La madriguera. Revista de cine (Ediciones de intervención cultural S.L.) Título: Algo más que un sarampión Autor/es: Montiel, Alejandro Citar como: Montiel, A. (1998). Algo más que un sarampión. La madriguera. (11):68-68. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41705 Copyright: Reserva de todos los derechos (NO CC) La inclusión de este artículo en el repositorio se enmarca dentro del proyecto "Estudio y análisis para el desarrollo de una red de conocimiento sobre estudios fílmicos a través de plataformas web 2.0", financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (código HAR2010-18648), con el apoyo de Biblioteca y Documentación Científica y del Área de Sistemas de Información y Comunicaciones (ASIC) del Vicerrectorado de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones de la Universitat Politècnica de València. Entidades colaboradoras: por menos que hacernos caer en la cuenta, desencadenando c1erto escándalo, de cufln un I lejanas deben de resultar estas probatinas ., estéticas para una nueva generación de es· saram~1.on pectadores. cnados al amor del cine de p1on aventuras de Hollywood, y para quienes la forma telefilm o la forma vídeo-clip constituyen el más inequívoco progreso del arte cine- Los cuatrocientos golpes novillos en un París bastante miserable y matográfico en las dos útlimas décadas, por Franfols Truffaut Les 400 coups opresivo, no muy distinto (visto a la luz de no decir el único, opinión que sólo se sus· hoy) de esa España irrespirable y madrastra lenta en el olímpico desconocimiento de Francia, 1959 que por entonces vigilaba atentamente la otra tradición (ésta no de calidad o de es- policía de Francisco Franco: de modo que es pectacularidad, sino de audacia expenmen· Aunque hace apenas cuarenta años que muy de agradecer que los cinemas Mélíes tal) que, por ir dtngida a un público intelec· Truffaut rectbía el espaldarazo del Festival de Barcelona ( y ojalé cunda el ejemplo) ha· tualmente exigente y adulto. ha ido quedando de Cannes por este film (premto al mejor di· yan ofrecido su reposición en fechas recien· arrumbada en las filrnotecas, sin visible su· rector en 1959) y con él se daba el ptstoleta· tes, permitiendo así redescubnr que la cut· cesión ni mfluencia alguna (salvo contadas zo de salida a la tan cacareada Nouvelle Va- dada fotografía en blanco y negro de Henri excepciones). descrita por gran parte de la gue, de tanta tnfluencia en la cmematografía Decae poco tiene que envidiar a la del gran críttca y de la historiografía como mero sa- mund1al de la década inmediatamente pos· Raoul Coutard de la contemporflnea A boul rampión juvenil del cine de los sesenta, y terior, muchos éramos quienes teníamos ya de souffle (Jearrluc Godard, 1959), que la delque participaran con entusiasmo tan in- bastante borrosas en la memoria las imáge· música de Jean Constantin va como anillo al Signes desconocidos como Stephen Owos- nes del adolescente Antaine Doinel (Jearr dedo a un film que posee ya el magistral kln. Maree! Hanoun, Miklós Jancsó, Jonas Pierre Léaud) y su amigo René (Patrick Auf· sentido del ritmo del autor de Jutes et Jim Mekas. Jacques Rivette, Hans Jurgen Syber- fray) perpetrando hurtos ineptos o haciendo (1961), que ra enemiga der director contraer berg oJean Marie Straub; por lo que, en su- •cine de calidad' francés (en su ma. todos haríamos muy bien en revlsitar célebre artículo del número 31 con saludable distancia las episódicas des· de Cahiers: ··une certaine ten- venturas del travieso y zaherido Antaine Ooi- J•: N-PI ERRE LE AUl> d;an, uu lilm d«' FRAN<;OIS T RUFFAUT dance du cinéma fran~ais•) era nel (cuyas cotidianas peripecias continúan. mfls estruendosa que radical y de la mano del mismo actor y director, en que la proliferación de poét1cas L'amour él vingr ans. 1962; Baisers volés, personales. irreductible a las 1968; Domiclle conyugal, 1970, y L'amour consignas de un movimiento es· en fu1te, 1978). para comprobar lo que de tn· tmstico unificado. era ya una rea- temporal llene la crómca de un pisíto minús- lidad desde sus orígenes. hecho culo en el que se hacina una familia infeliz, que se comprueba tan sólo con los devaneos s1n culpa de una mujer casa- cote¡ar Los 400 golpes con el da, la docilidad desorientada de un padre citado film de Godard. o con el forzoso. la alegría de vivir a los trece años de Robert Bresson (notable pre· pese a la agresión de todo lo que hay alrede· cedente vindicado por el grupo dor, la idéntica sordidez de la escuela o el que aquel año de 1959 dirigió el reformatorio, y el sueño final de libertad de desconcertante y admirable Pick· un muchacho que tras correr y correr enfren- pockel), o con el decididamente taré su mirada triste a un mar nunca visto, menos antiacadémico de Roger extraño y gris. Vadim (Les liasons dangereuses); pero todo ello no puede 68 El VIEJO TOPO Alejandro Montlel