El origen de los numerales y la lengua vasca

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El origen de los numerales y la lengua vasca
Vladimir Zytsar
Yuri Zytsar
Seguimos desconociendo la forma en que la Humanidad descubrió los primeros
numerales, especialmente el "uno" y el "dos". Y aunque hemos estudiado personalmente este
problema en repetidas ocasiones, no sólo sigue atrayéndonos sino que lo que hasta ahora
hemos conseguido además nos tiene insatisfechos1. De modo que vamos a reanudar aquí
nuestros esfuerzos, una vez más, resumiéndolos primero, para tratar de dar, en este mismo
artículo, un paso más adelante.
Desde hace tiempo vienen comparándose el georgiano erti "uno", el zano arti, con el
mismo significado, y el vasco erdi "mitad" con el georgiano gwerdi "lado, costado", el zano
gwerdi "mitad". La parte semántica de la comparación sigue siendo, no obstante, obscura, con
lo que se hace insatisfactorio todo el nido etimológico en cuestión y el vasco *werdi (obtenido
de *werdi-r-atzi>bederatzi "nueve", literalmente "uno (ante) diez, cfr. vasco berdi-n "uno y
mismo, igual", no aporta, en este sentido, ninguna luz. Semánticamente tampoco está clara la
identificación etimológica admitida generalmente entre el svano ešxu, "uno" y el georgiano
sxwa y el megrelo šxwa, "otro", el chano čkwa "otro, más" con el vasco esku "mano" (sin
cambio alguno, en este sentido, tampoco el vasco beste, bertze , "otro"<*werde íd, según el
trabajo de uno de los autores de esta comunicación2, que es tan parecido al vasco *werdi
"uno" de arriba). Lo que sí nos ayuda aquí en el sentido semántico podría ser un trabajo poco
conocido del gran erudito español A.Tovar3 en el que se estudia un hecho característico de las
lenguas fino-úgricas, cual es el de que formasen el numeral "uno" sobre la base del étimo
"mitad" para contar los miembros somáticos pares. Se dice, o se decía, pues, en estas lenguas,
"mitad del ojo" o "medio ojo" en el sentido de "un ojo",o "medio brazo" en el sentido de "uno
de los brazos", etc. (según A. Tovar). Basándonos en ello, hemos supuesto, pues, para el
georgiano y el zano erti, arti "uno", y para el vasco *werdi "uno" un significado más antiguo
de "mitad" con ascensión de ambos estos vocablos a gwerdi, cfr. georgiano gwerdi íd (de *
"mano"). De la misma manera, en nuestra opinión, un étimo parecido al vasco esku "mano"
habría podido generar en su tiempo en el terreno kartvélico algo como * (e) sxwa "mitad" de
donde, por una parte, creemos, habría resultado el svano ešxu "uno" y, por otra, el georgiano
sxwa/ zano šxva "otro" y el chano čkwa "otro, más". El nivel ya no sólo más profundo, sino
también el más inmediato, nos parece que ha sido, pues, "mano" (que se ha conservado sólo
en el vasco esku ,"mano"), de donde suponemos podía haber surgido "lado, costado" y
después, inmediatamente, "mitad"> "uno (de dos, de un par y "otro"). No vamos a reflejar en
este breve resumen las confirmaciones tipológicas que hemos argüido en favor de estas
comparaciones, ni tampoco más adelante.
Concluyendo con este resumen, debemos mencionar que en el ámbito de la lingüística
general esta vía parece muy prometedora, puesto que de lo que se trata, ante todo es de
1
Vl.Zytsar, "Algunas cuestiones relacionadas con el orígen de los numerales vascos", Actas de la I
Conferencia de Hispanistas de Rusia, Madrid, 1995, págs.168-169.; cfr. también Dzh.Dzhindijadze, Vl.Zytsar.
"Sobre el orígen del numeral "uno" en el vasco y el kartvélico", Kartvelian Heritage. Kutaisi discussions,
Kutaisi, 1998, págs.334-335 (en ruso).
2
Yuri Zytsar, "Sobre los numerales 5/10, FLV (Fontes Linguae Vascorum), Nº 60 (1992), págs.175-186.
3
A.Tovar, "Basque and its relationship to caucasian and north-eurasian", International Anthropological
and Linguistic Review (Miami), vol.1:1, 1953, págs.82-86.
miembros pares somáticos (y una especie de fisión entre sus partes integrantes) que ya, a
priori, y según la teoría más moderna de modelos debían desempeñar un papel decisivo en la
aparición de los primeros numerales y los números uno y dos. Debemos prestar atención a
hechos empíricos tan convincentes como el chino pu, "dos", que literalmente significa "oídos"
o, por ejemplo, el "uno" literalmente "mano" de una de las lenguas muertas de Tasmania
(hecho que por no haber sido apreciado debidamente se hace más enigmático aún en su
género).
Debido a todo ello y ya antes de la aparición de nuestros mencionados trabajos,
intentamos abordar una concepción o hipótesis unitaria, sin contradicciones internas, sobre la
procedencia de los numerales "uno" y "dos", cuya primera formulación fue posteriormente
publicada4. Sin embargo, reflexiones posteriores nos convencieron de que existía determinada
deficiencia, determinado vacío en el acceso del shift semántico "mano,lado,
costado">"mitad>"uno", un agujero entre "mano" etc. y "mitad" (con el "uno"). En otras
palabras, y como veremos a continuación, entre "mano" (lado,costado) y "mitad" con el "uno"
debía haber un miembro semántico intermedio que no hemos conseguido postular todavía.
¿Cuál? ¿Y de qué tipo?.
En primer lugar, existe el hecho, capaz de explicarnos que en vasco y en otras lengüas
(las kartvélicas, indoeuropeas y fino-úgricas) el numeral "dos" está relacionado
etimológicamente con los "uno"(perteneciendo muchos de ellos, en una u otra forma y
medida, al conjunto arriba mencionado, incluyendo vocablos con el significado de "otro"). Un
ejemplo de esto último: vasco (nuevamente) erdi "mitad", correlacionado no sólo con el
kartvélico erti,arti sino también con el vascuence con *erdi "dos", postulado sin el que no se
podría explicar el vasco erdi (tu) "parir", "recién parida",etc., cfr. el latín parire "parir" y el
latín par "dos", el georgiano or-suli , "mujer encinta", que literalmente significa "dos almas",
el vasco i-zorr-a íd de *zor "dos" (contenido también en el vasco zor-tzi "8", literalmente
"dos (ante) diez", etc.5
En segundo lugar, el étimo en cuestión debía satisfacer dos teorías opuestas sobre el
orígen de "uno" y "dos": una primera que considera primaria el "dos". Es decir,la abstracción
del concepto de cantidad empieza por el "dos". Es la teoría de V.V.Ivanov y sus predecesores
y se basa, en particular, en la afirmación del carácter tardío y múltiple de "uno" en las lenguas
indoeuropeas. Una segunda considera simultáneo el orígen de "uno" y "dos" y se basa en la
presencia de estos numerales en las lenguas más primitivas, incluidas aquellas en las que el
cómputo llega hasta el seis combinando los numerales "uno" y "dos".
Sin embargo, consideramos que en la actualidad hemos hallado el eslabón semántico o
étimo que puede cumplir estos requisitos (y otros que no hemos expuesto arriba) y sería el
"dos" salido de "mano, costado, lado" y que es fundamento del "mitad/uno" (donde el "uno"
es una de las dos mitades o costados: de los ojos, oídos,etc.) y es, simultáneamente, base para
"otro" (vasco *werdi "mano, costado"> vasco *erdi "mitad"/*werdi "uno"/*werde "otro")6.
Es evidente que con este shift semántico debería surgir una (quasi) homonimía
etimológica entre los numerales "dos" y "uno" con cierta prioridad uniformal de "dos" sobre
"uno". Veáse a este respecto la primera de las dos teorías mencionadas más arriba referente a
4
Vl.Zytsar, "El origen del numeral "uno" como problema de la Lingüística general", cit. Heritage,
págs.103-105 (en ruso).
5
Sirva otro ejemplo para la misma correlación entre "dos" y "uno" (de nuevo en vascuence): vasco ber,
bir "dos" (tan parecido al indoeuropeo bis) en el vasco berr-hogei "40", literalmente "dos veinte" y en vasco birmila "dos mil", y también "uno" en el vasco be-in (<*be-n hacia *ber) "una vez", cfr. el componente con
significado de "vez" en el ruso v-drug "súbitamente, de repente" que literalmente significa "en uno" (detalles más
abajo).
6
De acuerdo con este esquema (y a diferencia del de Tovar), en las lenguas fino-úgricas el numeral "uno"
(de dos ojos, de dos oídos,etc.) no debía surgir del étimo "mitad", sino de forma consecutiva, paralela, a "mitad"
de "dos" (<"mano", "costado"), en algo que debe ser estudiado de forma complementaria.
la genésis de los numerales a partir del "dos", que presupone si no un único "dos", sí una
cantidad menor de los numerales primitivos "uno", por poder emplearse en vez de "uno" en
cada caso la denominación o nombre común del objeto correspondiente.
El material empírico que sugiere dicho eslabón o étimo está expuesto
fundamentalmente en el trabajo de Rulen7, del cual nos vamos a permitir citar un fragmento
tan extenso como el que sigue:
"Éste no es el único testimonio de la relación genética entre la australiana y otras
familias lingüísticas del mundo. Dixon restituye *bula "dos" para el protoaustraliano y Blake
muestra como este número fue empleado en el subgrupo pama-niungan para los pronombres
del número gramatical par: *nyuN-palV , "vosotros dos" y *pula "ellos dos". En dos lenguas
de Tasmania hay formas similares: sur-orient. boula "dos" y sur. Poolih con el mismo
significado. En el contexto de su hipótesis austro-tai P.Benedikt ha mostrado la semejanza del
numeral "dos" en todas las familias principales del Sudeste asiático, reconstruyendo *(m)bar
"dos" para el protoaustrasiático (el santali bar, el yej bal, el kjamu bar, antiguo mongol ibar)
y *(a)war del protomao-yao. En lo relativo a África, E.Gregersen sugiere en relación a la
familia congo-sáhara unas formas del numeral "dos" que prácticamente no difieren de los
arriba mencionados. Entre las lenguas nigero-congolesas tenemos el temne (ka)bari
"gemelos", el nimbari bala, "dos", el mano pere, con el mismo significado y el protobantú
*banti. En las lenguas nilo-saharianas existen formas del tipo nubí bari (si) o "gemelos", el
merarit ware "dos" y el kumaná bará o "par". Por lo que respecta a las lenguas de Eurasia,
conviene indicar una de las etimologías nostráticas de Ilich-Svitych, que aprece adecuarse a
las formas arriba presentadas, aunque debemos tener en cuenta el cambio semántico
consistente en "dos">"mitad, medio, lado, parte". Concretamente Ilich-Svitych vincula el
protoindoeuropeo *pol, "mitad, lado" (cfr. el albanés pale, "lado, parte, par", el ruso pol,
"mitad", el sánscrito (ka)palam) con el protofino-úgrico *pala/pole, "mitad" (nenets peele,
"mitad", el húngaro fele con el mismo significado y "uno de los dos lados", el mansi paal,
"lado, mitad", el udmurtio pal, "lado, mitad" y el protodravídico *pal, "parte, porción" (tamil.
pāl. "parte, porción", telugu pālu íd., pardzi pela , "porción"). Finalmente, las formas
emparentadas se descubren en las lenguas amerindias de América del Norte y del Sur (cfr.
vintun palo (-l) "dos", vappo p´ala "gemelos", juave apoal "rajar en dos", colorado palu
"dos", sabane paolin id) (El subrayado en la cita es nuestro). 8.
Es evidente que se trata aquí de cosas de una antiguedad extraordinaria, ya por su
carácter global, ya por participar de ellas las lenguas australianas, amerindias e incluso
tasmánicas. Nos acercamos, con todo ello, y de modo obvio, a los tiempos en que debían
surgir los numerales más primitivos y antiguos. Al mismo tiempo se trata siempre, como
vemos, de "dos" como del un etimón casí más antiguo y original, que luego cambió por
"mitad" como derivado suyo (el "uno" junto a la "mitad" en las lenguas fino-úgricas, como ya
hemos visto).
Cierto es que todo un grupo de otras lenguas, no menos primitivas y diseminadas por
todo el mundo y que conocen el cómputo sólo hasta el séis no disponen, sin embargo, del
numeral "uno" como derivado de "mitad" (por lo menos no se percibe así), y al mismo tiempo
tiene el "uno" y el "dos" en una alternancia enre; gular a través de la que se llega al séis.
Véase, por ejemplo, el cómputo de los amerindios bakairi9: tokale, "uno"; ahage, "dos"; ahage
tokale, "tres"; ahage ahage, "cuatro"; ahage ahage tokale, "cinco"; ahage ahage ahage, "séis".
Hay que tener en consideración la psicología propia de este cómputo, en el que los objetos
separados, a medida que son computados son unidos por la mano en pares. Ver también en
7
M.Rulen, "El origen de la lengua, restrospectiva y perspectiva" en Voprosy yazykoznaniya, 1991. Nº 1,
págs.5-19 (en ruso).
8
Ibídem, págs. 11-12.
9
K.Steinen, Entre los pueblos primitivos del Brasil , (traducción al ruso), Moscú, 1934.
este sentido, en la fila mencionada de los bakairi, la constancia con que el primer lugar en los
compuestos a partir del "tres" se confiere a ahage, "dos" (comparar también no sólo el número
gramatical par en muchas lenguas, sino también el llamado cómputo por pares, conocido
también en las sociedades primitivas). El numeral "dos" no interviene, pues, tampoco aquí en
calidad de privado de prioridad sobre el "uno". En cualquier caso abrigamos la esperanza de
haber podido, en estas páginas, reducir la distancia entre esas dos teorías: la que se apoya en
el cómputo recién ilustrado con el ejemplo de los bakairi y aquella otra que da prioridad al
numeral dos (cfr. respectivamente Panfilov y Gamkrelidze-Ivanov10).
En calidad de confirmación tipológica de algunos de los enlaces semánticos arriba
mencionado nos referiremos, de modo complementario, a lo siguiente. El finés puoli "mitad,
lado", el ruso ruká en el sentido de "lado, costado", el georgiano na-xew-ar-i_"mitad",
seguramente de xel-i, "mano", a través de * na-xelw-ar-i . Véase también el vasco kide
"emparejado", el georgiano kidew "más", a través de "otro", procediendo (según R.Lafon) la
forma vasca del georgiano kider, "mano". El elemento in tanto en el ruso in-ok "solitario",
como en in-oi, "otro". El mismo elemento en vascuence, donde a través de "fuerza, poder",
asciende a "mano": vasco ez-in, "no poder, sin fuerza" con la negación ez; el vasco in-dar
"fuerza" (reduplicación sinonímica),etc. Cfr. por fin el ruso drug en el sentido de "amigo"
(casi igual al vasco kide), drug-oi "otro" y "uno" en sam-drug "solo", literalmente "mismouno", así como en v-drug "súbitamente", literalmente, "en uno", es decir, "en un momento.
*
*
*
Si prestamos ahora atención ya no a los numerales sueltos, sino al orígen de los
sistemas de numeración, como el vigesimal, entonces comprobamos que ya no sólo el
vascuencia, sino también el castellano y el catalán, así como el francés, podrían ofrecernos
materiales de importancia del tipo del español mis tres duros, es decir, "mis 60 años",
hablando de la edad, en algo recogido con minuciosidad y esmero (aunque, claro está, sólo en
parte) por M.V.Zelikov en un artículo suyo aún inédito11. Todo esto revieste mayor
importancia si tenemos en cuesta que el orígen del sistema vigesimal sigue aún en tinieblas,
generando teorías de lo más exótico, como el del supuesto contracto a través del Océano del
francés y las lenguas de Africa Occidental, contacto que sería el orígen de la vigesimalidad
francesa12. Entretanto, en una serie de artículos13 creemos haber demostrado que la irrupción
del "veinte" en el sistema francés debió depender del uso de un instrumento primitivo para los
cálculos complicados. Y allí es donde, en todo caso, hubiese tal vez motivo para buscar la
influencia del Océano y los mares en un país tan marítimo como Francia.
10
V.Z.Panfilov, Aspectos gnoseológicos de los problemas filosóficos de la lingüística (en ruso), Moscú,
1982; T.Gamkrelidze y V.V.Ivanov, La lengua indoeuropea y los indoeuropeos (en ruso), t.2, Tbilisi, 1984,
capítulo X; M.V.Zelikov. Sobre los elementos vigesimales en las lenguas de Europa Occidental (en español),
ponencia remitiada a Fontes Linguae Vascorum
11
M.V.Zelikov. Sobre los elementos vigesimales en las lenguas de Europa Occidental (en español). El
artículo ha sido remitido a Fontes Linguae Vascorum
12
O.A.Matveieva, “Morfología de los numerales del tipo francés y su relación con factores históricos y
geográficos”, Materiales de la XVII Conferencia de Profesores y Posgraduados de Universidad de San
Petersburgo, San Petersburgo, 1998, pág. 58-61 (en ruso).
13
V.Zytsar, "Hacia la teoría y la historia de los sistemas de numeración (decimal y otros) I", FLV, Nº 72
(1996), págs.209-220 (dos artículos más con el mismo título fueron publicados en ediciones posteriores).
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