MOLESTA ( Este cura molesta) Don Bosco tuvo muchos amigos y bienhechores, pero también consiguió poderosos enemigos. ¿Cómo se explica esto, si dedicó su vida a hacer el bien? Don Bosco molesta a los empresarios ricos porque, sin meterse jamás en política, les hace daño en lo que más aman: sus beneficios. Los jóvenes ignorantes y miserables son dóciles, baratos y fácilmente sustituibles cuando se “gastan”. En cambio, de un joven cualificado y consciente de su dignidad no se puede abusar tan fácilmente. Mientras éstos sean minoría, no habrá problema; pero Don Bosco se ha propuesto elevar el nivel cultural y social de todos los muchachos de Turín. Don Bosco encuentra enemigos entre los políticos liberales, los que ahora tienen el poder, ideológicamente contrarios a la Iglesia, que es para ellos un poderoso adversario del que necesitan deshacerse. También sufre Don Bosco el acoso de los anticlericales de izquierdas, que ven en la Iglesia su enemiga porque piensan que colabora en la opresión de los pobres. Le tocó a Don Bosco, ya se dijo, convivir con el proceso de unificación del estado italiano. El cual exigió que el Papa renunciara a su poder de gobernante civil. Don Bosco, por una parte, no se apunta al entusiasmo patriótico de desfiles, banderas y odio al extranjero, y esa tibieza no fue bien vista por muchos. Y, por otra, defiende al Papa contra viento y marea, y esa fidelidad va a ocasionarle más de un apuro. Tuvo también enemigos entre sectores de protestantes, cuya igualdad de derechos se concede en 1848. A Don Bosco le horroriza que sus muchachos puedan abandonar la Iglesia Católica, y emprende una campaña, sobre todo mediante la imprenta, en defensa del catolicismo frente a otras confesiones cristianas, algunos de cuyos miembros reaccionaron ante ello violentamente (no había nacido aún el concepto de “ecumenismo”). Hasta tuvo enemigos dentro de la propia Iglesia. Algunos clérigos, al principio de su obra, lo creyeron loco y a punto estuvieron de ingresarlo en el manicomio de Turín. Y conoció Don Bosco un tiempo la incomprensión de su arzobispo, por cuestiones personales y por ver frustrado su deseo de gobernar desde la Diócesis la obra de los Oratorios. Los resultados de todas estas enemistades no fueron solamente ataques verbales, calumnias, boicots o amenazas: hubo pedradas, palos, intentos de envenenamiento, tiros…Pero nada ni nadie pudo parar la obra de Don Bosco.