El acompañamiento terapéutico es una herramienta valiosa para la

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Comisión n° II: Sistema de apoyo para la toma de decisiones.
Acompañamientos Terapéuticos como sistema de apoyo en la toma de decisiones
Autora: Bibiana Magnago, Curadora Oficial de Alienados para los Departamentos
Judiciales de San Isidro y Zarate-Campana, Provincia de Buenos Aires.
Ponencia:
“El acompañamiento terapéutico es una herramienta valiosa para la efectiva vigencia del
artículo 12 de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad”
Fundamentos
Índice:
1. Derechos Humanos de las personas con padecimiento psíquico.
2. El cambio de paradigma: de la sustitución al apoyo.
3. La necesidad de integrarse socialmente.
4. El acompañamiento terapéutico.
5. Pautas para el proceso de acompañamiento terapéutico.
¾ Identificación de las capacidades conservadas de cada persona.
¾ Recursos económicos.
¾ Propuesta a la persona.
¾ Planificación interdisciplinaria del acompañamiento terapéutico con la institución.
¾ Evaluación del acompañante terapéutico.
o Tercerización, cercanía,
¾ Estrategia de trabajo-modalidad-frecuencia.
o Personas internadas-personas externadas.
¾ Presentación y primeros contactos.
¾ Supervisión del acompañamiento. Informes.
o Planillas de asistencia,
o Informe de actividades, planificación basada en preferencias, demanda y
gusto de la persona.
o Vinculación familiar o personas cercanas a sus afectos
¾ Cambio de acompañante terapéutico.
¾ Suspensión del acompañamiento.
¾ Efectos colaterales. ¾ Valores agregados. Derechos invisibles 1.-Derechos humanos de las personas con padecimientos psíquicos.
Tal como lo establece la Declaración Universal de Derechos Humanos de
Naciones Unidas, así como los pactos internacionales, toda persona tiene los derechos y
libertades enunciados en esos instrumentos, sin distinción de ninguna índole.
1.
La Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad, en su
Preámbulo, reafirma la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales, garantizando que las personas con
discapacidad ejerzan estos derechos plenamente y sin discriminación.
Para ello es indispensable que se instrumenten y articulen acciones concretas
para hacer efectivos los derechos reconocidos en la Convención.
2. El cambio de paradigma: de la sustitución al apoyo
Para comprender claramente al punto de partida del cambio de paradigma que
propone la Convención, permítanme hacer una referencia al régimen de capacidad en el
Código Civil Argentino.
El art. 52 del CC. define quienes son capaces: “Las personas de existencia
visible son capaces de adquirir derechos o contraer obligaciones. Se reputan tales todos
los que en este código no están expresamente declarados incapaces”.
La capacidad es la regla y la incapacidad la excepción, tal lo describe el art 53:
Les son permitidos todos los actos y todos los derechos que no les fueren expresamente
prohibidos, independientemente de su calidad de ciudadanos y de su capacidad política.
Pero es en el art. 54 el que establece la “incapacidad absoluta de obrar” de las
personas declaradas dementes en sentido jurídico:
Art. 54. Tienen incapacidad absoluta:
1° Las personas por nacer;
2° Los menores impúberes;
3° Los dementes;
4° Los sordomudos que no saben darse a entender por escrito;
Los conocimientos de la época en que fueron redactadas estas normas, entendían
que impedirle a una persona tomar cualquier tipo de decisiones por sí, era la mejor manera
de protegerla y ponerla a resguardo de las consecuencias de sus acciones. El criterio de
aislamiento era empleado para cuidar y preservar a la persona declarada insana, en una
creencia generalizada de asociar padecimientos psíquicos con peligrosidad.
El Código Civil Argentino, en el Título X, distingue y define entre
dementes (art. 141) e inhabilitados (art. 152 bis).
Art. 141. Se declaran incapaces por demencia las personas que por
causa de enfermedades mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o
administrar sus bienes.
Art. 152 bis: Podrá inhabilitarse judicialmente:
1° A quienes por embriaguez habitual o uso de estupefacientes estén expuestos a
otorgar actos jurídicos perjudiciales a su persona o patrimonio.
2° A los disminuidos en sus facultades cuando sin llegar al supuesto previsto en
el artículo 141 de este Código, el juez estime que del ejercicio de su plena capacidad pueda
resultar presumiblemente daño a su persona o patrimonio.
3° A quienes por la prodigalidad en los actos de administración y disposición de
sus bienes expusiesen a su familia a la pérdida del patrimonio. Solo procederá en este caso
la inhabilitación si la persona imputada tuviere cónyuge, ascendientes o descendientes y
hubiere dilapidado una parte importante de su patrimonio. La acción para obtener esta
inhabilitación sólo corresponderá al cónyuge, ascendientes y descendientes.
Se nombrará un curador al inhabilitado y se aplicarán en lo pertinente las
normas relativas a la declaración de incapacidad por demencia y rehabilitación.
Sin la conformidad del curador los inhabilitados no podrán disponer de sus
bienes por actos entre vivos.
Los inhabilitados podrán otorgar por sí solos actos de administración, salvo los
que limite la sentencia de inhabilitación teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
(Artículo incorporado por art. 1° de la Ley N° 17.711 B.O. 26/4/1968. Vigencia:
a partir del 1° de julio de 1968.)
La declaración de incapacidad judicial de demencia del art. 141, implica en
términos estrictos la incapacidad absoluta de decidir no solo en relación a sus bienes, sino
también sobre su propia persona. Derecho que será ejercido por el Juez o Curador según
corresponda.
Partimos pues, de un sistema normativo que solo concebía a la incapacidad como
“absoluta”.
Fue hasta el año 1968, con la reforma de la Ley 17.711, a través incorporación
del art. 152 bis , donde la figura de la “inhabilitación” limita la intervención del curador
solo a actos de disposición, preservando para el declarado inhábil la administración de sus
bienes, reconociendo de alguna manera una incapacidad parcial.
Pero tal vez y mejor aún el art. 152 bis, incorpora la posibilidad de empezar a
hablar de capacidades conservadas.
En el mismo sentido y planteando la necesidad de revisar el sistema de capacidad
del Código Civil, Roveda dice: “La norma significó un gran avance en su momento dado
que el primer reconocimiento de capacidad de aquellas personas con enfermedades
mentales pero que no llegaban a ser dementes en los términos del art. 141.1
También la jurisprudencia ha venido marcando con acertado criterio el valor de
resaltar y desarrollar las capacidades conservadas de las personas con padecimientos
psíquicos, acompañando la evolución de los criterios tanto clínicos como jurídicos.
1
Roveda, Eduardo G. “Derechos Humanos de las personas con padecimiento. psíquico. Necesidad de revisar
el sistema de capacidad del Código Civil”. Revista de derecho de familia y de las personas. Editorial La Ley
Año1 N° 1 pág. 178.
Un fallo del año 1985 de la Cámara Nacional Civil, sala C, se pronunció a favor
de la declaración de incapacidad parcial2.
Tal lo dispuesto por el Tribunal de Familia N° 2 de Mar del Plata, permitiendo a
un padre ejercer la patria potestad en relación a sus hijos menores, por sobre la declaración
de incapacidad para administrar y disponer de sus bienes3.
Si bien estos fallos abren el camino a una perspectiva diferente en el caso
particular de la Curaduría Oficial del Departamento Judicial de San Isidro, los declarados
incapaces en los términos del art. 141 (incapaces absolutos de administración y disposición)
ascienden aproximadamente al 87 % de las personas que se representa.
El sistema judicial argentino deposita la responsabilidad en cabeza del Juez que
declara la insania y del Curador que lo representa.
Pero además dedica el art. 481 solo para dejar establecida la principal obligación
del Curador: cuidar que el representado recobre su capacidad dejando especificado que
también es el principal destino a aplicar la renta de sus bienes.
Art. 481. La obligación principal del curador del incapaz será cuidar que
recobre su capacidad, y a este objeto se han de aplicar con preferencia las rentas de sus
bienes.
Finalizado el proceso de declaración de insania, una vez dictada sentencia, el
Juez interviniente designa quien será en adelante el Curador definitivo y, en aquellos casos
que carezca de familiares o bienes suficientes, nombrará al Curador Oficial de Alienados
para que asuma el cargo.
En la Provincia de Buenos Aire, dentro de la órbita del Ministerio Público, está
establecido el Sistema de Curadurías Oficiales, contando hasta la fecha con once
Curadurías Oficiales cubriendo la totalidad de los Departamentos Judiciales , dependientes
de la Curaduría General de Alienados.
En la breve reseña de nuestro sistema normativo, resulta sencillo entender cómo
y por qué a lo largo de tantos años, el modelo de “protección de derechos de las personas
con padecimientos psíquicos” fue el de sustitución.
Una sociedad discriminatoria, convencida que la salud mental y la peligrosidad
iban de la mano, entre otros dogmas.
Una familia estigmatizada, sobrepasada por el día a día puertas adentro y afuera.
Un Estado indiferente o con acciones espasmódicas.
Y la ciencia aportando escasas herramientas para intervenir acertadamente en el
mejoramiento de la vida de la persona.
En ese esquema, la eliminación total del ejercicio de los derechos por las propias
personas, fue casi una consecuencia inevitable.
2
CNCiv.,Sala C, 11/1271985, LA LEY, 1985-F,47. 3
Tribunal Colegiado de Instancia única en derecho de Familia N°2 de Mar del Palta, 1/02/2008 Todas las persona con padecimiento psíquico fueron unificadas en un único
status, igualadas en el estrato más bajo del ejercicio de los derechos, derechos que no
pueden ejercer, actos elementales de la vida diaria sometidos a voluntades ajenas,
El art. 12 de la Convención sobre los Derechos de las personas con Discapacidad
dice:
1.- “Los Estados Parte reafirman que las personas con discapacidad tienen
derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica”
2.-Los Estados Partes reconocerán que las personas con discapacidad tienen
capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos de la
vida.
Es en este punto donde sería prudente preguntar
¿Qué derecho es aquel cuya voluntad ajena lo ejerce?
Sustituir es hacer por otro. Resulta inevitable plantearse donde es el límite para
la toma de decisiones en nombre de de la persona que representamos,
Sustituir la voluntad de una persona y accionar por ella, ¿hasta dónde?
La experiencia nos enfrenta con demasiada frecuencia a planteos como estos.
Pero también en esa misma inercia cotidiana de seguir haciendo lo que hizo
siempre y que a la postre funcionó, al menos para el sistema, es donde se encuentra la
oportunidad del cambio de paradigma.
Cambiar en primer término la concepción del estatus de la persona que
representamos.
El art. 16 de la Convención en su apartado 4 dice:
4. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para
promover la recuperación física, cognitiva y psicológica, la rehabilitación y la
reintegración social de las personas con discapacidad que sean víctimas de
cualquier forma de explotación, violencia o abuso, incluso mediante la prestación
de servicios de protección. Dicha recuperación e integración tendrán lugar en un
entorno que sea favorable para la salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y
la autonomía de la persona y que tenga en cuenta las necesidades específicas del
género y la edad.
Es a partir de generar conciencia que las condiciones más favorables para la
salud, consiste en destinar todos los recursos a propiciar condiciones de bienestar.
En el “estar bien” la autoestima, la dignidad y la autonomía de la persona son sin
lugar a dudas ejes centrales y que tenga en cuenta las necesidades específicas del género y
la edad.
La eficiencia de la curatela está dada en la mejora de la calidad de vida que
nuestra intervención le representa.
A partir de nosotros, la persona tiene que vivir mejor, concretamente, en su
cotidianeidad, en que sepa y sienta que hay un sistema que trabaja para que su vida desde
que se levanta hasta que se acuesta y mas, sea agradable, plena y feliz.
Internalizada que sea la obligación que asumimos solo queda hacer.
3. La necesidad de integrarse socialmente.
Felizmente ya nadie duda que la integración social de las personas con
padecimientos psíquicos es un objetivo indiscutible.
La psiquiatría recomienda cada vez períodos más cortos de internación, las
residencias incluyen en sus esquemas salidas programadas , paseos y actividades
integrativas con el medio.
En la Provincia de Buenos Aires, el Hospital Nacional de Salud mental Montes
de Oca, es un buen ejemplo de integración de toda la población hospitalaria con la
comunidad en la que se encuentra enclavado.
La sociabilización es condición natural del ser humano, interactuar en la
sociedad, ser parte de ella, relacionarse, vivir cotidianamente en un efectivo ejercicio de los
derechos que les son propios.
4. El acompañamiento terapéutico.
El acompañamiento terapéutico es un efectivo medio de apertura al medio social.
Una herramienta eficaz y dinámica de integración social.
Entendemos que para mejorarle la calidad de vida de nuestros representados,
debemos sacar a la persona de la retracción, conocer sus necesidades, sus gustos, sus
preferencias. En suma, CONOCER a la persona.
La experiencia nos demuestra que los acompañamientos terapéuticos, resultan
una enorme herramienta de rehabilitación e inclusión social.
La presencia del acompañante contribuye a intervenir mediante la palabra y los
actos, en diferentes situaciones en las que el paciente requiera sostén y contención.
Se contribuye de este modo a crear o recomponer las condiciones que hagan
posible el desarrollo o continuidad del tratamiento.
El trabajo del acompañante consiste en favorecer la comunicación con el medio
social, funcionando como un semejante con quien compartir actividades recreativas,
laborales y/o sociales en general.
Ofrecer un espacio de diálogo donde la problemática a resolver pueda encausarse
a través de la palabra.
Apoyar a la persona a recuperar hábitos que hacen a la construcción de sus
preferencias.
El acompañamiento es un dispositivo terapéutico cuyo objetivo general es
favorecer el desarrollo personal y el despliegue de las mejores condiciones de vida. Esta
técnica de apoyo y sostén, se planifica de acuerdo a las habilidades singulares, las
capacidades conservadas y la necesidad de recuperar aquellos aspectos
que el
representado no puede realizar por sí mismo, debido a
las propias limitaciones de su
autovalimiento psíquico o por los años de internación. De esta manera la función
elemental del A.T es favorecer la inserción de los representados en el medio social. Así
se articulan los objetivos junto a los referentes sean estos: la familia, grupos de
pertenencia barrial, instituciones comunitarias, otras redes sociales. Las técnicas
terapéuticas utilizadas por los A.T, (complementarias a los tratamientos psiquiátricos
/clínicos y neurológicos),
se desarrollan en un marco de prevención, atención y
resocialización”.
De este modo se construyen propuestas que estimulan el autovalimiento , el
fortalecimiento de adecuadas actitudes sociales, el desarrollo de los componentes
cognitivos , del autoestima, la capacidad de decisión, el fortalecimiento de los factores
emocionales propios de la sintomatología (como la labilidad emocional o abulia) que
operan como obstaculizadores del desarrollo de actividades, el logro del manejo del
dinero.
Otro aspecto a considerar es la situación actual de cada representado se encuentre
éste internado, externado o en proceso de externación. En tal sentido la construcción de
estrategias se irá replanteando permanentemente teniendo en cuenta el movimiento
propio de la vida cotidiana de las personas y la dinámica natural de los diferentes ciclos de
la vida. De tal manera que el objetivo fundamental de la intervención es trabajar
conjuntamente con los sujetos la rehabilitación social.
Sobre el particular dice Alicia Farrel: “Los acompañamientos terapéuticos son el motor
para posibilitar la rehabilitación social.
En cuanto el sujeto de nuestra intervención cuenta con un recurso, muchas veces
posibilitado por la curaduría se procura la implementación de ese dispositivo.
Para esto necesitamos la articulación con los equipos tratantes. El AT debe estar en
permanente contacto con el equipo.
Debemos evitar superposiciones, todos debemos acordar en los objetivos que se plantean:
paciente y profesionales intervinientes.
Partimos de la premisa de lo fundamental que resulta para las personas internadas el contar
con un espacio personalizado ya sea con una función recreativa, para trabajar su autonomía
o comenzar el trabajo de resocialización tendiente a su externación.
La direccionalidad de cada intervención depende de cada sujeto y del proyecto terapéutico.
La mejora de la calidad de vida de los representados, es el objetivo, que quizás pasa por ser
considerados en los pequeños detalles cotidianos, como sujetos deseantes.
Tal como enuncia Carballeda, “se entiende la vida cotidiana como un espacio donde se
llevan adelante procesos mediante los cuales se construyen y se alimentan simbolizaciones”
(2002: 84). Es por esto que una de las miradas de nuestra intervención apunta a la
cotidianeidad de los sujetos con los que intervenimos.
En algunos casos se propician salidas de esparcimiento a lugares cercanos, actividades
culturales o espacios vacacionales. Obviamente es indispensable la predisposición de la
institución en la que se aloja y el trabajo en el sentido de fortalecimiento de su autonomía.
Estos son sólo algunos ejemplos de modalidades de utilización del dinero.”4
5. Pautas para el proceso de acompañamiento terapéutico.
El A.T. se planifica según la problemática psicopatológica del paciente, las
características socio-familiares, el momento del tratamiento y sus objetivos.
¾ Identificación de las capacidades conservadas de cada persona.
La primera etapa consiste en identificar aquellas capacidades conservadas de la
persona. Tomando contacto con quienes tienen trato con ella, médicos, asistentes sociales,
familiares, etc.
Detectar cuáles eran las actividades que desempeñaba antes de la enfermedad, si
tenía hobbys, si le gustaría practicar algún deporte etc. y a partir de allí diseñar una
estrategia de trabajo que apuntale y refuerce el autovalimietno.
¾ Recursos económicos.
Cuando el art. 481 dice “y esto se ha de aplicar con preferencia la renta de sus
bienes” no deja lugar a dudas cual debe ser el criterio tanto para el Juez como para el
Curador intervinientes,
En el caso particular de la Curaduría de San Isidro, ya sea a través de las
pensiones contributivas y no contributivas, subsidios de Ley 10.315, bienes personales, etc.
La totalidad de los representados cuentan con algún tipo de recurso económico.
La disponibilidad económica determinará la característica propia del dispositivo
y deberá tenerse en cuenta para garantizar un mínimo de tiempo y frecuencia en el que
puedan lograrse los objetivos planteados.
¾ Propuesta a la persona.
Consideramos un requisito fundamental poner a consideración la propuesta del
dispositivo de acompañamiento en aquellas personas que presentan condiciones cognitivas
o psíquicas explicando la actividad detalladamente y dejar que sea ella quien ejerza por sí
el derecho a aceptar o a rechazarla, si bien en nuestra experiencia, siempre la propuesta de
un acompañamiento terapéutico fue aceptada, consideramos que nunca debe ser impuesta
sino propuesta.
4
Farrel Alicia. “El dinero” que aparecerá en el próximo número de la Revista del Colegio de Magistrados
del Departamento Judicial San Isidro.
La intervención del A.T parte de una estructura programada por el Servicio
social, que establece un trabajo articulado junto a los equipos tratantes. Las primeras
acciones consisten en generar la presentación, la creación del vinculo.
En tal sentido se brinda información que aporta el profesional convocante, la
programación de entrevistas, etc.
La realidad demuestra que la designación de la COA llega luego de varios años
de intervención judicial, con las consecuencias que ello significa: deterioro de la red social,
vínculos familiares rotos o inexistentes, propios de la desatención por largos periodos de
internación.
¾ Planificación interdisciplinaria del acompañamiento terapéutico con la
institución.
La mayoría de los dispositivos son implementados en el ámbito de instituciones,
por lo tanto es indispensable articular con al ámbito en que se desarrolla la vida cotidiana
de la persona para poder optimizar el recurso del acompañamiento y al mismo tiempo que
sea éste un potenciador de los tratamientos prescriptos.
¾ Evaluación del acompañante terapéutico.
Tercerización
En nuestra experiencia, hemos logrados resultados muy favorables cuando la
persona que realiza el AT no pertenece al entorno de la institución donde se encuentra
alojado el representado. Como decimos comúnmente “que venga de afuera”. Genera en la
persona una expectativa positiva. Es alguien que viene solo para ella, aportando un
elemento de exclusividad muy valioso para quien tiene que reconstruir desde su autoestima
hasta su propia voluntad.
El perfil tanto del AT como del futuro acompañado, deben evaluarse teniendo en
cuenta la formación y la personalidad de uno así como la personalidad y la patología del
otro, que deberán ensamblar de manera tal que signifique el logro de los objetivos
propuestos.
¾ Estrategia de trabajo-modalidad-frecuencia.
Personas internadas-personas externadas.
La modalidad de intervención varía de acuerdo a las posibilidades económicas
de los representados y al potencial proyecto de reinserción. En tal sentido y considerando
que los ingresos económicos mensuales suelen estar fijados por el monto de las pensiones
no contributivas, pensiones derivadas contributivas o los subsidios previstos por la Ley
10.315, se establecen encuentros con frecuencias semanales.
Cabe agregar que la frecuencia y cantidad de horas son indicadores flexibles a
considerar, como así también las actividades extras que se presentan como por ejemplo
turnos médicos, entrevistas en dispositivos alternativos a las internaciones, paseos
extraordinarios, salidas recreativas, vacacionales, gestiones varias , etc.
¾ Presentación y primeros contactos.
La presentación y los primeros contactos deben realizarse de manera paulatina y
gradual, preferentemente en interrelación con el equipo tratante. Es una etapa de escucha y
conocimiento mutuo. En los primeros contactos se diseña el desarrollo del acompañamiento
y se trabaja las estrategias de reinserción y rehabilitación.
¾ Supervisión del acompañamiento. Informes.
Planillas de asistencia
Para un mejor seguimiento contamos con una herramienta valiosa al momento de
ver la evolución, diseñar planificaciones, corregir o realizar estadísticas, contar con
planillas donde se encuentre volcada información tales como fechas, horarios, lugares etc.,
completadas y firmadas por las autoridades de la institución donde se encuentra hospedada
la persona y en ocasiones por la misma representada.
Informe de actividades, planificación basada en preferencias, demanda y gusto de
la persona.
Vinculación familiar o personas cercanas a sus afectos
Desde el servicio social se establecen contactos periódicos y permanentes con
los A.T a través de comunicaciones informales, telefónicas, o entrevistas en sede, con la
finalidad de sortear obstáculos que se presentan, toma de decisiones, tareas de
colaboración.
Los AT presentan informes regularmente, donde se registra el desarrollo de las
actividades y los objetivos que se van construyendo a lo largo de los encuentros.
En aquellas personas representadas que cuentan con capacidad para administrar
su propio dinero, desde la Curaduría Oficial, se acompaña el proceso de presentación del
dispositivo, se facilita la presentación del AT y se acuerdan los objetivos básicos.
Así mismo el seguimiento de la intervención es sistematizada por medio de
los informes y monitoreada permanentemente.
¾ Cambio de acompañante terapéutico.
El cambio del acompañamiento, cualesquiera que sea la causa, debe realizarse
teniendo como premisa y sin perder de vista el vínculo afectivo que se genera en esa tarea.
Cuidar hacer una adaptación en el caso de ser reemplazado y tener siempre dispositivos
que contengan a la persona en el proceso de cambio.
Suspensión del acompañamiento. Considerando el perfil de un representado
quien se encuentra internado en una institución en la modalidad hogar con centro de día
permanente, se debió suspender el AT , como modo excepcional. El motivo surgió a partir
de las características obsesivas del paciente. Oportunamente se elaboraran otras estrategias
de intervención tomando en cuenta las circunstancias especiales.
¾ Efectos colaterales.
Comprometerse con la implementación de acompañamientos terapéuticos
implica incrementar de manera exponencial el trabajo en la Curaduría que afecta a todas las
áreas. El área social evaluando permanentemente el desarrollo de los AT, acompañando la
dinámica que ello implica.
El área jurídica deberá acompañar las exigencias y la inmediatez que demanda el
contacto cercano y diario con las personas que representamos, en éste caso “la justicia no
podrá ser lenta”, deberá llegar en el momento que la persona lo necesita.
El área contable pasará de limitarse a rendir cuentas en un esquema prolijo de
movimientos de dinero programados y sistemáticas renovaciones de plazos fijos, al vértigo
de rendir gastos con las características propias de cada persona. Liquidando infinitos
comprobantes de gastos que muestran la impronta propia de cada uno de los acompañados,
como así también el control de la liquidación de las horas rendidas por los acompañantes
terapéuticos sumado al reintegro de los adelantos para gastos entregados.
En las Instituciones: Hemos tenido alguna experiencia donde la institución puso
de manifiesto una particular resistencia a la implementación del dispositivo de AT. Una vez
que fuera ordenado por el Juez interviniente e implementado el mismo, comenzaron a verse
los resultados favorables para la persona y despejó toda duda sosteniendo hasta le fecha una
clima de colaboración con las tarea.
¾ Algunas experiencias. Valores agregados.
En medio de la sala del hospital, María leía una partitura e interpretaba “para
Elisa”. en el órgano que le había prestado Beatriz. Tres meses antes en el medio de esa
misma sala, hubiera habido una viejita encorvada y en aparente desconexión con la realidad
como los ocho años anteriores.
Julio demanda al AT que lo inscriba en un Instituto de computación, casi no
escribe pero conoce las letras, pero le gustaría aprender computación.
Antonio pasea por Unicenter manteniendo una animada conversación quejándose
de “como aumenta todo” un mes antes, su mundo terminaba en los límites geográficos de la
institución que lo alberga.
Marisa empezó a ir al taller de costura del hogar. hace unos días fue con la AT al
oculista y se hizo los lentes para poder ver.
Daniel dejó de postergar los controles clínicos, vive solo y tiene poca autovalía.
También se animó a hacer algunos arreglos en las casa, a conectar la luz: La AT
coordina las tareas, gestiona los turnos, atiende al electricista.
Derechos invisibles
Los derechos consagrados en la Convención así como en las distintas
legislaciones de todos los países miembros, protegen a las personas en su condición de tal.
Pero que ocurre cuando los “derechos de personas de existencia visible”, tal
como las nombra nuestro Código Civil Argentino, se diluyen en el momento que el libre
albedrío de una persona declarada insana es ejercido por otra.
Que ocurre cuando las preferencias de una persona en relación a sus gustos, a sus
decisiones personales, se convierten en casi imposibles de realizar.
Como impacta en la auto valía de una persona cuando durante años está sometida
a que otra seleccione por ella desde las actividades cotidianas hasta su vestimenta.
Como se construye una personalidad fuerte y sociable en la lógica de hacer lo
más práctico sin que ello deje espacio a la persona en su condición de individuo.
Que hacemos para que los derechos claramente consagrados, sean plasmados en
cada uno de los “derechos invisibles” que hacen que las personas puedan ser, ejercer,
elegir, decidir en el marco de sus capacidades conservadas y no de un sistema que prioriza
la “organización y el correcto funcionamiento” por sobre la construcción de la autoestima
que también pasa por elegir con el gusto y la preferencia de cada persona con padecimiento
psíquico.
A modo de ejemplo, creemos que no alcanza con tener derecho a la vestimenta,
también es un derecho el elegir la ropa que cada quien usa.
No podemos pretender una integración social si no trabajamos por la auto valía
de cada persona, por eso los actos que toda persona que vive en sociedad realiza, deben ser
al menos pensados en la inmensa franja de los derechos que no se ven, pero que hacen a
una persona única y diferente: poder elegir.
Solo así podremos aspirar a una sociedad integrada, conscientes que pesa sobre
nuestros hombros la responsabilidad de saber que: quien no se integra, se desintegra.
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