El Universal EGIPTO Las gerontocracias árabes tambalean Una buena parte de la generación de gobernantes del Norte de África y Medio Oriente llevan casi treinta años en el poder (Archivo) FRANK LÓPEZ BALLESTEROS | EL UNIVERSAL sábado 29 de enero de 2011 10:46 AM http://deportes.eluniversal.com/2011/01/29/int_esp_lasgerontocracias-a_29A5069093.shtml Una buena parte de la generación de gobernantes del Norte de África y Medio Oriente llevan casi treinta años en el poder, por lo que tienen tiempo formando a sus hijos, familiares y cercanos colaboradores para que los remplacen cuando llegue el momento, con el fin de perpetuar sus intereses y actuales estructuras de poder que identifican sus "gerontocracias". Hosni Mubarak en Egipto (82 años de edad, 30 en el poder), el derrocado presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali (74 años, 24 gobernando), Abdelaziz Buteflika en Argelia (73 años, 12 como presidente), en Yemen Alí Abdala Saleh, que con 64 años de edad lleva en el poder 32 años, y Muamar Gadafi (68 años de edad, 42 como "líder fraternal de Libia"), son ejemplos de esa gerontocracia que ha conducido gran parte del mundo político árabe desde hace décadas. En el caso de las monarquías, en Omán, el sultán Qaboos bin Said al Said, está en el trono desde 1970 y a sus 69 años de edad no tiene heredero. El rey Abdulá bin Abdulaziz Al Saud reina desde 2005, pero a sus 86 años de edad, su heredero el sultán Bin Abdulazis Al Saud desarrolla funciones diplomáticas para familiarizarse con su rol. A finales de los noventa, los cinco jóvenes herederos del mundo árabe que en pocos años reemplazaron a sus padres (Marruecos, Qatar, Jordania, Bahrein y Siria) tomaron posesión prometiendo profundas reformas políticas y sociales; sin embargo, no se han dado los cambios anunciados una década más tarde y sus sociedades están expresando su hartazgo desde las calles. De Egipto a Jordania, pasando por Yemen, la " revolución de los jazmines" ocurrida en Túnez hace dos semanas comienza a alcanzar regímenes árabes que están en el poder por las presiones ejercidas. Uno de los principales problemas que enfrentan estas generaciones de líderes del "cambio", es que "por lo general, no cuentan con recursos históricos, grandes hazañas pasadas -como en el caso de Mubarak o Gadafi- que le den peso y prestigio en sus países, por lo que necesitan encontrar nuevas fuentes de legitimidad", escribía Kristina Kausch, en un informe del Fride, un centro de estudios independientes de política internacional con sede en Madrid. "Tras sus sucesiones -advierte Kausch—es de esperarse que los nuevos líderes den lugar a una ola de liberalización política para, finalmente, volver a cerrarse y consolidar su poder". Desde Libia donde se vislumbra a Saif el-Islam como posible sustituto de Gadafi; Yemen con Ahmed al Saleh, hijo del mandatario remplazando a su padre, o Said Boutiflika, primogénito del presidente argelino, la sucesión de poderes en las repúblicas árabes está quedando en familia. Los cambios en esa parte del mundo son vistos con recelo por la comunidad internacional y por sus propios vecinos, muchos de los cuales sufren la amenaza terrorista, contendida con fuerza por los gobiernos de estos países, aseguran los analistas. Y es que las relaciones de Estados Unidos y la Unión Europea con estos autócratas de la región demuestran que las perspectivas de cooperación en cuestiones de seguridad clave reducen enormemente la preocupación sobre las credenciales democráticas (o la carencia) del gobernante, sostiene un informe del Fride relacionado a las sucesiones políticas en Medio Oriente y África. Por el momento, la sucesión más inmediata desde el punto de vista electoral es la Mubarak, cuyo Gobierno es objetivo de las protestas callejeras estos días en donde se exige su dimisión y una mayor apertura democrática, tomando en cuenta que en septiembre de este año habrá elecciones presidenciales. Sin embargo, desde hace mucho, su hijo, Gamal Mubarak, de 47 años de edad, viene asomándose como su sucesor. Las reformas constitucionales de 2000 y 2007 han limitado el círculo de posibles candidatos presidenciales, generando malestar en la población. A pesar de los reclamos de la comunidad internacional por las represiones a las protestas en Túnez, Jordania y ahora en Egipto, Kausch advierte en su informe que "las políticas de Occidente deberían apoyar un proceso de transformación democrático gradual pero sistemático y profundo en esa zona… muchos consideran arriesgado respaldar la libre elección en una región tan frágil como Medio Oriente y el Norte de África". Irak y Afganistán son un ejemplo.