REFORMA A LA SALUD DE SANTOS

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REFORMA A LA SALUD DE SANTOS: LEY 100 VERSIÓN 2.0
Senador Jorge Enrique Robledo, Bogotá 20 de marzo de 2013
La propuesta de Santos es la política de aseguramiento impulsada por el Banco Mundial
(http://bit.ly/Zyn0W3) y su principal objetivo es profundizar el negocio del capital financiero,
creando la falsa impresión de un cambio fundamental. La reforma fortalece el aseguramiento
privado, mantiene la intermediación financiera y profundiza la desigualdad. Los principales
aspectos de la reforma son los siguientes:
Se mantiene el POS y el gobierno quiere acabar con la tutela
Santos insiste en restringir el derecho a la salud al mantener el POS, que se llamará Mi Plan.
El Ministerio de Salud lo elaborará con fundamento en el criterio de la pertinencia, es decir,
solo se tendrá derecho a lo que el Ministro considere pertinente (Art. 14), que siempre será
restringido, según ha explicado el ministro Gaviria, lo que significa que los colombianos se
seguirán enfermando y muriendo de males que la medicina sabe curar.
El Ministerio elaborará un segundo listado con los servicios que quedarán excluidos. El
artículo 15 dispone que quedarán excluidos los servicios “complementarios a la atención o
rehabilitación del paciente cuya finalidad no es el diagnóstico o la curación de la
enfermedad”, lo que lesiona a las personas en condiciones de discapacidad y a quienes
sufren de enfermedades crónicas, pues todo lo que no sirva para curar quedaría por fuera
del nuevo POS.
Lo anterior se agrava porque, como lo ha reconocido el Ministro de Hacienda, su “propósito
también es acabar con la tutela como una fórmula para acceder a la salud en Colombia”
(http://bit.ly/V9wRCb). El sueño neoliberal es tener un POS restringido y sin tutela, para que
los ciudadanos no puedan acceder a los servicios que llamamos No POS, a no ser de que
paguen el costo, a alguna forma de EPS, de lo que no está cubierto en el plan.
La reforma (proyecto de Ley 210) define la salud como un derecho de “orden público” y no
como un derecho fundamental, y es sabido que la tutela solo puede usarse para proteger los
derechos fundamentales. Siguiendo los criterios de la emergencia social de Uribe, el artículo
19 señala que el Ministerio de Salud creará guías y manuales operativos en los que se
establecerán “modalidades de atención, procesos, tecnologías, flujos se servicio,
resolutividad de los servicios” que deberán cumplir los médicos. Además de restringir la
autonomía médica, estas guías servirían para impedir que los profesionales de la salud
formulen servicios por fuera del plan básico, lo que impediría el uso de la tutela.
Las EPS NO se acaban y se mantiene la intermediación financiera
No es cierto que las EPS se acaben. Solo van a cambiar de nombre, pero seguirán
enriqueciéndose con la salud de los colombianos. Las EPS se llamarán Gestores de
Servicios de Salud y serán las encargadas de ordenarle a Salud-Mía el giro de los recursos a
los hospitales y clínicas. Seguirán entonces controlando el pago a los prestadores de
servicios de salud, lo que en la práctica los convierte en administradores del fondo único.
Al igual que las EPS, las gestoras serán aseguradoras. La diferencia es que operarán en
territorios denominados Áreas de Gestión Sanitaria, en los que deberán garantizarles a sus
usuarios todos los servicios de Mi Plan, para lo cual deberán celebrar contratos con los
Prestadores de Servicios de Salud, como lo hacen hoy las EPS.
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Santos y Gaviria mantendrán la intermediación financiera porque, como lo reconoce el
ministro Gaviria en la exposición de motivos, lo que busca la reforma es “reducir la
intermediación financiera que no genera valor”, algo muy distinto a eliminarla. Los gestores
se apropiarán de los recursos de la salud mediante dos mecanismos. Salud-Mía les pagará
mensualmente una suma por los gastos de administración. Muy probablemente el valor de
estos gastos se fijará con base en la información que suministren los gestores, por lo que
hay una enorme probabilidad de que los costos se inflen y que por esta vía las aseguradoras
se apropien una suma importante de recursos públicos, como pasa en la actualidad.
La segunda forma de pagarles a los gestores es permitiéndoles sustraer como ganancias
una parte del “valor per cápita”, que es lo mismo que hoy sucede con la UPC. Como funciona
actualmente, de estos recursos saldrán las ganancias de los gestores, pues cuanto menos
gasten en la salud de las personas, mayores serán sus utilidades. Como se explicó, los
gestores tendrán el poder para decidir si el valor per cápita deberá gastarse en prevenir
enfermedades y curar a los enfermos. Por la tanto, seguirán con el perverso incentivo de
negar pagos para que su negocio sea más rentable. Los gestores estarán a cargo de la
atención primaria que es la puerta de entrada al sistema. La diferencia con la Ley 100 es que
el valor per cápita no se les girará de manera anticipada.
El ministro Gaviria asegura que los gestores sólo tendrán ganancias si muestran buenos
indicadores de salud. El artículo 27 señala que la información de estos indicadores será
suministrada por las mismas aseguradoras, lo que facilita la manipulación de la información
para quedarse con los excedentes. Si se usan los criterios del actual Ministro, a los gestores
les será muy fácil mostrar buenos resultados. A pesar de la enorme crisis de la salud,
Alejandro Gaviria se atrevió a afirmar que “en Colombia no hay una crisis de salud pública.
Los indicadores no se han deteriorado drásticamente, como dicen algunos. Tampoco hay
una crisis de prestación de servicios”. (http://bit.ly/Z0dc72).
Los colombianos les seguiremos pagando un peaje (utilidad) a las aseguradoras, recursos
que deberían ser invertidos en la salud. Además, los gestores seguirán cobrando copagos y
cuotas moderadoras, por lo que se mantienen barreras económicas para el acceso a los
servicios, como lo hacen hoy las EPS.
Integración vertical
La reforma prohíbe la integración vertical, “salvo en la prestación primaria de servicios” (Art.
32). Se mantiene entonces uno de los mecanismos con los que las EPS se han apropiado
ilegalmente de los recursos públicos, pues las gestoras serán las encargadas de ordenarle a
Salud-Mía el giro de recursos a sus Prestadoras de servicios por el monto que digan los
propietarios de las clínicas.
Aseguramiento privado
Como lo ordena el Banco Mundial, la reforma fortalece el aseguramiento privado, tipo las
actuales empresas de medicina prepagada. Señala que los gestores, las empresas de
medicina prepagada y las compañías de seguros podrán apropiarse de la UPC (valor per
cápita) para ofrecer servicios adicionales a Mi Plan. Salud-Mía les girará una parte del valor
per cápita de manera anticipada para que con este valor se pague parte de la prima del
seguro y la otra parte la pagarán los usuarios de sus bolsillos.
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De esta manera se fortalece el negocio del aseguramiento privado y se crea un incentivo
para que las personas que tengan recursos con qué pagarlos se pasen a estos seguros. Con
ello, se pierde una gran parte de la solidaridad porque, aunque una parte del valor per cápita
se queda en el sistema “público”, una suma considerable de los aportes de las personas con
mayores ingresos se destinará al aseguramiento privado.
Para empeorar las cosas, la propuesta de Santos señala que en estos casos el valor per
cápita que se les gire a las aseguradoras se entenderá como un pago anticipado y “en
consecuencia, pierde su carácter de recurso público”. Es decir, ya no serán recursos
parafiscales, por lo que las aseguradoras podrán invertirlos en lo que quieran. Es legalizar el
caso Saludcoop. Y Las personas con mayores ingresos podrán acceder a mejores servicios,
lo que rompe el principio de la igualdad.
Privatización completa de los recursos y legalización del caso Saludcoop
El artículo 4° dispone que “los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud
destinados a las prestaciones individuales son públicos hasta que se transfieren desde
Salud-Mía a los agentes del Sistema”. Esta propuesta elimina el carácter parafiscal de los
recursos, por lo que los gestores y las compañías de seguros podrán invertirlos en asuntos
diferentes a la salud de los colombianos. Se trata de legalizar casos como el de Saludcoop,
que usó los recursos del sistema para construir clubes e invertir en cosas diferentes a la
salud de los colombianos.
Conclusión
La reforma está redactada para engañar a la gran mayoría de colombianos que se oponen a
la Ley 100. Usando términos que aparecen en las propuestas de los sectores democráticos,
como pagador único y giro directo, Santos y el ministro Gaviria maquillan una reforma que
profundiza la presencia del capital financiero en la salud. En realidad, esta reforma es una
actualización del modelo actual, una versión 2.0 de la Ley 100.
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