El fondo de ojo en la hipertensión Sociedad Mexicana para el Estudio de la Hipertensión Arterial Sociedad Mexicana de Oftalmología Dr. Angel F. González Caamaño Miembro de la Sociedad Mexicana para el Estudio de la Hipertensión Miembro del Consejo Mexicano de Hipertensión Miembro de la Sociedad Mexicana de Hipertensión Miembro de la Sociedad Interamericana de Hipertensión Miembro de la Sociedad Internacional de Hipertensión Miembro de la Sociedad Mexicana de Cardiología Miembro del American Heart Association Miembro del Consejo Mexicano de Aterosclerosis Profesor Titular B Facultad de Medicina UNAM Dra. Ana Lilia Pérez Balbuena Miembro de la Sociedad Mexicana de Oftalmología Miembro del Consejo Mexicano de Oftalmología Miembro de The Pan-American Association of Ophthalmology PAAO Miembro de The European Society os Cataract and Refractive Surgeons ESCRS Miembro de The American Academy of Ophthalmology Miembro de The International Society of Refractive Keroplasty Miembro Fundador del Colegio Nacional de Investigación en Ciencias Visuales Ex-Presidente del Centro Mexicano de Cornea y Cirugía Refractiva (2005) Profesor Asociado del curso de Posgrado de Alta Especialidad en Medicina en Enfermedades Oculares Externas. Editor responsable Dr. Angel F. González Caamaño Exámen en el fondo de ojo El examen cuidadoso de los fondos oculares es una parte indispensable del estudio del paciente hipertenso. El examen oftalmoscópico puede proporcionar valiosas orientaciones sobre la duración, la intensidad, el diagnóstico y el pronóstico de la hipertensión, así como sobre la eficacia del tratamiento. De hecho, en el primer examen de un paciente hipertenso, a menudo los datos oftalmoscópicos pueden ser más útiles que la medición de la presión arterial para determinar la gravedad y el diagnóstico de la enfermedad cardiovascular hipertensiva.1 2 La invención del oftalmoscopio por Helmholtz en 1851 hizo posible la observación de los fondos oculares, y poco tiempo después los clínicos apreciaron que estos presentaban trastornos vasculares, hemorragias y exudados en los pacientes con enfermedades renales graves. Al principio se pensó que esos cambios dependían de la existencia de albuminuria, pues parecían ser más marcados en los pacientes que la presentaban. Sin embargo, se comprobó que no era así. Se encontró que varios tipos de enfermedades renales provocaban alteraciones de los vasos retiníanos y retinopatías. Esas enfermedades son: esclerosis de las arteriolas renales, asociada con la hipertensión esencial benigna o en grado III y IV; glomerulonefritis difusa, en todas sus formas; trastornos renales asociados con la pre-eclampsia y la eclampsia, y algunos tipos más raros de enfermedad renal. Además, se encontraron los mismos cambios oftalmoscópicos en algunas otras enfermedades, como el basofilismo pituitario, la poliarteritis nodular y los tumores de la medula adrenal (feocromocitoma). Todas estas afecciones tenían una característica común: hipertensión arterial, con cambios del fondo ocular que dependían en gran parte del grado y de la duración de la hipertensión. Actualmente, todos concordamos en que las alteraciones que constituyen la retinopatía, es decir, las hemorragias, el edema y los exudados, son el resultado de la elevación persistente de la presión arterial sistolo/diastólica.3 1 La hipertensión arterial es una enfermedad controlable, de etiología múltiple, que disminuye la calidad y la expectativa de vida. La Presión Arterial (PA) se relaciona en forma lineal y continua con el riesgo cardiovascular. Visto el incremento significativo del riesgo asociado con una PA sistólica >140 mm Hg, una PA diastólica >90 mmHg, o ambas, esos valores se consideran el umbral para el diagnóstico, si bien se reconoce que el riesgo es menor con valores tensionales inferiores. El riesgo global es mayor cuando la HTA se asocia con otros factores de riesgo (FR) o enfermedades, como ocurre muy frecuentemente. El primer cambio que sufre la circulación retiniana en la hipertensión esencial, es probablemente una constricción funcional de las arterias causada por la presencia de algún agente vasoconstrictor humoral. Este aumento inicial y puramente funcional de la resistencia vascular periférica debido al estrechamiento de los vasos de todo el organismo, incluso los de la retina, es totalmente compensado por un aumento de la presión arterial, lo que asegura un flujo sanguíneo normal. Aunque en las etapas funcionales iniciales de la hipertensión esencial las arteriolas retinianas suelen tener un aspecto normal o estar sólo ligeramente constreñidas, tarde o temprano su calibre disminuye visiblemente.3 Este estrechamiento puede ser generalizado o aparecer únicamente en ciertos puntos del árbol arteriolar retiniano. Así pues, el estrechamiento localizado, también llamado constricción focal, y el estrechamiento generalizado de las arteriolas son generalmente un signo de hipertensión. La intensidad del estrechamiento arteriolar de uno u otro tipo está íntimamente relacionado con la intensidad de la 4 hipertensión diastólica . Grado de estrechamiento Porcentaje de Pacientes Estrechamiento de las arteriolas 80 80 80 80 60 60 40 40 20 20 >1 Grado 1 0 0 0 <90/140 100/150 110/170 >115/180 <90/140 Presiones diastólica y sistólica mmHg 2 Fig. 1. Relación entre el estrechamiento focal de las arteriolas retinianas y la presión arterial diastólica/sistólica en pacientes con hipertensión esencial. En el estrechamiento focal de grado I, la arteriola está estrechada localmente hasta dos tercios del calibre de su segmento proximal. Los estrechamientos mayores pertenecen a otros grados, que pueden llegar hasta el grupo IV, en el que la arteriola no es visible más allá del punto de constricción. 100/150 110/170 >115/180 5 González Caamaño AF . Fig. 2. Relación entre el estrechamiento generalizado de las arteriolas retinianas y la presión arterial diastólica/sistólica en pacientes con hipertensión esencial. En el estrechamiento generalizado de grado I, el calibre de las arteriolas está reducido a las tres cuartas partes del calibre medio o a la mitad del calibre de las venas. Los estrechamientos mayores se clasifican en grados superiores al I, hasta el grado IV en el que las arteriolas son filiformes o invisibles. Cambios retinianos e hipertensión lábil 1 Gifford comenta: "Es muy raro que un paciente con presión sistodiastólica sostenida de 160/105 mmHg o más no tenga algún grado de estrechamiento arterial generalizado. Mientras que en los pacientes con elevaciones mínimas de ambas presiones a menudo no se encuentran estrechamientos generalizados de las arteriolas retinianas. Este hecho es útil en el estudio inicial de los pacientes con hipertensión lábil que presentan cifras sisto-diastólicas falsamente elevadas en el primer examen. Yo he encontrado que los pacientes que tienen una presión arterial sistólica de 170 mmHg o diastólica de 115 mmHg en forma sostenida presentan poco o mucho estrechamiento arteriolar en diferentes grados." Esclerosis arteriolar en la retina En contraste con el estrechamiento de las arteriolas las alteraciones escleróticas suelen ser un indicio de la duración de la hipertensión. Dicha esclerosis se manifiesta por un aumento del reflejo luminoso de las arteriolas y por la presencia de muescas arteriovenosas. A diferencia del estrechamiento funcional, la esclerosis es un cambio orgánico de la arteriola, y si es avanzada indica que la hipertensión ha estado evolucionando por algún tiempo.1 Cambios oftalmoscópicos en la retinopatía hipertensiva En los pacientes con hipertensión progresiva e intensa, suele haber un aumento de la permeabilidad capilar que da por resultado la formación de edema, exudados y hemorragias así como depósito de productos metabólicos alterados en la retina. Las siguientes son algunas de las alteraciones visibles con el oftalmoscopio que pueden desaparecer con el tratamiento: Manchas algodonosas, o exudados blandos que se encuentran en la retina de los pacientes hipertensos en forma dé zonas blancas de bordes poco definidos, como trozos de algodón. Microscópicamente, los exudados son tumefacciones lenticulares localizadas de la capa de fibras nerviosas de la retina que contienen líquido de edema, material fibrinoide amorfo, fibras nerviosas intactas y cuerpos citoides1. 3 Residuos de edema, que son exudados punteados, más profundos, duros y brillantes que se encuentran en algunos pacientes con hipertensión diastólica intensa. Con frecuencia tienen una disposición radial con la mácula en el centro, lo que forma una figura conocida como "estrella macular". Cuando se disminuye la presión arterial, ambos tipos de exudado suelen disminuir y 1 pueden llegar a desaparecer . Edema de la papila, que es la característica distintiva de la hipertensión maligna (llamada así por su grave pronóstico). Cuando aparece el edema de la papila, generalmente ya existe un intenso estrechamiento arteriolar, tanto generalizado como focal, así como hemorragias y exudados retiníanos. El edema de la papila también suele desaparecer cuando se reduce la presión arterial1. Manchas algodonosas Residuos de edema Clasificación de Keith, Wagener y Baker de las alteraciones retinianas en la hipertensión 4 Edema de la papila En 1939, Keith, Wagener y Barker llamaron la atención sobre el significado pronóstico de los hallazgos oftalmoscópicos en los pacientes hipertensos, y establecieron pautas para clasificar la enfermedad hipertensiva en cuatro grupos, grados o etapas de acuerdo con la intensidad de los cambios retiníanos. La clasificación que aparece a continuación, que es una modificación de la de Keith y Wagener, está basada exclusivamente en los hallazgos oftalmoscópicos.6 Clasificación de la retinopatía hipertensiva (modificada de Keith, Wagener y Baker) Etapa Aspecto oftalmoscópico Clasificación clínica I Mínimo estrechamiento o esclerosis de las arteriolas Hipertensión "esencial" (crónica, benigna, "arterioesclerótica") II Engrosamiento y amortiguación del reflejo vascular (aspecto de alambre de cobre) Estrechamiento localizado y generalizado de las arteriolas. Alteraciones de los cruces arteriovenosos (muescas A-V). Hemorragias redondas o en forma de llama diseminadas. Puede haber oclusiones vasculares. Exudados muy pequeños. III Los cambios escleróticos pueden no ser intensos. "Retinopatía angiopástica": espasmo arteriolar localizado, hemorragias, exudados, "manchas algodonosas", edema retiniano. IV Igual que en III, más edema de la papila (neurorretinopatía). Hipertensión angiopástica (maligna) El estrechamiento generalizado y focal de las arteriolas representa un espasmo reversible que cede cuando la presión arterial disminuye mediante el tratamiento apropiado. La esclerosis, en cambio, es una alteración orgánica de la pared de las arteriolas, que se corrige poco, si acaso, cuando se reduce la presión arterial.1 Los cambios que ocurren en la esclerosis arteriolar representan el deterioro de las arteriolas por la tensión y el esfuerzo a que se ven sometidas debido al aumento de la presión arterial. Inicialmente, se deposita material hialino que contiene lípidos inmediatamente debajo del endotelio. A medida que la enfermedad progresa, la alteración afecta la capa muscular y, finalmente, toda la pared del vaso. Estos cambios ocurren de manera bastante uniforme en todas las arteriolas del cuerpo, por lo que se observan en el fondo de ojo reflejan con bastante exactitud lo que está ocurriendo en los demás órganos, como, por ejemplo, en los riñones. El primer cambio apreciable con el oftalmoscopio es un ensanchamiento del reflejo luminoso de las arteriolas. Cuando dicho reflejo llega a abarcar la mayor parte de la arteriola, ésta adquiere el aspecto de un alambre de cobre. En la afección avanzada, al alcanzar su punto máximo el engrosamiento de la pared vascular, se oculta la presencia de sangre en el interior del vaso y éste toma el aspecto de un cordón blanco la llamada arteriola en alambre de plata. Las arteriolas también pueden hacerse tortuosas, particularmente en la zona de la mácula. Al desarrollarse la esclerosis, las venas son comprimidas en los cruces arteriovenosos; esa compresión puede variar desde una pequeña muesca hasta la oclusión casi completa.7 Esclerosis arteriolar 5 Significado de la esclerosis arteriolar Todos los grados de hipertensión pueden provocar esclerosis arteriolar de cualquier intensidad. La hipertensión leve que se ha prolongado por mucho tiempo puede producir una gran esclerosis arteriolar, mientras que una hipertensión maligna aguda puede provocar la muerte antes de que se haya producido la esclerosis. Por otra parte, la hipertensión maligna agregada a una hipertensión benigna de larga duración puede acompañarse de una esclerosis arteriolar intensa. Es importante determinar la intensidad de la esclerosis arteriolar porque si ésta no existe, la hipertensión habrá causado pocos daños vasculares en el organismo, mientras que si es intensa, esos daños pueden ser graves, no corregibles con el tratamiento más reservado. Alteraciones de los cruces arteriovenosos en la esclerosis arterial Cruce normal Compresión arteriovenosa temprana Evaluación del paciente Compresión arteriovenosa Compresión arteriovenosa intensa avanzada y arteria en el alambre de cobre 3 Adler sugiere que, basándose en el grado de los cambios hipertensivos y de la esclerosis arteriolar apreciables en la retina, el clínico puede clasificar los casos de enfermedad hipertensiva, sea cual sea su etiología, en los siguientes grupos: Clasificación de las enfermedades hipertensivas 6 Tipo de hipertensión Aspecto del fondo ocular Hipertensión incipiente Fondo normal o estrechamiento leve generalizado de las arteriolas. No hay esclerosis arteriolar. Hipertensión aguda (angioespásmica) Puede evolucionar hacia la recuperación completa, la hipertensión crónica o la hipertensión maligna rápidamente progresiva (fulminante) Estrechamiento generalizado de las arteriolas. Puede haber algunas constricciones focales o hemorragias. Edema de la retina, manchas algodonosas si es intensa y edema de la papila si es muy intensa. Hipertensión crónica no progresiva (benigna) Durante los primeros años, estrechamiento leve generalizado de las arteriolas (grado I y II). Después, esclerosis arteriolar leve generalizada. Hemorragia ocasional. No hay edema ni residuos de éste. Hipertensión crónica progresiva Siempre hay esclerosis arteriolar generalizada. Estrechamiento generalizado de las arteriolas. Constricciones focales. Hemorragias y edema inicial. Hipertensión maligna terminal Los cambios anteriores más intensos, con edema de la papila y residuos de edema. Figuras en estrellas. Clasificación de retinopatía hipertensiva Normal Fotografía a color del fondo de un ojo normal. Arteriograma por fluorescencia del fondo de un ojo normal. Grado I Retinopatía hipertensiva Arteriograma por fluorescencia que muestra el estrechamiento o esclerosis leve de las arteriolas retinianas que a menudo existen en la retinopatía hipertensiva grado I. Grado II Retinopatía hipertensiva Arteriograma por fluorescencia en que se aprecia esclerosis moderada o marcada de las arteriolas retinianas, con exageración del reflejo luminoso, compresión arteriovenosa y estrechamiento irregular de las arteriolas que suelen ser signos de retinopatía hipertensiva grado II. 7 Grado III Retinopatía hipertensiva Arteriograma por fluorescencia que muestra intenso estrechamiento e irregularidad en los vasos con exudados y hemorragias retinianas, que indican una retinopatía hipertensiva grado III. Grado IV Retinopatía hipertensiva Arteriograma por fluorescencia que muestra los cambios característicos del grado III más edema de la papila y edema de la retina. Referencias: 1. Gifford, R. W., Jr.: The importance of retinal findings in essential hypertension. Bull. N. Y. Acad. Med. 45(9): 922-932, 1969. 2. Mettler, C. C.: Physiology in the modern period. En: History of medicine, Mettler, F. A. (Ed.). Blakiston, Filadelfia, pp. 113-171, 1947. 3. Adler, F. H.: Hypertension. En: Textbook of ophthalmology. W. B. Saunders, Filadelfia, 17a. ed. pp. 370386, 2008. 4. Breslin, D. J., y col.: Prognostic importance of ophthalmoscopic fiadings in essential hypertension. J.A.M.A.; 95(5):335,-338, 2008. 5. González Caamaño AF. Manejo Integral del Paciente Hipertenso. The Lancet. 2009;66:33-52 6. Vaughan, D.; Asbury, T., y Cook, R.: Ocular disorders associated with systemic diseases. En: General ophthalmology. Lange medical. Los Altos, Calif., 16a. ed. pp. 231-234, 2007. 7. Scheie, H. G., y Albert, D. M.: Adler's textbook of ophthalmology. W. B. Saunders, Filadelfia, 14a. ed. pp. 240-248, 2009. 8 CA STUDIO DE LA EL E HI P ER T A ON SI ME XI NA RA PA EN RIAL RTE NÚMERO DE REGISTRO PÚBLICO DEL DERECHO DE AUTOR: 03-2008-11151123800-01 ISBN: 970-94672-55 AMECE EAN13: 9789709467253 SOCIED AD CONSEJO MEXICANO CONTRA LA HIPERTENSIÓN