p u e r t a s a f u e r a Núm. 3 | abr i l | 2012 85 se prestaron obras de la Colección Munal “Otras arrugas del globo se alzan a mayor altura, otras han sido más admiradas. Existe una cadena de los Alpes llena de encantos y rodeada de civilización; un Pico de Tenerife aislado en medio del mar, desde cuya cima, el océano parece un embudo; un Vesubio prodigioso, sepultador de ciudades, terror y admiración de las gentes, flor de fuego erguida en medio del jardín de las Civilizaciones Mediterráneas; un Cotopaxi soberbio; un Chimborazo augusto, un Gorisankar enorme, nebuloso, casi invisible, rey de las montañas… Pero ninguno entre los esfuerzos de la dinámica terrestre, tiene la armonía ni los aspectos maravillosos de los grandes Volcanes que del Pacífico al Atlántico atraviesan la vieja tierra de México –joyas de piedra y nieve de Simbólicos y complicados nombres.” DR. ATL G erardo Murillo (1875-1964) asumió los planteamientos teóricos y prácticos del paisaje naturalista académico, en tiempos en que José María Velasco como profesor era el referente de la disciplina a finales del siglo xix. Bajo los convencionalismos formativos en la antigua Academia de San Carlos, el Dr. Atl afinó su gracia para el dibujo, cimiento que le permitió ser un excepcional pintor. De espíritu indomable y excéntrico, becado en Roma a corta edad, Murillo protagonizó la rebelión contra el academicismo decimonónico en la ruta de la renovación educa- Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Fumarola del Paricutín, 1943. Abril 2 de 1891. Nace en Brül, Alemania, el pintor y escritor Max Ernst; muere el 1 de abril de 1976 en París, Francia. Artista fundamental tanto en el movimiento dadá como en el surrealismo. En su obra buscó los medios ideales para expresar el mundo extradimensional de los sueños y la imaginación. tiva en la huelga de San Carlos de 1911. Su participación en la Revolución mexicana y su apego a las vanguardias internacionales de ruptura, conformaron su carácter explosivo y el marcado expresionismo subjetivo latente en su producción artística. La relectura estilística que hizo del paisaje mexicano a partir de la década de los treinta, marcó su vida profesional. Con un talante místico y vitalista, entendió y reprodujo la naturaleza, otorgándole a sus vistas una impronta cósmica y sagrada. En el paisaje miraba el paradigma de su turbulencia y de su paz interior. En la contemplación paisajista de Murillo se suscitan las panorámicas vertiginosas y el horizonte marcadamente curvo, planetario. Una antigua inquietud, las ciencias naturales y las edades de la tierra viva, latente, se conjugaron para dar pie a su fascinación por la vulcanología, sin miedo a presenciar, en primera fila, el dramatismo y la explosión de la energía contenida bajo la piel de la tierra. Las violentas erupciones y sus consecuencias de lava, fuego y destrucción, han producido en el hombre el terror y la reflexión sobre su insignificancia ante los colosales fenómenos geológicos. Las secuencias ilustradas de la erupción del Paricutín, son geniales invenciones dibujadas al carbón con base en la observación puntual y la anotación científica, al tiempo que de su vena de artista se genera una sensación poética del paisaje como escenario de los volcanes en su quietud perenne o en su telúrica manifestación de un planeta vivo. El Museo Colección Blaisten, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, se propuso hacer una profunda valoración nacional del legado artístico del Dr. Atl a través de una magna exposición, que tiene lugar en aquel recinto desde diciembre del 2011. Siendo el Munal una institución que se caracteriza por tener una rica presencia de las obras del tapatío en el acervo, la representación de nuestra colección en el Museo Andrés Blaisten es de siete monumentales lienzos y de más de 80 dibujos. 1891 11