IX Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 2 – 5 Nov. 2004 Experiencias de la e-formación en las administraciones públicas D. Francisco Ramos Fernández-Torrecilla Director General del INAP, España Una de las primeras consideraciones que es preciso realizar cuando se aborda el problema de la formación, es la necesidad ineludible de que los procesos formativos respondan, tanto en sus contenidos como en la forma de impartir dichos contenidos, a las necesidades de la sociedad en que se desarrollan. Resulta así, de primordial importancia, analizar cuales son las características fundamentales de la sociedad en la que se van a efectuar los procesos formativos con objeto de que los cursos que se impartan participen, tanto en sus contenidos como en los procedimientos, de los elementos esenciales sobre los que descansa el progreso de la sociedad en su conjunto. La formación es un proceso que mira al futuro. Las personas acuden a los centros de enseñanza para adquirir conocimientos que les sean útiles hoy, pero también, y esto quizá sea más importante, para que les permitan afrontar con éxito los cambios que se produce en los procesos productivos. Es por esta circunstancia que resulta ineludible hacer un esfuerzo de prospectiva para conocer cuales son los cambios más importantes que pueden producirse en la sociedad en el próximo futuro, con objeto de que los procesos formativos puedan adaptarse a las nuevas realidades. Si nos preguntamos: ¿cuáles son las características fundamentales de la sociedad del primer tercio del siglo XXI?, nos encontraremos con una amplia gama de respuestas, algunas de las cuales serán de indudable importancia para tenerlas en cuenta en el diseño de los procesos formativos, pero es necesario acotar el campo de exploración para que las actuaciones puedan ser operativas y, en este sentido, creo que la denominación como “ Sociedad Global de la Información”, tal como la realizo el Grupo de los Ocho (G-8) en su reunión del mes de julio en Okinawa al lanzar la carta con dicho titulo, pone de manifiesto uno de los aspectos más relevantes de la sociedad actual. La sociedad actual es indudablemente una sociedad “Global” y una sociedad en que la “Información y el Conocimiento” es el motor del desarrollo y el progreso. Es por esta circunstancia que los ciudadanos requieren, cada vez más, un proceso de actualización constante de su “Información y Conocimiento” si quieren estar al día en sus profesiones. Hasta épocas no muy lejanas las personas se formaban en los centros de formación profesional o las universidades y, posteriormente ejercían su trabajo en el sector privado o la Administración, pero no existía una interrelación permanente entre el mundo del trabajo y el de la educación. Las personas o estudiaban o trabajaban. La situación actual ha cambiado radicalmente en este aspecto y hoy todos los análisis indican que las personas deben de tener una formación permanente a lo largo de toda su vida laboral, para poder abordar con éxito los desafíos que conllevan los cambios tecnológicos y culturales de la sociedad del siglo XXI. Pero no solo las personas deben de afrontar, de forma individual, el diseño de su formación a lo largo de toda su vida laboral, sino que las organizaciones deben de afrontar también el proceso de formación continua de sus trabajadores. El desafío del primer tercio del siglo XXI puede ser, tanto para las organizaciones privadas como para las públicas, la necesidad de convertirse en “Organizaciones 1 IX Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 2 – 5 Nov. 2004 Inteligentes” tal como las define Peter M. Senge en su libro titulado ” La quinta disciplina”, esto es, “organizaciones donde la gente expande continuamente su actitud para crear los resultados que desea, donde se cultivan nuevos y expansivos patrones de pensamiento, donde la aspiración colectiva queda en libertad, y donde la gente, continuamente, aprende a aprender en conjunto”. Pero es también necesario poner de manifiesto que la sociedad de la primera mitad del siglo XXI es una sociedad cuyo desarrollo estará basado en los ordenadores. El siglo XIX basó su desarrollo en el vapor, el siglo XX lo ha basado en el petróleo y la electricidad y la primera mitad del siglo XXI, según todos los estudios, basará su desarrollo en los ordenadores. Pero si los ordenadores son los elementos básicos sobre los que descansará el desarrollo en el siglo XXI, parece lógico pensar en su utilización para mejorar los procesos formativos, aprovechando las facilidades que proporciona para acceder a las fuentes de información y conocimiento y la intercomunicabilidad que aportan las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. En este sentido parece claro que para responder a las nuevas necesidades formativas que requiere la “Sociedad Global de la Información “ es preciso iniciar la formación a distancia, tanto en las organizaciones privadas como públicas, aprovechando las nuevas oportunidades pedagógicas que proporcionan las tecnologías de la información y las comunicaciones, Por estas y otras circunstancias que ya se analizaban en el informe ”Europa y la sociedad global de la información: recomendaciones al Consejo Europeo”, realizado en 1997, más conocido por el “Informe Bangemann”, se ponía de manifiesto que era necesario fomentar la creación de centros de enseñanza a distancia, “ que proporcionen material pedagógico y servicios de formación y tutoría a las PYMES, grandes empresas y Administraciones Públicas”. El mismo “Informe Bangemann”, a la pregunta que se hacia de: ¿Quién lo hará?. Se contestaba así mismo diciendo que “las autoridades públicas y organismos privados entrarán en el mercado de la educación a distancia, ofreciendo programas y contenidos en red, a precios asequibles”. Es evidente que la formación a distancia, utilizando las tecnologías de la información y las comunicaciones, para que pueda ser una realidad, tiene que efectuarse a precios asequibles, para que pueda ser competitiva con otros tipos de formación a distancia tradicionales. Pero hoy creo que se puede afirmar, sin lugar a dudas, que el avance tecnológico que se ha producido en este campo, permite que se puedan impartir este tipo de enseñanza a precios asequibles. Las Administraciones Públicas, si quieren ser unas organizaciones eficaces dentro de esta nueva sociedad, deben proporcionar una formación permanente a sus funcionarios a lo largo de su vida laboral, de forma que les permita afrontar con éxito los cambios organizativos y tecnológicos que se están produciendo. Sin embargo, la formación continua tradicional de los funcionarios de la Administración, presenta algunos problemas que es necesario resolver si no se quiere que un amplio colectivo se quede marginado de este proceso formativo. Existe un gran número de empleados públicos de la Administración que por razones diversas, entre las que se encuentra la imposibilidad de dejar su puesto de trabajo durante tiempos prolongados o el alejamiento geográfico de los centros de formación, no tienen posibilidades de asistir a los cursos de carácter presencial. 2 IX Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 2 – 5 Nov. 2004 Por otra parte, desde el punto de vista económico, la asistencia de los funcionarios a cursos fuera de su centro de trabajo, encarece significativamente la acción formativa ya que a estos funcionarios hay que abonarles las dietas correspondientes al viaje, así como el alojamiento y la manutención, durante el periodo de duración del curso. En consecuencia, cuando un funcionario de la Administración periférica asiste a un curso presencial, lejos de su puesto de trabajo, el coste del curso se incrementa, aproximadamente, para un curso de 3 días de duración y 20 alumnos, entre el 11% y el 22%. Este incremento, como es lógico, aumenta cuanto mayor es la duración del curso. Por otra parte, cuando las acciones formativas son de cursos largos, como ocurre en todos los procesos formativos, por ejemplo, del personal directivo, los problemas que se presentan, tanto desde el punto de vista económico, como los derivados del alejamiento del funcionario de su puesto de trabajo, hace que sea difícil que puedan acceder a este tipo de formación. Ante esta situación, parece evidente que los centros de formación de los funcionarios públicos deben de plantearse la e-formación como una alternativa válida para afrontar la formación permanente que actualmente requiere la Administración para poder prestar eficazmente los servicios que le demandan los ciudadanos El panel que se presenta pretende, precisamente, exponer una panorámica de la e-formación en las Administraciones Públicas españolas. Por supuesto que no se pretende presentar una relación exhaustiva de las experiencias que se realizan en el país en este campo ya que en estos últimos años se han realizado muchas y muy variadas, pero si hemos querido que en el panel hubiera una representación de los protagonistas de la formación en la Administración Central, Autonómica y Local, así como de los sindicatos. En la Administración Central es el Instituto Nacional de Administración Pública el organismo que tiene encomendada las competencias en materia de selección y formación de los funcionarios públicos y aunque los distintos ministerios y organismos públicos también tienen sus planes de formación propios, ya que el INAP no podría por si solo abarcar las necesidades formativas específicas que actualmente requiere los funcionarios para realizar, con eficacia y eficiencia, sus actividades profesionales, no cave duda que es el INAP el centro de referencia de la formación de los funcionarios públicos en la Administración Central y el que cubre la mayor parte de sus necesidades formativas. La ponencia presentada por Don Luís Felipe Paradela González, Vocal Asesor en Tecnologías de la Información y la Comunicaciones de INAP, trata precisamente de presentar las experiencias en eformación que se han realizado en el INAP, así como los factores que aconsejaron iniciar este tipo de formación hace ya seis años y que no solo siguen siendo validos, sino que su vigencia se ha ido incrementando con el paso el tiempo, al mismo tiempo que el INAP ha ido perfeccionando sus metodología pedagógicas en este tipo de formación, junto como las áreas de actividad en las que se ha aplicado y el número de acciones formativas y alumnos que se han beneficiado de ellas. Por lo que se refiere a la Administración Autonómica la comunidad que está representada en el panel es la Comunidad Autónoma de Andalucía cuya ponencia la realiza por Don Joaquín Castillo Sempere, Director del Instituto Andaluz de Administración Pública. 3 IX Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 2 – 5 Nov. 2004 La Comunidad Autónoma de Andalucía es la segunda comunidad en extensión territorial de España, detrás de la Comunidad de Castilla y León, y el Instituto Andaluz de Administración Pública tiene la competencia para la formación de más de 48.000 empleados públicos y en su ponencia se pone de manifiesto el esfuerzo que el Instituto está realizando para incorporar este tipo de formación a su actividad docente. La Administración Local está representada en el panel por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y la ponencia de Don Fernando Armas Nuñez de Villavicencio, Director del Departamento de Función Pública y Recursos Humanos de la FEMP, nos va comentar las razones que han motivado la iniciación de este tipo de formación y la experiencia que han tenido a partir de la incorporación, en enero del año 2000, de la plataforma de formación de la FEMP. Un ejemplo de la actividad en e-formación de los sindicatos de la Administración Pública esta reflejada en la ponencia de Don Sebastián Pacheco Cortés, Secretario Federal de Formación de la Federación de Servicios Públicos de la Unión General de Trabajadores, que pone de manifiesto como, desde el punto de vista sindical, este tipo de formación, aporta innumerables beneficios a los empleados públicos, entre los que destaca los siguientes: • Facilitar la conciliación de la vida familiar y profesional • Mejorar el acceso a la formación continua, mediante una formación que proporciona altos niveles de flexibilidad al alumno con respecto a la organización del proceso formativo, ya que permite acceder al mismo en cualquier momento del día y desde cualquier ordenador. • Mejorar las competencias básicas de los empleados públicos en el uso de las nuevas tecnologías • Superar el aislamiento y soledad que hasta el momento suponía la formación a distancia • Mejorar el acceso a la formación continua de los colectivos tradicionalmente más desfavorecidos por su aislamiento, los empleados públicos de las zonas rurales. 4