Las siete lamparas de fuego

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Siete lámparas de fuego
SIETE LAMPARAS DE FUEGO
George H. Warnock
Título original: Seven Lamps of Fire
Traducción: Ramón Antonio Trillos Páez
Puede ser duplicado libremente siempre y cuando su contenido no sea alterado.
Colombia Para Cristo
A.A. 95.300
Bogotá, Colombia
Tel. 346 1419 • 338 3807
E-mail: [email protected]
Impreso en Colombia
Abril, 2003
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Contenido
Introducción ............................................... 5
CAPITULO UNO
El juez está en la puerta .............................. 9
CAPITULO DOS
El camina entre los candeleros .................. 38
CAPITULO TRES
Del lugar santo al lugar santísimo ............. 93
CAPITULO CUATRO
Sube más alto ........................................... 100
CAPITULO CINCO
Una mirada a través del velo ..................... 113
CAPITULO SEIS
Los siete Espíritus de Dios ........................ 126
CAPITULO SIETE
Un reino de justicia y de paz ..................... 170
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Siete lámparas de fuego
“... Y siete lámparas de fuego
estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de Dios”
(Apocalipsis 4:5).
“Y reposará sobre él el Espíritu del SEÑOR, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu
de consejo, y de fortaleza, Espíritu de conocimiento y de temor
del SEÑOR”
(Isaías 11:2).
“... Y en medio de los ancianos, estaba un Cordero como
muerto, que tenía siete cuernos,
y siete ojos, que son los siete
Espíritus de Dios enviados en
toda la tierra”
(Apocalipsis 5:6).
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Introducción
INTRODUCCION
N
o había planeado ninguna
introducción para este escrito. Pero,
a medida que me acercaba a su terminación,
sentí que podría servir una introducción
breve que sería como el “canto del gallo” para
algunos del pueblo de Dios.
Cuando leo y releo las siete cartas a las
siete iglesias, no puedo entender otra cosa
sino que aquí en el mundo libre, al menos,
nuestro Señor está llamando a Su Iglesia al
arrepentimiento, y por las mismas razones
por las que El llamó al arrepentimiento a cinco de las siete iglesias de Asia. Incluso, amenazó con quitar de su lugar el candelero de
una iglesia que había conseguido tantas cosas... por una razón que difícilmente consideraríamos como válida. Después de que
todos ellos (la iglesia de Efeso) habían hecho buenas obras, laborando en las obras del
Señor, y de que fueran pacientes en las pruebas, y de que no podían soportar a los malos, y de que habían tenido entendimiento
perspicaz para tratar a los que proclamaban
que tenían el ministerio apostólico, demos-
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Siete lámparas de fuego
trándoles que eran falsos, y de que habían
soportado fielmente las cargas que Dios había puesto sobre ellos, sin desmerecer ni
desmayar en el empeño, con toda certeza,
una iglesia de este calibre recibiría altas calificaciones por parte del Señor. Pero, esta es
la iglesia de la cual dijo el Señor que quitaría de su lugar el candelero, si ellos no se
arrepentían. ¿Cuál era el otro problema que
tenían? Que habían dejado el PRIMER AMOR.
¿Qué nos pasaría al saber lo mucho que habríamos caído, y volver a la sencillez y a la
pureza de nuestro Amor por Dios, y por Su
pueblo? No tengo la respuesta, pero, sé que
el Señor de la Iglesia es la Respuesta, y que El
anda en medio de los Candeleros plenamente calificado y preparado para entendérsela
con cualquier problema de la Iglesia.
Hace algunos días estuve pensando en
Pedro. El amaba a su Maestro, pero, cuando todo se derrumbó, se sintió frustrado de
repente, desilusionado, furioso, ofendido, y
listo para abandonarlo todo. Incluso, fue tan
lejos como para negar abiertamente a su
Maestro, tres veces seguidas. Luego, pasó
algo que Jesús había predicho. De pronto,
cantó el gallo, y Jesús se volvió y miró a Pedro, y llamó su atención. Esa única mirada
oportuna, le produjo un arrepentimiento
repentino y devastador... y él salió y lloró
amargamente. Este fue el comienzo de la
restauración de su fe, y de su esperanza en
Aquel que dijo: “Pedro, he rogado por ti que
tu fe no falte.”
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Introducción
Sé que ésta es toda nuestra respuesta, y
mi esperanza es la de que este escrito pueda ser un oportuno canto del gallo para muchos que están conturbados y perplejos, y
quizá, aún desilusionados y ofendidos con
el pueblo de Dios, o con su Señor. O que
sea como a los laodicenses, que no eran ni
fríos, ni calientes, sin comprender que
nuestro Señor exige que lo uno o lo otro,
pues El no puede tolerar la mezcla. Sea cual
sea nuestro problema, confío en que también
podamos ser captados por el ojo de Jesús
cuando El se vuelva y nos mire. Pero, sí
sé que esos ojos del Cordero sangrante
nos llevarán a un irreversible arrepentimiento, en el cual no hay regreso, ni mirada
retrospectiva.
“Porque los ojos del SEÑOR
contemplan toda la tierra,
para corroborar a los que tienen
corazón perfecto, para con El”
(2 Crónicas 16:9).
George H. Warnock
Abril 17 del 2001
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Siete lámparas de fuego
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El juez está en la puerta
CAPITULO UNO
EL JUEZ ESTA EN LA PUERTA
Se están formando nubes de tormenta
A
ntes de partir, Jesús les advirtió a Sus discípulos que antes de Su venida, habría tiempos
muy convulsionados en la Tierra, y les exhortó para que
oraran siempre, y para que anduvieran delante de Dios
en vigilancia y cordura, porque solamente esto los fortalecería con la fuerza y con la gracia requeridas para
esa hora (ver Lucas 21:36). Se negó a darles cualquier
horario con respecto a cuándo aparecería El, pero, recalcó la necesidad de estar listos en todo momento. Se
valió del ejemplo de los vigilantes nocturnos, e indicó
que El podía venir en cualquiera de esas vigilias y que,
por tanto, ellos deberían permanecer siempre alertas.
Sin embargo, indicó que podría venir más tarde de lo
que Sus siervos creían, y que el sentido de la expectativa que existía al comienzo, desaparecía gradualmente
de sus corazones y de sus mentes. Y así, mientras la
noche transcurría, ya no habría ningún sentido o conocimiento de que la venida del Señor estuviera cerca... y
ellos vivieran en el placer y la molicie, bajo la falsa
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Siete lámparas de fuego
suposición de que “mi Señor tarda en venir...” (Lucas
12:45). Recuerdo el sentido de inminencia que prevalecía en la iglesia en los tiempos de mi niñez. Siendo
niños sentíamos que quizá, dentro de diez años todo
habría terminado. No sabíamos lo que eso significaba,
con la excepción de que se suponía que un arrebatamiento se llevaría a la iglesia, y que el resto del mundo
estaría en gran tribulación. Yo no estaba seguro de estar listo para el arrebatamiento, pero, decidí personalmente en mi mente que si alguien venía a poner el número 666 en mi mano y en mi frente, sería un mártir, y
moriría. Al menos, ésta era la impresión que nosotros
teníamos de lo que decían los predicadores: “Ustedes
saben... vamos a ser arrebatados de aquí antes de que
empiece la verdadera tribulación, pero, ustedes pueden
salvarse durante la gran tribulación, si no reciben la
marca de la bestia.” De ningún modo estoy estimulando la burla a la doctrina. El asunto es demasiado grave
para eso. Pero, en esa época no comprendía que un
mártir fuera alguien fiel tanto en la vida como en la
muerte y que, aunque jamás reciba la muerte, seguía
siendo un mártir. Por ejemplo, el amado Juan fue un
mártir (en griego, “martus,” un testigo fiel y verdadero,
aunque no hubiera noticia de que se le hubiera dado
muerte). Ni entendía que la gran tribulación hubiera
sido la porción de los seguidores del Cordero en toda su
historia. También vine a entender después que Dios
tiene una marca reservada para Su pueblo, que los inmunizará contra los asaltos de Satanás, mientras él busca corromper sus mentes “de la sencillez que es en Cristo.” Es la marca de Su Espíritu impresa en nuestra
mente, el sello de Dios, que ninguna bestia ni ningún
dragón puede borrar. Esta marca se llama “el sello de
Dios viviente,” que Dios imprime sobre la frente de Su
pueblo. Este sello es la señal de Dios para todos los
poderes espirituales, buenos o malos – que éstos son
El juez está en la puerta
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escogidos en Cristo; y una señal de seguridad para aquellos que son sellados, con el fin de que no tengan necesidad de temer a los vientos de la ira de Dios, cuando
éstos empiecen a soplar sobre la Tierra. (Ver Apocalipsis
7:2,3). ¿Cómo supone usted que la bestia y sus reyes
van a “hacer guerra al Cordero,” y cómo los vence el
Cordero? Ahora mismo nos preguntamos cuántas personas se dan cuenta realmente de que el Cordero es el
Rey de todos los reyes, y el Señor de todos los señores,
y que El reina como Cordero en el trono. Pero, ese día
habrá testigos fieles del Cordero en la Tierra. Testigos
tan poderosos que las naciones y los líderes los odiarán,
y buscarán destruirlos tanto como a su Rey. Porque
estas personas son los verdaderos representantes del Cordero, la bestia hará la guerra contra ellos. Ellos son los
“llamados, elegidos y fieles.” Están con el Cordero,
aun cuando andan en la Tierra. Siguen al Cordero dondequiera que El pueda conducirles. El soportó gran tribulación en los días de Su carne, y no duda en conducir
a Sus discípulos a gran tribulación. Pero, juntos – salen
vencedores. El los lleva a las fuentes de agua viva.
Permanecen vencedores con Jesús en el Monte Sion.
Comen con El en la cena de las bodas del Cordero; y,
finalmente, vencen al dragón “por la sangre del Cordero, y por la Palabra de su testimonio; y no han amado
sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 7:17; 12:11; 14:1-4:
17:14; 19:7).
Sabemos que ya se están formando las tormentas de
la tribulación, porque podemos ver que se aproximan
los relámpagos y los truenos. Mientras leemos la lista
de los pecados y de las maldades que llevan inevitablemente a la ira de Dios, y los comparamos con lo que
está pasando hoy en el mundo, no podemos equivocarnos al saber que los rectos juicios de Dios están cerca y
dispuestos. (Ver Romanos 1:17-32). Porque Su benignidad
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Siete lámparas de fuego
y Su paciencia, aunque perduren por los siglos, debe
producir eventualmente Sus justos juicios en la Tierra.
Nosotros sólo podemos preguntar cuánto más puede esperar Dios antes de que Su ira se manifieste “del cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que
detienen la verdad con injusticia.” (Romanos 1:18). Apenas hemos alcanzado el límite de la apostasía moral,
donde hay tanta depravación que los hombres y las mujeres tienen lo que el apóstol Pablo llama una mente
reprobada (un perverso entendimiento), una mente que
está tan libre de cualquier sentido de discernimiento
moral que ellos arguyen y van en pos del derecho a vivir el estilo de vida que han elegido, y no conocen la
diferencia entre el bien y el mal. Ni tampoco quieren
tener a Dios en sus pensamientos. Cuando se llega a
este estado de depravación, Dios no tiene otra opción
que derramar Su ira desde el Cielo.
Pero, en ese día habrá un ministerio fiel del Cordero de Dios, por medio de un pueblo que lo sigue a El. Y
éstos serán ferozmente aborrecidos y perseguidos – porque tarde que temprano, descubrirán que es el Cordero
en el trono quien está enviando estos juicios, e identificarán a Sus seguidores. Y al final oiremos también a
los gobernantes de la Tierra gritar a las peñas y a los
montes: “Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara
de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del
Cordero” (Apocalipsis 6:16).
Los Juicios de Dios empiezan por Su Casa
La principal preocupación de Dios es por Su pueblo, porque la Luz que El encendió en la Iglesia cuando
se fue, se ha extinguido casi por completo. ¿Cómo y
por qué? Porque cuando nos negamos a la Luz y renunciamos a ella, Jesús nos ha advertido: “Así que, si la
lumbre que hay en ti son tinieblas, ¡cuántas serán las
mismas tinieblas!” (Mateo 6:23). Sin duda, ya hemos vis-
El juez está en la puerta
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to muchos de los juicios de Dios en la iglesia... pero,
temo que muchas veces ni siquiera los consideramos
como juicios Suyos... porque generalmente la ciencia
puede explicar lo que está sucediendo. El mundo, incluyendo a la iglesia, está lleno de mucha devastación,
de enfermedad, de corazones doloridos, de hogares deshechos; de hombres, mujeres y niños lastimados. Hay
problemas materiales y sicológicos en proporciones
abrumadoras y casi por igual tanto en la iglesia como
en el mundo. Hace mucho que hemos perdido nuestra
condición de ser radicalmente diferentes del mundo, porque la Luz que Dios dispuso que fuéramos, casi se ha
extinguido. Sin embargo, a pesar de todo, la idea que
existe generalmente entre los evangélicos es la de que
el Señor vendrá y nos sacará de aquí uno de estos días...
y luego, El nos regresará después de la cena de las bodas del Cordero y ¡arreglará las cosas en la Tierra!
Pero, ha sucedido, según la lamentación de Jeremías: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen agua.” (Jeremías 2:13).
Hemos contaminado la herencia de Dios en la Tierra.
Hemos permitido que entren en la Iglesia tantas cosas
carnales y mundanas, en la insensata suposición de que
si nos identificamos más con el mundo, no seremos considerados radicales después de todo, y nos será posible
ganarnos algunos de ellos para el Señor. En el día de
hoy, especialmente en nuestra Tierra de la libertad, podemos relacionarnos bastante bien con el mundo. Podemos poner de presente cuán bondadoso y cuán amoroso es Dios, con el fin de que ellos no sientan temor de
entrar en nuestra Iglesia. Que vengan y disfruten oyendo
nuestra orquesta y nuestro coro, ¡y hagan que Dios sea
su amante papito! Usted puede venir a nuestra iglesia
y divertirse mucho. Estoy acordándome de lo que dijo
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Siete lámparas de fuego
A.W.Tozer, y me gustaría citar un párrafo o dos de un
folleto que leí, titulado:
“La Cruz antigua y la nueva”
“La cruz antigua no tendría nada que ver con
el mundo, pues eso significaría el final de la jornada para la soberbia carne de Adán. Eso tendría
el efecto de la sentencia impuesta por la ley del
Sinaí. La cruz nueva no se opone a la raza humana; antes bien, es una amigable compañera y, si
se entiende bien, es fuente de océanos de sana
diversión y de inocente esparcimiento. Ella permite que Adán viva sin obstáculos. La motivación de su vida permanece inalterable; él sigue
viviendo para su propio placer, sólo que ahora se
deleita cantando en los coros, y viendo películas
religiosas, en lugar de cantar canciones obscenas
y de beber licores fuertes. Persiste el énfasis en
el placer, aunque la diversión esté ahora en un
plano de moralidad más alto, si es que no está en
un plano intelectual más alto.
“La cruz nueva estimula una aproximación
completamente diferente a lo evangelístico. Lo
evangelístico no exige la abnegación de la vida
antigua, antes de que se pueda recibir una vida
nueva. No predica contrastes, sino similitudes.
Busca ponerse a tono con el interés público, señalando que el cristianismo no hace exigencias
desagradables, sino que, antes bien, ofrece lo mismo que ofrece el mundo, sólo que en grado más
elevado. Cualquier clamor que se le ocurra en el
momento al mundo loco y pecador, resulta ser la
misma cosa que ofrece el Evangelio, sólo que el
producto religioso es mejor.
“La cruz nueva no mata al pecador, lo vuele a
orientar. Lo encaja en un modo de vida más lim-
El juez está en la puerta
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pio y más alegre, y respeta su propia dignidad,
Al presumido le dice: venga y afiáncese en Cristo. Al egoísta le dice: venga y ufanese en el Señor; al buscador de emociones, le dice: venga y
disfrute de la emoción de la confraternidad cristiana. El mensaje cristiano se inclina en la dirección de la moda del día, con el fin de hacerlo aceptable para el público. La filosofía detrás de todo
esto puede ser sincero pero, la sinceridad no lo
salva de ser falso. Es falso por ser ciego. Es una
equivocación total en cuanto al significado de la
cruz.
“La cruz antigua es un símbolo de la muerte.
Representa la muerte abrupta y violenta de un ser
humano. El hombre que en tiempos de Roma
tomaba su cruz y emprendía la vía dolorosa, ya
le había dicho adiós a sus amigos. El no regresaría. No saldría afuera para reorientar su vida. Saldría para ponerle fin. La cruz no hacía compromisos, no modificaba nada, no perdonaba nada,
mataba todo lo del hombre, completamente y para
bien. No trababa de estar en buenos términos
con su víctima. Golpeaba cruel y duramente y
cuando había terminado su obra, el hombre ya no
existía más.”
A.W. Tozer
La cruz de Jesús significa perdón y olvido, y purificación de todo pecado, y ciertamente, jamás debemos
perder esto de vista. Pero, para el apóstol Pablo la cruz
significó mucho más que eso. Significó que el hombre
viejo, que la vida vieja... ya no era más. Esta es una
revelación de Cristo que debemos tener presente si vamos a andar por el camino del verdadero discipulado.
Debemos saber que fuimos crucificados con El, cuando
El colgaba de la cruz.
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Siete lámparas de fuego
“Con Cristo estoy juntamente colgado en el madero, y vivo, no ya yo, sino vive Cristo en mí; y lo que
ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí”
(Gálatas 2:20). El murió por nosotros en la Cruz (el Madero). Y nosotros fuimos colgados en el madero con
El.
Sólo que es demasiado evidente que, aunque se trate de cristianos consagrados, es muy bien sabido que
nosotros carecemos bastante de identificación vital con
Cristo y con Su cruz. Y es cierto que no podemos hacer
que ocurra esto. Ningún esfuerzo nuestro o auto castigo lo puede lograr. Pero, estoy seguro de que el Señor
que anda en medio de los candeleros, va a restaurar ese
verdadero testimonio de Jesús en la Tierra – y el mundo
se levantará contra ese Testimonio, y buscará destruirlo
de la faz de la Tierra. Y es allí donde se revela la verdadera cruz... Cuando Su pueblo empieza a resplandecer
con el Testimonio de Jesús. Sé que esto está sucediendo en cualquier parte del mundo, pero, aquí en lo que
llamamos el mundo libre, estamos lejos de ella. Nuestra libertad no es porque defendamos los principios democráticos de la libre expresión. Es, antes bien porque
andamos mano a mano con un mundo que aborrece a
Dios y a Su Cristo. Cuando Dios se levante en medio
de nosotros y produzca un verdadero Testimonio de Jesús en la Tierra – podremos enfrentarnos muy bien a la
misma clase de persecución que otras naciones están
padeciendo hoy. Pero, mientras que nuestra Luz siga
degradándose en un estado de tinieblas – hay poca razón para que el pueblo que vive en tinieblas se queje
demasiado acerca de nosotros.
Dios es celoso de Su propio Nombre
Dios siempre está celoso de Su pueblo, a causa de
Su Nombre. Y así fue que el salmista exclamó: “Tiem-
El juez está en la puerta
17
po es de actuar, oh SEÑOR; han disipado Tu ley” (Salmo
119:126). Cuando el pueblo de Dios ha invalidado los
santos y justos preceptos de Dios, y sigue su propio camino, sólo Dios puede resolver el problema. Sólo mediante la intervención divina vamos a ver el cambio de
Su pueblo de la tolerante aceptación del statu quo a una
posición de cambio radical, y se producirá Su intervención porque es Su Nombre el que está en juego. El ha
declarado Su intención y no se volverá atrás. El debe
tener un pueblo justo y santo en la Tierra, porque El
está tan preocupado ahora por la integridad de Su Nombre, como lo estuvo en la antigüedad. Dios le recordó a
un Israel apóstata cómo lo abandonaron aun en los días
de su esclavitud en Egipto y sirvieron a otros dioses.
Después, cuando El los sacó mediante una poderosa y
soberana liberación y los llevó al desierto – ellos se revelaron contra El en el desierto. Más adelante, El los
plantó en el monte de Su heredad, en Canaán... y no
pasó mucho tiempo antes de que ellos cambiaran a su
Dios por los dioses de los paganos que estaban en medio de ellos, a quienes supusieron que debían someterse. (Ver Ezequiel 20:1-31). Y así El manifestó Su propósito:
“Así dijo el Señor DIOS: No lo hago por vosotros,
oh Casa de Israel, sino por causa de mi santo Nombre, el cual profanasteis vosotros entre los gentiles
adonde habéis llegado. Y santificaré mi grande
Nombre, profanado entre los gentiles, el cual profanasteis vosotros en medio de ellos; y sabrán los gentiles que yo soy el SEÑOR, dijo el Señor DIOS,
cuando fuere santificado en vosotros delante de sus
ojos.” Y luego, habla del Nuevo Pacto... que más
adelante iba a incluir personas de toda lengua y de
toda nación. “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Y os
18
Siete lámparas de fuego
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón
de piedra, y os daré corazón de carne. Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en
mis mandamientos, y guardéis mis derechos, y los
pongáis por obra” (Ezequiel 36:22-27).
Dios se estaba refiriendo a la nación de Israel, porque ellos eran los primeros en la línea. Ellos eran ese
“buen olivo.” Pero, cuando vino su Mesías, sus corazones se endurecieron más todavía, y no acertaron a verlo.
La sabiduría de Dios se manifestó
en la Caída de Israel
La nación de Israel no recibió a su Mesías a causa
de la dureza de sus corazones. Pero, ningún hombre ni
ninguna nación es tan importante para Dios para que El
deba cancelar Sus planes, y esperar a que ese hombre o
esa nación se arrepientan. Lo que es importante para
Dios es la integridad de Su propio Nombre, y así, Dios
no detuvo el reloj de Sus propósitos referentes a Israel.
Por el contrario, para congoja y confusión de ellos y a
causa de su incredulidad – ellos se eliminaron del Arbol del Pacto de Israel. No fue eliminado “todo Israel,” pues solamente lo fueron las ramas incrédulas.
La mayor parte de los primeros creyentes en Cristo fueron judíos. (Sé que surgió división grave entre la línea
convencional de Israel y los judíos de Judá, especialmente en los días que siguieron al reinado de Salomón.
Pero, empleo los términos Israel y judíos como sinónimos, como lo hace Pablo a menudo en sus epístolas).
Con el paso del tiempo, mientras el Evangelio se propagaba y se esparcía entre los gentiles... se producía una
gradual desviación desde una presencia judía hasta una
presencia gentil en la iglesia, especialmente por el ministerio del apóstol Pablo. Pero, Dios no aplazó Sus
propósitos con respecto a Israel. Por el contrario, fue la
El juez está en la puerta
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ocasión del rechazo de Israel lo que impulsó a Dios a
abrir la puerta a los gentiles, y a hacer que ellos fueran
parte de la nación de Israel (Efesios 2:12,13). Había alguna dificultad en todo esto, mientras los gentiles conversos se multiplicaban y muchos de los líderes judíos difícilmente sabían cómo enfrentar el asunto. Pero, Pablo
lo aclaró muy bien en muchos de sus escritos en el sentido de que no habría aplazamiento del plan de Dios
para Israel, a causa de su fracaso. Más bien prefirió
hacer entrar a los gentiles en el Pacto injertando estas
ramas de olivo silvestre en el árbol de Israel, como lo
profetizó Jeremías, la oliva verde de Israel tenía muchas ramas muertas, y Dios le prendió fuego (Jeremías
11:16). Dios se valió de la ocasión del fracaso de Israel
para entrelazar Sus propósitos redentores para Israel con
el resto de la humanidad – y por medio de Su cruz destruyó la enemistad entre los judíos y los gentiles, a fin
de crear en Sí Mismo por medio de estos dos segmentos
antagónicos de la humanidad, un nuevo hombre, haciendo la paz (Efesios 2:15). Así, mientras los celosos y
religiosos escribas y fariseos estaban preparando la Pascua, a modo de conmemoración de la redención de su
pueblo de Egipto, ¡estaban también fraguando la crucifixión de su Mesías! Y el Mesías Mismo se convertiría
por la sabiduría de Dios en la Víctima Pascual que pondría fin para siempre a los sacrificios y a las ofrendas
judías y produciría redención perfecta para los hombres
caídos de toda tribu, y raza, y lengua, y nación. Por
consiguiente, la sangre que El derramó en la cruz llegó
a ser la sangre del Nuevo Pacto que Dios había concebido para Israel. Pero, el Nuevo Pacto estaba destinado
para todas las naciones – así que el Evangelio de Cristo
se envió “primero a los judíos y también a los gentiles”.
“Pero, por la desobediencia Dios los puso al final de la
lista, y llegaron a ser los últimos. Dios no aplazó nada
hasta cuando Israel como nación se separó a sí misma
20
Siete lámparas de fuego
del Pacto; ni todo Israel fue cortado, pues lo fueron solamente las ramas incrédulas. (Ver Romanos 9:6,7; 11:17).
Ahora, si no estamos preparados para recibir las
Escrituras del Nuevo Testamento como inspiradas lo
mismo que las Escrituras del Antiguo Testamento, estamos deshonrando al Autor de ambos Pactos. Y si esto
es así debemos aceptar la interpretación apostólica del
Antiguo Testamento. Porque fue el mismo Espíritu el
que inspiró las Escrituras de ambos Testamentos. Si
creemos esto, entonces, debemos aceptar lo que el apóstol Pablo dijo sobre “la simiente de Abraham.” Dios no
estaba hablando de “las simientes, como de muchos;
sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”
(Gálatas 3:16). “Así, ¿qué hay con que todo Israel sea
salvado? El nos lo dice claramente: “No todos los que
descienden de Israel son israelitas, ... sino: En Isaac te
será llamada simiente (Romanos 9:6-7). Y, ¿qué significa
esto? Pablo lo explica muy claramente también: “Quiere
decir: No los que son hijos de la carne, son los hijos de
Dios; sino los que son hijos de la promesa, éstos son
contados en la generación” (Romanos 9:8). Así, si aceptamos el Nuevo Pacto como la Palabra de Dios, resulta
evidente lo que Pablo quiere decir cuando se refiere a
todo Israel: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente
la Simiente de Abraham sois, y conforme a la promesa, los herederos” (Gálatas 3:29).
Dios no pospuso el Nuevo Pacto que prometió a
Israel. Antes, por el contrario, extendió mayor gracia a
las naciones que no lo merecían, capacitándolas para
responder a Dios y llegar a ser Su pueblo escogido también. El se apresura a hacer esto cuando Su pueblo fracasa al andar ante El en obediencia y temor de Dios. No
retrasa la cena de las bodas del Cordero cuando llega
el día, y los huéspedes invitados no aparecen. El envía
a Sus siervos para que traigan otros... cualesquiera que
El juez está en la puerta
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sean... y de dondequiera que sean... de las calles y de
las veredas... hombres y mujeres honorables, o no...
buenos o malos. Esto fue lo que El dijo, y esto es lo que
El está haciendo (Mateo 22:8-10). No estoy enseñando
que Dios reemplazó a Israel con la iglesia gentil. El
solamente reemplazó las ramas secas de Israel, injertando ramas silvestres de los gentiles – y el árbol de
Israel siguió prosperando. Se nos ha dicho que mediante
la cruz hizo en Sí Mismo de los dos (de estos dos segmentos de la humanidad) “un nuevo hombre, haciendo la paz” (Ver 2 Corintios 3:1-11; Romanos 11:13-28; Efesios
2:11-20). El hizo esto no para condenar a la extinción a
Israel, sino para destruir la enemistad, derribando la pared intermedia de separación y congregándolos como
un “nuevo hombre” en Cristo. Este es el nuevo Israel,
el remanente del viejo Israel que quedó en el Arbol,
combinado con las ramas de la oliva silvestre gentil que
fueron injertadas al mismo Arbol.
Que Israel sea injertado de nuevo
“Mas muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros” (Mateo 19:30). Así es como sucedió cuando Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los
padres. Pero, la próxima vez serán las ramas arrogantes
de la iglesia las que serán cortadas, las que han desdeñado (y algunas con mucho odio) al pueblo judío.
(Cuando hablo de la iglesia, generalmente me refiero a
ella como el pueblo colectivo de Dios que a sí mismos
se llaman cristianos – pero, reconociendo que el Señor
sólo conoce a aquellos que son verdaderos cristianos, y
tienen el Espíritu de Cristo). El nombre de Jesús ha
sido tan blasfemado entre los judíos, como lo fue el
nombre del Yahvé de Israel entre los gentiles en tiempos del Antiguo Testamento. Pero, a pesar de la persecución que ha padecido el pueblo de Israel a manos de
las así llamadas naciones cristianas... Dios abrirá los
22
Siete lámparas de fuego
ojos de ellos cuando sea revelado el Cordero de Dios en
el tiempo señalado como su Mesías. ¡Qué día tan glorioso le espera a este Israel arrepentido cuando ellos
dirán del testigo ungido que viene a ellos con el poder,
la naturaleza, y el carácter de nuestro Señor Jesús: “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 23:39).
Este “él” puede ser un árabe, o un palestino, o alguien
de Alemania, o del Japón, o de la China, o de Inglaterra.
Porque este ungido viene a ellos en nombre del Señor
Jesús, teniendo Su imagen y semejanza, y resplandeciendo con la Luz del Cordero de Dios. Entonces, los
ojos de ellos se abrirán, y verán a su Mesías vivo, llevando todavía las cicatrices de las heridas que El recibió de sus antepasados. Pero, a causa del Espíritu de
gracia y de oración que Dios derramará sobre la casa
de David, habrá un profundo arrepentimiento “y mirarán a Mí, a quien traspasaron, y harán llanto sobre él,
como llanto sobre unigénito, afligiéndose sobre él como
quien se aflige sobre primogénito” (Zacarías 12:10). Qué
día en el que un pueblo abandonado y desolado sea injertado de nuevo en la Oliva de Israel. Pero, recordemos esto: Cuando Dios injertó a los gentiles en la Oliva
había mucha enseñanza procedente de los maestros cristianos judaizantes en el sentido de que los gentiles creyentes debían hacerse judíos, observando la circuncisión y la ley. Esto fue firmemente resistido por el apóstol Pablo, y el resultado del concilio de Jerusalén fue
claro: Vamos a recibir a los gentiles sin tratar de hacer
de ellos judíos por la circuncisión y otros rituales judíos (ver Hechos 15:1-21). Pero, esta enseñanza judaizante continuó en muchas de las iglesias – y quizá, fue por
esta razón por la cual Dios promovió una iglesia poderosa en Antioquía, donde el pueblo de Dios era libre
para moverse en el Espíritu sin el estorbo de la presión
de este elemento judaizante.
El juez está en la puerta
23
Ahora, en el día de hoy, está ocurriendo algo extraño por la forma en que muchos del pueblo de Dios se
están acercando al pueblo judío. Ellos están promoviendo las costumbres judías, y las tradiciones judías y
la guarda de los días de fiesta judíos, y compartiendo su
visión de un restaurado templo de madera y piedra, y
de los sacrificios de animales, y así por el estilo. El
amado Esteban fue apedreado hasta morir por manifestar que Dios no se complacía en el templo de ellos, que
era hecho por el hombre – y ahora muchos cristianos se
entusiasman al oír que algunos judíos ortodoxos tienen
planes firmes para edificar un nuevo templo como aquel.
El profeta Ezequiel dijo que Dios les haría “mas bien
que en vuestros comienzos” (Ezequiel 36:11), y la epístola
a los Hebreos nos muestra claramente que esas cosas
mejores son: un Pacto mejor, un Sacerdocio mejor, un
Sacrificio mejor, un Santuario mejor, un País mejor, un
Propiciatorio mejor, un Altar mejor. Porque en la
Restauración Dios no solamente restaura un pueblo a
Su complacencia – El los levantará mucho más alto que
en sus principios. (Esto es lo que se enfatiza en nuestro
libro: Tarde y Mañana).
Justo en ese punto donde su largamente esperado
sueño del Mesías se había cumplido – los gentiles eran
injertados en el Arbol de Israel, y llegado a ser “con
ellos participantes de la raíz y de la grosura de la savia
de la Oliva – y del Nuevo Pacto con todas estas cosas
mejores” (Romanos 11:17). Dios no los lleva de nuevo a
los templos, ni a los sacrificios, ni a los rituales que El
había ordenado para Israel en sus principios.
Ahora, El no llevará al nuevo Israel a las instituciones que ellos tenían en tiempos del Antiguo Testamento, ni a las instituciones antiguas o actuales que nosotros hemos tenido en la iglesia. Pablo describe esta restauración como:
24
Siete lámparas de fuego
La Vida de lo Muerto
En el tiempo señalado, Dios removerá el velo de los
ojos de ellos, y los injertará de nuevo en el Arbol en que
nosotros fuimos injertados – y más allá de donde estamos ahora. Participaremos conjuntamente del poder
de Su resurrección – en una plenitud más grande que
jamás hayan conocido tanto el Israel antiguo, como la
iglesia de hoy, porque este nuevo Israel – se conocerá
como la Nueva Jerusalén, la única Jerusalén que se menciona en la Epístola a los Hebreos, o en el libro del
Apocalipsis. Es la Ciudad Santa, la Esposa del Cordero
– en cuyas puertas están escritos los nombres de las
doce tribus de los hijos de Israel, y en cuyos cimientos
están escritos los nombres de los doce apóstoles del
Cordero (Apocalipsis 21:12-14). ¿No nos demuestra esto
que el verdadero Israel y la verdadera Iglesia están unidos
conjuntamente en Una Habitación del Dios viviente?
El apóstol Pablo le recuerda a los efesios cómo hubo
un tiempo en que ellas no hacían parte de la nación de
Israel – pero, que ahora, por la gracia, “ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, sobreedificados
sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas,
siendo la principal piedra del ángulo, Jesús, el Cristo”
(ver Efesios 2:14,20). Estos son los cimientos de la Nueva
Jerusalén, conformados tanto por los judíos como por
los gentiles, que han sido creados de nuevo para que se
conviertan en un nuevo hombre en Cristo. Este es nuestro derecho de herencia ahora, como el apóstol nos lo
ha recordado: “Mas os habéis llegado al monte de Sión,
y a la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial....”
(Hebreos 12:22; también Gálatas 4:26), aunque consideramos que esta Ciudad Santa todavía no ha sido revelada
en la Tierra, en toda su gloria.
El juez está en la puerta
25
Una Lección Objetiva en la Casa
del Alfarero
Es práctica común en la iglesia cantar acerca del
propósito de Dios, y sobre Sus soberanos modos de
obrar, sin creer realmente lo que se está cantando. Pienso
que el Señor proyectará Su verdad en muchos de nuestros cánticos, los cuales disfrutamos por su lirismo y su
ritmo sin que realmente los tomemos a pecho. Tenemos bellos cánticos sobre el alfarero y la arcilla – y reconocemos humildemente que nosotros somos la arcilla. Y si nuestros corazones son sinceros – Dios puede
hacernos precisamente según nuestras palabras. El puede responder a esa oración – y cambiar muy drásticamente la vasija que está en Sus manos. Pero, bien puede no hacerlo a nuestra manera. Podemos encontrar un
pequeño problema y pedirle a Dios que lo resuelva. Pero,
¿qué pasa si El prefiere descartar todos nuestros planes
y nuestras ideas, y reducirnos a la nada – con el fin de
que El pueda formar ese “vaso de misericordia” que El
quiere”? Porque Dios está buscando vasos de misericordia en este mundo lleno de odio, de crueldad y de
violencia. Durante muchas décadas he visto a muchas
iglesias celosas enviar a nuestros jóvenes para que evangelicen a las naciones – y ahora hay dos o tres veces
tantos pecadores en el globo como los había entonces.
Yo era tan celoso como cualesquiera de ellos para trabajar por Dios y por este mundo doliente, y por llevar la
luz del Evangelio a las naciones que no lo conocen a El.
Pero, de algún modo, el vaso que yo esperaba ser – se
echó a perder en Su mano, y durante largo tiempo me
he preguntado por qué.
Dios tuvo una palabra para Jeremías, que resulta a
propósito para el día de hoy cuando a tantos se les ha
enseñado que está en sus manos el cumplir su propio
destino. Dios lo envió a la casa del alfarero para que
26
Siete lámparas de fuego
aprendiera una lección. Jeremías siguió obedientemente su camino y entró en el taller donde estaba un alfarero haciendo una vasija. Mientras giraba y giraba la rueda, el alfarero se valía de sus ágiles dedos sobre la arcilla – para formar una vasija. Pero, de repente, pasó algo.
La vasija se echó a perder en las manos del alfarero.
Me pregunto si Dios hizo que pasara esto para enseñar
a Jeremías la lección que El sabía que necesitaba el profeta. Esta fue una bella lección objetiva, y cuando Jeremías lo miró, vio que el alfarero hacía algo más cruel.
Tomaba el arcilla en sus manos y la convertía en una
masa amorfa – amasándola de nuevo. No trató de arreglar la vasija, ni desecho la arcilla como inservible...
sólo la trabajó de nuevo. La vasija no dijo: “No puedes
hacer esto. ¿Qué estás haciendo conmigo? Creí que
estaba lista para el servicio... y mírame ahora.” Pero, al
congregarse, es fácil unirse al resto del pueblo cuando
ellos canten:
“Hágase a tu modo, Señor,
Hágase a tu modo..
Tú eres el Alfarero... yo soy la arcilla,
Moldéame y hazme según Tu voluntad
Mientras estoy esperando,
sumiso y tranquilo.”
–
–
Y luego, usted se vuelve a casa después de la reunión, y sigue culpando a Dios por hacer de usted
otro vaso como a El le pareció bien hacerlo. Y
quizá, ni siquiera se haya dado cuenta de que usted
le pidió que hiciera eso, cuando cantó ese cántico
en la reunión.
Pero, mientras usted tenga el corazón puesto en El,
y siga amándole a pesar de la forma en que El sigue
desbaratando sus planes – más tarde o más temprano, usted se inclinará a creer que Dios hizo que la
El juez está en la puerta
–
–
–
–
27
vasija se echara a perder porque El sabía que se valdría de eso para quebrantar su voluntad, pues el Alfarero podría tener su propia forma en la vida de
usted. Quizá, lo oigamos alguna vez diciendo, no
en forma audible, sino de esa manera tranquila en
que El puede hablar sin decir palabra alguna:
Antes de que yo desmenuzara tu arcilla, tú eras sordo y lento para comprender mis caminos... pero, ahora eres sensible a esa voz interior de Mi Espíritu.
Ya no necesitas el freno y la rienda que los hombres
usan en los caballos y en las mulas para ponerlos a
tono con Mi plan.
En otro tiempo, tú confiabas en tu fortaleza, y te
sentías un poco superior a los que eran débiles, pero,
ahora tú confiesas libremente con Mi siervo David:
“Antes que fuera humillado, yo erraba; mas ahora
tu dicho guardo” (Salmo 119: 67).
O con Mi siervo Job, que me amaba y tuvo confianza en el entendimiento que él tenía de su Dios. Pero,
después de su gran prueba hizo esta confesión: “De
oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por
tanto me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y
en la ceniza” (Job 42:5,6). Y usted oye la respuesta
del Señor: Ahora que comprendes por qué yo te llevé al polvo y a las cenizas... porque eso es realmente lo que tú eres por naturaleza. Prefiero usar vasijas de barro, pero, estas vasijas deben ser moldeables en mis manos para que yo pueda hacerlas y
rehacerlas, como le parezca bien al Alfarero.
Quizá, no te habías dado cuenta de cuán imperfecto
había sido tu andar con Dios, y tú le oyes decir:
Antes tú eras cojo, pero, no te dabas cuenta de ello.
Pero, después de que yo te humillé en la contienda
en Jaboc... cojeas cuando caminas, y el pueblo se
28
Siete lámparas de fuego
pregunta por qué. Pero, yo veo a alguien baldado
por Mi mano para que tú pudieras andar conmigo
como príncipe de Dios. Ahora, tú eres verdaderamente un vencedor, porque has sido vencido por el
golpe de la mano del poder del Dios de Jacob.
– O puede oír algo como esto: “Tú querías desesperadamente los dones del Espíritu, siendo yo quien
puso este deseo en tu corazón, porque tú necesitabas Mis dones con el fin de funcionar efectivamente en el cuerpo de Cristo. Pero, ahora, al ser formado de nuevo, como le pareció bien al Alfarero, tú
deseas y ansías solamente una cosa: ya no deseas el
don, sino al Dador. No es la recompensa de un ministerio fructífero lo que tú buscas, sino que te regocijas en que YO SOY la Recompensa. Porque para
ti Yo te di la promesa que le di a mi amigo Abraham: “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande” (Génesis 15:1).
Luego, tenemos la historia de Noemí y de Rut. Usted puede haber sentido en la forma en que ellas lo hicieron. Ambas habían perdido a sus esposos, y Noemí
decidió que regresaría a su casa en Israel. Rut insistió
en irse con Noemí – y juntas emprendieron el camino
de Israel – desvalidas y abandonadas, y preguntándose
por qué Dios las había tratado tan duramente. Noemí
conoció mejores tiempos, porque ella se había levantado en Israel y amaba al Dios de Israel aun en este tiempo de su dilema. Pero, Rut era del país de Moab, donde
adoraban sus propios dioses y hacían lo suyo – sin que
supieran nada sobre el Dios de Israel. Sin embargo, a
pesar de la amargura del alma de Noemí, todavía amaba a su Dios y Rut era atraída a ella y quiso que el Dios
de Noemí fuera su Dios. Y así ella siguió con Noemí a
esa tierra extranjera y desconocida. Y cuando llegaron
El juez está en la puerta
29
a Belén, Rut se puso a buscar un campo donde pudiera
recoger algo de cebada, y ocurrió justamente que el campo que ella escogió pertenecía a Boaz, un rico patriarca
de Belén. El fue muy generoso con ella y les dijo a los
jóvenes que dejaran regados unos pocos manojos de
grano por acá y por allá, para que ella los recogiera.
¡Cuál no sería la sorpresa para Noemí cuando ella llegó
a la casa con un efa de cebada que había recogido en los
campos de este benévolo extraño!
Esta es la primera parte de la historia, y toda ella es
muy bella. Pero, Dios tenía algo mucho más grande en
mente para Noemí y para Rut, su nuera. Ambas estaban muy agradecidas por el efa de cebada, pero, eso no
era nada comparado con lo que Dios tenía en mente.
Ahora, ocurrió que Boaz era precisamente pariente de
Noemí, y por tanto, de Rut su nuera. Noemí le explicó
que Boaz podría encontrar en su corazón tomarla como
esposa, lo cual esperaba hacer según la ley de Moisés.
Y así Rut con timidez y, sin embargo, con confiada seguridad en lo que Noemí le había dicho – fue realmente
hasta la era donde dormía Boaz, y se acostó junto a este
rico patriarca de Belén. El último esposo de Rut era
israelita, y pariente cercano de Boaz. Pero, Boaz tenía
conocimiento de que había un pariente más cercano todavía que él – pero, este pariente renunció a su derecho
cuando Boaz le mencionó que para redimir la tierra debía casarse con Rut también. Y así, Boaz la tomó bajo
su protección, convirtiéndose en su esposa.
Ahora ella podía decir ciertamente: “Te agradezco
por la cebada que recogí en tus campos cuando llegué
de Moab. Llegué aquí como una viuda pobre y necesitada, y como una proscrita. Tu cebada fue para mí un
don maravilloso en mi tiempo de necesidad, y tú fuiste
muy generoso y amable para conmigo. Pero, ahora tengo tus campos, y todo el grano que cultivas en ellos.
30
Siete lámparas de fuego
Sin embargo, eso es nada realmente, porque ahora yo te
tengo, y tú me tienes a mí.”
Y de esa unión en la plenitud de los tiempos nacería
en Belén de Judea, en el pueblo natural de Noemí y de
Rut, un Salvador, ¡que es Cristo, el Señor!
¿En qué forma tan diferente responderíamos a la
mano del Alfarero, si pudiéramos ver más allá del velo
y entender que mientras mantengamos nuestros corazones rectos y hagamos aquellas cosas sencillas y comunes y corrientes que Dios pone en nuestros corazones para que las hagamos, estamos cumpliendo nuestro verdadero destino en Dios. Y sólo cuando traspasemos el velo de esta vida comprenderemos la razón por
la cual hay tantos porqués en nuestro andar en el Señor.
Y ahora cuando usted canta esos cánticos que reflejan los profundos deseos del alma para con su Dios, no
se preocupe por el golpe del tambor o por el sonar de
los címbalos – porque usted escucha las palabras – palabras que han tomado un nuevo significado:
“Hazlo a Tu manera, Señor
Hazlo a Tu manera;
Tú eres el Alfarero, yo soy la arcilla...”
Ahora, su verdadera alegría y su verdadero deleite
es oír la Palabra de Dios, y cumplirla. Ahora, usted está
aprendiendo a morar en El... y El en usted, porque usted ha descubierto que El es su verdadera y eterna recompensa, su morada está en Dios... y la morada de
Dios está en usted.
El Propósito del Don y del Ministerio
Di este breve resumen del Libro de Rut para dar
una pequeña lección objetiva de la intención de Dios al
darnos Sus dones. Cuán ansiosos hemos estado por tener esos dones que obran, y los ministerios que son efec-
El juez está en la puerta
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tivos y producen buen fruto para el Reino. Y esto está
bien y es bueno. Pero, con mucha frecuencia estamos
perdiendo la intención de Dios al dar estos dones y ministerios de Su gracia. Esto es para alimentarnos en La
Verdad, para que podamos hacer lugar en nuestros corazones para la Presencia de Dios Mismo... con el fin de
que El pueda ocupar completamente este templo que
somos nosotros. Sólo entonces conocerá el mundo donde encontrar al verdadero Dios. Entonces, todo está
resuelto... cuando estamos dispuestos a cambiar:
La parte por el todo...
El don por el Dador...
La cebada por el Propietario de los campos...
Los dones de Abraham por el hijo de Abraham...
Así, cuando Rebeca ve a su Isaac, deja caer sus dones,
desciende ágilmente del camello, y corre a sus brazos.
Después Rut, lejos de despreciar el grano que recoge de Boaz – solamente para buscar más al día siguiente – empieza una nueva vida, viviendo con Boaz en la
casa de él y de ella...
Luego, podemos decir: “Soy de mi Amado, y conmigo tiene su contentamiento...”
Podemos confiar en esto: Nada faltará en el deseo
de Dios para nuestras vidas, cuando tomemos Su yugo
y andemos en perdurable unión con El.
Sé que todo esto puede parecer muy elemental para
algunos. Pero, hasta donde puedo observar, hay muy
poco deseo en medio del pueblo de Dios para hacer esta
transición de los dones del Espíritu... y entrar en el camino más excelente. Sé que no podemos hacer que esto
ocurra. Ni ningún conocimiento por grande que sea
puede llevarnos a ello. Pero, mi esperanza y mi confianza están en que todo lo que estamos hablando, Dios
32
Siete lámparas de fuego
lo usará para producir hambre y sed en Su pueblo, y
gran deseo – por el camino más excelente. Porque El
oye el deseo de los humildes, y dispone sus corazones
(Salmo 10:17).
Dios Debe Tener un Pueblo Preparado
No concebimos la idea de que nuestro Sumo Sacerdote en los Cielos está dejando pasar el tiempo mientras El espera la señal para descender por Su pueblo y
para congregarlo Consigo Mismo. ¿No podemos comprender que El ascendió al Santuario Celestial para realizar un ministerio en los Cielos, así como El había terminado fielmente la obra que el Padre le había encomendado hacer en la Tierra? Con esto quiero decir que
El está allí como nuestro Mediador del Nuevo Pacto
para cumplir en Su pueblo todo lo que él logró en Su
cruz cuando vino a la Tierra... como Mediador del Nuevo Pacto; y que El será fiel para ministrar las virtudes
del Nuevo Pacto para Su pueblo, tan ciertamente como
Moisés fue fiel para ministrar el Pacto Antiguo a la casa
de Israel. El apóstol nos recuerda que Moisés fue fiel
sobre toda su casa (Hebreos 3:5). ¿No podemos creer de
ningún modo que el Nuevo Pacto sea mejor que el Antiguo, y que nuestro Mediador tiene más poder y más
virtud investidas en El para terminar la obra en los Cielos de los que tuvo Moisés para ministrar un ley de
muerte y condenación a un pueblo descarriando en el
desierto? Que Dios nos libre de calcular horarios que
se sigan para indicar el tiempo de la aparición del Señor. Pero, busquemos a Dios más para la obra exterior
del Nuevo Pacto en nuestras vidas, para que podamos
estar listos para verlo, y para oír las palabras: “Bien
hecho, siervo bueno y fiel.” Porque el Padre no se preocupa en lo más mínimo por la forma en que calculamos los horarios del fin de los tiempos. Más bien se
motiva por ese deseo inherente que El tiene en Su cora-
El juez está en la puerta
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zón por una Iglesia Santa, por una Esposa Santa... que
sea compatible con Su Hijo. Todo el Cielo está alerta y
es sensible al ministerio del Espíritu en Su Iglesia, porque todo el Cielo sabe que el Cordero que está en el
trono es digno de lo más excelente que el Padre pueda
procurar para Su Hijo. Y El seguirá ministrando a esta
santa Iglesia, a esta bella esposa, hasta cuando ella entre en la estatura de la gracia y de la virtud que Dios ha
dispuesto.
Dios quiere una morada para Sí Mismo, no de madera ni de piedra. El tuvo todo eso hace siglos y no
encontró deleite en ello. Así que, ¿Cuándo regresará
Cristo? Más bien cambiemos la pregunta: ¿Cómo preparamos nuestros corazones para Su aparición? ¿Cristo
va a venir por una Iglesia gloriosa, por una Esposa sin
mancha? ¿La Esposa se ha preparado? ¿Nuestro Sumo
Sacerdote seguirá intercediendo por los Suyos hasta
cuando El haya preparado un pueblo que sea: “llamado,
escogido y fiel... .” Y los ministerios que El ha establecido en el cuerpo son válidos solamente si ellos están
escuchando y hablando desde el corazón de Sumo Sacerdote en los Cielos. Sus verdaderos profetas siempre
buscarán hacer volver los corazones del pueblo desde
sus malos caminos (Jeremías 23:22). Esta es la preparación que necesita el pueblo de Dios en esta hora, un
“lavamiento de agua por la Palabra,” no cálculos para
cuando El aparezca.
El Pueblo estaba a la Expectativa
Había excitación entre el pueblo cuando circuló la
historia sobre Zacarías y Elisabet, y el hijo que se les
había dado en su vejez. Entonces, había una pareja que
vivía en Nazaret, a muchas millas de allí, llamados José
y María. Pero, antes de que ellos se hubieran casado, el
ángel Gabriel vino a María y le anunció que ella iba a
34
Siete lámparas de fuego
ser la madre del Hijo de Dios. Ella no dudó en lo que él
dijo, pero, se preguntaba cómo podría ser eso, porque
ella era virgen. Gabriel le explicó: “El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por
lo cual también lo Santo que nacerá de ti, será llamado
Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Después, Lucas nos narra la
historia sobre la manera como Dios se valió del censo
ordenado por el Emperador. María y José servían a Dios
en la pequeña aldea de Nazaret, donde llevaban la vida
de los campesinos comunes y corrientes. Pero, su hijo
tenía que nacer en Belén, según el profeta Miqueas (véase Miqueas 5:2). Ahora, el Emperador de Roma hizo parte
del plan – porque él fue el que promulgó el decreto de
que todo el pueblo fuera a registrarse en la ciudad de
sus antepasados, Y así José y María dispusieron lo necesario para el arduo viaje desde Nazaret hasta Belén.
Y mientras estaban allí, ella dio a luz al Mesías, como
había dicho el profeta que ocurriría.
Luego, apareció en escena Juan para preparar los
corazones del pueblo para su Mesías. El fue una Voz en
el desierto, y su mensaje era un mensaje de arrepentimiento. ¡El Mesías va a aparecer en escena, arrepentíos, cambiad vuestros ambiciosos caminos! ¡Dé a los
que tienen necesidad! ¡Esté satisfecho con vuestro salario! ¡El Rey llega! Muchos de ellos, cuyos corazones
estaban abiertos, se arrepintieron. Pero, como hoy, a
muchos de ellos los consumía la curiosidad, y preguntaban: ¿“Tú eres Elías? ¿Eres tú ese profeta? ¿Quién
eres tú, de todos modos? Los fariseos querían saber.
Pero, su respuesta fue clara y concisa: “Voz que clama
en el desierto; aparejad el camino del Señor.” El era
sólo una Voz, pero, en tal acuerdo con Dios – que era un
claro sonido del Cielo. Los profetas de Dios no pierden
su tiempo respondiendo preguntas sobre cómo y cuándo y de qué manera aparecerá El. El mensaje de Dios
El juez está en la puerta
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es: “¡El Señor de la Gloria llega... preparad vuestros
corazones para recibirle!”
El Dios Altísimo cubrió todo el proceso relacionado con Su venida con un conocimiento previo muy acucioso y lo coordinó con sabiduría. Todo estaba de acuerdo con las Escrituras, y cada detalle de Su Aparición
fue previamente dispuesto y conocido de Dios – pero,
ningún hombre pudo haber sabido los detalles antes de
que sucediera. Y, sin embargo, desde los más altos reinos de lo político y de lo eclesiástico hasta el más humilde de Sus siervos, todo el escenario fue cuidadosamente cubierto y manifestado en la Tierra el día de Su
Aparición.
La Preparación de Su Segunda Venida
Acabo de mencionar cómo fue que Jesús vino la
primera vez, para que podamos comprender este
importantísimo principio – de que, a pesar del conocimiento que podamos adquirir con respecto al Reino, podemos tener corazones que sean muy diferentes al Rey
y, por tanto, no están listos para el Reino. Pienso que
hay muchos que conocen el mensaje del Reino, que están cautivados por la visión del poder y de la autoridad
del Reino... pero, todavía están lejos de la pobreza de
espíritu, de la mansedumbre, de la sencillez, de la humildad, y de la pureza de corazón. Si el Mensaje del
Reino no produce estas virtudes en Su pueblo, hay poco
valor en el mensaje. Dios nos llevará al arrepentimiento para que El pueda santificarnos con las vestiduras de
la salvación, para que podamos estar listos para presentarnos ante el Rey, y ser compatibles con El. Porque El
viene por una Esposa santa y sin mancha que debe ser
limpiada en el lavamiento del agua por la Palabra.
La responsabilidad del Espíritu es guiar a Su pueblo hacía toda la verdad. El quiere guiarnos en Sus ca-
36
Siete lámparas de fuego
minos. A menudo, El nos llevará por caminos desiertos, pues Su último deseo es acercarnos al corazón de
Dios y, por tanto, Sus caminos están diseñados para llevarnos a un corazón humilde y contrito. Algunos tienen la idea de que porque El vaya a venir pronto, nosotros tenemos que arreglárnoslas para alcanzar planes que
nos permitan terminar la obra. Y Aquel que es el Señor de la Iglesia es desplazado fuera de Su templo, y es
reemplazado por la sabiduría del hombre. Hemos buscado hacer uso del Espíritu Santo para cumplir nuestros
mandatos y para bendecir nuestros esfuerzos, antes que
para someternos a Su autoridad y potestad. Hacemos
pública manifestación de que queremos Su presencia
con nosotros; pero, con demasiada frecuencia, El es relegado al último lugar... antes que al timón en pleno
control. Usted puede estar seguro de esto: si El no está
a cargo, si El no está al timón – nosotros como iglesia
no vamos a ninguna parte.
¿Dónde están aquellos Ríos de Agua Viva?
“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y
volvámonos al SEÑOR.” ¿No nos prometió claramente
Jesús que de nuestro ser interior brotarían Ríos de Agua
Viva, si creíamos en El y recibíamos Su Espíritu? (Juan
7:38). Debe haber varios millones de personas aquí en
esta parte del mundo que manifiestan públicamente estar llenas del Espíritu Santo. ¿Pero, dónde están esos
Ríos de Agua Viva que Jesús prometió? E, incluso las
cisternas que hemos hecho, están casi secas. Hay muchos problemas en la iglesia como los hay en el mundo
que nos rodea – enfermedades mentales, espirituales y
síquicas y, con frecuencia, la misma clase de pecados y
la misma clase de devastación en los hogares y en las
familias. ¿Por qué entonces seguimos construyendo
“cisternas, cisternas rotas, que no detienen aguas,” en
lugar de arrepentirnos de nuestros caminos presuntuo-
El juez está en la puerta
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sos, y buscar encarecidamente a Dios para que las Fuentes de Vida fluyan una vez más de la Casa de Dios?
Nuestro gran Sumo Sacerdote en los Cielos tiene
toda provisión en Su propio y glorioso Ministerio en el
santuario celestial... para poner de manifiesto en Su
pueblo el esplendor y la gloria de Cristo. Y el Espíritu
Santo está en la Iglesia para tomar esas gloriosas virtudes y gracias que están en nuestro Señor Jesús y manifestarlas en medio de nosotros. Esta es la razón por la
cual Dios nos dio de Su Espíritu... no para que nosotros
lo usáramos para nuestras agendas, sino para que El pudiera ser el Señor en medio de nosotros, con el fin de
producir las poderosas operaciones de Dios como un
Testimonio del Cristo Vivo. Tan ciertamente como nosotros abandonamos el Camino de Dios, y escogemos
los caminos de los hombres, nos extraviaremos cada
vez más del propósito y del deseo de Dios. Clamamos
al mundo que se arrepienta y que creen en el Evangelio,
pero, Dios le está clamando a Su pueblo para que se
arrepienta: “Pues si no, vendré presto a ti, y quitaré tu
candelero de su lugar...” (Apocalipsis 2:5). Debemos saber sin duda que cuando El remueve el candelero... ya
no hay Luz que brille en las tinieblas que nos rodean.
Me pregunto cuántos candeleros han sido removidos
de nuestras comunidades, y el pueblo ni siquiera se da
cuenta... porque el pueblo todavía se está congregando
semana tras semana. ¿Pero, hay una Luz que brille desde el candelero? Es tiempo para “buscar y probar nuestros caminos, y para volvernos hacia el Señor.”
38
Siete lámparas de fuego
El camina entre los candeleros
CAPITULO DOS
EL CAMINA ENTRE
LOS CANDELEROS
L
a preocupación de Dios siempre ha sido por Su
pueblo. Y la pregunta de usted es: ¿Acaso no se
preocupa igualmente por el mundo? Por supuesto que
sí – y ésta es la razón por la cual dejó Su iglesia en el
mundo, para que ella fuera la Luz del mundo. Y cuando los hombres dicen – “No me molesten con esas cosas tan extremistas” – mi preocupación es la de alcanzar el mundo para Dios – ¿Cuán ignorantes podemos
llegar a ser? El dejó Su Iglesia aquí en la Tierra para
que resplandeciera con Su gloria. Y cuando la luz de
los candeleros vacila y se apaga – nosotros somos apenas una bombilla apagada que tiene apariencia de luz,
pero, no brilla en las tinieblas. Toda la gloria del Dios
del Cielo estuvo aquí cuando Jesús estuvo en la Tierra.
Y cuando El se fue, toda la gloria del Cielo descendió
de nuevo para morar en Su pueblo de la Tierra. De esto
se trata la ministración del Espíritu en medio de nosotros. Creo que la mayor parte del pueblo de Dios reconoce que nosotros no estamos andando en la gloria de
El camina entre los candeleros
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la Luz que vino en Pentecostés. ¿Por qué, entonces,
nos sentimos contentos de morar en el resplandor decreciente de una lámpara que se apaga, antes que volver
a la Luz? El quiere andar en medio de nosotros con
más Luz todavía, no con menos de la que teníamos al
principio. Porque la senda del justo es ese camino –
que brilla cada vez más hasta que el día es perfecto. –
Y el Señor prometió más grandes obras por medio de
Su pueblo, que las que El hizo cuando estuvo aquí, porque El tiene todo poder tanto en el Cielo como en la
Tierra para investir a Su pueblo.
El Tomará de lo Mío y os lo Hará Saber
El pueblo de Dios siempre ha sido propenso a frustrar Su deseo... y es porque carecemos de visión. Nos
acostumbramos a las tinieblas, y creemos que eso es lo
normal. Pero, Dios manifiesta que no puede descansar
hasta que salga como resplandor la justicia de Sion, y
su salud se encienda como un hacha. No pensemos, ni
por un momento, que estamos entrando en un terreno
prohibido si buscamos apropiarnos de la gloria del Cielo aquí y ahora. Jesús nos advirtió que oráramos al Padre: “Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en
el cielo, así también en la tierra... .” ¿Cree usted que
ese Dios se disgusta con nosotros cuando oramos de
ese modo? El apóstol nos recordaría que lo que tenemos ahora en el Espíritu es, realmente, un parte de las
virtudes del siglo venidero (ver Hebreos 6:5). Ciertamente, mucho de lo que estamos diciendo pertenece a la
próxima era... pero, El quiere que participemos de esos
poderes aquí y ahora. ¿Cuán lejos podemos ir en ese
ámbito? Sólo hasta donde el Señor, mediante Su Espíritu y Su Palabra, pueda llevarnos. Suyo es todo poder
en el Cielo y en la Tierra, y el apóstol Pablo oró para
que nosotros pudiéramos conocer “cuál [sea] aquella
supereminente grandeza de su potencia en nosotros los
40
Siete lámparas de fuego
que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, la cual obró en el Cristo, resucitándole de los
muertos, y colocándole a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1:19,20). Esas son las dimensiones del
poder que está disponible en Cristo. Entonces, nuestra
verdadera preocupación no es “cuán lejos puedo llegar,”
porque no podemos subir más alto de lo que el Espíritu
nos lleve. Nuestro verdadero problema es aprender a
morar en Su yugo, y a tener oídos para oír lo que el
Espíritu nos está diciendo. Entonces, no puede haber
presunción en buscar adelantarnos a Dios, e incredulidad que nos cause temer el camino desconocido. El
corazón de Dios sigue clamando porque Su pueblo se
mueva y entre en alturas más grandes y profundas en
Dios. Su preocupación es siempre la de que por defraudar Su deseo, resulte con que no lo alcancemos (Hebreos 4:1).
Pero, debemos guardar nuestras mentes de la presunción en este asunto de saltar o tomar pasos de fe.
No sé de dónde se sacó esto, a menos que se hubiera
pensado en cuando Pedro se salió de la barca para ir al
encuentro de Jesús. Pero Pedro sabía mucho más que
hacer eso. Su petición fue muy clara: “Señor, si me
dices que salga de la barca y ande sobre el agua – lo
haré.” No puede haber fe si nos movemos por iniciativa propia, antes que hacerlo en la voluntad de Dios. Y
sólo cuando nos hayamos presentado a El como un sacrificio vivo, podremos probar lo que es la buena, agradable, y perfecta voluntad de Dios. El mismo poder de
la resurrección que levantó a Jesús de entre los muertos
está disponible para Su iglesia... pero, solamente cuando nos movamos en el Espíritu y moremos en Su Presencia. Somos demasiado miopes como los hijos de
Israel. Ellos creían que era una gran cosa que dos hombres trajeran un gran gajo de uvas al campamento – lle-
El camina entre los candeleros
41
vándolo entre dos en una vara. Pero, cuando Dios dijo:
“Ahora id y tomad toda la tierra” – eso les pareció que
era ir demasiado lejos. Dios les dijo que lo hicieran, y
si ellos sólo hubieran andado en obediencia, había la fe
esencial en esa palabra. Pero, se negaron a obedecer y
se apartaron con temor e incredulidad (ver Hebreos 4:2).
No pensemos que las pocas uvas y granadas que
hemos recibido en dones espirituales es toda la respuesta
de Dios. Eso es sólo un goce anticipado para animarnos a seguir adelante... para que nos movamos en la
plenitud de la herencia de Dios. Temo que no ha quedado mucho del fruto de Canaán en medio de nosotros,
y que aun esas uvas de Escol, y las granadas, y los higos
de anteriores renacimientos – ahora no son más que un
recuerdo fugaz de los buenos días pasados. Muchos
están buscando volver a esos tiempos benditos de un
renacimiento pasado – en lugar de adelantarse a una
gloria todavía más grande que está delante de ellos.
Porque no importa cuán grandes hayan sido esos días
pasados, la plena medida que Dios ha reservado para
Su pueblo no se ha revelado todavía. El Espíritu de
Dios mora aquí en el templo que somos nosotros para
que, en unión con El, podamos recibir la plenitud de
esas virtudes, de esos poderes, de esas gracias y de esas
riquezas que están en Cristo Jesús. No se crea que esto
despojará a Cristo de Su gloria – antes bien traerá más
grande honor y gloria más grande a Su Nombre. Porque Jesús dijo: “El me clarificará; porque tomará de lo
mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre, mío
es; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:14,15).
¿Qué Significa esto: “Os lo Hará Saber”?
Mientras nuestro Señor Jesús sea el Sumo Sacerdote en el trono de la Gloria, intercediendo por nosotros,
los Suyos, el Espíritu Santo estará en Su iglesia para
42
Siete lámparas de fuego
tomar del Cristo glorificado, y para hacerlo saber a Su
pueblo. Recuerdo cómo, al principio, esto me dejó alguna sensación de incertidumbre en cuanto a lo que El
quería decir. ¿Para contemplar solamente las cosas que
El me muestra? No estoy interesado en contemplar solamente más verdad, en comprender más acerca de la
mecánica de la doctrina. No sentía que eso fuera suficiente siquiera para que el Señor me hiciera saber algo
desde el trono. Yo quería participar de eso. Pero, un
día comprendí que todo eso está en Cristo, y que El es
la Luz. Por tanto, cuando El nos hace saber algo, El
está realmente haciéndolo resplandecer en nuestros corazones. El mismo es la Palabra, la Verdad viviente.
No existe ninguna concordancia ni ningún diccionario,
por buenos que sean, que puedan definir la Verdad en
cualquier sentido de plenitud, para darnos el pleno entendimiento de lo que Dios tiene en mente. Apreciamos la erudición que busca explicar claramente lo que
esas palabras de la Biblia quieren decir realmente, y no
querría minimizar eso en modo alguno, pero, debemos
saber que solamente el Espíritu Santo puede hacer que
nosotros veamos la verdad que está en Jesús. “El tomará de lo mío, y os lo hará saber.” Así que yo busqué
la palabra mostrar (saber) en mi diccionario, y dice:
“describir, presentar a la vista, señalar, desplegar, exhibir, descubrir, aparecer, dejarse ver.” Las definiciones son buenas, pero, estoy ciego, o no puedo ver de
lejos. También soy sordo, o duro de oído. Y mi mente
es lenta para comprender como debería. Quiero ver,
quiero oír, quiero comprender. Así que me llego a El en
mi ceguedad, y digo: “SEÑOR, MUÉSTRAME TU GLORIA;”
y, sin embargo, continúo en mi lucha por ver. Luego,
un día, siento Su toque sobre mis ojos, y veo oscuramente, como el hombre al que Jesús sanó... y observo
hombres que caminan como árboles. Pero, El no me
El camina entre los candeleros
43
deja en ese estado, si en verdad yo deseo ardientemente
la verdad y la justicia. El me toca una y otra vez. El
sigue ocupándose de mi una y otra vez. Porque El es la
Luz, y cuando El nos hace saber algo “el acceso a Su
Palabra da Luz.” Debemos entrar en la Luz. Es la Luz
de Su Presencia la que nos hace ver. Es la Luz de Su
Presencia la que nos hace oír y comprender. Mi diccionario no puede hacer eso. Jesús dijo: “La lámpara del
cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu
cuerpo está lleno de luz” (Mateo 6:22). Lleno..., ¿usted
quiere decir completamente lleno; en absoluto, sin sombras de tinieblas? Sí, Jesús hace énfasis en que: “...
siendo todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte de tinieblas” (Lucas 11:36).
Así que ésta es la respuesta del Señor para nosotros
los que nos lamentamos de lo poco que podemos ver y
comprender. Si El nos hace saber algo, nosotros lo vemos, porque El es “la Luz verdadera que alumbra a
todo hombre que viene a este mundo” (Juan 1:9). Y por
tanto, El nos advierte: “Andad entre tanto que tenéis
luz, para que no os tomen las tinieblas... y creed en la
Luz, para que seáis hijos de la Luz” (Juan 12:35,36). ¡Hijos de la Luz! ¡Nacidos en los ámbitos de la Luz pura y
brillante! Todo lo que el Padre tiene ha sido investido
en Cristo. El es Luz pura, y Jesús nos dice que el Espíritu “tomará de lo mío, y os lo hará saber” (Juan 16:15).
Cambiado... por Verle a El
Usted y yo no podemos verle a El y seguir siendo
los mismos. Conocemos nuestras tinieblas, y hay una
tendencia entre las criaturas de las tinieblas, que es la
de buscar lugares aún más tenebrosos, porque sus ojos
no están acondicionados para ver el resplandor de la
luz. Sin embargo, El nos anima para que “entremos en
la Luz...” porque es solamente la Luz la que puede disi-
44
Siete lámparas de fuego
par las tinieblas. Después dice: “Creed en la Luz” hasta
cuando nazcamos de nuevo en los ámbitos de la Luz.
Entonces, cuando Su Espíritu habite en nosotros – El es
fiel para tomar esas virtudes y gracias, y todas las excelencias que están en El, y nos lo hace saber con esa
penetrante y transformadora Luz de los ámbitos de la
Gloria. Luego, Sus iluminados lo hacen saber a los
demás. Y estos otros iluminados todavía lo hacen saber a otros más. Y esto es lo que la ministración del
Espíritu produce absolutamente para que cada miembro del cuerpo participe en la Luz y en la Gloria, y para
que transmita la Luz a los demás, con el fin de que “nosotros todos, puestos los ojos como en un espejo en la
gloria del Señor con cara descubierta, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como
por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
Juan les Escribe a los Hermanos en
Tribulación
Juan está en la Isla de Patmos por causa de su testimonio por Cristo, y el Señor le dio el Libro del Apocalipsis para compartirlo con la Iglesia. Juan vio a Aquel
que era como el Hijo del Hombre que andaba en la Tierra en medio de los siete candeleros. Porque Juan estaba en tribulación, y Dios le escogió para que fuera la
representación de Su pueblo, como hermano de ellos y
su compañero en la tribulación, y en el Reino, y en la
paciencia de Jesucristo. Sabemos que él era el discípulo amado – y que un apóstol es alguien enviado por
Dios para hacer público el mensaje de Dios al pueblo.
Pero, él no pudo hacer eso efectivamente, con excepción de tomar su lugar como el hermano y el compañero de ellos. Todo ministro enviado por Dios tiene autoridad procedente de Cristo... toda la autoridad que necesita la fiel ministración de la Verdad a los corazones
de los demás. Pero, si esta autoridad va a permanecer
El camina entre los candeleros
45
fuerte en el Señor, y fuerte en la iglesia, él debe tomar
su lugar como nuestro hermano, no como nuestro amo
y señor. Juan fue nuestro hermano en la tribulación, y
en el reino, y en la paciencia de Jesucristo. Moisés fue
al desierto con el pueblo, y sufrió con ellos todas las
pruebas que experimentaron en ese agotador y ululante
desierto. Caleb y Josué, que suspiraban por Canaán,
permanecieron con los desobedientes durante 38 años
más, porque ellos necesitaban de estos hombres para
que les animaran a lo largo del camino cuando soportaran sufrimientos, pruebas, y tribulación. Ezequiel se
sentó con los cautivos de Israel, y Daniel fue hecho cautivo con los cautivos de Judá. Dios dijo que El acortaría los días de la tribulación, “por causa de los escogidos.” Así, Sus escogidos estarán en tribulación, y ministrará y dará fortaleza a los demás en la tribulación,
como lo hizo Juan.
¿Pero, qué hay en el Día de la Ira? ¿Dios nos dijo
que no habíamos sido señalados para la ira? Sí, pero,
permítasenos leer Su provisión para eso: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel
día os tome como ladrón; porque todos vosotros sois
hijos de la luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni
de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, antes velemos y seamos sobrios. Porque los que
duermen, de noche duermen; y los que están borrachos,
de noche están borrachos. Mas nosotros, que somos
hijos del día, estemos sobrios, vestidos de cota de fe y
de caridad, y la esperanza de la salud por yelmo. Porque no nos ha ordenado Dios para ira, sino para alcanzar salud por el Señor nuestro, Jesús el Cristo” (1 Tesalonicenses 5:4-9). Esto es tan claro como pueden hacerlo
las palabras: se nos ha librado de la ira, porque estamos
vestidos con las armas de la Luz (Romanos 13:12), porque
somos los hijos de la luz, porque somos sobrios y esta-
46
Siete lámparas de fuego
mos alerta, porque nos ponemos Su armadura, la coraza de la fe y del amor, y el yelmo en nuestra cabeza
como la esperanza de nuestra salvación.
El Señor nos dice claramente que esto será inmediatamente después de la tribulación de aquellos días
cuando los hombres “... verán al Hijo del Hombre que
vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y
gloria.” Y El “juntará Sus escogidos de los cuatro vientos” (ver Mateo 24:29-31). Con la santa armadura de Dios
cubriéndonos, estamos completamente preparados para
cualquier tribulación que pueda sobrevenir, cuando se
manifieste Su ira desde el Cielo contra el mal, que está
en el mundo. No digo estas cosas para confirmar una
posición doctrinal, sino para animar al pueblo de Dios
en esta hora final, con el fin de que se ponga esa armadura y para que la mantenga brillante y limpia, porque
el Día del Señor está cerca. Toda la armadura de Dios
es completamente suficiente no sólo para liberarnos, sino
para hacernos eficaces como soldados de Su ejército,
para “vencer en el día señalado, y habiendo acabado
todo, estar firmes” (ver Efesios 6). O como dice la vieja
traducción Weymouth: “Habiendo luchado hasta el fin,
para quedar victoriosos en el campo.”
Creo que Dios quiere despertar a Su Iglesia para
que sepa que esa gran tribulación está sobre nosotros, y
que no habrá arrebatamiento cuando suene la primera
trompeta, sino más bien “a la final trompeta” (1 Corintios 15:52; 1 Tesalonicenses 4:16) . Algunas naciones han tenido su parte de tribulación y muchos mártires están
descansado bajo el altar, esperando el día de la Venganza de Dios. Pero, el Señor les anima para que aun “reposen todavía un poco de tiempo, hasta que sus compañeros consiervos, sus hermanos, que también habían de
ser muertos como ellos fueran cumplidos” (Apocalipsis
6:11).
El camina entre los candeleros
47
Comprendiendo los Símbolos
Sabemos que el Libro del Apocalipsis está lleno de
símbolos, porque se nos ha dicho en la introducción del
libro lo que el ángel indicó por señales para Juan – o
para hacerlo conocer de él por señales, o símbolos.
Necesitamos la sabiduría del Señor, mientras buscamos
entender lo que Dios nos haría saber. Nuestra búsqueda debe ser siempre para la Palabra Viva... y no sólo
una comprensión de la letra de la Palabra. Y debemos
reconocer que las cosas celestiales no son para ser calculadas mediante mediciones materiales, ni por los horarios terrestres del hombre. No se trata de la
espiritualización de la Palabra, en el sentido de hacerla
menos real y menos significativa, porque el orden de
Dios es que “lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.” Y así, la naturaleza espiritual de las cosas se destaca más que la animal. Sabiendo esto, debemos ser enseñados por el Espíritu, y sólo
cuando El nos dé entendimiento por el Espíritu sabremos lo que El quiere decir mediante números, y dimensiones, y bestias, y dragones, y altares, y piedras preciosas, y tabernáculos, y templos. El Espíritu es más
real que lo material y lo carnal... y Dios quiere que nosotros seamos hombres y mujeres espirituales. Esto no
quiere decir que vamos a convertirnos en seres
intangibles e invisibles. El pan que Dios le dio a Israel
en el desierto era pan espiritual, y el agua que ellos
bebieron de la roca, era agua espiritual – porque su
origen venía del Cielo, y su propósito era hacer que el
pueblo estuviera dispuesto espiritualmente, cuando ellos
comieran el pan y bebieran el agua (ver 1 Corintios 10:24). El Espíritu ha venido a nuestras vidas para darnos el
Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El – y sólo cuando seamos enseñados por el Espíritu comprenderemos lo que Dios nos hará saber.
48
Siete lámparas de fuego
Alguien Semejante al Hijo del Hombre
Juan estaba en el Espíritu, y esto fue lo que él vio:
“Y en medio de los siete candeleros, Uno semejante al Hijo de Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una
cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos
como llama de fuego; y sus pies semejantes al latón
fino, ardientes como en un horno; y su voz como
ruido de muchas aguas. Y tenía en su diestra siete
estrellas; y de su boca salía una espada aguda de
dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza” (Apocalipsis 1:13-16).
Se parecía como Aquel que vio Daniel: “Un varón
vestido de lienzos, y ceñidos sus lomos de oro muy fino;
y su cuerpo era como piedra de Tarsis (turquesa), y su
rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de
bronce resplandeciente, y la voz de sus palabras como
la voz de un ejército” (Daniel 10:5,6; también 7 y 9). Los
hombres que estaban con Daniel en ese momento no
vieron lo que Daniel veía, pero, Su presencia era tan
aterradora, que “cayó sobre ellos gran temor, y huyeron, y se escondieron.” Y aun Daniel, aunque tuvo la
visión, ella le quitó su fuerza y su propia carne parecía
putrefacta y horrible a la vista, y se sintió débil y desvalido. Estamos todavía muy carnales, si podemos calcular y conjeturar CUÁNDO es que el Señor de la Gloria
puede aparecer, ¡y sin ningún pensamiento de CUÁNTO
necesitamos preparar nuestros corazones para esa terrible Aparición! Si pudiéramos ver al Señor de la Gloria
de pie en medio de nosotros, como le vio Juan, y como
Daniel le vio – cuán diferentemente andaríamos y obraríamos, y ministraríamos en la iglesia. ¡Con cuánta ignorancia pensamos en Dios, y hablamos de Dios, como
El camina entre los candeleros
49
de nuestro grande y amado papá! Ciertamente, El es
todo eso para los bebés en Cristo. Pero, cuánto desea
El que lleguemos a la madurez como hijos de Dios...
sin perder ninguna de las cualidades infantiles de la sencillez, de la pureza y de la ternura – pero, temiéndolo
mucho más mientras que maduremos en Cristo – sabiendo que El es “magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas” (Exodo 15:11). “Dios terrible
en la grande congregación de los santos, y formidable
sobre todos sus alrededores” (Salmo 89:7). Estamos hablando de ese santo temor por nuestro Padre, a quien
amamos tanto que tememos y temblamos no sea que de
alguna manera le ofendamos o hagamos cosas que contristen Su corazón.
“Entonces los que temen al SEÑOR hablaron cada
uno a su compañero; y el SEÑOR escuchó y oyó, y
fue escrito libro de memoria delante de él para los
que temen al SEÑOR, y para los que piensan en su
Nombre” (Malaquías 3:16).
Su Sacrificio agradó completamente a Dios
El que anda en medio de los siete candeleros de oro
como nuestro Gran Sumo Sacerdote trae todo lo que
necesitamos para ajustarnos a Su imagen y semejanza,
y para llevarnos a la plena intención de Sus propósitos.
Porque por Su muerte en la cruz, El se las entendió plenamente con el problema del pecado. Fue allí donde
nuestro Señor llegó a ser el verdadero Sacrificio por el
pecado, no sólo para redimirnos hacía Dios, sino para
liberarnos de todo vestigio de pecado y de la maldición
que heredamos de Adán. Ciertamente hemos heredado
pecados y enfermedades de una clase o de otra del padre, de la madre, o de los abuelos. Pero, no perdamos
nuestro tiempo en esto, porque hay una inquebrantable
línea de problemas, de hábitos, de cosas impuras, de
50
Siete lámparas de fuego
enfermedad o debilidad de una clase o de otra, que comenzaron con la transgresión de Adán. Después de que
nació el Ultimo Adán en nuestra familia, y en la cruz,
El cargó con la maldición del pecado y de la muerte, y
con todas las enfermedades y las flaquezas de la raza
humana. Cuando los hombres crueles y violentos le
tomaron y lo clavaron en la cruz, fue a causa de los
pecados de ellos, y de su ignorancia y rebeldía que lo
hicieron. Ellos andaban en tinieblas y no podían tolerar
la Luz que había en Jesús. Pero, fue Dios quien transformó el odio y la maldad de los hombres hacia Cristo
en un Sacrificio que fue santo y muy placentero ante
Sus ojos. Porque el Señor quiso quebrantarle, sujetándole a padecimiento. “Cuando hubiere puesto Su alma
por expiación (por el pecado), verá linaje, vivirá por
largos días; y la voluntad del SEÑOR será en su mano
prosperada” (Isaías 53:10). ¡Oh, misterio de todos los misterios: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo a
sí mismo, no imputándoles sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la Reconciliación! Así que, somos
embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio
nuestro; os rogamos en Nombre de Cristo: Reconciliaos
a Dios” (2 Corintios 5:19,20).
La Intención de Dios en la Redención
Pero, nuestra redención abarca más que la liberación de la cárcel del pecado y la nueva reconciliación
con Dios. El quiere que sepamos que El nos compró
para Sí Mismo para que pudiéramos llegar a ser Su propia herencia... Su Iglesia, Su Cuerpo, Su Templo, Su
Casa, Su Lugar de Habitación. Nuestro Sumo Sacerdote en el trono anda, sin embargo, en medio de los candeleros por medio de Su Espíritu. Su deseo es impartir
todas estas virtudes que están en Sí Mismo a Su pueblo
de la Tierra, para que podamos llegar a ser esa habitación santa y limpia que El desea para Su alabanza y
El camina entre los candeleros
51
gloria. Cuando llegamos a este entendimiento ya no
podemos estar satisfechos de permanecer donde estamos ahora... porque todavía estamos lejos de la imagen
y de la semejanza del Hijo que Dios ha deseado. Y si
Dios no puede descansar hasta cuando esto ocurra –
mientras nosotros nos acercamos más a Su corazón y
sentimos esa misma sensación de desasosiego que El
siente. ¿Estaríamos satisfechos – a llegar así no mas a
las puertas de perla – cuando sabemos que Dios no puede estar satisfecho hasta cuando la justicia de Su pueblo
sea “como resplandor su justicia... y su salud se encienda como un hacha?” (Isaías 62:1).
Boaz no pudo descansar hasta cuando terminó este
asunto como pariente redentor de Rut. El grano que le
dio a ella era bueno. Pero, él debía tomarla como su
esposa, tenerla como suya, y la herencia de él iba a ser
la herencia de ella. Dios descansó el séptimo día cuando terminó la obra de la creación. Pero, no pasó mucho
tiempo antes de que el hombre pecara, y el descanso de
Dios se quebrantó. Después, Dios siguió trabajando...
trabajando en los escogidos en el curso de la historia...
hasta cuando El descubriera ese último descanso en Su
amor: “El SEÑOR está en medio de ti, poderoso, El salvará, se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se
regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17). Fue este
deseo por el DESCANSO en el corazón de Dios el que dio
nacimiento a todo el plan de la redención; ¿y queremos
llegar a las puertas del Cielo así no mas, sin importarnos el deseo de Dios para un pueblo a Su imagen y semejanza? Nuestro Sumo Sacerdote en los Cielos no
puede descansar hasta cuando El haya establecido la
justicia en la Iglesia, limpiándola de toda contaminación, y haciendo que ella sea un vaso santo que sea compatible con el corazón de Dios. Luego, el Hijo dirá de
Sus muchos hermanos... y en el mismo instante: “Mi-
52
Siete lámparas de fuego
radme... y mirad a estos hijos que Dios me ha dado.”
¡Habla de señales y de prodigios! Estos hijos e hijas
Suyos son la última señal y el último prodigio que Dios
está preparando para mostrarles ante los ángeles y ante
los hombres. El Capitán de nuestra salvación “fue perfeccionado por aflicciones” (Hebreos 2:10). Nuestro Capitán vino del Cielo a la Tierra para encontrar esta cualidad de perfección, ¿y creemos ciertamente que nosotros sólo vamos de la Tierra al Cielo para encontrarla?
El viene a nuestra naturaleza para que conjuntamente
con El, El pueda introducirnos como señales y prodigios en Israel: “He aquí, yo y los hijos que me dio el
SEÑOR, somos por señales y prodigios en Israel, de parte del SEÑOR de los ejércitos, que mora en el Monte de
Sion” (Isaías 8:18; ver Hebreos 2:13,14).
Nuestro Gran Sumo Sacerdote
Y así nosotros tenemos un Gran Sumo Sacerdote
celestial que es totalmente suficiente en Sí Mismo para
llevar a cabo la otra mitad de nuestra redención... para
tomar esta compañía de esclavos redimidos y ministrar
para ellos, y cambiarlos, y transformarlos... para que
puedan llegar a ser los hijos y las hijas del Altísimo.
Ellos van a ser plenamente llenos de gracia, y embellecidos con todas las gracias y virtudes y perfecciones del
Hijo. El Sacerdocio es lo esencial de Su actual Reino
en los Cielos, “sacerdote para siempre según el orden
de Melquisedec” (Salmo 110:4). El reina y será “sacerdote en su trono” (Zacarías 6:13). Y su ministerio sacerdotal
es para Su pueblo redimido, por quienes El derramó Su
sangre. El está investido “con toda potestad en el Cielo
y en la Tierra” para cumplir el deseo del corazón de
Dios. Y como Aarón, El lleva en Su corazón y sobre
Sus hombros los nombres de Su pueblo. En la primera
oración de ese gran sacerdocio que El oró mientras estaba todavía en la Tierra, lo hizo intencionadamente en
El camina entre los candeleros
53
voz alta, para que Sus discípulos pudieran tener algún
entendimiento de Su exaltado ministerio sacerdotal
cuando fue resucitado y glorificado.
“Como le has dado la potestad de toda carne, para
que a todos los que le diste, les dé vida eterna. Esta
empero es la vida eterna: que te conozcan el único
Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo”
(Juan 17:2,3).
El oró por Sus escogidos para que pudieran tener
esta calidad de vida, que se llama vida eterna... y que El
define como el conocimiento del Padre y del Hijo.
El ora por aquellos a quienes el Padre le dio al Hijo
para que el Padre los guardara del maligno.
Su pueblo va a tener la misma gloria: “La claridad
que me diste les he dado; para que sean una cosa, como
también nosotros somos una cosa.”
El enfatiza una y otra vez esta cualidad de unión
con Su pueblo, que se efectuará cuando ellos participen
de la misma gloria que estaba en El.
Y luego, a causa de esta gloria que estuvo primero
en el Hijo, y ahora en Sus muchos hermanos, el mundo
conozca que “Tú me enviaste, y que los has amado, como
también a mí me has amado.”
Después, habiendo terminado la obra en la Tierra,
El fue glorificado y entronizado como nuestro Sumo
Sacerdote para que intercediera por nosotros ante el trono. Juan estaba “en el Espíritu” y lo vio a El andando
“en medio de los siete candeleros de oro,” con majestad
y autoridad terrible. El está preparado y calificado para
tratar con Su Iglesia, sin que importe donde estén ellos,
o cuál pueda ser su problema. El les habla a las siete
iglesias y – por medio de estas cartas, a todas las Iglesias hasta el fin de los tiempos. El es totalmente suficiente para cada situación. El le da a Juan un mensaje
54
Siete lámparas de fuego
para cada iglesia. Pues, siempre hay una iglesia dentro
de la Iglesia, tal como era en Israel, “... no todos los que
descienden de Israel son israelitas; ni por ser simiente
de Abraham son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada simiente” (Romanos 9:6,7). El le habla a todos, pero,
Su súplica es siempre para aquellos “que tengan oído
para oír lo que el Espíritu está diciendo.” Así es como
fue en tiempos antiguos: “El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel” (Isaías 9:8).
1. A la Iglesia en Efeso (Apocalipsis 2:1-7)
El está de pie ante la iglesia de Efeso como Aquel
que tiene las siete estrellas en Su diestra. El quiere que
nosotros sepamos que El tiene plena autoridad sobre
los ministros que El ha establecido en la iglesia. Los
profetas entendieron esta clase de disciplina en la mano
de Dios. Jeremías llegó a un estado de frustración, porque las palabras que él le decía al pueblo, procedentes
del corazón de Dios – sonaban en los oídos de aquellos
que las oían como un chiste. Finalmente, él decidió que
ya era suficiente. “No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre.” Así trató de hacerlo – y el fuego
que debía de haber salido hacía los demás, siguió ardiendo en sus huesos tan intensamente que no pudo tolerarlo (Jeremías 20:9). No era un trofeo dorado el llegar a
ser profeta de Dios en esos días – era más bien una carga que acarreaba vituperio y vergüenza. Isaías también
sintió que su ministerio era un fracaso total... sin embargo, sabía que él estaba escondido en la mano de Dios
y que la palabra que él decía era como espada aguda.
“Y puso mi boca como espada aguda, con la sombra de
su mano me cubrió” (Isaías 49:2). Este es el secreto de la
verdadera palabra. El que lleva la verdad de Dios a los
demás, debe ser protegido por Aquel que tiene las siete
estrellas en Su diestra. Sólo entonces, esa palabra aparecerá como Dios se lo proponía: viva, poderosa, efi-
El camina entre los candeleros
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caz, y más penetrante que toda espada de dos filos (Hebreos 4:12).
La totalidad del cuerpo de Cristo en la asamblea debe
ser una parte de esta misma ministración de la verdad.
Hay ministerios especiales puestos en la iglesia para llevar a todo el cuerpo a este estado de madurez – para que
cada miembro sea un rayo de luz en ese candelero particular. Sabemos que esto está sucediendo con dificultad, pero, éste es el propósito de Dios. Y un ministro
fiel buscará edificar a los miembros del cuerpo de tal
manera que cada uno de ellos encuentre su lugar en el
cuerpo, así sea la boca, o los oídos, o los ojos – o algún
otro órgano vital. Sólo entonces, el cuerpo de Cristo
verá claramente, y oirá correctamente, y hablará con
autoridad y pureza. Pero, el candelero debe estar iluminado con la Luz de Cristo, si va a ser un verdadero
Testimonio de Jesús en esa área en particular.
El Señor alaba a la iglesia de Efeso por sus obras,
su paciencia, su aborrecimiento del mal, y por poner a
prueba a los apóstoles que visitaban su asamblea. Y de
esta manera, parece que ellos tuvieran la buena doctrina. Pero, porque ellos habían abandonado su primer
amor, El les dijo que removería su candelero – si no se
arrepentían. Vemos mucha excitación, mucha emoción,
y oímos mucha buena música que sale de las iglesias en
toda la Tierra. Pero, solamente nos preguntamos cuántas de ellas se dan cuenta de que el Señor ya ha removido su candelero – y de que ya no son el Testimonio de
Jesús en su comunidad, como lo fueron una vez. Cuando el pueblo de Dios abandona el primer amor – la lámpara de Dios empieza a mermar su luz y pronto se apagará – sin importar cuán buena pueda ser su doctrina.
Sus avisos en los periódicos y en frente de los edificios
de las iglesias pueden seguir anunciando que su iglesia
es una de las mejores – pero, la lámpara de Dios puede
56
Siete lámparas de fuego
que ya no esté allí, y ellos no lo sepan. El llamó a la
iglesia de Efeso al arrepentimiento – pero, El les llama
la atención especialmente a aquellos que tienen oídos
para oír: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice
a las iglesias.” Y a aquellos que vencen El les da esta
promesa: El les dará “a comer del árbol de la vida, el
cual está en medio del Paraíso de Dios.”
2. A la Iglesia en Esmirna (Apocalipsis 2:8-11)
Se detuvo ante esta iglesia “el Primero y el Postrero.” El se presenta a Sí Mismo como Aquel “que fue
muerto y vive.” El es la plenitud de todas las gracias y
cualidades que se mencionan en todas las cartas – pero,
esta es una iglesia que sufre, y El les recuerda que El se
ha conmovido por sus tribulaciones, porque El Mismo
padeció mucho... fue crucificado y está vivo de nuevo.
El no los llama al arrepentimiento. Sin duda, sus sufrimientos ya les han llevado a un estado de arrepentimiento, y a un corazón contrito. Pero, la batalla no ha
terminado todavía, y El les anima para que sean fieles y
para que tengan paciencia. De nuevo, Su palabra es
para todos. Puede que todos no la acepten, pero, El
sabe que en la Palabra hablada hay poder para hacerla
efectiva en aquellos que la “oigan.” Ellos han sufrido
mucho, pero, la prueba siempre es ésta: “Sé fiel hasta la
muerte, y yo te daré la corona de la vida.” De nuevo, El
llama la atención para que “el que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias.” Y a estos vencedores, a los que permanezcan en peligro de sus vidas cotidianas, les recuerda que... “el que venciere, no recibirá
daño de la muerte segunda.”
3. A la Iglesia en Pérgamo (Apocalipsis 2:1217)
Aquí, el Señor está sosteniendo “la espada aguda
de dos filos.” El pueblo está viviendo en medio de una
El camina entre los candeleros
57
fortaleza de Satanás, pero, encontrarán la fuerza y el
poder que necesitan – en la espada aguda de dos filos.
Ellos se han aferrado a Su Nombre, y conservan su fe y,
por lo menos, uno de ellos ha sido martirizado. Pero, el
Señor tiene algunas pocas cosas contra ellos. Nuestro
Señor exige una iglesia que sea santa y pura. Y El debe
entendérselas con las pocas cosas que perturban a la
iglesia. Un poco de levadura puede fermentar toda la
masa. Había algunos que retenían la doctrina de Balaam, el falso profeta que aconsejó a Balac para que
invitara a Israel con el fin de que viviera allí y adorara a
sus dioses y para que comiera las cosas que se sacrificaban a sus ídolos, y para que cometiera fornicación. Estos espíritus impuros de Balaam abundan en el mundo
que nos rodea – y como los hombres de Israel que doblaron su rodilla antes los dioses de Moab, la iglesia ha
abierto sus puertas a muchos espíritus impuros y corruptores que apartan sus corazones de Dios. Las tentaciones y los atractivos que se vomitan en nuestros hogares por medio de los libros y los videos y el internet
están alcanzando proporciones gigantescas, y las madres y los padres harían mejor en hacer todo cuanto
puedan por mantener sus hogares limpios y consagrados al Señor. El arma de nuestro Señor contra ellos es
“la espada aguda de dos filos...” Pero, con demasiada
frecuencia, la espada que nosotros pretendemos usar tiene únicamente un filo, y es tan romo que no penetra ni
el corazón ni el alma. Nuestro Señor está listo para
aparecer en medio de nosotros con el fin de limpiar Su
iglesia, y cuando el pueblo de Dios le busca a El desesperadamente, todos los recursos de Cristo brillarán una
vez más en medio de nosotros, por medio del Espíritu
Santo. Pero, él nos pide que echemos fuera las abominaciones que afligen a Su Espíritu Santo... quien como
la Paloma, se disgusta fácilmente – y alza el vuelo.
58
Siete lámparas de fuego
Entonces, la espada del Señor será “viva y eficaz, y más
penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza
hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los
tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).
Había otro problema en Pérgamo. Algunos sostenían la doctrina de los nicolaítas... que El no explica.
Pero, la palabra es una combinación de dos palabras
griegas que significan conquistar al pueblo. Por eso
nosotros deducimos que había una secta en Pérgamo
que buscaba ejercer el control sobre el pueblo, antes
que ministrar justicia y vida que los llevaran a la libertad del Espíritu.
En estos mensajes a todas las iglesias de Dios, El
quería que nosotros entendiéramos que nuestro Sumo
Sacerdote en los Cielos tiene toda provisión en Su propio Ser... no sólo para bendecir y para dar buenos dones, y para sanar al pueblo – sino para limpiar de toda
corrupción de la carne y del espíritu. Nos apresuramos
a recibir la bendición. Pero, debemos volver el rostro
de nuevo hacia el Señor de la Iglesia... y verle de pie en
medio de nosotros con la espada aguda de dos filos –
no para destruirnos, sino para circuncidar nuestro corazón y nuestra mente. Sólo entonces llegaremos a la verdadera adoración – que habla del corazón y de la mente
en los que nosotros, “los que servimos en espíritu a
Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo (no
tenemos) confianza en la carne” (Filipenses 3:3). El debe
tener un pueblo vencedor en Pérgamo, porque nosotros
estamos morando ciertamente donde está el trono de
Satanás, y no estamos prevaleciendo contra él. Dios
nos ayuda a oír el clamor a la iglesia en Pérgamo: “el
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.” Y después, para el vencedor, El tiene esta promesa: “Al que venciere, daré a comer del Maná escondido,
El camina entre los candeleros
59
y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un
Nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel
que lo recibe.”
4. A la Iglesia en Tiatira (Apocalipsis 2:18-29)
El mismo Señor habla a la iglesia en Tiatira – pero,
de nuevo El no parece ser el mismo que cuando lo hizo
en Su aparición para las otras iglesias. El no cambia –
pero, tiene muchas facetas en Su Ser, y hay muchas gracias y virtudes y juicios que El debe traer a Su pueblo.
“El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, dice estas cosas:” ¡Oh, cuánto necesitamos verle como El es... si
vamos a ser cambiados en lo que El quiere que seamos!
El reconoce las obras, y la caridad, y el servicio, y la fe,
y la paciencia de la iglesia. Entonces, ¿qué más exige
El?
En Tiatira, El debe entendérselas con esa mujer, con
Jezabel, que se llamó a sí misma profetiza. Por su carisma y sus maravillosas profecías, algunos de los siervos de Dios estaban viviendo en la fornicación, y comiendo cosas sacrificadas a los ídolos. Jezabel era la
esposa de Acab. El era el rey – pero, Jezabel actuaba
como reina por derecho propio; y si Acab tenía ciertas
inclinaciones hacia Dios, ella se apresuraba a tomar las
cosas en sus propias manos. Lo que predominó en su
corazón y en su vida fue su aborrecimiento por la Palabra del Señor, que procedía de la boca de sus profetas.
Hay mucha impureza en muchas de las iglesias, y ese
Testimonio de Jesús que da una palabra clara de Dios,
no está allí en consejo y en poder para tratar con él.
Sé que Dios va a empezar una limpieza en la palabra profética que se publica. ¡Muchos están clamando
por otro Elías! ¡Por otro Juan el Bautista! Pero, hay un
movimiento profético en la iglesia ahora – y hay mucho
60
Siete lámparas de fuego
de mezcla en él. Todavía no ha llegado al lugar donde
está el verdadero Testimonio de Jesús. Por lo general,
el lenguaje profético no está produciendo una obra de
expiación y pureza en el pueblo... pero, porque hay profecías maravillosas, el pueblo está bendito, mientras la
levadura del mal sigue trabajando. ¿Cuándo daremos
el testimonio de que habla Pablo? ¿Cuando entre en la
asamblea alguien que sea incrédulo, y las profecías se
publiquen, y los secretos del corazón sean revelados,
“y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está en vosotros?”
(1 Corintios 14:25). Esto es casi desconocido. El Señor
está de pie en medio de esta iglesia carismática de Tiatira, sus ojos como llama de fuego, y sus pies semejantes al latón fino, para llamarlos al arrepentimiento. Sus
juicios serán verdaderos y justos, porque hay un ministerio en Su mano que el Señor está preparando para el
día en que El se levante en juicio. Debemos mirar esos
ojos que son como llama de fuego, y nuestros pies deben ser purificados en el altar del holocausto, antes de
que nosotros podamos ocuparnos de los pecados de los
demás. Entonces, habrá una unción para ministrar la
justicia y la verdad en el temor de Dios, para traer la
convicción y el juicio justo.
Cuando esas llamas santas del trono entren en medio de nosotros... aquellos cuyos corazones se hayan
vuelto hacia Dios, exclamarán: “¡El Señor es Dios, el
Señor es Dios!” Y los profetas de Baal serán destruidos. Después Jehú fue ungido y comisionado para que
se las entendiera con Jezabel, y ella fue pisoteada por
sus caballos. Muchos en la iglesia se inclinan a creer
que si algunos pueden producir bellas y poderosas profecías, es porque seguramente Dios está en medio de
ellos. La verdadera justificación de la profecía es la de
que golpee los corazones de los hombres con la convic-
El camina entre los candeleros
61
ción, y con la introspección y con el temor de Dios.
“Yo soy el SEÑOR, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino,
según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:10).
A los fieles de Tiatira El les dio palabras de advertencia y de seguridad: “Pero la que tenéis, tenedla hasta
que yo venga.” Y a los vencedores les dio esta promesa: “Yo le daré potestad sobre los gentiles, y los regirá
con vara de hierro, y serán quebrantados como vaso de
alfarero.” Todo esto puede parecer muy drástico y cruel
para los seguidores del Cordero. Pero, ellos no son dictadores despiadados. Ellos no harán nada que el Cordero de Dios no haga... ellos le están siguiendo simplemente, y están haciendo lo que El hace, mediante Su
unción y Su autoridad.
La palabra gobierno en las páginas anteriores habla
del gobierno de un pastor. Este es el gobierno del Cordero Pastor, y de aquellos que le siguen dondequiera
que El va. El verdadero pastor dará la vida por sus ovejas, como Jesús lo hizo. Estos vencedores no serán rigurosos ni dictatoriales. Pero, sus palabras serán poderosas cuando moren en su Señor. Fue solamente por
medio de la palabra que salió de la boca de Jeremías
que El pudo arrancar y destruir, y echar a perder y derribar. Todo esto fue para limpiar la Tierra con el fin de
que El pudiera edificar y plantar por la misma Palabra
viva (Jeremías 1:10).
Hay una promesa adicional para los vencedores de
Tiatira: “Y le daré la estrella de la mañana.” Así como
el Señor comparte Su poder sobre las naciones con los
vencedores, así El comparte la gloria de la Estrella de la
Mañana, porque El nos dice: “YO SOY la raíz y el linaje
de David, y la estrella resplandeciente y de la mañana”
(Apocalipsis 22:16). Los vencedores de la iglesia se levantarán también en la Tierra como la estrella de la maña-
62
Siete lámparas de fuego
na, irradiando la Luz de Cristo, y proclamando para la
creación la promesa de un nuevo Día.
5. A la Iglesia en Sardis (Apocalipsis 3:1-6)
“El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete
estrellas, dice estas cosas.” ¿Vemos lo que El nos está
mostrando? Esta iglesia muerta de Sardis debe ver a
Aquel que es glorioso y magnífico. Porque es solamente cuando le veamos cuando seremos como El. El se
nos muestra a Sí Mismo para que podamos ser vivificados viéndole a El. Para esto es Su mediación en los
Cielos – y para esto es el ministerio del Espíritu en la
Tierra – “El tomará de lo mío, y os lo hará saber.” El
aparece en medio de Sardis como Aquel que tiene los
Siete Espíritus de Dios. El número siete quiere decir
totalidad y plenitud. No tenemos ningún problema por
creer que todas las facetas de la Divinidad han llegado a
su plenitud en nuestro Señor Jesús. Pero, nuestra lucha
es para ver y para saber que toda esta plenitud que está
en Cristo ha sido investida en Su iglesia, mediante Su
Espíritu, que habita en medio de nosotros. Y aunque
Sardis tiene reputación de ser una iglesia VIVA... al Señor no le parece que sea así. “Tienes nombre de que
vives, y estás muerto,” y la poca vida que había en ella,
estaba próxima a morir. Pero (¿por qué se mostraría el
Señor en persona a esta iglesia como Aquel lleno de
Luz, y resplandeciente de Gloria?) Porque esto es lo
que nuestras iglesias necesitan ver, si van a fructificar
en vida: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres” (Juan 1:4). El resplandece en las tinieblas, para
que El pueda hacer que las tinieblas desaparezcan. El
viene a nosotros que “estamos muertos en delitos y pecados...” para darnos vida y luz, cuando encontremos la
gracia para responder a la Luz. Y El sigue exhortándolos: “Sé vigilante, y confirma las otras cosas que están
para morir.” Ellos tenían buena reputación en su ciu-
El camina entre los candeleros
63
dad. Pero, Dios dice: Arrepiéntete... tu reputación ante
los ojos de los hombres no significa nada. Considera
las cosas que has oído y que se te han enseñado y “vendré a ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré a ti.”
El dijo: “Vendré a ti.” Pero, algunos nos dirán, “Esta,
por supuesto, no es la Segunda Venida.” Quizá, no lo
sea; pero, ¿no es El Mismo Señor? Estoy seguro de que
cuando el Señor se revele a Sí Mismo en la iglesia con
Sus ojos como llama de fuego, será una venida del Señor tan aterradora para la Iglesia, como cuando El venga en las nubes para juzgar a las naciones.
El tendrá una iglesia vencedora en Sardis... porque
El se levanta en Sardis con Siete Espíritus (descritos en
otro lugar como siete lámparas de fuego). El toma autoridad sobre esta iglesia que ha despreciado Su Potestad,
pues El sostiene las siete estrellas en Su diestra. El está
cuidando en Su diestra un pueblo para un fiel y verdadero ministerio en la Casa de Dios. El tiene el poder y
la autoridad para ejecutar Sus juicios justos en medio
de ellos. Y a los vencedores, El les da esta promesa:
“El que venciere, será así vestido de vestiduras blancas;
y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré
su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.”
6. A la Iglesia en Filadelfia (Apocalipsis 3:713)
A esta iglesia fiel, nuestro Señor le da este mensaje:
“El Santo y Verdadero, que tiene la llave de David; que
abre y ninguno cierra; que cierra y ninguno abre dice
estas cosas.”
El Señor se muestra ante esta iglesia como Aquel
que es Santo y Verdadero, y tiene “la llave de David.”
La Llave de David sólo se menciona una vez en el Nue-
64
Siete lámparas de fuego
vo Testamento (en este pasaje), y una vez en el Antiguo
Testamento, y esto fue mucho después de que David se
hubiera ido, cuando Isaías fue inspirado por el Espíritu
Santo para que mencionara la llave de David.
“Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá” (Isaías 22:22).
¿Qué es la Llave de David?
No tenemos ningún motivo para creer que David
tuviera algún discernimiento con respecto a la significación eterna de la Casa de David, hasta cuando Dios
se lo reveló por medio de Natán, el profeta. Dios no
permitiría que David le edificara una Casa, como David se había propuesto hacerlo. Pero, al negarle esto,
Dios envió a Natán con una palabra para David, que era
mucho más elevada, una promesa que tendría significación eterna.
1. Dios no estaba interesado en una casa de cedros (2
Samuel 7:7), o en una casa de cualquier otra clase o
material. Pero, de algún modo, eso quedaría en los
corazones de un pueblo religioso, en cuanto ellos
debían edificar alguna clase de estructura para Gloria de Dios. El ordenó tiendas y templos en el pasado, pero, sólo como sombra y figura del verdadero
Templo, no edificado por manos. Su deseo ha sido
siempre un deseo por una Habitación en el corazón
humilde y contrito.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en
eternidad, y cuyo nombre es El Santo, que tengo
por morada la altura y la santidad; y con el quebrantado y abatido de espíritu habito, para hacer vivir el
espíritu de los abatidos, y para hacer vivir el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15; también Isaías
66:2).
El camina entre los candeleros
65
2. Dios le iba a edificar una Casa a David (2 Samuel
5:11). Ciertamente, Salomón, el hijo de David, fue
señalado para que edificara un Templo, y Dios le
dio a David los planos para ello (ver 1 Crónicas 22:710; 1 Crónicas 28:11-12). Pero, incluso Salomón reconoció que en ningún sentido era una morada para
Dios. Sólo iba a ser una casa de oración, un lugar
donde el nombre de Dios sería conocido en Israel y
entre las naciones (2 Crónicas 6:18-40).
3. La Casa de David iba a durar para siempre (2 Samuel
7:13), porque su Simiente, incluso el Señor Jesucristo, provendría de la Casa de David, y “la multitud
del señorío, y la paz, no tendrán término” (Isaías 9:7).
“Y entró el rey David, y se sentó delante del SEÑOR,
y dijo: Señor DIOS, ¿quién soy yo, y qué es mi casa,
para que tú me traigas hasta aquí?” (2 Samuel 7:18). No
había duda de que en la tienda de David, donde él se
sentaba y exaltaba al Señor por Su grandeza y Sus misericordias – resumiéndolas en estas palabras: “sobre tu
siervo y sobre su casa, despiértala eternalmente, y haz
conforme a lo que has dicho” (2 Samuel 7:25,26).
En el contexto de lo que Isaías había dicho sobre la
llave de David – él estaba hablando sobre la irresponsable administración de Sebna, que arruinó la Casa de
David, y cómo Dios iba a reemplazar su administración
con la de otro que sería fiel en su mayordomía.
Había brechas en la ciudad de David, y Sebna no
estaba administrando en forma responsable. Isaías dijo:
“Día de alboroto, y de huella y de fatiga... para derribar
el muro, y dar grito al monte.” Las defensas de Judá
eran inadecuadas para proteger la ciudad. Había “roturas en la ciudad de David” – y se estaban derribando las
casas para fortificar la muralla. Se puso en peligro el
suministro de agua. La imputación de Isaías era ésta:
66
Siete lámparas de fuego
“ni mirasteis desde la antigüedad al que lo labró” Dios
estaba llamando al llanto y a endechas, pero, ellos prefirieron –“gozo y alegría... matando vacas, y degollando ovejas.” Y Dios dijo que la antigua administración
sería quitada violentamente y que la rodaría como una
bola en una tierra extensa. Sebna, que administraba la
casa del rey, estaba viviendo en la molicie y el esplendor, en tanto que continuaba desentendiéndose de las
penurias que se estaban acumulando, y Dios dijo que El
iba a establecer una nueva administración, y que pondría la llave de David sobre sus hombros. Esta fue la
primera mención de la llave de David, y el Señor citó
esta profecía en Su carta a Filadelfia – confirmando que
El era Aquel de quien había hablado Isaías.
Y así la real aplicación de esta llave, es para el gobierno de Cristo. Dios va a producir un nuevo ministerio que se preocupe, y respete y honre la Casa de Dios.
Se está fundiendo y moldeando, y preparando una llave
para la hora de más grandes padecimientos que todavía
nos esperan. Nuestro Señor tiene esa llave sobre Sus
hombros, y El tiene en Su diestra el ministerio verdadero. El sabe cuando cerrar las puertas, y cuando abrirlas... y nadie podrá cerrar la puerta que El abra, ni abrir
la puerta que El cierre. El hombre no tiene nada que
hacer con respecto a la elección de los ancianos y de los
consejeros del rebaño, ni en la destitución de ellos. El
ministerio no estará sujeto a la voluntad del pueblo, ni
él tampoco se impondrá sobre el pueblo. Ni los superintendentes elegidos, ni los obispos, ni los arzobispos
tendrán bajo su dominio a los ministros, ni les darán un
salario, ni los destituirán, ni los trasladarán de una asamblea a otra. El sistema democrático de gobierno ya no
existirá en la Iglesia, porque el gobierno de la Iglesia es
una ministración espiritual – tan espiritual como el ministerio de los apóstoles, de los profetas, de los maes-
El camina entre los candeleros
67
tros, de los milagros y de las sanidades. El Señor de la
Iglesia tiene la llave de David... El abrirá las puertas y
las cerrará según Su deseo (ver 1 Corintios 12:28). El nombre Eliaquim significa Dios se levanta, y creo que podemos esperar algunos cambios asombrosos en la Iglesia cuando el Señor erija en medio de nosotros un verdadero ministerio espiritual en la Casa de David. Estoy
hablando de la Iglesia de Cristo. Ese día puede estar
funcionando todavía una “iglesia” carnal con el nombre de “iglesia” – pero, Aquel que tiene la llave de David ejercerá Su Potestad en el pueblo, llamados a salir
a él, que son de la verdadera Iglesia.
La Preparación de la Llave de David
Cuando consideramos la vida de David, es evidente
la forma en que Dios preparó la llave que descansaría
sobre sus hombros. La llave era algo que se había formado en su vida a medida que él se había sometido a
los caminos de Dios. No se recibe la llave como un don
gratuito. No tenía conocimiento David, en medio de
todas las pruebas y tribulaciones por las que pasó, que
Dios estaba formando una llave que permanecería en su
familia en el transcurrir de todas las generaciones. Consideremos de qué manera formó Dios esta llave en la
vida de David.
1. Dios había escogido a David, y él lo sabía. Debemos saber que nosotros estamos aquí por elección
de Dios, si vamos a movernos con El en la corriente
de Sus propósitos, y a proceder con un corazón según el corazón de Dios. Simplemente, Dios escogió a David... y yo dejaré a los demás la tarea de
buscar la razón de esto. Sin embargo, siempre es
cierto que El exige de Sus elegidos – fidelidad, entereza, y paciencia. Los llamados y los elegidos de
Dios también deben ser fieles. Y porque saben que
68
Siete lámparas de fuego
son llamados, este conocimiento alimenta un temor
piadoso que produce la fidelidad en sus vidas. Con
cada paso que demos a lo largo de nuestro camino
de peregrinos, sabemos que estamos destinados para
cosas más altas que cualquiera de aquellas que vemos en nuestro alrededor, y buscamos conocer Su
voluntad y orientación en todo lo que hacemos, no
sea que frustremos Sus propósitos al llamarnos. Sin
este conocimiento estaríamos propensos a hacer lo
que pudiéramos con nuestras propias fuerzas, y a
disponer y promover planes para hacer efectivo
nuestro ministerio en la Iglesia o en el mundo que
nos rodea. Pero, con el conocimiento de Su llamamiento y de Su elección en nuestras vidas – dudamos al seguir el camino espacioso que lleva al éxito. Más bien buscamos la senda que El desea para
nosotros – y pedimos la gracia para andar por el
camino escabroso, o por el estrecho, o por el impopular, o por el desconocido – aunque esto pueda parecer insensato ante los ojos de los demás.
Conocemos la historia de la caída de Saúl, el primer
rey de Israel. Dios nombró a Saúl como rey a manos
del profeta Samuel; pero todo el embrollo fue porque el
pueblo quería ser como las naciones que los rodeaban,
y pidieron un rey. Dios les concedió su deseo, pero, El
tenía preparado otro plan para el día en que fracasara el
plan del hombre. El señaló a David, un hombre según
el corazón de Dios, para reemplazar al hombre obstinado y de corazón rebelde. Dios en Sus caminos predeterminados no espera hasta cuando la calamidad golpee
antes de que El empiece a trabajar en la solución. El
hace provisión para ello, mientras las cosas todavía son
prósperas. Y podemos estar seguros de que El está haciendo eso hoy. El que tiene la llave de David va a
usarla para establecer un gobierno justo en la Casa de
El camina entre los candeleros
69
David. El pueblo de Dios, que conoce el deplorable
estado de la Iglesia, debe ser estimulado para que sepa
que El está acicalando los corazones de los hombres y
de las mujeres que son llamados, y elegidos, y fieles –
los cuales estarán listos para permanecer en la brecha
cuando los reinos de los hombres se vengan a Tierra.
Dios está preparando un pueblo según Su propio corazón, que estará listo para ponerse el manto del pastor
manso y humilde cuando los asalariados abandonen el
rebaño, o cuando Dios los eche fuera. El está preparando un pueblo misericordioso que estará listo para permanecer en la brecha, cuando nuestras estructuras sociales fracasen. Ellos tienen la unción de Dios ahora –
en el día de su debilidad. A menudo, ellos sienten como
David cuando él dijo en su tribulación: “Yo ahora aún
soy tierno rey ungido” (2 Samuel 3:39). Porque la debilidad y el sufrimiento y el rechazo por causa de la verdad, es uno de los ingredientes del santo aceite de la
unción. Eso requiere la mirra del sufrimiento para dar
el verdadero incienso del ungimiento sobre la cabeza
de aquel que se convertirá en vaso de misericordia en
los propósitos de Dios. Porque Dios debe tener vasos
de misericordia en este mundo que está lleno de odio,
de malas intenciones y de crueldad. Y la ironía de todo
esto es que los gobernantes terrenales que pretenden ser
misericordiosos y que ayudan al pueblo en desgracia,
están haciendo... o permitiendo leyes que promueven
un temerario desprecio por Dios y por la Biblia, en nombre de los derechos humanos – con la consecuencia de
que nuestras familias sufren más aflicción, más abuso y
más desolación que nunca. El fundamento de toda esta
confusión es que “no hay temor de Dios delante de sus
ojos.”
2. David Respetó la Unción de Saúl. David sabía de
la gracia y de la fortaleza y de la mansedumbre que
70
Siete lámparas de fuego
estaba en ese aceite santo, porque no podría olvidar
jamás el día en que Samuel derramó el aceite en
su cabeza, y el sentimiento del temor de Dios que
invadió su espíritu en ese momento. El sabía también que Saúl había recibido una porción de esa misma unción. Sin embargo, a diferencia de Saúl – la
unción que David tenía se había mezclado dentro
de él. El dijo: “Seré ungido con aceite fresco (óleo
verde)” (Salmo 92:10). Y la palabra ungido en este
pasaje significa más que derramado sobre, significa completamente incorporado y mezclado conjuntamente. En realidad, todo el ser de David estaba
fortalecido y mezclado con la unción. Esta es, ciertamente, la intención de Dios para Su pueblo, porque “Dios ordenó el cuerpo (todo), dando más abundante honor al que le faltaba” (1 Corintios 12:24). Fue
la misma clase de aceite sobre la cabeza de Saúl –
pero, en su caso, el aceite jamás penetró realmente
su corazón ni en su mente. Así, a pesar del odio
extremo que Saúl sentía por él... David sabía muy
bien que Saúl era un ungido de Dios, y que jamás
debía valerse de la unción que él tenía para luchar
contra otro vaso ungido de Dios. Nosotros, los de
la iglesia, debemos recordar esto, y no tratar jamás
de causarle daño a otro ministro ungido, ni regocijarnos por su caída. Esta es la prerrogativa de Aquel
que tiene la llave de David para entendérselas con
un liderazgo ungido, aunque sea rebelde.
David se lamentaba verdaderamente por el corazón
celoso de Saúl, e hizo cuanto pudo por ayudar al hombre en su obstinación. En tanto que siendo todavía muy
joven ministraba al rey Saúl con cánticos del Señor, con
lo cual le daba consuelo temporal al rey, evadía la lanzas de Saúl y las dejaba tras él en la pared – antes que
devolverlas. La puerta al reino de Saúl le fue abierta
El camina entre los candeleros
71
por lo menos en dos ocasiones diferentes, pero, porque
él sabía que no era la puerta abierta por Dios para el
reino, él simplemente cerró esa puerta abierta.
Asegurémonos de que hemos comprendido este
importante asunto de abrir y de cerrar las puertas. Con
la llave de David se abren las puertas cerradas – pero,
con esa misma llave se cierran las puertas abiertas.
Así, muchos del pueblo de Dios no se den cuenta de
esto. La idea parece ser: “La puerta está abierta, así que
debo entrar.” O dicho de otra manera, “por qué abriría
Dios una puerta, si no quisiera que yo entrara.” Sé, por
lo menos, una razón – y ya la he mencionado. Dios
estaba probando el corazón de David en cuanto a su
fidelidad. Para probar las riendas de su corazón, Dios
dispuso una oportunidad para que David tomara el reino. También, Dios hizo que sobre Saúl y sus hombres
sobreviniera un profundo sueño, con el fin de facilitarle
a David el uso de la llave. Si él no hubiera sabido que
era llamado y elegido – muy bien podría haber tomado
el derrotero previsible para apoderarse del reino inmediatamente – fracasando así en la prueba de su fidelidad. La llave sobre los hombros de David había llegado a ser cada vez más real para él, y simplemente prefirió cerrar la puerta abierta. Es algo que no podemos
evitar, pero, resulta sorprendente el número de veces en
que nos hemos lanzado a través de las puertas abiertas
e, incluso, tratando de abrirlas por la fuerza con nuestra
barra para alzaprimar cuando – de hecho, Dios estaba
“escudriñando los corazones, y poniendo a prueba los
riñones.”
3. David aprendió a andar por caminos extraños y
difíciles. Sabemos que Dios lo estaba llevando por
este camino lleno de angustias que hizo que él se
acercara más a su Dios, antes que apartarlo de El.
Cuando las olas de la tribulación cayeron sobre él,
72
Siete lámparas de fuego
y parecía que le iban a arrastrar definitivamente, él
clamaba a Dios... y esas mismas oleadas de tribulación hicieron que “un abismo llama a otro a la voz
de tus canales” (Salmo 42:7). Bendito sea el hombre
o la mujer, el joven o la joven – que encuentran esto
en su corazón para clamar a Dios, que suspiran como
el ciervo brama por las corrientes de las aguas cuando atacan las aflicciones – y que le alaban en todas
las situaciones, aunque parezca que a Dios no le importa, ni se deja ver por parte alguna. David ansiaba andar por el camino de Dios, en mucho mayor
grado de lo que deseaba poseer el reino prometido.
Como buen pastor de Israel, sabía que él mismo era
solamente una oveja... y de este modo se ganó los
corazones de las ovejas de los pastos del Señor. Sus
amigos en los días de su rechazo, encontraron en él
amor y confraternidad... y le siguieron no por la recompensa, sino por amor a aquel en quien ellos reconocían la gracia y la unción de la majestad real.
4. David mantenía un saludable temor de Dios. El
sabía que Dios tenía un plan para su vida... y este
conocimiento produjo en él un temor piadoso. El
buscaba mantener puesto su corazón en Dios. Jamás pudo olvidar el aceite de la unción que fluía del
cuerno que Samuel trajo a Belén ese día memorable
cuando él era un mozo joven que cuidaba las ovejas
(1 Samuel 16:13). Reconocía el desatino y la trampa
que era actuar por su propio albedrío... el engaño de
decidir las cosas que podían parecer provechosas
para él, pero, que no estaban de acuerdo con la voluntad de Dios. El no era un oportunista. Dios estaba elaborando una llave en su vida que lo llevaría a
abrir las puertas de las verdaderas riquezas de Cristo. Si sabemos que Dios tiene un plan, haríamos
mejor en ser diligentes para ir por el camino de Dios,
El camina entre los candeleros
73
antes que buscar poner por obra ese plan por nuestra propia cuenta. No podemos errar en cuanto al
plan de Dios, si andamos por Su camino. Pero, podemos estar seguros de errar, si pensamos que conocemos el plan y tratamos de hacerlo funcionar
con nuestras propias llaves ingeniosas. La llave de
David siempre fue muy sencilla: Dejar que Dios la
compusiera... que Dios la arreglara. Pedro pudo
descansar y dormir en la cárcel, pues esperaba al
ángel que le despertaría y que le ordenaría salir de
allí para ser un hombre libre. Pero, él tuvo que aprender también que solamente era libre... para convertirse en esclavo del Señor. La pereza ante los ojos
de los hombres podría asemejarse con mucha frecuencia a la sabiduría interior ante los ojos de Dios.
Si se trata del plan de Dios, El hará que suceda de
Su propia manera. David supo cómo entendérselas
con el oso salido del bosque... y con el león que
atacó a su rebaño. Y esto le dio confianza para entendérselas con el filisteo. El había conocido el camino de Dios. Sabía que la armadura de Saúl sólo
le oprimiría con una pesada carga y prefirió ir contra el enemigo en Nombre del Señor Dios de Israel.
El sabía que había venido a la batalla para el día y la
hora precisa. Pero, el éxito y la gloria de ese momento no lo sumergió en la soberbia, porque Dios
permitió que la persecución y el rechazo viniera
detrás de su victoria. Por celos, Saúl se había convertido en su enemigo... y a punto de tener una exitosa carrera en el Reino, David se vio repentinamente obligado a huir para salvar su vida.
David anduvo durante muchos años en el rechazo,
pero, honrando y amando a Saúl durante todo este
tiempo – hasta el día en que Saúl fue muerto en la
batalla a mano de los filisteos, los reconocidos ene-
74
Siete lámparas de fuego
migos de Israel. David lloró y se lamentó por Saúl,
antes que regocijarse por su caída. Tampoco hizo
planes para apoderarse del reino. ¿Por qué inmiscuirse en eso ahora, cuando él sabía que sólo Dios
era responsable por la unción que él tenía, y por
cuidar de él todos los días de su vida? Antes bien,
esperaba que Dios abriera la puerta de Su propio
camino. El no estaba buscando las ovejas perdidas
y confundidas de Israel. El había encontrado seguro refugio entre los filisteos... al menos mucho más
seguro que el que podría encontrar en cualquier otro
lugar de Israel. Ahora que Saúl había sido sacado
de la escena, le preguntó a Dios si podía subir a
alguna de las ciudades de Judá. Y Dios le dijo: “Sí.”
David preguntó: “¿A dónde subiré?” Y Dios le dijo:
“Ve a Hebrón” (2 Samuel 2:1). Imperceptiblemente al
principio, pero, con una claridad de entendimiento
cada vez mayor mientras andamos con Dios – la
llave de David se va formando progresivamente en
las vidas de Su pueblo obediente. Entonces los hombres de Judá vinieron a él, y le ungieron como rey
sobre la Casa de Judá. Y algunos años después, las
otras tribus de Israel vinieron y le ungieron rey sobre Israel.
5. David anhelaba una habitación para Dios. Pronto
iba a arrepentirse de su pecado con piadoso dolor.
Llegó a tal grado de humildad y contrición de corazón, que escribió aquel bello salmo en el cual dio
testimonio: “Al corazón contrito y humillado no
despreciarás tú, oh Dios” (Salmo 51:17). El corazón
contrito es un corazón quebrantado, estropeado, roto.
Y también el profeta Isaías podría decir que Dios
desea un pueblo como éste para Su propia habitación: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita en eternidad, y cuyo nombre es el Santo, que
El camina entre los candeleros
75
tengo por morada la altura y la santidad; y con el
quebrantado y abatido de espíritu habito, para hacer vivir el espíritu de los abatidos, y para hacer
vivir el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).
Los quebrantados, los abrumados, aquellos que están lesionados y estropeados – Oh, ¿cómo podemos imaginarnos al Alto y Sublime deseando tal
corazón para Su propia habitación? Con excepción
de cuando le vemos revelado en Jesús, aceptando
bajar de los ámbitos de la gloria para vivir como un
indigente entre los hombres: pobre y necesitado, rechazado, desamparado... y finalmente golpeado y
quebrantado por los pecados suyos y los míos. Y
así, porque Jesús es como eso, y Dios es como eso,
El desea una habitación con aquellos que son como
eso. La gran pasión de David no fue la de hacer
grandes cosas, ni siquiera tomarse el Reino – sino
descubrir la habitación de Dios. El dijo: “No daré
sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para el SEÑOR, moradas
para el Fuerte de Jacob” (Salmo 132:4,5). Y así, sus
sufrimientos y tribulaciones en las experiencias del
desierto de su exilio, llegaron a ser realmente la llave de David, que le abrió la puerta de la habitación
de Dios.
¿Qué podemos aprender de estas actitudes que en
David llegaron a ser los factores de la formación de
la llave sobre sus hombros? ¿Qué deseamos más,
el Reino, o el Rey? ¿Un trono, o una Habitación
para Dios, y con Dios?
6. David estuvo listo para desechar un Programa Imperfecto. David deseaba seguir el camino de Dios,
pero, cuando lo equivocó, tuvo suficiente sabiduría
para desechar el programa. Quiera Dios que Su Iglesia pudiera reconocer simplemente que sus progra-
76
Siete lámparas de fuego
mas no están obrando. Pero, David aprendió el camino difícil – y descubrió la llave para el Monte
Sion. La llave de David era una llave que se formó
en su vida cuando él buscó andar con Dios... pero,
había mucho más que tuvo que aprender con respecto a los caminos de Dios, antes que pudiera usar
efectivamente la llave. El reino era suyo ahora; pero,
una parte de Jerusalén estaba bajo el control de los
jebuseos, que se sentían muy seguros en su fortaleza de Sion. Pero, los hombres de David tomaron la
fortaleza, ascendieron por un túnel que servía como
entrada del lado del monte, y cayeron por sorpresa
sobre los jebuseos. El Monte Sion llegó a convertirse entonces en la ciudad capital de David, y su
reino se consolidó. Pero, porque David tenía un
corazón de sacerdote anhelaba el regreso del Arca
de Dios, que había permanecido en la casa de Abinadab durante muchos años. Hasta esa fecha, el
pueblo nunca había buscado el Arca durante el reinado de Saúl. Así que se enviaron sacerdotes para
que la trajeran, sin buscar a Dios para saber Su Camino. Apenas fue una decisión irreflexiva y... por
esto, fácil de llevar a cabo. Se escogió el camino de
los filisteos – que siempre es el camino del hombre,
y el camino lógico: Hagamos una carreta para ello;
consigamos una yunta de bueyes fuertes para traerla, y pongamos una pareja de vigilantes para estar
seguros de que todo saldrá bien. Las acciones de
los hombres están determinadas generalmente por
el sentido común, y la idea es: ¿Sirve esto? David
tenía buenas intenciones, pero, jamás buscó a Dios
por lo que correspondía a Su camino en tal asunto.
El resultado fue un desastre total: los bueyes tropezaron, y el hombre fuerte levantó sus manos para
sostener el Arca, y Dios lo hirió de muerte. David
El camina entre los candeleros
77
había cometido un grave error... pero, tuvo la sabiduría suficiente para suprimir el programa cuando
se dio cuenta de que Dios estaba disgustado. Gracias a la llave que Dios estaba formando sobre sus
hombros – David buscó encarecidamente al Señor,
y Dios le mostró el orden debido. Los sacerdotes
del Señor debían cargar el Arca sobre sus hombros.
El Arca estaba diseñada para esto, pues tenía varas
en cada lado, que descansaban en los hombros de
los sacerdotes, y así trajeron el Arca en la forma
debida y al lugar debido.
7. El Lugar del Reino de David...
El Lugar del Sacerdocio
De su error, David había aprendido una lección tremenda. Desechó el programa y buscó a Dios. Efectivamente, los sacerdotes de Gabaón se habían anticipado en el regreso del Arca a su lugar en el Tabernáculo, a donde ella pertenecía. Pero, Dios le había
revelado a David que el lugar de su reino también
sería el lugar del ministerio sacerdotal, y de la habitación de Dios. Y esta revelación dio origen a un
cántico profético que David escribió sobre el lugar
de habitación de Dios en Sion. David ya había tomado a Sion como sede de su reino. Pero, ahora
Dios le mostró que iba a ser más que eso – pues
también iba a ser el lugar de la propia habitación de
Dios en la Tienda de David. El reino de David iba a
ser de naturaleza sacerdotal. El reino no iba a ser
una cosa, y otra el sacerdocio. Un hombre que tiene poder para hacer grandes cosas, las cosas del reino fácilmente puede volverse corrupto. Pero, si él
tiene un corazón sacerdotal, ha participado del sacrificio y de la ofrenda para Dios, y Dios se complace en habitar en él, y en hacer las cosas del reino
por medio de él. El reino de David sería sacerdotal
78
Siete lámparas de fuego
por naturaleza, y poderoso en autoridad real, pues
por su misma esencia era el acceso sacerdotal a la
presencia de Dios, y a la habitación de Dios con él
en Sion.
“Porque el SEÑOR ha elegido a Sion;
La deseó por habitación para sí.
Este será mi reposo para siempre;
Aquí habitaré, porque la he deseado.
Bendeciré abundantemente su provisión;
A sus pobres saciaré de pan.
Y a sus sacerdotes vestiré de salud,
Y sus misericordiosos exultarán de gozo”
(Salmo 132:13-16) .
David había descubierto la llave para cerrar las puertas, así como para abrirlas. El no era sacerdote, y como
rey de la tribu de Judá, no tenía ningún derecho para
entrar en la Tienda para adorar a Dios... que moraba
entre los querubines en el Lugar Santísimo. Pero, Dios
iba a empezar a revelarle “la llave de David,” y él abriría la puerta de Sion para el Arca, y dejaría vacío el
Lugar Santísimo del Tabernáculo. El Lugar Santísimo
estaba ahora en la Tienda de David en el Monte Sion.
Una Puerta Abierta hacía la Tienda de David.
(Ver también nuestro escrito: De la Tienda al Templo,
capítulo 2).
¡Y qué puerta abierta la que había allí para David!
Con la llave sobre sus hombros, David siguió adelante
y levantó una tienda para el Arca en el Monte Sion.
Sólo era una tienda frágil, pero, llegó a ser conocida
como “la Tienda de David” por su generación y por las
generaciones todavía por nacer. Amós habló de ella
como de un símbolo profético del Israel expandido,
cuando Dios empezara a llamar un pueblo escogido de
gentiles y los congregara con Israel en la Tienda de
El camina entre los candeleros
79
David. Y el apóstol Santiago confirmó esto cuando
habló ante el Concilio de Jerusalén. El le aconsejó al
Concilio que no tratara de hacer que esos gentiles convertidos se volvieran judíos, porque Dios había dicho,
por medio del profeta Amós, que las naciones serían
congregadas en la Tienda de David al final de los tiempos, y ahora que esto estaba pasando, Santiago aconsejaba al Concilio para que recibiera a los gentiles conversos libremente, sin todos esos rituales judíos. Todos
ellos sabían que la Tienda de David era muy diferente
al Tabernáculo de Moisés, y no tenía nada que ver con
el ritualismo judío. (Ver Hechos 15:17; Amós 9:11-12).
David sabía que el Monte Sion no era solamente el
lugar de su propio reino, sino también el lugar de la
habitación de Dios. El entraría a la tienda y se comunicaría con su Dios, que moraba entre los querubines, y
el pueblo cantaría en la iglesia que iba a nacer – como
lo hacían los cantores que fueron señalados para alabar
y para glorificar al Señor delante de la Tienda de David.
“Una cosa he demandado al SEÑOR,
ésta buscaré;
Que esté yo en la Casa del SEÑOR
todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura del SEÑOR,
y para inquirir en su templo”
(Salmo 27:4).
David había descubierto una puerta abierta en una
nueva y diferente clase de Tabernáculo, que no era otro
que el Lugar Santísimo. Sin lavatorios, ni altares, ni
vestiduras especiales para ser usadas, ni mesas para el
pan – no se necesitaba nada, salvo un corazón humilde
y contrito. El andaría libremente en su propio santuario
privado, y allí tendría comunión con Su Dios. Este fue
el principio del paso de un orden viejo a uno nuevo... el
principio de un reino sacerdotal, donde sacerdotes que
80
Siete lámparas de fuego
se ofrecían a sí mismos en sacrificio, tendrían autoridad
para gobernar y para reinar en justicia y en paz. Yo
digo autoridad real... pero, ejercida por sacerdotes humildes y contritos, cuya preocupación sería por la Casa
de Dios, y no por ellos mismos. Nuestro exaltado Señor Jesús tiene la llave de David que abrirá la puerta en
el Lugar más Santo de todos “por el camino que él nos
consagró nuevo, y vivo, por el velo, es a saber, por su
carne” (Hebreos 10:20). Esta es la última puerta abierta
que Jesús pone delante de la iglesia. Es el acceso directo a la presencia de Dios... no por medio del ritual sacerdotal, sino por medio de Un Mediador entre Dios y
el hombre, el Hombre Cristo Jesús. La llave está sobre
los hombros de David – porque los hombros es el lugar
para llevar las cargas, y es allí donde se ponían las andas del Arca. Los sacerdotes del Señor en Israel debían
llevar el Arca – antes que delegar sus cargas en otros.
Se le llamaba el Arca de Su fortaleza (Salmo 132:8). Era
una carga pesada, pero, ellos no estaban autorizados
para disponer alguna clase de carreta institucional con
ruedas con el fin de hacer más fácil el trabajo. Pero,
junto con el peso, había también el peso de la gloria de
Dios, que habitaba entre los querubines. Pablo llevó
cargas pesadas, pero las llamó nuestra leve tribulación,
porque sabía que éstas lo estaban preparando realmente
para “un cada vez más alto (excelente) y eterno peso de
gloria” (2 Corintios 4:17). Jesús espera de nosotros que
estemos en Su yugo. Esto significa llevar una carga.
Pero, El nos dice que si estamos en Su yugo, encontraremos “reposo para nuestras almas,” porque llevamos
nuestro yugo en unión con El, que es nuestra Fuerza,
que obra en nosotros poderosamente.
La Puerta está Abierta para los Refugiados
de las Fortalezas Satánicas
En el contexto de la carta a Filadelfia, el énfasis
El camina entre los candeleros
81
corresponde a las puertas de la falsa religión satánica, a
la que Jesús llama las sinagogas de Satanás. Los verdaderos judíos a los ojos de Dios son los que están circuncidados en el corazón. Antes de que a los nuevos
conversos se les llamara cristianos, lo que ocurrió primero en Antioquía, los gentiles conversos eran simplemente parte de las sinagogas judías, porque el verdadero judío es ciertamente aquel cuyo corazón ha sido renovado por el Espíritu. “Porque no es judío el que lo es
exteriormente; ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es en
lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino por Dios” (Romanos 2:28,29). Pablo reconoció
el verdadero significado de la circuncisión – que jamás
fue instituida para que fuera un nuevo ritual, sino una
señal de que el hombre era un verdadero hijo de Abraham. Mucho antes de que se propagara el Evangelio
había muchos gentiles que asistían a las sinagogas, porque creían en el Dios de los judíos. Pero, según la ley,
estos gentiles debían ser circuncidados, con el fin de
que llegaran a ser judíos. Y así, el Evangelio de Cristo
fue predicado al principio en las sinagogas. Pablo predicó también en las sinagogas, siempre que hubiera una
puerta abierta – y evangelizó con este principio en mente:
“primero a los judíos, y también a los gentiles.” Pero,
con la luz del Evangelio que Dios le dio, el Señor Jesús
era el Mesías... y Cristo, el Mesías, debe serlo Todo.
Pablo no podía tolerar la mezcla del judaísmo con el
Evangelio de Cristo. Era un nuevo día, y el Evangelio
que Pablo predicaba hacía énfasis en que esa circuncisión no era suficiente – Cristo debía convertirse en el
Señor de nuestras vidas, y debía haber una circuncisión
del corazón. Con mucha frecuencia se encontró en conflicto con las sinagogas a causa de su enseñanza, y finalmente se volvió hacia los gentiles.
82
Siete lámparas de fuego
Al negar al Señor Jesús como su Mesías prometido,
era inevitable que algunas de estas sinagogas se convirtieran en las sinagogas de Satanás. Fue evidente que
esto fue lo que ocurrió en Filadelfia. No fue que los
discípulos estuvieran tratando de hacer incursiones en
las sinagogas de Satanás. Con la llave de David sobre
nuestros hombros no tratamos de hacer que las cosas
sucedan. Debemos siempre esperar que Dios lo haga a
Su modo. Antes, por la fidelidad de esta iglesia, el Señor Jesús dijo: “Yo los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado...”
Los Siete Espíritus de Dios salen por toda la Tierra – y
El salió y empezó a obrar en las sinagogas de Satanás,
sin que la iglesia conociera aún lo que Dios estaba haciendo.
Dios Debe Ir por Delante de Nosotros;
Su Gloria Seguirá Después
Si Dios no va por delante de nosotros, empezaremos a confundirnos en el desierto, y nos encontraremos
con un Mar Rojo, y sin a dónde ir. Los hijos de Israel se
aterrorizaron cuando se dieron cuenta de que estaban
encerrados – con el mar ante ellos, y el enemigo detrás;
y con un desierto a uno y otro lado. Pero, Dios los
estaba guiando por medio de una columna de fuego de
noche, y por una columna de nubes durante el día – y
ésta es siempre la llave para la victoria. Luego, cuando
el enemigo se acercaba, la columna se movía hacia la
retaguardia de la multitud. No tiene sentido ir si Dios
no está enviando. Y cuando Dios envía, El irá al frente
y Su gloria seguirá después. “Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque el SEÑOR irá delante
de vosotros, y el Dios de Israel os congregará (ayuntará)”
(Isaías 52:12).
Este es siempre el camino de Dios. Leemos sobre
El camina entre los candeleros
83
los grandes avivamientos de Charles Finney, y ciertamente ese fue un tremendo despertar, pues los corazones del pueblo fueron impactados con gran convicción
y conocimiento de su necesidad de Dios – mucho antes
de que Finney fuera a su ciudad. No puede hacerse que
sucedan tales cosas. Dios no ha cambiado, y El hará de
nuevo cosas como éstas, y aún más grandes – pero, será
por medio de un pueblo que ande cerca del Señor, como
en Filadelfia. Luego, el Señor en medio de ellos tiene
la Llave – para hacer lo que El quiere hacer – y Su pueblo oye lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias.
El Espíritu de Dios había ido adelante, y había empezado a obrar en Gadara, antes de que Jesús hubiera
llegado allí – y esa pobre víctima que había vivido en
las tumbas, estaba en el lugar preciso cuando Jesús saltó de la barca. Repentinamente, el endemoniado lo vio
a El, y “cuando vio a Jesús de lejos, corrió, y le adoró”
(Marcos 5:6). No necesitó que nadie le explicara de qué
manera adoraría. Todo lo que necesitamos, todo lo que
el mundo necesita, es ser impactado con Su poderosa
presencia, y tener una rápida visión de Su gloria. Pero,
en ausencia de esa poderosa presencia, organizamos grupos de adoración en la Casa de Dios, para mostrarle al
pueblo la manera de hacerlo – y después tratamos de
atraer a los pecadores a nuestras congregaciones para
que oigan música bonita. La música puede ayudar mucho en las alabanzas de Su pueblo, pero, sólo si los
músicos son instrumentos en las manos de Dios, y se
ponen en sintonía con Dios. De otra manera, la música
se convierte en mero entretenimiento.
Dios fue delante de Pablo, cuando él permitió que
el Señor le guiara hacia Efeso. Dios no organizó un
ejército de cristianos para ir contra las fortalezas del mal
en esa ciudad. Pero, el impacto de la presencia de Dios
enloqueció las fortalezas del mal, “y cayó temor todos
84
Siete lámparas de fuego
ellos,” a causa de “Jesús, el que Pablo predica” (Hechos
19:13-19).
No hay puertas cerradas en ninguna parte del mundo, si andamos con Aquel que tiene “la llave de David.”
Así como tampoco están abiertas las puertas. Pero, el
último secreto de la llave de David es saber que nuestro
Señor Jesús tiene esa llave, y que debemos dejarla en
Sus hombros, antes que buscar algunos cerrajeros ingeniosos para que traten de abrir la puerta para nosotros. Nuestro Señor no se apresura por nada... excepto
por la voluntad del Padre. Jesús dijo de Sus propios
hermanos: “Mi tiempo aún no es venido; mas vuestro
tiempo siempre es presto” (Juan 7:6). El no era perezoso,
así como tampoco ansiaba (o ambicionaba) cumplir Su
ministerio. Fue esta clase de obediencia la que produjo nuestra salvación. Y Dios debe tener un pueblo obediente, siempre listo a hacer Su voluntad – pero, moviéndose solamente en el camino de Dios – antes de
que produzcamos un impacto en las naciones.
Después de que David fue ungido como rey de Israel, los filisteos lo supieron – y salieron contra él. Naturalmente, él consideró que tenía que enfrentar la batalla – pero, había llegado a ser más sensible con respecto
a la llave, así que lo consultó con el Señor; y el Señor le
dijo: “Sube, que yo los entregaré en tus manos” (1 Crónicas 14:9,10). Dios le dio una gran victoria. Los filisteos
fueron derrotados, y los hombres de David quemaron
los dioses dejados por los filisteos cuando ellos huyeron.
Pero, algún tiempo después los filisteos vinieron de
nuevo y levantaron sus campamentos a la vista de Israel. Y de nuevo David le preguntó al Señor: “¿Iré contra los filisteos?”... Y Dios dijo: “¡No!”
Bien, esto obró antes. ¿No es ésta una razón sufi-
El camina entre los candeleros
85
ciente para usar de nuevo el mismo método? Si usted
descubre algo que opera en la obra del Señor, siga usándolo. Así razona el hombre, porque no entiende que
Dios jamás se repite a Sí Mismo de la misma manera en
que lo hizo antes. Esta es la razón por la cual el pueblo
de Dios se ve frustrado cuando ellos siguen todos los
principios de los movimientos pasados de Dios, los avivamientos pasados, y tratan de hacerlos obrar para un
nuevo avivamiento. Por supuesto, no estoy negando
que los principios de buscar a Dios, tales como la obediencia, y el oír Su voz... no sean siempre necesarios y
siempre válidos. Pero, Su camino está en el mar, y Su
senda en las aguas poderosas... y jamás podemos buscar Sus caminos por nuestra propia sabiduría, porque
Sus caminos son irrastreables.
Dios dijo: “No, no subas tras ellos... sino rodéalos,
para venir a ellos por delante.” “Y cuando oyeres venir
un estruendo por las copas de los morales, sal luego a
la batalla...” (1 Crónicas 14, 15). ¿Por qué es esto tan importante? Porque es precisamente otra lección que debemos aprender con respecto a la llave de David. El
oído de David se volvió cada vez más sensitivo a la voz
de Dios, y a los caminos de Dios. El dijo: “¡Espera!” (
y yo solamente estoy parafraseando). “Espera hasta
cuando oigas la marcha de los ejércitos celestiales sobre las copas de los morales, entonces saldrás, y sabrás
que los Ejércitos del Cielo han ido delante de ti...” Fue
una victoria formidable, y los filisteos, así como las naciones circunvecinas supieron que no había nada que
hacer con el Dios de David. “Y el nombre de David fue
divulgado por todas aquellas tierras; y puso el SEÑOR el
temor de David sobre todos los gentiles” (versículo 17).
No había pasado mucho tiempo desde cuando “David sintió el temor de Dios,” porque Dios había golpeado a uno de sus servidores con la muerte por haber to-
86
Siete lámparas de fuego
cado el Arca. Pero, él aprendió de su error – y supo que
siempre debía buscar a Dios para saber Sus caminos. Y
ahora David se había hecho famoso a causa de su gran
victoria, y el temor de David cayó sobre todas las naciones (los gentiles).
Las naciones no van a sentir el temor de nuestro
Dios, ni a obedecer el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, hasta cuando haya un retorno al santo temor de
Dios en medio de nosotros.
La llave de David para el Monte Sion, es también la
llave de David para todas las naciones.
Haríamos mejor en estar seguros de que tenemos la
llave para Sion, la llave para la Presencia de Dios en Su
Iglesia, la llave que traerá un santo temor de Dios para
Su pueblo – antes que demos por sentado que podemos
subir con otras llaves con el fin de tomarnos las naciones para Dios.
La llave es nada menos que moverse en la unción
andando en el Espíritu, y conociendo que Su presencia
permanece en nuestras vidas. Y sabiendo con certeza
que El lleva sobre Sus hombros la llave, y que dejemos
que El se haga cargo plenamente de todo lo que El quiere
que nosotros hagamos. Pero, éste es un proceso de
aprendizaje. A diferencia de los dones de Dios, esta
llave es una obra progresiva de Dios en las vidas de Sus
escogidos. Ellos aprenden mediante la experiencia que
simplemente no pueden hacer que nada ocurra que sea
digno de la aprobación de Dios, excepto cuando ellos
se mueven en la voluntad y en el camino de Dios.
Estoy seguro de que Dios fue quien cerró la puerta
para China a medidos del siglo pasado... porque El tendría una iglesia verdadera y vigorosa en esa gran tierra.
Pero, esta clase de avivamiento no ocurrió hasta cuando
El, que tiene la llave de David, detuvo los programas
El camina entre los candeleros
87
misioneros de la iglesia en el mundo libre. No digo
estas cosas para desanimar a cualquier hombre o mujer
que sean llamados a ministrar en determinadas naciones. Debemos ser fieles para conocer Su voz e ir a donde el Señor pueda enviarnos. Pero, debemos estar seguros de que es “El que tiene la llave de David” quien
está abriendo la puerta. Aquellas naciones que han conocido el hambre física, así como el espiritual, y la persecución... no necesitan de nuestra experiencia, ni de
nuestras bandas de música, ni de nuestros danzarines,
ni de nuestro rock and roll cristianos, ni de que les llevemos nuestro Evangelio. Pues ellos harían más daño
que beneficio, y la fama de la iglesia se haría más infamatoria de lo que es ahora en muchas naciones. Quiero citar algunos extractos de lo que se llamó “Un Mensaje Urgente de la Iglesia Perseguida en Rusia.” Aquí
están unos pocos extractos:
“Durante treinta años hemos sufrido intensa
persecución, y ahora la libertad está trayendo otro
gran daño a nuestras iglesias. Este daño proviene de los cristianos de los Estados Unidos que
están enviando música rock y evangelistas acompañados por bandas de rock.
“Nuestros jóvenes no asisten a estas reuniones porque lo hemos comprometido todo por no
participar en el entretenimiento secular.”
“Esto es un gran peso para nuestros corazones. Muchos vienen con la Biblia en la mano y
con la música rock. Estamos perturbados por esta
imagen del cristianismo. No sabemos de qué
palabras valernos para argüir que esto debe detenerse. Aborrecemos toda música cristiana de rock
que venga a nuestro país...”
“Necesitamos pan espiritual, por favor,
dennos pan verdadero, no galletas falsas...”
88
Siete lámparas de fuego
“Estuvimos en prisión durante quince y once
años, por causa de Cristo. No se nos permitía
tener música cristiana, pero, se usó la música de
rock como una arma contra nosotros de día y de
noche para destruir nuestras almas. Sólo podíamos resistir con mucha oración y mucho ayuno...”
“Ahora son los cristianos de los Estados Unidos los que dañan nuestras almas. Nosotros no
permitimos esa música en nuestra iglesia, pero,
ellos toman en arrendamiento grandes estadios y
contagian a los adolescentes y a los adultos con
su música de rock...”
“Llamamos a esta música, música del infierno. Les pedimos a todos los norteamericanos que
dejen de dar dinero para la organización de tales
conciertos en Rusia.” (Peter Peters y Vasilij
Ryzhuk, Moscú, fragmentos de una carta escrita
en 1991).
¡Cuánto se debe afligir el Dios Altísimo con esta
clase de insensatez! Todo lo que podemos preguntarnos es: ¿Cuánto tiempo pasará antes de que El se levante ante la iglesia aquí, en Occidente, y en otros países
“cristianos” opulentos, con ojos como llama de fuego
y con la espada aguda de dos filos?
Pero, Dios tiene en la Tierra una Iglesia de Filadelfia viva... aunque pequeña en cifras quizá. Dios ha puesto ante ellos una puerta abierta, y nadie puede cerrarla.
Ellos están guardando la palabra de Su paciencia, y el
rigor de la prueba del testimonio. Dios dijo que El no
los probaría más allá de lo que ellos soportaran. “Antes
dará también juntamente con la tentación (con la aflicción, o prueba) la salida, para que podáis aguantar” (1
Corintios 10:13). En la Tierra, muchos han conocido la
prueba y la tribulación más allá de lo que cualquiera de
El camina entre los candeleros
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nosotros pueda imaginarse aquí, en el mundo libre, y
ellos dan testimonio de que Dios ha sido fiel en la hora
de su prueba, y “ha dado también la salida,” y los ha
capacitado para soportarla, y muchos han sellado su testimonio con su sangre. Creo que muchas de las iglesias
perseguidas ya han tenido su parte de tribulación, y serán librados cuando sobrevengan pruebas más grandes
sobre el mundo.
A los vencedores de Filadelfia, El les da esta promesa: “Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré
sobre él el Nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi Nombre nuevo.”
7. A la Iglesia en Laodicea (Apocalipsis 3:1422)
El Señor de la Iglesia se levanta ante Laodicea como
“el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la
creación de Dios.” Decimos nuestras oraciones, y decimos Amén. Esta es la última palabra de nuestra petición
ante Dios: “Señor, que esto pase.” Es el Amén para el
lamento del corazón de Su pueblo que ha estado clamando durante mucho tiempo a El. Y El es el Amén
para Sus propias intercesiones ante el trono de Dios, a
nombre de Su pueblo.
Hay mucha ostentación en Laodicea, pero, Dios sabe
que es falsa. Nosotros decimos: “Somos ricos, y nos
hemos enriquecido en bienes, y no tenemos necesidad
de ninguna cosa” – pero, el Señor nos ve como “desventurados, y miserables, y pobres, y ciegos, y desnudos.” El canto y la risa continúan en la Casa de Dios. Y
ellos llaman a esto la alegría del Señor. Sé que Dios
quiere que nos regocijemos en el Señor en los buenos
tiempos, y en los malos. Pero, pregunto si Dios no esta-
90
Siete lámparas de fuego
rá diciendo con mucha frecuencia: “Quita de mí la multitud de tus cantares, que no escucharé las salmodias de
tus instrumentos” (Amós 5:23). E, incluso, la verdadera
profecía es, a menudo, como lo fue cuando Ezequiel
manifestó la palabra de Dios al pueblo: “Y he aquí que
tú eres a ellos como cantor de amores, gracioso de voz
y que canta bien; y oirán tus palabras, mas no las pondrán por obra” (Ezequiel 33:32).
El Señor nos considera como línea divisoria: “No
eres frío, ni hirviente. ¡Bien que fueras frío o hirviente!” El está de pie junto a nuestro candelero, plenamente preparado para corregirnos, y nos dice por qué: Es
porque El nos ama. A menudo, somos propensos a pensar que Su bondad es la prueba de que nos ama, pero,
no comprendemos que “la bondad de Dios te guía al
arrepentimiento” (Romanos 2:4). Pero, oigamos lo que El
dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo: sé
pues celoso, y enmiéndate.” El ha hecho toda provisión para hacernos ricos con las verdaderas riquezas del
Cielo, para vestirnos con las puras y blancas vestiduras
de Su propia justicia, y para ungir nuestros ojos con el
fin de que podamos ver con visión clara. El quiere alumbrarnos con la Luz del Cielo. El es “el fiel y verdadero
Testigo” y quiere hacer que seamos el verdadero Testimonio de Jesús en la Tierra. El no ha abandonado a
Laodicea, pero, permanece afuera ante la puerta – porque El no puede tolerar lo que está pasando dentro. El
quiere establecer confraternidad con nosotros, no programas y entretenimientos absurdos.
El Quiere Entrar y Cenar con Nosotros
El pueblo siente intensamente que ellos están haciéndolo muy bien, porque Dios está bendiciendo, y la
iglesia está prosperando. Pero, El está afuera ante la
puerta, y llama: “He aquí, que yo estoy parado a la puerta
El camina entre los candeleros
91
y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y el conmigo.” El dice que
quiere: “Cenar contigo, y tú conmigo.” Yo quiero cenar con usted. Quiero compartir mi vida con usted, y
quiero que usted comparta su vida conmigo.
Cuán poco comprendemos que esta clase de mutua
confraternidad con El sea la respuesta total de Dios para
un mundo que yace en la esclavitud de la corrupción.
Manifestamos que queremos llevar el Pan de Vida al
mundo. Pero, El está en el Cielo ahora, y quiere que
nosotros seamos ese Pan para un mundo hambriento.
Sólo cuando participemos de El, llegaremos ciertamente a ser el Pan de Vida que El quiere que seamos. Y esto
sólo puede suceder cuando cenemos con El, y El con
nosotros. No podemos comer el Pan de Vida, y no verle
a El y conocerle – y luego llegar a ser el Pan de Vida
para los demás.
Después de la conversación que dos discípulos sostuvieron con el Extraño que se les unió en su viaje a
Emaús – parecía que el hombre fuera a dejarlos en el
cruce de caminos, e iría en dirección diferente. Pero,
las palabras que El dijo ardían de tal manera en sus corazones que le invitaron a seguir y a hospedarse con
ellos. El no se sorprendió por esto – y estoy seguro de
que estaba esperando la invitación. Pero, El podía haberse ido en una dirección distinta, si ellos no le hubieran obligado. El siempre busca que se le invite.
“Y aconteció, que estando sentado con ellos a la
mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y les dio.
Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron” (Lucas 24:30-31).
El anhela cenar con nosotros. El quiere comer con
nosotros. El quiere compartir Su vida con nosotros, para
que podamos llegar a ser el Pan de Dios para un mundo
92
Siete lámparas de fuego
hambriento que nos rodea. Así, El nos congrega para
Sí Mismo en un cuerpo – para que podamos ser uno con
El, y tener Su vida para compartirla con los demás. Sólo
cuando El tome el pan en Sus manos, y lo parta – sólo
entonces le veremos y le conoceremos. Y sólo entonces llegaremos a ser pan partido en Sus manos para los
demás.
“El pan que partimos, ¿no es la confraternidad del
cuerpo del Cristo? Porque un pan, significa que
muchos somos un cuerpo; pues todos participamos
de un pan” (1 Corintios 10:16-17).
El Señor tiene promesas para aquellos en Laodicea
que lleguen a oír Su voz – promesas tan grandes como
las que El tiene para cualquiera de las demás iglesias:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en
mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con
mi Padre en su trono.” Pero, no nos sentaremos ciertamente con El allí en Su trono, si no nos sentamos y
cenamos con El aquí. “El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias.”
93
Del lugar santo al lugar santísimo
CAPITULO TRES
DEL LUGAR SANTO
AL LUGAR SANTISIMO
E
n el Tabernáculo y en los templos antiguos había
tres zonas que eran figura y sombra de “aquel
verdadero Tabernáculo que el Señor asentó, y no al hombre” (Hebreos 8:2). Ellos sirvieron como “ejemplo y sombra de las cosas celestiales” (versículo 5). Nuestro Gran
Sumo Sacerdote en los Cielos tiene un “tanto mejor ministerio” que aquellos que sirvieron en los templos terrenales... tanto para exceder a los ministros sacerdotales de ese día, así como el Nuevo Testamento excedió al
Antiguo Testamento (versículo 6). Aquellas instituciones, y sacrificios, y ceremonias establecidos para ser
“una sombra de los bienes venideros, no la representación misma de las cosas” (Hebreos 10:1). Ahora que se ha
ofrecido el verdadero sacrificio y que en la resurrección
El ha llegado a ser nuestro Gran Sumo Sacerdote según
el orden de Melquisedec, se nos pide que abandonemos
lo que sea antiguo, porque se nos ha abierto un camino
nuevo y viviente “por el velo, es a saber, por Su carne”
(Hebreos 10:20). Hay muy bellas enseñanzas sobre estos
templos antiguos, si entendemos que ellos fueron sola-
94
Siete lámparas de fuego
mente figuras y sombras de un camino mejor, de un
sacrificio mejor, de un templo mejor, de un pacto
mejor y de un Sumo Sacerdote mejor que intercede por
nosotros.
Ahora, el atrio exterior era solamente un lugar abierto ante el Tabernáculo al que podía venir el pueblo de
Israel con sus sacrificios, y todo el complejo estaba rodeado por una barrera de cortinas de lino. Pero, el tabernáculo (o Tienda) estaba situado dentro del complejo, en el extremo occidental. El Tabernáculo comprendía dos partes: el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.
Aarón y sus hijos entraban al Lugar Santo durante su
ministerio, para lo cual tenían que lavarse primero las
manos y los pies en el lavatorio. Al entrar en el Lugar
Santo, en el extremo oriental, se veía el candelero en el
sur, y la mesa del pan de la proposición en el norte; y en
el extremo occidental, cerca del velo, estaba el altar del
incienso, donde los sacerdotes ofrecían el incienso ante
el Señor.
Pero, el Sumo Sacerdote era el único que tenía acceso al Lugar Santísimo – y esto solamente una vez al
año, en el Día de la Expiación. Habiendo cumplido su
alto ministerio ante el Arca del Pacto, en el Lugar Santísimo, el Sumo Sacerdote regresaba al pueblo que lo
esperaba con la esperanza de que trajera alguna Palabra
especialísima que Dios le hubiera dado para la nación.
Nosotros hemos hablado mucho de todo esto en un escrito anterior, y sólo mencionaremos aquí, a modo de
introducción, unas pocas cosas sobre algunas de la características especiales del Lugar Santísimo. El apóstol
habla de estas dos zonas cuando dice: “Y un Tabernáculo (o el Lugar Santo) terrenal... .Tras el segundo velo
estaba el Tabernáculo, que llaman el Lugar Santísimo”
(Hebreos 9:1-3). (Véase también nuestro escrito: “De la
Tienda al Templo,” capítulo 1).
Del lugar santo al lugar santísimo
95
El Velo se Rompió para que Nosotros
Pudiéramos Entrar
Este Lugar Santo habla simbólicamente de la ministración en la iglesia, y del acceso de ella a la presencia de Dios. Y así, cuando Aarón cuidaba las lámparas
y las aparejaba con aceite para mantenerlas encendidas,
iluminando una parte que de otra manera era oscura y
sin ventanas – de esta manera vemos al Sumo Sacerdote en medio de los siete candeleros de oro, lleno de gracia y engalanado con las vestiduras sacerdotales, y asimismo resplandeciente con la Luz de Dios. Juan había
sido desterrado a la Isla de Patmos a causa de su Testimonio de Jesucristo. Cierto día, al que él llama “el Día
del Señor,” él estaba “en el Espíritu.” Algunos creen
que fue el primer día de la semana, porque la iglesia
acostumbraba congregarse “el primer día de la semana” (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2). Pero, el día del Señor se
define en este pasaje con un adjetivo descriptivo, como
si se dijera el Día Señorial, si existiera tal palabra. Creo
que este Día es el que le corresponde especialmente a
nuestro Señor Jesús como Mediador del Nuevo Pacto.
De repente, Juan estuvo en el Espíritu, porque el Señor
tenía una mensaje para él, que le concernía a la Iglesia
en todos sus días, y porque Juan debía ver estas cosas
en el ámbito del Espíritu, y por el Espíritu.
Sigamos hasta la Perfección
Juan estaba en el Espíritu en la primera parte del
Libro (Apocalipsis, capítulos 1, 2 y 3) . Esto fue una imagen
del Lugar Santo, y Juan vio al Sumo Sacerdote ministrando en el Lugar Santo de la Iglesia. Pero, en Apocalipsis 4, una vez más, él está en el Espíritu en un Lugar
Santísimo, cuando la Voz le dijo: “Sube acá.” Todavía
hay un ámbito más alto en el Espíritu que él debe ver
y... al verlo, ministrar lo mismo para aquellos que son
96
Siete lámparas de fuego
“partícipantes en la tribulación, y en el Reino, y en la
paciencia de Jesucristo.”
Todo el propósito del ministerio que Dios ha establecido en la Iglesia es el de que entremos en el Lugar
Santo – y de allí vamos al Lugar Santísimo. Algunos
enseñan que ya estamos en el Lugar Santísimo, porque
el velo ha sido partido en dos. Sí, el camino está abierto
para que entremos, pero, no estamos allí precisamente
porque el velo haya sido roto.
“Así que, hermanos, teniendo atrevimiento para
entrar en el Santuario por la sangre de Jesús el Cristo, por el camino que él nos consagró nuevo, y vivo,
por el velo, es a saber, por su carne, y teniendo aquel
Gran Sacerdote, sobre la casa de Dios, lleguémonos con corazón verdadero, y con fe llena, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los
cuerpos con agua limpia” (Hebreos 10:19-22).
¡La puerta está abierta para que entremos! Pero, no
estamos allí solamente porque la puerta esté abierta. Por
el contrario, El nos pide que nos acerquemos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe. La razón de
que nosotros retrocedamos, debe ser porque el velo está
ahora sobre nuestros ojos para que no podamos verlo a
El en Su gloria. Permítanme ilustrarlo de esta manera:
Cuando Moisés bajó del monte, habiendo estado en presencia de la Nube (Shekinah) de la gloria durante 40
días – su rostro irradiaba esa gloria para el pueblo que
estaba en el campamento. Al principio, ellos sentían
temor de acercársele, pero, él les hizo señas, y se acercaron, y les dijo las palabras que Dios le había dado.
Pero, cuando la Gloria comenzó a desaparecer, Moisés
se puso un velo sobre la cara, hasta cuando entraba de
nuevo para hablarle al Señor. El apóstol Pablo interpreta esto como una señal de que el velo sobre la cara de
Del lugar santo al lugar santísimo
97
Moisés significaba realmente que el velo estaba sobre
los corazones del pueblo, porque él dijo: “Cuando Moisés es leído, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
Pero, cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.”
El velo sobre la cara de Moisés era, realmente, un velo
sobre los corazones y las mentes de ellos cuando él les
hablaba. Pero, cuando él entraba para hablarle al Señor, se quitaba el velo (ver 2 Corintios 3:14-18; Exodo 34:33,34).
El símbolo es muy claro: El velo en el Lugar Santísimo
ha sido partido en dos. Pero, como pasó con Israel, el
velo está sobre nuestros corazones, si no estamos morando en Su Presencia. Pero, cuando nos volvemos hacia el Señor, el velo será quitado. Necesitamos examinar esto... y buscar muy encarecidamente al Señor por
el colirio de Su Espíritu para que podamos pasar a través del velo, y ser transfigurados por la gloria de Su
rostro.
Así que, aquí estamos en el Lugar Santo. Hay luz
en el candelero, el pan santo está en la mesa de la proposición, y el incienso que ofrecemos en el altar de oro
del incienso. Tenemos todos los dones y ministraciones del Espíritu. Pero, de alguna manera, no existe esa
fe, esa confianza, esa seguridad de que hay algo más –
porque la idea es la de que si tenemos los dones del
Espíritu, ¿qué más necesitamos? Pero, la palabra es
muy clara: los dones y los ministerios que Dios ha puesto
en el cuerpo, son para la perfección de los santos, para
la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo
de Cristo – hasta cuando... hasta cuando... hasta cuando lleguemos a algo más alto. Pues el ministerio no es
el fin último – antes bien, está destinado a prepararnos, a alimentarnos, a enseñarnos, a fortalecernos, a
edificarnos, “hasta que todos salgamos en unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, en varón
perfecto, a la medida de la edad cumplida del Cristo.”
98
Siete lámparas de fuego
Y el apóstol continúa explicando esto, demostrándonos
que el último fin del ministerio es el de llevar al pueblo
a Dios en amor perfecto (ver Efesios 4:11-16).
Hemos tenido ministraciones muy poderosas de los
dones en toda la historia de la Iglesia – pero, raramente
hemos tenido un pueblo de Dios que vaya más allá del
Lugar Santo del ministerio, y que entre al Lugar Santísimo en constante y perdurable unión con Aquel que
está entronizado sobre el propiciatorio. Dios impide
que de algún modo nosotros menospreciemos la obra
del ministerio en el cuerpo de Cristo. Pero, sé que las
fuentes de la bendición se están secando, y muchos del
pueblo de Dios están sintiendo hambre – a pesar de la
mucha asistencia a la iglesia, y de mucha actividad religiosa – pero, sin mucho de la Presencia poderosa de
Dios en medio de nosotros. ¡Necesitamos ser estimulados! Dios se preocupa más por esto de lo que nosotros
nos preocupamos; y se va a dar más gracia (quizá en
medio de más sufrimiento y tribulación) para hacer que
Su pueblo avance y entre en el Lugar Santísimo de la
Nube de Su gloria (Shekinah) y de Su presencia.
No debemos pensar que podemos confiar en el conocimiento que tenemos del Reino de Dios... ni considerar que estamos más cerca del Reino a causa de ese
conocimiento. Porque si nuestro conocimiento del Reino
no produce el temor de Dios en nuestros corazones, y
nos lleva al arrepentimiento, a la pobreza de espíritu, a
la mansedumbre, y a la humildad – todavía estamos lejos del Reino – porque estas virtudes se refieren a lo
que Pablo dijo de los hijos de Israel: que los corazones
de la mayoría de aquellos que cruzaron el Mar Rojo y
comieron del pan del Cielo, y bebieron del agua que
salía de la roca, y llegaron a las mismas puertas de Canaán se habían endurecido, y por eso no entraron en la
Tierra, incluyendo a la mayoría de aquellos que la ha-
Del lugar santo al lugar santísimo
99
bían explorado, y murieron en el desierto.
El Salmista también hace una solemne advertencia
a aquellos que saben cómo alabar a Dios, y a aquellos
que saben cómo adorar a Dios – pero, no tienen la intención de ir más allá:
“Venid, alegrémonos en el SEÑOR, cantemos con júbilo a la roca de nuestra salud...” (ver Salmo 95, versículos 1 al 5). Luego, vengamos a adorar:
“Venid, postrémonos y adoremos; arrodillémonos
delante del SEÑOR, nuestro Hacedor...” (versículos 6,7).
Todo esto es bueno, recomendable, pues el Señor se
regocija con las alabanzas del pueblo y en la verdadera
adoración. Pero, luego El da esta severa palabra de consejo:
“Si hoy oyereis su voz, no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como el día de Masá, en el desierto; donde me tentaron vuestros padres, me probaron, y vieron mi obra” (versículos 7-11). Sin embargo,
a pesar de Sus maravillosas provisiones, del pan del
Cielo diariamente, de la columna de la Nube de día, y
de la columna de Fuego de noche – ellos afligieron el
corazón de Dios, y no entraron en Su Reposo. Por mucho que El pueda deleitarse con la alabanza y con la
adoración de Su pueblo – hay mucho más. El está buscando el corazón justo, el corazón tierno, un corazón
que no ofenda a Dios, ni le pruebe, ni le irrite. El
busca el corazón que está hecho según el corazón de
Dios, porque El está buscando una habitación para Sí
Mismo.
100
Siete lámparas de fuego
Sube más alto
CAPITULO CUATRO
SUBE MÁS ALTO
“D
espués de estas cosas miré, y he aquí una
puerta abierta en el cielo; y la primera voz
que oí, era como de trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que es necesario que sean hechas después de éstas” (Apocalipsis
4:1).
“Sube acá”
Juan debe subir más alto en el Espíritu, con el fin de
ver la gloria plena de Cristo en el Lugar Santísimo. Ciertamente, él estaba en el Espíritu en el día del Señor cuando oyó la voz del Hijo del Hombre, que andaba en medio de los candeleros. Pero, las ministraciones de Cristo en Su Iglesia están destinadas a llevarnos al lugar de
Su trono, a un lugar todavía más alto que aquel donde
estamos ahora. Cuando Juan oyó la invitación para “subir allá,” inmediatamente estuvo en el Espíritu. Cuando El le hablaba a Su pueblo con un sonido de trompeta
desde el Cielo... como lo hizo con Juan, inmediatamente hay poder en Su Palabra para hacer que esto ocurra.
“Acerquémonos confiadamente... ,” dijo el apóstol.
Pero, de alguna manera la voz parece ser casi inaudible,
Sube más alto
101
y eso no sucede. “Al instante,” Juan estuvo allí – en la
Fuente y en el Manantial de toda la gloria que él había
visto antes. Ahora estaba en el ámbito de la Luz pura.
En el Lugar Santo hay luz de candelero, y nosotros creemos que ella representa todos los dones y ministerios
del Espíritu. Necesitamos de toda la provisión que el
Espíritu nos ha dado, para traernos palabras de sabiduría y de conocimiento, y nuevas medidas de fe y de entendimiento. Necesitamos esos dones de sanidad y de
discernimiento de espíritus. Todos esos dones son como
rayos de Luz del Lugar Santísimo... y debemos tener
esa Luz. Pero, Dios quiere que esta Luz resplandezca
desde Su pueblo en una llama de gloria que llene toda
la Tierra. Los dones y los ministerios no se han destinado jamás para que hagan eso, sino que, antes por el
contrario, son para mostrarnos el camino hacia aquel
ámbito más alto.
Como Rut, estamos agradecidos porque podemos
recoger espigas en los campos de Boaz, cuyo nombre
significa: En él está la fortaleza. Boaz era fuerte a favor de la sierva de Moab. El le dijo a sus recolectores
que dejaran manojos de grano en el suelo, para que Rut
los recogiera. Esto fue muy generoso de su parte. Luego, cuando él le prometió ser su pariente redimidor, le
dio “seis medidas de cebada,” estrictamente como regalo. Ella no tuvo que recogerlas de los campos. Cuán
agradecidos debemos estar por “todo bien y todo don
perfecto” que El nos da, así sea que los recojamos
con duro trabajo, o simplemente que El los derrame
en nuestros costales, sin que ni siquiera se lo hubiéramos pedido.
Pero, El quiere llevarnos todavía más alto... más allá
de los lugares donde se reciben los dones. Quiere que
nos entreguemos a El... como lo hizo Rut. Quiere recibirnos para Sí Mismo... como Boaz recibió a Rut. De-
102
Siete lámparas de fuego
jemos que desvanece la flor de nuestras vidas, y abramos camino para el fruto. Dejemos que el Lugar Santo
del ministerio ceda su lugar ante el Lugar Santísimo de
la unión perdurable con Aquel que “mora entre los querubines.” Mientras estemos agradecidos por los dones,
que podamos entender que los propósitos del deseo de
Dios se defraudan completamente, si no estamos buscando siempre el camino mejor – el de una relación
con El, donde vivamos juntos en el mismo hogar. Su
deseo es el de que cenemos con El, y El con nosotros:
“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en
unidad” (Juan 17:23). El deseo de Dios es el de llevarnos
todavía a más grandes profundidades en el Espíritu.
¿Qué significa realmente estar –
En el Espíritu?
Cuando se llena la copa de agua – el agua está en la
copa. Si se arroja la copa al río – ahora la copa está en
el río. Jesús dijo: “Morad en mí.” Pero, en el mismo
instante, dijo: “Y yo en vosotros.” ¿Es que no es suficiente que Cristo esté en nosotros? Si comprendemos
esto, es que El entra en nosotros para que nosotros podamos entrar en El. Quiere que nos sumerjamos con
todo y copa en el Río. Es maravilloso andar en las aguas
de la Vida... sumergidos hasta los tobillos... las rodillas... la cintura. Pero, tememos seguir adelante, porque sentimos que estamos perdiendo pie. Sentimos temor de comprometernos en el agitado Río de la Vida.
Sentimos temor de lanzarnos a la profundidad, y dejar
que las líneas costaneras se alejen. Tememos porque
no conocemos suficientemente a nuestro Padre, para entregarnos completamente a Su cuidado. Parece ser más
deseable una pequeña porción de autocontrol, que echando toda vuestra solicitud en él. Sé que encontramos
difícil entender lo que Dios tiene en mente para nosotros, mediante la entrada en la plenitud del Espíritu.
Sube más alto
103
Pero, El quiere que nos propongamos hacerlo... así como
los hijos de Israel que, conociendo muy poco de Canaán, siguieron, sin embargo, la Nube de Su Presencia.
A medida que continuemos en el conocimiento de El,
El será fiel para llevarnos a la plenitud que El desea. Consideremos algunos aspectos de la plenitud de Cristo.
El Espíritu de Fe. En los dones de Dios recibimos
una medida de fe, y si somos fieles en esa medida, El
nos entrará más en el espíritu de fe. Abraham tuvo fe
para abandonar su país y para entrar en tierra extranjera, a solicitud de Dios. Toda su vida fue una vida de fe.
Y con el paso del tiempo, y a causa de los tratos de Dios
– llegó a una fe tan absoluta que entregó a su amado
hijo Isaac en el altar del sacrificio – estando seguro de
que Dios lo levantaría de entre los muertos. Su fe había
progresado desde una fe que creía en Dios como guía
en la vida; desde una fe para una simiente prometida y
una fe para una herencia en la tierra prometida – hasta
el último grado de la fe, donde lo devolvería todo a Dios
en el Altar del Holocausto. Porque sabía que su Dios
era el Dios del poder y de la vida. Su fe había llegado a
ser la fe de la resurrección.
Pablo habla sobre la fe de la resurrección, que siempre estaba allí, porque él estaba “llevando en el cuerpo
siempre por todas partes la muerte de Jesús.” Ciertamente, él tenía fe para hacer muchos milagros maravillosos en su ministerio. Pero, el espíritu de fe va mucho
más allá. “Teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a
lo que está escrito, creí; por tanto hablé.” El está citando lo que dijo David cuando se encontró muchas veces
en situaciones de muerte; y, sin embargo, el Señor fue
fiel y lo libró de la muerte (ver Salmo 116:8-10). Decimos
que queremos todo lo que Dios tenga para nosotros.
Pero, ¿estamos preparados para conseguir todo esto, y
luego devolvérselo todo a El en el Altar del Holocausto
104
Siete lámparas de fuego
– como lo hizo Abraham, como lo hizo David, como lo
hizo Pablo? Sólo entonces podremos experimentar el
poder de Su resurrección: “estando ciertos que el que
levantó al Señor Jesús, a nosotros también nos levantará por Jesús, y nos pondrá con vosotros” (2 Corintios 4:1014).
El Espíritu de Adoración. Vamos a los lugares de
adoración. Hemos sido enseñados a adorar bajo ciertas
influencias – como la música, o bajo la guía de un director de culto. Comprendo que en los cánticos de alabanza cantemos, algunas veces, con músicos que dirigen los cánticos. Y esto está bien y es bueno – si el
músico es un alabador, y está en sintonía con Dios. Pero,
la verdadera adoración va más allá del canto y de la
alabanza. Dios está buscando a los “verdaderos adoradores,” que adoren al Padre en Espíritu y en Verdad. Si
moramos en el Espíritu de adoración, adoramos en todos los momentos. Como Abraham que, cuando levantó su tienda, erigió un altar de adoración, sin importar a
dónde fuera. La gente nos preguntará: “¿Dónde adora
usted?” La mujer de Samaria que Jesús halló cerca del
pozo pensó que se trataba de adorar en Samaria versus
Jerusalén; ella adoraba en el monte cerca de Samaria, y
vosotros, judíos, dijo ella, adoráis en Jerusalén. Pero,
Jesús le enseñó una lección que todos necesitamos aprender. No es el lugar, no es el ambiente de iglesia, no es el
programa musical, no es una mala situación, o una
buena; la verdadera adoración deber ser en Espíritu y
en Verdad.
Abraham fue un adorador. Obedeciendo a Dios,
puso la leña del holocausto sobre Isaac, y le dijo a sus
dos siervos: “yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos a vosotros” (Génesis 22:5). ¡Extraña manera de adorar! Realmente lo es, si no comprendemos que el ingrediente más refinado de la adora-
Sube más alto
105
ción es un corazón que lo pone todo en el altar de Dios,
aun lo mejor que Dios le haya dado.
En los tiempos buenos y en los malos, Job era un
adorador. Una vez en que Satanás estaba presente, Dios
destacó la integridad de Job. Obsérvese que fue Dios el
que puso el tema – y Satanás acusó a Job por tener intereses egoístas en la adoración. ¿Por qué no podía adorar él a Dios, cuando Dios era tan bueno, y lo había
protegido en tal forma, que ni siquiera Satanás podía
tocarlo? Este fue el argumento de Satanás contra Job.
Y así fue como Dios permitió que Satanás le quitara
todo cuanto tenía, aun su salud, además de sus hijos y
de sus hijas, de sus rebaños y de sus piaras. Pero, enseguida él se sentó sobre las cenizas, y adoró a Dios. No
tenía grupo de adoración para que le ayudara en esto, ni
su adoración estaba motivada por la risa del adorador
feliz. Pero, allí había un profundo convencimiento interior de que el Dios al que servía era grande y terrible,
y digno de toda adoración – simplemente a causa de lo
que El era. Los cánticos espirituales deben llevarnos a
un sometimiento total de nuestros corazones, de nuestras mentes y de nuestras voluntades a Dios. Si usted
quiere buscar la palabra adorar en su concordancia,
encontrará que va acompañada, muy frecuentemente,
de arrodillarse, de inclinarse ante El, o de postrarse en
el suelo sobre el rostro. Es una respuesta espontánea al
terrible conocimiento de la presencia de Dios o de Sus
santos juicios. No se puede disponer previamente que
ello ocurra. Es un profundo convencimiento interior de
que Dios es grande en santidad y majestad... y que nosotros estamos desvalidos e incompletos sin El... pero,
que le amamos por lo que El es. Simplemente no podemos definir la adoración, porque es un estado existencial que siempre está en el corazón del adorador, y que
puede manifestarse de muy diversas maneras.
106
Siete lámparas de fuego
Pero nada, antes del Calvario, o después de él... o
en las edades por venir, igualará tan siquiera la calidad
de adoración que ascendió ante Dios, cuando el Hijo
de Dios “el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios” (Hebreos 9:14). Y jamás podría compararse cualquier incienso ofrecido alguna vez
en los altares judíos con el placer que llenó el corazón
de Dios, cuando el incienso de este Holocausto ascendió al Cielo, cumpliendo el compromiso que El había
hecho con el Padre. “Heme aquí (en la cabecera del
libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios, tu voluntad.”
El Espíritu de Oración. “Mas vosotros, oh amados, edificaos a vosotros mismos sobre vuestra santísima fe, orando por el Espíritu Santo. Conservaos a vosotros mismos en el amor de Dios” (Judas 20-21). ¡Cuán
efectiva es esta clase de oración! Se puede orar con el
Espíritu “en un lenguaje que se entiende, o un lenguaje
que él no entienda” (1 Corintios 14:15). Pues el Espíritu
Santo es nuestro Intercesor aquí en la Tierra, así como
nuestro Señor Jesús es nuestro Intercesor ante el trono.
Y el apóstol nos recuerda esto, cuando dice: “Y asimismo también el Espíritu nos ayuda en nuestra flaqueza”
(que dice literalmente: “El Espíritu se une a nuestra flaqueza”). A menudo, no se pueden expresar las palabras
que se pudieran decir, ni tener algún entendimiento real
de la situación que se vive. “Porque orar como conviene, no lo sabemos (o no sabemos cómo orar); sino que
el mismo Espíritu demanda por nosotros con gemidos
indecibles” (Romanos 8:26). Solo el Espíritu entiende estos gemidos. “Mas el que escudriña los corazones, sabe
qué es el deseo del Espíritu, que conforme a Dios, demanda por los santos” (Romanos 8:27). Debemos buscar
la voluntad de Dios aun en nuestras oraciones. Porque
el Espíritu Santo ha venido a nuestras vidas para
Sube más alto
107
unirsenos en tal unión con El, que hay una comunicación continua de nuestros corazones con El. Pablo habla de esto, de cómo orar sin cesar: “por toda oración
y ruego orando en todo tiempo en el espíritu, y velando
en ello con toda instancia y súplica por todos los santos” (1 Tesalonicenses 5:17; Efesios 6:18).
No estoy convencido de la efectividad de las oraciones que están reglamentadas por los dirigentes de la
iglesia, los cuales tienen sus propios programas y agendas que cumplir. El encargo del Señor en todas las siete
cartas a las iglesias de Asia, no fue nunca: ¡Ustedes deben orar más! Por el contrario, Su encargo fue el de que
llevaran al pueblo de Dios al arrepentimiento; que estuvieran vigilantes, despiertas y alertas; que fueran pacientes, para retornar al primer amor; que fueran fieles;
que se afirmaran bien en su testimonio; que guardaran
la palabra de Su paciencia; que buscaran las verdaderas
riquezas; que mantuvieran limpias sus vestiduras, y que
tuvieran oídos “para oír lo que el Espíritu está diciendo
a las iglesias.” Con la llave de David sobre nuestros
“hombros,” deberíamos estar preguntándole más del
Señor en cuanto a Su voluntad y a Su camino en nuestras vidas – antes que decirle a Dios lo que El tiene que
hacer ahora. Entonces, nuestras oraciones serán poderosas, efectivas y fervientes – cuando estemos andando
verdaderamente en el Espíritu, y estar motivados por
Su deseo y por Su encargo para nosotros, y por Su camino para traer el Pan de Vida a los demás. La responsabilidad de cada miembro del cuerpo es la de llevar
ese encargo particular que el Espíritu ha puesto sobre
nuestros hombros – es la de cada uno en su propio camino con el Señor. Cuando lleguemos a esto, todo el
cuerpo será edificado, y llegará a producirse el Testimonio de Jesús en la Tierra.
108
Siete lámparas de fuego
El Espíritu de Profecía
“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me
dijo: Mira que no lo hagas; yo soy siervo contigo, y con
tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús; adora a
Dios, porque el testimonio de Jesús es el espíritu de
profecía” (Apocalipsis 19:10). Juan hizo lo mismo en Apocalipsis 22:9. Y cada vez el ángel dijo: “Mira que no lo
hagas.” La palabra ángel simplemente significa mensajero y, en este caso, él era un hombre que había traspasado el velo de esta vida. Sólo era, como Juan, uno
de los hermanos que tenía el Testimonio de Jesús. Un
poco más tarde, él se describe como “yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas” (Apocalipsis 22:9).
No sabemos quién era él – pero, es evidente, por lo que
le dijo a Juan, que había algo más alto que un ministerio
profético, porque dijo: “El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.” ¿Qué es, entonces, el Testimonio
de Jesús?
El Testimonio del Pacto Antiguo
Para entender mejor cómo llamársele espíritu de
profecía al Testimonio de Jesús, nos referiremos primero al Pacto Antiguo. Porque aun en el Pacto Antiguo, la
letra de la ley no fue suficiente por sí misma para llevar
este claro Testimonio de Dios en medio de ellos. Debemos enfatizar que el testimonio que aterrorizaba a las
naciones que se ponían en contacto con Israel, no era el
hecho de que las tablas de piedra estuvieran en el Arca
del Pacto, junto con la vara de Aarón, y el pote del maná.
Sus enemigos ni siquiera podían ver esas cosas santas
en el Arca. Por el contrario, lo que aterrorizaba a sus
enemigos era el hecho de que su conocimiento del Dios
de Israel se identificaba con el Arca que iba delante de
ellos, y mientras ellos entraban en combate. El Arca se
llevaba sobre los hombros de los sacerdotes del Señor,
no por los guerreros. Y cuando se movía el Arca, Moi-
Sube más alto
109
sés oraba: “Levántate, oh SEÑOR, y sean disipados tus
enemigos.” El Testimonio de Israel era poderoso a causa de la Santa Presencia de Dios. Y cuando los sacerdotes malvados de Israel pensaron que Dios debía salvarlos por causa del Arca – se aterrorizaron al ver que
el Arca era tomada por los filisteos. Israel creyó que si
ellos llevaban el Arca al combate, ella sería una defensa
segura contra los filisteos. Pero, no se puede manipular
a Dios cuando se desprecia Su santo Nombre. Tanto
Ofni como Finees, que se habían vuelto sordos a Dios,
recibieron la muerte en el combate. Cuando Elí, el sumo
sacerdote, oyó estas tristes noticias... cayó hacia atrás,
rompiéndose el cuello, y murió. La esposa de Finees
estaba encinta, y sin duda pensaba orgullosamente en
su hijo, que (si era varón) sería elegible para la unción y
para llevar las vestiduras sacerdotales. Pero, cuando
oyó las tristes noticias, entró inmediatamente en parto,
y dio a luz un niño, a quien llamó Icabod – luego, murió
en medio de sus tristezas. El Arca era predominantemente el Arca de Su Presencia. Era el lugar de morada
de Dios en Israel. Y fue esto lo que hizo que el Tabernáculo del Testimonio, y el pueblo mismo fueran un Testimonio en Jacob (Exodo 38:21; Salmo 78:5) . Y la razón
para que Dios ordenara todo esto, fue la de dar una representación en sombra y figura del verdadero Testimonio que El tenía reservado en Su corazón para la revelación de la plenitud de los tiempos.
El Testimonio del Nuevo Pacto
Nuestro Señor Jesús se llamó a Sí Mismo “el testigo fiel y verdadero” (Apocalipsis 3:14). En Su vida en la
Tierra, y ahora en los Cielos, El es fiel y verdadero Testigo. Aun en la Tierra, El sólo habló de esas cosas que
El “vio y oyó” del Padre (Juan 3:32). El era el Testimonio
de Dios en la Tierra. “Nada hago de mí mismo, mas
como mi Padre me enseñó, esto hablo” (Juan 8:28). Jesús
110
Siete lámparas de fuego
dijo acerca de Sus discípulos cuando estaba a punto de
irse: “Y me seréis testigos” (Hechos 1:8). Así, cuando el
Espíritu Santo vino a llamarlos y a fortalecerlos, y morar en ellos, Pedro pudo dar un claro Testimonio con
respecto al Señor Jesús – tal como lo haría ante un tribunal. Ellos testificaron lo que habían visto y oído. Dios
confirmó con gran poder la palabra que El les había
dado, y el Testimonio de ellos les acarreó entrar en conflicto con el mundo – especialmente con el mundo religioso. Cuando ellos se presentaban ante los jueces, que
les ordenaban que no hablaran ni enseñaran “en el Nombre de Jesús” – la respuesta de Pedro era sencilla y clara. Ellos eran testigos del poder del Rey resucitado, a
quien los gobernantes habían crucificado, y ellos no podían permanecer callados: “Porque no podemos dejar
de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20). Asimismo, Juan declaró lo que él había visto y oído: “Lo
que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos mirado
bien, y nuestras manos han tocado de la Palabra de
vida... .” Luego, sigue de esta manera: “(Porque la vida
es manifestada; y también lo vimos, y testificamos, y os
mostramos aquella la vida eterna, la cual estaba con el
Padre, y nos ha aparecido)” (1 Juan 1:1-2). Después, nosotros también llegaremos a ser testigos – de una declaración como ésta, mediante el Espíritu... si en verdad
tenemos oídos para oír y ojos para ver lo que el Espíritu
está diciendo. El Testimonio de Jesús fulgura en las
lámparas de la iglesia, y es el mismo Señor Jesús quien
mantiene esa Luz. Este es el Testimonio colectivo de
un pueblo que anda en Espíritu y en Verdad, y “este
Testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.”
En la iglesia de Corinto, no faltaba ningún don. Con
todas sus fallas, había cierto testimonio profético que
sobrepasaba grandemente el que vemos en la iglesia de
Sube más alto
111
hoy. Ya lo hemos dicho: Cómo es que cuando la profecía aparece en la iglesia, hace que el incrédulo caiga
sobre su rostro, y adorare a Dios, declarando que “verdaderamente Dios está en vosotros” (1 Corintios 14:24,25).
El pueblo sigue clamando: “¡Necesitamos otro
Elías!... . ¡Necesitamos otro Juan el Bautista!” Pero,
Dios tiene en mente algo mejor todavía. Juan cayó dos
veces de rodillas a los pies de este ser resplandeciente,
que le estaba mostrando las cosas celestiales. Y dos
veces lo reprendió el hombre por su error. Porque este
ángel era un hombre que había sido quizá, alguno de
los profetas; porque dijo: “Yo soy siervo contigo, y con
tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús...” Y la
segunda vez: “Yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas.” Y le dijo a Juan: “Adora a Dios, porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”
(Apocalipsis 19:10; 22:9). ¿No nos está recordando esto que,
con frecuencia, somos cautivados por el carisma de algún gran profeta – y que el Testimonio de Jesús en la
Tierra es algo mejor que tener un gran profeta?
Este es un testimonio colectivo en un pueblo que se
mueve en tal unión con Cristo, que ellos son como una
sola voz, y resplandecen como una Luz en este mundo
de tinieblas. Ellos no llegan a esta Luz mutua por medio del diálogo ecuménico, sino andando bajo la Potestad de Cristo, que anda entre los candeleros; y siguiendo al Cordero dondequiera que El va; y menospreciando sus vidas hasta la muerte. Serán coronados con Santidad sobre su frente para el Señor, y con el aceite de
Su unción sobre sus cabezas. Pero, estas coronas pueden llegar a ser coronas de espinas, si están preparados
para ser testigos fieles y verdaderos en la Tierra. Juan
fue un testigo verdadero, y esto lo llevó al destierro en
la pequeña isla de Patmos. No sabemos realmente si
Juan murió por su Testimonio, pero, fue un mártir por-
112
Siete lámparas de fuego
que, como lo dijo Pablo, “siempre estamos entregados
a muerte por causa de Jesús,” y el verdadero testigo es
aquel que es fiel tanto en la vida como en la muerte. El
verdadero testigo será aborrecido por sus profecías, y
tampoco será glorificado – porque la verdadera profecía en tiempos de decadencia espiritual revelará las obras
ocultas de la maldad en el pueblo, y buscará volver sus
corazones a Dios. A menudo, esta clase de persecución
vendrá de algún segmento de la iglesia apóstata... que
tiene influencia política. Pero, este testigo verdadero
sabrá que debe seguir a su Maestro, menospreciando su
vida hasta la muerte. Sin embargo, sabe también que
nada puede hacerle daño, o impedirle el cumplimiento
de los mandatos de Dios, hasta cuando termine su obra,
y sus enemigos le temerán y le odiarán, porque por su
misma presencia en el mundo que los rodea, ellos estarán manifestando el Testimonio de Jesús en “el espíritu
de profecía,” con Jesús, el Cordero conquistador que va
delante de ellos.
113
Una mirada a través del velo
CAPITULO CINCO
UNA MIRADA
A TRAVES DEL VELO
L
a invitación que se le hace a Juan es “sube acá,”
para que contemple el Santuario Celestial del
otro lado de una puerta que está “abierta en el cielo”
(Apocalipsis 4:1). Mencionemos el hecho de que el velo
que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo se ha
partido en dos – y así es como ahora tenemos acceso a
la misma presencia de Dios. En algunos segmentos de
la iglesia hay cierta enseñanza... sobre nuestra posición
en Cristo, y sobre nuestra condición terrenal. No me
preocupa esa doctrina, y he encontrado que fortalece y
da una esperanza vital sobre el hecho de que Dios nos
ha puesto en esa santa posición a causa de la redención
que tenemos en Cristo Jesús, aun cuando todavía no
hayamos llegado. Y Dios nos ve en ese llamamiento
celestial en la medida en que busquemos conseguirla.
En consecuencia, en esta posición que El ha conseguido para nosotros por medio de Su sangre, hay una puerta abierta a la inmediata presencia de Dios. Pablo hace
mucho énfasis sobre esta posición en Cristo, a donde
Dios nos ha llevado por Su gracia:
114
Siete lámparas de fuego
“Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en bienes celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su mucha caridad con que nos amó, aun estando nosotros
muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo; (por cuya gracia sois salvos); y juntamente
nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares
celestiales en Cristo Jesús” (Efesios 2:4-6).
Hay muchas Escrituras como ésta, especialmente en
los escritos de Pablo, y es necesario que estemos seguros de esto, no sea que caigamos en tiempos de prueba
y de tentación. Pero, debemos reconocer que esta alta y
santa posición en Cristo, es también una llamamiento
alto y santo – y no solamente un depósito a término en
el Cielo, que no podemos hacer efectivo hasta cuando
lleguemos allá. Es muy necesario que lo hagamos efectivo en esta vida. Nuca me he sentido satisfecho con
una doctrina que promete tanto para la Otra Vida, y tan
poco para el Aquí y el Ahora. La esperanza bíblica va
más allá de la fe. Ella es tan segura como inmutable,
porque está anclada allí, tras el velo “donde entró por
nosotros nuestro precursor Jesús” (Hebreos 6:20). El está
allí como nuestro Sumo Sacerdote y Mediador del Nuevo Pacto. Cuando azotan las tormentas – sentimos el
tirón hacia delante para animarnos a seguir adelante,
porque El está allí, tras el velo. El velo ya se ha roto
entre nosotros, y El nos hace señas para que nos acerquemos pues “con corazón verdadero, y con fe llena,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia” (Hebreos 10:22). Y a
que nos acerquemos “confiadamente al trono de su gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para la
ayuda oportuna” (Hebreos 4:16). El Espíritu nos anima
para que exploremos “cuál sea la anchura y la longitud
Una mirada a través del velo
115
y la profundidad y la altura, y conocer la caridad de
Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:18,19). Dios
tiene para Su pueblo mucho que todavía no podemos
ver, ni oír, ni comprender – y así El nos da Su Espíritu
para que nos muestre las cosas que nuestra mente no
puede comprender, con el fin de acercarnos más al corazón de Dios.
He Aquí, un Trono en el Cielo
Cuando Juan oyó el llamamiento, “sube acá,” inmediatamente estuvo en el Espíritu, “y he aquí, un trono que estaba puesto en el cielo, y sobre el trono estaba
uno sentado.” Juan estaba antes en el Espíritu, y vio a
Alguien como el Hijo del Hombre, que andaba entre los
candeleros. Ahora, él está en el Espíritu en una dimensión más alta y ve las glorias del trono en el Lugar Santísimo, donde reina nuestro Señor Jesús como un Cordero sobre el trono. A medida que continuamos leyendo, lo vemos a El en el mismo centro del trono, porque
El está allí como nuestro Sumo Sacerdote, preparando
un lugar para Sus redimidos, con el fin de que “donde
yo estoy, también vosotros estéis conmigo.” El nos invita para que “lleguémonos pues confiadamente al trono de su gracia,” siempre que le necesitemos (Hebreos
4:16).
“Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y
vi sobre los tronos veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro” (Apocalipsis 4:4). Este es el santuario celestial, y aquellos que reinan con El en el ministerio sacerdotal, están alrededor del trono. Están vestidos con ropas sacerdotales, y con coronas de oro en sus cabezas.
El sumo sacerdote del orden de Aarón usaba una mitra
en su cabeza, que tenía esculpida en oro las palabras
116
Siete lámparas de fuego
que revelaban la esencia de su consagración: SANTIDAD
AL SEÑOR; y cuando eran ungidos con el aceite santo,
eran coronados del aceite de la unción (Exodo 28:36; Levítico 21:12). Como miembros de Cristo, somos un sacerdocio real (1 Pedro 2:9). En el Templo de Salomón
había veinticuatro príncipes del santuario... que creo
simbolizan a estos veinticuatro ancianos. “Y del trono
salían relámpagos y truenos y voces; y siete lámparas
de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales
son los siete Espíritus de Dios” (Apocalipsis 4:5). Los relámpagos y los truenos son para preparar la gran tormenta que está por venir, y que, en su plena manifestación, acarreará el aniquilamiento de los reinos de los
hombres, y todos los poderes del mal estarán sometidos
bajo los pies de Cristo. Pero, en medio de la tormenta
está el arco iris de la promesa para el pueblo de Dios, lo
que significa el Pacto de la Vida y de la Gloria mediante
la mediación del Sumo Sacerdote que está en el trono.
Y los Siete Espíritus de Dios están obrando poderosamente en toda la Tierra (Apocalipsis 5:6). A Juan se le dio
una visión anticipada de lo que tendría lugar en la Tierra y en los Cielos, cuando el Cordero empezara a moverse en “el día de Su poder.”
Los Cuatro Seres Vivientes
(Ver nuestro escrito: “De la Tienda al Templo,” capítulo 4).
“Y delante del trono había como un mar de color de
vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y
alrededor del trono, cuatro animales llenos de ojos
delante y detrás. Y el primer animal era semejante
a un león; el segundo animal, semejante a un becerro, y el tercer animal tenía el rostro como de hombre; y el cuarto animal, semejante a un águila volando. Y los cuatro animales tenían cada uno por sí
seis alas alrededor; y de dentro estaban llenos de
Una mirada a través del velo
117
ojos; y no cesaban día ni noche, diciendo: Santo,
Santo, Santo el Señor Dios Todopoderoso, el que
era, y que es, y que ha de venir” (Apocalipsis 4:6-8).
Los seres vivientes se asemejan muchísimo a los
querubines que vio Ezequiel – y que ministraban de parte
de los redimidos de Dios. Por tanto, deben estar familiarizados con la sabiduría de Dios que fluye de la cruz.
Pedro nos dice que estas son “cosas en las cuales desean mirar los ángeles,” y que pertenecen a nuestra redención (1 Pedro 1:12). Aun las más altas potestades de
los Cielos aprenden sabiduría de una iglesia que está
motivada y guiada y fortalecida por el Espíritu – mientras que los “principados y potestades” del mal deben
abandonar su dominio sobre las almas de los hombres,
cuando el pueblo de Dios anda en la “multiforme sabiduría de la cruz” (Efesios 3:10). Sólo el Evangelio que se
proclama en el poder y en la demostración del Espíritu
Santo producirá impacto en los hombres que están cautivados por el mundo de las tinieblas. Si la multiforme
sabiduría de Dios no fulgura desde una iglesia que sea
conocida en los lugares celestiales, aquellos poderes
estarán seguros en sus fortalezas, y “en paz está lo que
poseen” (Lucas 11:21; Efesios 3:10). (Ver el escrito: ¿Quién
Eres Tú?, capítulo 7).
El Cántico de los Ancianos y de los Seres
Vivientes
La descripción de los seres vivientes es muy similar
a la de los querubines que vio Ezequiel (ver Ezequiel
1:5,18,22; 10:14). Cuando el Cordero vino a tomar el libro que estaba sellado con siete sellos, los veinticuatro
ancianos y los seres vivientes se postraron y le adoraron, “y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres
de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
muerto, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de
118
Siete lámparas de fuego
todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho
para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos en
la tierra” (Apocalipsis 5:9,10). Creo que los seres vivientes
hacen parte de los ejércitos celestiales del Señor, pero,
se identifican muchísimo con el redimido pueblo terrenal de Dios – y cantan conjuntamente el cántico de la
Redención.
Ezequiel oyó “el sonido de sus alas cuando andaban, como sonido de muchas aguas, como la voz del
Omnipotente” (1:24), porque es Dios el que habla desde el Cielo, y “la voz de la Palabra como la voz de un
ejército.” Son las fuerzas aliadas de los ámbitos celestiales, así como los sonidos que provienen de los ejércitos de los escogidos de Dios en la Tierra. Cuando Jacob dejó a su tío Labán y emprendió el camino de regreso a su padre en Canaán – se nos dijo: “y le salieron
al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los
vio: El campamento de Dios es éste; y llamó el nombre
de aquel lugar Mahanaim.” La palabra significa dos
campamentos, o dos ejércitos. El ejército de Jacob se
identificaba ahora con el ejército celestial. Jacob tenía
gran temor, y gran necesidad de ayuda – especialmente
cuanto tuvo noticias de que su hermano Esaú estaba en
camino para encontrarse con él, y Dios envió los ejércitos del Cielo para que le acompañaran durante el camino (ver Génesis 32:1).
Como individuos, tenemos seres celestiales que nos
acompañan y que están encargados del “servicio por
amor de los que son herederos de la salvación” (Hebreos
1:14). Creo que cuando Su pueblo anda con Dios, El
quiere que sepamos que estamos cubiertos por los ejércitos del Cielo. No debemos exaltarlos ni adorarlos.
Algunas veces se hacen visibles porque Dios pueda juzgar conveniente animar al pueblo que El está cuidándolo. Cuando David clamaba muy deprimido a Dios, El
Una mirada a través del velo
119
se levantaba airado contra sus enemigos. David dijo:
“Cabalgó sobre un querubín, y voló; voló sobre las alas
del viento” (Salmo 18:10). No tentemos a Dios haciendo
cosas peligrosas y esperando que los ejércitos celestiales acudan en socorro nuestro (Lucas 4:12). Pero, tampoco rehuyamos el peligro, si Dios nos llama para que
andemos en lugares de riesgo.
Nos equivocamos tanto en el mundo como en la iglesia. Si esperamos hacer algo por Jesús, queremos tener
de nuestro lado a la mayoría. Pero, Dios no se preocupa por la mayoría, bien sea en el mundo de la política o
en la iglesia. Por lo general, El quiere trabajar con la
minoría – después, toda la gloria será Suya. Los ejércitos del Cielo nos dan la mayoría. Pienso en Eliseo, a
quien el Señor le había dado información para que la
transmitiera al rey de Israel, con el fin de prevenirlo
contra un sorpresivo ataque de los sirios, que eran los
enemigos en ese tiempo. El enemigo buscaría tomar
posiciones en un lugar estratégico – pero, sólo para descubrir que las fuerzas de Israel ya estaban esperándole
allí. Esto ocurrió dos o tres veces, y finalmente el rey
de Siria concluyó que había un espía entre ellos, y se
propuso encontrar quién era. Pero, uno de sus soldados
sabía lo que estaba pasando, y le dijo al rey: “Somos
hombres fieles, oh rey – pero, hay un hombre en Israel
que le dice al rey todo lo que tú hablas en tu cámara más
secreta.” Ellos indagaron y supieron dónde estaba el
hombre, y el rey de Siria envió un contingente de soldados para prenderle. En ese tiempo Eliseo estaba en la
pequeña ciudad de Dotán, así que rodearon la ciudad
con caballos y carros, listos para prenderle al día siguiente por la mañana. Pero, cuando llegó la mañana,
el siervo de Eliseo salió fuera, y se llenó de temor cuando vio docenas o quizá, centenares de soldados sirios,
junto con los caballos y los carros, que rodeaban la pe-
120
Siete lámparas de fuego
queña ciudad de Dotán. Fue corriendo hasta donde estaba Eliseo y le contó lo que había visto: toda la ciudad
rodeada por los sirios. Eliseo le dijo tranquilamente:
“No tengas miedo; porque más son los que están con
nosotros que los que están con ellos.” El joven miró en
torno suyo, pero, no pudo ver a nadie, con excepción
del enemigo. Así fue que Eliseo hizo una breve oración: “Te ruego, oh SEÑOR, que abras sus ojos para que
vea.” Y, de pronto, él vio “que el monte estaba lleno de
gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de
Eliseo” El joven compañero estaba conmovido. De
pronto se dio cuenta de que tenían un ejército mucho
más grande que los sirios. Después, el profeta oró: “Señor, te ruego que hieras con ceguera al enemigo.” Así
que Eliseo fue hasta donde estaba el comandante y le
preguntó que era lo que quería. El dijo: “Estamos buscando a un hombre llamado Eliseo, pero, de pronto todos nosotros nos quedamos ciegos, y no podemos encontrar nuestro camino.” “Seguidme,” dijo Eliseo, y
“yo os guiaré al hombre que buscáis.” Luego, los guió
hasta Samaria, cada hombre cogido de la mano o de la
manga de su vecino, y Eliseo, guiaba al hombre que iba
al frente. Y los llevó como prisioneros de guerra al rey
de Israel. Después, Eliseo oró de nuevo: “ SEÑOR, abre
los ojos de éstos, para que vean.” Así que Dios abrió
sus ojos. ¡Qué conmoción! Todo el batallón estaba en
territorio enemigo y a merced del rey de Israel. El rey
de Israel le dijo con emoción a Eliseo: “¿Los heriré?
¿Los heriré, padre mío?”... “No,” dijo el profeta, “¿Herirías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con
tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y se vuelvan a su señor.” Así que hicieron una gran fiesta para ellos, porque tenían mucha hambre después de ese largo viaje – y los enviaron de regreso a casa.
Una mirada a través del velo
121
¡Qué fácilmente puede Dios tratar a las naciones y a
los ejércitos, y a los hombres perversos que hacen alarde de luchar contra Dios!
“Y nunca más vinieron escuadrones de Siria a la
tierra de Israel” (ver 2 Reyes 6:8-23).
Por supuesto que se trata del Antiguo Testamento, y
no esperamos que algo semejante ocurra hoy, ¿no es
así? Entonces, ¿el Antiguo Testamento es mejor y más
poderoso que el Nuevo Testamento?
El Propiciatorio del Nuevo Testamento
En las Escrituras, los querubines se identifican como
los protectores y los guardianes de la santidad y de la
justicia de Dios, y así debe ser con los sacerdotes del
Señor. Debemos llegar a ser muy celosos de la santidad
y de la verdad de Dios. Cuando Adán y Eva pecaron,
los querubines estaban situados en la entrada del Edén,
blandiendo sus espadas a su alrededor y en todas direcciones, para mantenerlos alejados del Arbol de la Vida.
Pero, ahora ha cambiado todo esto por la redención que
tenemos en Cristo Jesús. Ahora, ellos están en medio
del trono, y alrededor del trono, para proteger a los redimidos de las acusaciones de Satanás, al que se llama
el acusador de los hermanos. Comprendamos que este
hecho es muy importante con respecto a nuestra salvación, pues se trata de la justicia de Dios y no sólo de Su
misericordia, las cuales se convierten en nuestra seguridad y en nuestro acicate cuando lleguemos al propiciatorio. Y así, el apóstol Pablo declara que estamos
“justificados gratuitamente por su gracia mediante la
redención que es en Jesús el Cristo; al cual Dios ha propuesto por reconciliación (propiciación) mediante la fe
en Su sangre” (Romanos 3:24-25). La palabra propiciación es la misma que se traduce por propiciatorio en
Hebreos 9:5: “Y sobre ella los querubines de la gloria que
122
Siete lámparas de fuego
ponían su sombra sobre el asiento de la reconciliación,
(propiciatorio)... .” Los querubines que una vez estuvieron apostados en la entrada del Edén con sus flamígeras espadas para mantener al hombre alejado del Arbol de la Vida – están ahora en el Lugar Santísimo para
darnos la bienvenida al Arbol de la Vida. Cristo es nuestro Propiciatorio por Su redención en nuestro favor. Y
ahora vemos a los querubines identificados con el Propiciatorio, tal como los querubines de oro que estaban
sentados en cada extremo del propiciatorio del Antiguo
Testamento. Ellos hacen parte del propiciatorio... mirándose el uno al otro, pero, mirando también la sangre
derramada allí para nuestra redención. Somos salvados
por la justicia de Dios, así como por Su misericordia.
Y esto es porque la sangre de Cristo nos ha hecho justos, “no por obras de justicia que nosotros habíamos
hecho, sino por su misericordia, nos salvó por el lavamiento de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo” (Tito 3:5). Es aquí en la cruz donde:
“La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Salmo 85:10)
El sepulcro está vacío porque Cristo ha resucitado –
y por la seguridad que Dios nos da de que Su redención
a favor nuestro es muy placentera para El. Cristo se
levantó de entre los muertos en un cuerpo espiritual
que no fue detenido por los obstáculos materiales. El
atravesaba las puertas cerradas. Su cuerpo era un cuerpo espiritual, en comparación con un cuerpo material
de carne y sangre. Su cuerpo resucitado sigue siendo
tangible, corpóreo, visible; pero, ahora es carne y huesos antes que carne y sangre (1 Corintios 15:44,45). Y así,
El salió de los vestidos de Su tumba, sin que alguien
desatara la tela, como lo hicieron con Lázaro. La mortaja quedó abandonada con todas sus envolturas, como
estaba cuando le pusieron en la tumba – y Juan tomó
Una mirada a través del velo
123
nota especial de esto: “Y el sudario, que había sido puesto sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino envuelto en un lugar aparte... .” Las tiras de tela se mezclaban con los ungüentos embalsamadores y estaban enrolladas alrededor de la cabeza, e igualmente envolviendo el cuerpo. Nadie las había manoseado. El había
salido de la mortaja como de un capullo, y las había
dejado en su forma original. Sin duda, El todavía estaba manchado con la sangre de Su cabeza, de Sus manos, de Su costado y de Sus pies. Pero, este nuevo propiciatorio fue rociado de una vez y para siempre por la
sangre de Jesús. Además, Juan observó que había “dos
ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno a
la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto” (Juan 20:12).
Qué representación tan bella del viejo propiciatorio
que estaba hecho de oro, con un querubín en cada extremo – mirándose el uno al otro, pero, mirando también al propiciatorio rociado de sangre. (Ezequiel 37:7-9).
El propiciatorio antiguo era rociado con sangre una vez
al año, el Día de la Expiación. Pero, el verdadero propiciatorio ha sido rociado con la “sangre del pacto eterno..” promulgado en la Tierra fuera de la ciudad de Jerusalén, pero, impreso eternamente en el santuario celestial por el Espíritu del Dios vivo. Porque El estuvo
allí ese día, dando testimonio a todos de los sucesos en
la cruz a manos de hombres perversos. Y porque El
estaba allí por mandato de Dios, lo que los hombres
hicieron con odio, y con crueldad y violencia se transformó en un Sacrificio eficaz para los pecados de todo
el mundo. Y porque El es el Espíritu eterno jamás ha
olvidado lo que vio, sigue dando testimonio para la eficacia de ese Sacrificio, y para el agua y la sangre que
brotaron de Su costado. Y esa es la razón por la cual su
sangre todavía aprovecha para limpiar el pecado más
ruin y malvado.
124
Siete lámparas de fuego
Algunas personas cristianas acarician la idea de un
nuevo templo en Jerusalén, donde oficiarían los levitas,
y una vez más, se sacrificarían bueyes y vacas bermejas
por los pecados del pueblo. Y se nos dice que esos
sacrificios serían conmemorativos. ¡Que se acabe tal
pensamiento! El Espíritu Santo está morando dentro de
uno, con el fin de dar testimonio para la sangre y el
agua... porque El es la Verdad. Y cuando recibimos al
Señor Jesús y a Su redención a favor nuestro, el Espíritu de Dios entra en nuestros corazones para aplicar la
sangre y el agua de la Palabra a nuestros corazones y a
nuestras vidas. Léase la Epístola a los Hebreos, y véase
la locura y la abominación de algunos sacrificios por
los pecados, distintos al ofrecido por Jesús cuando se
convirtió en el Cordero que fue sacrificado. Esos sacrificios pasados del Antiguo Testamento eran los sacrificios conmemorativos – para recordar los pecados de cada
año en el Día de la Expiación; pero, también se nos recuerda en el Nuevo Pacto que hubo un Sacrificio mejor
ofrecido de una vez por todas, cuando el Cordero de
Dios fue inmolado por los pecados del mundo (ver Hebreos 10:3). No consideremos a la ligera esta idea del
nuevo templo en Jerusalén, donde los sacrificios de animales se ofrecerían alguna vez de nuevo en los altares
judíos. Esto es abominación de la peor especie. Creo
que fueron los sacrificios de animales en el templo antiguo (que continuaron muchos años después de que el
verdadero Sacrificio había sido ofrecido fuera de Jerusalén) lo que motivó la destrucción del templo por los
romanos en el año 70 D.C., – como se había predicho
por Daniel, y más tarde por Jesús (ver Daniel 9:27; Mateo
24:15).
“Porque si la sangre de los toros y de los machos
cabríos, y la ceniza esparcida de una becerra, santifica a los inmundos para purificación de la carne,
Una mirada a través del velo
125
¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios viviente?” (Hebreos 9:1314).
“Pero en estos sacrificios cada año se hace la misma conmemoración de los pecados. Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede
quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo, dice: Sacrificio y Presente no quisiste; mas me
apropiaste el cuerpo” (Hebreos 10:3-5).
Cinco heridas sangrantes lleva El,
Recibidas en el Calvario;
Ellas derraman oraciones efectivas,
Ellas suplican poderosamente por mí:
Perdónalo, ellos clamen,
No permitas que muera otro pecador
redimido.
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Siete lámparas de fuego
Los siete Espíritus de Dios
CAPITULO SEIS
LOS SIETE
ESPIRITUS DE DIOS
E
l número siete significa totalidad, plenitud, consumación. Aquí, en el libro del Apocalipsis,
nuestro Sumo Sacerdote está en el trono, facultado con
todas las gracias y todas las virtudes, y todos los poderes de Dios para llevar a término Sus propósitos – tanto
en Su Iglesia como en el mundo. Así como el Génesis
es el libro de los principios, así el Apocalipsis de Jesucristo es el libro de las consumaciones, y El se llama a
Sí Mismo el Principio y el Fin, el Primero y el Ultimo,
el Alfa y la Omega. Y así, este libro tiene muchos sietes. Sólo citaremos unos pocos ejemplos del uso del
número siete en las Escrituras:
Naamán, el leproso, debía sumergirse siete veces en
el Jordán, para recibir su sanidad. Debía obedecer absolutamente. Si se detenía en la sexta inmersión... regresaría a su casa como un hombre amargado y desilusionado... acusando al Dios de Israel por no haberle sanado. Debía obedecer explícitamente la palabra del profeta (ver 2 Reyes 5:10-14).
Los siete Espíritus de Dios
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“Las palabras del SEÑOR son palabras limpias,” dice
el salmista, “como plata refinada en horno de tierra,
purificada (colada) siete veces” (Salmo 12:6). El empieza
diciéndonos: “Las palabras del SEÑOR son palabras limpias,” entonces, ¿por qué habla de las siete veces del
proceso de refinación? Porque las palabras que El pone
en nuestros corazones son palabras limpias de Su corazón; pero, una vez que ellas se alojan en nosotros, la
Palabra se mezcla con nuestros propios pensamientos,
y nos vemos sorprendidos al descubrir una revelación
del corazón, con todas sus impurezas, sus torcidas motivaciones y sus agendas secretas. Pero, a medida que
guardamos la Palabra, ella produce su propio horno en
nuestros corazones, haciendo una limpieza y una refinación – si dejamos en verdad que el Señor repita de
nuevo el proceso una y otra vez... siete veces, o hasta
cuando la prueba de nuestra fe haya culminado ese trabajo perfecto que Dios ha impuesto en nuestras vidas.
Ahora quiero hablar de la Plenitud del Espíritu, que
Juan ve en los Siete Espíritus – que él identifica de una
manera funcional como:
Las Siete Lámparas de Fuego...
los Siete Ojos del Cordero:
“Y miré; y he aquí en medio del trono y de los cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba un
Cordero como muerto, que tenía siete cuernos, y
siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra” (Apocalipsis 5:6).
Daniel ve en su visión al mismo Hombre que vio
Juan: “Un varón vestido de lienzos, y ceñidos sus lomos de oro muy fino; y su cuerpo era como piedra de
Tarsis (turquesa), y su rostro parecía un relámpago, y
sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus
pies como de color de bronce resplandeciente, y la voz
de sus palabras como la voz de un ejército” (Daniel 10:5,6).
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Siete lámparas de fuego
Por esto nos damos cuenta de que El es el mismo Hombre que Juan vio en Patmos: “Vestido de una ropa que
llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con una
cinta de oro. Y su cabeza y sus cabellos eran blancos
como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como
llama de fuego; y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruido de muchas aguas” (Apocalipsis 1:13-15). Pero, aquí, en el Lugar
Santísimo, Juan lo ve en la plenitud de la Luz, y es en
esta Luz en la que queremos hacer énfasis durante el
resto de este escrito.
“...Y siete lámparas de fuego estaban ardiendo delante del trono, las cuales son los siete Espíritus de
Dios” (Apocalipsis 4:5). “... un Cordero..., que tenía
siete cuernos, y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios” (Apocalipsis 5:6).
Los Siete Espíritus se manifiestan en Fuego, así
como en Luz, y queremos considerar estos dos aspectos
de la Luz de Dios.
Las Siete Lámparas de Fuego
Recordemos que Abraham estaba a punto de hacer
un pacto con su Dios, y cómo Dios lo tuvo esperando
hasta el anochecer, antes de que El apareciera en escena. Y, luego, en lugar de que Abraham y su Dios caminaran juntos entre las partes del sacrificio (en esos días,
éste era el ritual acostumbrado para hacer un pacto),
Dios hizo que Abraham cayera en un sueño profundo,
encargándose por completo del pacto. En la oscuridad
de la noche “se veía un horno de humo, y una antorcha
de fuego que pasó por entre las mitades” (Génesis 15:17).
Dios no le permitiría a Abraham que interviniera en nada
de esto. La parte de Abraham era simplemente la de ser
la vasija en las manos del Alfarero – y condescender
con lo que Dios hiciera. Antes de que fuera ratificado
el pacto, su parte era la de espantar las aves de rapiña,
Los siete Espíritus de Dios
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cuando éstas buscaran comerse el sacrificio antes de que
éste se consumara. Su parte era experimentar el horror
de la gran oscuridad, porque Dios le daría gran aflicción a su simiente prometida, cuando ellos padecieran
cuatrocientos años de sufrimiento y esclavitud en tierra
de Egipto. La promesa de Dios era segura.. pero, en Su
sabiduría ésta era la forma en que se cumpliría Su promesa. Esta fue Su manera de preparar al pueblo que se
convertiría en testimonio viviente en la tierra de la potestad, del poder y de la gloria del Dios de Israel.
Muchos enseñan que el bautismo del Espíritu Santo
y el fuego, del que habló Juan el Bautista, no es para la
iglesia – porque se refiere a los airados juicios de Dios,
y a la paja que se quema en el Día del SEÑOR. Pero,
Jesús identificó este poderoso bautismo como la promesa del Padre, que se cumplirá dentro de no muchos
días (Lucas 3:16; Hechos 1:5). Ciertamente es el juicio, porque Dios debe quemar la escoria y la inmundicia de
nuestras vidas – y éste es un proceso doloroso, pues el
Dios que nos llena, es fuego que consume. Cuando El
entra en nosotros como fuego, Su propósito es convertirnos en los vasos limpios que El quiere que seamos en
la Casa de Dios. Este poderoso bautismo no tiene nada
que ver con ese fogoso predicador que puede exacerbar
las emociones del pueblo, y hacer que ellos se exciten.
Isaías profetizó: “cuando el Señor lavare las inmundicias de las hijas de Sion, y limpiare la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con
espíritu de ardimiento” (Isaías 4:4). Cuando ello ocurra,
y no será hasta cuando esto suceda, regresará Su gloria
a nuestras asambleas. Porque el mismo fuego que consume la inmundicia de Sion será la Luz y la Gloria que
disiparán las tinieblas. Y después, el profeta nos dice
que Sion tendrá la guía y la protección de la nube de Su
gloria... recordándonos con esto la nube que guió a los
hijos de Israel por el desierto como una Nube de día, y
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Siete lámparas de fuego
una columna de Fuego por la noche. “Y creará el SEsobre toda la morada del Monte de Sion, y sobre
los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de
día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas;
porque sobre toda gloria habrá un dosel (una protección o cubierta)” (Isaías 4:5). El fuego que destruye es
solamente para consumir la escoria de nuestros corazones y la oscuridad de nuestras mentes... para que podamos estar motivados en el futuro por buenos impulsos y
deseos, y ver claramente el camino por el que Dios nos
hará andar. El fuego de Dios casi se extingue en medio
de nosotros porque, como iglesia, no hemos andado en
la Luz que Dios hace resplandecer en medio de nosotros. Y nuestro Señor nos ha advertido que “si la lumbre que en ti hay son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?”
ÑOR
Los Siete Ojos del Cordero
“Y miré; y he aquí que en medio del trono y de los
cuatro animales, y en medio de los ancianos, estaba
un Cordero como muerto, que tenía siete cuernos, y
siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra” (Apocalipsis 5:6).
Cuando vemos a Alguien como el Hijo del Hombre,
andando en medio de los candeleros con Siete Ojos...
Dios quiere que le miremos, porque El quiere cambiarnos. No podemos mirar esos ojos y no ser cambiados.
Recuerdo que miré los ojos de un profeta, de quien el
Señor se valió en compañía de otros miembros del cuerpo de Cristo, para producir un nuevo movimiento profético a mediados del siglo pasado. Cuando se me llamó para recibir la profecía y la imposición de las manos; después de un corto tiempo de espera, él dijo: “¡Míreme!” Mientras le miraba me daba perfecta cuenta de
la luz de sus ojos... cuando él empezó la profecía. Jamás olvidaré ese momento, y sé que fue en ese instante
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cuando empecé a ver con una nueva luz la Palabra de
Dios. Siento de una manera muy intensa que es el momento para un nuevo movimiento de Dios en la Tierra.
El desea llevar a Su pueblo a un ámbito del Espíritu
todavía más alto. Debemos lograr que el Cordero nos
mire con esos siete ojos.
¿Qué fue la Lluvia Tardía?
El movimiento que acabo de mencionar, llegó a conocerse como la Lluvia Tardía... un nombre que el pueblo le dio uno o dos años después. Pero, al principio,
no necesitó de nombre alguno, y simplemente se hacía
referencia a él como este movimiento del Espíritu. Dios
fue derramando bondadosamente Sus dones sobre la
iglesia. Esos dones se proponían la edificación del cuerpo... eran dones de sanidad, de milagros y de otras operaciones maravillosas del Espíritu – además de los dones que dan sabiduría espiritual y entendimiento. Pero,
la intención de Dios no fue la de empezar una nueva
denominación con este movimiento profético, y creo
que es por esta razón por la que los de la última generación se preguntan a qué se refiere eso. Y preguntan:
“¿Dónde está ahora?” Muchísima gente en todas las
partes de la Tierra participaron de la bendición de este
movimiento – y su impacto ha continuado en las generaciones sucesivas, como lo haría cualquier otro movimiento verdadero de Dios. Pero, hasta donde sé, jamás
llegó a ser una denominación conocida como La Iglesia de la Lluvia Tardía – al menos, no fue lo suficientemente prominente para dejar su marca en la historia. Y
por esta razón, muchos lo han considerado como una
lloviznita que se evaporó pronto. Esto también ha hecho difícil su análisis y su juzgamiento por los críticos.
Por esto, ellos no pueden escribir a la sede principal, ni
conseguir una doctrina de la Lluvia Tardía, como puede
hacerse con una denominación establecida... pues no
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Siete lámparas de fuego
hubo liderazgo oficial que pudiera hablar por todos aquellos que llegaron a estar involucrados. Así que lo mejor
(o tal vez lo peor) que algunos pueden hacer... es escoger las observaciones destacadas en los escritos de diferentes maestros, de quienes se sabe que participaron en
el movimiento – y luego, decirle al mundo: “Esto es lo
que ellos enseñaron en la Lluvia Tardía.” En consecuencia, con mucha frecuencia, aquellos que gozan leyendo sobre las herejías, se alimentan de esta clase de
material informativo mezclado, según la percepción de
aquellos que escriben sus juicios críticos. Pero, no llegamos a conocer, realmente, la Verdad, estudiando las
diferentes sombras de las tinieblas. Debemos andar en
la Luz – si vamos a ser fortificados con respecto a aquellos que nos seducen (ver 1 Juan 2:24-28).
A comienzos del movimiento se hizo cierto énfasis
en que se saliera de los viejos sistemas – que se saliera
de Babilonia. Pero, pronto se hizo evidente que muchos que salían de la Babilonia visible, llevaban consigo algo de los sistemas. Recuerdo lo que dijo uno de
los líderes pocos años después sobre su propia experiencia. El dijo que el Señor le habló un día, “Estás
tratando de que la gente salga de Babilonia, pero, quiero
sacar a Babilonia de ti.” Temo que esto continúa ocurriendo en la iglesia, y el que alguien haya dejado la
línea convencional de las denominaciones – y haya establecido su propia organización, no es prueba de que
haya salido de Babilonia. Porque es fuerte en los corazones de los hombres – el deseo babilónico por la grandeza, y por el crecimiento, por la apetencia del renombre, y por el mantenimiento del control total de todo el
sistema. Y Dios debe entendérselas con todos aquellos
deseos íntimos que siguen infestando la iglesia.
Otro de los primeros dirigentes que tenía inspiración profética, mencionó que este movimiento entraría
Los siete Espíritus de Dios
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a todas las denominaciones de la Tierra, pero, que no
cambiaría la naturaleza de ninguna de ellas. Esto empezó a cumplirse pocos años después. En esta época,
las cisternas de las denominaciones estaban casi secas,
y muchas de ellas le dieron la bienvenida a la oportunidad de recibir la lluvia del Espíritu de Dios. Pero, no
estaban preparadas para abandonar sus credenciales, ni
existía mucho incentivo para formar parte de un movimiento que no tenía al frente dirigentes de renombre.
Además, descubrieron que no había necesidad de eso.
Muchos líderes prominentes de las diferentes denominaciones estaban recibiendo los dones del Espíritu, y se
dieron cuenta de que podían permanecer cómodamente
donde estaban. Todo lo que tenían que hacer ahora era
agregar el título de carismática a sus viejos títulos... y
con este nombre harían desaparecer su reprobación como
iglesia muerta. Con esta nueva unción había una infusión de vida nueva que necesitaban muchísimo. Y así,
sus iglesias crecieron y prosperaron.
Dios estaba satisfaciendo realmente las necesidades de aquellos que tenían hambre y sed por tener más
de Dios, y no estoy negando eso. Pero, no hubo cambio
en los sistemas denominacionales. A menudo, algunos
saldrían – por supuesto, a causa de la oposición que
tenían desde dentro. Otros, que tenían suficiente justificación para permanecer allí, se quedaron. Recuerdo
con frecuencia lo que ocurrió en el reinado de Saúl. El
sistema era equivocado desde un comienzo... pero, el
pueblo pedía un rey, y Dios accedió a los deseos de sus
corazones. Muchos verdaderos hombres de Dios permanecieron con Saúl hasta el amargo desenlace. Otros
se pasaron a David, y confraternizaron lejos del Reino.
Y cuando todo se vino abajo, hubo en el reino de Saúl
muchos corazones verdaderos que comprendieron que
ese no era el camino de Dios – y se unieron a David.
En consecuencia, en la corriente principal del movimiento carismático se pueden conseguir todas estas
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Siete lámparas de fuego
bendiciones, sin cambiar demasiado la naturaleza de las
cosas. Se puede seguir siendo bautista, presbiteriano,
metodista, pentecostal, espiscopaliano, católico – lo que
sea. De ninguna manera estoy diciendo que son falsas
todas estas personas de las denominaciones. Muchas
de ellas aman sinceramente al Señor Jesús. Pero, parece ser que la confianza principal en el ámbito carismático es la renovación, no la revolución. Puede que ellos
reconozcan que hay necesidad de un arreglo por aquí, y
otro por allá, pero, que no necesitan un cambio radical.
Siguen queriendo aquellas lluvias de bendiciones, pero,
no el bautismo del Espíritu Santo y el fuego. Eso sería
absolutamente devastador. Creo que sucedió lo que dijo
Isaías: “Y echarán mano de un hombre siete mujeres en
aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente
sea llamado tu nombre sobre nosotras, quita nuestro
oprobio” (Isaías 4:1). En otras palabras, no nos gusta que
se critique nuestra vacuidad y nuestra esterilidad; ni queremos renunciar a nuestra herencia en nuestra denominación tradicional. Deseamos retener todo esto – pero,
queremos que se nos llame por vuestro nombre Carismático. Sin embargo, obsérvese algo más de lo que
está ocurriendo –
“En aquel tiempo el renuevo del SEÑOR será para
hermosura y gloria; y el fruto de la tierra para grandeza
y honra a los librados de Israel” (versículo 2). Al lado
de todo este ecumenismo y, no obstante, completamente lejos de eso, Dios está produciendo un verdadero renuevo del SEÑOR, del que queremos hablar después en
este escrito.
A principios del siglo pasado hubo mucho del Fuego de Dios en el movimiento anterior de Pentecostés.
Pero, el movimiento profético de mediados de ese siglo
fue, principalmente, la bendición de la lluvia que Dios
derramó en la tierra seca. El propósito de Dios no era
Los siete Espíritus de Dios
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renovar las denominaciones, sino bendecir y enriquecer a aquellos que tenían hambre por tener más de Dios...
sin tener en cuenta su denominación. Porque, a través
de toda la historia de la iglesia, ha sido evidente que
cuando Dios hace que Su pueblo se mueva hacia nuevas cosas, ellos – o bien se salen de donde están – o son
expulsados probablemente, si en verdad están buscando moverse con Dios. Simplemente, el vino nuevo no
sobrevivirá mucho tiempo en los odres viejos.
Y así fue que la lluvia cayó en el campo de Dios –
regando y bendiciendo toda simiente de la tierra – ya
fuera semilla de trigo, o cizañas... o multitud de otra
clase de malas hierbas. El propósito de Dios es el de
regar Su Huerto, y El quiere arrancar esas malas hierbas que crecen en nuestras vidas. Pero, según la parábola del trigo y la cizaña (los que se auto denominan
como cristianos y son falsos, pero, se parecen al trigo),
Dios dijo que debemos dejarle esto a El, y que El se las
entenderá con eso en el tiempo de la siega, no sea que,
en nuestra ignorancia, también arranquemos algo del
buen trigo. (Véase el escrito: El Huerto de Dios).
Parece que el movimiento ecuménico sigue teniendo pleno éxito en su plan de unir en atados a todas las
denominaciones. Pero, recoger cizaña en manojos...
aunque esto pudiera parecerse maravillosamente a UNIDAD – no es la unidad del Espíritu. Es más bien la
atadura del falso y del no regenerado, que no saben nada
de la purificación de la sangre de Jesús, ni de la buena
simiente de la Palabra de Dios. Pero, el Señor conoce
a los que son Suyos, y todavía habrá una poderosa obra
de separación del trigo y la cizaña en el día de la Siega
de Dios. Entretanto, la cizaña, conjuntamente con el
trigo, siguen participando de las lluvias del Espíritu – y
en sus asambleas hay diversas manifestaciones que lo
confirman en medio de ellos con milagros y señales.
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Siete lámparas de fuego
Pero, las lluvias de bendición no cambiarán la naturaleza de las semillas que fueron sembradas. Sino que
nutrirán las cizañas, y los espinos, y los abrojos; y de
igual manera las lluvias nutrirán su trigo, sus zanahorias, sus manzanas. Por Su gracia, El nos ayuda a todos
ahora para que nos sometamos a esas llamas purificadoras
de Dios, no sea que nuestras buenas obras se conviertan
en humo en el día que será revelado el fuego.
Quizá lo que hemos dicho le dé alguna inspiración
al pueblo de Dios, algunos de los cuales están perplejos
y confundidos con respecto a lo que está sucediendo en
la iglesia. La gente mira a un lado y a otro – y va de
aquí para allá – esperando encontrar la verdadera iglesia, o un nuevo movimiento de Dios. Luego, confiesan
– “Bueno, sí... vi que Dios obraba de una manera maravillosa... pero, también vi otras cosas que me perturbaron.” Muchos no están seguros de si aceptarían eso como
un mover de Dios, o del Diablo. Sólo animo a tales
personas para que consideren lo que he dicho: Dios sigue derramando Sus lluvias desde el Cielo sobre Su iglesia. Y el Diablo sigue sembrando cizaña en los mismos
campos. Si usted anda de aquí para allá buscando esa
obra pura de Dios en la Tierra – no se sorprenda si
descubre lo precioso mezclado con lo vil. Esto ocurrirá
invariablemente hasta el día en que las Siete Llamas de
Fuego consuman la cizaña y la paja de Su pueblo, con
Espíritu de Juicio y con Espíritu de Ardimiento (Isaías
4:4). Debemos seguir clamando por una obra pura de
Dios en la Tierra, y por este poderoso bautismo de Fuego – porque Dios Mismo no puede encontrar reposo
hasta cuando Su justicia fulgure como resplandor, y Su
salvación como antorcha (ver Isaías 62:1).
Dios hace Señas a Su Pueblo para que
Venga a la Luz
Debemos entrar en el Lugar Santísimo. Debemos
familiarizarnos con el sacerdocio real en un santuario
Los siete Espíritus de Dios
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celestial. Debemos ver el trono, y los seres vivientes
que rodean el trono. Debemos ser iluminados para ver
las situaciones como Dios las ve. Debemos ir al lugar
donde tengamos cuatro rostros, en lugar de uno, y ver
con siete ojos, en lugar de ver con dos. Debemos ver
por la Luz del Espíritu, porque sólo entonces podremos
llegar a ser como El es, y hacer que otros le vean como
El es. Debemos ver al “Cordero como inmolado (muerto), que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los
siete Espíritus de Dios enviados en toda la tierra” (Apocalipsis 5:6). Sabemos que esto es una escena celestial.
Pero, Dios quiere proyectar escenas celestiales en este
mundo de pecado y tinieblas. Me gustaría animar al
pueblo de Dios para que se anticipe y prepare sus corazones para el sonido de la trompeta que nos invita a
subir todavía más alto, con el fin de que podamos mirar
en los siete ojos del Cordero. Esto es lo que la iglesia
necesita, y esto es lo que el mundo necesita. Recuerdo
haber leído cómo Spurgeon, siendo joven, iba de camino a su iglesia a la que asistía regularmente, cuando
sobrevino repentinamente un chubasco. Vio una pequeña iglesia cerca y entró corriendo, para librarse de la
lluvia. Pero, se quedó para la reunión, y el predicador
enfatizó una y otra vez este pasaje de Isaías: “Mirad a
mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque
yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22). El predicador
observó al joven desconocido en medio de ellos, y se
volvió hacia él y dijo: “¡Joven, mira y vive!” Spurgeon
dijo: “Miré y viví... .” Había vida en esa palabra, que
hizo que el joven viera. Pero, cuán lejos nos hemos
extraviado de El, que es el Centro, el Manantial y el Río
mismo... y hemos reemplazado el Espíritu de Vida con
filosofías, y con rituales, y con entretenimiento musical. No vamos a cambiar el mundo con la Luz de Dios,
a menos que miremos en esos ojos del Cordero. Entonces, los ojos del Señor irán por la Tierra para llevar luz
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Siete lámparas de fuego
y liberación a aquellos que se sientan en las tinieblas y
en la sombra de la muerte.
Los Siete Ojos en el Segundo Templo
Ya mencionamos que el libro del Apocalipsis está
lleno de símbolos en el lenguaje del Antiguo Testamento. Así que volvámonos a Zacarías, el profeta a quien el
Señor ungió para que le diera ánimo a los edificadores
del segundo templo. Josué era el sumo sacerdote del
nuevo templo, y su nombre es el mismo nombre de Jesús en el Nuevo Testamento (Josué significa Salvador).
Zorobabel estaba a cargo de la edificación del templo; y
su nombre significa sembrado en Babilonia. Sus raíces
alguna vez estaban allí, pero, ahora estaba comprometido con la edificación del Templo de Dios en la tierra de
Israel.
Se nos ha dicho que los profetas “inquirían y buscaban diligentemente,” en cuanto a los tiempos de los que
hablan en sus profecías. Y Dios les reveló que la palabra de ellos era realmente para los que vivieran en él a
tiempo en que Cristo padecería y entraría en Su gloria –
y el Evangelio sería proclamado con el poder del “Espíritu Santo enviado del cielo” (ver 1 Pedro 1:12). Y así
que quienes vivimos en ese tiempo y que después de la
resurrección de Cristo, podremos mirar retrospectivamente hacia estas profecías, y ver más de la maravillosa
verdad del Nuevo Pacto. Porque Pedro nos dice que los
profetas estaban ministrando realmente para nosotros.
Dios le dio a Zacarías una visión del candelero con
sus siete lámparas. El vio siete tubos que llenaban las
lámparas con aceite, desde un depósito arriba... que recibía el aceite de “dos olivos.” Y la significación de
esto era muy clara: Zorobabel no debía confiar en su
propia sabiduría ni en su poder, sino solamente en el
santo aceite de la unción. “No con ejército, ni con fuer-
Los siete Espíritus de Dios
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za, sino con mi Espíritu, dijo el SEÑOR de los ejércitos”
(Zacarías 4:6).
Y para Josúa, el sumo sacerdote, él profetizó esta
palabra: “He aquí, Yo traigo a mi siervo, el RENUEVO”
(Zacarías 3:8). Esto se refiere al Señor, en unión con Sus
muchos hermanos. “Tú, y tus amigos que se sientan
delante de ti.” Es El quien dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos... .” Y quien nos recuerda: “Sin mí
(cortados de Mí) nada podéis hacer.”
Después, el profeta sigue diciendo: “Porque he aquí
aquella Piedra que puse delante de Josué; sobre esta
única piedra hay siete ojos.” ¡He aquí la Piedra! Zorobabel era el edificador de la casa... pero, los edificadores de Dios deberían mirar en esos ojos, si van a edificar según el plan y los planos de Dios. En toda la Tierra, Dios debe tener esta clase de visión en un pueblo
que haya mirado en los ojos del Cordero como inmolado – y viéndole a El son transformados en Su semejanza. Con los dos ojos de nuestro entendimiento podemos ver la ministración del Evangelio, con una visión
de 20:20. ¿Pero, cuán diferente será cuando Su pueblo
tenga visión clara, y vea con visión de 70:70? Entonces, veremos con esos penetrantes e iluminados ojos
del Espíritu – y el Espíritu probará los corazones de los
hombres, revelando las cosas ocultas de los tinieblas, y
haciendo que la Luz de Cristo se levante y disipe las
tinieblas.
Los Siete Ojos en el Renuevo de Isaí
El profeta Isaías vio igualmente el Renuevo. “Saldrá una vara del tronco de Jessé, y un renuevo retoñará
de sus raíces” (Isaías 11:1).
Queremos considerar este Renuevo del tronco de
Isaí en la forma de un candelero. Algunas traducciones
se refieren al Renuevo como a un Renuevo que da fruto. Y así, El es la raíz, al igual que el centro del tronco;
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Siete lámparas de fuego
y de El, que es el Centro, brotan estos renuevos que
crecen y dan fruto. Y sabemos que nuestro Labrador no
estará satisfecho con esto, ni abandonará su tierno cuidado para con nosotros, hasta cuando El venga a Su huerto, y coseche “el precioso fruto de la tierra” (Santiago 5:7).
Dije: “su tierno cuidado para con nosotros.” Pero,
debemos empezar a preguntarnos cuán tierno será Su
cuidado cuando el tenga Su podadera, y empiece a cortarnos y a desbastarnos para disminuir grandemente
nuestro tamaño. Miramos nuestra vid que está desnuda
y pelada, y nos preguntamos cómo podremos, después
de todo esto, hacer algo agradable para Dios. Algunas
veces, cuando pasamos cerca de un huerto en otoño, o a
principios de la primavera – puede que nos inclinemos
a pensar: “Creo que el agricultor está cansado de todo
esto, y que va a cortarlo todo.” Pero, no, él sólo quiere
más y mejor fruto. Así que el Granjero los vuelve a
cortar – y poda no solamente las ramas secas, sino también las ramas demasiado vivaces y florecientes, a favor de la vida en la Viña. Pero, sigue podando – porque
El quiere más y mejor fruto. ¿Estamos seguros de que
esta gran obra que estamos haciendo para la gloria de
Dios... es realmente para Su gloria, antes que el fruto
que estamos produciendo sea para nosotros mismos?
Oseas dijo del pueblo de Dios:
“Israel parra vacía, ¿ha de hacer fruto para sí” (Oseas
10:1).
Insistimos en que lo estamos haciendo por Su gloria. Pero, no puedo hacer nada por Su gloria justamente
a causa de mis buenos intenciones. Si El no lo ha autorizado – si no es el fruto de la unión perdurable con El –
El no lo tendrá en cuenta. “Porque sin mí (lejos de la
unión Conmigo), nada podéis hacer.”
Los siete Espíritus de Dios
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Siete lámparas de fuego
1. El Espíritu de Sabiduría y de
Inteligencia
Apolos, un elocuente maestro de las Escrituras, había estado en Efeso antes que Pablo, y había enseñado
con esmero a los discípulos sobre el Señor Jesús, conociendo solamente sobre el bautismo de Juan. Después,
Aquila y Priscila le llevaron aparte y le explicaron el
Evangelio, y con este refuerzo, él predicó poderosamente
sobre el Señor Jesús, como Aquel que Juan había presentado en su Evangelio del Reino.
Después, en sus viajes, Pablo vino a Efeso y encontró a esos discípulos y les preguntó si habían recibido el
Espíritu Santo. Ellos le dijeron que no sabían nada sobre el Espíritu Santo, y que sólo sabían sobre el bautismo de Juan. Pablo explicó más adelante el Evangelio,
y “fueron bautizados en nombre del Señor Jesús” de la
manera como los apóstoles habían bautizado la gente
desde cuando el Señor ascendió. “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu
Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hechos
19:6).
Poco después, encontramos que Pablo, escribiéndole a esta misma iglesia, les predicaba que debían ascender más en la revelación de Cristo:
“Que el Dios del Señor nuestro, Jesús el Cristo, el
Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de El; alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que
sepáis cuál sea la esperanza de su llamado, y cuáles sean las riquezas de la gloria de su herencia en
los santos, y cuál sea aquella supereminente grandeza de su potencia en nosotros los que creemos,
por la operación de la potencia de su fortaleza, la
cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos...”
(Efesios 1:17-20).
Los siete Espíritus de Dios
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“Llenos del conocimiento de su voluntad, en toda
sabiduría y (entendimiento) inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9). Esta es la sabiduría y la inteligencia que
nos dan la seguridad y la paz, de que estamos andando
en Su camino. Esto no responde necesariamente a todas nuestras preguntas – de hecho pueda que El responda a muy pocas de nuestras preguntas. Pero, sí a la
manera de nuestra comprensión del universo en el cual
vivimos. Sabemos muy poco sobre las complejas obras
de la creación, pero – “por la fe entendemos haber sido
compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo
hecho lo que se ve, de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).
Dios no sacó los mundos de la nada. Los sacó de cosas
que no podemos ver – de cosas invisibles. Toda nuestra
forma de vida, si estamos andando verdaderamente en
la fe, – está llena de acontecimientos extraños e intrincados – pero, El nos da sabiduría e inteligencia espiritual para saber que Sus caminos son invisibles – no insensatos ni indiscriminados. El obra en nuestro pequeño mundo con intención y propósito, como lo hizo en
esos mundos en el espacio exterior. Y por la fe comprendemos, porque sabemos que todo es claro ante Sus
ojos. Y ésta es la inteligencia espiritual que nos hace
decir con Su siervo Job: “Mas él conoce mi camino, me
probó, y salí como oro.”
Cuando el Espíritu de Dios entra en nuestras vidas...
esto no es el coronamiento. El ha venido a habitar con
nosotros y a llevarnos más alto en esos ámbitos de Dios,
de los que todavía sabemos muy poco. Los hijos de
Israel fueron bautizados en Moisés en la nube y en el
mar, pero, la mayoría de ellos fracasó para conocer los
caminos de Dios, y para entrar en la tierra prometida
(ver 1 Corintios 10:1-5). Nosotros todavía estamos lejos
del poderoso Bautismo de Fuego, del que hablan las
Escrituras. Dios no quiere que nosotros sintamos que
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Siete lámparas de fuego
hemos alcanzado alguna altura espiritual de gloria, sólo
por ciertas experiencias que hayamos tenido a lo largo
del camino. Por el contrario, el Espíritu de Dios ha
llegado a ser nuestro Ayudador y Compañero cotidiano aquí en la Tierra, para guiarnos a toda la Verdad,
para explorar aquellos ámbitos invisibles en Dios – las
longitudes, las anchuras, las profundidades y las alturas de Su gloria y de Su presencia – hasta cuando estemos llenos con toda la plenitud de Dios. El quiere invadir nuestras vidas con Su poderosa presencia, hasta
que toda la escoria de nuestros caminos carnales se haya
consumido con Su fuego santo. El quiere purificarnos
con esas siete llamas que arden ante el trono, y nos mira
con esos penetrantes ojos del Cordero, para que todo
nuestro cuerpo pueda estar lleno de Luz, no teniendo
parte alguna de tinieblas (Lucas 11:36).
Sus dones son preciosos dones del Padre, enviados
para engalanar y preparar a la Esposa para el Hijo. Hagamos como Rebeca, que cuando vio de lejos a Isaac,
saltó del camello para encontrarse con él en el camino.
Cuando se acerca el día de Su aparición, estamos menos atraídos por los dones, porque anticipamos ver al
Dador. No menospreciemos la importancia de los dones, más de lo que podríamos menospreciar la flor de la
vida. Pero, cuando los pétalos empiezan a caer, sabemos que es tiempo de que el fruto se empiece a formar.
Esas flores que adornan Su iglesia van a marchitarse.
Esas profecías van a fallar tarde o temprano. Muchas
veces han fallado, incluso ahora. Las palabras de sabiduría y conocimiento no pueden permanecer frescas y
vitales durante largo tiempo, si seguimos persiguiendo
los dones antes que al Dador. Dios empieza a secar las
flores cuando la estación está a punto de cambiar. Hay
estaciones en Dios, y El quiere que nosotros sepamos
que el cambio está llegando. Alégrese si en su deseo de
Los siete Espíritus de Dios
145
Dios, usted está sintiendo cierta ineficacia en las actividades de la iglesia, que una vez vibraron de vida. La
verdadera profecía animará al pueblo de Dios para que
avance y para que busque algo más. Y si usted siente
esa hambre y esa sed en su camino con El, ¡anímese! El
quiere preparar en nosotros una morada permanente para
Sí Mismo. Necesitamos permitir que El sepa que deseamos que El se acerque más. Amémosle más. Acerquémonos más a Su corazón. Hagamos aquello que
agrade al Padre, como lo hizo Jesús.
“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le
amará, y vendremos a él, y haremos con él morada”
(Juan 14:23). ¿Suena esto lejano y extraño? ¡Lo es! Pero,
todavía es lo que debemos perseguir, porque sabemos
que la pasión del corazón de Dios es por tener Su morada en el humilde y contrito corazón de los hombres y de
las mujeres. El nos pide que escojamos Su yugo, y andemos en unión con El.
La Rama Doble: Sabiduría e Inteligencia
La sabiduría se refiere a la inteligencia cuando hablamos de ellas como de hermanos unidos. Dios nos
dice: “Sabiduría primero que todo; adquiere sabiduría;
y ante toda tu posesión adquiere inteligencia” (Proverbios 4:7). Esto es bueno si tenemos un corazón que esté
buscando la sabiduría... en vez de alguna clase de don
que puede hacernos populares y famosos. Los sabios
de la antigüedad la buscaban como un tesoro escondido. Así que busquemos la sabiduría como Job lo hizo.
El escribe todo un capítulo describiendo su búsqueda
por la sabiduría. Habla de los tesoros escondidos en las
profundidades de la tierra, con todas sus piedras preciosas, y zafiros, y oro, y joyas de coral, y perlas, y rubíes.
Sin embargo, él sabe que lo que está buscando todavía
está fuera de su alcance. Y sigue escudriñando el se-
146
Siete lámparas de fuego
creto de la sabiduría. Le pregunta al mar, y el mar dice:
“No está en mí.” Recorre la Tierra en busca de respuestas, y se pregunta si la podrá encontrar en el relámpago
y en el trueno. Pero, no está allí. No la encuentra en
ninguna parte de toda la maravillosa creación de Dios.
Pero, al final recibe su respuesta de Dios: “Entonces la
vio él, y la tasó; la preparó y también la inquirió. Y dijo
al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia (entendimiento)” (Job 28:27,28). ¡Qué contraste cuando los hombres,
llenos con la sabiduría del mundo, se enfrentan con una
conclusión como ésta!
El Temor del Señor, que es Sabiduría
Estamos hablando sobre ese asunto del santo temor
de Dios que siempre es fuerte dentro de nosotros, si le
amamos a El. Y cuanto más le amemos, mayor será ese
piadoso temor, que nos guía por las sendas de la sabiduría, no sea que nos enredemos en cosas desagradables
para el corazón de Dios.
“El temor del Señor es la sabiduría.” Si esto es así,
entonces, debemos menospreciar de la sabiduría del
mundo. Si amamos verdaderamente a Dios, buscaremos diligentemente Su voluntad en todo lo que hagamos – y, como nuestro Señor, amaremos la justicia y
aborreceremos la iniquidad. Nos regocijamos por el
hecho de que conocemos a Cristo. Pero, cuando buscamos andar con El, pronto descubrimos que “en El están
escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3). Sabiendo esto, dejemos
nuestra búsqueda en cualquier otro ámbito. Pero, sabiendo que estos tesoros son todavía tesoros escondidos, entonces busquemos la llave que abra la puerta de
esos tesoros. Y descubramos que la llave es tener un
piadoso temor de Dios, no sea que nos extraviemos de
Los siete Espíritus de Dios
147
la senda de la perdurable unión con El, y sigamos alguna senda de la vida que haya sido trazada para nosotros
por artimaña de los hombres. Necesitamos de los poderosos purgativos de Dios para limpiar nuestra corriente
sanguínea de toda contaminación de la carne y del espíritu.
Este mundo viejo está en bancarrota porque se ha
rechazado la sabiduría de Dios, que se reveló en Jesús.
“¿Qué es del sabio? ¿Qué del escriba? ¿Qué del filósofo de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría
de este mundo?” (1 Corintios 1:20). Jeremías vio el colapso total de la sabiduría del hombre: “Los sabios se
avergonzaron, se espantaron y fueron presos; he aquí
que aborrecieron la palabra del SEÑOR; ¿y qué sabiduría tienen?” (Jeremías 8:9). Entonces, si amamos sinceramente al Señor y le tememos – no busquemos subir la
escalera, que en el diccionario del hombre, se llama éxito, sino busquemos más bien andar por una camino que
muy bien parece ser locura a los ojos de los hombres..
Tener éxito en la escuela de la sabiduría de Dios, es tan
diferente al éxito que se consigue en las escuelas de los
hombres. Jesús lo aclara, y debemos volver, una y otra
vez, a los principios del discipulado que El siempre nos
pone delante: Si un hombre quiere ser Mi discípulo, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Y, por supuesto, si hacemos esto – se considera como locura a
los ojos del mundo, y de una iglesia con inclinación
mundana.
Dios dijo: “Destruiré la sabiduría de los sabios, y
reprobaré la inteligencia de los entendidos” (1 Corintios
1:19). Todo se está viniendo abajo. Entretanto, estamos
en el mundo y nos valemos de lo que Dios provee para
nuestro bienestar físico. Pero, el Señor nos advierte que
no tratemos de conseguir todo lo que podamos sacar
del mundo, para estar satisfechos con las cosas que El
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Siete lámparas de fuego
provee, y que sólo nos consideremos como extranjeros
y peregrinos en la Tierra.
Ya hablamos un poco sobre la fe y sobre el espíritu
de la fe; sobre la oración y el espíritu de oración; sobre
la adoración y el espíritu de adoración; sobre la profecía y el espíritu de profecía. Necesitamos de todos Sus
dones y bendiciones para que nos muestre Su camino.
Pero, el propósito de Dios es el de que entremos EN EL
ESPIRITU SANTO EN EL LUGAR SANTISIMO, DONDE DIOS SE
CONVIERTE EN NUESTRA HABITACION, Y NOSOTROS LLEGAMOS A SER SU HABITACION. Dios tendrá tal pueblo el
día en que la sabiduría del hombre se revele en su desnudez. El tendrá un pueblo que andará en la plenitud de
los Siete Espíritus de Dios que provienen del Cordero
en el trono.
La cruz en la cual murió nuestro Señor Jesús, es la
cumbre de la sabiduría que alguna vez fuera revelada
en el planeta Tierra – porque fue allí, en la cruz, en la
sabiduría de Dios, donde Cristo venció al príncipe de
las tinieblas, y a los principados y a las potestades de
los cielos, “triunfando de ellos en la cruz” (Colosenses
2:15). Y este mundo verá todavía la prueba de esto cuando el Cordero de Dios resplandezca en el mundo, y se le
vea reinar en el más alto trono de los Cielos.
El Espíritu de Sabiduría e Inteligencia en
Jesús
“El temor del SEÑOR, que es sabiduría...” porque, a
menos que nos contenga el temor de Dios, podemos
perder fácilmente el camino de Dios en las pruebas y
tentaciones de la vida. Jesús estuvo permanentemente
en prueba ante los sabios que ocupaban los sitiales de la
autoridad en el Templo. En su sabiduría, ellos buscaban una oportunidad para atrapar a Jesús en Sus propias
palabras. Pero, el Espíritu de Sabiduría manaba de El.
Los siete Espíritus de Dios
149
“Maestro, dijeron, ¿Es lícito dar tributo a César, o no?”
Ellos no eran amigos del César... pero, querían acusarle
a El ante el César. Si El decía: “Sí,” tendrían fundamentos para acusarle ante los líderes del Templo, que
odiaban el yugo del César. Si El decía: “No,” lo podrían acusar ante Pilatos, que dependía del César para
su propio poder. Así, le daban una de dos opciones, y
de ambas maneras, le atraparían, le harían caer en la
trampa. Pero, El andaba en el Espíritu de Sabiduría, y
discernía con siete ojos, por lo cual rechazó tanto la
respuesta afirmativa como la negativa, que los sabios
habían previsto. Sin embargo, en Su respuesta, El no
solamente respondió, sino que puso de manifiesto el desatino y la perfidia de sus corazones. Tomó una moneda
que llevaba el nombre y la inscripción del César, y les
preguntó – “¿De quién es esta imagen, y lo que está
encima escrito?” Ellos dijeron “de César.” Entonces,
El les dijo: “Pagad pues a César lo que es de César, y a
Dios lo que es de Dios.”
Luego, tenemos la historia de la mujer sorprendida
en adulterio. Sus acusadores creyeron que sería una
buena oportunidad para acusar a Jesús... de quien ellos
sabían que era un hombre misericordioso. “Moisés,
dijeron, nos mandó apedrear a tales mujeres.. Tú pues,
¿qué dices?” La sabiduría del hombre requería una respuesta determinada, afirmativa o negativa – pero, Jesús
hacía todas las cosas según la sabiduría del Padre. El
esperó el momento del Padre – la respuesta del Padre.
Sólo entonces hallamos la sabiduría del Padre. Puede
que ni siquiera sepamos por qué esperamos, ni lo que
necesitamos saber. Después de haber pasado algunos
momentos escribiendo en el suelo, se levantó, alzó la
cabeza y dijo con calma: “El que de vosotros esté sin
pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”
Después se detuvo, y escribió en tierra. Y ellos se fue-
150
Siete lámparas de fuego
ron silenciosamente, cuando examinaron sus propios
corazones pecaminosos y acusadores (ver Juan 8:3-11).
El estaba lleno del Espíritu de Sabiduría... y del Temor de Dios, que es sabiduría. No es suficiente sólo
hablar palabras de sabiduría, sino que las palabras de
sabiduría, unidas con el temor de Dios, son como madera seca encendida con fuego. Esta es la razón por la
cual los dones solos no son adecuados para la ministración del Evangelio de Cristo. ¿Dónde está el temor de
Dios que penetra los corazones de los hombres? Podemos decir palabras de sabiduría, pero, sin este santo temor, no hay fuego para encender la madera seca de la
sabiduría del hombre, y convertirla en cenizas. Jesús
no solamente dijo las palabras justas – sino que las dijo
en el momento de Dios, y las palabras estaban encendidas con el Temor de Dios. Las palabras de sabiduría
del corazón de Dios no tienen por objeto responder preguntas difíciles, o satisfacer la curiosidad de alguien,
sino traer el temor de Dios sobre el desobediente y el
ignorante.
Pero, en gran manera, el más grande ejemplo de la
sabiduría de Jesús se reveló en cómo la mano guiadora
del Espíritu le hizo regresar a Jerusalén desde Galilea.
La sabiduría y la inteligencia siempre andan juntas en
la vida de Jesús. Fue por sabiduría como El escogió
Sus discípulos, salió de Judea y fue a Galilea, después
de pasar por mucha persecución en Judea. El no estaba
huyendo de la aflicción, como algunos pueden haber
supuesto. Pero, llegó el momento en que debía regresar
a Judea – y soportar gran persecución en la voluntad
del Padre. La ocasión de Su regreso a Judea fue la enfermedad de Lázaro. Y, aunque amaba a Lázaro, el Padre le obligó a permanecer dos días más, hasta cuando
Lázaro murió. Luego, regresó a Judea por inspiración
del Espíritu. Cuando El resucitó a Lázaro de los muer-
Los siete Espíritus de Dios
151
tos, este gran milagro se convirtió en el acabose, que
impulsó a los líderes del Templo a crucificarle. El sabía todo lo que estaba haciendo. El estaba andando en
la Luz. Estaba andando en la obediencia hasta la muerte, aun la muerte de la cruz. Y ahora le vemos en lo
alto y ascendiendo, y presentándose a todo el mundo, y
a los principados y potestades de los Cielos, como la
más alta expresión de la Sabiduría de Dios que alguna
vez se hubiera revelado en el planeta Tierra. “Porque
los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo colgado en el madero, que es a los judíos ciertamente tropezadero, y a los
gentiles locura; pero a los llamados, así judíos como
griegos, Cristo es potencia de Dios, y sabiduría de Dios”
(1 Corintios 1:22-24).
2. El Espíritu de Consejo y de Poder
Consejo... y Poder. Estos también son hermanos
gemelos, y nuestro Señor Jesús, a quien se le llama “Consejero... el Dios poderoso,” es nuestro ejemplo. Pero,
sólo podremos seguir Su ejemplo cuando habitemos con
El, y andemos con El en Su yugo. Entonces, el consejo
que demos tendrá peso... e, incluso, la fuerza y el poder
del Espíritu del Señor. No se puede conseguir esta clase de sabiduría y de consejo en los libros. Entonces,
¿por qué escribe libros usted? No porque tenga la respuesta para los horrendos problemas que hay en la iglesia y en el mundo, sino porque siento que el Señor quiere que yo anime al pueblo de Dios, para que prosiga
hasta alcanzar mayores alturas que aquellas donde nos
encontramos ahora. Por lo general, no sentimos ninguna urgencia en los ministros de la iglesia para mover
hacia cualquier altura mayor. Debemos subir más alto.
Debemos acercarnos a El, que es la Fuente y el Origen
de todo don y de todo ministerio. El pone a todos estos
ministros en la iglesia para que nos urjan a subir más
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Siete lámparas de fuego
alto... hasta cuando el apóstol, y el profeta, y el evangelista, y el pastor, y el maestro – hayan cumplido sus
propósitos, y el pueblo de Dios haya llegado a la plena
estatura de Cristo. El ministerio estará aquí en la Iglesia hasta cuando lleguemos a eso... y se nos anime para
que lleguemos a eso. Entonces, como Moisés y Elías
en el monte – que deben permanecer escondidos en la
Nube, hasta cuando todos veamos... y todos oigamos...
que solamente está Jesús. Un verdadero profeta... un
verdadero ministro de cualquier clase... debe menguar
para que El crezca.
Consideramos el consejo como un buen aviso, como
algo en qué pensar, y como algo para tener en cuenta
pero, de ninguna manera como algo obligatorio. Si el
consejero da un consejo que parezca bueno y razonable... podemos seguirle. Pero, el consejo del Señor es
una palabra eficaz de Dios, que está acompañada de
Poder. En muchísimos casos, la consejería ha sido dejada en manos de profesionales que estudian las filosofías de los hombres, con el fin de proporcionarles los
medios para que hagan su trabajo. El Espíritu de Consejo y de Poder se necesita grandemente en la Iglesia.
Hemos llegado a vernos abrumados por situaciones tan
confusas y complicadas, que ni siquiera un hombre de
la estatura de Salomón podría resolver. ¿Dónde está el
poder y la fuerza del Espíritu del Señor para hacer efectivo nuestro consejo? Debemos seguir buscando, debemos seguir tocando la puerta, en espera de la puerta
abierta que nos lleve más alto en el ámbito del Espíritu,
donde el Espíritu de Consejo y de Poder descansará sobre el pueblo de Dios.
La Iglesia de Cristo está destinada a ser la respuesta
de Dios para un mundo que está en la confusión, en la
perplejidad, en la miseria. Pero, antes que ser la respuesta, nosotros mismos hemos llegado a ser parte del
Los siete Espíritus de Dios
153
problema. Y la razón para que seamos parte del problema es porque hemos abandonado la fuente de agua viva,
y hemos cavado cisternas rotas, que no detienen agua
(ver Jeremías 2:13). En lugar de buscar la Fuente de toda
verdadera sabiduría y consejo, nos volvemos hacia aquellos instruidos en la sabiduría del hombre, para nuestra
propia confusión. Sólo la Unción puede romper el yugo
de la esclavitud que agobia la Iglesia. Sólo el consejo
que proviene del corazón de Dios mediante Su Espíritu,
tendrá el poder que se necesita para romper las ataduras, y para librar al cautivo.
El Proverbio de las Uvas Agrias
Sé que heredamos mucho de nuestros padres y de
nuestros abuelos. Sé que sus pecados pueden pasar inevitablemente a nosotros, y de nosotros a nuestros hijos... y a los hijos de ellos. Pero, también sé que los
pecados de cada generación, desde Adán hasta los tiempos modernos, están allí, en nuestra corriente genética.
Y tan seguramente como esto es así, Dios quiere que
nosotros sepamos que todos los pecados que heredamos de nuestros antepasados y, desde luego, de Adán –
fueron puestos sobre Cristo, cuando El fue a la cruz. Y
también, debemos saber que Dios cambió ese proverbio que había en Israel, y que establecía que los hijos
sufrirían por los pecados de sus padres. El lo cambió de
una vez por todas en la cruz – pero, lo cambió allí, en el
Antiguo Testamento, mucho antes de que Jesús viniera
a la Tierra. Este proverbio es el Proverbio de las Uvas
Agrias, que llegó a ser muy popular en Israel y se apoderó completamente del pueblo, como lo está haciendo
hoy. El proverbio es este:
“Los padres comieron el agraz, y los dientes de los
hijos tienen la dentera” (Ezequiel 18:2). Usted sabe como
es esto: “Mi padre mintió mucho, y mi abuelo engañó,
y mi tío me engañó cuando yo era niño, y ésta es la
154
Siete lámparas de fuego
razón por la cual me hallo en el horrible estado en que
me encuentro.” Ahora, tenga presente que yo sé que
esto es muy frecuente y que es conmovedor oír historias como ésta, de hijos de madres y de padres desolados y que – a menudo, van a la iglesia en busca de alguna clase de consejo que los libere. La verdad es que
hay sanidad, perfecta sanidad para aquellos que reciban
el perdón de Cristo, y que sean renovados en sus corazones y en sus mentes con un espíritu de perdón hacia
los demás. Con demasiada frecuencia, sin embargo, la
idea de que alguien más sea culpado, le preocupa al consejero, y a la víctima – y siguiendo esta idea, escudriñan la mente de la víctima, en tanto que buscan dónde
colgar la culpa. Con mucha frecuencia, el poder de sugestión hace que la víctima crea efectivamente la mentira, y acepta esto como verdad. Pero, sea verdad, o no
– hay una víctima que necesita ayuda, y sólo una palabra de consejo del corazón de Dios puede proporcionarle la ayuda que necesita. El verdadero consejo del
Señor llevará a esa persona golpeada y herida a Jesús, y
estimulará el perdón, así como Cristo la perdonó en misericordia. Mi intención no es, ciertamente, la de minimizar en cualquier medida el buen consejo que el pueblo de Dios pueda darle a aquellos que están acongojados; porque sé que hay muchos consagrados siervos del
Señor que están haciendo cuánto pueden por ayudar al
que sufre, al desvalido y al lastimado. Pero, soy consciente de que aun aquellos que tienen sinceridad y misericordia en sus corazones, se sienten frustrados porque su consejo es ineficaz con mucha frecuencia. ¿Por
qué ocurre esto? Porque nuestro consejo no es con Poder, ni conlleva el Temor del Señor. Es porque nosotros
todavía no moramos en el Espíritu de Consejo, ni en
el Espíritu de Poder. Este es el Espíritu que estaba en
Jesús, y Dios ha dispuesto el mismo Espíritu para Su
pueblo.
Los siete Espíritus de Dios
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Dios le dijo a Ezequiel que El quería que el pueblo
supiera que El es un juez justo, pues “el alma que pecare,
esa morirá; el hijo no llevará la iniquidad del padre, ni
el padre llevará la iniquidad del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.”
Y El le dijo al pueblo que no quería que usaran más el
proverbio de las uvas agrias (Ezequiel 18:3,20).
El Consejo con Poder
El consejo del Espíritu es poderoso en su obrar. Si
es del Señor, no es solamente un buen consejo – pues el
poder de Dios está detrás de él para hacerlo eficaz. El
perdón que recibimos del Señor debe facilitarnos el perdonar a los demás – si recordamos el terror de la ira de
Dios que estaba sobre nosotros antes de que le conociéramos a El. Y no solamente eso – sino que el perdón
que damos a los demás, nos sana, así como al que nos
ha hecho daño. Recuerdo el testimonio de un amigo
que alguna vez había trabajado para cierto hacendado.
Eso fue antes de que él conociera al Señor. Y un día
Nap montó en cólera, y maldijo al hombre y renegó de
él, y luego, se marchó. Entretanto fue salvado... y con
el paso del tiempo comprendió en conciencia que le
debía una satisfacción al hombre. Pero, el hombre al
que había maldecido era un viejo duro, y trató de sacarse de la mente la idea de ir hasta dónde el hombre y
ofrecerle sus disculpas. Además, Nap le tenía mucho
miedo. Así que oró: “Señor, si tú quieres que me disculpe, permite que me acerque a mi caballo y le ponga
el freno.” Usualmente, su caballo salía corriendo cuando veía que su amo venía con freno en la mano. Jamás
podía acercarse a su caballo sin un balde de avena. “Puedo decirle,” me dijo, “que ese día no llevaba conmigo
ninguna avena.” Pero, Nap tomó el freno, fue directamente hacia su caballo, y cumplió su propósito. Encontró al hombre y le ofreció disculpas de todo cora-
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Siete lámparas de fuego
zón. Ese hombre duro se conmovió inmediatamente... y lloraron juntos por el gozo de perdonar y de ser
perdonados.
¡Consejo y Poder! Ellos armonizan y obran conjuntamente, cuando dejamos que el Espíritu del Señor
abunde en nosotros. Jesús anduvo en esta dimensión
del Espíritu. Y padeció y murió para que en Su resurrección y en Su ascensión, Su pueblo pudiera andar en
este glorioso Espíritu de Consejo y de Poder. Dios tendrá esta clase de consejo en la Casa de Dios, y El está
preparando tal pueblo, aun en este tiempo de desolación y de padecimiento para ellos. Cuando el resto del
pueblo es maltratado y convertido en víctima, el pueblo
de Dios tendrá la unción para acercarse a ellos con el
verdadero mensaje del Evangelio, y con el Espíritu de
Consejo y de Poder. Entonces, aquellos que hayan sido
convertidos en víctimas por el opresor y que hayan
aprendido a vencer por la sangre del Cordero, serán
transformados en vasos de misericordia para liberar a
los demás cautivos. No importa, por eso, lo que las
personas han padecido, qué pueblo haya pasado por
eso... trátese de hombres y mujeres, muchachos y muchachas que hayan conocido el dolor del corazón, la
desolación, y la injusticia de toda clase... por la predicación de la verdad en el poder del Espíritu, ellos serán
liberados, y sus almas escaparán “cual ave del lazo de
los cazadores.” El perdón que ha recibido de su Redentor los dotará con fuerza y poder para que derramen el
aceite de la alegría en aquellos que todavía están en la
trampa de lo imperdonable... y siguen bebiendo las aguas
amargas de Mara, en lugar de encontrar el Arbol que
endulzará las aguas.
Creo que ahora mismo hay muchos en la iglesia que
aman sinceramente al Señor, pero, que se sienten débiles e impotentes, y carentes de ese honor especial de
Los siete Espíritus de Dios
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Dios que necesitan para ser unos miembros efectivos
del cuerpo. A éstos debe animárseles mediante el ministerio, y nutrírseles con la verdad y con la gracia...
para que todos podamos crecer conjuntamente en la estatura de Cristo, porque en la plenitud de Cristo todo el
cuerpo se mezcla en un solo estamento. Estoy hablando del cuerpo en el que haya templanza colectiva, no
mediante la disciplina de los seminarios, sino por la santa
unción de Dios, que hace que los miembros débiles se
vuelvan fuertes en el Señor. Cuando esto ocurre, el
apóstol Pablo nos dice que las desavenencias que pululan en el cuerpo de Cristo se conciliarán, porque a cada
miembro se le anima para que haga llegar el cuidado y
la provisión necesarios de los unos hacia los otros (ver
1 Corintios 12:24,25).
El consejo de Dios está acompañado de poder, porque el que da el consejo, está morando en Cristo, y habla palabras que proceden del corazón de Dios. Esa
palabra no regresará vacía a Dios... porque aun cuando
el consejo sea rechazado, aquel que lo recibe le responderá a Dios por su desobediencia, si – en verdad – la
palabra que ha sido publicada, ha procedido del corazón del Señor. Pero, que Dios tenga misericordia sobre
aquellos que sienten, por virtud de su oficio, que tienen
la autoridad de Cristo para disciplinar y corregir como
lo crean conveniente, ya sea que estén moviéndose, o
no, en la mente del Señor. He visto mucha crueldad en
esta área. Si en su andar con el Señor, usted sabe que
está sometido completamente a Su voluntad, y le ha pedido a El que pruebe o examine las riendas de su corazón... yo le animaría para que le entregue todo al Señor,
en la seguridad de que no padecerá más amargura por
eso. El hecho de que una persona tenga ministerio, no
le obliga a usted para que reciba su consejo... si en el
amor y devoción suyas a Dios, usted no puede recibirlo
158
Siete lámparas de fuego
como procedente del Señor. Pero, por la misma señal,
si él tiene un ministerio válido, puede tener el poder de
ejercer juicios que no son la voluntad de Dios; y, por
esta razón, prevengo al pueblo de Dios con el fin de que
le busque a El para liberarse de la culpa, no sea que el
enemigo consiga un asidero.
Recuerdo la historia sobre William Branham, un
profeta del siglo pasado. En una congregación grande
había una vez uno o dos que causaban alguna clase de
desorden. Cuando él buscó a Dios acerca de cómo debería entenderse con eso, el Angel del Señor dijo: “Di
la palabra, y yo estaré detrás de ella.” En ese momento,
él supo que tenía autoridad para pronunciar cualquier
juicio que fuera necesario, y que eso sería suficiente.
Pero, él buscó al Señor en el asunto... y de repente supo
lo que iba a decir. Así que se volvió hacia las personas
que estaban causando el problema, y dijo algo como
esto: “El Angel del Señor me dijo que El respaldaría la
palabra que yo dijera. Pero, al preguntarle al Señor sobre esto, creo que voy a decir esto: yo los perdono.” El
se refería a la tremenda bendición que vino sobre él esa
noche cuando se fue a casa, y cómo sintió la complacencia de Dios por la decisión que había tomado. En la
única entrevista que tuve con este profeta, él dijo algo
como esto: “Ahora no importa lo que yo le diga, o lo
que cualquier profeta pueda decirle – usted siempre debe
guiarse por lo que el Señor le muestre... porque aun un
profeta de Dios puede equivocarse... como usted lo sabe,
Eliseo se equivocó cuando maldijo a aquellos niños, y
un oso salió del bosque y los mató... él no debería de
haber hecho eso.” Yo necesitaba oír esto de alguien a
quien consideraba como el profeta más grande del siglo
pasado – porque se presume, con frecuencia, que un
profeta que tiene sobre él un poderoso manto profético... es inefable, o casi lo es.
Los siete Espíritus de Dios
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Dios justificará a Sus propios escogidos de Su propia manera. Por su parte, ellos deben morar en la unción de Dios para ser justos. Moisés se equivocó cuando golpeó dos veces la roca, antes de hablarle, como el
Señor le había ordenado. El sufrió por este error, pero,
Dios no le esgrimió en su contra, porque El sabía que
era el pecado del pueblo el que había hecho que Moisés
tropezara (ver Salmo 106:32).
Urim y Tumim
“Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y Tumim,
para que estén sobre el corazón de Aarón cuando
entrare delante del SEÑOR” (Exodo 28:30).
Con estas joyas ocultas en el pectoral, Dios había
provisto una infalible fuente de sabiduría y entendimiento para el sumo sacerdote de Israel. Los llamó joyas –
porque en su función eran gemas de sabiduría del corazón y de la mente de Dios para Su pueblo. No se sabe
lo que eran, ni a qué se parecían – así que necesitamos
no perder el tiempo especulando o haciendo conjeturas.
Pero, en los asuntos relacionados con Israel que requerían la sabiduría o el consejo de Dios – con respecto a
situaciones para los cuales ellos no tenían ninguna Palabra establecida – Dios podía darle una clara orientación a Su pueblo, mediante esta función sacerdotal. Con
el paso del tiempo, desaparecieron los Urim y los Tumim, pues ya no se necesitaban, porque Dios empezó a
promover profetas que tenían los Urim y los Tumim en
sus corazones, capacitándoles para dar clara orientación
a Su pueblo.
Ya mencionamos el espíritu de la Profecía, que Dios
restituiría a Su Iglesia. A pesar del incierto sonido que
proviene de la Iglesia en esta hora – necesitamos estar
convencidos de que Dios es fiel, y una vez más habrá
claro testimonio del Cielo, y todos los hombres sabrán
160
Siete lámparas de fuego
que – Esto es lo que Dios está diciendo. El recorre los
Cielos sobre un caballo blanco, y se le llama el Verbo
de Dios. También se le llama Fiel y Verdadero. Y El
tendrá un ejército que le seguirá.. y que, de igual modo,
será fiel y verdadero, porque ellos seguirán al Cordero
dondequiera que El vaya (ver Apocalipsis 19:11-16). (Para
más información sobre los Urim y los Tumim, ver nuestro escrito: Coronado con Aceite, capítulo 6).
El Testimonio Colectivo
Ya hemos hablado sobre el Testimonio de Jesús...
ese testimonio colectivo de la Luz que resplandece en
Su pueblo que está andando en el Espíritu. Ese testimonio fue claro y poderoso en Jesús... y Dios debe tenerlo de igual modo en Su pueblo. Recuerdo la lectura
de los diarios de George Fox, y la poderosa Luz que
resplandecía sobre el pueblo ese día. Pero, como George
Fox enfatizaba que esa Luz era para todos los hombres,
y buscaba atraer a otros a la Luz, el movimiento que
salió de su ministerio se convirtió en un Testimonio
colectivo. Ellos no idolatraban, sino que enfatizaban lo
que su líder enfatizaba: todo hombre que se acerque a la
Luz, debe andar en la misma Luz, y allí debe haber una
hermandad igualitaria. Y porque fue una Luz que penetró la Iglesia que estaba grandemente dominada por
las tinieblas – hubo mucha persecución por la iglesia
establecida. El y sus Amigos andaban en aquello juntos, como hermanos, y compartieron conjuntamente la
persecución, como hermanos. Tanto pecadores arrepentidos como líderes eclesiásticos antagonistas, literalmente se estremecían y temblaban cuando le tenían delante
de ellos. Es el temor de Dios lo que hace que la Palabra
de Dios se publique con fuerza y con poder. Me preguntaba por qué la Palabra habla de “dos testigos” que
“han atormentado a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 11:10), pero, lo entendí cuando leí en los diarios
Los siete Espíritus de Dios
161
de Fox este relato de lo que aconteció en la casa de
corrección, en Derby (Inglaterra):
“El guardián de la prisión, que era un profesor engreído, estaba muy enojado conmigo, y hablaba
pestes de mí; pero, un día le plugó al Señor golpearlo, para que estuviera en gran aflicción y bajo mucho temor mental. Y, mientras caminaba por mi
habitación, oí un triste lamento y, deteniéndome, oí
que le decía a su esposa: ‘Esposa, he visto el día del
juicio, y vi a George allí, y le temí, porque yo le
había hecho mucho daño, y he hablado en su contra
a los ministros, y a los profesores, y a los magistrados, y en las tabernas, y en las cervecerías.’
“Después de esto, hacia el anochecer, entró en mi
habitación, y me dijo: ‘He sido como un león contra
usted, pero, ahora vengo como un cordero, y como
el carcelero que se acercó temblando a Pablo y a
Silas.’ Y él deseaba poder alojarse conmigo. Le
dije que estaba en sus manos, y que podía hacer lo
que quisiera; pero, él dijo: ‘No.’ Lo que quería era
tener mi permiso, y lo que deseaba era estar siempre conmigo, pero, no tenerme como prisionero.
Dijo que él y su casa habían sido plagados por mi
causa. Así que permití que se alojara conmigo...
“Cuando llegó la mañana, se levantó y fue a ver a
los magistrados para decirles que él y su casa habían sido infectados por mi causa. Uno de los magistrados replicó (según me informó) que las plagas estaban sobre ellos también, por mantenerme
prisionero... .”
Creo que los dos testigos representan el testimonio
colectivo de Jesucristo, cuyo claro testimonio resplandecerá por toda la Tierra. La esfera del ministerio es
“Sodoma y Egipto” (donde también nuestro Señor fue
162
Siete lámparas de fuego
crucificado), no la Sodoma en que vivió Lot, o el Egipto que esclavizó a los israelitas. Pero, esas ciudades
hablan del sistema mundano que crucificó a Jesús – Sodoma, que era opulenta y rica, y despreocupada, y estaba llena de corrupción moral; y Egipto, que representaba la oposición externa, como pasó con los hijos de Israel en los días de su cautiverio (ver Apocalipsis 11:3-11).
El Testimonio de Jesús en Gadara
El Testimonio de Jesús era el claro consejo de Dios
que Jesús trajo al mundo – y la palabra que El dijo, y el
Verbo que El era. Pero, era la Luz de Dios – que trajo
temor y confrontación. Cuando Jesús desembarcó en
Gadara – El no iba a preparar una reunión. Pero, un
demonio poseía a un hombre que vino corriendo hacia
Jesús, saliendo de las tumbas, que eran su hogar, y le
dijo: “No me atormentes.” ¿Era Jesús un atormentador? Esta es la visión que se tiene en los ámbitos de las
tinieblas satánicas, porque esta es la clase de tormento
que ellas sienten cuando el Príncipe de la Luz y de la
Vida, empieza a invadir sus territorios. Sin embargo, el
hombre de Gadara se acercó a la Luz, porque la Luz
siempre es más poderosa que las tinieblas. Dios atrajo
al hombre hacia Sí Mismo, a despecho de la Legión de
demonios que le sujetaban. Y esto es como era en la
iglesia de Filadelfia. Aquí había una iglesia que andaba
en la Luz, y Jesús les dijo que El haría que el pueblo
abandonara las sinagogas de Satanás, y viniera hacia
ellos y adorarán a sus pies. La iglesia no estaba intentando abrir las puertas de las sinagogas, pero, la Luz
que brillaba los atrajo hacia la puerta abierta de la salvación, y cerró la puerta de los espíritus del mal. Temo
que estamos perdiendo mucho tiempo y esfuerzo al intentar derribar las paredes de las Sinagogas de Satanás, en lugar de buscar a Dios para el regreso del Tes-
Los siete Espíritus de Dios
163
timonio de Jesús – el Arca Santa de Su Presencia, La
Luz de los Siete Ojos del Cordero.
¿Cuál fue el resultado de esta misión en Gadara? Y,
¿cree usted que Jesús se sintió algo defraudado con los
resultados? ¿Con un solo hombre buscando la salvación? ¡Cuánto desea Dios ir delante de nosotros y aparejarnos el camino! El hará eso, si nos estamos moviendo en Su Espíritu. Jesús habló... sin gritar ni vociferar, para tratar de que “salieran...” y los demonios se
aterrorizaron. La Legión de demonios se aterrorizó,
creyendo que había llegado el momento de ser arrojados al abismo, y pidieron si podían entrar en la piara de
cerdos. Jesús les dio el permiso, y la piara se precipitó
por un despeñadero, y cayeron al lago. El hombre fue
liberado de sus cadenas, y el pueblo lo vio sentado a los
pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio.
¿Entonces qué? ¿La multitud vino hacia El, esperando que permaneciera por allí, y tuvieron una gran
reunión de salvación? No fue exactamente así. “Ellos
tuvieron miedo.” Cuando la noticia se regó, la multitud
de los alrededores se congregó ciertamente – pero, le
rogaron “que se fuera de ellos; porque tenían gran temor.” Jesús regresó a la barca, y le dio un buen consejo
al hombre sanado, diciéndole que le contara a sus amigos y a sus seres queridos “cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo” (ver Lucas 8:26-39).
¿Cómo se las arregla este pueblo colectivo de poder
y de unción con el deseo heredado de los corazones de
los hombres para idolatrar al hombre de Dios fuerte y
poderoso? Aquí está nuestra respuesta: El Testimonio
de Jesús no hará que uno sea aceptado si no va de acuerdo con los sistemas del hombre. Cuando empiecen a
ocurrir los milagros aterradores que hacen que los cerdos de nuestros recursos, los cerdos que mantienen viva
y boyante nuestra economía, se precipiten al mar – este
164
Siete lámparas de fuego
hombre de Dios no será popular. No importa cuán grandes sean sus milagros, no será honrado, ni respetado, si
él no está asociado con este claro y poderoso Testimonio de Jesús. Ellos le dirán: – “¡Por favor, sálgase de
aquí!”
Como pasó en Efeso, tratarán de sacarle de allí.
Cuando los comerciantes y los artesanos de Efeso descubrieron de pronto que no había un mercado activo
para los templos de plata de Diana – hicieron una investigación y le demostraron que fueron unas pocas personas que habían alejado de sus ídolos los corazones de
los efesios, y los habían llevado al Señor Jesús, que los
había redimido. De repente hubo un gran alboroto promovido por los capitalistas, así como por los artesanos.
Estaban muy unidos en esto: “Se llenaron de ira, y dieron alarido, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios!”
(Hechos 19:28). Diana era una diosa romana, y Artemisa
su duplicado griego – era, supuestamente, la diosa del
parto, y de la caza, y de los animales salvajes, y de la
naturaleza. Efeso se había convertido en una gran ciudad comercial, prosperando – y llegando a ser el centro
del culto de Artemisa. ¿Puede imaginarse usted al pueblo idolatrando al taumaturgo cuando el Evangelio de
Cristo se predica con tan gran poder que el pueblo deja
de comprar toda la basura demoníaca que está vomitando la boca de los hombres, de los libros, de las revistas,
del internet, del mundo musical, del mundo de las modas, del mundo de los deportes y del entretenimiento?
Muchos cristianos se imaginan que es porque somos
una democracia que tenemos libertad para adorar a Dios,
y libertad para publicar el Evangelio. Preparemos nuestros corazones ahora para el día en que el Evangelio se
predique con Luz tan fulgurante que las bestias salvajes
de Efeso se levantarán una vez más para perseguir a
aquellos que aman la Verdad que está en Cristo Jesús.
Los siete Espíritus de Dios
165
3. El Espíritu de Conocimiento y de Temor
del Señor
De nuevo, estas son ramas inseparables de la verdad, en nuestro andar con el Señor. El conocimiento
sin el temor del Señor es mortal... como lo fue cuando
Adán y Eva comieron “del árbol del conocimiento (ciencia) del bien y del mal.” Ellos perdieron su amistad con
su Creador cuando perdieron su temor del SEÑOR. El
temor que tenían después de que pecaron, no era el temor que mora en aquel que ama a Dios y anda en amistad con El, sino el temor que nace de la desobediencia
que hace que uno se esconda de su Creador. Que nuestra búsqueda se limite a una cosa: que podamos “crecer
en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Porque El es ese Arbol
de Vida, y el fruto que nosotros comemos de Arbol nos
hará “discernir tanto el bien como el mal” – El propósito de Dios es el de que podamos tener gracia y conocimiento para buscar el bien, y para rechazar el mal. En
nuestra comida de la Palabra... que siempre estemos buscando el fruto del Arbol de Vida. Sólo entonces recibiremos el puro conocimiento del Señor que nos nutrirá
en la Palabra, y nos capacitará para andar en la vida y
en la santidad, y para crecer hacía la plena estatura de
Cristo. Ya no necesitamos comer del Arbol del conocimiento del bien y del mal. Porque cuando comemos
del Arbol de Vida, nuestros sentidos se ejercitan para
discernir tanto el bien como el mal (Hebreos 5:14); porque la Luz siempre pondrá de manifiesto las tinieblas,
la Verdad pondrá de manifiesto lo falso, y el Amor pondrá de manifiesto el rencor.
Honramos grandemente las Escrituras, pero, nuestro conocimiento de ellas está muy lejos de lo conveniente, si no estamos constreñidos por el temor de Dios
cuando las leemos. En los día de Josías, después de
166
Siete lámparas de fuego
muchos años durante los cuales el Templo de Dios había sido abandonado, Dios tuvo que poner en el corazón del rey restaurar la Casa de Dios y limpiarla. Durante el transcurso de la reparación de la Casa, se descubrió el Libro de la Ley. Safán, el escriba, fue hasta el
rey, y se lo leyó. “Y cuando el rey oyó las palabras del
libro de la ley... rasgó sus vestidos” (2 Reyes 22:11). Si la
Palabra de Dios no nos lleva al santo temor, debe ser
porque no estamos oyendo lo que El está diciendo. Si
es sólo conocimiento, nos envanecerá, antes que edificarnos. Hasta cuando establezcamos el principio de
presentar “nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios” no descubriremos la dirección espiritual que nosotros pretendemos estar buscando. Y la
oportunidad dorada que destella ante nosotros puede
muy bien ser una de aquellas puertas que Dios permitió
en Su sabiduría para poner a prueba los riñones y el
corazón – antes que ser la entrada a Su perfecta voluntad. Si no estamos seguros, ¿por qué no le pedimos al
Señor sinceramente que cierre esa puerta, si ella no es
Su voluntad – y le damos tiempo para que lo haga?
¡Cuánto perderíamos si encontráramos en la vida nuestro nicho que nos diera cierta gratificación y sentido de
plenitud – sólo para descubrir al final de la jornada que
no hemos cumplido el destino que Dios había deseado
para nuestras vidas! El verdadero conocimiento del
Señor estará acompañado de un santo temor de Dios –
que hará que solamente deseemos Su voluntad y Su complacencia en todos nuestros caminos.
“Que el Dios del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, el
Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de El; alumbrando los ojos de
vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su llamado, y cuáles sean las riquezas de la
gloria de su herencia en los santos, y cuál sea aquella
Los siete Espíritus de Dios
167
supereminente grandeza de su potencia en nosotros los
que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, la cual obró en el Cristo, resucitándole de los
muertos, y colocándole a su diestra en los lugares celestiales” (Efesios 1:17-20). Buscamos descubrir nuestro
llamamiento. Y sentimos que si podemos hacer eso,
encontraremos la plenitud que estamos buscando.
Pero, la revelación en el conocimiento de El está destinada para alumbrar nuestros ojos con el fin de que
podamos ver la esperanza de Su llamamiento en nosotros, y la gloria de Su herencia en nosotros, y la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los
que creemos.
Si El nos da la gracia para descubrir este alumbramiento en los ojos de nuestro entendimiento cuando estemos preparados para dejar a un lado nuestro llamamiento y confiar en que El nos guiará de cualquier manera que El pueda escoger, porque es Su llamamiento
en nosotros lo que El quiere que descubramos. Y quiere que sepamos que Su herencia en nosotros es mucho
más preciosa que cualquier herencia que pudiéramos
conseguir en este mundo, o en cualquier don o ministerio que El pueda darnos. Porque El dice a aquellos que
están en el servicio sacerdotal: “Yo soy vuestra herencia.” ¿Y el Poder? Cuando descubramos que El quiere
que participemos del poder que levantó a Jesús de entre
los muertos – entonces, podremos comprometernos y
comprometer todos nuestros planes en los fuegos del
holocausto. Porque sólo entonces se complacerá en
presentarse en el “poder de Su resurrección.”
El apóstol nos dice que necesitamos la revelación
del Espíritu para ver esto. Pablo conocía muy bien las
Escrituras – tanto en hebreo como en griego, pero, no
sabía nada de la esperanza de Su llamamiento hasta
cuando el Dios de la Gloria hizo resplandecer sobre él
168
Siete lámparas de fuego
la Luz que era más brillante que el sol de mediodía.
Pablo recibió el Evangelio por “la revelación (apocalipsis) de Jesucristo,” así como Juan lo hizo en Patmos.
Su Evangelio estaba allí, en las Escrituras, pero, las Escrituras necesitaban de la revelación de Jesucristo antes que podemos verlo.
La Clase más Excelente de Conocimiento
Es una clase del conocimiento de la nueva creación
que requiere de un trabajo interior de Dios en nuestro
entendimiento, mientras nos revestimos del “hombre
nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo creó” (Colosenses 3:10).
Cuando aumenta nuestro amor por Dios y por Su
familia... Dios se complace en aumentar nuestro conocimiento y nuestra percepción de la verdad. Los dones
y los ministerios poderosos sin el fruto del Espíritu,
pueden ser destructores en las vidas de aquellos que los
tienen. Lucifer es un ejemplo solemne – él fue agraciado con la luz y el esplendor, pero, empezó a admirar su
belleza y excelencia, antes que mantener puestos sus
ojos en Aquel que le dio toda esa gloria. Y así, el apóstol oró: “que vuestra caridad (el amor de Dios) abunde
aun más y más en ciencia y en toda percepción, para
que aprobéis lo mejor... llenos de fruto de justicia” (Filipenses 1: 9-11). Aquí está el conocimiento puro que proviene del amor abundante. El verdadero conocimiento
y el discernimiento nacerán del Amor... del Amor en
sus muchas facetas de fe, verdad, justicia, constancia,
paciencia, bondad, misericordia, paciente soportamiento
del sufrimiento. Cuando le amemos a El, empezaremos
a amar lo que El ama... y le temeremos tanto que aborreceremos lo que El aborrece. Como nuestro Maestro, “amemos la justicia y aborrezcamos la maldad.”
Esto va más allá de los dones... porque un don puede
Los siete Espíritus de Dios
169
ser manchado con el tizne de los pensamientos y de los
caminos carnales. Sus dones son para nosotros los rayos de Luz que necesitamos hasta cuando lleguemos a
la Fuente de la Luz, que es Cristo Mismo. Y por tanto,
se nos amonesta y se nos dice: “Seguid la caridad (el
amor de Dios); y procurad dones espirituales” (1 Corintios 14:1).
“Para que aprobéis lo mejor”...para que aprobemos
el conocimiento y el discernimiento nacidos de nuestro
amor por Dios, el cual nos hará perseguir lo mejor. No
tenemos necesidad de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque descubriremos lo que es
bueno en el Arbol de Vida... y, entonces, veremos todo
lo demás como malo. Con amor discerniremos el odio
y la enemistad. En la verdad, discerniremos lo falso.
Con la justicia, conoceremos el mal, y lo rechazaremos.
La misericordia fluirá contra la crueldad y el odio. No
busquemos poner de manifiesto las tinieblas, estudiando todas las sombras de las tinieblas. Pues la Luz pondrá de manifiesto las tinieblas. Porque “todas estas cosas cuando de la luz son impugnadas, son manifiestas;
porque la luz es la que manifiesta todo” (Efesios 5:13).
Esto es lo que el Señor quiere decir cuando nos
amonesta diciendo: “juzgad con justo juicio” (Juan 7:24).
Esta es una cualidad del juicio y del discernimiento que
proviene de la permanente unión con El. Cuando buscamos encarecidamente el buen juicio en las situaciones en las que nos vemos involucrados, y no estamos
seguros de cómo responder, acordémonos de que debemos morar en el yugo de Jesús, y andar en la Luz de
Jesús. Porque en El “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3).
170
Siete lámparas de fuego
Un reino de justicia y de paz
CAPITULO SIETE
UN REINO DE
JUSTICIA Y DE PAZ
S
é que el Reino de Dios está cerca. Pero, también
sé que el Reino vino cuando Juan lo proclamó, y
el Señor Jesús siguió proclamándolo y lo manifestó en
la Tierra cuando estuvo aquí. Y que cuando El resucitó
y ascendió a los Cielos, fue entronizado con todo el poder y la gloria del Reino de Dios – lo cual es realmente
un ministerio sacerdotal, invalidando para siempre todos los sacrificios y las ofrendas y las actividades sacerdotales, según el orden de Leví. Porque está muy
claro en la Epístola a los Hebreos, que podía llamarse la
Epístola de las Cosas Mejores, que nuestro Señor está
ahora en el trono que le fue prometido a David, “un
sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” El reinará en Su trono hasta cuando todos
Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies. Este
Reino fue sembrado en la Tierra cuando la Simiente fue
fiel para caer en tierra y morir – y ha estado floreciendo
desde entonces – apareciendo primero como la hoja,
después como la espiga, y ahora está tomando la forma
171
de fruto, de grano pleno en la espiga. El Reino vino sin
observación, así como nuestro Señor nos dijo. Sé que
parece absurdo al pueblo e, incluso, a muchos cristianos, que el Reino de Dios esté creciendo en la Tierra
ahora. Pero, aún debe llegar a la madurez, como la Simiente que fue plantada, en una cosecha de abundante
grano de trigo. Porque esta es la Ley de la Simiente – y
debe producir según su especie. Con nuestros ojos naturales vemos la corrupción que alienta por todas partes, tanto en la iglesia como en el mundo – y no alcanzamos a comprender que Dios haya tolerado todas estas cizañas y malezas nocivas, que crecen junto con el
grano puro, hasta el tiempo de la siega. Entonces, El se
las entenderá con el falso y con el corrupto, y con el
contaminado – y seguirá purificando la iglesia y la tierra hasta cuando prevalezca la Justicia en la Tierra y
en los Cielos. Porque incluso los Cielos están contaminados con las malignos huestes de la perversidad, con
los principados y las potestades de la maldad – y Dios
tendrá una Iglesia que prevalecerá contra ellos.
El vástago de Cristo
Hemos estado hablando sobre el vástago que vio
Isaías... sobre el vástago de Cristo, en unión con muchos otros hijos. De El se dijo:
“Y le hará oler en el temor del SEÑOR.
No juzgará según la vista de sus ojos;
Ni argüirá por lo que oyeren sus oídos.
Sino que juzgará con justicia a los pobres”
(Isaías 11:3-4).
Nos sentimos inclinados a decir: “¿Qué más he pasado por alto?” Esto es evidencia suficiente en los tribunales de los hombres: “¡Le vi pasar!” “¡Le oí decirlo!” Pero, esto no es suficiente para el pueblo de Dios,
para Su Iglesia... porque estamos comprometidos en la
172
Siete lámparas de fuego
lucha espiritual, y debemos ver y discernir con facultades que están fuera de lo material. Debemos ver y entender por los Siete Espíritus de Dios. Nuestra mente
debe ser renovada por el Espíritu de Jesús, cuando moremos en El, y El more en nosotros. Sólo entonces, podremos juzgar rectamente, y llegar a ser en la Tierra,
ese Testimonio de Jesús que Dios desea.
Jesús había sido invitado a la casa de Simón para
cenar. No hay duda de que este fariseo había oído hablar a Jesús, y había visto Sus milagros, y estaba impresionado. Pero, mientras estaban cenando entró una mujer... que, evidentemente, buscaba a Jesús. Se acercó a
El y cayó a Sus pies, lavándoselos con sus lágrimas, y
secándoselos con sus cabellos. Simón miraba esto, y
pensó para sí: “Ahora podré decidir si este hombre es
un profeta, o no; porque conozco a esa mujer, y es una
pecadora... .” Así que él esperaba ver si Jesús demostraba ser un profeta, condenando a la mujer pecadora
que estaba a Sus pies. Pero, en vez de esto el Profeta
discernió el corazón acusador de Simón y el corazón
contrito y quebrantado de la mujer a sus pies. Simón
solamente lo pensaba... pues no iba a decirlo en voz
alta. Pero, Jesús oyó lo que él estaba pensando, y le
dijo: “Simón, una cosa tengo que decirte...” (Lucas 7:40).
El no juzgará según la vista de Sus ojos. Cuánto
necesitamos ese Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia,
ese Espíritu de Consejo y de Poder, ese Espíritu de Conocimiento y de Temor del Señor, si vamos a juzgar
con juicios rectos, como se proponía Jesús. Y ésta es la
razón por la cual El está ahora entronizado en los Cielos – para que el mismo Espíritu que estaba en El, pueda ser derramado sobre Su Iglesia... con el fin de que
ella pueda ser una continuación de Su ungido ministerio aquí en la Tierra.
Un reino de justicia y de paz
173
Los Apóstoles Juzgaban con Luz Interior
No nos es difícil reconocer que Jesús anduvo en esta
Luz interior que moraba en Su corazón y en Su mente.
Pero, muchos piensan que no es bíblico enseñar que
Dios quiere que Su pueblo ande en la misma Luz en
este mundo, para que podamos ser como El es (ver 1
Juan 4:17). ¿En qué otra forma será El glorificado, excepto que lo sea la misma gloria que estaba en Jesús, y
que descansaba sobre Su pueblo? “La claridad que me
diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa.” Estamos seguros de
esto: nuestro Señor quiere compartir Su gloria con Su
pueblo – porque es esto, y nada menos que esto que
hará “que el mundo conozca que tú me enviaste, y que
los has amado, como también a mí me has amado” (Juan
17:22,23).
La iglesia primitiva anduvo en el mundo y fulguró
en él con esta Luz interior. No eran nada por sí mismos.
Pero, Pedro pudo decir: “En el Nombre de Jesús, el Cristo, el Nazareno, levántate y anda.” Esteban resplandeció con esa Luz... y ellos vieron su rostro como el rostro
de un ángel. Cuando los falsos líderes religiosos apedrearon a Esteban hasta la muerte, los Cielos estaban
abiertos, y esas Siete Lámparas de Fuego delante del
trono, brillaron sobre él con la Luz del Cordero de Dios.
Saulo de Tarso vio a este mártir a los pies de aquellos
que le dieron muerte, y tomó sus vestidos – indicando
con ello que él daba su consentimiento para esto. Implacablemente, este celoso fariseo adelantó su causa, la
cual fue exterminar la Iglesia de la faz de la Tierra. Después, llegó el día en que la misma Luz que brillaba en el
rostro de Esteban, explotó sobre este hombre colérico y
le arrojó al suelo. El vio la Luz que era más brillante
que el sol de mediodía... y tan fulgurante que cegó sus
ojos. Pero, esa Luz penetró profundamente en su cora-
174
Siete lámparas de fuego
zón y en su alma.. y le dio profunda visión interior, y él
renació por la misma Luz que le había cegado. Con el
tiempo la Luz que él llevaba produjo un poderoso impacto en las naciones que moraban en las tinieblas. No
vamos a producir un impacto en las naciones, hablándoles sobre la Luz que visitó el planeta Tierra, la cual
está ahora allá en el Cielo. Debemos ver la Luz por
nosotros mismos y andar en esa Luz, si vamos a disipar
las tinieblas que predominan en el mundo en el cual
vivimos.
El Cordero conquista a la Bestia Salvaje
“Sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá
la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de
sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto
de sus lomos, y la fe cinto de sus riñones. Morará el
lobo con el cordero, y el tigre con el cabrito se acostará; el becerro, y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la
osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león
como el buey comerá paja. Y el niño jugará sobre
la cueva del áspid; y el recién destetado extenderá
su mano sobre la caverna del basilisco. No harán
mal, ni dañarán en todo mi santo Monte; porque la
tierra será llena del conocimiento del SEÑOR, como
las aguas cubren el mar” (Isaías 11:4-9).
Debemos cambiar, nuestras mentes deben ser renovadas en el Espíritu. Judas dijo: “Y las cosas que por
naturaleza conocen, se corrompen en ellas como animales sin razón” (Judas 10). A menos que el hombre esté
iluminado por el Espíritu de Dios seguirá resistiendo la
luz de Dios y perecerá en su propia corrupción. Pablo
hizo una detallada descripción de esta naturaleza de
bestia que existe en los corazones de los hombres (ver
Un reino de justicia y de paz
175
“Sepulcro abierto es su garganta; con
sus lenguas tratan engañosamente; veneno de áspides
está debajo de sus labios...” (versículo 13). No hay nada
más venenoso que un sistema religioso que ha entrado
en las tinieblas, y el así llamado cristianismo, no es la
excepción. Difícilmente se pueden imaginar las atrocidades que se han perpetrado en el nombre de Dios por
los dirigentes de la iglesia apóstata – creyendo siempre
que están haciéndole un servicio a Dios. Si esa es la
manera que ellos promueven a su religión, preferiría morir en sus manos antes que unírmeles. ¿Unirse a una
caverna de víboras, sólo para estar vivo? No sorprende
que haya habido tantos mártires en la historia de la iglesia – pues algunos de éstos, sacaron el veneno de áspid
de los labios de sus enemigos, siguen diciendo: “¡Mátame, si quieres, pero, no renegaré de mi Señor, sólo para
salvar mi vida! Recuerdo la historia de un joven que
imploraba a sus padres, cuando temió que ellos pudieran retractarse entre sus atormentadores: “Mamá y papá,
no lo hagáis... no reneguéis de vuestro Señor por mi
culpa... . Permaneced fieles a Jesús... . No podría seguir viviendo con la idea de que mi padre y mi madre
salvaron sus vidas traicionando a Cristo.”
Este Cordero sangrante también tiene Siete Cuernos... y con esos siete cuernos, triunfará sobre todas las
poderosas bestias famélicas y sobre las aves de rapiña,
que andan en la Tierra o vuelan en los Cielos. Cuando
el Cordero resplandezca en un pueblo de la tierra que lo
siga – ellos empezarán a dominar el odio y la ira, y la
malignidad de las bestias feroces que vienen a matar, y
a dispersar, y a destruir. Entonces, el lobo morará con
el cordero, porque el Cordero ha conquistado al lobo.
¡Piense en esto! Un Cordero va a domar al león... y a
todas las demás bestias salvajes que abundan en los corazones de los hombres. Pero, no olvidemos jamás que
Romanos 3:10-18).
176
Siete lámparas de fuego
ellos solamente vencerán por la sangre del Cordero y
por la palabra de su testimonio, y porque despreciarán
sus vidas hasta la muerte.
“Y el tigre con el cabrito se acostará.” El Cordero
domesticará al leopardo, y le quitará sus horribles garras. Esos hombres malvados que extraen los corazones de los corderos y se los comen, serán dominados y
subyugados por el amor y la misericordia de Jesús... y
llegarán a ser tan dóciles y mansos como un cabrito o
una oveja.
“Y el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.” Cuando el ángel
le dijo a Juan que el León de Judá había vencido y se le
había dado autoridad para abrir el libro de los terribles
juicios de Dios en la tierra... él miró y vio “un Cordero
como inmolado.” En 28 lugares del Apocalipsis se le
ve siempre como el Cordero. Debemos hacer énfasis
en que nuestra victoria sobre la bestia feroz... bien sea
en la religión o en el mundo político y social, o en nuestros propios corazones... está en el Cordero de Dios, y
en aquellos que toman Su cruz y le siguen, y desprecian
sus vidas hasta la muerte. Saulo de Tarso, el lobo voraz
de la tribu de Benjamín, iba a matar y a destruir a aquellos que amaban la Luz. Pero, fue cegado por esa Luz
en el camino de Damasco, la misma Luz que resplandecía a través de Esteban. Dios domó a este lobo, y le dio
el corazón de un cordero, y él también llegó a ser un
cordero sangrante. Entonces, Dios le envió con un ministerio fulgurante del Evangelio del amor, y de la verdad, y de la justicia. El enseñó al pueblo cómo vencer a
la manera de Dios, como lo hizo Jesús, cómo vencer el
mal con el bien, cómo vencer el pecado con la sangre
de Jesús en Su justicia, cómo vencer a la calumnia y al
rechazo con misericordia y paciencia y longanimidad,
y cómo vencer el odio y la amargura con el perdón y el
Un reino de justicia y de paz
177
amor. El estaba revestido “de toda la armadura de Dios.”
“La justicia (es el) cinto de sus lomos y la fidelidad (el)
ceñidor de su cintura.” Combate la bestia dondequiera
que va, porque la Luz que estaba en Esteban, el mártir,
está ahora en él. El veneno de las áspides ya no está
debajo de sus labios. El ya no desgarra la Iglesia con
las zarpas del leopardo, o con los colmillos del león.
Pero, necesita de la armadura para su protección cuando lucha con los hombres bestiales. Necesita andar en
la verdad y en la justicia cuando se ve abocado al combate, cuando lucha con “las bestias feroces de Efeso.”
Pero, lleva consigo “la espada del Espíritu,” y sabe que
esta espada es poderosa en Dios. Algunos judíos de la
sinagoga de Satanás estaban tan impresionados con el
poder de Pablo, que trataron de repetir por sí mismos lo
que él hacía... con el fin de promover su propia y pervertida religión. Pero, les salió el tiro por la culata – y
las bestias en el hombre poseído del demonio, se volvieron en contra de los siete hijos de Esceva, y “saltando en ellos, y enseñoreándose de ellos, pudo más que
ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” Esto produjo gran temor en el pueblo,
“y era enzalzado el Nombre del Señor Jesús.” Había
mucha actividad demoníaca en Efeso, y Pablo se encontró luchando con bestias feroces, y Dios estaba poniendo por obra las operaciones poderosas de Su Espíritu. Aquellos que creyeron, empezaron a comprender
la procedencia de sus actividades demoníacas, y se acercaron a los discípulos de Jesús, y confesaron sus prácticas perversas. No se atrevieron a vender sus libros a los
demás, conociendo la esclavitud por donde acababan
de salir, así que hicieron la cuenta de su precio, encontrando que su valor era muy alto monetariamente. Entonces encendiendo fuego, “trajeron los libros, y los quemaron delante de todos” (Hechos 19:19).
178
Siete lámparas de fuego
Escasamente oímos sobre acontecimientos como
este en nuestros días, porque la Iglesia, en la mayoría
de los casos, ha sido anestesiada por la infiltración de
actividades mundanas y absurdas. Pero, Dios tiene toda
provisión para nosotros, con el fin de hacer que seamos
la fulgurante y gloriosa Iglesia que El tiene en mente, si
también estamos listos para hacer la cuenta del precio,
y para quemar nuestros inútiles y, a menudo, demoníacos libros y programas.
La Creación gime por la Liberación
Se nos ha dicho que “el anhelo ardiente (la esperanza) de la creación (de la criatura) es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.” Pablo nos dice que la
creación fue “sujetada a vanidad,” no de su propia voluntad. Pero, cuando el hombre, a quien se le encargó
el planeta Tierra, perdió su temor de Dios – Dios sujetó
el resto de la creación a vanidad. Sin embargo, lo hizo
así con esperanza. Porque El se propuso que esta creación corrupta se levantara de nuevo en esplendor, y en
“la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:1921). La creación no sabe por qué está gimiendo, o si hay
alguna esperanza. Pero, Dios lo sabe, y nos dice por
qué: Es porque ellos tienen la esperanza de la liberación en la manifestación de los hijos de Dios... que es
nada menos que el Hijo de Dios Mismo cuando sea revelado y resplandezca en Sus muchos hermanos. Y esto
es por esta manifestación por la que la creación está
gimiendo con dolores de parto. Porque estos hijos irradiarán la gloria del Hijo, no su propia gloria. La gloria
de los hijos debe convertirse en ceniza, para que solamente el Hijo pueda ser glorificado en ellos. Ellos deben volverse débiles y locos ante los ojos del mundo y
ante sus propios ojos... para que la sabiduría de la cruz
pueda resplandecer en el Cordero que fue inmolado.
Un reino de justicia y de paz
179
No fue por culpa de los animales de la creación inferior que se volvieron salvajes y feroces, y que la tierra
de la plenitud se secó, y quedó estéril y desolada – fue
por culpa del hombre. Los animales sólo desgarran y
despedazan su presa, porque el hombre perdió su temor
y su respeto para con Dios, y al hacerlo así, su autoridad sobre el mundo animal y sobre la naturaleza, se han
erosionado grandemente.
En muchos lugares de las Escrituras vemos cómo la
creación inferior ha llegado a ser devastada e improductiva cuando el pueblo de Dios perdió su temor del
Señor. En tiempos de Hageo, cuando el pueblo renegó
del bienestar de la Casa de Dios, para dar rienda suelta
a sus propios propósitos – Dios les dijo: “Y llamé la
sequedad sobre esta tierra, y sobre los montes, y sobre
el trigo, y sobre el vino, y sobre el aceite, y sobre todo
lo que la tierra produce; y sobre los hombres, y sobre
las bestias, y sobre todo trabajo de manos” (Hageo 1:11).
Las criaturas vivientes del aire, y de los mares, y de la
tierra – están siendo perseguidas por las plagas de la
maldición que empezó cuando el hombre pecó contra
Dios. “Por lo cual, se enlutará la tierra, y será talado
todo morador de ella, con las bestias del campo, y las
aves del cielo; y aun los peces del mar serán cogidos”
(Oseas 4:3). Todo esto está sucediendo ahora, y los científicos temen por la supervivencia de los bosques, y de
los ríos y de los lagos, y de las aves del cielo, y de las
bestias de la tierra, y de su propia existencia en este
planeta. ¿Y por qué está sucediendo esto? “Porque no
hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios
en la tierra” (versículo 1). Y para hacer que la ironía de
todo esto sea aún más severa – muchos de estos hombres y mujeres que proclaman, y proyectan, y promueven sus programas para salvar el planeta Tierra – no
tienen, con mucha frecuencia, el “temor de Dios ante
sus ojos.”
180
Siete lámparas de fuego
Es alentador saber que cuando hay un regreso a Dios
– El es fiel para sanar la tierra que ha dejado desolada –
y promete: “He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y
seréis saciados de ellos” (Joel 2:19).
Y a las bestias les dice: “No temáis; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos” (Joel
2:22).
La Creación teme al Hombre, cuando el
Hombre teme a su Creador
Así como cambian los corazones de los hombres,
así ocurre con los corazones de las bestias salvajes, y
con las respuestas del mundo vegetal para con nosotros. De vez en cuando, vemos una muestra de esto –
como un anticipo, creo, de la gloria del Reino que pronto va a ser revelado, cuando el temor de Dios regrese al
pueblo de Dios, y Sus hijos empiecen a irradiar Su gloria en la Tierra.
Hace muchos años leí la historia sobre Sadu Sundar
Sing, un hindú que ministró a principios del siglo pasado. Una noche estaba sentado afuera sobre un tronco,
cerca de la casa de la misión donde residía – y las personas que estaban dentro vieron de repente algo que les
causó espanto. Estaba oscureciendo, y un leopardo subía por la ladera de la colina, dirigiéndose hacia Sadu,
que estaba sentado allí, disfrutando del aire vespertino.
Vieron que el leopardo se le acercó, y Sadu estiró su
mano y tocó suavemente su piel. ¿Por qué las bestias
feroces deben temer a un hombre como éste, que está
andando en el temor de su Creador – y el de ellas?
Le oí contar a William Branham una historia como
la anterior. Cuando era guardián de parques, tuvo ocasión de entrar en cierta zona desierta. Se bajó de su
camioneta y caminó alguna distancia, cuando vio de
Un reino de justicia y de paz
181
repente el toro salvaje que arremetía contra él. Los dueños lo habían trasladado a esta zona desierta porque era
un animal valioso – aunque era un asesino. Branham
buscó su arma, pero, la había dejado en el camión. El
dijo que después había ocurrido algo muy extraordinario. Inmediatamente, sintió una tremenda oleada del
amor de Dios por esa pobre criatura – no una palabra
profética de poder, sino una oleada del amor de Dios
por esta bestia ignorante. Entonces, se volvió hacia el
toro, y se disculpó: “Siento haberte perturbado de este
modo – ahora ve y descansa.” A situaciones como estas las llamamos milagros... porque no son frecuentes.
Pero, cuando el hombre deja su desobediencia y rebeldía y se vuelve hacia Dios, regresa la autoridad que una
vez tuvo sobre el planeta. Nuestro Señor Jesús ya tiene
este poder y autoridad, y reina en el trono como un
Cordero vencedor. Y compartirá Su dominio con Sus
muchos hermanos, en el día de Su poder.
Quizá, muchos de los que leen estas palabras se estarán preguntando: “¿Cuándo se manifestará Dios a Sus
hijos de esta manera?” Pero, la pregunta verdadera no
es ¿CUÁNDO ocurrirá esto? Sino ¿CÓMO debemos preparar nuestros corazones para que ello ocurra? ¿Qué
absurdo sería que pudiéramos domar los animales salvajes, sin tener el poder de domar las bestias salvajes de
nuestra propia naturaleza, o para dominar los corazones bestiales de los hombres que luchan contra el Cordero y Su pueblo? Pero, debemos saber esto: Nuestro
Señor Jesús, cuando anduvo en este planeta Tierra, era
el Señor de toda la creación; sin embargo, fue la voluntad de Dios que El tomara vestiduras de carne y humillación – para que pudiera vivir y morir en medio de
nosotros como Cordero inmolado. Pero, aun en los días
de Su condición mortal, permaneció sobre El toda la
gloria del Padre. En más de una ocasión, este Cordero
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Siete lámparas de fuego
domó las bestias salvajes de los corazones de los hombres – y con certeza, no habría tenido problema alguno
para domar los animales salvajes, si Dios hubiera tenido tal propósito. Le habló al viento, y a las olas, y al
mar, y caminó sobre el agua, y convirtió el agua en vino,
y multiplicó los panes y los peces, y domó las mentes
salvajes e indómitas de hombres que estaban atados con
espíritus demoníacos. En los días de Su condición mortal, se manifestó con humildad, con mansedumbre y con
poder – como el Hijo de Dios.
La Resurrección y la Vida, reveladas en
Mortalidad
¿Por qué habría alguna diferencia con los demás a
quienes El está disciplinando como hijos de Dios, y preparándolos para la gloria? Aun aquí, en nuestra humanidad, Dios se complace en manifestarse a Sus hijos
con poder y autoridad en la Tierra – porque Dios se
glorifica grandemente al revelar Su poder y Su gloria
con vestiduras de mortalidad. La mismísima Vida de
resurrección que levantó a Jesús de los muertos, moraba dentro de El en los días de Su humanidad. El era la
Resurrección y la Vida, mientras andaba en la Tierra.
El tenía poder sobre la muerte, aun en los días de Su
mortalidad. Así fue con los apóstoles – antes de que
ellos hubieran terminado Su Testimonio en la Tierra.
Pablo descubrió que cuanto más sufría en su mortalidad, más participaba de la Vida de la Resurrección de
Jesús.
“Llevando siempre por todas partes la mortificación
del Señor Jesús en nuestro cuerpo, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestros
cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre
somos entregados a muerte por Jesús, para que también la vida de Jesús sea manifestada en nuestra
carne mortal” (2 Corintios 4:10-11).
Un reino de justicia y de paz
183
Ciertamente, en este cuerpo nosotros gemimos,
como dijo el apóstol – y esto es porque moramos en
mortalidad y buscamos liberación de la mortalidad.
Pero, mientras esperamos por eso, Dios se complace en
manifestar la Vida de la Resurrección de Jesús aquí, en
nuestra carne mortal. Por tanto, no debemos irritarnos
en nuestro espíritu por una pronta salida de nuestro estado de mortalidad. ¿En este tiempo de nuestra mortalidad, no deseamos participar en plenitud del sufrimiento
de Cristo, para que en estos sufrimientos podamos conocer cómo es la manifestación de la Vida de Jesús en
nuestra carne mortal? ¿Y que no comprendemos que
es solamente en esta vida en la que podemos padecer
con los sufrimientos del Señor Jesús? No estoy hablando de las enfermedades por el pecado que campean en
la familia humana... pues estos son los sufrimientos de
la transgresión de Adán, y porque por la obra de la redención del Ultimo Adán se ha provisto la sanidad para
todos estos padecimientos por el pecado. Y la razón
por la cual nosotros vemos tan poco de la salud divina,
es a causa de las cisternas rotas que seguimos cavando,
antes que retornar a la Fuente de Vida, de la que Jesús
dijo que fluiría de aquel que esté lleno del Espíritu. Pero,
los padecimientos de Jesús son diferentes. Los padecimientos de Jesús son los sufrimientos de un verdadero
discípulo que siga al Cordero dondequiera que El pueda llevarle. Son los padecimientos de aquellos que tienen el Testimonio de Jesús, y que desprecian sus vidas
hasta la muerte, cuando siguen al Cordero. Es solamente en esta vida de nuestra mortalidad cuando podemos asumir nuestra parte de los padecimientos de
Cristo. Quiera Dios darnos la gracia necesaria para
tomar ahora nuestra cruz, porque es padeciendo con
El como podemos ser glorificados también con El – y
no habrá ninguna cruz que llevar en la mañana de la
resurrección.
184
Siete lámparas de fuego
Sí, nosotros buscamos la plena manifestación de
Cristo en Su iglesia, y como lo fue con Jesús, la manifestación de los hijos de Dios debe empezar en estos
días de nuestra mortalidad. Entonces, habiendo participado de nuestra parte de padecimientos por Cristo, y
con Cristo – podremos tener la confianza para decir con
los apóstoles y con Jesús: Hemos terminado la obra que
Dios nos dio para que la hiciéramos en la Tierra. Pero,
bien sea ésta una obra pequeña o grande – es la fidelidad lo que El requiere. Y podemos estar seguros de que
los juicios de Dios son según la calidad, y no según la
cantidad. Porque será el fuego de Dios en el Día de
Cristo, el que haga que “la obra de cada uno será manifestada...,” no importa cuánta sea (1 Corintios 3:13).
Nacido de Nuevo por Obra del Padre de las
Luces
Estamos agradecidos por todo bien y por cada don
perfecto que recibimos del Padre... y por las diversas
manifestaciones de sabiduría, de conocimiento, de verdad, de fe, de sanidad – y por todos los demás dones
que El nos ha otorgado en el cuerpo de Cristo. ¿Pero,
nos hemos dado cuenta de que los dones proceden del
Padre de las Luces (Lumbres)? (Santiago 1:17). Y si el
Padre de las Luces es nuestro Padre – entonces, nosotros somos los hijos de la Luz. Y El nos ha dado estos
dones maravillosos – para que podamos ser fortalecidos, edificados e iluminados, con el fin de que andemos
en Su camino.
Pero, El no quiere que lleguemos a preocuparnos
tanto por los dones, que fracasemos para llegar al conocimiento del Padre que nos los dio. Porque la Luz que
resplandece en los dones me dice que el propósito de
El, al darnos estos dones, es hacer que crezcamos y maduremos conjuntamente “en la unidad de la fe, y del
Un reino de justicia y de paz
185
conocimiento del Hijo de Dios, en varón perfecto, a la
medida de la edad cumplida del Cristo” (Efesios 4:13-16).
Y así como escuchamos y vemos la Luz que emana
de los dones – sigamos los rayos que apuntan hacia arriba, hacia mayores alturas, hasta que un día nos encontremos completamente llenos por la Fuente de la Luz, y
por el Dador de los dones – cuando veamos “la iluminación del conocimiento de la claridad de Dios en la
faz de Cristo Jesús” (2 Corintios 4:6). Entonces, comprenderemos por qué El nos dio los dones – para hacer
que volvamos nuestros ojos al Padre de las Luces, a fin
de que removamos de nuestros corazones y de nuestras
mentes todas las sombras de pecado y de tinieblas.
Pero, por algún tiempo, El nos ha dejado en un mundo de tinieblas, pues Jesús, que es la Luz del mundo,
ya no está aquí. El ahora habita “en luz inaccesible; a
quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”
(1 Timoteo 6:16). El ahora es la Luz y la Gloria del Cielo.
Y es nuestro Sumo Sacerdote en el trono, de donde está
derramando rayos de Luz sobre nosotros, para que podamos brillar como luces en el mundo, como “hijos de
Dios sin culpa en medio de la generación maligna y
perversa” (Filipenses 2:15). El Cielo ya está lleno de Luz,
porque Jesús está allí – y El no nos lleva allí, para que
nazcamos en la Luz. El quiere que andemos en la Luz
aquí, para que aquellos que moran en las tinieblas aquí,
puedan ver la Luz aquí.
Este Hijo primogénito es la Vida, y esa Vida es la
Luz de los hombres. Y los demás hijos que El está creando, deben ser conformados a Su imagen, y brillar con
la misma Luz que está en Jesús. El es el Primogénito
del Padre, y que andaba en la Luz pura, mientras estuvo aquí en la Tierra. Luego, habiendo cumplido
con nuestra redención en la Tierra, El regresó al Padre –
para que, desde el trono de la Luz y de la Gloria, El
186
Siete lámparas de fuego
pudiera engendrar toda una familia de hijos y de hijas
en la Tierra – a quienes El llama los hijos de la Luz e
hijos del día (1 Tesalonicenses 5:5). Y El seguirá brillando
sobre nosotros con Su gloria.. hasta cuando también estemos llenos con Su Luz, no teniendo alguna parte de
tinieblas (Lucas 11:36).
– Y hasta que toda la Tierra esté “llena del conocimiento del SEÑOR, como las aguas cubren el mar”
(Isaías 11:9).
Un reino de justicia y de paz
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LIBROS DISPONIBLES
de George Warnock en Español
1. La Fiesta de los Tabernáculos – Un estudio de las tres fiestas
anuales en Israel, y su cumplimiento en la Iglesia.
2. Tarde y Mañana – Cómo Dios nos hace regresar a lo básico, para
seguir adelante a nuevos ámbitos en Dios.
3. Apacienta Mis Ovejas – Se trata de la naturaleza y responsabilidad
del ministerio.
4. El Hisopo que Nace en la Pared – Una lección en los Caminos
de Dios.
5. De la Tienda al Templo – Cómo Dios ha progresado de una tienda
a otra para finalmente tomar Su Morada en el hombre.
6. ¿Quién Eres Tú? – La victoria de la Cruz, y un desafío acerca de
nuestra identidad en Sión.
Gloria en Lugar de Ceniza: Serie—
7. Parte I La Familia de Dios – Los tratos de Dios con Su Familia
escogida, ilustrado en las vidas de José y sus hermanos.
8. Parte II Un Camino por el Desierto – Los tratos de Dios con Su
pueblo en el desierto.
9. Parte III El Viaje de la Esposa – Basado en la historia de Isaac
y Rebeca.
10. Parte IV Reacción en Cadena en los Ambitos del Espíritu –
La Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús –el único Camino de Dios
para Su Iglesia– y la única manera de alcanzar a las naciones.
11. Parte V El Huerto de Dios – El Jardinero espera el fruto de Su
huerto.
12. Coronado Con Aceite – El Pueblo de Dios, un Sacerdocio Real
en virtud de la Unción.
13. Siete Lámparas de Fuego.– La plenitud del Espíritu que Dios
ha suministrado para la poderosa obra del final de los tiempos, de los
vencedores en la Iglesia.
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Teléfono: 346-1419
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