Estado del Arte: Justicia Comunitaria Instituto de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación - UMSS Las prácticas de justicia ordinaria e indígena originaria campesina, representan una dinámica compleja en el entorno socio cultural boliviano caracterizado por un abigarramiento de personas, ideas y universos simbólicos, porque surgen en un contexto enraizado de posibilidades de articular el pluralismo cultural en espacios interculturales. En esa perspectiva, la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, reconoce la coexistencia de varios órdenes jurídicos en un mismo Estado, incorporando la justicia indígena originaria campesina en su Art. 190 (Bolivia 2009) prescribiendo que: “Las naciones y pueblos indígena originario campesinos ejercerán sus funciones jurisdiccionales y de competencia a través de sus autoridades, y aplicarán sus principios, valores culturales, normas y procedimientos propios”; en igualdad de jerarquía al órgano jurisdiccional ordinario, además, sin que ninguna autoridad pública pueda corregir sus fallos o decisiones. Según Santos (1995) la interlegalidad es una expresión fenomenológica del pluralismo jurídico que integra elementos de diferentes sistemas legales que operan en síntesis para abordar soluciones de justicia. Es decir, “es el procedimiento en permanente formación que a partir del reconocimiento de los puntos de tensión entre culturas debe orientarse hacia un ejercicio de tolerancia cultural”. Con la misma visión, el Defensor del Pueblo de Bolivia dice: “lo intercultural se entiende como el proceso complejo de lo pluricultural, es decir, es el resultado de la pluriculturalidad, donde bajo la noción de culturas cooperativas se busca otorgar un significado de convivencia en tolerancia y hospitalidad común”. (Defensor del Pueblo de Bolivia 2007). En este contexto Piccoli (2008) al estudiar el pluralismo jurídico y político en el Perú, a partir las rondas campesinas de Cajamarca, señala que: “Si bien las rondas corresponden a la realidad cultural andina y responden a las necesidades de orden de los campesinos, no existen de modo separado al resto de la sociedad peruana y se insertan en un marco legal nacional e internacional” . Si asumimos que la cultura, cuyo paradigma es el lenguaje, es un sistema complejo de signos, símbolos y rasgos combinados de una comunidad, que determina y es determinado por las formas de pensamiento y el sentido histórico de las acciones humanas grupales e individuales, así como sus producciones y expresiones materiales, tangibles e intangibles (MOYA, 2005), es necesario pensar que tanto las transgresiones a la norma, como las sanciones que se les sobrevienen, son también productos sociales que emergen de la dinámica de su funcionamiento interrelacional e intersubjetivo. 1 La idea de una justicia que no sea la formal ni de las instancias del Estado y que interpela al orden formal, es consecuencia de la modernidad y de la emergencia, en el caso de Bolivia, de identidades, de grupos étnicos, de los discursos, de historias y de voces nuevas. Entre la justicia formal y la justicia indígena originaria campesina hay, sin duda, una brecha cultural inexplorada. Acaso porque se trataría de una interpelación a los valores y verdades consideradas universales y occidentales, o una interpelación a la unidad de la justicia formal, ya que podrían existir varios tipos de justicias que se sustentan en las singularidades de complejos procesos socio históricos. Como señala Gómez: “Nadie pierde y nadie gana en el sistema de justicia maya, es diferente del sistema estatal actual donde siempre hay un vencido y otro vencedor. Hay una norma que orienta la vida, hay un trabajo para transformar a las personas y mediante el consejo se transmite este concepto para prever y resolver” (2003: 246). Es evidente que en Bolivia, la justicia que administra el Estado no es la única justicia que se aplica en todos los espacios comunitarios y en todos los grupos sociales. La aplicación de esta justicia está articulada en un logocentrismo occidental, es decir, por quienes leen y escriben en idioma español. Por supuesto no sólo es un problema del lenguaje, sino más bien del complejo sistema de significaciones de los grupos sociales. Para entender esto, es necesario ver cómo se presentan los principales problemas, especialmente en las comunidades rurales, donde existe una débil cobertura de las instancias judiciales formales, niveles de analfabetismo y donde se habla una lengua originaria. Miradas desde las ciencias sociales Comprender los móviles que motivan a las comunidades a asumir diferentes tipos de concepciones y prácticas justiciables demanda no sólo el manejo de una lógica fundada en la justicia formal; sino también el considerar los imperativos que provienen de la misma colectividad. Esta necesidad nos transporta a la comprensión de dimensiones sociales vinculadas con la cotidianeidad y la subjetividad de los sujetos para escudriñar en factores relacionados con el mundo de las concepciones, creencias, ritos y prácticas culturales que subyacen a toda actividad y discurso. En esa lógica surge la preocupación por comprender de qué forma la población organiza y procesa sus creencias, imágenes y percepciones sobre su entorno y de qué manera éstas influyen en la construcción de instituciones y organizaciones de diferente índole. Esa perspectiva nos conduce al plano discursivo, desde el cual los sujetos conciben, ordenan y llevan a la práctica una serie de actos en los diferentes espacios en los que se desenvuelven. Asumimos entonces que “… uno de los órdenes instituyentes de lo social es el simbólico, como un orden que estructura la realidad interhumana, tanto en el sentido cultural como conjunto de sistemas 2 simbólicos y como plataforma para la constitución de procesos de subjetivación” (GUTIÉRREZ 1996: 11, 12). Esos procesos de subjetivación conforman un “modelo de inteligibilidad” desde el cual los sujetos conciben y explican su entorno, las relaciones imperantes en él y desde el cual también regulan las mismas. Una tentativa de explicación de dichos modelos de inteligibilidad la encontramos en la Teoría de las Representaciones Sociales que nos permite comprender la complejidad de la interacción de los sujetos y los grupos a partir de sus propias concepciones. Encontramos que “….las represtaciones sociales se presentan bajo formas variadas, más o menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con quienes tenemos algo que ver…” (JODELET 1999: 472). Esa lógica nos conduce a la necesidad de prestar atención al contexto socio cultural en el que se sitúan los individuos y los grupos, a los mecanismos de comunicación empleados, a los marcos de aprehensión que proporciona el bagaje cultural de la comunidad, al sistema de valores, creencias y concepciones imperantes, situándonos de esa manera en un punto donde lo psicológico y lo social cobran sentido como procesos relacionales. De esa manera podremos dar sentido a las representaciones sociales que subyacen a la aplicación de castigos, de acciones correctivas y/o preventivas, de consideraciones sobre lo prohibido o lo permitido que en cada contexto cultural presentará características peculiares. Algunos vacíos en la investigación Por su complejidad y naturaleza, el fenómeno de las prácticas de justicia formal u ordinaria e indígena originaria campesina demanda ser estudiado desde una perspectiva que, además de una mirada jurídica, acuda también a enfoques psicológicos, antropológicos e incluso históricos para encontrar argumentos que ayuden en su comprensión. Aunque hemos encontrado diversos trabajos sobre interculturalidad, especialmente orientados hacia la educación y la salud (véase Estados de la investigación: Cochabamba, 2005), la investigación sobre el “encuentro intercultural de justicia” o la “práctica de interjusticia”, es todavía un tema de poca vigencia. Su abordaje requiere una lectura de la construcción y deconstrucción de sistemas de pensamiento y de valores tradicionales desde donde se juzga un acto como delito y desde donde se emite sentencias, cuya consecuencia podría tener efectos subjetivos de regulación normativa de actos. La pregunta por el sentido de la justicia en la singularidad de las comunidades aún no ha sido abordada desde el 3 componente cultural y psicológico, que son los lugares desde donde se intenta descubrir el significado de “lo justo”. Los contados acercamientos sobre la temática están registrados en la publicación Estados de la investigación: Cochabamba (2005). Véase también las siguientes investigaciones con una aproximación al concepto de Justicia Comunitaria o indígena originaria campesina: - CASDEL, (1997) Las zonas urbano-marginales de La Paz y Cochabamba. La Paz, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos-Banco Mundial. - CERES, (1999). Los quechuas de Tapacarí. Justicia Comunitaria 3. La Paz, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos-Banco Mundial. Varias otras instituciones están realizando estudios sobre la temática: - CASDEL en Cochabamba ha dado continuidad a la investigación en Justicia Comunitaria tomando como vertiente el fenómeno del linchamiento en su área de investigación. - El Centro de Estudios Multidisciplinarios Aymara (CEM-A) está desarrollando una serie de trabajos de difusión y creación normativa recuperando la discursividad indígena precolonial, revaluando políticamente categorías olvidadas o excluidas en lo político y lo jurídico por el colonialismo académico. - El Centro de Ecología de Pueblos Andinos de Oruro (CEPA) proyecta investigadores indígenas en el ámbito del Derecho y el Pluralismo Jurídico en coordinación con el Centro de Investigaciones en Pluralismo Jurídico en Cochabamba (CIPJ). - El Grupo Universitario de Investigación Aplicada (GUIA), en Santa Cruz de la Sierra está apoyando investigaciones en Sociología Jurídica referida al Pluralismo en Derecho. - El esfuerzo más sistemático en esta materia lo ha realizado la Red de Participación y Justicia, cuyos resultados evidencian la preocupación que la sociedad civil tiene en este tema. Por su parte el Ministerio de Justicia, mediante el Viceministerio de Justicia Comunitaria ha preparado un proyecto de Ley de Compatibilización acompañada de una propuesta a la Asamblea Constituyente. - En Chile la investigación titulada “Interculturalidad y justicia en Chile: De la escritura como violencia simbólica a la oralidad como economía” (DEL VALLE 1979) aborda el control y racismo de Estado y la violencia escrita en el sistema Judicial hasta el año 2000. Y luego, en el nuevo sistema penal de justicia, se aborda la oralidad reducida a una tecnología del lenguaje y economía procedimental. 4 - En Perú, el Instituto de Defensa Legal desarrolló varias investigaciones desde lo Intercultural: - “Justicia comunal y Derechos Humanos” (RUIZ). Analiza el pluralismo jurídico como la “coexistencia e interacción de diferentes normas que regulan una misma situación”. La investigación concluye con una propuesta de Acuerdo Nacional de Modelo de justicia inclusivo para garantizar el acceso universal a la justicia, la promoción de la justicia de paz y la autonomía, independencia y el presupuesto del Poder Judicial, así como regular la complementariedad entre éste y la justicia comunal. - En Perú, La Universidad Católica de Lovaina, a partir de un enfoque antropológico, analiza el pluralismo jurídico y político: - “El pluralismo jurídico y político en Perú: el caso de las Rondas Campesinas de Cajamarca” (PICCOLI 2008). El análisis del pluralismo jurídico y político a partir de las rondas campesinas de Cajamarca, permite precisar que es necesario el desarrollo de un enfoque interdisciplinario entre antropólogos y juristas, con el fin de entender todos los retos del pluralismo jurídico y el multiculturalismo. - Trabajos realizados en Ocongate, Cusco y en Piura, Cajamarca y Ayacucho de 1994 a 1996. Fruto de este trabajo es el “Manual para promotores de rondas campesinas”. - El Proyecto Inwent (2005), en la línea de capacitación a actores de la justicia comunal y la línea de investigación ha estado orientado al objetivo general de fomentar una justicia comunal comprometida con el respeto de derechos humanos, con la identidad cultural y el Estado de Derecho - Finalmente “El tratamiento de conflictos, un estudio de actas en 133 comunidades indígenas y campesinas en Perú y Ecuador” (2006) es un estudio cuantitativo sobre la demanda, es decir, la dimensión de los diferentes conflictos que la justicia comunal tiene que resolver y la respuesta, respecto de los distintos mecanismos y tipos de solución que estos fueros brindan. En Bolivia, entre otros, encontramos los siguientes trabajos de investigación y productos literarios: ALBO, Xavier. LIBERMAN, Titula. GODINEZ, ARMANDO. et. al. Para comprender las culturas rurales en Bolivia. Ed. Offet. La Paz. 1990 DELGADO B., Freddy. ESCOBAR V., César. Diálogo intercultural e intercientífico para el fortalecimiento de las ciencias de los pueblos indígenas originarios. Plural editores. La Paz. 2006 FERNANDEZ OSCO, Marcelo. La Ley del Ayllu. Práctica de jach´a justicia y jisk´a justicia en comunidades aymaras .Ed. PIEB. La Paz. 2004 5 MEDINA, Javier. Diálogo entre sordos: Occidente e indignidad. Una aproximación conceptual a la educación intercultural y bilingüe en Bolivia. Ed. La Paz. 2000 NICOLAS, Vicent. FERNANDEZ, Marcelo. FLORES, Elba. Modos originarios de Resolución de Conflictos en Pueblos Indígenas de Bolivia. Serie estudios I. PIEB. UNIR. La Paz. 2007. ORELLANA H. René (2004). Interlegalidad y campos jurídicos. Discurso y derecho en la configuración de órdenes semiautónomos en comunidades quechuas de Bolivia. Ámsterdam, Faculteid der Rechtsgeleerdhied/Universiteit van Ámsterdam. PODER JUDICIAL. INSTITUTO DE LA JUDICATURA. Justicia Comunitaria en los pueblos originarios de Bolivia. Ed. Tupac Katari. Sucre. 2005 VAN DEN BERG, Hans. SCHIFFERS, Norbert. La cosmovisión aymara. Ed. UCb/HISBOL. La Paz Bolivia. 1992 Sin embargo, estas investigaciones no enfatizan en el análisis sobre la interculturalidad de las prácticas de justicia. 6