MARGUERITE YOURCENAR Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour nació en Bruselas (Bélgica) en 1903. Su madre, que provenía de una familia aristocrática belga, murió a los diez días de su nacimiento por complicaciones en el parto, y la niña fue educada por su padre, Michel-René Cleenewerck de Crayencour, que provenía de una familia aristocrática francesa, en la casa de la abuela paterna, en el norte de Francia, Mont Noir, cerca de la frontera con Bélgica. "Allí aprendí a disfrutar de todo aquello que aún hoy sigo amando", afirmó, "la hierba y las flores silvestres que crecen en ella, los huertos, los árboles, los bosques de abetos, los caballos y vacas en las praderas. (...) Aunque el francés ha sido mi instrumento como escritora, no puedo verme sin Flandes, sin el lugar en el que por primera vez me vi confrontada a la pureza y a la fuerza de los elementos". Yourcenar leía a Racine y a Aristófanes a la edad de ocho años. Su padre le enseñó latín a los 10 y griego clásico a los 12. Cursó estudios universitarios, especializándose en cultura clásica, y empezó a publicar diez años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque con escaso éxito. A partir de 1919 abandona su apellido real y empieza a firmar como Marguerite Yourcenar, siendo éste un anagrama de Crayencour. De esta primera época son las novelas Alexis o el tratado del inútil combate (1928), que comenzó a despertar el interés de la crítica: es una lúcida y desinhibida vivisección de un fracaso existencial, La Nouvelle Eurydice (1929), Denier du rêve (1934), historia de un atentado fracasado contra Mussolini, donde la violencia política ocupa el primer plano; y La mort conduit l'attelafe (1934), colección de tres cuentos. Sus largas estancias en Grecia dieron origen a una serie de ensayos reunidos en Viaje a Grecia y llevaron a su maduración la idea originaría de Fuegos (1936), una obra esencialmente lírica compuesta de relatos míticos y legendarios. La misma dimensión mítica se deja traslucir en su colección de Cuentos orientales, publicada en 1938. El año siguiente aparece El tiro de gracia, basada en un hecho real, una historia de amor y de muerte en un país devastado durante las luchas antibolcheviques. Son importantes también varios ensayos, como Pindare (1932) y Les songes et les sorts (1938). En 1939, para que pudiera escapar de los problemas bélicos, su mejor amiga, la traductora norteamericana llamada Grace Frick a la que había conocido en París en 1937, la invita a Estados Unidos, donde dará clases de Literatura comparada en la ciudad de Nueva York. En los Estados Unidos fijará su residencia, en Maine, dedicándose en un principio a la enseñanza y adquiriendo la nacionalidad norteamericana en 1948. Tradujo al francés Las olas de Virginia Woolf, en 1937, Lo que Maisie sabía de Henry James, en 1947, y obras de Yukio Mishima. En 1951 publica en París su muy documentada novela histórica Memorias de Adriano, en la que estuvo trabajando a lo largo de una década. La novela fue un éxito inmediato y tuvo una gran acogida por parte de la crítica. Su presentación fue el motivo para volver a Francia después de doce años de ausencia. En Memorias de Adriano recrea la vida y muerte de una de las figuras más importantes del mundo antiguo, el emperador romano Adriano. La obra está escrita a modo de larga carta del emperador a su nieto adoptivo y futuro sucesor, Marco Aurelio. Adriano le explica su pasado, describiendo sus triunfos, su amor por Antinoo y su filosofía. Memorias de Adriano fue una novela pionera que ha servido de influencia en la posterior novelística histórica y se ha convertido en una obra maestra moderna. En 1965 publica su obra "Opus Nigrum"-La obra en negro-, que lleva como protagonista al médico, filósofo y alquimista Zenón, de ambiente en la Europa del siglo XVI. Marguerite marca la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Zenón es un sabio con "La rabia del saber" que se ve expuesto a los prejuicios, dogmas religiosos y supersticiones fuertemente arraigados en el pensamiento Europeo de aquel siglo. Ganadora de los premios Fémina y Erasmus, en 1980, fue la primera mujer elegida miembro de número de la Academia francesa, aunque desde 1970 ya pertenecía a la Academia belga. Existe una anécdota del encuentro de esta autora con el célebre escritor Jorge Luis Borges. En 1986, seis días antes de la muerte de Borges, estos dos autores se encontraron en Ginebra, donde Marguerite le preguntó:"Borges,¿cuándo saldrás del laberinto". Él le respondió:"Cuando hayan salido todos". Yourcenar vivió la mayor parte de su vida en su casa Petite Plaisance, en Mount Desert Island, en el estado de Maine, hasta 1987 y sus restos descansan en la misma isla junto a los de la compañera de toda su vida Grace Frick, La casa de ambas es ahora un museo dedicado a su memoria, abierto al público durante los veranos. Legó sus archivos personales y literarios a la Harvard University de Cambridge. No es fácil reducir el legado de la Yourcenar a un rostro único. Su obra es indisociable del mestizaje cultural y la refundación de los cimientos de nuestra civilización, con aportaciones que vienen de muchos horizontes. Su personalidad tuvo muchas facetas, todas admirables. Dos de ellas fueron su obsesión por la necesidad de preservar el medio ambiente y su convicción de que los derechos de la mujer deberían extenderse a todos los países.