30o. Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B

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LA BIBLIA EN SU CONTEXTO
XXX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B (Mc 10,46-52)
“¿Qué quieres que haga por ti?”
Contexto:
El relato de la sanación del ciego Bartimeo es el último milagro de curación narrado por
Marcos (10,46-52). Sólo en este pasaje y en el episodio de Jairo (cf. 5,22), Marcos cita nombre
de personas fuera del relato de la Pasión, exceptuados los nombres de los discípulos. Mateo por
su parte (20,29-34) habla de la curación de dos ciegos. Son dos, como los hijos de Zebedeo,
pero su petición es distinta a la de aquellos. En Lucas (Lc 18,35-43) no aparece el nombre del
ciego y menciona solamente uno. Lo que parece más probable es que el ciego del cual hablan
los sinópticos es uno debido a que en Marcos está históricamente tan determinado (citando su
propio nombre) que es indispensable tenerlo en cuenta. Algunos dicen que la duplicación de los
personajes en Mateo se debe al gusto del escritor. Sin embargo hay que suponer que se trata de
una tradición con estos datos.
El episodio tiene lugar a la salida de Jesús de Jericó (heb. “Lugar fragante”) que es una antigua
ciudad situada en el valle del Jordán (Dt 34,1-3), a unos 11 Km del río Jordan y a 14 Km del
mar muerto, y aproximadamente a 25 Km de Jerusalén. En la actualidad pertenece a Jordania.
Al salir de Jericó “Un limosnero ciego se encontraba a la orilla del camino. Se llamaba
Bartimeo (hijo de Timeo). Al enterarse de que era Jesús de Nazaret el que pasaba, empezó a
gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!” (Mc 10,46-47). Solamente en este pasaje
y en el versículo siguiente Jesús es llamado expresamente con el título “Hijo de David”, que
reconoce en Él al heredero de la promesa hecha a David (cf. 2S 7,12-16; Sal 89,4s.20-30.50).
Era tanto el grito (gr.“krázo” cf. Mt 8,29; 9,27; 14,26.30; 15,22.23; 20,30.31; 21,9.15;
27,23.50; Mc 3,11; 5,5.7; 9,24.26; 11,9; 15,13.14; Lc 4,41; 9,39; 18,39; 19,40; Jn 1,15;
7,28.37; 12,44) del ciego que “Varias personas lo reprendían. Pero él gritaba con más fuerza:
¡Hijo de David, ten compasión de mí!” (Mc 10,48). El verbo “reprender” (gr. epitimáo)
también significa “ordenar, mandar, amonestar, censurar, prohibir”. Entre más reprendían al
Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra. “Un texto fuera de contexto es un pretexto”
ciego con más fuerza gritaba. El deseo de ser sanado era muy fuerte que no obedecía ninguna
palabra que no viniera de Jesús.
Luego de ser reprendido por las personas del lugar, Jesús se detuvo y dijo que lo llamaran. Los
que momentos antes le habían dicho que se callara lo llamaron y le dijeron: “¡Ánimo,
levántate! Te llama” (Mc 10,49). Un dato bien importante y consolador para todos nosotros se
refiere al hecho de que fuera de este versículo en los Evangelios el que proporciona “ánimo,
valor y confianza” (gr. dsarséo) es únicamente Jesús (La palabra ánimo se encuentra 8 veces
(Mt 9,2.22; 14,27; Mc 3,21; 6,50; 10,49; Lc 21,28; Jn 16,33).
Al llamado del Señor el mendigo se despojó de lo único que tenía que era su manto. El
despojarse del manto (gr. himation) significa que quería estar más ágil (cf. Mt 24,18; Hch 7,58)
y le servía de manta durante la noche (Ex 22,25s; Dt 24,12s; Mt 5,40). Jesús al verlo venir
hacia Él le pregunta: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10,51). La misma pregunta que
Jesús le hace al ciego también se la hizo a Santiago y Juan (Mc 10,36) con la diferencia que la
pretensión de los dos apóstoles es ambiciosa mientras que la del ciego es de fe.
A la pregunta de Jesús, Bartimeo le responde: “Rabbuní que vea” (Mc 10,51). Recordemos que
“Rabbuní” es una exclamación más fuerte y confiada que el simple Rabbí y Rab, significa “mi
Señor”, “mi Maestro”. Este término se encuentra únicamente en Jn 20,16 en boca de María
Magdalena. Jesús al observar la fe del ciego, el despojarse de lo único que tenía que era su
manto le dice: “Vete tu fe te ha salvado” (Mc 10,52). La misma expresión de Jesús la
encontramos con la hemorroísa (Mt 9,22; Mc 5,34; Lc 8,48), la pecadora pública (Lc 7,50) y el
leproso (Lc 17,19). Al recobrar la vista Bartimeo, dice el evangelista: “Y le seguía por el
camino” (Mc 10,52). El verbo “seguir” (gr. akolouzeô) utilizado por Marcos también denota
“acompañar” y “estar en el mismo camino”. Bartimeo como consecuencia del poder ver se
agregó a los otros peregrinos de la comitiva. Lucas por su parte añade “Y todo el pueblo, al
verlo, alabó a Dios (Lc 18,43).
Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra. “Un texto fuera de contexto es un pretexto”
Actualización:
La curación del ciego Bartimeo refleja la forma de cómo seguir a Jesús. Hay personas que
quieren ser su discípulo pero no saben cómo acercarse a Él. Veamos algunas características de
ese encuentro lleno de regocijo:
 En primer lugar el discípulo no es pasivo, se encuentra a la “orilla” del camino
esperando que pase Jesús.
 Para tener un encuentro con el Señor es indispensable la oración, Bartimeo gritaba,
nuestro grito es el silencio del corazón para que Dios nos hable.
 Debemos despojarnos de todo lo terrenal, teniendo a Jesús lo tenemos todo, el ciego
sabia eso por eso se despojó de su manto.
 La alegría debe ser una característica de todo aquel que ha conseguido al Señor, por eso
el ciego brinco de la emoción.
 El que quiera seguir a Jesús que se lo pida. El ciego le dijo “Que vea” y al momento su
ceguera desapareció.
 Es indispensable la fe, sin ella nada podemos, el señor le dice a Bartimeo “Tu fe te ha
salvado”.
Muchas veces, queridos hermanos, andamos por la vida con la seguridad que vemos
perfectamente y no nos hemos dado cuenta que somos unos verdaderos ciegos. Nuestro orgullo,
las ansias de tener, la falta de perdón, la falta de tiempo y la poca disposición para el Reino de
Dios nos hace ser unos Bartimeo.
Nuestras familias necesitan del encuentro con Jesús para que en ella reine el amor, y todos
podamos ver y hacer un mundo mejor.
Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra. “Un texto fuera de contexto es un pretexto”
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