Proyecto de resolución e Informe de referencia sobre las mujeres y

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SP
31IC/11/5.3.2
Original: inglés
Para decisión
XXXI CONFERENCIA INTERNACIONAL
DE LA CRUZ ROJA Y DE LA MEDIA LUNA ROJA
Ginebra (Suiza)
28 de noviembre - 1 de diciembre de 2011
Reducir las inequidades sanitarias, en particular, con respecto a las
mujeres y los niños
Proyecto de resolución
e
Informe de referencia
Documento preparado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja
y de la Media Luna Roja, en consulta con el Comité Internacional de la Cruz Roja
Ginebra, octubre de 2011
1
31IC/11/5.3.2
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
Desigualdades sanitarias, en particular con respecto a las mujeres, los niños y
los jóvenes
La XXXI Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,
coincidiendo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en que “el goce del grado
máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser
humano” y en que “es injusto que haya diferencias sistemáticas en el estado de salud,
cuando éstas pueden evitarse mediante la aplicación de medidas razonables. (...) Eso es lo
que denominamos inequidad sanitaria. Corregir esas desigualdades (…) es una cuestión de
justicia social.”;
reconociendo que para alcanzar el Objetivo 4 de Desarrollo del Milenio han de subsanarse
las desigualdades sociales y de género;
plenamente consciente de que las inequidades sanitarias no se limitan a las mujeres, los
niños y los jóvenes;
preocupada por el hecho de que las desigualdades sanitarias son, en muchas ocasiones, el
resultado de violaciones de los derechos humanos;
reconociendo que ningún actor puede rectificar las inequidades sanitarias por sí solo;
reconociendo que para reducir las inequidades sanitarias se necesita firmeza en la
dirección, la voluntad política y el sentido de compromiso financiero por parte de los
gobiernos;
reconociendo que para fortalecer la capacidad de resistencia de la comunidad es preciso
desmantelar los obstáculos que se oponen a la equidad sanitaria;
recordando la resolución 2 de la XXX Conferencia Internacional, celebrada en 2007, en la
que se reconoce “que los poderes públicos y las Sociedades Nacionales, en su función de
auxiliares de los mismos, gozan de una asociación específica y característica, que implica
responsabilidades y beneficios mutuos”. De común acuerdo con los poderes públicos, las
Sociedades Nacionales prestan servicios humanitarios, que en muchos casos contribuyen a
eliminar los obstáculos que se oponen a la atención de salud y amplían la prestación
equitativa de servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo;
1.
solicita a los gobiernos y a las Sociedades Nacionales que, de conformidad con la
condición jurídica especial de las Sociedades Nacionales como auxiliares de los
poderes públicos en el ámbito humanitario, mancomunen decididos esfuerzos para
reducir las inequidades sanitarias, comenzando con la eliminación de los obstáculos a
la salud materna, neonatal e infantil mediante un enfoque basado en las necesidades
e inspirado en los derechos humanos;
2.
solicita a las organizaciones mundiales e internacionales, como la Organización de las
Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial, que
intensifiquen sus esfuerzos con miras a reducir las desigualdades sanitarias;
3.
invita a que se forjen asociaciones en los planos comunitario, nacional, regional y
mundial con los gobiernos, la sociedad civil, los donantes y el sector privado con miras
a reducir las inequidades sanitarias con más rapidez y eficacia;
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2
4.
invita a los Gobiernos y a las Sociedades Nacionales a trabajar en estrecha
colaboración y a asumir el compromiso de adoptar medidas conformes a los tres
principios siguientes;
5.
enuncia tres principios que deben orientar el enfoque estratégico y basado en las
necesidades respecto de las inequidades sanitarias, a saber: i) la prestación de
servicios de salud, ii) la promoción del conocimiento, y iii) el sentido de compromiso a
favor de la igualdad de género y la no discriminación;
I.
Prestar servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo, cuando y donde
sean necesarios, a las mujeres, los niños y los jóvenes durante todo el ciclo
biológico
Se insta a las Sociedades Nacionales a:
1)
intensificar esfuerzos para reducir las disparidades entre las comunidades y los
sistemas sanitarios, y entre los cuidados de salud previos al embarazo y la
atención de la salud infantil, y mejorar el acceso a la prevención, el tratamiento,
la atención y el apoyo a las mujeres, los niños y los jóvenes que, de otro modo,
se verían privados de esos servicios, mejorando la calidad de la atención
primaria de salud;
2)
establecer vínculos con los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil
para examinar, evaluar y medir el estado de las inequidades sanitarias y la
incidencia de las políticas y programas adoptados para mitigarlas, utilizando los
marcos y herramientas existentes; las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja constituyen un valioso recurso para medir y evaluar las
inequidades sanitarias porque los voluntarios tienen conocimiento directo de sus
comunidades y acceso a ellas, incluidas las poblaciones más vulnerables y
marginadas, a las que, de otro modo, no se tendría en cuenta;
3)
valerse de su condición de auxiliares de los poderes públicos a todos los niveles
para participar en el diálogo, revisar los planes de salud existentes y, cuando sea
necesario, abogar en pro de la equidad;
4)
supervisar y evaluar los progresos hacia el acceso equitativo a la salud
reproductiva, materna, neonatal e infantil;
Se insta a los gobiernos a:
5)
eliminar los obstáculos jurídicos y reglamentarios en el sector formal de salud y
demás servicios públicos donde éstos existan;
6)
asignar los recursos de salud disponibles en función de las necesidades;
7)
adoptar el objetivo de asegurar una atención de salud disponible, segura,
accesible, abordable, aceptable, adaptable y de calidad para todas las mujeres,
niños y jóvenes;
8)
adoptar el objetivo de mejorar la prevención, el tratamiento, la atención y el
apoyo a las mujeres, los niños y los jóvenes con menos acceso a los servicios
sanitarios, sin por ello disminuir la calidad de la prevención, el tratamiento, la
atención y el apoyo a otros segmentos de la sociedad;
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II.
3
9)
alentar al sector formal de la salud a adoptar el principio de no discriminación, y
mejorar la calidad y el carácter de las interacciones entre el paciente y el
proveedor de servicios de salud mediante el aumento de las prácticas éticas y
las normas de atención profesional de la salud; entre otros ejemplos, cabe
mencionar los siguientes: publicar información sobre los derechos del paciente
en los centros de salud, adoptar códigos de ética, establecer comisiones de ética
independientes e impartir formación a los trabajadores de salud sobre las
prácticas éticas y la concienciación sobre aspectos relacionados con el género;
10)
abordar la grave escasez de recursos humanos en el ámbito de la salud y
respaldar las estrategias nacionales para la conservación, educación y utilización
de dichos recursos;
11)
promover la investigación sobre las desigualdades sanitarias en países en los
que, además de la carga que constituye la actividad reproductiva, las mujeres
también sufren, de manera desproporcionada, de enfermedades crónicas y otros
factores conexos como la hipertensión y la diabetes;
Proporcionar información fiable y precisa sobre la salud y alentar los
comportamientos de búsqueda de atención y de cuidado de la salud
Se insta a las Sociedades Nacionales a:
1)
intensificar y evaluar los esfuerzos para comunicar una información fiable y
precisa sobre la salud reproductiva, materna, neonatal e infantil;
2)
intensificar y evaluar los esfuerzos para alentar comportamientos adecuados de
búsqueda de atención y cuidado de la salud y desmantelar los obstáculos
locales a una maternidad sin riesgo y una niñez sana;
3)
realizar actividades de sensibilización para fomentar comportamientos de
búsqueda de atención y de cuidado de la salud y fortalecer las asociaciones con
los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil para reforzar la eficacia
de las actividades de sensibilización;
Se insta a los gobiernos a:
4)
reconocer que la educación para la salud de calidad, fiable y actualizada es
esencial para reducir las inequidades sanitarias y habilitar a las mujeres y,
cuando proceda, a los niños, para que adopten decisiones fundamentadas y
autónomas sobre la salud;
5)
tomar la iniciativa de impartir educación sobre hábitos y prácticas saludables en
consonancia con el contexto local específico;
6)
asegurar que las campañas de educación giren en torno a las necesidades de
información de la población en su conjunto y presten especial atención a las
necesidades de las mujeres, los niños y los jóvenes más vulnerables;
7)
formular políticas que fomenten comportamientos adecuados de búsqueda de
atención y de cuidado de la salud, y estrategias destinadas a promover la salud;
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8)
III.
4
asociar a las organizaciones de la sociedad civil en la ejecución de campañas
para difundir información sanitaria.
Promover la igualdad de género, la no discriminación y la erradicación de la
violencia contra las mujeres y las niñas
Se insta a las Sociedades Nacionales a:
1)
redoblar esfuerzos encaminados a favorecer la inclusión social mediante
programas que fomenten la no discriminación y la erradicación de la violencia
contra las mujeres y las niñas;
2)
dar el ejemplo de igualdad de género en sus propias políticas y programas y
servir de modelos para los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y el
sector privado;
3)
alentar a los gobiernos, en su calidad de auxiliares de los poderes públicos, a
que adopten el principio de equidad en la legislación y las políticas públicas;
4)
alentar a las mujeres a una mayor participación en la toma de decisiones y a
afianzar su sentimiento de pertenencia, y autonomía para que asuman sus
responsabilidades por lo que respecta a la actividad sexual y a la maternidad;
Se insta a los gobiernos a:
5)
asumir un firme compromiso con respecto a la equidad de género, la no
discriminación y la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas en
las constituciones, leyes y políticas nacionales, incluidas las políticas sanitarias,
y a establecer mecanismos adecuados de aplicación;
6)
abrogar las restricciones obligatorias con respecto al número de hijos que las
mujeres pueden tener a fin de poner término a la selección de fetos masculinos;
7)
incorporar la perspectiva de género en los programas y las políticas;
8)
promover la autonomía de las mujeres y las niñas, y la participación de los
hombres y los niños en el fomento de la autonomía de las mujeres y las niñas,
así como en el proceso de planificación y en las actividades de divulgación sobre
la equidad de género, la no discriminación y la erradicación de la violencia contra
las mujeres y las niñas; incitar, asimismo, a que los hombres y los niños desafíen
los perjudiciales estereotipos de género, incluido el de la masculinidad.
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INFORME DE REFERENCIA
Reducir las inequidades sanitarias, en particular, con respecto
a las mujeres y los niños
I.
Las desigualdades sanitarias y la Conferencia Internacional
La Conferencia Internacional es el foro apropiado para que los Gobiernos, la Federación
Internacional y las Sociedades Nacionales lleguen a un acuerdo sobre un marco común para
abordar las desigualdades sanitarias y para que el Movimiento pueda configurar una
intervención adecuada ante este problema mundial. Las inequidades sanitarias abarcan
aspectos relativos a la salud pública, el desarrollo y los regímenes normativos, y la
Conferencia reúne a las partes que pueden introducir cambios en esos tres sectores.
Las desigualdades sanitarias, a menudo llamadas inequidades sanitarias, que son
“diferencias injustas y evitables observadas en y entre los países en lo que respecta a la
situación sanitaria”, van en aumento1. Incluso cuando se observan mejoras generales en el
estado de salud, las inequidades dentro de los países se agudizan. Por ejemplo, UNICEF
informa que “en 18 de los 26 países en desarrollo donde la mortalidad de menores de 5
años descendió un 10%, la brecha entre los hogares más ricos y los más pobres se amplió o
permaneció igual; en 10 de estos países, la desigualdad aumentó, al menos un 10%”2.
En segundo lugar, ciertas medidas sencillas y eficaces en función de los costos reducen las
inequidades sanitarias y se traducen en una mejora importante de la salud cuando se
aumenta su escala. La mortalidad materna puede prevenirse y, sin embargo, muchas
mujeres pobres que viven en zonas urbanas y muchas de las que habitan en zonas rurales
carecen de acceso a los servicios de salud reproductiva, a la atención prenatal y a la
asistencia cualificada en el parto. Los datos de 70 países muestran que el 20% de los
hogares más pobres tienen menos acceso que el 20% de los hogares más ricos3.
En tercer lugar, la salud es un recurso que permite a las personas alcanzar su máximo
potencial y es injusto que éste dependa del lugar donde una persona nace o del grupo racial
o étnico al que pertenece4. Además, cuando no se reducen las inequidades sanitarias, las
personas más vulnerables pueden quedar en una situación constante de riesgo y
desventaja. UNICEF advierte que si no se priorizan las inequidades sanitarias, “podríamos
encontrarnos, en 2015, ante la difícil tarea de llegar a los niños más pobres de todos, pero
sin los recursos necesarios, con la voluntad política agotada y un público cuyos intereses
podrían ser otros.”5
1
2
3
4
5
OMS, Determinantes sociales de la salud, http://www.who.int/social_determinants/es/
Progreso para la infancia: Lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio con equidad, nº 9. Nueva York:
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 2010; 22.
Ibíd., p. 27
Margaret Whitehead y Goran Dahlgren. Conceptos y principios de la lucha contra las desigualdades sociales
en salud: Desarrollando el máximo potencial de salud para toda la población – Parte 1, Copenhague:
Oficina Regional de la OMS para Europa, 2006.
Reducir las diferencias para alcanzar los objetivos. Nueva York: Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF), 2010.
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II.
6
Las mujeres, los niños y los jóvenes son los grupos más vulnerables, y
concentrar los esfuerzos en ellos redundará en beneficio de todos los grupos de
población
La atención concentrada en las mujeres, los niños y los jóvenes, que se cuentan entre los
grupos más vulnerables, puede comenzar a desmantelar los obstáculos a la equidad. Las
mujeres tienen necesidades singulares, relacionadas con el embarazo y el parto, que
requieren una mayor atención sanitaria. La carencia de atención sanitaria, o la imposibilidad
de obtenerla durante el embarazo y el parto, exacerban la vulnerabilidad de las mujeres ante
la desigualdad. Las inequidades sociales agravan las diferencias biológicas y, por ende,
agudizan la vulnerabilidad. Por ejemplo, las mujeres pueden estar en condiciones menos
ventajosas para negociar la observancia de prácticas sexuales más seguras con sus parejas
y exigir que usen preservativos.
La acción tiene un efecto multiplicador. La reducción de los obstáculos a la equidad sanitaria
que constituyen una carga ya sea para las mujeres o los niños beneficia al otro grupo, pues
muchas veces la salud de las madres y los niños corre en paralelo. Por ejemplo, las madres
muchas veces atienden niños enfermos, y esos cuidados las obligan a ausentarse del
trabajo, con una correlativa pérdida de ingresos y, posiblemente, el consiguiente
empobrecimiento de las familias. La pobreza, a su vez, frustra el acceso a recursos que
propician buenas condiciones de salud, impide el tratamiento de las enfermedades y
perpetúa la salud deficiente entre las mujeres, los niños y los jóvenes.
Los beneficios se hacen extensivos a las familias y las comunidades, razón por la cual las
mujeres, los niños y los jóvenes allanan el camino para mejorar la salud de la población y
estimular el crecimiento económico y el desarrollo. Por ejemplo, cuando se asegura el
acceso a la atención médica asequible a nivel de la comunidad, se evita la atención costosa
y complicada más adelante en la vida, se facilita la asistencia de los niños a la escuela y se
ayuda a las mujeres a llevar vidas sanas y productivas. Una fuerza de trabajo instruida y
saludable suministra la capacidad humana necesaria para el crecimiento, el desarrollo y la
innovación.
III.
Un enfoque basado en las necesidades aborda las causas de las inequidades
sanitarias y capitaliza las ventajas del Movimiento. Los derechos humanos
ofrecen principios rectores que inspiran y complementan el enfoque basado en
las necesidades
Un enfoque basado en las necesidades es una solución lógica para reducir las inequidades
sanitarias. Este enfoque armoniza recursos con necesidades, mejorando así el acceso de
las personas más vulnerables a los recursos que propician buenas condiciones de salud, sin
que ello obre en detrimento del acceso a esos servicios por parte de otros segmentos de la
sociedad.
Los derechos humanos orientan la acción. Los derechos humanos incluyen el derecho a la
salud, la educación y la no discriminación.6 Los tratados de derechos humanos contienen
6
Muchos tratados internacionales de derechos humanos reconocen la salud y la no discriminación.
Seguidamente figuran algunos ejemplos. El artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
dice así: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la
salud y el bienestar", y declara lo siguiente: "La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
asistencia especiales". El artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
declara que los Estados Partes "reconocen el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de
salud física y mental". En el artículo 2 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, los Estados Partes "condenan la discriminación contra la mujer en todas sus
formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a
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una amplia normativa internacional sobre salud y no discriminación y, por lo tanto, imparten
orientación a los Estados y a los actores no estatales para reducir el acceso no equitativo a
la salud.7
Los obstáculos relacionados con la salud pública, el desarrollo, las leyes y los reglamentos
crean inequidades sanitarias. Las mujeres, los niños y los jóvenes que viven en zonas
rurales carecen de acceso a servicios de salud en sus comunidades, o los costos de la
atención médica pueden tornarla inasequible para las personas pobres. Las precariedades
de la vida diaria, tales como la falta de acceso a servicios mejorados de agua potable y
saneamiento y las condiciones de los barrios precarios, contribuyen a las condiciones de
salud deficiente. Las leyes que requieren la venia del cónyuge o la ausencia de
confidencialidad de los datos de salud pueden disuadir a las mujeres de acudir a la atención
médica. La eliminación de los obstáculos de este tipo está en consonancia con los derechos
humanos básicos y mitiga las inequidades sanitarias.
IV.
Medidas necesarias
a)
Prestar servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo cuando y
donde sean necesarios
La prestación de servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo comienza con la
aplicación de medidas sencillas y eficaces en función de los costos a nivel comunitario y
continúa con el desmantelamiento de los obstáculos que se oponen a la atención en el
sector formal de la salud. Los obstáculos tienen su origen en el diseño del sector formal de
la salud y se ven agudizados por ciertas políticas públicas y los determinantes sociales de la
salud. Por ejemplo, cuando Sierra Leona eliminó las tasas por servicios para los niños
menores de cinco años, el número de usuarios de servicios médicos de edades inferiores a
cinco años se triplicó con creces8. La ampliación del acceso a la atención médica asequible
no sólo estimula la oferta y la demanda de servicios de salud entre las mujeres, los niños y
los jóvenes, sino que además alienta a otros grupos a que acudan a los servicios de
prevención, tratamiento, atención y apoyo.
Un obstáculo muchas veces ignorado es la actitud de algunos proveedores de servicios de
salud, que actúan como custodios del conocimiento, los servicios y los bienes sanitarios, y
que contribuye a la prestación no equitativa de la atención médica. Las prácticas corruptas,
como la denegación arbitraria de servicios o la exigencia de sobornos, impiden el acceso.9
Las creencias personales de los profesionales de la salud, que pueden reflejar normas
7
8
9
eliminar la discriminación contra la mujer", y el artículo 12 se refiere específicamente a la prohibición de la
discriminación en la esfera de la atención médica. El párrafo 2 del artículo 12 de la Convención establece que
"los Estados Partes garantizarán a la mujer servicios apropiados en relación con el embarazo, el parto y el
período posterior al parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere necesario, y le asegurarán una
nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia". El artículo 24 de la Convención sobre los Derechos
del Niño dice lo siguiente: "Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más alto nivel
posible de salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud".
Entre los ejemplos de las normas internacionales sobre la salud, cabe mencionar los elementos esenciales de
la atención médica: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad, para todos (Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación general Nº 14). La disponibilidad se refiere a las
estructuras establecidas. La accesibilidad incluye la no discriminación, la accesibilidad física y financiera y el
acceso a la información. Por aceptabilidad se entiende una atención médica culturalmente apropiada. La
calidad se refiere a servicios conformes a la normativa vigente.
Adam Nossiter. “In Sierra Leone, New Hope for Children and Pregnant Women.” NY Times. 17 de julio de
2011. http://www.nytimes.com/2011/07/18/world/africa/18sierra.html?pagewanted=1&_r=1.
Departamento de Desarrollo Internacional del Gobierno Británico. Addressing Corruption in the Health
Sector. Noviembre de 2010.
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discriminatorias, tienden a bloquear el acceso a los servicios de salud reproductiva por parte
de las adolescentes, las mujeres solteras y las mujeres sin hijos.10 Los proveedores de
servicios médicos pueden, intencional o inadvertidamente, prestar la atención médica en
formas que avergüencen, humillen o no respeten a las mujeres, desalentando así la
utilización de los servicios de salud.11 Mejorar la calidad y el carácter de las interacciones
entre el paciente y el proveedor de servicios de salud mediante el aumento de las prácticas
éticas y el respeto de los derechos humanos, incluida la autonomía y la confidencialidad,
puede reducir los obstáculos de accesibilidad a estos servicios de salud y mejorar el acceso
a la atención.
La prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo no bastan para reducir las inequidades
sanitarias. La lucha contra las inequidades sanitarias requiere un esfuerzo concertado de
todos los sectores. Por ejemplo, ante la urbanización rápida y no planificada, los habitantes
pobres de zonas urbanas muchas veces tienen necesidades desatendidas en materia de
agua y saneamiento, lo cual contribuye a la propagación no equitativa de enfermedades
transmisibles. El sector formal de la salud, sin embargo, es actualmente un punto de partida
apropiado para la acción, pues puede dar el ejemplo y orientar la coordinación con otros
sectores.
b)
Divulgar información precisa y fidedigna
La información precisa y fidedigna es esencial para que las personas tomen decisiones
fundamentadas sobre su salud y adopten comportamientos de búsqueda de atención y de
cuidado de la salud. El cambio de comportamiento es especialmente importante, porque las
inequidades sanitarias persistirán si las personas se abstienen de recurrir a la atención de
salud disponible, accesible, aceptable y de calidad. Por ejemplo, varias Sociedades
Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en África Occidental informan de que
las mujeres no utilizan los servicios prenatales, a pesar de que esos servicios son
asequibles y están próximos a sus hogares. La falta de utilización de estos servicios pone de
relieve la importancia de proporcionar a las mujeres, los niños y los jóvenes más vulnerables
información precisa y fidedigna sobre la salud y de alentar los comportamientos de
búsqueda de atención y de cuidado de la salud.
c)
Promover la equidad de género, la no discriminación y la no violencia
La eliminación de las inequidades en la sociedad en general y de la discriminación y la
violencia confiere a las personas, incluidas las mujeres, los niños y los jóvenes, autonomía
para asumir el control de su propia salud. Por ejemplo, cuando carecen de poder para
negociar la adopción de prácticas sexuales menos arriesgadas con sus parejas, las mujeres
corren el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual y tener embarazos
involuntarios.
V.
Un enfoque basado en las necesidades aprovecha las actividades que lleva a
cabo la Cruz Roja y la Media Luna Roja y requiere los siguientes principios para
la acción
Se insta a las Sociedades Nacionales a:
10
11
Paula Tavrow, “Promote or discourage: how providers can influence service use.” Social determinants of
sexual and reproductive health: informing future research and programme implementation. Ed. Shawn
Malarcher. Ginebra: OMS, 2010.
Ibíd.
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valerse de su condición de auxiliares de los poderes públicos para participar en el
diálogo, revisar los planes de salud existentes y, cuando sea necesario, abogar a favor
de la equidad;
realizar actividades de sensibilización en pro de comportamientos de búsqueda de
atención y de cuidado de la salud y fortalecer las asociaciones con los gobiernos y las
organizaciones de la sociedad civil para reforzar la eficacia de la sensibilización;
dar el ejemplo de equidad de género en sus propias políticas y programas y servir de
modelos para los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado.
Se insta a los gobiernos a:
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alentar al sector formal de la salud a que adopte el principio de la no discriminación y
mejore la calidad y el carácter de las interacciones entre el paciente y el proveedor de
servicios de salud mediante un más firme sentido de compromiso a favor de la no
discriminación, las prácticas éticas y la normas de atención profesional de la salud.
Entre otros ejemplos, cabe mencionar los siguientes: publicar información sobre los
derechos del paciente en los centros de salud, adoptar códigos de ética, establecer
comisiones de ética independientes e impartir formación a los trabajadores de salud
sobre las prácticas éticas y la sensibilidad de género.
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