces dernières que d u Crotale à losanges, dont les taches sont form ées par le croisem ent de d eu x raies ja u n â tre s, e t qu i a iija plaques abdom inales. L e C . rh orab ifer recherche les lie u x voisin s des eau x, com m e l'indique son nom v u lg a ir e , TVater-Rattle-Snake, tandis que les serpens à sonnette de C um an a se tro u ven t dans des end roits très-arides. Il p a ro ît en ou tre p eu probable que le n om bre des plaques abdom inales puisse v a rie r de 14 2 à 1 7 4 c t * 8 3 , et que les m êmes espèces de C ro ta le h a b iten t à la fois la T erre -F e rm e e t les Etats-U nis de l'A m ériq u e septentrionale. P o u r m ettre les n aturalistes en état de ju g er par euxm êmes des caractères distin ctifs des serpens à son nette des E ta ts - u n is c l de la G u y a n e , je vais ajo u ter les d escription s des espèces q u i sont voisin es des Cascabels de Cumana. D ’après le gran d n om bre d ’in d iv id u s que j’ai p u exam in er sur les lie u x , il m ’a paru que le nom bre des p laq u es abdom in ales des O p h id ie n s , s’il est m oins constant que ne le pen soit L i n n é , ne v arie cepen dant pas au tan t que quelques auteurs f o n t p réten du de nos jou rs. Crotalus durissus , c x c in cre o fla v e sc c n s , fasciis d o rsa lib u sirrc g u la rite r transversis, sentis 1 7 2 , scu lellis 2 1. ( V a r iâ t scut. i 63 - i 74 , scu lellis i 8 - 3 o ) . Crotalus liorridus, cin ereu s, co llo lo n g itu d in a lite r qu ad rilin eato , rh om b is dorsalib u s d is tin c tis, n ig r is , m arginc fla v e s c e n tib u s, scutis 1 7 1 , sculellis 22. ( V a r iâ t scut. 1 6 7 -1 7 0 . sc u lellis 2 0 -3 o ). Civtalus rhombifer, cin erascen s, rh o m b is d o rsalib u s c o n tig n is, m argin c flavesc c n t i, scu tis i 4 2 , scu lellis 22. Crotalus cum anensis, e x cin erco v ire sc e n s , rh o m b is d o rsalib u s concatcnatis, lin ea alba c in c tis , scu tis 1 7 4 , . sc u lellis 32 . Crotalus Lo/lingii, v ire s c e n s , rh o m b is c o n c a te n a tis , p a rte p ostren ia corporis lia u d m a c u la ta , scu tis i 8 ô , scu tellis 20. 103 La Cátedra de Alemán de la Universidad Central de Venezuela, Caracas Primera P arte: I-III: Segunda Parte: IV : Por la P r o f . D r a . F e d e r i c a Por la P r o f . L o t t e de de R it t e r Varesch i I El A rchivo Actas manuscritas en papel ya amarillento, a veces casi ilegibles, luego otras trazadas con mano segura com o caligrafiadas: nombramientos de profesores, listas de estudiantes matriculados, calificaciones de exáme­ nes, firmas de los jurados, frases solemnes de introducción y de con ­ clusión que siempre se repiten, sólo cambia la fecha: 1840, 1850, 1860. Entre estas actas, informes sobre los ingresos de bienes que la Univer­ sidad administra en el interior del país, de las casas que alquila; in­ formes acerca de los alquileres mensuales que ella misma tiene que pagar. Crónica seca, impersonal todo esto. Estamos indagando la enseñanza de idiomas \ Y a en el año 1834 hay un profesor de francés. En 1852 aparece por primera vez la cátedra de inglés, y la enseñanza del francés se renueva. Del alemán ni trazas. De pronto nos topamos con una carta del año 1863. Es el prólogo de un pequeño drama, cuyos actores, después de un rápido y feliz ascenso, desaparecen en la nada, arrastrados por los sucesos políticos. II 1863 -18 6 4 La carta lleva la fecha de 14 de abril de 1863. A dolfo Ernst la dirige al Secretario General de la N ación: 1. La Directora del Archivo Universitario, señora Angelina Góm ez, permitió el acceso al archivo y ayudó a la autora muy gentilmente, por lo cual gracias le sean dadas. 105 “ Hace poco más de un a ñ o 2 que me he establecido en esta ciudad, consagrado a la enseñanza de las materias que poseo. La buena aco­ gida que me ha dispensado esta sociedad y las simpatías que tengo por este hermoso país, unidas a los deseos que me han manifestado algunos jóvenes, amantes de las letras, me animan a ofrecer mi pequeño contingente a la causa de los estudios, que tan especialmente ha llamado la atención de Y. E. Indudablemente el idioma alemán tiene un gran interés para este país, donde con tan buen suceso se cultivan extensas relaciones mercantiles con los pueblos alemanes, y de cuya literatura, ciencias y progresos in­ dustriales puede sacar la República inmensas ventajas. Una clase de alemán completaría la enseñanza de idiomas vivos en la multitud de profesiones útiles. Lejos de mí, Exc. Sr., la idea de lucrar con semejante proyecto; mi principal objeto, mi único deseo es ofrecer desinteresada­ mente mi contingente de ideas para que se desarrollen en esta República los grandes elementos de progreso que ella encierra en su seno. Conozco las calamidades que la afligen y la dificultad de atender a los gastos de una nueva cátedra en la Universidad, por lo que me limito pedir respetuosamente a V. E., se sirva decretar la creación de una clase de alemán en la Ilustre Un. C., que daré gratis todo el tiempo que dure la penosa situación de las rentas públicas o universitarias” . Pero más interesante aún es la carta — desafortunadamente sin fecha— que algunos de sus alumnos particulares dirigen al Secretario General, presumiblemente al mismo tiempo que la petición personal de Ernst. Es admirable la franqueza y la facultad de estos estudiantes para caracte­ rizar al joven profesor alemán de idiomas modernos y reconocer y eva­ luar su método hasta entonces desconocido en este país. La primera parte de esta carta trata de la política com ercial y de la necesidad que resulta de ahí de que los venezolanos estudien el alemán: “ V. E. m ejor que nosotros conoce la grande extensión que ha tomado entre nosotros en los últimos años el com ercio con Alemania, en tér­ minos de poder asegurar que sus puertos reciben en mayor cantidad que los de cualquiera otra nación los productos exportados de Vene­ zuela, V. E. del mismo modo sabe, que com o consecuencia natural de ese com ercio, sigue y seguirá aumentando entre nosotros el estableci­ miento de casas alemanas, ya tan numerosas, que también puede asegu­ rarse que en todos nuestros puertos y plazas mercantiles ellas son ma­ yores en número y más fuertes en capitales que las de las otras naciona­ lidades, y finalmente, porque V. E. no puede ignorar que en literatura 2. Nota del autor: 2 de diciem bre de 1861. 106 y ciencias morales, es la pensadora Alemania más rica que algunas de las naciones que se creen las más adelantadas, siendo su riqueza más pura y de mayor quilate que otras más definidas en Venezuela. Los estudios de la Alemania en la ciencia del derecho ocupan h oy el primer puesto en la consideración de los sabios” . Sólo la segunda parte de la carta se ocupa de la personalidad del joven filólogo quien, después de sus estudios en la Universidad de Berlín, ha logrado el título de doctor y de “ bonarum artium magister” en Leipzig, “ ...n o s o tr o s que nos aprovechamos de las lecciones y trabajos del Sr. Ernst o que somos testigos de su contracción, de su método práctico y de inmediata utilidad en la enseñanza, nosotros que vemos que su es­ cuela, modestamente establecida hace poco más de un año, ha crecido y sigue creciendo rápidamente, porque el interés de los padres por la educación e instrucción de sus hijos no ha tardado en conocer en él la excelencia del método y las dotes naturales y adquiridas del maestro, no dudamos en asegurar a V. E. que la Universidad de Caracas haría una importante adquisición si llegara a contar entre sus maestros en la Facultad de Humanidades al Sr. Ernst” . La carta lleva 17 firmas. El 13 de mayo de 1863, es decir, sólo 5 semanas después de la petición de Ernst, el entonces presidente de la República, S. E. Rojas, dirige una carta al Ministro de Educación, en la cual le participa su decisión de fundar en la Universidad Central la cátedra de alemán y de entregarla al Señor Gustavo A dolfo Ernst. En ella pide expresamente que se le manifieste por escrito al profesor alemán cuánto estima el gobierno que el Dr. Ernst exprese tan generosamente su agradecimiento hacia Venezuela, “ donde ha sido recibido con el interés que le merece todo extranjero, y más cuando viene a enriquecerlo, con sus conocim ientos” . El nombramiento de P rofesor de Alemán, dirigido a Ernst personalmente, lleva también la fecha de 13 de mayo. El 1° de junio el Rector com u­ nica al Director de Instrucción Pública: “ En cumplimiento de la reso­ lución del Supremo Gobierno fecha 13 del mes anterior, creando la clase de alemán en esta Ilustre Universidad, tengo el honor de participar a Uds. que en esta fecha queda instalada dicha asignatura” . Los estudiantes tienen una clase diaria de alemán. Parece, sin embargo, muy prematuro que se fije el primer examen final ya para el 9 de julio. Miembros del Jurado son los profesores de inglés y francés, los exami­ nados son 2 doctores, 4 bachilleres y 4 oyentes sin título. La impresión que causó este primer examen de alemán en nuestra Uni­ versidad en los participantes y no participantes se pone de manifiesto en la redacción del acta del examen, completamente distinta de todas 107 las demás. La emoción sigue vibrando en el acta que generalmente se escribe según un esquema seco y prefijado. “ . . .tomada la votación para calificar la aptitud de los examinados y resultaron todos todos aprobados” . La repetición de la palabra “ todos” es única en un acta de examen de este tipo. Y no puede tratarse de un error, pues ningún acta está redac­ tada con faltas o negligencias. Ernst regala tres libros, com o premio para los mejores alumnos; hace, pues, lo posible com o pedagogo bri­ llante para recompensar la aplicación de sus alumnos e incitar su pun­ d on or; el Rector “ felicitó al Sr. Catedrático por los progresos que ha hecho en un mes en esta clase” . Una felicitación com o ésta tampoco se encuentra en ninguna otra acta de examen. Lamentablemente no se desprende del acta si el examen fue oral o escrito. Quizás el examen incluía hasta un diálogo entre profesor y alumno en alemán. De cual­ quier manera, los alumnos mencionan en su carta de recomendación dos veces el excelente método práctico del profesor Ernst. Si bien su “ M étodo” sólo fue publicado rn 1874, comenzaría a elaborarse segu­ ramente desde el principio de su estada aquí. El libro está muy bien estructurado, se nota claramente la form ación gramatical proveniente de las lenguas clásicas: los ejemplos, que requieren alternativamente traducciones al español y al alemán, se mantienen dentro de una forma objetiva, natural y funcional y se refieren por lo general a la vida c o ­ tidiana; sólo en los pocos cuentos agregados com o material de lectura se encuentran anécdotas y fábulas clásicas. T odo está, pues, perfectamente encaminado, pero la historia de Vene­ zuela no se detiene. Ya en junio cae la dictadura de Páez. A ella sigue la Federación triunfante que elige a Falcón Presidente. Consecuencia natural de lo cual es el cam bio ministerial y el cam bio de Rector. En una de las circulares rectorales de agosto se recomienda suprimir las materias filológicas y de ciencias naturales ( A dolfo Ernst no tenía en aquel entonces ninguna cátedra de ciencias naturales), que son de me­ nor importancia, puesto que no se pueden “ pagar sino a costa de las cátedras más viejas y de mayor importancia que constituyen la base de las facultades más antiguas y más necesarias” . A la notificación del Ministro de Instrucción Pública, hecha en agosto, de que el profesor Ernst estaría dispuesto a continuar su enseñanza del alemán gratuitamente, no hay respuesta del R ector; sólo cuando recibe en noviembre una nueva carta en tono algo extrañado, éste accede al fin a reintroducir las clases de alemán y le pide a Ernst fijar en la Secretaría hora y aula para sus clases diarias. En efecto, la enseñanza se reinicia el 18 de noviembre de 1863. 108 El 22 de febrero de 1864, es decir, escasamente reintegración, Ernst escribe de nuevo una carta, nario, de color grisáceo. Su carta no conmueve con la que está redactada sino sobre todo por y revela la más profunda decepción. 3 meses después de su en papel delgado, ordi­ sólo por la objetividad lo que no está escrito “ Cuando en ju n io del año pasado fue establecida la clase de Alemán en la Universidad de Caracas, el infrascrito se ofreció de regentarla gratis todo el tiempo que dure la penosa situación de las rentas públicas o universitarias. Después del cambio de las autoridades políticas en este país fue suprimida la clase, y por más de tres meses he continuado las lecciones en mi propria (sic) casa. Hay ahora dos meses que fue trasladada la clase a las localidades universitarias y he continuado mi trabajo bajo las condiciones anteriores” . El 2 de abril, la Universidad acepta la renuncia con pesar. La situación financiera de la casa de estudio es pésima, “ de otra manera hace tiempo habría remunerado de manera satisfactoria el gentil servicio voluntario” . El nuevo Rector hace valer finalmente su convicción de que la ense­ ñanza filológica es superflua (también la enseñanza del inglés y del francés se suspende), a pesar de la oposición del Ministro de Instruc­ ción Pública y del trabajo desinteresado de Ernst, quien abandona su cátedra de alemán, pero no a sus estudiantes. III 1874-1898 Sólo en el año 1874, es decir, 10 años más tarde, Ernst es nombrado profesor de Ciencias Naturales y de alemán y permanece en su cargo sin interrupción hasta el año 1899. Su posición en la Universidad está consolidada, su fama com o científico crece cada vez más. Desde su llegada a Caracas había dedicado todo su tiempo libre a la naturaleza y ya en el año 1865 publicó un librito acerca de la vegetación de Caracas. La enseñanza del alemán se ha hecho habitual en la Universidad. Los mejores discípulos de Ernst reciben todos los años libros de premio. En 1879 el Em bajador alemán asiste a los exámenes. Los cargos pú­ blicos y los trabajos se multiplican. Desde 1876 Ernst es Director de la Biblioteca Universitaria. En 1874 es director del recién fundado Museo N acional; participa en todas las exposiciones agrícolas en Eu- 109 110 ropa y América en las cuales Venezuela está representada; en la cele­ bración del centenario del nacimiento de Humboldt, Ernst pronunció el discurso de orden, para el centenario del nacimiento de Bolívar el año 1833 publica un catálogo de 740 páginas con todos los productos venezolanos representados en la Exposición Nacional. Finalmente su obra de naturalista eclipsa la enseñanza del alemán. El 16 de julio de 1895, Ernst realiza el último examen de alemán con 4 candidatos. En su nuevo pensum, dos años más tarde, la Facultad de Filosofía no prevé ni enseñanza de idiomas modernos ni clásicos. Prof. Dra. Federica de Ritter Segunda Parte IV 1946-1974 Titulares en los periódicos: ¡La Universidad Central de Venezuela vuelve a fundar la Facultad de Filosofía y Letras! Igualmente se restablecen las cátedras de idiomas modernos: alemán, francés, inglés e italiano. El Decano fundador nombra a la Dra. Federica de Ritter profesora de la Cátedra de Alemán, y en el año 1954 se funda el Departamento de Alemán, que dirigirá la Profesora Dra. Ritter durante 16 años, basta su jubilación el 1° de enero de 1970. Y existe desde entonces un núcleo cultural alemán en la U C V : no se enseña solamente el idioma, sino hay también revistas científicas y artísticas a la disposición del estudiantado, la profesora Ritter dicta pequeñas charlas sobre muy variados temas culturales, acompañadas de discos o ilustraciones de diversa índole, y algunos libros recolectados dan comienzo a la form ación de una b i­ blioteca. Aparte de las ciases del idioma, la profesora Ritter dicta las clases de Literatura alemana en la Escuela de Letras. Aprender la lengua alemana es más duro para los estudiantes que el estudio de otros idiomas, razón por la cual el número de inscritos siem­ pre se reduce durante las primeras semanas del curso, pero a pesar de esto, crece el interés por el alemán entre los estudiantes, de modo que pronto se hace necesario contratar nuevos profesores para el Departa­ mento de Alemán: 111 La Dra. María de Tengler ingresa en septiembre de 1958; La Prof. Lotte de Vareschi en noviembre de 1960, y y la Prof. Ana María Gathmann en 1965. La Biblioteca La Dra. Ritter recibe donaciones de particulares, que en parte no tienen valor literario, pero sirven para la enseñanza del idioma. Incluso la Universidad concede varias veces dinero, a pesar de que la situación económ ica parece no haber variado mucho desde los tiempos de A dolfo Ernst. La ayuda más efectiva durante todos estos años provino de las dos Embajadas: la de Austria dona repetidas veces libros, la de Ale­ mania regala libros, un tocadiscos y un grabador, consigue el envío gratuito de revistas y periódicos alemanes, la Deutsche Forschungsgemeinschaft (Sociedad Alemana de Investigación) ayuda en la misma forma. Especial agradecimiento merecen por sus gestiones los A grega­ dos Culturales, el Sr. Ivo Dañe, el Sr. Ivar Maenss y el Dr. Goetz Martius. Cuando, el 1? de enero de 1970, la profesora Vareschi se hace cargo de la dirección, existe ya una biblioteca grande, la más grande de todos los departamentos de idiomas, y — com probando la conocida ley física de la fuerza magnética de la masa— la profesora recibe para el Departamento de Alemán una generosa donación de la Martin Beheim Gesellschaft (Sociedad Martin Beheim) por la mediación del Em baja­ dor de Alemania, el Dr. W. Truckenbrodt y el Agregado Cultural, Graf Ballestrem, la cual casi dobla la existencia de libros. La Hora Alemana Universitaria La profesora Ritter trata de mantener, aun después de concluir los cur­ sos de alemán que duran 3 años, las relaciones entre los estudiantes y la cultura de lengua alemana. En octubre de 1961 nace la Hora A le­ mana Universitaria, que quedó establecida desde entonces hasta hoy, a pesar de todos los disturbios, allanamientos, etc. que desafortunada­ mente la interrumpieron algunas veces. Académ icos de habla alemana de todas las facultades acudieron desinteresadamente, ya que el Depar­ tamento de Alemán por supuesto no puede remunerar las conferencias, y discurrieron sobre problemas de muy variados temas. La regla im­ perante es 45 minutos de charla y después libre discusión. Como ejem­ plo mostramos la lista de conferencias que se dictaron el año lectivo 1961-1962: W ie funktioniert ein A utom obil (C óm o funciona un autom óvil), Prof. Jakob Seib, Ingeniería. 112 Der kritische A ugenblick im Leben Albrecht Dürers (E l momento crí­ tico en la vida de A lberto D u rero), Prof. Dr. Volkmar Vareschi, Ciencias. D ie Idee der Natur bei Kant (La idea de naturaleza en K an t), Prof. Alberto Rosales, Humanidades. Beiträge der angewandten Wissenschaft zur Petroleumsuche ( Contribu­ ciones de la ciencia aplicada en la búsqueda del p etróleo), Prof. Erich Molnar, Ciencias. Musik und Mathematik (M úsica y m atem ática), Dr. Oskar Herz. Die Fabriken der Petrochem ie in M oron (Las fábricas de la Petroquí­ mica en M orón ), Prof. Friedrich Weymayr, Ingeniería. Heinrich von Kleist, Klassik und Romantik (H einrich von Kleist, cla­ sicismo y rom anticism o), Prof. Dra. Friederike de Ritter, Humanidades. Das Nützliche und das Schädliche der Schlangen Venezuelas (L o útil y lo dañino de las serpientes de V enezuela), Prof. Janis Roze, Ciencias. Stiltendenzen der modernen Architektur ( Corrientes estilísticas arquitectura m od ern a), Prof. Dr. Dirk Bornhorst, Arquitectura. en la Zahnerkrankung - Gähnakt - Gehirnkomplikationen (Enfermedades den­ tales - el acto de bostezar - complicaciones cereb ra les), Dr. Friedrich Lepp, Odontología. Entwurf einer Ontologie der Erkenntnis (P royecto de una Ontología del C onocim ien to), Prof. Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, Humanidades. Die neue Fassung des Virusbegriffes (La nueva concepción del virus), Dr. Gernot Bergold, I.V.I.C. Die Pflanzenwelt der venezolanischen Anden und des Auyantepui (La vegetación de los Andes venezolanos y del A uyan tepu i), Prof. Dr. Volkmar Vareschi, Ciencias. Herakles, Sinnbild europäischer Kultur tura eu ropea), Dr. Helmut Eisig. (H eracles, sím bolo de la cul­ Dramatische P athologie: unser Herz (Patología dramática: nuestro c o ­ razón), Prof. Dr. Bär von Schilling, Medicina. Friedrich Karl von S avigny: Geschichtliche Rechtswissenschaft (Historia de la Jurisprudencia), Dr. Tatiana Bogdanowsky, Derecho. Muchos de estos conferencistas se han “ sacrificado” repetidas veces. Otros se agregaron — sería demasiado nombrarlos a todos, pero signi­ ficaría nombrar a casi todos los profesores de habla alemana de la UCV, y de muchos académicos más. 113 Es cierto que la intención con la cual se fundó la Hora Alemana Uni­ versitaria sólo se cum plió en cierto m odo: el círculo de asistentes que se da cita los miércoles en el Departamento de Alemán se compone desgraciadamente de una mínima parte de venezolanos que aprendieron alemán; la mayor parte de fieles amigos de la H.A.U. sí son venezo­ lanos, pero de habla alemana. Una Hora Alemana Universitaria, más bien para principiantes, que inicia la profesora Dra. Tengler en 1960, se extingue lamentablemente pronto debido a la escasa asistencia: se leian o se contaban cuentos sencillos, se hacían juegos de preguntas y de reflexión y se oían can­ ciones folklóricas. Otras actividades El Departamento de Alemán participa activamente en diversos campos de la vida cultural alemana-venezolana: la profesora Dra. Ritter da conferencias, escribe artículos, colabora con frecuencia con la A socia­ ción Cultural Humboldt, y cuando viene el grupo de teatro alemán de Chile hacia los fines de año, se ofrecen mesas redondas acerca de las piezas representadas. Al mismo tiempo se hace toda clase de traducciones para otros profesores o para cantantes y artistas, algunos de los cuales al mismo tiempo toman un p oco de clases de alemán, aunque sea en lo que se refiere a sus textos. Desde un principio se da gran importancia en el Departamento a la tra­ ducción de textos alemanes al castellano. En parte con la colaboración de estudiantes, en gran parte gracias al incansable y excelente trabajo de la profesora Ana María Gathmann y de la licenciada Yolanda Steffens, aparecen: Dra. Ritter: Karl Ferdinand Appun, “ En los T rópicos” . Dra. Tengler: Albert Schweitzer, “ De mi infancia y juventud” . Dra. Ritter: Doce novelas cortas alemanas. Dra. Tengler: “ Las huellas de la vieja religión y del viejo derecho ger­ mano en el alemán del siglo X X ” . Prof. Ana María Gathmann: Friedrich Gerstácker, “ V iaje por Venezuela en el año 1868” . Prof. Lotte de Vareschi: Elaboraciones teatrales de Schiller. Y otras más, y una serie especial para la juventud. Las relaciones con los demás germanistas de América del Sur (las profe­ soras Dra. Ritter y Prof. Vareschi son miembros tanto de la A LE G : A so­ U4 ciación Latinoamericana de Estudios Germánicos, com o de la Interna­ tionale Vereinigung für Germanische Sprache und Literaturwissenschaft, y tomaron parte en varios congresos) facilitan frecuentemente el trabajo, justamente en el campo de las traducciones. Los Cursos En 1959/60, con la entrada de los nuevos profesores, se introducen nue­ vos cursos de alemán, por ejem plo, cursos intensivos solicitados por el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico para los becados, pero, ante todo, cursos especiales para las diversas facultades, los cuales varían por los fines y el m étodo: hay cursos que tienen principalmente el objeto de capacitar al estudiante a leer los textos de su materia específica (en inglés “ reading knowledge” ) . Estos cursos son solicitados en su mayoría por los estudiantes de Ciencias Naturales, por ejem plo, los de química, biología, matemática, física y com putación; además, hay otras clases de alemán a las cuales asisten sobre todo estudiantes de las diversas escuelas de Humanidades (pero también los de biología) que tienen la meta de que el estudiante, después de 3 años de estudios, domine el alemán hasta cierto grado, o sea, que también lo hable. Existen varios venezolanos que son hoy profesores en las diversas univer­ sidades o en el IVIC y que se especializaron en Alemania u obtuvieron allí su título de doctor, sobre la base de sus estudios hechos en el Depar­ tamento de Alemán. Los cursos para Humanidades y Ciencias Naturales han funcionado inin­ terrumpidamente hasta la fecha, mientras para otras escuelas y facultades se establecieron, según la necesidad, cursos especiales, los cuales, sin em­ bargo, no continuaron durante mucho tiempo, por ejemplo, para Dere­ cho, Periodism o, Estudios Internacionales, etc. Perspectivas Todas estas disposiciones de la profesora Ritter continúan todavía; hoy la profesora Vareschi da clases de Literatura alemana en la Escuela de Letras. Está preparando el 2 9 tomo de las Novelas Cortas alemanas; una traducción de W aggerl está lista para ser publicada. Además, está tra­ bajando en una pequeña historia de la literatura, especial para el uso de estudiantes. Se hicieron traducciones, a veces voluminosas, para profeso­ res de otras facultades, com o por ejem plo, para el botánico Prof. Dr. Volkmar Vareschi, “ La radiación solar en los Llanos” , “ Semántica del dibujo prim itivo” , etc., y el trabajo sobre los Páramos de Venezuela del profe­ 115 sor Goebel. La profesora Ritter está terminando una traducción de la gran obra de Koch-Griinberg sobre la Guayana venezolana. Como extensión cultural, pueden mencionarse también “ Los D iálogos en la Biblioteca” que la profesora Vareschi dirige en alemán en la A socia­ ción Humboldt, así com o los exámenes para los profesores de idiomas del Instituto Goethe, de los cuales participa com o jurado. Y com o perspectiva hacia un futuro que esperamos sea más activo toda­ vía, podemos mencionar que justamente este año se fundó la Escuela de Idiomas, la cual abrirá sus puertas en 1975. Esto significa para nuestro Departamento de Alemán la oportunidad para estudios germanísticos, que concluyen con la licenciatura (además habrá cursos para la form ación de intérpretes), con lo cual llegaremos por fin a alcanzar el mismo nivel de las Escuelas de la Argentina, M éxico, y otras. Los primeros cursos c o ­ menzarán, bajo la dirección de la profesora Ana María Gathmann, en enero de 1975. Prof. Lotte de Vareschi 116 Bases neurológicas de la sexualidad y la agresividad Experimentos realizados en animales permiten acercarse a un conocimiento de los mecanismos que dan lugar a la expresión del sexo y al desencadenamiento de la violencia. P or el D r . H o r a c i o V a n e g a s F . * Sexo y violencia. Par atrayente o repulsivo, inquietante o fascinante, an­ gustioso o redentor. De moda, en todo caso; lo que vale decir, fuente de contradicciones, generador de actitudes y de acciones. Por encima, sin embargo, de toda consideración ética o estética, del gusto o el disgusto, está el hecho de que la sexualidad y la agresividad no solamente son componentes fundamentales en el comportamiento normal del individuo, sino que constituyen factores imprescindibles para pretender la felicidad, organizar la jerarquía y la posesión, y garantizar la descendencia. En una forma simple, la sexualidad podría ser definida com o el conjunto de características que distinguen a las hembras de los machos. Además de los conocidos aspectos crom osóm icos y m orfológicos, dos aspectos funcionales son de gran relevancia: la hembra adulta posee ciclos; y el comportamiento sexual de la hembra es típicamente diferente al del ma­ cho, com o es bien conocido. Lo interesante de estos dos elementos de la sexualidad es que ambos tienen su origen en el cerebro, y no en la h ip ó­ fisis, los ovarios o los testículos, que son las glándulas tradicionalmente conocidas com o secretoras de las hormonas relacionadas con el sexo. En efecto, el mecanismo generador de los ciclos sexuales reside en una p or­ ción del cerebro denominada hipotálamo, la cual constituye el piso de la región cerebral ubicada entre los dos hemisferios, es decir, en el centro de la cabeza. El papel del cerebro en la génesis de la sexualidad El ciclo sexual es un proceso que se repite cada 28 días en la hembra humana y cada 4 días en la rala hembra. En esta última se ha logrado El Dr. Vanegas se graduó de M édico-Cirujano en la Universidad Central de Venezuela en 1962, y de Doctor en Fisiología (P h .D .) en la Universidad de Yale, EE.UU., en 1968. Desde 1969 es investigador en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, y desde 1973 es además miembro de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Hum boldt. 117 demostrar que la secuencia de fenómenos que constituyen el ciclo se debe a la acción de la alternancia d ía/noch e sobre el hipotálamo. En efecto, a través de sus conexiones con el resto del sistema nervioso, el hipotálamo recibe inform ación sobre la luz y la obscuridad del ambiente y, de alguna manera aún desconocida, “ va llevando la cuenta” de los días y las noches y así va indicando a la hipófisis y los ovarios cada paso que hay que dar desde el comienzo del ciclo hasta el sangramiento final. Resulta ser — y no por casualidad— que también en el hipotálamo residen los mecanismos que, al detectar el sistema nervioso la presencia de un congénere del sexo opuesto, desencadenan un conjunto de actitudes, m o­ vimientos y posiciones que conducen — e incluyen— al acto sexual. No menos importante es el hecho de que, para que el hipotálamo pueda fun­ cionar con tales resultados, es preciso que se encuentre bajo el efecto de las hormonas sexuales respectivas. Es decir, el hipotálamo de la rata hembra, por ejemplo, bajo el efecto de las hormonas ováricas y ante la presencia de un macho de la misma especie, pondrá en ejecución una serie de actos que van desde ciertos saltitos y carreritas hasta la adopción de una posición en que la hembra yace sobre el vientre, con el tórax cerca del piso y las caderas elevadas, lista para que el macho la monte. Y el hipotálamo del macho que ve y huele a una hembra en celo hará que éste la persiga y la monte solamente cuando sus niveles de hormonas testiculares sean adecuadamente elevados. La pregunta que se plantea entonces es ¿p o r qué el hipotálamo de la hem­ bra es capaz de ciclar y de generar un comportamiento sexual de tipo femenino, y por qué el hipotálamo del macho es incapaz de ciclar y gene­ ra un comportamiento sexual tan diferente? Lo prim ero que viene a la mente ante tal pregunta es la posibilidad de que el sexo hipotalámico sea determinado en el momento mismo de la fecundación. Es bien conocido que si un óvulo es fecundado por un espermatozoide que tenga el crom o­ soma sexual tipo Y , el ser que resulta de esa fecundación poseerá testícu­ los, y si el espermatozoide fecundante es de tipo X , el ser resultante p o ­ seerá ovarios. Se ha demostrado, sin embargo, que lo que determina el sexo del hipotálamo no es el sexo crom osóm ico del animal, sino que, en realidad, todos los animales — hembras o machos— mientras dure su de­ sarrollo fetal, poseen un hipotálamo fem enino, es decir, uno capaz de ciclar en la edad adulta y de generar un comportamiento sexual de recep­ tividad al macho. L o que hace que ese hipotálamo femenino se masculinice es la presencia de hormonas testiculares al final de la vida intra­ uterina, lo cual normalmente ocurre, por supuesto, sólo en el macho. En efecto, si a una hembra recién nacida se le inyectan hormonas testicula­ res, cuando llegue a ser adulta carecerá por completo de ciclos y se com ­ 118 portará com o un macho si se le inyectan hormonas testiculares. Por el contrario, si un macho es castrado al nacer, privándolo así de sus hor­ monas testiculares, y, al llegar a adulto, se le implanta un ovario, presen­ tará ciclos com o cualquier hembra de su especie. Igualmente, si a un macho castrado al nacer se le administran hormonas ováricas al llegar a adulto, presentará un comportamiento sexual típicamente femenino. En resumen, el hipotálamo — tanto en los machos com o en las hembras— es primordialmente femenino. La masculinidad es una desviación de este programa original causada por las hormonas testiculares al actuar sobre el hipotálamo cerca de la fecha del nacimiento. En otras palabras, Adán proviene de Eva, y no com o se pensaba.. . El comando central de la agresividad No solamente es el hipotálamo el centro neural de la sexualidad, sino tam­ bién el de la agresividad. Es relativamente fácil estimular el hipotálamo de — digamos— un gato, y hacer que éste descargue un violento ataque sobre otro gato o sobre una rata. En efecto, en un gato anestesiado es posible insertar una o varias agujas de acero o platino a través de la bóveda craneana, de form a tal que estas agujas, denominadas electrodos, atraviesen el cerebro y sus puntas queden ubicadas en diversas regiones del hipotálamo. El extremo superior de cada electrodo es fija d o al hueso mediante cemento dental de manera que sobresalga por encima de la piel, la cual se sutura debidamente. El animal entonces se recupera de la ope­ ración y vive normalmente sin que los electrodos le ocasionen la menor molestia, ya que, contrariamente a lo que se pensaría, la penetración de la masa cerebral por dichos electrodos no produce trastorno alguno. El experimento consiste en pasar pequeñísimas corrientes eléctricas a tra­ vés de las puntas de los electrodos, de manera de excitar ciertos grupos de células nerviosas del hipotálamo durante varios segundos. En esta fo r ­ ma, el experimentador imita los procesos que normalmente activan a estas células debido a influencias externas o internas al animal. Al conectar la corriente, el gato se alerta, comienza a caminar lenta y amenazadoramente por la jaula, la cabeza baja, los dientes expuestos en un prolongado gru­ ñido, el pelo de la espalda y de la cola totalmente crispado, las garras extendidas, y, al localizar una rata u otro gato, lanza un feroz ataque con zarpazos y mordiscos. Esta secuencia de fenómenos puede ser inte­ rrumpida en cualquier momento si se apaga la corriente de estimulación; entonces el gato recuperará instantáneamente la “ compostura” y mirará en derredor con expresión de extrañeza, especialmente si se encuentra entre sus colm illos el cuello ensangrentado de una rata. Este despliegue de intensa agresividad puede ser iniciado y detenido a voluntad por el 119 experimentador, una y otra vez, innumerables veces diarias, durante la vida del animal, con sólo prender y apagar la corriente de estimulación. Más aún, el grado de agresividad puede ser variado a voluntad aumen­ tando o disminuyendo la intensidad de dicha corriente. Es necesario enfatizar que el ataque inducido por la estimulación eléctrica del hipotálamo no es una descarga automática o refleja, ciega y despro­ vista de relación con el ambiente. En este caso hay, es cierto, un incon­ trolable impulso agresivo cuyas características y consecuencias son per­ fectamente predecibles, pero este impulso en todo momento permite al animal adaptarse a las características del ambiente, tal com o ocurre en la vida normal. Así, el animal explorará libremente en la búsqueda de un objetivo atacable, salvará obstáculos, y modificará su técnica de ataque según el animal atacado esté anestesiado, por ejemplo, o se defienda v contraataque. Un hecho bastante común, aunque poco conocido, es que diariamente se implantan electrodos en el cerebro de ratas, gatos, monos, seres humanos, etc., en innumerables centros científicos y clínicos del mundo, de manera que normalmente existe un gran número de individuos que son sometidos a estimulación eléctrica del cerebro con fines investigativos o terapéuticos. Muchos de estos individuos no necesitan ni siquiera estar alambrados directamente al aparato que produce la corriente de estimulación, sino que sus electrodos están conectados a un diminuto receptor de radio lle­ vado detrás de la cabeza, el cual recibe la señal de estimulación emitida a distancia por un transmisor que está b a jo el control del investigador o de una computadora. En esta forma se puede, por ejemplo, estimular el hipotálamo de uno o varios monos que viven libremente en una gran jaula, y así estudiar los efectos de la agresividad sobre la estructura jerárquica y las relaciones sociales. Y sería una provocación sugerir al lector la p o ­ sibilidad de que seres humanos pudieran ser igualmente sometidos al control remoto de su agresividad. La violencia ambiental, los trastornos sexuales y las úlceras El hipotálamo, por supuesto, funciona normalmente en acoplamiento con el resto del sistema nervioso central y con el sistema hormonal del orga­ nismo, y a través de estos sistemas recibe las influencias del ambiente externo, social, y del ambiente interno, fisiológico. El hipotálamo a su vez influye también sobre la secreción de adrenalina, que activa el c o ­ razón y el sistema nervioso, y de hidrocortisona, que ayuda al organismo a defenderse contra la tensión y el trauma físico o mental, pero que al mismo tiempo puede causar irritación y ulceración del estómago y el duodeno. En el hipotálamo también residen los grupos de células ner­ 120 viosas que responden al apetito, la sed y la saciedad, y que regulan la ingestión de comida y de líquidos, el metabolismo y el crecimiento. El medio ambiente externo puede entonces, al ser percibido por el sis­ tema nervioso, imprimir su influencia sobre el hipotálamo. Esta influen­ cia va desde la que ejercen los días y las noches sobre el ciclo sexual, hasta las tensiones que se suscitan entre el individuo y sus congéneres o el medio ambiente físico. Es fácil imaginarse cóm o estas tensiones cuotidianas pueden, al afectar el funcionalismo hipotalámico, alterar el ciclaje sexual, aumentar la agresividad, crear una úlcera gástrica, m o­ dificar el apetito, y arruinarle la vida sexual a un individuo. Igualmente, un individuo con profundo malestar interior — mental, hormonal o vis­ ceral— se tornará agresivo y su deseo sexual estará seriamente trastor­ nado. Por último, cabría preguntarse, ¿qué pasará, por ejemplo, a un ser humano, varón por poseer un crom osom a tipo Y, que al final de su vida intrauterina carezca de hormonas testiculares en cantidades sufi­ cientes para masculinizar su hipotálamo? ¿C óm o responderá en su vida adulta ante sus congéneres de uno u otro sexo? Y qué fascinante resulta especular sobre el hecho de que los grupos celulares hipotalámicos que regulan el apetito sexual están ubicados a escasísimos milímetros de aquellos que regulan la agresividad, y conec­ tados con éstos. Un ser enamorado defiende su prenda con exaltada fe­ rocidad. Y la distancia entre el amor y el odio también podría medirse en escasísimos milímetros. . . Sexo y violencia: pareja de moda. ¿H a sido el hipotálamo humano arras­ trado por el ambiente externo a ser más sexual y más agresivo? ¿O simplemente somos los mismos hombres de antes pero nos expresamos ahora con más soltura? ¿S on estas expresiones la manifestación de una grave y creciente “ enfermedad hipotalámica” ? ¿O representan el pro­ greso hacia una sincerización que nos hará más saludables en el futuro? Aún no lo sabemos. B IB1.I0G R A FIA Flynn. J. P., H. Vancgas, W . Foote and S. Edwards: Neural mechanisms involved in a rat’ s attack on a rat. E n : R. Whalen et al. (e d s .), The Neural Control o f Behavior, Academic Press, New York, 1970, pp. 135-173. Harris, G. W .: Sex hormones, brain development and 627-648; 1964. brain function. Endocrinol., 7 5 ( 1 ) : Schwartz, N. B .: Control o f rhythmic secretion of gonadotropins. En: L. Martini et al. (e d s .), The Hypothalam us, Academ ic Press, New Y ork, 1970, pp. 515-528. 121 Formas e ideales de la enseñanza universitaria en Alemania P or el D r . E rnesto M ayz V a l l e n il l a En nuestro precedente BOLETIN ordinario N? 9, A ño 1973 (1 97 4 ), que re­ cientemente entró en circulación , y con referencia a las ocho conferencias que fueron publicadas en dicha entrega, seleccionadas de las 38 que fueron pro­ nunciadas en nuestro auditorio en el año 1973, se explicó en el Preámbulo a dicha entrega: “ Tres de dichas conferencias enfocan temas de gran actualidad, cuales son los referentes a la importancia de los estudios universitarios y su problemática, y otro, en ciertos aspectos relacionado con éstos, acerca de la importancia que tiene el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IV IC ) en la preparación de especialistas venezolanos esenciales al apremiante desarrollo que en los campos de las ciencias y las técnicas exige el país” . Se trataba de “ La Universidad que tenemos y la que necesitamos” , por el d o c­ tor Rafael José Neri, R ector de la Universidad Central de Venezuela; “ Las Relaciones de las Universidades y Jas Industrias del País” , por el Dr. Blas Lamberti, R ector de la Universidad M etropolitana; “ Becas en el Exterior” , por el Dr. Francisco Kerdel Vegas; e “ IVIC 73” , por el Dr. Raimundo V i­ llegas, quien era Director del Instituto Venezolano de Investigaciones C ientí­ ficas cuando pronunció su conferencia en el auditorio de nuestra Asociación (13-11-73). Al ser solicitada del Dr. Ernesto Mayz Vallenilla, Rector de la Universidad “ Simón Bolívar” , una colaboración especial para el presente número aniver­ sario de nuestro BOLETIN, acerca de un tema que versase sobre la proble­ mática universitaria, amablemente se dispuso a com placernos y, como ferviente partidario de los Estudios Generales, desde hace veinte años o más (véase “ Era Atóm ica, Era de Síntesis” , por W alter Dupouy, en la Revista Venezolana de Síntesis, Año I, N ° 1, Caracas, Julio-Septiembre 1954, pp. 13/23, 1 9 ), nos hizo la entrega del denso ensayo que aquí damos a conocer, que bien podría llevar el título “ Hacia un nuevo Humanismo” . La Comisión Editora INTRODUCCION Hablar acerca del tema de las universidades alemanas reviste una sig­ nificativa importancia en los actuales momentos. Ello puede servir no sólo para hacer resaltar algunos aspectos concretos de la vida académica en Alemania, sino incluso para lograr que la atención se oriente hacia un modelo institucional de universidad, donde a través del esfuerzo de sucesivas generaciones y gracias al aporte de brillantes mentalidades, se reúnen los frutos de las teorías y experiencias pedagógicas que han servido de fundamento a los más altos ideales de una auténtica paideia: 123 aquella que al paso de los siglos se ha ido gestando y perfeccionando com o expresión de los incentivos y motivaciones de la cultura occidental. Pero, además de esto, el análisis del intracuerpo ideológico de las uni­ versidades alemanas ofrece para nosotros un interés extraordinario si pensamos en las circunstancias y realidades que al presente rodean nues­ tra propia conciencia universitaria. Como venezolanos no podemos ig ­ norar en esta hora — donde la universidad busca afanosamente su orien­ tación en medio de un profundo desasosiego e inquietud— la obligación moral en que estamos de consag;rar todos nuestros esfuerzos a esclarecer sus problemas con el fin de alcanzar una genuina y más acabada con ­ cepción de su idea y su misión. Nada m ejor para lograr esos elevados fines que volver la vista hacia aquellas corporaciones académicas que, por su dignidad y trayectoria, pueden servirnos de modelo. La universidad alemana, en cuanto realidad histórica, acusa en su estructura institucional — ya sedimentada cierta­ mente por los años, mas no insensible por esto a los requerimientos de la época— algunos síntomas semejantes a los que hoy se plantean con sorprendente dramaticidad en este nuevo horizonte de la América. No en balde lo que está en crisis son los fundamentos mismos de la univer­ sidad com o institución, y no simplemente sus externas y contingentes características. Por ello, en el seno de aquellas universidades, sus men­ tores y rectores se desviven, al igual que nosotros en estas latitudes, por encontrar las soluciones más adecuadas para enfrentarse a las necesi­ dades que plantea una verdadera y consciente “ reform a” de sus bases. El creciente dom inio de la técnica en el mundo contemporáneo, el debi­ litamiento y quiebra de los soportes que alimentaban la clásica con ­ cepción de la universitas, el progresivo y exacerbado auge del especialismo — con las consiguientes transformaciones que han impuesto en los ideales de la form ación y la enceñanza— son problemas que afectan y cuestionan, en una dimensión universal y en la zona de su más p ro­ funda y sustantiva raigambre, la realidad y la idea de la universidad de nuestro tiempo. Por eso creo que volver la vista hacia aquel modelo institucional que encarnan las universidades alemanas, estudiar sus fundamentos histó­ ricos, indagar y reflexionar sobre las nuevas teorías que hoy ensayan y, en fin, mantenerse atento al legado de experiencias que nos entregan com o frutos de sus actividades, no carece de importancia si queremos afrontar la tarca, ineludible e inaplazable, de estudiar el problema uni­ versitario de nuestro país desde la perspectiva que impone la edad que nos rodea. Ojalá así sea com prendido por el distinguido auditorio que ha venido aquí esta noche. Al ofrecer esta conferencia deseamos que 124 en ella se vea no sólo un esfuerzo por presentar el repertorio de ideas y motivaciones que sustentan, guían y esclarecen la labor pedagógica en las universidades alemanas, sino, al propio tiempo, un empeño cuya meta más elevada se cumpliría si lograra suscitar en todas las concien­ cias la reflexión y la meditación acerca de nuestra propia realidad uni­ versitaria. Ya que de ello urgimos hoy más que nunca y en su logro está comprometido el auténtico destino de nuestra generación. I LA MORFOLOGIA DE LA ENSEÑANZA Ante todo es menester que com o paso previo — tratando de alcanzar la máxima claridad en nuestra exposición— fijem os somera y provisio­ nalmente un primer concepto de lo que hemos de entender b a jo el título de “ enseñanza” . Emplearemos para lograr este preliminar y necesario concepto — en lugar de un procedimiento definitorio que acuse de una vez por todas sus notas abstractas— un método descriptivo, de inspira­ ción si se quiere fenom enològica, que otorgue paulatinamente sus in­ gredientes concretos a través de la descripción y el análisis de su con­ tenido. La descripción de lo que sea el enseñar nos lleva por lo pronto a concluir lo siguiente: enseñar es, en el sentido más lato de la palabra, mostrar algo. En la enseñanza escolar — sea la de la escuela primaria, la del liceo, o la que se imparte en la universidad— tal sentido original de la palabra se conserva íntegramente. En la escuela primaria se enseña a los niños “ mostrándoles” las letras del abecedario; en el liceo se en­ seña a los adolescentes “ mostrándoles” los elementos fundamentales de las asignaturas correspondientes a este ciclo ; en la universidad se enseña a los jóvenes “ mostrándoles” o “ detnoslrándoles” los resultados de la ciencia, constituyendo semejante “ dem ostración” solamente una modali­ dad más avanzada — aunque en su fondo idéntica— de una genuina “ m ostración” . Así, pues, en la mostración se enseña algo; o, com o tam­ bién podemos decir ahora, se enseña “ mostrando'’ algo. Pero el sentido del enseñar lleva implícito un fin. Se enseña algo a al­ guien para que éste lo aprehenda. En ello radica el significado más fundamental del “ aprender” ; aprehender — captar o capturar— lo que otro enseña o muestra. Aquel que enseña algo, deja que el otro lo apre­ henda. O, incluso, lo conduce de la mano — ya que tal es el sentido original de la palabra “ pedagogía” — hasta un sitio o perspectiva que permita, a quien es conducido, aprehender lo que se le enseña o muestra. 125 Mas de esta primera descripción, donde el enseñar se nos ha revelado com o un mostrar, se desprende de seguidas otra caracterización que es muy importante señalar. En efecto, ya de la descripción anterior puede colegirse que todo proceso de enseñanza tiene, por así decirlo, tres tér­ minos que son esenciales y sin los cuales no es posible hablar propia­ mente de enseñar. Estos tres términos son: el que enseña, el que aprende, y el objeto de la enseñanza — lo que se enseña— , que es propiamente el saber. De tal form a puede decirse que todo proceso de enseñanza adopta idealmente la figura de un triángulo y que, asimismo, hablando todavía idealmente, uno de los lados de ese triángulo se encuentra re­ presentado por quien enseña — el profesor— , otro por quien aprende, el estudiante, y el tercero por aquello que se enseña y aprende: el saber en cuanto tal. Ahora bien, así com o en la geometría los triángulos pueden adoptar diversas modalidades — gracias a la alteración y com posición de sus lados— , de la misma manera el proceso de la enseñanza puede variar al acentuarse la importancia de uno de los elementos que la integran. Cuando hablamos de “ m orfología de la enseñanza” estamos justamente apuntando a este fenómeno que se describe ahora y cuya realidad con­ siste — com o se nota fácilmente— en las posibles y variables formas que puede adoptar el proceso de la enseñanza en tanto que uno de sus elementos básicos cobra importancia y predomina sobre los otros. El intento de esta conferencia, en su primera parte, es señalar precisa­ mente las formas que la enseñanza adopta en las universidades alemanas y mostrar cóm o en ellas pueden rastrearse — incluso en los aspectos ex­ teriores de las modalidades representadas por las “ clases teóricas'” o “ conferencias” ( Vorlesungen) frente a los “ seminarios” (Seminar) y “ ejercicios” (U ebung) — dos tipos de enseñanza contrapuestos. En una de ellas — en las clases teóricas— , por encontrarse acentuada la im por­ tancia del profesor, veremos que la enseñanza es y resume un genuino enseñar. En la otra, por ser la función del estudiante de capital im por­ tancia, la enseñanza es, antes que un enseñar, un verdadero aprender. Correlativamente a estas variaciones, también el saber — aquello que se enseña o aprende— altera en cada caso su estructura en cuanto ob­ jeto de la enseñanza. Para mostrar concretamente estas cuestiones dentro de las formas de enseñanza que hemos señalado, utilizaremos consecuentemente — ya que tiene la inmensa ventaja de hacer visibles y corpóreas las ideas más abstractas— el mismo procedimiento descriptivo que hasta ahora hemos empleado. Para tal fin tendremos que anteponer y comparar sistemá- 126 ticamente lo que sean, en sus aspectos incluso más externos, una clase teórica y un seminario. De esta manera, y gracias a las notas concretas que logrem os apresar mediante la descripción de ellos, lograremos que las cuestiones que sehan mencionado adquieran su verdadero sentido, revelando eo ipso la profunda importancia que poseen para comprender — ya en el plano de una pura teoría—- las diversas concepciones peda­ gógicas a que responden esas dos formas de enseñanza. La “ Vorlesung” es una enseñanza que se realiza por medio de una con ­ ferencia dictada por un profesor frente a un auditorio de estudiantes. En ella se reduce, generalmente, a leer un manuscrito en el que trata un tema especial del curso anunciado com o materia o asignatura del semestre. Por ser ésta que describimos la forma exterior en que se desarrolla el proceso de la enseñanza, es de notar que la parte activa de la misma, vale decir, la función principal de ella, la ejerce y realiza el profesor, ya que todo el enseñar se reduce a la lectura y trasmisión de aquel manuscrito frente a su auditorio. En esta lectura que realiza el profesor, la enseñanza impartida tiene una orientación marcadamente instructiva, lo cual significa que quien enseña se reduce a “ mostrar” o a “ instruir” a los alumnos acerca de un “ algo” . Para lograr tal finalidad, el profesor utiliza el procedimiento de “ señalar las aristas” de ese “ algo” , de “ indicar su presencia” , o de “ informar sobre su existencia o modos de com portam iento” . En estas indicaciones, señalamientos o informaciones, lo que el profesor hace, en síntesis, es mostrar o demostrar ya el “ qué” , ya el “ por qué” , el “ c ó ­ m o” , el “ cuánto” o el “ cuándo” del objeto del saber, según sea la índole específica de la ciencia o de la disciplina a la cual pertenece el saber mostrado. Sea, por ejemplo, una disciplina de índole físico-matemática, el profesor mostrará entonces el aspecto “ cuantitativo” — el “ cuánto” — del objeto del saber. Si se trata de una disciplina o ciencia descriptiva, mostrará entonces el “ cóm o” ; y si se trata de una disciplina o ciencia de naturaleza filosófica, la mostración o la demostración versará sobre el “ por qué” del objeto del saber. En las disciplinas de índole histórica, com o de suyo se comprende, la mostración incide sobre el “ cuándo” , etc. Ahora bien, esta mostración, señalamiento o inform ación — sea cual fue­ re la índole específica de la materia sobre la que verse y sea cual fuere el aspecto que trate el profesor de mostrar en el objeto del saber — re­ viste siempre la form a de un anuncio o enunciamiento de un saber de índole temática sobre el objeto. De tal manera, en las clases teóricas, el saber mostrado se otorga siempre bajo la form a de una solución, de 127 una definición o un resultado, los que, en cuanto tales, anuncian enuncian temáticamente el saber enseñado. o Esta estructura del saber — su aspecto de solución, definición o resul­ tado, b a jo el cual es mostrado al estudiante— nos indica desde ahora que, en semejante modalidad de la enseñanza instructiva, el alumno no se pone en contacto inmediato con el saber en cuanto proble7na radical, sino, antes bien, en cuanto saber temático, o sea, com o solución o resul­ tado de un problema. Justo en base de tales notas descriptivas, que hemos brevemente deli­ neado, podemos ahora, sistemáticamente, poner en claro los aspectos más esenciales que definen esta form a de enseñanza que se halla corporeizada en las clases teóricas o conferencias (V orlesu n g en ). 1 I Una primera nota de semejante enseñanza es el predominio total y exclusivo de la actividad del profesor en su proceso. Por ser el pro­ fesor quien desarrolla la clase, quien la orienta y dirige, su importancia en ella es primordial, reduciéndose la actividad del estudiante a un pa­ sivo recoger lo que le enseñan. 2) De este rasgo propio de la enseñanza impartida, podemos colegir inmediatamente otra decisiva nota que la caracteriza. En efecto, al pre­ dominar en ella la actividad del profesor, su form a específica y funda­ mental es la de un enseñar, quedando con esto tácitamente diferenciada de cualquier otra modalidad de enseñanza donde ésta puede caracteri­ zarse principalmente por ser un aprender. 3) En tercer lugar se caracteriza este tipo de enseñanza por ser una modalidad instructiva, en la cual el saber que se imparte reviste siem­ pre el aspecto de un tema, que el profesor se reduce a señalar o a enunciar. 4) Al ser así, en la “ Vorlesung” no se aprende un saber “ personal” que brote com o producto del propio pensar subjetivo del estudiante en forma de autoproblema, sino que, dado en form a de solución o resul­ tado temático por medio de aquel enunciamiento informativo, el saber que se otorga en tal enseñanza es siempre impersonal o asubjetivo. Pero llegados a este punto, y teniendo una idea general de lo que es una “ Vorlesung” , justo es que ahora comparemos semejante forma instructiva de la enseñanza con otra que denominaremos formativa y cuyo proceso se halla representado por la modalidad propia de los semi­ narios y ejercicios. Ante todo es de hacer notar que, tanto en los seminarios com o en los ejercicios, la función básica del proceso no se encuentra centrado en el 128 profesor, sino justamente, y por contraste, en el estudiante. O dicho en otra form a: el centro y eje del proceso de la enseñanza es el estudiante y es él quien realiza la función activa de la misma. En efecto, ya incluso en la form a externa en que se desarrolla el semi­ nario, se puede encontrar un indicio confirm ativo para esto que ahora describimos. En los seminarios — al contrario de lo que sucede en las clases teóricas o conferencias— , los estudiantes no forman simplemente un auditorio pasivo frente al profesor que lee su clase. Reunidos por lo general en torno a una mesa presidida por éste, los estudiantes rea­ lizan una labor activa al entregarse a la lectura y comentario de un texto escogido para el curso. Mas no sólo se reduce la actividad del seminario a semejante lectura y comentario. Instantáneamente, por decirlo así, en aquella reunión surgen problemas, divergencias acerca de la interpretación del texto, opiniones y réplicas, y, tal com o es de suponer, no pasa mucho tiempo sin que el ambiente — por más inocente c inofensivo que pueda parecer lo que se lee— se encuentre dominado por un clima de animada discusión y ardiente diálogo. Se entabla, pues, el diálogo, y el profesor todo lo que hace — óigase bien— es vigilar y orientar el desarrollo de éste, interviniendo en una form a especial ya para plantear, con más exactitud los problemas sur­ gidos y previamente descubiertos por los estudiantes, ya para dirigir la discusión hacia nuevos campos problemáticos, o, incluso, para fo r ­ mular sus propios puntos de vista sobre los tópicos discutidos, pero sin querer por esto — obsérvese también este matiz— que sus opiniones personales se consideren com o soluciones definitivas en el diálogo que se sostiene. Debemos subrayar asimismo que, en el momento de producirse la dis­ cusión, cada estudiante — llevando la iniciativa del aprendizaje— es dueño de si mismo para preguntarse y responderse sobre la cuestión que está en disputa y sobre la cual se dialoga. En esta form a se enfrenta el estudiante a los problemas, tratando de embestirlos con su pensar ingenuo y poniendo a prueba los instrumentos de su form ación en cier­ nes. El problema, lleno de enigmas y poderosamente guarnecido de dificultades intrínsecas, se plantea frente a él y lo domina con sus fuer­ zas. El sentido de este aprender los problemas en los seminarios no se orienta a que el estudiante los descifre y solucione, sino que más bien tiene el significado de un ejercicio gimnástico, progresivo y m etódico, destinado a enseñar al estudiante a ser un activo buscador del saber mediante el adiestramiento del pensar — del propio y personal pensar 129 de cada individuo, que es la única base de donde puede emerger y desarrollarse un aprender activo— en la lucha responsable con los p ro­ blemas del saber. Mas nótese que, casi sin proponérnoslo, hemos apuntado a otra dispa­ ridad entre las notas del seminario y aquellas que se han puesto de re­ lieve en la clase teórica. Allá, dijim os, el saber en cuanto tal era presentado al estudiante b ajo la form a de una solución o resultado de índole temá­ tica; ahora, com o estamos viendo, el saber adopta la estructura de un problema. Pues, en efecto, una de las notas básicas que caracterizan a esta m oda­ lidad de la enseñanza impartida en los seminarios es que la estructura del material de la enseñanza — la estructura del objeto del saber— an­ tes que ser un tema (un saber tem ático) es un saber por esencia pro­ blemático. Gracias a ello, el alumno se familiariza no sólo con los con­ cretos problemas que se plantean com o cuestiones especiales de la ma­ teria que estudia dentro de su esfera profesional, sino que al propio tiempo acostumbra su pensar a enfrentarse con estructuras auténtica­ mente problemáticas. Comprender, y sobre todo resolver un problema, com o de suyo es evidente, requiere un aprendizaje verdaderamente activo, en contraposición a lo que hemos visto en la “ Vorlesung” , donde tal aprendizaje era pasivo. En ella — com o se recordará— el problema venía por lo general resuelto o solucionado de antemano, siendo ofre­ cido al estudiante (por medio de una simple indicación o señalamiento) com o un tema cuya validez “ objetiva” no veía éste brotar desde las fuentes de su propia subjetividad problematizada, sino más bien com o un saber asubjetivo que estaba “ allí” (fuera de él) y simplemente se le indicaba com o un objeto ajeno. Pero justamente de tales notas, que hemos brevemente descrito, surgen las diferencias básicas que caracterizan la enseñanza formativa frente a la que se ha denominado instructiva. Sistematicemos estas notas,aun­ que sea someramente, para lograr de talmanera un delineamiento aún más preciso de sus opuestas formas. 1) Si en la enseñanza instructiva vimos que el p olo predominante del proceso se hallaba representado por el profesor, en esta nueva form a, com o lo observamos, tal función primordial queda asignada al estudiante, quien es el que desarrolla su propio aprendizaje por medio de la lec­ tura dialogada. 2) Si allá se vio que la estructura del objeto del saber era la temática, com probam os ahora que en la enseñanza formativa tal estructura pre­ senta la característica de ser esencialmente problemática. 130 3) Si en relación con la primera modalidad de la enseñanza se con­ cluyó que el sentido del aprender era pasivo, ahora com probam os que en esta otra resulta un aprender activo. En efecto, es activo y además personal, pues el saber que se cosecha en el aprendizaje del problema surge desde el propio hontanar del pensamiento subjetivo, siendo el pensar que se piensa a sí mismo la fuente más original de donde surge el saber sobre el problema. Todas estas notas — que brevemente quedan delineadas y sistematizadas— confluyen, com o decimos, a la caracterización de una form a de ense­ ñanza frente a otra. Si la modalidad de la enseñanza propia de la “ Vorlesung” se ha denominado instructiva — caracterizándose por medio de semejante término su esencial rasgo de ser fundamentalmente un en­ señar que sólo tiende a “ señalar” o a “ mostrar” un saber temático— , ahora la enseñanza propia de los seminarios y ejercicios debemos deno­ minarla formativa. Ella, en efecto, se encuentra dirigida primordialmente a form ar — y no simplemente a informar— al estudiante. Su finalidad, en tal sentido, es la de form arlo en su capacidad de aprender y, conse­ cuentemente, a desarrollar en él sus fuentes de pensar, ya que sólo de éstas puede brotar aquel aprender por medio del cual cada individuo puede posesionarse y hacerse dueño del saber en cuanto problema. No vamos a tratar aquí — pues esta conferencia tiene una índole muy general— acerca de la m etodología que cada una de estas formas de enseñanza requiere para lograr su cumplimiento. Permítasenos, no obs­ tante, aludir ligeramente a este asunto, ya que, además de bailarse en íntima relación con las cuestiones esbozadas, tal vez mediante su con­ curso podamos despejar, o quizás hacer visible, una última nota des­ criptiva que no carece de importancia para conseguir que estas dos modalidades pedagógicas queden perfecta y sistemáticamente circuns­ critas en sus contornos. “ M étodo” — palabra de donde se form a el término “ metodología” —• quiere decir, en su acepción más original, “ cam ino” . M etodología es ciencia o enunciamiento de los caminos, esto es, de los métodos o vías que deben seguirse para “ enseñar” “ algo” a “ alguien” . Como se comprende, hay varias vías o caminos a seguir para enseñar algo a alguien. Se puede, por ejemplo, com o en el caso de la “ Vorlesung” , seguir un camino en el que, llevando a quien se enseña de la mano, se le muestra el “ algo” indicándole su presencia, señalándole su existencia, inform ándole acerca de sus modos de comportamiento, etc. Como es de observarse, aquí fundamentalmente se realiza una conduc­ ción directa de aquel a quien se enseña hacia una solución, hacia un 131 resultado, hasta un tema. El profesor conduce de la mano al estudiante y le muestra la solución del saber. Cuestión en extremo diferente es lo que acontece en los seminarios. Aquí quien realiza la ducción no es el profesor. Es — y entiéndase bien esto— el propio saber. Es el problema — o m ejor dicho, lo enigmático, lo discutible, lo dialogable que encierra en sí el problema com o incen­ tivo— el que debe seducir y el que seduce verdaderamente al estudiante. Hablando estrictamente — y ya que ahora hemos contrapuesto estos dos matices del verbo latino que traducen en su etimología radical al ori­ ginal griego— aquí no hay una verdadera conducción, sino más bien una auténtica seducción. No es que el profesor conduzca de la mano al estudiante hacia el saber, sino que todo el proceso del aprender consiste en una seducción que ejerce el problema — el propio saber— sobre el estudiante. El profesor lo que debe hacer es avivar esta seducción, fortalecerla y encauzarla, para que de tal m odo el discípulo — entregado a aprehender el problema, seducido por él— siga el camino que le imponga su propia vocación. Como su mismo sentido lo dice, semejante vocación llama a los problemas y siente las llamadas que éstos hacen desde el propio fondo del pensar — con sus incentivos enigmáticos. Como se nota, pues, la metodología — ese recóndito arte de enseñar los caminos, que destella soterradamente en toda verdadera pedagogía y prin­ cipalmente en todo genuino pedagogo— , es diferente en uno y otro caso. Pero aquí, desgraciadamente, y aunque el tema nos resulte subyugante, no podemos pasar de estas primeras descripciones. Queda clara, no obstante, a la luz de estas breves insinuaciones, aquella última nota descriptiva que nos propusimos señalar en relación a la d i­ versa modalidad de la enseñanza instructiva y la formativa. Si allá obser­ vamos que el arte de mostrar el camino era una conducción directa que realizaba el profesor hasta el límite de la solución o del resultado del saber (hasta el límite de un saber tem ático), ahora en cambio vemos que el arte de mostrar el camino en la enseñanza formativa consiste en una seducción que ejerce o debe ejercer el problema — con sus enigmas— sobre el estudiante. En tal sentido, com o hemos dicho, la gestión ductora del profesor debe limitarse a poner al estudiante “ en vías” o “ en camino” — a “ encaminarlo” — hacia donde aguardan los problemas con sus in­ centivos de seducción, con sus enigmas, con sus estructuras discutibles, en base de los cuales, ya consigo mismo, ya con los otros, el estudiante logre entablar un verdadero diá-logo — una convivencia íntima y perso­ nal con el saber— que lo haga capaz de descubrir por sí mismo la verdad. 132 Mas ya es hora de expresar lo siguiente: a la luz de estas dos formas de enseñanza, que apenas quedan escuetamente delineadas, puede notarse cóm o dentro del seno de las universidades alemanas se debaten dos con ­ cepciones pedagógicas de sentido contrapuesto. Una enseñanza — la ins­ tructiva— que cree ver su ideal docente en la trasmisión de conocim ien­ tos (me atrevería a llamarla concepción clásica de la enseñanza), y otra que divisa su meta no en semejante labor de inform ación — cuyo deside­ rátum se halla representado por el consecuente desarrollo del tan preciado “ espíritu de erudición” germánico— , sino en la form ación de un saber personal lograda mediante el despliegue de las capacidades del propio aprender. Esta última concepción, por ser originaria en su más genuina expresión del espíritu que inform a la tradición filosófica del romanticis­ mo, me atrevería a denominarla concepción romántica de la enseñanza. Con respecto a la idea de la universidad, el ideal de una la concibe com o un centro superior de instrucción, donde ésta debe trasmitirse “ enseñan­ do” . La otra cree ver en ella no tanto un sitio al cual se asiste para adqui­ rir un saber doctrinario, sino una institución cuya finalidad estriba en completar la form ación del individuo gracias al perfeccionamiento de sus facultades de aprendizaje. En tal sentido, en lugar de proponerse “ ense­ ñar” un saber meramente objetivo por medio de la instrucción, ella de­ bería proporcionar la suficiente y necesaria form ación que necesita toda persona para empezar a “ aprender’ '. Vista así la situación, a la luz de esta última idea, la universidad debe ser una institución que “ enseñe a aprender” . Por ello, frente al lema tradicional del “ enseñar instruyendo” , característico de la concepción clásica de la enseñanza, el movimiento romántico proclama la célebre fórmula del “ dejar aprender” : dejar y hacer que el estudiante desarrolle “ su” saber en el despliegue de un pro­ pio, íntimo y personal aprender. Séame permitido añadir que de la admirable convivencia de ambas con ­ cepciones dentro de las universidades alemanas, de su conjugación y de su perfecto balanceado equilibrio, es de donde nacen las altísimas virtu­ des que son características de la enseñanza que en ellas se imparte. II LOS IDEALES DE LA ENSEÑANZA La segunda parte de esta conferencia versará — com o se expresa en su tíulo— acerca de los ideales de la enseñanza universitaria en Alemania. Pero ya al decir esto, y al señalar que la exposición tratará sobre aqué­ llos, al propio tiempo se anuncia que su intención no es simplemente el 133 estudio de las realidades logradas y efectivas, sino más bien el bosquejo de las aspiraciones, deseos y tendencias que sirven com o puntos de mira o modelos hacia los cuales se trata de encauzar la labor de la enseñanza para reformarla y cumplir de tal manera un determinado designio pe­ dagógico. T odo ideal revela, com o tal, una insatisfacción ante el presente y postula, asimismo, una meta hacia el futuro. Desde semejante perspectiva pode­ mos afirmar que si se quiere entender lo que son y expresan los ideales de la enseñanza en la universidad alemana contemporánea, se debe ante todo comprender y tener presente cuál es el horizonte de realidad con el que ellos se enfrentan al proponer su reforma. Se debe, por esto, esbozar la situación de la universidad contemporánea — buscando sus raíces en el pasado— a fin de ver qué se encierra en un ideal com o el de los Estu­ dios Generales (Studium Generale), cuya realidad se postula com o un desiderátum dentro de la actual reforma. A esbozar este ideal de los Es­ tudios Generales — y a dibujar la situación presente contra la cual se pretende reaccionar— es a lo que dedicaremos esta parte final de nuestra conferencia. La universidad, com o se sabe, nació de la entraña de la cultura medieval, encarnada en la unidad, función e idea de la llamada universitas ( “ universitas magistrorum et scholarium” ) . En cuanto institución de esa cultura, ella resumió el afán del hombre por hacerse dueño de un sistema de saberes, si bien polifacéticos, ordenados y jerarquizados en base de una superior comunidad y, además, señalada­ mente orgánicos y unitarios. Contribuía al logro de semejante imagen del saber — orgánica, unitaria y jerárquica— , el hecho de que la realidad a la cual éste respondía, construida sobre la vivencia religiosa de un autén­ tico universo, se hallaba también perfectamente estructurada en forma similar. En tal sentido, aquel saber, encajando cabalmente dentro de su orden, era capaz de definirla, sin hiatos ni fisuras, en todos sus enlaces y regiones. En efecto, la realidad en total — el universo— se concebía en la Edad Media dividido en los dominios del mundo y del alma, y com o fin supremo de ellos, otorgándole unidad a este binom io, se postulaba al creador de ambas: a dios. El saber del hombre se resolvía así en saber del mundo — o cosm ología— , en saber del alma — o psicología— , y en saber de dios— o teología. La universidad estaba destinada a enseñar esos tres saberes. Y los enseñaba, precisamente, haciendo de ellos una totalidad orgánica, con sentido de unidad, y revestida de un patente orden jerárquico. Es por ello, com o ahora se comprende, que el saber impartido en las universidades medievales abarcaba en su dimensión omnicomprensiva a 134 todos los saberes, valga decir, era total, universal, “ católico” , en el sen­ tido primitivo que tiene esta voz griega. No enseñaba la universidad este o aquel saber regional especializado, sino que su tarea consistía en trasmitir un saber que le permitiera al estudiante — cuando egresara de ella— dominar todas las posibles perspectivas de la realidad y, de tal manera, poseer un conocim iento acerca de todas las cosas y dominios del universo: un saber verdaderamente universal. Ese saber, además, era un saber orgánico y unitario, pues todas las cues­ tiones de una ciencia (gracias precisamente a que así era la estructura de la ciencia en aquella época) estaban ligadas con los problemas de las restantes. Tanto la psicología com o la cosm ología se hallaban conectadas entre sí, a la vez que sus problemas y disputas — debido al orden jerár­ quico que predominaba en el saber— encontraban también inmediata repercusión en el dom inio de la teología. De acuerdo a ello, el saber c o ­ menzaba con las disciplinas terrenales — vgr. con las matemáticas p ro­ pias de la cosm ología— y se elevaba paulatinamente, sin perder los nexos con las inferiores, hasta las disciplinas supraterrenales, donde se encerra­ ban los misterios y dogmas acerca de la divinidad. Para ilustrar este consorcio de disciplinas — en las que el vínculo de las primeras estaba efectivamente presente dentro de las últimas— recuérdese, por ejemplo, las extrañas doctrinas teológicas, de inspiración neopitagórica, que se sucedieron en la Edad Media a partir del intento de teología angélica propuesto por Filón y continuado por Plotino. Pero justamente lo que deseamos subrayar al recordar esta situación es que el estudiante medieval — al ir traficando lentamente el ciclo de su preparación escolar, y al culminarla con sus estudios de teología— salía de la universidad pertrechado con un saber orgánico y unitario sobre la realidad, dominando gracias a él todas las posibles perspectivas de aquel mundo. Justo por esto podemos decir — aunque parezca una redundan­ cia— que el saber universal del medievo hacía al hombre que lo poseía un ser capaz de enfrentarse con el universo: con “ su” universo. La uni­ versidad era una verdadera universitas: un sistema de saber universal so­ bre el “ universum” que tenía com o objeto. Mas aquel mundo medieval se desintegró al paso de los años. Y a al apuntar el Renacimiento, en el ímpetu pagano de éste, notamos el afán del hombre por romper la barrera que los dogmas teológicos ponían a su saber modelando la estructura orgánica, unitaria y jerárquica del mun­ do. De ese ímpetu pagano, de ese orgiástico impulso del saber que desveló ante el hombre a la naturaleza y a él mismo frente a sí, desnudo en sus miserias y grandezas, surgió la que llamaría Galileo la ciencia nueva: la ciencia moderna. 135 La ciencia moderna, atónita ante el inmenso legado de nuevo saber que le ofrecía la experiencia renacentista, quiso imponer un principio metó­ dico para proseguir el desarrollo de lo que estaba todavía en germen. Impuso, así, un “ orden m etódico” en el saber — un nuevo orden que ya no era el que dominaba la perspectiva del saber en el medievo— , y me­ diante su concurso creyó restituir cierta apariencia de unidad en el des­ mesurado campo de la ciencia que se intuía y empezaba a cultivar. Pero, en verdad, lo que operaba este nuevo plan metódico — sin p rop o­ nérselo quizás conscientemente— era la más radical diversificación entre las múltiples esferas del saber que com ponían la ciencia de aquel tiempo. Divididas éstas por sus métodos, y separadas radicalmente las regiones de objetos sobre los que versaba el conocim iento, el m encionado intento condujo precipitadamente hacia la más completa división de ellas, acele­ rando la aparición de un tipo de saber monofacético. Compelido el saber en su afán de conocim iento por las divisiones que sembraban de abismos infranqueables el seno de la ciencia, se ve surgir entonces el fenómeno de la especialización, justo com o una réplica sustantiva de la situación pasada a la que ya no podía adaptarse. Perdida para el saber toda posi­ bilidad de dominar el horizonte entero de la realidad, y obligado ade­ más por lo desmesurado que se hacía en cada parcela a reducir progre­ sivamente sus perspectivas abarcadoras, se transformó consecuentemente en un saber de especialidades, donde ya la dimensión del conocim iento que resumía no se valoraba por la pluralidad de objetos y conexiones sobre las que versaba, sino más bien por el mayor o menor número de notas singulares que aportaba sobre un solo objeto individual. Seme­ jante transformación, cuyos gérmenes verdaderamente los siembra el R e­ nacimiento, pero que se desarrolla y cobra m áximo impulso sólo en sus postrimerías, marca la curva de transición histórica entre esa época — don­ de por contraste refulge impresionantemente la universalidad del co n o ci­ miento en un Leonardo— y nuestra Edad Moderna, en cuyo seno apenas Goethe se atreve, con poco éxito, a iniciar una tentativa semejante. Pero basten estas breves indicaciones para nuestros propósitos. No esta­ mos interesados en his-toriar la génesis del especialismo, sino en ver qué resultados ha traído su presencia para la organización de la enseñanza universitaria. Podemos rastrear las consecuencias que impuso la especialización sobre la idea de la universidad constatando históricamente la nueva organiza­ ción académica que se revela en ella a partir del surgimiento de este fenó­ meno. Frente a la escalonada y jerárquica organización que exhibía en la Edad Media — donde los estudios se realizaban a la manera de un continuo avanzar en los saberes, desde los más elementales hasta los su­ 136 periores, pero siempre conservando entre sí un nexo de unidad, organicism o y jerarquía— , la imagen de la universidad moderna, repitiendo o reflejando el fenómeno que ocurre dentro de las ciencias, ofrece el espec­ táculo de una institución destinada a enseñar no un saber unitario y orgánico, sino una diversidad de saberes, inconexos y heterogéneos, entre los cuales no parecen existir otros vínculos que no sean aquellos que los agrupan (a veces artificialmente) b a jo la tutela de una determinada cien­ cia o disciplina por obra de su lejano origen. Símbolo o imagen de esta situación en el intracuerpo de la organización universitaria es la paralela desconexión de sus antiguas facultades y su transformación en células autónomas e hipertrofiadas, que ya no forman en su seno una verdadera y auténtica unidad funcional. Dentro de estas facultades hipertrofiadas, algunas veces, incluso, los institutos y departamentos de que se com po­ nen — dedicados al cultivo de disciplinas cada vez más independientes entre sí— no guardan otras conexiones que las simplemente administra­ tivas, al par que los estudios en ellos realizados no poseen tampoco vincu­ laciones efectivas, ni responden a la idea de ser esfuerzos orientados ha­ cia una finalidad común y sintetizadora. Pero si esto es constatable en el plano de la organización puramente aca­ démica, por no decir administrativa, nos importa subrayar especialmente lo que tal estado de cosas ha reportado com o consecuencia para el ideal de form ación que se postula en la universidad contemporánea. Dividida ésta en facultades incomunicadas, la actividad total que se desa­ rrolla en su seno se ha vuelto asimismo desconexa y especializada. Ello ha traído por resultado que el horizonte del saber que se muestra a quien aprende se empequeñezca progresivamente en su dimensión abarcadora y restrinja las perspectivas de visión que brinda a un mínimum casi incon­ cebible. El “ interés científico” que guía la enseñanza en una determinada facultad es tan reducido en sus puntos de contacto con el “ interés cien­ tífico” de las otras — justo por la absoluta desconexión en los campos de las ciencias especializadas— , que quien ha aprendido una determinada disciplina, junto a este aprendizaje unisapiente, cosecha una cabal ign o­ rancia, y hasta una bien marcada tendencia a “ querer ignorar” , para los campos científicos en que otras disciplinas se afanan por lograr sus pro­ pios frutos. No existe, de tal m odo, en la enseñanza universitaria que se proporciona, ninguna aspiración a desarrollar un saber con sentido uni­ versalista, o con visos de unidad y organicismo, que sea capaz de poner en contacto a quien aprende con la totalidad de la ciencia en cuanto idea. Al contrario, embalada com o se encuentra la enseñanza en el camino de la especialización, su ideal es form ar “ especialistas” , “ técnicos” , “ p rofe­ sionales” , sin importarle al parecer el hecho de que nadie ignora tanto los 137 problemas más cruciales que afectan a la ciencia, amenazando incluso la validez de sus métodos y con ello sus propios resultados, com o aquel que cultiva su especialidad con aire de suficiencia y sordera casi progra­ mática. Pero la ciencia -— en su sentido más auténtico y profundo— no es afortu­ nadamente la que se aplica a enseñar la universidad contemporánea, ni tampoco la que cree divisar en su ciega unisapiencia la visión restringida del especialista. A pesar de que su aspecto externo pueda parecer diver­ sificado por la proliferación de los métodos regionales y por las innume­ rables especies de objetos singulares a que presta atención, en su fondo — en la raíz misma que orienta y rige su nacimiento y su destino— la ciencia es un Todo unificado sustancial o funcionalmente por sus funda­ mentos. A jen o a esto, el especialista, el técnico o el profesional, tiende a ignorar las otras ciencias, sin darse perfecta cuenta de que algunas veces, en revoluciones que ocurren en dom inios aparentemente alejados de su particular esfera, se debaten cuestiones y problemas que colocan en si­ tuaciones críticas a sus propias aseveraciones, así com o a los resultados que logre mediante el empleo de métodos que ya. en otros campos cien­ tíficos, se han demostrado caducos, inservibles o inadecuados. La simple consideración de la panorámica actual de la ciencia — la dramática dispu­ ta que en el campo de las más acreditadas ciencias naturales sostienen los físicos, los matemáticos y los quím icos por hacer prevalecer sus respecti­ vos m étodos y defender la preeminencia fundamental de sus correspon­ dientes objetos— basta para llenar de acongojante plenitud el peso de nuestras afirmaciones. Y esto para no mencionar el ya tradicional debate entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu, que plantearía el problema en otras dimensiones. Pero a la par de este peligro — por el cual pocas veces los especialistas se pasean, ya que se encuentran imposibilitados para hacerlo—- acecha quizás otro más grave, cuyo examen nos permitirá analizar el problema de la form ación cultural que proporciona la universidad actual a sus egre­ sados. Ingresamos a la universidad — permítaseme que hable ahora en primera persona para evitar suspicacias— con una vaga idea de que al egresar de ella saldremos transformados en hombres “ cultos” , es decir, en indi­ viduos poseedores de un repertorio de saber que sea capaz de brindarnos la posibilidad de hacernos entender lo que está pasando en el mundo, lo que está ocurriendo en la ciencia, lo que se confabula a nuestro alrededor com o atmósfera y destino de nuestro propio tiempo. En tal sentido, nos imaginamos que la universidad nos puede proporcionar un saber que, en síntesis, nos haga capaces de escudriñar nuestro horizonte de posibi­ 138 lidades vitales y, asimismo, de contestarnos, en relación a ellas, quiénes somos, qué es el mundo, cuál es nuestro porvenir. Interrogaciones y res­ puestas que definen un mínimum de inquietud metafísica que incluso el más positivista no puede negar en ningún hombre. Al ingresar en la universidad — com o he dicho— alimentamos aquella secreta esperanza juvenil. Cuando damos el paso decisivo de nuestra en­ trada a ella — tal vez porque la euforia de ese tiempo nos impulsa a la más íntima sinceridad— confesamos ingenuamente nuestra ignorancia de todo y frente a todo. Mas, a la par de ésta, y salvándonos de caer en un precipitado escepticismo o desaliento, nos acompaña una íntima y a veces no inexplícita arrogancia. Sí, creemos y aseguramos que al salir de allí, poseedores ya de nuestro título académico, estaremos en capacidad de saber todo aquello que ignoramos. Para lograr tal fin — para obtener y atesorar ese mundo de conocim ientos y saberes— nos dedicamos a estu­ diar, a aprender, a investigar. Pero qué sucede al salir graduados de la universidad. Cuál es nuestra situación real y verdadera al ser poseedores del título por el que tanto nos afanamos en nuestros largos años de estudio. El ideal que nos ofrece la universidad contemporánea es el de hacernos esresar de ella transfor­ mados en “ profesionales-especializados” . Por medio de esto — confesé­ moslo— antes que ponernos en capacidad de respondernos aquellas pre­ guntas y de cumplir con los deseos que nos habían impulsado al apren­ dizaje de un saber, lo que hace es transformarnos en hombres cjue, ade­ más de poseer apenas un restringido conocim iento sobre un diminuto te­ rritorio de su propia disciplina, tienen en germen la conciencia de que es imposible salir de esta limitada esfera del saber hacia otra cualquiera. O dicho en más precisa form a: la universidad nos confiere una concien­ cia perfectamente limitada por las barreras de un saber y, a la vez, trági­ camente consciente de su limitación. En efecto, ya entonces, traspasado el primer umbral de la juventud, es hora en que nos hallamos en trance de madurez para ser capaces de confesarnos lo siguiente: que para conocer algo de esas otras esferas que no son la nuestra, para empezar siquiera a comprender el extraño lenguaje que en ellas se habla y que ni lejana­ mente tiene semejanzas con el de nuestra propia disciplina (piénsese, por ejemplo, no sólo en las com plicaciones que las matemáticas pueden tener para un médico, sino, generalizando el problema, en los tecnicismos que utiliza para expresarse cualquiera disciplina científica en su actual estado de desarrollo), sería necesario dedicarle todo nuestro tiempo a su apren­ dizaje. Y nuestro tiempo vital — he aquí lo trágico de esta situación— además de ser estrictamente limitado, debemos dedicarlo por completo al 139 estudio de las minucias más insignificantes que atestan de saber técnico la estrecha esfera profesional en que nos movemos. Cierto es que la universidad — digamos esto en compensación— nos p ro­ porciona todos los medios, teóricos y prácticos, para movernos con capa­ cidad en nuestra reducida órbita de saber. Pero más allá de este saber, estrictamente limitado, salimos de ella sin saber más nada, y sobre todo estigmatizados con esa fatal conciencia del especialismo que actúa en n o­ sotros haciéndonos cada vez más herméticos, más solitarios, más anaco­ retas dentro de nuestro diminuto territorio de conocimientos especiali­ zados. Somos, com o ha dicho Ortega y Gasset, con esa su genial pupila para acusar más bien los vicios que las virtudes de nuestra época, los nuevos bárbaros modernos. Fuera de la perspectiva de nuestra especialización — la que nos ayuda para entendernos y hacernos comprender tan sólo por un reducido grupo y para otear apenas un minúsculo horizonte del universo— existe, y lo sospechamos, todo un mundo de saber. A este mundo extraño no intentamos siquiera asomarnos, pues nos sobrecoge algo así com o el vértigo de sentirnos perdidos en medio de un desconocido océano. Para olvidarnos de esto, casi para consolarnos, nos hemos vuelto solitarios sacerdotes de nuestro propio saber especializado. Dentro de sus muros hacemos nuestra celda, en ella oramos y casi orgullosamente — aun ignorando lo que sea el mundo, lo que seamos nosotros mismos, y sin la remota esperanza de que ese saber sea capaz de revelarnos lo que pueda ser nuestro porvenir— , nos sentimos paradójicamente seguros y perfecta­ mente guarnecidos dentro de sus límites. Frente a semejante situación — que me he permitido delinear con cierta amplitud para hacer más vivos los contrastes— podremos ahora com pren­ der cabalmente lo que representa para los fines de la form ación univer­ sitaria el ideal que expresan los llamados Estudios Generales. Como realidad académica surgieron éstos por obra de la reunión anual de los diversos rectores de las universidades alemanas congregados el año de 1950 en Oberaudorf. En base de una recomendación adoptada en aque­ lla reunión, se resolvió dar carta de naturaleza institucional a una vieja tendencia que, inspirada primordialmente en el humanismo humboldtiano, se venía insinuando en el ambiente cultural de Alemania, sobre todo a partir del reinicio de las actividades académicas después de la última guerra. En el día de hoy, pasado el período inicial de experimentación y arraigamiento, los Estudios Generales se encuentran estatuidos en los p ro­ gramas de casi todas las universidades germánicas, constituyendo una de las metas fundamentales que orientan el desarrollo de la enseñanza supe­ 140 rior. Preclaras mentalidades pedagógicas, científicos del mayor renombre, filósofos y estudiantes, parecen ver en ellos el signo más promisor que puede descubrirse en los ideales de la form ación universitaria. Es justo — entonces— que nosotros conozcam os su intracuerpo ideológico, a fin de meditar en las consecuencias que su aplicación pudiera tener en rela­ ción a los ideales de form ación que hoy se persiguen en aquellas univer­ sidades. Al ser estatuidos com o realidad académica, los Estudios Generales fueron creados bajo la form a de una nueva Sección de los Estudios Superiores, la cual, por obra de su especial naturaleza y finalidad, venía a resultar com o un punto de unión entre las diversas facultades universitarias con ­ sagradas ya secularmente. Su creación obedeció, primordialmente, al in­ tento de contrarrestar y de solucionar, en lo posible, aquellos dos proble­ mas que se han apuntado en el curso de esta exposición, a saber: la desin­ tegración progresiva de la idea de universidad y las graves consecuencias que, por obra de la especialización, se plasman en el ideal de la form a­ ción académica. Justo a ver cóm o intentan contrarrestar los Estudios Generales estos dos fenómenos, tan cruciales y decisivos para nuestra época, es a lo que dedicaremos la parte final de nuestra exposición. En efecto, finalidad suprema de los Estudios Generales es restituir, en lo posible, la vigencia de la auténtica idea de la universitas dentro del h ori­ zonte de exigencias que circundan la institución universitaria contem po­ ránea. Con esto, com o de suyo se comprende, se ataca decididamente el primer aspecto problem ático a que se ha hecho mención. Mas no se trata con ello — óigase bien— de querer restituir en la universidad contem po­ ránea la arquitectura total de la universidad medieval para salvarla así de la progresiva desintegración a que se encuentra expuesta por obra del desarrollo y avance de la ciencia. Se trata sólo — y así hay que com ­ prenderlo, aunque a primera vista cueste entenderlo en sus matices— de rescatar en lo posible la idea o esencia de la universitas. . . para inform ar y remodelar con el espíritu de ella (y hasta donde sea posible) la pro­ pia e intransferible arquitectura de la universidad contemporánea. M e­ diante esto se busca imprimir en la universidad de nuestros días el sen­ tido de institución orgánica y unitaria que aquella idea le comunicaba a la institución del medievo. Sería vano empeño — con el grado de especialización a que han llegado en nuestra época los saberes de las distintas parcelas y la consecuente diversidad que se plasma en los órganos de la enseñanza académica— querer hacer una universidad que, por el milagro administrativo o docente que fuera, pudiera recobrar la fisonom ía de la institución del medievo. 141 N o menos quim érico resultaría, dadas estas realidades, querer estatuir com o ideal de la enseñanza un saber de tipo medio, general y hom ogéneo, que se repartiera com o una síntesis enciclopédica en grados o escalones sucesivos. Esto, además de ser una utopía plagada de errores pedagógicos y carente de toda base real, sería im practicable en nuestro tiempo. La especialización, en cuanto fenómeno histórico, hay que aceptarla tal c o ­ mo se presenta, con sus virtudes y defectos, pues ella se enraíza en una situación social inm odificable p or medio de procedimientos meramente utópicos. En tal sentido, si la especialización, com o hemos visto, responde a un desarrollo de la ciencia, no en balde semejante desarrollo se encuen­ tra acompañado por una situación social y económ ica que representa un dato inmoldeable de nuestra propia época. Querer ignorar este dato, o cerrar los ojos frente a la propia ciencia, sería por tanto una actitud ilusa carente de todo realismo. A este respecto, lo que intentan los Estudios Generales — cuando se pro­ ponen rescatar la idea de universitas— no es suprimir ni la especializa­ ción ni la arquitectura definida de la universidad contemporánea, aunque sí crear entre los diversos saberes especializados (y entre cada una de las diversas facultades en que ellos están representados) conexiones de intereses científicos. Se trata con esto de lograr que cada facultad univer­ sitaria — que es sím bolo de una ciencia o de un conjunto de disciplinas autónomas dentro del vasto campo del saber— otorgue su colaboración en una labor común y sintetizadora para rescatar así, en lo posible, un vínculo de organicism o y unidad en la idea de universidad. Queremos puntualizar, aunque sea brevemente, qué sea esta “ labor co­ mún y sintetizadora” para que ella, además de quedar nítidamente dife­ renciada de toda semejanza con aquella borrosa utopía, no permanezca flotando en el aire com o un enunciado abstracto y carente de base prác­ tica. La labor común y sintetizadora de la enseñanza, dentro del plan de los Estudios Generales, se lleva a efecto por medio de estas dos medidas: 1) Propiciando el contacto entre las diversas facultades, es decir, ha­ ciendo que sus intereses científicos coincidan en zonas de interés com ú n ; y 2) Proporcionando un tipo de enseñanza en la cual — gracias al espe­ cial tratamiento que encuentran ciertas materias por parte de sus exposi­ tores— pueda suscitarse el interés no sólo de los alumnos que las tengan com o asignaturas obligatorias de su especialidad, sino también el de otros muchos estudiantes que, aun perteneciendo a facultades distintas, o sin tenerlas com o materias obligatorias, puedan encontrar en ellas algún estímulo o incitación intelectual. Para llevar a efecto esos cursos — cuya 142 naturaleza y orientación explicaremos seguidamente— además de los horarios ordinarios, se ha instituido el llamado “ día universitario” . Comentemos brevemente ambos aspectos del programa académico de los Estudios Generales. Hemos visto que la situación concreta de la universidad contemporánea se caracteriza fundamentalmente por estar dividida en facultades donde el saber que se enseña se encuentra herméticamente encerrado dentro de los límites de cada región de disciplinas. En la facultad de ciencias físi­ cas y matemáticas, vgr., se enseñan exclusivamente física y matemáticas; en la facultad de medicina, ciencias médicas; en la facultad de filosofía, metafísica, lógica, psicología, etc. Pues bien: lo que se proponen concre­ tamente los Estudios Generales es obligar a salir de este aislamiento a cada parcela del saber y, en lo posible, a crear conexiones de intereses cien­ tíficos entre dominios que se encuentran artificial e inexplicablemente incomunicados. Se busca así, además de propiciar la conquista de un ho­ rizonte de saber más amplio que el obtenido simplemente por el apren­ dizaje unisapiente de una determinada disciplina, crear un vínculo de unión — un verdadera y efectiva conexión— entre los intereses científicos de las diversas facultades que dentro de la idea de universidad represen­ tan las herméticas regiones de las disciplinas autónomas. Propiciar am­ plitud en el horizonte del saber y crear esta conexión de intereses cientí­ ficos entre las facultades, es justo el primer objetivo a que se enderezan los esfuerzos de los Estudios Generales. En efecto: ¿quién duda, por ejem plo, que se puede establecer un contacto entre la facultad de filosofía — o m ejor dicho, entre los estudiantes y profesores de psicología de dicha facultad— , y los estudiantes y profeso­ res que en la facultad de medicina se ocupen de estudiar los pormenores del sistema nervioso? ¿N o resultaría en extremo form ativo, vgr., para un profesor de psicología que se dedicara a estudiar casos de psicopatología por lesiones del cerebro — un caso que ya de por sí está hablando de su “ especialismo” — , si pudiera dialogar acerca de su investigación con un colega, profesor de la facultad de medicina, que estuviera ocupado en investigaciones semejantes conducidas desde un punto de vista estric­ tamente fisiológico o anatóm ico? ¿N o sería en extremo beneficioso para ambos que fuesen hasta el anfiteatro, y allí, dialogando sobre el objeto de su interés común, estudiasen las características de la lesión que en un caso origina trastornos fisiológicos sobre los órganos y en otro per­ turbaciones de naturaleza psíquica? Y pensemos, además, que tal diálogo entre estos dos científicos tuviesen ocasión de escucharlo los estudiantes de ambas facultades. . . ¿N o sería en extremo fecundo para la form ación de éstos si, en lugar de aprender un saber unilateral y restringido al ex- 143 elusivo punto de vista de cada una de las especialidades (com o es lo c o ­ rriente), pudieran ampliar la visión y alcance de su saber tomando con ­ ciencia de aquellos puntos de coincidencia en los intereses científicos que los respectivos profesores puedan descubrir mediante el diálogo? Y o he visto — permítaseme traer a colación este recuerdo personal de mis estudios en las universidades alemanas— , he visto y vivido un coloqu io maravilloso entre los profesores de la facultad de física y matemáticas con mis profesores de la facultad de filosofía. En aquel diálogo — que se realizaba sobre los textos de la física cartesiana— tuve ocasión de com ­ probar cóm o científicos y filósofos eran capaces de encontrar, más que meros “ puntos de coincidencia” , zonas enteras de intereses comunes en sus respectivas disciplinas, tal com o si ellas tuviesen p or objeto un solo y único saber que interesara por igual a las dos partes. Pero, además, puedo asegurar lo siguiente, aunque parezca paradójico a nuestros hábi­ tos mentales: que aquellos científicos — entre quienes recuerdo a hombres cuyos descubrimientos y teorías señalan conquistas sobresalientes en la panorámica de la actual física-matemática— , tenían en ese coloqu io una actitud en la cual, si me es posible y permitido describirla así, había una extraña mezcla de expectativa y esperanza ante lo que pudieran decir los filósofos, com o si de sus palabras aguardasen algo que pudiera ser de vital importancia para el destino de la ciencia. Y vi también — lo que sería para mí una lección inolvidable— la respetuosa actitud de mis maestros de filosofía ante las afirmaciones de aquellos científicos. Pero si aún queremos multiplicar los ejemplos, pensemos en las fecundas conexiones que podrían establecerse entre las facultades de derecho y economía — cuyos temas de estudio son tan cercanos que a veces en la práctica son inseparables— ; o entre las facultades de economía y de ma­ temáticas — en la aplicación de estas últimas a los métodos estadísticos de las ciencias económicas— ; o entre las facultades de derecho y m edi­ cina — en los temas de medicina legal— ; etc. Y así com o estos modelos — basta que nos pongamos a pensar en ellos y a buscarlos— , hay docenas que podrían ilustrar lo que deseamos simplemente insinuar para nues­ tros fines. Es posible, pues, establecer este tipo de contactos entre los diversos sabe­ res representados por las distintas facultades. El resultado de semejante conexión y aglutinamiento de las esferas herméticas del saber • — com o lo hemos insinuado— haría que la universidad recobrara con ello su aspecto de auténtica unidad orgánica, perdiendo eo ipso ese otro que presenta actualmente en el cual semeja un archipiélago de islas incomunicadas que, antes que universidad, la hacen parecer una diversidad. Otra medida importantísima dentro del plan de los Estudios Generales es, com o hemos dicho, la instauración de los llamados “ días universitarios” . En éstos se desarrollan — dictados por brillantes personalidades de dis­ tintas facultades— ciclos de conferencias sobre temas de general im por­ tancia científica o cultural para todos los estudiantes y profesores univer­ sitarios. En esas conferencias se intenta presentar los temas en tal forma que ellos no aparezcan tratados simplemente desde un punto de vista res­ tringido al interés de una facultad determinada, sino com o exponentes que sirvan para esbozar y hacer comprensible cóm o ciertos problemas cru­ ciales para la ciencia o la cultura en su actitud contemporánea — a pesar de que hayan brotado y encuentren su tratamiento fundamental en una determinada esfera o región del saber— extienden su interés y cobran vigencia problemática dentro del horizonte general de todos los otros saberes, por cuanto sus resultados comprometen las cuestiones propias que atañen a esas otras esferas. Un designio semejante, en verdad, es algo difícil de lograr, pero es posible alcanzarlo si la exposición intenta des­ pojar a los oyentes de los prejuicios que, por obra de sus propios hábitos mentales, o por la situación misma de la ciencia, impiden ver en ella una idea poseedora de unidad y totalidad. La ciencia actual, a pesar de que pueda aparecer externamente dividida por sus métodos y objetos, no ha perdido su intrínseca conexión en el plano de los fundamentos. Basta que un expositor sepa ver el fondo de estos fundamentos, esclarecer sus víncu­ los y despertar los auténticos problemas que reposan en ellos por obra de aquella intrínseca conexión, para que el edificio total de la ciencia y la cultura — al ser la expresión de una idea única que se halla com pro­ metida por igual en los resultados parciales de todos los saberes— reco­ bre su originaria unidad y otorgue a cada saber particular la conciencia (o m ejor, la auto-conciencia) de su propia dimensión y nexos con los otros saberes. Se despierta de tal m odo — al patentizarse la idea de la ciencia com o un Todo— el interés de los profesores y estudiantes hacia el saber total, ha­ cia la idea de la ciencia com o totalidad implícita en cada saber. Gracias a esto, logrando que se sientan partícipes de un común universo de inte­ reses, es posible conseguir que aquéllos abandonen paulatinamente su descuido o desinterés por todo cuanto no sea materia especializada de su profesión actual o futura. El estudiante o el profesor, al comprender que un tema (el cual hasta ese momento le parecía lejano e inconexo) p ro­ yecta inmediatas repercusiones sobre su propio territorio de intereses cien­ tíficos o culturales, vislumbrará entonces que su saber no tiene razón de quedar exclusivamente limitado a la minúscula parcela de su especialidad, sino que posee o es capaz de poseer ligamentos con la ciencia en total com o raíz e idea abarcadora de todos los posibles saberes. En cada manifes­ 145 tación de ella será capaz de ver entonces un problema que reclama su atención, un campo donde tanto él, com o el colega de otra facultad que hasta entonces consideraba su antípoda, pueden encontrar cuestiones e interrogantes de común interés que acercan, alimentan y hacen posible su convivencia científica. Las consecuencias que de tales encuentros podrían extraerse — com o de suyo se comprende— son de insospechable importancia y utilidad. N oso­ tros, lamentablemente, no podemos en esta conferencia destacarlas todas — ya que por su propia naturaleza escapan un tanto a los limitados p ro­ pósitos de ella— , por lo cual nos reduciremos a bosquejar las proyeccio­ nes que los Estudios Generales arrojan sobre la organización universita­ ria y, por ende, sobre el tipo de enseñanza que, de acuerdo con sus fina­ lidades, se procura dar. La consecuencia más visible y concreta que ejercen los Estudios Gene­ rales sobre el ámbito universitario — com o se ha observado— es la crea­ ción de un nexo unificativo entre las diferentes facultades. Con esto, com o puede notarse, se rescata para la universidad gran parte de su pri­ mitivo y originario sentido de institución orgánica y unitaria. Organicismo y unidad que, com binados con el sentido jerárquico y universalista de la form ación, constituyen esencialmente el intracuerpo del ideal de la universitas. Es semejante idea o ideal de universitas lo que procura y logra rescatar para la universidad contemporánea la institución de los Estudios Generales, aunque ciertamente, al reivindicarla, le asigna — ya que no en balde vivimos en tiempos diferentes a los medievales— , un sentido ideológico diverso al que poseía dentro de la universidad de aque­ lla época. En efecto, no puede ser la meta de los Estudios Generales re­ conquistar un ideal pedagógico y una idea de universidad donde el saber apuntaba y se resumía en un tipo de saber teológico. En verdad, los Es­ tudios Generales no aspiran a renovar esta situación histórica perfecta­ mente superada en nuestro tiempo. Lo que se trata con ellos, al injertar la idea de organicismo y unidad en la institución universitaria, es de abrir la com prensión hacia el saber total, posibilitando eo ipso el surgi­ miento de la idea de la ciencia en general com o horizante auténtico de todos los posibles saberes especializados. Se intenta con esto reeducar la pupila del científico, tan acostumbrada a mirar el saber de cada región com o una esfera hermética y autosuficiente, para que aprenda de nuevo a contemplar el saber — en cuanto creación del hombre y com o manifes­ tación de una idea única— en su totalidad problemática, conexa y unita­ riamente. Sin embargo, dentro del ideal de los Estudios Generales, libre queda la posibilidad de escoger com o ciencia fundamental, com o saber preeminente, aquel hacia el cual la vocación de cada quien lo encamine. 146 En tal sentido, nada se opone a que, viendo en esta manifestación el fun­ damento del saber, cada hombre sea capaz de comprender que este fun­ damento está injertado e íntimamente conectado en un horizonte más am­ plio que determina el sentido de sus propios problemas. Pero, además de esto, se hace necesario finalmente indicar otra cosa. En efecto, se ha dicho que por medio de los Estudios Generales se intenta reivindicar la idea de la universitas. Ahora bien, debemos compenetrar­ nos de los verdaderos ideales que alimentan a semejante tentativa de rescate si queremos comprender rectamente qué son los Estudios Gene­ rales y no sucumbir a una falsa interpretación de su realidad. No se trata — ya incluso en lo anterior queda insinuado— de ir a la búsqueda de una idea por simple nostalgia del pasado. No. Quien crea ver en los Estudios Generales sólo un movimiento encaminado a la restauración del pasado se equivoca fundamentalmente en su ju icio acerca de la verdadera necesidad que ha impulsado a las autoridades universitarias alemanas a replantear la vigencia de la idea de la universitas — que ellos encarnan— com o genuina expresión orientadora de lo que debe ser el espíritu y el desiderátum de la form ación universitaria contemporánea. Antes que ideal surgido de la nostalgia histórica, la idea de la universitas se ha impuesto com o un requerimiento del futuro. Es justo de la inquie­ tud que suscita el porvenir del hombre en nuestro tiempo — al com pro­ barse que el desarrollo y especialización de la ciencia lo convierten p ro­ gresivamente en una suerte de mónada unisapiente rodeada por un h ori­ zonte de necesidades y solicitaciones colectivas que no entiende— de d on ­ de ha surgido aquel ideal de la universitas con la consecuente form ación que impone. Mediante ella, com o se ha esbozado a lo largo de esta co n ­ ferencia, se trata de restituir al hombre su capacidad de vivir dentro de un horizonte de saber no tan restringido, ni tan hermético, com o el que le proporciona su simple form ación profesional especializada. Con esto — permítaseme de nuevo emplear el lenguaje leibnitziano en form a meta­ fórica— se intenta abrir las ventanas de la mónada humana a fin de p ro­ piciar un ideal de convivencia que supere al solitario y trágico solipsismo en que los hombres sapientes de h oy parecen sostenerse por culpa del ais­ lamiento a que los condena su saber tecnificado. Es frente a esta dramá­ tica, angustiosa y casi insoluble situación, que el ideal de la universitas se impone com o una de las pocas esperanzas a que podemos aferram os para no sucumbir al pesimismo, al desconsuelo y al escepticismo que acompañan a este siglo. Porque, además, nada justifica que la ciencia — cuyas conquistas abren para el hombre las más promisoras perspecti­ vas— lo conduzca inevitablemente hacia la soledad. Por el contrario, si algún elevado sentido puede tener el quehacer científico, ninguno más 147 noble y eminente que el de propiciar un encuentro del hom bre con el hombre, otorgando de tal manera la posibilidad de fundar un nuevo humanismo. Se trata entonces — he aquí la raíz filosófica del pensamiento humboldtiano que alimenta la concepción de los Estudios Generales— de inaugurar en lo posible una nueva etapa del humanismo. Un humanismo que, en cuanto tal, postula un ideal de comprensión y convivencia entre los h om ­ bres portadores del saber. Porque la situación real de hoy es que el hu­ manismo donde menos existe — y donde menos se practica— es en la esfera del saber y entre los hombres portadores de este saber. Si esto es, o pudiera parecer una paradoja, permítaseme no obstante que concluya así esta conferencia. Para defender o atacar una afirmación semejante se necesitarían alegatos más o menos com plicados, según sea mayor o menor el grado de conciencia con el que revistamos nuestra in ­ satisfacción ante el presente. 148 Advertencia EL BOLETIN de laA sociación Cultural Humboldt no se hace solidario de las ideasque emitan losautores en susartículos. No se devuelven originales. * * * Los artículos que aparezcan en el BOLETIN de la A.C.H. pueden ser reproducidos siem pre que se indique su procedencia, y con la obligación de enviar a la Asociación Cultural Humboldt, Apartado 60.501 Chacao, Caracas 106, Venezuela, dos ejemplares de la publicación que los repro­ duzca. # * * EL BOLETIN de la A.C.H. desea establecer el canje con publicaciones nacionales y extranjeras que serían destinadas a la Biblioteca de la Asociación. E D IT O R IA L A R T E / CARACAS