ETAPA IV – NOS VAMOS ALEGRES PORQUE SOMOS ENVIADOS

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ETAPA IV – NOS VAMOS ALEGRES PORQUE SOMOS ENVIADOS
RITOS FINALES
1. ORACIÓN
INICIAL
Recordar –revivir – orar
i. Disponte a tener un momento de oración. Siéntate bien, cierra los
ojos y comienza a sentir la presencia de los demás a tu alrededor.
ii. En este momento trae a tu mente el recuerdo de una persona con
las cual te sientas muy bien. Piensa en alguien con quien disfrutas
estar. Esta persona puede ser de tu trabajo, escuela, familia, o algún
otro grupo donde convives con otros.!
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iii. Ahora comienza a imaginar que estás teniendo una plática con esa
persona. ¿De qué hablan? ¿En qué lugar se encuentran? ¿Están
sentados o parados? ¿Están sólo ustedes dos o los acompaña
alguien más? ¿Cómo están vestidos?!
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iv. Sigue imaginando esa conversación y date cuenta que en medio de
ustedes está Jesús. Platícale, a Jesús, sobre las actitudes de esa
persona, de lo bien que lo pasan juntos y de los sentimientos que
experimentas al estar con ella. Ahora pídele, a Jesús, por esa
persona y dile que te conceda los dones necesarios para poder
tratar a todos con amor y respeto.!
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v. Deja un momento para darte cuenta de lo que está sintiendo,
despídete de Jesús y dale gracias por este momento.!
2. ACERCAMIENTO ANTROPOLÓGICO
Es importante comenzar la reunión reflexionando con las siguientes
preguntas: Cuando una fiesta está terminando, ¿nos vamos de ella sin
despedirnos?, ¿por qué nos despedimos?, ¿de quiénes nos despedimos?,
¿cómo nos despedimos?. Posterior a la fiesta, ¿comentas con alguien lo
sucedido en ella?, ¿recuerdas lo que sucedido?
Ahora, reflexionemos en nuestras Celebraciones Eucarísticas.
¿Cuándo se ha terminado Misa las personas salen corriendo?, ¿por qué?,
¿existe personas que se quedan platicando en el atrio del templo?, ¿por
qué?, ¿quiénes son los que se quedan platicando?, en tu comunidad,
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¿existen personas que después de comulgar salen del templo rumbo a
sus casas?, ¿qué piensas de esa acción?
3. EXPERIENCIA CATEQUÉTICA
• La Eucaristía en su esencia y en su identidad no cambia con el paso
de los siglos, ya que al ser un «memorial» nos invita
permanentemente a no perder la referencia original y a evitar modas
pasajeras sin criterios evangélicos.
• Sin embargo, nuestras Eucaristías se ven transformadas por las
fracturas entre fe y vida que se originan desde la celebración, sea por
su modo de convocar a ella, sea por su modo de celebrarla
(actitudes), sea por ciertos signos ostentosos que no tienen relación
alguna con los valores que Jesús vivió y enseñó, o bien, sea por la
homilía que poca o nada referencia hace a la persona de Jesús de
Nazaret.
• Lo que llamamos divorcio entre fe y vida es lo mismo que San Pablo
reprocha a algunos de los corintios quienes en las asambleas
Eucarísticas se adelantan a comer y beber hasta embriagarse,
mientras otros pasan necesidad (1 Co. 11, 20-22).
• Este divorcio entre Eucaristía y vida podría notarse también de modo
individual en las comunidades en las que la comunión sacramental y la
asistencia a la Misa dominical parece no cambiar nada la vida familiar:
el machismo, la violencia intra-familiar, el alcoholismo y muchos otros
males que dañan a la familia, siguen siendo parte de la vida de
muchos católicos.
• El compromiso misionero que brota del mismo bautismo y que se
potencia en la Eucaristía, no parece salir de las paredes del templo o
de la propia casa.
• La visión legalista, más apegada al deber ser del rito que al Evangelio,
nos impide encontrar caminos para incluir en nuestras asambleas
dominicales y en la recepción de los sacramentos, a quienes han sido
marginados no sólo por la sociedad, sino por la misma comunidad
eclesial.
• Los ritos conclusivos de la Eucaristía no son el banderazo para que los
fieles salgan rápido a modo de estampida.
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• La vida de María Santísima es un impulso misionero que nos
acompaña y nos sostiene en el camino.
4. COMPROMISO DE VIDA
Ahora es importante hacer una revisión de nuestras actitudes
respecto a la misión, siempre actual, que nos ha dejado Jesucristo. En
esta etapa se sugieren los siguientes compromisos:
i. Despediré amablemente a todas las personas que visiten nuestro
hogar.
ii. Al terminar la Misa, trataré de despedirme de al menos tres
personas o familias.
iii. Publicaré en Facebook u otra red social (Twitter, what´s App, SMS,
etc.) un mensaje respecto al Evangelio del domingo.
5. COMPROMISO COMUNITARIO
Luego, es necesario reflexionar en la vivencia del envío misionero de
Jesús de nuestras comunidades. Presentamos algunas ideas que
podemos desarrollar en esta reunión y ponerlas en práctica en las
comunidades parroquiales:
i. Crear un ambiente festivo (un sencillo convite) en el atrio de
nuestros templos que permita el acercamiento entre los mismos
fieles, así como entre ellos y el pastor de la comunidad.
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ii. Poner, en las hojitas dominicales, un compromiso concreto respecto
al Evangelio.
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6. ORACIÓN FINAL
Decenario del amor
i. En un momento de silencio pide a Dios por aquellas personas que se
encuentran en tierra de misión anunciando el Evangelio de Cristo.!
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ii. Meditemos en el misterio de la Asunción de la Virgen María:!
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Para animarnos a la misión, deberemos elevar nuestros ojos a la
Asunta, a nuestra Madre Santísima, quien en su Asunción nos
muestra que lo que anunció Jesús es verdad. Que cuando dijo que
nos llevaría a vivir con Él no estaba hablando en sentido figurado. El
camino de María no fue fácil, como tampoco lo es y será para
nosotros, pero el alimento que hemos recibido tanto en la Palabra
como en la Eucaristía, nos darán la fuerza como a Elías para llegar a
la meta (1 Re. 19, 8) y compartir eternamente el cielo con María
Santísima. La misión es ardua: anunciar a Jesús, fuente de vida… Es
construir una sociedad en la que haya más justicia; es hacer de este
mundo selvático un mundo más humano.
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iii. Se reza: 1 Padre nuestro, 10 Ave Marías, Gloria.! Se termina este
momento con la Oración del VI Congreso Eucarístico Nacional.!
Amado Jesús,
Tú que has sido enviado por el Padre
para buscar a los que están perdidos
y viniste a nosotros haciendo el bien,
curando y anunciando la Palabra de salvación
y donándonos el Pan que dura para siempre.
Sé nuestro compañero de camino
mientras peregrinamos por la vida.
Que tu Espíritu Santo encienda nuestros corazones,
avive nuestra esperanza y abra nuestra mente,
para que, junto a los hermanos y hermanas en la fe, podamos
vivir este VI Congreso Eucarístico Nacional
como fuente de gracias para nuestro pueblo.
Inspira nuestras celebraciones, labores y compromisos,
que nos vayan transformando
en un solo cuerpo,
y que nos guien para que caminemos humildemente,
en justicia y en amor,
siendo testigos de tu Resurrección.
Que la presencia eficaz de Santa María,
Madre del verdadero Dios por quien se vive,
nos sostenga y acompañe siempre.
Amén.
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iv. Luego, nos despedimos con el saludo de la paz.!
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