Arrecifes coralinos en La Pampa, Argentina Nadie que transite las desoladas tierras del desierto pampeano patagónico del oeste de la provincia de La Pampa, en Argentina, pensaría que, 65 millones de años atrás, aquello fue un mar cálido y de aguas cristalinas, con playas de arenas blancas, corales y peces que, junto a otras formas de vida, pululaban en los arrecifes coralinos. Ese mar, producto de una entrada del océano Atlántico ante el descenso de la costa patagónica, es conocido como Rocanense e inundó gran parte de la Patagonia, con una cuña al noroeste que llegó hasta los 34 ° de latitud sur. En su apogeo cubrió una superficie de más de medio millón de km2. Una de las particularidades del Rocanense es que, pese a ser un mar relativamente breve y somero (desde un punto de vista geológico), ocurrió en un momento crucial en la historia del planeta, a fines del período Cretácico. Durante su vigencia ocurrieron importantes cambios climáticos que dieron condiciones más cálidas al cono sur de América. También el impacto del gran asteroide de Yucatán, que habría tenido un efecto enorme sobre la vida planetaria. La presencia de este mar tiene una sólida evidencia en esporádicos afloramientos de su antiguo lecho, pletóricos de fósiles de agua y ciertamente insólitos en el inhóspito desierto. A fines del año pasado, en el sitio conocido como Lomita Baya, el geólogo Silvio Casadío, de la Universidad de La Pampa, encontró una notable asociación de corales y esponjas que constituyen un verdadero arrecife coralino. Los fósiles son característicos de aguas tropicales y la mayoría de ellos se encuentra en la llamada "posición de vida", lo que significa que fueron sepultados y fosilizados en la misma posición en que vivieron. El hallazgo de este arrecife tiene una gran importancia ya que es el único que se conoce en el mundo para esa edad, alrededor de 65 millones de años antes del presente. Las especies coralinas reconocidas que lo componen son Si d e r ast re a ad ki n si y Ha m e s as t re a co n fe rí a; hay escasos corales con formas ramificadas pero abundan esponjas y algas coralinas junto con equinodermos, bivalvos y gasterópodos característicos de aguas cálidas. Las características del arrecife, junto con la naturaleza del sustrato sobre el que se desarrollan las colonias de corales, permiten inferir que se formó en un ambiente de gran energía de las aguas, afectado por el oleaje y que debió desarrollarse a una profundidad no mayor de 10 metros. Las especies encontradas indican que por entonces el Atlántico tenía una temperatura mucho más alta que en la actualidad a la misma latitud. Como destaca la geóloga Ana Parras, codirectora en las tarea de estudio y relevamiento, Lomita Baya, "constituye el primer registro en el mundo de un arrecife coralino de aguas cálidas, cuya edad es inmediatamente posterior a las extinciones de finales del Cretácico. Su descubrimiento abre una ventana temporal para estudios paleoambientales, paleoclimáticos y evolutivos". Wálter Cazenave Referentes en el tema del arrecife coralino: George D. Stanley, Department of Geology, The University of Montana. Missoula 59812, USA. E mail [email protected] Wolfgang Kiessling, Museum für Naturkunde, Invalidenstr. 43, D-10115 Berlín, Germany. Em wolqanq.kiessling®rz.hu-berlin.de Jonathan Bryan, Okaloosa-Walton Community college, 100 College Boulevard, Niceville, FL 32578 USA. Email [email protected] Christine Perrin, Laboratorie de Paléontologie, Museum National d Histoire Naturelle, UMR 8569, 8, rué Bufón. 75005, París, France Rosemarie Baron-Szabo, Research Institution Senckenberg, Senckenberganlage 25, 60325 Frankfurt, Germany. Email RoseBa [email protected]