Ensayo con su hijo y dedicatorias a Chile

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LATERCERA Jueves 20 de diciembre de 2012
Escanea este
código y revisa
estoica espera de
fans de Madonna
fuera del
Nacional.
Pasada las 18 horas, la artista salió a ensayar
con el público que ya había entrado al
recinto: dijo que seguía enferma, se preocupó
por la lluvia y afirmó que era “muy especial”
volver a Santiago. Texto y foto: Claudio Vergara
Ensayo con su hijo y
dedicatorias a Chile
A
UN FALTAN casi
cinco horas para
que diga por tercera vez “¡Hola,
Santiago!”, pero
Madonna
ya
está sobre el escenario. Agazapada, casi en penumbra, sobre un rincón donde
habla con su staff técnico para
iniciar esa suerte de rito que también desplegó en su visita de
2008: hacer su prueba de baile y
sonido ante un público atónito
frente a un gesto insólito en figuras de tamaña envergadura. Pero
a las 18.20 horas de ayer, cuando el Estadio Nacional apenas
reunía a cerca de ocho mil personas que habían ingresado 90
minutos antes, la estadounidense volvió a replicar la escena.
Obviamente esta vez vestía
acorde a la lluvia que golpeaba a
la capital: una parka azul con un
gorro que cubría una visera con
la leyenda Vogue, un buzo y zapatillas de caña alta. Su cara apenas se podía divisar, aunque dejaba ver sus huesos faciales bien
delineados y una semblanza que
ya no camufla sus más de 50
años. Pero la histeria de su feligresía estaba servida. Hasta que,
a las 18.30 horas, vino el quiebre:
bajo ese mismo ropaje, la cantante salió a cantar Girl gone wild y
Express yourself, acoplada con
un largo tramo de Born this way,
propiedad de su rival más mediática, Lady Gaga. Los seguidores
no lo podían creer: ahí estaba
Madonna en crudo. Sin maqui-
CRITICA DE CONCIERTO
NARICES
FRIAS
Marcelo
Contreras
Crítico de música
RR La cantante comenzó el ensayo pasadas las 18 horas y se extendió casi una hora.
llaje, sin efectos especiales, sin
látex, sin cuero ni sostenes en
punta. Como una más de un
equipo que se movía entre responsables del aseo que despejaban el agua del montaje.
Aún más: Madonna cantando
sus temas y también los de su
discípula más aventajada. 2 x 1
y mucho antes que largara el
espectáculo oficial. “Esto es
como verla dos veces”, se escuchaba entre el público que ya
había entrado al coliseo, entre
los que asomaban un par de brasileños y otro grupo de ecuatorianos. El mismo grupo que,
desde el instante en que apareció la artista, empezó a estorbarse con sus paraguas y las cámaras de sus celulares.
Tras ese set doble, la norteamericana se acercó a la pasarela y desenfundó Give me all
your luvin’. Su séquito de bailarines la seguía en todos sus
pasos, mientras ella marcaba el
tiempo con un báculo. Sobre el
fondo, desde una esquina, observaba su hijo Rocco, fruto de
su matrimonio con el cineasta
Guy Ritche, parte del concierto
y quien había ensayado un par
de minutos antes.
Sobre el fondo, desde una
esquina, observaba
Rocco (12), hijo de la diva,
parte del concierto y
quien había ensayado un
par de minutos antes.
E
STAMOS ante la gira
que hizo saltar la caja
registradora de 2012, el
show más rentable de la
temporada, el espectáculo itinerante por el mundo entero
que prácticamente doblega en
ganancias a su competidora directa, Lady Gaga. Madonna reitera una obviedad: en este negocio los veteranos saben. Sin
embargo, en su caso la situación es paradojal porque su número depende de una tensión
juvenil que, al menos anoche,
rara vez se activó. El factor
aguacero y el abuso de la paciencia del público resultaron
insoslayables. Pero esta gira
comparada al paso de 2008 es
notoriamente menos espectacular, de ritmo más trabado, y
abundancia de discursos. Diga-
Ahí fue el momento de mayor
cercanía de la intérprete con el
respetable. E incluso tuvo espacio para el diálogo. Seria y con el
rostro más compuesto, tomó el
micrófono y dijo: “Todavía sigo
un poco enferma, así que les pido
que no fumen”. Tras ello, remató en español: “¿Me entienden?”.
Ahí inauguró el instante más explosivo del ensayo: Holiday. Lo
interpretaba mirando al rostro
de los fans e incluso haciendo
guiños para los flashazos que batallaban desde cancha Vip. De
paso, también daba indicaciones para que los encargados del
escenario secaran algunas partes
del piso y corrieran el agua que
inundaba sin piedad un gran trozo de su estructura.
Casi en sincronía con la euforia,
tomó nuevamente el micrófono
y lanzó: “Es muy especial para mí
estar de nuevo en Chile. Por eso
voy a hacer algo que está preparado especialmente para ustedes: el tema Spanish Lessons.
Perdón eso por no hablar español”, dijo ante la composición
de 2007 que incluye frases en esa
lengua y que interpretó con guitarra en mano. Tras la dedicatoria, turno para Turn up the radio
y la pasarela nuevamente está
bajo su dominio. Los fans siguen sin creerlo: el ensayo culminó cerca de las 19.15 horas.
Han visto a Madonna antes de
que realmente se presente como
Madonna. La chica material en
su versión más desnuda y
honesta.b
mos que la faceta política de
Madonna, comparada a sus debilidades retóricas y estéticas
por el sexo y la religión, es su
costado más débil. Anoche,
para tomar aire entre temas,
habló y habló. Y así también
aburrió y enfrió a un público
necesitado de calor y ritmo.
Cambió el orden del set abriendo con Express yourself. Insertó
frases de Born this way, una de
las tantas alusiones solapadas a
Gaga, para seguir con Turn up
the radio de su último disco
MDNA, motivo del tour. Fue el
momento en que quedó patente
que Madonna no puede caminar
y mascar chicle a la vez; en su
caso, cantar y tocar guitarra.
Probablemente luce bien en las
fotos gracias a la pose rockera,
aunque sabe menos acordes que
RR Su hijo Rocco (12) asistió al ensayo y la miró desde una
esquina mientras repasaba el show.
un colegial cogiendo por primera vez un cancionero.
Aplicó recauchaje a Open your
heart, junto al grupo catalán Kalakan, y el resultado fue desabrido al restar la coquetería original
del tema. Luego fue evidente el
karma de los artistas con mucho
tiempo en el ruedo: al turno de
los nuevos títulos, la gente parte
a buscar refrigerio, lo que sucedió, por ejemplo, con Masterpiece, a pesas de ser uno de los buenos cortes de su subestimado último álbum. Antes, con
Celebration hubo una reacción
Madonna reitera una
obviedad: en este
negocio los veteranos
saben.
más entusiasta en la audiencia,
aunque jamás delirio pese al
grupo coreográfico y los cambios
de vestuario.
El acto dedicado a la moda,
centrado en Vogue, tampoco fue
lo que se podría decir novedoso.
Otra vez la sensación fue la de un
número remendado, esta vez, la
presentación que hizo del single
hace más de 20 años en los premios MTV.
En el saldo, cuesta creer que
este sea el show más rendidor de
la temporada. Las cifras pueden
dejar contenta a Madonna y su
séquito, aun cuando la tecla donde concilia un musical con un
show de música pop está gastada.
Si se suma jugar con la paciencia
de un público mojado por la lluvia, el resultado redunda en una
noche fría y desechable.
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